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EL ARTE: UNA CONSTANTE EN MI VIDA

Mi madre guarda en su álbum de fotos y recuerdos un pequeño dibujo que le di cuando


tenía cuatro años. Lo bautizó “barco en ola gigante”, porque así le dije yo que se llamaba.
Allí tracé unas líneas que pinté con burdo color azul, y que desde mi perspectiva era un
barco. Le pinté debajo otras líneas curvas que para mí simulaban perfectamente una ola
gigante. Creo que fue mi primer dibujo.

Un par de años después, le regalé a mi padre un dibujo con los colores verde y blanco,
pues era la época en que todos eran seguidores del Nacional y yo a mis escasos 6 años no
podía ser la excepción. Pero fue un poco después que me di cuenta que prefería contar las
historias más con dibujos que con palabras. Entonces llenaba hojas y blocks contando
historias de batallas, de héroes y de personas comunes y corrientes que simplemente
venían a hacer parte de mis pensamientos, siempre había lugar para un cachorro. En los
dibujos de mi familia dibujaba a una hermanita que aún no tenía y a un perro que llamaría
Lucas y que, por supuesto, estaba sólo en mi imaginación, pues vivíamos en un
apartamento pequeño y mis padres no querían tener allí un perro.

En mis años de colegio fui un fiel apasionado a las caricaturas y dibujos animados, claro
había pasado ya unos años desde mi primer década de existencia, pero sentía un descanso
y una forma de escapar de los problemas que por ese entonces me agobiaban y tenía una
extraña sensación, como una mezcla de sentimientos encontrados ,donde soñaba con
mundos extravagantes y fascinantes pero a la ves un miedo un frio recorrer en mi cuerpo
de saber que era solo mi imaginación y que aunque lo deseara mucho la realidad era
totalmente distinta.

Pasaron los años y sin darme cuenta el arte era parte de mí en todo momento (y no solo
por el dibujo), pasaba las noches escuchando música urbana que despertó en mí una
curiosidad de saber lo que le pasaba a mi país, así que este método artístico me llevo a
conseguir un pensamiento más crítico y una forma distinta de ver las cosas, encontré en
el arte urbano (en el Rap y el Freestyle) un método muy apropiado para expresar lo que
pensaba y sentía. Empecé a escribir canciones y a sumergirme cada vez más en este mundo
hasta que se convirtió en una parte fundamental de mí.

Ya era entonces momento de escoger la profesión que sería la guía de mi vida, pero
curiosamente no era el arte el que regía mi pensamiento para mis estudios, así que como
en el colegio me desenvolvía muy bien en las matemáticas decidí estudiar una ingeniería,
para esta fecha habíamos cambiado de ciudad y estábamos en Fusagasugá(Cundinamarca)
y allí fue donde comencé mi vida universitaria en la Universidad de Cundinamarca(UDEC)
donde ingresé al programa de Ingeniera Agronómica. Pero como obviamente no era mi
pilar de vida dure 2 semestres y me retire.
Anduve un año divagando en mi mente la carrera que debería escoger, no me podía quedar
sin estudiar eso era lo que si sabía, y después de analizar mi vida y mis fuertes me sentí
con angustia y con decepción al pensar que el arte (ese método que me ayudo a expresarme
en todo sentido) era el que en un principio debí escoger , los dibujos que hacía en
momentos de soledad y creatividad , la música la cual llevaba mis pensamientos al papel
y los convertía en letras inspiradoras, eran los grandes rasgos de mi personalidad y por
ende la carrera debería tener estas características.

Me interesé por los programas de computador que trabajan los fotomontajes y el color, y
agregué un pilar más de arte a mi vida. Me di cuenta que la educación en la escuela y en
el colegio no ayuda a las personas a descubrir sus verdaderos caminos, pues entre tantas
asignaturas por las que hay que dar resultados se quedan escondidas las vocaciones
intrínsecas de los estudiantes. Y con mayor razón, cuando esa vocación está relacionada
con el arte, pues es el relleno de la educación primaria y media

Ya teniendo claro lo que era yo y lo que podía ofrecer al mundo decidí regresarme a
Bogotá a estudiar diseño gráfico ya que en la ciudad jardín de Colombia (Fusa) no había
esta carrera, he ingresé a la Fundación Universitaria del Área Andina.

He encontrado que, con cada aprendizaje y práctica en el dibujo y el diseño, desde sus
distintas expresiones se fortalece en mí, mi amor por estos temas y que cuando uno hace
y estudia lo que le gusta, sacrificar horas y horas de sueño no importa pues se hace con
convencimiento.

Apenas estoy cursando el segundo semestre, pero siento que estoy parado donde es. Mi
cuarto está lleno de mis propias obras, mis realizaciones. Y verlas a mi alrededor me llenan
de entusiasmo y de orgullo pues son el producto inicial de mi proyecto de vida.

Camilo Navarro Ariza

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