Perspectiva histórica

cultural y conceptual del

abuso sexual infantil
Falsas creencias
del ASI
Las cifras sobre el alcance y la incidencia del maltrato infantil y más concretamente respecto al
abuso y agresión sexual que sufren los menores, son claras a nivel internacional: el abuso sexual
infantil presenta una alta tasa de prevalencia. En general, y dependiendo de la metodología y la
fiabilidad del estudio realizado, las cifras varían sustancialmente. Por ejemplo en los estudios
más remotos encontraron un rango que oscilaba del 6 al 62% en niñas y del 3 al 31% en niños.

Todos los hombres violadores son personas adultas; no, ya que muchos agresores son
adolescentes y jóvenes que cometen hasta el 40% y el 20% de las violaciones. En torno al 10%
de los abusos son cometidos por adultos.

No todos los delitos sexuales son de índole violenta, la mayoría consiste en abusos u otros
delitos sexuales que no implican violencia directa.

Los agresores o abusadores sexuales no son desconocidos por sus víctimas, el 80% son
conocidos, amigos o familiares de las víctimas.

La mayoría de los agresores si reinciden según un estudio el 20% reinciden, aunque es un

número importante hay que recordar la cifra de delitos no denunciados.

Los delincuentes sexuales, muchas veces también cometen otro tipo de delitos ya que son
delincuentes versátiles.

La mayoría de violadores no tienen un diagnóstico de enfermedades mentales pero pueden

tener diferentes patologías.

La motivación para cometer este acto no siempre es la satisfacción sexual, en algunos casos
la motivación principal para el abuso y la agresión sexual es la ira o el deseo de control sobre
las víctimas.

Los abusadores sexuales de menores le atraen de manera exclusiva niños/niñas, pero muchos
otros también mantienen relaciones sexuales con personas adultas.

Actualmente no es que ocurra más abusos sexuales que antes, lo que está aumentando es la
detección y las denuncias por parte de familiares, profesionales y la acusación de las propias
víctimas.

El abuso sexual no solo ocurre en familias de escasos recursos, ocurre en todos los tipos de
familias.

El ASI no siempre va asociado a la violencia física, la mayor parte de las veces existe una
manipulación de la confianza, engaños y amenazas que hacen necesidad la violencia física.
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Los niños y adolescentes, inventan historias y dicen mentiras en relación con haber sido
abusados sexualmente; lo hacen para llamar la atención de las personas adultas sin pensar
en las consecuencias. Pero eso es una gran mentira ya que pocas veces los niños inventan
historias que tengan relación con haber sido abusados sexualmente. En general, si lo hacen es
por influencia de un adulto.

Las niñas no son las únicas víctimas de abuso sexual sino que lo sufren tanto niños y niñas
sin que haya alguna diferencia en el porcentaje de victimas de uno u otro sexo como se suele
suponer.

No solo les ocurre a las niñas o adolescentes que se lo ¨buscan¨. Por ejemplo, niñas que están
en la calle a horas que tendrían que estar en la casa; se trata de una excusa del agresor que no
reconoce su responsabilidad y que trata de culpabilizar a la víctima.

Es muy probable que los niños/niñas que han sufrido abuso sexual se conviertan en agresores
cuando sean adultos, esto no siempre es así. Muchos hombres violentos con sus familias o
parejas provienen de familias sin historia de violencia.

Es obligatorio denunciarlo ya que así se podrá ayudar a tiempo a la víctima de abuso.

