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Temas civil 1 actualización.

Temas de actualización de la materia Derecho Civil I - Abogacía-.

a) Persona Humana: concepto.

Es ciertamente relevante la introducción de la terminología “persona humana” para describir al


ente que el anterior código denominaba “persona de existencia visible”. A diferencia del anterior
Código (art. 51), en este no se define a la "persona humana", se trata de una noción que proviene
de la naturaleza y es anterior a la ley. es persona todo ser humano por el hecho de serlo. Más
aún, la terminología adoptada por el Proyecto es suficientemente caracterizadora: es la calidad
de "ser humano" lo que determina la condición de "persona humana" para el derecho. Así, no
podría investir esta calidad quien no es ser humano ni tampoco dejar de tener esa condición
quien lo es, la noción de persona es un prius, previo, respecto de la capacidad, que es
un posterius, posterior. Se tiene capacidad porque se es persona y no a la inversa: es la existencia
de ésta el antecedente necesario para ser titular de intereses, derechos y deberes.

ARTÍCULO 19. Comienzo de la existencia. La existencia de la persona humana comienza con la


concepción.
ARTÍCULO 20. Duración del embarazo. Época de la concepción. Época de la concepción es el
lapso entre el máximo y el mínimo fijados para la duración del embarazo.
Se presume, excepto prueba en contrario, que el máximo de tiempo del embarazo es de
trescientos días y el mínimo de ciento ochenta, excluyendo el día del nacimiento.

las personas humanas propiamente dichas: etapa que comienza con el nacimiento con vida y
termina con su fallecimiento.
ARTÍCULO 21. Nacimiento con vida. Los derechos y obligaciones del concebido o implantado en
la mujer quedan irrevocablemente adquiridos si nace con vida.
Si no nace con vida, se considera que la persona nunca existió. El nacimiento con vida se
presume.
ARTÍCULO 93. Principio general. La existencia de la persona humana termina por su muerte.

Técnicas de reproducción humana asistida (Arts. 560 y s.s. CCCN)

Ley 26862 ARTICULO 2°. - Definiciones. Se entiende por técnicas de reproducción médicamente
asistida a todos los tratamientos o procedimientos para la consecución de un embarazo. Se
consideran técnicas de baja complejidad a aquellas que tienen por objeto la unión entre óvulo
y espermatozoide en el interior del sistema reproductor femenino, lograda a través de la
inducción de ovulación, estimulación ovárica controlada, desencadenamiento de la ovulación e
inseminación intrauterina, intracervical o intravaginal, con semen de la pareja o donante.

Se entiende por técnicas de alta complejidad a aquellas donde la unión entre óvulo y
espermatozoide tiene lugar por fuera del sistema reproductor femenino, incluyendo a la
fecundación in vitro; la inyección intracitoplasmática de espermatozoide; la criopreservación de
ovocitos y embriones; la donación de ovocitos y embriones y la vitrificación de tejidos
reproductivos.

Art. 560. — Consentimiento en las técnicas de reproducción humana asistida.


El centro de salud interviniente debe recabar el consentimiento previo, informado y libre
de las personas que se someten al uso de las técnicas de reproducción humana asistida.
Este consentimiento debe renovarse cada vez que se procede a la utilización de gametos
o embriones.

el Código Civil y Comercial establece una categorización de la filiación que es de naturaleza


mixta, puesto que combina elementos derivados del modo en que el niño ingresa a un núcleo
familiar, con aquellos derivados del contexto relacional de sus progenitores para la clasificación
que propone.

Una primera clasificación es la que distingue entre hijos "por técnicas de reproducción humana
asistida", "por naturaleza" y "por adopción". El criterio de la clasificación es el modo o la forma
en que el niño ingresa en una familia determinada.
El consentimiento debe ser "previo, informado y libre" y tiene un requisito ad probationem
consistente en su protocolización ante escribano público (ver comentario al art. 561). Son éstos
los únicos datos que aporta la norma en torno a una pieza tan fundamental en el establecimiento
de la filiación por técnicas de reproducción asistida, como lo es el consentimiento. En efecto, el
consentimiento es de acuerdo con el art. 562 la exteriorización de la voluntad procreativa de los
futuros progenitores por técnicas de reproducción asistida, que culmina con la inscripción en el
Registro Civil.

En primer lugar, ese consentimiento para ser válido deberá reunir los requisitos generales de
validez de todo acto jurídico: debe ser prestado, obviamente en forma "previa" con libertad,
discernimiento y voluntad (art. 260, Código Civil y Comercial). Sin embargo, es alarmante (asunto
que se discute más abajo) que el Código Civil y Comercial no haya previsto una alternativa para
que la falta del consentimiento previo sea subsanada con posterioridad a la realización de la
práctica

A grandes rasgos, la validez del consentimiento en cuanto acto jurídico requiere: a) a fin de
garantizar la libertad del acto jurídico, será responsabilidad del establecimiento de salud,
certificar la mayoría de edad y la capacidad prima facie de donantes y progenitores de deseo; b)
para que el consentimiento sea prestado con discernimiento, quien lo preste deberá ser
previamente informado del objeto del acto, de sus efectos, de los procedimientos e implicancias
para el donante o para los progenitores de deseo (sobre todo en el caso de la mujer donante o
la mujer que recibirá la implantación del embrión, por el impacto que tienen dichos tratamientos
en la salud física y psíquica de la mujer); c) el acto, para su validez, no deberá estar viciado de
error, dolo o violencia.

El contenido mínimo del consentimiento debería ser divergente según el objeto sobre el que
verse), pero además también variar según el sujeto que lo preste y las diversas funciones que
tenga. Consentimiento del donante, de la mujer, del marido, del varón no casado.

Art. 561. — Forma y requisitos del consentimiento.

La instrumentación de dicho consentimiento debe contener los requisitos previstos en las


disposiciones especiales, para su posterior protocolización ante escribano público o
certificación ante la autoridad sanitaria correspondiente a la jurisdicción. El consentimiento
es libremente revocable mientras no se haya producido la concepción en la persona o la
implantación del embrión.
En cuanto a la forma, la ley establece tres pasos para que el consentimiento sea causa fuente de
filiación: a) que se preste y se renueve (art. 560); b) que se "protocolice" o "certifique"; y, c) que
se "inscriba" ante el Registro (art. 562).

La protocolización o certificación (art. 561) es un requisito ulterior a la conformación del


consentimiento, que se da respecto de un consentimiento válido a efectos probatorios, para dar
robustez a un acto privado: nada menos que una filiación cuyo punto de partida registral es un
negocio jurídico privado.

La inscripción (art. 562) es un paso registral, que se da una vez que existan como presupuesto
los dos pasos anteriores.

la ley 26.529, en su art. 7º, establece las modalidades de instrumentación del consentimiento
médico. Se prevén dos modalidades: el escrito y el verbal. Del segundo debe dejarse constancia
en la historia clínica y es el previsto para las modalidades menos invasivas o tratamientos
médicos menos trascendentes. En cambio, cuando se trate de internaciones, intervenciones
quirúrgicas, procedimientos diagnósticos e invasivos o procedimientos que impliquen riesgos o
revocaciones de dichos procedimientos, el consentimiento deberá revestir forma escrita.

La protocolización o certificación del consentimiento (paso segundo). El art. 561 complementa


el presente, estableciendo a los efectos del establecimiento de la filiación, la "protocolización"
de tal consentimiento ante escribano público o la "certificación" ante autoridad sanitaria. En
ambos casos se trata de instancias posteriores a la prestación del consentimiento.

La resolución 1-E/2017 incorpora la gratuidad de al menos tres procedimientos de reproducción


médica asistida de alta complejidad que cuentan con el servicio de cobertura médica.

Resolución E 616/2017, texto del consentimiento

La resolución E 616/2017 ofrece un "texto de consentimiento". Esos textos escritos de los


consentimientos no son obligatorios, pero aparecen como modelos para los establecimientos
de salud.

a.1) Consentimiento para TRHA de alta y baja complejidad

A grandes rasgos:

- En los anexos se ofrecen textos sutilmente restrictivos respecto de la amplitud regulatoria del
Código Civil y Comercial.

- Aparecen definiciones de los términos.

- Se explica sin demasiada precisión que el tratamiento de procreación asistida es una obligación
de medios (tienen por objeto "Aumentar la probabilidad de lograr un embarazo" y no producir
un embarazo).

- Se explicitan riesgos del tratamiento.

- Se refiere en forma clara a la baja tasa de efectividad de los tratamientos(, que oscila entre
apenas el 10-20%.

- Un aspecto interesante es que, junto con explicitar las reglas filiatorias, se da la opción a elegir
una "donación anónima, no anónima o de persona determinada".
- Incorpora el "deber de informar" de los padres por TRHA al hijo concebido por ese medio.
Habíamos bregado largamente por esto, la incorporación en el consentimiento es un gran
avance, aunque debería incorporarse también en el derecho de fondo, ya que se trata.

a.2) Consentimiento para la donación de semen.

- Se establece la obligación de informar acerca de condiciones médicas precedentes.

- El donante puede elegir una donación anónima, no anónima o a persona determinada.

- Se establece un límite de donaciones por cantidad de niños nacidos, esta medida raya lo
absurdo, el límite es un total de 25 niños por cada 25 mil habitantes, esto da el número de casi
1400 nacidos vivos por donante, ¿me pregunto cómo se evitaría así el incesto? ¡Es casi como no
tener límites!

- Se recuerda la posibilidad del donante de revocar el consentimiento en todo momento, hasta


que se produzca la utilización de los gametos.

a.3) Consentimiento para la ovodonación.

Se establece el límite de 44 años para la mujer que accede al tratamiento con óvulos propios.

Una mujer de hasta 51 años podrá hacer tratamiento de técnicas de reproducción humana
asistida con óvulos ajenos

Finalmente, la misma edad (51 años) se aplica para la mujer que crio preservó sus propios
gametos.

Art. 562. — Voluntad procreacional.

Los nacidos por las técnicas de reproducción humana asistida son hijos de quien dio a luz y del
hombre o de la mujer que también ha prestado su consentimiento previo, informado y libre en
los términos de los artículos 560 y 561, debidamente inscripto en el Registro del Estado Civil y
Capacidad de las Personas, con independencia de quién haya aportado los gametos.

Art. 563. — Derecho a la información de las personas nacidas por técnicas de reproducción
asistida.

La información relativa a que la persona ha nacido por el uso de técnicas de reproducción


humana asistida con gametos de un tercero debe constar en el correspondiente legajo base para
la inscripción del nacimiento.

Art. 564. — Contenido de la información.

A petición de las personas nacidas a través de las técnicas de reproducción humana asistida,
puede:

 obtenerse del centro de salud interviniente información relativa a datos médicos del
donante, cuando es relevante para la salud;
 revelarse la identidad del donante, por razones debidamente fundadas, evaluadas por
la autoridad judicial por el procedimiento más breve que prevea la ley local.

b) Capacidad de la persona humana:


Régimen de capacidades progresivas. La capacidad de ejercicio no se adquiere de un día para el
otro al cumplir 18 años. Es un proceso gradual por el cual las personas menores de edad pueden
ir ejerciendo derechos por sí mismas de acuerdo a su edad y grado de madurez. Por eso se llama
capacidad o autonomía progresiva.

Hay 2 conceptos importantes referidos a la capacidad: • La capacidad de derecho: Art. 22. —


Toda persona humana goza de la aptitud para ser titular de derechos y deberes jurídicos. La
ley puede privar o limitar esta capacidad respecto de hechos, simples actos, o actos jurídicos
determinados. es la posibilidad de ser titular de derechos y deberes. Todas las personas
tenemos capacidad de derecho.

• La capacidad de ejercicio: Art. 23. — Capacidad de ejercicio.

