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Universidad de Tarapacá

Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas

Departamento de Antropología

MERCADOS DE AGUA Y ETNICIDAD EN

ORGANIZACIONES ATACAMEÑAS DE REGANTES DE

CALAMA

Memoria para optar el título

Profesional de: Antropólogo Social

Alumno:

Freddy Nicolás Viñales Viñales

Profesor Guía:

Héctor González Cortez

Arica-Chile

2014

1
“Si se permitiera que el mecanismo del mercado fuese el único director

de la cantidad y uso del poder de compra, se demolería la sociedad”

Karl Polanyi, 1957. La Gran Transformación.

2
RESUMEN

A través de este estudio se intentó caracterizar lo que ha ocurrido en las

organizaciones atacameñas del río Loa a partir de la privatización de las aguas de

riego, tomando como caso de estudio el caso del Oasis de Calama. En este Oasis se

aplicó un proceso de privatización del recurso hídrico de las comunidades. Producto

de la generación de un mercado de derechos de agua, se incorporaron a estas

comunidades de riego, nuevos usuarios con derechos (mineras, sanitarias,

inmobiliarias y otros particulares). Con posterioridad, apelando al recurso de la

etnicidad, se han creado comunidades y asociaciones indígenas en el marco de la Ley

Indígena, que han aprovechado fondos disponibles para la recuperación de derechos

que habían sido traspasados a otros usuarios mediante el mecanismo de compra. Nos

parece interesante observar la forma en que estas comunidades atacameñas han sido

afectadas por este proceso y sus capacidades de agencia frente a la privatización de

un recurso fundamental para su reproducción social, económica y cultural. Se trata de

un estudio descriptivo, que se aborda desde una perspectiva cualitativa, utilizando

como método la etnografía y el uso de fuentes secundarias de archivo.

Palabras claves: Atacameños, aguas, mercado, etnicidad, organización del riego

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AGRADECIMIENTOS

Agradezco en primer lugar a Manuel Prieto, a quien debo la inquietud por el futuro

del agua que me llevaría a realizar esta investigación, sin su apoyo este trabajo labor

no habría sido posible. Mi participación como ayudante de su investigación doctoral

contribuyó en la obtención de buena parte de los datos que aquí se exponen, por ello

también agradezco su autorización para ser publicados en este manuscrito.

Agradezco especialmente a Héctor Gonzales, por su esmero en sacar el mayor

potencial de este trabajo. Su participación e involucramiento en el procesamiento y

análisis de la información oriento en gran parte el camino a las conclusiones que aquí

se presentan.

También agradezco a Vivian Gavilán, directora del departamento de Antropología de

la Universidad de Tarapacá, por permitirme la oportunidad de culminar un ciclo de

formación académica que se cierra con este documento. La confianza brindada es el

verdadero artífice de lo conseguido.

A Juan Pablo Ogalde, le estoy muy agradecido por su apoyo en mis años en Arica, su

amistad y comentarios me permitieron abrir mis interrogantes y perspectivas sobre

la ciencia y lo andino.

Agradezco también a Erika Viñales por enseñarme a entender las leyes de la vida y

del derecho y a Ana María Muñoz por promover con esmero la doctrina de la

tolerancia y el respeto. A ambas mi gratitud por tutelar mis pasos y a la distancia

seguir siendo siempre mis madres. Finalmente, pero no menos importante, agradezco

a Claudia Ogalde, por su paciencia y compañía en esta etapa de aprendizaje y gran

presión. Eternamente agradecido por motivarme a retomar el rumbo abandonado, su

persistencia es también la gran responsable del logro alcanzado.

4
INDICE

RESUMEN………………………………………………………………………..… 3
AGRADECIMIENTOS…………………………………………………………...…4
ÍNDICE…………………………………………………………………………...…..5
INTRODUCCIÓN……………………………………….…………………………..7

CAPITULO 1. CARACTERISTICAS DEL ESTUDIO…………...……………..9

1. Presentación del Problema ……………………………………….………9

2. Objetivos de Investigación………………………………………..……..14

2.1. Objetivo General………………………………………………..…..14

2.2. Objetivos Específicos………………………………………...…….14

3. Marco Teórico…………………………………………….……………..15

3.1. Antropología social y neoliberalismo……………………...………15

3.2. Propiedad y mercados en la era neoliberal…………………….…. 19

3.3. Los mercados de agua y la ideología de la distribución eficiente en

Chile……………………………………………………………..………21

3.4. Multiculturalismo neoliberal y los usos de la etnicidad……………23

3.5. Estado de la cuestión………………………………………..……..24

4. Metodología………………………………………………………….….27

CAPÍTULO 2 LA AGRICULTURA EN EL OASIS DE CALAMA...................30

1. La agricultura en el oasis de Calama……………………………………30

2. Los sectores de La Banda y Chunchuri Alto……………………………37

CAPÍTULO 3. EL FUNCIONAMIENTO DEL MERCADO DE DERECHOS

DE AGUA……………………………………………………………….….... 41

1. El proceso de formación de las comunidades de agua………………….41

2. El funcionamiento del mercado de derechos de agua……………..…….45

5
CAPÍTULO 4. LA ADQUISICIÓN DE DERECHOS DE AGUA Y EL

RECURSO A LA ETNICIDAD…………………………………………………...50

1. La emergencia étnica atacameña y la formación de agrupaciones

indígenas en Calama…………………………………………………….50

2. Las organizaciones indígenas en Calama………………………………52

3. La adquisición de derechos de agua a través del Fondo de Tierras y Aguas

Indígenas……………………………………………………..………….54

CAPÍTULO 5. LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DEL RIEGO EN UN

CONTEXTO DE MERCANTILIZACIÓN DE AGUAS…………………….…..59

1. Agricultura y riego en el oasis de Calama………………………………59

2. La antigua organización social del riego en Calama………………..…..64

3. La actual organización social del riego………………………….………66

CAPÍTULO 6. CONCLUSIONES……………………………………...…………77

BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………...……80

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INTRODUCCIÓN

Este estudio tiene como objetivo central caracterizar lo que ha ocurrido en el oasis de

Calama a partir de la asignación de derechos particulares sobre las aguas de riego,

realizada por la Dirección General de Aguas (DGA) en los años 1983-1984.

Tomando como unidad de observación los sectores agrícolas de La Banda y

Chunchuri, se describe el proceso de privatización del recurso hídrico de los

agricultores y sus efectos, las formas en que la etnicidad ha intervenido en el acceso

a la recuperación de recursos hídricos en el mismo contexto de mercado y el

funcionamiento de los sistemas tradicionales de riego con la incorporación de nuevos

usuarios (mineras, sanitarias, inmobiliarias y otros particulares).

La realización de este estudio puede permitir comprender de mejor manera la forma

en que las comunidades atacameñas han sido afectadas y su capacidad de agencia

frente a la privatización de un recurso ancestral, fundamental para su reproducción

social, económica y cultural.

En el primer capítulo se presentan las características generales de la investigación,

incluyendo la definición del problema de estudio, sus objetivos, el marco teórico y

metodológico. En el segundo capítulo se describe las principales características que

posee la agricultura en el oasis de Calama y en los sectores de La Banda y Chunchuri.

Los resultados de este estudio fueron organizados en tres partes. En el tercer capítulo

se describe el proceso de privatización de las aguas agrícolas del rio Loa en el oasis

de Calama, iniciado en el área en el año 1983. Se narra lo ocurrido en las

comunidades de aguas del canal Troncal Lay Lay, correspondientes a los sectores de

La Banda y Chunchuri Alto, para luego describir el funcionamiento de los mercados

de derechos de aguas en los sectores de estudio. En el cuarto capítulo, se describen las

formas en que el recurso de la etnicidad ha permitido a agricultores de origen

indígena de los sectores de estudio, la adquisición de aguas de riego utilizando los

7
mecanismos del mercado. Para ello, se examina primero la emergencia étnica entre

los agricultores de Calama y la formación de agrupaciones indígenas, seguido de una

descripción del proceso de compra de derechos de aguas a través de los subsidios del

Fondo de Tierra y Aguas Indígenas (en adelante FTAI), particularizando la situación

de este fondo en las organizaciones indígenas de los sectores de La Banda y

Chunchuri Alto. Finalmente el quinto capítulo de señalan las características de la

organización social del regadío en las comunidades de agua de los sectores de La

Banda y Chunchuri Alto, actualmente usuarias del Canal Lay Lay. Esta revisión

aborda particularmente los efectos que ha tenido la incorporación de nuevos usuarios

no agrícolas (mineras, sanitarias, inmobiliarias y otros particulares) y agropecuarios

(asociaciones de regantes indígenas) sobre la organización del riego luego de la

apertura de los mercados de derechos de agua en Calama. Se da cierra al texto con las

principales conclusiones de este estudio.

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CAPÍTULO 1

CARACTERÍSTICAS DEL ESTUDIO

1. Presentación del Problema

El actual modelo económico chileno fundamenta su doctrina en los principios

neoliberales que ingresan a mediados de la década de 1970 al país, durante la

dictadura de Augusto Pinochet (1973-1989), consolidando institucionalmente el

modelo económico en la Constitución de 1980. La implementación de este modelo

económico, que consolida al mercado como el principal asignador de recursos, se

tradujo en una serie de políticas tendientes a la privatización de áreas que antes eran

considerados como bienes sociales, no afectos a su mercantilización, como la salud,

la educación, las cárceles, los servicios sanitarios y eléctricos, etc. El avance del

neoliberalismo en el caso chileno consideró también la privatización de recursos

naturales (forestales, pesqueros, mineros, energéticos), incluyendo el agua.

Además de implementar una serie de políticas de fomento a la inversión en la

explotación de los recursos naturales (DL 600, Ley 19.300, entre otros), se dictaron

una serie de cuerpos legales especiales. Este es el caso del Código de Aguas de 1981,

donde si bien se declara que los recursos hídricos son “bienes nacionales de uso

público”, sus disposiciones refuerzan el control privado sobre los derechos de uso,

entregando el marco estructural necesario para la creación de “mercados de aguas”

(Dourojeanni y Jouravlev 1999; Bauer 2002). La privatización del recurso hídrico ha

propiciado un marco de competencia que ha terminado favoreciendo el desarrollo de

las áreas productivas industriales (Bauer 2002; Budds 2007; Prieto 2012), en

desmedro de otros sectores económicos menos atractivos a la inversión, como la

agricultura.

Además, la privatización del agua y la creación de un registro conservador especial

para los mismos, al separar este recurso de la tierra, con la que siempre ha estado

9
culturalmente asociado, contribuyeron a que el mercado constituya una amenaza

potencial a la reproducción de los sistemas tradicionales de producción agropecuaria.

Desde inicios del siglo XX, los agricultores de la región asentados a lo largo del río

Loa, han sufrido la presión del sector minero industrial y la demanda de los centros

urbanos por recursos hídricos. Esta situación llevó a distintos gobiernos a intentar

regular el uso de este recurso, a razón de medidas burocráticas y estructurales que

terminaron afectando la producción agropecuaria. Un hito fundamental lo constituye

la construcción del embalse Conchi,1 que fue inaugurado en 1975, con el objeto

principal de almacenar y regularlas aguas destinadas al regadío de las tierras de los

agricultores de las comunidades de Lasana, Chiu-Chiu, Calama y Quillagua, pero

también liberar aguas para la explotación minera y el abastecimiento urbano (Molina

2006).

El año1983, la Dirección General de Aguas (DGA) inició un plan piloto de

regularización individual de derechos de agua en las localidades de Lasana, Chiu-

Chiu, Calama y Quillagua, en la cuenca del río Loa. En este proceso se constituyeron

“Comunidades de Aguas” (diferente de las comunidades indígenas tradicionales), que

correspondían a los usuarios de los distintos canales existentes en cada localidad. Los

derechos fueron entregados a cada agricultor usuario del canal correspondiente a la

comunidad, considerando un metraje cubico anual (m3/año) por hectárea regada. El

procedimiento fue realizado en el Segundo Juzgado de Letras de Calama, y los

derechos fueron inscritos en el Conservador de Calama (y Tocopilla para el caso de

Quillagua), en el registro especial de propiedad de aguas. Las aguas correspondientes

a estos derechos provienen del Embalse de Conchi y son entregadas a los agricultores

en cuotas que varían mensualmente a lo largo del año.

En total se formaron 37 comunidades de este tipo a las que se les asignó 41.913.607

m3/año (Figuereido Ferraz Consultores 1996). En los oasis de Lasana y Chiu Chiu se

constituyeron 18 comunidades de agua, con una dotación de 5.967.512 m3/año,

1
Este embalse es administrado por la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH) y cuenta con una
capacidad de almacenaje de 22 millones de m3.

10
correspondiente a 284,65 acciones; en Calama 17 comunidades con

31.400.670,9m3/año; en Quillagua, 2 Comunidades con 4.545.424m3/año con

1.526,34 acciones (Op Cit.). Como se puede observar, la localidad de Calama

concentra el 74,9% del total de recursos hídricos entregados en este proceso, éstas son

de peor calidad ya que este sector agrícola se encuentra más abajo de la junta del Loa

con el rio Salado.

Este proceso de regularización culmina una etapa técnica y burocrática iniciada por el

Estado con la ejecución de catastros de usuarios y fuentes de agua durante finales de

1970 y principios del 1980, destinados a cuantificar la superficie efectivamente

trabajada por los agricultores de estos oasis. Se ha señalado que estos catastros

subestimaron las necesidades de las prácticas agropecuarias, porque no incluyeron

toda la tierra realmente trabajada, terrenos en descanso, situaciones de tenencia

precaria y, principalmente, áreas de vegas de uso colectivo destinadas al pastoreo que

eran también regadas (Prieto 2014). De esta manera, el proceso de regularización de

las aguas de riego, implicó también la expoliación de recursos hídricos que eran

utilizados históricamente por estas comunidades, junto con aumentar la

disponibilidad de aguas para la creciente demanda de la minería y los centros urbanos

(Molina 2005).

Junto con su privatización, estos derechos de aguas quedaron disponibles como

bienes transables, independiente de la tierra. Araya (2006), ha constatado que se

produjo una masiva transferencia de derechos de agua de riego para otros usos no

agrícolas. Aunque en los primeros años las transferencias de derechos de aguas se

realizaron entre agricultores, a partir de 1991 se produce el traspaso masivo de

derechos de aguas a otros usos no agrícolas, que se inicia con la transferencia de

pequeños volúmenes a empresas constructoras, de servicios a la minería, de

transportes, etc., pero se amplía luego a empresas mineras y relacionadas (Compañía

Minera Boliden, Gibraltar S.A., Cía. Minera Lomas Bayas, Bolivia Railway P.L.A. y

Compañía Minera El Abra.) y sanitarias (ESSAN S.A.), muchas veces con la

participación de intermediarios que actúan como especuladores hídricos (como El

11
Corregidor S.A., Luis Darraidou Diaz, Tilopozo S.A., Clausen y Sánchez Abogados)

(Araya 2006).

Las comunidades tradicionales de riego, junto con otras que desaparecieron producto

de la extracción de aguas por empresas mineras y sanitarias (como Lequena, Ojos de

San Pedro, Santa Bárbara y Conchi), son comunidades históricas de origen atacameño

que desarrollan una economía de base agropecuaria donde la disponibilidad del

recurso hídrico es fundamental para el riego de sus cultivos y el manejo de vegas para

la crianza de animales (Molina 2005). Por su importancia, el manejo de las aguas está

asociado a su cosmovisión y a la realización de importantes rituales comunitarios,

como las limpias de canales, pagos a la tierra y cumbres (Serracino 1982, Barthell

1986; Castro y Varela 1994, entre otros).

La educación escolar, las políticas de chilenización, la convivencia con desarrollo

minero de la zona, la migración, etc., produjo una erosión de algún sentido de

pertenencia o identidad étnica que traspasara las identificaciones de tipo local (como

el ser Lasaneño, Chiuchiuguano, o cualquier otra que refiera a sus poblados de

origen). Sin embargo, a partir de los años 1980, las comunidades y sus principales

dirigentes, con el apoyo de la Prelatura de Calama, participaron en las demandas de

defensa de sus recursos hídricos, esto al ver amenazadas sus fuentes de agua con el

aumento sobre la demanda de este recurso generada por la explotación de nuevos

yacimientos mineros en la zona y el crecimiento de los centros urbanos (Calama y

Antofagasta).

El desarrollo de un reconocimiento como pueblo atacameño es un hecho posterior

que se produce a partir de los años 1990, en el marco de la discusión de la nueva Ley

Indígena (Ley Nº 19253), donde participan activamente un grupo de dirigentes

relacionados con los movimientos de defensa de las aguas de los años 1980, que

consiguen que los atacameños sean reconocidos dentro de este cuerpo legal. Este

proceso ha sido documentado por diferentes autores, como Gundermann (2000,

2003), Rivera (2005-2006), Larrain (2008) y Prieto (2014). Aunque utilizan

12
categorías conceptuales diferentes (como etnogénesis, emergencia, reetnificación o

articulación), todos señalan la importancia que tuvo la institucionalidad estatal

(primero la Comisión Especial de pueblos Indígenas CEPI, y luego la Corporación de

Desarrollo Indígena CONADI), que implementó una serie de medidas y programas

que favorecían la pertenencia a un pueblo indígena, en este caso el atacameño, y la

defensa de sus territorios y recursos ancestrales.

Dada su importancia para el desarrollo de las prácticas agropecuarias en una zona

desértica, la Ley Nº19.253 de 1993 (conocida también como Ley Indígena), en su

Art. 64 reconoció el agua como un derecho fundamental para la reproducción de los

pueblos andinos del norte de Chile. Este mismo cuerpo legal, en su Art. 20, creó el

Fondo de Tierras y Aguas Indígenas (FTAI), para la adquisición y regularización de

estos recursos, que es administrado por CONADI. La operación de este fondo de

aguas entre las comunidades atacameñas de El Loa, permitió la adquisición de

derechos de aguas disponibles en el mercado. Estas compras, que al año 2009

alcanzaban a 3.359.190,70 m3/año, representaban un 8% del total de aguas asignadas

por la Dirección General de Aguas (DGA) a estas comunidades el año 1983 (Prieto

2014).

