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LA PRÁCTICA DE LA MESA DEL SEÑOR

Mensaje uno
Hacer memoria del Señor

Lectura bíblica: Mt. 26:26-30; Lc. 22:19-20; Jn. 6:53-58


I. La reunión de la mesa del Señor es la reunión más importante de una iglesia local; ésta tiene por
finalidad recordar al Señor, donde el enfoque central es hacer memoria del Señor para el
disfrute del Señor:
A. Todo lo que se hace en la reunión —ya sea cantar y hablar los himnos, orar y alabar, leer la Biblia
o dar palabras de inspiración— debería tomar al Señor como enfoque central.
B. Los que asisten a la reunión deberían hablar sobre la persona y obra del Señor, Su amor y virtudes,
Su vivir y sufrimiento en la tierra, o Su gloria y honra en los cielos, para que otros puedan
considerar o comprender estas cosas a fin de recordar al mismo Señor.
C. Hacer memoria del Señor no es meditar sobre el Señor; el hacer memoria del cual se habla en la
Biblia definitivamente no se conforma a nuestro entendimiento; esta clase de remembranza mediante
la meditación no es el resultado de revelación, sino que es cierto tipo de adoración religiosa.
D. Hacer memoria del Señor es comer el cuerpo del Señor y beber la sangre del Señor—Lc. 22:19, 20:
1. Lo que el Señor indicaba era que recordarlo a Él es comerlo; la remembranza presentada en la
Biblia no consiste en meditar; sobre todo y ante todo, esto se refiere a comer.
2. Hacer memoria del Señor según se presenta en la Biblia es comer y beber al Señor.
3. Comer y beber al Señor equivalen a recibir al Señor; Él puede entrar en nosotros porque murió
y derramó Su sangre, por lo cual podemos comerlo y beberlo—Mt. 26:26-28.
4. Ahora siempre que nos volvemos a nuestro espíritu, creyendo y recibiendo al Señor que murió y
derramó Su sangre por nosotros, comemos Su carne y bebemos Su sangre.
E. Comer y beber al Señor equivalen a recibir al Señor:
1. Cuando creemos en Él y lo recibimos, Él entra en nosotros por medio del Espíritu Santo;
cuando esto ocurre, Él está en nosotros y en unión con nosotros, y nosotros estamos en Él y en
unión con Él—1 Co. 6:17.
2. El mayor principio rector en cuanto a comer y beber es recibir, y el principio rector en cuanto a
recibir es la unión.
3. Cada vez que partimos el pan, más del Señor entra en nosotros; cada vez que recordamos al
Señor, tenemos una unión más profunda con el Señor; esto es recordar al Señor.
F. Comer, beber y recordar al Señor se llevan a cabo en el espíritu—Jn. 4:24:
1. El Señor dijo que Él es Espíritu y que los que lo adoran, deben adorarlo en espíritu y con
veracidad—v. 24.
2. Sólo cuando usamos nuestro espíritu y estamos en nuestro espíritu podemos tocar al Señor,
adorarlo y recordar genuinamente al Señor.
3. El Señor no quiere que meditemos sobre Él ni que lo contactemos con nuestra mente; más bien,
el Señor quiere que lo contactemos, lo comamos y lo bebamos con nuestro espíritu.
4. Cuando asistamos a la mesa del Señor, deberíamos ir para recibir al Señor en nosotros; para
esto necesitamos aprender cómo ejercitar nuestro espíritu a fin de comerlo y beberlo.
G. Hacer memoria del Señor es recibir al Señor de nuevo—Mt. 26:29:
1. Al partir el pan, cuando vemos los símbolos, nos volvemos a nuestro espíritu y recibimos al
Señor una y otra vez.
2. Cada vez que partimos el pan, recibimos al Señor de nuevo, y cada vez que partimos el pan,
contactamos nuevamente al Señor que murió y resucitó, tocándolo en nuestro espíritu.
3. Cuando nos demos cuenta de que en nuestro interior hemos sido llenos de muchas otras cosas
