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DELITO CONTABLE

El Contador Público juega un papel muy importante en las actividades que desarrolla una
empresa, ya que provee el asesoramiento necesario para la toma de decisiones de manera
eficiente. Asimismo, es el responsable de la información contable que se brinde, por ello al
elaborar los estados financieros, estos deberán estar libres de errores, omisiones o hechos
que reflejen posible fraude, etc.

Es por ello que, de no cumplir sus obligaciones de forma correcta y transparente, la


legislación peruana condena dichos actos con sanciones muy severas, muchos de ellos
considerados como delitos que ameritan la privación de la libertad.

El Artículo 5° de la Ley Penal Tributaria regula el delito contable, el cual se produce en un


momento anterior a la determinación del tributo y en consecuencia supone una alteración
voluntaria en la determinación de la obligación tributaria dificultando la labor de fiscalización
de la Administración Tributaria.

Según, Chang Romy (2017), el denominado por la doctrina delito contable en el Perú se
encuentra regulado en el artículo 5 de la ley penal tributaria, y señala: “Será reprimido con
pena privativa de la libertad no menor de 2 (dos) ni mayor de 5 (cinco) años y con 180
(ciento ochenta) a 365 (trescientos sesenta y cinco) días-multa, el que estando obligado por
las normas tributarias a llevar libros y registros contables:

a) Incumpla totalmente dicha obligación.

b) No hubiera anotado actos, operaciones, ingresos en los libros y registros


contables.

c) Realice anotaciones de cuentas, asientos, cantidades, nombres y datos falsos en


los libros y registros contables.

d) Destruya u oculte total o parcialmente los libros y/o registros contables o los
documentos relacionados con la tributación.” Como se observa, la configuración de
este tipo penal es muy similar a la establecida en el artículo 310 del Código Penal
Español, por lo que no sólo se recurrirá a la doctrina peruana, sino también a la
propuesta de autores españoles, a efectos de enriquecer los alcances del presente
trabajo.
Herrera (2011), nos explica que uno de los delitos contables que sanciona nuestra
legislación es llevar contabilidad de forma paralela, la cual presenta las características
propias de un delito contable. Por ello, el artículo 199 del código sustantivo, exige para la
consumación de este hecho punible, la co-existencia de un sistema contable oficial (o legal
como lo llama la Ley Penal) y, paralelamente, uno o más sistemas contables que podríamos
convenir en llamar ilegales. Entiéndase que la Ley Penal en sí no sanciona la existencia de
este sistema contable paralelo, lo que en realidad tiende a penalizar el artículo en análisis
es ciertamente el reflejo de una realidad contable distinta a la legal u oficial y
consecuentemente, la obtención de un provecho patrimonial ilícito.

Un ejemplo de ello es cuando se hallaron indicios de que el partido Fuerza Popular, de


Keiko Fujimori, utilizó doble contabilidad o contabilidad paralela en sus finanzas partidarias
de la campaña presidencial del 2011 con el objetivo de ocultar el presunto dinero entregado
por la constructora brasileña Odebrecht.

Del mismo modo, respecto a los dos primeros supuestos del artículo 5 de la Ley Penal
Tributaria, constituyen casos de omisión propia que buscan sancionar conductas que
obstruyen la actuación fiscal, en la medida en que la contabilidad permite a la administración
Pública determinar la cuantía de la deuda Tributaria.

Como puede observarse, se trata de un tipo autónomo de la defraudación tributaria y se


sanciona por el solo hecho de la conducta criminalizada, siempre y cuando el agente haya
actuado con dolo (conciencia y voluntad), aun cuando no haya tenido como resultado el
dejar de pagar tributos. Debemos señalar que la pena privativa de libertad prevista para el
delito contable es no menor de dos ni mayor de cinco años. La pena prevista para el autor
del delito es la misma que se aplica para el caso de los coautores, instigador y para el
cómplice necesario. En caso de cómplices comunes la pena será reducida prudencialmente
por el juez, de acuerdo con segundo párrafo del Artículo 25° del Código Penal.

Herrera (2011), señala que el código penal sanciona en el artículo 23, al autor como aquel
que realiza por sí o por medio de otro el hecho punible; del mismo modo, nuestro código
sustantivo señala como cómplices (partícipes del delito) a quienes dolosamente presten su
auxilio para la realización del hecho punible, diferenciando entre complicidad primaria
(auxilio sin el cual el delito no se habría consumado) y complicidad secundaria (auxilio no
indispensable para la comisión del delito).
La diferencia sustancial entre autor y participe radica en el dominio que tiene este primero
sobre el hecho punible, en tanto que el cómplice solo colabora en diferente grado con la
realización del mismo, pero no maneja la actividad criminal, ni tiene dominio sobre ella. De
acuerdo a la Teoría de Dominio del Hecho, que surge para terminar de liquidar estos
inconvenientes doctrinales, se puede identificar al autor si concurren en él las siguientes
características:

1. La persona sabe el qué, cómo y cuándo se va a realizar el hecho delictivo.

2. Debe dar una contribución objetiva al hecho dominio funcional del hecho

3. Si intervienen varias personas se tiene que dar un acuerdo previo a la realización


del hecho delictivo plan delictivo.

Es por ello que nuestra profesión exige total transparencia en la información que emitimos,
no podemos desligarnos de la obligación de dar a conocer los delitos tipificados de acuerdo
a la nueva Ley General de Sociedades, que son las siguientes:

Primer Delito: «Ocultamiento a socios, accionistas, asociados y otros de la verdadera


situación de la empresa falseando balances, reflejando u omitiendo beneficios o pérdidas».

Segundo Delito: «Proporcionar datos falsos sobre la situación de la empresa, alterando


información contable, suministrando datos que no guardan relación con la realidad
patrimonial de la empresa».

En conclusión, hoy la carrera contable es una de las profesiones más dinámicas, sometida
a los constantes cambios y exige al Contador Público la responsabilidad que se nos
encomienda por formación y obligación dentro de las características de comprensibilidad y
aplicabilidad.

Nosotros debemos ejercer la profesión con el más alto sentido ético, ya si bien es cierto
que la vida de un profesional contable va enfrentar diferentes situaciones que muchas veces
lo hará dudar de su accionar, y donde entrarán a tallar todo aquel conocimiento que ha
adquirido en cuanto a valores, es importante que tenga un back up de la educación
aprendida y así pueda evitar caer en hechos que denigren su profesión.

También podemos concluir que es deber del Contador Público, fomentar permanentemente
la conciencia tributaria, para que no se siga incentivando a la evasión.
Es por ello que el Contador Público deberá saber que no puede incurrir en estos actos
delictivos, ya que dañan su nombre y denigran la profesión contable.

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