Toda persona humana puede ejercer por sí misma sus derechos, excepto las limitaciones
expresamente previstas en este Código y en una sentencia judicial. (es la posibilidad de ejercer
por uno mismo los derechos y deberes que todos tenemos.)

Art. 24. —Son incapaces de ejercicio

a) la persona por nacer;

b) la persona que no cuenta con la edad y grado de madurez suficiente, con el alcance dispuesto
en la Sección 2ª de este Capítulo;

c) la persona declarada incapaz por sentencia judicial, en la extensión dispuesta en esa decisión.
(La persona "declarada incapaz" es aquella que, por excepción, "se encuentra absolutamente
imposibilitada de interaccionar con su entorno y expresar su voluntad por cualquier modo,
medio o formato adecuado, y el sistema de apoyos resulte ineficaz..." (art. 32, último párrafo).

Personas Inhabilitadas y con capacidad restringida.

Art. 31. — Reglas generales.

La restricción al ejercicio de la capacidad jurídica se rige por las siguientes reglas generales:

a) la capacidad general de ejercicio de la persona humana se presume, aun cuando se


encuentre internada en un establecimiento asistencial;

b) las limitaciones a la capacidad son de carácter excepcional y se imponen siempre en


beneficio de la persona;

c) la intervención estatal tiene siempre carácter interdisciplinario, tanto en el tratamiento


como en el proceso judicial;

d) la persona tiene derecho a recibir información a través de medios y tecnologías adecuadas


para su comprensión;

e) la persona tiene derecho a participar en el proceso judicial con asistencia letrada, que debe
ser proporcionada por el Estado si carece de medios;

f) deben priorizarse las alternativas terapéuticas menos restrictivas de los derechos y


libertades.

Art. 32. — Persona con capacidad restringida y con incapacidad.


El juez puede restringir la capacidad para determinados actos de una persona mayor de trece
años que padece una adicción o una alteración mental permanente o prolongada, de
suficiente gravedad, siempre que estime que del ejercicio de su plena capacidad puede
resultar un daño a su persona o a sus bienes (un primer punto a destacar es el vinculado con la
edad a partir de la cual se puede revisar judicialmente la capacidad de ejercicio de una persona:
es de trece años en lugar de los catorce años que preveía el anterior Código.)

Son dos las causales de la capacidad restringida: en el primer caso La concurrencia del llamado
presupuesto biológico (la "adicción" o la "alteración mental permanente o prolongada, de
suficiente gravedad")Es necesaria una determinada incidencia de aquélla en la vida de relación
de la persona: Ambos factores biológicos se integran con la posibilidad del daño; no es necesario
que éste sea actual o que se haya producido, sino que es suficiente la fundada posibilidad que
se produzca, el carácter de excepción de las limitaciones a la capacidad (art. 31, inc. b]) impone
que la evaluación se realice con estrictez: no será suficiente la posibilidad de un daño poco
probable o remoto, sino que existan un grado de posibilidades importante que el daño acaezca.

En relación con dichos actos, el juez debe designar el o los apoyos necesarios que prevé el
artículo 43, especificando las funciones con los ajustes razonables en función de las
necesidades y circunstancias de la persona.

El o los apoyos designados deben promover la autonomía y favorecer las decisiones que
respondan a las preferencias de la persona protegida.

Por excepción, cuando la persona se encuentre absolutamente imposibilitada de interaccionar


con su entorno y expresar su voluntad por cualquier modo, medio o formato adecuado y el
sistema de apoyos resulte ineficaz, el juez puede declarar la incapacidad y designar un curador.
Así como la regla en materia de restricción a la capacidad es la figura del "apoyo" con funciones
de asistencia, en la incapacitación, la figura es la del "curador" con funciones de representación
del sujeto incapaz.

- Inhabilitados. Art. 48. — Pródigos.

Pueden ser inhabilitados quienes por la prodigalidad en la gestión de sus bienes expongan a su
cónyuge, conviviente o a sus hijos menores de edad o con discapacidad a la pérdida del
patrimonio. A estos fines, se considera persona con discapacidad, a toda persona que padece
una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que en relación a su edad y
medio social implica desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional
o laboral. La acción sólo corresponde al cónyuge, conviviente y a los ascendientes y
descendientes. (la inhabilitación, ahora, queda circunscripta a la causal de prodigalidad. Las
causales de los anteriores incs. 1º y 2º del antiguo art. 152 bis quedan comprendidas en algunas
de las causales de las declaraciones de incapacidad o capacidad restringida del art. 32.).

Art 49. Efectos, La declaración de inhabilitación no convierte al inhabilitado en un "incapaz": él


mantiene como regla su capacidad de actuar por sí solo, salvo para los actos de disposición entre
vivos, para los que se requiere la asistencia de su apoyo. La norma legal posibilita que el juez
extienda la necesidad de la asistencia a los actos que enumere en la sentencia.

Art. 50. — Cese de la inhabilitación. El cese de la inhabilitación se decreta por el juez que la
declaró, previo examen interdisciplinario que dictamine sobre el restablecimiento de la persona.

Si el restablecimiento no es total, el juez puede ampliar la nómina de actos que la persona puede
realizar por sí o con apoyo.
c) Menores:

La distinción entre mayores y menores de edad en lo concerniente a la capacidad de obrar, es


un criterio de todas las épocas: se sustenta en la insuficiente madurez del ser humano en las
primeras etapas de su vida, que va evolucionando paulatinamente hasta alcanzar un grado de
madurez que le permita desarrollarse adecuadamente en la vida de relación.

El carácter progresivo de esta evolución acarrea la necesidad legislativa de ir ampliando


sucesivamente el marco de capacidad de obrar a medida que se van desarrollando la madurez
y aptitudes intelectuales y psicológicas del menor.

Art. 25. — Menor de edad y adolescente. Menor de edad es la persona que no ha cumplido
dieciocho años. Este Código denomina adolescente a la persona menor de edad que cumplió
trece años.

Así, la plena capacidad de ejercicio se adquiere por la sola circunstancia de haber arribado al
día en que se cumplen los 18 años. Correlativamente, se extingue la responsabilidad parental
(art. 699 inc. c]).

Actos de los menores y actos que requieren consentimiento (de uno o ambos progenitores).
Requisitos.

Art. 26. — Ejercicio de los derechos por la persona menor de edad. La persona menor de edad
ejerce sus derechos a través de sus representantes legales. El interés superior del niño

Constituye el principio rector en el sistema de reglas relativo a los derechos e intereses del
menor de edad, el principio —que opera a modo de una "cláusula abierta"— se funda en la
dignidad del ser humano, en las características propias de los niños y en la necesidad de propiciar
su desarrollo con pleno aprovechamiento de sus potencialidades.

No obstante, la que cuenta con edad y grado de madurez suficiente puede ejercer por sí los
actos que le son permitidos por el ordenamiento jurídico. En situaciones de conflicto de
intereses con sus representantes legales, puede intervenir con asistencia letrada. supone el
reconocimiento de una mayor capacidad de ejercicio conforme el menor evoluciona física y
psíquicamente y va adquiriendo "madurez" (para usar el término empleado por el artículo).

La persona menor de edad tiene derecho a ser oída en todo proceso judicial que le concierne,
así como a participar en las decisiones sobre su persona. no basta con escuchar la visión u
opinión del menor sino que ella debe tomarse en consideración y ser evaluada como factor
destacado en la decisión que debe adoptarse

Se presume que el adolescente entre trece y dieciséis años tiene aptitud para decidir por sí
respecto de aquellos tratamientos que no resultan invasivos, ni comprometen su estado de
salud o provocan un riesgo grave en su vida o integridad física.

Si se trata de tratamientos invasivos que comprometen su estado de salud o está en riesgo la


integridad o la vida, el adolescente debe prestar su consentimiento con la asistencia de sus
progenitores; el conflicto entre ambos se resuelve teniendo en cuenta su interés superior,
sobre la base de la opinión médica respecto a las consecuencias de la realización o no del acto
médico.
A partir de los dieciséis años el adolescente es considerado como un adulto para las decisiones
atinentes al cuidado de su propio cuerpo.

Los menores entre 13 y 16 años

A partir de los 13 años y hasta los 16 años, se le reconoce al menor el derecho a decidir sobre
"tratamientos" (debe entenderse médicos) concernientes a su salud que, según sea su entidad
y riesgo, podrá consentir exclusivamente por sí mismo o necesitará complementarlo con la
asistencia de sus "progenitores"

Adolescentes mayores de 16 años

a) En las relaciones de familia actos permitidos

A partir de esta edad, el Código considera al adolescente "adulto para las decisiones atinentes
al cuidado de su propio cuerpo".
En primer lugar, vemos que el menor puede contraer matrimonio antes de los 16 años con previa
dispensa judicial y a partir de esa edad, con la autorización de sus representantes legales o, en
su defecto, dispensa judicial (arts. 403, inc. f] y 404). Dado que dicho acto produce ipso jure la
emancipación del menor, éste adquiere "plena capacidad de ejercicio" (art. 27) con las
limitaciones de orden patrimonial establecidas en los arts. 28 y 29.

En cuanto al apellido de los hijos, una vez impuesto conforme lo establece el primer párrafo del
art. 64, el Código lo autoriza a pedir la adición del apellido del otro progenitor si cuenta con
"edad y madurez suficiente".

En materia de adopción, a partir de los 10 años debe prestar su consentimiento expreso en el


proceso para ser adoptado (arts. 595 inc. f] y 617, inc. d]), además de tener acceso a las
actuaciones judiciales y/o administrativas, en cualquier momento y en tanto su grado de
madurez se juzgue suficiente, para el conocimiento de sus orígenes (art. 596).

El progenitor adolescente, ejerce la responsabilidad parental sobre su hijo, por sí mismo en los
actos vinculados a el "cuidado, educación y salud" de aquéllos y con el asentimiento de
cualquiera de sus propios progenitores, cuando se trata de "actos trascendentes" para la vida
del niño (art. 644).

En materia de alimentos, el menor está legitimado para demandar la prestación de aquéllos a


sus progenitores, cuando cuente con "grado de madurez suficiente" y asistencia letrada (art.
661, inc. b]) y si no convive con ellos, encontrándose en un lugar alejado dentro del país o en el
extranjero, puede contraer deudas para su subsistencia con autorización judicial o diplomática,
no requiriendo la misma si se trata de un adolescente (art. 667)

b) En el aspecto patrimonial

Los menores gozan también de un margen de capacidad de ejercicio importante, en el ámbito


de sus derechos de contenido patrimonial.
Así, el art. 30 permitiendo al menor de edad con título profesional habilitante, a gestionar sin
condicionamiento, el peculio producto del ejercicio de su profesión.
En consonancia con dicha norma, el art. 686 excluye de la administración de los progenitores,
los bienes adquiridos por el hijo como resultado de su empleo, trabajo, profesión o industria,
que queda a su cargo, lo cual condice con lo preceptuado en el último párrafo del art. 683.

La capacidad de ejercicio patrimonial aparece estrechamente vinculada a la capacidad laboral y


a la de ejercer oficio, profesión o industria del menor, en tanto se fijan —no solo en el Código,
sino en leyes especiales—, edades mínimas a partir de las cuales les es permitido obligarse en
una relación de servicios personales.

Además del ya mencionado art. 30 (a cuyo comentario se remite), los arts. 681 a 683, se refieren
a la capacidad de menores de ejercer oficio, profesión o industria. En la consideración del tema,
no puede soslayarse, además, la Convención 138 de la Organización Internacional del Trabajo,
ratificada por ley 24.650, que tiene carácter supra legal (art. 75, inc. 22, 2º párr. CN).

c) En la esfera judicial

Al comentar el artículo anterior, hemos hecho hincapié en la relevancia que el andamiaje


normativo que regula esta temática le asigna al derecho del menor a ser oído en todo asunto
que le concierna, tanto en instancia administrativa como judicial y a que su opinión sea tenida
en cuenta previo a tomar una decisión que lo afecte.

d) Art. 27. — Emancipación.

