Hacemos sentencias a partir de diferentes enunciados (a priori, a posteriori), generalmente
plausibles de falsedad, que se refieren a los hechos (lo que es), son verdaderos o falsos, se pueden referir a lo que debe ser y estos últimos son llamados “j uicios de valor”. Estos juicios de valor exponen lo que debe o me gustaría que fuera, no pueden ser verdaderos o falsos porque solo enunciados indicativos pueden serlo (son creencias personales o situaciones hipotéticas) y hacen referencia a valores éticos o estéticos (belleza). Son juicios de valor, no son descripciones de hecho. Lo que debería ser, no lo que és. Los valores a los que hacen referencia son relativos a la moral y propios de la acción y pueden entrar en conflicto. Se encuentran en diferentes niveles de sentido: 1. Gusto y preferencia: requieren conciencia. Comprenden otros esquemas de valores. 2. Conveniencia: puede no coincidir con el nivel 1. 3. metas o principios (thelos/fin): mueve a la acción. Se destaca en la ética. Hay dos normas de filosofía que reflexionan los juicios de valor: Ética y Estética. La estética propone los valores de belleza, lo que debe ser para ser bello. La ética se relaciona con qué es el bien y el mal, qué es bueno o malo para la vida del hombre, qué es lo correcto o incorrecto, qué es lo moral e inmoral. La moral es aquello que se DEBE hacer, las reglas de la conducta que pueden estar implícitas o no, pero son universales; se refiere a lo que está bien y lo que está mal, si vivimos en sociedad, debemos aceptar los términos de vivir en ella. Kant va a decir que si esas leyes no pueden ser aplicables universalmente, no van a ser morales. Según Kant, la ley universal es aplicable a todos seres racionales, actualmente se considera a la sociedad en que vive el individuo. La conciencia moral vulgar no es ponerse a sí mismo como excepción a la regla, es aceptar que existe la regla, todos hacemos discriminaciones éticas.La r azon humana vulgar es por motivos prácticos, salir de su círculo y dar un paso en el campo de una filosofía práctica, para recibir aqui enseñanza y clara advertencia acerca del origen de su principio y exacta determinación del mismo, en contraposición con las máximas que radican en las necesidades e inclinaciones. Es un fundamento a priori, un imperativo categórico (el imperativo categórico sería el que representase una acción por sí mismo, sin referencia a ningún otro fin, como objetivamente necesaria) independiente de la experiencia, universal (para todo ser racional), necesario y relacionado con la buena voluntad, es decir, el desear algo y lo que mueve a la acción. Kant, busca un fundamento a priori fundamental y necesario. La voluntad ,no es solamente la facultad de desear algo, es la facultad que mueve a la acción. La buena voluntad es distinta a los talentos o facultades naturales. .Es lo único bueno en sí mismo, sin restricciones, un fin en sí mismo, no necesita ser aplicada a otra cosa La b uena voluntad no es buena por lo que efectúe o realice, no es buena por su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto; es buena sólo por el querer, es decir, es buena en sí misma. Considerada por sí misma, es, sin comparación, muchísimo más valiosa que todo lo que por medio de ella pudiéramos verificar en provecho o gracia de alguna inclinación y, si se quiere, de la suma de todas las inclinaciones…sería esa buena voluntad como una joya brillante por sí misma, como algo que en sí mismo posee su pleno valor. La utilidad o la esterilidad no pueden ni añadir ni quitar nada a ese valor. Esta voluntad no ha de ser todo el bien, ni el único bien, pero ha de ser el bien supremo y la condición de cualquier otro. Se presenta bajo la forma del deber, la necesidad de acción por respeto a la ley moral. Kant la compara con la voluntad santa (dios) donde no hay diferencia entre lo que se debe hacer y lo que se quiere, no hay conflicto,ya que coinciden totalmente con lo que es correcto. Para la voluntad divina y, en general, para una voluntad santa, no valgan los imperativos: él debe ser no tiene aquí lugar adecuado, porque el querer ya de suyo coincide necesariamente con la ley. O tras cualidades buenas pueden ser usadas para fines males Hace hincapié en el límite de la razón, hasta donde la razón puede ser práctica nos ha sido concedida la razón como facultad práctica, es decir, como una facultad que debe tener influjo sobre la voluntad, resulta que el destino verdadero de la razón tiene que ser el de producir una voluntad buena, no en tal o cual respecto, como medio, sino buena en sí misma, cosa para lo cual era la razón necesaria absolutamente, si es así que la naturaleza en la distribución de las disposiciones ha procedido por doquiera con un sentido de finalidad. y se relaciona con frankfurt en que lo que nos mueve con necesidad no es el deber sino el amor, lo que nos importa sin condiciones. El amor tiene