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CRÉDITOS
Moderadora:
Kath
Traductoras Correctoras
Chivisil Karen’s
Rihano Fatima85
Delilah Kath
Nayelii Clau
Brynn Srta. Ocst
Maridrewfer Desiree
Gigi
Karen’s SOS
Mary_08 Karen’s
Brisamar58 Fatima85
cjuli2516zc Lau_sp_90
Behindbooks
Valen Drtner
Kath
Recopilación y Revisión
Desiree
3
Diseño
Lectora
ÍNDICE
Sinopsis Capítulo 16
Capítulo 1 Capítulo 17
Capítulo 2 Capítulo 18
Capítulo 3 Capítulo 19
Capítulo 4 Capítulo 20
Capítulo 5 Capítulo 21
Capítulo 6 Capítulo 22
Capítulo 7 Capítulo 23
Capítulo 8 Capítulo 24
Capítulo 9 Capítulo 25
Capítulo 10 Capítulo 26
Capítulo 11 Capítulo 27
Capítulo 12 Sobre la
Capítulo 13 Autora
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Capítulo 14
Capítulo 15
SINOPSIS
E
l arrogante y mujeriego Kyle Manchester odia las citas a ciegas;
sin embargo, cuando su mejor amigo, Brad, le pide el favor,
insistiéndole a Kyle que lleve en una cita a la hermana de su
novia, Kyle a regañadientes acepta. La apariencia de la abogada Lanie
Carmichael no es sorpresa. Es desaliñada, torpe y se viste con tantas
capas que parece un pastel de bodas, pero no de forma comestible. Su
actitud descarada sin embargo, lo asombra, en especial cando le explica
que no está interesada en el apuesto Kyle. Lanie Carmichael está
enamorada de Brad, y quiere la ayuda de Kyle para ganarse el corazón de
su mejor amigo.
Kyle gradualmente acepta, justificando que el misterio de Lanie ha
despertado su natural sed de curiosidad. Como un ambicioso periodista,
tampoco puede resistirse la primicia merecedora de un Pulitzer que le
ofrece.
Sin embargo, mientras Lanie se deshace de más capas, emocionales y
físicas, Kyle empieza a examinar sus decisiones de vida, y sus verdaderos
sentimientos por esta enigmática chica. Con el apoyo de Kyle, Lanie
empieza a revelar secretos de su pasado, y el profundo dolor que ha
definido prácticamente toda su vida. Mientras aprenden más sobre sí
mismos y el otro, ambos se cuestionan como una relación construida
sobre mentiras fraudulentas entre dos personas rotas podría sobrevivir.
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CAPÍTULO 1
K
yle Manchester se sentó en el bar Duggan's bebiendo lo último
de su whisky de primera calidad y preguntándose dónde
demonios estaba Brad Jansen. Llevaba quince minutos de
retraso. El Boy Scout de Brad probablemente se había detenido para
ayudar a una persona ciega a cruzar la calle o a llevar a una camada de
gatitos abandonados a un refugio. Kyle estaba aprovechando el tiempo
para mirar mujeres.
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Llamadas también muelas del juicio.
—No, que estéceloso de una botella de whisky —dijo él.
—¿Y qué? ¿Crees que porque me siente a tu lado va a pensar que eres
gay o algo así?
—Sabes que la mayoría de las chicas quieren más que sexo casual,
¿verdad? —Habían tenido esta conversación muchas veces. Brad no
aprobaba el estilo de vida de Kyle, pero usualmente bromeaban al
respecto.
—Por suerte, esas chicas te tienen a ti. Al menos, después que termine
con ellas.
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Sorbete, pajita o popote
Kyle se mantuvieron fijos en la ardiente seductora que estaba con la boca
abierta hacia él. Estaban teniendo su propia conversación.
—Tan entretenido como puede ser, tendré que pasar —dijo Brad con
sequedad.
—¿Qué quieres?
—No. —La declaración salió con tanta fuerza que las cabezas se giraron,
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—Sí, bueno, “no está mal” no significa atractiva, e incluso si lo es, eso es
muy por debajo de sexy.
—Justo la clase de chica que evito. Dime algo, Brad. ¿Tu novia es sexy?
—¿Qué estás…?
—Lo es.
—¿Ves? Sin dudarlo, y sin embargo no creo que estés saliendo con
Angelina Jolie. Jesús, Brad, eres el abogado, pero me parece que estoy
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—Buena pregunta. Me siento mal por ella. Siempre está trabajando. Ella
y Cassie viven juntas. La veo trabajando muy duro en el trabajo, y luego la
veo todas las noches frente a su laptop.
—Estoy escuchando.
—Pensé que a ella le gustaría conocerte. Lee todos tus artículos, incluso
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¿Las chicas leían los periódicos? Ciertamente no las chicas con las que
él salía. Por qué molestarse cuando podían obtener las noticias a través de
microbloggins y mensajes de Twitter de celebridades.
—Así que tiene buen gusto. Debería leer mis artículos. Son dignos de
Pulitzer, después de todo.
—Eso es todo lo que pido, pero sé un buen tipo, ¿está bien? Es muy
tímida y sensible.
—Siempre soy un buen chico. —Brad arqueó una ceja y le dirigió a Kyle
una mirada dudosa—. Bien, fingiré ser tú entonces. —Él comprendía por
qué Brad pensaba que era irrespetuoso con las mujeres, pero en realidad
era todo lo contrario. Kyle respetaba tanto a las mujeres que nunca las
sometería al caos de una relación con él.
Kyle se rio. Era gracioso cómo Brad siempre podía notar lo que estaba
pensando.
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CAPÍTULO 2
L
anie intentó en vano, enderezar las últimas obstinadas hebras
de su rebelde cabello ondulado hasta domarlo. Por quincuagésima
vez ese día, consideró cancelar su cita. Era una idea ridícula,
nacida de los deseos más tontos del corazón y no del juicio de una
menteracional. Brad la había visto leer los artículos de Kyle Manchester y
mencionó que eran mejores amigos. Era una de las pocas conversaciones
que habían tenido que no involucraba el trabajo o a Cassie, así que Lanie
se encontró hablando sobre el ambicioso periodista todo el tiempo. No era
difícil ya que leía todo lo que escribía.
—¿Me veo bien? —Tan pronto como preguntó, Lanie quiso golpearse la
frente. Bien podría haber pedido una bofetada en el rostro.
Cassie se rio.
—Aparte de mis accesorios para el cabello, dudo que algo mío te sirva.
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Ella había pasado los últimos años buscando algo… o mejor dicho,
alguien que reemplazara ese ingreso faltante. Phillip parecía el hombre
perfecto. Era rico, apuesto, y más importante, casado. Como todos sus
otros trabajos, Cassie solo tenía trabajo de medio tiempo. Él la puso en un
espléndido apartamento de Lake Shore Drive y le dio un costoso auto y un
entrenador que iba tres veces por semana para ayudarla a estar en forma.
Desafortunadamente, Phillip decidió pasarse en una de sus sesiones de
entrenamiento, e incluso aunque el entrenador estaba proveyendo un
arduo ejercicio, no estaba relacionado con el Pilates.
Ante el sonido del nombre de Brad, Lanie sintió otra puñalada de culpa
penetrar sus entrañas. No por Cassie esta vez, sino por Brad. Le había
dado a Brad pistas casuales sobre el pasado de Cassie, pero era obvio que
estaba demasiado absorto con su buena apariencia para notar otra cosa.
Lanie decidió que lo mejor era dejar que Brad se diera cuenta por sí solo.
Cualquier intromisión más de ellase interpretaría como malicioso y
manipulador. Además, le debía lealtad a su hermana, y Lanie no tenía
razón para creer que Cassie le estaba siendo infiel a él… todavía. No, Lanie
haría lo que mejor hacía. Pasaría a un segundo plano y esperaría.
Lanie suspiró.
privilegiada.
—Sí.
Lanie sabía que este era un intento de Cassie para saber el salario de
Brad otra vez.
—¿Un dos?
—Ese es el problema, Lanie —dijo Cassie como si Lanie fuera una niñita
incapaz de comprender la diferencia matemática entre diez y dos—. Lo veo
cada día en mi trabajo cuando las mujeres creen que un labial o el polvo
compacto las transformará. El resultado final es que un dos se puede
convertir en un tres, tal vez incluso un cuatro, pero un dos nunca será un
diez.
Lanie sonrió con la falsa dulzura que aprendió de niña, feliz que el
consejo de Cassie hubiera matado las últimas punzadas de culpa y
renovara su confianza para seguir con la cita.
K
yle se sentó en una mesa en Duggan’s esperando
impacientemente por Lanie Carmichael. Mientras más pronto
llegara, más pronto se acabaría este padecimiento. Kyle temía
estareunión/cita, pero tal vez no sería tan malo. Después de todo, ella era
una fan, y la noche bien podría consistir en ella adulándolo y halagándolo.
Eso al menos lo disfrutaría, y luego se iría a casa de la fogosa pelirroja.
Sarah, Suzie o algo así. Se había sacado el premio gordo con ella. Era una
instructora de yoga súper flexible. Era una pena que tuviera que dejar de
responder sus mensajes de texto pronto. Ya estaba mirándolo con esos
ojos de “acurruquémonos”. Era una lástima, ya que solo se habían
acostado dos veces. Apostaba que Lanie lo miraría con esos ojos a primera
vista.
—Sí. Ambos somos junior en nuestra firma. Me haré socia este año.
Brad probablemente en dos años. —¿Dios, eso es un insulto para Brad?
¿Cómo él podía describir a esta chica como tímida? Era muy egocéntrica.
—¿Por qué? ¿Te gusta pelear por los desamparados y conseguir justicia?
—preguntó Kyle un tanto burlón.
—Ganar.
—Más seguido de lo que no. Es por eso que voy en la vía rápida. —
Maldición, tenía una alta opinión de sí misma. Derribar un poco ese
orgullo sería su propia marca de justicia.
—Creo que lo hago la mayoría de las veces. Algunos son más fáciles de
leer que otros. —La mesera volvió para obtener sus órdenes. Kyle ordenó
su hamburguesa de siempre, pero se sorprendió de nuevo cuando Lanie
pidió costillas. ¿Qué clase de chica ordenaba la comida más liosa del menú
en una primera cita? Se le ocurrió a Kyle que de lo único que habían
hablado era de ella. Kyle se preguntó si Brad estaba tan enamorado de su
nueva novia que estaba perdiendo la cabeza. ¿En cuál realidad esta chica
tenía un enamoramiento por él? No era solo socialmente torpe. Eso era un
eufemismo. Además, era egocéntrica. ¿Tímida? Esa era una completa
mentira.
—Mira, sé que esta es una cita por lástima. No debes esforzarte tanto
por conversar. —La sonrisa clínica de Kyle desapareció cuando su
mandíbula cayó ante su contundente respuesta. Esta era la cita más rara
que había tenido. Era incluso más extraña que la psíquica que había
insistido en sentir su aura. Al menos eso había terminado en sexo caliente
cuando le había demostrado donde estaba su aura exactamente.
—Me alegra que tus poderes de observación sean tan astutos como
dices, Lanie —replicó Kyle sin importarle que estuviera insultándola.
—Lo son. Por ejemplo, sabía que no me encontrarías atractiva. Soy
tímida y varonil a la vez. —Él se preguntó cuántas veces sus francas
respuestas lo asombrarían—. Soy completamente realista, y sé cómo luzco.
—Por lo general cuando las chicas soltaban comentarios desdeñosos sobre
su apariencia, esperaban que Kyle las corrigiera con un tranquilizador
“eres preciosa, nena” o “tienes un buen cuerpo”. Lanie no esperaba eso. Su
sencilla declaración la hacía incluso más intrigante.
—¿Cómo sabías eso? Es cierto, por supuesto, pero no creo que te haya
mirado frunciendo el ceño ni nada. —Ella marcaba el paso con su
honestidad, así que siguió el camino.
—Me encanta.
—¿Quién dijo que estaba ofendida? Solo que es muy obvio que estás
totalmente desalentado por mí en todos los sentidos.
—No me importa que estés distraído. Estoy segura que también tienes
que hacer varias cosas a la vez en tu trabajo, pero sí pido que mantengas
al menos uno de tus ojos en mí. Así que elige. La rubia de piernas largas o
el partido de fútbol.
—¿Oh, entonces eliges a la rubia? Debe gustarte más el sexo que los
deportes.
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—¿Qué?
—Eh, qué mal que esté ocupado encajando con las necesidades de tu
hermana —replicó Kyle con sarcasmo. Era imposible para él apartar la
mirada ahora. Definitivamente se había ganado toda su atención.
—Claro. ¿Cómo no amarlo? Sé que eres una abogada, pero Jesús, ¿no
tienes escrúpulos? —preguntó Kyle, poniendo sus ojos en blanco para
mostrar su indignación.
—Sí. Amo a mi hermana. No pretendo robarle a Brad. Solo voy a esperar
a que termine con él.
—Oh, sé que sí. Esa es una de las razones por las que me gusta
también. No es del tipo infiel, pero desafortunadamente, Cassie sí.
También se aburre fácilmente. Ustedes se llevarían muy bien, aunque
probablemente rompa contigo más rápido que con Brad.
—¿Cuáles son los otros criterios? ¿Dijiste que esta hermana tuya tiene
una lista?
—Sí, no es una lista de verdad, pero son cosas que ella busca en un
hombre. Cassie ha sido educada para casarse rica, y aunque Brad es
exitoso, nunca será millonario, que es lo que Cassie quiere.
—Pero eso no te importa, ¿verdad? ¿Porque eres la hermana buena? La
que consigue todas las cosas que ella deja. —Lanie hizo una mueca.
Realmente estaba reaccionando adecuadamente por primera vez.
—Dos preguntas muy buenas, Kyle. Puedo ver por qué eres un excelente
periodista. Bueno, primero que nada, no quiero seducirlo. Quiero que me
ame como yo lo amo. Puedes ayudarme porque sabes cosas de él que no
puedo observar fácilmente.
—Mujer, eres una jodida psicópata. Creo que necesito llamar a Brad y
contarle sobre tu obsesión con él al estilo atracción fatal antes que
empieces a hervir conejos3.
—No soy una psicópata. Confía en mí cuando te digo que esta no es una
situación en la que siento que si no puedo tenerlo, nadie puede. Puede
romper con Cassie mañana y empezar a salir con otra chica al día
siguiente. Es todo un partido, después de todo. —Ella miró a Kyle
fijamente, y sus palabras salieron más fuerte, con más énfasis—. Sin
embargo, si hay alguna posibilidad de que él me ame, entonces quiero
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3Hace referencia a una escena de la película Atracción Fatal (1987), en la que el personaje de
Glenn Close, hierve el conejo de la familia de su amante.
dispuesta a correr. Antes de que lo hagas, creo que deberías escuchar las
otras razones por la que querrías ayudarme.
—Hay tres razones en total por las que deberías ayudarme. Primero, mis
intenciones no son maliciosas. Soydirectapero honesta y considerada.
—Sé que es difícil que lo veas, pero amo a mi hermana. Nunca haría
nada para poner en peligro su relación. Se destruirá sola en poco tiempo.
Solo quiero estar preparada para empezar mi persecución por Brad
cuando suceda. Segundo, sé que has sido amigo de Brad desde la escuela
primaria. También sé que hay una parte de ti a la que le desagrada.
—¿Qué te dijo?
—Lo sé, pero no puedes ser tan leal si todavía me estás hablando.
Enfréntalo. Por mucho que odies admitirlo, estás interesado en lo que
tengo para decir.
—No todo el mundo es tan ambicioso como tú. Es cierto que leo tus
artículos, y estoy muy impresionada por la sinceridad de tus historias.
¿Conoces a Melinda Hayes?
—Algunas de sus víctimas son mis clientas, y cuentan una historia muy
diferente a la suya. —Melinda Hayes siempre había mantenido su
inocencia, y a pesar de la abrumadora evidencia, nunca fue condenada.
Todo el asunto olía a conspiración del gobierno y burocracia. Habían
pasado cinco años desde el veredicto de inocencia, pero la gente todavía
quería sangre. Las victimas nunca hablaron públicamente, llevando a
salvajes suposiciones de que les pagaron por su silencio.
—No, nunca lo hubo. Hubo una razón diferente para que permanecieran
anónimas.
—¿Qué?
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—He estado trabajando con ellas un largo tiempo y confían en mí. Hay
ciertas cosas que no puedes preguntar, pero si sigues mis instrucciones,
puedes tener la primicia.
—Es bastante jodido que vendas a tus clientes por una oportunidad de
tal vez aparecer en el radar de algún tipo.
—¿Y si no te ayudo?
—No, no ella, pero si hay que hacer una comparación, me asociaría con
Gandhi. —Está vez Kyle sí se ahogó con su bebida. La miró con una
mezcla de diversión y escepticismo—. Después de todo, somos abogados
los dos —dijo ella, sonriendo brillantemente.
—Estos son negocios, y soy una profesional. Debo actuar de esta forma.
De lo contrario, nunca me tomarías en serio… —Ella alzó una mano para
callarlo cuando Kyle abrió la boca—… y a pesar de lo que estás por decir,
sé que me estás tomando en serio. Soydirecta y atrevida porque debo serlo
en el trabajo. Desafortunadamente, estoy muy perdida cuando se trata de
cosas personales.
—Le diré a Brad que consiga una orden de restricción contra ti.
Se encogió de hombros.
—Llámame.
L
anie había contemplado nerviosamente los resultados de su loca
reunión con Kyle Manchester todo el día. Sabía que lo había hecho
sentir incómodo, lo cual no era una pequeña hazaña en vista de su
reputación como periodista sosegado y un suave rompecorazones. Estaba
contenta de haberlo conseguido sin romper a sudar. Lanie le habría dado a
Kyle el artículo no importa qué, pero en cualquier negociación, tenía que
utilizar cualquier herramienta que pudiese. Su plan parecía estar
funcionando cuando Kyle envió un mensaje de texto y le pidió que se
reuniera para el almuerzo. Ella le respondió, diciendo que generalmente
comía en su escritorio, lo que era verdad. Él contestó que si quería su
ayuda, sería mejor que se reuniera con él en Joe's Café en una hora. Lanie
estaba ansiosa por la perspectiva de un segundo encuentro con Kyle.
Estaba teniendo dudas. Ella no jugaba nunca, y no iba a empezar
ahora.Sentía una conexión con Brad que nunca había sentido con nadie.
Se merecía explorar la posibilidad de su primer y único enamoramiento.
Finalmente aceptó reunirse con Kyle. Después de todo, ella ya había
comenzado este loco paseo en montaña rusa. No podía simplemente
terminarlo abruptamente.
—Hola, acosadora, es bueno verte otra vez —dijo Kyle, mirando el menú
en vez de a Lanie.
—Touché —dijo Kyle con una sonrisa. Él tenía la sonrisa más sexy que
había visto nunca. Tenía toda la seducción de un hombre poderoso, pero
también había una travesura encantadora y juvenil en ella.
—No. Como dije, si se enamora de mí, tiene que ser por mí. La persona
que soy, con peculiaridades locas y todo. Solo quiero saber lo que le
agrada.
—No, pero pensé que podría ser algo que sabrías de tu amigo.
—No hasta que me lo pida. Solo quiero estar preparada si llega el día.
Nunca he hecho algo como esto. Nunca he sentido algo así. La única forma
en que puedo entenderlo es estando preparada para ello. Tú eres un
periodista, por lo que entiendes la necesidad de una investigación
exhaustiva y la perspectiva.
—¿Realmente no tienes intención de actuar sobre tus locos sentimientos
por Brad?
—¿Y si no lo hace?
—Eso es muy admirable por tu parte, pero solo hace que tu plan
suenetodavía más demente.
Se encogió de hombros.
—Deja de burlarte de mí. Puedes ver que tengo muy poca experiencia.
Estaré encantada de admitirlo. No hay razón para que te aproveches. —
Ella no estaba enojada con Kyle. Sabía que la pregunta era tonta, pero no
tenía experiencia de la que sacar información ni amigas para preguntar.
Incluso si Brad no estuviera saliendo con Cassie, no se atrevería a
preguntarle a su hermana a menos que quisiera otra explicación sobre su
“teoría de dos y diez”.
—¿Cuál es la garantía del éxito? Puedo hacer muy poco para ayudarte, y
seguro que no puedo garantizarte que termines con Brad. No suenas muy
segura de ti misma.
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—Solo necesito un poco de ayuda con esto, eso es todo. No voy a echarte
en cara el éxito o el fracaso.
—¿Y mi historia?
—¿Qué pasa con eso?
—No puedo ayudarte, mujer. ¿Eso significa que vas a dar mi historia a
ese periodista Watkins?
Kyle se enderezó.
—¿No quieres crédito por lo que estás haciendo? Por mucho que esta
historia vaya a ayudar a mi carrera, seguramente disparará la tuya.
Lanie negó.
—No puedes pensar que soy el Sr. Sensible cuando se trata de estas
cosas.
—Te he dicho que la mayoría de mis casos nunca llegan a los tribunales.
Soy bueno en leer a la gente cuando se trata de algo imparcial y
relacionado con los negocios. Soy terrible cuando me involucra y es
emotivo. Aprecio tu franqueza. No soy una chica que se ofenda con la
verdad.
Él miró las manos de ella. Lanie siguió su mirada y vio que estaban
temblando. Las llevó a su regazo.
—No lo creo, pero nunca se lo diré. Él tiene que dar el primer paso y solo
después de que mi hermana rompa con él.
Se encogió de hombros.
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—Tal vez coquetear un poco o algo. —Miró a Kyle con horror—. Nada
escandaloso. No te le lances. Solo déjale saber que si está interesado, tú
estás disponible.
Ella rio cubriéndose la boca.
—Supongo que tienes razón. —Ella asintió y le dedicó una débil sonrisa.
—Gracias, pero no soy buena actriz. No soy buena en ser alguien que no
soy.
—Eres una chica inteligente. Creo que podemos ser amigos. Nunca he
conocido a una chica con la que pueda ser tan honesto y que no se ofenda.
—Inténtalo.
—Tienes ojos bonitos —dijo ella.
