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PSICOLOGIA SOCIAL
Nombre: Angel Alberto Acosta Salazar
Del libro Comunicación y manejo de sentimientos, curso popular para la
maduración afectiva
1. Lectura del libro “Comunicación y manejo de sentimientos”
2. Elabora un resumen de este texto
“Los juicios son la muerte del diálogo auténtico”
En este conciso pero interesante libro elaborado y organizado por Luis Valdez
Castellanos se deja entrever la importancia de la persona, su valía, sus aspectos
más profundos y el valor invaluable de las relaciones interpersonales y, en
especial, lo que respecta al diálogo como mecanismo de comunicación esencial,
así, poseer el conocimiento de la efectividad humana nos podrá felicitar el
manejo de esta.
Su obra esta organiza en dos partes: la teoría formada por seis capítulos y la
práctica formada por ocho ejercicios llevados al campo de la acción.
En la teoría, Valdez, inicia respondiendo a la pregunta ¿Cómo es la persona? De
entrada, esta pregunta no es fácil de responder por que involucra tener a
consideración la inmensa realidad humana. Todas las personas tenemos
necesidades físicas, psicológicas y espirituales, sin embargo, para ser un poco
más específicos, existe tres necesidades fundamentales:
amor verdadero y profundo de uno mismo,
la aceptación de uno mismo y
el aprecio por uno mismo.
De la mano de lo anterior va unido el derecho a la felicidad y el gozo de la propia
bondad que hay en nosotros, sabiendo que esto no significa egoísmo sino que
significa autoestima y autovaloración de uno mismo.
Ahora bien, si uno no es capaz de estimarse con sinceridad y realismo se podría
estar propenso a enfermarnos psicosomáticamente y buscar escapes como la
depresión, cólera, locuras, adicciones y enfermedades físicas.
Para evitar esto, ¿Qué es lo realmente necesitamos en nuestra vida?
La respuesta es breve: necesitamos amor y cariño de los demás.
Ante esta verdad, pasemos ahora a definir que es el amor. El amor no es un
sentimiento, dice Valdez, aunque admite que el amor está ligado a los
sentimientos, el amor es, en realidad, decisión, compromiso, es afectivo e
incondicional, es para siempre, marca un estilo de vida constante y en
permanente cambio; el amor pretende la afirmación del ser amado, le hace sentir
el valor como persona (aspecto muy importante).
Es necesario pues, quitarnos las máscaras que ocultan nuestras verdaderas
intenciones; derribar los muros protectores del miedo y la inseguridad, y brindar
este amor puro a los demás sin restricción alguna, dejando por supuesto, al otro
actuar con libertad para que el otro tambien pueda amarnos, y no caer así en
una enfermedad emocional.
Los caminos del amor son varios pero fácilmente reconocibles: la familia y el
cariño de ella recibido, la amistad profunda y la sexualidad como expresión más
íntima del amor ante el otro sexo (pero totalmente complementario) son ejemplos
de ello.
Ahora bien, ¿En qué consiste la verdadera comunicación de nuestros
sentimientos? ¿Cómo entonces comunicaríamos este amor de forma auténtica?
En esencia, y partiendo del hecho que la comunicación necesariamente exige el
compartir, existen dos formas de comunicación: el diálogo y la discusión.
El diálogo es la comunicación de sentimiento y emociones; mientras que la
discusión es el compartir pensamiento, valores, juicios, etc.
El problema estriba, en confundir un asusto que pertenece al campo de la
discusión con otro que pertenece al diálogo.
Tanto los sentimientos y emociones son importantes cimientos de nuestra
personalidad, así como, los valores, ideas y pensamientos son importantes
pilares de nuestra personalidad; conoceremos más a las personas y le daremos
su valor, amándola y respetándola como tal, y no con ideas creadas por nosotros
mismos.
