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Exposición de Tesina

Buenas tardes a todos los presentes. Agradezco la presencia del Rector, el P.


Alfonso y del director, el P. Óscar. Agradezco también la presencia de los sinodales
y su disposición para leer mi trabajo.

No es fácil realizar la presentación de un trabajo que, de entrada, soy consciente


del esfuerzo y dedicación que se le ha dado al mismo. Resulta también
comprometedor porque se trata de un tema que me ha apasionado y que por ello
me exige dar lo mejor de mí. Éstas emociones junto con la exigencia y rigor
académico que conlleva esta presentación hace que no pocos se pongan nerviosos,
pero haré el esfuerzo de sintetizar aquí lo que he realizado en la tesina.

Primeramente, antes de entrar al marco teórico de este trabajo de tesina, quiero,


como introducción, hablar de las generalidades de mismo. El tema que se ha elegido
es el pensamiento filosófico de Edmund Husserl (1859-1938) específicamente el
método fenomenológico inaugurado por él, con la consigna “a las cosas mismas”,
la cual se refiere a la puesta en práctica de un itinerario de conocimiento. El tema
se inserta dentro de la disciplina filosófica de Teoría del conocimiento y dentro de la
Filosofía contemporánea.

A pesar de que ha pasado un siglo desde el amanecer de la fenomenología, ésta


se sigue presentando con tal novedad, no sólo porque aún existen diversos
manuscritos en el archivo Husserl que no se han editado, sino también, porque de
la fenomenología han surgido distintas maneras de entender y aplicar el método
fenomenológico, dando como resultado nuevas maneras de proceder en ciencias
como la Psicología, la Sociología, Antropología… Pero, más allá de la utilidad que
pueda dársele en el plano de las ciencias positivas, la fenomenología trae a la
filosofía el renovado interés por el conocimiento y su posibilidad en el sujeto.

El objetivo general que propuse como meta consiste en establecer una síntesis del
método fenomenológico y obtener de él una visión de la teoría del conocimiento
según el pensamiento de Edmund Husserl. Para ello se siguen tres objetivos
específicos: a) Conocer los antecedentes y el significado de la fenomenología. b)
Desarrollar el método fenomenológico bajo sus dos etapas: la reducción eidética y
la reducción trascendental. c) Evidenciar la idea que Husserl tiene de conocimiento,
así como el proceso, el objetivo del mismo y, finalmente su transmisión.

A partir de estos objetivos se dispone el material para cada capítulo: 1. En el primero


se tratan los antecedentes, es decir, la biografía distribuida en dos etapas de la vida
de Edmund Husserl. También se tocá el significado de fenomenología bajo tres
aspectos: como método, como ciencia y como actitud. 2. El segundo capítulo trata
la primera parte del método: la reducción eidética, desarrollando previamente el
concepto de reducción fenomenológica. 3. En el tercer capítulo se trata la segunda
parte del método que versa sobre la reducción trascendental. 4. Por último, en el
cuarto capítulo se trata sobre el conocimiento, su objetivo, el proceso y la
transmisión del mismo.

Para Husserl, el término fenómeno designa dos sentidos que se relacionan


esencialmente: el aparecer y lo que aparece. El término deriva del vocablo griego
φαινόμενoν que significa “lo que aparece” o “lo que se manifiesta”. Para él, más allá
de aquello que aparece, su preocupación se centra en el aparecer mismo, que es
la esencia propia del ente. En esto radica la diferencia con Kant, pues éste considera
que el fenómeno oculta al noúmeno o la esencia de la cosa y para Husserl el
fenómeno, lo que aparece directamente a la conciencia, lo que me es dado,
manifiesta la esencia de la cosa.

Ahora bien, durante nuestro diario vivir nos encontramos con una variedad de
fenómenos y aunque somos capaces de percibir dichos fenómenos, no siempre es
fácil dirigir la atención sobre ellos; dado que, detenerse a considerarlos
individualmente, exige un movimiento desde el intelecto y un “detenerse” para ser
captados directamente por la conciencia. Y una vez que son captados por la
conciencia saber que, al momento de realizar la intuición sensible, se intuye también
la esencia.

Para ello Husserl propone el uso de la ἐποχή que significa separar o poner en
suspenso o como él mismo dirá poner entre paréntesis todo aquello que no sea la
esencia de la cosa. Poner entre paréntesis los prejuicios que se tiene de la cosa
misma, y el primero de ellos es la existencia del fenómeno. A este ejercicio primero
Husserl lo llama reducción fenomenológica pues es muy general ya que se trata del
paso de la actitud natural a la fenomenológica.