Como se puede observar las comunidades atacameñas del río Loa fueron afectadas

por la incorporación de sus derechos de aguas al mercado, separándolas de la tierra

con la cual estaban ancestralmente unidas. La información disponible en los trabajos

de Araya (2006) y Prieto (2014), señalan que se ha producido un proceso de

transferencia masiva de recursos hídricos que estaban disponibles para la agricultura a

otros usos no agrícolas. Sin embargo, se sabe poco acerca de la forma como operó

este proceso, los alcances y el impacto que tuvo sobre las practicas agropecuarias de

los regantes. Tampoco se ha documentado suficientemente el alcance y características

que ha tenido el proceso de apelación a la etnicidad como mecanismo de recuperación

de derechos de aguas, visible en la creación de comunidades y asociaciones indígenas

que han utilizado el Programa Aguas Indígenas del FTAI administrado por la

CONADI. Esto es particularmente importante puesto que estas formas asociativas

13
creadas al amparo de la Ley Indígena no necesariamente coinciden con las

comunidades tradicionales de riego ni tampoco con las Comunidades de Aguas

creadas con la aplicación del Código de Aguas. Particularmente, a través de este

estudio tratamos de abordar estos puntos centrándonos en organizaciones de regantes

indígenas del oasis de Calama, donde se privatizó la mayor cantidad de acciones de

aguas y donde se ha producido además el mayor volumen de transferencias de

derechos (a otros usos no agrícolas y por mecanismos de recuperación).

2. Objetivos de Investigación

2.1.Objetivo General:

Caracterizar lo que ha ocurrido en el oasis de Calama a partir de la asignación de

derechos particulares sobre las aguas de riego, tomando como caso de estudio los

sectores agrícolas de La Banda y Chunchuri.

2.2.Objetivos Específicos:

 Describir el proceso de privatización del recurso hídrico de los agricultores y

sus efectos.

 Describir las formas en que la etnicidad ha intervenido en el acceso a la

recuperación de recursos hídricos en el mismo contexto de mercado.

 Caracterizar el funcionamiento de los sistemas tradicionales de riego con la

incorporación de nuevos usuarios (mineras, sanitarias, inmobiliarias y otros

particulares).

La realización de este estudio permitiría comprender de mejor manera la forma en

que las comunidades atacameñas han sido afectadas y sus capacidades de agencia

frente a la privatización de un recurso fundamental para su reproducción social,

económica y cultural.

14
3. Marco Teórico

Para la observación de lo que ha ocurrido en las organizaciones atacameñas de

Calama a partir de la privatización de derechos particulares sobre las aguas de riego,

se propone una delimitación conceptual de los procesos de formación y agencia de

sujetos en los marcos de un entorno regulado por el libre mercado. Para los fines que

esta investigación propone, se inicia el marco teórico con una definición general del

neoliberalismo, en tanto modelo de gobernabilidad hegemónico en Chile. Luego, la

propiedad y el mercado autorregulado son definidos dentro del contexto neoliberal

actual, para luego comprender la particularización del agua como mercancía y las

características de su participación en los mercados. Todos estos conceptos que

participan de la economía política del derecho y la ética neoliberal, pretenden ser

útiles para acotar los escenarios y contenidos de los procesos de agencia del sujeto

atacameño en relación al uso de derechos de aguas de riego en Calama.

3.1. Antropología social y neoliberalismo

El neoliberalismo es tal vez el fenómeno económico, político y cultural de mayor

impacto en las dinámicas sociales que el mundo ha tenido desde las últimas cuatro

décadas. Los modelos de gobierno que resultan de la aplicación neoliberal ha sido

objeto de análisis de las más diversas disciplinas y de organizaciones sociales y

civiles que discuten sus límites y conflictos en todo el mundo. En lo general el uso de

este concepto remite a cuatro aspectos principales: Primero, a un conjunto de políticas

de reforma económica que se ocupan de la desregulación de la economía, la

privatización de las empresas estatales y la liberalización del comercio y la industria.

En un segundo aspecto, el neoliberalismo refiere a un modelo de desarrollo normativo

con tremendas implicaciones políticas, económicas y sociales para los Estados al fijar

las pautas sobre las cuales las políticas internas de mano de obra y de capitales se

definen. Un tercer aspecto del neoliberalismo, es su lugar como una ideología que

valora el intercambio de mercado como una ética especifica que da pautas a la acción

15
humana. Finalmente, el neoliberalismo refiere a un modo de gobernabilidad que

implica la auto-regulación del libre mercado, con relación con los valores de la

competencia y el interés individual, como el modelo más efectivo y eficiente de

gobierno (Ganti 2014).

El neoliberalismo comienza como un movimiento ideológico y filosófico de

posguerra muy distinto del liberalismo clásico. Fue formado por una red internacional

de intelectuales e instituciones de Europa y los Estados Unidos que mediante el

desarrollo de una agenda política de trabajo, se opusieron al colectivismo, la

planificación centrada en el Estado y el socialismo. Uno de sus exponentes clásicos es

el economista austriaco Friedrich August von Hayek, quien levantó una esmerada

defensa del libre mercado.

En Latinoamérica, los intelectuales chilenos emplearían por primera vez el término

para designar las reformas económicas promovidas durante la dictadura militar (Ganti

2014). Una generación de economistas formados en la escuela de economía de la

Universidad de Chicago -encabezada por Milton Friedman-, se haría responsable de

dirigir parte importante de las reformas estructurales que la dictadura militar de

Augusto Pinochet (1973- 1989) impondría como el nuevo modelo económico y

político de Chile.

El modelo ha sido protectorado de agencias internacionales como el Banco Mundial

(BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que defienden los beneficios del

libre mercado, y ofrecen a los países el financiamiento de paquetes de ajuste

estructural y de gasto en políticas de desarrollo social, en compensación a las nuevas

políticas neoliberales instituidas.

El neoliberalismo denota, contextos políticos y socioeconómicos diversos que

constituyen en la actualidad fenómenos de marcado interés para las ciencias

antropológicas, en tanto que éste constituye un modelo no tan solo político y

económico, sino también cultural, que participa activamente en la definición de las

16
subjetividades y las practicas de los sujetos contemporáneos. Comas d„Argemir

(1998), señala que el neoliberalismo:

“no se trata de un fenómeno homogeneizador, ya que si bien el mercado es


global y, por tanto, de alcance mundial […] no se trata […] de un proceso
en una sola dirección, sino que existe una gran variedad de respuestas
locales, que suponen una síntesis particular y distintiva entre las grandes
corrientes económicas y las propias tradiciones culturales existentes en
cada lugar” (Comas d„Argemir, 1998: 7-10).

Lo cierto es que el neoliberalismo representa una fuerza estructural e ideológica, que

tiene un tremendo impacto en la vida de las personas, las oportunidades vitales, las

relaciones sociales y las formas de habitar el mundo, esferas donde se dilucidan los

escenarios de relaciones y estrategias diversas que las personas adoptan para poder

hacer frente a los efectos adversos del neoliberalismo. Es por ello que, el estudio de

los fenómenos de agencia de los sujetos frente al impacto neoliberal en sus vidas,

implica la observación atenta de las dinámicas organizativas y de conflicto ocurridas

dentro de los márgenes regulatorios del Estado, figura limítrofe o fronteriza de toda

economía política. Del mismo modo, la comprensión del fenómeno neoliberal en la

vida de las personas también implica dar especial atención sobre aquellas relaciones

ocurridas fuera de los márgenes del control del Estado.

El Estado, ha sido definido –desde posiciones weberianas- como el conjunto de

instituciones que poseen la autoridad y potestad para establecer las normas que

regulan una sociedad, teniendo soberanía interna y externa sobre un territorio

determinado (Krader y Rossi 1982), lo que lo dota en la actualidad del poder

centralizado con la fuerza transformadora suficiente como para anteponer e

institucionalizar el neoliberalismo en una posición adjunta a la sociedad. Sin

embargo, las etnografías enmarcadas en el Estado neoliberal actual se levantan como

invitaciones para repensar los límites entre el centro y la periferia, lo público y lo

17
privado, lo legal y lo ilegal, emanando una contundente reflexión sobre los espacios

intersticiales o márgenes del Estado, de carácter indeterminado y móvil2.

Tenemos de esta manera una definición del neoliberalismo que implica por una parte

cuestiones de economía política, como los efectos de políticas macroeconómicas,

como los programas de ajuste estructural, de reducción del Estado del bienestar

social y la privatización de los bienes y servicios de uso públicos. Por otra parte la

observación del neoliberalismo también da cabida a las tecnologías de gobernabilidad

que participan en la formación de subjetividades en alineación con los valores del

individualismo, el espíritu empresarial y la competencia de mercado.

En resumen diríamos que, el proyecto neoliberal mediante los aparatos de

gobernabilidad que posee el Estado propicia los escenarios de respuesta y agencia de

sujetos políticos, quienes que movilizan una gran cantidad de energía social y de

recursos con a fin de mejorar sus precarias condiciones de vida. Por ejemplo, la

agencia de los pobres y marginados ante los efectos del neoliberalismo ha podido

abrir posibilidades como la reanimación de imaginarios políticos previos, como el

colonialismo, el colectivismo, el cooperativismo y el socialismo (Hann 1998; Ganti

2014), entre otras posibilidades aun inéditas que tan solo la historia o la memoria

podrían dar cuenta (Ricoeur 2003). Destacan también aquellas alternativas de grupos

que mediante la formulación de imaginarios completamente nuevos como lo es, el

recurso de la etnicidad o las ciudadanías-indígenas han elaborado los objetivos,

contenidos, y horizontes de las más diversas organizaciones (Diaz-Polanco; 1999;

Hale 2002; Postero 2009, entre otros). Siguiendo estos argumentos, el neoliberalismo

permite formas distintas de narrar los márgenes del Estado, abriendo nuevas

posibilidades analíticas y descriptivas de los efectos de las políticas neoliberales sobre

sujetos insertos en relacionales dinámicas que se extienden entre los márgenes de lo

2
Estos trabajos levantan una teoría de los Márgenes del Estado que ha dado lugar a tres visiones
complementarias: a). Margen como periferia, en donde están contenidas aquellas personas que se
consideran insuficientemente socializadas en los marcos de la ley; b) legibilidad e ilegibilidad del
poder del Estado. Esto es el reconocimiento y legitimidad mediante aparatos escritúrales. El Estado es
continuamente deconstruido mediante la ilegibilidad de sus palabras, documentos y practicas; y c) el
margen como espacio entre los cuerpos, la ley y la disciplina. El poder soberano ejercido por el Estado
no es ejercido sólo sobre el territorio sino también sobre los cuerpos mediante la disciplina y la
producción de categorías de lo patológico (Das y Poole 2008).

18
local y lo global (p.e. clientelismo, corrupción, tráfico, violencia, translocalidad y

migración, etc.).

3.2. Propiedad y mercados en la era neoliberal

La propiedad en tanto que es un derecho, y no un objeto, define relaciones entre las

personas con respecto al objeto apropiado. El tener propiedad sobre un objeto (ya sea

un bien, una cosa o incluso otra persona) significa que determinada persona cuenta

con la facultad (jurídica y social) de hacer uso y obtener beneficio del objeto,

pudiendo excluir a terceros de su acceso (Mcpherson, 1978). La propiedad emerge de

procesos históricos y luchas de poder, siendo el resultado de fuertes tensiones

políticas (Polanyi [1957]1992; Marx [1867] 2012). El conflicto que emerge de la

privación del acceso sobre un bien a terceos que no poseen derecho de propiedad

sobre un mismo bien, se expresa en la sociedad en la disputa de los límites

conceptuales que distinguen el dominio público o colectivo del derecho privado o

exclusivo a la propiedad.

En la actualidad, el programa de gobernabilidad neoliberal en teoría resuelve los

problemas que emanan del acceso a la propiedad mediante la asignación que realiza

el mercado. El mercado autorregulado contiene la idea que los mercados son agentes

que se regulan por sí mismos, esto lo define como un sistema de intercambio

económico particular en el cual la ganancia cumple un rol principal en su regulación

(Polanyi [1957] 1992).3 Las teorías Neoliberales –de la camada de Hayek y Friedman

particularmente- radicalizan las ideas de una economía autorregulada por la aparente

neutralidad de los procedimientos del mercado, argumentando que el Estado no puede

3
En el siglo XVIII, la movilización de este principio motivó al Estado liberal en Europa occidental a

intervenir en la creación de mercados internos o nacionales. Desde entonces, la ganancia constituye un

principio de regulación económica que predispone al intercambio o trueque entre personas individuales

con tendencias de circulación hacia los sectores de mayor rentabilidad.

19
inmiscuirse en la actividad económica pues el mercado por sí solo, al conducirse bajo

la motivación de la ganancia, es lo suficientemente inteligente para autorregular por si

mismo su funcionamiento.

En esta lógica de circulación económica, los objetos, bienes o derechos así

intercambiados son previamente particularizados mediante la asignación de valor de

cambio, esto es lo que se conoce como mercancía. Esta forma de singularización (o

mercantilización) que define al objeto en precio, hace posible la activación del

funcionamiento de la ganancia como principio de autoregulación económico de los

mercados.

En su definición clásica, Marx, define a la mercancía como objetos externos útiles

que satisfacen (directa o indirectamente) necesidades humanas (reales o imaginarias);

la utilidad hace de los objetos valores de uso y que se manifiesta en el intercambio

como valor de cambio, como precio. La mercancía comprende todo aquello

susceptible de comprarse con dinero independiente de cuál sea su destino después de

efectuada la compraventa -existen ejemplos en los que después de la trasferencia la

mercancía ha sido desmercantilizada- (Kopytoff 1986). La mercancía es un objeto o

un derecho sobre un objeto que ha sido valorizado en precio para su potencial

intercambio en los mercados.

Las mercancías, además, “representan formas sociales y distribución de

conocimientos muy complejas” (Appadurai, 1986: 60), que en términos generales se

encuentran cargadas de significados (técnico, social, estético, moral, jurídico, entre

otros) históricamente construidos y que rigen la producción y el adecuado consumo

de una mercancía. La concepción sobre una mercancía puede divergir en relación a la

distancia social, espacial y temporal que se registre entre los productores y los

consumidores (Appadurai, 1986). En relación a las divergencias implicadas en la

definición de una misma mercancía, Kopytoff, señala:

“De la gama total de cosas disponibles en una sociedad, sólo algunas de


ellas se consideran apropiadas para ser clasificadas como mercancías.
Además, la misma cosa puede concebirse como mercancía en cierto

20
momento, pero no en otro. Por último, la misma cosa puede ser vista
simultáneamente como una mercancía por una persona y como algo distinto
por otra. Estos cambios y diferencias en materia de cuándo y cómo una cosa
se convierte en mercancía revelan la economía moral que está detrás de la
economía objetiva de las transacciones visibles.” (Kopytoff 1986: 9).

Siguiendo este razonamiento, El mercado se presenta como un campo de

convergencia de los diferentes significados culturales que definen que en

determinados contextos una mercancía si sea susceptible de ser intercambiada en el

mercado y que en otros no lo sea.

Como se observa hasta ahora mercado y propiedad median la relación metabólica

entre sociedad y naturaleza. Es por ello la utilidad de definir propiedad y mercados

autorregulados para comprender de mejor manera los procesos de mercantilización

del agua y sus efectos sobre la vida de las personas.

3.3. Los mercados de aguas y la ideología de la distribución eficiente en

Chile

El agua como bien elemental de reproducción de todo organismo viviente en la tierra,

es una fuente de históricas tensiones sociales surgidas con relación a su control y

seguridad de uso. El desarrollo de las primeras civilizaciones (como Mesopotamia,

Egipto o los Incas), se asocia a la posibilidad de avanzar hacia el uso de tecnologías

de manejo de obras hidráulicas lo suficientemente extensas para cubrir las

necesidades de millares de personas (p.e. canales, bocatomas, ductos de trasvasije,

etc.). Verdaderas sociedades hidráulicas, como las llamó Wittfogel ([1957] 1966),

emergieron bajo la dirección tutelar de elites que definieron las pautas de

gobernabilidad hídrica.

Como ya se ha señalado antes, la propiedad y el mercado autorregulado además de

mediar la relación metabólica entre seres humanos y naturaleza (Polanyi [1957]

1992), también son resultado de históricas tensiones y conflictos. Que en el caso del

agua también median los conflictos con relación al acceso y racionamiento d las

21
aguas de riego En las últimas décadas mediante procesos de mercantilización de las

aguas, la gobernanza neoliberal ha normado los sistemas de distribución hídrico

(Bakker 2001). Este es el caso de Chile, reconocido mundialmente como el

paradigma de manejo “privado” del agua.

Chile, desde la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1989), se convertiría en

el país pionero en asignar derechos de aguas privados y en abrir mercados de

derechos de aguas (Bauer 2002; Dourojeanni y Jouravlev, 1999; Gentes 2006, Budds

2007). Bauer (2002), ha dedicado al estudio de los procesos de mercantilización

hídrica y del comportamiento de los mercados de aguas en el país. Señalando que el

Código de aguas de 1981 declaró que en Chile los recursos hídricos son propiedad

pública, es decir, definidas como: “bienes nacionales de uso público”. Sin embargo,

el Código de aguas refuerza el control privado sobre los derechos de uso, mediante

cinco puntos que regulan su funcionamiento: 1) Los derechos de aguas son

completamente separados del dominio de la tierra; 2) Estos derechos pueden ser

libremente comprados, vendidos, hipotecados y transferidos como otros bienes raíces;

3) La DGA, otorga derechos de uso sin cobro alguno cuando las aguas están física y

legalmente disponible; 4) Una vez constituidos los derechos de agua estos son regidos

por el derecho privado (civil) y no por el derecho público (administrativo); 5) Estos

derechos están sujetos al sistema general del registro de títulos de bienes raíces y son

completamente protegidos como propiedad privada en la constitución de 1980.

De acuerdo a Bauer (2002), en la práctica en Chile los mercados de aguas son

bastante inactivos, siendo la mayor parte de los intercambios transferencias entre

regantes del sector agrícola. Los motivos de esta inactividad se deben a factores

involucrados con: 1. infraestructura demasiado rígidas e inadecuadas para distribuir

grandes caudales de aguas; 2. factores legales y administrativos, hacen engorroso y

complicado el iniciar una trasferencia de dominio; 3. actitudes culturales y

psicológicas, que motivan recelo y desconfianza a los cambios; y 4. Precios y valor,

los que al ser muy alto restan interés comercial (salvo en casos de alta inversión

industrial y fuerte especulación comercial).

