La revolución Francesa tuvo su origen en el año 1789. Junto a la revolución
industrial, se convirtió en un proceso que termino con el antiguo régimen.
Antiguo régimen: Antes de la revolución, Francia estaba gobernada por una
monarquía absoluta que, según se argumentaba, había recibido su poder directamente de Dios. Además, la sociedad estaba dividida en tres grupos denominados Estados: El clero (primer Estado), los nobles (segundo Estado) y todos los demás habitantes de la nación, designados como el tercer Estado. Cada uno de estos grupos tenía por ley, derechos y obligaciones particulares. Por ejemplo, los clérigos y los nobles poseían gran parte de las tierras, estaban exentos de pagar impuestos y eran los únicos con acceso a los cargos públicos. Además, dominaban muchos aspectos de la vida en las provincias, y podían exigir tributo a los campesinos, que estaban obligados a pagarlo.
El tercer Estado soporta y mantiene al clero y la nobleza.
Condiciones socioeconómicas del pueblo
Si bien la Revolución Industrial Británica va a significar un cambio en la
economía del siglo XIX, la Revolución Francesa va a impactar en las características políticas e ideológicas de este periodo. En las últimas décadas del siglo XVIII, el Estado Frances estaba muy endeudado, la monarquía tenía problemas financieros, y crecían las presiones de los nobles y de la iglesia sobre la población para obtener más tributos. A fines de la década de 1780 se produjo una serie de malas cosechas, aumento el precio de los alimentos, el mercado de manufacturas disminuyo y creció el desempleo urbano, lo que agravo la situación. A pesar de las crisis económicas, la corte gastaba en sus lujos, y eso indignaba a los sectores populares, que vivían en condiciones extremadamente precarias, el hambre se asentaba entre las calles de París. Así, estallaron desordenes sociales, que aumentaron a pesar de los intentos de la nobleza por conservar su poder.
Rol Burgués
Un sorprendente consenso de ideas entre un grupo social coherente dio
unidad efectiva al movimiento revolucionario, este grupo era la burguesía, sus ideas eran las del liberalismo clásico. El pueblo, identificado con la nación era un concepto revolucionario, más revolucionario de lo que el programa burgués-liberal se proponía expresar. El pueblo, entre ellos la clase burguesa, oprimidos en su conjunto, tratarían de revocar la situación acudiendo a los Estados Generales. La monarquía se decide a llamar a los Estados Generales, que trataba de una Asamblea General Extraordinaria que tuvo lugar en el país francés y que se daba sólo en casos de extrema necesidad.
Estados generales, Francia.
La lucha entre los tres Estados se traducía en que mientras el absolutismo
monárquico y los nobles buscaban concentrar todo el poder en manos del rey o lograr imponerle el respeto a las leyes, la burguesía reclamaba la igualdad civil. La burguesía se revela e impone que la Asamblea resuelva un voto por persona, ya que el Tercer Estado contaba con 610 participantes, mientras el primero y segundo Estado tenía 290 y 271 respectivamente. Hasta ese entonces, siempre el mecanismo era de un voto por estamento, viéndose la burguesía superada por el clero y la nobleza. El Tercer Estado triunfa ante la resistencia de los órdenes privilegiados y logra la convocatoria a la Asamblea Nacional, que reclama una reforma constitucional. En 1789 una campaña de propaganda electoral, daba a la desesperación del pueblo la idea de liberarse de la opresión y de la tiranía de los ricos. Un pueblo encrespado respalda a los burgueses del tercer Estado. Luis XVI lucha contra las masas por medio de una contrarrevolución, pero la contrarrevolución movilizo a las masas, ya hambrientas y militantes. El resultado más grande de la movilización fue la toma de la Bastilla, prisión del Estado que simboliza la autoridad real, en donde los revolucionarios esperaban encontrar armas.
Toma de la Bastilla, 14 de Julio de 1789.
La toma de la Batilla que convirtió la fecha del 14 de Julio en la fiesta
nacional de Francia, ratifico la caída del despotismo y fue aclamada en todo el mundo como el comienzo de la liberación. La caída de la Bastilla también extendió la revolución a las ciudades y los campos de Francia.