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Por esto, al ser situaciones que vivimos a lo largo de nuestras vidas de forma
habitual, nos dañan a pesar de no darnos cuenta, por eso debemos tomar cartas en el
asunto. Como bien afirma Elie Wiset, “Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. La
posición neutral ayuda siempre al opresor nunca a la víctima”, esta frase, da pie a la
pregunta que se va a trabajar a lo largo de este trabajo, ¿Cómo podemos desde nuestro lugar
de jóvenes en la sociedad hacer algo para combatir la violencia de género?
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¿Qué es la violencia de género?
Esta, se manifiesta de muchas formas distintas, como actos que provocan sufrimiento o daño,
amenazas, coerción u otra privación de libertades. Ejemplos claros de como se hace presente este
fenómeno son la mutilación genital, el matrimonio forzado, el tráfico de mujeres, etc. Sin embargo,
también tiene otras manifestaciones menos conocidas o que pueden pasar más desapercibidas, como
son la violencia institucional, la violencia obstétrica, el acoso callejero o el acoso sexual en el
ámbito laboral o en el educativo.
Esas manifestaciones más graves de la violencia de género y, por tanto, reflejo del sistema
patriarcal en el que vivimos, tienen su base en esas otras violencias más sutiles o menos visibles que
tienen lugar en todos los ámbitos en los que nos desarrollamos como personas, por ejemplo, la
escuela.
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identidad, autoestima de los estudiantes, logrando así que la escuela, una institución que debería ser
segura para los jóvenes, se vuelva un entorno violento o inseguro.
Física: este tipo de violencia implica un accionar que produzca dolor y lesiones, o que tenga
riesgo de producirlos. Este tipo de agresión afecta la integridad física de la persona. Puede darse en
relaciones laborales, personales o familiares por igual y variar desde empujón hasta un intento de
homicidio. Se incluyen golpes, heridas, fracturas, arañazos, etc.
Psicológica: los actos de violencia psicológica son todos aquellos que producen sensaciones
de desvalorización y sufrimiento. Estos actos pueden ir desde insultos, a actitudes extremas de
control y reproches, humillaciones, autoridad, falta de respeto, imponer un aislamiento o
incomunicación, entre otros. Si bien sus secuelas son difíciles de detectar, sus efectos a largo plazo
pueden afectar la estabilidad mental y emocional de la víctima. Incluye la presencia de
humillaciones, amenazas, desprecio y desvalorización. También hacer que la persona se sienta
indefensa, obligada a hacer determinadas acciones y dependiente del agresor, culpable de la
situación de abuso y merecedora de un castigo.
Sexual: en este caso las acciones que vulneren la libertad de elegir cuando, como y de qué
manera tener relaciones sexuales serán denominadas violencia sexual. No es necesario que exista
penetración ni que se produzca el acto sexual. Incluye la presencia de violaciones dentro de la
pareja, la prostitución forzada, forzar la concepción o el aborto, mutilaciones genitales, acoso sexual
o tocamientos indeseados entre otros. Aún si no se vulnera esta libertad por la fuerza, si no con
amenazas o chantajes e intimidación.
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Simbólica: este tipo de opresión se ejerce a través de mensajes, medios de comunicación y
estereotipos de fuercen a alguien a tomar una posición inferior en relación a otro género. Es
violencia simbólica un aviso publicitario que pone a la mujer como única responsable del cuidado
de la casa, de los hijos, de la limpieza y, sobre todo, cuando la muestra como un mero objeto de
deseo. También lo es un cartel en un aeropuerto que para indicar un baño pone sólo el ícono
masculino; cuando se dice “los hombres” en lugar de decir “varones y mujeres”. Se genera
violencia simbólica cuando a una mujer se la considera “sujeto” y se la respeta sólo cuando es
madre y se habla del “coraje de las madres” en lugar del “coraje de las mujeres”
Institucional: este tipo de actos son perpetuados por funcionarios y personal pertenecientes a
alguna institución u organización pública. Lo que caracteriza estos actos es que su finalidad consiste
en obstaculizar el ejercicio de los derechos y la obtención de beneficios públicos en cuanto a salud u
otras cuestiones.
