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PONENCIA DE LA RED NACIONAL PARA EL 1º ENCUENTRO

LATINOAMERICANO DE MICROCRÉDITO "NUESTRA PALABRA TIENE


CREDITO"

CONGRESO LATINOAMERICANO DE MICROCRÉDITO

PONENCIA:

RED NACIONAL DEL BANCO POPULAR DE LA BUENA FE: MICROCRÉDITO,


ECONOMÍA SOCIAL Y COMUNIDAD ORGANIZADA

Autor: Javier Costábile Mesa Nacional de la Red Nacional del Banco Popular de la
Buena Fe.

Introducción:

La presente ponencia aborda la experiencia realizada por las Organizaciones


Libres del Pueblo que componen la Red Nacional del Banco Popular de la Buena
Fe.

El Banco Popular de la Buena Fe es una propuesta de microcréditos que entiende


a éste como una de las herramientas de la economía social, y que se basa en una
metodología sostenida en la educación popular como eje central de praxis
reflexiva.

Esta propuesta es parte de una Política Pública sostenida desde el Estado


Nacional por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación a través de la
Comisión Nacional de Promoción de Microcrédito para el Desarrollo Local y la
Economía Social “Padre Carlos Cajade” (CONAMI).

Antecedentes y contexto histórico en el nacimiento del BPBF


El Banco Popular de la Buena Fe es una propuesta nacida del seno de las
Organizaciones de la Sociedad Civil, que se inicia e
n un Barrio de la Ciudad de la Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires en el
año 2001.

El contexto nacional se caracterizaba por una profunda crisis provocada por la


caída del modelo neo liberal que se profundiza durante toda la década del 90, con
niveles de pobreza que superaban el 50% de la población, la indigencia cercana al
26% y el desempleo se encontraba en el orden del 24%.

Se llega a esa situación por la combinación de las políticas diseñadas bajo la


concepción del Consenso de Washington, que provoca la desregulación de la
economía, la liberalización financiera y comercial, la privatización de las empresas
públicas, la flexibilización laboral, la privatización de la seguridad social y del
sistema previsional, entre otros.

Debe destacarse que para la aplicación de estas medidas debieron cambiarse los
ejes de las políticas públicas, que pasaron a ser dirigidas por los organismos
internacionales (FMI, BID, Banco Mundial). En su conjunto estas “nuevas” políticas
públicas significaron el paso del Estado promotor del desarrollo y la redistribución,
al de creador de condiciones para la inversión, situación que llevo a un
achicamiento de las funciones asumidas por el Estado y a la reducción del aparato
público a sus esferas técnicas y administrativas.

En el plano de las políticas sociales, esta mutación de funciones se vieron


reflejadas en fuertes cambios, se eliminaron los programas de promoción de
oportunidades para todos, los que se sustituyen por apoyos asistencialistas a
grupos focalizados para contener las problemáticas sociales, ya que la utopía
neoliberal se fundaba en la certeza de que en el largo plazo el libre mercado
reconstruirá los equilibrios económicos y estos mecánicamente restituirían los
equilibrios sociales, necesitando para ello que la política, entendida
unidimensionalmente como el accionar ineficiente del Estado, no intervenga con
regulaciones distorsionadores del libre juego de la oferta y la demanda.

La aplicación de estas políticas profundizaron la pérdida del sentido de


pertenencia a la comunidad, la falta de participación y la ruptura de los procesos
de construcción colectiva, espacio que fue ocupado por la tecnocracia, la gestión,
la ingeniería social de las instituciones de gobierno, que se arrogaron la tarea de
proponer y administrar el destino común desde los institutos especializados
fundados y mantenidos por los organismos multilaterales de crédito. La primacía
de este esquema tecnocrático y econométrico demandaba, como condición de
éxito, desplazar a los ciudadanos, reducidos ahora a una situación meramente
clientelar y pasiva, de su participación directa en los asuntos públicos.
Concomitante con este estado de situación, se produjo una profunda crisis de
representación de los partidos políticos y de sus referentes dirigenciales, al tiempo
que surgieron nuevos movimientos sociales, (como por ejemplo, piqueteros,
asambleístas barriales, fábricas recuperadas, redes de trueque, ahorristas
expropiados, asociaciones barriales y microproductores agrarios). Conformados,
en su mayoría, por excluidos o damnificados directos “del modelo neoliberal”,
recuperando formas históricas de lucha o improvisando nuevas estrategias y
metodologías, algunos de estos movimientos plantearon plataformas
reivindicativas definidas como “no políticas” y otros, en cambio, caminaron hacia
formas novedosas de entender y hacer política.