Con la reducción se puede acceder a la esencia de la cosa. Hagamos un ejercicio


simple, cuando hago esto (golpeo la mesa) y les pregunto ¿qué es esto? Las
respuestas inmediatas pueden ser: un golpe, un sonido, el sonido de un golpe, el
sonido de un golpe de la mano contra la mesa, todas estas son respuestas correctas
porque es lo que aparece inmediatamente a la conciencia. En la pregunta sobre el
qué, no estoy preguntando la intensidad del sonido, su amplitud, su duración o su
timbre. Todas estas características físicas se ponen entre paréntesis, no porque se
descarten, sino que para responder al qué de la cosa no nos sirven. En cambio, las
primeras respuestas que se describían al inicio se refieren a la esencia de la cosa
por la que se acaba de preguntar, porque lo primero que apareció a la conciencia
de aquellos que dirigieron su atención a la percepción del oído, es que es un sonido
o un ruido y esta es la respuesta más general (si estuviéramos con los ojos tapados)
otros pudieron decir que es un golpe o el sonido de un golpe o más específicos el
sonido de un golpe de la mano contra la mesa porque no sólo han percibido por
medio del oído sino además por el sentido de la vista.

La intuición sensible es al mismo tiempo intuición de esencia porque lo que aparece


a la conciencia no sólo es el dato sensible de oír o ver sino que, por medio de la
ἐποχή, se ha intuido el dato esencial que es lo más universal dentro de las
características contingentes del hecho. Este ejercicio se puede llevar a cabo con
distintos fenómenos, siempre y cuando se tenga en cuenta por medio de que dato
sensible es que se quiere proceder, porque si este ejercicio se hubiese hecho con
los ojos vendados y los oídos tapados, no tendría sentido realizar la pregunta por el
golpe pues evidentemente no seríamos conscientes de ello.

De la pregunta por el qué de las cosas, Husserl se cuestiona el cómo es posible


para nosotros conocer su sentido. Ahora Husserl pretende realizar una reducción
que permita evidenciar las estructuras universales de la conciencia, por ello llamará
a esta reducción trascendental.
Para Husserl el sentido del tacto tiene primacía sobre los demás sentidos pues nos
pone en contacto con la cosa y evidencia nuestra dimensión corporal. Por ejemplo,
cuando toco esta mesa, se está ante la experiencia de la percepción del tacto, la
mesa se encuentra afuera pero también ahora dentro de mí que la ha percibido. La
reflexión en un primer momento es sobre “la mesa”, enseguida, la reflexión se
vuelve sobre el “acto” de “tocar la mesa”.

Estamos viviendo el acto de “tocar la mesa”. ¿Qué significa esto? Que hay una
intencionalidad. La vivencia significa que algo es vivido por nosotros, es la
traducción hecha por José Gaos para el término alemán Erlebnis. De manera que a
partir de la estructura intencional de la conciencia que siempre es conciencia de
algo, la vivencia será del mismo modo, vivencia de algo.

Así pues, se pueden distinguir dos aspectos de la percepción: uno que es subjetivo,
al que Husserl llama noesis y otro de carácter objetivo, noema. De hecho, todo acto
llevado a cabo por nosotros, es un tipo de noesis. En el acto llevado a cabo de tocar
el respaldo, la vivencia del acto de tocar se refiere a un tipo de noesis, y el contenido
de este acto de tocar, que es la mesa misma, es el noema.

Enseguida podemos reflexionar sobre otro tipo de actos que no son queridos por
nosotros, sino que en muchas ocasiones realizamos sin prestar demasiada atención
o realizar una reflexión entorno a ellos. Por ejemplo, si al tocar la mesa con mi mano
comienzo a desesperarme porque ya llevo dos horas escuchando una plática puedo
comenzar a golpear la mesa con mi dedo o con las palmas. Estos son actos
impulsivos llevados a cabo por nosotros y pertenecen junto a las emociones,
sentimientos e instintos a la parte anímica que Husserl llama psique.

Finalmente, por una serie de condicionamientos culturales y de conciencia social,


hemos desarrollado un autocontrol y dominio de nosotros mismos, de voluntad y
puedo hacer consciente el acto impulsivo como estar tocando la mesa durante una
plática, al dejarla de tocar estoy llevando a cabo un nuevo acto, el acto de
reflexionar. Esto evidencia la parte anímica a la que Husserl llama espíritu.
Cuerpo, psique y espíritu, son la estructura universal de la conciencia y que al mismo
tiempo son la estructura de la realidad misma en cuanto se comparte en una
intersubjetividad.

