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CONSUMO

2. El producto transnacional

Los 1700 millones de personas que formamos la clase consumidora sólo suponemos el
25% de la población mundial. Sin embargo, hacemos el 86% del total de los gastos en
consumo privado y generamos la mayor parte de las basuras y de la contaminación.

Así pues, a pesar de la globalización económica, el modelo de consumo de los países


del Norte no es compartido más que por una minoría en todo el planeta.

Eso sí, los productos que compramos los 1700 millones de consumidores, implican
materias primas, recursos enegéticos y mano de obra que provienen de multitud de
países. El 25% de la población somos, ante todo, consumidores y consumidoras de
productos globales.

¿Quién fabrica estos productos? El valor de la fabricación de los productos que


compramos ha cambiado sustancialmente con el nuevo escenario llamado
"globalización". Veámoslo en este texto de Naomi Klein:

« Los constructores de marcas son los nuevos productores primarios de la así llamada
economía del conocimiento.

Esta novedosa idea no sólo ha originado campañas publicitarias de última moda,


supertiendas cuasi religiosas y universidades corporativas utópicas. También está
modificando el panorama del trabajo mundial. Después de decidir cuál es el "alma" de
las empresas, las supermarcas se han desprendido de sus incómodos cuerpos, y nada
resulta más molesto, más desagradablemente material, que las fábricas que
manufacturan sus artículos. La razón del cambio es sencilla: construir una supermarca
es un proyecto extraordinariamente caro, que necesita una gestión, una atención y una
alimentación constantes [...]

Según esta lógica, las empresas no deben emplear sus limitados recursos en fábricas que
exijan mantenimiento físico, ni en máquinas que se estropeen, ni en empleados que con
seguridad han de envejecer y morir, sino que deben concentrar los recursos en los
ladrillos y el cemento virtuales que se emplean para construir las marcas; esto es, en el
patrocinio, en los envases, en la expansión y en la publicidad [...]

Hallándose tan devaluado el proceso actual de producción, no sorprende que las


personas que realizan el trabajo productivo sean tratadas como basura, como sobrantes.»

NO LOGO, Naomi Klein. Ed. Paidós. 2001

Así pues, la producción actual de muchos de los bienes que compramos está
deslocalizada. ¿Qué ocurre, por ejemplo, con una camiseta de algodón?

EUROPA. En una tienda cualquiera de marca una camiseta de algodón puede costarnos
unos 17 euros. Casi un 20% del precio dedica la marca a la publicidad. Pero aún así el
negocio es muy rentable: Los productores recibirán sólo 0,7 euros por la camiseta (*
IDEAS, Informe sobre textil, 2006)

CAMBOYA. En raras ocasiones la camiseta se fabrica en el país de donde se obtiene el


algodón. Las grandes empresas de la industria textil buscan mano de obra barata para
esa función.

Por ejemplo, un empleado que fabrica camisetas para la multinacional estadounidense


GAP en Camboya recibe 0,18 euros por hora. Miller Drexler, uno de los principales
ejecutivos de la empresa, 12.000 veces más, contabilizando sólo su sueldo ordinario.

Las fábricas de buena parte de los objetos que compramos están localizadas en lugares
muy especiales. ¿Qué requisitos reunen? Veámoslo en este texto de Naomi Klein:

« Las zonas de procesamiento de exportaciones no son espacios por donde transitan los
artículos sino donde se fabrican, y donde además no se pagan gravámenes de
importación y exportación, y a menudo tampoco por los ingresos ni la propiedad [...]