Así surgieron y se multiplicaron las asociaciones civiles y las ONGs que


conformaron lo que se llamó el Tercer Sector. En términos generales, podríamos
decir que muchas de estas organizaciones surgieron reivindicando su carácter
apolítico, centrando sus actividades en acciones comunitarias; es así que una
parte no menor de las mismas, resultaron funcionales al modelo económico
neoliberal, en tanto sirvieron para descomprimir las tensiones generadas por el
deterioro social, desvinculando los reclamos sociales de la actividad política
concreta. En contra posición a esta postura, otra parte de estas organizaciones se
plantearon objetivos de construcción más politizados o radicalizados, elemento
que las llevo a confrontar con los postulados del neoliberalismo y a ver la
necesidad de dar forma a una economía alternativa, tendiente a disputar espacios
con el modelo hegemónico.

Bases conceptuales para la experiencia fundante

En el contexto anteriormente descripto, se consolidan toda un gama de


experiencias, que podríamos englobar dentro de lo que la OIT denomina sector
informal urbano, que compone el núcleo socioeconómico principal que nutre la
llamada economía del trabajo o economía popular.

La Asociación Barrios del Plata, con trabajo territorial en el Barrio Villa Alba de la
ciudad de La Plata inicio, con el fin de acercar herramientas crediticias a los
sectores populares en crisis,una experiencia de microcrédito. Para esto se tomó
como base el trabajo desarrollado por Mohamed Yunus y el Banco de los Pobres,
la adaptación de esta experiencia al medio local incluyó, como base conceptual y
metodológica, la incorporación de la perspectiva de la educación popular.

Partiendo de la idea de que la sociedad civil se constituye como fenómeno


cultural, como un espacio de formación de una conciencia colectiva ; desde este
modo de trabajar el microcrédito -que incorpora esta práctica educativa- se
entiende que no hay formación de una conciencia colectiva sin organización
popular y no hay organización sin praxis reflexiva.

Así, el pueblo organizado, capaz de conceptualizar sus problemáticas como base


para la transformación de su realidad, se constituye en protagonista de sus
propios cambios. Este proceso de reflexión crítica sobre el entorno social, político,
económico, cultural, ambiental, etc., es lo que posibilitará una acción
transformadora y liberadora.

En este nuevo esquema, las prácticas para alcanzar la Comunidad Organizada,


que sirva de base para la construcción de un Proyecto Nacional y a la vez Popular,
ya que pueden existir proyectos nacionales que no incluyan a los sectores
populares, fueron trabajadas desde un enfoque que sumó a la Educación Popular,
ya abordada, la perspectiva de la Economía Social.

La sumatoria de estos dos enfoques dio lugar a una metodología indisoluble. Una
metodología construida sobre la certeza de que no existe, para la economía del
trabajo, para la economía solidaria, o para una unidad doméstica -sean estos de
subsistencia o de acumulación simple o ampliada- la posibilidad de abstraer la
suerte de los sectores populares y de sus emprendimientos de la realidad social
que los rodea.

La economía social, entendida como un emergente, que si bien convive con el


sistema capitalista pero se basa en otras lógicas que van más allá del afán de
lucro, debe propender a la liberación de las personas de toda forma de
dominación. La inequitativa distribución de la riqueza, sostenida por un modelo de
acumulación individualista y regida por la acción, supuestamente, invisible del libre
mercado, tiende a someter a las personas, pues la exclusión y la pobreza son
verdaderos disciplinadores sociales.