su asiento en la voluntad y no en una tendencia de la sensación. Expone que el hombre es ciudadano de dos mundos y distingue el mundo fenoménico y nouménico. El mundo fenoménico es aquel estructurado por categorías, está regido por el determinismo, es necesario, no existe espacio para el deber ser sino sólo para el ser, los hechos, solo hay una opción necesaria que es así y no puede ser de otra manera; es el mundo del sentido interno (pasiones) y externo. Por su parte, el mundo nouménico es absoluto e indeterminado. Es donde existe la libertad, la ausencia total de condicionamiento. La razón, la facultad del pensamiento, hace descubrir el objeto del noúmeno que es absoluto, incondicionado. La conciencia moral vulgar de lo que debe ser o la moralidad, presupone la libertad, que podemos decidir si hacer o no algo siempre. La moralidad pasa por la razón. Condenamos a alguien que hizo algo porque siempre pudo no haberlo hecho. Es un mundo de caos e indeterminación pura. Dice que la conciencia moral del hombre está constreñida ya que al ser ciudadanos de dos mundos (razón e inclinación), no siempre coincide la inclinación con lo que debemos hacer. La moral siempre proviene de la razón. Propone entonces 4 tipos de hechos morales: 1. la acción es contraria al deber: donde la acción es moralmente mala. lo que determina lo bueno o lo malo es el principio de la acción. la razón y la moral, donde no hay lugar para la felicidad porque no tiene peso en la acción moral, la felicidad se relaciona con lo instintivo, con las inclinaciones, y nosotros debemos obrar según la razón. Como una facultad que debe tener influjo sobre la voluntad, resulta que el destino verdadero de la razón tiene que ser el de producir una voluntad buena, no tal o cual respecto, como medio, sino buena en sí misma, cosa para lo cual era la razón necesaria absolutamente. Esa voluntad no ha de ser todo el bueno, ni el único bien; pero ha de ser el bien supremo y la condición de cualquier otro. Prescindo de todas aquellas acciones conocidas ya como contrarias al deber, aunque en este o aquel sentido puedan ser útiles; en efecto, en ella ni siquiera se plantea la cuestión de si pueden suceder por deber. 2. la acción conforme al deber por inclinación inmediata lo que la motiva: las inclinaciones son inmediatas, no hay cálculo, son espontáneas, indiferentes moralmente, no por deber si no por sentimientos.También dejaré a un lado las acciones que, siendo realmente conformes al deber, no son de aquellas hacias las cuales el hombre siente inclinación inmediatamente; pero, sin embargo, las lleva a cabo porque otra inclinación le empuja a ello. 3. acción conforme al deber por inclinación mediata: indiferente moralmente. Principio de la acción: inclinación mediata. Cálculo imperativo hipotético (si quieres… debes…). Hay fines que valen como medio para conseguir algo y fines por sí mismos.El placer es igual a la felicidad, las buenas acciones son las que dan felicidad a un mayor número de personas. El imperativo hipotético constituye un medio. Si la acción es buena solo como medio para alguna otra cosa, entonces es el imperativo hipotético; pero s i la acción es representada como buena en sí, esto es, como necesaria en una voluntad conforme en sí con la razón, como un principio de tal voluntad, entonces es el imperativo categórico. P uede distinguirse muy fácilmente si acción conforme al deber ha sucedido por deber o por una inclinación egoísta. 4. La acción es conforme al deber y por el deber: está hecha por el deber, es moralmente buena o correcta y se sigue la ley moral. Estoy yendo en contra de mis inclinaciones, al momento de tener que decidir si salvar o no a alguien que odio, lo que me motivó a hacerlo es que debía hacerlo. Mucho más difícil es notar cuando la acción es conforme al deber y el sujeto, además, tiene una inclinación inmediata a ella. El principio general o universal es elevar el principio subjetivo a un nivel universal, donde pueda ser necesario, valido para todo ser racional. La ley moral es un imperativo categórico (imperativo=manda, categórico=porque si), un mandato per se y es igual al test de la universalización. Hay 4 maneras en las que se puede presentar. la primera es el principio de subjetividad de la acción, que propone actuar de tal manera que la máxima de tu acción pueda convertirse en ley universal y sin contradicción. Conducirme a este punto según una máxima universal y adquirir la costumbre de no prometer nada sino con el propósito de cumplirlo. El condicionamiento de lo que todo hombre está obligado a hacer y; por tanto, también a saber, es cosa que compete a todos los hombres. es un experimento mental que da a cuenta de que si es universal, es bueno. La cuarta manera es la formula de el fin en sí mismo. Hay fines que se consideran medios, son subjetivos, están condicionados es decir, que dependen de otra cosa y están