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SOLAPA

Edith Emmermann de Muro (Dede) nacida en Villa Constitución y radicada en Rosario desde su
juventud, ejerció la docencia y, a su retiro, escribió, contando en su haber literario con los siguientes
libros:
En novelas: “El enigma de la dirección”, “La soga del campanario”, “La última página”, “El puente
blanco”, “El rum-rum de la líbido”, “Bruma”, y (en futura publicación) “La cita con el duende de un
militante de la Democracia”.
Cuentos: “Con los pasos hacia adento”, “Perfiles”, “Hojarasca”.
Poemas: “Aleteo”, “Intimo”.
Aforismos. “Afuerismos (remedos de aforismos en seriedad)”.

Al lanzar el último libro “La cita con el duende de un militante de la Democracia” incursiona, por
primera vez en un tema político como un desafío invernal para vestir de verosímil la fantasía de una
cita que pudo ser porque la esencia del largo diálogo con un legislador nacional se sustenta en hechos
fehacientes y comprobables. Pudo escribirlo apelando a un reportaje real, pero la autora no puede, no
sabe o no quiere salir de su estilo emocionalmente intrigante para recrear al lector por el paisaje de la
novela.
Debajo de una historia hay otra

La firma del trabajo: Edith Emmermann de Muro, con la aclaración íntima: Dedé, trae, por tanto a una
mujer en un libro que es reportaje presente y biografía al duende de Luis Rubeo, dado que él nunca
participó.
Conozco al protagonista personalmente. Me he burlado, reído y respetado sus dichos, sus discursos, su
militancia. Las causas populares generan pasiones que ya pocos disimulan.
Rubeo es a la política de Rosario primero, de la provincia de Santa Fe después y al destino nacional, un
título imposible de soslayar. No hay error. Título.
Y un título de pertenencia con la historia del país bien puede tener un narrador. Este es el caso, el
ejemplo.
Sobre la vida del político se extiende a través del duende, una larga conversación que presume que no
acabará, que no terminó.
Algunas preguntas hechas por la autora podrían ser parte de la requisitoria periodística. Otras (su casa,
su familia) son específicas de un trabajo más específico. La vida de Luis Rubeo desde su duende.
El peronismo, algo que domina el total de páginas, incluidas las citas del caudillo y de su mujer, Evita,
acepta múltiples abordajes.
Este libro, que avanza como conversación de una relatora sobre un hombre, biografía y charla, es por
detrás otra cosa. Es una mirada sobre el peronismo. La autora no se lo propone, al menos no se lo
propone explícitamente, pero es el peronismo el que surge, “limpito”, para quien se meta en la
conversación, abierta, entre los dos personajes. Dos personajes porque la autora no se queda afuera.
Hay una mezcla de respeto entre quien pregunta y quien responde. Y un pacto de lenguaje que no es de
este siglo, el XXI.
Sin embargo, más allá de las documentales que acompañan certificando, desde su relación con Perón
hasta sus tareas legislativas, lo que sin dudas se muestra es lo dicho. Una mirada sobre el peronismo.
Pregunta: el peronismo necesita miradas. Respuesta: todas las que se puedan.
Desde su aparición en la Argentina de la década del ’40 el peronismo se convirtió en el hecho más
importante del siglo XX.
Acaso aquellas luchas obreras de fin del IXX y comienzos del XX, que terminaron con la conquista del
descanso dominical y el florecimiento de los clubes y las sociedades mutuales y de amistad, nada había
sucedido, de tanta magnitud.
El coletazo de los éxitos de luchadores de principio de siglo se completa con el voto secreto y
obligatorio. Una mezcla de protestas de los grupos partidarios y graciosas decisiones oficiales, lo deja
puesto en el seno de una sociedad conmovida por el mundo (Europa, básicamente Europa) y maleable,
sin terminar de hornear. Demasiados inmigrantes , anhelos, pasados , para que todo se resolviese
sólidamente. El voto adquiere dimensión transformadora con el ’45 y, directamente, con febrero del
’46. Allí Argentina comienza a cambiar su genética. Es el peronismo el gen incorporado.
Un repaso por las fichas que completan los diputados del pueblo peronista en el período que comienza
en ese año, 1946, es tan ilustrador que no se puede quitar de cualquier análisis histórico. La
investigación sobre la sociedad en la que el peronismo, de movimiento convulsivo, se convierte en lo
dicho: un cambio en la matriz genética adquiere una transparencia reveladora. No sólo doctores.
También obreros que no saben cómo llenar las planillas con datos de estudio, domicilio y profesión
componen la representación partidaria. La burguesía porteña ilustrada se asombra y tiembla.
El peronismo es una turbamulta que se lleva por delante mármoles y diplomas. Respira necesidades
populares.
Nacido en la década del ’30 es fácil entender que el protagonista advierta que ese es un camino y se
meta en la senda.
El resto es material de lectura.
Hurgando en el esqueleto la invitación que propongo. Miren al trasluz, el peronismo aparece con pocos
eufemismos y mucho de original.
Es Luis Rubeo un contemporáneo del origen. Del entrañable origen del peronismo. Es Luis Rubeo un
peronista de las entrañas. Desde. Con.
Y es ésta, la crónica novelada de su vida, una oferta. Sumar al peronismo lo que cuenta, lo que escribe
la autora de lo que dice que cuenta el duende de Rubeo.
Dice, en alguna de sus respuestas, que no se cree personaje. Lo es.
Con referencia directamente a lo territorial en 1973, el 1983 nuestra provincia lo tiene como
protagonista. Actor principal.
A los actores de un fenómeno de las características del mencionado peronismo, nadie lo puede juzgar
desde un solo sitio, butaca, estrado o páginas de un libro.
La historia, ese “continuo” que nadie logra parar, ya lo metió en el río.
Seguimos en esas aguas. Todos.

Raúl “Bigote” Acosta.


Testigo.
Periodista.
ESTE ES UN LIBRO QUE JAMÁS, ANTES, IMAGINÉ LLEGAR A ESCRIBIR, NO ES MI
FUERTE SU TEMÁTICA, NI TENGO COMPROMISOS DE INTIMIDAD CON SU
PROTAGONISTA DIRECCIONAL, PERO LOS ACONTECIMIENTOS SOCIALES Y POLÍTICOS
DE MI PAÍS, DE INUSITADAS FLUCTUACIONES VIVENCIALES QUE DEJAN PERPLEJO AL
HOMBRE COMÚN CON LAS IMPRONTAS DE TODOS LOS DÍAS, ME SEDUJO A HACERLO.
NO SE SU DESTINO. SI LLEGA A TUS MANOS RECÍBELO SÓLO RESCATANDO DE ÉL LO
QUE PUDE VOLCARLE COMO MENSAJE DEL ANSIA DE MI PARTICIPACIÓN CIUDADANA
SOSTENIDA EN UNA ABSOLUTA HONESTIDAD INTELECTUAL, EL RESPETO A LAS
INSTITUCTONES Y SUS REPRESENTANTES, Y EL AMOR A MI PUEBLO.
Toda persona de relevancia pública sólo es dueña de la mitad de la intimidad de su vida privada. Quien
quiera exponer en el tendedero de la exhibición colectiva esa parte visible de su historia, solo queda al
margen de toda suspicacia de ser su admirador o detractor, si el expositor se equilibra con el aporte de
su realidad fehaciente.
Entonces no se verá teñido con el color de su estricta idiosincrasia; salvo que, en el curso del relato
testimonial de su historia, el protagonista seduzca, por la esencia de su condición humana, la pluma del
escritor.
… O, en última probable instancia, que algún lector, amante de la ficción, no crea nada de ninguno de
los dos.
PERDÓN Y GRACIAS, PATRIA MIA...!

COMIENZO DE LA PRIMAVERA DEL 2009.


(En voz alta y frente al espejo de mi propia conciencia ciudadana)

PERDÓN, PAÍS, por el flagelo del hambre y de la pobreza de gran parte de los hijos de tu suelo.
GRACIAS, PAÍS, porque tu tierra pude volver a ser, otra vez, el granero del mundo, y salvarlos de esa
ignominia.
PERDÓN por tanta injusticia y desigualdad social que hoy te perfilan.
GRACIAS, por estar bosquejada con trazos fuertes de la Ley y de la honrosa racionalidad y
sensibilidad ciudadana.
PERDÓN, por los dolorosos enfrentamientos entre los hermanos de tu tierra, con odios, luchas y
muertes, salpicando con sangre las hojas de tu historia, aún tan joven.
GRACIAS, por el imperativo de Paz colectivo, la voz de las Iglesias, y los héroes anónimos que, en su
entrega, sostiene cada día.
PERDÓN, por los Poderes corruptos, concupiscentes, venales, despóticos, apartidas, insensibles a los
clamores del pueblo.
GRACIAS, porque muchos de sus hombres honorables, pudieron seguir apuntalando la Democracia sin
dejarse cercenar.
PERDÓN, por la polución del Riachuelo, el bombardeo a los cerros precordilleranos ricos en
minerales, el gas y el petróleo de tu subsuelo en espera de su succión, la incontrolada tala de tus montes
y bosques...
GRACIAS, por el grito de alerta de tus científicos, los políticos probos, los damnificados, la valentía de
los medios de comunicación.
PERDÓN, por la droga, el exhibicionismo de los desenfrenos, el dengue, la vinchuca, los ranchos, las
villas miserias, los parias que duermen en 1a calle tapados con un cartón...
GRACIAS, por la consternación ciudadana, su clamor da protesta, la ayuda llegada de todas partes
desde la fuerza del corazón.
PERDÓN, por la desinteligencia y antagonismo de muchos de los grandes dirigentes políticos.
GRACIAS, por el noble simbolismo del abrazo de Balbín y Perón.
PERDÓN, por el banderío multicolor de algunos actos políticos.
GRACIAS, por tu bandera celeste y blanca, tremolando en nuestra identidad.
PERDON, por quienes, desde los estrados de la gobernabilidad, ó cualquier nivel alcanzado dentro de
la sociedad, así el más modesto que fuera, no ha dado por ti; algo de sí mismo para sentirse tu
merecedor, y merecerte.
GRACIAS, porque son muchos los más, y forman la corriente humana que siente, piensa y actúa para,
sostenerte, valorarte y engrandecerte como un inexcusable compromiso con los próceres de nuestra
nacionalidad.
PORTAL
TESTlGO Y PROTAGONISTA

“EL HOMBRE SENSATO OBTIENE MÁS DE SUS ENEMIGOS QUE EL NECIO DE SUS
AMIGOS”.
Juan Domingo Perón.

“CUANDO ELEGÍ SER "EVITA", SE QUE ELEGÍ EL CAMINO DE MI PUEBLO”.


Eva Perón.
TESTIGO Y PROTAGONISTA

¿...Y, entonces? ¿Qué puedo hacer, por mí? ¿Qué, no sentido, pensado o hecho antes, cuando tenía el
fuego y el vigor de la juventud...? ¿Con qué recursos cuenta mi intención de no estar en una mecedora
mirando con resignación los acontecimientos tumultuosos y sorpresivos del mundo y de mi país,
devorados por su vertiginosidad, que sirvan para entender, al menos, por qué ocurren y quiénes los
provocan...?
Todo es tan apabullante que no sé, ni lo saben muchos, que va a pasar mañana. Qué, dentro de diez
minutos...
Qué van a mostrar los diarios o exhibir el televisor, si llegan sin mordaza, que tenga la misma
consistencia informativa con la que cerramos el día de hoy, y no nos llegue cambiada...
Hasta hace poco suponía que los magos y los novelistas teníamos el atributo de sacar conejos de la
galera por valernos del ilusionismo. Ahora sé que el Poder también lo tiene.
Y quiero entenderlo. Que alguien me lo explique. Saber...
Que ese alguien, de carne y hueso, no escapado de los libros de historia pero involucrado en sus
últimas seis décadas y media en e1la, entero, responsable y consciente de sus éxitos y sus fracasos, de
sus aciertos y sus errores, y se haya visto comprometido en las duras exigencias del sentimiento
nacional, me lo diga desde su experiencia de vida. Que pueda convocarlo. Que acuda a ésta cita tan
ESPECIAL.
Entonces tengo que buscar un testigo y protagonista temporáneo de esta fracción histórica elegido entre
muchos de los hombres y mujeres de destacada actuación pública, en distintas disciplinas, que me
acercaron a ellos; en relación o amistad, por ser mis lectores como el mayor halago de la publicación de
mis libros: brillantes abogados, periodistas, médicos, colegas de las Letras, gente común con la
honorabilidad de ser tanto como eso, y también políticos, todos partícipes temporales de una histórica
eclosión social de la Patria, fijada en 1955 en el almanaque popular...
Nadie, entonces, pudo marginarse de esa estampida. De ese cúmulo de amigos ganados por los libros
pude extraer al personaje que hoy necesito para elaborar modestamente, el intento de una historia
testimonial vivida desde ese arranque hasta aquí. Manejarme con sus vivencias, tocar la piel de los
acontecimientos desde lo profundo de la experiencia de protagonismo. Entonces deduje que debía ser
un político...
La política, se sabe, es el arte de lo posible.
También, por qué no, lo posible del arte de servir a la Patria, o servirse de ella.
Buscarla para ejercer el derecho cívico de dar lo mejor de sí por el bien común sin torcer su lealtad a la
probidad de sus principios republicanos.
Entrar en ella y salir, con la honorabilidad del cumplimiento del deber por perfilar y apuntalar los
basamentos de la Democracia.
Los que lo hacen con intenciones espurias los vomita el demonio, los juzgará la historia o los
condenará su conciencia…

Entonces, un político...
Pero, ¿quién…?
No me fue difícil encontrarlo. Hallar su nombre en el continente de su personalidad y su trayectoria,
después de un prolijo rastreo, que me llevó su tiempo aportándome mucho material que necesito para
plasmar mi libro, éste, condenado a ser un relato no consentido, ni siquiera inducido, ni conocido por
él.
Es así de sencillo: debo sacar un conejo de mi galera.
Lo debo hacer usando las artes del novelista. Relatar una historia verídica desde una situación virtual.
Describir hechos, lugares y personas reales, estrictamente fehacientes documentadas, vividas en la
realidad del almanaque sin esquives para distorsionar.
Sin su permiso, y sin su presencia física y no cayendo en lea arbitrariedad de hacer un relato “no
autorizado".
Convocar a alguien a una cita donde, sabiendo de antemano que no va a estar porque no voy a avisarle,
nos procuraremos una larga charla, los dos apoyados en los estrictos rigores de la verdad comprobable
sobre los testigos, los lugares, los documentos públicos testimoniando todos los tramos de su carrera
política.
Quiero que el me diga lo que yo ya sé por boca de sus amigos, sus antiguos vecinos del barrio donde
nació; 1a maestra de la escuela primaria quien en un tiempo lejano, me habló de su niñez, los que lo
ayudaron; los que no; los que compartieron el fragor de su militancia; sus triunfos; sus exilios; todo lo
mucho que logró; todo lo mucho que perdió...
Lo que sé por mi marido; lo que sé por mí, en algunas charlas de encuentro de los tres por conocernos
de vecinos de barrios colindantes...y ese café por medio, un libro mío en sus manos, y algunas
confidencias enriquecedoras contándonos anécdotas de su encuentro con Perón, y otros episodios que
etiquetaron su investidura cívica.
Quizá pudo ser el momento en que le pregunté por qué no escribía su biografía con tanto material
imperdible por exponer. O encontrar un escritor que lo hiciera. Tal vez en ese entonces, años ya, lo
desestimó. Algo así, recuerdo que me dijo:
“-Por lo primero, sería ser muy vanidoso. Por lo segundo, induciendo a alguien hacerlo por mí, lo
seguiría siendo de algún modo. Cuando estoy nostálgico, recurro a mi archivo... no creo que eso cabría
en un libro, si le diera sueltas a los entretelones. Aún así desataría fantasmas de controversia, dudas,
resquemores... los políticos estamos condenados a la suspicacia de muchos prejuicios algunos
justificados, otros no..."
Tal vez no fueron exactamente así sus palabras, pero me quedó grabado el espíritu de ellas.
También es posible que ése haya sido el momento de ocurrírseme hacer esto...
Si a LUIS RUBEO Patané tengo tan cerca de mi intento, con él lo haré.
Un propósito muy a mi estilo de recurrir a los duendes de la subjeción, amañados a una realidad
incuestionable.
Mostrar al hombre y respetar su investidura.
Buscar encontrar a través de los vericuetos de sus experiencias conocidas o publicadas la razón de por
qué la política dignifica, corrompe, tritura o fortalece a muchos de sus hombres que se entregaron a ella
ardidos en su pasión cívica. O sus ambiciones personales...
Y escucharlo… a mi manera.
Estoy segura que bien podría ser la suya.
Antes de concretar la cita, despliego ante mí, y como empuje al coraje de este desafío, una de las hojas
de su Curriculum Vitae que acredita sus Mandatos Legislativos. (Y, por ahora, sólo en ello me
detengo).
De 1973 a 1976:
. Electo Diputado de la Nación por la Provincia de Santa Fe.
. Secretario de la Comisión de Asistencia Social de la H.C.D.
. Vicepresidente de la Comisión Investigadora de Carnes de la H.C.D.
1983 a 1986:
. Electo Diputado de la Nación por la provincia de Santa Fe.
1984 a 1986:
. Miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto de la H.C.D.
1984 a 1985:
. Presidente de la Comisión de Vivienda de la H.C.D.
1985 a 1986:
. Miembro de la Comisión de Defensa Nacional Comunicaciones, Turismo y Deporte.
1986 a 1995:
. Electo Senador de la Nación por la provincia de Santa Fe.
1987 a 1989:
. Presidente de la Comisión de Interior y Justicia del H.S.N.
1988 a 1989:
. Vicepresidente 1ro del H. Senado de la Nación.
1989 a 1991:
. Vicepresidente de la Comisión de Vivienda y Secretario de la Comisión de Recursos Naturales del
H.S.N.
1990 a 1991:
. Presidente de la Comisión de Pesca del H.S.N.
1991 a 1992:
. Presidente de la Comisión de Vivienda y Vicepresidente de la Comisión de Drogadicción y
Narcotráfico del H.S.N.
1993 a 1995:
. Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto del H.S.N.
1995 a 1999:
. Electo Diputado de la Nación por la Provincia de Santa Fe.
1995 a 1997:
Miembro de las Comisiones de Transporte, Relaciones Exteriores y Culto y Análisis de Seguimiento
del cumplimiento de las normas tributarias y previsionales, dependientes de la H.C.D.
1997 a 1999:
. Miembro de las Comisiones de Transporte, Relaciones Exteriores y Culto, Recursos Naturales y
Conservación del Ambiente Humano y MERCOSUR dependientes de la H.C.D.

