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Ficha teórica: El siglo XIX y el realismo en la literatura (elaborado por Prof.

Guadalupe Tavella)

Del romanticismo al realismo, contexto de aparición

A lo largo de la primera mitad del siglo XIX, los diferentes países de Europa atravesaron
un proceso de industrialización y avance de las ciencias que ocasionaron gran crecimiento
demográfico y expansión económica. Estos factores marcaron el triunfo de la clase media sobre
la aristocracia en la escena social y política. Al mismo tiempo, significó la aparición de la clase
trabajadora como nuevo actor social y político en relación con los otros grupos sociales de
enorme influencia en la segunda mitad del siglo XIX. La corriente realista en la literatura y el
arte en Europa, como tendencia que se aleja del romanticismo1, tiene su puntapié inicial con la
revolución obrera de 1848, iniciada en Francia pero luego extendida por diferentes naciones
europeas. Para ampliar información sobre este período, recomendamos la lectura del capítulo I
de Eric Hobsbawm “La primavera de los pueblos” en La era del capital (1848-1875) así como
también están disponibles los mapas conceptuales sobre este período en el Campus virtual ORT.

Todos estos cambios sociohistóricos y técnicos estuvieron acompañados por una nueva
cosmovisión o representación del mundo y de los sujetos. Se abandonó una perspectiva idealista
romántica y se instaló fuertemente una visión positivista2 del mundo. En este marco,
encontramos la filosofía de Augusto Comte (1789-1857) que propone la investigación y la
observación de la realidad comprobable. La literatura y el arte serán influidos por este
pensamiento y los artistas se convertirán en observadores minuciosos de las situaciones y
personajes reales. Las obras muestran a su público aspectos de su propio entorno. La tendencia
realista está vinculada a un público burgués, cansado del sentimentalismo y del idealismo
romántico. Este nuevo público demandaba temas más cercanos a su entorno inmediato y
personajes con los que pudiera identificarse. Los héroes apasionados e idealistas de la literatura
romántica fueron sustituidos por personajes comunes, de clase media que viven conflictos

1 El romanticismo fue un movimiento cultural que prevaleció entre finales del siglo XVIII y
mediados del XIX. Nace en el último cuarto del siglo XVIII en Inglaterra y Alemania casi al mismo
tiempo, pasa luego a Francia desde donde se extiende a España, Italia y Rusia. Desde el punto
de vista filosófico, el romanticismo supone una nueva y total valoración de la conciencia
subjetiva, en la que el sentimiento alcanza una importancia especial: visión trágica de la realidad
como algo inaccesible, percepción individual intensa de la naturaleza, violenta pasión por la
libertad.
2 El positivismo designa la doctrina y la escuela fundadas por Augusto Comte [1798-1857].

Esta doctrina comprende no sólo una teoría de la ciencia sino también y muy especialmente una
reforma de la sociedad y una religión. Como teoría el saber el positivismo se niega a admitir otra
realidad que no sean los hechos y a investigar otra cosa que no sean las relaciones entre los
hechos (…) subraya decididamente el cómo y elude responder qué, por qué y para qué. Se une
a ello naturalmente una decidida aversión a la metafísica (…) El positivismo pretende atenerse
a lo dado y no salir jamás de lo dado. De esto se derivan varias características: hostilidad a toda
construcción y deducción; hostilidad a la sistematización; reducción de la filosofía a los resultados
de la ciencia y, finalmente, naturalismo” (José Ferrater Mora: Diccionario de filosofía abreviado,
Barcelona, EDHASA, 1994 [1962], s.v. ‘Positivismo’).
propios de su época y con los que el lector se identifica. Arnold Hauser aclara: “El romanticismo
fue sin duda un movimiento burgués en lo esencial, pero los románticos se comportaron con
frecuencia de modo sumamente aristocrático y coquetearon con la idea de dirigirse a la nobleza
como un público propio”3.

