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INTORDUCCION
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad crónica y autoinmune que afecta a
la mielina o materia blanca del cerebro y de la médula espinal, provocando la
aparición de placas escleróticas que impiden el funcionamiento normal de esas fibras
nerviosas. La mielina es una sustancia grasa que rodea y aísla los nervios, actuando
como la cobertura de un cable eléctrico y permitiendo que los nervios transmitan sus
impulsos rápidamente. La velocidad y eficiencia con que se conducen estos impulsos
permiten realizar movimientos suaves, rápidos y coordinados con poco esfuerzo
consciente.
Causas
La causa de la esclerosis múltiple se desconoce, pero se sospecha que un virus o un
antígeno desconocido son los responsables que desencadenan, de alguna
manera, una anomalía inmunológica, que suele aparecer a una edad temprana.
Entonces el cuerpo, por algún motivo, produce anticuerpos contra su propia mielina.
Esto provoca, con el paso del tiempo, la aparición de lesiones de desmielinación y,
posteriormente, cicatrices (placas) en distintos puntos del sistema nervioso central.
Este mecanismo inmunitario activa los glóbulos blancos (linfocitos) del torrente
sanguíneo, que entran en el cerebro y debilitan los mecanismos de defensa de éste
(es decir, la barrera sangre/cerebro). Una vez en el cerebro, estos glóbulos activan
otros elementos del sistema inmunitario, de forma tal que atacan y destruyen la
mielina. También hay pruebas de que la esclerosis múltiple es más frecuente entre
personas que tienen una susceptibilidad genética
Síntomas
Aun no siendo la esclerosis una enfermedad hereditaria, algunos estudios sugieren
que la genética puede jugar un papel importante en la susceptibilidad de una persona
hacia la enfermedad. Si existe una persona afectada en la familia, sus parientes de
primer grado tienen una probabilidad de desarrollar la enfermedad de entre un 1 a un
10 por ciento. Algunos pueblos como gitanos, esquimales y bantúes nunca padecen
de esclerosis múltiple.
Cansancio
Visión doble o borrosa
Problemas del habla
Temblor en las manos
Debilidad en los miembros
Pérdida de fuerza o de sensibilidad en alguna parte del cuerpo
Vértigo o falta de equilibrio
Sensación de hormigueo o entumecimiento
Problemas de control urinario
Dificultad para andar o coordinar movimientos
Visuales: Visión borrosa, visión doble, neuritis óptica, movimientos oculares rápidos e
involuntarios, pérdida total de la visión (rara vez).
Fatiga: un tipo debilitante de fatiga general que no se puede prever o que es excesiva
con respecto a la actividad realizada (la fatiga es uno de los síntomas más comunes y
problemáticos de la EM).
Problemas de vejiga e intestinales: necesidad de orinar con frecuencia y/o urgencia,
vaciamiento incompleto o vaciamiento en momentos no apropiados; estreñimiento y,
rara vez, pérdida del control de esfínter (incontinencia).
Objetivos
Aliviar los síntomas. Hay tantos tratamientos como síntomas, y cada enfermo es un
caso diferente. Estar en contacto con el neurólogo es la parte más importante del
tratamiento. Él indicará cómo mitigar o eliminar los síntomas.
Tipos de esclerosis
El curso de la esclerosis múltiple no se puede pronosticar. Algunas personas se ven
mínimamente afectadas por la enfermedad, y en otras avanza rápidamente hacia la
incapacidad total; pero la mayoría de afectados se sitúa entre los dos extremos. Si
bien cada persona experimenta una combinación diferente de síntomas de esclerosis
múltiple, hay varias modalidades definidas en el curso de la enfermedad:
Diagnóstico
El neurólogo se basa en la historia clínica y en la exploración física del paciente.
Por eso es muy importante que éste explique al médico todos los detalles y síntomas
que haya notado. La esclerosis múltiple temprana puede presentar una historia de
síntomas vagos que tal vez se hayan mitigado espontáneamente y muchos de estos
signos podrían atribuirse a diversas enfermedades. Por consiguiente, puede pasar
cierto tiempo y tal vez haya un proceso diagnóstico prolongado antes de que se
sugiera la presencia de esclerosis múltiple.
Cuando aparece un nuevo brote de la enfermedad, es posible tratarlo para disminuir la duración y la
intensidad de los síntomas. El tratamiento utilizado son los corticoides y la vía de administración más
común es la intravenosa (introducir en el organismo por la vena), aunque en algunas ocasiones puede
administrarse por vía oral.