S
e reunieron en otro bar deportivo unos pocos días después. Kyle
esperaba en unpuesto donde podía ver fácilmente el juego de
hockey. Lanie estuvo unos minutos retrasada, y otra vez tomó el
asiento a su lado. La primera vez Kyle había pensado que eso era parte de
su descaro. Ahora se daba cuenta que era más fácil para Lanie sentarse a
su lado sin hacer contacto visual. A él no le importaba. Y no sentía ni una
onza de culpa por mirar a todas las chicas deliciosas en la barra. Incluso
había conseguido el número de teléfono de la mesera y Lanie le dio un
asentimiento animándolo cuando lo hizo. ¿Por qué no lo haría? Ella estaba
enamorada de Brad después de todo. Kyle estaba un poco irritado por eso.
Aunque le gustaba la libertad, estaba tan acostumbrado a las chicas
celosas que lo daba por sentado. Obviamente, Lanie no tenía interés en él.
¿Por qué eso lo molestaba?No estaba atraído por ella. Usaba suficientes
ropa para vestir a tres mujeres y su cuerpo era una total columna, no la
forma de reloj de arena que él ansiaba. En realidad, sentía pena por ella.
Brad era un tipo honorable, pero como todos los hombres, quería pasar
sus noches con algo suave y femenino, no rizado y afilado. Ella era realista
sobre su poco atractivo, pero la forma en que se degradó le dio puntos con
Kyle.
—¿Intentaste coquetear?
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—Supongo que no puedes. Descarta el coqueteo por ahora. Tal vez solo
pueda darte algún consejo.
—Tu cabello luce mejor cuando está suelto. Siempre llévalo suelto.
—Jesús, Lanie ¿quieres que Brad te note o no? —preguntó él, bajando
su bebida con demasiada fuerza—. Pensé que eras una trabajadora
dedicada.
Kyle suspiró.
—Vamos a decir que ella termina con Brad y él sigue adelante. Brad solo
va a pasar de ti. Te mezclas con el papel tapiz. Apuesto a que eres
empujada un montón.
—No, pero talvez serás pasable algún día. —Otra vez, ella no tomó
ningún agravio por sus palabras. Kyle sentía una emoción que raramente
solía mostrar… remordimiento.
—No estoy diciendo que te vistas como una zorra, Lanie. Solo muestra
un poco de piel de vez en cuando. Luces como un miembro de un jodido
culto mormón o algo. Vivimos en Chicago, no en Bagdad.
—Está bien, lo entiendo. Así que para resumir, menos ropa, no lentes y
cabello suelto.
—Sí, y sonríe más. Luces más accesible cuando sonríes. —Lanie destelló
a Kyle la más grande sonrisa que había visto de ella, y él cambió de
opinión. Su sonrisa era su mejor rasgo. Tenía labios muy suaves y
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—En dos semanas más o menos. Necesito ese tiempo para prepararlas
—respondió.
—¿Prepararlas? Quiero la historia real aquí, no alguna versión
ensayada.
—Buen punto. La cosa es, que estoy algo preocupado que tu loca
fijación con Brad vaya a transferirse a mí.
Lanie se rio de buena gana, para sorpresa de Kyle. La pregunta era solo
la mitad de una broma, y a Kyle no le gustó su respuesta.
* **
Lanie estaba sorprendida cuando Kyle la llamó al día siguiente al
trabajo. Había pensado que su negocio estaba concluido y nunca tendría
un intercambio personal con él otra vez. Excepto tal vez en su boda con
Brad. Ella sabía que estaba siendo infantilmente dramática, pero no podía
evitarlo. Nunca había imaginado su boda, incluso cuando era una niña
pequeña. Brad sacó el lado soñador de ella, y le gustaba.
—Estarás feliz de saber que tengo una cita mañana para la cirugía láser.
Estoy usando mi cabello suelto y solo tres capas de ropa hoy —dijo ella
brillantemente.
—¿Qué puedo hacer por ti, Kyle? —Su voz se suavizó a un susurro
apasionado—. ¿O solo llamaste para preguntarme qué estoy usando?
Él suspiró pesadamente.
—Sí, eso es por lo que llamé. Estoy curioso. ¿Qué le dijiste a Brad sobre
nuestra cita la otra noche?
—En realidad no hablé mucho sobre eso. Solo le dije que tuve un buen
momento.
—¿Por qué?
Ella hizo una pausa, tomando un largo sorbo de su agua. ¿Qué era lo
que estaba sugiriendo Kyle?
—Brad sabe que no soy el chico ideal en lo que respecta a tratar a una
chica correctamente, y tiene razón en eso. Sentirá una necesidad de
protegerte.
—Eso solo te hará más deseable a sus ojos. ¿A qué hora debo estar ahí?
—Kyle, ya no tienes nada más que hacer con esto. Haz hecho suficiente.
Él se rio cínicamente.
—Lo dudo, pero creo que no tienes ninguna posibilidad sin mi ayuda.
47
K
yle no tenía idea de por qué sugirió venir a cenar. Lo achacó a
su curiosidad. Estaba interesado en ver cómo interactuaba Lanie
con Brad. Una vez que su curiosidadera despertada, se convertía
en un hombre con una misión. Siempre había sido inquisitivo, incluso
cuando era un niño. Por eso se hizo periodista. Definitivamente, Lanie
había hecho que su lado curioso saliera y se preguntaba qué tipo de
dinámica se encontraría mientras cenaban. Tenía que ser difícil socializar
con su hermana y el hombreque amaba. Aquel que no la amaba de vuelta.
Sintió lástima por ella, pero no sabía por qué. Era totalmente la clase de
chica que evitaba. Era tímida pero arrogante sobre algunas cosas, como su
trabajo. No le importaba su apariencia,llegando a aceptar que no era
atractiva. Tenía baja autoestima, pero confianza por otra parte. Un aire de
tristeza la rodeaba, pero a pesar de eso, tenía un gran sentido del humor.
Era una paradoja total, un rompecabezas que Kyle quería resolver, o al
menos comprender.
Todas las sospechas de Kyle se confirmaron cuando puso los ojos en
Cassie. La hermana de Lanie era todo lo contrario. Cassie era una
presuntuosa bomba rubia con pechos enormes y una cintura pequeña.
Mostrabatodas sus cualidades a la perfección, como lo demostraba la
minifalda corta de cuero, el top y las botas vaqueras con tachuelas. Junto
a Cassie, Lanie parecía aún más fuera de lugar.
—Kyle, estoy tan contenta de que pudieras venir a nuestro pequeño
lugar. Espero que te guste el pollo. Debería estar listo en solo unos
minutos, ¿verdad, Lanie? —Cassie batió las pestañas hacia Kyle. Esta
chica sabía coquetear. Lanie debería pedirle consejo. Aunque, además del
tema “enamorada de Brad”, averiguórápidamentepor qué no podía hacerlo.
Tomó menos de cinco segundos deducir que Cassie era una completa
perra. No era la clase de chica que ayudaba a otras. Tenía que ser la más
linda de la habitación en todo momento. No podía moverse sin atusarse el
cabello o rozarse contra el brazo de Brad.
—Sí, solo un par de minutos más —dijo Lanie desde la cocina.
Kyle miró alrededor del apartamento. Era evidente que Lanie lo había
decorado. Todo era de muy buen gusto, pero extremadamente soso. Todo
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era neutral, hasta el punto en que era difícil distinguir el sofá de las
paredes. Se preguntó si Lanie era daltónica.
—Traje vino —dijo él, entregando la botella a Cassie.
—Es muy dulce de tu parte, y es mi favorito —replicó Cassie sin mirar la
botella. Frotó el brazo de Kyle antes de entrar en la cocina. Normalmente
Cassie sería exactamente la clase de chica que recogería en cualquier bar,
pero esto era simplemente extraño. Ella estaba coqueteando con él justo
en frente de su novio, y como de costumbre, Brad era inconsciente de eso.
Lanie y Brad parecían poco observadores cuando se trataba de la vida,
pero tenían ojos de tiburón en el trabajo. Tal vezserían buenos el uno para
el otro.
—Estoy sorprendido de verte aquí —dijo Brad cuando los dos hombres
estuvieron solos.
Kyle se encogió de hombros con indiferencia.
—Lanie y yo estamos saliendo. —Tuvo que ahogar una carcajada
cuando vio la mirada sobresaltada en el rostro de Brad.
—No esperaba que salieras con ella. Solo quería que la sacaras por una
noche.
—Me gusta. —Mientras lo decía, Kyle comprendió que era cierto. A pesar
de las extrañas circunstancias, Lanie era una persona genuina, y
disfrutaba de su compañía. Todavía pensaba que era extraña, pero ¿quién
era él para juzgar? Después de todo, él era un poco extraño también.
—No jodas con ella —respondió Brad, tratando de sonar rudo. Solo
consiguió que Kyle riera.
—Solo para dejarlo claro, ¿no quieres que joda conella o que la joda?
Hay un matiz sutil en la declaración. —Kyle disfrutaba jugando con su
amigo. Brad no mostró la emoción de un hombre que correspondía al
afecto de Lanie, pero usualmente desempeñaba bien el papel de Buen
Samaritano.
—Cualquiera de los dos, imbécil —advirtió Brad, levantándose para
ayudar a Cassie con el plato de pollo.
Durante la cena, Kyle comió en silencio, observando la dinámica. Cassie
continuó hablando sobre su trabajo en una tienda de cosméticos. Estaba
jodidamente aburrido, y pensó que, si hablaba de la diferencia entre mate
y brillo una vez más, Kyle pensó que podría estrangularla. Lanie estaba
muy callada, y Brad solo seguía animando a Cassie a continuar su
diatriba sobre los fabricantes de colorete. Había sufrido a través de
muchas conversaciones mundanas como medio para obtener un fin al
final de la noche. No había recompensa en esto.
—Esto está muy bueno —dijo Brad, tomando una segunda porción de
pollo.
50
juez.
—Eso es una mierda. ¿Sabes lo que hace el tiempo? Simplemente hace a
las cosas obsoletas. Eso es lo último que quieres.
—Kyle, toda mi idea fue estúpida desde el principio. Tú tenías razón; era
psicótico, y estoy lista para olvidar toda la cosa.
Él juntó las manos de ella y las apretó firmemente. Sus manos eran
delicadas y pequeñas bajo las suyas más grandes. Pensó brevemente que
tal vez sus manos eran su mejor característica. La miró hasta que ella se
encontró con su mirada.
—¿Cuál dijiste que era tu trabajo?
—¿Qué quieres decir?
—Lanie, ¿cuál es tu trabajo?
Ella trató de apartar la mirada, peroél movió su barbilla con el dedo
hasta que lo enfrentó. Su susurro fue casi inaudible:
—Ganar.
—Eso es correcto, bebé. —Él no tenía intención de decir eso. Ni siquiera
llamaba a las chicas con las que salía con otra cosa que no fuera sexy,
pero ella no pareció darse cuenta—. Soy bueno ganando también, así que
voy a hacer todo lo que pueda. ¿Lo entiendes?
Asintió vacilante, pero pudo oír su suspiro de alivio cuando la soltó.
—No entiendo cómo vas a hacer eso.
—Sencillo. No nos vamos a preocupar por agradar a Brad. Simplemente
vamos a hacerte más deseable.
—¿Con un cambio de imagen?
—No, haciendo que estés fuera de su alcance. —Ella le lanzó una
mirada interrogante, entrecerrando los ojos—. Vamos a llevar a cabo esta
farsa de que estamos saliendo, y estoy hablando de llevarlo al máximo. Voy
a venir cada vez que Brad esté aquí. Vamos a jugar a ser una feliz pareja
de enamorados. ¿Lo agarras?
—Eso suena ridículo.
—¿Lo hace? Cuando estás en una negociación, ¿cuál es la única cosa
que siempre inclina la balanza a tu favor?
—Otra oferta —contestó ella de inmediato.
—Exactamente. Estás viendo tu otra oferta. Brad también lo hará.
—No sé nada de eso —replicó Lanie, mordiendo su labio inferior.
—Confía en mí, es una cosa de ego masculino. Cuanto más fuera de su
alcanceestés, más deseable te volverás. Para que esto funcione, sin
embargo, necesitas escuchar todo lo que digo. Solo llámame profesor
53
K
yle se ajustó su corbata plateada favorita con patrones de
diamante, en el espejo de su auto. Estaba esperando a Lanie, así
podrían comenzar su cita doble con Brad y Cassie. ¿Cita? La idea
de salir con ella era tan extraña. Se preguntó qué pensarían sus amigos o
amantes anteriores. Se morirían de risa y pensarían que Kyle estaba
tomándoles el pelo. Sería difícil convencer a las personas de que eran una
pareja, pero estaba dispuesto a intentarlo.
Se peinó el cabello y se preguntó cómo estaría vestida Lanie. El
pensamiento lo deprimió. Ella estaba totalmente perdida cuando se
trataba de ropa. Bien podría usar una sábana. Su miembro
repentinamente se agitó ante la idea de Lanie en nada más que una
sábana. Necesito echar un polvo, pensó, negando.
El otro pensamiento que lo atormentaba era el beso de despedida de la
otra noche. Había intentado hacer un espectáculo delante de Brad y
Cassie dándole un beso arrebatador, y ella se había alejado de él. Ninguna
chica había rechazado su beso. Era él quien rechazaba los besos e
intentaba mantener a las chicas a distancia. El rechazo, especialmente de
esta tímida chica, picaba un poco. Tendría que hablar con ella sobre esa
noche. Era bastante difícil retratar a una pareja sinella haciéndolo
parecercompletamente falso por rechazarlo. Necesitaban algunas
demostraciones de afecto en público para lograr el efecto deseado. Kyle no
estaba ansioso por hacerlo, pero se había comprometido y, como le había
prometido a Lanie, lo llevaría a cabo.
La mandíbula de Kyle cayó cuando Lanie salió de un convertible
plateado. Nunca había visto su auto, ya que siempre se marchaba antes
que él. Kyle saltó de su todoterreno para examinarlo más de cerca.
—¿Esto es lo que conduces? —preguntó él con incredulidad.
—¿Por qué estás tan sorprendido? —preguntó ella, sonriendo con
audacia.
—Es tan…diferente de lo que pensé que elegirías. —Lanie parecía ser el
tipo de chica que manejaba un sedán mediano, eficiente y de bajo
consumo.
55
Se encogió de hombros.
—Me gustan los autos rápidos.
Kyle caminó alrededor del vehículo,apreciando las líneas artísticas de su
fino acabado. Tampoco era automático. Nunca había conocido a una chica
que pudiera manejar la palanca de cambios.
—¿Puedo dar una vuelta? —preguntó él, tratando de no babear.
—No —respondió ella sin vacilar—. No dejo que nadie conduzca mi auto.
Ni siquiera lo estacionocon el valet. —Kyle estaba perplejo. Justo cuando
pensaba que conocía a esta chica extraña, ella lo dejaba desconcertado.
—Soy un buen conductor. Puedo manejar una palanca de cambios.
—Estoy segura de que lo eres, Kyle, pero no me gusta que nadie
conduzca a mi bebé, sino soy yo. —Lanie habló de su auto como lo haría
un hombre. Se preguntó cuánto sabía ella realmente.
—¿Un motor de tres litros?
—Sí, claro. Intenta cinco. Me gustan los caballos de fuerza—respondió
Lanie con aire de suficiencia.
—¿La potencia de arranque?
—¿Te refieres al de torsión? Trescientos noventa de potencia, pero este
auto no es solo torsión y ninguna acción, Kyle. Es un V-8. Estoy hablando
de tus ojos rodando hasta la parte posterior de tu cabeza. Gira
rápidamente y pasa de cambios suavemente.
Kyle silbó, impresionado por el conocimiento de la chica tanto como el
auto.
Él tomó su brazo y la llevó al restaurante. Hizo una mueca, olvidando su
fijación con su auto cuando miró su ropa.
—¿Qué demonios llevas puesto?
Ella bajó la mirada.
—Es un vestido de suéter —respondió como si fuera obvio. El vestido de
punto negro, de hecho, parecía ser un suéter sin fin. Dios, estaba usando
esos zapatos de nuevo. ¿No le dijo que se deshiciera de ellos?
—Parece un burka4 —murmuró Kyle.
—Bueno, todavía no he tenido tiempo de ir a comprar, Señor
ÚltimaModa —dijo ella secamente—. Pero sí me hicieron la operación,
¿ves?
Él miróa los ojos de Lanie. Había estado demasiado ocupado mirando su
horrible traje y su magnífico auto para notarlos. Ahora que los vio, era
difícil apartar la vista. Incluso bajo la penumbra, pudo ver que tenía unos
ojos cautivadores. Eran de color avellana, pero completamente únicos, con
un color fluctuante que iba entre el color terroso suelo del bosque y el de
56
4
Burka: tipo de velo opaco que se ata a la cabeza y cubre el rostro a excepción de una franja
situada a la altura de los ojos.
—Muy bien —replicó él, tragando con dificultad. Solo cuando se dio la
vuelta fue capaz de recuperar la compostura.
Brad y Cassie llegaron entonces, así que su intercambio con Lanie fue
interrumpido. Le molestó a Kyle, pero no tenía idea de por qué, ya que el
punto de la cita era crear una farsa para Brad. Kyle y Brad se sentaron a
un lado de la mesa mientras las chicas se sentaban en el otro. Extrañó la
presencia de Lanie junto a él. Se había acostumbrado a eso.
La mayor parte de la cena transcurrió escuchando hablar a Cassie sobre
los nuevos delineadores y muestras de perfume. Brad y Lanie
ocasionalmente charlaban sobre trabajo, pero Cassie se apresuraba a
interrumpirlos. Kyle había empezado a concentrar su atención en la rubia
fresa en la mesa de al lado cuando Lanie le dio una patada en la espinilla.
Oh sí, se suponía que tenía que mantener los ojos fijos en ella. Cambió su
mirada, notando que el cabello de Lanie era muy suave y brillante. Se
preguntó si se sentiría tan bien como parecía. Se inclinó hacia delante
para apartarlo de su rostro, pero ella se sacudió de su toque con aparente
incomodidad. La reacción lo hizo hacer un gesto de dolor. A pesar de que
tenía ojos soñadores hacia a Brad, al menos podría actuar interesada.
—Realmente me gusta tu corbata, Kyle —dijo Cassie con falsa dulzura,
interrumpiendo sus pensamientos.
—Gracias. Lanie la escogió. —Era una completamentira, pero sirvió a un
propósito: dejar que la otra pareja en la mesa supiera que su relación era
seria.
—¿Lanie escogió eso? —preguntó Cassie, poniendo los ojos en blanco.
Brad dijo:
—¿Es una nueva corbata, Kyle? Pensé que la llevabas...
—Sí, Brad, es nueva. Lanie tiene muy buen gusto —interrumpió Kyle,
esperando que Brad se callara.
—Es terrible que no pueda aplicarlo a su propia vestimenta —dijo
Cassie, una vez más actuando como si Lanie no estuviera presente.
—No es lo que hay en el exterior, Cassie. Lanie está escondiendo
algunos bienes muy valiosos. —Incluso mientras lo decía, Kyle trató duro
de no sonreír. Brad se atragantó con su bebida. Kyle golpeó a su amigo en
la espalda mucho más fuerte de lo necesario.
Cassie entrecerró los ojos a Kyle.
57
—¿Alivio?
—He estado leyendo y me he preguntado mucho acerca de besar, y
realmente no me gustó el primero. Pensé que solo era una mala besadora.
—Su sonrisa se volvió juguetona mientras inclinaba la cabeza—. O tal vez
lo fueras tú.
Kyle sonrió burlonamente.
—No lo eres, Lanie.
—Gracias. Tú tampoco eres tan malo.
Kyle sabía que no era un mal besador. Había recibido numerosos
cumplidos de sus labios besables muchas veces, pero en este momento, su
simple declaración lo hizo sentir como un medallista de oro.
Él se levantó y buscó su mano. La acompañó hasta su auto, sintiéndose
increíblemente excitado e insatisfecho al mismo tiempo. Ella abrió la
puerta.
—Adiós, profesor —bromeóella. Kyle capturó otro olor de su aroma
increíble y no pudo resistirse. Cerró de golpe la puerta y la giró para que
estuviera frente a él.
—Uno más para el camino. —Ella lo miró con una expresión perpleja,
pero no retrocedió—. Quiero otra probada —dijo él, sintiendo su corazón
acelerado. La apoyó contra el vehículo y aplastó sus labios contra los
suyos. Esta vez ella pasó los dedos por su cabello, haciéndolo gemir. Él
quería tocar las curvas de su cuerpo a través del grueso tejido de su
vestido, pero se obligó a concentrar todos sus esfuerzos en sus atractivos y
suaveslabios. Cuando la soltó, ambos estaban sin aliento. Los labios de
ella estaban irritados, y esos ojos dorados estaban ardiendo con una
sexualidad carnal. Había tanta electricidad entre ellos que, si se
aprovechaba, podían alimentar a toda la maldita ciudad.
Él le abrió la puerta.
—Buenas noches, Kyle—dijocon voz ronca, subiendo al auto.
Él se inclinó en el vehículo, deseando explorar su boca de nuevo, pero se
conformó con besar su frente.
—Conduce con cuidado.
Le cerró la puerta y la miró alejarse. No había planeado besarla de
nuevo, pero parte de él había pensado que el último beso fue una
casualidad. Había imaginado que no sería tan emocionante una tercera
vez. No fue así. Fue mucho mejor.
61
CAPÍTULO 8
K
yle yacía en su cama, incapaz de dormir, preguntándose si
Lanie estaba pensando en sus besos. Esta extraña chica logró
ocupar todos sus pensamientos. Una de sus polvos regulares le
había enviado un mensaje para venir, pero declinó. Toda la cosa asustó a
Kyle.No había manera que se sintiera atraído por Lanie. Además,
definitivamente no le gustaba la cosa de virgen.Le gustaban las chicas con
experiencia. No era un maestro, y eso no lo excitaba en absoluto.Sin
embargo, no podía sacarla de su mente.Seguía viendo sus profundos ojos
avellana y dedos largos y delgados, recordando cómo sus delicados y
suaves rizos se sentían en sus manos.Recordó la dulce curva de su boca y
la preciosa sonrisa que ella le dio.