Perspectiva histórica cultural del

maltrato y abuso sexual infantil.
Los abusos sexuales a niños son un tipo de
maltrato infantil según la OMS. Los niños
no han sido objeto de protección siempre, al
contrario, se puede concluir que a lo largo de
la historia los niños han sido víctimas de todo
tipo de abusos y desventajas sociales, incluido
los abusos sexuales. Demause afirmaba a
principios de los setenta del siglo pasado
que la historia de la infancia es una pesadilla
de la que hemos empezado a despertar
poco a poco. Cuanto más se retrocede en el
pasado, más bajo es el nivel de puericultura
y más expuestos están los niños a las muertes
violentas, al abandono, los golpes, al temor y
a los abusos sexuales como al principio de las
civilizaciones grandes.
En la antigua Grecia, los niños sufrían todo
tipo de abusos sexuales. En esta época,
la figura de la pederastia griega debe ser
distinguida de su significado actual y de los
abusos sexuales a menores de la esa época.
Los jóvenes entre 12 y 16 años eran iniciados
por adultos en una relación homosexual
regulada por leyes y rituales como parte de
su forma humana, en la que ellos eran sujetos
pasivos. Posteriormente, ellos pasaban a ser
iniciadores de otros niños dentro de unas leyes
estrictas y respetando las costumbres de la
época. En la sociedad griega, la mujer estaba
prácticamente recluida y esto justificaba que
los soldados en campaña militar no tuviesen
prostitutas, sino que realizaran actos sexuales
con sus compañeros, evitando así el contagio
de enfermedades, y una mejor actitud en la
batalla porque luchaban junto a su amante.
La formación de un muchacho de 12 años
incluía la iniciación sexual como método para
conocer la belleza del cuerpo humano, y por
ello los jóvenes eran iniciados en esta cultura
de la bisexualidad.
Los hijos pequeños de los esclavos griegos
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eran objeto de abusos sexuales, puesto que
al pertenecer al amo estaba a disposición de
él. Existía además, el peligro de que los niños
griegos fueran violados en las escuelas, como
lo testimonia Esquines en uno de sus discursos.
En Roma los niños eran objeto de abusos
sexuales, principalmente el coito anal, y se
producía este abuso con niños tanto castrados
como sin castrar. El derecho penal romano
castigaba estas conductas a través de la figura
legal del estupro. En la antigua Roma se
castigaba a los abusadores de niños menores
de 17 años y a las personas homosexuales
como personas no Civiles. La explotación
sexual que sufrían centenares de niños y
niñas abandonados por sus padres al poco
de nacer. Convertidos en esclavos, muchos
caían en manos de codiciosos proxenetas y
alimentaban en todo el Imperio un sórdido y
boyante mercado de prostitución infantil. La
literatura cristiana abunda en referencias a
este tráfico sexual de menores y lo condena
sin paliativos, lo que ciertamente es una de
las aportaciones morales más encomiables del
cristianismo primitivo.
Con la legalización del cristianismo y su
posterior conversión en religión oficial del
Imperio, se producen cambios legislativos
Edad media
Los abusos sexuales a menores entran dentro
del concepto de pecado-delito de sodomía
en la Edad Media, y era frecuente que los
niños sufrieran la sodomía durante la Alta
que castigan los abusos sexuales a menores.
En el año 342 los emperadores Constancio
y Constante promulgan una ley que por
primera vez dispone la pena de muerte para el
homosexual pasivo.
Posteriormente, las Instituciones de
Justiniano extienden la sanción a todos los
que incurriesen en pederastia, tanto activa
como pasivamente, como prueba este texto
de Paulo el que persuadiera a un muchacho
para el estupro, apartando o sobornando antes
al acompañante que lo guardaba, o hiciera
proposiciones deshonestas a una mujer o a un
joven seria castigado con la pena más grande.
Edad Media. La sodomía era considerada el
peor pecado, puesto que se actuaba contra
natura siguiendo la doctrina escolástica.
Este pecado recibía el apelativo de pecado
nefando, y era castigado tanto por la Iglesia
como por la autoridad civil. En la España
visigoda los pederastas, victimarios y víctimas
eran torturados mediante la castración, se
condenaba también a muerte, pero sin ningún
tormento previo. Si las victimas podían
demostrar haber sido forzados o ser menores
de 14 años en el momento del crimen, se les
eximía de cualquier responsabilidad, aunque
se les obligaba a presenciar la ejecución.
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Antiguo régimen
En la sociedad española del Antiguo Régimen,
se añade a la sodomía como abuso sexual a un
menor los abusos deshonestos. Este delito va
unido muchas veces y cuesta diferenciarlo del
estupro en el caso de que fueran niñas. Hasta
la promulgación del primer código penal en
1848, existían un conjunto de delitos sexuales
como estupro, violación, abusos deshonestos,
y rapto donde el bien jurídico protegido no
estaba delimitado. Los abusos deshonestos
durante el Antiguo Régimen eran frecuentes
y se cometían dentro de entornos familiares y
las víctimas eran personas de clase humilde.
Además, según dos grandes historiadores de
Siglo XX-XXI
Durante las guerras civiles, mujeres y niños
se llevan siempre la peor parte. Aunque no
existen cifras exactas, se abusó sexualmente
de mujeres menores de edad tanto religiosas