relacionados con los imperativos hipotéticos. Hay fines en sí mismo que son objetivos y no están condicionados. Están relacionados con el imperativo categórico y la buena voluntad, donde el hombre que es un ser racional, es siempre un fin en sí mismo. Ni en el mundo, ni, en general tampoco fuera del mundo, es posible pensar en nada que pueda considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan solo la buena voluntad. Los talentos del espíritu buenos y deseables; pero también pueden llegar a ser extraordinariamente malos y dañinos si la voluntad que ha de hacer uso de estos dones de la naturaleza, y cuya peculiar constitución se llama por eso carácter, no es buena. La b uena voluntad es la indispensable condición que nos hace dignos de ser felices. La voluntad buena, es buena en sí misma. Propone actuar de tal modo que consideres en tu propia persona y las demás, a tu humanidad como un fin en sí mismo y no como medio (respeto absoluto). Si entraran en conflicto el modo 1 y 4, el 4 es aquel que debera tener mas peso. Kant enuncia el imperativo categórico de diversas maneras, de las cuales nos interesa ahora la fórmula del "fin en sí mismo". El argumento es en síntesis el siguiente: Toda acción se orienta hacia un fin. Pero hay dos tipos de fines. Por una parte, hay fines subjetivos, relativos y condicionados; son aquellos a que se refieren las inclinaciones y sobre los que se fundan los imperativos hipotéticos; v. gr., si deseo poseer una casa (fin), debo ahorrar (medio). Pero hay además, según se sabe, un imperativo que manda absolutamente, el imperativo categórico, lo cual significa que -además de los fines relativos- tiene que haber fines objetivos o absolutos que constituyan el fundamento de dicho imperativo; fines absolutamente buenos (y no para tal o cual cosa), fines en sí. Ahora bien, lo único absolutamente bueno es la buena voluntad (cf. § 2), Y como ésta sólo la conocemos en los seres racionales, en las personas, resulta que el hombre es fin en sí mismo, Kant dice que la felicidad del hombre es una construcción que no coincide con el deber, ya que está movida por la voluntad. La voluntad no es otra cosa que razón práctica. La voluntad es una facultad de no elegir nada más que lo que la razón, independientemente de la inclinación, conoce como prácticamente necesario, es decir, bueno. S i la voluntad es si plentamente conforme a la razon, es ajena a la moralidad que está asociada con la razón y la razón no conduce a la felicidad. Cuanto más se preocupa por una razón cultivada en el propósito de gozar la vida y alcanzar la felicidad, tanto más el hombre se aleja de la verdadera satisfacción. Asegurar la felicidad propia es un deber pues el que no está contento con su estado, el que se ve apremiado por muchos cuidados, sin tener satisfechas sus necesidades, pudiera fácilmente ser víctima de la tentación de infringir sus deberes. Ya tienen los hombres todos por si mismo una poderosísima e íntima inclinación por la felicidad, porque justamente en esta idea se reúnen en suma todas las inclinaciones. Procurar cada cual su propia felicidad, no por inclinación, sino por deber, y sólo entonces tiene su conducta un verdadero valor moral. El imperativo hipotético que representa la necesidad práctica de la acción como medio para fomentar la felicidad es asertórico. La habilidad para elegir los medios conducentes al mayor posible bienestar propio, podemos llamarla sagacidad. Es empírica y relacionada con las inclinaciones. El hombre en sí mismo siente una poderosa fuerza contraria a todos los mandamientos del deber, que la razón le presenta tan dignos de respeto; consiste esa fuerza contraria en sus necesidades y sus inclinaciones, cuya satisfacción total comprende bajo el nombre de felicidad. Se da una dialéctica natural, una tendencia a discutir esas estrechas leyes del deber, a poner en duda su validez o al menos su pureza y severidad estricta, a acomodarlas en lo posible a pervertirlas y privarlas de su dignidad, cosa que al fin y el cabo la misma razon práctica vulgar no se puede aprobar. La ética kantiana se basa en que es autónoma, cuando seguimos el imperativo categórico, somos libres porque seguimos nuestra propia ley. Además habla sobre la heteronomía, la norma que viene de afuera ya sea del estado, de los padres, de dios, etc. El problema de la moral radica en aquello que determina el acto moral, la forma (que) y el contenido (como). Kant es formalista y por tanto propone una ética formal. Las éticas materiales dan a cuenta del contenido y existen las éticas de bienes y de fines. La ética de bienes se relaciona con alcanzar un bien, con el utilitarismo, el hedonismo (donde es bien es igual al placer), las eudaimonia (donde se busca la felicidad). Las éticas de fines se relacionan con el lograr un fin. el cómo encaja la acción en la búsqueda de un fin, las posturas que las encaran son el