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ESCLEROSIS

INTORDUCCION
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica y autoinmune que afecta a
la mielina o materia blanca del cerebro y de la médula espinal, provocando la
aparición de placas escleróticas que impiden el funcionamiento normal de esas fibras
nerviosas. La mielina es una sustancia grasa que rodea y aísla los nervios, actuando
como la cobertura de un cable eléctrico y permitiendo que los nervios transmitan sus
impulsos rápidamente. La velocidad y eficiencia con que se conducen estos impulsos
permiten realizar movimientos suaves, rápidos y coordinados con poco esfuerzo
consciente.

La esclerosis múltiple produce una anomalía inmunológica que se suele manifestar en


problemas de coordinación y equilibrio, debilidad muscular, alteraciones de la vista,
dificultades para pensar y memorizar y sensaciones de picazón, pinchazos o
entumecimiento, además de otros síntomas. Las causas que originan la esclerosis
múltiple se desconocen, si bien hay indicios de que podría tratarse de una
enfermedad inmune que hace que el organismo ataque su propia mielina. Hasta la
fecha no tiene cura, pero una serie de fármacos y recomendaciones ayudan a que su
avance sea más lento.

Causas
La causa de la esclerosis múltiple se desconoce, pero se sospecha que un virus o un
antígeno desconocido son los responsables que desencadenan, de alguna
manera, una anomalía inmunológica, que suele aparecer a una edad temprana.
Entonces el cuerpo, por algún motivo, produce anticuerpos contra su propia mielina.
Esto provoca, con el paso del tiempo, la aparición de lesiones de desmielinación y,
posteriormente, cicatrices (placas) en distintos puntos del sistema nervioso central.

La desmielinación puede afectar a zonas diversas del sistema nervioso central y la


distinta localización de las lesiones es la causa de la variabilidad y multiplicidad de los
síntomas (trastornos motrices, sensitivos, del lenguaje, del equilibrio, viscerales, etc.).

Este mecanismo inmunitario activa los glóbulos blancos (linfocitos) del torrente
sanguíneo, que entran en el cerebro y debilitan los mecanismos de defensa de éste
(es decir, la barrera sangre/cerebro). Una vez en el cerebro, estos glóbulos activan
otros elementos del sistema inmunitario, de forma tal que atacan y destruyen la
mielina. También hay pruebas de que la esclerosis múltiple es más frecuente entre
personas que tienen una susceptibilidad genética

Síntomas
Aun no siendo la esclerosis una enfermedad hereditaria, algunos estudios sugieren
que la genética puede jugar un papel importante en la susceptibilidad de una persona
hacia la enfermedad. Si existe una persona afectada en la familia, sus parientes de
primer grado tienen una probabilidad de desarrollar la enfermedad de entre un 1 a un
10 por ciento. Algunos pueblos como gitanos, esquimales y bantúes nunca padecen
de esclerosis múltiple.

Principales síntomas de la esclerosis múltiple:

 Cansancio
 Visión doble o borrosa
 Problemas del habla
 Temblor en las manos
 Debilidad en los miembros
 Pérdida de fuerza o de sensibilidad en alguna parte del cuerpo
 Vértigo o falta de equilibrio
 Sensación de hormigueo o entumecimiento
 Problemas de control urinario
 Dificultad para andar o coordinar movimientos
 Visuales: Visión borrosa, visión doble, neuritis óptica, movimientos oculares rápidos e
involuntarios, pérdida total de la visión (rara vez).

 Problemas de equilibrio y coordinación: Pérdida de equilibrio, temblores,


inestabilidad al caminar (ataxia), vértigos y mareos, torpeza en una de las
extremidades, falta de coordinación.

 Debilidad: Puede afectar en particular a las piernas y al andar.

 Rigidez muscular: El tono muscular alterado puede producir rigidez muscular


(espasticidad), lo cual afecta.

 También son frecuentes espasmos y dolores musculares.

 Sensaciones alteradas: Cosquilleo, entumecimiento (parestesia), sensación de


quemazón, otras sensaciones no definibles.

 Habla anormal: lentitud en la articulación, palabras arrastradas, cambios en el ritmo


del habla.