22
El modelo chileno de aguas ha creado escenarios de reparto desfavorable de aguas

para millones de familias que la requieren para su uso, obligando a muchos de ellos a

reducir las cuotas de racionamiento y, de forma incongruente con esta realidad de

escases, las políticas de fomento económico promueven la libre explotación de aguas

para los usos industriales de mayor rentabilidad mediante la entrega de concesiones

gratuitas de explotación a empresas mineras y sanitarias. Esta paradoja, nos pondera

nuevas preguntas que hacen vigente interrogar por los efectos del proceso de apertura

de mercados de derechos de agua en la cuenca del río Loa

3.4. Multiculturalismo neoliberal y los usos de la etnicidad

Desde las últimas tres décadas, la etnicidad4 ha constituido un recurso de

reivindicación de derechos en gran cantidad de comunidades y organizaciones

indígenas y campesinas de los países latinoamericanos (Diaz- Polanco 1999; Bengoa

2004). Mediante la identidad indígena han adscrito a la movilización de demandas

con la fuerza transformadora suficiente como para conseguir abrir un camino de

importantes mejoras en las condiciones sociopolíticas y materiales de estas

poblaciones. (Nina y Radcliffe 2009).

La novedosa apertura política de estos pueblos estimuló la necesidad de generar un

nuevo conocimiento de los procesos de formación de los pueblos indígenas en sujetos

étnicos y agentes de cambio social (Albo 2002; Pacari 2004). Un paso reciente en esta

dirección ha sido dado desde la teoría de la articulación, concepto tomado de Gramsci

y Althuser para explicar que el proceso de emergencia de una identidad étnica está

estrechamente ligado al proceso de avance del capitalismo (Hale 2002, 2004; Postero

2009). La formación de identidad no es un estado fijo del sujeto, sino un proceso de

articulación constante: un proceso continuo de "asimilación, traducción, adaptación,

resistencia, reselección y así sucesivamente" (Hall 1995:7) Siguiendo este

4
Véase Barth (1976); Bromley (1986); Bartra (1986); Abercronbie (1991); Cohen (1978); Ericksen
(1993) y Wachtel 1997, entre otros autores, proponen una interesante discusión sobre la emergencia
de lo étnico y las ventajas y dificultades de su uso para el estudio de la diferencia cultural.

23
razonamiento, los procesos de formación de identidad no pueden ser aislados de los

actuales problemas de movilización política, desarrollo económico y de adscripción

cultural. En otras palabras, podríamos esperar que en los actuales procesos de

formación de identidades indígenas los sujetos articulen una autodefinición de sí

mismos en respuesta a los efectos del neoliberalismo en sus vidas.

El multiculturalismo es el actual modelo cultural propuesto del neoliberalismo,

propuesto para ser utilizado por los Estados para rehuir el conflicto de gobernabilidad

que ha significado la movilización étnica. El multiculturalismo neoliberal, como lo

define Hale (2002), promueve un paquete de políticas estructurales que otorgan

derechos y beneficios a individuos y organizaciones indígenas legalmente

reconocidas por el Estado.

La ratificación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),

la Declaración Universal de Derechos Indígena de la Organización de Naciones

Unidas (ONU) y otros instrumentos legales nacionales, han entregado herramientas

jurídicas que reconocen y legalizan la situación del derecho indígena. Sin embargo, la

aplicación de estos instrumentos por los estados ha dado espacio a repercusiones

políticas que van mucho más allá de las intenciones declaradas por el neoliberalismo.

Tal y como lo sugiere Hale (2002):

“(…) el Estado no se remite únicamente a “reconocer” la comunidad,


sociedad civil, cultura indígena y similares, sino que las reconstituye
activamente a su propia imagen, desviándolas de sus excesos radicales,
incitándolas a realizar el trabajo de formación de sujetos que de otro modo
tendría que realizar el mismo Estado.” (Hale 2002: 301).

Los argumentos de Hale, sugieren una “domesticación” de la energía política que

encarna la reivindicación de derechos culturales. El Estado en vez de oponerse a ella,

promueve recursos estratégicos a aquellas organizaciones promotoras de demandas

culturales aceptables y castiga a aquellas otras que no lo son. En otras palabras, el

multiculturalismo cumple con el rol de separar las demandas culturales apropiadas de

24
aquellas que no lo son, abriendo el “reconocimiento” a las primeras y cerrándole el

paso a las segundas.

Considerando lo dicho anteriormente, el multiculturalismo neoliberal enmarca

entonces los escenarios en donde la articulación de identidades indígenas permite

nuevas formas de participar del mercado y de acceso a la propiedad, particularmente

esto es útil para el estudio del uso de la etnicidad para la recuperación del uso de

aguas de riego.

4. Estado de la cuestión

El problema de los efectos de la implantación de mercados hídricos en la cuenca del

Loa ha tenido la atención de los trabajos de, Molina (2005), Araya (2006), Budd

(2007), F, Molina (2012), Carrasco (2012) y Prieto (2014). El acotado número de

investigaciones que han tomado la cuestión específica del mercado de derechos de

aguas en la cuenca Loina, permiten la posibilidad de comprobar algunas de las tesis

generales de los autores sobre la observación de los mercados de aguas de Calama

como caso de estudio.

Raul Molina (2005, 2006), señala en relación a los derechos de aguas de los regantes

indígenas del Loa que ya desde inicios del siglo XX, los usos de aguas del rio son

compartidos principalmente por sectores industriales, sanitarios y los agricultores de

la región. De manera que, las situaciones de tensión por la posesión de derechos de

aguas en la Cuenca del rio Loa se enmarca en un escenario de histórica competencia

por el recurso. En este escenario descrito por Molina, los agricultores indígenas,

también competidores activos por el recurso, han debido modificar la situación de la

propiedad y el acceso a las aguas de riego, en correlación a las políticas promovidas

por el Estado para regular el nivel de la explotación de aguas para el consumo

humano de la región y los requerimientos de los usos industriales.

25
Araya (2006), interesado particularmente en los mercados hídricos de Calama, da

cuenta del caudal de transferencias efectuadas en estos mercados hacia otros usos no

agrícolas, particularmente se destaca el movimiento de aguas a los usos de la minería

y sanitarias y la participación de especuladores hídricos en las transacciones. Esta

investigación, junto con la de Prieto (2014), aporta con nuevos datos que sugieren que

el proceso de regularización y de transferencias de aguas generó efectos en la

desecación acelerada de zonas agrícolas y áreas de vegas y bofedales de Calama y

Chiu-Chiu con consecuencias en la reducción de extensas áreas de pastoreo.

Prieto (2014), quien ha dando cuenta de las paradojas del proceso de privatización

hídrica en las áreas agrícolas de la cuenca del Loa, interesándose particularmente en

el proceso de agencia de los atacameños frente a la institucionalización del modelo

hídrico neoliberal iniciado por el Estado desde inicios de la década de 1980. Esta

investigación entrega antecedentes que señalan que el reconocimiento étnico por

parte del Estado mediante la Ley Indígena, creó el marco institucional -jurídico y

burocrático-, mediante el cual las organizaciones étnicas de riego han podido tener

acceso al Fondo de Tierras y Aguas Indígenas (FTAI) 5, para la compra de derechos

de aguas para riego. El autor sugiere que mediante la movilización pública de

tradiciones y costumbres comunitarias, como las limpias de canales, los indígenas han

elaborado una economía moral que ha puesto restricciones a los movimientos de

salida de aguas en los mercados para otros usos no agrícolas.

De todas estas investigaciones se desprende que, luego de que las organización de los

agricultores indígenas de Calama (las asociaciones de riego y comunidades

indígenas) se superpusieran a las antiguas Comunidades de Aguas, formadas durante

la regularización de los derechos de uso de aguas el año 1983, los agricultores

atacameños de Calama, se han visto obligados a levantar estrategias comunitarias de

manejo del riego de las cuales a la fecha poco se conoce. La situación de acceso y

manejo del recurso, dada la especificidad de los conflictos que enfrentan estas

comunidades de riego, en relación a la real disponibilidad de aguas de la cuenca

5
Ley Indígena Art. 20, 21 y 22 Párrafo 2.

26
loina, forma una incógnita que no ha sido abordada en profundidad. Esto incita

nuevas preguntas que hacen vigente el interrogar por los efectos sociales del proceso

de privatización del agua y la apertura de mercados de derechos de agua que el

neoliberalismo ha promovido en la cuenca del río Loa.

5. Metodología

Este estudio tiene como objetivo principal describir lo que ha ocurrido en las

comunidades atacameñas del río Loa a partir de la regularización de derechos

particulares sobre las aguas de riego. Se basa en un diseño metodológico de tipo

cualitativo que utiliza preferentemente el método etnográfico, considerando que la

aplicación de entrevistas y la observación participante pueden permitir obtener

información de mayor riqueza y profundidad acerca de este proceso. De manera

complementaria, se utilizaran fuentes de datos secundarios, provenientes

principalmente de registros documentales.

Considerando que la mayor parte de los derechos de aguas constituidos durante el

proceso de regularización se concentra en el oasis de Calama, se ha elegido como

unidad de observación el caso de los agricultores del Canal Troncal Lay Lay y sus

ramales, una de las comunidades agrícolas más antiguas e importantes de esta

localidad, que abarca los sectores de La Banda y Chunchuri (ver imagen Nº 1, el área

con el nombre de Sector Oasis). Estos sectores además cuentan en su interior con

varias comunidades de aguas formadas a través del proceso de regularización de 1983

y de asociaciones y comunidades indígenas, creadas con la Ley Indígena de 1993, que

se han beneficiado del Programa de Aguas Indígenas de CONADI para la adquisición

de derechos de aguas en el mercado.

27
Imagen Nº1. Sector de Estudio.

Fuente: Duran 2014.

Para dar cumplimiento al primer objetivo específico, destinado a describir el proceso

de privatización del recurso hídrico de los agricultores y sus efectos, aparte de la

aplicación de entrevistas a los agricultores de este sector,aprovechamos el material

documental que disponíamos, producto de una revisión previa que habíamos

realizado en el Registro de Aguas del Conservador de Bienes Raíces de Calama, en el

marco de la colaboración que prestamos al proyecto de investigación doctoral de

Manuel Prieto (2014). A partir de este material realizamos un seguimiento de las

transacciones correspondientes a las comunidades de aguas del canal troncal

Lay Lay, desde las primeras regularizaciones de 1983-1984 hasta el año 2014. La

información documental rescatada fue registrada en planillas Excel para la

sistematización y análisis de las transferencias de derechos.

28
El segundo objetivo, orientado a caracterizar el impacto que ha tenido la

incorporación de nuevos usuarios (mineras, sanitarias, inmobiliarias y otros

particulares) en el funcionamiento de los sistemas tradicionales de riego, fue

abordado mediante la aplicación de las técnicas etnográficas (entrevistas y

observación participante). El tercer objetivo destinado a la descripción de las formas

en que el recurso a la etnicidad ha intervenido en el acceso a la recuperación de

recursos hídricos en un contexto de mercado, se realizaron entrevistas a agricultores

y funcionarios de CONADI, junto con la revisión de registros documentales de este

organismo y del Conservador de Calama.

El trabajo de campo en los sectores rurales de Calama se realizó en tres periodos. El

primero desde julio de 2012 a marzo de 2013. Luego en los meses de agosto y

septiembre de 2013; y, finalmente, durante gran parte del año 2014. Extendiéndose

hasta el mes de septiembre del mismo año, periodo en el que se aplicaron entrevistas

semi estructuradas, particularmente a regantes indígenas de Calama, dirigentes y

otros informantes claves.

La información recolectada fue ordenada y sistematizada para su análisis e

interpretación. Los procedimientos de análisis se basan principalmente en el

establecimiento de conceptos generales derivados de los objetivos específicos del

estudio, y tomando en consideración los ejes conceptuales discutidos en el marco

teórico de este estudio; todas las categorías fueron aisladas para su análisis y

tratamiento empírico. De la asociación de las variables se obtuvo un esquema de la

posesión de la propiedad y destino de las posibles transferencias de aguas desde su

privatización a la actualidad, que en su forma narrativa constituyen una biografía

social del agua de las comunidades de aguas del canal Lay Lay.

29
CAPÍTULO 2
LA AGRICULTURA EN EL OASIS DE CALAMA

En este capítulo se presentan las principales características que presenta actualmente

la agricultura en el oasis de Calama. Primero se presentan las principales

características de su desarrollo histórico contemporáneo, que permite situar la crisis

que vive esta actividad desde hace varias décadas. Luego se describe la situación

agrícola actual, con especial énfasis en la realidad que se observa en el área de

estudio, correspondiente a los sectores de la Banda y Chunchuri Alto, cuyos terrenos

son regados con las aguas del canal Lay Lay.

1. La agricultura en el oasis de Calama

El oasis de Calama se ubica en la provincia del Loa (véase Imagen N2), a 2.260

m.s.n.m., en una explanada del río Loa que se extiende a ambos lados del río que

cubre aproximadamente 15.358,68ha (véase Imagen Nº 3). Las condiciones

climáticas del área corresponden al tipo desértico de altura, que se caracteriza por una

fuerte variación térmica diaria, con temperaturas nocturnas más bajas durante el

periodo invernal, la carencia de precipitaciones y un alto nivel de sequedad

atmosférica.6

Hasta mediados del S. XIX, Calama era sólo un pequeño asentamiento agrícola, que

también era utilizado como parada en la ruta que cruzaba el desierto de Atacama,

conectando el interior de Bolivia con la costa. Sus escasos habitantes se dedicaban a

la agricultura y la ganadería aprovechando las aguas del río Loa, mientras que los

viajeros que pasaban por el área utilizaban las vegas existentes en el oasis para

alimentar sus animales. Con el inicio de la explotación del salitre en la pampa y de la

explotación del mineral de plata de Caracoles, Calama alcanza un mayor crecimiento,

teniendo ya hacia 1870 las características de un pequeño poblado, con un conjunto de

6
La temperatura media anual es de 13,3º. Los meses más cálidos se ubican entre diciembre y enero,
cuando se presenta una temperatura media de 14,6º; mientras que los más fríos corren entre junio y
agosto, con una media de 11,2º. Existe un nivel de precipitaciones de sólo 4,4 mm anuales, un 82% de
los cuales cae entre noviembre y abril.

30
viviendas más definido, algunas posadas y comercio, y una población de algo más de

800 habitantes.

A fines del S.XIX, con la ocupación chilena del territorio y el inicio del ciclo

salitrero, Calama se transformó en el centro de distribución regional de los arreos de

vacunos que se traían desde Argentina para abastecer los asentamientos de la pampa.

El área de superficie cultivada se incrementó notoriamente, principalmente para el

cultivo de la alfalfa, destinada a la alimentación de las remesas de ganado en tránsito,

para lo cual también se aprovechaban las vegas ubicadas al sector poniente del oasis.

La demanda de ganado y de productos agrícolas se incrementa en 1915 con el inicio

de la explotación del mineral de cobre de Chuquicamata, ubicado a sólo 16 km al

norte de Calama.7

Antes de este momento el oasis de Calama estaba en gran parte cubierto por vegas

pantanosas.8 La incorporación de nuevos suelos agrícolas suficientes para abastecer la

la gran demanda agropecuaria generada por la minería requirió de niveles de

inversión que sólo podían ser asumidos con desembolsos de capital sólo disponibles a

escala empresarial. De esta manera, el auge agrícola estuvo asociado a la

consolidación de un sector de empresarios que controlaron grandes extensiones de

terrenos, conocidos localmente como los “finqueros”, cuyas familias e importancia

son reconocidas hasta la actualidad (como los Núñez, Abaroa, Yutronic, Siglic,

Tomic y otras). Rodeando de las fincas de estos empresarios o en sectores más

marginales llegan a instalarse agricultores provenientes casi en su mayoría de las

zonas más altas, que conformarán un sector de pequeños propietarios o campesinos.9

Aparte de explotar sus propias tierras, ellos abastecerán también de mano obra a los

finqueros o se emplearán en otras actividades económicas locales. De esta manera, la

7
Desde su partida, atrajo muchos trabajadores, pero ellos se instalaron principalmente en este
campamento minero. Hasta los años 1960, Chuquicamata tuvo más población que Calama.
8
La agresiva desertificación de los suelos de hoy en día, hacen difícil imaginar a Calama alguna vez
cubierta de grandes pastizales y de suelos inundados y pantanosos. Sin embargo relatos como los de
Álvarez (1988, 1994, 2002) o las descripciones de Vidaurre (1981), Espinoza (1897) y Riso Patron
(1924), convencen de la enorme dificultad que significaría para los primeros agricultores del oasis el
entablar organizaciones de desvío, desecación y manejo controlado de las aguas en terrenos de altas
vegas y pantanos.
9
Otros buscarán empleo en las actividades mineras.

31
estructura agraria del oasis de Calama adquirirá una fisonomía muy diferente a la de

las otras localidades de la cuenca del río Loa, constituyendo por décadas un área

agrícola con una alta diferenciación interna entre dos sectores sociales, los grandes y

pequeños productores agrícolas,

En los años 1930, cuando la producción salitrera enfrenta su crisis terminal y las

oficinas y campamentos de la pampa de Tarapacá y Antofagasta se despueblan, la

agricultura de Calama inicia su periodo de crisis que perdura hasta el día de hoy. Al

disminuir drásticamente las remesas de ganado vacuno provenientes de Argentina,

quedará ociosa gran parte de la superficie de cultivo del oasis sembrada con alfalfa y

los sectores de vegas. A partir de ese momento la producción de alfalfa se orientará a

la producción ganadera (ovina y vacuna) y de maíz-choclo, destinada a la satisfacción

de la demanda local y del campamento minero de Chuquicamata. Con la inauguración

del ferrocarril Antofagasta-Salta, que comienza a funcionar en los años 1950, se

acaba la pasada de los arreos de ganado desde Argentina, ya que los animales son

transportados por este medio directamente a las ciudades del norte de Chile.