evolucionismo (tus actos morales deben propiciar la evolución) y los teleologistas (la religión busca acercarse a dios). Una acción hecha por deber tiene su valor moral, no en el propósito que por medio de ella se quiere alcanzar, sino en la máxima por la cual ha sido resuelta; no depende, pues, de la realidad del objeto de la acción , sino meramente del principio de querer, según el cual ha sucedido la acción, prescindiendo de todos los objetos de la facultad del desear. Stuart Mill, el utilitarismo Mill propone que lo más importante es la consecuencia, es utilitarista consecuencialista; a diferencia de kant que le da más importancia al fin que a las consecuencias. Mill propone que la felicidad es el motor de la moralidad. Nuestra facultad moral nos proporciona solamente los principios generales de los juicios morales; es una rama de la razón, no de la facultad sensible, y a ella debe acudirse para la doctrina abstracta de la moralidad, no para su percepción de lo concreto. La m oralidad debe deducirse de principio y la escuela intuitiva afirma tan fuertemente como la inductiva que hay una ciencia de la moral. Bentham es el creador de utilitarismo y sigue la corriente panóptica (controlar los cuerpos para controlar las mentes). El principio del utilitarismo o de la felicidad es que una acción va a ser correcta o no según tienda o no a promover el bien del mayor número de personas. es equivalente al bien o placer. Es cuantitativa, tiene en cuenta la intensidad, la duración, la certidumbre o incertidumbre, la inmediatez, proximidad, alcance. En una situación límite, la elección va a tomarse en base del sentido moral. Todo cuanto pueda probarse que es bueno, debe probarse que lo es, demostrando que constituye un medio para algo cuya bondad se ha admitido sin prueba. Hay una formula comprehensiva que incluye todas las cosas que son buenas por sí mismas, y que cualquier otra cosa que sea buena no lo es en cuanto a fin, sino como medio, la fórmula puede ser aceptada o rechazada, pero no se refiere a lo que comúnmente se entiende por prueba La felicidad tiende hacia el placer y se distancia del dolor. Que todo escritor desde epicuro a bentham, haya sostenido la teoría de la utilidad, ha entendido por esta no algo que hubiera que contraponer al placer, sino el placer mismo, justamente con la ausencia de dolor. No es un estado de placer permanente sino es aspirar a tener más momentos de placer que de dolor. El placer y el dolor se presentan como fines en sí mismos. El credo que acepta la utilidad o principio de la mayor felicidad como fundamento de la moral, sostiene que las acciones son justas en la proporción con que tienden a promover la felicidad; e injustas en cuanto tienden a producir lo contrario de la felicidad. Se entiende por felicidad al placer, y a la ausencia de dolor; por infelicidad, el dolor y la ausencia de placer. El placer y la extinción de dolor son las únicas cosas deseables como fines; y que todas las cosas deseables, lo son o por el placer inherente a ellas mismas, o como medios para la promoción del placer y la prevención del dolor. Según el principio de mayor felicidad, el fin último por razón del cual son deseables todas las otras cosas es una existencia exenta de dolor y abundante en goces, en el mayor grado posible, tanto cuantitativa como cualitativamente. La utilidad no solo incluye la búsqueda de la felicidad, sino también la prevención o mitigación de la desgracia; y si la primera es quimérica, quedará el gran objetivo y la necesidad imperativa de evitar la segunda. En cuanto al auto sacrificio, se relaciona con la utilidad, el bienestar o el placer. Se debe toda clase de honores a aquel que puede renunciar al goce personal de la vida, cuando con su renunciación contribuye dignamente a aumentar la felicidad del mundo.El placer es un aspecto cualitativo. Ser útil es ser provechoso, debe servir para aumentar el placer y tiene que incluir el mayor número de personas si o no. Hay una jerarquía entre placeres. Los placeres sensuales son inmediatos pero hay placeres intelectuales como la imaginación, el entendimiento, la moralidad. Los placeres intelectuales, siempre se prefieren. A veces van en contra de la felicidad, la felicidad en base a la ignorancia es degradación. Hay que enseñar a preferir los placeres intelectuales ya que el ser humano es perfectible. Los corolarios del principio de utilidad, como los preceptos de todo arte praico, admiten un perfeccionamiento indefinido y, dada la índole progresiva de la mente humana, su mejoramiento sigue adelante constantemente. Se debe pasar del hedonismo psicológico (buscar placer individual) al hedonismo universal (placer a la mayoría). La comparación de la vida epicúrea con la de las bestias se considera degradante precisamente porque los placeres de una bestia no satisfacen la concepción de la felicidad de un ser humano. Los seres humanos