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Santiago, veintiséis de septiembre de dos mil diecinueve.

Al escrito folio N° 50.998-2019: estése a lo que se

resolverá.

Vistos:

En este juicio ordinario, Rol Nº 18.743-2018, seguido

ante el 2° Juzgado Civil de Concepción, los señores Norma

del Carmen Núñez Núñez, Magaly Evelyn Pardo Núñez, Roger

Abel Pardo Núñez, Ximena Marisol Pardo Núñez y el menor

A.A.P.O. representado por su madre Ercira Adelaida Olate

Pérez, demandan de indemnización de perjuicios por

responsabilidad por falta de servicio al Servicio de Salud

Concepción. Fundan su acción en que don Juan Ángel Pardo

Saavedra, cónyuge y padre de los comparecientes, fue

agendado el 19 de marzo de 2010 para una septoplastía más

electrocauterización de cornetes inferior bilateral en el

Hospital Clínico Regional de Concepción Dr. Grant, con el

propósito de corregir el tabique nasal, para ello se le

ingresó el día 18 del mismo mes y año, siendo previamente

evaluado por el mismo servicio por diabetes y también se le

realizó un test de esfuerzo que resultó negativo para

isquemia miocárdica siendo autorizada la cirugía. Añade que

se le realizaron varios exámenes, sin embargo, no se

registra evaluación previa de anestesiología. Al mediodía

del día 19 de marzo de 2010 ingresó al pabellón y se le

indujo anestesia convencional en dosis habituales. Afirman

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que durante la anestesia se produjo un cambio de

anestesiólogo, luego fue recibido en la sala de

recuperación por un técnico de enfermería y durante su

recuperación se constató bradicardia severa tratada con

atropina en tanto se trataba de ubicar a la enfermera y al

anestesiólogo que completó la operación y al médico que

operó al paciente. Sin embargo, ingresó a la UCI por

complicaciones en el postoperatorio debiendo ser reanimado,

hospitalizado y, en definitiva, el día 8 de noviembre de

2010 falleció, constatándose como causa de la muerte estado

vegetativo persistente-encefalopatía hipóxico isquémica-

septoplastia.

La parte demandante sostiene que la muerte del

paciente fue causada por un concierto de errores, como se

pudo advertir de la investigación criminal seguida ante el

Ministerio Público que aportó importantes antecedentes,

entre ellos, un informe del doctor Sergio Cerda San Martín

de la Sociedad de Anestesiólogos de Chile, realizada en

base a la historia clínica del paciente, oficios y

declaraciones del proceso judicial, el que en síntesis,

arrojaría que no se cumplieron las prácticas

anestesiológicas universalmente aceptadas como seguras.

Afirma que las conductas que importan la falta de

servicio están constituidas por el cambio de anestesiólogo

durante la operación, que en la época del post operatorio

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fue recibido por un técnico de enfermería con infracción a

las normas mundiales y nacionales aceptadas, y la demora

del especialista en responder ante las complicaciones del

post operatorio.

Por los hechos antes descritos, solicita que se

condene al Servicio demandado a reparar los perjuicios

sufridos por los actores, debiendo pagar la suma de

$100.000.000.-(cien millones de pesos) para cada uno de los

demandantes, más reajustes e intereses desde la fecha de la

operación o calculados como el tribunal determine, con

costas.

Por sentencia de doce de diciembre de dos mil

dieciséis, escrita a fojas 321, se acogió la excepción de

prescripción formulada por la demandada y se rechazó la

demanda, sin costas. La Corte de Apelaciones de Concepción,

conociendo de los recursos de apelación entablados por

ambas partes, revocó el fallo de primera instancia y en su

lugar rechazó la excepción de prescripción extintiva

opuesta y acogió la demanda condenando a la demandada al

pago de $30.000.000.- para cada uno de los actores, por

concepto de daño moral, con reajustes e intereses, desde

que la sentencia quede firme y hasta su pago efectivo;

también revocó la condena en costas aplicada a la demandada

por el rechazo de su objeción de documentos, absolviéndola

de dicha carga.

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En contra de dicha sentencia la parte demandada

interpuso recursos de casación en la forma y en el fondo.

Se trajeron los autos en relación.

CONSIDERANDO:

I.- En cuanto al recurso de casación en la forma:

Primero: Que la recurrente alega la causal de casación

formal del artículo 768 Nº5 en relación con el artículo 170

Nº4, ambos del Código de Procedimiento Civil, por cuanto

las sentencias deben expresar las consideraciones de hecho

que le sirven de fundamento, estableciendo con precisión

aquellos sobre que versa la cuestión que haya de fallarse,

con distinción de los que han sido aceptados o reconocidos

por las partes y de los que han sido objeto de discusión.