En la década de 1960, la actividad agrícola empresarial del sector finquero o

terrateniente empieza a declinar definitivamente. Estos empresarios agropecuarios

dejarán o disminuirán esta actividad por su baja rentabilidad o la continuarán en otros

lugares (por ejemplo, la Ganadera Abaroa se traslada a Antofagasta). En la práctica

sólo subsistirá el sector de pequeños propietarios, dedicados a la producción de maíz

choclo y a la ganadería para el abastecimiento de la población local, que aumenta con

el establecimiento de los trabajadores de Chuquicamata en la misma ciudad de

Calama en villas construidas por la empresa minera. De todas maneras, ya en esa

década se observa también un proceso paulatino de decrecimiento de la importancia

de la agricultura que afectará también la pequeña producción.

En la actualidad las antiguas vegas pantanosas han prácticamente desaparecido, la

superficie de cultivo ha disminuido notoriamente y la mayor parte de la superficie del

oasis es ocupada por la ciudad de Calama. A inicios de los 1980, cuando la Dirección

32
General de Aguas (en adelante DGA) entregó derechos particulares sobre las aguas

de regadío, la superficie bajo riego del oasis se estimó en aproximadamente 1.100 ha.

En la actualidad, se calcula que tan solo existirían 517,77 ha efectivamente

cultivadas, lo que representa el 3,4% del total de suelos del oasis.10Pese a esta

ostensible disminución de la actividad agropecuaria, por su extensión, el oasis de

Calama sigue siendo el sector agrícola más importante de toda la cuenca del río Loa.

Imagen Nº2. Provincia el Loa, se observa La Ciudad de Calama y su posición en

relación a los pueblos de las áreas de Atacama la Alta y Alto el Loa.

Fuente: Prieto (2014)

10
De acuerdo al catastro realizado para la elaboración del plano regulador de la ciudad de Calama entre
los años 2010 y 2013 se observa una disminución de 150,4 ha de suelo agrícola (Ilustre Municipalidad
de Calama 2010).

33
Imagen Nº3. Superficie Total Oasis de Calama

Fuente: adaptado de SAG (2014)

Debido a la baja calidad de las aguas11 y de los suelos del área, los cultivos en el oasis

se limitan casi exclusivamente a la alfalfa y el maíz, habiendo ya prácticamente

desaparecido los cultivos ocasionales de trigo que se realizaban también en el pasado.

De acuerdo a un censo realizado por INDAP una década atrás, el cultivo de alfalfa

ocupaba un 60,2% del total cultivado en el oasis, el maíz un 38,9% y otros cultivos un

0,9%. El cultivo de la alfalfa está asociado a la producción ganadera. La masa de

ganado existente en el oasis sería de aproximadamente 4.800 animales,

principalmente ovinos (que representarían un 55% de las existencias pecuarias),

seguido por los caprino (con un 22%), los porcinos (12%), los bovinos (7%), los

equinos (2%) y los camélidos (2%).

11
Debido a la contaminación que sufre el río Loa por los aportes del río Salado y de los afloramiento de
Angostura.

34
Durante la temporada de cultivo del maíz, que corres aproximadamente entre

septiembre y mayo, los agricultores del oasis de Calama reciben en forma controlada

los aportes de aguas del río que se regulan por medio del embalse Conchi. Entre junio

y agosto, las aguas de riego provienen totalmente de los aportes del río Salado y de

afloramientos subterráneos que se producen aguas debajo de la localidad de Chiu-

Chiu. Las aguas son distribuidas a través de una compleja red de canales que se

extienden a lo largo de los dos costados del río Loa. En la actualidad existen 18

canales de riego, que incluyen 2 troncales principales que surten aguas a 16 ramales.

Algunos de los antiguos canales en uso fueron revestidos en 1976 por la Dirección de

Riego, a fin de mejorar la calidad del riego. Desde entonces gran cantidad de obras de

drenaje han modificado los cursos de la red de riego en Calama (la Imagen Nº4

presenta una visión del actual estado del sistema de canales).

Entre los años 1983 y 1984 la Dirección General de Aguas (DGA) formó

42Comunidades de Agua y asignó derechos de agua privados a los agricultoresde las

localidades de Lasana, Chiu-Chiu, Calamay Quillagua. En el oasis de Calama formó

17 comunidades de aguas que incluyeron un total 327 usuarios originales, cuyos

predios abarcaban una superficie de 1.103,11 has., a las que se les asignó un total de

31.400.671,91 m3/año, correspondientes a 995,41 l/s.

35
Imagen Nº4. Sistema de canales de regadío del oasis de Calama.

Fuente: adaptado de Duran (2014) y Valdes (2007).

36
Imagen Nº5. Estado del uso de suelos del oasis de Calama 2014

Fuente: Duran (2014).

2. Los sectores de La Banda y Chunchuri Alto

La Banda y Chunchuri Alto (correspondientes a las zonas rurales ZR-1B y ZR-1A de

la Imagen Nº 2) son antiguos sectores de cultivo localizados al sur y suroeste de

Calama. La mayor parte de los agricultores del sector son descendientes de migrantes

provenientes de localidades del interior, que llegaron atraídos por el auge que vive el

oasis a partir de fines del S. XIX. En comienzos de los años 1980, cuando realiza el

37
proceso de formación de comunidades de aguas, la DGA identifica a un total de 76

agricultores en estos dos sectores (39 en La Banda y 37 en Chunchuri Alto). Hace una

década atrás, según un censo de INDAP , la cantidad de agricultores había bajado a

60 (37 en La Banda y 23 en Chunchuri Alto).

Los ocupantes de ambos sectores mantienen un sistema de residencia dispersa,

aunque las viviendas tienden a localizarse en algunos segmentos de los caminos

principales de acceso. En La Banda, estos ejes lo constituyen la Avenida Oriente y la

calle Miraflores, en tanto que en Chunchuri el eje se localiza en calle Yaru. Las

viviendas cuentan con acceso a electricidad y agua potable, pero carecen de

alcantarillado por lo que todas cuentan con pozos o fosas sépticas en sus patios

traseros.

Estos sectores son regados con aguas del Canal Troncal Lay Lay, el más extenso de la

red de riego del oasis de Calama. Este canal cuenta con una capacidad de 110 l/s de

caudal constante, que se distribuye a través de 4 ramales: La Banda y La Bandita que

riegan los terrenos del sector de La Banda; y Chunchuri Poniente y Carvajal que

riegan el sector Chunchuri Alto. En esos sectores la DGA constituyó tres

Comunidades de Aguas: La Banda, Chunchuri Alto y Carvajal (mayor detalle en

Capitulo 4).

Como ocurre en todo el oasis, en estos sectores la alfalfa es el cultivo principal,

seguido por el maíz. En un esquema de manejo normal, la alfalfa normalmente

reemplaza la superficie que previamente se cultivado con maíz por espacio de tres

años seguidos. La alfalfa se mantiene generalmente por un período de cinco años,

aunque también conservarse por un periodo más prolongado, dependiendo de la

atención que se le preste. La cantidad de cortes anuales se relaciona con los años que

tenga la plantación, pero entre el segundo y quinto año pueden realizar alrededor de

cuatro cortes anuales en promedio.12 El pasto una vez cortado es secado y enfardado

con maquinaria. A partir del segundo año, la producción puede alcanzar un

12
En algunos casos pueden llegar a cinco cortes, cuando la producción se corta para la crianza de
animales menores, ya que es necesario hacerlo cuando la planta se encuentra en “botón”.

38
rendimiento medio de 350 fardos de heno por ha. Es también común que aprovechen

también parte del pasto como materia verde, haciendo pastar los animales en la

misma plantación después de cada corte, lo que les sirve para emparejar la empastada.

Un agricultor de área realiza normalmente entre dos a cuatro siembras seguidas de

maíz al año (escalonándolas entre septiembre a inicios de noviembre), para asegurar

cosechas diferidas (desde febrero hasta comienzos de mayo). La producción se

orienta principalmente hacia el autoconsumo o, cuando la superficie sembrada es

mayor, a su comercialización como choclos en los mercados agrícolas de Calama.

Los rendimientos fluctúan normalmente entre 10 a 12 mil unidades por ha. Los

mejores precios se obtienen a comienzos de la temporada de cosecha, generalmente

hasta marzo. Luego los valores bajan de forma tal que normalmente parte o toda la

última producción es dejada como grano seco, para semilla o el consumo de animales

menores.

Las siembras se realizan manualmente, pero la preparación de los terrenos

(nivelación, aradura y rastraje), así como parte de las actividades de cosecha (corte y

enfardaje de la alfalfa) se realizan con maquinarias, que la mayoría de los agricultores

del área arrienda a algunos vecinos del lugar que cuentan con ella. Es común también

el uso de pesticidas y de abonos naturales. En general, son pocos los que contratan

fuerza de trabajo, limitándose a la mano de obra familiar disponible o, en algunos

casos, a mecanismos de cooperación interfamiliar en ambiente semifestivo.

En promedio, un agricultor del área mantiene alrededor de 20 ovinos y 10 porcinos; a

los que se agregan en algunos casos algunos caprinos. A ellos se suma, además, una

cantidad variable de conejos y aves de corral, que son muy importantes para el

consumo doméstico, los que alimentan aprovechando su propia producción forrajera

(alfalfa) y desechos (granos y chala de maíz y otros). Pocos agricultores del área

39
mantienen bovinos, ya que no consideran rentable su engorda por los precios que

alcanza este animal en Calama. Tanto los corderos como los chanchos se destinan a la

venta, en especial en períodos de fiestas, cuando alcanzan una fuerte demanda.

En el sector de La Banda se realiza la fiesta del niño Jesús, que se celebra cada año en

navidad, desde el 25 de diciembre al 6 de enero, ocasión en que reúnen aun los

antiguos vecinos para compartir comida, bebidas y adorar colectivamente a la figura

del niño Jesús. En ambos sectores se celebra el carnaval, celebrado 40 días antes de

semana santa, revitaliza el reconocimiento mutuo de la comunidad de pobladores,

aunque en el caso de La había caído en desuso y ha sido retomada desde hace algunos

años por un grupo de familias del sector.13En ambos sectores también se han vuelto a

practicar antiguas prácticas comunitarias como las mingas y las limpia de canales, a

iniciativa de asociaciones indígenas que se han formado tanto en La Banda como en

Chunchuri Alto.

13
Algunos intentos por rescatar estas prácticas culturales en el sector de la Banda, se encuentran
descritos en los trabajos de Araya y Segovia (2010) y en Mondaca y Ogalde (2012).

40
CAPÍTULO 3

EL FUNCIONAMIENTO DEL MERCADO DE DERECHOS DE AGUA

En este capítulo se describe el proceso de privatización de las aguas agrícolas del rio

Loa en el oasis de Calama, iniciado el año 1983. Se presentan los antecedentes de lo

ocurrido en las comunidades de aguas del canal Troncal Lay Lay, correspondientes a

los sectores de La Banda y Chunchuri Alto. Se caracteriza la dinámica de las

transferencias mercantiles del recurso hídrico, especialmente de aquellas cuyo destino

es no agrícola. El material base proviene fundamentalmente de la revisión de las

inscripciones existentes en los registros de aguas del Conservador de Bienes de

Calama

1. El proceso de formación de las comunidades de agua

La aplicación del modelo neoliberal a la propiedad del recurso hídrico fue iniciado

por el Estado a comienzos de la década de 1980. En el caso de las aguas destinadas al

regadío de las áreas agrícolas de Calama operó a través de la puesta en marcha de un

plan piloto de inscripción de los derechos de agua en localidades de la cuenca del río

Loa. La entrega de títulos de dominio que efectuó la Dirección General de Aguas

(DGA), se inició en el año 1983 e incluyó las localidades de Lasana, Chiu-Chiu,

Calama y Quillagua. El procedimiento se realizó mediante la formación de

comunidades de aguas correspondientes a grupos de regantes usuarios de los

diferentes canales existentes.14 La definición de las comunidades de riego y sus

derechos de aguas fueron establecidas mediante sentencias judiciales del Segundo

Juzgado de Letras de Calama, por medio de las cuales se procedió a la inscripción de

los títulos de propiedad individuales en el Registro Conservador de Bienes Raíces de

Calama (y Tocopilla, para el caso de Quillagua).15

14
Los Artículos 186-293 del título III del Código de Aguas, definen a las organizaciones de usuarios
de aguas y sus funciones.
15
Véase Molina (2005), Araya (2006), Prieto (2014) para un detalle de los alcances del proceso de
regularización aplicado en la Provincia del Loa.

41
Los derechos inscritos, expresados en términos de volumen de agua por unidad de

tiempo (m3/año o l/seg), fueron determinados en relación con la superficie de cultivo

regada a través del cálculo de tasas de riego efectuadas por la DGA a través de

estudios catastrales realizados con anterioridad (Niemeyer 1979; DGA 1982 y 1983).

Se ha señalado que estos catastros subestimaron las necesidades de las prácticas

agropecuarias, porque no incluyeron toda la tierra realmente trabajada, terrenos en

descanso, situaciones de tenencia precaria y, principalmente, áreas de vegas de uso

colectivo destinadas al pastoreo que eran también regadas (Prieto 2014). En nuestro

estudio, agricultores también señalaron el problema de la subdeclaración por el temor

a cobros de derechos de uso. De esta manera, el proceso de regularización de las

aguas de riego, implicó también la expoliación de recursos hídricos que eran

utilizados históricamente por estas comunidades, junto con aumentar la

disponibilidad de aguas para la creciente demanda de la minería y los centros urbanos

(Molina 2005).

En Calama, el proceso de regularización terminó con la formación de 17

comunidades de aguas, con un total de 327 usuarios a los que se les entregaron

931,98 l/seg, correspondientes a 1.103,56 has regadas. En el área de estudio,

correspondiente a los sectores La Banda y Chunchuri Alto, regados principalmente

con aguas del Canal Lay Lay, se constituyeron 3 comunidades de aguas, con un total

de 73 usuarios, a los que se les concedieron 107,63 l/seg, correspondientes a 220,01

has regadas, lo que representa el 11,5% del total de aguas de riego y

aproximadamente un 19,9% de la superficie de Calama consideradas en este proceso.

La comunidad de aguas La Banda, que incluye los canales La Banda y La Bandita, se

ubica al sureste de la ciudad de Calama (véase zona “ZR-A1 La Banda” en Imagen

Nº3). Fue constituida con 39 usuarios a los que les fueron regularizados 79,68 l/seg

(equivalentes a 2.513.546m3/año), para el riego de 88,54ha. En la tabla Nº1 se

presenta la nómina de usuarios originales de esta comunidad, la superficie regada y

los derechos de aguas constituidos.

42
Tabla Nº1: Constitución de Comunidad de Aguas La Banda, 1984

Superficie Regada
Nómina de usuarios (há) m3/año
Tita Vergara Vda. De Abaroa 2,00 56.777,64
Pedro Espinoza Bacho 0,50 14.194,41
Suc. Berna Maizares 5,54 157.274,06
Santiago Cutipa Morales 0,98 27.821,04
Domingo Araya Leon 1,98 56.209,86
Federico Morales Cruz 2,94 83.463,13
Suc. Agustin Ramos Cruz y Francisco 0,37 10.503,86
Ramos Zuleta
Suc. Juan Tomic 9,14 259.473,81
Elvira Vda de Bracamonte 1,50 42.583,23
Juan la Flor Romero 2,55 72.391,49
Alberto Corante Barboza 2,65 75.230,37
Alejandro Cruz Alvarez 2,00 56.777,64
Ricardo Reyes Reyes 3,00 85.166,46
Alejandro Cruz Alvarez 4,00 113.555,28
Eugenio Cruz Miranda 1,75 49.680,44
Oscar Loyola Urquiola 1,50 42.583,23
Telmo Cortes Olave 1,00 28.388,82
Guillermo Callejas Callejas 0,50 14.194,41
Simon Toroco Salinas 0,50 14.194,41
Alvaro Cofre Godoy 0,30 8.516,65
Segundo Cruz Ramos 1,87 53.087,09
Suc. Juan Siglic 10,50 298.082,61
Ernestina Herrera Vda de Toroco 1,35 38.324,91
Suc. Mamerta Herrera Siares 0,75 21.291,62
Segundo Miranda Cruz 0,36 10.219,98
Suc. Màximo Diaz Gonzalez 0,73 20.723,84
Suc. Catur Gavia 2,60 73.810,93
Hilda Catur Ramos 1,00 28.388,82
Antonia Maldonado Vda de Chocobar 2,50 70.972,05
Suc. Bracamonte 0,50 14.194,41
Vicente Radic Orlandini 6,20 176.010,68
Ramon Miranda Liquitay 2,96 84.030,91
Suc. Agustin Ramos Cruz 0,85 24.130,50
Suc. Agustin Ramos Cruz 1,25 35.486,02
Mirta Ponce Lopez 2,00 56.777,64
Alberto Corante Barboza 3,00 85.166,46
Leonardo Reyes Reyes 0,25 7.097,20
Roberto Sierra Sierra 3,07 87.153,68
Suc. Alvarado Liquitay 2,10 59.616,52

Total 88,54 2.513.546,11


Fuente: Elaboración propia, Conservador de Bienes Raíces de Calama

43
La comunidad de aguas Carvajal, que abarca el canal del mismo nombre, se ubica al

suroeste de la ciudad de Calama, en el sector Chunchuri Alto, (véase zona “ZR-B1

Poniente” en Imagen Nº3). Fue formada con 15 usuarios a los que les fueron

regularizados 27,95 l/seg (equivalentes a 881.664m3/año) para el riego de 30,72ha.

En la Tabla Nº2 se presenta la nómina de usuarios originales de esta comunidad, la

superficie regada y los derechos de aguas constituidos.