tienen facultades más elevadas que los apetitos animales y, una vez que se han hecho conscientes de ellas, no consideran como felicidad nada que no incluya su satisfacción. Placeres del intelecto, de los sentimientos y de la imaginación, un valor mucho más alto en cuanto placeres, que a los de la mera sensación. Se relaciona con el sentido de la dignidad. Es indiscutible que los sere cuya capacidad de gozar es baja, tienen mayores probabilidades de satisfacerla totalmente; y un ser dotado superiormente siempre sentirá que, tal como está constituido el mundo, toda la felicidad a que puede aspirar será imperfecta. Pero pude aprender a soportar sus imperfecciones, si son de algún modo soportables. Y estas no le harán envidiar al que es inconsciente de ellas. E s mejor ser un hombre satisfecho que un cerdo satisfecho, es mejor ser un Sócrates insatisfecho, que un loco satisfecho. Y si el loco o el cerdo son de distinta opinión, es porque solo conocen su propio lado de la cuestión, el otro extremo de la comparación conoce ambos lados. Ser feliz es distinto a estar contento. y también es diferente aquello deseado de aquello deseable, lo deseable implica deber. Responde a críticas contemporáneas: - falacia de composición: parece válido pero no lo es. El bien para cada uno no es igual al bien de todos, puede no coincidir la felicidad individual con la colectiva pero propone que con la educación puede cambiar. Todas las grandes causas del sufrimiento humano pueden contrarrestarse considerablemente, y muchas casi enteramente, con el cuidado y el esfuerzo del hombre. Su eliminación es tristemente lenta; una larga serie de generaciones perecerá en la brecha antes de que se complete la conquista y se convierta este mundo en lo que fácilmente podra ser si la voluntad y el conocimiento no faltan. Sin embargo, todo hombre lo bastante inteligente y generoso para aportar a la empresa su esfuerzo, por pequeño e insignificante que sea, obtendrá de la lucha misma un nombre goce que no estara dispuesto a vender por ningun placer egoista. el utilitarismo exigiría los siguientes: primero, que las leyes y disposiciones sociales colocaran la felicidad o (como prácticamente podemos llamarla) el interés de cada individuo del modo más aproximado, en armonía con el interés común; segundo, que la educación y la opinión, que tan vasto poder tienen sobre el carácter humano, usarán su poder para establecer en la mente de cada individuo una asociación indisoluble entre su propia felicidad y el bien de todos; especialmente entre su propia felicidad y la práctica de aquellos modos de conducta, positiva y negativa, que la consideración de la felicidad universal prescribe. Así, el individuo no sólo sería incapaz de concebir su felicidad en oposición con el bien general, sino que uno de los motivos de acción habituales en él sería el impulso a promover directamente el bien general. - falacia naturalista: pasar de uno es un deber. la moralidad es un deber. si el hombre no es bueno, su felicidad no va a coincidir con el deber, sin embargo, el hombre busca la felicidad permanentemente y entonces su propósito es buscarla, la concepción de la naturaleza humana es entonces contingente. Mill ve al hombre como bueno pero podria ser malo. Sartre, el existencialismo humano Sartre se encargará de explicar en qué consiste el existencialismo. Entendemos por existencialismo una doctrina que hace posible la vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad y toda acción implica un medio y una subjetividad humana. Están en contra suyo los cristianos y los marxistas que decían que era burgués. Le interesaba que el Marxismo aceptara su punto de vista porque el marxismo era el movimiento político para la libertad de los reprimidos se preocupa de tomar conciencia de cuál es el lugar en el mundo del hombre ya que se desarrolla en el periodo entre guerras, sobre todo después de la segunda guerra mundial donde el individuo pierde control de su vida. Busca conocer la posición del hombre en el mundo y en si, es un ser con existencia, no esencial. Se dan cuenta de que su vida podía terminar, la de cualquiera y que esto dependía de los líderes, que podían perder todo por otras personas, esto como consecuencia de la devastación que dejaron tras su paso las bombas nucleares de hiroshima y nagasaki. Entonces, ¿qué queda para el individuo? Propone que el hombre tiene la necesidad de ser libre, esa es su naturaleza esencial. Está condenado a ser libre. Es libre porque todo el tiempo está decidiendo menos su nacimiento donde es arrojado al mundo. Se preocupa por el hombre concreto, incluso cuando cree que no. La lección es posible en un sentido, pero lo que no es posible es no elegir. Puede siempre elegir, pero tengo que saber que, si no elijo, también elijo. El hombre se hace, no está todo hecho desde el principio, se hace al elegir su moral, y la presión de las