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CARRERA: Especialización en Semiótica de la Lengua, la Literatura y otros

Discursos Sociales
Módulo 4. Semiótica de los discursos sociales.

Pulcinelli Orlandi, Eni. A linguagem e seu funcionamento.As formas do discurso.


2da. edición. Pontes Editora. BR.
Material de cátedra (traducción interna, selección de citas y comentarios)

Liliana Daviña.

- “(...) el AD abre un campo de cuestiones en el interior de la propia Lingüística y que


refiere el conocimiento del lenguaje al conocimiento de las formaciones sociales.
De ahí resulta lo que podemos llamar su ‘nomadismo’. No hay un cúmulo científico fijo,
en lo que hace a la teoría, a la definición de su objeto y método(s) : a cada paso el AD
redimensiona su objeto, revalida aspectos teóricos y se relaciona críticamente con su(s)
método(s). Es esa condición de existencia crítica la que lo vuelve más fecundo.(...)”.
(Orlandi,1987:11)

- “Crítico al mismo tiempo del objetivismo abstracto (que aboga por la omnipotencia del
sistema o la autonomía de la lengua) y del subjetivismo idealista (en el que domina la
omnipotencia del sujeto y el libre territorio del habla) el AD asume la posición de que se
debe pensar un objeto al mismo tiempo social e histórico, en que se confrontan sujeto y
sistema : el discurso.”
“(...) si bien presupone a la Lingüística, se distingue de ella en puntos cruciales, pues no
es una teoría descriptiva ni una teoría explicativa. El AD se pretende una teoría crítica que
trata de la determinación histórica de los procesos de significación. No se detiene en los
productos como tales. Trabaja con los procesos y las condiciones de producción del
lenguaje. Condiciona, por eso, la posibilidad de encontrar regularidades a la remisión del
lenguaje a su exterioridad (condiciones de producción).”(ídem p.11)

- “(...) el AD tiene relaciones importantes con la Pragmática, las Teorías de la Enunciación


y la Argumentación, pero incluye, en esas relaciones, la consideración necesaria de lo
ideológico, al afirmar que no hay discurso sin sujeto ni sujeto sin ideología. Las tentativas
de integración del AD tienden a apagar esa dimensión ideológica y a anexar lo discursivo
como un apéndice (secundario) de lo lingüístico (central)”. (ídem p.13)

- “A) Una afirmación a nivel metodológico : el análisis del discurso, creo, no es un nivel
diferente de análisis, cuando pensamos niveles como el fonético, el sintáctico, el
semántico. Es, más bien, un punto de vista diferente. Esto es, el problema es por sobre todo
metodológico. Se puede trabajar, en el perspectiva del AD, con unidades de varios niveles -
palabras, sentencias, períodos, etc.- bajo un enfoque de discurso. Esto no significa que esas
unidades no tengan la especificidad de su nivel -esto es, lexical, morfológico, sintáctico,
semántico- pero si bien la perspectiva discursiva también está constituida por ellas,
también genera datos.
Explicaría este punto de vista diciendo que, en este tipo de análisis, se mira a través del
texto en tanto unidad significativa. Se piensa aquí el texto no como una unidad formal, sino
pragmática, o sea, aquella en cuyo proceso de significación también entran los elementos
del contexto situacional. De esa forma, puedo decir que texto y discurso son equivalentes,
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pero en niveles conceptuales diferentes : discurso es un concepto teórico y metodológico y


texto es un concepto analítico. Por eso, es posible tratar un texto bajo otros aspectos que no
sea el discursivo, y allí es donde texto y discurso se distinguen (cf.gramática del texto).
En resumen diría que, desde el punto de vista analítico, el texto visto como unidad de
significación, es el lugar más adecuado para observar el fenómeno del lenguaje. Porque
parto de la totalidad y no de las partes segmentadas, esto es, procedo analíticamente.
Podemos adoptar aquí la definición de Guespin (1971) : ‘Una mirada lanzada sobre un
texto desde el punto de vista de su estructuración en lengua hace de él un enunciado. Un
estudio lingüístico de producción de ese texto hará de él un discurso.’ Como en Saussure,
el punto de vista crea el objeto.
La noción fundamental es la de funcionamiento. Quiere decir, desde el punto de vista del
AD, lo que importa es destacar el modo de funcionamiento del lenguaje, sin olvidar que
ese funcionamiento no es integralmente lingüístico, una vez que de él forman parte las
condiciones de producción que representan el mecanismo de situar los protagonistas y el
objeto del discurso.(...)”. (ídem.pp.116-7)