 Fatiga: un tipo debilitante de fatiga general que no se puede prever o que es excesiva
con respecto a la actividad realizada (la fatiga es uno de los síntomas más comunes y
problemáticos de la EM).
 Problemas de vejiga e intestinales: necesidad de orinar con frecuencia y/o urgencia,
vaciamiento incompleto o vaciamiento en momentos no apropiados; estreñimiento y,
rara vez, pérdida del control de esfínter (incontinencia).

 Sexualidad e intimidad: impotencia, excitación disminuida, pérdida de sensación


placentera, sensibilidad al calor: el calor provoca muy frecuentemente un
empeoramiento pasajero de los síntomas.

 Trastornos cognitivos y emocionales: problemas con la memoria a corto plazo, la


concentración, el discernimiento o el razonamiento.

Objetivos

 Modificar la evolución de la enfermedad. Ante un brote de esclerosis múltiple se


suele administrar cortisona. La administración (por vía oral o en inyección) debe
realizarse en un centro hospitalario, donde también decidirán la dosis (cantidad)
adecuada.

 Aliviar los síntomas. Hay tantos tratamientos como síntomas, y cada enfermo es un
caso diferente. Estar en contacto con el neurólogo es la parte más importante del
tratamiento. Él indicará cómo mitigar o eliminar los síntomas.

 Superar las secuelas. Después de un brote de esclerosis múltiple, la rehabilitación


ayuda a reincorporarse a la vida cotidiana y adaptarse a las nuevas condiciones.
Cada fase de la enfermedad necesitará una rehabilitación distinta con profesionales
distintos: neurólogos, urólogos, fisioterapeutas, psiquiatras, oculistas, asistentes
sociales, psicólogos.

Recursos para enfrentarse a la enfermedad. El enfermo no está solo ni indefenso


ante los efectos físicos y psicológicos que tiene la esclerosis múltiple.
FUNDAMENTO

Tipos de esclerosis
El curso de la esclerosis múltiple no se puede pronosticar. Algunas personas se ven
mínimamente afectadas por la enfermedad, y en otras avanza rápidamente hacia la
incapacidad total; pero la mayoría de afectados se sitúa entre los dos extremos. Si
bien cada persona experimenta una combinación diferente de síntomas de esclerosis
múltiple, hay varias modalidades definidas en el curso de la enfermedad:

 Esclerosis múltiple con recaídas o remisiones: En esta forma de EM hay recaídas


imprevisibles (exacerbaciones, ataques) durante las cuales aparecen nuevos
síntomas o los síntomas existentes se agravan. Esto puede tener una duración
variable (días o meses) y hay una remisión parcial e incluso una recuperación total. La
enfermedad puede permanecer inactiva durante meses o años.

 Esclerosis múltiple benigna: Después de uno o dos brotes con recuperación


completa, esta forma de EM no empeora con el tiempo y no hay incapacidad
permanente. La EM benigna sólo se puede identificar cuando hay una incapacidad
mínima a los 10-15 años del comienzo, e inicialmente habrá sido calificada como EM
con recaídas o remisiones. La EM benigna tiende a estar asociada con síntomas
menos graves al comienzo.

 Esclerosis múltiple progresiva secundaria: En algunas personas que tienen


inicialmente EM con recaídas y remisiones, se desarrolla posteriormente una
incapacidad progresiva en el curso de la enfermedad, frecuentemente con recaídas
superpuestas.

 Esclerosis múltiple progresiva primaria: Esta forma de EM se caracteriza por la


ausencia de ataques definidos, pero hay un comienzo lento y un empeoramiento
constante de los síntomas. Se produce una acumulación de deficiencias e
incapacidad que puede estabilizarse en determinado momento o continuar durante
meses y años.

Diagnóstico
El neurólogo se basa en la historia clínica y en la exploración física del paciente.
Por eso es muy importante que éste explique al médico todos los detalles y síntomas
que haya notado. La esclerosis múltiple temprana puede presentar una historia de
síntomas vagos que tal vez se hayan mitigado espontáneamente y muchos de estos
signos podrían atribuirse a diversas enfermedades. Por consiguiente, puede pasar
cierto tiempo y tal vez haya un proceso diagnóstico prolongado antes de que se
sugiera la presencia de esclerosis múltiple.