La economía social “combina las viejas prácticas de la economía doméstica que


forman parte del sustrato económico informal y prácticas nuevas donde lo original
es la politización de formas de producción que saltan a la esfera pública,
situándose en el ámbito de la economía social”

Es por ello que las prácticas de economía social, desde esta visión, necesitan
complementarse con el componente de educación popular ya que “la liberación de
los oprimidos es la liberación de hombres y no de objetos, por esto no es
autoliberación – nadie se libera solo – ni tampoco es liberación de unos hecha por
otros. (…) Es necesario que los oprimidos lleguen a este convencimiento como
sujetos y no como objetos” (…) “La acción política junto a los oprimidos, en el
fondo, debe ser una acción cultural para la libertad, y por ello mismo, una acción
con ellos”.

De la experiencia territorial a la experiencia estatal:

La experiencia pionera, enmarcada en estas líneas conceptuales, fue presentada


al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, es así que desde septiembre de
2002 hasta diciembre del mismo año se decide realizar la primera prueba piloto de
microcréditos, bajo el nombre de Banco Popular de la Buena Fe, en dos provincias
argentinas, Mendoza y Buenos Aires. En el año 2003 el Ministerio optó por una
sola metodología de microcréditos y se hizo cargo de todo el componente de
capacitación. En esta etapa se extiende la experiencia a las provincias de
Tucumán, Entre Ríos, San Juan y Chaco; y a fines del año 2003 se realizó el
Primer Encuentro Nacional de Prestatarios (tomadores de microcréditos) en la
ciudad de Tandil.

De la experiencia Estatal a una Política Pública de Gestión Asociada

Partiendo de la premisa que la organización popular es la estructura basal para la


construcción de un proyecto de país que incluya a las mayorías populares, no es
posible concebir una propuesta de microcréditos sin creer en la economía social
como práctica de construcción colectiva, una práctica que necesariamente se
garantiza y sostiene con la presencia del Estado, creando condiciones de
institucionalidad con un plan a largo plazo, el cual se articula, diseña y ejecuta
entre el Estado y las Organizaciones Libres del Pueblo.

Bajo esta concepción, el Banco Popular de la Buena Fe no es un programa que se


limita a la ejecución eficiente de fondos públicos, es una propuesta socio política
enmarcada en una política pública, que tiene a la economía social como eje para
la recuperación de valores, la reconstrucción del tejido social, la recuperación de la
confianza y que se propone como alternativa válida a la visión del capitalismo
neoliberal .

Durante el año 2004 el Banco Popular de la Buena Fe es reconocido como una


modalidad del componente “Fondos Solidarios” del Plan Manos a la Obra, en ese
año se realiza el Segundo Encuentro Nacional en San Juan al que asisten 450
prestatarias/os y se amplía la experiencia a otras provincias y a otras
organizaciones provinciales y locales. En el 2005, se realizó el Tercer Encuentro
Nacional en Chapadmalal, con 700 asistentes. En el año 2006, se cuadruplicó la
experiencia, abarcando a 16 provincias y más de 320 organizaciones, y se realizó
el Cuarto Encuentro Nacional, con más de 1.600 participantes. A comienzos del
año 2007, se suman 20 nuevas organizaciones regionales (OR), que son las
responsables de seleccionar, capacitar, administrar y transferir recursos a las
Organizaciones Locales. Mientras que para el año 2009, el Banco Popular de la
Buena Fe nucleaba a 106 Organizaciones Regionales y 843 Organizaciones
Locales (OL), vinculadas –estas últimas– al trabajo territorial concreto, dando lugar
a un trabajo en red entre las partes involucradas.

Una metodología para una Comunidad Organizada

En este derrotero, jalonado por la sumatoria de estas experiencias, se fue


consolidando una construcción social y política que nace de los propios
prestatarios/as y de las organizaciones de la sociedad civil en articulación con el
Estado.