Aunque hoy en día no existe ningún tratamiento que logre curar la esclerosis múltiple, cada vez hay más
fármacos encaminados a modificar el curso de la enfermedad. El objetivo principal de estos fármacos es
el de reducir la frecuencia y la severidad de los brotes (ataques clínicos). Estos tratamientos también
disminuirán la acumulación de lesiones (áreas dañadas) en el cerebro y en la médula espinal. Estos
medicamentos resultan más eficaces cuanto antes se empiecen a tomar, tras el diagnóstico definitivo y
antes que la enfermedad haya causado daños significativos al organismo.
En la actualidad existen nueve fármacos modificadores que cuentan con la aprobación de la Agencia
Europea del Medicamento (EMA) para el tratamiento de la EM remitente-recurrente. En esta tabla, están
detallados los fármacos aprobados por la EMA y de amplio uso actualmente.
Los fármacos de primera línea son aquellos que se administrarán por tratamiento de inicio. Son conocidos
como fármacos inmunomoduladores (se encargan de modular la respuesta inmunológica, pero habitualmente
no la disminuyen). Tienen una eficacia similar entre ellos, sin embargo cada uno tiene sus pequeñas
particularidades, por lo que lo más recomendable es guiarse por las indicaciones de los médicos especialistas.
Entre los efectos secundarios que se deben conocer están los síntomas pseudogripales provocados por los
fármacos que contienen interferón beta como principio activo. Estos síntomas pueden minimizarse con
tratamiento previo. Si decide iniciar tratamiento con interferón, su neurólogo le realizará analíticas semestrales
para controlar el hígado y las defensas. Todos los fármacos de primera línea son auto inyectados, por lo que
pueden potencialmente causar reacciones en el punto de aplicación (endurecimientos, moratones, dolores e
infecciones) que pueden evitarse con una buena técnica de inyección.
Los fármacos de segunda línea se administrarán cuando, a pesar de haber recibido otro tratamiento,
continúan habiendo brotes o signos de actividad. Son principalmente fármacos inmunosupresores (disminuyen
las defensas del organismo). Se trata de fármacos muy eficaces pero que pueden comportar mayores efectos
secundarios. Estos efectos secundarios son específicos no sólo de cada fármaco sino también pueden variar
de una persona a otra. Su neurólogo le informará con detalle de los principales efectos secundarios generales
y de los existentes en su caso en particular.
Otros fármacos aprobados por la agencia europea son la azatioprina y la mitoxantrona. Se trata de fármacos
inmunosupresores que se utilizaban con relativa frecuencia en el pasado. Actualmente, gracias a la aparición
de nuevas alternativas, se encuentran en desuso y solo se utilizan en situaciones especiales.
Tratamiento sintomático
Además de los brotes, pueden aparecer otros síntomas que pueden resultar muy molestos. Los fármacos que
tratan estos síntomas se engloban dentro del término “tratamientos sintomáticos” y son igual de importantes
que los modificadores de la enfermedad, pues mejoran la calidad de vida de las personas con EM.
Los síntomas que pueden aparecer en el contexto de la EM son muchos y pueden variar mucho de una
persona a otra, por lo que abordarlos todos en este apartado sería muy largo y complejo. Algunos de estos
síntomas pueden mejorar con simples medidas higiénicas y otros pueden requerir la colaboración de otros
profesionales (fisioterapia, urólogo, neuropsicólogo, digestólogo…). En caso de aparición de nuevos síntomas,
lo mejor es que en caso de duda consulte con su neurólogo. Éste le podrá indicar si los síntomas se deben o
no a la esclerosis múltiple y le aconsejará el mejor tratamiento o la mejor vía para solucionarlos.
Posibles complicaciones
La EM puede llevar a lo siguiente:
Depresión
Referencias
Fuente: Multiple Sclerosis Society
Tags: tratamiento, fármacos, esclerosis múltiple
Fecha de publicación: 28/08/2013
Houtchens MK, Lublin FD, Miller AE, Khoury SJ. Multiple sclerosis and other inflammatory
demyelinating diseases of the central nervous system. In: Daroff RB, Fenichel GM, Jankovic J,
Mazziotta JC, eds. Bradley's Neurology in Clinical Practice. 6th ed. Philadelphia, PA: Elsevier
Saunders; 2012:chap 54.
Polman CH, Reingold SC, Banwell B, et al. Diagnostic criteria for multiple sclerosis: 2010 revisions to
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