—¿Qué carajo está mal conmigo? —dijo en voz alta a la habitación vacía.
Nunca tuvo problemas para dormir y ciertamente menos por una chica.
Después de todo, ellos solo habían compartido unos pocos besos.
Asombrosos, suaves, frenéticos y apasionados besos.De alguna manera, se
sentía como su primer beso.
Se puso un pantalón de chándal y una sudadera de Syracuse,
decidiendo dar un paseo.Siempre caminaba cuando necesitaba pensar en
una gran historia u otros asuntos que le atormentaran la mente.Esta
noche no estaba ayudando en despejar su mente en absoluto. Lanie era
una chica dulce,mal aconsejada, pero dulce. Amaba a Brad, y en una
extraña manera, estarían muy bien juntos. Cassie no era, por supuesto,
buena para Brad… o, para el caso, cualquier tipo. Era caramelo, y como
cualquier caramelo, era adictiva de una manera muy mala.Él
definitivamente no era un santo, pero no era malvado. En todo caso,
estaba defectuoso y podía admitireso sobre él. Quería sentirse como un
extraño, observando esta situación bizarra como un periodista debería.
Pero ahora estaba completamente inmerso en este enredo loco.¿Por qué no
debería? Brad era su amigo más antiguo. Y luego estaba Lanie, a quien
ahora consideraba amiga también.
Mierda, tal vez deberían ir al doctor Phil y obtener alguna resolución.
Imaginó a Cassie arrojándole una silla a Lanie y se echó a reír.Por otra
parte, Lanie probablemente no se atrevería.¿Por qué no lo haría?Había
62
probar tu equipamiento.
—¿Probar mi equipamiento? —preguntó ella con escepticismo.
—Para asegurarte que todo funciona.Como tu amigo, estoy dispuesto a
hacer el sacrificio y conducir los ensayos iniciales. —Lanie arqueó las
cejas. Notó que sus dedos se acercaban a los de ella sobre la mesa, pero se
detuvo para no tocarla—. Piénsalo.Tal vez eres frígida y no te gusta que te
toquen.
—No creo que sea frígida, Kyle.
—De eso se trata. No lo sabes. Después de todo, te retiraste de nuestro
beso. Lo último que quieres es rechazar a Brad la primera vez que estés
íntima con él. Lo espantará y probablemente nunca querrá tocarte otra vez
por miedo a herirte.
Los ojos de Lanie se agrandaron mientas consideraba la validez de la
declaración de Kyle. En algún nivel sabía que eran tonterías. De cualquier
forma, no sabía si le gustaba el sexo, y eso era algo que necesitaba saber
antes de entrar en una relación seria. Kyle pasó la mano por su cabello,
continuando:
—Puedo ayudarte con esto, Lanie. Si me rechazas no me ofenderé.
Puedes pretender que soy Brad, si quieres. Ni siquiera me importa si gritas
su nombre.
La comida llegó mientras ella formaba una respuesta. Kyle otra vez lucía
como si quisiera estrangular ala mesera.
—No lo sé —dijo ella dubitativamente—. Esto está sonando menos como
Mi bella dama y más como El amante de Lady Chatterly para mí.
Kyle rio.
—Quizá es un poco de ambas.
Su voz fue solemne y sincera cuando finalmente tomó la mano de Lanie.
—Puedo prometerte algunas cosas y podemos establecer algunas reglas
básicas, ¿está bien? Si estás incomoda con algo, no tenemos que hacerlo.
Lanie mordisqueó su labio inferior preguntándose cómo sería ver a Kyle
desnudo. El pensamiento la hizo calentarse, como si un ventilador
estuviera soplando aire caliente y ella fuera el blanco, pero definitivamente
no estaba viniendo del ventilador de techo. Estaba irradiando desde algún
profundo lugar dentro de su cuerpo, y disfrutaba la sensación. Presionó
sus piernas mientras su mente se llenaba de la imagen
delcuerpomusculosode Kyle, resbaladizopor el sudor,meciéndosedentro de
ella. Kyle era un hombre hermoso, uno por el que se sentía atraída, pero la
idea sonaba ridícula, especialmente en vista de sus sentimientos por Brad.
Lo deseo, pensó Lanie. Deseo a Kyle. Amo a Brad. Gran diferencia.
Eso puso todo en perspectiva para ella. La decisión no era difícil bajo
67
esas afirmaciones.
—¿Crees que tengan helado aquí? —preguntó Lanie.
Kyle enarcó las cejas, obviamente sorprendido por la pregunta.
—No tengo idea. ¿Por qué lo preguntas?
—Porque me gusta el helado cuando estoy estresada —contestó ella,
pensando que no solo estaba estresada. Se estaba incendiando y
necesitaba algo frío.
—No quise causarte ansiedad. No te preocupes. Te conseguiré helado ya
sea que ellos tengan o no, si eso es lo que quieres.
—Vaya, Kyle, esa es la cosa más linda que me has dicho —replicó con
una sonrisa.
Él no estaba sonriendo. Lucía contrito y apenado.
—Soy un idiota total. He sido hostil y cruel contigo. Si no quieres hacer
esto, lo entiendo completamente.
Ella negó.
—Me gusta tu honestidad. Me hace sentir que puedo confiar en ti.
—Entonces, mi honesta opinión es que deberíamos tener sexo.
—¿Cuáles son las estipulaciones para este contrato de coito?
—Sabía que la abogada en ti saldría pronto. —Kyle tomó su mano y besó
las puntas de sus dedos antes de bajarla. Fue un gesto completamente
inesperado. Maldición… él era un excelente negociador.
—Mi única regla es que tienes que ser paciente conmigo. —Ella vio sus
hombros relajarse y él exhaló como si hubiera estado conteniendo el
aliento.
—Te prometo que tú establecerás el ritmo. Mis únicas reglas son que
tengamos sexo seguro, que entiendas que no pasaré la nochey que tendré
sexo con otras mujeres. Oh, y la regla más importante, la regla
fundamental, la única no negociable…
—¿Qué?
—No te enamores de mí —respondió Kyle con completa seriedad. Lanie
no pudo evitar reírse.
—Dios, sí que tienes ego. De verdad crees que soy tan voluble que me
desenamoraré de Brad y me enamoraré de ti. Eres condenadamente
hermoso. Incluso yo puedo ver eso. Eres sexy y me divierto contigo. Estoy
contenta de que seas mi amigo, pero soy una total realista. No deseo
ningún tipo de relación contigo.
Lanie se sintió culpable sobre su exabrupto cuando la expresión
sorprendida de Kyle se transformó en dolor. Nunca se imaginó que se
68
L
a noche del jueves, Kyle estaba acostado en la cama de Lanie,
esperando mientras ella se preparaba en su baño privado. No tenía
idea de qué estaba haciendo, podría haberle sacado fácilmente la
ropa. Kyle decidió ser paciente y darle todo el tiempo que necesitaba.
Cuando finalmente salió, intentó duramente no hacer una mueca o reír.
Usaba un feo y enorme camisón de chiffon blanco con una miríada de
capas y volantes. Conseguía cubrir exitosamente cada centímetro de su
cuerpo.
—Lanie, ¿eres tú debajo de todo eso? —preguntó él.
—¿No te gusta? Pensé que era sexy.
—Uh, no... no es sexy, nena. Realmente estás interpretando toda la cosa
de ser virgen, ¿no es cierto?
Ella miró su camisón, y Kyle rezó para que no comenzara a llorar.
Cuando levantó la mirada hacia él de nuevo, estaba sonriendo como una
colegiala.
—Sí, es bastante feo.
—¿Creíste que eso me excitaría? Luces como un jodido pastel de bodas.
—No lo sé. Cassie dijo que debía conseguirlo. Debería haber sospechado.
Jodida Cassie, pensó Kyle, dándose cuenta de que había saboteado a
propósito a Lanie. Cassie sabía cómo lucir sexy. Diablos, podría impartir
una clase en eso. ¿Por qué no ayudó a su hermana?
—Ven aquí —dijo Kyle, ayudando a Lanie a subir a la cama. El camisón
crujía ruidosamente con cada movimiento.
Lanie se acostó a su lado, y ambos miraron al techo.
Finalmente, Lanie dijo:
—¿Estás esperando que yo haga el primer movimiento?
Kyle se rio.
—Solo me estoy preguntando cómo voy a navegar por todas esas capas.
¿Esa cosa viene con un mapa o algo?
73
A
la mañana siguiente, Lanie recibió una llamada muy
importante diciendo que las chicas del caso Hayes estaban listas
para su entrevista. Entraron en su oficina, y Kyle se sentó en una
de las sillas giratorias, repasando las notas para su entrevista. Sus
sentidos periodísticos le estaban diciendo que esta historia era más grande
de lo que ella estaba dejando ver, y por primera vez, Kyle estaba nervioso
antes de una entrevista. Lanie le sonrió tranquilizadoramente y le ajustó
su corbata.
—Recuerda lo que dije. No las mires a los ojos, y si no quieren responder
una pregunta, avanza a la siguiente.
Kyle se enojó un poco por su consejo.
—Sé cómo hacer mi trabajo. —Él intentó ocultar la irritación en su voz,
sin embargo, su tono fue cortante.
Se sorprendió cuando ella le contestó igual.
—También yo, y estas son mis clientes. Es mi trabajo protegerlas, así
que necesitas escucharme, Kyle Manchester, y aceptar mis términos o la
entrevista se cancela. Y eso es independientemente de cualquier otra
obligación contractual que tengamos. ¿Entiendes?
—Sí, señora. —Él sonrió, abrazándola—. No te preocupes. Lo tengo.
—Lo sé. Como dije, te habría dado esta entrevista de todos modos. Solo
recuerda que el artículo no puede tener mi nombre.
—En serio, ¿no vas a tomar nada de crédito por este caso? Sabes que es
un asunto de interés público, ¿verdad?
—Entonces deja que el público se entere por su cuenta. No quiero
publicidad. —Ella volvió a su silla, lo cual fue bueno porque Kyle tenía un
impulso de besarla.
Su asistente entró, cargando dos objetos envueltos en papel aluminio.
Lanie se la presentó a Kyle.
—Tu almuerzo —anunció Kathy, arrojando ambos sobreel escritorio de
Lanie.
79
voy a pasar por ti temprano. —Ella asintió, y esta vez Kyle sí plantó un
discreto beso en su frente.
—Podemos hacer algo mañana, pero quería decirte que no necesitabas
llevarme a la fiesta del trabajo. Estoy segura de que te aburrirás hasta la
muerte atrapado en un cuarto con un montón de abogados y sus parejas.
De verdad es solo una excusa para vestirse bien, comer comida costosa, y
quejarse sobre membresías de clubes campestres.
Kyle le sonrió.
—Entonces recordaré traer mi repelente de tiburones. Sé que no
necesito llevarte, pero quiero hacerlo. ¿Me permitirás ser tu acompañante?
—¿Por qué? —preguntó ella y él intentó pensar en una respuesta
rápidamente, pero no estaba seguro de la razón. La idea de una fiesta no le
atraía en absoluto, pero no apreció la suposición que estaba haciendo
Magda de que Lanie no tendría una cita. Al final, dijo la única respuesta
que tendría sentido sin hacerlos sentir incómodos.
—Si Brad lleva a Cassie, entonces debería llevarte.
Ella pareció satisfecha con la respuesta, pero Kyle no lo estaba porque le
faltaba honestidad. Quería llevarla, y la idea lo aterraba. Él no era una
compañía acorde para acompañar a una dama a sus eventos de trabajo.
Más bien, era el hombre correcto para llamar si la dama en cuestión
quería tener sexo después del evento. Estas cosas siempre requerían de
presentaciones, y nunca quería ser presentado como el novio de nadie.
Todavía faltaban unas pocas semanas. Tal vez para entonces podría sacar
una excusa y cancelarlo. Sabía que ella lo entendería porque Lanie, en
todo caso, era una chica comprensiva. Todo el asunto era confuso, pero lo
sacó de su cabeza. Tenía una historia que escribir después de todo.
84
CAPÍTULO 11
—¿ Me vas a decir a dónde vamos? —le preguntó Lanie a
Kyle, bebiendo el expreso que él le había comprado. Le
había dicho que la buscaría temprano, pero ella no había
pensado que quería decir a las ocho de la mañana. Se había quedado
levantada hasta tarde trabajando en su caso y estaba muy cansada.
Habían estado conduciendo por más de una hora. Al menos la camioneta
de Kyle era amplia y cómoda, pensó Lanie mientras se movía en el suave
cuero del asiento del pasajero.
—Te dije que es una sorpresa—replicó y agarró su mano. Él estaba
usando una Henley negra y jeans ajustados que envolvían sus caderas
perfectamente. Su chaqueta de cuero negro y cabello oscuro alborotado, lo
hacían verse increíblemente sexy. Lanie había pasado la mayor parte del
viaje mirando fuera de su ventana, pero su aroma limpio, y masculino,
impregnaba el espacio, haciendo difícil quedarse quieto.
—¿Vas a llevarme a algún lugar apartado para forzarme? —preguntó ella
como un chiste, esperando enmascarar su nerviosismo.
Kyle levantó su ceja con sorpresa.
—¿Es eso lo que quieres? Porque si es así, puedo detenerme a un lado y
curar tu virginidad justo ahora.
—¿Curar? Estás actuando como si fuera una enfermedad, Kyle.
—Es una opción, pero aún estoy asombrado de cómo te las arreglaste
todos estos años. Eres una chica bonita. Pensaría que un tipo te habría
follado para este momento.
—Y tú eres un romántico total, pero gracias, supongo. —Lanie trató de
esconder el rubor subiendo por sus mejillas alejando su cabeza lejos de
él—. En verdad no fue una decisión consciente. Solo estaba demasiado
ocupada.
—Entiendes que el sexo no requiere de un enorme tiempo de
preparación, ¿verdad?
—Cállate. Por supuesto que sé eso. —Ella trató de no poner los ojos en
blanco.
85
5
Personajes del libro El gato en el sombrero del Dr. Seuss.
—Bueno, no tienes que pedírmelo dos veces. Vamos, Lanie. Mejor nos
vamos antes de que cambie de opinión.
—No lo sé, Kyle. En verdad no soy una persona de Spa—dijo Lanie. Ella
había estado en un Spauna vez con su madre y Cassie. Había sido una
experiencia terrible durante la cual ellas constantemente la reprendieron
por su apariencia y falta de feminidad.
—Lanie, has estado partiendo el culoen el trabajo, y este es un buen
descanso para ti—dijo Kyle, alborotando su cabello.
—Tío Kyle dijo “culo”—le gritó Jake a su madre, quien le dio una mirada
molesta.
—Vamos, Lanie. Será divertido, y, además, si tú no vas, algo me dice
que no conseguiré ir, y en verdad quiero ir—dijo Rachael implorando, su
boca formando un pequeño puchero. Lanie se encogió de hombros y
asintió en acuerdo.
—Gracias, tío Kyle. —Sonrió Lanie.
—Oh, rayos—dijo Rachael, poniéndosela mano en la cabeza—, mi auto
está en el concesionario.
—Pueden conducir el mío —replicó Kyle.
—No puedo conducir esa enormecosa—dijo Rachael.
Kyle se encogió de hombros, algo que había adquirido de Lanie.
—Lanie puede.
Lanie lo mirócon escepticismo.
—¿Puedo?
—Claro, confío en ti, a menos que quizás estés asustada o algo.
Lanie se rio.
—No estoy asustada.
Rachael aplaudió.
—¡Genial! Todo resuelto.
Los chicos comenzaron a aplaudir también y produjeron un sonido entre
chillando y silbando.
—Vamos, señorita Lanie. Venga a nuestro acto de magia —dijo Joel,
jalando los jeans de Lanie. Ella los dejó llevarla escaleras arriba,
esperando que Kyle estuviera bromeando cuando les dijo que se olvidaran
88
***
Kyle se volteó hacia su hermana, sabiendo que ella esperaba una
explicación. Efectivamente, Rachael estaba parada enfrente de él, los
brazos cruzados y los ojos completamente abiertos.
—Escúpelo, amigo. ¿Cuál es la historia?
—Mira, solo llévala al Spa y tengan un día de chicas. Ve de compras
después y a cualquier otra cosa que quieran hacer. Estoy ofreciéndote mis
servicios de niñera por todo el día.
Rachael no pudo esconder su alegría. Su esposo, Tim, era un gran
sujeto, pero raramente comprendía que su esposa necesitaba un descanso
de sus revoltososhijos de vez en cuando. Kyle a menudo los visitaba y
cenaba con su hermana y su familia. Últimamente las demandas de su
trabajo y la vida social habían hecho más difícil hacer el viaje de hora y
media. Aun así, hacía un esfuerzode sacar a sus sobrinos un sábado al
mes, y este era ese día. Rachael había estado esperándolo, pero le había
metido un cuento chino para traer a Lanie.
Mientras escuchaba esas tremendas historias en la oficina de Lanie, sus
pensamientos habíanregresado a su hermana. Si alguien le hubiera hecho
a Rachael lo que le habían hecho a esas chicas… bueno, Kyle sabía que
habría entrado en la lista de los más buscados. No tenía que preocuparse
porque nunca dejaría que eso pasara. Cuando había recordado que estaba
visitándola hoy, cobró un favor, pidiéndole al editor de estilo en el
periódico que le consiguiera dos reservaciones para el Spa más de moda
cerca de la casa de Rachael. Sería una sorpresa agradable para ambas, y
él necesitaba agradecerle a Lanie por la entrevista.
Juzgando por la mirada inquisitiva de Rachael, era obvio que ella no
estaba satisfecha con la explicación.
—Mira, ella no tiene muchas amigas, y sé que tú eres buena con este
tipo de cosas. —Era verdad. Rachael sabía cómo sacarle provecho a su ya
buena apariencia. Había modelado cuando era más joven, y a pesar de
tener gemelos, había mantenido su figura. Tim se refería amorosamente a
ella como la mamá sexy. Era una Mujer Maravilla, haciendo galletas para
vender en tacones de aguja, participando activamente en la PTA, y
manteniendo un exitoso negocio de diseño de interiores. Kyle amaba a su
hermana, pero también la admiraba porque ella hacía todo eso y lo hacía
parecer fácil.
—¿Estás pidiéndome que la arregle para ti, Kyle? Eso es un poco raro—
dijo, sirviendo dos tazas de té de la tetera sobre la estufa. Kyle odiaba elté,
89
pero Rachael no bebía café, y tampoco dejaba a Tim beberlo. Era una
vergüenza, porque tan bruto como Tim podía ser acerca de las necesidades
de Rachael, ella estaba pendiente de las suyas. Los hombres en su familia
sufrían de enfermedad del corazón, y aunque Tim era tan saludable como
un buey, Rachael nunca pasaba por alto la historia médica de su familia.
También estaba consciente de las necesidades de Kyle, a menudo
actuando como una madre para él, a pesar de ser dos años menor. Lo
regañaba por su comportamiento adolescente y miedo al compromiso.
—No es nada de eso. Solo estoy pidiéndote que salgas con ella por un
día. Sé una amiga para ella. Ayúdala a sentirse hermosa.
—Tengo noticias para ti, amigo. Ella es hermosa—dijo Rachael con
alguna advertencia.
Kyle miró directo a los ojos de su hermana, del mismo color que los
suyos, y dijo en voz baja, casi dolorosamente.
—Sé eso, Rachael, pero ella no.
Rachael estudió el rostro de Kyle con intensidad y entonces saltó
alrededor de la encimera para abrazarlo. Susurró en su oído.
—Me estaba preguntando cuándo ibas a empezar a madurar.
***
Lanie parpadeó ante la magnífica manicure francesa adornando sus
uñas. Se sentía en verdad bien. El Spa fue completamente relajante y
apacible, como Kyle había prometido. Ella había sido mimada con una
manicure, pedicure y un facial. La charla amigable de Rachael había sido
un alivio bienvenido a cualquier inseguridad que tuviera. Rachael era
genuinamente dulce, con un lado ocurrente y sarcástico que era gracioso
sin ser condescendiente. Sin embargo, tan rejuvenecida como Lanie se
sentía del Spa, la perspectiva de ir de compras la aterrorizaba. De nuevo,
Rachael lo hizo fácil para ella, ayudándola a escoger artículos y dándole
sabios consejos sobre emparejar trajes y mezclar estilos. Ella tenía un ojo
para la moda, como evidenciaba su propio traje de blusa bohemia con
estampados de flores y jeans ajustados con tacones de aguja. Una larga
cadena dorada y gorro negro completaban el conjunto y hacían que la
mujer parecierapertenecer a Vogue, sin preocuparsede dos chicos de cinco
años sobre sus caderas.
—¿Qué me dices de este? —preguntó Rachael, levantando un vestido
verde con tiras finas.
—Oh, Rachael, es en verdad lindo, pero no puedo llevar eso.
Rachael chasqueó la lengua, negando.
—Lanie, tienes una gran figura, el tipo de cuerpo que otras mujeres
envidian.
90
***
—Jesús, Lanie, ¿compraste la ciudad entera? —preguntó Kyle, trayendo
la última de las bolsas desde el auto. Había tomado tres viajes y ambos
parallevar todas las cosas. Al menos lo mantuvo distraído de mirarla.
Todavía se sentía tan incómodo como cuando Rachael y Lanie habían
regresado de su excursión de diez horas. Rachael había entrado,
exclamando qué gran día habían tenido, pero Kyle no había prestado
atención a su charla. Estaba jugando Legos con los chicos, sosteniendo su
pieza en el aire, en medio del suelo de la sala. Todo lo que podía hacer era
mirar a Lanie. Estaba usando un jersey negro de cuello alto que mostraba
su figura de reloj de arena con un gran cinturón negro y jeans ajustados.
No los jeans de cintura de abuela que llevaba puestos cuando pasó por
ella. No, señor, eran jeans de cintura baja, abrazados a sus caderas y
revelando sus curvas.
Sus caderas, pensó él, sus caderas son su mejor característica.
Su largo cabello castaño caía en delicados rizos, enmarcando su rostro.