En lo que al fallo impugnado respecta, aduce que se omitió

considerar el informe pericial complementario realizado por

la Sociedad Chilena de Anestesiología de fecha 26 de mayo

de 2014, instrumento privado emanado de la misma entidad

que emitió el informe pericial de 29 de diciembre de 2012 y

que llega a conclusiones diametralmente diferentes al

anterior.

Expresa que en los motivos vigésimo primero y vigésimo

tercero del fallo recurrido, se considera especialmente el

informe aludido, para establecer la responsabilidad de la

demandada por falta de servicio, omitiendo todo

pronunciamiento, ponderación y valoración al informe

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complementario emitido por la misma Sociedad Científica del

ramo.

Luego, tras señalar que la falta de valoración legal

de toda la prueba rendida, en especial del complemento del

informe individualizado, ha influido sustancialmente en lo

dispositivo del fallo toda vez que de haberse ponderado,

habrían quedado desvirtuadas las conclusiones del informe

anterior, solicita la nulidad de la sentencia y la

dictación de la sentencia que corresponda con arreglo a la

ley, que niegue lugar a la demanda.

Segundo: Que, según se ha expresado de manera

reiterada en torno a la causal alegada, el vicio aludido

sólo concurre cuando la sentencia carece de fundamentos

fácticos o jurídicos que le sirvan de sustento, es decir,

cuando no se desarrollan los razonamientos que determinan

el fallo y omiten las normas legales que la expliquen,

requisitos que son exigidos a las sentencias por la

claridad, congruencia, armonía y lógica que deben observar

en sus razonamientos.

Tercero: Que, en la especie, la recurrente pretende

configurar el vicio invocado sosteniendo que el fallo

impugnado no tiene consideraciones por cuanto no se valoró

un supuesto informe pericial de carácter complementario de

uno anterior. Como primera cosa, cabe observar que el

aludido como “informe pericial” no es tal, primero porque

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no se siguió el procedimiento de los artículos 414 y

siguientes del Código de Procedimiento Civil para su

producción, y segundo, porque lo que la demandada denomina

informe pericial complementario no es sino un instrumento

privado acompañado como parte de los antecedentes de la

carpeta investigativa seguida ante el Ministerio Público de

Concepción por la muerte de don Juan Pardo Saavedra. Luego,

existe en la referida investigación penal, un informe

desarrollado por el doctor Sergio Cerda San Martín a nombre

de la Sociedad de Anestesiología de Chile de fecha 29 de

diciembre de 2012, y otro informe que fue evacuado para

complementar el anterior, en el marco de la misma

investigación y a solicitud de la Fiscalía, desarrollado

por los doctores Gonzalo Mutizábal Mabán y suscrito por el

Presidente de la misma Sociedad doctor Marco Guerrero

González. Es decir, existen dos instrumentos privados que

son complementarios, y que constituyen un único informe

evacuado en el marco de la investigación penal, pues el

segundo no es más que la respuesta a cinco interrogantes

planteadas por el Fiscal a cargo de la investigación, de

cuya lectura en realidad no se advierte la negación y/o

afirmación de lo señalado en el informe que complementa,

sin perjuicio que, en todo caso, en lo que respecta a la

falta de servicio establecida en el fallo, afirma que al

haber sido atendido el paciente, al emerger de la

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anestesia, solamente por un técnico en enfermería “parece

la causa principal o esencial en la cadena causal del

daño”, luego añade ”…es obvio que la anestesista a cargo

del caso no tuvo plena conciencia de las precarias

condiciones en que estaba funcionando la unidad de

recuperación, y no tomó las especiales precauciones que el

caso requería…”. Todas estas afirmaciones se condicen y son

coherentes con la conclusión a la que arribaron los

sentenciadores de la instancia.

Sin perjuicio de lo anterior, la vulneración

denunciada no constituye la causal esgrimida, puesto que en

definitiva, lo que el recurrente reprocha es la falta de

valoración de su prueba. Así, es importante destacar que no

cuestiona que lo resolutivo del fallo tenga sustento en

consideraciones de hecho fundadas en la ponderación de la

prueba, razón por la que es evidente que su argumentación

se relaciona con la disconformidad con el proceso de

reflexión de los elementos probatorios en juicio, materia

que, según ha señalado reiteradamente por esta Corte, es de

resorte exclusivo del juez de la instancia.

