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Cartagena de Indias, 19 de septiembre de 2013

Señor

JUEZ SEXTO LABORAL DEL CIRCUITO JUDICIAL

CARTAGENA DE INDIAS-BOLIVAR

E. S. D.

REFERENCIA: SOLICITUD DE IMPUGNACION.

ACCION DE TUTELA DE VIRGINIA ISABEL CABALLERO BLANCO


CONTRA INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACION Y
COLPENSIONES.

RADICACION N°. 130013105006201300344-00

VICTOR MANUEL ROYO PRINS, apoderado judicial de la actora, en la


oportunidad señalada por el decreto 2591 de 1991, Art. 31, impugno,
ante el TRIBUNAL SUPERIOR DE CARTAGENA-SALA LABORAL., la
decisión de ese despacho, de fecha 11 de septiembre de 2013, notificado
por estado, relativa al asunto de la referencia.

I. FUNDAMENTOS DE LA IMPUGNACIÓN

Que el superior revise la decisión de primera instancia, por carecer de las


condiciones necesarias a la sentencia congruente, teniendo en cuenta que:
a) No se ajusta a los hechos antecedentes que motivaron la tutela ni al
derecho impetrado, por error de hecho y de derecho, en el examen y
consideración de la petición de mi poderdante; b) Se niega a cumplir el
mandato legal de garantizar al agraviado el pleno goce de sus derechos
fundamentales, como lo establece la ley; c) Se funda en consideraciones
inexactas cuando no totalmente erróneas; d) Incurre el fallador en error
esencial de derecho, especialmente respecto del ejercicio de la acción de
tutela, que resulta inane a las pretensiones del actor, por errónea
interpretación de sus principios.

II. CRÍTICA DE LOS MOTIVOS DE HECHO Y DE DERECHO DE LA


DECISIÓN

Es cierto que mi poderdante se notifico de la resolución N°. 0989 de fecha


2 de febrero de 2011, en la cual le reconoció la Pensión de Sobrevivencia
a la accionante y que mediante resolución N°. 03518 de fecha 29 de marzo
de 2011, se ingreso en nomina, para hacer efectivo el pago de la pensión
de sobrevivencia reconocida a mi mandante. Igualmente es cierto, que el
JUZGADO PRIMERO CIVIL DEL CIRCUITO DE CARTAGENA, mediante
auto de fecha 1 de abril de 2009, dispone emitir auto de obedézcase y
cúmplase, a lo resuelto por la HONORABLE CORTE CONSTITUCIONAL
en Sentencia T-1040 de fecha 23 de Octubre de 2008. En este aparte
señor Juez, yo aporte mediante documento físico a su despacho, que el
señor JUAN DE LA CRUZ CARPIO PRINS, sufrió una enfermedad
catastróficas como el VIH/SIDA, y por lo tanto el finado nunca alcanzo a
notificarse del reconocimiento de su Pensión de Invalidez, ya que falleció
el 12 de septiembre de 2009 y jamás pudo conocer la decisión de la
Honorable Corte Constitucional. Como puede ver claramente demostrado,
que INSTITUTO DE SEGUROS SOCIALES EN LIQUIDACION, por la
actitud negligente y omisiva de dar respuesta a la solicitud del finado,
termino su deceso. Mi poderdante, actualmente tiene una condición
bastante deplorable de salud, también sufre de VIH/SIDA, ya que es
catalogada como una enfermedad terminal y sus síntomas se vienen
presentando desde mucho antes, por haberse contagiado a través de su
difunto esposo. Además tiene 2 hijos, uno de los cuales todavía es menor
de edad. Sostiene que debe considerarse que venía enferma desde mucho
antes por recibir contagio de la enfermedad, heredada de su difunto
esposo. , por lo cual no debe negársele la RELIQUIDACION DE SU
PENSION DE SOBREVIVENCIA, que configura un derecho adquirido e
irrenunciable, principio característicos de la ley laboral.

