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SNI PROPONE AGENDA PARA LA

GENERACIÓN DEL EMPLEO Y


REACTIVACIÓN ECONÓMICA

El gremio industrial señala que el contexto


internacional ha generado la caída de las
exportaciones peruanas no tradicionales.
El gremio afirmó que el sector empresarial apoya el Plan de Competitividad y Productividad.
REDACCIÓN PERÚ21
Durante el primer semestre de 2019, la economía peruana registró un crecimiento de
1.7%. Hacia el final de año, según advierte la Sociedad Nacional de Industria (SNI), se
podría cumplir con la expansión del PBI de 3% si el segundo semestre se alcanza un aumento
de 4%.

El gremio explicó que el contexto internacional ha generado una caída de las principales
exportaciones peruanas no tradicionales en el mes de junio.

Asimismo, señaló que sectores intensivos en empleo experimentado registraron caídas en


sus niveles de exportación, como el sector textil (7.4%), pesca para consumo humano
(13.8%), metalmecánica (22%), entre otros; y caminan hacia un mayor deterioro, bajo las
actuales condiciones de los mercados.

Teniendo en cuenta el panorama nacional e internacional, el gremio afirmó que el sector


empresarial apoya el Plan de Competitividad y Productividad, así como otras medidas
de generación de empleo formal y reactivación económica.

Es por ello que informaron sobre su propuesta para adoptar estas políticas que consideran
anti cíclicas y reactivadoras:

1. Acción directa del Estado en la fijación de metas que eleven la Inversión Pública
en sectores intensivos en generación de empleo. La ejecución del Plan de Infraestructura,
priorizando la constitución de las Oficinas de Gestión de Proyectos (PMO), ampliándose el
modelo para Obras públicas y Asociaciones Público Privadas (APP), y Obras por Impuestos.
2. Potenciar el uso de Obras por Impuestos (Ley N° 29230) a fin de que los gobiernos
regionales, locales o universidades puedan estar concentrados en la lucha contra la pobreza
extrema, desnutrición infantil, salubridad, proyectos de uso del agua, salud, entre otros, con
participación del sector privado a través de una Mesa de Trabajo y Ejecución bajo dirección
del MEF y Proinversión.
3. Ampliación del plazo de vigencia de la Ley de Promoción Agraria, ampliando sus
beneficios para la acuicultura, forestal, turismo, industria de transformación del algodón e
industrias que generen encadenamiento productivo con el sector minero.
4. Desarrollo del crédito y ampliación de garantías para las pequeñas y medianas
empresas, potenciando el Fondo Crecer y sacando adelante el Fondo de capital
emprendedor.
5. En cuanto a la caída de las exportaciones peruanas no tradicionales, se requiere
una medida extraordinaria y temporal solo por dos años, como fue aplicada en el
contexto de la crisis del 2008, al elevar el nivel del drawback al 8% para preservar empleos
y capital productivo.
6. Fortalecer un mayor acceso de las Pymes a las Compras Estatales, activando
Núcleos Ejecutores con participación de los gremios empresariales a fin de asegurar la
contratación de la Pymes en las compras del Estado.
7. Simplificación del Régimen Tributario, que facilite las actividades productivas y
comerciales, eliminando trabas e inoperatividad de los regímenes actuales.
8. Promover la educación dual, de tal forma que el modelo Senati se expanda en todas
las actividades productivas.
9. Finalmente, el gremio propone el establecimiento de un sistema
de depreciación desacelerada en dos años por la nueva inversión en maquinaria y equipo.