Era más que bonita o hermosa o sexy. Lanie Carmichael era
impresionante.
—Tío Kyle, rompiste nuestraconstrucciónde Lego —gritó Joe con enojo
cuando Kyle logró derribar su impresionante torre.
Ahora, llevándola a su casa, podía ver que había tenido un día ocupado.
Rachael lo había empujado a un lado y le dijo que Lanie era para
conservarla, lo que sea que significara.En primer lugar Lanie no erade él
para quedársela. No, solo era un sustituto, ¿y no era eso lo que quería?
La observó guardar sus compras.
—No la ciudad entera. Aún quedan algunos artículos para las otras
chicas —dijo Lanie con cinismo.
—¿Algo de lencería… como algo de este siglo? —preguntó Kyle.
—Tal vez —replicó ella.
Kyle escaneó las diversas bolsas en su cama.
—Creo que sería esta bolsa —dijo él, agarrando la pequeña bolsa con
rayas rosadas de dos tonos.
93
E
l jueves no llegaba lo suficientemente rápido para Kyle. Estaba
ocupado escribiendo su artículo, manteniendo lejos a su editor e
investigando, pero sus pensamientos seguían yendo a Lanie.
Nunca había pasado tanto tiempo sin tener relaciones sexuales, y de
alguna manera, dormir con ella fue una experiencia novedosa para él
también. El miércoles, ya no podía soportarlo. Le envió un mensaje de
texto para ver si tenía planes para cenar. Dijo que estaba trabajando hasta
tarde con Brad. Jodido Brad, pensó Kyle.
Entonces pensó, ¿y si estaba acostándose con Brad? Su mente se fue a
lugares oscuros, pero lo descartó rápidamente. Brad había cometido
errores, pero no era de engañar. Y Lanie tampoco era así. Estaba
satisfecha con su pequeño juego de espera. Aun así, a Kyle no le gustaba
la idea de Lanie a solas con Brad en su gran oficina, con el enorme
escritorio de caoba y las sillas sin brazos. Era demasiado fácil tener sexo
en una silla sin brazos. ¿Lanie intentaría coquetear con Brad? Kyle se rio
ante la perspectiva. La idea de Lanie de coquetear era lo que la gente
llamaría hablar. Era inocente y al mismo tiempo tan condenadamente
sexy.
Después del trabajo, en lugar de ir a casa o a un bar, se detuvo y
consiguió comida china para llevar a la oficina de Lanie. De todos modos,
tenía que hacerle algunas preguntas de seguimiento para su artículo. Solo
preguntas comunes de derecho. Eran tan simples, de hecho, que
probablemente podría haber obtenido las respuestas de la biblioteca de
investigación en el trabajo. Tal vez incluso una simple búsqueda en Google
podría haber satisfecho estas preguntas. Sin embargo, no quería
preguntarle a Google. Quería preguntarle a Lanie.
Ella se sorprendió al verlo, al igual que Brad.
—Te traje la cena—anunció Kyle, dejando las bolsas de papel.
—Mmm, huele delicioso —dijo Lanie al abrir el envase.
—Está delicioso—respondió Kyle, sonriendo ante el sonrojo en las
mejillas de Lanie.
—Gracias, Kyle —dijo Brad agarrando la otra bolsa.
98
—Oh… umm, usé mis dedos, pero no pasó nada. Fue muy poco
satisfactorio —respondió ella mientras el rubor volvía a su rostro.
—¿Usaste alguna... imagen?—preguntó Kyle, imaginando a Lanie
complaciéndose. Su erección creció, y deseó que su mente no hubiera ido
ahí. Ella se rio en su cuello—. Dime.
—¿Sobre qué?
—Qué te enciende.
Podía sentirla encogerse de hombros.
—ViDirty Dancing.
—¿Patrick Swayze? ¿Enserio? —preguntó Kyle antes de chuparle el
lóbulo de la oreja.
—Uh-huh, pero no realmente Patrick Swayze en sí. Más como Johnny
Castle, su personaje—respondió ella sin aliento.
—Mierda. ¿Eso te excita?—preguntó Kyle sofocando su risa.
—Sí, un tipo que puede bailar con una camiseta negra ajustada y jeans.
Oh, y un tipo que lleva trajes grises y corbatas verdes que coinciden con
sus ojos. —Lanie tiró de la corbata de Kyle y puntuó cada palabra con
pequeños besos en su cuello. Por alguna razón, el hecho de que la
estuviera excitando lo hizo relajarse al instante.
—Lanie, creo que estás coqueteando conmigo, pero tengo que decir que
estoy un poco molesto por compartir el espacio en tu cabeza con Johnny
Castle. —Kyle empujó su cabello hacia atrás para chupar la suave piel de
su cuello, y ella se estremeció contra él.
—Ambos eran muy caballerosos al respecto. Hiciste un baile para mí.
Kyle se rio con ganas, imaginando la ridiculez de las fantasías de Lanie.
—¿Qué te enciende a ti, Kyle?
—Vírgenes —bromeó él.
Ella se rio, golpeando su pecho. Siempre captaba sus bromas.
—En serio.
—Chicas con el cabello suave y rizado que se siente como seda, la piel
tan cremosa que deseas lamer, y un cuerpo que es todo curvas.
—Vaya.—Retrocedió, buscando sus ojos. El momento fue demasiado
serio e intenso para Kyle. Había dicho demasiado.
—Sí, siempre he estado enamorado de Julia Roberts.
Lanie negó, riendo en voz alta. Como de costumbre, había utilizado el
humor para desviar la situación, pero tenía que decirle la verdad.
—Honestamente, eres tú. —Kyle se dio cuenta que era verdad cuando lo
101
dijo.
—¿En serio? —La expresión en su rostro le hizo saber que dudaba de él.
—Enserio… tú… oh, y Julia Roberts —dijo él.
Presionó sus labios enlos de ella y se tragó la risa antes que escapara.
Entonces se besaron, y Kyle luchó contra el impulso de quitarle la blusa.
Estaba toda abotonada hasta su cuello y no revelaba nada, lo que de
alguna manera logró encenderlo aún más. En vez de eso, levantó la falda y
deslizó la mano hacia el interior de su muslo.
—¿Qué estás haciendo?
—Tratando de ayudarte. —Apartó hacia un lado sus bragas y empujó
suavemente un dedo dentro de ella. El gemido contra su cuello lo impulsó
a aumentar su ritmo, añadiendo otro dedo—. Dime que pare —insistió él.
—No puedo.
—Bien, porque yo no quiero. —Él puso el pulgar en su clítoris y empujó
sus dedos en su sexo. Sintió el aire caliente contra su cuello mientras sus
respiraciones se aceleraban con cada empuje. Estaba tan apretada que se
preguntó por centésima vez si le haría daño cuando finamente tuvieran
relaciones sexuales—. Vente en mi mano. —La sintió empaparse con las
palabras, alentándolo. No le tomó mucho tiempo conseguirlo. Miró a Kyle,
ruborizada y con los ojos muy abiertos—. ¿Quién está en tu cabeza ahora?
—Tú.
—Mantenlo así. —Eso es lo que quería. Dejar su marca en ella, así
estaría pensando en él mientras trabajaba hasta tarde con Brad. No le
gustaba la idea de compartir el espacio en su cabeza con nadie más.
102
CAPÍTULO 13
E
l jueves por la noche, Kyle apareció en la casa de Lanie,
luciendo una camiseta negra ajustada y jeans.
—Estás bromeando, ¿verdad? —preguntó ella y se llevó la
mano a la boca.
—Es tu primer baile. Puedo al menos hacerlo lo más memorable posible
—dijo él con una sonrisa.
Lanie hizo pasta. Kyle la ayudó, pero casi se cortó los dedos cuando ella
se frotó contra él. Él observó sus labios durante toda la cena. Eran unos
labios hermosos, llenos y sensuales. Esta vez trajo un bolsopara pasar la
noche. Se acabó el masturbarse. Ella fue al baño alegando que necesitaba
cambiarse y ponerse algo más cómodo. Se acostó en su cama rezando para
que no volvieraa salir con una tienda de campaña. Se preguntó si se
pondría esa cosita rosada y con adornos. Por otra parte, tal vez estaba
guardando eso para Brad. Mierda, ¡Brad se parecía a Patrick Swayze, por
el amor de Dios! Que se joda Brad. Kyle intentó sacar el pensamiento de
su cabeza.
Ella salió entonces, mordiéndose nerviosamente el labio inferior, usando
una bata larga de baño. Kyle volteó los ojos, preguntándose qué tipo de
placer sádico le daba al torturarlo manteniendo todos sus encantadores
bienes en secreto. Se acercó a ella y la atrajo contra su pecho, deseando
que todos los pensamientos se aclararan en su cabeza. Quería pensar con
su otra cabeza. La que suele usar en estas situaciones.
La acostó en la cama y buscó el nudo de su bata. Ella negó.
—¿Puedes apagar las luces, por favor?
Él accedió, preguntándose en silencio si ella le estaba pidiendo eso para
poder imaginarse a Brad. ¿O tal vez a Johnny Castle? Quién diablos lo
sabía, pero estaba volviendo loco a Kyle. Se quitó la camisa y los jeans y se
recostó en la cama a su lado. Trató de concentrarse únicamente en su
erección y no en los pensamientos desenfrenados de su cabeza. Lo ayudó
grandemente al montarlo a horcajadas. Se inclinó, besando su cuello,
creando un sendero mientras se movía más bajo.
103
demasiado tarde.
Ella estuvo callada por un largo tiempo. Él encontró su camisa y esperó
a que respondiera. Cuando finalmente lo hizo, su voz era apenas más
fuerte que un susurro.
—Él cometió un error.
—También yo. —Kyle cerró de golpe la puerta de la habitación antes de
salir del apartamento. Una vez que llegó a su auto, se dio cuenta que
había dejado las llaves dentro y su bolso de viaje.
Necesitaba calmarse de todos modos. Empezó a caminar rápidamente
por la calle. Sus pensamientos salían absurdos y confusos. No tenía idea
de lo que estaba haciendo o hacia dónde se dirigía. Estaba cegado por la
ira. ¿Enfadado con Lanie? Tal vez, pero solo porque merecía algo mejor que
Brad. Ella merecía a alguien que la pusiera en un pedestal. ¿Estaba
enojado con Brad? Sí, señor, odiaba a Brad en este momento. Cuanto más
andaba, más se ponía de manifiesto que estaba más enojado consigo
mismo. Y entonces la culpa lo invadió como una marea, amenazando con
ahogarlo. Dios mío, acababa de dejar tirada a Lanie. Ella ya tenía tantas
inseguridades tal y como estaba, y él acaba de agregar más.
Probablemente estaba enloqueciendo en ese apartamento vacío. ¿Cómo
podía ser tan cruel? Todo el mundo la pisoteaba, y ahora Kyle era un
miembro con carnet de ese club. Se odiaba por ello.
Se dio la vuelta y regresó al apartamento de Lanie, practicando su
disculpa. Él la dejaría sola después de esto. Obviamente eran muy malos
el uno para el otro, y tanto como Kyle la quería, no podía estar de forma
casual con ella. Jodía con su mentedemasiado. Dios, había querido tanto
follarla, pero eso no era saludable. Entonces, ¿era saludable dormir con
diferentes mujeres todas las noches? Kyle se detuvo, dándose cuenta que
no había tenido sexo con nadie desde que hicieron su arreglo, lo cual
estaba completamente fuera de su carácter. Había tenido varias
oportunidades, incluyendo tres invitaciones de sus aventuras regulares, y
las ignoró. También tenía algunos númerosnuevos de chicas que conoció
en el bar. No las había llamado. ¿Qué significaba eso?
Significa, idiota, que necesitas dormir con ella. Si duermes con ella, la
sacarás de tu cabeza. Tal vez era la cosa de que era virgen. Una especie de
fantasía secreta y jodida por lo que su subconsciente lo estaba haciendo
sufrir. Dudaba que ella lo quisiera después de esto. Diablos, no podía
culparla. Entonces la culpa volvió, como olas rompiendo contra él. Era un
gran idiota. Ella no merecía esto. Debería dejarla sola. Pero, de nuevo, si
aún lo quería, entonces ¿eso no sería ser cruel también?
Se veía tan hermosa incluso con esa ridículabata. Él quería mirar debajo
de esa bata. Mierda, ahora estaba duro.
—Ahora decides aparecer —reprendió a su parte favorita del cuerpo,
106
ajustándose.
Caminó de regreso apresuradamente, preguntándose cómo Patrick
Swayze se las arreglaba para bailar con una camisa tan apretada. Se
quedó torpemente en el frente de la puerta. Golpeó suavemente la puerta.
Cassie respondió. Simplemente genial. Ella llegó a casa. Por supuesto,
¿de qué otra forma podría ir esta noche?
—Hola —saludó con una voz ronca, haciéndole señas para que entrara.
—Vine a ver a Lanie. —Kyle pasó por delante de ella. Se las arregló para
correr delante de él, bloqueando su entrada al pequeño pasillo que
conducía al dormitorio de Lanie.
—Lanie probablemente ya esté durmiendo —dijo Cassie, lamiéndose el
labio inferior. Kyle se preguntó cuánto más podría manejar esta nochesu
adolorida cabeza. ¿Estaba Cassie realmente insinuándosele?
—Oigo su televisión —respondió Kyle, preguntándose si sería prudente
empujar a Cassie fuera del camino. Nunca había golpeado a una mujer,
¿pero empujar? Empujar estaba permitido, ¿no?
—Se queda dormida así cada noche.
—Supongo que la voy a arropar entonces. —Kyle avanzó, pasando a
Cassie, pero ella se movió, bloqueándolo de nuevo.
—Kyle, eres demasiado atractivo. En realidad, ridículamente guapo sería
una mejor descripción. ¿Estás seriamente interesado en mi hermana?
Él la miró con incredulidad.
—Sí, lo estoy. ¿Cuál es tu punto?
—Supongo que mi punto es que Lanie está durmiendo y Brad está fuera
de la ciudad.
—De nuevo, ¿cuál es tu punto?
—Parece un gran momento, eso es todo. Nadie tendría que saberlo. Soy
buena guardando secretos —dijo ella, pasando el dedo por su camisa.
Kyle le agarró la muñeca, quitó su mano de su cuerpo, y la soltó con
fuerza.
—Me disgustas por completo. Ahora sal jodidamente de mi camino.
Ella se apartó.
—No se lo digas a Brad. —La desesperación se derramó de su voz—. Le
diré que estás mintiendo si lo haces.
Se volvió hacia ella, negando.
—¿Qué hay de Lanie? ¿No debería alguien decírselo a Lanie?
No había culpa en su expresión. Se encogió de hombros. Igual que Lanie
hacía. Eso enfermó a Kyle. No tenía tiempo para esta mierda. Entró en el
dormitorio de Lanie y cerró la puerta detrás de él. Las luces estaban
107
—No me gustas mucho ahora mismo —replicó ella, cruzando los brazos.
—Eso es muy malo porque me gustas mucho.
—Está bien, ¿quieres tener sexo?
—Absolutamente no. Al menos no ahora.
—¿Por qué no? —preguntó ella, haciendo una mueca.
—Porque estás borracha, y no es una buena idea. Me estaría
aprovechando de ti. Podría estar tomando ventaja de cualquier manera,
pero no lo haré así.
—No estoy borracha —dijo ellaarrastrando las palabras, ignorando o tal
vez no entendiendo su declaración.
—Basta, Lanie. Vamos a ver este jodidocomercial delcuchillo e ir a
dormir, ¿de acuerdo? —Kyle quería sonar convincente, tal vez incluso
como si fuera una orden, pero su voz solo era suplicante.
—¿Por qué necesito a alguien para sostener mi...? —Nunca terminó la
frase. Lanie se levantó de la cama y corrió al baño. Él la siguió y le sujetó
el cabello como le había prometido. Kyle frotó pequeños círculos contra su
espalda y le trajo un paño frío y húmedo para limpiar su rostro. Cuando
terminó de vomitar, le trajo agua y una aspirina. Kyle se paró detrás de
ella, juntando sus caderas, mientras ella se cepillaba los dientes y lavaba
su rostro, dejándola apoyarse en él para sostenerse. Le susurró palabras
de consuelo, pero era incapaz de escucharlas. Se volvió hacia el inodoro de
nuevo, y él la acompañó, pero solo fueron arcadas. Kyle tiró de ella sobre
su regazo, y se sentaron en el suelo del baño hasta que se durmió. Luego
la llevó de vuelta a la cama.
Se acostó con ella en la cama y la observó. Se movió incómoda en su
bata. Kyle la levantó, desató el nudo del cinturón y le quitó la bata. Casi se
quedó sin aliento al ver su cuerpo. No estaba desnuda como él había
sospechado. Se había puesto el sostén rosado para él. La seda y el encaje
abrazaban su cuerpo seductoramente, revelando su piel cremosa y un
gran escoté. Kyle la acomodó cuidadosamente para que estuviera de lado.
Su cuerpo era perfecto, excepto por la cicatriz larga y dentada que corría a
lo largo de su pecho y clavícula. Lo siguió con la yema del dedo. Era una
zona tan extraña para tener una cicatriz. No es el tipo de lugar en el que
un niño normalmente se lastimaría. La línea deformada le dijo que no
podía ser de una cirugía. Cortó profundamente, dividiendo la perfecta piel
lisa como un camino de grava que separa la arena limpia. Kyle se
estremeció, pensando en el dolor físico que una lesión así causaría, y
mucho más en el dolor mental de verla todos los días en el espejo. Tenía
que ser la razón por la que se cubría tanto.
La trazó de nuevo, susurrando suavemente:
—¿Quién te lastimó, Lanie?
Ella gimió y se dio la vuelta. Él estaba tendido al otro lado, mirando su
110
***
A la mañana siguiente, Kyle se despertó solo en la cama.
Inmediatamente sintió frío sin la presencia de Lanie en sus brazos. Ella
salió del baño un minuto después, recién bañada y vestida para trabajar.
Se sentó en el borde de la cama y le alborotóel cabello, lo cual Kyle pensó
que era una buena señal.
—Hola, hermosa —dijo soñoliento.
—Hola. El café está listo.
—¿Cómo te sientes, Lanie?
Bajó la vista con timidez.
—Estoy bien. Gracias por cuidarme. No creo que vuelva a beber así.
Asintió.
—Probablemente sea una buena idea. Está bien tomar algunas copas.
No es una gran idea beber como un marinero de permiso, que es lo que
estabas haciendo. Realmente eres una chica de todo o nada, ¿ah?
—Comprendo la diferencia, Kyle. Solo estaba emocional y pensé que tal
vez apagaría la picadura.
Kyle estuvo inmediatamente contrito. Después de todo, fue él quien
causó la picadura en primer lugar.
—Lo siento.
—Está bien, pero tengo que saberlo. ¿Tuvimos relaciones sexuales
anoche?
Kyle se sentó en la cama, negando.
—No, no lo hicimos.
Ella relajó los hombros y suspiró.
—Oh, eso es un alivio.
111
K
yle caminó nerviosamente a la puerta de Lanie esa noche. Su
deseo de hacer placentera su primera experiencia le estaba
haciendo cuestionar sus propias habilidades, las cuales
normalmente daba por sentado. Sabía que era un muy buen amante, pero
a veces podía ser rudo. Le funcionaba porque a las chicas con las que se
asociaba les gustaba eso. Lanie era diferente, y él tendría que atenuar sus
propias necesidades, lo cual sería difícil teniendo en cuenta lo que ella le
hacía.
Además había tenido la experiencia de Cassie en la puerta anoche.
Había pensado mucho sobre contarle a Brad o a Lanie. Lanie había dicho
que Cassie engañaría a Brad tarde o temprano, pero que ella no se lo diría
a Brad. No manipularía. Kyle pensó en decirle a Brad, pero si él terminaba
con Cassie, ¿finalmente notaría a Lanie? Eso era lo último que quería.
Estaba disfrutando el tiempo que pasaba con Lanie. No era todo sexual. Le
gustaba su genuina personalidad y sentido del humor. Al final, Kyle
decidió permanecer en silencio, justificándolo, diciéndose que no le
correspondía a él decirlo. Era culpa de Brad que fuera tan imperceptible
con la chica maliciosa con la que estaba saliendo.
Cassie abrió, dándole lo que solo podía describirse como una mirada de
advertencia. Se sentó en el regazo de Brad en la mesa del comedor y miró a
Kyle con cautela.
—Lanie todavía se está preparando —dijo ella, cruzando sus brazos.
—Entonces, ¿a dónde van esta noche? —preguntó Brad.
—Vamos al Marksman. —Kyle sonrió ante el sorprendido jadeo de
Cassie.
—¿Cómo conseguiste reservación? Pensé que el hotel y el restaurante
estaban llenos durante un mes —dijo Cassie claramente con envidia.
—Pedí un favor. —Kyle había llamado al crítico culinario del periódico,
quien les había dado una crítica brillante, razón por la que el nuevo hotel
estaba experimentando una afluencia de reservas.
—Buena jugada, Manchester. Ahora voy a tener que competir —dijo
113
—¿Qué?
—Estás tratando de descifrarme. ¡Me estás juzgando! No quiero tu
juicio, y sobre todo… no necesito tu lástima.
—No te tengo lástima, Lanie.
—Eso es exactamente lo que estás haciendo. Lo veo en tus ojos. Es más
frecuente cada vez que estamos juntos. No soy manipulable, pero por
favor, ilumíname sobre tu teoría. Dime, Freud. Dado que tienes
habilidades analíticas tan agudas, dame un ejemplo.
—Tienes que admitir que permites que la gente te trate… bueno, de
forma maliciosa.
—¿Maliciosa? ¿De verdad estás usando esa palabra? ¿Como quién,
Kyle? Y no me digas que mi hermana porque esa esuna demasiado fácil.
—Cálmate. Solo olvídalo. —Kyle deseó desesperadamente haber
mantenido la boca cerrada. Lo último que había imaginado era una pelea.
—Estoy calmada, pero no voy a retroceder. Necesitas sustentar.
Sustentar su tesis, señor. Necesito elementos probatorios aquí.
—Bien. Tu asistente, por ejemplo.