Dice la Sentencia T-138/12 de la Corte Constitucional en lo siguiente:

LA PROCEDENCIA DE LA ACCIÓN DE TUTELA FRENTE A LOS


ENFERMOS DE VIH- SIDA QUE SOLICITEN EL RECONOCIMIENTO DE
LA PENSIÓN DE INVALIDEZ. REITERACIÓN DE JURISPRUDENCIA.

En lo referente al reconocimiento de derecho en materia de seguridad


social y más concretamente en el tema de las pensiones, trátese de
pensiones de vejez, de invalidez, de sobrevivientes o de una sustitución
pensional, la Corte de manera reiterada se ha pronunciado respecto de la
procedencia de la tutela, mencionando que este mecanismo subsidiario,
residual y excepcional no es prima facie la vía judicial apropiada para
dicho reconocimiento, por tratarse precisamente de cuestiones de
carácter económico, de tal forma, el juez laboral tiene la competencia y
los instrumentos para conocer este tipo de procesos.

Sin embargo, hay algunos grupos especiales para quienes el constituyente


consagró un deber de especial protección y reconoció en la acción de
tutela, el mecanismo propicio de protección de los derechos vulnerados,
cuando quiera que el reconocimiento o restablecimiento y pago de una
pensión suponga la protección de un derecho de alcance constitucional.
Uno de estos grupos de especial protección lo conforman las personas con
VIH-SIDA, por lo que esta Corporación, atendiendo a las características
particulares de esta enfermedad, ha señalado que el enfermo de VIH-
SIDA no sólo goza de iguales derechos que las demás personas, sino
que las autoridades están en la obligación de ofrecerle a las personas
afectadas con esta patología, protección especial con el fin de
defender su dignidad.

En este sentido la sentencia T-843 de 2004, reitero la especial protección


de los derechos fundamentales de estas personas:

“La protección especial a ese grupo poblacional está fundamentada en los


principios de igualdad, según el cual el Estado protegerá especialmente a
aquellas personas que por su condición económica, física o mental, se
encuentren en circunstancias de debilidad manifiesta (art. 13 C.P.) y en el de
solidaridad, como uno de los principios rectores de la seguridad social (arts.
1 y 48 C.P.)…”

Ahora bien, desde la perspectiva de cuál es prima facie la acción jurídica


de reclamo, la pensión de invalidez se presenta, -se insiste- prima facie,
como un derecho de origen legal que busca una compensación de carácter
económico por la pérdida o disminución considerable de la capacidad
laboral, por lo cual en principio corresponde al juez laboral analizar su
procedencia. Pero, adquiere relevancia constitucional para ser
debatido en sede de tutela, entre otros casos, cuando su
reconocimiento es solicitado por personas en situación de especial
protección como los enfermos de VIH, por lo que hace pertinente la
procedencia de la tutela para lograr el eventual reconocimiento del
mismo y evitar con ello la ocurrencia de un perjuicio irremediable.

En la sentencia T-290 de 2005, se hizo referencia al carácter fundamental


del derecho a la pensión de invalidez:

“En efecto, el derecho al reconocimiento y pago de la pensión de invalidez


como elemento constituyente del derecho a la seguridad social es
susceptible de amparo por medio de la acción de tutela cuando su
desconocimiento ponga en peligro derechos que tengan el carácter de
fundamentales. Así mismo, adquiere el rango de fundamental cuando se
comprometa la efectividad del ‘derecho fundamental a obtener la pensión
de invalidez’. Lo anterior, debido a que por medio de dicha acreencia
laboral se obtiene prestaciones económicas y en salud esenciales e
irrenunciables (artículo 48 C.P) que tienen por finalidad compensar la
situación de infortunio derivada de la pérdida de capacidad laboral.”

Así, frente a requerimientos en sede de tutela para lograr el


reconocimiento de derechos prestacionales en materia de seguridad
social, como la pensión de invalidez de un enfermo de VIH-SIDA, se
deberá analizar cada caso particular, con el fin de establecer si el medio
de defensa ordinario es suficiente para la protección de los derechos
fundamentales del accionante, o por el contrario la tutela es el medio
apropiado, pues ante la ocurrencia de perjuicio irremediable o situación
de especial protección, el conflicto planteado necesariamente se
extiende al plano constitucional. Por supuesto si hablamos de un
perjuicio irremediable, necesariamente deben estar acreditados los
presupuestos para que se evalúe el caso bajo esta óptica.