A pesar de haber sido una corriente fundamental en la literatura del siglo XIX, el término
realismo aparece en Francia con sentido peyorativo para caracterizar a algunos cuadros que al
pintar el paisaje se alejaban de las escenas grandilocuentes, típicamente románticas y optaban
por representar escenas de la vida cotidiana de manera sencilla. Encontramos variados ejemplos
en la pintura de Gustave Courbet (1819-1877), quien enfrentó la incomprensión y el escándalo
en 1849 con su obra Los picapedreros (obra destruida). Hasta este momento, los cuadros de
gran formato estaban reservados a temas históricos, bíblicos, mitológicos o alegóricos. Courbet
rechaza esta convención pintando un mundo familiar, doméstico en grandes lienzos.
Consideraba que la historia contemporánea, especialmente aquella de la gente del pueblo,
merecía estos grandes formatos. Para ampliar información sobre este artista y su contexto
histórico, recomendamos el sitio del Museo de Orsay en Francia sobre Gustave Courbet.

Los picapedreros de Gustave Courbet

3
Hauser, A, “La generación de 1830”, en Historia social de la literatura y el arte, Barcelona, Labor,
1993, p. 7.
Un entierro en Ornans de Gustave Courbet

Esta discusión con los principio de la tendencia romántica se encontrará también en la


literatura con diferentes variantes del realismo en los principales países de Europa. El realista es
un médico que hace un diagnóstico; el romántico es un vidente que esboza una interpretación
de algo que escapa a la razón. Stendhal, afirmó en el prólogo a la célebre obra Rojo y negro:
“Una novela es un espejo que se pasea por un ancho camino. Tan pronto refleja el azul del cielo
ante nuestros ojos, como el barro de los barrizales que hay en el camino. ¡Y el hombre que lleva
el espejo en el cuévano será acusado por ustedes de ser inmoral! Más justo sería acusar al largo
camino donde está el barrizal y, más aún, al inspector de caminos que deja el agua estancada y
que se formen los barrizales”. Auerbach afirma en su obra Mímesis que el realismo rompe con
la teoría de los niveles que sustentaba la tradición clásica, según la cual a las clases bajas y
medias les correspondía el tono cómico y ridículo, mientras el trágico quedaba reservado a las
elevadas. El paso decisivo consiste, afirma este autor, en convertir “a personas cualesquiera de
la vida diaria, en su condicionalidad por las circunstancias históricas de su tiempo, en objetos de
representación seria, problemática y hasta trágica” 4.

Como ya se ha dicho, el realismo de la segunda mitad del siglo XIX tiene como propósito
la representación de su entorno (desde los aspectos biológicos, psicológicos y sociales), por eso
se habla de un arte mimético o imitativo. Sin embargo, debemos asociar el concepto de
mímesis al de verosimilitud realista construido por este movimiento de la segunda mitad del
siglo XIX, ya que la obra realista es una ficción que crea una ilusión de realidad a partir de
procedimientos de verosimilitud.

El verosímil realista del siglo XIX exige que el mundo creado por la ficción tenga los
rasgos del mundo de la experiencia cotidiana al público contemporáneo al lector. Pero es

4 Auerbach, E, Mimesis. La representación de la realidad en la literatura occidental, México, FCE.


necesario entender que la obra de arte realista tiene sus propias leyes, los elementos que la
conforman han de ser relevantes (ejercer una función dentro de la obra), lo cual justifica la
inclusión de materiales pertinentes y la omisión de otros (los no pertinentes, como detalles
innecesarios de la vida cotidiana de los personajes). Los personajes de la novela realista son
reales no porque sean como nosotros mismos, sino porque son convincentes. La literatura aspira
a ser verosímil, no verdadera. Verdadera es la realidad. En el caso de la pintura tampoco hay
que entender "realismo" como un intento de imitación servil de lo real. Se trata, en el caso de
Courbet, de tomar por objeto la realidad del mundo que le rodea. El pintor desea "plasmar las
costumbres, las ideas, el aspecto de su época", pero destacando su "propia individualidad". Para
analizar estos conceptos, recomendamos la lectura de Una drama verdadero de Guy de
Maupassant.

Algunas manifestaciones del realismo en la literatura del siglo XIX

Realismo social: de Balzac a Flaubert

A lo largo del Segundo Imperio en Francia (1852-1870), la novela se consolidó como


forma literaria de la época a través de las obras de dos autores fundamentales: Balzac y, más
tarde, Gustave Flaubert.