Obstétrica: este tipo de accionar violento se da desde trabajadores del sector de la salud hacia
las mujeres embarazadas y no embarazadas. Se considera violencia obstétrica tanto el abuso de la
medicalización y el trato deshumanizado como la intervención ilegal en los derechos reproductivos.
Se inserta en las prácticas ejercidas por los y las profesionales de la salud en las instituciones tanto
públicas como privadas y se expresa de diferentes maneras, como violencia física, psicológica,
sexual, económica y simbólica.
Causas
Las causas de la violencia de género son algo que no acaba de estar demasiado claro, ya que,
las agresiones se producen por muchos motivos o razones diferentes. Sin embargo, existe un factor
común en todos los casos en donde se manifiesta esta violencia, este es el factor cultural. La
violencia de género, es un problema cultural, ya que es tal la interiorización de esta estructura social
en donde, la educación que se recibe respecto a los géneros, y lo que transmite los medios sociales y
el mensaje que comunican respecto a hombres, mujeres, o personas con una orientación sexual
diferente provoca confusión entre el respeto y la discriminación, agresión, entre otras cosas. La
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educación que se recibe respecto a los géneros, y lo que transmite los medios sociales y el mensaje
que comunican respecto a hombres, mujeres, o personas con una orientación sexual diferente.
Es evidente que las manifestaciones de esta violencia no son siempre iguales ya que varían
según algunos factores sociales, ya que no es la misma violencia de género que vive una persona de
clase media o alta, y la que recibe una persona de clase baja, también están los factores económicos,
políticos, depende también de la localización geográfica, entre otras cosas. A pesar de todas estas
circunstancias, nos centraremos en el factor de la edad.
Dentro de todas las etapas de la vida, hablaremos sobre cómo se manifiesta en la niñez, la
adolescencia y la adultez.
Todos los niños merecen alcanzar su máximo potencial, pero la desigualdad de género que
permea su vida y la de sus cuidadores impide que esto sea realidad.
La desigualdad de género está presente en el día a día de niñas y niños, tanto en sus hogares
como en sus comunidades, en los libros de texto, los medios de comunicación y entre los hombres y
mujeres que cuidan de ellos.
Durante la primera infancia, la disparidad entre niños y niñas es relativamente limitada. Aun
así, conforme crecen, las barreras de género se acentúan. En algunas comunidades de
África, factores tales como las tareas domésticas, cuidar de los hermanos o los
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problemas de seguridad, impiden que las niñas vayan a la escuela, mientras que la
deserción escolar de los niños se debe a que se espera que estos ganen dinero. Al llegar a
los 10 años, el mundo de los niños a menudo se expande, mientras que el de las niñas se
contrae, lo cual acarrea consecuencias negativas que pueden durar toda la vida.
La violencia y el maltrato no solo existen en las relaciones de pareja de los adultos, sino que,
aunque menos conocidos, están también presentes en las relaciones afectivas de los más jóvenes. La
adolescencia, periodo que comprende de los 13 a los 17 años, es una etapa del desarrollo donde el
joven busca independencia y la aprobación de sus pares. Por lo que, los jóvenes y adolescentes
están expuestos a factores de riesgo que facilitan y perpetúan relaciones violentas, y siguen
reproduciendo roles sexistas e imitan modelos basados en la desigualdad y en los prejuicios de
género, con el peligro que esto supone que la violencia iniciada y no frenada a estas edades, se
extienda y perpetúe en sus relaciones afectivas como adultos y se configure como una auténtica
violencia por razón género. Además, en esta edad está muy presente el factor de la tecnología ya
que esta presente en el día a día de todos los jóvenes y que antes, en generaciones pasadas esta
circunstancia no afectaba ni modificaba las manifestaciones de esta violencia.
Por otro lado, existe la violencia de género, más conocida y hasta a veces la más visible, la
ejercida en adultos. Esta, mayormente se manifiesta por medio de agresiones físicas que ejerce la
pareja de la víctima contra ella. A esta edad, las personas, ya pasaron por la violencia de genero
ejercidas por las desigualdades sociales impuestas por la cultura y la sociedad tanto en la
adolescencia como en la niñez, lo que provoca que este fenómeno sea difícil de identificar. Sin
embargo, más adelante se mencionará como reconocerlo.