Tabla Nº2. Constitución de Comunidad de Aguas Canal Carvajal, 1983

Superficie
Nómina de usuarios Regada (há)* M3/año
Suc. Casimiro Echeverría Velázquez 1 28.700
Estefanio Aguilar Avalos 0,50. 14.350
Bernardino Alihuanca 1,50. 43.050
Humberto Rojas Carral 1 43.050
Nicolas Puca Vilca 0,15 4.305
Sabina Martinez Martinez 0,50. 14.350
Teofilo Liquitay 6 172.200
Celedonio Leon Ortiz 0,87 24.969
Vicenta Tinte Vda. De Cruz 0,20. 5.740
Iris Salas Muñis 2 57.400
Sindico de Quiebras 0,50. 14.350
Raul Moro Moro 0,50. 14.350
Valentina Vilca Brañez 2 57.400
Alexis Karl Salas 10 287.000
Gregorio Herrera Liquitay Singularizado 3,5 100.450
con Nº 4
Total 30,72 881.664
Fuente: Elaboración propia, Conservador Bienes Raíces. *Sentencia Judicial

Segundo Juzgado de Letras de Calama.

La comunidad de aguas Chunchuri Alto, que incluye los canales Chunchuri Alto 1 y

Chunchuri Alto 2 y el Canal 17A, se ubica en el sector del mismo nombre, al

poniente de la ciudad de Calama (véase zona “ZR-B1 Poniente” en Imagen Nº 2).

Esta comunidad fue constituida con 21 usuarios a los que les fueron regularizados

91,66 l/seg (equivalentes a 2.891.525 m3/año) para el riego de 100,75ha. En la tabla

Nº3 se presenta la nómina de usuarios originales de esta comunidad, la superficie

regada y los derechos de aguas constituidos.

44
Tabla Nº3. Constitución de Comunidad de Aguas Chunchuri Alto, 1983

Superficie
Nómina de usuarios Regada (há)* m3/año
Manuel Salva Torrejon y otra 3 86.100
Telesforo Caro Caro 1,50. 43.050
Jose Ramos Reyes 2,75 78.925
Cleofe Gonzales Salva - 78.925
Edubiges Coria Gonzales 1 28.700
Bartolomé Coria Gonzalez 3 86.100
Crispolo Ayabire Cruz 3 86.100
Carlos Panire Saire 0,75 21.525
Juan Barboza Colque 3,50 100.450
Santiago Ayabire Ayabire 2,50 71.750
Manuel Ramos Sutar 3,15 93.275
Arturo Varas Varas 3 86.100
Buanaventura Araya Zarricueta 3 86.100
Claudio Espinoza Ramos 1,50 43.050
Julio Coria Gonzalez 1 28.700
Teresa Galvez Hernandez 1 28.700
Manuela González Colque 2 57.400
Dagoberto Godoy Silva 2,50 71.750
Fernando Ramos Reyes 2,75 78.925
Juan Tomic Romero 53,75 1.492.400
Emperatriz Diaz Olivarez 5 143.500

Total 100,75 2.891.525


Fuente: Elaboración propia, Conservador Bienes Raíces. *Sentencia Judicial

Segundo Juzgado de Letras de Calama.

2. El funcionamiento del mercado de derechos de agua

El proceso de constitución de comunidades y la inscripción de derechos particulares

de los usuarios en el Conservador de Bienes Raíces de Calama, significó que las

aguas de riego quedaron disponibles como bienes transables en el mercado,

independiente de la tierra a la que estaban tradicionalmente ligados. En el caso de los

usuarios de las comunidades de aguas del canal Lay Lay, las transacciones

mercantiles de derechos de aguas se registran a partir de 1986. En un primer

momento, que llega hasta 1994, las transferencias se producen solamente entre

agricultores. A partir de ese año, aparecen los traspasos de derechos a particulares y

empresas no agrícolas.

La primera venta de este tipo se realiza a la Empresa de Servicios Sanitarios de

Antofagasta (ESSAN), la que adquiere en 1994 a un usuario de la comunidad

45
Carvajal la cantidad de 172.200 m3/año. En 1995 se inician las ventas a empresas

mineras, las que se producen con la intermediación de particulares. El primer caso de

este tipo es realizado por el empresario Luis Alberto Darraidou, quien compra 59.616

m3/año correspondientes a los derechos de un particular que previamente había

adquirido de un usuario de la comunidad La Banda. El mismo año, Darraidou vende

estos derechos a la Sociedad contractual Minera El Abra. Esta misma operación, por

parte de los mismos actores, se repite dos años más tarde respecto otros 59.616

m3/año pertenecientes una sucesión familiar usuaria original de la comunidad La

Banda. Otro intermediario destacado es la Sociedad Inmobiliaria y de Inversiones El

Corregidor Ltda., quien aparece en 1996 comprando a un usuario de la comunidad

Carvajal 287.000 m3/año, los que son trasferidos casi en su totalidad el año 1999 a la

Compañía Minera Gibraltar Ltda. (propietaria del yacimiento Lomas Bayas). Los

traspasos a empresas mineras reaparecen a fines de la década siguiente, cuando se

producen transferencias de derechos de aguas a la Compañía Minera Quadra en los

años 2007 (correspondientes a la comunidad La Banda) y 2011 (de las comunidades

Carvajal y Chunchuri Alto); y a la Compañía Minera Xstrata Lomas Bayas el año

2008 (correspondientes a La Banda). En el caso de las transferencias a la minera

Quadra del año 2011, ellas se realizan mediante la intermediación de la

Embotelladora Aguas de La Sierra Ltda.

También se producen transferencias a empresas del rubro inmobiliario por parte de

usuarios de la comunidad La Banda. En total los derechos traspasados corresponden a

554.632,04m3/año, la mayor parte de los cuales (533.032,04 m3/año) fueron

adquiridos por la Inmobiliaria e Inversiones Luna Insulza Alvear Ltda. El resto de los

derechos (21.600 m3/año) corresponde a una compra realizada por Inmobiliaria Los

Robles Ltda.

Desde el año 2001, comienzan a transferirse derechos de aguas a comunidades y

asociaciones indígenas creadas bajo el amparo de la Corporación Nacional de

Desarrollo Indígena (CONADI), que financia las compras que realizan estas

organizaciones a través del Programa de Aguas del Fondo de Tierras y Aguas

46
Indígenas que administra esta institución. A través de este mecanismo, a la fecha se

han traspasado 1.998.931,58 m3/año, que representa un 31,8% del total de derechos

aguas que fueron entregados originalmente a las comunidades de aguas La Banda,

Carvajal y Chunchuri Alto.

La primera transferencia de este tipo se produce el año 2001, cuando la Comunidad

Atacameña de Chiu Chiu adquiere 45.500 m3/año de agua a un usuario de la

comunidad del canal Carvajal. El año 2002, la Asociación Indígena Atacameña

Likantatay compra 1.492.400 m3/año de un usuario de la comunidad canal Chunchuri

Alto. Entre los años 2003 y 2004, la Asociación Indígena de Regantes y Agricultores

(A.I.R.A.) Chunchuri Poniente adquiere 490.094 m3/año a distintos usuarios de las

tres comunidades del canal Lay Lay. La A.I.R.A. de Lay Lay, en los años 2007 y

2009, compra 56.544 m3/año a diferentes usuarios de la comunidad La Banda.

Tabla Nº4: Distribución de los derechos de agua de las comunidades del Canal Lay Lay, año 2014

Sector Comunidad Propiedad de los derechos de agua al año 2014

(m3/año)

Minería Sanitario Inmobiliario Otros no Org. Agricultura Total


(usuarios
agrícola Indígenas originales y
sucesiones)

La Banda La Banda 482.054,19 - 554.632,04 7.175,00 144.777,00 1.324.907,81 2.513.546,04

Carvajal 299.865,00 172.200,00 - - 93.886,00 315.713,00 881.664,00


Chunchuri
Alto Chunchuri
7.175,00 - - - 1.760.268,58 1.124.081,42 2.891.525,00
Alto
Total 789.094,19 172.200,00 554.632,04 7.175,00 1.998.931,58 2.764.702,38 6.286.735,19

% 12,6% 2,7% 8,8% 0,1% 31,8% 44,0% 100,0%


Fuente: Elaboración propia en base a datos del Conservador de Bienes Raíces de Calama

En suma, sin considerar los traspasos que corresponden a situaciones de herencia y

entre propietarios vecinos, observamos que se ha transferido un 56,0% de los

derechos de agua que les fueron asignados originalmente a las tres comunidades

formadas por la DGA en el canal Lay Lay. De este porcentaje, un 24,2% corresponde

a ventas realizadas a particulares y empresas no agrícolas, en tanto que el 31,8%

47
restante a transferencias hechas a organizaciones indígenas para su uso agropecuario

(véase Tabla N° 4). Aunque los derechos adquiridos por estas últimas tienen ese

destino, hay que consignar que parte de ellos (un 76,9%), se realizaron a

organizaciones de otro sector de Calama (Likantatay) y de la localidad de Chiu-Chiu.

Esto significa que un 24,5% de los derechos originales de las comunidades formadas

en el canal Lay Lay han sido transferidas a indígenas de otros lugares. Si a ello le

agregamos el 24,2% vendido a particulares y empresas no agrícolas, tenemos que

estas comunidades no cuentan actualmente con el 48,7% de los recursos hídricos que

les reconoció la DGA en los años 1983 y 1984.

Si bien la incorporación de los derechos de agua al mercado ha significado la pérdida

de casi la mitad de los recursos de las comunidades estudiadas, es necesario señalar

que este mismo mecanismo ha permitido también la incorporación de derechos que

originalmente fueron asignados por la DGA a comunidades de otros canales del oasis

de Calama e, incluso, de Lasana y Chiu-Chiu. La A.I.R.A. Chunchuri Poniente

adquirió en los años 2008 y 2009 un total de 284.946,371 m3/año a usuarios de

comunidades de los canales Coco La Villa, Chunchuri Bajo de Calama y de

comunidades de los canales El Pueblo de Chiu-Chiu y del canal Grande y La Banda

de Lasana y Chiu-Chiu. La A.I.R.A de Lay Lay compró 123.650,00 m3/año a

distintos usuarios de las comunidades de los canales Topater, Tronco y Coco La Villa

de Calama, y de los canales Pona de Lasana y Pueblo de Chiu-Chiu.

En resumen, por medio de las compras realizadas por las organizaciones indígenas

del sector se han incorporado 408.596,528 m3/año, que representan un 13,3% del

total de derechos que han salido de estas comunidades para uso no agrícola o para la

agricultura en otros lugares (o un 26,6% de los derechos que han sido transferidos a

organizaciones indígenas de otros sectores de Calama, Lasana y Chiu-Chiu).

Como se ha mencionado en el Capítulo 2, la actividad agrícola en el oasis de Calama

vive una prolongada crisis, un fenómeno que ya era evidente a comienzos de los años

1980, cuando la DGA forma estas comunidades y les asigna derechos de aguas. Ya en

48
ese momento, muchos de los asignatarios no dependían exclusivamente de la

agricultura o derechamente ya no trabajan sus predios.16 De hecho, entre ellos se

contaban los herederos de las tierras que quedaban de las antiguas fincas de los

terratenientes del oasis. De acuerdo a los entrevistados, esta situación los dispuso

favorablemente a la posibilidad de enajenación de sus derechos, lo que se concretó al

activarse la demanda por parte de empresas mineras e inmobiliarias, principalmente, a

partir de los años 1990. Esta disponibilidad es la que han también terminado

aprovechando las organizaciones indígenas que, con el financiamiento de CONADI,

han adquirido derechos de agua.

Al analizar lo acontecido en las comunidades de estudio, se puede concluir que la

activación del mercado de aguas (compraventa de derechos) ha significado una

pérdida importante de los derechos que originalmente les fueron reconocidos. Como

ha sido documentado en todo el oasis de Calama, se han traspasado derechos de aguas

para fines mineros, inmobiliarios y sanitarios. Por otro lado, si bien existen

transferencias a organizaciones de indígenas que han contado con el apoyo financiero

de CONADI, para mantener su uso agrícola, estos derechos han terminado siendo

relocalizados en otros lugares. Sin embargo, a través del mismo mecanismo de

mercado, organizaciones indígenas de agricultores del canal Lay Lay también han

adquirido derechos pertenecientes a comunidades de otros canales de Calama, Lasana

y Chiu-Chiu, que han sido incorporados al regadío de tierras de los sectores de La

Banda y Chunchuri Alto.

16
Varios de estos propietarios entregaban sus tierras bajo sistemas de aparcería (arriendos, medierías,
sistemas de cuidado). Precisamente, una de las principales reclamaciones contra el proceso de
constitución de las comunidades de aguas es la no consideración de estos productores agrícolas que
efectivamente trabajaban la tierra bajo estos sistemas.

49
CAPÍTULO 4

LA ADQUISICIÓN DE DERECHOS DE AGUA Y EL RECURSO A LA

ETNICIDAD

En este capítulo, se describen las formas en que el recurso de la etnicidad ha

permitido a agricultores de origen indígena de los sectores de La Banda y Chunchuri

Alto, la adquisición de aguas de riego utilizando los mecanismos del mercado. Para

ello, se examina primero la emergencia étnica entre los agricultores de Calama y la

formación de agrupaciones indígenas, seguido de una descripción del proceso de

compra de derechos de aguas a través de los subsidios del Fondo de Tierra y Aguas

Indígenas (en adelante FTAI), centrándonos en las organizaciones indígenas del área

de estudio.

1. La emergencia étnica atacameña y la formación de agrupaciones

indígenas en Calama

Diversos autores (Gundermann 2000, 2003; Barros 2004; Rivera 2006; Larraín 2008;

Morales 2009; Prieto 2014) han señalado que la emergencia de una identidad étnica

atacameña es un fenómeno reciente, que se perfila más nítidamente a partir de los

años 1990.17 En este proceso se ha reconocido la importancia que tuvo la discusión,

promulgación y operación de la Ley Nº 19.253,18 y la creación y operación de la

CONADI como institucionalidad de apoyo a la formulación de la etnicidad. Los

atacameños han usado la identidad étnica como un recurso político que les ha

permitido articular modalidades de diálogo con el Estado y sus instituciones.

El proceso de emergencia étnica atacameña tuvo lugar en los antiguos asentamientos

rurales de la cuenca de El Loa y del Salar de Atacama, incluyendo la misma Calama

17
Aunque sus orígenes se pueden rastrear en la década anterior, cuando comunidades atacameñas se
movilizan frente a la amenaza de expoliación de sus recursos hídricos y empiezan a tomar conciencia
de derechos ancestrales compartidos que exceden el plano localista sobre el que hasta ese momento
situaban su identidad (véase Prieto 2014).
18
Esta ley establece normas sobre la protección, fomento y desarrollo indígena, y crea la Corporación
Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), el organismo encargado de “promover, coordinar y
ejecutar, en su caso, la acción del Estado a favor del desarrollo integral de las personas y comunidades.
indígenas,.pecialmente en lo económico, social y cultural de impulsar su participación en la vida
nacional”(artículo N° 39).

50
por parte de migrantes provenientes de las mismas, algunos dedicados a la agricultura

en terrenos eriazos al norponiente de esta ciudad. Sin embargo, los antiguos

agricultores del oasis de Calama que pudiesen poseer una base biográfica y cultural

que los vinculara con ese origen, al menos durante la década de 1990, continuaron

optando por adscribirse a una identidad campesina o de pequeño productor

agropecuario.

A diferencia de las localidades del interior, Calama presenta una composición

poblacional heterogénea, donde el elemento indígena aparte de minoritario debió

esconder su proveniencia étnica y, como un habitante más de la “tierra de sol y

cobre”, optar por ser un “calameño” identificado con el proceso de desarrollo y

modernización de la ciudad. En un contexto donde se discriminaba lo indígena (el

“paisano”, el “llamo”), los agricultores del oasis se identificaron más cerca del

campesino que del indio o indígena.19.

Habrá que esperar hasta inicios de los años 2000 para la aparición de las primeras

agrupaciones indígenas formadas por agricultores de los antiguos sectores del oasis.

Se trata de dos asociaciones indígenas de los sectores de La Banda y Chunchuri Alto,

nuestra área de estudio. Ellas siguieron el camino de casi todas las organizaciones

indígenas de la región, adoptando una de las dos fórmulas establecidas en la Ley

19.253. Su creación está ligada a la CONADI, no sólo porque esta institución es la

encargada de certificar legalmente la proveniencia étnica de las personas y registrar

las organizaciones indígenas, sino también porque ambas se impusieron como

objetivo principal la adquisición de aguas de riego para el desarrollo de sus

actividades agrícolas, lo que conseguirán con los subsidios del FTAI administrado

por esta entidad gubernamental.

19
En un contexto que privilegia el desarrollo y la modernización, lo indio es denostado por su carácter
tradicional, premoderno e inferior. Los trabajos de Castro (2001), Valenzuela (2006) y Sanhueza y
Gundermann (2007), presentan una bibliografía actualizada sobre el proceso desarrollista en el norte
de Chile y la oposición modernidad/tradición vivida durante el periodo de “chilenización” de Atacama.

51
2. Las organizaciones indígenas en Calama

La Ley Indígena reconoce dos tipos de organizaciones, las comunidades y las

asociaciones indígenas. La comunidad indígena es definida como una agrupación de

personas que pertenecen a una misma etnia y presentan una o más de las siguientes

situaciones: provienen de un mismo tronco familiar; reconocen una jefatura

tradicional; poseen o han poseído tierras indígenas en común; o provienen de un

mismo poblado antiguo (Ley 19.253, artículo 9°). La asociación indígena, en tanto, es

definida como una agrupación voluntaria y funcional integrada por al menos

veinticinco indígenas, que se constituyen con objetivos que pueden ser: educacionales

y culturales; profesionales; o económicos, como agricultores, ganaderos, artesanos o

pescadores (artículos 36° y 37°). También reconoce la formación de asociaciones

indígenas urbanas o migrantes, definiéndolas como “una instancia de organización

social, desarrollo cultural, apoyo y mutua protección y ayuda” (artículo 76°).

Según a la información que disponemos, en la comuna de Calama se han constituido

un total de 14 comunidades indígenas y 55 asociaciones indígenas. 20 En la misma

ciudad de Calama se pueden identificar 5 comunidades y 26 asociaciones (véase

Tabla N° 5).