Con mandato cumplido como Legislador, ingresa al Parlamento Latinoamericano con distintos cargos
que conserva hasta la fecha.
Con ese nivel lo muestra su documentada militancia política.
Esos carriles los voy a caminar desde el arranque de nuestra cita. Obviamente, no lo haremos muy
extenso. Sería muy árido. Lo dejo para ese presunto futuro historiador que lo convenza no guardarse
para sí la riqueza de toda su experiencia. 0 desmenuzarla, mejor de lo que yo pude.
Esto es distinto. Es casi como un juego muy en serio, sustentado en la honradez intelectual de haber
buscado y encontrado un personaje que, a los fines de mis dudas, mis inquietudes, mis esperanzas o
mis miedos sobre el presente imperfecto de la democracia de mi país, me muestre algo de la relojería
de la política.
Entender, mismamente, cómo funciona. Desde su experimentada visión, comprender por qué falla,
cuando falla, qué nos falta o qué nos sobra teniendo tanto de todo, y siendo lo que somos y como
somos....
Y, para llegar a este epílogo, me faltas vos, lector.
Si has llegado hasta aquí un poco enredado en los ardides de la novelística de la que yo misma
no puedo escapar, llevándome a suponer con ello que puedes seguir haciéndolo, te pido que no te
apures a prejuzgar a mi protagonista con la vieja fama que envuelve al hombre político:
o es un idealista de todas las maneras,
o un acomodaticio sirviéndose a sí mismo,
o un ambicioso del Poder y de la fama,
o alguien con vocación republicana, y a ella se entrega...
Pueden haber otros conceptos. El tuyo, por ejemplo, que por fuerza no tiene que coincidir con el mío.
Querría que lo hagas al fin de esta relato, si es que te llega a interesar, como a mi, ver qué hay dentro
de esa Caja de Pandora que no deja de ser otra cosa que una rica experiencia de vida, teñida con los
variables colores de nuestra esencia nacional.
PORTAL
HACIA EL ENCUENTRO

"Pobre del pueblo que en apenas diez años pierde la memoria, porque la amnesia social lo único que
asegura es el repetir los errores del pasado y pone en riesgo los aciertos que nos proyectan al futuro."
Juan Domingo Perón.

"EL HOMBRE MEDIOCRE ES EL MÁS FEROZ Y MÁS FRIO ENEMIGO HOMBRE DE GENIO”.
Eva Perón.
LA CITA

Espero. El bloc, una birome, la computadora, mi vieja Lexicon 8O, y la silla vacía detrás del escritorio.
Elijo la máquina de escribir porque en su rodillo están acurrucados los duendes de la inspiración a la
que ahora debo recurrir por no hacer naufragar la entrevista. ¡Y los necesito tanto!.
Me sitúo de este lado. Lo siento llegar. Le digo:
-Gracias, por hacer esto posible, Senador.
Con una sonrisa, responde:
-Llámeme Luis. Nos conocimos de jóvenes ¿Recuerda...?
Lo sé, por supuesto, y espero que lo diga él:
-¿Lo recuerda usted?
-Sí: yo era un muchacho, me encontré a las puertas de su casa con su esposo. En ese entonces los dos
éramos bisoños gremialistas ardido por la pasión sindicalista: él por su gremio... yo por el de la Carne.
Ustedes eran recién casados
Digo:
-Se habían citado a la sombra de los añosos árboles que adornaban mi vereda -y también yo sonrío-
para tratar de arreglar el país...
-Eso hacíamos, o lo creíamos -responde, y queda serio. Agrega- Todos poníamos nuestro granito de
arena para formar la montaña. Usted lo hacía desde el empeño que ponía en su trabajo... El educativo.
Me trae nostalgia. Digo:
-Elegí ese otro camino: Y me gratifiqué. Usted sabe lo que representa la educación en el desarrollo
cultural de los pueblos (y, sin decírselo, porque quiero que me lo diga él, de su currícula recuerdo que
fue, entre otras cosas secretario de Relaciones Exteriores y Culto del Honorable Congreso de la
Nación...).
Me mira. Se distiende. Parece venir de lejos, de los recuerdos que no sé si les están haciendo bien o
mal. Dice:
-He bregado siempre, mucho y, desde todos los lugares representativos con que me honró el país para
desempeñar cada cargo, por la prevalencia de la educación. La aburriría si le pudiera mostrar la
documentación de cada cosa que hice para ello, porque sé que usted no es política, pero también yo,
como usted dijera, me siento gratificado por lo que hice, y pongo a mi conciencia por testigo. Sólo me
descargo diciéndole que apoyé todos los proyectos y leyes que conducían a fomentar la educación y la
cultura de mi país, discutí en el Congreso sobre la necesidad de crear escuelas, sostener las
Universidades, estimular con recursos a los docentes de todos los niveles, retener a nuestros
intelectuales en sus ámbitos de trabajo y propiciarles nuevos, más, y mucho más atractivos campos para
el desarrollo de su siembra... -Hace una pausa. y agrega -Pero no ha sido sólo tarea mía. Muchos hemos
trabajado denodadamente para eso...
Soy cáustica. Digo:
-¿Y por qué llegamos a estos días con su quebranto...?
Me sorprende por su sinceridad:
-Porque, en ese terreno y en muchos otros, los que teníamos la responsabilidad y el deber de hacer
cosas irrelevantes, o tuvimos trabas, nos faltó más tiempo y recursos, muchos privilegiaron oros
intereses, o las circunstancias económicas internas o mundiales acotaron los proyectos de indispensable
superación.
Remarco:
-…Culpa de los sucesivos gobiernos... -Y lo estoy azuzando.
Dice:
-Sin duda. Muchos mandatarios, dirigentes, actores sociales y mucho de su entorno íntimo que forma la
estructura del Poder, aún sin buscar provocarlo, puede merecer el concepto. Lo dice la historia de todos
los pueblos en algún momento de su vida organizativa .Nos puede caber. Pero yo no llamaría culpa. Yo
mismo pienso que mis yerros, que los tuve, fueron amañados a variadas circunstancias, personas,
momentos o lugares no propicios. Jamás al desvío de mi lealtad. A mis principios republicanos. Debe
tener en cuenta que, cada vez que asumí en una función pública relevante, juré sobre la Constitución
,por Dios y por la Patria...
Me animo (el tema lo da):
-Viendo cómo estamos, y desde donde estuvo, eso que usted llama "yerros " ¿los volvería a repetir,
sabiendo, vistos de ahora, el progresivo retroceso en muchos terrenos de nuestra sociedad...?
Es enfático:
-Con la experiencia de mis años pienso que, en vez de negarme a repetirlos, lo haría diferente. No
puedo negarle a mis actitudes de entonces las convicciones que me alentaban. Eran nobles. Estaba
políticamente clarificado. El Líder, a quien seguía con profunda lealtad, era mi mejor maestro y,
consciente de las limitaciones de mi instrucción escolar que terminó en la primaria, desde el Primer
momento que encaucé mi pasión política, empecé a formarme por mí. El General me bajaba las líneas.
Lo leí con fervor, al principio, después tuve la dicha de escucharlo y el honor de largas charlas en
amigos, como decía él, además de sus cartas que todavía conservo y releo. –Hace una pausa y agrega-...
Fui y soy un lector ávido. Lo necesitaba, también. Historia, Ciencias Sociales, Ciencia Política, la
Constitución... Mi biblioteca no la nutrí para las fotos propagandistas. La enriquecí para que me
enriquezca... -Me mira sonriendo y exclama, muy de entre casa -Siempre tuve estima de mi dignidad
como muchacho venido de muy abajo a quien no le contaron lo que es la estrechez, la mesa paterna con
el plato de comida justo, a veces escaso, ...y el cuaderno único comprado con sacrificio por mi madre
con las monedas que le regateaba a las compras del almacén.
Lo interrumpo.
-No quise molestarlo, Senador. -Y no le dije que eso también yo lo sabía. Sólo me interesa oírselo
decir, aunque duela.
Replica:
-No me molesta. Me enaltece porque también esa experiencia de vida fue mi libro de cabecera. Luché.
Luché mucho. No debo ser el único. Pero ahora hablo por mí. Usted me preguntó qué hice por la
educación y la cultura de mis hermanos argentinos. Hice todo lo más que pude y que supe. Yo me erigí
en mi propio modelo: leer, estudiar, cultivar la mente y e1 espíritu. Soy hombre de Fe. Siempre le pedí
a Él que me orientara. Que pudiera escalar para hacer algo por mi país. Sé que hubo baches. El hombre
no es perfecto. También lo mueven sus ambiciones personales, lógicas para progresar... Desde abajo no
se puede hacer nada. Mi niñez de pobreza se está volviendo a reproducir en la geografía de mi país. Eso
sí me duele. Los políticos seguimos fracasando si no nos damos un baño de argentinidad. Cuando los
que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto a ellos y ahí peligra la
democracia. -Una nueva pausa breve, y luego-... Algún día anímese a escribir sobre eso.
Me atrevo:
-Prefiero su historia personal. ¿Por qué no me cuenta más sobre su infancia..., ¿No le gustaría volver al
nido...?
-0h, Dios... Sí. No creo que sea muy romántica. Exclama y calla.
Digo:
-Lo haremos juntos, Senador– Y agrego- ... Pero antes, si me permite, deseo contarle un cuento breve.
Tiene que ver con todo esto…
Sonríe. -Aprueba sin dilación-... Me gustan, siempre tienen un trasfondo real que halaga o molesta.
Digo:
-Según cómo uno se vea reflejado en alguna arista de él. Lo digo por mi también, Senador... ¿Quién
puede tirar la primera piedra...?
Se distiende sobre el respaldo de su asiento:
-La escucho.
Quiero ser breve:
“-En un momento atemporal, en un lugar cualquiera, había un pueblo grande cuyos habitantes lo tenían
todo. Ese bienestar hizo que, amañados en ociosidades, nadie se ocupaba de las menudencias y, con los
restos de sus festines, por todos lados, se acumuló la basura. Entonces vinieron los ratones y las ratas.
Los invadieron. Buscaron gatos y desparramaron felinos por las calles y las casas. Terminados los
roedores, se vieron invadidos por las nuevas criaturas que, en poco tiempo, acabaron con sus alacenas.
Al fin los bichos fueron todos a parar al bosque circundante, donde se los comieron las bestias que,
terminado el festín invadieron al pueblo. La caza terminó con ellos que les dejó como saldo píeles,
cueros y carnes que, puestos en el mercado, los volvió a ser ricos. Cuando parecía empezar el antiguo
bacanal, alguien sugirió que debía ORGANIZARSE la comunidad con reglamentos y leyes, y apareció
la política. Entonces todo el pueblo quiso ser político porque, cada cual, a su manera, quería arreglar la
casa grande. Y todos fueron políticos. Surgieron los partidos. Como eran tantos y todos creían y
querían tener razón, por eso mismo, empezaron las divergencias. Confrontaciones. Intereses genuinos
partidarios, y personales. Se necesitaban y se combatían. Entonces surgió el oficialismo y la oposición.
A veces, según el viento de las circunstancias, cambiaban de bando. Inventaron el discurso para el
aplauso. La palabra por encima de la acción. Como a los más iluminados se la veían venir, dejaron
escrito en un libro todo lo reglamentado y lo llamaron “La Constitución". A partir de ahí, muchos la
acataron, y muchos no. Con buena o mala fe, muchas veces olvidada; con mala o buena fe, ignorada.
No respetada... Entonces empezaron a venir los ratones... El único habitante civil gritó: "¿Qué esperan
para aplastar con ELLA, como única arma, el desastre que se nos viene...?" La esgrimió con mano
firme y agregó: “¡No la violen. Yo me erijo en su custodio ante la Historia!" ¿Quién sos? -preguntó
alguien. "EL PUEBLO, carajo! respondió. La ciudad se llamaba Pandemonium. Corría el año 2009. El
Pueblo empezó a borrarle el nombre, para recuperarla como la Argentina."
Quedo callada y, al ratito pregunto, con toda humildad.
-¿Le pareció muy patético? Lo acabo de inventar.
Lo veo emocionado. No sé cómo le cayó. Dice, por todo comentario:
-Súmese a ese único personaje civil, que somos millones, ocupemos los lugares que ocupamos. No lo
hago hoy, créame. Siempre fui ese “alguien” que escuchó a su pueblo. Dios me perdone si alguna vez,
envuelto en rumores de tantos compromisos, siempre afines al bien común, se me hizo imposible estar
a la altura de todas sus exigencias. Yo también -agrega- sigo siendo su personaje “El Pueblo”... y no
quiero más ratones. No olvide que cargo con el peso de las dos mochilas.
Nos damos un respiro. Le recuerdo, para escapar de la emoción de estar tocando la llaga de nuestro
presente imperfecto.
-¿Vamos juntos a revivir su nido...? -Por favor -exclama- Lo necesito. Me va a hacer mucho bien. -Y
agrega- o mucho mal. Voy a distorsionar, posiblemente, su imagen de mí. Fui un chico díscolo.
Tremendamente rebelde... que tuvo dolorosas consecuencias.
-... Y me lo va a contar. -refuerzo- Lo cité para conocerlo en carne viva. Dicen que el hombre está
hecho de barro y cielo.
- Se va a asombrar –aduce-…y tal vez me va a comprender mejor…
PORTAL
VOLVER AL NIDO

“SOLO LA ORGANIZACIÓN VENCE AL TIEMPO”.


Juan Domingo Perón.

“NUNCA ME PARECIÓ NATURAL Y LÓGICA LA INJUSTICIA SOCIAL”.