como seglares en la zona republicana y
muchas mujeres menores de edad fueron
milicianas o no combatientes fueron víctimas
de abusos sexuales, violaciones por parte de
los sublevados.
Terminada la guerra civil, los niños van a
seguir sufriendo abusos sexuales puesto que
la pobreza y el hambre convirtieron a muchos
niños en presas fáciles de pedófilos, o se vieron
abocados a practicar la prostitución como
Incidencias y prevalencia a nivel
nacional e internacional
La incidencia de los abusos sexuales a menores
hace referencia al número de casos nuevos
ocurridos durante un determinado período de
tiempo. En este sentido, los datos relativos a
la incidencia son muy escasos y se encuentran
muy limitados, fundamentalmente porque
la infancia, los niños vivían en esta época en
un ambiente de excesiva familiaridad sexual,
ya que dormían con los padres en casas muy
pequeñas, compartían habitación y eran
víctimas de abusos sexuales.
Los abusos deshonestos durante el Antiguo
Régimen implicaban todo tipo de tocamientos
o actos físicos sexuales sin penetración. Los
estudios históricos de este período sobre
abusos sexuales a niños en España son
escasos y hacen referencia más a la violación
femenina, estupro y rapto.
única vía de escape al hambre. Además los
abusos sexuales sufridos dentro de la familia,
y en otras instituciones sólo fueron conocidos
décadas después.
Con la llegada de la democracia, comenzaron
a nacer las primeras asociaciones
internacionales y privadas, que tenían como
finalidad evitar el maltrato a los menores y
preservar su dignidad.
la mayoría de los casos de abuso sexual no
son denunciados en el momento que ocurren,
especialmente cuando sucede en el ámbito
familia.
De esta forma, en la mayor parte de los
trabajos llevados a cabo sobre abusos sexuales
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a menores, las víctimas ponen de manifiesto
no haber confiado lo sucedido a nadie,
constatándose además, que los menores que
denuncian la situación abusiva no lo hacen
espontáneamente, sino que requieren la
colaboración de otra persona.
De esta manera, los estudios que analizan la
incidencia, la situación en un rango inferior
de 1%. De modo que la prevalencia, es decir,
el número de personas adultas que manifiesta
haber sufrido abusos sexuales en la infancia,
se convierte en una estrategia más fiable para
establecer la verdadera extensión y alcance
del problema.
En los datos recogidos se comprueba que el
18,9% de las muestras había sufrido algún
tipo de abuso sexual durante su infancia, de
los cuales el 22.5 % eran mujeres y el 15.2%
eran hombres, con una edad situada entre los
12 y 13 años en un 25.2% de los casos. Este
estudio fue recogido para un estudio de 21
países en relación a las agresiones sexuales
a menores, constatándose una tasa de abusos
sexuales a menores en EEUU de un 200% de
mujeres y un 10% de hombres. En el 2002
en Boston, Estados Unidos estallo uno de los
más grandes casos de pedofilia a través de una
serie de reportajes de investigación publicados
por periódico The Boston Globe dejó al
descubierto uno de los mayores escándalos
de pedofilia en la Iglesia católica de Estados
Unidos. La investigación reconstruyó de
manera detallada la historia de un centenar de
curas pedófilos cuyos delitos fueron cubiertos
Explicaciones causales del abuso
sexual infantil.
Es difícil determinar las causas concretas que pueden llevar a una persona a abusar sexualmente
de un menor, sin embargo, existen una serie de factores de riesgo que pueden derivar hacia
comportamientos como el maltrato infantil o el abuso.
sistemáticamente durante años por sus
superiores eclesiásticos. Uno de los casos más
graves fue el del padre John Geoghan, culpable
de haber abusado de 130 menores durante más
de 20 años en las distintas parroquias a las que
fue trasladado como ‘castigo’ durante esos
años. Las víctimas tenían siempre el mismo
perfil, eran de familias de escasos recursos,
con problemas intrafamiliares, con casos de
abuso de drogas por los padres, abandono de
hogar.
En el Ecuador, cada día 15 personas denuncian
una violación. Estas ocurren en escuelas,
hoteles, hogares, parques, entre otros. Se ha
reportado 3 171 violaciones. Estos datos se
encuentran en el último informe de la Fiscalía
sobre delitos contra la mujer y el núcleo de la
familia. En estos meses también se reportaron
1 902 casos de abuso sexual, que a diferencia
de la violación, no termina en penetración,
pero implica una forma de contacto mediante
la fuerza o la intimidación. En ese tiempo
también se reportaron 721 casos de acoso. Los
niños y personas con discapacidad son más
vulnerables a la violencia sexual. El agresor,
por lo general, es alguien cercano al entorno
familiar.
Según profesionales los niños y adolescentes
tienen dificultades para superar una violación
porque descubrieron la sexualidad de forma
inadecuada, violenta. Las redes de pornografía
infantil también tienen un índice muy alto en
el Ecuador uno de los casos más sonados fue
el de Emilia Benavidez en el 2017.
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Factores sociales:
• No considerar al niño como sujeto que posee una serie de derechos; los niños
por su vulnerabilidad, son muy dependientes de las personas adultas a su
cargo, lo que en casos extremos puede llevar a una falta de
conciencia del niño o la niña como sujetos de derechos.