El diagnóstico de la esclerosis múltiple es esencialmente clínico, no hay pruebas


específicas para esta enfermedad y ni una sola es totalmente concluyente. Los
médicos consideran la posibilidad de una esclerosis múltiple en personas jóvenes que
desarrollan síntomas en distintas partes del cuerpo, de forma repentina, como visión
borrosa, visión doble o alteraciones motoras o sensitivas. En consecuencia, para
pronunciar un diagnóstico de EM se necesitan varios procedimientos.

 Reconocimiento neurológico.- El neurólogo busca anomalías en las vías de los


nervios. Algunos de los signos neurológicos más comunes comprenden cambios en
los movimientos oculares, coordinación de las extremidades, debilidad, equilibrio,
sensación, habla y reflejos. Sin embargo, con este reconocimiento no se puede llegar
a la conclusión de qué es lo que provoca la anomalía y, por tal motivo, deben
eliminarse otras causas posibles de enfermedad que producen síntomas similares a
los de la esclerosis múltiple.

 Pruebas de potenciales evocados auditivos y visuales.- Cuando hay


desmielinización, es posible que la conducción de mensajes por los nervios se haga
más lenta. Los potenciales evocados miden el tiempo que le lleva al cerebro recibir e
interpretar mensajes. Esto se hace colocando en la cabeza electrodos pequeños que
monitorizan las ondas cerebrales en respuesta a estímulos visuales y auditivos.
Normalmente, la reacción del cerebro es casi instantánea pero, si hay
desmielinización en el sistema nervioso central, puede haber una demora. Esta
prueba no es invasora ni dolorosa y no requiere hospitalización.

 Formación de imágenes por resonancia magnética nuclear La resonancia


magnética es una de las pruebas de diagnosis más reciente, que obtiene imágenes
muy detalladas del cerebro y la médula espinal, señalando cualquier zona existente
de esclerosis (lesiones o placas). Si bien es la única prueba en la que se pueden ver
las lesiones de la esclerosis múltiple, no puede considerarse como concluyente, en
particular porque no todas las lesiones pueden ser captadas por el escáner y porque
muchas otras enfermedades pueden producir anomalías idénticas.

 Punción lumbar. Se extrae el líquido de la médula (líquido


cefalorraquídeo) introduciendo una aguja en la espalda y retirando una pequeña
cantidad de líquido para analizar si en él existen anomalías propias de la esclerosis
múltiple. Los síntomas iniciales pueden ser pasajeros, vagos y confusos, tanto para la
persona afectada como para el médico. Los síntomas invisibles o subjetivos son
frecuentemente difíciles de comunicar a los médicos y profesionales sanitarios y, a
veces, se pueden considerar como manifestaciones psicosomáticas.
Pruebas y exámenes
 Las personas que tienen una forma de EM llamada remitente-recurrente tienen antecedentes de
al menos 2 ataques, separados por un período de remisión.
 En otras personas, la enfermedad puede empeorar lentamente entre un ataque claro y otro. Esta
forma se llama EM secundaria progresiva. Una forma que tiene una progresión gradual, pero
que no presenta ataques claros se denomina EM primaria progresiva.
 El proveedor de atención médica puede sospechar la presencia de EM si hay disminución en el
funcionamiento de dos partes diferentes del sistema nervioso central (como los reflejos
anormales) en dos momentos diferentes.
 Un examen del sistema nervioso puede mostrar disminución en la función nerviosa en un área
del cuerpo. Alternativamente, la reducción en la función nerviosa puede extenderse a muchas
partes del cuerpo. Esto puede incluir:

El tratamiento farmacológico de la esclerosis múltiple

Después del diagnóstico, el paciente de esclerosis múltiple debe enfrentarse a la


decisión de usar o no fármacos modificadores de la enfermedad. Puede que estos
medicamentos no mejoren los síntomas, pero sí deben considerarse una inversión
para el futuro ya que, hoy por hoy, son la mejor defensa para frenar el curso
natural de la EM.
Antes de decantarse por algún tratamiento, el paciente debe tener en cuenta su estilo de vida, los efectos
secundarios, los riesgos y los beneficios que conllevan cada una de las terapias. El consejo del neurólogo es
fundamental, ya que cada caso es único.
A pesar de que a día de hoy no existe una cura definitiva para la EM, en los últimos años ha habido un cambio
sustancial en el tratamiento y en el manejo de la enfermedad, gracias a la aparición de nuevos fármacos que
modifican su curso.

