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CARDIOVASCULAR
El sistema cardiovascular o circulatorio tiene como función principal el aporte y
remoción de gases, nutrientes, hormonas, etc. de los diferentes órganos y
tejidos del cuerpo, lo que se cumple mediante el funcionamiento integrado y
coordinado del corazón, los vasos sanguíneos y la sangre.
Funciones
El sistema muscular es responsable de:
El estómago es un órgano muy noble. Pero también puede ser lugar de varias
enfermedades. Es recomendable conocerlo bien a fin de evitar complicaciones
serias como el cáncer.
La función del corazón es bombear la sangre a todos los rincones del
organismo. La sangre recoge oxígeno a su paso por los pulmones y circula hasta
el corazón para ser impulsada a todas las partes del cuerpo. Después de su viaje
por el organismo, la sangre queda sin oxígeno y es enviada de nuevo al corazón
para que éste la bombee a los pulmones con el fin de recoger más oxígeno. Así se
completa el ciclo.
Para impulsar la sangre por los vasos de todo el cuerpo, el corazón se contrae y
se relaja rítmicamente. La fase de contracción se llama sístole, que corresponde a
la expulsión de la sangre fuera de la cavidad. A esta fase sistólica le sigue una fase
de relajación muscular llamada diástole, en la que se pueden distinguir dos etapas:
una de relajación y otra de succión para arrastrar la sangre hasta el interior. El ritmo
cardíaco, la intensidad y la fuerza de contracción y relajación están regulados por
los centros situados en el hipotálamo (en el cerebro), que elaboran los impulsos
nerviosos adecuados, y por sustancias químicas como la adrenalina y la
noradrenalina, que son hormonas que actúan sobre el corazón.
El corazón es el principal órgano del sistema cardiovascular. Se trata de
un órgano formado por tejido muscular hueco cuyas contracciones y
dilataciones generan que se bombee la sangre al resto del organismo. Su
contracción o sístole es el movimiento mediante el cual se permite que la
sangre salga y sea propulsada hacia las arterias, mientras que la diástole o
dilatación permite que entre en él la sangre procedente de las venas.
El bombeo de sangre provoca que los nutrientes y el oxígeno obtenidos de
otras funciones corporales como la respiración y la digestión lleguen a los
diferentes órganos de nuestro cuerpo, así como que se liberen de los residuos
de su funcionamiento (como ocurre con el dióxido de carbono, que viaja al
corazón para posteriormente ir a los pulmones y excretarse con la respiración).
Aunque su funcionamiento puede parecer simple, lo cierto es que su latir
supone la coordinación del movimiento del músculo cardíaco y el
correcto funcionamiento de sus diferentes partes. Su importancia es tal que
el cese de sus funciones provoca nuestra muerte (salvo que se empleen
mecanismos artificiales que realicen su misma función).
Pese a que el corazón se encuentra conectado y se ve influido por el sistema
nervioso, en realidad actúa en gran medida de forma autónoma.
Podríamos decir que la función del cerebro, como parte del Sistema Nervioso
Central (SNC), es la de regular la mayoría de funciones del cuerpo y la mente.
Esto incluye desde funciones vitales como respirar o el ritmo cardíaco, pasando
por funciones más básicas como el dormir, tener hambre o el instinto sexual,
hasta las funciones superiores como pensar, recordar o hablar.
En las partes del cerebro se analiza cómo las funciones vitales más básicas
están medidas por las estructuras cerebrales más antiguas, es decir, aquellas
situadas en el rombencéfalo (bulbo raquídeo, protuberancia, cerebelo) y el
mesencéfalo. En cambio las funciones cerebrales superiores como el
razonamiento la memoria, la atención están controladas por los hemisferios y
lóbulos cerebrales que forman parte del córtex.