Eva Perón.
VOLVER AL NIDO

El almanaque es una topadora que arrasa con muchas postales del pasado. El barrio Saladillo no podía
ser una excepción. Sepultados en los escombros de la nostalgia quedaron los eucaliptos de la Avenida
Lucero, su grueso empedrado, muchas de las casonas solariegas, los rieles del tranvía once y, hacía el
río, barrido por la colectora el perfil descascarado de muchas casitas modestas que acompañaban el
trazo de la avenida hasta desembocar en la explanada del Swift. Allí se congregaba su motor humano.
Bajando por Lamadrid hacia el arroyo, confluencia con
lo que era la calle Caseros, la seccional de policía, hoy modernizada, y a su lado el viejo Matadero...
Entonces, y todo nucleándose hacia los cuatro rumbos del núcleo barrial, el Cine Diana, la farmacia del
"rengo" Fernández, el monumento a Eva Perón, el hormigonado del hospital Regional, la escuelita
estatal Provincia de Córdoba, 526, el balneario, el Montaráz (comedor íntimo sobre Lucero), el bar "Il
Piave", la fábrica de seda Braum y Linder, el bar de Pérez, el puente de hierro en ese entonces también
desvencijado, las areneras coronando la barriada, el quiosco de cigarrillos y golosinas de un tal
Abraham, el club Clear, el Sindicato de la Carne, el Ñaró, el Comité Radical, el Club Saladillo...Y el
Paraná, ayer, hoy, mañana, abrazando la ciudad y pasando por los pies de todos los tiempos.
Mirado desde el centro de la ciudad, Saladillo parecía un barrio remoto.
Para llegar a él había una línea de tranvía, el once, que hacía su regreso al circundar la rotonda del
Monumento a Eva Perón. Los colectivos, 51 y 52, viejos Leyland, también acercaba la gente (obreros,
empleados y bañistas de la entonces atractiva pileta municipal) al rumoroso barrio en plena
efervescencia, uno también hasta la rotonda a Evita, y otro hasta la misma explanada del frigorífico,
desde donde se podía seguir hasta el Pueblo Nuevo con lo que, entonces, llamaban la "cucarachita",
una cascarita de nuez que oficiaba de transporte colectivo...
En esa postal urbana vivía un importante núcleo humano desempeñando su cotidianeidad en viviendas
privadas, que eran los lugareños.
La gente del barrio. Los dueños de casa de ese pedazo del mapa catastral acostumbrados a la sirena del
Swift, el olor penetrante del guano del Matadero, el tránsito peatonal de los obreros entrando al trabajo
muy de temprano, y el ronco bostezo del pitazo de los barcos en tránsito por el canal hasta arribar al
puerto.
Gente de barrio. Gringos, muchos. Italianos, lituanos, polacos, sirios, griegos... escapados del espanto
de las guerras de la vieja Europa para encontrar la paz y el trabajo en nuestra tierra. Y el hombre
autóctono...
De la mezcla de todas las sangres se fraguó nuestra nacionalidad en las nuevas generaciones que la
acrisolaron.
...Y somos eso, los argentinos: el vigor y la persistencia del extranjero, su fuerza de lucha, y la
picaresca sabiduría del gaucho criollo que nos hizo ¡ay!, tan singulares.
Por un momento quiero detenerme aquí, en ese ambiente, en esa época y con los personajes que irán
surgiendo de allí, para perfilar la identidad personal de mi anfitrión literario desde su propio origen.
... Es que hemos llegado al nido.
Digo:
-Quise hacerlo regresar a los recuerdos más entrañables. Sé que no es completa la descripción, usted
me ayudará a remendarla con el aporte de sus propias vivencias.
Dice
-¡Se ajusta tanto a lo vivido...! Usted ¿lo conoció tan bien?
Replico:
-Dos novelistas, o quienes pretendemos serlo, tenemos nuestros duendes.
Sonríe:
-No más pregunta -responde- Acepto el juego. Para llegar ahí debo empezar haciéndolo desde mi
familia. Rosa...
Me permito interrumpirlo:
-¿Su madre?
-Sí. Rosa Patané. Mi madre gringa, como usted bien dijo se ajustaba a la mayor parte de los pobladores
del barrio. Mi padre la conoció viuda. Joven y ya con una hija: Natalia. Mi padre, Alesio, también era
inmigrante venido de Sicilia, la misma patria chica de mi madre. -Hace un breve alto, y evoca: -Los
coterráneos se atraen. Se relacionan. Tienen historias comunes, nostalgias iguales. Ella había quedado
viviendo en la modesta casa de su truncado matrimonio que ya llevaba impreso el drama de su viudez,
ocurrido el mismo día en que nació Natalia. Es decir, que sólo con horas de diferencia, y en el mismo
hospital acontecido, fue madre primeriza y viuda... una extraña y patética coincidencia que la dejó
desconcertada con la vida, eso lo sé...
Exclamo:
-¡Qué historia...! Pobre su mamá, que debía ser joven...digo.
-Casi una niña. La gente de antes se casaba apenas iniciada la adolescencia. Pobres como eran, ya
desde Sicilia, buscando en América una vida mejor, que sólo la encontraron en parte con la bonanza de
la paz que en Europa eso no se daba, mis padres se casaron, pienso porque estaban enamorados, por
qué no, y también para sostenerse recíprocamente venciendo sus soledades... Usted comprende...
-Comprendo.
-Mi madre murió anciana. Lo sobrevivió por muchos años. Vivieron largo tiempo en la calle Moliere,
en el Saladillo. De los bajos del barrio. -Baja el tono- Casa modesta. Paredes descascaradas. Puertas de
chapa. Piezas con piso de madera gastada. Patio de tierra al fondo. Cocina con fregadero de piedra y
fogón para carbón. Por baño, excusado. -Una pausa y refirma- El de la casa de los pobres. Para bañarse
se debía usar una tina que mis padres acondicionaron en la última pieza que, separada por una cortina,
tenía el piletón para lavar la ropa. Allí, señora novelista, nací yo.
Me apuro en decir:
-Esa es la pobreza que todavía duele, señor Senador. Siga, Senador. Siga, por favor con
su historia.
Se reclina como barajando nostalgias:
-Nací el 11 de julio de 1936, en una sala de gratuidad del hospital Español. Yo tenía ya a mi
hermanastra y crecí con ella hasta completar la familia con la llegada de Teresa. Entonces éramos cinco
a la mesa. Mi padre trabajaba como despostador en el Swift. Y era duro. Pero, y usted lo sabe, a los
chicos no les llega el dolor de la pobreza porque hasta ella, es un juego que lo saben jugar bien. -Otro
paréntesis en el relato que en silencio respeto, y luego: -La escuela me hizo bien. Estaba ahí cerca. Me
llevaba Natalia, mi medio hermana que jamás la sentí por mitad. Fue mi gran compañera en esos
inicios y los tres, aún hoy, somos hermanos del alma. La vida, claro nos separó.
-Como a casi todas 1as familias -agrego-, por decir una obviedad.
A eso responde:
-Me culpo de haber sido el primer desertor de ella. Pero vendrá luego. Hablábamos de la escuela. A mis
ojos se mostraba como radiante, bella. No puedo olvidar ese olor a lápiz, a goma de borrar, a la
cartuchera, con las pinturitas. Esa artillería de útiles estrenada cada comienzo de año escolar, mi madre
me la iba armando con sus pequeños ahorros que siempre hacía para las emergencias domésticas, con
cada cobro de la quincena que traía mi padre. Cuando empezamos con la lapicera, ya empezaba a
heredar el tintero involcable y la parte aprovechable de los cuadernos que a ella le habían quedado con
hojas en blanco. –Mueve la cabeza en un gesto
de desaliento, continúa. -Los pobres vivimos, en todo, siempre de prestado... y siempre con
resignación.
Aprovecho este breve impase, para aclararle:
-Yo conocí a su maestra. Fue un hecho casual y ocurrió cuando, al fin de mi carrera docente, nos
encontramos en una convocatoria de planificación sobre matemática moderna que se extendió por una
semana. En los descansos, charlábamos. Dio la casualidad que, entre los papeles de su carpeta, apareció
el recorte de un diario de cuando había sido elegido por primera vez, Diputado de la Nación. Llena de
emoción me comentó que había sido su alumno en todo el curso de la primaria.
Acota:
-La señorita Zulema Lucero... ¡Mi querida maestra... cuanto dolor de cabeza le di...! Fuera de mi
temprana pasión por la lectura, fui un mal alumno.
-Estaba orgullosa de saberlo un triunfador -digo- Debe haber obviado eso.
-Pero también, después de dejar la escuela y por casuales encuentros, supo de mucho que me costó
elegir mi camino político... ¡Cuánto!
Consiento. Digo:
-Algo me dijo sobre eso. Ella lo veía fanatizado, ya adolescente, con su militancia sindical.
Me corrige:
-No era fanatismo. Era una férrea convicción de enrolarme en las filas de la juventud de entonces que
seguía a un líder que hablaba y practicaba desde su conducción, la justicia social. Y yo, usted lo sabe,
tenía un gran resentimiento con los cachetazos de mi niñez. Pero sí... -razona-, es uno de mis tantos
equívocos que después pagué muy caro. Como antes le dije, muchas cosas debí hacerlas distintas, aún
con el fervor que me alentaba.
-... ¿Resentimiento? -pregunto.
-La juventud, es más, la adolescencia suele ser impulsada por los vientos de sus ímpetus primarios. Es
visceral. Busca su cauce orientado por sus pasiones. Y yo venía jaqueado por las limitaciones de las
necesidades cotidianas. Con padres analfabetos, y no me duele decirlo porque también ellos eran
víctimas de una sociedad cruel e insensible reptando por todo el planeta que olvidaba al proletariado,
no me vi contenido ni orientado a seguir los estudios, y era un chico más del barrio que, solitario o en
barrita de amigos, buscábamos en la calle aprender la vida. No lo entendíamos entonces. A los siete
años, me acuerdo, era mi atracción mayor correrme hasta un bar Il Piave, ahí nomás, cruzando la calle
y cerca de la Rotonda, para mirar desde el gran ventanal, jugar al billar a los hombres del barrio. Era
muy chiquito para poder hacerlo desde adentro. Eso me deslumbraba. Un día cualquiera, no recuerdo
cuándo, se me dejó sentar en una silla y así, despacio y casi sin darme cuenta, me sorprendieron los
diez años ayudando al mesero a recoger los vasos, barrer al piso, acomodar los bolos del juego. El "as"
de los campeonatos era un tal Lázaro Fernández, que, mientras me enseñaba las argucias del billar,
empezó a hablarme de un Perón que aparecía en el entusiasmo de la gente como la promesa de un
cambio de vida.
Pregunto:
-¿Lo considera su guía inicial...?
-Es posible. Me hablaba a lo hombre, y yo era un chico. Cuando en casa comentaba eso a mis padres,
mi madre creía que yo apuntaba a ser un Giuseppe Garibaldi de su tierra, mercenario y a la vez
salvador de su Sicilia natal, y se negaba a escucharme. Mi padre optó por meterme en el Swift, como
peón de cuarta para que sirviera trayendo un aporte a la mesa con la pequeña paga de cada quincena. Y
no es que eran padres crueles. Eran todo lo práctico que les aconsejaban las apremiantes
circunstancias... Pero no fue el único.
-¿Quiénes más? –pregunto, conociendo por algunos de ellos, el importante envión recibido por otras
personas, y vertiginosos acontecimientos que lo impulsaron a iniciarse en la militancia política.
-Por dar nombres relevantes, diría que Constantino Zorila, mi propia maestra, Antonio el sindicalista,
muy joven entonces, que ya era ducho en la conducción del gremio de farmacia;
mi maestra. Gente de bien, trabajadores e idealistas. Bien pronto aprendí a escuchar a los que más
sabían, condición que aún conservo, por agendarlo en mi beneficio. Si voy a ser sintético, le diría que
del primero, acopié el valor de su experiencia laboral en el sindicalismo; del segundo, de la disciplina y
la lealtad partidaria; de la tercera la necesidad de autoinstruirme con el aporte de la lectura para paliar
las limitaciones por una escolaridad incompleta. -Hace una pausa y agrega- A los tres les hice caso. Fue
mi norte en la vida política. No así en mi vida doméstica... Ah!, -se solaza- Ni qué decir de Gerardo
Cabrera, Ernesto Escalada, Oscar Valdovinos, todos ellos del Sindicato de la Carne... -¿Por qué dijo
que ninguno de ellos influyó en su vida doméstica?- pregunto.
-Porque, todavía en pantalones cortos, en un verano de vacaciones, por acompañar a un amigo, hijo de
un griego llamado Constantino Chaculias, lo recuerdo bien, escapamos juntos de nuestras casas, y
estuvimos toda la noche por el centro para terminar de vagar sin rumbo por Rosario, en San Nicolás,
pero ese episodio lo dejo para después. Yo hacía causa común con mi amigo a quien el padre lo
maltrataba.
-Y en su casa ¿qué pasó...?
-Mi padre esa noche le tocaba turno, y mi madre me esperó levantada. A la mañana siguiente mi padre
y el griego, en la seccional de policía del barrio denunciaron nuestra deserción. En esa época no habían
secuestros, y menos de dos mocosos que no tenían dónde caerse muertos. En cambio era bastante
común el desbande de los hijos de sus hogares cuando ellos sé sentían
achatados por las penurias de la pobreza, buscando un destino mejor. Lo nuestro, y esa vez, epiloga en
un reformatorio. -Suspira-... Se lo dije, lo dejamos para después. No quiero perder el sabor entrañable
del nido. Esto escapa de él. -Entresonríe con un dejo de amargura y añade- Una mala experiencia,
después vendrían otras de distinto tenor. No. No fue la única...
-¿No…?
-No. En el Swift fui progresando al correr de los meses. Por esos momentos empecé a tener contacto
directo con Zorila, a quien le decían el Zorro, por su enorme tenacidad que lo había hecho el pequeño
líder de su entorno laboral, que derivó en ser nombrado Secretario General del Gremio de la Carne.
Conociendo mi entusiasmo por sumarme a la lucha de las reivindicaciones obreras, me llevó con él,
con la misma paga... Era el primer paso oficial hacia mi militancia peronista. A los quince años, de
manos de Lázaro Fernández, el billarista de mis siete años, entré a la Unidad Básica del Saladillo,
también desde abajo, pero ya madurando en mi formación.
-¿Esa fue su mala experiencia?– pregunto.
-No. Ya la sabrá. Enfrascado en la nueva actividad política, donde aprendí mucho, fueron pasando los
años. Me estrenaba en hombre. Jugaba al billar en El Ñaró y en el Club Saladillo donde gané dos
campeonatos, concurría a la Rambla, donde tenían su orquesta los hermanos Serbali, nos reuníamos los
muchachos y las chicas... y allí, y entonces, me llegó el amor.
Digo:
-Matizamos con lo romántico. Eso endulza el relato, Senador…
Dice:
-Somos humanos. Y es lo maravilloso. Para entonces, con los primeros pantalones largos que pude
comprármelos yo, se me despertó la pasión por la lectura. Pasión. Muy de chico había descubierto en
Sarmiento y San Juan la librería Longo, y me hice su asiduo. Quien primero me sedujo fue Emilio
Zola. Seguí con los clásicos. Y los libros de historia. Allí me solía encontrar, aún después de dejar la
escuela, con la señorita Zulema. Cuando se enteró que yo militaba ya formalmente en el movimiento
obrero, me felicitó pero también me advirtió: "No dudo que llegarás alto. Te veo entregado. No
obstante te recuerdo que entrar en la política es como hacerlo en el ejército: se te capacitará para la
lucha. Ganarás batallas y las perderás. Según te vaya en ellas; cosecharás adherentes, o enemigos.
Obtendrás medallas y también heridas. Por lo primero te seguirán; por lo segundo te menospreciarán.
Los políticos jamás están libres de la crítica. Hay que tener espaldas para aceptarlas, para mejorar, o
rechazarlas para no quedar hecho pedazos..." -Queda un momento pensativo. Sigue- ...No se si
exactamente esas
fueron sus palabras, pero no puedo olvidar su contenido. Era maestra dentro y fuera del aula. Después,
y sin darme cuenta, la fui perdiendo de esos encuentros, siempre casuales, las más de las veces en el
barrio, llegando o saliendo ella de la escuela. -Vuelve a interrumpirse. Sonríe- Creo que me fui del
tema. Quería referirme a mi nueva deserción.
-¿De su casa...? -pregunto.
-De la renovada. Conocí a Elsa Thomas a mis dieciséis años. Del barrio como yo, y a los diecinueve
años me casé. A los veinte fui padre de un varón al que le pusimos mi nombre. Luego nació la nena:
Fabiana.
Digo, por hacerlo familiero:
-Sentó cabeza. Me refiero a sus andanzas políticas.
Responde:
-No.
Digo:
-Lo seguía dominando su pasión cívica.
-Sí. Consciente de ello apuntalé la casa con lo mejor que pude, empezando por la ignominia del viejo
excusado e instalé un baño. Por los años que estuve me esmeré en agregarle comodidades que bien se
merecía mi nueva familia, y al turco Abraham, el del quiosco, se lo compré para Elsa. Era una manera,
los dos lo sabíamos, de paliar mis ausencias que cada vez se hacían más seguidas y duraban más. -Se
interrumpe y añade- Sume eso a una de las tantas batallas perdidas de mi ejército vivencial.
Esa parte de su historia la conocía, pero no tan en detalles. Ahora quiero seguir su rumbo político.
Digo:
-Ya lo tengo en hombre, casado y padre. Y militante. ¿Cómo sigue su historia?
Dice:
-Volvamos un poco hacia atrás. En septiembre del 55 las fuerzas de la reacción derrocaron al General
Perón. Yo tenía, entonces diecinueve años. La misma época que transcurría mi historia personal, ya
relatada. Puede imaginar que se me venían atropellando las relevantes circunstancias. El país estallaba.
Las dos facciones eran irreconciliables. La resistencia peronista tenía que nuclear gente. Organizarse en
la clandestinidad... Ya no se nos daba cabida en ese tiempo que daba fin a la democracia.
Digo:
-Su maestra hablaba de otro ejército: el de luchar por sostener la libertad con las Organizaciones del
trabajo. Allí empezaron las armas. Esas que mataban de verdad...
Se ensombrece:
-Son páginas de historia trágica. Todos los argentinos las conocemos y muchos la vivimos. Hubieron
muertos. Disolución social. Terrorismo. Y veinticinco años de luchas en la clandestinidad. Yo viví en
carne viva esa etapa. Contarla, en detalle, no cabría en el tiempo que me resta vivir todavía... huelgas,
paros, exilios, vivir escondido, huyendo, sentirse derrotado pero no vencido, conocer el rostro luminoso
de lealtades y las mascaradas de la traición. Yo también exclamaría: ¡Ay, Patria mía..!
Lo quiero rescatar de esa dura recordación:
-Hemos olvidado el calor del nido, Senador. Yo no puedo ni quiero revivir ese capítulo nefasto de la
historia argentina, se lo dejo para un historiador. Quiero rescatarlo en el hombre que, pese a todas esas
cicatrices que le dejó pasar en carne viva por ello, al muchacho de barrio que llegó a representarnos en
el mundo con su actividad Interparlamentaria Argentina, y le dio un perfil de relevancia internacional.
Hablar de esa otra lucha que también fue cruenta, donde las armas fueron los proyectos, las leyes, las
conferencias, los contactos con líderes internacionales, las charlas con Perón... ¡Ese es el tiempo al que
quiero regresar, con usted Senador...!
Dice:
-Me reconforta oírselo decir.
Digo:
-Me enriquece con ello. Gracias por su confidencia...
Y sé que, con el aporte de otras confidencias personales y que las tengo compiladas en los documentos
de su trayectoria, voy a necesitar un tiempo sin reloj para bosquejar, en él, el perfil de un hombre
político que configura el gran mosaico institucional de la República.
PORTAL
SU PRIMER EXILIO

"ESTO LO ARREGLAMOS ENTRE TODOS O NO LO ARREGLA NINGUNO”.


Juan Domingo Perón.

ALGUN DÍA TODO CAMBIA


Eva Perón.

EL EXILIO
-¿Sabe qué, Senador...? -pregunto admirativamente. Y agrego -Hemos hablado un poquito de todo,
sobre el pasado, tal vez algo desordenadamente, ya que nos fuimos ajustando a la orientación que le
doy yo a nuestro diálogo, y como no lo hago en periodista se me están escapando cosas de enorme
relevancia… Y me refiero que no hemos pincelado la figura relevante, fundamental del peronismo
histórico de Eva Perón. Apenas la mencionamos encuadrado su nombre en un monumento de los bajos
del Saladillo. Estamos en falta...
-Para hablar de ella -responde- no necesitamos palabras. No alcanzarían. Fue la guía, el soporte, la
fuerza, la llama, el alma y la voz de Perón. Tenía la sabiduría de los elegidos, la fe de los iluminados, la
sencillez de los humildes, la valentía de los predestinados a vivir y morir por sus ideales. Y sus ideales
eran Perón y su Patria...
-¿La conoció usted, personalmente? -pregunto.
-Sí, en dos momentos diferentes y en situaciones distintas... pero nunca tuve el honor de tratarla desde
la política, y los dos en adultos...
Se detiene y yo lo insto.
-Cuénteme.
-La vi por primera vez cuando yo tenía doce años. Mi padre me había llevado al Monumento a Evita,
en la rotonda de Avenida Lucero y de lo cual ya hablamos, porque ella iba a inaugurar el levantamiento
del policlínico que llevaría su nombre, colocando la placa fundamental. Se había levantado un palco de
honor para los ilustres visitantes. Y yo estaba allí, muerto de emoción apretado a la mano de mi padre.
Tan cerca estábamos que, en un momento dado, y ya a fines de los discursos, papá me izó en sus brazos
para que me viera Evita. Y ella me dio un beso. -Detiene el relato. También yo me conmuevo. El sigue-
... ¡Un beso de Eva Perón...! Tal vez fue la marca a fuego que sumado a otras circunstancias no tan
sentimentales, me ató a la militancia.
La segunda vez que estuve a su lado fue cuando, sumado al desfile doliente de millones de argentinos
llorando su muerte, me mojó el llanto del cielo de ese 25 de julio de 1952, ella ya en la eternidad y en
la historia, y todos los peronistas de la Patria huérfanos de su cotidiana presencia rectora.
Pregunto:
-¿Qué le impidió tomar contacto con ella, en tiempos en que usted ya militaba...?
Es contundente:
-Los desbordes sociales. Usted debe conocerlos. Evita desangró su juventud para nivelar las clases
sociales. No era fácil. Las injusticias venían de lejos. Los intereses que se jugaban eran muchos y muy
fuertes. Yo me fui formando en esa lucha como sindicalista. Y no era un juego para chicos, créame. A
veces me acordaba de los miedos de mi madre cuando me veía en Giuseppe Garibaldi, no por su talla
de salvador de su patria, sino por los enjuagues que debieron pasar para salir a flote en las
confrontaciones sindicales. Estaba mucho fuera de mi casa, me contactaba con muchos de los políticos
rosarinos, quería aprender...Creo que se me fue el tiempo sin darme cuenta de cuántas cosas iba
perdiendo, mientras ganaba algún nombre. Por ejemplo, con los años, mi matrimonio.
-Usted habló de deserciones. -digo- Eso ¿lo agenda allí...?
-Sí. A los 38 años dejé mi casa. Estaba ya demasiado comprometido con mi militancia. No me pregunte
qué me dejó esa experiencia... No me lo pregunte por favor...
Lo dejo reposar. Estamos tocando llagas. Lo llevo otra vez a sus logros para distanciarlo o de sus
fracasos de hombre. Digo:
-El hospital quedó sólo en proyecto. En los mazacotes de sus bases de hormigón...
-Así es -replica-. Sólo me quedó el consuelo, mucho después de poder recuperar la placa de bronce y,
junto al compañero Gerardo Cabrera, colocarla en el sitial de honor del Sindicato de la Carne, donde él
era Secretario General. Fue como un desagravio a Canto atropello....
-Pregunto:
-En medio de esas turbulencias ¿empiezan sus exilios...?
-En 1960, el primero. Después de un fracasado intento de la toma del Regimiento N° 11 de Infantería.
Desplazado Perón, e1 país era gobernado por un régimen militar. Hubieron muertos, heridos, presos... y
exiliados que pudieron escapar de esa vorágine de tiros.
Me permito interrumpir. Digo:
-No me cuente sobre eso. Es historia y todos la conocen porque ha sido escrita con lágrimas, Senador.
Yo había estado en casa de amigos, cerca del Regimiento. Esa noche oí los tiros como si se hubiera
desatado la guerra. Déjeme decirle, en homenaje a todos los caídos, que, sobreviviendo a eso, cada uno
de los protagonistas de uno y otro lado, porque a su manera estaban sirviendo a la misma patria desde
dos concepciones distintas, tendrá guardada en su memoria emocional la heroicidad de su actuación, en
otro de los muchos hechos históricos de nuestra vapuleada Argentina.
…-y agrego- Cuénteme de su primer exilio.
Cede. Sabe que me empecino en seguir con mi narrativa novelada. Dice:
-Fue duro. Durísimo. Las agrupaciones civiles montadas para el copamiento, por más aleccionadas que
estaban, no fueron preparadas a conciencia para la derrota. Cuando ocurrió, y fue cosa vertiginosa, se
produjo la desbandada. Fue la noche del "sálvese quien pueda". Lógicamente, nadie volvió a su casa
por sí mismo y por su familia. Yo crucé el arroyo, escapando de un piquete armado que ya dominaba la
ciudad, me metía en los yuyales de los
terrenos linderos del pavimento y cuando pude, caminando, me acerqué al primer poblado. Al
amanecer tomé el micro a Bueno Aires. Allí me refugié en la Embajada de la República Oriental del
Uruguay, país que me dio asilo y al cual fui trasladado después de algunos meses, sumándome a la
numerosa diápora peronista que encontraron protección en el país hermano.
-¿Después...? -pregunto.
Después me contacté, allí, con Américo Barrios -responde-. Era el representante de Perón en América
Latina. Y me convierte en su secretario. Colaboré en todas las tareas que tenían que ver con coordinar
acciones políticas en la República Argentina. Entonces, desde ese exilio donde la soledad y la nostalgia
de saberse extranjero de todos los afectos de entrecasa empiezan a pesar en cada noche de dormir en
cama ajena de la pensión o del hotel destinados, doy el primer paso de acercamiento directo con Perón,
que también él estaba exiliado en España...
-¿Qué pasó con 1a riqueza de esa documentación? -Inquiero.
-Es mi riqueza mayor, junto a otros que recopilé, y fue prologado por el Licenciado Enrique Pavón
Pereyra quien mejor ha sabido relatar la historia de Perón y el Peronismo. -Replica.
-Allí, y así, empieza a volar alto. Políticamente, claro.
-Usted lo dijo. Me estaba acercando a mi sueño mayor, y debía alejarme de afectos entrañables. Era
muy joven. Esa era mi ambición. Apunté a ese norte y gané mucho y perdí mucho, como una ironía da
la vida... ¿lo cree...?
-Lo creo…
-Después de esto, viene mi viaje a Cuba. Por él debí pagar durísimas consecuencias. Me costó la cárcel
y el escarnio. -Hace una pausa y agrega- Y la tortura.
Lo miro. Delante de mí tengo la imagen de un hombre que escaló posiciones en la política nacional,
como muchos conciudadanos nuestros. No es el único que debió pagar caro ese ascenso. Pero a él lo
tengo aquí, en mi máquina de escribir, en esta cita que se torna atemporal enredada en la maraña de
confidencias que sólo fue posible en mi condición de escritora.
Quiero que me siga contando. Que se me muestre entero, libre de prejuicios, sólo y para esta aventura
literaria, como un ser humano queriendo manejar su destino y sometido por él. Uno más, en la colmena
humana, que gana perdiendo y pierde ganando y, como todos, de una manera u otra, siendo simples
herramientas de las circunstancias.
PORTAL DE SU VIAJE A CUBA

“MÁS QUE DECIR ES HACER Y MÁS QUE PROMETER ES REALIZAR”.