Hay una gran preocupación social por el aumento de comportamientos violentos en los
adolescentes, que ha ido creciendo considerablemente en los últimos años y cada vez a edades más
tempranas, produciendo graves problemas, afectando, en muchos casos su identidad y la formación
de su propia personalidad.
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identidad, por lo que sus futuros comportamientos dependerán en gran medida de cómo superen
todos estos cambios.
Algunas investigaciones indican que los adolescentes, tanto chicos como chicas, con ideas
más tradicionales hacia los roles de género aceptan más el uso de la agresión en pareja y que la
mujer sea agredida a que lo sea el varón tanto psicológica, física como sexualmente. Estos datos
señalan la importancia de algunos factores de naturaleza sociocultural que ejercen su influencia
mediante la transmisión de modelos diferentes de masculinidad y feminidad entre varones y
mujeres. Este fenómeno, está intrínsecamente ligada al imaginario social sobre el amor, los modelos
amorosos y los modelos de atractivo en los que hemos sido socializados y seguimos continuamente
siendo socializados.
La revolución de la tecnología, Internet y las redes sociales en particular, han dado un vuelco
a la sociedad a nivel mundial. La manera de comunicarnos, relacionarnos, de estar e incluso la
manera de expresar nuestro “yo”, ha cambiado. Hace 35 años, para relacionarnos en nuestro día a
día.
Se hace evidente que la adolescencia y juventud “está conectada” tiene “vida online”. De
hecho, existen muy pocos jóvenes que no pertenezcan a una red social, más bien es raro encontrar a
adolescentes que formen parte solo de una, la gran mayoría pertenece a más de dos o tres redes
sociales.
El uso de las redes sociales no solo tiene implicaciones comunicativas, sino que también
influye en las relaciones que se establecen vinculadas al género, a la sexualidad y a la identidad. A
través de su uso podemos comprobar cómo se desarrollan mecanismos de control de la pareja que
pasan desapercibidos entre adolescentes y que, incluso, son considerados una muestra de amor.
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El ciberacoso como forma de violencia de género implica, agresión psicológica, sostenida y
repetida en el tiempo, contra otras personas, utilizando para ello las nuevas tecnologías a través de
plataformas o sistemas virtuales como el correo electrónico, sistemas de mensajería, WhatsApp,
redes sociales, blogs o foros, entre otros, siendo su objetivo la dominación, la discriminación, el
abuso de la posición de poder y debe suponer una intromisión, sin consentimiento, en la vida
privada de la víctima.
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Conclusión
Este fenómeno, no es algo de nuevo de hoy en día, se viene manifestando desde hace tiempo,
pero con la llegada de movimientos revolucionarios a lo largo de la historia, así como el feminismo,
pusieron en duda los roles de género que la sociedad venia imponiendo. También, este está siendo
afectado por las tecnologías y la inserción de ellas en la vida cotidiana de todas las personas en
especial en la de los adolescentes.
Como ya mencionado, la causa común en todos los casos de violencia de género es la cultura,
lo que impone la sociedad como correcto, es decir, los roles de géneros impuestos desde hace siglos.
Hoy en día, podemos decir que esos roles están siendo cuestionados e intentando ser
cambiados por lo que para responder mi pregunta planteada en la introducción y para cerrar ese
trabajo, nosotros como jóvenes para poder combatir esta situación, además de poder realizar todo lo
que se nos menciona, (buscar ayuda, intentar alejarse del agresor, no quedarse callado, etc.)
debemos logar un cambio más profundo, debemos intentar reconstruirnos y empezar a cuestionar
lo que la sociedad nos impone como correcto. El cambio comienza por uno mismo, no vamos a
cambiar toda la ideología que se viene teniendo durante un largo tiempo, pero si no comenzamos,
esto no cambiara, y así intentar construir un futuro más seguro y cómodo para todos y todas.
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