- “ B) Una afirmación al nivel del análisis propiamente dicho : la diferencia de


construcciones tiene siempre una razón que no es una simple diferencia de información
sino de efectos de sentido.
Por ejemplo, en el caso de la industria cultural, el texto está preñado de otros sentidos
que no es información, efectos tales como la persuasión, la formación de opinión, la
ideología del suceso, la homogeneización, etc.(...).
El hecho de no considerar solamente la información en el discurso, aunque no negamos
que también es una parte importante, evita una cierta simplificación que es reduccionista
frente a la naturaleza y el funcionamiento del lenguaje.” (ídem p.119-20)

- “Pêcheux dice que el hecho de pertenecer a una u otra formación discursiva cambia el
sentido de una palabra. Tomemos, por ejemplo, la palabra ‘necesidad’: en el discurso del
patrón y del empleado tiene sentido diferentes. Podría decir que ésa es una visión de afuera
hacia adentro (de la ideología al lenguaje). Invirtiendo ahora la perspectiva, diría -de
adentro hacia afuera- que hay marcas formales que caracterizan a las formaciones
discursivas.(...)
Esa inversión de perspectivas, esto es, desde las marcas hacia la ideología, sólo me fue
posible , en mis análisis, a partir del momento en que pasé a operar con el concepto de
funcionamiento discursivo. Elaboré ese concepto a partir de los principios teóricos
propuestos por Pêcheux y a través de él pude emprender un análisis de marcas formales
que me remitiesen a la formación ideológica. En ese sentido considero relevante para
cualquier análisis del discurso la observación de eso que llamo su funcionamiento.
El funcionamiento discursivo es una actividad estructurante de un discurso
determinado, por un hablante determinado, para un interlocutor determinado, con
finalidades específicas.
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En un discurso entonces, no sólo se presentan los interlocutores, sino también la


relación que ellos mantienen con la formación ideológica. Y eso está marcado en y por el
funcionamiento discursivo.”. (ídem.p.125)

- “(...) podemos afirmar que esas consideraciones se inscriben en lo que Pêcheux ( 1975)
llama semántica discursiva. Por ahí podemos entender mejor la relación del trabajo
analítico con la operacionalización de conceptos tales como formación discursiva,
formación ideológica, condiciones de producción.
La formación discursiva está caracterizada por las marcas estilísticas y tipológicas que se
constituyen en la relación del lenguaje con las condiciones de producción. Del otro lado,
podemos decir que lo que define la formación discursiva es su relación con la formación
ideológica. Así, podemos percibir como se produce la relación de las marcas formales con
lo ideológico. Podemos hacer el recorrido en los dos sentidos : el que va de lo ideológico a
las marcas formales o de éstas hasta aquél. Eso sólo es posible manteniendo el concepto de
Formación Discursiva como mediador.

ídem, pág. 132.