Tabla N°5: Organizaciones Indígenas en la ciudad de Calama


Fecha Nº Pertenencia
N° Tipo Nombre
constitución socios étnica
1 Asociación Asociación indígena Consejo de Pueblos Atacameños 26-09-1994 23 Atacameña

2 Asociación Asociación indígena atacameña Lickan Tatay 26-06-1994 50 Atacameña

3 Asociación Asociación indígena juvenil atacameña Yaalir 22-05-1995 25 Atacameña


Asociación indígena cultural atacameña de Tradiciones y
4 Asociación 27-10-1995 31 Atacameña
Costumbres, comuna de Calama
5 Asociación Asociación atacameña ZhaliLickanCkappur 29-03-1996 54 Atacameña

6 Asociación Asociación indígena aymaraMarcamasis 30-07-1996 76 Aymara


Asociación indígena de Progreso, Desarrollo y Cultura del
7 Asociación 11-08-1996 108 Quechua
pueblo de Kosca.
Asociación deportiva, social, cultural y recreativa San Antonio
8 Asociación 1998 40 Quechua
de Padua (ADREPSEL)
9 Asociación Asociación indígena atacameña de los Gentilares de Larache 29-04-1999 27 Atacameña

10 Asociación Asociación quechua juvenil de Ollagüe 14-09-1999 169 Quechua

11 Comunidad Comunidad Indígena San Pedro Estación 08-06-2000 45 Quechua

20
De acuerdo a información proporcionada por CONADI, el año 2012 existían en la Región de
Antofagasta 34 comunidades indígenas que poseían un total de 3.382 socios; y 90 asociaciones
indígenas, con un total de 4.773 asociados (Arrau Ingeniería 2012).

52
Atacameña,
Asociación Indígena Confederación Multicultural de Pueblos
12 Asociación 12-11-2001 40 quechua, aymara y
Originarios de Calama.
mapuche
13 Asociación Asociación indígena KunzaHoiri 19-01-2002 31 Atacameña
Asociación indígena cultural mapuche de tradiciones y
14 Asociación 31-01-2002 30 Mapuche
costumbres, comuna de Calama “Lonko Nahuel”
Atacameña y
15 Asociación Asociación indígena de agricultores LickanAntay 10-02-2002 26
quechua
Asociación indígena de agricultores y regantes de Chunchuri Atacameña y
16 Asociación 04-04-2002 38
Poniente. quechua
Atacameña y
17 Asociación Asociación indígena “Donde comienza mi tierra” 03-08-2002 32
quechua
Atacameña y
18 Asociación Asociación de mujeres indígenas Inti PanniPuriPachamama 08-01-2003 34
quechua
19 Asociación Asociación indígena de mujeres de Calama 30-08-2003 30 Atacameña

20 Comunidad Comunidad indígena Sumac-Llajta. 07-09-2003 45 Quechua

21 Asociación Asociación indígena de regantes y agricultores Lay Lay 30-10-2003 23 Atacameña


Asociación indígena agrícola y cultural social Cerro Negro y
22 Asociación 12-01-2004 54 Atacameña
sector Las Vegas
23 Asociación Asociación indígena atacameña Conjunto zampoñas Amautas 08-05-2004 30 Atacameña
Atacameña y
24 Asociación Asociación indígena de Calama Andino Costumbrista 07-09-2004 28
quechua
25 Asociación Asociación indígena UNIFAM 08-11-2004 29 Quechua

26 Asociación Asociación indígena aymaraSantata 20-11-2004 27 Aymara


Asociación cultural de tradiciones y costumbres San Antonio de
27 Asociación 26-01-2005 28 Quechua
Ollagüe
Comunidad atacameña agrícola y cultural, "Kamac Mayu Hijos
28 Comunidad 01-12-2010 - Atacameña
de Yalquincha"
29 Comunidad Comunidad Indígena de La Banda 06-04-2008 - Atacameña

30 Comunidad Comunidad de indios Atacameños en el sector de Chunchuri 09-07-2013 - Atacameña

31 Comunidad Comunidad Indígena Chuchuri 02-04-2013 - Atacameña


Fuente: adaptado y actualizado al 2014, de Valenzuela (2006).

Del total de asociaciones indígenas registradas en la ciudad de Calama, sólo cinco

tienen dentro de sus objetivos el desarrollo de la agricultura. A ellas se deben agregar

la Comunidad indígena Sumac-Llajta formada por migrantes originarios de una

estancia en las cercanías de Ollagüe y que comparten desde hace más de veinte años

un asentamiento común en las márgenes de Calama (y las comunidades de indígenas

creadas más recientemente en el área de nuestro estudio (La Banda y Chunchuri).

Con excepción de la Asociación Indígena Atacameña Lickan Tatay conformada en

1994, el resto de las agrupaciones con fines agropecuarios se forma en la década de

los años 2000.21

Solamente las asociaciones indígenas de agricultores y regantes de Chunchuri

Poniente y de Lay Lay podrían catalogarse como agrupaciones relacionadas a

antiguos agricultores del oasis, de los sectores Chunchuri Alto y La Banda,


21
La Asociación Indígena de Agricultores LickanAntay y la Asociación Indígena de Agricultores y
Regantes de Chunchuri Poniente en el año 2002; la Comunidad Quechua SumacLlajta y La
Asociación Indígena de Regantes y Agricultores de Lay Lay el 2003; la Asociación Indígena Agrícola
y Cultural Social Cerro Negro y Sector Las Vegas el 2004; y las comunidades indígenas atacameñas de
los sectores de La Banda y Chunchuri en los años 2008 y 2012, respectivamente.

53
respectivamente). Las restantes corresponden a migrantes provenientes de

comunidades del interior, que se han instalado en los márgenes norponiente de la

ciudad en terrenos eriazos en un antiguo sector de vegas de pastoreo.

La asociación de Chunchuri Poniente fue constituida originalmente por 38 socios, con

el objetivo de fomentar la producción agrícola del sector y la adquisición de subsidios

para la compra de aguas de riego y maquinarias de trabajo agropecuario. La

organización posee una composición heterogénea, incluyendo tanto a indígenas

quechuas y atacameños, como a no indígenas que practican la agricultura en el sector

de Chunchuri del oasis de Calama. Aunque en un comienzo sus socios eran todos del

sector, posteriormente ha incorporado a otros de diferentes proveniencias

(actualmente contaría con 96 asociados), al involucrarse en el desarrollo agrícola del

sector conocido como “La Toma”, una área baldía correspondiente a la antigua zona

de vegas aledaña a Chunchuri. La asociación de Lay Lay fue creada originalmente

con 23 socios, con el objetivo de adquirir aguas para riego para el desarrollo agrícola

de La Banda. Dado que todos sus asociados pertenecen a este sector. Presenta un

funcionamiento más cerrado y corporado. Estas asociaciones mantienen una relación

de conflictos entre ellas.

3. La adquisición de derechos de aguas a través del Fondo de Tierras y

Aguas Indígenas

La Ley 19.253 promulgada el año 1993 crea el Fondo para Tierras y Aguas Indígenas

(en adelante FTAI) administrado por CONADI, que considera dentro de sus objetivos

el financiamiento de la constitución, regularización o compra de derechos de aguas

(artículo N° 20). El funcionamiento de este Fondo, que se encuentra reglamentado

por el Decreto N° 395 del Ministerio de Planificación y Cooperación, del año 1994,

funciona a través de la entrega de subsidios a personas o comunidades indígenas.

Estos derechos deben ser inscritos en los registros de propiedad con prohibición de

54
venta por 25 años (de acuerdo a lo que establece la Ley mencionada en su artículo N°

22).22

Tabla Nº6: Derechos de aguas adquiridos a través del FTAI

Área Volumen (m3/año) %


II Región de Antofagasta 5.993.902,74 100,0
Ciudad de Calama 3.059.480,74 51,0
Sectores La Banda y Chunchuri 955.234,97 15,9
Fuente: Elaboración propia, sobre datos obtenidos de Conservador de bienes raíces de
Calama, al año 2014.

A través de la utilización de este subsidio, diferentes agrupaciones indígenas de la

ciudad de Calama han podido adquirir 3.059.480,74 m3/año de derechos de aguas, lo

que corresponde al 51,0%, del total de derechos de aguas indígenas comprados en la

Región de Antofagasta mediante subsidios del FTAI (véase Tabla Nº6).

Tabla Nº7: Organizaciones indígenas de Calama beneficiadas con el FTAI

Organización Indígena Año de Volumen Litros/Segundo %


adquisición (m3/año)
A.I. Likan Tatay 2001 1.492.400,00 53,68 48,8

A.I. LikanAntay 2002-2003 320.815,00 11,54 10,5


A.I. Cerro Negro 2004-2005 142.817,769 5,14 4,7
Comunidad SumacLlajta 2007-2011 148.213,00 5,33 4,8
A.I.R.A Chunchuri Poniente 2003-2009 775.040,40 27,69 25,3
A.I.R.A. de Lay Lay 2007-2009 180.194,20 6,49 5,9
TOTAL 3.059.480,74 109,87 100,0
Fuente: Elaboración propia sobre datos obtenidos de CONADI y CBR

La mayor parte de los derechos de aguas comprados a través de subsidios del FTAI

para agrupaciones indígenas de Calama (un 68,8%) tienen como destino el regadío de

terrenos de las asociaciones de migrantes del interior que se han instalado en los

terrenos baldíos ubicados al norponiente de la ciudad. El 31,2% restante

(correspondiente a 955.235,401m3/año) ha sido destinado a las dos agrupaciones de

22
Aunque este mismo artículo establece que CONADI “podrá autorizar la enajenación de estas tierras
o derechos de aguas previo reintegro al Fondo del valor del subsidio, crédito o beneficio recibido,
actualizado conforme al Índice de Precios al Consumidor”.

55
nuestra área de estudio, que se localizan en La Banda y Chunchuri, antiguos sectores

agrícolas del oasis.

Tabla N° 8: Derechos de agua adquiridos por A.I.R.A. Chunchuri Poniente mediante


FECHA INSCRIPCION M3/AÑO L/S FUENTE DEL DERECHO DE AGUA
13-03-2003 Fs 07 Nº 07 25.857 0,93Lay Lay Lay Ramal Chunchuri alto
17-03-2003 Fs 06 Nº 06 24.969 0,90 Lay Lay-Ramal Carvajal
08-04-2003 Fs 24 Nº 24 60.000 2,16 Lay Lay sector La Banda
30-06-2003 Fs 54 Nº 54 57.400 2,06 Lay Lay Ramal Chunchuri alto
30-06-2003 Fs 51 Nº 51 14.350 0,52 Lay Lay Ramal Chunchuri alto
10-09-2003 Fs 73 Nº 73 71.750 2,58 Lay Lay Ramal Chunchuri Alto
27-10-2003 Fs. 86 Nº 86 43.050 1,55 Lay Lay Ramal Chunchuri Alto
09-12-2003 Fs. 104 Nº 103 21.000 0,76 Lay Lay Ramal Chunchuri Alto
20-09-2004 Fj 60 Nº 48 56.777,00 2,04 Canal Lay Lay sector La Banda
21-10-2004 fj 63 Nº 51 22.050,00 0,79 Canal Lay Lay Ramal Chunchuri Alto
14-10-2008 Fj 105 Nº 98 12.668,617 0,456 Coco la Villa, Ramal Berna de Calama
21-10-2008 Fj 107 Nº 100 16.525,000 0,594 Canal Lay Lay, RamalChunchuri Alto
21-11-2008 Fj 118 Nº 111 22.377,000 0,805 Coco la Villa, Ramal Berna de Calama
21-11-2008 Fj 121 Nº 114 35.000,000 1,259 Coco la Villa, Ramal Berna de Calama
21-11-2008 Fj 120 Nº 113 21.980,000 0,791 Coco la Villa, Ramal Berna de Calama
21-11-2008 Fj 117 Nº 110 17.841,000 0,642 Coco la Villa, Ramal Berna de Calama
21-11-2008 Fj 119 Nº 112 18.086,000 0,65 Coco la Villa, Ramal Berna de Calama
02-12-2008 Fj 123 Nº 116 13.185,750 0,47 Chunchuri bajo
10-12-2008 Fj 127 Nº 120 12.972,004 0,47 Chunchuri bajo
30-06-2009 Fj 43 Nº 38 13.185,750 0,47 Lay Lay, Ramal Chunchuri Alto
28-07-2009 Fj 41 Nº 36 38.268,580 1,38 Lay Lay, Ramal Chunchuri Alto
30-07-2009 Fj 42 Nº 37 13.185,750 0,47 Lay Lay, Ramal Chunchuri Alto
03-08-2009 Fj 44 Nº 39 9.266,000 0,33 Canal El Pueblo de ChiuChiu
03-08-2009 Fjs 45 Nºs 40 100.450,000 3,61 Coco La Villa
05-08-2009 Fj 47 Nº 42 8.000,000 0,29 Comunidad de aguas canal grande de Lasana y Chiu-Chiu
05-08-2009 Fj 48 Nº 43 8.000,000 0,29 Comunidad de aguas canal La Banda de Lasana y Chiu-Chiu
14-08-2009 Fj 52 Nº 47 11.725,950 0,42 Lay Lay, sector La Banda
25-08-2009 Fj 56 Nº 51 5.120,000 0,18 Comunidad de aguas canal El Pueblo de Chiu- Chiu
Total 775.040,401 27,69
Fuente: elaboración propia sobre datos de CBR

A través de los subsidios de aguas del FTAI la Asociación Indígena de Regantes y

Agricultores Chunchuri Poniente ha logrado adquirir 775.040,40 m3/año de agua

(equivalentes a 27,69 l/s).El 61,5% de estos derechos provienen de compras

realizadas a agricultores de las tres comunidades del mismo Canal Lay Lay (La

Banda, Chunchuri Alto y Carvajal), mientras que el 38,5% restante corresponde a

adquisiciones de derechos correspondientes a usuarios de otros canales del oasis y de

las localidades de Lasana y Chiu-Chiu. Las compras se realizan en dos momentos:

2002 y 2003 y 2008-2009. En el primero logran adquirir 397.203,00 m3/año, por

compras de derechos en el mismo sector; en tanto que en el segundo, se hacen de

56
377.837,40 m3/año realizando también adquisiciones de usuarios de comunidades de

otros lugares (véase Tabla N° 8). En el caso de esta agrupación, estos derechos

benefician a sus asociados, aunque algunos no hacen uso de ellos no cuentan con

infraestructura de canales para regar sus terrenos. Los derechos de los socios que han

fallecido también han pasado al patrimonio común de la organización. Las aguas que

han quedado disponibles en la organización han sido destinadas para regar una zona

de antiguas vegas, aledaña al sector Chunchuri, donde una parte de los asociados

mantienen una toma de terrenos.

Tabla 9: Derechos de agua adquiridos por A.I.R.A. de Lay Lay mediante FTAI

FECHA INSCRIPCION M3/AÑO L/S FUENTE DEL DERECHO DE AGUA


02-10-2007 Fj 88 Nº 80 14.350 0,52 Canal Lay Lay, RamalCarvajal

31-10-2007 fj 107 Nº 96 14.194 0,51 Canal Lay Lay , sector La Banda

02-01-2008 fj 02 Nº 02 6.107 0,22 Canal Topater

13-10-2008 Fj 100 Nº 93 10.219,980 0,368 Canal Topater

28-10-2008 Fj 109 Nº 102 6.000,000 0,216 Pona de Lasana

10-09-2008 Fj 106 Nº 99 12.668,617 0,456 Coco la Villa, Ramal Berna de Calama

16-10-2008 Fj 91 Nº 84 8.266,000 0,297 Canal Pueblo de Chiu - Chiu

03-12-2008 Fj 125 Nº 118 42.222,000 1,519 Topater

03-12-2008 Fj 124 Nº 117 8.000,000 0,288 Pona de Lasana

09-07-2009 Fj 40 Nº 35 28.000,000 1,01 Lay Lay, sector La Banda

11-11-2009 Fj 87 Nº 77 22.960,000 0,83 Coco La Villa - Ramal Quinta El Bosque

11-12-2009 Fj 105 Nº 98 7.206,600 0,26 Comunidad de aguas canal Tronco


Total 180.195 6,48

Fuente: elaboración propia sobre datos de CBR

Mediante el mismo mecanismo de subsidios del FTAI, la Asociación Indígena de

Regantes y Agricultores de Lay Lay, ha logrado comprar 180.194,20m3/año

(correspondientes a 6,49 l/s). Un 68,6% de estos derechos (123.650,157 m3/año)

fueron adquiridas a usuarios de otros canales del oasis y de las localidades de Lasana

y Chiu-Chiu, mientras que el 31,4% restante (56.544,00 m3/año) proviene de

compras realizadas a agricultores de las tres comunidades del mismo Canal Lay Lay

(La Banda y Carvajal) (véase Tabla N° 9). En este caso, todas las adquisiciones se

realizan entre los años 2007 y 2008. Las aguas provenientes de estas transacciones

son usadas por tan solo por los socios de esta agrupación.

57
En suma, de un total de 31 organizaciones indígenas existentes en Calama, 5 de ellas

fueron creadas con fines agropecuarios, lo que les ha permitido recibir subsidios de

CONADI para la compra de una cantidad importante de derechos de agua. Si se

analiza la situación ocurrida en el área de estudio, las dos asociaciones indígenas

formadas en el sector han adquirido 955.234,97 m3/año. Aunque parte de estos

derechos pertenecían originalmente a usuarios de las comunidades de aguas

existentes en La Banda y Chunchuri Alto, una buena proporción proviene de compras

a asignatarios de otros canales del oasis y de Lasana y Chiu Chiu. De esta manera, si

bien el funcionamiento del mercado de aguas ha implicado la perdida de recursos

hídricos que han ido a parar a fines no agrícolas o a productores agropecuarios de

otros lugares, mediante este mismo mecanismo mercantil pero apelando a su

condición étnica las asociaciones indígenas del sector han podido incorporar

408.596,528 m3/año para el regadío de los terrenos de sus socios.

58
CAPÍTULO 5

LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DEL RIEGO EN UN CONTEXTO DE

MERCANTILIZACIÓN DE AGUAS

En este capítulo se abordan las características que presenta la organización social del

regadío en las comunidades de agua de los sectores de La Banda y Chunchuri Alto,

actualmente usuarias del Canal Lay Lay. Esta revisión aborda particularmente los

efectos que ha tenido la incorporación de nuevos usuarios no agrícolas (mineras,

sanitarias, inmobiliarias y otros particulares) y agropecuarios (asociaciones de

regantes indígenas) sobre la organización del riego en las comunidades de aguas,

luego de la apertura de los mercados de derechos de agua en Calama.