En la literatura de Balzac encontramos un gran impacto del cientificismo y positivismo de


la época cuyo método de observación era el punto de partida para elaborar hipótesis que
permitieran comprender fenómenos de la naturaleza y la sociedad. Balzac traslada la
clasificación que los naturalistas realizan de las especies vegetales y animales a la sociedad y
reúne en La comedia humana un centenar de obras escritas entre 1817 y 1848 que tienen como
protagonistas a hombres de su tiempo representados a través de sus vicios, virtudes y pasiones
en relación estrecha con su entorno social. En concordancia, en el prólogo afirma: “¿No hace la
sociedad del hombre, según el ambiente en el que se despliega su actividad, tantos hombres
diferentes como variedades hay en la zoología?”. En este autor, la sociedad funciona como un
sistema de relaciones en donde todo el mundo está implicado, como un sistema en el que hay
víctimas y verdugos, registra en su obra el nacimiento de la especulación, el nacimiento de una
nueva burguesía que utiliza, por primera vez, el capital para negociar y no para adornar los
salones de palacio. El dinero es un elemento que atraviesa toda su obra en diferentes
manifestaciones: el afán por el lucro, la avaricia que hace cometer actos inmorales, la búsqueda
de herencias, las intrigas para obtener provecho de los otros, entre muchas manifestaciones que
siempre desatan pasiones que conducen al drama. Para alcanzar el verosímil realista, Balzac
tendrá tres pilares fundamentales: la construcción del narrador, la descripción y los
diálogos.

En su obra, predomina el narrador omnisciente, que no se limita al relato de la acción,


sino que introduce comentarios y reflexiones de todo tipo. Balzac acompaña siempre sus relatos
de comentarios emotivos, irónicos, morales, históricos o económicos. También oímos a menudo
lo que los personajes piensan y sienten, cuando el autor se identifica, puesto en una situación
semejante, con el personaje. En el realismo se asiste a la desaparición del autor-narrador que
se convierte en espectador de la situación creada. Es un ser omnisciente, un hombre frente a su
entorno, por ese contenido intencional de reflejar fielmente el exterior. Es una visión o punto de
vista desde arriba, con el empleo de la tercera persona, en la que el narrador sabe quién es y
cómo es su personaje. La actitud del narrador es externa-descriptiva.

La descripción para el realismo social del siglo XIX es un procedimiento fundamental


para comprender la relación entre rasgos físicos, rasgos psicológicos y entorno o ambiente social
En sus relatos predomina el detalle y el inventario, caracterizaciones ricas en color, textura,
distribución espacial, cantidad. En general se parte de caracterizaciones generales para alcanzar
el detalle minucioso. En la descripción de los espacios, cada objeto está en relación con los
demás. Se combina una descripción objetiva que trata de reproducir la escena o el personaje
con el uso de adjetivos que señalan la subjetividad o la moralidad de aquello que se describe.
Esta combinación de objetividad y subjetividad se une a las referencias culturales presentes en
la descripción que apelan al lector contemporáneo. Todos estos elementos ayudan a que el lector
construya una ilusión de realidad. Para analizar este aspecto del relato realista, recomendamos
la lectura del fragmento “La habitación de Daniel d’Arthez” de Balzac)

Finalmente, el tercer elemento fundamental de la narrativa realista de Balzac será el


diálogo. Se tratará de reproducir las formas discursivas y temas propios de las personas a
través del estilo directo y el estilo indirecto. Además se utilizarán recursos para señalar la
gestualidad y la entonación mediante signos de interjección, dos puntos, entre otros. Para
analizar este aspecto del relato realista, recomendamos la lectura de “El elixir de larga vida”
de Balzac).

En síntesis, se ha llamado a Balzac el retratista de hombres por excelencia y se le


ha atribuido como cualidad destacada la descripción de caracteres. Este concepto sirve
para entender que Balzac pone en principal lugar los aspectos sociológicos. Las figuras que
describe son importantes porque cumplen un lugar en el cuerpo social, tanto sus
motivaciones como sus acciones son productos de su rol y no tanto de sus características
psicológicas.
Como hemos mencionado, otros de los autores cuya obra ha consolidado el realismo
literario del siglo XIX es Gustave Flaubert (1821-1880)5. Este autor es fundamental para
comprender el pasaje del verosímil realista a la tendencia naturalista dentro del siglo XIX. Es sus
obras, Flaubert consolidó dos procedimientos que lo diferencian de sus contemporáneos: la
impersonalidad o invisibilidad del narrador y búsqueda de la precisión en el lenguaje.