—¿Qué pasa con ella?
—Es un poco grosera contigo.
—No hay “un poco de” en ello. Ella es grosera. ¿Sabes qué más? El
señor White, el socio principal de mi empresa, es su padre. No pude
escoger a mi asistente. Si crees que sus comentarios me molestan, ten por
seguro que no lo hacen. Si te molestan, entonces tienes que superarlo.
Tenemos un trato. La tolero y ella hace una cantidad mínima de trabajo
para mí. ¿Y sabes por qué es eso, Kyle Manchester?
Kyle tragó saliva audiblemente. Lanie estaba muy alterada.
—¿Por qué?
—Porque sé cómo jugar el juego.
Se quedaron callados por un momento hasta que llegó la comida. Lanie
cortó su pato en precisos y pequeños pedazos, como si estuviera
proyectando su rabia en eso. Kyle sintió lástima por el pato.
—Lanie, no quería…
—¿No querías qué, Kyle? ¿Defenderme? ¿Juzgarme? No soy una niña en
un parque infantil que está siendo intimidada. No necesitas protegerme.
Soy una mujer inteligente e independiente que entiende cómo se juega el
juego —dijo, agitando su tenedor dramáticamente.
—Sé que eres inteligente.
116
Ella se quedó callada por un momento, tragó saliva y luego dijo apenas
por encima de un susurro:
—Lo intenté, pero no funcionó. Eso es el por qué te tengo a ti.
6 En el original dice Fork (tenedor) you, haciendo un juego de palabras con Fuck you (jódete) de
la misma forma le responde él.
Él la miró con incredulidad y luego se echó a reír. Ella se unió a él.
Pronto ambos estaban riendo como idiotas y atrayendo más atención de
las mesas cercanas. Se inclinó sobre la mesa, tomándole la mano.
—Quiero follarte7 tanto, nena. Confía en mí, es completamente egoísta, y
no hay nada altruista en ello.
—Mantenlo así —dijo ella, recompensándolo con una sexy sonrisa.
Lanie nunca dejaba de sorprenderlo. Su vivacidad era inesperada, pero
completamente excitante. Oh sí, va a ser una noche jodidamente fabulosa,
pensó Kyle.
118
L
anie miró el arrebatador paisaje de la ciudad desde el balcón del
apartamento de Kyle. Como él, su casa era muy masculina, pero
también cómoda. Las paredes gris claro estaban acentuadas por
estantes de madera con novelas clásicas desde Dickens hasta Vonnegut.
Notó que tenía una copia del Kama Sutra también. Fotos en blanco y negro
de la ciudad colgaban en una ordenada línea en la larga pared. Un
suntuoso sofá de felpa estaba extendido frente a una televisión de plasma.
Su cosa favorita sin embargo era la vista. Había una pequeña parrilla en el
balcón y una maceta con una planta que había visto mejores días.
Él vino tras ella y la besó en el hombro.
—¿Qué estás pensando?
—Tu apartamento es agradable. Es diferente de lo qué pensé que sería.
—¿Y qué pensabas? —preguntó él, rodeándola con sus brazos para
acercarla a su pecho.
—No lo sé… esposas afelpadas, estampado de leopardo, afiches de
chicas en bikini sobre autos deportivos.
Él se rio.
—Sí, eso habría tenido sentido… si tuviera dieciséis y viviera en los
setenta.
—Sí, supongo. Apuesto que a las chicas les gusta.
La hizo girar.
—Un par de chicas han venido aquí, pero nadie ha pasado la noche.
Eres así de especial.
—Bueno, nunca he invitado a nadie ahí —dijo ella, apuntando a su
mitad inferior—, así de especial eres también. —Kyle se rio y la acercó a él,
abrazándola con fuerza.
—Sí, lo soy —dijo él—. ¿Te gusta la vista?
—Es espectacular.
—Lo es ahora que estás aquí. —Gritó sorprendida cuando la levantó
119
***
Kyle se maldijo, mientras se sentaba en el tocador del baño, acariciando
su duropene. No tenía opción. Tenía que hacerlo. Mirar a Lanie debajo de
él lo hizo perder todo el control. Tenía que masturbarse antes para poder
tomarla, o no sería capaz de ser gentil. Apúrate. Seguía repitiendo como un
estúpido mantra.
—¿Estás rechazándome de nuevo, imbécil?
Kyle dobló sus esfuerzos.
—Nop, definitivamente no estoy rechazándote. —Santo Dios, ¿de verdad
estaba pasando esto? Tengo que venirme, pensó Kyle. Sabía que ella lo
pondría duro de nuevo, eso era si todavía le hablaba. Tengoque correrme
para así poder empujar gentilmente, como olas acariciando la orilla, no
penetrar como un martillo humano. Siguió repitiéndose su nuevo mantra.
Ella entró al baño, usando la camisa de él y luciendo completamente
frustrada. Bajó la miradaa su manoy de vueltaa su rostro.
Era tan cómico, que él sonrió.
—Me has atrapado con los pantalones abajo, pequeña Lanie.
—¿Por qué te estás… estás… auto medicando? —preguntó,cruzándose
de brazos.
Tan ridículo como era el momento, Kyle se encontró riendo. Continuó
acariciándose, observándola. Era la imagen perfecta.
—Ven aquí, nena. —Ella caminó lentamente, como si cada paso fuera
difícil—. ¿Por qué estás actuando tan tímida? Me has visto desnudo.
—No así.
—Bueno, ven a familiarizarte.
Cuando estuvo a su alcance, él agarró su mano, acercándola los últimos
centímetros hasta que pudo presionar su frente con la de ella.
—Te deseo tan malditamente tanto que me temo que voy a lastimarte, y
nunca quiero hacer eso. Necesito encontrar un poco de liberación para
poder controlarme. ¿Entiendes? —Ella le dio una dura mirada. Él se
inclinó contra el frío espejo, cerrando sus ojos, sin querer ver la mirada de
disgusto que estaba seguro aparecería en su hermoso rostro. En cambio,
sintió sus dedos curvarse alrededor de los suyos.
—Déjame ayudarte.
¿Maldición, esta chica era de verdad?
—Eso me gustaría. —Él se ahogó, moviendo su mano y ajustando la de
ella.
Él bajó la mirada, mirando sus delicados y suaves dedos rodear
suduropene como una roca y preguntándose cuándo una masturbada lo
122
excitó tanto.
—Dime qué hacer.
—Acaricia, no jales —dijo él, notando que su voz era incoherente, pero
de alguna forma lo entendió—. Norte y sur, no este y oeste.
—Es enorme.
—No te preocupes. Su ladrido es peor que su mordida.
Ella lo miró, frunciendo sus cejas y sonriendo nerviosamente.
—¿Muerde?
Él nunca se había reído tanto y había estado tan duro a la vez.
—Dame tu otra mano.
La extendió hacia él como si quisiera estrechar su mano. La tomó,
besando las puntas de cada dedo antes de girarla para que su palma
estuvierahacia arriba. Escupió en esta. Ella dejó de acariciarlo, mirando su
mano y de nuevo a él. Kyle hizo una mueca, preguntándose si ahora
recibiría la expresión de disgusto.
—Necesitamos lubricación —explicó él.
Una sonrisa juguetona se formó en sus labios. Colocó su mano debajo
de su propia boca, y añadió su saliva. Los ojos de él se ensancharon ante
el gesto. Fue tan inesperado y… erótico. Cambió manos, agarrándolo
firmemente.
—Mierda, cariño, eso es tan bueno.
—¿Qué más puedo hacer? —Quería mirarla sin el impedimento de las
capas. Sus pechos se habían sentido tan perfectos en sus manos.
Definitivamente eran su mejor rasgo, y quería verlos de nuevo.
—Me gustasenmi camisa, pero quiero que te la quites. —Se mordió el
labio, sin desacelerar sus movimientos, pero pareciendo más insegura de
sí misma. Él se inclinó hacia adelante y la besó suavemente—. Está bien si
quieres dejarla puesta. Solo quiero que sepas que esa nunca sería mi
elección —dijo en un susurro ronco, tirando del cuello.
Ella aceleró elritmo, y Kyle sintió su liberación llegar.
—Quiero que te corras en mi mano —exigió ella. Eso fue justo lo que
Kyle hizo.
—Mierda, ¿qué me estás haciendo, mujer? —gruñó, viniéndose más
duro de lo que esperaba. Agarró la toalla que había dejado en el mostrador
y se limpió. Ella fue al lavamanosalimpiarse. Él fue detrás de ella, pasando
sus manos sobre las suyas en la cálida agua jabonosa—. Entiende que no
te estaba rechazando —dijo él, apretando su erectopene contra ella.
Ella se rio.
—Sí, pero no más segundas oportunidades.
123
—No podría estar más de acuerdo. Ahora solo voy a aprovechar la
oportunidad dehacértelo8. —Cerró la llave del agua, se inclinó, y la cargó
para llevarla ala habitación.
***
Lanie había estado sorprendida cuando vio lo que Kyle estaba haciendo,
pero la había excitado, dándole confianza al saber que podía obtener de él
las mismas respuestas como él las estaba provocando en ella. Era el juego
previoperfecto.
Él la recostó en la cama. La lámpara de su cuarto seguía encendida. No
había reaccionado a su cicatriz como había esperado, pero todavía no le
gustaba la idea de que la mirara.
—¿Kyle?
—Lo sé —dijo, apagando la lámpara y maravillándola con su
perspicacia.
Kyle mantuvo su peso fuera de ella, montándola a horcajadas sobre sus
rodillas mientras ledesabotonaba la camisa. La única cosa que ella sentía
era su erección, tensa, dura y pesada sobre su vientre, provocando que su
recién encontrada confianza disminuyera un poco. Seguramente eso la
partiría.
—Listo, no más capas entre nosotros. —Descartó la camisa, arrojándola
al otro lado dela habitación—. Ahora que hemos acabado con los
preliminares, ¿lista para la atracción principal? —preguntó, inclinándose
para besar su frente.
Golpeó su pecho.
—Eres tan raro.
—Lo dice la virgen de veintiocho años.
Ella apoyó el dorso de su mano en su frente, y su voz tomó un meloso
acento sureño.
—Una aflicción que prometió quitarme, señor.
Él no se echó a reír como había esperado. En cambio, su respiración se
aceleró y sintió su erección crecer más, poniéndola más mojada.
—Con mucho gusto, señorita Lanie.
Entonces sus labios y lengua estuvieron por todas partes, cubriendo
124
** *
Se quedaron dormidos de esa forma, pero Kyle se despertó unas horas
después sintiéndose desorientado. Ella no estaba en la cama. De hecho la
buscó bajo las sábanas en un ridículo frenesí antes de ponerse su bóxer e
ir a la sala de estar.
Lanie estaba sentada en el sofá con su camisa de los Bears, comiendo
frutos secos y mirando un infomercial. La vista le provocó una gran
ansiedad. Se sentó a su lado y se pasó una mano por el cabello.
—¿Qué pasa?
—Nada. Solo no podía dormir. Agarré otra de tus camisas. Espero no te
importe —replicó.
126
S
e quedaron dormidos en el sofá viendo algo sobre una olla que
podía hervir la pasta en cinco minutos. Kyle recordó pensar que
era tonto, ya que solo tardaba siete minutos en hervir la pasta de
todos modos. Él la miró, sintiendo cada una de sus respiraciones lentas
contra su pecho. Sus labios hacían los movimientos más magníficos en su
sueño. Se arrastró sobre ella, con cuidado de no despertarla. Colocó la
cafetera y le escribió una nota. Necesitaba salir a correr para despejar la
cabeza.
Se puso un pantalón de chándal y su camiseta de Syracuse y salió. Era
otoño, y la ciudad se sentía fría y fresca para él. No solo parecía tentadora
con el follaje comenzando asomarse en los árboles, sino que olía a
invitación, fresco y limpio. Dobló la esquina pensando en la linda chica
que dormía en su sofá. Había imaginado que dormir con Lanie le haría
superarla, como si fuera un obstáculo para saltar. De hecho, hizo
exactamente lo contrario. Era más atractiva para él, no menos. Era una
locura en el dormitorio, y sabía que solo mejoraría. No era capaz de más
que sexo y amistad, sin embargo, y ella todavía estaba enamorada de otro
hombre. Así que en cierto modo, su relación era casi perfecta. No había
expectativas, ni planes prolongados, ni angustia. En realidad, era una
relación de ensueño, así que Kyle estaba teniendo problemas para
averiguar por qué estaba tan ansioso.
Cuando regresó a casa, se sintió decepcionado al encontrar a Lanie
recién bañada y vestida. ¿Por qué no me esperó? Ella se sentó en su
taburete tomando café con su bolso de viaje a su lado.
—Hola —lo saludó con una sonrisa.
—Buenos días, preciosa. ¿Ya estás vestida?
—Supuse que querrías llevarme a casa —respondió.
Miró de ella a su bolso y de regreso. Su inquietud creció
exponencialmente ante la perspectiva de su partida. Necesitaba más
tiempo con ella. La razón exacta por la que no dejaba que las mujeres
pasaran la noche era evitar esta escena en la mañana. Siempre temía la
idea de echarlas a patadas y sabía que cuanto más tiempo se quedaran,
130
más difícil sería. Ahora, mirando a Lanie, lo último que quería era que se
fuera.
—Quédate el fin de semana.
—Kyle, solo traje un juego de ropa, y además, tengo que trabajar.
Él se pasó las manos por su cabello, esperando no sonar desesperado.
—Iremos a tu casa y recogeremos ropa y tu laptop. Puedes trabajar
aquí, ¿verdad?
Lo miró por un momento y se encogió de hombros.
—Supongo.
Él estalló en una enorme sonrisa.
—Genial, entonces, está resuelto. Tengamos un poco de diversión
también.
—¿Qué tenías en mente, capitán Kyle? —preguntó Lanie, arqueando las
cejas.
—Eres una chica traviesa. Definitivamente vamos a atravesar fronteras,
pero ¿qué quieres hacer? Hoy iremos a donde tú quieras.
Estuvo pensativa por un momento.
—¿Dónde quiera?
—Iré a cualquier parte contigo. —Kyle no había querido que la
declaración saliera con tanta intensidad, pero Lanie no pareció darse
cuenta.
—Umm... hay alguien a quien me gustaría que conocieras —dijo ella,
mordiéndose el labio inferior.
—¿Otro chico?
—Sí, es muy guapo.
—Muy guapo, ¿eh?
—Sí, pero tiene algunos problemas de intimidad —dijo ella, mostrando
su sonrisa juguetona.
—Eso puede ser un oso. Algunos chicos no pueden superar esas cosas.
—Kyle se rio entre dientes.
—En realidad, es un gorila... un gorila de quinientas libras.
Kyle arqueó una ceja.
Una hora más tarde, sostenía la mano de Lanie en el zoológico y miraba
a un gorila de quinientas libras. Así que Lanie había sido totalmente
literal.
—Kyle, éste es mi amigo, el señor Coco.
—Discúlpame si no le estrecho la mano.
131
10 The Breakfast Club: película adolescente de 1985, dirigida por John Hughes.
—Ah bien. ¿Qué sugieres?
Él se quedó mirando su boca mientras se movía arriba y abajo por la
golosina congelada.
—¿Quieres practicar?
Le lanzó una mirada cínica.
—En este momento estoy comiendo mi postre.
—Está bien, practica en eso. Ve que tan profundo puedes ir.
Miró el dulce en su mano y de nuevo a él.
—Me ahogaré.
—Sé primeros auxilios. No te preocupes. No lo permitiré. Finge que soy
yo. Podré dirigirte mejor si no soy el sujeto de prueba.
Se encogió de hombros e introdujo la paleta en su boca.
—Espera —dijo él, sacándoselo de la mano.
—¿Por qué has hecho eso?
Él tomó la paletadescartada y corrió a la cocina. Tomó una nueva que
no estaba partida a la mitad.
—Si vas a fingir que soy yo, debemos ser más realistas —dijo,
desenvolviéndolo para ella—. Al menos en términos de circunferencia. La
longitud... bueno, tendrás que usar tu imaginación.
—Um... uva —respondió ella y lamió el borde.
Él se sentó y apoyó la barbilla en las manos para observarla. Lo lamió
unas cuantas veces y luego lo sorprendió al tomar un pequeño mordisco
de la punta. Ella le dio una sonrisa divertida. Kyle negó.
—Eres una mujer cruel, muy cruel.
—¿Entonces todo lo demásestá bien?
—Abso-jodida-mente.
—¿Algúnotro consejo?
—Bueno... ayudará al proceso si tragas las secuelas... pero eso es para
el curso avanzado. En este momento, todavía estamos trabajando en los
prerrequisitos. Ahora date prisa antes de que se derrita.
Se lamió los labios seductoramente, asintiendo. Tomó la paleta en su
boca de nuevo, pero más profundo, dejando que sus labios se envolvieran
134
***
Se despertaron temprano el domingo para conseguir el periódico. Kyle lo
recibía, pero quería obtener las primeras copias en caliente. Tomaron el
desayuno en una cafetería. Se sentaron de nuevo en el mismo lado de la
mesa, pero esta vez Kyle puso su brazo alrededor de Lanie, y leyeron su
artículo juntos.
—Está muy bueno, Kyle. Sabía que darías a esta historia la justicia que
merecía —dijo y lo besó en la mejilla.
—¿Mejor que Thomas Watkins?
—Thomas Watkins no podría escribir un menú comparado contigo —
respondió Lanie, llevando un trozo de tocino a su boca. Kyle movió la
mano de ella a su boca, mordiendo la tira que sostenía.
—Realmente tienes un problema dejándome comer. ¿Está tratando de
decir que quieres que pierda peso o algo, señor?
—Que conste, que me encanta verte comer. Me gusta la forma en que
funciona tu boca. Me enciende.
—Hmm, ¿cuando estoy comiendo helado de paleta?
—Oh, especialmente esos, pero realmente cualquier cosa. —Él negó,
tratando de sacar la imagen de su mente. Habían tenido sexo varias veces,
pero Lanie tenía algún tipo de poder para excitar a Kyle con solo unas
pocas palabras, o un giro de su cabello, el mohín de sus labios, o cualquier
otro gesto delicioso.
—Es un artículo muy perspicaz —dijo ella, recobrando su enfoque.
El corazón de Kyle se llenó de gratitud por la chica en sus brazos. Le dio
un beso en su cabeza.
—Lanie, estoy en deuda contigo. Este un gran momento en mi carrera.
Se encogió de hombros.
—Solo quería asegurarme que mis clientas fueran tratadas con respeto,
y lo hiciste. Así que el senador Hayes rechazó una cita, ¿eh?
—El bastardo ni siquiera devolvió mis llamadas. Su oficina llamó con
136
K
yle trajo una pizza y un par de cervezas el lunes por la noche.
Lanie prefirió la soda, alegando que volvía a su sobriedad otra
vez. Brad y Cassie salieron para cenar, así que tenían el lugar
para ellos. La idea hizo a Kyle muy feliz, pero lamentablemente, Lanie tuvo
que trabajar por un rato. Se sentó en la cama junto a ella, reservó sus
pasajes aéreos para las entrevistas que había aceptado y se puso al día
con su correo electrónico. Se sentía muy cómodo compartir una noche
normal con ella. Ahora que ella ya no era virgen, la presión había
desparecido para ambos.
—¿Por qué no bebes?
Se encogió de hombros.
—No me gusta el sabor. —Kyle arqueó una ceja.
—Lo estabas tragando la otra noche —comentó Kyle, apartando su
laptop.
—Puedo beber. Solo opté por no hacerlo.
Kyle decidió que era mejor dejarlo así. Había tanto sobre Lanie que era
un misterio, y ella obviamente no quería hablar de eso.
Se sentaron en su cama y miraron el partido. Kyle estiró su brazo, y
Lanie apoyó la cabeza contra su pecho. Parecía encajar en esa posición tan
perfectamente. Ella le brindó algo de información estadística. Kyle sabía
que era una fan, pero se sorprendió de lo bien informada que estaba.
Había salido con chicas que se autoproclamaban adictas a los deportes
solo para averiguar que no sabían diferenciar entre un receptor y un
mariscal de campo.
—¿Alguna vez has estado en un juego? —le preguntó.
—No, nunca tuve la oportunidad —dijo ella, acurrucándose en sus
brazos.
—Deberíamos ir a uno.
—Eso sería divertido. He amado el fútbol desde que era una niña.
—¿Lo veías con tu papá? —Kyle lamentó la pregunta tan pronto como
138
K
yle observó a Lanie conversando con algunos compañeros de
trabajo frente ala barra. Una cosa era segura, su bufete sabía dar
una fiesta. Una banda de dieciséis integrantes interpretaba
ungran número de canciones, desde contemporáneas a clásicas. La
habitación estaba adornada con sillas lujosas y manteles festivos
plateados. Todo el mundo había disfrutado de una suntuosa comida de
filete mignon y rollos de langosta. Los participantes estaban devorando las
bebidas como si estuvieran en medio del desierto y no en el salón de baile
de un lujoso hotel. Así era, exceptopor Lanie, que disfrutaba de sus
daiquiris vírgenes. Kyle sonrió con la idea de que esos ya no coincidían con
ella.
Ella lucía encantadora esta noche en un vestido ajustado de color verde
oscuro. Era lo suficientemente corto como para revelar sus hermosas
piernas y su figura de reloj de arena, pero discreto y elegante. El verde era
definitivamente su color, pensó Kyle, fascinado al ver esas piernas,
cruzadas tan seductoramente y cubiertas con sexys tacones. Se sorprendió
de lo mucho que la había extrañado en los últimos días mientras estaba
fuera de la ciudad. La había llamado todas las noches, e incluso había
sugerido que tuvieran sexo por video. Lanie declinó. Seguía siendo tímida
sobre algunas cosas. Kyle había pensado que tendría una aventura en
Nueva York, pero no estaba de humor, a pesar de la invitación que había
recibido de una morenaza en el bar del hotel. Se dedicó a concentrarse en
su misión. Las entrevistas habían tenido mucho éxito y el teléfono de Kyle
seguía sonando.
para calmar a Kyle. Eso solo sirvió para irritarlo aún más.