En síntesis, el derecho al reconocimiento y pago de la pensión de


invalidez ha sido considerado como un derecho fundamental
susceptible de protección mediante la acción de tutela, especialmente
cuando se está frente a un enfermo de VIH-SIDA, con el único propósito
de defender la dignidad del enfermo y garantizar su subsistencia. Es
por ello que se dispuso en la Constitución en su artículo 13: “el Estado
protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición
económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad
manifiesta, y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se
cometan”.

De este modo, como quiera que la pensión de invalidez se presume


como el único soporte económico de la persona declarada inválida por
enfermedad catastrófica y de su familia para afrontar la vida en
condiciones dignas y justas, es procedente la acción de tutela, para
garantizar la protección de los posibles derechos fundamentales
comprometidos.

Está claro, señor Juez, que usted RECONOCE en su sentencia, la condición


que actualmente atraviesa la salud de mi mandante, tal como ha sido
demostrada en el proceso de la referencia, que fue heredada la
enfermedad catastrófica y terminal que sufrió su finado esposo. Sería
injusto demandar por la vía ordinaria, si el Estado le está reconociendo
protección especial a las personas que tienen ese tipo de enfermedad y
como usted es garante de la Constitución y del cumplimiento de la ley,
sería lógico salvaguardar sus derechos fundamentales.

En cuanto a la solicitud de la reliquidación de la pensión de invalidez de la


actora que sufre la enfermedad VIH/SIDA, se configura un derecho
adquirido y actualmente de carácter constitucional, ya que en el
contenido de la Resolución N°. 3518 de fecha 29 de marzo de 2011, el
finado falleció en fecha 12 de septiembre de 2009, sin conocer la decisión
final de la HONORABLE CORTE CONSTITUCIONAL y su resolución
administrativa que concedió el status de pensionado por invalidez. Dice la
Sentencia T-027/13:

PROTECCION CONSTITUCIONAL ESPECIAL DE PERSONAS


PORTADORAS DE VIH/SIDA-Reiteración de jurisprudencia

La Corte ha reconocido expresamente algunos escenarios en los que el


deber de protección a quienes se encuentran en situación de debilidad
manifiesta, es axiomático. Así sucede en el caso de las personas enfermas
de VIH/SIDA, quienes ven afectada su salud por una gravosa enfermedad
que aún no conoce curación y que suele terminar con la vida de quienes
la padecen, atacando fatalmente su sistema inmunológico. Esta protección
especial concuerda con lo dispuesto en el artículo 47 superior, que
dispone el deber del Estado de adelantar una política de previsión,
rehabilitación e integración social para los disminuidos físicos,
sensoriales y psíquicos, a quienes se les prestará la atención especializada
que requieran.

La Corte ha sostenido que “los portadores o portadoras del VIH son sujetos
de especial protección constitucional por cuanto su padecimiento causa
deterioro progresivo del estado de salud de quien lo soporta. En
consecuencia, hace exigible un trato igualitario, solidario y digno ante las
circunstancias de debilidad en que se encuentra. Por ende, es deber del
Estado, adoptar las medidas indispensables para garantizar su inclusión en
la sociedad y protegerlos en los distintos niveles en que suelen ser
discriminados”.

Dentro de este marco de protección, la jurisprudencia constitucional ha


resaltado el especial tratamiento que se debe procurar a quienes padecen
el síndrome, en razón a la gravedad de la enfermedad y su carácter
progresivo, observando la existencia de determinados ámbitos de
protección, a saber: “(i) en materia de salud, concediendo medicamentos,
tratamientos, traslados entre IPS, EPS o EPSS, cuando el afectado no
cuenta con la posibilidad o los recursos económicos para asumirlo y se
evidencia un grave detrimento de sus derechos fundamentales; (ii) en
materia laboral, prohibiendo el despido injustificado o la discriminación,
en razón de la enfermedad y exigiendo un trato especial en el lugar de
trabajo; (iii) en materia de seguridad social, cuando ha sido necesario
reconocer la pensión de invalidez por vía del amparo constitucional dada la
situación de urgencia y (iv) en materia de protección a personas
habitantes de la calle, cuando son portadoras de VIH y dicha situación
puede ocasionar la vulneración de derechos fundamentales no solamente
propios, sino también de las personas que los rodean”

