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RESEÑA RECONSTRUCTIVA DEL TEXTO: “EL ODIO A LA DEMOCRACIA –

JACQUES RANCIERE”

Sara Jimena Acosta Ayala


Cód. 201620644

Trabajo presentado a: Lic. Juan Guillermo Díaz Bernal

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA Y TECNOLÓGICA DE COLOMBIA


FACULTAD DE EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN CIENCIAS NATURALES Y EDUCACIÓN AMBIENTAL
ÁREA: ÉTICA Y POLÍTICA
TUNJA
2019
RESEÑA RECONSTRUCTIVA DEL TEXTO: “EL ODIO A LA DEMOCRACIA –
JACQUES RANCIERE”

El texto del cual se basó esta reseña fue de: “El Odio a la Democracia” del autor Jacques
Ranciere (JR), fue publicado en Buenos Aires – Argentina. Acerca de este texto se puede
decir que, el autor se basa en un gran debate donde se ve reflejado parte de la intelectualidad
francesa en torno al concepto y uso de “democracia”. Se puede observar que Ranciere tiene
una motivación clara a la hora de dar a conocer su libro al público: desmontar las mentiras y
contradicciones que la intelectualidad “antidemocrática” atribuye al objeto de sus críticas y,
sobre todo, a su protagonista: el individuo democrático. Aparte de lo descrito anteriormente,
JR sustenta su obra en base a la desmitificación de lo que son las democracias modernas y que hay
escondido detrás de las prácticas democráticas actuales que desvirtúan la esencia de la
actividad política, por lo cual establece razones de desapego al modelo democrático,
así como lo expresa el título de la obra, se puede ver reflejado cómo el odio influye al propio sistema
democrático moderno.

A inicio del texto, el autor da apertura inicialmente abordando la problemática de la exportación de la


democracia, donde afirma que la misma ha triunfado en el mundo debido a su imposición en sistemas
políticos anteriormente rígidos y herméticos que se modifican bajo diseño de una nueva concepción utópica
de beneficios y poder para el pueblo, JR desglosa dicha afirmación señalando que la victoria de la democracia
no solo es la institucionalidad y las concepciones de “libertad” y de nuevos ideales liberales que se imponen
en el sistema democrático. Existen ciertos Estados o grupos sociales que adoptan la concepción de libertad y
poder en el pueblo como la libertad de hacer el mal o generar conflictos en la estructura social, esta es la idea
de negatividad de la libertad democrática, esta libertad ha dejado espacio para que grupos sociales y Estados
corruptos, así como totalitarios se disfracen bajo la concepción utópica del ideal democrático.

Se puede reforzar lo anteriormente descrito, con que el autor del texto también, en primer
lugar, hace referencia a la definición de la paradoja democrática, es decir, aquella que nace
al entender y comprender la democracia como el reinado del exceso de sus exponentes, lo
cual podría llevar a cierto grado a la ruina del mismo gobierno democrático, es por ello que
se recomienda, que estos gobiernos deberían reprimir los excesos que su mismo sistema
genera. Esta paradoja se convierte en punto de partida teórico a criticar para un Ranciere que,
con paciencia y mucho acierto, tratará, no solo de desacreditar a los nuevos conservadores
que usan el hijo del consumo, el individuo democrático, como culpable de todos los males,
sino para expresar su posicionamiento democrático, sus ideas en torno a este concepto tan
controvertido y su aplicación a la realidad política francesa.

La vida democrática es la principal razón para la crisis de la democracia ya que cuando se


intensifica e interviene en todos los elementos del Estado y del gobierno hasta el punto que no permiten
el desenvolvimiento de los principios de un buen gobierno, como lo son la autoridad de los poderes
públicos, por lo cual establece la característica de ingobernabilidad que existe en la democracia
por lo cual conceptualiza que la democracia moderna significa la destrucción del límite
político por la ley de ilimitación propia de la sociedad moderna. Teniendo en cuenta esta
teoría, se puede establecer como una posible propuesta a las generaciones futuras que la
reducción de la democracia hacia una forma de sociedad es la primera de las reducciones que
JR identifica como pertenecientes al odio a la democracia. Pero según esto, aún queda un
tiempo y quizás más inquietante movimiento que el autor del texto identifica como la
tendencia autodestructiva que los nuevos enemigos de la democracia achacan a la forma
social de nuestra democracia. El campo de batalla, de desarrollo de este segundo movimiento
sería la escuela, donde el individuo democrático, reducido a un pequeño individuo
democrático que ve en el maestro un vendedor de servicios igual que el frutero o el
televidente, destruye de golpe a toda una generación de maestros republicanos que no pueden
ya transmitir a las almas vírgenes un saber universal que vuelve igual a los hombres. Si esta
«raza» desaparece y la escuela ya no es el transmisor, no puede ya educar a los pequeños
individuos egoístas, la humanidad irá directa a la autodestrucción.