Juan Domingo Perón.

“SI ALGUNA VEZ LO MOLESTO A DIOS CON ALGÚN PEDIDO MIO ES PARA QUE ME
AYUDE A DAR LA VIDA POR MIS DESCAMISADOS”.
Eva Perón.
VIAJE A CUBA

Voy a embarcarme con él en esa nueva aventura, consciente de que ubicar el norte de la brújula hacia
esa isla ya entraña una suspicacia. Más si se es político. Y hablamos de la Cuba de Fidel Castro...
Si le sumamos a eso ser argentino, y que por razones de confrontaciones ideológicas a un gobierno de
neto corte anticomunista en ese momento llevando las riendas del país se está purgando con el exilio,
mueve, al menos, a una reflexión.
La expreso:
-¿Por qué a Cuba, Senador...? En ese movimiento oscilante que abarca el peronismo desde la derecha a
la izquierda, ¿usted se inclinaba por tender a esto último?
-No. Déjeme decirle que el peronismo es una concepción democrática que no admite dictaduras.
“Dentro de la LEY todo; fuera de la LEY nada" pregonaba y cumplía Perón. Su gobierno y su pueblo.
Jerarquizó las Instituciones. Como en su cuento de los ratones, Juan Pueblo se erigió en custodio del
cumplimiento de la Constitución. -Enfatiza, y agrega- Cuando la Marcha Peronista cita el "Capital", no
lo dice instando matar a los ricos. Lo lleva a humanizarlo. Siendo el motor imprescindible del progreso
del país, lo ampara y lo estimula sólo como fuente de trabajo buscando una justa distribución de sus
réditos... No quiero cansarla, exponiendo aquí los contenidos básicos de su doctrina...
-La conozco -acoto- la he vivido. -Y deja que siga él.
-Perón, de formación militar, fue el gran estadista civil que revolucionó e1 siglo veinte. Un estratega
político que leía a los filósofos griegos, sobre todo, y a todos los líderes prominentes y exitosos de
todos los tiempos abarcando lo internacional. Lo acomodaba a la idiosincrasia de nuestro pueblo, lo
modernizaba y lo aplicaba. Cumplía aquello de "mejor que decir es hacer
y mejor que prometer es realizar". Y él, señora novelista, fue mi guía. Mi maestro. Mi norte político...
-Ya que usted se carteaba con el General, ¿sabe qué opinión le mereció su decisión de viajar a Cuba?
-pregunto. Y agrego- ¿Lo sabía él...?
-Sí. Y la aprobaba. Perón conocía ya, a través de esas correspondencias, mi actuación juvenil en el
sindicato de la Carne de Rosario, nuestra organización obrera en defensa de los derechos del trabajador,
nuestras compulsas patronales, nuestra disciplina de militantes...y los motivos que me impulsaron al
exilio en Montevideo. A propósito -acota- ...todavía conservo como un recuerdo agridulce el
Salvoconducto que, para ese fin, me extendió el Ministerio de Relaciones y Culto del Poder Ejecutivo
de la Nación, en esos días, firmado por Ángel M. Centeno, Embajador. En la foto me veo tan joven...
yo tenía 24 años. Sigue -eso es anecdotario. Todavía yo conservaba mi hogar al que ansiaba volver
después del viaje que iba a ser, sin duda, una gran experiencia. Pero usted quería saber de mi visita a
Cuba. Bien; junto al historiador José María Rosa, y otros compañeros, el mismo Perón nos designa para
que lo representáramos en un nuevo aniversario de la revolución cubana, una cuestión de protocolo
político que sumaban algunos países de América Latina, para establecer una relación orgánica con el
gobierno de Castro.
-¿Y cómo les fue?
-Una experiencia más, en lo político. Yo fui formado en la práctica del humanismo cristiano. Aquello
era otra cosa. Otra sociedad. Otra cultura. Antes de suponer que Castro iba a instaurar su dictadura,
creyendo que su golpe al poder terminara con la que ya venían viviendo con una seudo democracia,
con otros compañeros peronistas habíamos fundado en Rosario la “Agrupación Peronista en apoyo a
Cuba". -Hace una breve pausa y exclama-. Anótelo en la agenda de mis pecados de juventud que no
previó, entonces, el largo esquive de Castro a la democracia.
Remarco, sin atenuantes:
-Muy mal -etiquetado para la época...
Refirma:
-Pésimo. Y lo pagué muy duro. Muy caro. -Redondea en una sintética referencia- De la visita
rescatamos todo lo que en adelanto sanitario y tecnológico la dictadura estaba haciendo. Estuvimos con
el Che Guevara que en su condición de rosarino, nos trató con mayor deferencia. Había acontecido la
invasión a la Bahía de los Cochinos, hacía muy poco tiempo y el clima cubano ardía de anti
Imperialismo Yanqui. Nuestro mejor anfitrión, por ese tiempo, fue John William Cooke...
-¿Qué pasó a su regreso? -quiero saber.
-Cuando volvía, vía Chile, teniendo por acompañante a Salvador Allende, entonces Senador por su
país, cometí un error... ¡otro!... que sólo puede producir la mala combinación de ingenuidad y de
nostalgia: En lugar de quedar un tiempo más en Chile, como me aconsejara el Senador
Allende, seguí a Buenos Aires para ver a mi hijo y a mi mujer.
-¿Por qué un error?...
-Porque al bajar fui detenido en Ezeiza por la Policía Federal. Existía un pedido de captura por mi
intervención en los sucesos del 30 de noviembre del 60, y por ser sindicado comunista por mi visita a
Cuba...Y la pasé muy mal.
-Cuente, Senador. Largar el alma hace bien.
-Fui puesto a disposición del Juez Federal Freytes quien inicia el proceso que culmina en mi condena.
Pero de eso no quiero recordar...
Lo insto.
-Sólo refiérase a lo positivo de esa pesadilla.
Sonríe. Se distiende.
-¿Positivo...? -Bueno, sí. Que después de sufrir las penurias de verme encerrado en un calabozo de la
Central de la Policía Federal, como un reo de averías, golpeado, e insultado sin atenuantes, me derivan
a Rosario. A lo que antes era la Jefatura de Policía... Al bajar en mi ciudad, morí de vergüenza al
saberme visto por gente que me creía un paria, maltrecho y deshonrado en mi condición de ciudadano
de mi país. En un sótano, tipo mazmorra, me encontré con otro pobre desgraciado como yo, todo en
semi penumbra, frío de caverna, ganas enormes de llorar. ¿Y sabe qué...?
-¿Qué...?
-Me recibe con un caldo entibiado en una latita de arvejas sobre un calentador de alcohol… Fue la
pócima más rica que gusté en mi vida... Al final, resultó ser también un compañero de aventuras en ese
difícil, y a veces tan injusto tránsito por la política.
-¿Cómo lo absolvieron?
-Por la mediación impecable de ese gran amigo abogado que fue doctor Juan Bernardo Iturraspe, Dios
lo tenga en la gloria. Luchó mucho, pero no logró la absolución, que recién llegó con la llegada del
doctor Illia al gobierno sancionando la ley de amnistía en la que me pude amparar. -Me mira. Sonríe.
Agrega- Fin de una parte de la historia de sus ratones...
PORTADA DE:
IDENTTDIDA IDEODOGICA

"NI LA JUSTICIA SOCIAL NI LA LIBERTAD, MOTORES DE NUESTRO TIEMPO, SON


COMPRENSIBLES EN UNA COMUNIDAD MONTADA SOBRE SERES INSECTIFICADOS”.
Juan Domingo Perón.

“ALTA ES MI EMPRESA Y CLARA MI DIVISA, MI CAUSA ES LA DEL PUEBLO, MI GUIA ES


LA BANDERA DE LA PATRIA”.
Eva Perón.
PORTAL: IDENTIDAD IDEOLÓGICA

Él inicia el diálogo. Le ha quedado una resaca que la necesita aventar, y yo se la adivino. Dejo que lo
haga, aunque sé que le cuesta.
Dice:
-Y bien... aquí le queda la postal del hombre que usted eligió como su protagonista, pensando, quizá,
que se iba a encontrar con un funcionario público acostumbrado a malabarista de la dialéctica para
disimular sus fallas humanas. Y no es así. Usted empezó instándome a mostrarle la maquinaria
enmarañada de la política para saber por qué, después de tan variadas tácticas de gestión gubernativa, el
país está como está y pasan las cosas que pasan... buenas y malas. Voy a empezar por mostrarme de
modelo, no porque lo mío sea exclusivo, sino porque lo puedo exhibir, habiéndolo vivido en carne
propia. Oficie usted de mi fiscal. Y sea lapidaria.
Respondo, ante la impronta:
-Hemos convenido en manejarnos con la verdad. Eso es, a veces, duro.
-Pero indispensable. Para usted, y para mí. Remontándonos a esa época, ¿me ve en "filo" comunista...?
-Lo veo en admirador de un Fidel Castro rompiendo con la dictadura de Batista, prometiéndole a Cuba
su total liberación... ¿me equivoco?. Recordemos que usted había fundado, aquí, en Rosario, la
Agrupación Peronista de Apoyo a Cuba... -Y espero.
-A Cuba LIBRE. Todos los que fuimos íbamos para ver el cambio. El error fue haber elegido un lugar
y un momento equivocado, que tuvo, lo sabe, sus consecuencias. En el terreno, al llegar, nos dimos
cuenta que ni Fidel Castro, ni el ''Che"', ni el gobierno militarizado que impusieron, querían la
democracia. Nunca se nos presentaron ellos que no fuera enfundados en sus uniformes de combate, tal
como habían tornado el Cuartel de la Moncada en 1953, iniciando una guerra de guerrillas, que costó
innumerables víctimas. Nuestro líder, señora fiscal, no había entrado a la casa de Gobierno así... la
masa trabajadora de su pueblo, el suyo y el mío, lo rescató del oprobio de Martín García y, por las
urnas, lo situó en la Casa Rosada. Y yo conocía la diferencia. Viendo esa realidad, en nuestra estadía,
como anfitriones, sólo nos atuvimos al protocolo...nada más.
-Eso, lo exime del rótulo...?
-Y muchas cosas más. -exclama- También hubo un tufillo maldiciente referido a los gastos que
ocasionamos los diez compañeros del viaje. Todo se solventó con los aportes de la organización
peronista de Américo Barrios y en la isla fuimos invitados de honor, sin erogación alguna, igual que
todas las otras representaciones latinoamericanas invitadas por e1 gobierno cubano. Eso fue así. Pausa
y luego -Debo mostrarle mi identidad ideológica, libre del pecado de 1a suspicacia que me costó,
además de la cárcel y el oprobio, la pérdida de amigos que todavía hoy dudan de mi honestidad
partidaria porque el país, desde el inicio de su historia, sufre una dolorosa epidemia de revanchismo.
-¿Epidemia...? -lo empujo.
-Sí. Supongo que no nos debe ser exclusivo, pero yo hablo de lo doméstico. Esa práctica malsana de
crear ídolos, por sus éxitos, y convertirlos en renegados cuando descienden de sus estrados por haber
cumplido su ciclo, o por sus fracasos. O por antagonismo reales o magnificados...
-¿Lo dice por lo que a usted le pasó? -lo hostigo.
-No, ya que tendría que hablar también de mis compañeros que lo han padecido. Lo digo con más
amplitud. Fíjese: desde Perón aquí, por hablar de lo que nos atañe, dos presidentes fueron presos: Isabel
Peón y Menem. Dos debieron exiliarse: Perón mismo y Cámpora... Era tal el revanchismo de esas
épocas que, no sólo que de sus respectivos gobiernos hubieran podido rescatar lo positivo de su
gestión, sino que el pueblo debió deshacerse de libros, fotografías y distintivos que lo identificaran con
su ideología. -Enfatiza- ¡¿Es posible eso...!
-Sí -afirmo- Nos ha pasado...
-En mi casa, mis padres debieron esconder a Evita y a Perón que, en recuadros, completaban el
modesto altarcito doméstico con los santos devotos...! Esos absurdos imperdonables en una sociedad
civilizada...! Pero, -hace una nueva pausa, y sigue- yo le quería definir mi identidad ideológica,
vapuleada por mi viaje a Cuba. La cárcel me marcó a fuego ante la sociedad del momento. Pero,
piense, señora fiscal, que si yo hubiera tenido tendencia hacia el comunismo, lo habría seguido
incorporándome, como lo hicieron muchos, a las agrupaciones que los nucleaban. Pero tenía la
experiencia de haber conocido en carne propia el régimen castrista y eso me dio vigor para reinsertarme
con más pujanza en el peronismo nacionalista de Perón. De él, en esos momentos de desaliento, recibí
(entre otras tantas que la precedieron) una carta suya fechada en Madrid que quiero que lea....
Me la extiende. Tiene la firma y el membrete de Juan Perón. Está fechada en Madrid, el 30 de enero de
1963. Es extensa. Extracto lo meduloso a nuestros fines. Comienza:
“Señor Luis Rubeo
Moliere i30. Rosario Rep. Argentina.
Mi querido compañero:
En mi poder su extenso mensaje donde me expone usted, a grandes rasgos, las peripecias del mundo
gremial en el Distrito de Rosario. Antes que nada, llegue mi enhorabuena por la libertad
que acaba de obtener, luego de esos 100 días en 1a "isla de Elba", como diría un partidario de
Napoleón. (...) Los pasos dados por usted merecen mi aprobación; hay que adecuarse a nuestras tácticas
actuales hacia la búsqueda de nuevos objetivos. (...) Desdichadamente no sucede eso y es posible,
incluso, que su decisión de viajar al Caribe haya sorprendido a sus mejores amigos, pensando que usted
ha evolucionado o de que empieza a cambiar (...) Nuestra lucha ha de ser -por lo pronto- con el
enemigo inmediato -las oligarquías- y sus aliados foráneos... (...) Un fuerte y estrecho abrazo. (Y su
firma de puño y letra: Juan Perón).
La dejo sobre el escritorio. ¿Qué debo agregar? Me apareció con el as de espada en la manga, vale las
triquiñuelas de lo lúdico.
Pero la carta es real. Está incorporada a su documentación fehaciente. (Y, más adelante, a este libro)
Le digo:
-No soy yo quien tiene que absolverlo de algo que, en esencia política, no cometió. Es la opinión
pública.
Dice:
-Cuando me incorporé a la actividad política, con la carne todavía en llagas, me hice el firme propósito
de mostrarle a mi gente que yo seguía siendo el mismo luchador sindicalista que habían conocido
defendiendo a los trabajadores desde las prédicas de Perón. Pero las condiciones políticas de mi patria
me eran adversas. Ya transitábamos el año 1966. Yo, en una ostensible clandestinidad visitaba mi casa
esporádicamente. El nacimiento de mi hija, me hizo temer por mi familia y, derrocado el Doctor Illia,
asume el llamado Proceso de Reorganización Nacional, con la ascensión al gobierno militar del
General Onganía. Entonces vuelvo a tomar el camino al exilio.
-Seguía sindicado como "de izquierda"... -No pregunto sino puntualizo, dadas las condiciones que me
describe.
Dice:
-Y aquí se repite un episodio que tergiversa, mi identidad política, pero en sus antípodas: puedo ser
etiquetado como un simpatizante de la tristemente recalcitrante triple A.
-¿Cómo...?
-Marcho a Madrid. Necesito contactarme con el General Perón en su exilio de "La Puerta de Hierro”.
El mismo me acuerda una cita. Otra vez estoy solo, lejos de mi Patria, vapuleado por intrigas
desbordadas que, lo sé, yo las he provocado, o las aviesas circunstancias. Se me iba, a cumplir el sueño
más caro a todo peronista DE VERAS, de ver a su líder. De escucharlo. Contarle mis frustraciones y
pedirle consejos. Él era sabio. Conocía el país. Sabía de las lealtades y las traiciones de los hombres
caminando los tortuosos andariveles de la política. Y conocía la amargura del exilio. Y de la injusticia,
que tanto había combatido...
-¿Lo pudo visitar enseguida...?
-No. Yo no era una figura representativa. La correspondencia que nos había unido no dejaban de ser,
hasta ahí, algo protocolar, que 1o practicaba él con todos sus seguidores, que eran cientos de miles...Yo
llegué solo, me ubiqué en una modesta pensión llamada Residencial Río, triste, la cama, la mesita, su
silla, la mesa de luz y un roperito minúsculo que me quedaba grande para la poca ropa que llevé. El
desayuno, frugal, y sin otra comida. Llevaba el dinero contado. Debí racionar los gastos y, muchas
veces, almorzaba solamente. Ahí recordaba las estrecheces de mi adolescencia en Saladillo. Pero,
entonces, tenía a mi familia. La que dejó
solventaba con los recursos de mi padre y del quiosco. Mis viejos amigos de la militancia primera, algo
ayudaron... -Pausa. Retoma- La vida tiene esas cosas. Nos pega fuerte y nos enseña. Allí en Madrid, los
argentinos que estábamos, todos con los mismos fines de ser recibidos por nuestro líder, la pasamos
igual. Nos hicimos amigos a la fuerza, relación que en muchos casos, después pasó. Sólo los enviados
especiales, periodistas, líderes del mundo político de todas partes, historiadores, filósofos y politólogos
sin bandera partidaria, todos interesados en el fenómeno de transformación social inaugurada con la
llegada a Argentina de un líder de la talla del General Perón, tenían audiencias prevalecientes. Los
demás, y muchos con más militancia que yo, debíamos esperar ser citados por algunos de sus
emisarios.