El narrador en los relatos de Flaubert utiliza la descripción no sólo para reconstruir de


manera fidedigna la escena y los personajes sino para buscar exactitud en la expresión que

5
Una de sus obras más celebres es Madame Bovary, novela que se consagra como un clásico
y ha sido retomado como motivo de análisis a lo largo del siglo XX.
permita elaborar una mirada estética del mundo (arte por el arte)6. El narrador mantiene una
estricta neutralidad frente a los diferentes acontecimientos que representa. El especialista José
María Valverde analiza la obra más célebre del autor y explica sobre Madame Bovary: “la
protagonista aparece vista desde afuera sin la sumersión de la que Balzac nos hace participar
de la interioridad de sus personajes. A Flaubert le interesa como “caso”, no por su humanidad
integra, su invisibilidad como narrador es siempre para observar con impasibilidad satírica el
esencial ridículo de la humanidad”

Vargas Llosa, otro sagaz lector de la obra de Falubert, explica que la obra de Flaubert
fue acusada de fría y casi inhumana por la objetividad con la que estaba narrada. Este cambio
significó para el público lector un terreno para la libertad de interpretación. Dice Vargas Llosa:
“En la novela flaubertiana las reacciones emocionales ante los sucesos de la historia
corresponde al lector, la objetividad lo deja en plena libertad de decidir por sí mismo,
entretenerse, entristecerse (…)”.

Finales del siglo XIX, Emile Zola y el naturalismo en la literatura

Hacia finales del siglo XIX, influido por el gran desarrollo de las ciencias tanto exactas
como sociales, el objetivismo que se observaba en Flaubert se torna una corriente artística ya
consolidada que se denomina naturalismo.

La representación fidedigna del entorno y los personajes estará en esta literatura al


servicio de explicar los comportamientos del ser humano y descubrir las leyes que rigen la
conducta humana7: no se trata tan solo de mostrar la vida “tal como era” sino desarrollar “por qué
era como era” sin omitir lo desagradable, lo humillante, lo obsceno. Decimos que el realismo se
torna naturalismo cuando la narración contiene además de la representación de los
acontecimientos una tesis: observación y consiguiente denuncia de una sociedad corrompida.

Uno de los autores emblemáticos de este período es Emile Zola, quien ha desarrollado
en La novela experimental (1880) el método de trabajo del escritor naturalista en dos etapas:

6 La tendencia del “arte por el arte” se diferencia de la novela social, pretende que el arte este
sólo al servicio del puro goce estético. La negación del significado cognoscitivo del arte, de su
valor ideológico y educativo, así como de su dependencia respecto a las necesidades prácticas
de la época, lleva inevitablemente a afirmar la «libertad» del artista frente a la sociedad.
7 Cabe aclarar la gran influencia del determinismo y el evolucionismo como corrientes filosóficas
y científicas de finales del siglo XIX. El determinismo es una doctrina filosófica que sostiene que
todo acontecimiento físico, incluyendo el pensamiento y acciones humanas, están causalmente
determinados por la irrompible cadena causa-consecuencia. Por evolucionismo se entiende
la teoría biológica según la cual las especies de seres vivos han cambiado a lo largo de la historia
y las especies actuales descienden de otras más primitivas, de las que tenemos noticia por los
restos fósiles. Esta teoría defiende la existencia de parentescos entre las distintas especies. Los
representantes más destacados del evolucionismo en el siglo XIX fueron Lamark y Darwin.
a) Observación: esta fase es común a la metodología realista. No obstante, mientras el
realismo llevaba a cabo el proceso de ficcionalización y verbalización de la realidad
después del proceso de observación, los naturalistas aportan una fase intermedia: la
experimentación.

b) Experimentación: imitando la metodología científica, el Naturalismo no se conforma


con hacer una transcripción (más o menos) detallada de la cara externa de la realidad,
sino que su principal objetivo es estudiarla en profundidad para formular las leyes que la
rigen.

