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La fluidoterapia se encarga de mantener o restaurar el volumen y la composición de los líquidos corporales utilizando la vía iv.

Tiene cuatro objetivos principales:

1. Reponer las pérdidas de líquido y electrolitos previas.


2. Aportar las necesidades mínimas diarias de agua y electrolitos que se eliminan por la piel, pulmones, aparato digestivo y urinario.
3. Compensar las pérdidas de líquido anormales.
4. Realizar una nutrición adecuada que incluya las necesidades calóricas en forma de hidratos de carbono, grasas, aminoácidos y vitaminas. Las
necesidades mínimas son de 1.000 calorías/día en el adulto sano en reposo (el 20% deben proceder de los hidratos de carbono).

El empleo de soluciones intravenosas implica riesgos importantes por lo que se requiere una continua evaluación de la situación hemodinámica del
enfermo valorando especialmente la aparición de signos de sobreaporte de agua o electrolitos.

En la práctica, la monitorización puede efectuarse con tres elementos de juicio: Signos clínicos, datos de Laboratorio y datos de monitorización
invasiva.

INDICACIONES GENERALES

– Shock hipovolémico, distributivo y obstructivo.


– Depleción hidrosalina moderada - grave.
– Depleción acuosa: reducción de la ingesta (coma) o aumento de las pérdidas (sudoración excesiva, diabetes insípida, ventilación mecánica…).
– Depleción salina: diuréticos, nefropatía, pérdidas digestivas, insuficiencia suprarrenal aguda.
– Depleción de líquido extracelular: vómitos, diarreas, fístulas, ascitis (tercer espacio), íleo, trastornos renales.
– Trastornos electrolíticos y del equilibrio ácido-base:
– Hipernatremia (causas renales, extrarrenales).
– Acidosis o alcalosis metabólicas
– Urgencias diabéticas.
– Dieta absoluta.
– Administración urgente de fármacos por vía intravenosa.

TIPOS DE SOLUCIONES
PRINCIPALES INDICACIONES PARA CADA TIPO DE SOLUCIÓN

NORMAS GENERALES PARA EL USO DE FLUIDOTERAPIA IV


– Ajustar pautas de fluidos individualmente, en función del déficit calculado.
– Ajustar en situaciones de insuficiencia cardiaca, renal o hepática.
– Valorar el estado de hidratación del paciente y monitorizar hemodinámicamente
en enfermos crónicos sometidos a fluidoterapia intensiva: presión arterial, diuresis/hora, FC, iones en sangre y orina.
– Evitar soluciones hipotónicas en situaciones de hipovolemia
– Evitar sueros glucosados en procesos cerebrales agudos (TCE, ACVA) inicialmente, en pacientes críticos y restringir en pacientes respiratorios
retenedores de carbónico.
– No olvidar la glucosa en insuficiencia hepática en dieta absoluta y en diabéticos
en tratamiento con insulina.
– Gelatinas (Hemoce) llevan 5 meq/l de K no usarlo en situaciones de hiperpotasemia, intoxicación digitálica ni en grandes cantidades en oligoanuria ni
junto a concentrados de hematíes.
– Grandes reposiciones con suero salino "fisiológico" (0.9%) aumentan la cifra de
cloro y ocasionan acidosis metabólica hiperclorémica.
– Elohes eleva la cifra de amilasa pudiendo conducir a errores diagnósticos.
– Evitar Ringer lactato en situaciones de insuficiencia hepática o isquemia hepática
por el riesgo de aumento de acidosis láctica.
– No aportar potasio en los sueros hasta confirmar diuresis o descartar proceso que provoque anuria, sobre todo en medicados con IECA, diuréticos o
ahorradores de potasio. Adecuar su aporte a las pérdidas.
– Cuidado con los aportes de sal en los sueros a pacientes a los que se la restringimos en la dieta (insuficiencia cardiaca, HTA).
– Tener en cuenta los trastornos de la hemostasia de los dextranos y si se usan realizar antes las pruebas cruzadas. Estos sangrados pueden ser
controlados con desmopresina.
– Albúmina no tiene indicación en la reposición urgente de volumen.
– Los coloides con más reacciones alérgicas son las gelatinas.
– En general se requiere más volumen de cristaloides (de 3 a 6 veces) que de coloides para lograr los mismos objetivos.

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