—¿Qué quieres?
—Es una buena chica. Rompe con ella ahora antes que se involucre
demasiado. Te has divertido con ella.
mía feliz al mismo tiempo. Deberías darme las gracias. Me aseguré de que
el baile de graduación fuera un gran recuerdo para esas chicas.
—Son solo tipos con los que trabaja. Probablemente estén hablando de
la oficina.
Guío a Lanie hacia la pista de baile mientras “You’ve Really Got a Hold
on Me” de los Smokey Robinson y The Miracles comenzaba a sonar. Tomó
a Lanie en sus brazos un poco demasiado fuerte, susurrando en su oído:
Kyle lo miró, dándose cuenta de lo que hacía que Lanie pareciera aún
más tentadora esta noche, una hazaña que no creía posible. El vestido que
llevaba era de corte bajo en el frente. Ella nunca llevaba nada que
mostrara su pecho debido a la cicatriz. Tenía una tira asimétrica que
cubría perfectamente la cicatriz. Qué extraño era que fuera justo en el
lugar correcto.
147
Kyle la sintió tensa en sus brazos y supo que era el baile. Le frotó la
espalda hasta que sus músculos se aflojaron.
—¿Cuando fuiste de compras el sábado? —Kyle había visto la mayor
parte de sus compras cuando las estaba metiendo, y definitivamente
habría notado este vestido.
Kyle se esforzó por aclarar su voz, sabiendo que sus manos temblaban
ligeramente.
148
—No creo que debas ver a nadie más mientras estamos juntos. —La hizo
girar, deseando alejar la mirada sorprendida de su rostro y darse otro
segundo para pensar.
—¿Por qué?
¿Por qué? Como periodista, Kyle se reprendió por no esperar que ella
hiciera la pregunta más obvia. Se preparó para sacar la mentira más
manipuladora que pudiera conjurar.
—Si Brad cree que estamos en una relación seria, ¿qué pensará de ti
engañándome?
—Lanie, no he estado con nadie más desde que tuvimos sexo. —Era
mentira. De hecho, no había estado con nadie desde que habían hecho su
acuerdo, pero no quería contarle eso.
—¿Por qué? —Ahí estaba esa maldita palabra otra vez. La pregunta más
común que se hacía en cada entrevista. ¿Por qué no podía responderla?
—Um, bueno, estoy comprometido con esto. Quiero que Brad nos crea.
—¿Quieres que comencemos a usar condones para que puedas salir con
otras chicas?
—Sí, creo que has dado buenos argumentos para que nuestra farsa sea
monógama.
—Te alegrará saber que tienes el fin de semana libre —dijo ella,
moviéndose lejos de él. Él la atrajo de regreso de inmediato.
—Podemos ir a mi cabaña.
—Sí, creo que te va a gustar mucho. Somos amigos ante que nada,
¿verdad? Estás trabajando duro y necesitas descansar. Además, Brad ha
estado en mi cabaña. ¿Qué pasa si te pregunta si caminaste por el sendero
largo o el corto?
—Suena tentador.
Kyle había pensado que Lanie era manipuladora cuando la conoció, pero
él era el único culpable de eso. Todo estaría bien, razonó Kyle. Ambos
estaban esperando en cierto sentido. Lanie estaba esperando a que Brad
se fijara en ella, y Kyle estaba esperando aburrirse de ella.
152
CAPÍTULO 19
K
yle había sugerido que se marcharanespontáneamente durante
el fin de semana, como si fuera una idea natural, pero en
realidad, lo asustó como el infierno. Nunca había salido con una
chica por el fin de semana, nuncaanteshabía llevado a una a su cabaña, y
la idea de llevar a una chica a su cabaña el fin de semana del Día de la
Dulzura11era inconcebible. Ni siquiera tenía citas ese día o en San
Valentín, para evitar que las chicas tuvieran ideas equivocadas. Toda la
idea estaba cargada de grandes implicaciones y expectativas, pero Lanie no
era como las demás. Y eso lo relajaba y preocupaba a la vez.
A Kyle le molestaba que Brad y Cassie aún estuvieran en el apartamento
cuando llegó.
—Lanie, no puedo creer que vayas a pasar el fin de semana en el bosque
con arañas y bichos. Lo siento mucho por ti. Brad y yo estaremos en un
spa de lujo recibiendo masajes, y tú estarás en un pantano montañés en
medio de la nada —declaró Cassie con petulancia.
—De hecho, la cabaña de Kyle está en un precioso lago. A Lanie le
gustará —dijo Brad.
Kyle habría hablado, pero sus ojos estaban pegados a Lanie. Ella se veía
muy triste, aunque intentó ocultarlo bajo una media sonrisa.
Tan pronto como se fueron, Kyle tomó asiento en el sofá y sentó a Lanie
en su regazo.
—¿Qué pasa? —Ella apartó la mirada de él—. Dime.
—Brad le dijo a Cassie que la amaba.
Kyle intentó enfocar sus pensamientos. Iban en un millón de
direcciones. Ella lo dijo rotundamente, como si se diera cuenta que su
sueño estaba acabado. Esto era algo bueno, porque significaba que Lanie
superaría a Brad. Esto era malo, porque quería decir que ya no debían
fingir que estaban en una relación. No tenía ni idea de por qué le
importaba tanto, pero así era. Lo atribuyó a sus ganas de pasar el fin de
semana con Lanie.
—La buena noticia es que ya no tenemos que fingir más. Es hora de
153
superar a Brad, de todos modos. Para empezar toda la idea era estúpida.
Kyle intentó ordenar sus pensamientos en un patrón coherente.
Desafortunadamente, se dio cuenta que la única forma de convencer a
11
Es una fiesta celebrada en ciertas partes de Estados Unidos, vendría a ser el reverso del día
de San Valentín donde son las mujeres quienes deben consentir a sus parejas.
Lanie era usar sus habilidades de manipulación una vez más. Se sentía
culpable por eso, pero de nuevo, era egoísta. Esa parte de su personalidad
se mostraba más agresiva en presencia de Lanie.
Movió su barbilla hacia él para que lo mirara.
—Todavía deberíamos ir.
—¿Por qué? —Esa maldita palabra de nuevo. Deseaba por una vez que
simplemente lo complaciera, pero Lanie era analítica y le gustaba que le
argumentaran todo.
—Has estado trabajando duro, y te prometo que lo pasarás bien, incluso
si no es un spa. Sin embargo, estás poniendo demasiado énfasis en esta
declaración de amor. No significa nada.
—¿Qué quieres decir? ¡Brad le dijo que la amaba!
—Lo sé, pero las palabras son mi vida, y esa es la expresión más usada
e involuntaria en el idioma español. Probablemente ella quería algún tipo
de compromiso por su parte. Algún tipo de seguridad que piden las chicas
a veces.
—Brad no es esa clase de hombre.
—Es un hombre, Lanie. Todos pensamos igual. Sé de lo que estoy
hablando. Decir “te amo” es solo la forma en que un chico tranquiliza a
una chica.
—¿Eso crees?
Kyle pudo ver su sonrisa crecer y se retorció por dentro. Esto estaba
complicándose tanto que ni siquiera podía aclarar lo que estaba haciendo
ni por qué.
—Confía en mí. Deberías venir conmigo. Te haré sentir mejor. Te haré
sentir mucho mejor. —Puntualizó cada declaración con suaves besos en su
cuello con los que ella tenía dificultades para resistirse.
Estuvo en silencio un momento, pero lo sorprendió al abrazarlo con
fuerza.
—Gracias. No te creo, pero creo que tienes razón y deberíamos ir.
Kyle la abrazó, esperando que no notara que estaba cruzando los dedos
tras su espalda mientras, una vez más, se maldecía por ser un completo
imbécil.
** *
154
que te hagas daño. Sal ahora —advirtió Kyle, pero en realidad estaba
disfrutando jugando con su presa.
—¿Qué harás si me encuentras?
Kyle siguió la dirección de la voz, pero no pudo ubicarla.
—Cuando te encuentre, voy a hacer que te vengas conmigo… luego voy a
hacerte venir para mí.
Ella corrió tras él, y Kyle salió disparado tras ella. Se escondió bien, y
tan pronto como seacercó, ella logródeslizarse junto él. En un punto,
atrapó la parte de atrás de su camisa de cuadros, perose liberó de su
agarre. La emoción de la persecución lo excitó. Le recordó a los juegos de
captura la bandera que había jugado en estos bosques cuando era niño.
Capturar la bandera nunca fue así de divertido.
Finalmente,salió corriendo de los bosques al claro donde estaba el lago.
—Gran error —dijo Kyle, corriendo tras ella. En la parte abierta no podía
ocultarse, y definitivamente él era más rápido. Corrió a lo largo del muelle
y se detuvo en el borde.
Ella estaba respirando con fuerza, doblándose por la cintura. Kyle
avanzó lentamente, queriendo extender su jueguito.
—Ahora no hay dónde esconderse —dijo Kyle, apuntando al espacio
abierto mientras avanzaba con largos y relajados pasos hacia ella.
—Nop, supongo que ganaste —contestó Lanie, enderezándose.
—¿Qué debería hacer contigo ahora, chica traviesa?
Lanie arqueó una ceja.
—Mmmm, tantas posibilidades.
Kyle asintió y empezó a quitarse los zapatos y medias.
—¿Qué haces?
—Voy a nadar. Y tú también.
Lanie miró el agua y de vuelta a Kyle.
—Mmm, no, no lo haré. —Kyle se desabotonó su camisa lentamente,
disfrutando del pequeño jadeo de Lanie.
—Definitivamente lo harás. Tomé esa decisión tan pronto como corriste
al muelle. Solo hay una decisión que necesitas tomar.
—¿Cuál será? —preguntó nerviosa.
—Con ropa, o sin ella —contestó Kyle, quitándose el pantalón.
Lanie lo miró como si hubiera perdido la cabeza.
—La gente nos verá.
156
—Es un lago privado, solo unas cuantas casas, y están vacías este fin de
semana… creo.
Lanie miró alrededor y se giró hacia Kyle.
—Probablemente el agua esté helada.
—Entonces sugiero que te quites la ropa —dijo Kyle maliciosamente.
Ella estaba sonriendo pero insegura.
—Mmmm, no sé nadar. —La inflexión en su voz lo hizo sonar más como
una pregunta que una declaración.
Él se quitó su bóxer, manteniendo los ojos en ella. Bajó la mirada y sus
ojos se ampliaron.
—No dejaré que te ahogues. Ahora, ¿necesitas ayuda con esa ropa?
Él esperaba que corriera, pero lo sorprendió encogiéndose de hombros.
Se quitó su ropa tentativamente, dejándose el sujetador de puntos rosados
y bragas a juegos. Kyle se lamió sus labios, dándose cuenta que no quería
nada más que lamer cada uno de esos puntos. Ella miró alrededor de
nuevo. Sonrió, mordió su labio inferior, y luego corrió, tratando de pasar a
su lado. Él la agarró por la cintura y saltó al agua fría. Ella gritó,
deslizándose de su agarre. Kyle salió del agua que le llegaba por el pecho,
buscándola, pero no la veía. El agua estaba helada, e inmediatamente se
arrepintió de su espontanea decisión. Se sumergió profundamente
buscándola, maldiciéndose por la estúpida idea. Cuando volvió a salir, la
vio nadando lejos de él hacia el otro lado del muelle.
—Atrápeme ahora, capitán Kyle —le dijo, incrementando la distancia
entre ellos.
—Pensé que no sabías nadar.
—Mentí —gritó ella en respuesta.
—Típico de abogados —murmuró Kyle, nadando tras ella.
Él consiguió acercarse, pero ella logró evadirlo. Salió del agua y escaneó
el lago buscándola. Su corazón empezó a latir, y rezó para que no estuviera
en problemas cuando no pudo encontrar su cabello cobrizo asomándose
en el agua cristalina.
—¿Lanie, dónde estás? —gritó.
Soltó un suspiro de alivio cuando vio que su mano subía por el muelle.
Había llegado a donde habían comenzado. Definitivamente era mejor
nadadora que él. Cuando vio el sujetador y las bragas en su mano, Kyle
dejó salir un gruñido de aprobación y nadó hacia ella a una velocidad
olímpica. La acorraló en el muelle. El agua era menos profunda, solo
cubriendo sus cuerpos desnudos.
—Te atrapé —dijo él, enredando los dedos por su cabello húmedo.
157
Jason?
—Porque él lleva un machete, bebé.
** *
Kyle arrojó más ramas para alimentar el fuego. Miró apreciativamente el
sujetador húmedo de Lanie y las bragas colgando sobre la chimenea y rio.
Se había metido las bragas en susjeans de regreso a la cabaña, pero el
sujetador lo había enganchadoa una presilla del cinturón. La mejor
bandera que he capturado jamás. Su risa rápidamente se convirtió en un
ceño cuando notó a Lanie temblando, abrazándose.
—Tienes frío —dijo, frotando sus brazos.
—U…un po… poco. —Él sabía por la forma en que estaba temblando
que era más que un poco.
Tomó la cobija del sofá y la envolvió a su alrededor, atándola
cómodamente en la parte de atrás.
—El lago fue una mala idea. Lo siento. —El agua no había estaba mal
cuando se sumergieron la primera vez, pero se había puesto más fría al
salir. Kyle le había dado su camisa, pero la capa extra había hecho poco
para darle calor adicional.
—No lo sientas. Fue divertido. ¿Por qué me envuelves como un burrito?
¿Tienes miedo de que corra de nuevo?
Él se echó a reír.
—Tal vez. —La cargó y la llevó al sofá. La recostó y se deslizó tras ella
para acunarla—. Esto era lo que mi mamá hacía por Rachael y por mí
cuando teníamos frío.
—¿Seguro que lo hacía porque tenían frío, o para evitar que se
movieran?
Kyle se rio entre dientes.
—Ambas probablemente.
—Esta era la cabaña de tu familia, ¿verdad?
—Sí, he estado viniendo aquí desde que era pequeño —dijo suavemente.
Se sentaron en silencio, mirando las llamas crepitar. Kyle frotó los
brazos de Lanie y ocasionalmente besó su frente.
—Me divertí hoy. —Él intentó hacer sonar su voz alegre.
159
—También yo. ¿Cuántas chicas has hecho nadar desnudas en ese lago?
Kyle se tensó.
—Nunca he traído a una chica aquí.
—¿Es como tu apartamento? ¿Porque te gusta la privacidad?
—Más o menos. —Podría haber dejado de hablar en ese momento. Ella
no hizo más preguntas. Estuvieron en silencio un rato, pero entonces
empezó a revelar cosas que nunca había compartido con otras personas—.
Esta cabaña representa algunos de mis mejores y peores recuerdos. No
vengo mucho. He traído a algunos amigos como Brad para pescar. Rachael
la usa para su familia. La mayor parte del tiempo está vacía.
—Lo siento, Kyle. Este lugar es hermoso, así que sé que debe haber
pasado algo muy malo para mantenerte alejado de aquí.
Él besó su cabello húmedo.
—Fue en mi décimo cumpleaños. Estaba emocionado por pasar el fin de
semana en la cabaña. Era donde pasábamos la mayoría de los fines de
semana, así que asumí que este no sería diferente. Mi padre llamó a mi
madre y le dijo que debía quedarse en Nueva York por negocios. Cuando
me informó que no podríamos venir, monté una pataleta. La hice sentir
culpable por arruinar mi cumpleaños. Al final, aceptó manejar hasta aquí.
Mi madre odiaba conducir, especialmente cuando era tan lejos. De hecho,
necesitaba repararle los frenos a su auto en aquel momento, así que
tomamos prestado el auto del vecino.
»También me dejó invitar a dos amigos. Rachael estaba dormida para el
momento en que llegamos aquí, gracias a Dios. Vi el auto de mi padre en
la entrada y pensé que había venido a sorprenderme. Prácticamente salté
sobre los escalones de la casa, incluso aunque mi madre me dijo que
esperara. Corrí hacia dentro y lo busqué por todas partes. Finalmente,
subí al dormitorio y abrí la puerta. Entonces me quedé petrificado por
unos segundos. —Kyle se estremeció, pero no fue porque tuviera frío.
Lanie agarró su mano, apretándola—. Tan pronto como comprendí lo que
sucedía, cerré la puerta de golpe. Intenté hacer que mi madre retrocediera
y decirle que debíamos irnos, pero ella estaba decidida a abrir esa puerta.
Mis amigos entraron y les grité que salieran.Rachael, gracias a Dios,
seguía dormida. Para cuando mi madre abrió la puerta, mi padre al menos
tenía el pantalón puestos, pero las dos mujeres con las que estaba todavía
seguían medio desnudas.
—Oh, Kyle, lo siento mucho. —Intentó girarse, pero estaba envuelta
demasiado apretada. Kyle inclinó su cabeza contra la de ella, cómodo por
su calidez.
—Está bien. Creo que fue el peor día de mi vida. Recuerdo estar sentado
en los escalones del frente, escuchando a mis padres y a las dos mujeres
160
** *
—Entonces, ¿por qué un auto deportivo? —preguntó Kyle, admirando el
interior del auto de Lanie. Kyle habría insistido en conducir hacia la
cabaña, pero ella se había ofrecido y no quería dejar pasar la oportunidad
de ver su auto de cerca. Fue un buen paseo.
—Me gusta el poder y el control. Siempre me gustaron los autos rápidos.
—Estaba cómoda conduciéndolo y Kyle encontró que lo excitaba, en
especial la forma en que manejaba la palanca de cambios.
—Parece que no va contigo. Pensé que conducirías un sedán de cuatro
puertas con cincuenta bolsas de aire o algo así.
—Siempre he querido un auto deportivo. Cuando era adolescente,
nuestro vecino estaba arreglando un antiguo auto de carreras que había
comprado de segunda mano. Lo miraba por horas desde la ventana de mi
habitación.
—Déjame adivinar, dieciocho y sin camisa, ¿correcto?
—Sí, es bastante exacto.
—Entonces sí hubo alguien.
—Bueno, supongo que en retrospectiva, puedo decir que tuve un gran
enamoramiento por él, pero amaba más su auto. Lo ayudé al final,
actuando como su ayudante. Le pasaba las herramientas e hice el trabajo
sucio que me confió hasta que estuvo arreglado. Me prometió el primer
163
B
rad y Cassie habían llegado a casa antes que ellos, para
decepción de Kyle. Quería estar más tiempo a solas con Lanie.
Cassie hablaba sin parar sobre su fin de semana de spa. Se
quejaba y elogiaba en las mismas frases, así que era difícilentender si lo
disfrutó. Brad preguntó cómo estuvo su fin de semana, dándole a Kyle una
mirada conocedora. Conocedora porque él había sido uno de los amigos
que Kyle había invitado a la cabaña ese fin de semana fatídico y horrible,
cuando tenía diez años.
—Lo pasamos muy bien. Tomamos elsendero largo —contestó Lanie.
Brad le dio a Kyle una mirada interrogativa, pero Kyle solo sonrió a
Lanie.
—Chiste privado —dijo él.
—Bueno, tengo que irme. Tengo que levantarme temprano mañana. —
Brad besó a Cassie apasionadamente. Kyle esperó por la reacción de Lanie,
pero no los estaba mirando. Estaba sonriéndolea él. Tal vez había
superado a Brad.
Si lo había superado, ¿qué significaría para ellos? Kyle ciertamente no
había tenido tiempo suficiente con Lanie. No se aburría de ella de ninguna
manera. En realidad, estaba asustado de que ella estuviera harta de él.
Nunca había pensado eso con ninguna otra chica.
Brad terminó el beso, sosteniendo los hombros de Cassie. Kyle intentó
no poner los ojos en blanco cuando Cassie batió sus pestañas como loca.
—Nos vemos el martes, nena —dijo Brad, y luego se volvió hacia Lanie—
. Creo que también te veré el martes por la noche, Lanie.
—Estaré allí— replicó ella.
Kyle no tenía idea de lo que estaban hablando. Cuando Cassie salió con
Brad, Kyle prácticamente dio un portazo detrás de ellos.
—¿Qué pasa el martes por la noche?
Lanie lo miró con nerviosismo.
—Cena con mi mamá. Cassie le presentará a Brad.
165
—¿A qué hora debería estar ahí?—La declaración salió de su boca como
si fuera la cosa más natural para decir.
Lanie miró a Kyle con horror y negó.
—Nunca podría someterte a eso. Ni siquiera quiero cenar con mi mamá.
—Lanie, es un paso para ellos. Debemos dar el mismo paso. Quiero
estar allí.—Se dio cuenta que era así. Tal vez fuera su curiosidad de nuevo,
pero parecía mucho más.
—No lo sé —respondió ella.
Él la atrajo en un abrazo apretado.
—No vendré si no quieres, pero si alguna parte de ti me quiere como tu
supuesto novio... o simplemente como tu amigo, dime la hora.
Molestia porque no quería que Brad alabara a Lanie. Ese era su trabajo. Y
gratitud porque disfrutaba de la expresión envidiosa en el rostro de Cassie.
Sin embargo, estaba completamente confundido por la mirada irritada en
el rostro de Ellen Miller.
—Sí, es un cumplido muy generoso, Brad. Cuéntame más sobre lo que
haces en la firma. Debe ser muy interesante.—Se inclinó hacia él,
apoyando la barbilla en las manos dobladas y perfectamente cuidadas.
¿Esto estaba realmente ocurriendo? Ellen Miller era una réplica exacta de
Cassie en todos los sentidos. Kyle sintió un ardiente deseo de gritarles a
todos ellos. La infancia de Lanie debió seruna pesadilla, sometida a estas
dos mujeres vanidosas y egocéntricas.
—Lanie, vas a ir de compras el domingo, ¿verdad?—preguntó Cassie,
una vez que Brad terminó de hablar sobre su trabajo en la firma. Cassie
miró a su madre ya Lanie con una expresión de satisfacción. Era evidente
para Kyle que estaba tratando de crear algún drama.
—Um, no puedo —contestó Lanie y se mordió el labio. Kyle conocía esa
mirada. Estaba mintiendo. No podía culparla por no querer ir con ellas.