Zola cree que el hombre no puede escapar del influjo que ejercen sobre él dos grandes fuerzas:
el aire y la sangre.

a) Determinismo ambiental (aire): el influjo del medio social sobre el individuo es


inevitable. El pesimismo derivado de este factor es evidente: la imposibilidad de
sustraerse de un entorno nocivo .

b) Herencia biológica (sangre): el poderoso agente socializador representado por la


familia y los genes es la otra gran fuerza que rige el destino de los hombres. En muchas
novelas zolescas los protagonistas están marcados por los vicios familiares (locura,
alcoholismo, etc.), que tarde o temprano acaban reproduciendo

Realismo en Inglaterra, la figura de Charles Dickens

Después de la Revolución Industrial, entre 1832 y 1848 Inglaterra atraviesa un período


de aguda crisis social, llena de luchas entre el avance del capitalismo y las condiciones sociales
de los trabajadores. En este marco se desarrolla la novela social como un género que sirve para
cuestionar los principales valores de la sociedad que está gestando el crecimiento económico
del país. El principal exponente de este período es Charles Dickens quien retrata barrios en los
suburbios, espacios hacinados e insalubres, niños explotados que viven en la marginalidad, los
caminos de las minas y de las fábricas, impregnaciones de hollín y de óxido de hierro, etc.

Si bien toda la obra de Charles Dickens ha sido reconocida y leída desde su publicación 8,
destacaremos dos grandes novelas, en ambas aparece la preocupación por la educación de los
sujetos. Por un lado, Oliver Twist (1837) inicia una nueva modalidad de novela en Inglaterra en
la que presenta un mensaje transparente acerca de la responsabilidad moral de las clases
medias sobre los pobres. En esta obra, aparece la figura de un niño huérfano inmerso en una
sociedad hostil, del orfanato a la gran ciudad. Por otro lado, David Copperfield (1849-1850)

8
En este período se observa el crecimiento del público lector y una nueva forma de publicación
y ventas por entregas mensuales. Charles Dickens fue recibido por grandes masas de lectores
con un gran éxito de ventas.
aparece narrada en primera persona, cambio muy significativo para el realismo del siglo XIX que
había estado dominado por la omnisciencia del narrador.

Aun cuando reconocemos en Dickens como uno de los mayores representantes del
realismo, las situaciones y personajes que describe alcanzan el nivel del melodrama y la
caricatura. Por eso decimos que aparecen en sus obras dos tendencias: el sentimentalismo
(rasgo propio del romanticismo en el cual se exalta la emoción y la impresión frente al predominio
de la razón) y la picaresca (relato con intención autobiográfica de un personaje proveniente de
las clases bajas que recorre diferentes peripecias y tiene como objetivo mejorar su condición
social, en ocasiones recurre a su astucia, al engaño y la estafa para alcanzar sus propósitos).

Realismo en Rusia

Hasta el momento hemos señalado las diferentes variantes del realismo en Francia. Sin
embargo, esta corriente literaria tuvo manifestaciones en diferentes países europeos y un gran
desarrollo en Rusia. Desde 1830 con Dostoievski y Tolstoi el realismo muestra características
que lo hacen particularmente distintivo en la historia de la literatura Si bien se continúa con la
representación de personajes humanos en sus vínculos con las circunstancias sociales, se
profundiza el análisis del mundo interior del individuo. Se prefieren figuras violentas, desgarradas
que ya no pueden controlarse mediante la razón

Dostoievski desarrolla en su obra la idea de personalidad doble que significa la


disolución de la unidad de carácter que se mostraba en otras obras del realismo. Sus personajes
son imprevisibles y contradictorios, no mantienen sus valores, se transforman. Según Arnold
Hauser en Historia social de la literatura y el arte afirma que Dostoievski descubre el más
importante principio de la psicología moderna: la ambivalencia de los sentimientos. No solo se
enlazan mutuamente el amor y el odio, orgullo y humildad sino que están unidos como
transformaciones de un mismo principio. Todo impulso, todo sentimiento engendra su contrario
en cuanto aparece en la conciencia de los hombres (sugerimos la lectura de El doble, una de las
primeras novelas del autor).

