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¿cuál es la relación que tengo con el Estado?

Como gestor de una publicación de cómic con identidad territorial: "Piñón, al sur de la
historieta", nuestra relación se podría definir como indirecta, en el preciso sentido de que
las actividades en que hemos estado involucrados, tales como presentaciones y talleres,
han sido en muchos casos financiadas con aportes del estado. No obstante ello, sería
más preciso aun, confesar que nuestra iniciativa se gestiona, es decir, se concibe y
financia, de manera autogestionada por iniciativa propia de los involucrados en el
proyecto, en razón de la experiencia negativa en lo relativo al financiamiento vía fondos
concursables. En este sentido, es que nuestro proyecto corre de manera lateral, por
decirlo así, al radio de acción cultural de las instituciones y agentes estatales,
fundamentalmente por la excesiva carga burocrática presente en los formatos de
concurso a fondos de financiamiento de actividades artísticas (FONDART, FNDR) y, por
otro lado, la ausencia de conocimiento e interés hacia el medio cómic en el contexto
regional.
Para nosotros ha sido una experiencia saludable el desarrollar nuestras propias
habilidades y competencias en lo relativo a la gestión de proyectos culturales,
fortaleciendo nuestras capacidades en lo relativo a la materialización de iniciativas
culturales que se piensan en su origen como una alternativa viable al medio cómic
capturado por las grandes transnacionales editoriales, que han visto en el cómic un
producto de un atractivo inédito en el mercado de las grandes editoriales.
Esta realidad, que hoy por hoy alcanza visos de boom editorial, determina los límites de
los formatos, estilos, lenguajes e historias que son susceptibles de ser publicadas según
la lógica y los principios de rentabilidad que orientan los valores del mercado,
principalmente orientados a la infantilización de un medio de escasa perspectiva crítica.
Para nosotros representa un empobrecimiento del medio, sobre todo, si consideramos los
criterios de mercado con que se estrecha su desenvolvimiento, muy lejos del enfoque
basado en valores de territorialidad e identidad que contiene el medio cómic en toda su
potencialidad y según nuestra visión.
No obstante lo anterior, y a decir verdad, el auge que vive el cómic en nuestro país y en
Latinoamérica, han hecho que el estado, tímidamente al principio y con un renovado
interés en la actualidad, hayan incluido en su línea de creación la modalidad de cómic y
obra ilustrada (2015), lo que ha propiciado el interés de creadores y creadoras en
concursar a los fondos disponibles para ello. Aún así, el escaso margen de financiamiento
comparado al de otras artes (Cine, Artes Visuales, etc.), hace difícil competir con
propuestas de otros medios y géneros, lo que se refleja en el volumen de obras
beneficiadas.
Nuestra experiencia ha visto el financiamiento de otros medios en detrimento del cómic,
más aún, cuando se define con vocación territorial e identitaria; formulación esta última
extraña y hasta bizarra para las autoridades y agentes culturales estatales a nivel regional
y local, en donde, por lo común, reina una absoluta ignorancia y desinterés por el medio;
situación desesperanzadora cuando se privilegia el financiamiento y promoción de
propuestas ancladas en fórmulas repetidas hasta el cansancio y fundadas en premisas
discutibles tales como el supuesto carácter identitario y patrimonial de las comunidades
territoriales del sur, en específico la Región de los Lagos, en donde vemos repetirse los
mismos rostros, temas, medios y formatos. Lo anterior, en relación al carácter móvil y
relativo de los conceptos mencionados que no hacen concesión a la hibridez constitutiva
de los procesos culturales actuales.
Esta realidad, sumada al gran peso burocrático del los canales de acceso al
financiamiento, han marcado mi experiencia con respecto al estado.

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