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Se conocen los primeros 21 días de enero como este tiempo para ponerse metas,
establecer tiempos y con la motivación del nuevo año, iniciar las mismas. Por ejemplo,
hacer cambios alimentarios, hacer más ejercicio, dedicarse al estudio e incluso, metas
como convivir más con la familia.
Usualmente, nos proponemos metas a corto y mediano plazo en estos primeros días.
¿Qué es lo que nos mueve a iniciar estos cambios? ¿La motivación externa? ¿La
inercia de un nuevo inicio? ¿A ti, qué te motiva?
Según William James, uno de los padres de la Psicología moderna, el aprender una
destreza, como por ejemplo, un idioma, una experiencia de vida, reconfigura nuestro
mapa cerebral.
La estructura de una meta:
Inercia: esa energía con la que empezamos el año, algo nuevo.
Repetición: llevar a cabo y de forma continua el comportamiento que nos vaya a
llevar a la meta.
Consistencia: Mantener el comportamiento para volverlo un hábito, esto
requiere disciplina y compromiso.
Complejidad: El camino hacia una meta es variable. Depende de factores
personales, pero también de asuntos externos, esos que no podemos controlar,
los altibajos de la vida.
Valor: ¿Qué es para ti este nuevo comportamiento? ¿Va de acuerdo a tus
valores o los traiciona?
Sentido: ¿para qué y porqué lo hago?
Recomendaciones:
meditar
Chopra piensa que “la aplicación de la conciencia, en cualquier forma, a través de cosas
tales como la determinación, la disciplina, las buenas intenciones y la atención, tiene el
poder de crear el cambio”. Para Chopra, es con la práctica meditativa con lo que se
consigue ganar conciencia y control sobre lo que hace el sistema nervioso cuando no se
presta atención.