Pasemos ahora entonces, con lo que respecta al diálogo: los sentimientos y
emociones. Y ante la necesidad de saber en qué consisten estas dos entidades,
Valdez, recurre a la distinción entre el causar y el estimular. Alguien no puede
causar emociones en alguna persona, pero si puede estimular reacciones
emocionales, este hecho es importante por qué nos hace capaz de aprender algo
sobre nosotros ¿Por qué sentí tanto miedo? ¿Por qué me asuste con ese
comentario que oí? La respuesta está dentro de nosotros, nuestra reacciones
emocionales no son mudas, nos hablan sobre lo que realmente somos, gigantes
témpanos de hielo en el que, el 90% está sumergido, mientras que el 10% está
sobre la superficie del agua, ¿Qué significa esto? Hay muchas emociones y
sentimientos ocultos en nosotros, ocultos gracias aún mecanismo llamado
represión, ¿Por qué? Esto sucede por dos razones:
por la duda de si los demás nos podrán entender
por el temor de que la confesión sea usada en mi contra
Sin embargo, a pesar que nosotros mandemos nuestros sentimientos y
emociones a los más profundo de nuestro inconsciente, estás no mueren,
sobreviven y esperan, y según la teoría del doctor Freud, solo una brecha, un
estímulo, las hace resurgir del inconsciente al consiente.
A propósito de este tema existen diversos métodos que nos ayudarán a
recuperar muestras emociones escondidas:
Psicoanálisis, por asociación libre
Análisis psicosomático, por el hecho de hacer consiente de las reacciones
físicas
Análisis transaccional, terapia de interacción interpersonal
De manera de conclusión, y tomando en consideración la importancia del
diálogo, podemos decir que:
El diálogo se centra en la comunicación de sentimientos y emociones
Su finalidad es hacer capaces a las personas a un conocimiento profundo
y aceptación mutua del amor
El único peligro real, en el diálogo, es ignorar, negar y reprimir la
manifestación de nuestros sentimientos
El diálogo, en su esencia, es un sencillo intercambio de sentimientos sin
racionalizar, analizar o dar explicaciones de estos.
En el acto de comunicar existe un enemigo sutil, el juicio. El juicio es la muerte
del diálogo, trata de imponer parámetros personales al otro, limitan su libertad
de expresión y evita escuchar con atención todo lo que la persona trata de
comunicarnos.
Otro enemigo del diálogo son los sentimientos negativos; un espíritu herido
nublado por su dolor, influye en su comportamiento, no da paso al amor sino al
rencor y al odio. Ante estos sentimientos negativos es necesario el perdón.
Para finalizar, otra propiedad de los sentimientos es la manera que nos hacen
ver las cosas. Existen en nosotros problemas psicosomáticos y emocionales que
tienen raíz en determinados pensamientos equivocados e irracionales. Por ello
la esperanza de alcanzar la felicidad y plenitud es tratar de cambiar y
reorganización el modo de ver las cosas.
Para ello, Valdez, propone unos pequeños ejemplos de modos correctos de ver
las cosas:
Las personas razonables saben que no pueden ni necesitan tener el amor
y la valoración de todos para ser feliz.
Las personas razonables tienen la idea de que todos deseamos hacer
bien las cosas, no por competir sino por satisfacción.
Las personas razonables saben que la felicidad o infelicidad es resultado
de como percibimos las cosas, la felicidad viene de dentro de uno, no de
afuera.
Las personas razonables aceptan la importancia del pasado y su
influencia en el presente pero se reorganizan y revaloran el pasado.
Las personas razonables saben que para cada problema puede haber
varias soluciones y alternativas.
Las personas razonables saben que preocuparse no ayuda y por lo mismo
invierte su energía en valorar bien la situación y en decidir sobre lo que
puede hacerse para evitar la posible tragedia.
Las personas razonables quieren ser ella misma, tomar sus propias
decisiones y responsabilidades. Claro que está dispuesta a pedir y
aceptar ayuda cuando la necesite, pero no entregará su vida a nadie.
Las personas razonables tratan de realizar eficazmente sus planes pero
improvisa cuando las cosas no salen bien. Desarrolla la tolerancia ante la
frustración y aprende a disfrutar las posibilidades de crecer, aprender y
adaptarse a situaciones en que hay que dar marcha atrás.
La gente razonable gasta su energía haciendo lo que puede en lugar de
inventar excusas y escapes. Si falla, estudia las causas de la falla y trata
de no repetirla.
La gente razonable sabe que no puede juzgar a las personas sino
solamente los acontecimientos.
La gente razonable analiza la situación de sus prójimos y trata de hacer
lo que puede por ayudar. Si no se puede hacer nada, no pierde la paz
ante situaciones imposibles.