• Abuso de poder y validación de la violencia en las

relaciones más próximas.

• Tolerancia ante ciertas formas de agresión, física,

psicológica o sexual.

• Falta de conocimiento sobre la repercusión y las

consecuencias que tienen este tipo de vivencias
en la infancia para el correcto desarrollo de los
individuos.

• Entornos culturales que permiten y promueven el

matrimonio en edades muy tempranas.

• Consumo excesivo de alcohol y drogas.

Factores familiares
• Estructuras familiares donde existen relaciones de poder desiguales: En estas circunstancias
normalmente existe una persona que concentra toda la autoridad dentro de la familia.

• Violencia de género.

• Distancia emocional, lo que en muchas ocasiones deriva en la incapacidad para responder

a las necesidades afectivas del niño e impide la comunicación, factor muy importante para
detectar y prevenir abusos sexuales.

Factores personales.
Los factores personales pueden hacer referencia al abusador o a la víctima. En el caso de la
víctima, es decir, el niño, los principales factores de riesgo personales son:

• Discapacidad física o psíquica: los niños con discapacidad son más vulnerables ante
cualquier forma de violencia.

• Carencias afectivas, lo que supone que no tiene relaciones de confianza y seguridad con sus
cuidadores.

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• Falta de información, no tener información sobre las situaciones de riesgo y sobre sexualidad
hace que los niños sean más vulnerables y que no tengan una suerte de mecanismos de
defensa frente a una posible agresión.

Los factores de riesgo personales en el caso de los agresores también juegan un papel importante
a la hora de desarrollar conductas propias de un abusador sexual:
Exposición a la violencia durante la infancia, el hecho de haberse criado y desarrollado en un
entorno familiar y social donde se ejercía la violencia de género y se promovía estereotipos
machistas pueden influir en el hecho de que en la edad adulta se desarrollen comportamientos
que deriven en situaciones de maltrato y abuso sexual.

• Distorsiones cognitivas

• Poca capacidad o ausencia de empatía

• Trastornos de personalidad

• Consumo de pornografía infantil

Cuando los abusos se suceden de forma repetitiva, el agresor puede sufrir un trastorno de la
conducta sexual, como pedofilia.

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Referencias
• Chrilden, s. O. (2001). Abuso sexual infantil. En a. S. Pepa Horno Goicoechea, Manual de Formacion
para profesionales (págs. 20-24). Save of Children.
• Gil, d. N. (2012). Abusos sexuales en los menores.
• José Manuel Alonso, a. V. (2002). Falsas creencias sobre abuso sexual infantil. En falsas creencias
sobre abuso sexual infantil (págs. 1-6).
• Save of Children. (1998). (págs.12-14). Abuso sexual infantil .
• Unicef. (s.f.). Abuso sexual infantil. En p. M. Sandra Baita. Montevideo - Uruguay.
• (2015). Aproximación histórica a los abusos sexuales a menores. En g. J. Martínez. Murcia.