“Lo que caracteriza a las comunidades sanas y vigorosas es el grado de sus


individualidades y el sentido con que se disponen a engendrar en lo colectivo. A
este sentido de comunidad se llega desde abajo, no desde arriba. Se alcanza por
el equilibrio, no por la imposición....bajo una libertad no universal en sus medios, ni
en sus fines, sin ética ni moral, le es imposible al individuo realizar sus valores
últimos por presión de egoísmos potenciados por una minoría. Del mismo modo,
bajo el colectivismo materialista llevado a sus últimas consecuencias le es
arrebatado esa probabilidad- la gran probabilidad de existir- por una imposición
mecánica en continua expansión y siempre hipócritamente razonada...Lo que
puede devolver al hombre la actitud combativa es la fe en su misión, en lo
individual, en lo familiar y en lo colectivo...aparece el nosotros en su ordenación
suprema: la comunidad organizada” .

Desde aquella experiencia desarrollada por la Asociación Civil Barrios del Plata en
el año 2002, y con la incorporación de la propuesta del Banco Popular de la Buena
Fe como política pública, se inició un proceso organizativo de abajo hacia arriba
tendiente a fortalecer el entramado socio comunitario; siendo esta acción de
fortalecimiento, la insignia que caracteriza al Banco Popular de la Buena Fe en la
totalidad de su desarrollo.

Rosseau, llamaba pueblo al “conjunto de hombres que mediante la conciencia de


su condición de ciudadanos y mediante las obligaciones derivadas de esta
conciencia, y provistos de las virtudes del verdadero ciudadano, aceptan
congregarse en una comunidad para cumplir sus fines”, por lo tanto este Banco es
Popular porque nace de esa organización primigenia compuesta de prestatarios
que aceptan organizarse en grupos solidarios y éstos conforman el estrato basal
de la organización propuesta.
Desde la mirada, que indica que “el capital social se crea sencillamente allí donde
las relaciones entre personas se coordinan para facilitar una acción colectiva” ,
podemos decir que el Banco Popular de la Buena Fe, potencia no solo las
relaciones entre las personas, la formalización de los entramados sociales, sino
también la participación plena de los actores sociales en los procesos de
desarrollo de sus comunidades.

Cada OL conforma un Equipo Promotor (EP) de cinco integrantes, que difunde la


propuesta y acompaña a los emprendedores en la conformación de los grupos
solidarios, la formulación y evaluación de proyectos y la constitución de las
garantías solidarias. El EP promueve además la conformación de Centros en
donde se reúnen semanalmente diferentes grupos del banco para realizar el
reembolso de las cuotas y compartir el desarrollo del proyecto emprendido en el
marco de las diversas actividades socio-comunitarias.

Los prestatarios acceden al crédito en grupos de cinco integrantes,


comprometiéndose a ser garantes unos de otros. Son las personas que conforman
cada grupo y su relación, las que constituyen la garantía solidaria, siendo la
palabra empeñada de cada miembro a su grupo lo que garantiza la devolución.

Cada uno de los miembros ingresa al grupo con su propio proyecto y lo desarrolla
con el apoyo del equipo promotor y su grupo en aproximadamente dos meses,
durante los cuales se evalúa la sustentabilidad de los proyectos y se establece el
monto del crédito a solicitar.

La Organización en Red para la escala territorial nacional

El proceso se consolida a partir del año 2006, con un esquema organizativo


desarrollado en las Provincias y Regiones del País, donde las Organizaciones
Regionales de cada una de ellas conforman 7 Redes Provinciales y Regionales
según la zona geográfica del país donde desarrollan sus actividades:

1) Red NOA del BPBF (Provincias de: Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero,
Catamarca y La Rioja).

2) RENIS - Red NEA por la Inclusión Social (Provincias de: Misiones, Corrientes,
Chaco y Formosa).
3) Red CUYO del BPBF (Provincias de Mendoza y San Luis).

4) RESEP – Red de Economía Social y Educación Popular de Córdoba (Provincia


de Córdoba).

