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UN CORAZÓN SIN LUGAR A RESENTIMIENTOS

- Texto: Gn 39:13-23
- Serie: José en Egipto
- Meta: Que los cristianos Aprendan a perdonar a pesar de los grandes daños que otras
personas nos han hecho sentir.
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Introducción: ¿Qué significa “resentirse”? Gramaticalmente la palabra española


resentirse es un verbo pronominal. ¿Qué significa eso? Que la palabra resentirse debe
llevar al final siempre un pronombre personal que identifique a la persona que es
afectada por ese verbo. RESENTIR-SE (uno mismo). El resentimiento es una afectación
personal, nunca el resentimiento será algo que afecte a otra persona. Muchas personas
creen que por resentirse ellos harán daño a la persona que les hizo daño pero eso no es
la verdad, el resentimiento solo nos afecta a nosotros.

Resentirse también es una palabra compuesta en el español. Significa volver (re) a


sentir. Eso significa que el resentimiento tiene que ver con el acto de volver a sentir el
mismo dolor que sentíamos cuando nos hicieron daño. A muchas personas les gusta
seguir recordando el mismo dolor del daño que les causaron.

El rencor y el resentimiento son pecados que traen muchos perjuicios y división en la


iglesia. Dios, sabiendo de los grandes daños que pueden causar el rencor y el
resentimiento estableció una Ley entre los hijos de Israel para que se guarden de eso:

Lev 19:18 “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a
tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.”

En esa misma Ley establece lo que sí tenemos que hacer para no guardar rencor ni
resentimiento: Amar. No sólo queda en el hecho de no resentirse con el que nos ofende,
sino que tenemos que llenar ese vacío con amor por el que nos hace daño, y ese amor
produce siempre el perdón.

Hablando sobre el amor ágape, el apóstol Pablo escribe: 1 Co 13:5 “[el amor] no hace
nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;”

La solución al resentimiento y el rencor es aprender a amar y a perdonar. Muchos


creyentes viven vidas desdichadas porque no aprenden a perdonar, y no porque no se
los hayan enseñado sino porque quieren seguir sintiendo el mismo dolor que sintieron
cuando les hicieron daño. El primer paso para perdonar y aprender a amar es
DECISIÓN.

Vamos a ver de manera sucinta la historia de José, un hombre de Dios que a pesar de
todo lo malo que tuvo que afrontar aprendió a amar y perdonar a sus hermanos.

I. LOS HERMANOS DE JOSÉ REGRESAN POR ALIMENTOS


a) Hambre en la tierra
Gn 42:1-5 “Viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué
os estáis mirando? 2 Y dijo: He aquí, yo he oído que hay víveres en Egipto;
descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no
muramos. 3 Y descendieron los diez hermanos de José a comprar trigo en Egipto.
4 Mas Jacob no envió a Benjamín, hermano de José, con sus hermanos; porque
dijo: No sea que le acontezca algún desastre. 5 Vinieron los hijos de Israel a
comprar entre los que venían; porque había hambre en la tierra de Canaán.

- Jacob retiene a Benjamín consigo, para salvaguardarle de cualquier desgracia.


Aquí se nota el dolor que todavía Jacob guarda por José y el apego extremo que
siente por Benjamín, único sobreviviente conocido de Raquel, su esposa favorita.
- Es interesante notar que estos 10 hermanos que parten para Egipto fueron los que
vendieron a José justamente a Egipto.
- Dios mueve todo como fichas de ajedrez (Jesús nació en Belén)

b) Se cumple la promesa de Dios:


Gn 42: 6 “6 Y José era el señor de la tierra, quien le vendía a todo el pueblo de la
tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron a él rostro a tierra.”

- Dios cumple sus promesas: Pareciera que el día en que los sueños de José
nunca se cumplirían, y eso era más fuerte cuando José tenía que atravesar todos
los sufrimientos por los que pasó, sin embargo, Dios siempre cumple sus planes
en nuestras vidas: Pablo lo dice así: “estando persuadido de esto, que el que
comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;”
Fil. 1:6

- No sintió la necesidad de decir "se los dije". Todavía no era tiempo de que revelara
su identidad, así que se quedó callado. Algunas veces es mejor quedarnos en
silencio, aun cuando quisiéramos tener la última palabra.

II. JOSÉ PRUEBA EL CORAZÓN DE SUS HERMANOS


1) Hizo preferencia entre Benjamín y sus hermanos
Gen 43:29-34 “Y alzando José sus ojos vio a Benjamín su hermano, hijo de su
madre, y dijo: ¿Es éste vuestro hermano menor, de quien me hablasteis? Y dijo:
Dios tenga misericordia de ti, hijo mío. 30 Entonces José se apresuró, porque se
conmovieron sus entrañas a causa de su hermano, y buscó dónde llorar; y entró en
su cámara, y lloró allí. 31 Y lavó su rostro y salió, y se contuvo, y dijo: Poned pan.
32 Y pusieron para él aparte, y separadamente para ellos, y aparte para los
egipcios que con él comían; porque los egipcios no pueden comer pan con los
hebreos, lo cual es abominación a los egipcios. 33 Y se sentaron delante de él, el
mayor conforme a su primogenitura, y el menor conforme a su menor edad; y
estaban aquellos hombres atónitos mirándose el uno al otro. 34 Y José tomó
viandas de delante de sí para ellos; mas la porción de Benjamín era cinco veces
mayor que cualquiera de las de ellos. Y bebieron, y se alegraron con él.