Digo:
-Vamos entrando en los entretelones de lo que me prometió como el relato de nuevas y movidas
aventuras, pero ahora a otra altura, ¿no...?
-Y en otro lugar -replica-. Y con otra gente. Y… tan cerca de Perón.
-¿Cerca…? ¿Pudo llegar, finalmente a él?
-Sí -responde- Pero no en el primer intento. Un día en la casa de pensión, recibí la visita imprevista de
López Rega. Por entonces era el Secretario privado del General y el que disponía de la agenda de citas
con nuestro ex presidente. Sin demasiado protocolo me invitó a comer. Traía consigo correspondencia
que el General pedía llevara al país… Entonces su nefasta trascendencia de la triple A no había
comenzado, y ese hombre raro, con una mirada sombría y horadante, era sólo un hombre de la
intimidad de Perón, llegado a él de la mano de María Estela Martinez, ya "Isabelita", la segunda esposa
del General. Allí, en esa comida, yo daba el primer paso para "lavarme" la etiqueta de comunista, ya
que ese hombre era, y lo iba a ser mucho más después, el enemigo número uno del comunismo.
-¿Le dio la visa de entrada al Líder...?
-No. Me la dilató. Había fracasado en el intento de comprometerme a sumar voluntades "isabelinas", a
la que él propiciaba, apuntando a un “peronismo sin Perón", y con Isabel, arguyendo a la edad del viejo
fundador del Movimiento Nacional Justicialista. No coincidí con eso y creo que no le gustó. Dijo "Yo
leo en su mente… usted no me aprueba." Yo le dije… “Perón es Perón; nadie puede reemplazarlo
mientras viva."
-¿Qué hizo usted?
-Busqué otros vínculos… Me ayudaron los compañeros, entonces; allí, Villalón, Jorge Antonio,
Eleuterio Cardozo, Licastro... Y estuve con Perón.
-¿Qué sintió?¿Qué se dijeron...?
-Una emoción enorme. Me parecía un sueño. Después, ya en mi condición de Diputado de la Nación,
conversé con él muchas veces… ¿Qué conversamos? Mucho y de todo. Me recibió como a un "héroe",
eso dijo y me halagó sobremanera porque, venido de él, me excedía ... Sí -retoma- Hablamos del país;
el sindicalismo; las luchas gremiales sofocadas por el nuevo gobierno; los planes a futuro; la necesidad
de sumarnos todos en un frente DEMOCRÁTICO común basado en los postulados republicanos del
Justicialismo. “No ceje”, me aconsejó, con esa bonhomía tan sanamente criolla de él. “Para terminar lo
empezado, que falta tanto, necesito de todos, pero más de los jóvenes que son el presente y el futuro de
nuestra Patria. Y usted lo sabe porque el gremialismo es el soporte mayor de la clase trabajadora."
Yo tenía, entonces, 30 años y él me trataba de "usted". No tuteaba a nadie era su costumbre, nunca
después la cambió...
-¿Qué saldo le dejó? –pregunto.
-Me dio vigor. Fortaleza. Él no incitaba a la violencia sino a la razón, a la convicción, a la Lealtad y a
la pasión política como único recurso democrático y republicano de ayudar a nuestro pueblo. Cuando
decía "Pueblo" no dejaba de nombrar a Evita. Esa luz jamás se le extinguió, a pesar de todo lo
acontecido en su vida privada después de ella. Y eso me conmovió. Evita ya había trascendido su
propia historia de vida pública y era la antorcha de las generaciones futuras, aunque ni siquiera la
conocieran. Me quedó el recuerdo de la mirada de ese viejo lobo de mar, algo cansado, melancólico de
tanta Patria lejana, algo enturbiada por el asomo de la tristeza que sólo la conoce cuando, por
enfrentamientos políticos entre hermanos, se cierran sus fronteras para el regreso de alguien que tanto
hizo por la felicidad de su pueblo…
-¿Cuando y cómo volvió usted ,Senador?
-Me quedé unas semanas. Tuve fluido contacto con mis nuevos sanos peronistas que les pude
nombrar... y, usando pasaporte falso... no quería repetir la experiencia pasada... volví a casa vía
Uruguay y Chile, ya que en esos años, repetí mi visita a Madrid.
-¿Entonces...?
-A empezar de cero. Con un acopio de experiencia formidable. Y, según los sabios consejos de mi
líder, regresé al gremialismo; se logra la conducción del Sindicato de Rosario con Gerardo Cabrera
como Secretario General y a mi me nombran Asesor Gremial. Ese era el comienzo del que ahora soy,
señora novelista...
PORTAL DE LAS INTRIGAS PALACIEGAS

“NADIE PUEDE REALIZARSE EN UNA COMUNIDAD QUE NO SE CONSOLIDE COMO TAL”.


Juan Domingo Perón.

“EL OBJETO FUNDAMENTAL DEL JUSTICIALISMO EN RELACIÓN CON EL MOVIMIENTO


OBRERO ES HACER DESAPARECER LA LUCHA DE CLASES Y SUSTITUIRLA POR LA
COOPERACIÓN ENTRE CAPITAL Y TRABAJO”.
Eva Perón.
LA INTRIGAS PALACIEGAS

El tiempo calendario no es virtual: es real. Desde el inicio de esta cita al presente, han pasado varias
semanas. Hubieron interrupciones para caminar la rutina doméstica que, ¡otra vez! nos sacudió con la
vertiginosidad de los acontecimientos de la vida ciudadana, esa que, en forma de noticias, invaden
nuestra intimidad penetrando por la pantalla del televisor, los comentarios de la calle, o las páginas de
los diarios.
Para nuestra paz interior debiéramos parapetarnos en nuestras casas, cerrar con doble llave las puertas y
ventanas e inventarnos una atmósfera respirable para aventar el alma, y marginarnos, al menos, de las
agresiones de un noviembre donde el país se tutea con la perplejidad: paros, piquetes, reclamos
salariales y, en las calles, el desbande de la fusilería en manos de bandas de asesinos sin edad, muchos
de ellos niños corroídos por la droga...
Argentina, sacudida por la inseguridad y el miedo. Y la indignación. Y el desencanto. Y, hasta ahora, la
impotencia.
Argentina, que todavía cree en la fuerza del voto y tiene en claro la humillación de muchas estafas a su
fe ciudadana con la gimnasia del gatopardismo, tan a menudo o, ante la ventolera de ciertas demandas,
la oposición muestra un piso con baldosas flojas y un techo con goteras.
Argentina, manejada por muchos que no saben cómo timonearla. O no pueden. O no quieren ...O les
pasa las tres cosas a la vez.
Argentina, sin ese baño refrescante de un nacionalismo sano, auténtico, visceral y emocional, donde
para un argentino no haya nadie mejor que otro argentino y a la vez se sienta ciudadano del mundo,
ocupante digno del universalismo...
-¿Qué nos pasa -pregunto- que nos estamos convirtiendo en un tablero de ajedrez donde, en cada
avance, es necesario fagocitarse a alguien...? ¿Son tantas las intrigas palaciegas que no podemos
terminar de ordenar nuestro país, si lo tenemos todo y nos falta tanto...?
-Recuérdeme su cuento de los ratones. Creo que le faltaba algo...
Me animo, adelantándome a esa observación suya:
-No; lo cambié.
-A ver...
-“Pandemonium, recuperando su autonomía, dejó regresar a los ratones, a los gatos, a las fieras, unos
por vez y todos juntos ya que venían de todos lados. La basura, no llegaba a proliferar porque, mientras
se la comían, provocaban nuevas, que, a su vez, se comían. Como los hombres los iban a exterminar, y
ellos lo sabían, todos se disfrazaron de habitantes con ropaje de ciudadanos. Reinó la confusión.
¿Quién era quién…? Había una solución: crear hombres armados, que requisaran y separaran los
verdaderos de los apócrifos. Entonces fue tan grande su poder, que tomaron el timón y gestaron
guerras: una interna y otra con los de afuera. Y murieron los hombres. Y lloró la Patria de tal forma que
de nuevo todos debieron guarecerse bajo el paraguas de la Constitución... Pero sus hojas estaban tan
ajadas que se volvió a los carriles de la Democracia con tantas páginas borroneadas que, a muchos, les
resultó muy difícil dilucidar entre lo que era legal, legítimo, ético, o simplemente humano. Juan
Pueblo, que no había participado del bacanal, se plantó junto al obelisco y, mirando a la distancia, dijo:
"¿Y el campo que espera...? ¿Y los pueblos del interior que languidecen...? ... ¿Y las fábricas que no
funcionan...?¿Y las Instituciones que no se respetan...? ¿Y la justicia que tiene vendados los ojos y
pareciera que las manos atadas... ?” Y allí esperó que cada uno se quitara la mascarada y empezar a
conocerse. Saber quiénes eran los ratones, quienes los gatos, quiénes las fieras... y quiénes los hombres.
El cuento -digo- tiene un final abierto. Redondéelo usted... -Y espero.
Replica.
-No soy cuentista, pero soy hombre que tiene mundo. Y lo voy a hacer poniéndome cómo ejemplo, por
lo que me toca por haber vivido esas intrigas palaciegas y, también, usado una mascarada… Me pasó
en mi entrada a la pubertad. Y es una historia que le debo, y que tiene que ver mucho con nuestro
actual patetismo. -Un respiro y luego- …Cuando terminé la primaria, mi padre me inscribe en el
colegio salesiano "San José". Estuve pocas semanas. Rebelde y díscolo como era, me molestaba el
rigor de los padres salesianos que eran nuestros maestros. Un día, durante un recreo de fútbol con
Monseñor Bonami, con quien no simpatizábamos, pateé la pelota en su dirección, le dí en la cara y se
le rompieron los anteojos. Adivinó, o vio mi intención, aunque yo la negué… pero eso me valió la
expulsión del colegio. Ya mi padre había programado ponerme a trabajar en el Swift, y yo lo sabía.
Coincidió ese momento con mi encuentro con mi amigo griego que tenía planeado escapar de casa…
Digo:
-Lo recuerdo... el chico que lo quería hacer porque, decía, su padre era cruel... Y, si la memoria no me
falla, terminaron en San Nicolás.
-Sí, ese mismo. Entonces, mortificado por lo ocurrido en el colegio, me uní a él. Yo tenía solo catorce
años...
Pregunto
-¿Y cómo se arreglaron?
Es muy gráfico:
-Pidiendo, para sobrevivir. Y -aclara- no robando. Ya teníamos práctica en esas artes. De chicos, a los
amigos pobres de mi barrio, nos era hábito pasearnos por los bares, los almacenes o las verdulerías de
nuestros vecinos amigos y pedir un sándwich, una bils, una Crush, unas bananas, una taza de mate
cocido... y le ahorrábamos a nuestros padres la cena o el almuerzo. Entonces... ¿qué temer...?
-¿Cómo se fueron tan lejos?
-Yo pensaba en Evita. De la nada a Buenos Aires. De pobre, a Conductora de los humildes. Entonces, a
la edad que todavía era un mocoso, me disfracé de hombre. Era una mascarada totalmente desprendida
de la realidad. Mi amigo tomó la iniciativa y viajamos en una chatita verdulera, en la parte de atrás,
entre los cajones de fruta que iba a San Nicolás. Dos años mayor que yo, con un físico recio, se lo veía
como un adolescente, para esos años, ya independiente de su casa paterna. No había el control de
ahora. El dueño de la chatita se creyó, sin mucho celo, la historia doméstica que le contó mi
amigo..."...que somos de allá, vinimos a Rosario a encontrarnos con mi tío y no lo encontramos... y nos
quedamos sin plata. Mi vieja nos está esperando y nos va a ir muy mal si no volvemos hoy mismo…”
El hombre viajaba con un changarín y mucho no le preocupó nuestro destino.
-Y allá ¿qué hicieron?
-Pensamos que iba a ser nuestra primera etapa. El norte era Buenos Aires. Ir a ver la Casa de Gobierno.
Acercarnos al lugar donde estaban Perón y Evita, para alcanzar a verlos... ¡Locas cosas de chicos con
más vereda que hogar, y muchos pajaritos en la cabeza…! -Pausa. Luego- Bueno queríamos más la
calle, tampoco la mendicidad. Pedir en el barrio era una cosa, y en un lugar extraño, otra. Tampoco
queríamos robar. Se nos ocurrió, entonces, con la poca plata que le quedaba a mi amigo, según él
ahorrada de las changas que hacía oficiando de mandadero en la Unidad Básica del barrio, hacer noche
en una pensión y, al día siguiente, programar el segundo paso para llegar a la Capital... Preguntando,
llegamos a un caserón atrás de la estación de colectivos y pedimos una piecita para los dos. La mujer
que nos hizo entrar nos miró con cara de pocos amigos. Nos pidió que esperáramos... No teníamos más
que un bolso rústico cada uno y, seguro, un aspecto calamitoso... Y se fue para adentro.
-¿Entonces...?
-Entonces, diez minutos después llego la policía.
-Ah...!
-Dos uniformados. Nos preguntaron el nombre y, con la supina inocencia de la inexperiencia de chicos
a las buenas de Dios, se los dijimos porque tampoco teníamos documentos... La mujer, desconfiando, y
con un sobrado manejo de su negocio de pensionera, había llamado a la comisaría... y así nos
atraparon.
-Sus padres ya habían dado aviso de su deserción: eso ya tiene contado.
-Sí. Y esa misma noche nos regresaron a Rosario. Pero no a nuestras casas sino al reformatorio del
barrio de Pichincha, por aquel entonces un colector de vagabundos, rateros, pendencieros y criminales
bisoños.
-La pasó mal, me imagino -Dije por decir algo, porque era obvio.
-Espantoso. La cama ardía de chinches en un colchón desvencijado, porque, a pesar que con la llegada
del nuevo gobierno empezaban los arreglos, no había mucho lugar para los recién llegados... Sí
comimos un plato de sopa y un aguado guiso de mondongo que nos supo a gloria.
¿Pasó allí mucho tiempo...? -es mi nueva pregunta.
-Tres días, por los trámites de oficina. Nuestros respectivos padres llegaron a primera hora del día
siguiente, pero debieron esperar que se hiciera "nuestro prontuario" tras las averiguaciones del caso. Y
así fue. No habíamos delinquido robando, ni agrediendo a nadie. No llevábamos ni siquiera un
cortaplumas... De eso tengo una anécdota muy cálida.
-¿Cálida...?
-Sí. Al salir, el preceptor, quien más había tratado a mi padre y fue el encargado de traerme de él mis
historietas favoritas para paliar las horas por esperar la libertad, me retuvo un momento en su
escritorio. Y me dio una buena filípica…
-Entonces, no fue cálida –arguyo.
-Y ejemplificadora que nunca pude olvidar. Me dijo: “Mocoso atorrante, no quieras hacerte el hombre,
que mira dónde fuiste a parar... ¿Te crées ese Robyn Hood de tu cuentito…? ¿El Zorro? (Me acordé de
Zorila y lo interrumpí: No. Ahora tengo vergüenza por mis padres y mis amigos... Yo quería llegar a
Buenos Aires para estar cerca de Perón...). Rió y me zamarreó el pelo. Entonces dijo: ¡Eso está
bueno!... Pero para poder tener la pretensión de estar cerca del General, tenés que crecer por fuera y por
DENTRO... sino nunca vas a ser un buen peronista"... Cuando me entregó a mi padre que estaba con el
griego esperándonos en la salida, me extendió la mano a lo hombre y repitió, como un secreto entre los
dos: "De aquí en adelante, a hacer buena letra, descamisadito..."
-¡Qué lección a un chico confundido! -digo, y lo siento.
-Sí; ¡qué lección! No supe su nombre, ni volví a verlo jamás. Ojalá haya conocido, después, mi
trayectoria. Lo hubiera gratificado... -Me queda mirando y agrega- Después de eso, previo regreso a
casa donde, abrazado a mi mamá lloré como jamás lo había hecho antes, mi padre me puso a trabajar
en el Swift. Enlácelo a lo ya contado. Y, enseguida y hasta los 15 años, alterno entre mi trabajo y el
Sindicato de la Carne de mi ciudad. Recién a esa edad ingreso al Justicialismo llevado por quien llegó a
ser dirigente nacional de los trabajadores gastronómicos, el compañero Lazaro Fernandez... Es decir,
señora novelista, que ahí y así, vapuleado por todas esas turbulencias tempranas, empiezo a asomarme
al fascinante y complicado mundo de la política seducido por Evita y por Perón, y vigorizado por la
experiencia de haber caminado a sopapos la pobreza. Yo -agrega- entro a su cuento quitándome la
mascarada de criatura para mostrarme en hombre con todas las cicatrices de una iniciación amasada en
rebeldías, aprendizaje y devoción...
Digo:
-Una historia muy rica.
Dice:
-Más, si le agregamos que, en el episodio del colegio salesiano y aquel partido de fútbol en el patio del
recreo, Monseñor Victorio Bonamín a quien le rompí los anteojos de un pelotazo... llegó a ser, con el
tiempo Cardenal de la Iglesia Argentina... -Y agrega con una pizca de malicia- ¿Habrá tenido presente
el incidente cuando, en varias oportunidades, aunque lo fuera tangencialmente, nos cruzamos, después,
calzando yo otro traje que no era el uniforme colegial...?
PORTAL DE GUÍA DE RUTA

“LA DIRIGENCIA CORRUPTA ES COMO EL PESCADO: EMPIEZA A PUDRIRSE DESDE LA


CABEZA”.
Juan Domingo Perón.

“VOLVERÉ Y SERÉ MILLONES”.


