Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Se denomina arte efímeronota 1 a toda aquella expresión artística concebida bajo un concepto de
fugacidad en el tiempo, de no permanencia como objeto artístico material y conservable. Por su
carácter perecedero y transitorio, el arte efímero no deja una obra perdurable, o si la deja —como
sería el caso de la moda— ya no es representativa del momento en que fue creada. En estas
expresiones es decisivo el criterio del gusto social, que es el que marca las tendencias, para lo
cual es imprescindible la labor de los medios de comunicación, así como de la crítica de arte.1
Independientemente de que cualquier expresión artística pueda ser o no perdurable en el tiempo,
y que muchas obras concebidas bajo criterios de durabilidad puedan desaparecer en un breve
lapso de tiempo por cualquier circunstancia indeterminada, el arte efímero tiene en su génesis un
componente de transitoriedad, de objeto o expresión fugaz en el tiempo. Es un arte pasajero,
momentáneo, concebido para su consunción instantánea. Partiendo de este presupuesto, se
denominan artes efímeras a aquellas cuya naturaleza es la de no perdurar en el tiempo, o bien
aquellas que cambian y fluctúan constantemente. Dentro de ese género pueden considerarse
artes efímeras a expresiones como la moda, la peluquería, la perfumería, la gastronomía y
la pirotecnia, así como diversas manifestaciones de arte corporal como el tatuaje y el piercing.
También entrarían dentro del concepto de arte efímero las diversas modalidades englobadas en
el llamado arte de acción, como el happening, la performance, el environment y la instalación, o
bien del denominado arte conceptual, como el body art y el land art, así como otras expresiones
de cultura popular, como el grafiti. Por último, dentro de la arquitectura también hay una tipología
de construcciones que se suelen expresar como arquitectura efímera, ya que son concebidas
como edificaciones transitorias que cumplen una función restringida a un plazo de tiempo.2
Aunque diversas manifestaciones puedan ser consideradas como arte efímero han existido
desde los inicios de la expresividad artística del ser humano —incluso podría considerarse como
algo inherente a una cierta concepción del arte—, ha sido en el siglo XX cuando estas formas de
expresión han adquirido un gran auge. La estética contemporánea ha presentado una gran
diversidad de tendencias, en paralelo con la atomización de estilos producida en el arte del siglo
XX. Tanto la estética como el arte actuales reflejan ideas culturales y filosóficas que se fueron
gestando en el cambio de siglo XIX-XX, en muchos casos contradictorias: de las
ideas racionalistas de la Ilustración y el paso a conceptos más subjetivos e individuales, partiendo
del movimiento romántico y cristalizando en la obra de autores como Kierkegaard y Nietzsche,
suponen una ruptura con la tradición y un rechazo de la belleza clásica. El concepto de realidad
fue cuestionado por las nuevas teorías científicas: la subjetividad del tiempo (Bergson),
la relatividad de Einstein, la mecánica cuántica, la teoría del psicoanálisis de Freud, etc. Por otro
lado, las nuevas tecnologías hacen que el arte cambie de función, ya que la fotografía y el cine ya
se encargan de plasmar la realidad. Todos estos factores produjeron la génesis de las nuevas
tendencias del arte contemporáneo: el arte abstracto, el arte de acción y conceptual, el arte
efímero, donde el artista ya no intenta reflejar la realidad, sino su mundo interior, expresar sus
sentimientos.9
En el siglo XX movimientos como el futurismo exaltaron el carácter efímero del arte, llegando a
escribir Marinetti que «nada me parece más bajo y mezquino que pensar en la inmortalidad al
crear una obra de arte» (El Futurismo, 1911). Incluso el arquitecto visionario Antonio
Sant'Elia preconizó construir casas que «duraran menos que los arquitectos» (Manifiesto de la
arquitectura futurista, 1914). Surgió así una nueva sensibilidad por la cual las obras de arte
adquirieron una autonomía propia, evolucionando y transformándose con el tiempo en paralelo a
la percepción que el espectador tiene de ellas. En ese contexto, el artista es tan sólo un artífice
que establece las condiciones para que la obra siga su propio destino.8
En la Fiesta del Hanami, los japoneses acuden a parques y jardines a observar la belleza de los cerezos en
flor.