La cesación de la incapacidad —antes de la mayoría de edad— se produce por la


emancipación. A través de ella, el menor queda liberado de los deberes y derechos
emergentes de la responsabilidad parental, de la sujeción a la tutela y adquiere la capacidad
de obrar, aunque con la subsistencia de algunas limitaciones establecidas por la ley. El Código
Civil y Comercial con la fijación de la mayoría de edad a los 18 años prescinde de la
emancipación por habilitación de edad que tenía el código derogado. El matrimonio es ahora
el único instituto que acarrea la emancipación

La celebración del matrimonio antes de los dieciocho años emancipa a la persona menor de
edad.

La persona emancipada goza de plena capacidad de ejercicio con las limitaciones previstas en
este Código.

La emancipación es irrevocable. (significa que, una vez adquirida, no desaparece, aunque cese
la causa que le dio origen. Así, en los casos de divorcio, muerte o declaración de muerte presunta,
el menor que no llegó a la mayoría de edad conserva su calidad de menor emancipado. Con
código de Vélez se debía esperar hasta cumplir los 18.) La nulidad del matrimonio no deja sin
efecto la emancipación, excepto respecto del cónyuge de mala fe para quien cesa a partir del
día en que la sentencia pasa en autoridad de cosa juzgada.

Si algo es debido a la persona menor de edad con cláusula de no poder percibirlo hasta la
mayoría de edad, la emancipación no altera la obligación ni el tiempo de su exigibilidad.

En el nuevo código se mantiene la necesidad de la autorización para contraer matrimonio antes


de los 18 años, pero a los 16 puede ser autorizado solo por los padres y subsidiariamente judicial,
antes de los 16 solo con autorización judicial.

Art. 28. — Actos prohibidos a la persona emancipada.


La persona emancipada no puede, ni con autorización judicial:

a) aprobar las cuentas de sus tutores y darles finiquito;

b) hacer donación de bienes que hubiese recibido a título gratuito; La prohibición de donar
bienes adquiridos a título gratuito —comprensiva de derechos y bienes de cualquier naturaleza
y valor— encuentra justificación en la conveniencia que los bienes de ese origen permanezcan
inalterados hasta la mayoría de edad. Queda comprendida en el inciso, a nuestro juicio, la cesión
gratuita de créditos recibidos a título gratuito y cualquier otro acto calificable como gratuito de
bienes recibidos en ese carácter. Si un bien ha sido adquirido a título oneroso con el producto
de la disposición a ese título de bienes recibidos a título gratuito, el nuevo bien queda sujeto a
la prohibición del inciso, no lo puedo donar ni ceder, en virtud de haberse producido un supuesto
de subrogación real.

El menor emancipado, en cambio, goza de plena capacidad para disponer libremente de los
frutos percibidos de un bien recibido a título gratuito.

c) afianzar obligaciones.

Art. 29. — Actos sujetos a autorización judicial.

El emancipado requiere autorización judicial para disponer de los bienes recibidos a título
gratuito. La autorización debe ser otorgada cuando el acto sea de toda necesidad o de ventaja
evidente.

El primer párrafo del artículo consagra la misma regla: la necesidad de la asistencia cuando se
trata de la disposición de bienes recibidos a título gratuito. Solo que, a diferencia del sistema
anterior, la autorización debe ser necesariamente judicial, es decir, independientemente de la
menor o mayor edad del cónyuge del emancipado.

El segundo párrafo del artículo mantiene una exigencia para conceder la autorización: el criterio
de la absoluta necesidad o la ventaja evidente. Se trata de criterios dados al juez por la ley de
manera alternativa: bastará la concurrencia de uno de ellos para que quede satisfecha la
directiva legal. Con acierto, se ha prescindido de la restante exigencia que contenía el art. 136
del Código derogado: la de que las ventas debían hacerse en pública subasta.

Art. 30. — Persona menor de edad con título profesional habilitante.

La persona menor de edad que ha obtenido título habilitante para el ejercicio de una profesión
puede ejercerla por cuenta propia sin necesidad de previa autorización. Tiene la
administración y disposición de los bienes que adquiere con el producto de su profesión y
puede estar en juicio civil o penal por cuestiones vinculadas a ella.

Se prohíbe en todas sus formas el trabajo de las personas menores de 16 años "exista o no
relación de empleo contractual y sea éste remunerado o no" (art. 2º, 3er párr., ley 26.390) con
excepción de los menores que han cumplido 14 años en la denominada empresa de familia (art.
189 bisley 20.744).

e) Nombre de la persona: Apellido de los hijos. Cambio de Nombre.

Art. 62. — Derecho y deber.


La persona humana tiene el derecho y el deber de usar el prenombre y el apellido que le
corresponden.
el prenombre y el apellido que, conjuntamente, constituyen el nombre de la persona El
prenombre —también denominado nombre de pila, nombre de bautismo, nombre
individual o nombre propio— es la forma de designación individual que, en circunstancias
ordinarias, le es impuesto a la persona enseguida de nacer No obstante lo extendido del
empleo de las expresiones "nombre de pila" o "nombre" a secas, es más apropiado
designarlo como "prenombre" para distinguirlo del apellido. El apellido (o nombre familiar)
es la designación de los miembros de una familia o estirpe; el apellido designa a la persona
y a los miembros de la familia distinguiéndose entre ellos por el prenombre.
Caracteres: a) Es necesario b) Es relativamente inmutable c) Es único Solo en el sentido de
no ser titular, a la vez, de nombres y apellidos diversos e) Es un valor extrapatrimonial f) Es
inalienable g) Es imprescriptible.

Art. 63. — Reglas concernientes al prenombre.


La elección del prenombre está sujeta a las reglas siguientes:
a) corresponde a los padres o a las personas a quienes ellos den su autorización para tal
fin; a falta o impedimento de uno de los padres, corresponde la elección o dar la
autorización al otro; en defecto de todos, debe hacerse por los guardadores, el Ministerio
Público o el funcionario del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas; El
prenombre se adquiere con la inscripción en el acta de nacimiento. a diferencia del apellido,
el prenombre requiere de una manifestación de voluntad que se inscribe en el acta de
nacimiento.
b) no pueden inscribirse más de tres prenombres, apellidos como prenombres, primeros
prenombres idénticos a primeros prenombres de hermanos vivos; tampoco pueden
inscribirse prenombres extravagantes;
c) pueden inscribirse nombres aborígenes o derivados de voces aborígenes autóctonas y
latinoamericanas.
1) Hijos matrimoniales y extramatrimoniales reconocidos por ambos padres. Es una facultad
conjunta. No obstante, cualquiera de ellos podrá realizar la inscripción en el Registro de
Estado Civil y Capacidad de las Personas por presumirse que cuenta con el consentimiento
del otro (art. 641. 2) Falta o impedimento de uno de los progenitores
En caso de muerte, presunción de fallecimiento, privación de la responsabilidad parental o
suspensión del ejercicio de ella de alguno de los progenitores o cualquier otra causa
impeditiva, la elección o la autorización le corresponde al otro.
3) Hijos extramatrimoniales reconocidos por uno de los progenitores
Es a quien le incumbe la elección o el otorgamiento de la autorización.
4) "En defecto de todos", dice el inciso, La norma tiene por finalidad descartar que se
inscriba el nacimiento de la persona sin imponerle un nombre. La enumeración
es excluyente y la legitimación se atribuye en el orden en que se la menciona.
Los límites vigentes a la libertad de elección del prenombre El inc. b), además del supuesto
analizado de los prenombres "extravagantes", enuncia los otros límites al principio de la
libertad 1) Más de tres prenombres 2) Los apellidos como prenombre 3) Primeros
prenombres idénticos a los primeros prenombres de hermanos vivos.

Art. 64. — Apellido de los hijos.


El hijo matrimonial lleva el primer apellido de alguno de los cónyuges; en caso de no haber
acuerdo, se determina por sorteo realizado en el Registro del Estado Civil y Capacidad de
las Personas. A pedido de los padres, o del interesado con edad y madurez suficiente, se
puede agregar el apellido del otro.
Todos los hijos de un mismo matrimonio deben llevar el apellido y la integración
compuesta que se haya decidido para el primero de los hijos.
El hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial lleva el apellido de ese progenitor. Si la
filiación de ambos padres se determina simultáneamente, se aplica el primer párrafo de
este artículo. Si la segunda filiación se determina después, los padres acuerdan el orden;
a falta de acuerdo, el juez dispone el orden de los apellidos, según el interés superior del
niño.
a) Hijos matrimoniales, Llevan el primer apellido de alguno de los cónyuges elegido por
acuerdo de ambos, frente a la falta de acuerdo en la elección del apellido la situación es
resuelta por el artículo con el criterio del sorteo realizado en el Registro de Estado Civil y
Capacidad de las Personas. El artículo agrega que "a pedido de los padres... se puede
agregar el apellido del otro". Ello supone que luego de elegido el apellido que tendrán
los hijos o que su determinación resulte del sorteo, la agregación del apellido del otro
progenitor requerirá la voluntad de ambos
b) Hijos extramatrimonales

Si la filiación de ambos padres se determina simultáneamente, se aplica el criterio


desarrollado en a). El hijo extramatrimonial con un solo vínculo filial lleva el apellido de ese
progenitor. Si la segunda filiación se determina después, los progenitores acuerdan el orden.
En su ausencia, es el juez el que discierne el orden de los apellidos según el interés superior
del niño.

Art. 65. — Apellido de persona menor de edad sin filiación determinada.


La persona menor de edad sin filiación determinada debe ser anotada por el oficial del
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas con el apellido que está usando, o en
su defecto, con un apellido común.
Art. 66. — Casos especiales.
La persona con edad y grado de madurez suficiente que carezca de apellido inscripto puede
pedir la inscripción del que está usando.
En esos casos, la persona con "edad y grado de madurez suficiente" —en esto la situación se
diferencia con la del artículo anterior— puede pedir la "inscripción del que está usando". Se
requiere que el peticionante cuente al menos con trece años de edad (argumento arts. 25,
párr. 2º, y 261, inc. c]) y la demostración de un grado de madurez suficiente y el uso
preexistente del apellido con el que se pretende inscribir
Art. 67. — Cónyuges.
Cualquiera de los cónyuges puede optar por usar el apellido del otro, con la preposición
"de" o sin ella.
La persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido declarado nulo no puede usar el apellido
del otro cónyuge, excepto que, por motivos razonables, el juez la autorice a conservarlo.
El cónyuge viudo puede seguir usando el apellido del otro cónyuge mientras no contraiga
nuevas nupcias, ni constituya unión convivencial.
Se señala en los fundamentos que se introducen modificaciones sustanciales en el apellido
de las personas casadas "permitiendo a cualquiera de los dos tomar el apellido del otro,
acompañado o no de la preposición 'de'.
l apellido de la persona divorciada o el de los cónyuges cuyo matrimonio fue declarado
inválido (segundo párrafo)
En cualquiera de los casos contemplados el vínculo ha quedado extinguido y, como es lógico,
se pierde la facultad de usar el apellido del ex cónyuge
Art. 68. — Nombre del hijo adoptivo. arts. 626 y 627. El artículo 626 del Código Civil y
Comercial regula lo referente al apellido del hijo por adopción plena. Se rige por las
siguientes reglas:
a. Si se trata de una adopción unipersonal, el hijo adoptivo lleva el apellido del adoptante;
si el adoptante tiene doble apellido, puede solicitar que éste sea mantenido;
b. Si se trata de una adopción conjunta, se aplican las reglas generales relativas al apellido
de los hijos matrimoniales;
c. Excepcionalmente, y fundado en el derecho a la identidad del adoptado, a petición de
parte interesada, se puede solicitar agregar o anteponer el apellido de origen al apellido
del adoptante o al de uno de ellos si la adopción es conjunta.