Existen dos pilares fundamentales y complementarios en el tratamiento de la esclerosis múltiple: el


tratamiento farmacológico y el tratamiento rehabilitador. El tratamiento farmacológico puede clasificarse en
función del objetivo que se quiera lograr. El tratamiento agudo o de los brotes tiene por objetivo disminuir los
síntomas y la duración de los ataques clínicos. El tratamiento modificador de la enfermedad es un tratamiento
crónico, a largo plazo, que tiene como principal objetivo reducir la frecuencia y la severidad de los brotes. Por
último, el tratamiento sintomático es aquel encaminado a mejorar los síntomas derivados de la enfermedad.

Tratamiento agudo o de los brotes

Cuando aparece un nuevo brote de la enfermedad, es posible tratarlo para disminuir la duración y la
intensidad de los síntomas. El tratamiento utilizado son los corticoides y la vía de administración más
común es la intravenosa (introducir en el organismo por la vena), aunque en algunas ocasiones puede
administrarse por vía oral.

El hecho de recibir o no tratamiento con corticoides acelerará la recuperación, pero no modificará la


recuperación a largo plazo. El que una persona se recupere completamente de los brotes o que presente
alguna secuela de los mismos, dependerá de su propio organismo. Por eso es importante recordar que no
todos los brotes deben tratarse y que debe individualizarse en función de la gravedad de los síntomas o de lo
molestos que estos resulten para la persona.

Tratamiento crónico o modificador de la enfermedad

Aunque hoy en día no existe ningún tratamiento que logre curar la esclerosis múltiple, cada vez hay más
fármacos encaminados a modificar el curso de la enfermedad. El objetivo principal de estos fármacos es
el de reducir la frecuencia y la severidad de los brotes (ataques clínicos). Estos tratamientos también
disminuirán la acumulación de lesiones (áreas dañadas) en el cerebro y en la médula espinal. Estos
medicamentos resultan más eficaces cuanto antes se empiecen a tomar, tras el diagnóstico definitivo y
antes que la enfermedad haya causado daños significativos al organismo.

En la actualidad existen nueve fármacos modificadores que cuentan con la aprobación de la Agencia
Europea del Medicamento (EMA) para el tratamiento de la EM remitente-recurrente. En esta tabla, están
detallados los fármacos aprobados por la EMA y de amplio uso actualmente.
Los fármacos de primera línea son aquellos que se administrarán por tratamiento de inicio. Son conocidos
como fármacos inmunomoduladores (se encargan de modular la respuesta inmunológica, pero habitualmente
no la disminuyen). Tienen una eficacia similar entre ellos, sin embargo cada uno tiene sus pequeñas
particularidades, por lo que lo más recomendable es guiarse por las indicaciones de los médicos especialistas.

Entre los efectos secundarios que se deben conocer están los síntomas pseudogripales provocados por los
fármacos que contienen interferón beta como principio activo. Estos síntomas pueden minimizarse con
tratamiento previo. Si decide iniciar tratamiento con interferón, su neurólogo le realizará analíticas semestrales
para controlar el hígado y las defensas. Todos los fármacos de primera línea son auto inyectados, por lo que
pueden potencialmente causar reacciones en el punto de aplicación (endurecimientos, moratones, dolores e
infecciones) que pueden evitarse con una buena técnica de inyección.

Los fármacos de segunda línea se administrarán cuando, a pesar de haber recibido otro tratamiento,
continúan habiendo brotes o signos de actividad. Son principalmente fármacos inmunosupresores (disminuyen
las defensas del organismo). Se trata de fármacos muy eficaces pero que pueden comportar mayores efectos
secundarios. Estos efectos secundarios son específicos no sólo de cada fármaco sino también pueden variar
de una persona a otra. Su neurólogo le informará con detalle de los principales efectos secundarios generales
y de los existentes en su caso en particular.