COMENTARIO:
DEUDA PÚBLICA: A JUNIO DEL
AÑO 2019 ALCANZÓ EL 25,8% DEL PBI
Endeudamiento llegó a su nivel más alto en
10 años. El monto de la deuda del fisco es el
máximo desde que recibió grado de inversión.
La entrada de inversión extranjera aún está en
rojo
En los últimos diez años, la posición fiscal
del Perú –aunque se mantiene relativamente sólida– ha sufrido un deterioro en términos
absolutos. Con los ingresos tributarios a la baja y el gasto público al alza, el Gobierno entró
en déficit en el 2014 y cerraría el 2019 sumando seis años en este estado.
Para financiar esta brecha, la estrategia del fisco ha sido echar mano del ahorro público,
como el Fondo de Estabilización Fiscal y, al mismo tiempo, endeudarse. Desde el 2014 a la
fecha, la deuda pública ha tomado una trayectoria al alza y ese saldo alcanzó en junio un
equivalente al 25,8% del PBI, lo que representa su nivel más alto de los últimos diez años.
►Vizcarra: Gobierno impulsará construcción de aeropuerto regional en Amazonas
►Precios crecieron 0,06% en agosto en Lima Metropolitana
La última vez que la deuda pública tuvo una lectura tan alta fue al cierre del 2009. En
aquel momento, la agencia calificadora de riesgos Moody’s acababa de otorgar al Perú el
grado de inversión, es decir, se incorporó a un club de países con una muy alta capacidad de
pagar sus deudas. En ese entonces, el Estado tenía una deuda de 26,7% del PBI.
No obstante, el incremento, un punto a resaltar es la composición de la deuda. Hace diez
años, el 60% de los acreedores eran extranjeros y 40% eran internos. Hoy la cifra es opuesta:
un 34% de la deuda está en manos de extranjeros y 66% es deuda interna. De hecho, el saldo
que se debe localmente alcanzó un histórico 17% del PBI a junio de este año.
Otro tema importante es que, a pesar del incremento, la deuda pública peruana persiste
en niveles relativamente bajos: otros países de similar calificación de riesgo tienen una deuda
que en promedio representa el 44% de sus respectivas economías.
—DÉFICITS GEMELOS—
La trayectoria al alza de la deuda se explica por los cinco años –y contando– consecutivos
de saldo fiscal negativo, que ha tenido un efecto de generar desbalances en las cuentas
externas del país.
En la década de los 80, en la literatura económica se acuñó el término ‘déficits gemelos’
para referirse a una situación en la que el Estado gasta más que sus ingresos y, como
consecuencia, el país como un todo resulta gastando un monto mayor a sus ingresos. Esto se
puede ver en la balanza de pagos a través de lo que se conoce como la cuenta corriente.
En el caso peruano, la balanza en cuenta corriente está en negativo desde el segundo
trimestre del 2008. Esto significa que el Perú está financiando sus gastos con recursos que
vienen del exterior desde hace 11 años.
Sobre la trayectoria de esta brecha externa, es importante notar que se deterioró hasta el
2014, en que llegó a representar más del 5% del PBI; la literatura económica ve esta cifra
como una luz ámbar.
Luego mejoró hasta el tercer trimestre del 2017, y desde entonces ha retomado su
deterioro. A junio de este año, el déficit en cuenta corriente registró su peor dato desde fines
del 2016, de 1,92% del PBI. Así, entre julio del año pasado y el pasado junio, el Perú gastó
US$4.350 millones más de lo que ingresó.
—SOSTENIBILIDAD—
Si bien tener 11 años de desbalance externo no suena a algo positivo, lo que cuenta en el
análisis del déficit en cuenta corriente es su sostenibilidad. Hay países con niveles altos de
este déficit, pero no generan alarma, como Australia o Estados Unidos.
Un estudio del Banco Mundial revela que la clave para hacer que la brecha en cuenta
corriente sea sostenible es ser un país atractivo para las inversiones, sobre todo las de largo
plazo. Esto –afirma el estudio– evita que los países sean vulnerables a crisis financieras por
el lado de la balanza de pagos.
A la luz de esta idea, se ve que el déficit de cuenta corriente del Perú resulta sostenible,
pues es financiado por el influjo de inversión extranjera directa (IED), que en los últimos 12
meses sumó un equivalente a 3,2% del PBI, pero está cayendo desde fines del 2018.
Se debe notar que el monto de IED ha crecido relativamente poco en los últimos diez
años. Entre el 2008 y 2019 se ha incrementado en 12,6%; mientras la inversión interna
aumentó 95,2% y la pública lo hizo en 98,9%.
Entonces, aunque hoy la sostenibilidad de las cuentas externas parece un hecho, que siga
así dependerá de la capacidad del Perú para atraer capitales del exterior, en un contexto
mundial cada vez más turbulento.

COMENTARIO:

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