En este autor observamos una nueva representación de héroe moderno, los personajes
se encuentran frente a alternativas que deberían elegir pero no pueden hacerlo. Esto los lleva al
autoanálisis, la autocrítica, el enojo y la rabia. Siempre se ha destacado la agudeza psicológica
con que Dostoievski ha representado a sus personajes y, en ocasiones, se lo considera una
reacción al naturalismo que busca describir lo normal, lo medio, lo cotidiano. Sin embargo, el
mismo autor se encarga de aclarar este aspecto al afirmar: “Se me llama psicólogo y ello es falso;
yo soy realista solo en un sentido más alto; esto es, describo todas las profundidades del alma
humana (…) Amo el realismo en el arte por encima de toda medida, el realismo que por así decir,
alcanza lo fantástico (…) ¿qué puede ser más inverosímil que la realidad?” 9 Estas profundidades
significan lo irracional, lo demoníaco, lo fantasmal en el ser humano.

Sus relatos se desarrollan en el momento en que los personajes se encuentran en el


estado de mayor tensión, cuando se enfrentan a una gran angustia moral que espera el
esclarecimiento. Al leer las palabras del mismo autor podemos analizar que se aleja del
cientificismo y el dominio de la razón en la observación de los problemas de la sociedad, porque
se cree que el arte debe hacer sonar todas las voces que componen la vida de los hombres y
entre estas voces aparecen aspectos alejados de la razón.

Por otra parte, Dostoievski se destaca en la historia del realismo social por haber
realizado la primera presentación de la gran ciudad moderna en la literatura. Sus ciudades
muestran una población pequeñoburguesa y proletaria, pequeños comerciantes, empleados,
estudiantes, prostitutas, vagos y hambrientos. En sus escenarios predomina el gris, traza
descripciones para las oficinas de los Ministerios públicos, tabernas, habitaciones que parecen
“ataudes”.

Otro autor destacado para el análisis del realismo en Rusia es Leon Tolstoi en quien
encontramos variantes de los temas ya presentados en Dostoievski (el individuo, la moral, la
libertad) pero con diferencias significativas.

Tolstoi rechaza el individualismo porque no puede traerle al hombre ninguna forma de


satisfacción, por eso este último autor no devela en sus obras las profundidades anímicas de los
hombres. En sus obras condena la cultura moderna por haber producido diferencias de clase
que han destruido la idea de comunidad. Este autor se aleja del determinismo que observamos
en algunos autores franceses, cuando sus personajes alcanzan un momento de conflicto no se
responsabiliza tan solo su realidad objetiva sino también sus condiciones subjetivas. En un texto
de 1905 afirma: “Nada es más dañino para los hombres que la idea de que las causas de su
miseria no están en ellos mismos sino en las condiciones exteriores” 10. El conflicto entre el
individuo y la sociedad no es considerado como una tragedia inevitable sino como una calamidad
que se origina por la falta de reflexión y moralidad. En Tolstoi encontramos cierta nostalgia del
pasado, un sentimiento de malestar ante una cultural que pierde ciertos valores de solidaridad,
piedad y virtud. En muchos relatos, el amor al prójimo es la resolución de este malestar frente a
la sociedad de su tiempo. Para analizar este aspecto, recomendamos la lectura de Pobres gentes
de Leon Tolstoi.

Por otra parte, un elemento fundamental en su obra es la relación del hombre con la
Naturaleza, en la vida silvestre y campesina encuentra una armonía y sensualidad que no está
presente en la vida urbana. En algunos de sus relatos se ocupa de mostrar al hombre desde su
costado físico, explotando las cualidades sensitivas (sonidos, olores, texturas, entre otros). Este
intereses por lo vida en su plenitud se observa también en sus relatos acerca de la muerte y

9 Este testimonio es citado por Arnonld Hauser en Historial social de la literatura y el arte en el
capítulo “La novela social en Rusia”.
10 Esta cita pertenece a una proclama Al pueblo de los trabajadores después de la revolución

de 1905.
profundiza en la búsqueda del sentido de la vida frente a su fin. Para analizar este aspecto,
recomendamos la lectura de La muerte de Ivan Ilich de Leon Tolstoi.

Para terminar, no debemos dejar de señalar que Tolstoi es autor dos de las más
importantes obras del siglo XIX. Por un lado, Guerra y paz, narración de la invasión napoleónica,
a través de las peripecias de varios personajes arrojados a la guerra y a los azares de la historia
a través de los cuales describe tipos humanos universales, a los que muestra en su evolución
psicológica y moral. Por otra parte, Ana Karenina en la que critica las convenciones sociales y
la situación de la mujer. Recomendamos la lectura de algunos fragmentos de estas obras para
analizar los procedimientos utilizados por el autor.

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