5) Red de las Dos Orillas (Provincias de: Santa Fe y Entre Ríos).

6) Red de Microcrédito y Educación Popular de Buenos Aires (Provincia de


Buenos Aires).

7) Red del BPBF de la Patagonia (Provincias de: Neuquén, Río Negro y Chubut).

A partir de estas Redes Regionales se construye la Red Nacional del Banco


Popular de la Buena Fe.

Este proceso organizativo nacional se ha complementado con un trabajo de


sistematización de las prácticas realizadas en el período 2002 – 2007, un Plan de
Fortalecimiento de la Organizaciones que componen la Red, a lo que se agregan
cuatro comisiones de trabajo en el seno de la Red Nacional que abordan los
siguientes ejes temáticos: Comunicación, Comercialización, Adaptaciones
metodológicas y Bancos Rurales, y Formación Política.

En el 3er. Encuentro Nacional realizado en Chapadmalal en el año 2005, se


acordó realizar la Sistematización de las prácticas desarrolladas y los resultados
obtenidos, en el marco del trabajo con el Banco Popular de la Buena Fe, desde los
inicios de la experiencia; consensuándose en esta ocasión los criterios para
llevarla adelante. El método de trabajo fue estructurado en torno a los aportes
teóricos de Oscar Jara y la metodología de la Educación Popular.
Para ello se conformó un equipo nacional de 85 personas, organizados en 16
equipos locales integrados por prestatarios, promotores, organizaciones
regionales y locales y un equipo central del Ministerio de Desarrollo Social de la
Nación, que se reunieron en tres encuentros nacionales y dos regionales, en los
que se trabajó bajo los objetivos de “Aprender de lo que hacemos, Reflexionar
sobre nuestra práctica para seguir transformando, Analizar la práctica para
replicarla y Construir conocimiento a partir de ese análisis”.

Como resultado de este trabajo, colaborativo y participativo, se publicó el libro “De


Vuelta en Pie”, en el que se recopila los resultados tanto cualitativos como
cuantitativos que describen el desarrollo del Banco Popular de la Buena Fe en el
período 2002 – 2007.

Entre otros aspectos, la sistematización, mostró como una necesidad de las


organizaciones que componen la Red, el desarrollo de un plan de fortalecimiento y
capacitación para las mismas. Esta necesidad, paso a ser un objetivo de trabajo
para la Red Nacional de los Bancos Populares de la Buena Fe, en función de
paliar este déficit los responsables de la Red Nacional trabajaron, durante el
período 2007- 2008, junto al equipo del Ministerio de Desarrollo Social de la
Nación, en el desarrollo e implementación de un Plan de Fortalecimiento y
Capacitación, que fue diseñado entre el Ministerio y las Organizaciones
Regionales.

La estructuración de este plan, (planificación metodológica, de contenidos,


asignación de recursos, etc.) tomo siempre como punto de partida los datos
arrojados por los distintos diagnósticos locales. Para realizar estos diagnostico, las
organizaciones acordaron las siguientes consignas de análisis: Qué miramos,
Cómo, y Quienes lo hacen.

Siguiendo a María Gabriela Molina y su trabajo “La elaboración de los diagnósticos


locales”, se optó por la metodología de evaluación o investi¬gación cualitativa que
intenta recuperar el contexto y las di¬mensiones humanas del fenómeno en
estudio. Para la autora citada, este tipo de evaluación general¬mente “se realiza
en medios "naturales", como escuelas o espacios comunitarios convocantes;
siendo el investigador / evaluador junto con los sujetos participantes, el principal
"instrumento" de recolección y el que analiza los datos; enfatiza la des¬cripción
"gruesa", aquella que ilumina los patrones coti-dianos de conducta y su significado
desde la perspectiva de quiénes se estudian; se orienta a los procesos sociales y
no sólo se concentra en los resultados; emplea múltiples técnicas de recolección
de datos, algunas más otras menos estructuradas; y fundamentalmente utiliza el
lenguaje de las palabras y un enfoque inductivo en el análi-sis de datos”.
Respecto al Qué mirar, se estableció una propuesta de las dimensiones a indagar,
que se revisaron, modificaron, y agregaron contenidos, de acuerdo a la visión y
experiencia de cada organización.