Cassie había escogido aquel horrible camisón. No podía imaginar lo
inferior que ellas la harían sentir durante un viaje de compras.
—Estás viniendo, y no uses el trabajo como excusa esta vez. Siempre
tratas de encontrar una manera de salirte de esto. Creo que ese atuendo
no te sienta muy bien, y necesitarás la experiencia de Cassie —dijo Ellen
con altivez.
Lanie lucía hermosa para Kyle, con su vestido camisero de color azul y
botas negras. De hecho, jugueteó con la idea de llevarla al baño para
hacerlo con ella. La razón por la que a Ellen Miller no le gustaba el
atuendo era porque Lanie se veía más elegante que Cassie. De alguna
manera enferma, y retorcida, eso la molestaba.
Kyle se aclaró la garganta.
—Voy a llevar a Lanie al partido de fútbol el domingo.
Las expresiones de todosdecían mucho de la sencilla afirmación. Lanie
estaba confundida, y tendría que haberloestado desde que los Bears no
estaban jugando en casa. Brad parecía listo para corregir a Kyle pero se
detuvo cuando Kyle le lanzó una mirada venenosa. Cassie y Ellen no eran
fans, así que no fingieron expresiones de sospecha, pero parecían
decepcionadas. Kyle sospechaba que no tenía nada que ver con no pasar
tiempo con Lanie. Era algo más...algo amenazador. De hecho, Ellen había
estado bastante fría con Kyle, claramente una extensión de cómo trataba a
su hija.
—¿Fútbol?—preguntó Ellen, como si Kyle le hubiera dicho que iban a
nadar en un lago.
—Sí, mamá, fútbol. Sabes que lo veo —dijo Lanie, captando la cubierta
169
***
Lanie se paró frente a la puerta de Kyle, permitiéndoseun respiro
profundo. Había pensado en cancelar, mortificada por lo que él había
presenciado en la extraña cena. Incluso Brad la apartó a un lado,
preguntándole si estaba bien, y por lo general era ajeno a sus
sentimientos. Por el contrario, Kyle se percatabade todo, y eso preocupaba
a Lanie,perode todos modosquería verlo. Era la única persona que podía
170
espalda para que estuviera tumbada sobre el sofá. Levantó suspies, los
puso en su regazo y le quitó los zapatos.
—Siempre ando sin camisa. Deberías saberlo ahora. —Le quitó los
calcetines y le frotó los pies—. Aquí está el plan. Voy a preparar el más
grande sundae con sirope caliente que jamás hayas visto, y entonces voy a
alimentartede cucharada a cucharada.
—Hmm, sigue hablando —dijo, sintiendo las comisuras de su boca
contraerse.
—Entonces voy a darte un masaje de pies mientras miramos la
televisión. ¿Adivina qué? Tengo un canal entero con nada más que
infomerciales en él —Le dirigió una sonrisa pícara, cosquilleando su pie.
Ella se echó a reír, tratando de alejarlo, pero él lo mantuvo firme,
inmediatamente frotándolo con sus fuertes manos. Sintió que empezaba a
relajarse, como si sus manos la curaran.
—No quiero ver infomerciales esta noche —dijo ella, feliz de que su voz
fuera más clara.
—¿Qué quieres ver, cariño?
Pensó por un momento y sonrió con una verdadera sonrisa.
—¿ESPN Clásico?
Él soltó una carcajada, rasgando el silencio.
—Lanie, ¿sabes que eres mi mejor amiga?
¿Sabía él que era el de ella? ¿Que estaba asustada de siquiera pensar en
su padre, y mucho menos contar toda la sórdida historia, hasta que lo
conoció? ¿Qué él le dio valor y fuerza cuando pensó que no tenía ninguna?
¿Que la hizo sentirse completa en lugar de rota? Pero no importaba. Solo
estaba siendo un buen amigo, un mejor amigo, y ella siempre iba a valorar
este tiempo con él.
177
CAPÍTULO 21
K
yle había estado pensando en Lanie todo el día, pasandopor
todos los detalles horribles de su historia. Había intentado
convencerla de que dijera que estaba enferma y pasara el día con
él, pero ella era demasiado dedicada para considerarlo. Kyle hizo una
mueca, recordando lo que le había dicho sobre sus problemas con papi la
noche en que él se fue. Lo único que quería hacer era quitarle su dolor, no
añadir más.
Se dijo que no investigara más, pero su naturaleza inquisitiva,
combinada con su preocupación por Lanie, se impusieron. Cuando llegó al
trabajo, lo primero que hizo fue abrir la base de datos en su computadora.
Pasó horas buscando cualquier artículo que hiciera referencia a Deland
Carmichael. La mayoría de ellos tenía que ver con sus víctimas y crímenes,
pero encontró unos cuantos que mencionaban a su familia, concretamente
a la niña pequeña que se encontraba en su mansión, escondida dentro de
un armario. No hubo pruebas concluyentes de abuso sexual y la pusieron
bajo la custodia de su madre, que estaba visitando a unos familiares en
ese momento. Dicha madre afirmó que no tenía conocimiento del abuso
que su hija menor sufrió a manos de su padre.
Kyle lanzó el brazo por el escritorio, esparciendo bolígrafos en el suelo,
periódicos, libros de investigación e incluso su taza de café. Se estrellaron
y repiquetearon en una sinfonía de caos que imitaba su propio ritmo
interno. Salió furioso de su oficina, sabiendo que tenía que marcharse
antes de que hiciera algún daño permanente.
Tenía un fuerte impulso de conducir hasta la Prisión Estatal de Monton
y matar a ese hombre que había herido a su Lanie. Podía entrar con su
boleto de prensa y usar sus propias manos. Seguramente podría hacerlo
antes que los guardias lo atraparan. Pero primero iría a la casa colonial en
Lincoln Park y encerraría a su madre en un armario oscuro. Nunca se
había considerado un hombre violento, pero pensar en Lanie sola con ese
monstruo lo estaba matando. Su propia mamá estaría revolcándose en su
tumba si supiera lo que estaba pensando, pero los pensamientos seguían
llegando. Lo siguieron todo el camino a casa. ¿Qué clase de mujer le hacía
esto a una niña? ¿Por qué no protegió a su hija? ¿Por qué no cambió el
178
sola, pero estaba claro que estaba realmente enferma. Se alegró de haber
traído provisiones.
—¿Parezco que estoy holgazaneando? —preguntó, señalando la laptop
frente a ella.
—No, para nada, pero ahora necesitas poner eso lejos. Estoy aquí para
cuidarte.
—¿Cómo conseguiste entrar?
—Me diste una llave y me dijiste que la usara.
—Deberías irte. —Tomó su laptop, pero Kyle se la quitó, colocándola en
la cómoda. Ella siempre estaba trabajando.
—Toma un descanso, Lanie. No te pondrás mejor si no descansas.
Tenía varias botellas de medicamento en su mesita de noche junto con
una caja casi vacía de Kleenex. La papelera estaba llena de pañuelos
desechados.
—Aprecio tu buena intención, pero estaré bien —dijo ella.
Él negó.
—Denegado, abogada. Estás atrapada conmigo, bebé. Y por cierto,
cállate. Tu voz también necesita descansar.
Le ajustó la manta, arropándola bien,y se sentó en el borde de su cama.
Él tomó la sopa de pollo con fideos de la bolsa de papel.
—Esta tienda hace la mejor sopa. Abre la boca.
—Kyle, en serio, debes irte. Pareces cansado. —Tomó la cucharada de
sopa que él le ofreció. Solo Lanie podía estar acostada en la cama, enferma
como un perro y preocupada por cómo se veía él.
Él frunció el ceño ante su petición.
—¿Por qué me sigues pidiendo que me vaya?
—Porque voy a hacerte enfermar. Probablemente ya lo hice la otra noche
cuando lloré por todo tu pecho. Tanto es así, que Cassie se está quedando
en casa de Brad para no contagiarse esto.
Kyle se sintió aliviado por eso. No podía soportar ver a Cassie en este
momento. Puso su dedo contra la boca de ella.
—No hay otro lugar en el que preferiría estar que aquí. Basta de hablar.
—Kyle entrecerró los ojos, sabiendo que iba a seguir luchando contra él,
así que hizo un argumento activo para su caso. Volvió a meter la cuchara
en la sopa y justo cuando abrió la boca, se lo llevó y lo tragó él mismo—.
¿Ves? Ahora no puedes argumentar. Lo que sea que tengas, lo tengo.
Como para cimentar el punto, se inclinó y la besó, con cuidado de no
derramar la sopa sobre ella.
—Eres muy terco —dijo Lanie.
180
L
anie se preparó para su ducha, contenta finalmente de estar
sintiéndose mejor. Kyle se había quedado con ella durante dos
semanas, prácticamente se mudó. Kyle la había cuidado y luego
ella lo había cuidado cuando se contagió. Aunque para ser justos, él tenía
la culpa. Cassie se quedó con Brad. Aunque Lanie estaba sintiéndose
mejor, no dejó que su hermana lo supiera. Ella estaba atesorandoel tiempo
con Kyle demasiado. Había algo especial en despertar junto a él cada
mañana e ir a dormir en sus brazos. Se había despertado inquieta a veces
por causa de una pesadilla y él siempre estaba ahí, sosteniéndola y
susurrando palabras tranquilizadoras. Le hacía el desayuno, y ella la cena.
Se pasaba por su trabajo a llevarle el almuerzo. Kyle le mostró cuán
flexibles eran sus sillas de oficina, así como el amplio escritorio que
siempre había utilizado con fines prácticos. Ellos se ayudaban
mutuamente a vestirse por las mañanas antes de ir al trabajo. Él cerraría
la cremallera de su vestido y ella ajustaría su corbata. En las noches,
invertían la rutina, desnudándose el uno al otro, a veces lentamente, pero
la mayoría de las veces, Kyle no tenía la paciencia y prefería rasgarle la
ropa. Lanie tenía que comprar más ropa interior, como resultado, pero no
es que le importara.
Lanie escuchó el sonido de un nuevo mensaje. Tomó su teléfono para
leer el texto de Kyle.
Kyle: ¿Qué llevas puesto?
Negó mientras respondía.
Lanie:Nada.
Kyle:¿En serio?
Lanie:Voy a tomar una ducha, te veo en veinte.
Ella esperó con impaciencia para ver cuál era su respuesta.
Kyle:Que sean diez.
Lanie rio y dejó el teléfono. Kyle siempre conseguía hacerla reír. Ella fue
a entrar en la ducha y se dio cuenta que se había quedado sin champú. Se
puso la bata y rebuscó en su gabinete hasta encontrar alguno. Luego miró
182
a sus piernas. Depilarse sería una buena idea. Debía afeitarse un par de
cosas en realidad. Se sonrojó a pesar de que estaba sola.Últimamente
pensaba mucho en Kyle. Él había acaparado su mente de una manera y le
había hecho sentir cosas que nunca pensó que era capaz de sentir.
Al mismo tiempo, las ideas la asustaban. Kyle no estaba buscando nada
más que sexo y amistad. Esta consideración era algo que Lanie tenía
presente en todo momento. Solo tenía que mirar su llavero. Era divertido,
lo había comprado como una broma, pero ahora le servía como un
silencioso recordatorio de que su relación nunca podría llegar a más. Era
el amigo y amante más atento que podía pedir, pero eso era todo lo que
era. Lanie ya no miraba a Brad como si fuera la respuesta a sus
aflicciones. Tampoco miraba a Kyle así. Se contentabacon vivir el momento
y disfrutar de los días que pasaban. Habían sido amigos durante dos
meses, pero era difícil imaginar lo que su vida había sido antes de él, o
peor aún, lo que podría ser sin él. Lanie apartó los pensamientos de su
cabeza. Sabía que Kyle la había ayudado y era hora de que dejara la
muleta que él le había dado.
Un poco triste ante ese pensamiento, se metió en la ducha. Ni siquiera
se había dado cuenta que se estaba tocando a sí misma pensando en él y
su elegante y musculoso cuerpo de corredor debajodel agua caliente y
humeante, hasta que Kyle abrió la cortina de la ducha, y ella gritó de
sorpresa.
Él le dio una sonrisa divertida.
—¿Estaba interrumpiendo algo? —Ella apartó sus manos de su sexo
empapado.
—No te detengas por mí, por favor.
—¿Qué demonios? —Casi tropezó, no solo porque la asustó, sino porque
estaba desnudo. Esa vista hizo cosas en ella.
Él entró en la ducha y la envolvió en un fuerte abrazo.
—Lo siento, solo pensé en darte una sorpresa.
—Kyle, ¿qué demonios está mal contigo? Primero te pones todo Jason
Voorhee conmigo y ahora estás Norman14Bates-zándome ¿Cómo has
entrado?
Kyle rio.
—¿Cómo es que sigues olvidando que me diste tu llave? —La besó en el
cuello—. ¿Sabes cuánto me enciende que uses nombres propios como
verbos? —Le puso sus manos sobre los hombros, juntando sus frentes—.
¿Quieres que te ayude a terminar?
—¡Kyle, en serio! —Se rio y le dio un puñetazo en broma en el pecho,
pero luego se cubrió los pechos con los brazos.
La sonrisa divertida en el rostro de Kyle desapareció. Tomó sus brazos y
183
—Di “Soy una mujer hermosa”, Lanie. —La voz de él era incomprensible
pero más dominante. Sus embestidas eran poderosas, haciéndola olvidar
dónde estaba.
—Kyle es una mujer hermosa —respondió Lanie, apartando la mirada
del espejo.
—Muy divertido, sabelotodo —respondió Kyle. Él le dio una palmada en
el trasero.
—¿Me acabas de dar una nalgada? —Fue brusco e inesperado, pero lo
más sorprendente de todo era que a ella realmente le había gustado.
—Sí, y voy a seguir haciéndolo hasta que lo digas, o peor, voy a parar —
amenazó, embistiéndola más duro y casi saliendo por completo. La
amenaza la asustaba, pero al mismo tiempo, sabía que lo estaba
disfrutando demasiado como para parar.
—No serás capaz de detenerte —dijo Lanie.
Kyle se introdujo de nuevo en ella, mezclando sus gemidos.
—Tan jodidamente inteligente. —Hizo justamente eso, le palmeó el
trasero antes de embestirla. La sensación de picazón con cada nalgada la
encendía, la hacía estar más húmeda. Se encontró reposicionando su
espalda de tal manera que su trasero se encontrara con la palma de la
mano y el empuje del cuerpo de Kyle. Él tenía el control, palmeándole el
trasero en una especie de ritmo extraño así que ella sabía el momento en
que sentiría la palma de su mano contra ella. Sin embargo, había algo
salvaje, casi primitivo en eso, que le dijo que él estaba luchando por la
compostura. ¿Cómo podía hacerla sentir deseable en esta posición
incómoda?
La penetró de nuevo, pero esta vez dijo las palabras que ella no podía.
Salieron sin aliento y jadeantes, en parte gruñidos y en parte suaves
susurros, pero entendió cada uno. Puntualizó cada declaración con una
embestida.
—Lanie. Tú. Eres. Hermosa. Me enciendes tanto, que me vuelves loco,
tienes el cuerpo perfecto. Te deseo. Te anhelo. Te quiero.
En algún lugar entre sus declaraciones, ella miró al espejo y los observó.
Por primera vez, le creyó. Era hermosa. Su orgasmo fue poderoso y no
podía comprender mucho excepto que, cuando levantó la vista de nuevo, él
la estaba observando. Kyle apoyó la cabeza en su espalda y acarició la
zona que había azotado, frotándola en círculos lentos.
—¿Te duele? —preguntó él, saliendo de ella.
—Pica, pero estoy bien.
—¿Dónde está tu loción?
Señaló el clóset. Él la alcanzó y untó un poco con suavidad en la zona.
185
H
abía pasado una semana desde su intensa sesión de sexo en
la ducha. Él no había tenido intención de nalguearla, pero al ver
ese hermoso trasero, su mano solo se movió. Ver que a ella le
gustaba hizo más difícil que parara. Y ver su huella en su trasero lo puso
duro otra vez. Cada vez que estaba con ella, quería más y no solo
sexualmente. Tuvo que irse antes de joder las cosas y lastimarla. En
realidad, irse era la mejor manera de mitigar su propio dolor también.
Kyle se preguntaba cómo soltarle la noticia a Lanie que se estaba yendo
a Nueva York. Él había tomado la decisión, pero el debate seguía en su
cabeza. Los artículos sobre el caso Hayes habían hecho que se ganara la
envidia de sus colegas y fuera el objeto de deseo de los editores. Su jefe,
prácticamente se puso de rodillas, pidiéndole que reconsiderara la
reubicación. Se dijo que por eso le había dado un aviso tan generoso. Pero
sabía que no era la única razón. Todavía tenía dos semanas antes de irse,
pero era obvio, incluso para él, que lo estaba prolongando. Ni siquiera
había comenzado a empacar aún.
Lanie parecía distraída esa noche. Habían hecho el amor y ella pasó el
fin de semana con él, pero su mente estaba en otra parte. Estaban
descansando en su balcón, disfrutando de lo que probablemente era uno
de los últimos días de otoño, bebiendo vino.
—¿Qué pasa, Lanie? —preguntó Kyle, esperando no añadir más peso a
lo que sea quela estaba preocupando.
—Tengo que decirte algo.
—Me puedes decir lo que sea, cariño —dijo él, tomando su mano y
besándole los dedos.
Lanie hizo girar un mechón de cabello. Era un gesto que la había visto
hacer muchas veces cuando estaba nerviosa o triste y en este momento,
Kyle pensó que eran ambas.
—Creo que eres mi mejor amigo... no, disculpa, sé que lo eres. Te amo.
—Kyle casi se atragantó con su bebida, sorprendido de escucharla decir
eso. Ella inmediatamente le dio una mirada de advertencia—. No
enloquezcas. No lo quise decir de esa manera. Te quiero como un amigo.
187
É
l lo había pospuesto hasta el punto de que solo le quedaban
unos días en Chicago. Juró que se lo diría esta noche. Ella era su
mejor amiga, su confidente, y la única persona que no podía
esperar a ver cada día, pero sabía que no podía continuar la amistad. Sería
demasiado duro para él. El fuerte golpe en su puerta sacudió losmolestos
pensamientos de su mente. Ella estaba allí, con los puños temblorosos, los
hombros encorvados, en una postura que Kyle nunca había visto en ella.
Lanie estaba enojada.
—¿Qué sucede?
—¿Por qué lo hiciste? —preguntó, pasando por delante de él antes de
dejarse caer en el sofá. Kyle se sentó cautelosamente a su lado.
—Estoy en desventaja aquí. ¿Porque estás tan enojada?
—¿Por qué demonios borraste mis respuestas?
Kyle se quedó inmóvil, sin saber cómo responder. Tragó saliva pero
encontró su boca seca.
—No sé…
—No mientas. Sé que fuiste tú. Llamé al servicio de citas y les dije que
quería cancelar. Trataron de convencerme de no hacerlo. Finalmente les
dije que no estaba recibiendo respuestas favorables. Miraron mi cuenta y
dijeron que había recibido veinticinco. —Se volvió hacia Kyle, cruzando los
brazos y esperando su respuesta. Kyle negó, sin saber qué decir. Su voz se
hizo suave, casi un susurro, y había una nueva emoción en ella que Kyle
no pudo identificar... ¿esperanza?—. Sé que fuiste tú. Eras el único que
tenía los medios y la oportunidad. Lo que quiero saber es... ¿cuál fue tu
motivo?
—Lanie, te dije que es peligroso, y estaba preocupado que conocieras a
hombres extraños. No tienes experiencia, y no me gustaba la idea.
—¿Es ésa tu única razón?
Kyle se aclaró la garganta, apartando la mirada de ella.
—Sí, ¿qué otra razón habría?
192
K
yle llevaba tres meses en Nueva York. Habían sido los tres
meses más miserables de su existencia. Estaba en la ciudad más
excitante del mundo, trabajando en su empleo soñado, recibiendo
elogios de sus colegas, e incluso se hablaba de una nominación al Pulitzer,
pero todo lo que podía hacer era estar de mal humor. Sus pensamientos se
dirigían a Lanie a toda hora. Comenzó varios mensajes y correos
electrónicos a Brad preguntando por Lanie, pero era incapaz de
terminarlos. Había tomado un trago de despedida con Brad antes de irse y
le dijo que habían roto. Él nunca traicionó su secreto. Brad pareció
aliviado por la noticia, lo que solo irritó más a Kyle. Se preguntaba qué
estaba haciendo Lanie o, más específicamente, con quién estaba
haciéndolo.
Continuó con el caso Hayes, incluso haciendo llamadas diarias al
periodista que se había hecho cargo por él para que pudiera obtener todos
los detalles. Aplaudió a Lanie cuando negociaron un acuerdo histórico.
Brindó de nuevo por ella unos días más tarde, cuando la oficina del fiscal
del distrito emitió un nuevo lote de órdenes para los responsables, lo que
resultó en varias detenciones de alto perfil. Lanie había conseguido justicia
para sus clientas. Esa es mi chica, pensó Kyle, y luego ahogó la melancolía
en esa declaración porque no era suya. Nunca lo había sido.
Recibía numerosos avances de mujeres, pero ya no deseaba sexo
anónimo. Trató de interesarse, pero se encontraba buscando la suave y
clásica belleza de Lanie en los rasgos de esas mujeres. Cuando eso no
funcionaba, buscaría su seco sentido del humor, que siempre lo hacía reír,
o la forma apasionada en que hablaba sobre ayudar a otros. Falló
miserablemente cada vez.
Quería que fuera feliz, pero la idea de ella con otro hombre hacía que su
mandíbula se cerrara automáticamente junto con sus puños. ¿Encontraría
a otro hombre para satisfacer sus necesidades sexuales? Entonces pensó
en lo absurdo que era eso. Lanie no era la clase de mujer que
querríaobtener cualquier disfrute en el sexo anónimo. Amaba con su
cuerpo como lo hacía con su corazón… pura y desinteresadamente. Por
eso encontraría a alguien fácilmente. Ese hombre sería un bastardo
195
A
la tarde siguiente, Kyle maldijo el tráfico de la hora pico y al
lento conductor del taxi quien se negaba a cambiar de carril,
permaneciendo obstinadamente en el camino más congestionado.
