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Si quieres escribir una novela que haga sentir a los lectores melancolía o
tristeza, entonces tienes que leer y aprender de Murakami —sí, el tipo más
sieso de la historia de la literatura—. Otra cosa no, pero en cuanto a
hacerte sentir, el tío tiene mano.
Murakami desarrolla esas emociones mediante sus personajes,
sus ambientes y las tramas. También sabe escoger como nadie el
lenguaje, haciendo que cada palabra resuene con la emoción que pretende
trasladar a sus lectores.
Por ejemplo, Toru el protagonista de Crónica del pájaro que da cuerda al
mundo, pierde su trabajo y a su gato. Desde entonces es un personaje
pasivo, completamente desconectado de todo, incluso de su esposa. Solo
es capaz de conectar emocionalmente con otras personas que van a la
deriva como él, como la estudiante May. El narrador de Sputnik, mi amor,
es un joven enamorado de una mujer que no le corresponde.
Si te fijas en su patrón, Murakami mediante sus personajes, ha sentir al
lector profundamente solo y, en algunos casos, incluso deprimido. Ese es
su súperpoder.
Las emociones en el argumento
Las tramas y los argumentos de Murakami también nos van trasladando
ciertas emociones —normalmente las mismas que sus personajes; tristeza,
soledad, abandono…—. Murakami, además, es un maestro del realismo
mágico, sus historias siempre cuentan acontecimientos extraños y
aparentemente sin conexión, en Kafka en la orilla, por ejemplo nos habla
de un señor que puede hablar con los gatos.
Lo primero que tienes que hacer es saber qué quieres trasladar al lector.
Qué quieres que sienta cuando te lee. No es lo mismo vender romance
paranormal que una novela de terror. Un vampiro en una novela de terror
tiene que dar miedo o parecer poderoso, en una romántica te basta con
que tenga tableta y pelazo.
Mientras escribes piensa en la emoción que pretendes trasladar al lector y
en cómo puedes jugar con ella, aumentando o rebajando la tensión. Los
contrastes son una de las mejores formas de enganchar a tu lector, pasar
de la luz a las sombras puede atrapar al lector y mantenerlo atento a ver
qué será lo siguiente.
Los elementos de tu narración
Cómo has podido ver crear emociones no es tan sencillo como parece. De
entrada ten en cuenta que no se trata de ser lacrimógeno, esto no va de
perritos huérfanos. Es necesario que todas las piezas de tu historia
trabajen juntas para crear esas emociones que, al final, atraparán y
atraerán la atención de tu lector.
Cada parte de tu narración interactuará con las demás, creando el
ambiente adecuado para que las emociones lleguen a tu lector. No puedes
prescindir de ninguna de esas partes y ninguna trabajará en solitario.
Tienes que olvidarte de los solos, necesitas un coro.