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crecimiento durante la normal convivencia, al momento del cese de la unión —cualquiera haya sido el que lo
hubiere provocado—, ante un pacto previo de exclusión, el conviviente más débil no podría reclamar la
correspondiente compensación económica, fruto de aquélla autonomía de la voluntad.
La solución es desatinada en atención a las normas constitucionales que protegen a la familia. Se
desconocerían los efectos derivados de la protección constitucional de la familia.
Además, cabe resaltar lo preceptuado en el art. 515, intitulado 'límites': "Los pactos de convivencia no
pueden ser contrarios al orden público, ni al principio de igualdad de los convivientes, ni afectar los derechos
fundamentales de cualquiera de los integrantes de la unión convivencial".
Una particular visión de los derechos y garantías constitucionales exhibe el Proyecto, en punto a esta
cuestión, pues por aplicación de la autonomía de la voluntad las partes podrían eximirse de una futura
compensación económica, basada en la desigualdad y el desequilibrio provocado durante la normal convivencia.
Si se reconoce como forma de familia a la unión convivencial sería difícil imaginar la posibilidad de tal pacto de
exclusión.
En tal contexto, nos parece que la autonomía de la voluntad imposibilitaría corregir un desequilibrio entre
las partes, convalidando una desigualdad surgida de la convivencia. Habilitaría a un derecho a la explotación.
Ante ello, entendemos que la declaración de inconstitucionalidad se impondría, en protección del
reconocimiento constitucional de la familia, a pesar de la norma interna. Lo contrario, significaría avalar la
regresividad de derechos de una norma interna, en detrimento de derechos humanos esenciales, de naturaleza
constitucional.
Lo antedicho no obsta, claro está, de que luego de cesada la convivencia —tanto en el matrimonio como en
la unión convivencial— las partes renuncien al derecho a pedirla. Ello así, pues las compensaciones económicas
previstas en las normas proyectadas operan a pedido de parte y nunca de oficio. En tal entendimiento, para que
la misma prospere debe ser pedida por cualquiera de las partes. Su omisión, importaría una renuncia al referido
derecho.
Sin perjuicio de ello, en punto a esta cuestión, cabe poner de resalto la defectuosa técnica legislativa al
contemplarse la compensación económica derivada del matrimonio, pues la pérdida del derecho a pedirla, por
parte de los cónyuges, puede plantear discusiones en atención al contenido de lo dispuesto en el art. 439 y el
último párrafo del art. 442. En efecto, según el primer artículo es obligatoria la presentación del convenio
regulador al solicitarse el respectivo divorcio. En tales hipótesis, durante la sustanciación del juicio de divorcio
las partes tendrán que acompañar las cuestiones que involucran a dicho matrimonio. Entre ellas, se enumera
expresamente "las eventuales compensaciones económicas entre los cónyuges".
A su turno, el art. 442, en su último párrafo señala: "La acción para reclamar la compensación económica
caduca a los seis meses de haberse dictado la sentencia de divorcio." Por lo que el derecho de solicitarla se
extiende hasta los seis meses de haber quedado firme la sentencia de divorcio.
De la conjunción de ambas normas, habrá que preguntarse cuál será la situación jurídica derivada ante la
omisión de los cónyuges sobre las compensaciones económicas al presentar el convenio regulador y sus
respetivas propuestas. Es decir, si tal omisión debe interpretarse como una renuncia a pedirla luego del divorcio
o si, por el contrario, mantiene tal derecho durante los seis meses posteriores a la sentencia de divorcio, tal como
lo establece el art. 442. Ello así, pues el art. 439 establece que "debe" contener las distintas cuestiones que
involucran a dicho matrimonio.
La cuestión no resulta intrascendente porque el convenio regulador presentado en el juicio de divorcio puede
verse sustancialmente alterado, según se admita o no introducir con posterioridad al divorcio lo atinente a las
compensaciones económicas cuando de ningún modo hubieren sido invocadas en el convenio regulador. (4)
Problema procesal y de fondo que originará relatividad en los convenios reguladores.
A pesar de la defectuosa técnica legislativa utilizada, y admitiendo que la misma originará interpretaciones
contradictorias, nos inclinamos por la subsistencia del derecho, en los términos previstos en la última parte del
art. 442 proyectado.
III. Conclusiones
La naturaleza de las prestaciones compensatorias impide que se pueda pactar previamente su exclusión, pues
quedaría desvirtuada la razón y fundamento para la cual ha sido instituida.
Máxime si, en el mismo ordenamiento jurídico que la contempla, se impide pactar su exclusión en el
matrimonio y se permite pactar su exclusión en las uniones convivenciales. La contradicción expone claramente
que se trata de dos fuentes distintas para las prestaciones compensatorias. La primera, derivada del matrimonio,