En el último capítulo se describe el proceso del conocimiento para Husserl. Dicho


proceso, que comienza con una inquietud y termina evidenciando la posibilidad de
conocer el sentido último de las cosas, que radica en el problema de Dios. Tiene
como motor la puesta en práctica del método fenomenológico el cual consiste en la
praxis de la reducción fenomenológica. Por lo tanto, el método que propone Husserl
es una manera de conducirse a través de la crítica de la razón que es teoría de
conocimiento, en cuanto lo que se busca es poner de relieve la relación: sujeto-
conocimiento-objeto, pero en cuanto a la esencia de los mismos se refiere. Lo cual
revela que el método fenomenológico es la puesta en práctica de la reflexión
gnoseológica.

Pero el cuarto capítulo trajo consigo nuevas conclusiones y planteamientos


problemáticos que no se habían previsto al inicio de la investigación. El primero de
los planteamientos problemáticos radica en el clásico debate entre realismo e
idealismo. Cabe aclarar también que este debate se da al interno de la
fenomenología de Husserl, al cual muchas veces se le ha considerado un idealista,
pero, su planteamiento “idealista” se aleja de la comprensión que del mismo tiene
el común de los pensadores.

Otro de los planteamientos se refiere a la transmisión del conocimiento. De éste se


siguen muchos otros temas que tienden a una especialización determinada en cada
uno de estos. El primer tema gira entorno a la vivencia de la empatía como eje
central en la reducción intersubjetiva. Dicho tema es analizado y profundizado por
Edith Stein. El segundo tema que se relaciona con éstos anteriores (empatía e
intersubjetividad), es la idea que, desde la fenomenología, se puede llegar a
plantear sobre un sujeto supraindividual, comunidad, Estado, nación, masa.

1. La teoría del conocimiento para Husserl es una crítica de la razón lógica,


práctica y estimativa. A esta crítica, Husserl la considera su tarea personal
para su propia realización como filósofo. De esta tarea crítica se deriva a
su vez que la idea de conocimiento que Husserl tiene es: la donación
última de sentido por parte del conocimiento en relación con su objeto que
es general, es decir, de todas las cosas. Para Husserl, conocer significa:
la posibilidad de aprehender la esencia de las cosas.

2. Y la manera en la que puede darse este conocimiento adecuado y, por lo


tanto, objetivo, radica en la posibilidad de una intersubjetividad (que parte
de la vivencia de la empatía), pues, dado que, si sólo se considera el
conocimiento desde el sujeto éste será siempre parcial, pues el mundo
objetivo se constituye en una comunidad de mónadas.

3. De esta manera, entra en juego la importancia de la comunidad que se


diferencia de las masas, en cuanto la comunidad permite la libertad de las
personas y el desarrollo pleno de la estructura espiritual. Es en esta
comunidad donde puede gestarse un conocimiento adecuado y objetivo
del mundo.

¿Qué reflexión puede realizarse a partir de todas las consideraciones llevadas a


cabo? Pues sólo aquella que le compete al que busca realizarse como filósofo, es
decir, la tarea que tiene que realizar un filósofo y en este caso como aspirantes a
ser filósofos, la elaboración de una crítica de la propia vida estimativa (los bienes y
los males que se estiman), práctica (los proyectos personales) y representativa (las
cosas reales o ilusorias; las posibilidades y probabilidades). Porque se corre el
peligro de caer en un realismo ingenuo o en un idealismo acrítico. En el primero, se
corre el peligro de llevar una vida cómoda y a la vez llena de prejuicios y en la
segunda se puede llegar a caer en un solipsismo o en una actitud de indiferencia,
de relativismo y escepticismo.

Tomar la actitud fenomenológica representa salir del conformismo y de los prejuicios


con los que se dirigen aquellos que viven en las masas, tomar esta actitud significa
aceptar la otredad y la humildad al reconocer que el conocimiento sólo es posible
en un diálogo reflexivo y serio, en comunidad (reconocer el conocimiento que el otro
tiene sobre la misma verdad objetiva), sobre la vida y el mundo; buscando alcanzar
ese sentido último que, para Husserl y los filósofos cristianos (y no sólo, sino que,
explícitamente o implícitamente es aceptado para todos los demás filósofos aunque
sea por vía negativa), es Dios.

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