- “Si considero el texto en esta perspectiva teórica establecida por el discurso, no basta con
decir que el texto es la unidad de análisis, pero sí que el texto es la unidad compleja de
significación, consideradas las condiciones de su realización. Es entonces una unidad de
análisis no formal, sino pragmática.
El texto puede tener cualquier extensión : puede ser desde una simple palabra hasta un
conjunto de frases. Lo que lo define no es su extensión sino el hecho de que él es una
unidad de significación en relación con la situación.
Si se piensa el texto en el proceso de interlocución, podemos tomarlo como un centro
común, la unidad que se hace en el proceso de interacción entre hablante y oyente. En
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términos de interacción, por lo tanto, podemos decir que el dominio de cada uno de los
interlocutores, en sí, es parcial y sólo tiene unidad en/del texto. Esa unidad -el texto- es
unidad del proceso de significación, es la totalidad de la cual se parte en el análisis de
estructuración del discurso.
Recordando a Voloshinov (1976), diría que el texto es el enunciado como entidad total.
El enunciado completo que, como él dice, en la lingüística (inmanente) queda a cargo de
otras disciplinas : la retórica y la poética. La noción de discurso, en cambio, como la
colocamos por encima, acoge a esa entidad.
En este paso, podemos hacer un paralelo entre la noción de texto -como centro común
que se hace en la interlocución- y diálogo, diciendo que su unidad (de diálogo) es la del
texto, esto es, no es sólo del orden de uno de los interlocutores o del otro. Es interacción.
Yendo más allá, e invirtiendo ahora la perspectiva de esta afirmación, diría que la relación
dialógica es básica para la caracterización del lenguaje : el concepto de discurso se asienta
sobre la relación dialógica en la medida en que es constituido por los interlocutores, o sea,
todo texto supone la relación dialógica, se constituye por la acción de los interlocutores.
Tendremos, entonces, diferentes especies de texto, según las diferentes formas de relación
que se establezca entre los locutores : un comicio, una conversación, un aula, etc.
Si se piensa el lenguaje como proceso, y haciendo del uso un documento lingüístico
esencial, reflejo de la situación social, la de diálogo está en la base de cualquier reflexión
sobre el lenguaje (Voloshinov 1976). Así , las nociones de texto, discurso y diálogo, en
este trabajo, son equivalentes. Pero se distinguen de conversación, debate, sermón, etc., en
que éstas son situaciones particulares de discurso (texto, diálogo) y tienen, como el
discurso, una relación de especie con el género.”(ídem.p.160)
- “(...) al considerar el texto como unidad de significación no estoy diciendo que esta
unidad, que es realizada por varios (dos o más) interlocutores, es por eso completa. No
diría , entonces que el sentido, parcial respecto de cada uno de los interlocutores, es
completo cuando tomamos el centro común (texto) que se constituyó con (y por) ellos. El
texto tiene unidad, pero en relación de las partes con el todo -cuando se trata de texto- es
compleja. El texto no es una suma de frases y no es tampoco suma de interlocutores. En la
constitución del texto se incluyen elementos menos determinados, menos mensurables que
los segmentos lineales y el número de interlocutores. Como el texto es un espacio, pero un
espacio simbólico, no es cerrado en sí mismo : tiene relación con el contexto y con otros
textos. La intertextualidad puede ser vista bajo dos aspectos : primero, porque se puede
relacionar un texto con otros en los cuales él nace y otros hacia los cuales apunta; segundo,
porque se puede relacionarlo con sus paráfrasis (sus fantasmas), pues siempre se puede
referir un texto al conjunto de textos posibles en aquellas condiciones de producción. La
intertextualidad es, entonces, uno de los factores que constituyen la unidad del texto.

(...) Por otro lado, si se observan los turnos de una conversación, en que el proceso de la
interlocución aparece en su forma más directa, diríamos que no hay compartimentos
estancos que se ocupen/completen en cada turno de los interlocutores. En verdad, no creo
que haya una sucesión lineal, sino simultaneidad, lo que redunda en que no hay un límite
claro que separa el decir de uno y el decir del otro. Ni hay segmentos que se juntan
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linealmente para formar una unidad mayor. Al contrario, el lenguaje tiene como condición
la incompletud, y su espacio es intervalar. Intervalar en las dos dimensiones : la de los
interlocutores y la de la secuencia de segmentos. El sentido es intervalar. No está en un
interlocutor, no está en el otro : está en el espacio discursivo (intervalo) creado
(constituido) por/en los dos interlocutores. Así como no está en un segmento, ni en otro, ni
en la suma de todos los segmentos que constituyen un texto determinado. Está en la unidad
a partir de la cual los segmentos se organizan. Además, porque no se trata de segmentos
que se suceden linealmente, cuando se trata de texto, proponemos hablar de recortes que el
todo organiza. Dejamos el dominio del distribucionalismo (relación de los segmentos) y
entramos en otro campo teórico, en el que la noción de recorte nos remite a la situación de
interlocución, y, de forma más abarcadora, a las particularidades que derivan de la
ideología. Hay, entonces, un dominio de indeterminación, en la constitución de la unidad
textual.” (ídem. pp.160-1)

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