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1 de junio de 2018

EL periodista de “La García”, Emanuel Herrera escribió una carta abierta que interpela a la
gobernadora María Eugenia Vidal por sus dichos sobre la pobreza :

Carta Abierta a la Gobernadora María Eugenia Vidal


(…) ¿Y llenar la provincia de universidades públicas cuando todos sabemos que nadie que
nace en la pobreza llega a la universidad?”
El impacto de esta frase me generó una mezcla de sentimientos y no encontré otra manera de
desahogarme que escribiendo. Muchas veces los periodistas usamos nuestra profesión de coraza
para abstraernos de los hechos y encontramos en eso una excusa para no personalizar. Pero este
no es el caso.
Permítame dirigirme a Usted, Sra. Gobernadora, con el sumo respeto que me merece. Ojalá el azar
o el destino permitan que le lleguen estas palabras, surgidas de la sorpresa y la congoja, y escritas
a las apuradas mientras viajo en el colectivo, rumbo a Constitución. Y le doy este dato a modo
ilustrativo, para que vea que hay una necesidad impostergable, urgente, por llamarla a la reflexión.
Cuando leí sus palabas en un tweet del colega Sebastián Lacunza, le juro que pensé que se trataba
de una fake news o, al menos, de una interpretación errónea. A priori hubiese sido raro, dado que
quien las posteó es uno de los periodistas que más respeto en el medio. Aun así, procedí a buscar
otra fuente, a modo de corroboración. Y me topé con una nota de Analia Argento en el portal
Infobae, que con el mismo textual confirmó algo muy triste: definitivamente Usted dijo eso, Sra.
Gobernadora.
Lamentablemente su frase prejuiciosa y estigmatizante se condice con otra célebre frase del Sr.
Presidente de la Nación, quién alguna vez preguntó despectivamente qué es eso de las
Universidades por todos lados y las alineó con la necesidad de crear cargos públicos. Me duele
pensar que este pensamiento es compartido por todos los integrantes de su espacio político. Pero
empiezo a creer que es así.
Disculpe mi atrevimiento, Sra. Gobernadora, pero mi historia y la de mi familia no me permiten
soslayar sus dichos. Justamente porque esa historia refuta el preconcepto que Usted esgrime.
No le quiero robar su tiempo, pero permítame contarle, en primera persona, que la pobreza no es
impedimento de nada, que se puede ser pobre y asistir a una Universidad. Como se la escuchó
decir a Usted o al Sr. Presidente: sí, se puede.
Sra. Gobernadora, vengo de una familia que de la pobreza sabe bastante. Mis padres son
laburantes de toda la vida: mi papá fue empleado de seguridad y hoy se gana la vida con un
pequeño emprendimiento, mi madre es ama de casa, pero durante parte de su vida fue empleada
doméstica. Hasta hace poco, ella no tenía siquiera el secundario terminado, pero un día se decidió
y lo terminó en el FINES. No sabe lo importante que es para muchos argentinos terminar sus
estudios, Sra. Gobernadora. Se lo comento, de paso, para que no dejen caer esos programas
educativos que sirven para desmitificar cuestiones como en las que Usted recayó, y que reconfortan
y devuelven la dignidad a los desplazados históricamente, a aquellos ciudadanos que nacieron en
la pobreza y quieren llegar a la Universidad, por ejemplo.
En mi caso, empecé mis estudios universitarios en 2010, con más entusiasmo que certeza. Porque
es cierto, cuando no se tienen facilidades económicas, todo se hace cuesta arriba. Y me costó
mucho: en Argentina estudiar es caro. Pero no imposible. Le confieso que he llegado a pedir
prestada plata para viajar o que le he pedido a algún amigo que me banque en la casa una noche
para poder ahorrar en boleto y no perder la cursada. Pero aun así hoy estoy en el proceso de tesis
de la carrera de Comunicación Social en la UNLP, con la expectativa de recibirme y refutar a
quienes piensan, como Usted, que los pobres estamos predestinados a ser siempre pobres y estar al
margen de la sociedad. No. Le aseguro que no es así.
¿Sabe qué Sra. Gobernadora? No soy el único, porque mi hermana también ha roto el mito. Ella,
que a sus siete años salía a recolectar cartones y botellas con mi mamá y conmigo para juntar
monedas para comer al mediodía o merendar algo, decidió estudiar una carrera universitaria en la
Arturo Jauretche, de Varela. Porque esas Universidades, Sra. Gobernadora, vinieron a cambiar la
realidad de muchos y muchas que, tal vez como Usted piensa, veían a la Universidad como
exclusiva, como ajena a “los po-bres”. No sabe cuánto han hecho por la equidad.
Sra. Gobernadora, le cuento esto sin una gota de vergüenza ni pudor. Porque mi historia, que
alguna vez ya fue contada, no me significa una carga, sino un orgullo. No sabe lo reconfortante que
es luchar día a día contra lo que parece prestablecido y romper las imposiciones, aún con actitudes
pequeñas y, para algunos, hasta intrascendentes.
Sra. Gobernadora, hoy Usted se equivocó. Y, con toda humildad, la convoco a la reflexión. Y si mi
histo-ria le resulta increíble o aislada, pregúntele a esos vecinos de La Matanza que dijo que visitó
o péguese una escapada a las barriadas de Varela durante sus timbreos y fíjese si “los pobres” no
tenemos anhe-los y capacidad para romper barreras. Le aseguro que se va a sorprender.
Sra. Gobernadora no la molesto más y espero colaborar para romper su prejuicio. Entiendo que
uno muchas veces amolda su discurso según el contexto en el que expone, pero sepa que la
estigmatización daña, incluso, a quienes creyeron en Usted y la acompañaron con su voto.
No se equivoque, Sra. Gobernadora, la pobreza no es impedimento de nada.
Con todo respeto
Emanuel Herrera
Periodista – Un pibe que nació pobre y llegó a la Universidad, como tantxs otrxs.

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