Art. 69. — Cambio de nombre.


El cambio de prenombre o apellido sólo procede si existen justos motivos a criterio del
juez.
Se considera justo motivo, de acuerdo a las particularidades del caso, entre otros, a:
a) el seudónimo, cuando hubiese adquirido notoriedad;
b) la raigambre cultural, étnica o religiosa;
c) la afectación de la personalidad de la persona interesada, cualquiera sea su causa,
siempre que se encuentre acreditada.
Se consideran justos motivos, y no requieren intervención judicial, el cambio de
prenombre por razón de identidad de género y el cambio de prenombre y apellido por
haber sido víctima de desaparición forzada, apropiación ilegal o alteración o supresión del
estado civil o de la identidad.

Cambios de nombre impuestos por la ley


Son casos ya analizados: a) la persona divorciada o cuyo matrimonio ha sido declarado nulo
no puede, como regla, usar el apellido de quien fuera su cónyuge; b) el cónyuge viudo no
puede seguir usando el apellido del otro cónyuge si contrae nuevas nupcias o constituye
unión convivencial; c) en la adopción plena, el hijo adoptivo lleva el apellido del adoptante
si se trata de una adopción unipersonal y si es conjunta, se aplican las reglas generales
relativas al apellido de los hijos matrimoniales (art. 626).
Cambios autorizados por la ley
También se los ha analizado: a) establecida la filiación paterna o materna del menor luego
de que el oficial del Registro Civil le impusiera un "apellido común", tales apellidos
sustituyen, en principio, al impuesto administrativamente; b) en la adopción simple, el
adoptado con la edad y grado de madurez suficiente o los adoptantes, puede solicitar se
mantenga el apellido de origen sea adicionándole o anteponiéndole el apellido del
adoptante o uno de ellos (art. 627).

Justos motivos. Como se adelantó, el principio de la inmutabilidad también cede cuando


existieren "justos motivos" para cambiar el prenombre o el apellido. Atendiendo al
fundamento del principio, la apreciación de la existencia de los justos motivos debe hacerse
con criterio restrictivo y el cambio solo debe otorgarse por causas serias y graves
Art. 70. — Proceso.
Todos los cambios de prenombre o apellido deben tramitar por el proceso más abreviado
que prevea la ley local, con intervención del Ministerio Público. El pedido debe publicarse
en el diario oficial una vez por mes, en el lapso de dos meses. Puede formularse oposición
dentro de los quince días hábiles contados desde la última publicación. Debe requerirse
información sobre medidas precautorias existentes respecto del interesado. La sentencia
es oponible a terceros desde su inscripción en el Registro del Estado Civil y Capacidad de
las Personas. Deben rectificarse todas las partidas, títulos y asientos registrales que sean
necesarios.
La sentencia es oponible a terceros desde su inscripción en el Registro de Estado Civil y
Capacidad de las personas: es, por lo tanto, oponible erga omnes. Aunque el texto no lo
indica, el razonable entender que los efectos de la sentencia se extienden al apellido de los
hijos menores, si ha sido el elegido para que lo lleven. También —en la misma hipótesis—
que los hijos mayores puedan luego invocando los "justos motivos", solicitar la modificación
del propio apellido para unificar la designación familiar.

Art. 71. — Acciones de protección del nombre.


Puede ejercer acciones en defensa de su nombre:
a) ACCION DE RECLAMACION O RECONOCIEMIENTO aquel a quien le es desconocido el
uso de su nombre, para que le sea reconocido y se prohíba toda futura impugnación
por quien lo niega; se debe ordenar la publicación de la sentencia a costa del
demandado;
Esta acción (inc. 1º) se otorga al titular a quien se desconoce, cuestiona o niega el
nombre. Las modalidades de realización —muy raras en los hechos— son variadas: la
forma puede consistir en publicaciones o manifestaciones escritas, verbales o de otra
índole y, a través de ello, se puede haber negado a atender un trámite con el argumento
de que el nombre no es del interesado o decirse que se oculta la verdadera identidad
bajo un nombre supuesto o que el nombre que se usa es de un tercero, etcétera. El
efecto de la sentencia consiste en el reconocimiento al nombre del accionante y la
prohibición de toda futura impugnación por el demandado
b) ACCION DE IMPUGNACION aquel cuyo nombre es indebidamente usado por otro, para
que cese en ese uso; La acción supone el uso ilegítimo del nombre por otra persona y
pretende un pronunciamiento judicial de la prohibición de ese uso.

c) ACCION DE SUPRESION, aquel cuyo nombre es usado para la designación de cosas o


personajes de fantasía, si ello le causa perjuicio material o moral, para que cese el uso.
En todos los casos puede demandarse la reparación de los daños y el juez puede disponer
la publicación de la sentencia.
Se la puede caracterizar como la acción que se acuerda al titular de un nombre cuando éste
ha sido utilizado para designar una cosa o producto o un establecimiento o como marca
comercial(2311) o un personaje de fantasía de una obra intelectual, cinematográfica, radial,
televisiva, etc., que acarree a aquél un perjuicio material o moral y que tiene por finalidad
ordenar la supresión de ese nombre como elemento individualizador.
La diferencia con la acción de usurpación del nombre es nítida: mientras en la que se
considera el nombre es usado para designar o individualizar una cosa o personaje de
fantasía, en la de usurpación es utilizado para individualizar una persona humana.
Las acciones pueden ser ejercidas exclusivamente por el interesado; si ha fallecido, por sus
descendientes, cónyuge o conviviente, y a falta de éstos, por los ascendientes o hermanos.
Art. 72. — Seudónimo.
El seudónimo notorio goza de la tutela del nombre.

f) Persona Jurídica: concepto y clasificación.

Art. 141. — Definición.

Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere
aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su
objeto y los fines de su creación.
Art. 142.— Comienzo de la existencia.

La existencia de la persona jurídica privada comienza desde su constitución. No necesita


autorización legal para funcionar, excepto disposición legal en contrario. En los casos en
que se requiere autorización estatal, la persona jurídica no puede funcionar antes de
obtenerla.

Art. 143.— Personalidad diferenciada.

La persona jurídica tiene una personalidad distinta de la de sus miembros.


Los miembros no responden por las obligaciones de la persona jurídica, excepto en los
supuestos que expresamente se prevén en este Título y lo que disponga la ley especial.
De dicha diferencia entre las personas integrantes de la persona jurídica y ésta, se deriva el
principio de separación de patrimonios que es uno de los ejes rectores y razón de ser de la
personalidad jurídica.
Esta separación opera tanto en la faz activa como en la pasiva. La primera implica que los
bienes de que es titular la persona jurídica no pertenecen a ninguno de sus miembros
En la faz pasiva, acaece que —en principio— las obligaciones de las personas jurídicas no
acarrean la responsabilidad de sus miembros, ni del conjunto de ellos, salvo que
excepcionalmente(2929) la ley —sea en este título del Código o una ley especial— así lo prevea

Art. 145.— Clases.

Las personas jurídicas son públicas o privadas.

Art. 146.— Personas jurídicas públicas.

Son personas jurídicas públicas:


a) el Estado nacional, las Provincias, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los municipios,
las entidades autárquicas (En este grupo, se ubican las Universidades Públicas que
conforme el art. 75, inc. 19 de la Carta Magna son entes autárquicos y autónomos.
También integran esta categoría los entes reguladores que han surgido como consecuencia
de la privatización de empresas prestadoras de servicios públicos, ya que se trata de
descentralizaciones jurídicas del Estado que participan de la naturaleza pública de éste,
perteneciendo en realidad a su organización administrativa pese a su personalidad
diferenciada. Algunos entes reguladores son: Ente Nacional Regulador de la Electricidad -
Enre (ley 24.065); Ente Nacional Regulador del Gas - Enargas (ley 24.076); la Comisión
Nacional de Comunicaciones - CNC (dec. 660/1996); Ente Tripartito de Obras y Servicios
Sanitarios) y las demás organizaciones constituidas en la República a las que el
ordenamiento jurídico atribuya ese carácter; ( las obras sociales universitarias (art. 1°ley
24.741), la Corporación Vitivinícola Argentina (art. 1°ley 25.849), el Instituto Nacional de la
Yerba Mate (art. 1°ley 25.564), el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y
Pensionados (art. 1°, ley 19.032 texto según ley 25.615), el Colegio Público de Abogados (art.
17ley 23.187))
b) los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho internacional público
reconozca personalidad jurídica y toda otra persona jurídica constituida en el extranjero
cuyo carácter público resulte de su derecho aplicable;
c) la Iglesia Católica.

Art. 147. — Ley aplicable.

Las personas jurídicas públicas se rigen en cuanto a su reconocimiento, comienzo,


capacidad, funcionamiento, organización y fin de su existencia, por las leyes y
ordenamientos de su constitución.

Art. 148. — Personas jurídicas privadas.

Son personas jurídicas privadas:


a) las sociedades;( las sociedades unipersonales, S.A.U, solo se puede constituir bajo el tipo
de sociedad anónima (art. 1º Ley General de Sociedades; consecuentemente, solo puede ser
constituida por instrumento público y por acto único; la denominación social debe contener
la expresión "sociedad anónima unipersonal" (o su abreviatura, la sigla S.A.U.) (art. 164 de
esa ley); no puede constituirse por otra sociedad unipersonal (art. 1º de esa ley); el capital
debe ser suscripto totalmente en el acto constitutivo (art. 11 inc. 4º); la reducción a uno del
número de socios de la sociedad anónima no conforma una causal de disolución.
b) las asociaciones civiles;
c) las simples asociaciones;
d) las fundaciones;
e) las iglesias, confesiones, comunidades o entidades religiosas;
f) las mutuales;
g) las cooperativas;
h) el consorcio de propiedad horizontal;
i) toda otra contemplada en disposiciones de este Código o en otras leyes y cuyo carácter
de tal se establece o resulta de su finalidad y normas de funcionamiento.

g) Bienes: Nueva clasificación.

Art. 15.— Titularidad de derechos.

Las personas son titulares de los derechos individuales sobre los bienes que integran su
patrimonio conforme con lo que se establece en este Código.

Art. 16.— Bienes y cosas.

Los derechos referidos en el primer párrafo del artículo 15 pueden recaer sobre bienes
susceptibles de valor económico. Los bienes materiales se llaman cosas. Las disposiciones
referentes a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser
puestas al servicio del hombre.
son bienes los objetos materiales e inmateriales susceptibles de un valor económico; los
primeros (objetos materiales) son las cosas. Lo relevante para caracterizarlos es la valoración
económica.

Los bienes que integran el patrimonio de una persona —y sobre los que recaen los derechos
individuales de su titular— son susceptibles de "valor económico". Si son objetos materiales, se
llaman "cosas". Pero también pueden ser objetos inmateriales que tienen valor económico (y
en ese caso son bienes en sentido estricto). Así, los derechos individuales a los que se refieren
ambos preceptos son derechos patrimoniales y versan sobre objetos materiales (cosas) o
inmateriales (derechos).

Bienes con relación a las personas y los derechos de incidencia colectiva

Art. 225.— Inmuebles por su naturaleza.

Son inmuebles por su naturaleza el suelo, las cosas incorporadas a él de una manera orgánica
y las que se encuentran bajo el suelo sin el hecho del hombre.

son inmuebles el suelo mismo —tanto en sus partes sólidas o fluidas— y aun lo que se encuentre
"bajo el suelo sin el hecho del hombre" (como los manantiales, aguas subterráneas y corrientes
de agua, los minerales, fósiles, yacimientos, piedras preciosas(6)). También, las "incorporadas a
él de una manera orgánica", como el caso de los vegetales o los árboles, siempre que lo sean de
una manera estable (aunque corresponde aclarar que, una vez separados del suelo, la ley pasará
a considerarlos muebles, pues a partir de ese momento podrán ser desplazados de un lugar a
otro) No lo son, por existir intervención humana, el tesoro, las cañerías subterráneas o los cables
eléctricos que haya en el subsuelo

Art. 226.— Inmuebles por accesión.