- José pudo haber revelado su identidad a sus hermanos al momento. Pero el último
recuerdo que José tenía de ellos era cuando los miró a la cara con horror en el
momento en que los traficantes de esclavos ismaelitas se lo llevaban.
- ¿Seguían sus hermanos siendo malvados y traicioneros o habían cambiado a
través de los años? José decidió ponerlos a prueba.

2) Acuso a Benjamín
Gen 44:1-2 “Mandó José al mayordomo de su casa, diciendo: Llena de alimento
los costales de estos varones, cuanto puedan llevar, y pon el dinero de cada uno
en la boca de su costal. 2 Y pondrás mi copa, la copa de plata, en la boca del
costal del menor, con el dinero de su trigo. Y él hizo como dijo José.”

Gn 44:15-17 “15 Y les dijo José: ¿Qué acción es esta que habéis hecho? ¿No
sabéis que un hombre como yo sabe adivinar? 16 Entonces dijo Judá: ¿Qué
diremos a mi señor? ¿Qué hablaremos, o con qué nos justificaremos? Dios ha
hallado la maldad de tus siervos; he aquí, nosotros somos siervos de mi señor,
nosotros, y también aquel en cuyo poder fue hallada la copa. 17 José respondió:
Nunca yo tal haga. El varón en cuyo poder fue hallada la copa, él será mi siervo;
vosotros id en paz a vuestro padre.

3) Puso a Benjamín en riesgo de que se quede en Egipto


Gen 44:30-34 “Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no
va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él, 31 sucederá que cuando no
vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro
padre con dolor al Seol. 32 Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre,
diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para
siempre; 33 te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por
siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos. 34 Porque ¿cómo
volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a
mi padre.

- Pero qué cambio se produjo en Judá! Estaba tan preocupado por su padre y su
hermano menor, Benjamín, que estaba dispuesto a morir por ellos. Cuando esté a
punto de perder toda esperanza en usted mismo y en los demás, recuerde que
Dios puede lograr un cambio completo aun en la persona más egoísta.
- Este acto tan valeroso convenció a José de que sus hermanos habían cambiado
para bien de una forma dramática.

III. APRENDIENDO A PERDONAR

a) José se da a revelar a sus hermanos:


Gn. 45:3-8 “3 Y dijo José a sus hermanos: Yo soy José; ¿vive aún mi padre? Y
sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de él. 4
Entonces dijo José a sus hermanos: Acercaos ahora a mí. Y ellos se acercaron. Y
él dijo: Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. 5 Ahora, pues,
no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación
de vida me envió Dios delante de vosotros. 6 Pues ya ha habido dos años de
hambre en medio de la tierra, y aún quedan cinco años en los cuales ni habrá
arada ni siega. 7 Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros
posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. 8 Así,
pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de
Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.”

- José reconoce que es realmente Dios quien le envió a ese lugar con un propósito.
El perdón se hace más sencillo cuando reconocemos que las faltas que cometen
contra nosotros son lecciones de Dios a nuestra vida.

- OJO: Cuando alguien te haga algún daño dile: te perdono, porque a través de ti el
Señor me está enseñando a confiar más en él.

- Después de muchos años los hermanos de José aún vivían prisioneros de sus
sentimientos de culpa. Ellos habían vendido a su hermano pensando que nunca
más volverían a saber de él; por lo tanto, nunca imaginaron que habría alguna
oportunidad para el perdón ni la reconciliación. Alguien ha dicho que quién sabe
cuántas veces Rubén habría dicho a sus hermanos: "Yo se los dije." Los hermanos
de José habían sufrido mucho.

- Muchas veces esperamos que quienes nos han ofendido den el primer paso de
venir a buscar nuestro perdón, pero la experiencia de José nos ilustra que los
puentes hacia la reconciliación los debemos poner nosotros con iniciativa y deseo.

b) José reitera su perdón a sus hermanos


Gn 50:15-21 “Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron:
Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. 16 Y
enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17 Así
diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su
pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la
maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. 18
Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí
por siervos tuyos. 19 Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar
de Dios? 20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para
hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. 21 Ahora, pues,
no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y
les habló al corazón.”
- Los hermanos de José tuvieron temor de que el perdón de José haya sido solo
temporal mientras su padre viviera, sin embargo, José no recordó el mal que le
hicieron sino que nuevamente vio el propósito de Dios a través de eso malo.
- El perdón no es olvidar, sino prometer que vamos a recordar cual fue el propósito
de Dios para ese momento de angustia que pasamos, y no guardaremos odio en
nuestro corazón.

c) Aprendiendo a perdonar: ¿le resulta difícil perdonar? Aunque no es fácil cuando


sabemos que quien nos ha ofendido lo ha hecho a propósito, si perdonamos a
quienes están realmente arrepentidos, aliviaremos no solo nuestro propio dolor,
sino también el de la persona que nos ofendió. Además, imitaremos la fe de José y
la misericordia de nuestro Padre Dios.

Conclusión: Amados hermanos, ¿Cómo tener un corazón perdonador? Reconocer que


todo el mal que te hayan podido haber hecho ha sido al final para beneficio tuyo, para
que aprendas, para que Dios te moldee, para que Dios siga obrando en tu vida. No se
centre en el mal que le hayan hecho, céntrese en qué desea Dios enseñarle a usted en
medio de ese sufrimiento y podrá perdonar a aquellos que le hicieron daño. No vea la
herida que le ocasionan sino a Dios obrando a través de esas heridas y perdone.
¿Quiénes te han ofendido? Perdónalos como Cristo te perdonó.

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