Seguidamente se realizó un encuentro de los referentes de organizaciones en el


que se avanzó en el Cómo, centrandose en la definición de las metodologías que
se utilizarán, etapas, tiempos y estilos de trabajo, y en el Quienes efectuarán los
diagnósticos (emprendedores, promotores comunitarios y organizaciones) y que
tareas deberían realizar cada uno en este proceso.

De esta manera se trabajó en la etapa de diagnóstico en los siguientes aspectos:

a) Contexto productivo y del mercado laboral local

Principales actividades económicas y dinamismo de los diferentes sectores.

Áreas de mayor inversión y crecimiento.

Tasas de empleo, desempleo, subocupación, inactividad. Formalidad e


informalidad.

Iniciativas, programas o políticas económicas enfocados en el empleo y lucha


contra la pobreza.

Demanda de mano de obra. Actividades y perfiles ocupacionales con mayor


probabilidad de crecimiento. Niveles de calificación y competencias requeridas
para esos perfiles.

Oportunidades de negocios en productos y servicios, posibles encadenamientos.

Empresas e instituciones (públicas y tercer sector) que pueden ofrecer


oportunidades de emprendimientos, comercialización, formación.

b) Contexto educativo
Escuelas medias y de formación profesional y especialidades existentes.

Ofertas de capacitación laboral no formal.

Infraestructura existente.

Capacitación en economía social, desarrollo local.

c) Situación de los emprendedores

Características sociales y económicas de los emprendedores/ prestatarios (nivel


educativo, niveles de ingreso, características del hábitat, problemáticas de
violencia, discapacidad, etc.).

Motivaciones e intereses.

Tipos principales de actividad.

Logros y dificultades comunes de los emprendimientos.

Potencial de crecimiento de los emprendimientos.

d) Alianzas

Instituciones susceptibles de brindar servicios de asesoramiento y/o asistencia


técnica, infraestructura, apoyo económico.

Empresas susceptibles de apoyar en el diseño del currículo, ejecución de la


formación, apoyo económico y/o acompañamiento técnico.

e) Actores
Que organizaciones, personas claves juegan en el territorio a nivel socio-político,
económico, cultural. Que posiciones ocupan o tomarán respecto a nuestros
planes.

Que acciones tendremos que tomar (motivación, negociación, etc.) para viabilizar
el logro de lo que nos proponemos.

En todos los casos, dado el caminar de los distintos BPBF y como parte de una
práctica situada, los diagnósticos fueron mostrando la necesidad de ampliar la
mirada, desde la dimensión micro hacia lo macro social: al desarrollo económico
local y regional, identificando los actores de la Economía Social que juegan en
cada territorio, y las particularidades que la historia ha ido marcando en las
diferentes regiones. En este sentido, se entendió a la etapa de diagnostico como
un ejercicio indispensable para conocer y analizar a fondo la realidad, guiar el
diseño de los objetivos y definir las acciones a realizar para alcanzar los logros
propuestos.

Así se llegó a la elaboración de un Plan de Capacitación y Formación dirigido a


prestatarios, promotores y referentes de organizaciones, haciendo eje en las
temáticas de Economía Social y Educación Popular.

El Plan de Fortalecimiento impactó positivamente en el proceso de construcción


de las Redes Regionales, y a partir de ellas de la Red Nacional ya que se
diseñaron esquemas de intervención desde una mirada integral del abordaje
territorial, no solo como actividades de capacitación, sino desde la perspectiva de
analizar condiciones de sustentabilidad para los bancos locales, para las
Organizaciones Regionales y fundamentalmente para los prestatarios.

