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CÓMIC: ELEMENTOS DE ANÁLISIS

Casi toda la crítica de cómic que he leído no es más que reseñas del tipo de Amazon o de
“booktubers” (eso sí, sin hacer “spoiler”), o una simple letanía de adjetivos.
No es que eso sea malo en sí: forma parte de la libertad de expresión. Me molesta
que, a más de cien años de existencia, este arte no tenga una crítica tan profunda,
sistemática y nutrida como la ha tenido la literatura. Un buen crítico de cómic debería,
idealmente, no sólo comentar si la obra le gustó o si espera con ansias el final de la saga:
debería decirnos también cómo se conjugan sus diversos elementos.
A mi entender, la mayoría de los críticos de cómic tienen una visión limitada: suelen
leer exclusivamente cómic; muchos de ellos son artistas visuales que no tienen cultura
literaria, o personas que sí la tienen pero, precisamente por eso, ven al cómic como un
subproducto “comercial” en el sentido más peyorativo. Suelen ser de las carreras de
Comunicación o Mercadotecnia, no de Literatura, de Artes Plásticas ni de Cine. Otros
tantos desprecian esta disciplina por desconocimiento y sospechas ante un producto
que vendió mucho en décadas pasadas; pero, ¿el que una obra artística venda bien,
implica automáticamente que es de baja calidad? ¿Por qué se formula ese reproche con
tanta facilidad a la historieta?
Precisamente por la relación del cómic con la literatura y la ilustración es por donde
quiero abordar mi propuesta crítica. He aquí algunos elementos de análisis que
considero útiles. Pienso en usarlos con flexibilidad dependiendo de la obra, para no caer
en un academicismo asfixiante como el que suele hacerse con las obras literarias, ni en
el otro extremo que reitero: las vaguedades en que consiste casi toda la actual crítica.
Algunos elementos pertenecen a la literatura, otros a las artes plásticas, pero en el
cómic, idealmente, deben estar fundidos. Por eso mi lista no los divide en esas dos
categorías.
 Tema: ¿De qué trata la obra? Debe poder enunciarse en pocas palabras. Sobre
todo en el cómic de autor (como el cine de autor), nos transmite lo que piensa el
argumentista. Ejemplo: el tema de “La Familia Burrón” es las dificultades que

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atraviesa una familia pobre de la Ciudad de México para sobrevivir y salir
adelante, con una mujer como jefa.
 Trama: ¿Qué se cuenta? ¿Cómo se consigue? ¿Es verosímil? ¿Es original, en la
medida en la que puede serlo cualquier mensaje humano? ¿Cuáles son sus
antecedentes e influencias?
 Narrativa visual: ¿Cómo comienza y termina la narrativa en cada página?, es
decir, ¿cómo es el ritmo? Este tema fue expuesto por Will Eisner en su libro “El
cómic y el arte secuencial”. Compárese la narrativa visual de Esiner (de ritmo
impecable) con una de Jim Lee (donde cada viñeta pareciera ser la más
espectacular, de modo que al final ninguna es más importante y por lo tanto se
percibe un ritmo monótono, plano).
 Composición: este elemento se une indisolublemente con el anterior. Aunque lo
esencial del cómic es narrar algo, y por lo regular en el cómic occidental la lectura
tiene la misma lógica que la de los libros y periódicos occidentales (izquierda a
derecha y de arriba a abajo), entre los mejores autores siempre hay cierta
composición que crea armonía entre los elementos de cada página, e incluso de
cada viñeta, pudiendo romper a veces esta lógica de lectura. Compárese una
página de “Tarzán” de Burn Hogart o de “Duda”, de José Chávez Peón, con una de
“Savage Dragon” de Erik Larsen y se verá la abismal diferencia.
 Recursos literarios: No sólo es lo que dice el texto, sino cómo lo dice. Algunos
cometen el error de dar toda la importancia únicamente la imagen, en
detrimento del texto. Sólo unos ejemplos de autores de texto magistrales: Barry
Windsor Smith, Carlos Giménez, Frank Miller. Incluso conozco casos de texto e
imagen que se complementan muy eficazmente, pero que también podrían
apreciarse por separado y conservar todo su efecto: los cómic-poemas de
Ricardo Peláez para “El Gallito Inglés”, por ejemplo.
 Edición: Una ortografía y una puntuación descuidadas, repeticiones innecesarias
o una sintaxis sucia pueden estropear una obra excelente en potencia. Si en los

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libros se pone tanto esmero en la edición, ¿por qué se descuida con frecuencia
en el cómic?
 Trazo: Una trama grandiosa y un entintado genial de nada sirven si el dibujante
no domina cuestiones como la anatomía, la perspectiva, las proporciones.
Compárese la extraordinaria variedad de posiciones y perspectivas para las
manos que domina Barry Windsor Smith con la obsesión de Rob Liefeld por
ocultar las manos de sus personajes.
 Tinta: Las adaptaciones de “Conan el Bárbaro” ¿habrían sido lo mismo sin las
tintas de dibujantes filipinos como Alfredo Alcalá o Tony de Zuñiga? ¡Lo dudo! Las
texturas, los contrastes de luz y sombra, los medios tonos, todos esos detalles
pueden llenar de vida un cómic o matarlo.
 Fondos: Este elemento está ligado al trazo y a la composición. Lo comento por
separado porque, a diferencia del cómic de los años 60, se tiende cada vez más a
una especie de “fordismo historietístico”, que a veces produce errores tan graves
como un intercambio accidental de diálogos entre personajes.
 Letra: Hoy a la mayoría de los cómics se les inserta el texto electrónicamente.
Esto es práctico hasta cierto punto, pero desgraciadamente quienes forman el
cómic casi nunca cuidan aspectos como el espacio entre letras, que puede
dificultar bastante la lectura (no han tenido la experiencia de formar
publicaciones donde las palabras son las protagonistas). Al menos hasta la
década de 1990, en México aún había dibujantes especializados en la letra. ¡Qué
lejos estamos de la genialidad de Walt Kelly, que otorgaba a cada personaje una
fuente tipográfica (mejor dicho, un tipo de letra caligrafiada) relacionada con su
personalidad! Véase su genial obra “Pogo”.
 Color: En el cómic este elemento se halla, por lo regular, bien lejos de la
intención pictórica, en la cual hay matices de tonos sumamente cuidados,
perspectiva, contrastes, en pocas palabras, teoría del color. Si los personajes usan
cierta vestimenta y aparecen una y otra vez a lo largo de las páginas, sería necio
pedir una exquisitez como la de la pintura. Agreguemos que el cómic es un

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producto industrial sujeto a cierta periodicidad. Sin embargo, recomiendo echar
un vistazo a “Weapon X”, de Barry Windsor Smith, para apreciar algo muy
cercano a lo que los críticos de pintura llamarían “una paleta audaz”.
 Existen otros elementos que pueden estar o no, como las líneas cinéticas, las
secuencias descriptivas (recurso estudiado por Roman Gubern) y las
onomatopeyas, ese recurso que ha sufrido burlas hasta el cansancio. Hasta aquí
mi propuesta de elementos de análisis, de ninguna manera exhaustiva, pero que
pretendo sea un faro y no una camisa de fuerza.

Valdemar Ramírez Loaeza

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