Eva Perón.
GUIA DF RUTA

Es una especie de ayudamemoria que siempre uso para mis novelas, porque sin ella muchas veces
equivocaría el camino, o se me enredarían los tramos de la narrativa.
Aquí, y con él, lo necesito más ya que todo se rige por la estricta correlación de los hechos que
marcaron su trayectoria desde la calle Moliere, del bajo Saladillo rosarino, hasta reelegidas bancas en el
Congreso de la Nación.
Voy anotando:
-Aquel chiquilín con ropita gastada y zapatillas...
Me interrumpe mi anfitrión de esta cita:
-Alpargatas…
-... comiendo de prestado, paseándose por los bares del barrio mirando jugar al billar, un beso de Evita
a los doce años, alumno díscolo con una maestra tan madre como docente que le señala los peligros del
fanatismo...
Vuelve a interrumpirme.
-Y cuando me revelé zurdo con los primeros palotes.
-¿Cómo? -digo- Eso no me contó.
-No diestro. En aquel entonces manejaba mi izquierda con mucha más habilidad. Ella, por corregirme
(y era un error de la época) me daba un ejercicio de atar cintitas que debía practicar en casa... donde mi
madre me ayudaba, sin conocer la pedagogía en ello, para no verme llorar. Bueno; sólo allí fui zurdo y
se me corrigió... después de ESO, nunca más... -Y sonríe.
-Luego, fin de la primaria; un paso efímero y traumático por el colegio salesiano; la “escapada”
infructuosa a San Nicolás; el reformatorio en el barrio Refinería, a trabajar en el Swift; la entrada al
sindicalismo e ingreso al peronismo de la mano de Lázaro Fernández; la amistad para siempre con su
entorno barrial; su noviazgo, casamiento y paternidad temprana; el derrocamiento de Perón en 1955; la
resistencia peronista larga, azarosa y firme; la revolución del 9 de junio y 30 de noviembre de 1960; su
exilio en Uruguay; viaje a Cuba; Illia presidente y el regreso con la amnistía; su reintegro a la
militancia activa; las cartas de Perón; el regreso; la cárcel en Buenos Aires y Rosario; la gran agitación
gremial; el derrocamiento de Illia; el segundo exilio ahora en España; la comida con López Rega y sus
intrigas: encuentro con Perón...
Corrige una omisión:
-Olvida la intervención del doctor Iturraspe para mi liberación. Anótelo. El hizo quemar mi prontuario
en el patio de la Jefatura...
Digo:
-No lo he olvidado. Ese episodio, después de la venia del Juez que llevaba su causa como prueba
fehaciente de su desentendimiento con la política de Fidel Castro, lo llevó a usted a decirme de su
reconocimiento de por vida para con él.
Me dice con profundo sentimiento de dolor, que se lo adivino:
-Nos dejó un gran amigo, un querido hombre de la Ley; un hombre de brillo.
Digo:
-... Un poeta eximio. Tengo su poema póstumo, con un mensaje estremecedor... "No les creas si te
dicen que he muerto, en otro círculo estaré despierto."
Callamos los dos.
Reanudamos el diálogo:
-A su ayudamemoria le agregamos el paso siguiente: mi retorno al país
Sigo:
-... Su actividad gremial cuando se logra la conducción del Sindicato de la Carne en Rosario. Y ahí
surge, entre otros de los ya nombrados, su gran amigo y también maestro en esas lides, Gerardo
Cabrera...
Ahora es él quien me interrumpe, con un dejo de tristeza.
Dice:
-También él nos ha abandonado, y muy recientemente. Tanto, que ocurrió en el curso de nuestra última
cita. ¡Dios mío!; ¡qué tremenda pérdida para mí!...¡Qué tremenda...!
Otra vez quedamos un momento callados.
Reinicio:
-Mi ayudamemoria me señala el espació del crecimiento de su actividad política como dirigente
gremial, que se constituye en una corriente política de gran preponderancia. Y llegamos a 1971, si
queremos una síntesis apretada de su salto a la primera diputación...
Dice, consciente de saber que no pretendo caer en la intrincada historia del país, sino en SU historia,
montada en ella.
Apunta:
-En 1971, desde Rosario, proclamamos la candidatura de Perón a Presidente. En la provincia de Santa
Fe logramos que los sectores que expresaban la moderación se hicieran cargo de la conducción
partidaria. Fue elegido presidente del partido el Teniente Coronel Campos y me tocó ocupar la
Secretaría General. Además, fui designado Congresal Nacional...
Exclamo:
-¡Vamos alcanzando altura...! ¡Qué le pareció esa experiencia...?
-Fascinante. -recuerda- Salvando otros detalles, que sería muy largo de comentar, paso a encabezar la
lista de Diputados Nacionales y llego al Congreso de la Nación por primera vez.
Digo, con reminiscencias:
-Ese era el chiquitín del bajo Saladillo caminando el barrio en zapatillas…
Me rectifica por segunda vez, como si eso fuera un sello ardido:
-En alpargatas gastadas. Si; ése era el mocosito que debía crecer por fuera y por dentro. Me debía ese
compromiso, y se lo debía a mi entorno, y a mi sentimiento peronista y nacional. Ahora podía hacer
cosas que, desde el llano no pude.
-¿ ...Y las hizo? -Soy contundente.
Muchas sí, otras me quedaron pendientes. Pero pude hacer cosas que sirvieron para generar cientos de
fuentes de trabajo...
-¡Su sueño! -exclamo.
-Mi gran sueño -reafirma.
-¿Puedo conocer la punta de ese ovillo...?
-La punta... después y durante el eterno bregar desde mi banca como Parlamentario. Bueno... con mi
Ley de Tierras, se crearon miles de obras y en ese trabajo, que fue rechazado tres veces en el seno del
propio Congreso, supe que no había sido vano luchar a brazo partido por mis ideales, siguiendo el
derrotero que me había señalado Perón. Eso -aclara- vendrá luego. Estábamos en esos comienzos ya en
legislador.
-Año 1973, compañero descamisado –legasto una ironía-, llega al Congreso como Diputado Nacional
por la provincia de Santa Fe. ¡Honorable cargo!...
-Honroso, ¡por Dios! Fue una experiencia absolutamente diferente en relación a todo lo hecho hasta
entonces. Me desempeñé como Secretario de la Comisión de la Salud Pública; luego actué como en la
del Presupuesto y, al constituirse la Comisión de la Investigación de la Industria frigorífica fui
designado vicepresidente.
Digo:
-Volvía a sus inicios allá en el Swift...
-De eso ya sabía bastante. A Perón siempre le gustaban los sindicalistas. Decía que conocían los bueyes
con que araban....
-¿Luego...?
-No duró mucho. No todo el tiempo que yo necesitaba -dice y agrega-. Componendas políticas que
largo sería referir, y que además consta en la historia de nuestras ya mencionadas intrigas palaciegas,
agigantadas a la muerte de Perón, se produce, un año después la intervención de nuestra provincia, y
termina lo mío.
-¿Entonces?
-El General muere en 1974. En vez de quedar un país fuertemente homogeneizado, empiezan las
diferencias, las disidencias, los encontronazos. Yo me uno a la corriente peronista que inspira el doctor
Raúl Matera, por nombrar sólo a la figura descollante, y sigo en la lealtad de los principios que nos
formaron. Isabel Perón sucedía desorientadamente a nuestro Líder,.. y allí empieza el cuentito de los
ratones.
Me permito una impertinencia cívica:
-Creo que debiera cambiar los ratones por los buitres, Senador.
Lo acepta:
-… Y aunque yo estaba en todo ese mare mágnum, debía decidir como tantos compañeros lo estaban
haciendo: o seguir remando hasta capear el temporal, o llamar a retirada. Desertar, sabiendo que
venían épocas difíciles... aunque no imaginé cuánto... hubiera sido claudicar a mis principios de lealtad
al líder que nos acababa de dejar…
Se interrumpe. Yo lo aliento:
-Hábleme de la sensación de ese vacío.
Responde.
-Luego... se lo prometo. No quiero mezclar ese sentimiento con el breve relato de esa parte de la
historia nacional que nunca debió ser escrita por vivida manchada de odios y de sangre.
Digo, con oscura reminiscencia:
-Estamos ya en la “década infame”...
Arguye:
-¿Necesita que le pormenorice los acontecimientos que se sucedieron…?
Replico:
-No. Quiero saber cómo usted se desplazó en esa borrasca...
Dice:
-Desprendidos de la mano de nuestro líder, el panorama político se enrarece. Los acontecimientos
virulentos se desarrollan de manera tan vertiginosa que nos obliga a muchos legisladores justicialistas a
separarnos de nuestras bancas. Allí se formó el dominado "Grupo de trabajo". ¿Le nombro sus
participantes...?
-No. Eso déjelo para un historiador que no tiene que hacer más que consultar los documentos del
Congreso. Siga con lo suyo...
-Seguramente tuve un rol muy protagónico, entonces, y fui nombrado miembro interpelante al Ministro
de Economía de Isabel, sucesora del General, Celestino Fernández. Así llegamos a 1975: nuestros
objetivos eran rescatar la vigencia peronista desde la cúpula del gobierno. Y fracasó. Todos, entonces,
corríamos riesgos de vida. Decidí alejarme de nuevo del país... Para ese entonces, ya en 1976, en
Rosario dinamitan la casa de Gerardo Cabrera, mi amigo de la adolescencia, y también dinamitan mi
casa. Entonces marcho a un nuevo exilio.
-¿Dónde...?
-Fui a Italia y me instalé en la casa donde nació mi abuela y vivió mi padre. Por ese entonces, ya
separado de Elsa, me acompañaba Marta, mi nueva mujer, política ella, diputada de profesión y
peronista de la primera hora; se refugia en Brasil. -Hace un breve suspenso, y agrega-... Retorno al país
en 1978... también, y otra vez, en forma clandestina.
Hacemos un corto silencio. Es mucho el peso de tantos episodios, pero, luego yo insisto:
-Siga, por favor. Pero sólo en la brecha que lo contenga personalmente.
-Bien... aunque hay tantas cosas importantes por contar...!
-Lo suyo -insisto-... Su ingerencia en la conducta cívica de mi país en ese gran atolladero de las
“intrigas palaciegas”…
-Entonces -replica- debo contarle muy sucintamente un episodio ocurrido en 1978 durante la
presidencia en facto del General Videla.
-¿Dónde estaba usted, entonces?
-Yo venía de un ingreso clandestino que había hecho a Rosario desde la ciudad de Villa Gobernador
Gélvez, donde residía transitoriamente, y fui a encontrarme con el ex Diputado Nacional Enrique
Osella Muñoz, llegado de Buenos Aires. Era diciembre y me comunicó que ya había hecho planes para
encontrarnos con muchos otros dirigentes pertenecientes a distintos partidos políticos para una cena de
gala en el Círculo. Tenía la tarjeta comprada para mí. Pero, cuando supe quién era el invitado de honor,
rehusé y opté por retirarme. Sin embargo, una revista de la época publicó mi nombre junto a todos los
que habían comprado la tarjeta, como asistentes a la cena... Nunca se aclaró bien el caso ya que no eran
épocas de hacer bambollas con asuntos políticos...
Pregunto, siguiendo la lógica:
-Entonces lo tildaron de simpatizante del Proceso...?
-Me costó mucho convencer a mis compañeros sobre ese hecho. No sé si lo logré en pleno. La
majadería política tiene esos perfiles. Antes era un pro-comunista; después un pro-loperreguista;
entonces un pro-videlista. Su cuento de los ratones se hace vigente. Y de las mascaradas. Si yo hubiera
sido algo, tan solo de cualquiera de las tres inclinaciones partidarias, no habría sido elegido por
segunda vez Diputado de la Nación de mi provincia. -Sonríe y se gasta una ironía- ...los "muchachos"
de uno y otro color político habrían tenido mucho y sustancioso argumento para hundir mi candidatura,
con lo ambicioso del cargo que se disputaba.
Pregunto, también con filosa ironía:
-Usted, ¿no...?
Responde, sin inmutarse:
-¿Ambicionarlo?
-Sí.
-¡Por supuesto! Me habían pasado muchas cosas. Luché mucho para conseguirlo: llegar a lo alto, hasta
donde podía llegar, era lo más. Desde el llano nada se puede hacer. Sólo, menos. Y yo ambicionaba...
sí, AMBICIONABA, poder hacer más que hablar en un palco con discursos de candidaturas. Tenía
muchos proyectos para activar la gestión legislativa; debatir en ella, conformar grupos de trabajo;
discutir cambios, reforzar programas sobre las necesidades reales y vigente de mi país y, sobre todo, de
mi provincia.
... y, ya verá usted, algo de ello pude lograr...
Me excuso:
-No es mi intención refutarle, Senador; sólo quiero seguir la intrincada me deja.
-Y eso me gusta. A mi historia familiar -agrega- debo aclararle que mi segundo mandato ocurre en
1983. Tres años antes había fallecido mi padre; ese segundo éxito del hijo rebelde, no lo alcanzó a ver,
pero, para mi satisfacción, sé que él también soñaba con su Giuseppe Garibaldi terminado de unificar
su patria lejana...
Y, pregunto, casi como una chanza:
-Y usted ¿... qué piensa de usted mismo?
-¡Vaya sugestión...!; me responde: pienso que cualquier ciudadano del país si es hombre de bien, civil o
político, puede sumar su grano de arena a la comunidad organizada para unificar, no ideologías
solamente, sino esfuerzo, compromiso y racionalidad para edificar cada día la Patria de todos, como el
hogar ansiado por todos los argentinos... Me sentiría indigno saberme
la excepción.
PORTAL DE
LA TIERRA ES DEL PUEBLO

“LA UNICA VERDAD ES LA REALIDAD”. (Sentencia aristotélica actualizada por)


Juan Domingo Perón.

“VOLVERÉ Y SERÉ MILLONES”.