Se organizó un equipo de talleristas y capacitadores, con amplia experiencia en


las prácticas del BPBF, miembros de equipos de promotores y de las
organizaciones sociales vinculadas a los bancos locales y regionales. Esto
posibilito incorporar una dinámica de trabajo en el diseño de los talleres
estrechamente ligada a la práctica concreta, esto también posibilitó el diseño de
contenidos y talleres acordes a las necesidades detectadas y la pronta adaptación
de esos contenidos a las realidades específicas de cada región del territorio.

De la evaluación, en el seno de la Red Nacional, de este Plan de Fortalecimiento


surgió la necesidad de abordar en mayor profundidad, los cuatro ejes temáticos
que se consideran centrales para el mejoramiento de las prácticas de nuestro
Banco Popular:
1) Comunicación: Entendiendo por tal un proceso de construcción de sentidos
vinculado a un proyecto político. Se considera que la comunicación permite
generar y potenciar vínculos y hechos entre distintos actores sociales lo que
amplía las posibilidades de construcción de nuestro proyecto. En la actualidad, las
principales acciones de esta comisión son las de difundir y hacer visible la
propuesta del Banco Popular de la Buena Fe, contribuir al desarrollo y
fortalecimiento organizativo de la Red Nacional y sus vínculos con otras
organizaciones

2) Comercialización: El aprendizaje y la experiencia demuestran que para que los


emprendimientos sean sustentables en el largo plazo no basta con poseer
conocimientos y herramientas para la producción, todo proyecto productivo es
parte de un proceso que culmina con la venta del producto. Así se plantean
estrategias de comercialización como Red, más allá de la voluntad y capacidad
individual de cada emprendedor, donde este proceso de encuentro entre
emprendedor y consumidor tenga como horizonte la consolidación de la economía
social como superadora de la economía de mercado tradicional.

3) Adaptaciones metodológicas – Bancos Rurales: Se trata de realizar un


aprendizaje colectivo a través del intercambio de experiencias con el objeto de
diseñar la manera más adecuada de trabajar en las comunidades rurales, y desde
allí se diseñan herramientas metodológicas que aportan no solo al desarrollo local
de estas comunidades sino también al acompañamiento de sus reivindicaciones
históricas por el acceso a los recursos naturales y la defensa de sus derechos.

4) Formación Política: Partiendo de entender que la construcción de un proyecto


colectivo implica siempre profundizar el análisis crítico de la realidad como
elemento central de la acción transformadora. Para ello reconocemos a los actores
de la economía social como sujetos políticos en los territorios en el marco de un
proyecto de País Nacional y Popular.

Conclusiones:

“Si hay algo que ilumine nuestros pensamientos, que haga perseverar en nuestra
alma la alegría de vivir y de actuar, es nuestra fe en los valores individuales como
base de redención y, al mismo tiempo, nuestra confianza de que no está lejano el
día en que sea una persuasión vital el principio filosófico de que la plena
realización del "yo", el cumplimento de sus fines más sustantivos, se halla en el
bien general. Esta comunidad que persigue fines espirituales y materiales, que
tiende a superarse, que anhela mejorar y ser más justa, más buena y más feliz, en
la que el individuo puede realizarse y realizarla simultáneamente”.

Partiendo desde esta idea de Comunidad Organizada, y de la convicción de que


las posibilidades de desarrollo individual están estrechamente ligadas al desarrollo
del entorno que nos contiene; la propuesta del Banco Popular de la Buena Fe,
como estrategia de gestión asociada entre el Estado Nacional, a través de la
Comisión Nacional de Microcrédito del Ministerio de Desarrollo Social de la
Nación, y las Organizaciones Libres del Pueblo organizadas en la Red Nacional
del Banco Popular de la Buena Fe, han dado y dan, muestras, desde los
resultados obtenidos, que es posible construir herramientas de intervención que
partan de lo individual hacia la utopía de transformación de una Patria más justa.

Y es desde esta base, que creemos en la imposibilidad de pensar un proyecto de


microcrédito, en el marco de la economía social, sin un proyecto de país que
fomente el desarrollo integral y el crecimiento económico con inclusión social.

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