1. Agricultura y riego en el oasis de Calama

Dadas las condiciones de sequedad extrema del desierto de Atacama, la

disponibilidad de aguas para el regadío de los cultivos es crucial para el desarrollo de

la agricultura. Las aguas de riego con las que cuenta Calama son de mala calidad,

debido a su alto contenido de sales y minerales producto del aporte del río Salado al

cauce del Loa después de su paso por Chiu-Chiu, lo que se une a las características de

los suelos que, pese a su fertilización, presentan altos contenidos de sales, boro y

arsénico (Niemeyer 1979; DGA 2004; Molina 2005).

En Calama, al igual que en otros valles de la cuenca del Loa, el terreno se divide en

compartimentos cuadrados o rectangulares a modo de melgas, denominados eras; las

que son cerradas por bordos en los cuatro costados del terreno para contener el

escurrimiento de las aguas. (Niemeyer 1979). La pendiente al interior de las eras

tiene un solo sentido y, por lo general, es reducida o casi nula. La práctica de riego

consiste en inundar cada era, para que el agua quede estancada y se vaya infiltrando

en el suelo (Ver Imagen Nº6). Dadas las condiciones de los suelos del oasis, este

59
sistema de riego por inundación permite un mejor control de la hidratación y la

fertilización.

Era

Bordo
Imagen Nº6. a. Era inundada, Fotografía tomada por Alexis Moreno; b. Vista aérea esquemática del
sistema de riego por inundación empleado en Calama, se grafican los canales, el sistema de compuertas,
y de eras o talegas rodeadas por bordos de contención; c. Esquema con corte vertical del sistema de
bordos y niveles de inundación para conseguir el escurrimiento de las aguas en los suelos.

El riego del oasis de Calama depende de una extensa red que se extiende a partir de

canales troncales que se surten de bocatomas ubicadas en diferentes puntos del cauce

del río Loa. El Canal Lay Lay, que recorre poco más de 6 km, es el más extenso de

esta red23. Este canal es alimentado mediante una bocatoma localizada en un punto

cercano al puente Topater (imagen 8). A través de un sistema de compuertas

abastece 4 ramales (La Banda, La Bandita, Carvajal y Chunchuri Poniente),que

riegan los terrenos agrícolas de los sectores La Banda y Chunchuri Alto (Imagen 9,

23
La red de riego del Oasis de Calama, que cuenta con 18 canales, se extiende a lo largo de las dos
bandas del río (ver imagen 7).

60
10 y 11). La mayor parte de estos canales se encuentran revestidos con hormigón, con

excepción del ramal Carvajal.24

Imagen Nº7: Esquema unifilar de los canales en Calama.

Fuente: DOH, II Región Antofagasta

24
El mejoramiento del sistema de riego de Calama fue realizado en la década de 1960. Esto permitió
que el Canal Lay Lay tuviese una capacidad de 110 l/s de aguas (ver Imagen Nº8, 9 y 10), resolviendo
los problemas de escurrimiento y desborde por desmoronamiento de los bordos, que existían cuando
antiguamente los canales eran de tierra (imagen Nº11).

61
Imagen Nº8. Sector de Bocatomas Canal Troncal Lay Lay

Fotografía por Freddy Viñales.

Imagen Nº9. Compuertas que distribuyen las aguas a la izquierda hacia La Banda y
la Bandita, a la derecha hacia Carvajal, Chunchuri Alto y Likantatay.

Fotografía por Freddy Viñales.

62
Imagen Nº10. Canal Lay Lay en su Paso por La Banda.

Fotografía por Freddy Viñales.

ImagenNº11. Compuerta de riego al interior de parcela.

Fotografía por Freddy Viñales

63
2. La antigua organización social del riego en Calama

La operación del sistema de riego implica la necesidad de un manejo colectivo de la

infraestructura (bocatomas y redes de canales) y de la distribución de las aguas a los

usuarios a través del reparto rotativo de las aguas mediante turnos que definen el

volumen de agua y los horarios en que se entrega a cada agricultor.25La cantidad de

agua recibida es medida en unidad de tiempo en razón del caudal disponible del canal

y depende de la superficie de cultivo bajo riego reconocida como propiedad o

usufructo al agricultor. Los horarios de regadío, en tanto, son definidos respecto de la

posición del terreno respecto de la bocatoma donde se inicia el reparto de aguas. 26La

organización y funcionamiento del sistema de turnos está a cargo de “celadores”, que

son las personas encargadas de distribuir las aguas de acuerdo a la cantidad y

horario que le corresponda a cada usuario para el riego de sus predios. Los usuarios

que comparten el manejo de un sistema de riego, deben organizarse para enfrentar el

mantenimiento de la infraestructura hidráulica de uso colectivo y costear los gastos

que ello demande, además de financiar el pago de celadores. La organización es

representada por una directiva (o capitanes), que puede intervenir también en la

resolución de conflictos internos entre los regantes y con otras organizaciones27.

Como se ha mencionado en el capítulo 2, la expansión de la agricultura en Calama

está relacionada con el abastecimiento de las necesidades de la industria salitrera,

especialmente con la alimentación de los grandes arreos de animales que se traían

desde Argentina. Dado que el oasis en esos momentos estaba en gran parte cubierto

por vegas pantanosas, la apertura de nuevos suelos agrícolas suficientes para

abastecer la demanda agropecuaria generada por la minería requirió de niveles de

25
El turno habría sido impuesta a partir de 1557 por las reformas de Toledo y luego normada y
regulada por las leyes nacionales promulgadas desde la república hasta la actualidad (Groslouet al
1990).
26
De todas maneras, las prácticas agrícolas pueden hacer variar la cantidad y la oportunidad de la
entrega de aguas. Lo primero ocurre si el agricultor no cultiva toda la superficie de cultivo que posee
(sea por razones coyunturales, por ejemplo, alguna decisión relacionada con el mercado de su
producción; sea por razones estructurales, como la práctica cultural de dejar parte de sus tierras en
descanso). Lo segundo, con los requerimientos de riego de determinados tipos de cultivo (por
ejemplo, la necesidad de regar hortalizas en lapsos menores al espaciamiento del turno de riego, para
lo que recurren a lo que denominan “entresaques”).
27
La figura del capitán también es importante en las ceremonias de Limpia de Canales donde es
encargado de organizar la distribución del trabajo y las gratificaciones en comida y bebida. Su rol los
posiciona como autoridades.

64
inversión a escala empresarial. De esta manera, se consolidó un sector de empresarios

“terratenientes”, conocidos localmente como los “finqueros”, cuyas familias e

importancia son reconocidas hasta la actualidad (como los Núñez, Abaroa, Yutronic,

Siglic, Tomicy otras). Alrededor de las fincas de estos empresarios o en sectores más

marginales se instalan agricultores provenientes casi en su mayoría de las zonas más

altas, que conformarán un sector de pequeños propietarios que, junto a la explotación

de sus tierras, abastece también servicios de mano obra a los finqueros o a otras

actividades económicas locales.

La estructura agraria del oasis de Calama adquiere así una fisonomía muy diferente a

las de las otras localidades de la cuenca del río Loa. Se trata de un área agrícola con

una alta diferenciación interna, entre grandes y pequeños productores agrícolas, lo

que se manifiesta también en la organización social del sistema de riego. Dado que el

acceso a las aguas está relacionado con el tamaño de la propiedad, los finqueros

pudierontambién ejercer el control sobre el sistema de reparto de aguas. Un antiguo

agricultor del sector de Chunchuri relata esta situación:

Yo fui celador de aguas como 3, 4 años de este sector […] en el 63, 64. Yo
me iba en bicicleta todos los días hasta el Puente Negro que le llaman
ahora, un poquito más arriba salía el canal que regaba pa’ allá pal lado
del Cerro la Cruz; de ahí echaba yo agua a correr como a las 5 de la tarde,
con la hora antigua eso si, 4 y media bajaba la compuerta y sacaba piedras
y llegaba hasta el puente del ferrocarril, esa era la última compuerta de los
Núñez, ahí llegaba como a esta hora y me metía al agua todos los días. Aquí
llegaba el agua [Chunchuri] como a las 1 de la mañana, así llegaba el
caudal de agua para regar, y al otro día como a las 10 de la mañana, a las 2
ya no había, porque los otros [terratenientes] iban a recoger toda el agua
otra vez, pero era una maldad porque regaban con tanta agua estos
caballeros, tenían unas compuertas así de ancho y altas […], era grande.
[…], nos hacían polvear entonces. Como nosotros éramos los últimos en
tener agua aquí en la terraza, entonces era complicado para regar también
(H M, agricultor de Chunchuri).

Este testimonio grafica que los propietarios de fincas no sólo disponían de un mayor

volumen de aguas dado el tamaño de sus propiedades, sino que también controlaban

el horario de los repartos de las aguas de riego, beneficiándose con el uso de los

turnos del día, obligando a los pequeños agricultores a regar durante la noche.

65
La crisis de las faenas salitreras de los años 1930 impactó fuertemente en la

agricultura de Calama, la que debió reacomodarse principalmente al abastecimiento

de Chuquicamata y la propia demanda local. Por otro lado, la inauguración del

ferrocarril Antofagasta-Salta, que comienza a funcionar en los años 1950, terminó

definitivamente con los arreos de ganado desde Argentina, ya que los animales

empezaron a ser transportados por este medio directamente a las ciudades del norte de

Chile. Ya en la década de los años 1960, la actividad agrícola empresarial del sector

finquero empieza a declinar definitivamente. Subsistirá, principalmente, el sector de

pequeños propietarios, dedicados a la producción de maíz choclo y a la ganadería

para el abastecimiento de la población local, que empieza a crecer con el inicio del

establecimiento de los trabajadores de Chuquicamata en la misma ciudad de Calama.

De todas maneras, se observa también un proceso paulatino de decrecimiento de la

importancia de la agricultura que afectará también la pequeña producción.

3. La actual organización social del riego

En 1983 y 1984, cuando la D.G.A. crea las comunidades de aguas en el oasis de

Calama y otorga derechos correspondientes al riego de 1.103,56 ha (proceso descrito

en el capítulo 3), era evidente la crisis que vivía el sector agrícola. Las fincas de los

antiguos empresarios agrícolas eran sitios eriazos dentro de la ciudad o mantenían

escasa actividad agropecuaria; y, paralelamente, una parte de los pequeños

propietarios también mantenía ya sus tierras en desuso o habían disminuido su

producción agrícola.28

De todas maneras, el proceso de privatización de las aguas de riego también incluyó a

los finqueros, aunque ya no practicaban la agricultura o al menos no lo hacían a la

escala de antaño. Dado que sus propiedades seguían siendo de mayor tamaño,

obtuvieron una mayor cantidad de derechos de aguas, manifestándose de alguna

28
De hecho, un informe de la D.G.A. de 1982, consigna varios casos de propietarios que habían sido
considerados en roles de regantes anteriores que declarar que ya no riegan sus tierras.

66
manera las antiguas desigualdades de la estructura agraria local, ahora reflejadas en la

distribución de derechos al interior de las comunidades de agua que se crearon.

En el área de estudio (sectores La Banda y Chunchuri), al momento de efectuarse la

entrega de derechos de aguas, las sucesiones de antiguos finqueros poseían 81,59 ha,

que correspondían a un 37,1% del total de suelos bajo riego considerados en el

proceso, y les fueron otorgados 2.282.744,74 m3/año, correspondientes a un 36,3%

los derechos asignados a las 3 comunidades de aguas formadas en el Canal Lay Lay,

que riega estos sectores.

Si se observa lo ocurrido en cada sector, se presenta la siguiente situación. En el

sector de La Banda, en el momento que la D.G.A. inicia el proceso de regularización,

las antiguas fincas (o lo que quedaba de ellas) ocupaban una superficie de 27,84 ha,

que representaban el 31,4% de los suelos agrícolas del sector; por lo que recibieron

790.344,74 m3/año, correspondientes al 31,4% del total de aguas de la comunidad de

aguas del sector. Buena parte de estos derechos fueron vendidos, principalmente, a

empresas mineras. Así, Juana Tomic Rodríguez (de la sucesión Juan Tomic Romero)

vende 259.473,81 m3/año (que le fueron entregados para el riego de 9,14ha) a Cía.

Minera Quadra; Juan Siglic Cuellar, mediante intermediarios, termina transfiriendo

298.082,61m3/año (destinados a regar 10,5 ha) a Cía. Minera El Abra; los herederos

de Vicente Radic Orlandini venden 176.010,68m3/año (para el riego de 6,20ha) a

particulares para diferentes usos.

En el sector Chunchuri Alto, donde se formaron dos comunidades (Carvajal y

Chunchuri Alto), la superficie controlada por los antiguos finqueros (un solo caso)

ascendió a 53,75 ha que representaban un 40,9% de los suelos agrícolas del sector.

Estos terrenos, que eran propiedad de la sucesión de Juan Tomic Romero, se les

asignaron 1.492.400 m3/año, los serán luego vendidos a la asociación indígena

Likantatai.

Como se observa, las antiguas familias de finqueros siguieron controlando una

cantidad importante de los derechos regularizados a las comunidades de agua del

67
oasis de Calama, incluso en sectores como La Banda y Chunchuri que eran más

periféricos de las áreas donde se asentaron preferentemente los grandes propietarios.

Dada la escasa actividad agrícola que mantenían ya los descendientes de los antiguos

finqueros, con la apertura al mercado, son los primeros que enajenan sus derechos de

aguas, los que se transfieren casi totalmente a particulares y empresas para su uso no

agrícola.

El proceso de regularización efectuado por la D.G.A. permitió que las comunidades

de regantes existentes con anterioridad obtuvieran un reconocimiento legal, ahora

como comunidades de aguas con procedimientos de funcionamiento emanados del

Código de Aguas.29 Sin embargo, la institucionalidad estatal, siguiendo la lógica de

establecer roles de regantes por canal, creó tres comunidades de aguas (La Banda,

Chunchuri Alto y Carvajal), donde antes la costumbre reconocía sólo dos

comunidades de regantes, correspondientes a los antiguos sectores agrícolas (La

Banda y Chunchuri). Pese a esto, en la práctica, la organización social del riego

seguirá respetando la lógica antigua de funcionamiento por sector agrícola.

En un primer momento los pequeños agricultores observaron favorablemente la

regularización de sus derechos de aguas, puesto que les prometía un mayor control

del sistema de manejo del riego y seguridad en la obtención de aguas. En

comparación con el antiguo sistema de organización del regadío, la situación a ese

momento, exceptuando la situación de lo que quedaba de las antiguas fincas,

mostraba una mayor homogeneidad del tamaño de la propiedad y, por tanto, la

posibilidad de que los pequeños propietarios pudiesen contar ahora con un mayor

control del sistema de turnos y de la distribución de las aguas a través de los

celadores, tendiendo a equipararse de alguna manera la rotación y horarios de los

turnos de riego.

29
El Código de Aguas,en el Título III, artículo 205 señala: “La comunidad deberá llevar un Registro
de Comuneros en que se anotarán los derechos de agua de cada uno de ellos, el número de acciones y
las mutaciones de dominio que se produzcan.No se podrán inscribir dichas mutaciones mientras no se
practiquen las inscripciones correspondientes en el Registro de Aguas del Conservador de Bienes
Raíces”

68
Como se ha mencionado, actualmente cada sector maneja su propio sistema de

regadío.

En el caso de la Banda los miembros de la organización de riego son aquellos

agricultores cuyos derechos fueron reconocidos al formarse la comunidad de agua.

Cuentan con una directiva conformada por un presidente, a cargo de dirigir la

organización y representar los intereses de sus socios; un secretario, encargado de

anotar actas y de enviar y recepciónar documentos de toda clase atingentes con la

organización; un tesorero, a cargo de la contabilidad de los recursos de la

organización y un celador encargado de la distribución de los turnos de riego, el

trabajo del celador es remunerado mediante el pago de una cuota (de $2500) de cada

uno de los socios. Esta es la primera comunidad en recibir la ronda de turnos, al estar

junto a la bocatoma su celador debe manejar la compuerta que separa las aguas de los

sectores de La Banda de los de Chunchuri y Likantatay (Imagen Nº 9). Aquí los

agricultores se reúnen periódicamente, para tratar temas atingentes al pago de cuotas,

el arreglo de canales (particularmente referidos a la mantención de bocatomas,

revestimientos, y compuertas) y la limpia de canales que se organiza a inicios de la

temporada de riego en septiembre.

En el caso de Chunchuri, la organización es más o menos similar, agrupando a todos

los agricultores cuyos derechos fueron reconocidos al formarse la comunidad de

aguas, al igual que en La Banda cuentan con una directiva formada por un presidente,

un secretario, un tesorero y un celador también con sueldo remunerado con los fondos

que la organización administra del pago de cuotas que los socios mensualmente

deben pagar. Antiguamente, al ser la única organización vecinal del sector tendió a

concentrar la resolución de la mayor parte de los problemas de las familia del sector,

con el tiempo la conformación de nuevas organizaciones (Juntas de vecinos, clubes

deportivos y organizaciones comunitarias de todo tipo) fueron acotando el

funcionamiento exclusivamente a la organización del riego. Ellos se reúnen en

septiembre al comienzo de la temporada de riego, para tratar temas atingentes a la

limpia de canales y el pago de cuotas, y luego se reúnen en marzo, al final de la

69
temporada de riego, para coordinar el arreglo y mantención de bocatomas,

revestimientos y compuertas. Este sector ha incorporado al sistema de turnos al único

agricultor del canal Carvajal el que participa del reparto de riego de Chunchuri Alto.

La limpieza de los canales se realiza una vez al año, se inicia en el mes de septiembre

en jornadas de que pueden durar varias semanas. Cada sector organiza de forma

separada este trabajo. Aunque la realización de estas faenas de limpieza al interior de

la ciudad es actualmente de responsabilidad del Departamento de Aseo de la

Municipalidad de Calama. Fuera del límite urbano, son las directivas de las

Comunidades de agua quienes coordinan junto a los agricultores el trabajo de

limpieza en cada uno de los sectores. En el caso de los sectores de La Banda y

Chunchuri, se observa que la participación de los agricultores en las limpias es

obligatoria, hay agricultores que cubren su obligación de participar pagando

trabajadores que aportan con fuerza de trabajo en representación del propietario.