circunstancias es tal, que no puede dejar de elegir una. No definimos al hombre sino en relación con un compromiso. Es, por tanto, absurdo reprocharnos la gratuidad de la elección. Cada vez que el hombre elige su compromiso y su proyecto con toda sinceridad con toda lucidez, sea cual fuere por lo demás ese proyecto, es imposible hacerle preferir otro; es verdadero en el sentido que no creemos en el progreso; el progreso es un mejoramiento; el hombre es siempre el mismo frente a una situación que varía y la elección se mantiene siempre una elección en una situación. El hombre es el único ser vivo con conciencia, capaz de reflexionar, la existencia precede a la esencia. Pienso, luego soy: esta es la verdad absoluta de la conciencia captandose a si misma. Esta en contra de la cosificación, los otros interfieren en tus proyectos, los convertimos en cosas para relacionarnos. Dice que al principio no somos nada pero que vamos a ser obligatoriamente libres y vamos a morir y esta es una parte nuestra universal. Si es posible encontrar en cada hombre una esencia universal que constituya la naturaleza humana, existe, sin embargo, una universalidad humana de condición. Por condición entienden, con más o menos claridad, el conjunto de los límites a priori que bosquejan su situación fundamental en el universo. E l hombre nace y está rodeado de circunstancias. La estructura mínima que propone sartre hace referencia al hombre concreto y lo que compartimos universalmente, a priori. La configuración existencial es la estructura. La muerte es igual a la nada. La libertad genera responsabilidades, angustia, desamparo, desolación. Las circunstancias son la cultura, el lenguaje, el mundo natural, la familia, que no podemos elegir. El hombre al ser el único con conciencia reconoce la contingencia de su vida, de que podría no haber existido y eso genera angustia que es un sentimiento básico, podrías no haber existido y sabes que vas a morir por lo que la vida se puede convertir en un absurdo. A pesar de esto, el existencialismo es una filosofía de la acción y no del quietismo ya que cuando tomamos cuenta de la estructura mínima, nos proponemos proyectos: si dejamos de ser todo o dejamos de hacer las cosas, viviríamos en nada. cada proyecto, cada acción trata de sobrellevar la angustia ya que hay que aceptar que es algo que pasa y no podemos evitar sentir. La angustia concreta es la frustración por el incumplimiento de proyectos. Frente a la angustia, tenemos que aceptarla, sobrellevarla, querer no tenerla es una estupidez. Y si bien los proyectos pueden ser diversos, por lo menos ninguno puede permanecer extraño, porque todos presentan en común una tentativa para franquear esos límites o para ampliarlos o para negarlos o para acomodarse a ellos. Todo proyecto,por más individual que sea, tiene un valor universal. Hay universalidad en todo proyecto en el sentido de que todo proyecto es comprensible para todo hombre. Explica que la existencia precede a la esencia, existimos antes de tener un por que como hombres antes no somos nada. El existencialismo Ateo propone que dios no existe y por tanto se toma conciencia de que uno es responsable de sus acciones, generando desamparo. Queremos decir solamente que dios no existe, y que de esto hay que sacar las últimas consecuencias. Es muy incómodo que dios no exista, porque con él desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible; ya no se puede tener el bien a priori, porque no hay más conciencia infinita y perfecta para pensarlo; no está escrito en ninguna parte que el bien exista, que haya que ser honrado, que no haya que mentir; puesto que precisamente estamos en un plano donde solamente hay hombres. Todo está permitido si dios no existe y, en consecuencia, el hombre está abandonado, porque no encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad de aferrarse. no encuentra ante todo excusas. C ondenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. El desamparo implica que elijamos nosotros mismos nuestro ser. Lo que complica las cosas es que hay dos especies de existencialistas: los primeros, que son cristianos,de confesión católica; y, por otra parte, los existencialistas ateos. Lo que tienen en común es simplemente que consideran que la existencia precede a la esencia, o si se prefiere, que hay que partir de la subjetividad. D ios deja de ser responsable, dejamos de depender de él, “estamos hechos de una receta” no hay un proyecto previo que debamos seguir sino que construimos el nuestro propio, causa de todo deja de existir. creas tu proyecto que es inacabado hasta que moris y se lleva a cabo tomando decisiones. En el caso del cortapapel, la esencia, es decir, el conjunto de recetas y de cualidades que permiten producirlo y definirlo precede a la existencia; y así está determinada la presencia mi de tal o cual cortapapel, de tal o cual libro. Tenemos aquí, pues, una