Por lo menos le dio tiempo para confirmar su reservación para una suite
en el Marksman. Llegó al estacionamiento y prácticamente corrió hacia su
auto. Había salido con tanta prisa que nunca lo vendió, eligiendo
guardarlo en su lugar. Ahora mismo, estaba muy agradecido por su
aplazamiento. Sacó las llaves y se quedó mirandoel llavero de joyas que
Lanie le había conseguido. Se dio cuenta que ella siempre lo había
conocido mejor que nadie, pero ahora él había terminado de jugar.
Kyle estacionó frente al apartamento de Lanie y le bajó volumen a la
radio. Lo había subido cuando oyó “Don’t You (Forget About Me)”, la
canción popularizada por la película The Breakfast Club. Había decidido
ignorar la letra ominosa y tomarla como una buena señal. Había querido
traerle algo, un pequeño regalo, una ofrenda de paz, una especie de rama
de olivo. El obvio ramo de flores no parecía correcto para Lanie. Su padre
había traído flores cada vez que lepedía perdón a su madre y Kyle no podía
repetir esas acciones. La inspiración le llegó rápidamente cuando vio
unsupermercado. Había entrado corriendo y compró un tarro de su helado
favorito, esperando que pudieran comerlo juntos para celebrar, o mejor
aún, que lo dejaría alimentarla con este en la cama. Kyle sintió el familiar
movimiento en supantalón, uno que no había sentido durante toda su
estancia en Nueva York.
Kyle se paró fuera de su apartamento, respiró profundo antes de golpear
la puerta. Se movió de un lado para otro nerviosamente, un gesto que le
era ajeno. No hubo respuesta. Golpeó más fuerte con el mismo resultado.
En todos los escenarios que se había imaginado, nunca pensó que Lanie
no estaría en casa. Ya debería haber llegado del trabajo. ¿Estaba en una
cita? Sus músculos se tensaron con una nueva oleada de celos. Kyle miró
fijamente eltarro de helado en su mano, sintiéndose tonto. Quería
escribirle una nota, pero no tenía idea de qué decir. Tampoco podía dejar
el helado en su puerta. Sacó sus llaves para irse y notó las llaves de Lanie
en su llavero.
201
coctel negro de buen gusto que se aferraba en los lugares correctos sin ser
demasiado revelador. Su cabello castaño caíapor su espalda en magníficas
cascadas de suaves rizos rojizos.
Era la hora del cóctel y la habitación zumbaba con una multitud de
conversaciones mientras los invitados socializaban. Kyle tuvo un impulso
de caminar hasta Lanie y tomar prestada una línea de su película favorita.
¡Nadie pone a Lanie en un rincón! Luego la tomaría de la mano y la haría
girar en algún posesivo baile. Sin embargo, su cerebro lo pateó. Este no
era el lugar para eso y él no era Patrick Swayze.
Dio largos pasos hacia su mesa, lo que lo hizo parecer más confiado de
lo que estaba. Se sentó en la silla vacía junto a ella. Su boca estaba seca,
así que cuando habló, salió en un susurro gutural:
—Hola, hermosa.
Sus ojos se abrieron y mordió su labio inferior.
—Kyle, ¿qué estás haciendo aquí?
—Vine a verte, bebé. Te hiciste socia. Estoy tan orgulloso de ti.
Lanie miró a Kyle por lo que pareció una eternidad, pero su expresión
no registró alegría o ira. Parecía triste y Kyle quiso patearse en ese
momento. Ella respiraba agitadamente, haciendo que su pecho se elevara
seductoramente con cada respiración. Notó que el vestido revelaba su
escote y estaba desprovisto de una cicatriz. Lentamente, ella negó.
Fue entonces cuando oyó la otra voz. Una familiar que no había oído en
años.
—¿Kyle Manchester? No sabía que ibas a estar aquí. Es muy amable de
tu parte apoyar a Brad.
Parpadeó varias veces para relacionarel rostro con la voz.
—¿Sra. Jansen?
—Es tan bueno verte, Kyle. Felicitaciones por tu nuevo trabajo. Parece
que tanto tú como Brad les está yendo bien estos días.
La comprensiónllegó a Kyle y se sintió como si alguien le hubiera dado
un puñetazo en el estómago. Se volvió hacia Lanie.
—No te hiciste socia. Brad lo hizo.
Lanie asintió.
—Él era el abogado principal en el caso Hayes. Su trabajo fue ejemplar.
—Era tu caso, Lanie.
Ella se encogió de hombros.
—Deberías irte.
203
—Lanie…
Antes de que Kyle pudiera terminar, Cassie susurró tan alto que bien
podría haber estado gritando:
—Lanie, sácalo de aquí. ¿Qué diablos está haciendo? Esta es la noche
de Brad.
Ambos la ignoraron y se miraron el uno al otro. Kyle se contuvo de tocar
su cabello. Cassie debió haber pensado que no la habían escuchado
porque seguió repitiéndose, como un disco molesto que se saltada.
Finalmente, Lanie dijo:
—¿Por qué estás aquí, Kyle?
—Necesito hablar contigo.
—No creo que haya algo que decir.
—Tengo algunas cosas que decir. ¿Podrías, por favor, escuchar?
—Estás en mi silla, Manchester —dijo Brad, de pie junto a Kyle.
—Dame un minuto, Brad.
—¿Ese es mi traje? ¿Qué diablos, Kyle?
—Un minuto, por favor —dijo Kyle, sacudiendo su mano.
—Lanie, sácalo de aquí. Está haciendo una escena —siseó Cassie.
Kyle casi se echó a reír. Nadie los estaba mirando. Toda la intensidad en
este momento se concentraba solo en esta mesa. Ni siquiera la Sra. Jansen
estaba prestando atención al intercambio. Ella estaba hablando
amistosamente con otra mujer en la mesa.
—Ven conmigo —dijo Lanie, levantándose de su silla.
Kyle se levantó para seguirla. Brad tomó el brazo de Lanie cuando se
alejaba. La intimidad del gesto casi hizo que Kyle gruñera.
—Lanie, no tienes que ir con él. Puedo encargarme de esto.
Lanie sonrió de modo tranquilizador.
—Está bien, Brad. Solo voy a hablar con él.
—No quiero que te pierdas mi discurso.
—No lo haré.
Había algo más profundo en la voz de Brad y en la forma en que miraba
a Lanie. Kyle no le gustó para nada y luchó contra el impulso de apartar el
brazo de Brad del de ella.
La voz aguda de Cassie cortó el intenso momento como un aullido de
viento en la atestada sala.
—Déjalos marchar, Brad. Todo esto es sobre ti, no ellos.
Brad hizo una mueca ante la voz de Cassie, pero Lanie asintió.
204
Siempre lo has sido, ¿y sabes qué? He terminado con esto. Te quiero fuera
de mi casa. Te doy veinticuatro horas para empacar tus cosas.
Kyle tuvo ganas de aplaudir, pero se contuvo, eligiendo animarla en
silencio. La expresión de Cassie cambió de ira a conmoción.
—N-no puedes hacer eso —tartamudeó Cassie.
—Como el infierno que puedo. Veinticuatro horas o las pondré
personalmente en la calle. Tú, mejor que nadie, sabes lo que le sucede al
maquillaje cuando está expuesto a los elementos.
—¡No tengo dónde ir! —se lamentó Cassie, volviéndose hacia Brad. Sus
labios temblorosos y ojos suplicantes expresaban claramente su pregunta
no formulada. Brad lentamente negó y alejó la mano de ella. Lágrimas
negras de rímel rodaban por el rostro de Cassie, haciéndola parecer un
payaso de una película de terror.
—Vete a vivir con mamá —dijo Lanie, proporcionando la respuesta. Kyle
estaba orgulloso de que el colapso de Cassie no disuadiera a Lanie. En
realidad, Kyle estaba muy orgulloso de Lanie en general.
—¿Qué? No puedo vivir con mamá. Nos mataríamos la una a la otra.
Kyle casi se echó a reír, pero estaba demasiado hipnotizado por la risa
de Lanie. Ella se llevó la mano a la boca tan pronto como lo hizo, como si
el sonido fuera involuntario pero inevitable. En ese intenso momento,
probablemente lo era.
—Se merecen la una a la otra —dijo Lanie finalmente.
Cassie se enderezó, limpiándose las lágrimas del rostro, logrando hacer
un lío aún más grande.
—No puedes hacer esto. No voy a dejar que te salgas con la tuya. ¡Hay
leyes sobre esto!
Esta vez la risa de Lanie fue completa y no la ocultó.
—Tienes razón. Hay leyes, ¿y adivina qué? ¡Soy una abogada! Y una
malditamente buena también… un jodido diez, y no tengo que decirte la
diferencia entre diez y dos, ¿no es así?
Kyle se preguntó de qué estaba hablando Lanie, pero estaba claro que la
declaración tenía algún significado oculto ente las hermanas.
—Si peleas conmigo, demandaré tutrasero para que devuelvas el alquiler
tan rápido que no podrás encontrar un amante rico para que se encargue
de eso. —Cassie abrió la boca para protestar, pero Lanie la interrumpió—:
Deja de hacer jodidas excusas y preocúpate por contratar una compañía
de mudanzas para conseguir que saquen tu ropa de mi casa. —Cassie le
dio una última mirada de súplica a Lanie, pero Lanie la ignoró. Se giró
sobre sus talones y marchó deliberadamente hacia el estacionamiento.
—Brad, por favor. No puedo vivir con mi madre —gimió Cassie.
210
K
yle pasó por el lobby del hotel. La cena de asociados todavía
estaba en pleno apogeo. Kyle se preguntó si Cassie se enteró que
Brad la había dejado. Tal vez la señora Jansen la llevaría a casa.
Quéescena tan incómoda seria para ella tropezarse con Brad y Lanie. Al
menos ahora,la verdad saldría a la luz. Lanie se había enfrentado a Cassie.
Brad le diría a Lanie que la amaba. Tendrían su final feliz con mínimas
consecuencias.
La suite en el Marksman era lujosa y bien amueblada, como una escena
de una vieja película de Hollywood con colores pálidos, cortinas de
terciopelo, y candelabros de cristal en miniatura. Gritaba opulencia y
romance, y Kyle la odiaba. Consideró irse y alojarse en un motel por la
autopista. No había reservado su vuelo de regreso. Había venido aquí con
una misión, inseguro del final. La misión había fallado miserablemente.
Kyle se revisó en el baño de baldosines de cristal. Su ojo estaba
ligeramente negro por el puño de Brad, y su mandíbula dolía, pero no
había daño permanente. Con cuidado se quitó el traje de Brad. Haría que
el hotel lo lavara y se lo enviara. Se puso su holgadopantalón de correr y
su camiseta favorita de Syracuse.
Abrió el mini bar y agarró todas las pequeñas botellas de licor que tenía,
preparándose para ahogar sus penas. Se sirvió la bebida y se lo tragó
deprisa como medicina, pero no era exactamente lo que ansiaba. Quería
helado. Kyle llamó y ordenó el sundae con sirope caliente. Era el mismo
que él y Lanie habían compartido en la primera cita. ¿Qué cita? Toda su
relación fue una farsa. Kyle le había advertido a Lanie que no se
enamorara de él. Él no había tomado su propio consejo.
Se sentó en el lujoso sofá de terciopelo y cambió de canales hasta que
encontró un infomercial sobre un abridor de latas eléctrico que solo
requería usar una mano. ¿De verdad era tan difícil abrir una lata? Observó
todo el asunto. La lluvia empezó entonces, cayendo en gruesas gotas sobre
el cemento, resonando por las ventanas de triple grosor. Era lo
suficientemente frío como para congelar. El amargo y triste sonido hacía
juego con el estado emocional de Kyle.
213
Kyle estaba por llamar y ver qué pasaba con su sundae cuando escuchó
un toque tentativo.
—Estaba empezando a preg… —Kyle se detuvo en seco, mirando a
Lanie, goteando, temblando y de pie frente a su puerta.
Kyle la atrajo hacia la habitación.
—¿Por qué estás tan mojada? —Él frotó sus manos de arriba abajo por
sus brazos, intentando generar calor.
—Llegué aquí hace veinte minutos, pero debía pensar un poco, y alguien
una vez me dijo que una caminata era una buena forma para pensar, pero
entonces empezó a llover y no había terminado de pensar, así que seguí
caminando.
—¿Estás loca? ¿Estuviste caminando bajo la lluvia a esta hora?
—No empezó a llover hasta el final. —Los labios de Lanie temblaban
mientras hablaba.
—¿En qué estabas pensando?
—Te extrañé. Extrañé a mi amigo. —Entonces lo abrazó, y Kyle envolvió
sus brazos alrededor de ella con fuerza, cerrando sus ojos mientras cada
uno de sus músculos se relajaba. Entonces la sintió estremecerse entreen
brazos.
—Quítate la ropa.
—¿Qué?
—Quítate la ropa. —Lanie lo miró confundida, y se dio cuenta decómo
había sonado. La tomó del codo y la llevó al baño.
—No quiero que te dé una neumonía. Lo que sea que tengas que
decirme puede esperar. Quítate la ropa mojada y toma una ducha caliente.
Estaré esperándote aquí.
Kyle se quedó fuera de la puerta en caso de que Lanie necesitara algo.
Tenía un millón de preguntas para ella, pero no dejaría que su curiosidad
ganara esta vez. Se aseguraría que primero estuviera cálida y cómoda.
—Mmm, Kyle —dijo Lanie a través de la puerta cerrada.
—¿Sí?
—No tengo nada que ponerme.
Kyle no lo pensó. Solo se quitó su camiseta. Abrió la puerta un poco y se
la entregó.
—Usa esto.
—Mis piernas tendrán frío —dijo ella. Se quitó su pantalón de chándal,
entregándosela—. ¿Estás dándome tu ropa? Eso es muy generoso.
—Te daré todo lo que tenga que darte, cualquier cosa que necesites. —
214
sonrisa irónica.
—Eso espero —replicó Kyle después de cerrar la puerta.
Regresó al baño, donde ahora la puerta estaba cerrada, pero el vapor se
escapaba por la estrecharendija, calentando sus pies descalzos. No estaba
seguro de lo que estaba haciendo Lanie, pero si la puerta no tenía seguro,
tenía toda la intención de averiguarlo. Sonrió cuando el pomo giró
fácilmente, y entró con tal fuerza que se golpeó el hombro contra esta.
—¿Lanie?
Estaba parada frente a él usando nada más que esa sexy tanga de
encaje rojo, sus manos en sus caderas, sin intentar cubrirse de ninguna
forma por primera vez. Sus ojos recorrieron esa brillante melena de rizos
cobrizos, deteniéndose apenasen los senos más perfectos que había visto
alguna vez, bajando por su delgada cintura y esas caderas curvilíneas. No
recordaba que sus pies lo llevaran, pero de alguna forma el espacio entre
ellos se había reducido hasta que estuvo tan cerca que podía sentir su
respiración mientras rozaba su piel.
—Casi me atrapaste con las bragas abajo —bromeó ella con una sonrisa
seductora.
—¿Estás intentando torturarme? —Su voz era tensa por la necesidad, y
estaba teniendo problemas para concentrarse.
—¿Puedes ayudarme con la última capa? —preguntó ella, deslizado sus
dedos alrededor de la cinturilla.
—¿No deberíamos hablar primero? —La pequeña parte de su cerebro
que todavía funcionaba lo hizo preguntar. Quiso patearse por la estúpida
pregunta.
Ella pasó los dedos por el pecho de él.
—Creo que puedes decírmelo sin palabras. Te necesito. —Entonces la
acercó a él, sin poder soportar el pequeño espacio entre ellos, y sostuvo su
rostro entre sus manos. Sus besos no fueron suaves y dulces. Estaban
llenos de necesidad, alimentados por su hambre. Había una desesperación
entre ellos por tocar y sentir.
Enganchó sus dedos bajo la delgada cinturilla de su ropa interior.
Pretendía deslizarlas, pero en su urgencia, se las arrancó del cuerpo,
apretándolas en su puño.
No podía soportar más.
—¡A la ducha, ahora! —gruñó, agarrándolapor los hombros y girándola
hacia la ducha encerrada en vidrio.
Ella se echó areír y caminó lentamente hasta esta, moviendo sus
caderas y su voluptuoso trasero con cada paso. Estaba en trance,
mirándola. Curvó un dedo hacia él llamándolo mientras entraba.
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—¿Vienes?
—No sin ti —replicó él, casi rasgando su propio bóxer mientras se los
sacaba antes de ir tras ella. El agua cálida los golpeó a ambos. Kyle la
puso bajo esta para calentar su piel fría, mirando las gotas bailar sobre su
cuerpo. Estrelló sus labios con los de ella, sintiendo un dulce alivio al
tocarla. Ella se apartó, sin aliento y mirándolo con esos ojos dorados. Él la
acercó de nuevo, chupando su oreja, cuello y hombros con sus labios.
Luego se concentró en sus senos, besando la pequeña línea blanca donde
había estado su cicatriz. Ella se estremeció bajo sus caricias, manteniendo
su cabeza ahí. Finalmente él se puso de rodillas, separó sus muslos, y
deslizó su lengua en sus resbalosos pliegues. Gimió de inmediato,
animándolo a ir más hondo. Él succionó su clítoris, atrayendo su
protuberancia entre sus labios y sintiéndose recompensado cada vez que
gemía su nombre. Lamió su sexo a un ritmo lento, remarcando con
rápidos golpecitos.
—Tan jodidamente deliciosa.
—¡Kyle!
—¿Qué, cariño? —preguntó.
—No puedo seguir de pie —gimió ella.
Sus piernas estaban temblando. Él agarró su cintura y suavemente la
movió contra la pared de azulejos sin perder su ritmo. Se inclinó contra
ella y la mantuvo firme.
—No te dejaré caer. Siempre te sostendré.
Ella dijo su nombre de nuevo, pero en un gemidoexigente y lujurioso
mientras pasaba los dedos por su cabello. Él aceleró su ritmo, sabiendo
que ella necesitaba su liberación. Luego sintió el apretón de sus músculos,
y sus gemidos ansiosos se convirtieron en gritos orgásmicos.
Cuando ella terminó, se levantó, envolvió sus brazos alrededor de su
trasero, y la levantó contra la pared. Besó su cuello y mordisqueó su
lóbulo antes de susurrar.
—Quiero jodidamente atravesar fronteras contigo.
Ella le pasó los brazos por el cuello, acercándolo.
—Necesito ser Kyle Manchester-izada con urgencia.
Entró en ella tan abruptamente, que Lanie gritó.
—¿Estás bien?
Ella pasó sus piernas alrededor de sus caderas y presionó su frente
contra la de él.
—Sí. No vas a lastimarme, Kyle.
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hecho cosquillas en ese punto que tanto la hacía reír. Pero ahora no se
atrevía a tocarla—. Por un minuto me pregunté de donde salió, pero
entonces, por primera vez, recordé que tenías una llave. Por supuesto que
tú lo traerías porque siempre sabes lo que necesito. Ni siquiera comí algo,
así que deberías sentirte culpable por rechazar al servicio de habitación. —
Kyle sí se sentía mal, pero no tenía nada que ver con el helado.
—¿No hablaste con Brad? —preguntó él entre dientes.
Parecía confundida.
—No, pero creo que lo pasé de camino acá, llevando a Cassie a casa. Me
alegra no estar ahí ahora mismo. Me pregunto si se mudará con él. Me
siento un poco mal por él. —Se encogió de hombros—. Pero no es mi
problema.
Kyle ya no estaba escuchando. Sintió su garganta secarse y cada
músculoestremecerse a la vez. Se tomó su trago, deseando que hubiera
sido doble.
—Jodido Brad —murmuró él.
—¿Qué?
Kyle se levantó del sofá. Caminó a lo largo de la habitación con pasos
apresurados. Lo miró, moviendo su cabeza como si estuviera viendo un
partido de tenis.
—Soy un jodido idiota.
—Kyle, cálmate. ¿Cuál es el problema?
Volvió a sentarse en el sofá, sintiéndose completamente derrotado.
Colocó sus codos sobre sus rodillas y descansó su cabeza en sus manos.
No quería ver su expresión cuando le dijera. Si veía la sorpresa, alegría, o
rabia en su rostro, lo heriría completamente.
—No iba con Cassie. Iba a verte.
—¿Por qué?
¿Alguna vez hubo una palabra más horrible en el idioma español que
por qué? Kyle tomó aire de nuevo, atreviéndose a mirarla. Ella ladeó su
cabeza, mirándolo concuriosa preocupación. La expresión decía mucho. No
tenía idea.
—Pensé que sabías o nunca habría… Mierda, vas a odiarme —dijo,
pasándose las manos por el cabello. Kyle sintió su mano en su rodilla,
frotándola. Incluso esa pequeña caricia en este extraño momento le trajo
consuelo.
—Solo dilo —susurró ella.
—Él iba a decirte que te amaba. Está listo para ser tu héroe ahora, y
pueden cabalgar hacia el atardecer para vivir su cuento de hadas. Es todo
lo que siempre quisiste.
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trabajo. No puedo pasar ni una sola noche sin ti. —Chupó su cuello,
inhalando su delicioso aroma.
Lanie agarró un puñado de su cabello, levantando su cabeza para que
sus ojos se encontraran.
—No quiero que te mudes conmigo. —Kyle la miró perplejo, pero ella lo
besó antes de que sus músculos se tensaran de nuevo—. Quiero mudarme
contigo… en Nueva York. Puedo conseguir un trabajo allá. Verás, estoy
muy solicitada ahora también.
—¿Dejarás a tu familia? —Kyle las odiaba, pero sabía que Lanie las
amaba, y él no quería hacerla sacrificar nada.
—Eres mi familia.
Kyle tragó con fuerza, preguntándose si alguna vez sería capaz de
construir un pedestal lo suficientemente grande para ella.
—Eres mi familia también, cariño.
Mientras él exploraba cada uno de sus perfectos rasgos, Kyle tuvo un
pensamiento fugaz. Fue rápido, pero lleno de genuina simpatía.
—Pobre Brad.
Fin
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