Como hiciste con las cándidas gopis de Vraja. ¿Para qué mi corazón, si no para hacerlo tuyo? Mi Señor, ¿no harás en él, acaso, Tu morada?
¿Lo dejarás como reino sin soberano?
¿O como una novia sin esposo? ¿No serás de este huérfano el amo? Señor Mío, ¿no me darás reposo?
¡No, no! yo sé que Tú me escuchas cuando imploro.
Cuando siento que mi corazón se debilita, Que vienes de incógnito a darme socorro, Y me otorgas el don que mi alma necesita
Como un pobre hombre que de sed padece
Como la mariposa de luz que por la estrella suspira Como el descarriado que en el mal se guarnece ¡Con tal intensidad a Ti, se aferra mi vida!
¡Ah! Tu enloquecedora y juguetona sonrisa
La belleza alegre y fresca de Tu mirada ¡De Tus lóbulos penden y Tus mejillas acarician Deslumbrantes pendientes en forma de makara!
Decora Tu frente un negro rizo
¡Hermoso es Tu rostro, de belleza sin par! Besan la flauta Tus labios benditos, Tu cabeza adorna una pluma de pavo real.
Ataviado con la belleza de la eterna primavera
Que por Tu refulgencia siempre luce florecida La sinuosa forma de tres curvas asumes y anhelas Robar el ávido amor de Tus gopis amigas
¡Oh mi esperanza, mi descanso y mi deleite!
Las sombras se arrastran, la noche es oscura, Todos duermen, mas yo estoy presente Y mi corazón languidece por Tu ternura
Largo tiempo he pasado en Tu búsqueda
Inquieto aguardo, derramo lágrimas por Ti. ¡Mi Señor! No te alejes de mí nunca Que sólo a Tus pies de loto puedo yo vivir
¡Oh! me parece escuchar Tu mística flauta
En el murmullo del arroyo y en las olas del mar. Te asomas y desapareces, me dejas, me apartas La angustia de la separación, me empieza a quemar
Cuando todo está oscuro en mi alrededor,
Tu nombre enciende una luz dentro de mí Recorro las cuentas que mi guru me dio Y en consuelo me dicen: " estoy junto a ti ." Ungido con el polvo de los pies de las gopis Me refugio en el canto del Hare Krsna nam ¡Oh maravilla! la dicha insondable nadie conoce De quien Tu santo nombre tiene, como único hogar
La esperanza teje un nido en mi pensar codicioso
Como el chataka que sólo apaga su sed con la lluvia: Hasta el último aliento de vida esperaré ansioso ¡A que reclames el derecho sobre esta alma Tuya!