visión técnica del mundo, en la cual se puede decir que la producción precede a la existencia. El concepto de hombre, en el espíritu de dios, es asimilable al concepto de cortapapel en el espíritu industrial; y dios produce al hombre siguiendo técnicas y una concepción, exactamente como el artesano fabrica un cortapapel siguiendo una definición y una técnica. Así, el hombre individual realiza cierto concepto que está en el entendimiento divino. Aquí también la esencia del hombre precede a la existencia histórica que encontramos en la naturaleza. El existencialismo ateo que yo presento es más coherente. declara que si dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto, y este ser es el hombre. El hombre tal y como se lo concibe el existencialista, si no es definible, es porque empieza por ser nada. el hombre es el único que no solo es tal como él se concibe, sino tal como él quiere, cómo se concibe después de la existencia, como se quiere después de este impulso hacia la existencia; el hombre no es otra cosa que lo que él se hace, este es el primer principio del existencialismo. La mala fe, dice sartre, es negar tu libertad; negar la condición existencial humana. El hombre no es un fin, se hace a sí mismo en un devenir constante, la mira hacia el futuro negando que el futuro es igual a la nada, pasar de una cosa a la otra. Quiere decir simplemente que los hombres de buena fe tienen como última significación la búsqueda de la libertad como tal. La única cosa que tiene importancia es saber si la invención que se hace, se hace en nombre de la libertad. uando se toma conciencia de todo lo anterior, notamos que somos responsables respecto a uno C mismo y para todos ya que cuando se elige algo, es porque así creo que debería ser para todos. Cuando decimos que el hombre es responsable de sí mismo, no queremos decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres. No hay ninguno de nuestros actos, que, al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre tal y como consideramos que debe ser. Esto permite comprender lo que se oculta bajo palabras un tanto grandilocuentes como angustia, desamparo, desesperación. El existencialista suele declarar que el hombre es a ngustia. Esto significa que el hombre que se compromete y que se da cuenta de que es no solo el que elige ser, sino también un legislador, que elige al mismo tiempo que a sí mismo a la humanidad entera, no puede escapar del sentimiento de su total y profunda responsabilidad. No reconocemos la mirada del otro. Cuando vemos que somos responsables, se genera desamparo de estar solo con tu alma, angustia de que no haya a quien culpar y desolación o desesperación de que el camino que yo elijo no es el único curso, no se pueden controlar todas las consecuencias que son variables. Esto no le impide obrar: al contrario, es la condición misma de sua acción; porque esto supone que enfrentan una pluralidad de probabilidades, y que cuando eligen una, se dan cuenta que solo tiene valor porque ha sido elegida.. Y esta especie de angustia es la que describe el existencialismo, veremos que se explica además por una responsabilidad directa frente a otros hombres que se compromete. Desesperación, nos limitaremos a contar con lo que depende de nuestra voluntad, o con el conjunto de probabilidades que hacen posible nuestra acción. A partir del momento en que la posibilidades que considero no están rigurosamente comprometidas por mi acción, debo desinteresarme, porque ningún dios, ningún designio puede adaptar el mundo y sus posibles a mi voluntad. Todo esto no genera un quietismo sino un principio de la acción ya que aunque es abrumador, propone acción y compromiso. Debo comprometerme; luego, actuar según la vieja fórmula: no es necesario tener esperanzas para obrar. No tendré ilusión y que hare lo que pueda. Sólo hay realidad en la acción. El hombre no es nada más que su proyecto, no existe más que en la medida en que se realiza, no es, por lo tanto, más que el conjunto de sus actos, nada más que su vida. Lo que dice el existencialista es que el cobarde se hace cobarde, el héroe se hace héroe; hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser mas cobarde y para el heroe de dejar de ser heroe.S i la existencia del hombre consiste en ser libres, debo comprometerme para que esto pueda ser, generar condiciones para una y los otros de posibilidad de ejercer la libertad, no podemos no tener en cuenta a los demás, desde lo más macro a lo más micro. El existencialismo es un humanismo, existe el sujeto y se reconoce en la mirada del otro. La subjetividad que alcanzamos a título de verdad no es una subjetividad rigurosamente individual porque hemos demostrado que en el cogito uno no se descubria solamente a si mismo, sino también a los otros. Nos captamos a nosotros mismos frente al otro, y el otro es tan cierto para nosotros como nosotros mismos.Se da