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Liberalismo: ¿Qué es?

El liberalismo político comienza con la lucha de la burguesía contra el poder absolutista de la nobleza, esta lucha se
dio en el período de transición que va del feudalismo a la primera etapa del capitalismo burgués.

El liberalismo es una ideología política que, desde un principio, abogó por la igualdad formal frente al poder jerárquico
y hereditario. Su bandera de lucha fue la de la igualdad de oportunidades para todos, de tal suerte que las riquezas
se incrementasen con base en la libre circulación de capital.

Gracias al liberalismo, la sociedad civil ya no estaría más regulada por el statu quo sino por contratos que facilitaran
las libre circulación de mercancías y de propiedades, pues fundamentaba su acción en la posibilidad de construir una
sociedad libre en donde la sociedad fuera el resultado de la construcción de individuos libres que se relacionaran
entre sí por sus propias capacidades y por lo que habían adquirido con dichas capacidades; estas relaciones sociales
deberían estar guiadas por el intercambio entre propietarios y la política sería el mejor medio para mantener la
protección a la propiedad y mantener el orden en las relaciones de cambio.

Es así como en el siglo XVI se acaba con la autoridad eclesiástica en lo que a la protección y control de la economía
se refiere, haciendo que el Estado reemplazase a la Iglesia como vigilante del bienestar económico de la sociedad.

El liberalismo es una ideología que se establece de acuerdo con el supuesto del derecho natural en el cual los
hombres nacen libres e iguales y deben permanecer a lo largo de su vida de esta manera.

La igualdad se entiende de manera formal; es decir, ante el Estado, todos los hombres son iguales, así esto no quiera
decir que como personas individuales lo sean; la igualdad se establece ante la ley y ayuda a facilitar el desarrollo de
la personalidad y de la propiedad, lo que hace que el Estado tenga limites en su capacidad de intervención de dichas
libertades.

El liberalismo político expresó claramente, en todas las constituciones que se proclamaron en su nombre durante los
siglos XVII, XVIII, XIX y XX, que todo lo que no está expresamente prohibido esta tácitamente permitido; es por esto
que, en la mayoría de los países en los cuales el liberalismo político está vigente, hay un poder ejecutivo, legislativo
y judicial pues tienen que existir controles que impidan que la anarquía o el despotismo imperen al interior de un
Estado.

La teoría propuesta por el Liberalismo, o el Liberalismo Institucional, se basa en la tradición de cooperación entre
países para generar orden en el ámbito internacional. Según esta teoría, la larga tradición de tratados, acuerdos, y
otras reglas establecidas por distintos países, han servido y continúan sirviendo como mecanismos de regulación, y
son el producto de un interés mutuo por generar orden. Esta teoría argumenta que esta tradición de normas es la
base sobre la que se pueden establecer instituciones internacionales cuya autoridad es suficiente para obligar a
ciertos estados a acatar la ley.

El Liberalismo fue de importancia central en las épocas de post-guerra. En efecto, la mayoría de las instituciones
establecidas durante las décadas de los veinte, y luego en los cuarentas y cincuentas reflejan las convicciones de
esta teoría. Es así como nació la primero la Sociedad de Naciones en 1919, y luego la Organización de las Naciones
Unidas en 1945, entre otras. Sin embargo, las muchas otras organizaciones internacionales existentes reflejan el
impacto de esta teoría. Organizaciones de carácter económico, social, humanitario, y político entre otras, son prueba
del impacto que esta teoría continúa teniendo.

El elemento de cooperación es central en el argumento del Liberalismo. Según esta teoría, el sistema internacional
recompensa los actores que cooperan entre sí mismos. Esta convicción se basa en el modelo que prescribe el
liberalismo económico. Según este, por medio del comercio entre naciones, las distintas naciones se benefician
mutuamente. Esta creencia va en contra de lo que sugiere el Realismo, el cual argumenta que el sistema internacional
es inherentemente injusto, pues las ganancias de un actor provienen de las pérdidas del otro.

Otra manera de entender la importancia de la cooperación para el liberalismo es ilustrada por una simple analogía
propuesta por Rousseau: cuatro cazadores cazando por si mismos solo pueden cazar presas pequeñas, tales como
conejos. En contraste, si cooperan y unen sus esfuerzos, juntos pueden cazar presas mucho más grandes, tales
como búfalos. En el sistema internacional ocurre lo mismo: entre más países se unan, más factible será alcanzar las
metas propuestas por la comunidad internacional ( Tomado de: http://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Liberalismo.)

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