de tal modo que el Señor no puede hallar ningún lugar, ningún espacio vacío en nosotros,
necesitamos orar: “Oh Señor, quita todas las cosas que no debieran estar en mí a fin de que Tú
puedas tener espacio en mí”.
H. Cuando partimos el pan, participamos de la mesa del Señor—1 Co. 10:16-17, 21:
1. En la mesa del Señor, el Señor mismo está extendido sobre la mesa; hoy día el cristianismo ha
hecho la mesa del Señor un asunto religioso, carente de la realidad de Cristo.
2. Sin embargo, cuando acudimos a la mesa del Señor, venimos para recibir al Señor mismo; nos
vaciamos a nosotros mismos para que el Señor pueda entrar.
3. Si verdaderamente sabemos lo que significa recordar al Señor, indudablemente comeremos y
beberemos abundantemente en la mesa del Señor; entonces cada vez que recordemos al Señor,
podremos decir con confianza que toda nuestra hambre y sed han sido plenamente saciadas.
I. También hacemos memoria del Señor en Su mesa para expresar nuestro deseo de que Él regrese:
1. En 1 Corintios 11:26b se nos dice que exhibimos la muerte del Señor hasta que Él venga.
2. Cuando recordamos al Señor y exhibimos Su muerte, expresamos nuestro deseo de que el
Señor regrese pronto.
II. La remembranza apropiada del Señor depende de nuestra práctica apropiada:
A. A fin de hacer memoria del Señor (11:24-25) tenemos que alabarlo, no orar a Él; no venimos a la
mesa del Señor para pedirle al Señor que haga cosas por nosotros.
B. En la mesa del Señor, deberíamos bendecir al Señor al hablar bien acerca de Su persona y obra;
hablar bien significa alabar al hablar las cosas buenas—Ap. 5:13:
1. Algunos puntos principales respecto a la persona del Señor con los cuales lo podemos alabar son:
Su divinidad, Su humanidad y Sus estatus como Hijo de Dios, Hijo del Hombre, el Salvador, el
Redentor, el Santificador, el Espíritu vivificante, el Señor, etc.
2. Algunos de los diversos aspectos de la obra del Señor por los cuales lo podemos alabar son:
la obra redentora del Señor, Su obra salvadora, Su obra santificadora, Su obra transforma-
dora, etc.
3. Tenemos que bendecir al Señor de tal modo que lo alabemos, que hablemos bien de Él.
4. A fin de hacer memoria de Cristo mismo, necesitamos una visión respecto a Su persona;
deberíamos recordar la persona mucho más que la obra.
C. En la sección de recordar al Señor, todas nuestras alabanzas deberían estar dirigidas directamente
al Señor Jesucristo, el Hijo de Dios:
1. Para dirigir nuestras alabanzas directamente al Señor Jesús, el Hijo de Dios, necesitamos
comprender la economía de la Trinidad Divina; la economía de la Trinidad Divina consiste en
impartir Su mismo ser en Su pueblo escogido y redimido—2 Co. 13:14.
2. También necesitamos aprender a diferenciar entre el nombre del Señor y el nombre del Padre;
en nuestro tiempo personal con el Señor sería bueno leer Hymns, #65 al #80, que tratan sobre
los nombres del Señor.
D. La distribución apropiada del pan y la copa también requiere de nuestro aprendizaje:
1. No deberíamos distribuir el pan y la copa muy temprano ni muy tarde; esto es algo semejante a
servir una comida; uno no sirve el plato principal al mismo comienzo de la comida, ni tampoco
después que el postre se ha terminado.
2. Necesitamos distribuir el pan y la copa cuando la remembranza del Señor alcanza la marea alta;
esto significa que la atmósfera de nuestra remembranza del Señor ha alcanzado su punto
culminante.
3. Es mejor distribuir el pan y la copa dando algunas gracias al Señor; Lucas 22:19a dice que el
Señor tomó el pan y dio gracias.

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