Eva Perón.
LA TIERRA ES DEL PUEBLO

No se han agotado los temas. Como me interesan sus obras, lo que él hizo por la gente desde cada
espacio ocupado, le pregunto en este nuevo giro de la charla tan interrumpida como restablecida, sin
acordarnos tiempos ya que para nosotros siempre es ahora, le pregunto:
-¿Cómo es eso de "la tierra es del pueblo"...?
-Bueno, digamos que puedo en ello resumir el gran logro de una iniciativa para impulsar el trabajo,
ganando espacios ociosos. Le cuento: desde 1935, bajo la palabra de algún diputado progresista, el
tema empezó a tomar importancia. Mucho más cerca en 1989 con el proceso de privatizaciones de las
empresas del Estado. Era el momento, lo pensé, que presentaba una magnifica oportunidad para que
pudiéramos aprovechar predios y edificios que las empresas adquirentes no tenían necesidad de utilizar
para la prestación de los servicios. Yo había sido Legislador de ambas Cámaras y propuse el proyecto
para ser convertido en ley cuando me desempeñaba como Senador, recién lo logré en 1992. Es decir: lo
logramos.
-¿Qué establecía la iniciativa?
-Que todos; los" predios y edificios del Estado Nacional y sus entes centralizados y descentralizados
debían ser transferidos a las provincias y municipios para que se realizaran obras de bien público.
-¿Era el proyecto de su autoría?
-Sí. Y, considerando las sucesivas reformas, de las que también fui su autor, se fueran estableciendo
beneficios para que entidades de bien público también pudieran gozar de la transferencia, como
también los ocupantes de viviendas del Estado.
-¿Fueron muchos los beneficiarios?
-Muchísimos: empleados de ferrocarriles, teléfonos, y Vialidad Nacional, entre otros. El Estado les
daba viviendas cerca de los lugares donde trabajaban, todos protegidos por la inviolabilidad de su
ocupación.
-¿Cuanto terreno se recuperó..?
-Más de ciento cincuenta millones de metros cuadrados de predios y de inmuebles que tonifican la
puesta en marcha de más de cuatro mil obras públicas en distintas provincias…
-Senador... dígame algunos de los emprendimientos.
-Si… Sí: el complejo Tecnológico Educativo más importante de América Latina, que está en mi ciudad
natal... Rosario. Mis coterráneos la llaman "La Siberia”. Creo que no hay estudiante rosarino que la
desconozca. Otra, la Universidad de Venado Tuerto...
-Hablando de los nuestros, Senador ¿cuántas obras se hicieron en Santa Fe?
-Computabilícelo como un deber mío por todo lo que por ella tuve: más de doscientos cincuenta obras
emprendidas por las municipalidades y comunas santafesinas.
-¿Y qué paso con los terrenos de las Fuerzas Armadas? Basados en una ley que exige que la venta de
esos terrenos deberían ser afectados al presupuesto de la misma provincia, nosotros, desde el Congreso,
discutimos su destino, y pudimos disponer, solamente, de los provenientes de los ferrocarriles. Por
ejemplo: la estación de colectivos de la ciudad de Reconquista, se hizo sobre un predio que tuvo que
transferir Vialidad Nacional....
...Sé que el tema, apasionante, da para mucho. No quiero hacer tan técnica nuestra charla. Por repetida
vez que lo pienso y no lo digo, esas conquistas de su gestión legislativa, documentadas todas y
realizadas en la realidad vigente de su labor, se las dejo para la historia nuestra escrita en las páginas de
la política tan vigente que la podemos tocar desde nuestro interés y nuestra conciencia ciudadana.
Sólo quiero redondear este tramo, sacándole un último pensamiento al respecto, para sentirme alentada
de haberlo convocado a esta cita sin haberme equivocado en la elección. Le pregunto: -Si tuviera que
sintetizar esta Ley en pocas palabras, ¿cómo lo haría? Responde, sin vacilar:
-Diría que cuando el legislador agudiza el ingenio es capaz de encontrar posibilidades de beneficiar a
amplios sectores de la población, sin necesidad de realizar inversiones financieras previas. Digo, a su
referencia:
-Eso debe pasar en casi todos los órdenes de la vida organizativa de una nación: sus Instituciones, el
mundo empresario, la propia sociedad...
-Ocurre. Y ocurre cuando los intereses del fin constructivo que se persigue para el bien común, superan
las ambiciones personales –dice y agrega-. Pero, a veces, es inevitable. La vida moderna exagera sus
tentaciones y también sus exigencias. Recién hablábamos de una entre tantas conquistas de hacer Ley
un proyecto en el que se trabajó duro, por años. No suponga que la política es una empresa fácil. Quien
la abraza, salvo tristes excepciones condenadas a una irremisible condena social y también, a veces,
institucional, sabe, siente y necesita comprometer íntegramente su prestigio personal, profesional y
familiar al honesto denodado rédito de su gestión. Voy a referirme, concretamente, a la labor del
Congreso, por no dilatar esta charla en lo meritorio de cientos de miles de militantes sociales, políticos
y empresarios que aportan con su esfuerzo de todos los días a fortalecer los andariveles de la
democracia. Somos humanos y necesitamos vivir en normalidad. La gente común, lo necesita… y la
gente común, piénselo, somos todos, ocupemos el lugar que ocupemos. Entonces nuestro Congreso de
la Nación, en el que (según me caratulaba la revista "Semanario Parlamentario", en su tiraje 453 del 26
de abril de 1999, en su página número 11, de su extenso reportaje) era su "eterno" habitante por los
sucesivos cargos legislativos con que me vi honrado, me es tan conocido como lo era mi barrio
humilde de mi niñez, en el que todos nos tratábamos como miembros de una misma familia... -¿Por qué
lo dice?- lo azuzo:
Porque voy a intentar que penetre en esa máquina de relojera que fundamenta la gobernabilidad de un
país... si se la respeta y se la deja funcionar con las manos libres, de igual manera que a los otros
Poderes con los que se complementa,
-¿No ocurre siempre...? -Y dejo que él me lo aclare.
-Sabe que no, ni aquí, ni. Ahora en muchos otros pases de la tierra, tal como sería vivir en perfecta
Democracia. Hay falencias, hay errores, hay controversias...
Me permito interrumpirlo:
De la "maquinaria" quiero extractar su experiencia en el Congreso. Lo voy a entender mejor...
Me parece que sonríe:
-No le voy a dar una clase de Educación Cívica, pero hace al caso referirme a su composición humana.
Yo venía del sindicalismo. Perón había permitido la entrada del "pueblo" al poder. Mi formación no era
la académica de los que ostentaban títulos universitarios, la mayoría Juristas, politólogos, sociólogos,
profesores en Derecho Constitucional; médicos, filósofos, historiadores, economistas; muchos de ellos
con una vasta experiencia de gestión... No todos conformando las bancas del Congreso, sino también
siendo las fuentes de los recursos de su permanente sostén. Para llegar allí, primero como Diputado,
dos veces, y luego como Senador, debí prepararme en forma constante y esmerada. Las sesiones en el
Congreso, son exigentes, impiadosas, horadantes. Se propone, se debate, se confronta, se rechaza, se
reforma, se corrige, se faculta. Siendo el único órgano regulador de la aceptación de las Leyes, o su
caducidad, salvo los vetos que surgieron del Ejecutivo, la tarea a realizar es de una responsabilidad
constitucional inapelable. Yo viví con la Constitución pegada a mi piel, los tratados constitucionales
fueron mis libros de cabecera, la Ley fue mi mejor compañera...
-Le ha costado mucho...-es una opinión obvia.
-Sin la Facultad cursada, no podía quedar rezagado de los conocimientos sobre lo que se me
demandaba. No tuve recreo en mi vida adulta hasta después de agotar mis dudas sobre los temas
vigentes. Profundizar mis conocimientos más allá de "lo de ahora", porque siempre había intersticios
para ampliar, acotar, corregir. No fui yo el único exceptuado de un doctorado: habíamos sindicalistas
avezados en gestiones laborales con mucho manejo de convenios, acuerdos, normativas gremiales
acordadas entre patrón y obrero; y empresarios o civiles destacados en su actuación social, en la
disciplina que abrazara que, por capacidad, empeño, lealtad partidaria no importa del signo político que
lo tiñera y, fundamentalmente, por un profundo sentido de responsabilidad cívica de compromiso con
el país, buscara y consiguiera su banca en el Congreso. Si algunos de nosotros defeccionamos, allá
nuestra conciencia... y el juicio social o político que merezcamos. Los pueblos tienen ojos de lince para
transparentarnos… -Hace una breve pausa y agrega- ...Levantar la mano o no hacerlo, cuando se debate
una ley, no es un ejercicio del brazo para desperezar tantas horas de recios debates... es mostrarse y
mostrar ante si y ante la gente que confió en nuestra honradez cívica, que somos leales con nuestros
principios republicanos. Suena a una frase hecha, pero es así…
Le pregunto sin ánimo de molestarlo:
-¿Usted cree que pudo hacer cosas mejores, o las que hizo bien haberlas magnificado para el bien
colectivo...
-Sí. Ahora pienso que en muchos emprendimientos, no míos exclusivos, sino de nuestros equipos, nos
faltó el apoyo oficial con trabas, dilaciones, “cajoneos”... usted sabe. Pero les pasa a todos, en algún
momento de su gestión, sea del partido político que fuera. Creo que ningún legislador no tenga
conciencia de la trascendencia de su conducta cívica... si no se deja manejar por intereses espúmeos.
-¿Qué piensa de “la oposición”...?
-Que su injerencia es necesaria. No puede haber gobierno sin oposición. Eso sí; con juego limpio y
normas claras... Yo mismo he sido parlamentario de la "oposición". Por eso digo lo que digo.
-¿Tuvo amigos personales dentro de ella?
-Por supuesto. En él Congreso nos conocemos todos. Nos respetamos. Nos valoramos de acuerdo a la
conducta cívica de cada uno.
Interfiero, con cierta sorna:
Muchas veces los he visto trenzarse en muy ásperas escaramuzas...
-Sí; claro. Ocurre hasta en la propia familia cuando hay divergencias de difícil solución. Por eso se
discute; se confronta; se defienden las ideas desde diferentes puntos de vista, cada uno creyéndolas las
más conducentes para imponer las mejores. Y yo siempre las peleé bien. -Una pausa, y luego- Me
induce a hablar en primera persona y, siempre, trabajamos en equipo. Formamos comisiones de trabajo.
Es posible que, aún dentro del mismo grupo, haya algunas disidencias. Ello no quita ni resta: enriquece
el debate... Aprendíamos cada día...
Pregunto:
-En ese aprendizaje, ¿también cosecho enemistades?
Responde:
-Quien entra en la política, como ha de ocurrir en otras disciplinas, digo, tiene que estar preparado a los
embates de una contienda...
Me permito interrumpirlo:
-... Como decía su maestra.
Ríe. O creo verlo reír. Sigue:
-Mi padre decía, todavía yo en los umbrales del gremialismo, que me acostumbrara a "mascar barro" si
tenía la imaginación de estar masticando chocolate. Me pregunta si tuve enemigos. Con muchos discutí
fuerte, nos dijimos cosas, me sentí herido, los habré herido, aunque todo en forma fríamente cordial.
Hostilidad de salén. Controversias de congresales.. en mi Saladillo de la niñez lo hubiéramos dirimido
a las trompadas. –Ahora sí, ríe.
Digo:
-Lo he visto por televisión. Eso debe ser parte de las bonazas de la Democracia.
Vea -es él quien me interrumpe- Yo sufrí dos encierros, y los dos fueron justos, aunque me duela
decirlo... porque en ambos casos yo defeccioné: cuando chico, entonces inimputable, por dícolo y
rebelde; en el segundo por falta de experiencia y recelo. Me faltaba, en ambos casos y dadas las
diferencias, la sagacidad del zorro, la visión del águila, y la astucio del gato, cuanto conforma la
inteligencia del perro... por acercarme al maravilloso mundo animal.
-Por qué dijo "recelo", al referirse a los estímulos de su viaje a Cuba...? -quiero saber.
-Porque todo hombre de acción, en lo empresario, en lo social, en lo político, o en cualquier actividad
con exigencias que rebasen su continencia personal, no debe ser un ingenuo, ni un precipitado, ni un
improvisado. No creerse un "elegido”, alguien capaz de arreglar los problemas de un país por sí mismo.
Recuerde aquello de que “esto lo arreglamos entre todos o no lo arregla nadie”.
-Pero estamos en un país presidencialista donde la fortaleza o la debilidad del Jefe de Gobierno, mueve
la palanca de las decisiones determinantes a su funcionalidad armónica en lo social y económico, la
idiosincrasia de él, o ella, es preponderante, digo.
Lo muevo a otra reflexión:
-Nunca determina solo un presidente. No podría. Aún los estadistas, con el avance de los problemas
coyunturales de toda sociedad moderna, necesita su complementación con organismos
gubernamentales abarcativos, al mayor empuje de su gestión que, lo sabe, es difícil, comprometida y
definitoria para la consolidación de cualquier democracia. Una, breve pausa y agrega- si es que la
seducción del poder no lo hace
tropezar con la soberbia convirtiéndolo en un "dictador democrático”, para lo cual también hay que
tener condiciones...
Pregunto con toda sorna:
-¿Se refiere a alguien, en particular?
Responde, del mismo modo:
-Como usted dijera de sí, no soy historiador; soy político. Ante usted no juzgo; sólo le cuento mis
experiencias.
El tema me incita a otra curiosidad:
-¿Conoció personalmente a algunos, o a muchos de ellos?
-Argentinos, a todos, aún antes de llegar al Congreso de la Nación. Con muchos de ellos tuve una muy
buena relación de amistad con que me sentí honrado. Mi actividad en el Parlamento Latinoamericano
me acercó, posteriormente, al trato muy cordial con casi todos los presidentes de América, y aún de
Europa... Me he enriquecido culturalmente con el aporte de sus propias experiencias que siempre he
querido, y muchas veces podido volcar en mi gestión política en beneficio de la democracia...
Digo, con convicción:
-Ha sido y es muy rica su vida pública. Usted se ha referido a la necesidad de que, a más alto rango en
la escala gubernamental, el hombre necesita de la sagacidad del zorro, la visión del águila, la astucia
del gato, la inteligencia del perro. Yo le agregaría, si me permite, añadirle la destreza del ratón...
Sonríe. Dice:
-¿Volvemos a su cuento?
Digo.
-A ése, no. Pero puedo inventarle otro. ¿Se viene a escucharlo...?
-Claro! Después sacaré mis deducciones que, imagino, a eso apunta. -Y
agrega- Me somete a derivaciones de su inventiva... La escucho.
Tomo respiro, sólo por darme tiempo:
-Bien... Este es un cuento de un pájaro.
Me observa
-¿Siempre elige los animales...?
Replico:
-Sólo a veces. Son un buen espejo en los que mirarnos...
Acepta:
-Lo comparto. La escucho.
Empiezo, sin rebusques, porque estoy improvisando:
-Nació el gorrión... porque de un gorrión se trata… en un nidito algo desramado de la fronda. Hasta la
edad del desplume anduvo a los saltitos por el suelo o por el tronco del árbol que sostenía al nido.
Cuando dominó algo el manejo de las incipientes alas, buscó valerse de sí mismo mezclándose con
otros gorriones, pero también con pájaros de otra especie. Y de todos aprendió los primeros planeos.
-Tomo respiro y sigo- Desde un claro, donde pronto encontró un sembradío de raras semillas para
alimentarlo, visualizó la montaña cercana en cuya cumbre se erguía un ave enorme, majestuosa, como
inalcanzable, que lo subyugó. Le preguntó al Viento quién era y así supo que era un cóndor... a quien,
extrañamente, acompañaba una paloma blanca...
-Ah...! -Sólo dice él.
“-¿Puedo alcanzarlos?” Le preguntó al Viento. “–Eres muy pequeño; por ahora sólo puedes escucharlo
y aprender de él. Siempre baja al bosque-" recibió como respuesta. “-Y qué hago para que crezcan mis
alas...?" preguntó. Y el Viento le repuso que se alimentara de las semillas del sembradío que él llamó
"Experiencias". Y las picoteó. Por cada semilla debía tomar una pluma del suelo y dejar una suya. Las
que debía desechar eran sus fracasos y las que le aportaban sus éxitos. -Otra pausa y luego- Desoyendo
los consejos de Eolo, sus pequeños o grandes errores los plantó por su cuenta en otro surco secreto y a
través del tiempo las incorporó a su plumaje sabiendo, por instinto, que le iban a servir más sus errores
que sus éxitos por la fuerza que tenían al despuntar... y allí mismo también incorporó los errores de sus
congéneres para nutrir sus ambiciones de vuelo.
Como me detengo unos segundos, el Senador pregunta:
-Su gorrión, ya en emplume, ¿alcanzó a conocer al cóndor y a la paloma?
-A ella la vió de muy pichón sólo una vez, ésa en que ella le acercó las alas para un beso hecho pluma.
Después, cuando la vio con las alas plegadas, blanca y en otro vuelo extraño, la lloró como sólo pueden
llorar los gorriones cuando se sienten huérfanos. A él, al cóndor sí lo vio, luego de purgar dos
cautiverios por un exceso de plumaje de errores que lo llevaron a ser prisionero de unos cuervos,
puestos en el bosque para centinelas de las bandadas... Entonces, de pronto, cambiando el plumaje y
vestido de golondrina empezaron sus vuelos que lo llevaron, algunas veces, a esconderse de los buitres,
tener que tratar con ellos y, por eso, ganarse crecerle las plumas de sus yerros, verse obligado a
descuidar los polluelos que devenían de intentar vivir el jolgorio del amor en nidos nuevos... -Me
detengo para aclarar- Sí; mi gorrión, hecho ya golondrina, luego hornero apuntando a la construcción
de refugio para los humildes gorriones que mucho esperaban de él, conoció al Cóndor cuando, ya
vencido por los embates de las aves rapaces del bosque, también el gran señor de las cumbres debió
levantar vuelo para refugiarse en lejanías... Los avatares de la vida del bosque lo devolvió ya anciano y
cansado de estar oteando el horizonte con tantos revuelos que lo escamoteaban... Mi gorrión, ya en
golondrina, o en hornero, o en águila, por su férrea lealtad al visionario Cóndor... por qué no... debió
también verlo plegar sus alas, cerrar sus ojos y apaga su voz... para intentar copiar la pureza de su
vuelo, la agudeza de su mirada y el mensaje de su pasión en defensa de todos los pájaros del bosque.
De todos pero, por encima de ello, de los gorriones más desprotegidos de la rapiña de los carroñeros.
Y, al fin... Me detengo.
-¿Y, al fin...?
-Al fin, cubierto del plumaje de éxitos y fracasos, llegó el Viento y por dejarlo libre de los embrujos del
bosque, ya que llegaba, su edad de aflojar los vuelos, la barrió su plúmea vestidura y lo convirtió en
hombre.
Como vuelvo a detenerme, pregunta:
-¿Así termina su historia?
-No -replico- Ya en hombre, se encontró con una pluma al viento que cayó en sus manos. Entonces le
preguntó: “¿Quieres escribir mi historia?”, “No” le respondió. "Sólo lo haré un día cuando encuentre al
gorrión que supo sobrevolar por entre el enramaje del bosque, con un ideal de Cóndor y de Paloma,
todas las acechanzas de los vientos de las circunstancias, y se conservó entero. Herido, muchas veces,
errando algunos aleteos, otras, pero entero. Sencillamente porque, adoptando el vuelo de otras aves y
siempre siguiendo su mismo derrotero, nunca dejó de sentirse gorrión para poder entender, ayudar y
procurar elevar el planeo de todos los demás gorriones que poblaban el bosque..." -Un respiró y
agrego-: Fin del cuento.
Me deja decantar. Pregunta:
-Esa pluma ¿encontró al gorrión en el devenir del tiempo...?
-Sí -respondo-... pero todavía ella no llegó a mis manos. Y yo no sabría desarrollar con justeza esa
historia.
Ríe. Se solaza. Me aconseja con sorna:
-Entre en la política. Está empezando a flaquear en la literatura.
También río. Digo:
-Perdóneme; el cuento ha sido muy tonto... pero no me voy a postular en lo que sé, seria más fracasada.
Extraña actitud la suya; acostumbrados como estábamos a retirarnos en el mismo momento, para dar un
breve paréntesis a la charla ahora es él quien toma la iniciativa: se pone de pie diciendo:
-Me voy. Si me permite usar una metáfora, que usted suele usar de continuo, debo trajearme de
golondrina porque debo iniciar un vuelo.
Debo suponer que alude al cuento. Como no ha omitido opinión al respecto, me siento arrepentida de la
torpeza de haber inventado una insustancial chiquillada. Pero, ya está hecho. Eso si, me animo a seguir-
le la metáfora:
-¿Va a posarse en San José de Capristano...?
Ríe. Replica:
-El rumbo es casi coincidente... Me desbandará antes.
Me deja intrigada. ¿Estará contagiándose de mis giros virtuales...?
Queda su silla vacía. Tapo mi vieja máquina de escribir... y no sé si, después de esta extraña retirada
suya me animaré a seguir usándola.
No sería la primera vez que dejo un trabajo aleteando en el vacío, sin siquiera vestirlo con las plumas
de un gorrión.
Quedo sola. Mi máquina de escribir descansa. Pero no es el recreo que deseaba. lntuyo que su actitud
puede deberse a una contrariedad producida por mi torpeza del simplismo de querer graficar en un
cuento pueril la semblanza de un prototipo del sindicalismo, cuando el fogueo en su escuela proyecta la
más vigorosa estructura de un hombre político. Sin pasar por ella al accionar de un funcionario
gubernamental, ya lo decía el mismo Perón, algo le falta al no haberse hecho en el manejo del entresijo
en la lucha por el equilibrio del universo laboral, que es la brújula de la paz social de los pueblos.
Y él lo sabe. Lo ha vivido. Su Universidad ha sido el sindicalismo. De gorrión a águila, si insisto en la
banalidad de metáforas, debo haber errado el enfoque y hasta mi condición de escritora se ha
desvirtuado, porque un funcionario público de mi país, con su currícula sellando su rica y fuerte lucha
por los derechos de los trabajadores, lo debió enfrentar de contínuo con andanadas de intereses
contrapuestos: Ios de los empleadores y de los empleados y de los obreros y del patrón; del capital y de
los asalariados... siempre que ambos fueran justificables.
Lucha sin buscar trofeos de éxitos personales comprendiendo que, en la pugna por ganar cada batalla
laboral no se estaba frente a un enemigo sino a un competidor defendiendo otros intereses, los suyos,
que también beneficiaban a otro sector de la sociedad que, representaban la otra parte del gran
engranaje laboral del país.
Cuando mi anfitrión, (... ¿o soy yo de él?), ahora ausente, subió los escalones de su actividad política y
logró, por imperio de la democracia, alcanzar la Legislatura Nacional, también debió seguir la lucha
con nuevos oponentes que, con parecidos o iguales principios republicanos, apuntaban a seguir
encauzando al pueblo de la Nación al mejor de su destino, allí le valieron las fuertes, rudas y efectivas
armas del sindicalismo para defender la Patria, sustentada en la Soberanía Política, en la Libertad
Económica y en la Justicia Social.
Todo eso apuntalado en el primer envión de su amanecer cívico en el sindicalismo barrial de los bajos
del Saladillo rosarino...
Un país libre, soberano y justo, pienso... Esa trilogía cívica y el reciente retiro de él, me induce a
dibujar un triángulo en la imaginación y recordarlo en otra retirada suya de la Fundación instituida en
Rosario, con ese nombre geométrico que él creó para nuclear en ella a todos los "compañeros" de la
causa justicialista necesitados de una orientación laboral, educativa, o política aportada por los que más
sabían, podían o querían, conformada por profesionales y voluntarios colaboradores, todos ad-honoren,
con el fin social de hacer solidaridad cívica.
Es decir, desarrollar el humanismo en toda la extensión de su significado desde el profundo sentimiento
de confraternidad justicialista.
Y él se retiró de su conducción cuando debió ocupar su lugar en la legislatura.
El día de su despedida, el modesto pero amplio salón y patio de la Fundación Triángulo, sito en la calle
J.M. de Rosas al 2300, fue ocupado en su totalidad por los "compañeros" del hombre que les dejaba, el
timón de esa barca, sabiendo que quien lo tomara ya estaba capacitado política y moralmente para
llevarla adelante, advirtiéndoles que muchas veces se irían a encontrar con oleajes bravos pero debían
proceder con la serenidad y la experiencia de los viejos lobos de mar que saben cómo sortear las
tormentas.
Con una camisa, el cuello desprendido y las mangas a medio arremangar, la sonrisa de muchacho en su
adulta juventud ya fogueada por viejas luchas de sudor y no de sangre, de pie desde la cabecera de la
larga mesa dispuestas en caballetes y servida con un refrigerio a las siete y media de la tarde que no
pretendía ser cena pero invitaba al brindis con las copas en alto por la despedida, habló el hermano a
sus compañeros.
Alguien, de los muchos que allí estuvieron, me contó que, redondeando su discurso, que no fue tal sino
el fraterno mensaje de un amigo que se apresta a hacer un viaje, jamás definitivo, dijo, más o menos
estas palabras finales: "... Me voy para poder estar más cerca de ustedes que desde aquí mismo.
Siempre sabrán cómo encontrarme. Yo sé, a partir de este nuevo rol asumido, de cuántas maneras y con
qué nuevos recursos políticos poder ayudar al movimiento para seguir bregando por la dignidad del
trabajo, como lo hemos hecho hasta aquí y hasta ahora... Comprometo con ello mi lealtad justicialista
por Evita y por Perdón".
Se fue. Volvió muchas veces. Se encontró con "su" gente. Su memoria cívica no olvidó a nadie. Como
dirían los chicos de la escuela, "fue un buen compañero que no lo marea la altura y volvió a jugar a la
pelota con ellos en la humilde canchita del barrio..."
Ahora que estoy sola, sin él en la cita, me acuerdo del cuento por mí cuestionado y pienso en el águila
que miraba la cumbre donde se posaba el Cóndor junto a la Paloma blanca, sobre un fondo de cielo
celeste.
Ah...! ¡qué tonta... si eso sólo fue un cuento!
PORTAL DE
COMISIONES DEL PARLANTINO

“SEA CADA UNO ARTÍFICE DE SU PROPIO DESTINO PERO NINGUNO INSTRUMENTO DE


LA ANBICIÓN DE NADIE”.
Juan Domingo Perón.