Otros fármacos aprobados por la agencia europea son la azatioprina y la mitoxantrona. Se trata de fármacos
inmunosupresores que se utilizaban con relativa frecuencia en el pasado. Actualmente, gracias a la aparición
de nuevas alternativas, se encuentran en desuso y solo se utilizan en situaciones especiales.

En los próximos años se prevé un cambio sustancial en el manejo de la EM remitente-recurrente.


Recientemente la teriflunomida, un nuevo fármaco oral de administración diaria, ha sido aprobado por la
agencia reguladora de medicamentos de Estados Unidos (FDA) y se encuentra en fase de revisión en la EMA
(agencia europea). Asimismo, otro fármaco oral (BG-12 oral o dimetilfumarato) se encuentra en proceso de
revisión en ambas agencias reguladoras, y un anticuerpo monoclonal de administración endovenosa
anual (alemtuzumab) se encuentra también en proceso de revisión en la EMA. También, existen actualmente
muchos ensayos clínicos en marcha con nuevos fármacos orales y nuevos anticuerpos monoclonales con
diferente administración, por lo que en los próximos años aparecerán nuevas alternativas.
Desgraciadamente, el tratamiento de la EM primaria progresiva es mucho más limitado, y aunque se han
realizado muchos ensayos clínicos, no existe por el momento ningún fármaco modificador de la
enfermedad aprobado para tratar la EM primaria progresiva, pero en cambio sí que existen para tratar la
EM secundaria progresiva.

Tratamiento sintomático

Además de los brotes, pueden aparecer otros síntomas que pueden resultar muy molestos. Los fármacos que
tratan estos síntomas se engloban dentro del término “tratamientos sintomáticos” y son igual de importantes
que los modificadores de la enfermedad, pues mejoran la calidad de vida de las personas con EM.

Los síntomas que pueden aparecer en el contexto de la EM son muchos y pueden variar mucho de una
persona a otra, por lo que abordarlos todos en este apartado sería muy largo y complejo. Algunos de estos
síntomas pueden mejorar con simples medidas higiénicas y otros pueden requerir la colaboración de otros
profesionales (fisioterapia, urólogo, neuropsicólogo, digestólogo…). En caso de aparición de nuevos síntomas,
lo mejor es que en caso de duda consulte con su neurólogo. Éste le podrá indicar si los síntomas se deben o
no a la esclerosis múltiple y le aconsejará el mejor tratamiento o la mejor vía para solucionarlos.

Posibles complicaciones
La EM puede llevar a lo siguiente:

 Depresión

 Dificultad para tragar

 Dificultad para pensar

 Cada vez menos capacidad para cuidarse sin ayuda

 Necesidad de una sonda permanente


 Osteoporosis o adelgazamiento de los huesos
 Úlceras de decúbito
 Efectos secundarios de los medicamentos usados para tratar el trastorno

 Infecciones de las vías urinarias



ANEXOS
El tratamiento farmacológico de la esclerosis múltiple

Referencias
Fuente: Multiple Sclerosis Society
Tags: tratamiento, fármacos, esclerosis múltiple
Fecha de publicación: 28/08/2013
Houtchens MK, Lublin FD, Miller AE, Khoury SJ. Multiple sclerosis and other inflammatory
demyelinating diseases of the central nervous system. In: Daroff RB, Fenichel GM, Jankovic J,
Mazziotta JC, eds. Bradley's Neurology in Clinical Practice. 6th ed. Philadelphia, PA: Elsevier
Saunders; 2012:chap 54.
Polman CH, Reingold SC, Banwell B, et al. Diagnostic criteria for multiple sclerosis: 2010 revisions to
the McDonald criteria. Ann Neurol. 2011;69:292-302. PMID:
21387374 www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21387374.
Rubin S. Management of multiple sclerosis: an overview. Dis Mon. 2013;59:253-260. PMID:
23786659 www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23786659

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