cuenta de que no puede ser nada, salvo que los otros lo reconozcan como tal. La existencia del hombre entonces consiste en ser libre y debo comprometerme para generar condiciones que favorezcan el ejercer esa cualidad. El ser es la existencia, el resto es la nada. Si no pienso, solo hay un cuerpo, no soy un ser humano, ya que no puede ejercer la condición natural de ser humano. Frankfurt, las razones del amor Agencia humana: que lleva a las personas a actuar. La voluntad es la facultad que mueve a la acción por sí o por no. Hay varios tipos de a cciones que en un sentido u otro, debemos llevar a cabo. Las acciones son completamente voluntarias. Sin embargo, no tenemos en realidad otra alternativa que realizarlas. Está íntimamente relacionada con el amor, que es contingente y particular. Puede ser diferente y cambiar de persona a persona y en la misma. Manda a la voluntad de manera necesaria. El amor es una especie de preocuparse por las cosas y todo lo que nos importa en ciertos aspectos. A su vez el amor suele implicar, varios sentimientos y creencias fuertes que lo expresan, relevan o respaldan. Sin embargo, el núcleo del amor no es afectivo, y cognitivo. El objeto de amor puede ser: un i ndividuo concreto específico: ejm, otra persona, un país o una institución. El amado también puede ser un t ipo abstracto de objeto: ejm, un ideal moral o no moral. El amor es desinteresado y altruista, incondicional. No depende de lo emotivo ni cognitivo y es lo que determina la voluntad. Lo que nos importa modela nuestra voluntad al punto en que determina la naturaleza esencial.Las órdenes que da el amor son categóricas, porque si. Seguir los mandatos del amor es ser libre, porque seguimos nuestra autonomía, nuestras propias leyes. Seguir los mandatos del amor es seguir aquello que nos es natural. El amor es contingente y particular pero manda con necesidad. Las acciones individuales y voluntarias se hace por deber, por el imperativo universal. La ambición y prudencia son imperativos hipotéticos. El amor es contingente, puede cambiar pero no a voluntad y manda con necesidad por el fin en sí mismo. Es un contrapunto de Kant: i nsiste en que una persona “prueba su libertad en lo más alto grado cuando es incapaz de resistir el llamado del deber”. En cuanto a que la autonomía sea igual a la libertad. Lo es si se da su propio mandato, seguimos los preceptos de la v oluntad pura, es decir la razón. Frankfurt, en cambio, propone que la autonomía se relaciona con seguir los preceptos de las inclinaciones y los mandatos de la naturaleza, no de la razón pura. Las acciones pueden ser autónomas, ya estén o no de conformidad con el deber, cuando se realiza por amor. Estamos aplicando la estructura de la voluntad individual conforme a nuestra naturaleza esencial. Nos mueve lo que nos importa y no tanto los imperativos categóricos. Hay dos tipos de amor: pasivo y activo. Pero el amor no tiene por qué basarse en el egoísmo. Puede ser fundamentalmente a ctivo y deferir del a mor pasivo en la naturaleza de la motivación del amante y su interés por lo que ama. El amor pasivo es lo que nos mueve con la expectativa de conseguir algo. No vale por el amor mismo al objeto sino que es un imperativo categórico, de heteronomía, no proviene de la naturaleza sino que es ajeno a ella. Para agregar, la actividad amorosa del a mante pasivo está motivada, en esencia, por un interés autorreferencial apuntando a sostener o mejorar la probabilidad de que el objeto de su amor le sea útil. El amor activo es aquel que continúa motivando a pesar de que vaya en contra de nuestros intereses. Se identifica con eso que ama. No somos esclavos sino que es lo que nos hace auténticos. Compara entonces la motivación del amor y de las pasiones que no tienen autoridad, tienen fuerza bruta. Somos esclavos de las pasiones y van contra nuestra voluntad. Uno puede traicionarse a uno mismo actuando contra del amor, rompiendo nuestra estructura volitiva y ya no somos la misma persona. Uno puede negarse a hacer lo que las pasiones mandan (según la fuerza que te empujen) y también se puede no actuar según los dictados del amor, traicionado tu amor. Podemos no cumplir los mandatos del deber. La diferencia entre las pasiones y el amor no radica en eso, sino en el hecho de que aquello que amamos nos importa, nos interesa y ese interés forma parte de nuestra naturaleza esencial, nos define, define el horizonte en el que tomamos las decisiones. En cambio, las pasiones tiene fuerza bruta, te asaltan, no forman parte de tu naturaleza esencial, no son inherentes a la naturaleza volitiva de la persona. Por eso dice Frankfurt que el amor nos cautiva y las pasiones nos esclavizan. Con las últimas la persona se ve arrastrada a hacer pero no se identifica con esas pasiones, no forman parte de su naturaleza esencia. En ese sentido, las pasiones son una forma de heteronomía (amor romántico).