Hay 52 zonas económicas sólo en Filipinas, que emplean a 459 mil personas en un lugar
donde en 1986 sólo se contabilizaban 23 mil trabajadores, y hasta 1994, 229 mil. La
zona económica mayor es China, donde los cálculos más conservadores estiman que
hay 18 millones de personas que trabajan en 124 zonas de procesamiento de
exportaciones. La Organización Internacional del Trabajo dice que hay al menos 850 de
estas zonas en todo el mundo, pero que la cifra probable alcanza más bien las mil, que
se extienden a 70 países y emplean alrededor de 27 millones de obreros [...]
Independientemente del país donde se hallen las zonas de procesamiento de
exportaciones, las condiciones de los trabajadores tienen una soprendente similitud: la
jornada laboral es larga; hasta catorce horas en Sri Lanka, doce en Indonesia, dieciséis
en China del Sur y doce en Filipinas. La gran mayoría del personal se compone de
mujeres, siempre jóvenes y que siempre trabajan para subcontratistas de Corea, Taiwan
o Hong Kong. Los contratistas reciben pedidos de empresas de EEUU, Gran Bretaña,
Japón, Alemania o Canadá. La gestión del personal es de corte militar, los supervisores
son a menudo arbitrarios, los sueldos están por debajo del nivel de supervivencia y el
trabajo es poco cualificado y tedioso. Estos reductos de industria pura se ocultan tras un
manto de transitoriedad: los contratos van y vienen sin aviso previo; los trabajadores
son predominantemente inmigrantes, alejados de sus lugares natales y con pocas
relaciones con las ciudades o las provincias donde se hallan las zonas; el trabajo mismo
es a corto plazo y a menudo no se renueva [...]

En las zonas reina el miedo. Los gobiernos temen perder sus fábricas extranjeras, las
fábricas temen perder sus marcas clientes, y los obreros sus inseguros trabajos. Estas
fábricas no están constuidas sobre la tierra, sino en el aire. »

NO LOGO, Naomi Klein Ed. Paidós. 2001

INDIA. El mercado mundial de materias primas como el algodón ha hecho de los países
del Sur productores intensivos, cada vez más dependientes de los monocultivos y la
ingeniería transgénica. Los países del Norte subvencionan su producción, así que los del
Sur intentan ser competitivos con trabajo a destajo. Sólo en los Estados indios de
Gujarat y Karnataka, unos 117.000 menores de 15 años trabajan en las plantaciones
algodoneras.

Las condiciones laborales no sólo son precarias, también son peligrosas: aunque el
cultivo de algodón ocupa tan sólo el 5% de la tierra agrícola en la India, supone el 55%
de todos los plaguicidas usados en el país. La OMS asegura que entre medio millón y 2
millones de personas en el mundo son víctimas de pesticidas e insecticidas*.

A pesar de todo, los precios finales del algodón los terminan decidiendo los países del
norte y sus mercados de valores.

Así pues, ¿qué se ha globalizado en todos estos años?

Es cierto que algunos productos se venden en casi cualquier rincón del planeta, pero el
acceso a la educación, a la sanidad, a servicios públicos de calidad no se ha globalizado.
Antes bien, todo parece indicar que en este orden cada área del mundo hace un papel
complementario. En algunos lugares del planeta se sobrevive con lo mínimo, en otros se
produce en condiciones cercanas a la esclavitud, en otros, se consumen estos productos
de forma caprichosa y despilfarradora.

Y para que todo esto funcione, se cuenta con la inestimable ayuda de tratados
internacionales, acuerdos biletarales, y organizaciones reguladoras mundiales que
permiten que el libre mercado mundial sea de todo menos "libre".

En este escenario global intervienen multitud de agentes, desde los gobiernos de cada
país a las multinacionales. Y como base de funcionamiento, el paradigma económico
neoliberal: liberalización de mercados, liberalización de la mano de obra, liberalización
de los movimientos de capitales financieros.

Estas reglas del juego se han demostrado claramente incapaces de redistribuir los
recursos del planeta de forma justa.

Veamos la descripción de uno de los agentes internacionales más importantes:

« LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DEL COMERCIO

La Organización Mundial del Comercio (OMC) nace en 1994 a partir de las


negociaciones del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) que existía
desde 1947. La OMC es actualmente uno de los organismos multilaterales más activos y
con más poder en el marco internacional, gracias a la potestad en la resolución de
conflictos comerciales que le otorgan los países miembros. La finalidad primera de la
OMC es la liberalización económica, es decir, la supresión de barreras al comercio y de
las interferencias públicas en los mercados financieros, de servicios o de mercancias, e
incluso en el ámbito de las ideas - derechos de autor, patentes, marcas, etc.

Además de lo devastadora que ha demostrado ser la política liberalizadora para la


soberanía económica de los países más empobrecidos, se critica a la OMC porque
concede a las empreas del Norte un mayor y fácil acceso a los mercados del Sur, pero
permite cerrar los mercados del Norte a las exportaciones del Sur. Finalmente, decir que
aunque en la OMC las decisiones se toman por consenso, en la práctica los que tienen
más poder son los países más ricos. Los delegados de la OMC, aún siendo cargos
públicos, acaban muy a menudo representando los intereses de las empresas
transnacionales de su país.»