Son inmuebles por accesión las cosas muebles que se encuentran inmovilizadas por su
adhesión física al suelo, con carácter perdurable. En este caso, los muebles forman un todo
con el inmueble y no pueden ser objeto de un derecho separado sin la voluntad del
propietario.

No se consideran inmuebles por accesión las cosas afectadas a la explotación del inmueble o
a la actividad del propietario. (Dispone el último párrafo del art. 226 que no se consideran
inmuebles por accesión las cosas afectadas a la explotación del inmueble o a la actividad del
propietario (el aparato de un dentista, el taller de un carpintero, el equipo de rayos X del
médico).)

Se está en presencia de cosas que por su naturaleza son muebles, pero que al contribuir a formar
una unidad con carácter perdurable, pierden su individualidad y constituyen lo que se denomina
inmuebles por accesión el carácter de inmueble también se traslada a las cosas muebles que
contribuyen a formar la unidad definida como edificio (los marcos de las ventanas, las puertas,
los vidrios, los artefactos sanitarios o de calefacción, etc.). En cambio, quedan excluidas las
construcciones que no tienen finalidad de permanecer indefinidamente, es decir, aquellas que
han sido levantadas de manera transitoria (por ejemplo, galpones, casillas, la tienda de un circo,
las instalaciones de una exposición temporaria, los quioscos de una kermés. Tampoco es
inmueble por accesión el edificio "para ser demolido inmediatamente": siendo que lo que es
materia de enajenación son los materiales de que se compone, se considera cosa mueble al
"edificio para ser demolido"
Art. 227. — Cosas muebles.

Son cosas muebles las que pueden desplazarse por sí mismas o por una fuerza externa.

a) Cosas muebles que pueden desplazarse por sí mismas En esta categoría están
comprendidos los animales.
b) Cosas desplazables por una fuerza externa Son los que pueden desplazarse de un lugar
a otro por una fuerza externa. Están incluidos en esta categoría aquellos que cuentan
con una propulsión propia (como los automotores o los tractores).

Categorías de muebles

a) Muebles por su naturaleza


Quedan comprendidas todas aquellas cosas que eran inmuebles mientras estaban incorporadas
al suelo, como la tierra, arena, piedras, minerales, vegetales o fósiles, cuando son extraídas o
separadas. También lo son los tesoros, monedas y otros objetos puestos bajo el suelo; las
construcciones asentadas en la superficie, pero con un carácter provisorio —galpones, casillas,
la tienda de un circo, las instalaciones de una exposición temporaria, los quioscos de una
kermés—, los materiales propios de una construcción, claro está, solo hasta tanto no se
incorporen de modo perdurable al inmueble edificado. Entre las cosas muebles de relevancia,
se encuentra también el dinero.

b) Registrables y no registrables

En principio, las cosas muebles no son registrables (de reverso a lo que sucede con los
inmuebles), sin embargo, la evolución de la sociedad ante nuevas situaciones jurídicas y
económicas ha creado esta subclasificación. En efecto, existen registros especiales donde ciertos
muebles deben ser inscriptos, tal como ocurre —como se vio— con los automotores, buques,
aeronaves, caballos pura sangre de carreras y, además, acciones de sociedades anónimas, y
otros animales. También existen bienes registrables, es decir, derechos que tiene un valor
económico y que para su protección y publicidad son incorporados a registros (v. gr., propiedad
intelectual e industrial)

Art. 228. — Cosas divisibles.

Son cosas divisibles las que pueden ser divididas en porciones reales sin ser destruidas, cada
una de las cuales forma un todo homogéneo y análogo tanto a las otras partes como a la cosa
misma.

Las cosas no pueden ser divididas si su fraccionamiento convierte en antieconómico su uso y


aprovechamiento. En materia de inmuebles, la reglamentación del fraccionamiento parcelario
corresponde a las autoridades locales. (la pieza de tela que es fraccionada en trozos tan
pequeños que ellos y la pieza quedan inutilizados) o las partes se convierten en cosas de distinta
naturaleza (un automotor puede descomponerse en diversas piezas —motor, gomas,
carrocería— dejando de ser tal).

Art. 229. — Cosas principales.

Son cosas principales las que pueden existir por sí mismas.

Art. 230. — Cosas accesorias.


Son cosas accesorias aquellas cuya existencia y naturaleza son determinadas por otra cosa de
la cual dependen o a la cual están adheridas. Su régimen jurídico es el de la cosa principal,
excepto disposición legal en contrario.

Si las cosas muebles se adhieren entre sí para formar un todo sin que sea posible distinguir la
accesoria de la principal, es principal la de mayor valor. Si son del mismo valor no hay cosa
principal ni accesoria.

Tipos de accesoriedad

La accesoriedad se manifiesta de dos maneras principales: con aquellas cosas que son accesorias
por dependencia (v. gr., Rivera ejemplifica con el teclado de un computador en el entendimiento
de que por sí solo no tiene —al menos como regla— existencia propia, sino en tanto y en cuanto
está conectado al cerebro de la máquina) y, por el otro, con aquellas que lo son por adhesión,
por ejemplo, son accesorios del suelo, los edificios y los árboles. También fueron considerados
en esta categoría —como accesorios de un inmueble—, los elementos componentes de
un placard y aun el mármol del hogar. Otros ejemplos donde se visualiza la diferencia entre
ambos tipos de cosas: en los anteojos, las lentes son la cosa principal y el armazón la cosa
accesoria; en un anillo de brillantes, éstos con la cosa principal y el engarce la cosa accesoria; en
un cuadro, la tela es principal y el marco, accesorio; en una bolsa de palos de golf, éstos son lo
principal, la bolsa lo accesorio.

Art. 231. — Cosas consumibles.

Son cosas consumibles aquellas cuya existencia termina con el primer uso. Son cosas no
consumibles las que no dejan de existir por el primer uso que de ellas se hace, aunque sean
susceptibles de consumirse o deteriorarse después de algún tiempo.

Cosas consumibles. Concepto y alcance de la definición

Esta categoría solo es aplicable a las cosas muebles. De este modo, se afirma que se considera
consumible la cosa cuando el consumo tenga lugar súbitamente y como efecto inmediato del
uso supuestos donde el empleo de la cosa comporta un cambio total de su esencia (como la leña
que arde), o la hace insusceptibles de un uso ulterior idéntico al primero (v. gr., el papel usado,
pues no puede volver a usarse para su destino normal) también lo es cuando, aun
permaneciendo relativamente inalterada, ella pierde su individualidad con el uso a que está
naturalmente destinada (v. gr., los ladrillos para construir un edificio o el señalado supuesto del
papel usado). También sigue siendo consumible el dinero.

cosas no consumibles son aquellas que pueden reiteradamente utilizarse pues no se destruyen
por dicha causa, aunque sí queden expuestas a deterioro o perecimiento (v. gr., vajilla, libros).

Art. 232. — Cosas fungibles.

Son cosas fungibles aquellas en que todo individuo de la especie equivale a otro individuo de
la misma especie, y pueden sustituirse por otras de la misma calidad y en igual cantidad.

Se caracteriza a las cosas fungibles (también llamadas "sustituibles" o "intercambiables") como


aquellas que pueden ser subrogadas, sustituidas o intercambiadas por otras en vista de su
semejanza e indistinguibilidad en el tráfico se estima a aquél como sustituible por cualquiera de
su especie, sin cambio cualitativo, por ejemplo, el dinero, el carbón, trigo, fabricados industriales
tales como automóviles, muebles, etc. La norma refiere a la equivalencia y a la sustituibilidad.
La característica de la primera es la falta de indistinguibilidad, en tanto unos individuos de la
misma especie equivalen a otros (diez bolsas de arroz equivalen a otras diez bolsas de arroz,
claro que de la misma calidad); aunque también se la define atendiendo a una noción
estrictamente de valor. La segunda (la sustituibilidad), constituye una derivación de la primera,
es decir, ante la falta de individualidad propia de la cosa, al sujeto le resulta indiferente la
prestación sobre la base de cualquiera de las cosas susceptibles de recíproco reemplazo, en
tanto se respete la cantidad y calidad.

De reverso, las cosas no fungibles son aquellas en las que un individuo de la especie no equivale
a otro en tanto se encuentran determinadas por las características que las individualizan
singularmente, y es dicha razón lo que hace que se conviertan en inidóneas para ser sustituidas
por otras.

Art. 233. — Frutos y productos.

Frutos son los objetos que un bien produce, de modo renovable, sin que se altere o disminuya
su sustancia.

Frutos naturales son las producciones espontáneas de la naturaleza.

Frutos industriales son los que se producen por la industria del hombre o la cultura de la tierra.

Frutos civiles son las rentas que la cosa produce.

Las remuneraciones del trabajo se asimilan a los frutos civiles.

Productos son los objetos no renovables que separados o sacados de la cosa alteran o
disminuyen su sustancia.

Los frutos naturales e industriales y los productos forman un todo con la cosa, si no son
separados.

los frutos son "cosas nuevas", distintas de la cosa existente que los genera, en cambio, en el caso
de los productos, se identifican con la cosa de la cual es separado

Clases de frutos

El artículo distingue los tres tipos clásicos de frutos: naturales, industriales y civiles.

a) Naturales

Se trata de aquellas "producciones espontáneas de la naturaleza", es decir, que se generan sin


la intervención activa del hombre. Por ejemplo, las frutas de los árboles, las crías de animales,
lana, leche, etcétera.

b) Industriales

Son los que resultan de la actividad del hombre, es decir, que "se producen por la industria del
hombre o la cultura de la tierra", como la cosecha de trigo.

c) Civiles

Dice el artículo que frutos civiles "son las rentas que produce una cosa". El Código asimila en
esta categoría a las remuneraciones del trabajo. Sobre este tema se ha dicho que no alude
únicamente a la proveniente de las relaciones de dependencia, sino también a las
correspondientes a la actividad autónoma, tal como los honorarios profesionales, etcétera
Art. 234. — Bienes fuera del comercio.

Están fuera del comercio los bienes cuya transmisión está expresamente prohibida:

a) por la ley;

b) por actos jurídicos, en cuanto este Código permite tales prohibiciones.

La razón de ser de la clasificación —dentro y fuera del comercio— radica en la posibilidad de


que los bienes puedan o no ser enajenados, dependiendo dicha circunstancia de que su
transmisión no se encuentre prohibida. La prohibición de enajenar puede emanar: a) de la ley;
b) de las disposiciones que los particulares establezcan mediante actos jurídicos, sea por actos
entre vivos o disposiciones de última voluntad. En el primer caso, podemos citar ejemplos tales
como los bienes pertenecientes al dominio público (cuya enumeración se encuentra en el art.
235, y la imposibilidad de enajenarlos surge del 237); herencias futuras (arts. 1670 y 2286); la
cesión de derechos inherentes a la persona humana (art. 1617) y el impedimento de que un
inmueble afectado al régimen de protección de la vivienda sea objeto de legados o mejoras
testamentarias En el segundo supuesto, encontramos la prohibición de enajenación de bienes
fideicomitidos (art. 1688); límites al dominio mediante cláusula de no transmitir una cosa
determinada o de constituir sobre ella otros derechos reales a persona o personas determinadas
(aunque en el caso de los actos a título gratuito, solo será válida la estipulación, si su plazo no
excede de 10 años, art. 1972).

Bienes con relación a las personas

Art. 235.— Bienes pertenecientes al dominio público.