Desde el inicio de la última década estas personas han manifestado que lo hacen

como un intento de “recuperar” la antigua tradición de la “limpia” de canales. A este

trabajo de limpieza del canal también se han integrado los agricultores de la

organización indígena Likantatay que se organiza para limpiar el tramo de canal por

el que obtienen aguas del canal Lay Lay.

El sistema de turnos del canal Lay Lay, que agrupa a las comunidades de aguas de la

Banda y Chunchuri, comienza desde los primeros meses de septiembre y se extiende

por 6 meses hasta fines de marzo. La distribución se ordena siguiendo la conducción

de las aguas por sector, que se realiza partiendo desde La Banda, pasando luego a

Chunchuri Alto, luego a Likantatay y termina en Carvajal, la nueva ronda de turnos

se renueva a los 12 o 14 días en cada sector. Al avanzar hacia los meses de altas

temperaturas el lapso del tiempo entre los turnos de riego se extiende por el aumento

de la demanda de riego en el oasis, lo que extiende la rotación a 24 días llegando

incluso a alcanzar los 27 días.

70
Aquellos agricultores que riegan alfalfa durante el año, emplean el sistema de

entresaque, lo que consiste en abrir durante un tiempo limitado las compuertas de

manera de proporcionar riego por un par de horas a cada sector, para ser distribuida

entre los agricultores de alfalfa que la necesitan.

Como se ha visto en el capítulo anterior, la legalización de los derechos de aguas de

los agricultores del oasis de Calama, permitió la transferencia del recurso hídrico a

particulares y empresas no agrícolas, así como a asociaciones de regantes indígenas.

En el caso del área de estudio, estas transferencias son muy importantes, ya que,

como señalamos, representan el 56,0% del total de derechos de aguas (m3/año)

entregados a las tres comunidades formadas por la D.G.A. en los sectores La Banda y

Chunchuri. A continuación se presenta la forma en que esta situación ha impactado a

los sistemas de riego y su organización.

Como se ha mencionado en el capítulo 3, las empresas mineras controlan el 12,5% de

los derechos asignados a las tres comunidades formadas en el canal Lay Lay. 30 Lomas

Bayas aunque extrae gran parte de los derechos de aguas que ha adquirido en los

canales de Calama, 31 no extrae los derechos de aguas que ha adquirido en el canal

Lay Lay. Esta empresa ha implementado un sistema de cesión temporal de turnos a

algunos agricultores del sector Chunchuri que no cuentan con derechos de aguas. La

minera Quadra tampoco extrae los derechos que posee en La Banda y Chunchuri,

sino que, al igual que la empresa anterior, los cede a algunos agricultores de estos

sectores que no cuentan con derechos. De acuerdo a distintos entrevistados, la cesión

de turnos o derechos es una estrategia que utilizan estas empresas para evitar el pago

de multas por el no uso de la totalidad de las aguas de su propiedad. Minera El Abra,

en tanto, se acomoda al sistema general de turnos de los regantes del sector La Banda,

30
Estos derechos se distribuyen entre la Cía. Minera Lomas Bayas (285.565 m3/añoadquiridos en su
momento por Gibraltar Ltda.; y 81.822,87 m3/año comprados posteriormente por la Cía. Minera
Xstrata Lomas Bayas);la Cía. Minera Quadra (295.298,81m3/año); y la Cía. Minera El Abra
(59.616,52m3/año).
31
Lomas Bayas, que cuenta también con derechos de usuarios de otros canales del oasis, traslada sus
aguas a un punto de almacenaje donde financió un proyecto de forestación de algarrobos (que dio
origen al actual Parque Explora Lomas) y mantiene un invernadero en convenio con CONAF, en
terrenos entregados en comodato por el empresario Luis Pacase Angulo, quien actuó de intermediario
durante la compra de derechos de agua a los agricultores. La mayor parte de las aguas son conducidas
al yacimiento de Lomas Bayas, ubicado al interior de la localidad de Baquedano.

71
ya que sus derechos de aguas están asociados a la compra de una parcela donde

construyó un campamento para sus trabajadores. A través de su gerencia de

relaciones comunitarias, desde hace algunos años financia proyectos de algunas

organizaciones del sector La Banda.

Los derechos adquiridos por el sector sanitario en el área de estudio (172.200 m3/año

comprados por ESSAN a un usuario de la comunidad Carvajal), fueron sustraídos al

sistema de riego del sector Chunchuri, puesto ellos fueron relocalizados para su

extracción en un punto del sector Yalquincha, donde esta empresa extrae el total de

aguas que ha comprado en el oasis de Calama, para trasladarlas a la planta de

tratamiento que posee en las cercanías.

Respecto de los derechos traspasados al sector inmobiliario, que representan el 8,8%

del total correspondiente al canal Lay Lay, ellos están asociados a terrenos adquiridos

para el desarrollo de proyectos de construcción. Las empresas propietarias,32

prácticamente no utilizan estas aguas, y cuando lo hacen se acomodan al sistema de

turnos de riego, que por su escasa participación no son contabilizados en el orden

regular de turnos de riego de las organizaciones ni tampoco se les cobra cuotas para

financiar al celador.33

En el caso de los derechos adquiridos a través del financiamiento de CONADI, ya se

ha mencionado en el capítulo 3 que una parte de ellos corresponden a agrupaciones

indígenas de otros lugares. En uno de estos casos,34 los derechos fueron relocalizados

para su captación por la comunidad de Chiu-Chiu en canales de su localidad. Estos

derechos fueron sustraídos definitivamente del sistema de riego del sector Chunchuri.

El otro de los casos es la asociación indígena de riego Likantatay, organización que se

localiza en otro sector al norte de Chunchuri y que desde el año 2007 se integra al

sistema de turnos de Chunchuri Alto mediante la construcción de un canal con el que

32
Ellos corresponden a dos empresas: Inmobiliaria e Inversiones Luna Insulza Alvear Ltda., que posee
533.032,04 m3/año; e Inmobiliaria Los Robles, que cuenta con 21.600,00 m3/año.
33
Es probable que estos derechos de aguas, una vez concretados los proyectos inmobiliarios, terminen
siendo transferidos a terceros.
34
Que corresponden a la Asociación Indígena Atacameña Likantatai (1.492.400,00 m3/año) y la
Comunidad Atacameña de Chiu-Chiu (45.500,00 m3/año).

72
traslada sus derechos de agua hasta las parcelas de los socios de la organización, por

lo que estas aguas siguen participando del sistema de organización del riego.

En cuanto a las agrupaciones indígenas del área de estudio, tenemos que del total de

las aguas que compra la A.I.R.A. de Lay Lay (180.194,57 m3/año), la mayor parte

(un 69%) corresponde a derechos adquiridos en otros canales (Canal Topater, Canal

Coco La Villa, Canal el Tronco y canales de las localidades de Lasana y Chiu Chiu),

los que fueron relocalizados en el canal Lay Lay e incorporados al sistema de riego de

La Banda. En el caso de los derechos comprados a usuarios de comunidades de la

misma área de estudio, 14.350,00 m3/año fueron adquiridos a un usuario del canal

Carvajal (del sector Chunchuri), por lo que debieron ser trasladados al sistema de

riego de La Banda.

Del total de aguas adquiridas por la A.I.R.A. Chunchuri Poniente, un 40,9%

(284.946,371 m3/año) corresponde a derechos comprados a usuarios de otros canales

del oasis de Calama (Coco La Villa y Chunchuri Bajo) y de Lasana y Chiu-Chiu, los

que debieron relocalizarse en el canal Lay Lay para ser incorporados al sistema de

riego del sector Chunchuri. De los derechos que esta agrupación adquiere de

comunidades de la misma área de estudio, 23.451,9 m3/año fueron adquiridos a

usuarios de la comunidad de La Banda, por lo que también debieron ser trasladados al

sistema de riego de Chunchuri.

Como se ha notado, las aguas adquiridas por la A.I.R.A. de Lay Lay fueron

incorporadas al sistema de riego del sector La Banda. Sin embargo, ellas fueron

destinadas exclusivamente a miembros de esta agrupación, aumentando las horas de

riego en el caso de aquellos que ya contaban con derechos de agua por ser usuarios de

la comunidad formada por la D.G.A. o entregando derechos o legitimidad de uso a

quienes, por diferentes motivos, eran agricultores del sector, pero no contaban con

derechos de agua de su propiedad (aunque recibían por acuerdo de la agrupación de

regantes).

73
Las aguas adquiridas por la A.I.R.A Chunchuri Poniente también fueron incorporadas

al sistema de riego de su sector (en este caso, Chunchuri), pero para favorecer

solamente a los miembros de esta agrupación, aumentando las horas de riego en el

caso de aquellos que ya contaban con derechos de agua por ser usuarios de la

comunidad formada por la D.G.A.o entregando derechos o legitimidad de uso a

quienes, por diferentes motivos, eran agricultores del sector, pero no contaban con

derechos de agua de su propiedad (aunque recibían turnos de riego por acuerdo de la

agrupación de regantes). Sin embargo, en este caso parte de las aguas también son

destinadas para el regadío de un sector agrícola aledaño, conocido como “La Toma”,

donde tienen terrenos miembros de la agrupación.35

El principal problema del sistema de riego del canal Lay Lay esta dado por la

incomunicación y acurdo entre los encargados de las directivas de las comunidades

de aguas. Un dirigente me señaló que no hay comunicación y que no se respetan

siempre los acuerdos del tiempo del riego usado. Razón por la que los agricultores de

Chunchuri tengan quejas contra la directiva de la comunidad de aguas de la Banda

argumentando que corta el riego antes de tiempo, desordenando el turno de reparto.

En resumen, en cuanto al impacto provocado por la formación de comunidades de

agua en la organización del riego, en el área de estudio podemos observar que, si bien

la DGA siguiendo la lógica de reconocer las agrupaciones de regantes por canal

formó tres comunidades (La Banda, Carvajal y Chunchuri Alto), en la práctica

siguieron funcionando las dos organizaciones de riego pre existentes,

correspondientes a los sectores agrícolas Chunchuri y La Banda.

La antigua estructura agraria de alguna manera se ve reflejada en los resultados del

proceso de formación de comunidades de agua y constitución de derechos

particulares a sus usuarios. Sin embargo, la influencia de los grandes propietarios en

la organización social de los sistemas de riego ya no es tan preponderante, puesto que

35
Algunos miembros de la agrupación, que no realizan agricultura por no contar con canales o por
fallecimiento, no reciben aguas de riego por lo que sus derechos se reparten en el resto de los socios
que efectivamente hacen uso de ellos.

74
su actividad agropecuaria se había reducido o era prácticamente nula36 y la

producción agrícola del oasis descansaba principalmente en el sector de pequeños

propietarios, lo que se reflejaba en una mayor homogeneidad interna en la

distribución y disponibilidad de aguas en los sistemas de turnos de riego.

El funcionamiento del mercado de derechos de aguas ha significado el traspaso de

una gran cantidad de estos recursos a particulares y empresas no agrícolas. En el caso

del área de estudio también ocurre este fenómeno, pero no toda esta agua se ha

sustraído a la actividad agrícola. Como se ha señalado, un porcentaje de los derechos

de aguas adquiridos por las empresas mineras, ha sido cedido temporalmente a

agricultores, en particular a quienes no contaban con derechos de aguas, legitimando

su posición dentro del sistema de reparto de agua donde antes tenían una posición

precaria.

La compra de derechos de agua por parte de agrupaciones indígenas con el

financiamiento de CONADI, ha operado cumpliendo con el fin de mantenerlos para

la actividad agropecuaria, en este caso la desarrollada por agricultores de este origen

étnico. Al observar lo acontecido en el área de estudio, encontramos que a través de

este mecanismo también se han sustraído aguas a los sistemas de riego del sector,

para ser relocalizados en otros lugares. La organización Likantatay mediante la

construcción de una red de canales el año 2007 se acopló a al sistema de turnos de

Chunchuri Alto del que extrae aguas para el riego de su sector, mediante este

mecanismo la organización se convierte en el mayor usuario con relación al uso de

las aguas del canal Lay Lay, del cual posee el 23,7% del caudal total regularizado

por la DGA. Pero, también, las agrupaciones indígenas del sector de estudio han

incorporado derechos de aguas originalmente localizados en otros canales del oasis e,

incluso, de otras localidades indígenas. Estas aguas si bien se han sumado al sistema

de regadío de los sectores de La Banda y Chunchuri, solo han favorecido a los socios

de estas organizaciones que han visto aumentado sus derechos o legitimado su uso.

Además, en el caso especifico de la A.I.R.A. Chunchuri Poniente una parte de estas

36
Es el sector de los antiguos finqueros, precisamente, el que comercializa primero sus derechos.

75
aguas ha sido destinadas a regar un nuevo sector agrícola (La Toma), beneficiando

incluso a agricultores que no siendo indígenas han podido obtener derechos de agua

para sus predios por su participación en la agrupación.

Todo lo anterior se traduce en un nuevo posicionamiento frente a la propiedad de

aguas de riego, conseguido por las organizaciones indígenas mediante el uso del

mercado. Lo anterior delimita tres sectores de riego diferentes con relaciones de

permanente tensión y conflicto por la cantidad de aguas que se reparten y los tiempos

de rotación de los turnos de riego que les corresponden a cada sector

76
CONCLUSIONES

Al observar lo ocurrido con la asignación de derechos particulares sobre las aguas de

riego en los sectores agrícolas de La Banda y Chunchuri Alto, se puede concluir que

la activación del mercado de aguas ha tenido como consecuencia una pérdida

importante de los derechos que les fueron reconocidos por la DGA en los años 1983-

1984. Como ha acontecido, parte de los derechos de agua de los agricultores de estos

sectores han sido traspasados a empresas mineras, inmobiliarias y sanitarias. Si bien

existen transferencias a organizaciones de indígenas que han contado con el apoyo

financiero de CONADI, una buena proporción de estos derechos han terminado

siendo relocalizados en otros lugares. Sin embargo, utilizando los subsidios

entregados por este mismo organismo, dos asociaciones indígenas formadas por

agricultores de estos sectores, también han adquirido derechos pertenecientes a

comunidades de otros canales de Calama, Lasana y Chiu-Chiu, que han sido

incorporados al regadío de tierras de La Banda y Chunchuri Alto.

La emergencia étnica atacameña y la influencia que tuvo la discusión y operación de

la ley indígena pueden visibilizarse en la formación de un número importante de

organizaciones indígenas en la región de Antofagasta. De un total de 31

organizaciones indígenas existentes en Calama, 5 de ellas fueron creadas con fines

agropecuarios, lo que les ha permitido recibir subsidios de CONADI para la compra

de una cantidad importante de derechos de agua. Si se analiza la situación ocurrida en

el área de estudio, las dos asociaciones indígenas formadas en el sector han adquirido

955.234,97 m3/año. Aunque parte de estos derechos pertenecían originalmente a

usuarios de las comunidades de aguas existentes en La Banda y Chunchuri Alto, una

buena proporción proviene de compras a asignatarios de otros canales del oasis y de

Lasana y Chiu Chiu. De esta manera, si bien el funcionamiento del mercado de aguas

ha implicado la perdida de recursos hídricos que han ido a parar a fines no agrícolas

o a productores agropecuarios de otros lugares, mediante este mismo mecanismo

mercantil pero apelando a su condición étnica las asociaciones indígenas del sector

77
han podido incorporar 408.596,528 m3/año para el regadío de los terrenos de sus

socios.

La compra de derechos de agua por parte de agrupaciones indígenas a través del

financiamiento de CONADI, ha cumplido con el fin de mantener estos recursos

hídricos dentro de la actividad agropecuaria desarrollada por los agricultores de este

origen. Al observar lo ocurrido en La Banda y Chunchuri, nuestra área de estudio,

tenemos que si bien estas aguas se han incorporado al sistema de regadío de cada

sector, solo han favorecido a los socios de estas organizaciones que han visto

aumentado sus derechos o legitimado su uso. Además, en el caso especifico de la

A.I.R.A. Chunchuri Poniente, una parte de los recursos adquiridos han sido

destinados a regar un nuevo sector agrícola (La Toma), beneficiando incluso a

agricultores que no siendo indígenas han podido obtener agua para sus predios por su

participación en esta agrupación.

El proceso de regularización efectuado por la D.G.A. se estructuró en torno a la figura

legal de la comunidad de agua. En nuestra área de estudio, a pesar de que se formaron

tres comunidades de aguas (La Banda, Chunchuri Alto y Carvajal), la organización

social del riego siguió respetando la lógica antigua de funcionamiento por sector

agrícola (La Banda y Chunchuri Alto). El sistema de riego es mayormente impactado

por la venta de derechos que se relocalizan en otros lugares disminuyendo la cantidad

de aguas disponible para el desarrollo de la agricultura en estos sectores. El

funcionamiento del mercado también ha provocado una relocalización interna de los

derechos que a pesar de haber sido transferidos permanecen disponibles en estos

sectores. Ocurre así con las compras efectuadas por las asociaciones indígenas que

benefician solamente a sus asociados aumentando sus cuotas de riego. También con

los derechos pertenecientes a las empresas mineras, que los han asignado de una

manera discrecional a algunos agricultores de cada sector. Todo esto ha favorecido la

emergencia de conflictos al interior de las organizaciones de regantes de cada sector,

ya que las asociaciones indígenas han adquirido un mayor control de las mismas.

78
También se han agudizado los conflictos entre los sectores agrícolas, principalmente

por el incumplimiento de la cantidad de días de riego que les corresponde a cada

sector, al compartir la misma bocatoma en el canal troncal. En el caso del sistema de

riego de Chunchuri Alto, se agregan las dificultades producidas por la obligación de

cumplir con los días de riego correspondientes a los derechos adquiridos por la

asociación indígena Likantatay en ese sector, que son trasladados al lugar donde se

localiza esta organización.

Los derechos de agua regularizados por la DGA efectivamente se han incorporado al

mercado. Sin embargo, nuestro estudio enseña que la forma en que se desarrolla este

proceso y sus consecuencias son complejas, que el mercado no solo asigna recursos

sino también poder y deja espacio a la etnicidad.

79
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