“NUESTRA DOCTRINA TIENE QUE SER CRISTIANA Y HUMANISTA PERO DE UN MODO


NUEVO”.
Eva Perón.
COMISIONES DEL PARLANTINO

Sigue la silla vacía. Es verdad que no habíamos acordado recreos de cita para atender nuestras
necesidades de entrecasa.
Su retiro en nuestro último encuentro me sensibiliza y me da por pensar que, por causas que
desconozco; pudo dar por terminado este diálogo con aristas excepcionales, como no creo que le haya
pasado a muchos hombres públicos vigentes, no por determinación o voluntad de ellos, sino por la
singular variante de mi atrevimiento. Si no hubiera sido él ¿de qué otro actor de la escena nacional me
hubiera valido, de quién habría obtenido ese caudal de documentación y experiencia de vida
soslayadamente compartida, para concretar la confección de este libro...?
-La intuición del escritor es la única excusa valedera que puede justificarme.
Ahora, con su ausencia, pienso que tampoco él me justifica.
Miro el almanaque y veo que falta sacar pocas hojas para llegar a Navidad. Y a Año Nuevo.
Navidad. Nace Cristo, nos llama a la paz y a la conciliación que, no sé por qué resortes oprobiosos,
hemos estado perdiendo día a día en la Argentina. Día a día...
O sí lo sé. Lo sabemos. Pero, ¿cómo sanearlo o evitarlo...?
Año Nuevo, ¿será nuevo...?¿Cambiarán las cosas? ¿Tendremos más seguridad, más trabajo, más
escuelas, más confianza en el mañana? ¿Serán sólo
promesas huecas, banales, dibujadas en el agua las que nos alientan a no
naufragar en la desesperanza...?
Dios...! Ten piedad de mi Patria. Ilumina a sus dirigentes y sosiega a nuestro pueblo que sólo ansía
vivir en paz, esa paz que tanto se parece a la felicidad, según lo dicen los poetas... Señor: ¡ten piedad de
mi Patria...!
Miro los cuadernillos que ordené sobre mi escritorio, y hojeo el legajo. Es tan voluminoso que jamás
podría incorporarlo aquí, ya lo dije, no soy historiadora. Sí, quiero, aún para mí misma, hacer una
síntesis tomando en guía los títulos de las actividades en comisiones del Parlantino.
Y anoto:
Ahora no lo tengo ante mí para que él me lo cuente, pero lo leo en su currículo…
ENCUENTROS INTERNACIONALES:
+1992: Estrasburgo-Francia
- Reunión con la Comunidad Económica Europea. 11 y 12 de febrero.
- Visita Oficial al Reino Unido de Bélgica.12 al 16 de febrero.
- Visita a la República de Francia. París. 17 al 19 de febrero.
- Canela. Brasil. Reunión de Presidentes del Cono Sur a la Conferencia de las Naciones Unidas, sobre
Medio Ambiente y Desarrollo. 19 al 21 de febrero.
- Uruguay. Montevideo. Seminario Subregional de las Centrales Sindicales del Cono Sur: "Salario,
Oroductividad y Competitividad en el marco de la Integración". 9 al 15 de noviembre (siempre dentro
del mismo año).
+ 1993:
- 2do. Encuentro Internacional del Derecho en América del Sur. Tubarao. Brasil. Del 3 al 5 de junio.
- Congreso Latinoamericano de Legisladores Municipales. Asunción del Paraguay. Del 11 al 15 de
abril.

+ 1994:
- Visita Oficial a Taiwan. Taipei. Del 22 al 30 de mayo.

+ 1997:
- Foro Río 5. Río de Janeiro. Brasil. 13 al 19 de marzo.
- Visita Oficial a China. Beiging. Del 16 al 23 de abril.
- X Asamblea General de Globe Internacional. Bruselas. Bélgica. Del 5 al 7 de mayo.
- Seminario "El fin del Milenio y la Deuda Externa". Caracas. Venezuela. Del 10 al 12 de julio.
- Reunión del Programa de Ciudadana Ambiental Global del PNUMA con las Redes y Organizaciones
Regionales de América Latina y El Caribe.
- México. Del 14 al 15 de julio.
-Buenos Aires: 14, 15 y 16 de noviembre de 1996:
Reunión de las Comisiones de lucha contra el Narcotráfico y Crimen Organizado. Asuntos políticos,
Subregionales. Medio Ambiente y Turismo.
- San José de Costa Rica: 13, 14 y 15 de marzo de 1997:
Temática anterior y Asuntos económicos y Deuda Externa, Agricultura, Ganadería y Pesca. La Mujer y
Derechos Humanos.
- Guayaquil: 4, 5 y 6 de junio de 1997:
Asuntos Subregionales, Estaduales y Municipales, y Defensa de los Usuarios y el Consumidor.
- Sao Paulo, Brasil: 26 y 27 de julio de 1997:
Asuntos Políticos, Jurídicos, Salud, Asuntos Culturales, Educación, Ciencia y Tecnología, Energía y
Minas, y Economías Emergentes del Parlamento Latinoamericano.
- Sao Paulo, Brasil: 21, 22 y 23 de agosto de 1997:
Pueblos Indígenas y Etnias. Deuda Social. Servicios Públicos y Economías emergentes del Parlamento
Latinoamericano.
- La Habana,13,14 y 15 de noviembre de 1997:
Salud, Economías Emergentes, Asuntos políticos, Energía y Minas. Asuntos Laborales y Previsionales.
Juventud y Turismo del Parlamento latinoamericano.
- Sao Paulo, 4 y 5 de diciembre de 1997:
Pueblos Indígenas y Etnias, y de la Mujer.
EXPOSICION EN EL RECINTO DE LA H. CAMARA DE DIPUTADOS:
Mayo de 1997.
Temática sobre:
Limitación de la Aplicación Extraterritorial de las leyes Extranjeras.
Los Hielos Continentales, un Horizonte Diferente.

EVENTOS INTERNACIONALES
Temática sobre:
La necesidad de promover una mejor protección a las mujeres y los niños. (Beijing. Septiembre de
1996).
97º Conferencia de la UIP, Seúl, Abril de 1997.
- La protección del planeta y la Solidaridad entre los Pueblos. (Evento auspiciado por Globe
Internationale. Julio de 1997).
- La deuda eterna y el fin del Milenio. Caracas Julio de 1997
- Perspectiva y Ámbitos de acción para los partidos de inspiración humanista y cristiana, en los
procesos de integración (encuentro auspiciado por la Fundación Konrad Adenauer. Santiago del Estero,
Chile. Octubre de 1997).

Hay más...mucho más.


Cada cita lo tiene por orador a mi legislador anfitrión de este encuentro nuestro tan fuera de todo lo
protocolar. De orador y de autor de cada ponencia.
Quedo asombrada. Casi abrumada por la carga emocional de estar tocando la realidad casi onírica (para
mi capacidad imaginativa) de seguir la trayectoria de sus viajes, el ordenamiento de sus planes de
trabajo, sus contactos con asesores organizativos para cada evento, su previo dominio de los temas a
desarrollar con un concreto conocimiento de las exigencias de cada auditorio, sabiendo que cada
palabra pronunciada debía sustentarse en realidades fehacientes y no orlando un discurso vacuo,
disfrazado con elegante hipocresía, sólo para cumplimentar las exigencias de su cargo parlamentario.
Y pienso, azorada: de los bajos del Saladillo rosarino, al Mundo. Del entrenamiento casi a los
ponchazos, como lo diría él en su lenguaje barrial, al lenguaje político de alto voltaje consustanciando
urgencias candentes de este siglo pávido que se ha globalizado, porque el tejido social de cada país
queda irreversible entretejido a las exigencias de la sobrevivencia. "Esto lo arreglamos entre todos o no
lo arregla nadie"... ya reza para la humanidad en su conjunto, como una advertencia Divina que YA
debemos escuchar, no sólo con nuestra inteligencia sino también con el alma.
Y él, allí, andando a las corridas. Acompañada de sus asesores, traductores, personal del protocolo...
Tocando el Mundo para llevar el mensaje argentino a lejanos rincones de la tierra. Y traer enseñanzas,
ejemplos de conquistas sociales o fracasos de políticas erradas de los países sumergidos, las primeras
para procurar emular, las segundas para evitarlas.
… y Conferencia Internacional sobre Gobernabilidad para el desarrollo sostenido.
Estados Unidos. New York. Del 28 al 30 de julio.
- Taller de Ciudadanía Ambiental y Xl Reunión de Ministros de Medio Ambiente de
América Latina y Caribe (PNUMA) Perú. Del 11 al 13 marzo
- Miembro de la Comitiva Oficial asistente a la transmisión de mando presidencial de la
República de Colombia. Bogotá. 7 de agosto.
- Miembro de la Comitiva Oficial de transmisión de mando presidencial de la República del
Ecuador. Quito. Ecuador. 11 de agosto.

+ Año 2000:
- Expositor en el Semanario "Dos partidos políticos y los Medios de Comunicación en
Iberoamérica”, auspiciado por el Instituto Manuel Oribe y Fundación Popular
Iberoamericana.
Montevideo. Uruguay. 23 y 24 de mayo.
- Expositor en el Seminario "Las Tendencias Políticas en Iberoamérica y Europa para el
siglo XXI. Los caminos de la Democracia”. Auspiciado por el Instituto Tancredo Neves.
Sao Paulo. Brasil. 25 al 27 de mayo.
- 1 Conferencia Internacional de líderes: El Nuevo Centro Reformista.
Santiago de Chile. Chile. 7 al 11 de octubre.
- Visita oficial como Presidente de CIPP al Center for Legislative Development University
at Albany.
State University, New York. EE.UU. 13 de octubre.

Hay más Conferencias y Seminarios.


Y Artículos Publicados.
Me apresto a su enumeración, un poco agobiada por seguirlo en su maratónica actividad
diplomática, hecha desde mi imaginación por los caminos del mundo, cuando me sorprende
su inopinada presencia, otra vez frente de mí, como llegando de apuro.
No puedo evitar la alegría de recuperarlo.
Es él quien inicia el diálogo:
-... No me habrá considerado un evasor de nuestra cita...
Soy descarnadamente sincera:
-Sí. Pensé que se había ofendido por el bajo nivel de la última charla valiéndome de una
metáfora chabacana…
Me interrumpe:
-¿...la del gorrión?
-Claro.
-Usted no sabe cómo me acordé de lo que me quedó de su enseñanza.
Digo:
-¿Necesita usted aprender de un cuento, más de lo que la vida le ha enseñado...?
Me refresca la memoria emocional... y le digo por qué. Vengo de Panamá, junto a un grupo
de trabajo de colegas del Parlamento Latinoamericano, por el tratamiento de Los Derechos
Humanos, Las Etnias y El Medio Ambiente, éste último tema tratándose paralelamente en
Copenhague... Fue una experiencia fascinante. No lo digo como turista sino como argentino
buscando ideas renovadoras para el intercambio cultural a lo que debemos abocarnos
integralmente. -Hace un breve suspenso y agrega- En Panamá capital, se ha levantado un
centro Cultural de excelencia mundial que nos dejó asombrados. Allí nos ilustramos
buscando un aporte y llevando experiencias exitosas y otras fallidas que han conformado
hasta aquí el tejido social de cada país latinoamericano... Y no sabe cuántas veces me acordé
del sembradío de éxitos y de fracasos donde el gorrioncito del cuento se alimentaba... Algún
día, con tiempo, le contaré sobre lo vivido en esos pocos días, que ahora debo volcar en
informes oficiales, para entender por qué muchos de nuestro pueblos vecinos progresan, y
por qué otros se retrotraen...
Digo:
- Estaba leyendo lo suyo en otras épocas... y muy cercanas. Ahora, que estamos en vísperas
de Navidad, Senador, ¿deberé pedirle a Jesús que nos ayude a conseguir salir de tantos
atolladeros...?
Replica:
-Tuve una tía monja que solía decirme: "No le pidas tanto a Dios; con las buenas acciones
que realices, él te va ayudar en mérito también a eso”. Me convertí en hombre con fracasos
propios; me hice político para aprovecharlos en beneficio de mi Patria en la medida de mi
capacidad de escuchar las enseñanzas de Perón y poder ponerlas en práctica....Y no se
necesita ser peronista para seguir su doctrina. Sólo se requiere ser humanista y amar el suelo
en el que nacimos y nos bendijo haciéndonos personas de bien... Tratar sobre las etnias, es
muy amplio. Es respetar, fortalecer y defender la esencia de nuestras raíces, cada cual de su
región, para no perder nuestra identidad ciudadana. Globalizarse no es fusionarse: es
integrarse al resto del mundo para aprender y enseñar, dar y recibir, hacer negociaciones,
ventajosas para ambos lados, proponer proyectos de mejoras y escuchar a quienes las han
experimentado, para luego, todo eso, ponerlo en práctica...
Digo, algo escéptica:
-¿Y se hizo eso en nuestro país en estos años de democracia...?
Responde, con aplomo:
-Se hizo, se hace y se seguirá haciendo a pesar de tantos contrapesos que se amañan en las
corporaciones... Ello, no tenga dudas, son los cueros y los buitres de su cuento. ¡Qué no nos
falte la fuerza, la inteligencia y el patriotismo de ir desplumándolos para convertirlos en el
abono del gran almácigo donde puedan alimentarse los Cóndores, las palomas y los
gorriones de su cuento ilustrativo.
Le pregunto:
-¿Qué se sabe de la Cumbre Mundial de Copenhague...?
Me duele oírle decir:
-Debiera ser más optimista. Europa, encabezado por Alemania, propuso un plan Maestro:
bajar el índice de toxicidad producido por los países más industrializados buscando un
equilibrio universal. No fue exitosa la propuesta: Estados Unidos y China, que son los más
contaminantes, lo desestimaron...
-¿Un fracaso para salvar al planeta...? -pregunto, preocupada.
-Un error que nos puede costar caro. Pero habrá que luchar contra eso. Estamos hablando de
la salud y la vida de la humanidad a futuro inmediato... Y esto no es un cuentito.
Sonrío con dolor. Digo:
-Jesús... ilumina al Hombre. Por favor, Señor... por favor…!
Dice:
-Dios ajusta pero no ahorca. Quizá sea una prueba de aprendizaje para nuestra sociedad el
haber transitado de un modo muy convulsivo el 2009... con arrastre de inconductas políticas
que laceran a las Instituciones, desde antes. Se necesitan conductas patrióticas…
Me permito agregar:
-…Y no sería difícil ni imposible si desde el Poder, en todos sus estamentos, cumplieran
con la ley.
Lo aprueba, con un gesto. Lo remata:
-Sigamos los sabios consejos de Perón cuando dijo: “Estoy comprometido a cumplir la
LEY, si es posible sin violencia, pero cumplir la LEY ante todo".
Asiento. Sé que estamos ante un Maestro. Agrego, para suavizar la interpretación que pueda
dársele:
-También dijo: "Prefiero el tiempo antes que la sangre". El General fue un demócrata cabal
al que siempre se debe seguir escuchando, del color político que se fuera.
-Así es -replica-...Del color político y desde el lugar donde se está, y la actividad que se
desarrolle. El país es nuestra casa grande. La de nuestros hijos. La de las generaciones por
venir. ¿Se acuerda el día de nuestro encuentro cuando hablamos con su esposo, de ir
poniendo nuestro granito de arena para edificarla...? Y, a propósito, ¿qué es de él, con tanto
fuego en sus principios cívicos...?
Respondo:
-Hace. Hizo y hará, porque conserva su fuego. Pero desde su explícita vocación cristiana.
No se olvide, Senador, que tanto él como yo transitamos el invierno del almanaque...
Replica:
-Cuando hay fuego interior, y nos acompaña la sagrada salud, los inviernos se moderan. Les
deseo felices fiestas...
No dice más. No me da tiempo a devolverle el deseo. Se va. No le he preguntado dónde, con
quiénes y cómo va a celebrar las fechas que se avecinan. Aún con tiempo, no lo haría. Corre
por mi cuenta el escozor que me invade la imprudencia de esa intimidad doméstica que no
tiene cabida en el espíritu de nuestra cita.
Un hombre de mundo, con tanto tiempo que no le fue enteramente suyo, con tantas
situaciones que le exigieron entrega o negaciones; con tanta gente que lo unió o lo distanció
según los vientos de las circunstancias; con su agenda abultada de tantas lealtades y tantas
traiciones; con tantas cosas hechas y tantas por no hacer; con tanta, vida, en fin, caminada
sobre césped, o pedregullo… ¿cómo puedo querer meterme en la intimidad de su hogar, tal
como ahora lo tenga, como ahora lo haya ganado, como ahora le pertenezca despojado de
todos los réditos de su historia política, casi tan larga como su vida personal…?
Cierro, entonces, esta fracción de la cita, preparándome yo para el advenimiento de la
Nochebuena...
En familia. Los que somos, los que vamos quedando, porque hay presencias y ausencias
nuevas en la mesa hogareña. Algunos, requeridos por sus nuevas familias, otros porque ya
no están más...
Pero habrá un brindis universal en las copas levantadas y ha de ser para el entendimiento de
todos los hombres del mundo por la defensa, en paz, de la salud de nuestro planeta.
De nuestro hogar común.
De nuestra casa grande.
"…Y líbranos del mal. Amen”.
CONTRATAPA

“!!Que se vayan todos…!!


Ese clamor popular desató el primer chisporroteo de la creación de este libro, sin que
entonces imaginaba escribirlo. Ahora se hace cuando las urnas ya están perfilando los fines
del 2011.
Es, lector, un libro político porque no lo es. Busca bosquejarse en un político porque es en
quien menos debía sostenerse, pero son los únicos resortes en que se sostiene la
Democracia. Si se van todos, o lo hubieran hecho en esos acuciantes momentos de un caos
institucional, hubiera sido igual que embarcarse en el Titanic en vez de recurrir al Arca de
Noé para la prosecución de la República.
Son las urnas quienes claman, por nosotros, que se vayan los corruptos, los ineptos, los
arribistas, los idólatras del Poder por el Poder mismo… y que sigan, o se sumen los que
saben, pueden y quieren apuntalar nuestra Patria desde el acatamiento de las Leyes que
rigen a nuestra Constitución.
Si la autora se animó a escribirlo, te invito, lector, a que leas el libro. No endiosa ni injuria a
nadie. Sí, hay muchos interrogantes que necesitan respuestas y las encuentra, las imagina o
las intuye. Son. Es. Quiere rozar la realidad que todos la vivimos todos los días, en todas
partes y de todas maneras”.

DEDE

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