Ya sabiendo esto, se puede añadir que democracia según Ranciere, es una forma en la que
no hay gobierno justo como tal sin contar con una participación del azar, sin aquello que
contradice la identificación del ejercicio del gobierno como algo deseado u conquistado. Es
el principio anticorrupción, de la diferencia y de la auténtica política, de la
autorresponsabilidad como sociedad y destrucción de la filiación y el poder como base del
gobernar. Esto es, pues, lo que la política requiere y fundamenta, un título que no es tal y que
complementa otros títulos. Una vez establecida la justificación simbólica de la democracia,
Ranciere pasa a analizar la democracia representativa actual en el sentido opuesto al de los
enemigos del individuo democrático. Este pensador filosófico cree que la representación, con
su forma concreta de elección, es una forma oligárquica de gobierno. Es erróneo tanto
identificar como refutar la democracia con la representación. Esta democracia representativa
vendría fundada por privilegiados «naturales» y desviada poco a poco por las luchas
democráticas, por revoluciones.

A partir de las ideas plasmadas en el texto de Jacques Ranciere, se plantea una definición de
lo que sería la democracia actual, es el fundamento igualitario necesario del Estado
oligárquico, así como la actividad pública que contrarresta la tendencia estatal de acaparar la
esfera común, lo público y su despolitización. Con esto Ranciere consigue una reducción o
descripción adecuada del problema político desde lo teórico hasta lo práctico. Su
legitimación, descripción y posterior materialización de la democracia es claro ejemplo de
cómo todos los problemas filosóficos tienen base práctica en la concepción de lo qué es
democracia.

Argumentando las ideas anteriores sobre el concepto complejo de “democracia” y reforzando


los postulados de Ranciere en su libro, se puede llegar a la conclusión de que ésta no es una
forma de gobierno y aunque la república sería la forma más favorable, la relación entre ambas
es paradójica, ya que toda institución lucha por suprimir este exceso democrático que es dar
la palabra, el poder a cualquiera. Lo cual no quiere decir que la democracia va siempre contra
el Estado, ya que está en permanente tensión con las instituciones que lo configuran.
Democracia no es lo mismo que gobierno representativo, aunque este la pueda favorecer. La
democracia nace en Grecia como la ley de la suerte, la del azar, que es la que funcionaba en
Atenas para elegir a los gobernantes. Y el buen gobierno es el de los que no desean gobernar.
El peor es el de los que aman el poder y son hábiles para adueñarse de él.

Más adelante en el texto de Ranciere, se logra determinar una idea en la cual se ve reflejado
el odio que se tiene a la democracia y posteriormente adquiere hoy nuevas formas. Las formas
tradicionales de este odio venían o bien de la derecha (que sólo un grupo puede gobernar,
esté determinado por la propiedad, la filiación o la competencia) o bien de la izquierda (la
democracia es una forma de gobierno burguesa). Ahora es la derecha liberal la que por una
parte denuncia los excesos democráticos y al mismo tiempo utiliza la democracia como
justificación de sus ataques imperialistas.

Con esto se pretende dar a conocer, que la democracia es al mismo tiempo una defensa contra
los peligros externos para la civilización y al mismo tiempo un peligro interno para ella
misma, dando como posible solución a estas contradicciones, defender las instituciones y
criticar las costumbres democráticas. La democracia, dicen, ha creado un reino de individuos
consumidores sin límites que no tienen sentido del bien común y solo defiende sus intereses
particulares. Finalmente, Ranciere en su escrito plantea la necesidad de dar a estos
movimientos defensivos, de resistencia frente al Estado y el Capital un carácter universal a
sus demandas específicas. Solo así serán política, es decir, el suplemento que pone el pueblo
a lo institucional, que no es otra cosa que lo policial.

Como conclusión del texto “El odio a la Democracia”, se puede decir que es un texto denso,
claro y conciso porque de manera muy explícita da a conocer diferentes aspectos del odio
que se genera en las sociedades a raíz de lo que hoy conocemos como “democracia”, ya que
esta va encaminada a un punto más específico que es la política y es allí donde se observa
que la democracia en este aspecto es vista desde una perspectiva de izquierda que nos permite
recuperar este término para una tradición de la que no puede ni debe separarse. A partir de
estas ideas, de cierto modo el odio a la democracia es una gran aportación y toque de atención
no solo hacia el concepto de democracia y su uso, sino también a las sociedades en general,
es como un descubrimiento excelente del proceso de despolitización y oligarquización de las
formas de gobernar actuales. Se puede decir incluso que Ranciere devuelve algo de la
dignidad arrebatada a la filosofía y su objeto, el ser humano normal y corriente, el animal
político desposeído.

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