El sutil poder de las transnacionales, Antoni Verger. Icaria, 2003

Es difícil hacer políticas que mejoren la calidad de vida de buena parte de la población
cuando las reglas favorecen a los mismos de siempre. Lee este relato:

« José Ricafrente tiene el dudoso honor de ser el alcalde de Rosario. Lo conocí en su


pequeña oficina mientras en el exterior una fila de menesterosos esperaba verle. Gracias
a la zona de Cavite, su pueblo, que antes era una modesta aldea de pescadores, posee
ahora el mayor nivel de inversiones por habitante de toda Filipinas, pero carece hasta de
los recursos básicos necesarios para recoger los residuos que producen las fábricas.
Rosario padece todos los problemas de las industrialización: contaminación, una
creciente población de trabajadores inmigrantes, aumento de la delicuencia y ríos de
aguas servidas, pero no goza de ninguno de sus beneficios. El gobierno federal calcula
que sólo el 30% de las 207 fábricas de la zona paga algún impuesto, pero todos dudan
incluso de esa reducida cifra [...] "Cierran antes de que termine la excepción impositiva
y luego se incorporan a otra empresa para evitar pagar los impuestos. No pagan nada al
gobierno, de modo que nos encontramos en un dilema", me dijo Rocafrente. Es un
hombre pequeño con una voz profunda y poderosa; es muy querido por los ciudadanos
por sus claras posiciones políticas sobre los derechos humanos y la democracia que
adoptó durante el régimen brutal de Ferdinando Marcos. Pero el día en que le conocí el
alcalde parecía abrumado por su impotencia ante la situación reinante en su propio patio
trasero. "No podemos orfecer siquiera los servicios básicos que la gente espera de
nosotros", dijo con una especie de cólera objetiva. "Necesitamos agua, necesitamos
calles, necesitamos servicios médicos, educación. Nos exigen que los proporcionemos
todos al mismo tiempo, porque creen que cobramos impuestos a las fábricas de la zona."
El alcalde está convencido de que siempre habrá algún país - ya sea Vietmnam, China,
Sri Lanka o México - que pida menos. Y mientras tanto, los pueblos como Rosario
habrán traicionado a su población, comprometido su sistema educativo y contaminado
sus recursos naturales. »

NO LOGO, Naomi Klein. Ed. Paidós, 2001.

Así pues, el resultado de todo esto son las crecientes desigualdades en nuestro planeta:

Mientras que hoy sufren hambre más personas en los países en desarrollo (820
millones) que en 1996 (FAO, 2006), el número de obesos ya llega a los 300 millones y
el de las personas con sobrepeso a los 1000 millones (Organización Mundial de la
Salud).

Un ciudadano de Estados Unidos consume ciento cincuenta veces más energía que un
nigeriano (Worldwatch) y se calcula que las 500 personas más ricas del mundo superan
juntas en ingresos a los 416 millones de personas más pobres.

Sólo un 12% de la gente que vive en Norteamérica y Europa occidental es responsable


del 60% del consumo mundial, mientras que los que viven en el sudeste asiático o en el
África subsahariana representan sólo un 3,2% (Informe sobre el estado del mundo’
Instituto Worldwatch, 2004)

La esperanza de vida en África subsahariana es ahora inferior a la de hace 30 años.


(ONU, 2006)

¿y si el mundo fuera una aldea de 100 habitantes?

HABRÍA:

57 asiáticos
21 americanos
14 europeos
8 africanos

52 serían mujeres,
48 hombres

30 serían blancos y
70 no serían blancos

30 serían cristianos y
70 no cristianos

89 serían heterosexuales y
11 homosexuales

6 personas poseerían el 59% de la riqueza de toda la aldea y los 6 serían


norteamericanos.

80 vivirían en condiciones infrahumanas y


70 serían incapaces de leer.

50 sufrirían de malnutrición
1 persona estaría a punto de morir
1 bebé estaría a punto de nacer

Sólo 1 persona tendría educación universitaria.


Y sólo 1 persona tendría ordenador.
http://www.letra.org/spip/article.php?id_article=1933

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