Por esta razón, señor Juez, usted desconoció la especial situación de


vulnerabilidad en la que se halla el demandante, al disponer que cuente
con otros mecanismos de defensa judicial para debatir la titularidad del
derecho. Sin embargo, su argumentación carece de sustento
constitucional, ya que evidentemente le resto menor importancia a las
historias clínicas del finado y de su esposa, la cual conllevo al
desconocimiento del interés legítimo de la actora, lo cual resulta
abiertamente desproporcionada, una vez establecido el grado de su
enfermedad y, por ende, el estado de debilidad manifiesta en que se
encuentra, al impedírsele mediante un mecanismo sumario de protección
jurídica como es la tutela, la efectividad de sus derechos fundamentales.
Adicionalmente, un razonamiento semejante, desconoció las especiales
circunstancia física y sicológica de su persona, ya que padecen VIH/SIDA,
al ignorarse que se trata de una enfermedad progresiva, cuyo embate al
sistema inmunológico se torna impredecible, razón por la que resulta
desacertado y desmedido llegar a inferir, como se hizo, que el accionante
no puede tanto subsistir económicamente por su propia cuenta y sus dos
hijos menores, como asumir un proceso ordinario. En este orden de
ideas, someter los derechos de mi mandante al albur de un proceso
ordinario, expondría la efectividad de los mismos a un lapso
indeterminado, en el que las actuales circunstancias pueden llegar a sufrir
cambios de manera drástica e intempestiva.

Queda demostrado, que por la condición de su salud, el no


reconocimiento de la reliquidación de su pensión de sobrevivencia y su
derecho a la indexación, puede afectar su mínimo vital para ella y sus dos
hijos menores, por su situación evidente de vulnerabilidad.

En cuanto a su argumento, a que la acción de tutela es improcedente, por


cumplir el principio de inmediatez, le aclaro, que mi mandante no ha
podido someterse a la vía ordinaria para reclamar su derecho a la
reliquidación y la indexación, por considerar que venía padeciendo
deterioro de su salud y por carecer de recursos económicos con que
pagar un abogado, ya que espero tres años para disfrutar su pensión de
sobrevivencia, desde que la Honorable Corte Constitucional le otorgo el
estatus de pensionado por invalidez y desconociendo los derechos
adquiridos de la Resolución Administrativa la cual concedió la pensión a
su finado esposo.

En cuanto de los argumentos de la decisión que se impugna, contesto:

PRIMERO: El funcionario judicial de primera instancia, acepta que


“tuvieron ocurrencia las omisiones presuntamente violatorias de parte de
las entidades accionadas, ya que ninguna de ellas, no respondieron los
requerimientos que le hizo el juzgado, con el fin de que se diera
contestación a los hechos expuestos en la presente tutela, ni justifico tal
omisión, dando lugar a la presunción de veracidad, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 20 del Decreto 2591 de 1991.

SEGUNDO: Improcedencia de la tutela. Debo presumir, con contrariedad,


que el Señor Juez no examinó mis argumentos acerca de la conducta
omisiva de las entidades accionadas. La conducta omisiva es actual, y, por
lo tanto, debe ser objeto de tutela.

TERCERO: Desconoció las especiales circunstancia física y sicológica de


su persona, ya que padece VIH/SIDA, al ignorarse que se trata de una
enfermedad progresiva, cuyo embate al sistema inmunológico se torna
impredecible, razón por la que resulta desacertado y desmedido llegar a
inferir, como se hizo, que el accionante no puede por lo tanto subsistir
económicamente por su propia cuenta igual sus dos hijos menores, como
asumir un proceso ordinario. En este orden de ideas, someter los
derechos de mi mandante al albur de un proceso ordinario, expondría la
efectividad de los mismos a un lapso indeterminado, en el que las actuales
circunstancias pueden llegar a sufrir cambios de manera drástica e
intempestiva.