Son bienes pertenecientes al dominio público, excepto lo dispuesto por leyes especiales:

a) el mar territorial hasta la distancia que determinen los tratados internacionales y la


legislación especial, sin perjuicio del poder jurisdiccional sobre la zona contigua, la zona
económica exclusiva y la plataforma continental. Se entiende por mar territorial el agua, el
lecho y el subsuelo;

b) las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas, puertos, ancladeros y las playas marítimas;
se entiende por playas marítimas la porción de tierra que las mareas bañan y desocupan
durante las más altas y más bajas mareas normales, y su continuación hasta la distancia que
corresponda de conformidad con la legislación especial de orden nacional o local aplicable en
cada caso;

c) los ríos, estuarios, arroyos y demás aguas que corren por cauces naturales, los lagos y
lagunas navegables, los glaciares y el ambiente periglacial y toda otra agua que tenga o
adquiera la aptitud de satisfacer usos de interés general, comprendiéndose las aguas
subterráneas, sin perjuicio del ejercicio regular del derecho del propietario del fundo de
extraer las aguas subterráneas en la medida de su interés y con sujeción a las disposiciones
locales. Se entiende por río el agua, las playas y el lecho por donde corre, delimitado por la
línea de ribera que fija el promedio de las máximas crecidas ordinarias. Por lago o laguna se
entiende el agua, sus playas y su lecho, respectivamente, delimitado de la misma manera que
los ríos;

d) las islas formadas o que se formen en el mar territorial, la zona económica exclusiva, la
plataforma continental o en toda clase de ríos, estuarios, arroyos, o en los lagos o lagunas
navegables, excepto las que pertenecen a particulares;
e) el espacio aéreo suprayacente al territorio y a las aguas jurisdiccionales de la Nación
Argentina, de conformidad con los tratados internacionales y la legislación especial;

f) las calles, plazas, caminos, canales, puentes y cualquier otra obra pública construida para
utilidad o comodidad común;

g) los documentos oficiales del Estado;

h) las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos.

Art. 236. — Bienes del dominio privado del Estado.

Pertenecen al Estado nacional, provincial o municipal, sin perjuicio de lo dispuesto en leyes


especiales:

a) los inmuebles que carecen de dueño;

b) las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas, sustancias fósiles y toda otra de interés
similar, según lo normado por el Código de Minería;

c) los lagos no navegables que carecen de dueño;

d) las cosas muebles de dueño desconocido que no sean abandonadas, excepto los tesoros;

e) los bienes adquiridos por el Estado nacional, provincial o municipal por cualquier título.

Bienes con relación a los derechos de incidencia colectiva

Art. 240. — Límites al ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes.

El ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes mencionados en las Secciones 1ª y 2ª
debe ser compatible con los derechos de incidencia colectiva. Debe conformarse a las normas
del derecho administrativo nacional y local dictadas en el interés público y no debe afectar el
funcionamiento ni la sustentabilidad de los ecosistemas de la flora, la fauna, la biodiversidad,
el agua, los valores culturales, el paisaje, entre otros, según los criterios previstos en la ley
especial.

El código antepone a los derechos individuales, los de incidencia colectiva, flora fauna,
biodiversidad, agua, valores culturales, paisaje, entre otros.

Los derechos de incidencia colectiva, consagrados en el art.43 de nuestra constitución Nacional,


tienen vías específicas de protección, como ser el amparo colectivo.

h) Hecho Jurídico: concepto.


Art. 257. — Hecho jurídico.

El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al ordenamiento jurídico, produce el


nacimiento, modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas.

Instrumentos Públicos. Art. 289. — Enunciación.


Son instrumentos públicos:

a) las escrituras públicas y sus copias o testimonios;


b) los instrumentos que extienden los escribanos o los funcionarios públicos con los
requisitos que establecen las leyes;
c) los títulos emitidos por el Estado nacional, provincial o la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, conforme a las leyes que autorizan su emisión.

Spota, quien considera que basta la intervención de un agente o funcionario público para que
exista instrumento público ya que constituye expresión formal escrita de la administración. Los
instrumentos públicos pueden tener por finalidad la existencia de un hecho, o un acto, o
constituir la forma de ejercicio de un poder público. El instrumento que reúne una apariencia
regular se supone emanado del poder público, y esa presunción se hace extensiva al contenido,
supuesto que el acto que emana de un oficial público se supone eficaz.

Art. 290. — Requisitos del instrumento público.

Son requisitos de validez del instrumento público:

a) la actuación del oficial público en los límites de sus atribuciones y de su competencia


territorial, excepto que el lugar sea generalmente tenido como comprendido en ella;

b) las firmas del oficial público, de las partes, y en su caso, de sus representantes; si alguno de
ellos no firma por sí mismo o a ruego, el instrumento carece de validez para todos.

Art. 291. — Prohibiciones.

Es de ningún valor el instrumento autorizado por un funcionario público en asunto en que


él, su cónyuge, su conviviente, o un pariente suyo dentro del cuarto grado o segundo de
afinidad, sean personalmente interesados.

Escrituras y Actas. Valor probatorio. Instrumentos privados.

Art. 299. — Escritura pública. Definición.

La escritura pública es el instrumento matriz extendido en el protocolo de un escribano


público o de otro funcionario autorizado para ejercer las mismas funciones, que contienen
uno o más actos jurídicos. La copia o testimonio de las escrituras públicas que expiden los
escribanos es instrumento público y hace plena fe como la escritura matriz. Si hay alguna
variación entre ésta y la copia o testimonio, se debe estar al contenido de la escritura matriz.

Art. 301. — Requisitos.

El escribano debe recibir por sí mismo las declaraciones de los comparecientes, sean las partes,
sus representantes, testigos, cónyuges u otros intervinientes. Debe calificar los presupuestos
y elementos del acto, y configurarlo técnicamente. Las escrituras públicas, que deben
extenderse en un único acto, pueden ser manuscritas o mecanografiadas, pudiendo utilizarse
mecanismos electrónicos de procesamiento de textos, siempre que en definitiva la redacción
resulte estampada en el soporte exigido por las reglamentaciones, con caracteres fácilmente
legibles. En los casos de pluralidad de otorgantes en los que no haya entrega de dinero, valores
o cosas en presencia del notario, los interesados pueden suscribir la escritura en distintas
horas del mismo día de su otorgamiento. Este procedimiento puede utilizarse siempre que no
se modifique el texto definitivo al tiempo de la primera firma.

Art. 309.— Nulidad.

Son nulas las escrituras que no tengan la designación del tiempo y lugar en que sean hechas,
el nombre de los otorgantes, la firma del escribano y de las partes, la firma a ruego de ellas
cuando no saben o no pueden escribir y la firma de los dos testigos del acto cuando su
presencia sea requerida. La inobservancia de las otras formalidades no anula las escrituras,
pero los escribanos o funcionarios públicos pueden ser sancionados.

Art. 310. — Actas.

Se denominan actas los documentos notariales que tienen por objeto la comprobación de
hechos.

Art. 312. — Valor probatorio.

El valor probatorio de las actas se circunscribe a los hechos que el notario tiene a la vista, a la
verificación de su existencia y su estado. En cuanto a las personas, se circunscribe a su
identificación si existe, y debe dejarse constancia de las declaraciones y juicios que emiten.
Las declaraciones deben referirse como mero hecho y no como contenido negocial.

Los ciudadanos, para la protección y defensa de sus intereses, necesitan en variadas


circunstancias poder acreditar la existencia de hechos vinculados a sus intereses. Esta
acreditación, más allá de poder probarse por múltiples medios (testigos, confesión,
documentos, grabaciones auditivas, visuales, etc.), se facilita considerablemente si es obtenida
a través de la actuación de un oficial público que, además de su formación técnica especializada,
le confiere a dicha comprobación una especial credibilidad.

a) El requerimiento

a.1) Concepto

Es la declaración del solicitante del acta, en el cual expone la causa de este. Este requisito, por
consecuencia de la aplicación de los requisitos ya detallados de los actos notariales

b) La diligencia

b.1) El lugar

En principio, se requiere la actuación del escribano fuera de su oficina, salvo el caso de actas de
protocolización o de manifestaciones de quienes concurren a su oficina. El lugar de realización
del acta tiene fundamental importancia.

i) Nulidades: Nulidad absoluta y relativa

Art. 386. — Criterio de distinción.


Son de nulidad absoluta los actos que contravienen el orden público, la moral o las buenas
costumbres. Son de nulidad relativa los actos a los cuales la ley impone esta sanción sólo
en protección del interés de ciertas personas.

Clasificación vigente

Art. 387. — Nulidad absoluta. Consecuencias.


La nulidad absoluta puede declararse por el juez, aun sin mediar petición de parte, si es
manifiesta en el momento de dictar sentencia. Puede alegarse por el Ministerio Público y
por cualquier interesado, excepto por la parte que invoque la propia torpeza para lograr
un provecho. No puede sanearse por la confirmación del acto ni por la prescripción.

Art. 388. — Nulidad relativa. Consecuencias.


La nulidad relativa sólo puede declararse a instancia de las personas en cuyo beneficio se
establece. Excepcionalmente puede invocarla la otra parte, si es de buena fe y ha
experimentado un perjuicio importante. Puede sanearse por la confirmación del acto y
por la prescripción de la acción. La parte que obró con ausencia de capacidad de ejercicio
para el acto, no puede alegarla si obró con dolo.

Art. 389. — Principio. Integración.


Nulidad total es la que se extiende a todo el acto. Nulidad parcial es la que afecta a una o
varias de sus disposiciones.
La nulidad de una disposición no afecta a las otras disposiciones válidas, si son separables.
Si no son separables porque el acto no puede subsistir sin cumplir su finalidad, se declara
la nulidad total.
En la nulidad parcial, en caso de ser necesario, el juez debe integrar el acto de acuerdo con
su naturaleza y los intereses que razonablemente puedan considerarse perseguidos por
las partes.
J)Responsabilidad Civil: Funciones de Prevención:

Art. 1710. — Deber de prevención del daño.

Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de:

a) evitar causar un daño no justificado;

b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para


evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o
disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero sería responsable, tiene derecho
a que éste le reembolse el valor de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del
enriquecimiento sin causa;

La ley exige, en primer término, al sujeto legitimado pasivo del deber de prevenir el daño
que practique las medidas razonables para impedir que acaezca el perjuicio innecesario.
Estas acciones deben desarrollarse en un tiempo anterior al momento en que se puede
producir el daño y tienen carácter eminentemente preventivo para proteger a la víctima.

Pero ante la inminencia e inevitabilidad de su producción, se le exige antes de que se


ocasione el perjuicio que adopte medidas tendientes a morigerar la magnitud del
menoscabo injustificado en la medida en que los hechos lo permitan y jurídicamente sea
posible.

c) no agravar el daño, si ya se produjo.

nace como novedad para el mundo jurídico, con esta regulación, el deber de colaborar con el
mejoramiento de la víctima o al menos con el no agudizar los padecimientos de ella. se puede
dar el caso de una persona que tiene capacidad económica suficiente y con su vehículo
produce un daño grave en la integridad psicofísica de otra de condición humilde que no tiene
obra social u otra cobertura de salud que no sea la pública. La deficiente atención
médicoasistencial por incapacidad económica para acceder a remedios, operaciones,
prótesis, etc., puede agravar el daño padecido con secuelas que pueden ser evitadas con la
colaboración económica del victimario, sin esperar que se dicte la sentencia condenatoria
imputándole el deber de resarcir el perjuicio ocasionado. Por cierto, que, por imperio del
principio de buena fe, de igual modo, la víctima también, tiene el deber de no agravar el daño
padecido, pues acreditado ello no corresponderá que sea resarcido el empeoramiento de la
situación. Ello puede ocurrir, por ejemplo, si no toma la medicación indicada o se quita el
yeso antes de la fecha indicada por el profesional, impidiendo la soldadura natural y correcta
de los huesos dañados.