En conclusión, en autos se probó:

PRIMERO. El solicitante, subordinándose enteramente a la ley del


momento, presentó su escrito petitorio. Cumplió las exigencias impuestas
en forma satisfactoria, como se comprueba con los sucesivos “vistos
buenos” insertos en el expediente. Sin embargo, ninguno de los
argumentos señalados en la solicitud de tutela, mereció la atención del
Señor Juez, con grave detrimento de sus derechos fundamentales. ;
SEGUNDO. Cumpliendo los requisitos legales, el solicitante, en su petición
original, tenía derecho a que las Entidades accionadas, le otorgara lo que
le pedía, cosa que no ha ocurrido hasta ahora; TERCERO. La actitud
omisiva de las entidades accionadas, persiste; se trata, respecto de mi
poderdante, de una situación jurídica consolidada. CUARTO: Como la
pensión de invalidez de una enferma de VIH-SIDA, se deberá analizar
cada caso particular, con el fin de establecer si el medio de defensa
ordinario es suficiente, para la protección de los derechos fundamentales
del accionante o por el contrario, la tutela es el medio apropiado, pues
ante la ocurrencia de perjuicio irremediable o situación de especial
protección, el conflicto planteado necesariamente se extiende al
plano constitucional. Por supuesto, si hablamos de un perjuicio
irremediable, necesariamente deben estar acreditados los presupuestos
para que se evalúe el caso bajo esta óptica. QUINTO: Mi poderdante tiene
derecho a que se tutelen sus derechos fundamentales y se le cancele la
reliquidación de su pensión de sobrevivencia, con la debida indexación,
por ser un derecho adquirido, que no ha podido disfrutar su finado
esposo, los beneficios de la retroactividad, cuando el ISS le concedió el
status de pensionado por invalidez, por orden de la Honorable Corte
Constitucional. SEXTO: La acción de tutela que interpuso el finado, JUAN
DE LA CRUZ CARPIO PRINS, termino con su muerte y por lo tanto, mi
poderdante no ha podido someterse por la vía ordinaria para su
reclamación, por su condición de salud y ha tenido que esperar tres años
para su reconocimiento a la pensión de sobrevivencia, a partir del fallo de
la Honorable Corte Constitucional y de la Resolución Administrativa que
concedió el status de pensionado de su difunto esposo. SEPTIMO: Esta
claro que La Corte Constitucional, reiteró las condiciones de
procedibilidad de la acción de tutela, cuando se solicita la reliquidación
pensional, expuestas por la sentencia T-526 de 2010, a saber: “(…) las sub
reglas que rigen la procedencia de la acción de tutela, para solicitar la
reliquidación de una mesada pensional, son las siguientes:
a) Que la persona interesada haya adquirido el status de jubilado, o lo
que es igual, que se le haya reconocido su pensión.

b) Que el jubilado haya actuado en sede administrativa; es decir, que


haya interpuesto los recursos de vía gubernativa contra el acto que
reconoció la pensión, haya presentado la solicitud de reliquidación ante el
respectivo fondo de pensiones o, en igual medida, requerido a la
respectiva entidad para que certifique su salario real y ésta se hubiere
negado.

c) Que el jubilado haya acudido a las vías judiciales ordinarias, para


satisfacer sus pretensiones, se encuentre en tiempo de hacerlo o, en su
defecto, demuestre que ello es imposible por razones ajenas a su
voluntad.

d) Que el jubilado acredite las condiciones materiales que justifican la


protección por vía de tutela, esto es, su condición de persona de la tercera
edad, que la actuación resulta violatoria de sus derechos fundamentales
como la dignidad humana, la subsistencia, el mínimo vital y la salud en
conexidad con la vida u otras garantías superiores, y que el hecho de
someterla al trámite de un proceso ordinario hace más gravosa su
situación personal.”

En los anteriores términos, fundamento mi impugnación al fallo.

Señor Juez

VICTOR MANUEL ROYO PRINS

C.C. N°. 73.166820 de Cartagena de Indias.

T.P. N°. 145.823 del C S de la J.

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