Para hacer una síntesis se podría decir que toda persona tiene el deber de evitar, de disminuir y
de no agravar el daño, y que todo ello debe desplegarse en el marco de la buena fe.

y Punición. Acciones de prevención Art. 1711. — Acción preventiva.


La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la
producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de
ningún factor de atribución.

La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la
producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de
ningún factor de atribución. Se consagraría positivamente la llamada «tutela civil inhibitoria»
como sistema de protección anticipada a la lesión de derechos privado.

Art. 1712. — Legitimación.


Están legitimados para reclamar quienes acreditan un interés razonable en la prevención
del daño.

La norma concede legitimación activa para impetrar la acción a quienes demuestren que tienen
un interés razonable para peticionar la prevención del perjuicio futuro o la morigeración del
acaecido. la legitimación activa acordada es flexible dado que se exige únicamente que tenga
un interés razonable en la evitación del daño que puede recaer sobre un individuo o tener
incidencia colectiva (art. 1737), razón por la cual su interpretación debe ser extensiva,
acordando la acción de prevención a toda persona humana o jurídica (sea pública o privada) que
acredite mínimamente dicho interés.

Art. 1713. — Sentencia.

La sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de parte o de oficio, en
forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según corresponda; debe
ponderar los criterios de menor restricción posible y de medio más idóneo para asegurar la
eficacia en la obtención de la finalidad.

y punición excesiva. rt. 1714. — Punición excesiva.

Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas, penales o civiles respecto


de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe computarla a los
fines de fijar prudencialmente su monto.

tanto los derechos e intereses individuales como los que tienen incidencia colectiva pueden ser
objetos de la acción de prevención del daño y por tanto, ser pasibles de condenaciones
pecuniarias para garantizar el cumplimiento del deber de prevenir ordenado por la autoridad
competente. Ello es así, pues de otro modo no se comprende, desde la lógica jurídica, que se le
conceda al juez la facultad de morigerar la cuantía de una punición excesiva si no se reconoce,
aun cuando fuera implícitamente, que existe una autoridad (administrativa o judicial) que tiene
la capacidad para aplicar una penalidad económica, la cual puede ser revisada cuando es
inmoderada.
j) K- Reparación del daño: La reparación plena y las indemnizaciones por lesiones o
incapacidad permanente física o psíquica, total o parcial. Daño Moral: legitimados.

Art. 1737. — Concepto de daño.

Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento


jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia
colectiva.

Art. 1738. — Indemnización.


La indemnización comprende la pérdida o disminución del patrimonio de la víctima, el
lucro cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva
de su obtención y la pérdida de chances. Incluye especialmente las consecuencias de la
violación de los derechos personalísimos de la víctima, de su integridad personal, su salud
psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la interferencia en
su proyecto de vida.
La enumeración de los daños indemnizables formulada por el art. 1738 no es
cerrada, numerus clausus, ni taxativa sino que, por el contrario, tiene carácter
ejemplificativa. La decisión legislativa de conceder carácter de mera ejemplificación de los
daños permite que en el futuro se puedan incluir como resarcibles menoscabos propios de
las generaciones del porvenir o, en tiempo más contemporáneo, algunos que la sociedad
defina que agreden a la integridad patrimonial o psicofísica-social de la persona humana o
jurídica.
Pérdida o disminución del patrimonio de la víctima
Esta categoría de menoscabo comprende la pérdida o disminución de la integridad del
patrimonio de la víctima, clásicamente designada como "daño emergente".
Bustamante Alsina enseña que "el daño patrimonial está integrado por dos elementos: el
daño emergente, o sea el perjuicio efectivamente sufrido, y el lucro cesante, es decir la
ganancia de que fue privado el damnificado.
"en otro orden de ideas se ha intentado establecer la distinción entre el daño emergente y
el lucro cesante sobre la base de esta premisa: 'Si el objeto del daño es un interés actual, o
sea, el interés relativo a un bien que ya le corresponde a una persona en el instante en que
el daño se ha ocasionado, se tiene un daño emergente; pero si, por el contrario, el objeto
del daño es un interés futuro, es decir, por el contrario, el objeto del daño es un interés
futuro, es decir, el interés relativo a un bien que todavía no corresponde a una persona, se
tiene por lucro cesante'"
"el daño patrimonial puede manifestarse en dos formas típicas, o bien como la pérdida o
disminución de valores económicos ya existentes, esto es, como un empobrecimiento del
patrimonio (daño emergente o positivo), o bien como la frustración de ventajas económicas
esperadas, es decir, como la pérdida de un enriquecimiento patrimonial previsto (lucro
cesante). La indemnización debe, en principio comprender ambos aspectos del daño (...),
salvo los casos en que la ley ha dispuesto expresamente otra cosa (...) el daño emergente
es, por lo común, susceptible de una apreciación más o menos exacta (salvo cuando,
además, es en parte 'futuro'): como se trata de la pérdida o disminución de valores ya
existentes en el patrimonio, su estimación puede efectuarse, en general, de un modo
bastante preciso"(

Art. 1739. — Requisitos.


Para la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo o indirecto,
actual o futuro, cierto y subsistente. La pérdida de chance es indemnizable en la medida
en que su contingencia sea razonable y guarde una adecuada relación de causalidad con
el hecho generador.

Art. 1740. — Reparación plena.


La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la restitución de la situación del
damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie.
La víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que sea parcial o totalmente
imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero. En el
caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad personal, el
juez puede, a pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia, o de sus partes
pertinentes, a costa del responsable.
La contracara del deber de no dañar es indudablemente el derecho de los damnificados a
ser resarcidos de los menoscabos padecidos. Con relación a este derecho se pueden verificar
dos estados en la evolución conceptual: el derecho de ser simplemente resarcido al derecho
a obtener una "reparación integral".
Sin perjuicio de reconocer la larga historia del concepto de "reparación integral", el Código
pone en crisis su existencia dado que prefiere sustituirla y emplear la denominación
"reparación plena".
La noción es la siguiente: en aquellas situaciones que un sujeto haya sufrido un menoscabo,
ya sea en su patrimonio o en su persona, debe percibir una indemnización de determinadas
características que permita que el estado de cosas actual sea razonablemente coincidente
con el estado en que se encontraba antes de sufrir el daño. En definitiva, lo que se busca es
suprimir los efectos nocivos del suceso dañoso, de la manera más completa posible.
Este objetivo de la reparación plena se plasma en cuatro pautas que deben ser tenidas en
cuenta en el caso concreto: el daño debe ser fijado al momento de resolver, la
indemnización no debe ser inferior al perjuicio sufrido, la apreciación debe efectuarse en
concreto, y la reparación no debe ser mayor al daño padecido.
La norma precisa que la reparación plena consistirá en la restitución de la situación del
damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie.
La norma consagra la posibilidad de que con la suma dineraria de condena no se satisfaga la
reparación plena del daño ocasionado al honor, a la intimidad o a la identidad de la persona.
En estos casos se podrá complementar el resarcimiento con la publicación total o de las
partes pertinentes de la sentencia a costa del responsable de ocasionar el menoscabo.

Art. 1741. — Indemnización de las consecuencias no patrimoniales.


Está legitimado para reclamar la indemnización de las consecuencias no patrimoniales el
damnificado directo. Si del hecho resulta su muerte o sufre gran discapacidad también
tienen legitimación a título personal, según las circunstancias, los ascendientes, los
descendientes, el cónyuge y quienes convivían con aquél recibiendo trato familiar
ostensible.
La acción sólo se transmite a los sucesores universales del legitimado si es interpuesta por
éste.
El monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y
compensatorias que pueden procurar las sumas reconocidas.
los derechos personalísimos de la persona damnificada cuando son vulnerados autorizan a
la víctima directa para reclamar las consecuencias patrimoniales y las afecciones espirituales
legítimas, antes denominado daño moral.

Art. 1746. — Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica.


En caso de lesiones o incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, la
indemnización debe ser evaluada mediante la determinación de un capital, de tal modo
que sus rentas cubran la disminución de la aptitud del damnificado para realizar
actividades productivas o económicamente valorables, y que se agote al término del plazo
en que razonablemente pudo continuar realizando tales actividades. Se presumen los
gastos médicos, farmacéuticos y por transporte que resultan razonables en función de la
índole de las lesiones o la incapacidad. En el supuesto de incapacidad permanente se debe
indemnizar el daño, aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada.
Esta indemnización procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al
damnificado.
En principio el cálculo del capital resarcitorio debe formularse en moneda de curso legal en
la República Argentina,
El art. 1738 del Código Civil y Comercial omite, inexplicablemente, enumerar expresamente
al "daño moral"
se optó por la idea de interpretar que la figura del "daño moral" está referenciada como una
secuela de vulnerar las "afecciones espirituales legítimas" conforme la terminología
empleada por la norma en el contenido del Código Civil y Comercial, el daño moral, en su
denominación tradicional, es mencionado como tal en muy pocas normas. En ese sentido se
verifica que únicamente hace referencia a este en el art. 71, cuando regula las acciones de
protección del nombre previendo en el inc. c) si es usado para la designación de cosas o
personajes de fantasía y le causa perjuicio material o moral podrá pedir el cese del uso. "el
daño moral es el menoscabo que sufre una persona en su bienestar psíquico (espiritual) sin
que ese estado negativo sobreviniente (tristeza, dolor, amargura, inseguridad, angustia,
etc.) llegue a configurar una situación patológica".

k) Riesgo Creado: Nueva concepción.


l) Responsabilidades especiales: a) Responsabilidad paterna.

Art. 1754. — Hecho de los hijos.

Los padres son solidariamente responsables por los daños causados por los hijos que se
encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de la
responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos.
a primera vista no se discrimina, pero en función de una hermenéutica sistemática se debe
entender que la responsabilidad es por los hijos menores de edad. Es decir, hasta los dieciocho
años (art. 25) y no emancipados por matrimonio (art. 27). Pero el punto que pone límites a la
responsabilidad de los padres hasta los dieciocho años está en el art. 638 porque el deber
parental, como conjunto de deberes y derechos que corresponden a los progenitores sobre la
persona y bienes del hijo, para su protección, desarrollo y formación integral finiquita con la
mayoría de la edad o cuando se emancipa (art. 638).

El hijo debe cohabitar con su progenitor

El segundo requisito de la norma es que el hijo generador del daño habite con sus progenitores.
En ese sentido, cuando existe convivencia de ambos padres con el menor, no existe dificultad
interpretativa respecto de que serán responsables. En cambio, cuando esa convivencia cesa por
decisión judicial otorgándosele la tenencia a uno de los padres se transforma en unilateral, razón
por la cual no existe duda de que si el daño a tercero es causado por el hijo menor estando bajo
la guarda de quien convivía de modo permanente, el mismo será el responsable.

El problema se presenta cuando se acuerda un sistema de visita con retiro transitorio del menor
del hogar donde tiene la residencia habitual con el otro progenitor y, en ese tiempo produce el
daño. En este caso, será el padre que tiene la guarda del menor en el momento de la causación
del daño el que responda, porque quedó bajo su vigilancia. El otro progenitor podrá exculparse
conforme al art. 1755.

Art. 1755. — Cesación de la responsabilidad paterna.

La responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa si el hijo menor de edad es puesto bajo la
vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente. No cesa en el supuesto previsto
en el artículo 643.

Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta
circunstancia deriva de una causa que les es atribuible.

Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al ejercicio
de su profesión o de funciones subordinadas encomendadas por terceros. Tampoco
responden por el incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente contraídas por
sus hijos.

la responsabilidad de los padres es indirecta y objetiva, razón por la cual la víctima no se debe
probar la culpa, ni el dolo de su accionar para atribuirle el deber de resarcir los daños
ocasionados por su hijo.

el accionante deberá tener en cuenta la edad del hijo menor, dado que antes de los diez años
no tienen discernimiento para los actos ilícitos, por lo cual, sin lugar a titubeo, el hecho debe ser
calificado como involuntario, Pero, en los otros menores de dieciocho años, no profesionales, se
presume que tienen plena capacidad de comprensión, razón por la cual se infiere su
voluntariedad en la producción del daño por lo cual responden por el menoscabo ocasionado
en forma directa. "el damnificado podrá accionar tanto contra el progenitor como contra el hijo
menor mayor de 10 años por el daño causado por éste, por lo que resulta innecesario demandar
a este último para tener por responsable al primero.

Causales de eximición de responsabilidad parental

a) Cuando el hijo menor es puesto bajo la vigilancia de otra persona

El progenitor podrá eximirse del deber de resarcir, acreditando que el hijo menor de edad, al
momento de producir el menoscabo, había sido puesto bajo la vigilancia, es decir, en la guarda
y control de otra persona sea en forma temporal o permanente. La norma es amplia, puesto que
solo hace referencia a la transferencia de la vigilancia a otra persona incluyendo, de ese modo,
desde el cónyuge separado que lo tiene durante el tiempo de visita, la escuela, institución
deportiva, etcétera.

rt. 1756.— Otras personas encargadas.

Los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los tutores y los curadores son
responsables como los padres por el daño causado por quienes están a su cargo.

Sin embargo, se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el daño; tal imposibilidad
no resulta de la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia.

El establecimiento que tiene a su cargo personas internadas responde por la negligencia en el


cuidado de quienes, transitoria o permanentemente, han sido puestas bajo su vigilancia y
control.

El deber resarcitorio de los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental será


concurrente con los padres,

En el segundo párrafo se reglamenta la eximición de responsabilidad cuando ha sido imposible


evitar el daño producido por el menor bajo tutela o mayor bajo curatela, circunstancia que
impone girar la mirada al art. 1730 caso fortuito o fuerza mayor. Reglamentario del casus dado
que no es excusa que el hecho haya sucedido fuera de su presencia.

En el párrafo final, el artículo establece que los establecimientos que tienen a su cargo personas
internadas, que por la ubicación en esta norma deben ser menores, responden por la negligencia
en el cuidado de los mismos cuando, transitoria o permanentemente, han sido puestas bajo su
vigilancia y control.

Esta decisión legislativa es concordante con el contenido del art. 1753 donde el principal
responde por los daños del dependiente, que en este caso será de los menores bajo el cuidado
del establecimiento.

Cesación. Otros responsables; b) responsabilidad del funcionario y empleado público.


Responsabilidad del Estado; c) Responsabilidad de los Establecimientos Educativos; d)
Responsabilidad de los profesionales liberales. n) Responsabilidad Colectiva y Anónima.
m) Prejudicialidad penal y efectos de la condena penal sobre el proceso civil.

Art. 1774.— Independencia.

La acción civil y la acción penal resultantes del mismo hecho pueden ser ejercidas
independientemente. En los casos en que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un
delito del derecho criminal, la acción civil puede interponerse ante los jueces penales,
conforme a las disposiciones de los códigos procesales o las leyes especiales.
El principio de independencia de las acciones plasmado en la norma parece imponer la
separación de las jurisdicciones, con la consecuencia de que solo los tribunales civiles podrían
entender en las acciones de daños y perjuicios. Pero ello no es así, por cuanto si se observa la
cuestión con detenimiento, el principio no es incompatible con el reconocimiento de que los
jueces del crimen tengan atribuciones para conocer también en la acción civil, como es
autorizado en la misma norma, dado que la independencia de las acciones no se opone a que
un mismo juez sea competente para entender en ellas.

2. La reclamación civil en sede penal

En nuestro país, la doctrina penalista pugnó insistentemente para que se reconociera a los
jueces penales jurisdicción sobre la cuestión resarcitoria civil. En favor de esta solución se
aducen importantes razones, como, por ejemplo, que todas las cuestiones, penales y civiles,
emergentes de un hecho ilícito cuando se ventilan ante un mismo juez, se evita la posibilidad de
que un hecho sea juzgado con criterios distintos; se suprimen los gastos propios de la diversidad
de causa y se logra una mayor rapidez en beneficio de la víctima.

A partir de estos mandatos, la sentencia penal podrá ordenar la indemnización del daño material
y moral causado a la víctima, a su familia o a un tercero, fijándose el monto prudencialmente
por el juez en defecto de plena prueba.

En el artículo del Código Penal se estatuye que cuando se dicta una sentencia condenatoria se
puede ordenar simultáneamente, la reposición del estado de cosas al momento anterior al
delito, cuando ello fuere posible, o la indemnización del daño material y moral causado a la
víctima, a su familia o a un tercero, fijándose el monto prudencialmente por el juez en defecto
de plena prueba.

En síntesis, el sistema legislativo propuesto es el siguiente:

a) El juez penal puede fijar la indemnización de daños en caso de que exista condena, porque el
art. 1774 autoriza el ejercicio de la acción civil en sede criminal únicamente en los casos en que
el hecho dañoso configure al mismo tiempo un delito del derecho criminal. Si no lo fuere porque
el procesado ha sido absuelto o sobreseído, si ha muerto durante el proceso o ha prescripto la
acción, el juez penal debe abstenerse de dictar sentencia respecto del pago de las
indemnizaciones cuando hubiere sido requerido, siguiendo la literalidad del contenido
normativo del artículo comentado.

b) La condena a pagar los daños solo procede en sede penal a pedido de parte legitimada.

c) El juez penal solo puede resolver la procedencia del resarcimiento de los daños sufridos por
la víctima directa del delito y por quienes tienen derecho a intervenir como querellantes en el
proceso, pero no en las acciones que intenten los damnificados indirectos o familiares.
d) Fijada la indemnización en el proceso penal, a pedido del interesado, no podrá éste intentar
la prueba de mayores daños en juicio civil; aquella decisión hace cosa juzgada, a menos que se
trate de daños que se manifiesten con posteridad a la condena penal, en cuyo caso es viable la
pretensión hecha valer en sede civil. El procedimiento de ejecución de la sentencia penal debe
tramitar ante ese fuero.

e) Finalmente, si el procesado ha sido condenado, no podrá rechazarse la acción de reparación


porque no se haya probado el daño; esa decisión hace cosa juzgada en el pronunciamiento civil,
dado que el art. 29 del Código Penal expresamente autoriza al juez a fijar el monto
prudencialmente en defecto de plena prueba(997).

Art. 1775.— Suspensión del dictado de la sentencia civil.

Si la acción penal precede a la acción civil, o es intentada durante su curso, el dictado de la


sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la conclusión del proceso
penal, con excepción de los siguientes casos:

a) si median causas de extinción de la acción penal;

b) si la dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva del
derecho a ser indemnizado;

c) si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de
responsabilidad.

a) Cuando medien causa de extinción de la acción penal

La primera excepción que prevé a la regla general es si median causas de extinción de la acción
penal. Es decir, conforme al contenido del Código Penal, cuando acaece la muerte del imputado
(art. 59(1000)), o se dicta la amnistía (art. 61(1001)), o se declara la prescripción (arts. 62, 63(1002)) o
cuando se verifica la renuncia del agraviado respecto de los delitos de acción privada

b) Cuando la demora del proceso penal frustra el resarcimiento civil

La segunda excepción a la regla está prevista para cuando la dilación del procedimiento penal
provoca, en los hechos, la frustración efectiva del derecho a ser indemnizado. Esta excepción
consagrada en la norma del Código es el producto de los reclamos efectuados por quienes
pretendían acceder a la indemnización civil pero se encontraban con el impedimento legal de
que el juez no podía dictar su fallo, dado que el tribunal penal no se expedía.

c) Cuando la acción civil se funde en un factor de atribución objetivo

La tercera excepción a la prejudicialidad penal está prevista para cuando la acción civil esté
fundada en un factor objetivo de responsabilidad. Esta hipótesis no tiene precedente en el
derecho positivo nacional.

Art. 1776. — Condena penal.

La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa juzgada en el proceso civil respecto
de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la culpa del condenado.
1. Efectos de la sentencia penal condenatoria

En otras palabras, después de la condenación del acusado en el juicio criminal, no se podrá


contestar en el juicio civil la existencia del hecho principal que constituye la base fáctica del
delito, ni impugnar la culpa del condenado.

a) Efecto de la cosa juzgada penal en sede civil respecto del hecho principal
En otras palabras, cuando existe sentencia condenatoria, se tiene por acreditada la
configuración de la conducta tipificada (matare; causare un aborto; al que causare a
otro, en el cuerpo o en la salud, un daño; etc.) como delito, razón por la cual no podría
discutir su autoría material ni el nexo causal con el daño en sede civil. Evidentemente,
la decisión legislativa procura evitar el escándalo jurídico al prohibir al juez civil, en caso
de condena definitiva penal, que se debata nuevamente sobre el tema y se pronuncie
sobre la existencia del hecho principal y la culpabilidad.

b) La prejudicialidad penal de la culpa

La declaración de la existencia de culpa en la sentencia dictada en sede penal, más allá


del análisis que se puede efectuar respecto de la distinta naturaleza de cada una, impide
discutir en sede civil nuevamente su existencia y que fue suficiente para configurar el
tipo penal.
Ello implica que en la sentencia resarcitoria a dictarse en jurisdicción civil se debe
declarar ineludiblemente que existe culpa del imputado obligado a indemnizar
Al respecto, Borda señalaba que cuando se declara la culpa del condenado "no podrá ya
alegarse en lo civil la falta de culpa. Pero si el autor del hecho ilícito no puede pretender
que no fue culpable, en cambio nada se opone a que alegue y pruebe la culpa
concurrente de la víctima. La jurisprudencia es, en este punto, uniforme. Este derecho
que se le reconoce, tiene para el condenado el mayor interés, puesto que si la culpa es
concurrente, los daños no deberán ya ser soportados exclusivamente por el autor del
hecho ilícito, sino que también la víctima cargará con parte de ellos, según la proporción
que la sentencia fije.
Art. 1777.— Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de responsabilidad penal.
Si la sentencia penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como
responsable no participó, estas circunstancias no pueden ser discutidas en el proceso
civil.
Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no
compromete la responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse
libremente ese mismo hecho en cuanto generador de responsabilidad civil.

El contenido de la presente norma y el de la precedentemente comentada fijan, como


principio general, que los hechos que conforman la base de la acusación y su
correspondiente declaración de existencia o inexistencia de los mismos en la sentencia
penal, tiene efecto de cosa juzgada en sede civil.
En función de ello, esta normativa es de plena aplicación cuando se dicte la absolución
penal del imputado sobre la base de la inexistencia del hecho o en la no participación
del sindicado como responsable
2. En el proceso civil pueden discutirse los hechos generadores de responsabilidad civil
Si la sentencia penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como responsable
no participó, conforme a los incs. 2º y 4º del art. 336, Código Procesal Penal de la Nación
y normas provinciales de similar tenor, y se dicta el sobreseimiento sobre esa base, ello
no podrá ser discutido nuevamente en el proceso civil.
En cambio, si al decretarse que los hechos acreditados no tipifican delito o existe una
causa de justificación, inimputabilidad, inculpabilidad o una excusa absolutoria penal,
se podrá en el proceso civil discutir libremente ese mismo hecho como base fáctica de
la condenación de resarcir el daño producido. En otras palabras, el sobreseimiento
definitivo carece totalmente de influencia sobre la acción civil.

Art. 1778. — Excusas absolutorias.


Las excusas absolutorias penales no afectan a la acción civil, excepto disposición legal
expresa en contrario.
el Código Penal, en el art. 185 se regula que "están exentos de responsabilidad criminal,
sin perjuicio de la civil, por los hurtos, defraudaciones o daños que recíprocamente se
causaren: 1. Los cónyuges, ascendientes, descendientes y afines en la línea recta;

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