Cuarto: Que, en este punto, es importante destacar que

la sentencia impugnada contiene las consideraciones de

hecho necesarias para arribar a la conclusión definitiva en

relación tanto al rechazo de la excepción de prescripción

como al acogimiento de la demanda intentada en contra del

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Servicio de Salud Concepción. Así, entre los considerandos

quinto a décimo quinto se contienen detalladamente los

fundamentos de hecho y de derecho para desechar la

excepción de prescripción. En cuanto al fondo, el

considerando vigésimo expresa las circunstancias fácticas

asentadas, y luego, entre el vigésimo primero y el vigésimo

quinto se establece la construcción de la responsabilidad

por falta de servicio de la demandada, no sólo

reflexionando sobre la base de los documentos que contienen

el informe de la Sociedad Anestesiológica de Chile sino

también en base a que la información, que los

sentenciadores rescatan del mismo, es concordante con los

testimonios del médico otorrino don Sahba Sedeghat, de la

paramédico doña Valeria Silva y de la auxiliar de anestesia

que recibió al paciente, doña Nancy Mella Toloza, cuyas

declaraciones forman parte de la misma carpeta

investigativa, antes aludida.

Quinto: Que de lo razonado, resulta que no es efectivo

que los sentenciadores hayan incurrido en el vicio que se

les imputa, razón por la cual el recurso de casación en la

forma será declarado inadmisible.

II.- En cuando al recurso de casación en el fondo:

Sexto: Que, en un primer acápite, la demandada

denuncia la infracción a los artículos 19, 2518 y 2503 del

Código Civil, por cuanto en el fallo impugnado se les

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otorga a estos preceptos un sentido, interpretación y

alcance que se aparta completamente de su tenor literal y

espíritu, lo anterior al concluir que la mera presentación

de la demanda interrumpe la prescripción, siendo la

notificación de ellas sólo una condición para alegarla.

Expresa la recurrente, que el tenor literal de los mismos

preceptos debió hacer concluir a los sentenciadores que la

notificación debe efectuarse dentro del plazo de

prescripción de la acción, que la presentación de la

demanda es un hecho material y unilateral por lo que

mientras no se notifique no puede producir consecuencia

jurídica alguna ya que incluso puede ser retirada, por lo

que no es suficiente demostración del término de la desidia

de los demandantes o de su pasividad.

Hace presente que la notificación válida fue el 18 de

agosto de 2014 toda vez que si bien la primera se produjo

el 13 de marzo del ese año, ésta fue anulada.

Termina indicando que este primer vicio ha influido

sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia en

revisión, toda vez que una correcta interpretación de las

normas denunciadas habría llevado a los sentenciadores a

concluir que sólo la notificación legal de la demanda

permite interrumpir civilmente el plazo de prescripción de

la acción de la acción

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Séptimo: Que, en un segundo capítulo, el arbitrio

sustancia denuncia la infracción a los artículo 4 y 42 de

la Ley Nº 18.575 y al artículo 38 de la Ley Nº19.966, toda

vez que el fallo recurrido le confiere a estos preceptos un

sentido, interpretación y alcance que se aparta de su tenor

literal y espíritu. Esgrime que lo anterior ocurre al

imputar a la demandada responsabilidad por falta de

servicio, no obstante que de los antecedentes que obran en

el proceso, particularmente y, en especial, el informe

complementario acompañado a foja 355 evacuado por la misma

Sociedad Chilena de Anestesiología, que desvirtuaba la

infracción a la lex artis por parte del personal de la

demandada y permitiría establecer que los antecedentes

médico relevantes del paciente no eran suficientes para dar

certeza del nexo causal del fallecimiento sino que

solamente para ser considerado como una potencial

especulación.

Afirma que, de haberse aplicado correctamente los

referidos preceptos, los sentenciadores de segunda

instancia habrían concluido que atendida la prueba rendida

no fue posible acreditar el vínculo causal entre el actuar

en el período pre anestésico, intraoperatorio y

postoperatorio en la atención del paciente y el

fallecimiento del mismo y, en consecuencia, proceder al

rechazo de la demanda. Por último, solicita que se anule la

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sentencia y acto continuo y sin nueva vista se dicte

sentencia de reemplazo que declare que no se hace lugar a

la demanda interpuesta con costas.

Octavo: Que en la sentencia cuestionada y en lo que

dice relación con el primer motivo de casación, los jueces

del grado han concluido, en su considerandos 13º y 14°, que

la demanda judicial interrumpe la prescripción; y que

“habiéndose verificado –por una parte- el hecho fundante de

la demanda -la intervención quirúrgica- el 19 de marzo de

2010 y, por otra, habiéndose efectuado la interposición de

la demanda civil el 26 de diciembre de 2013, se debe

concluir que no se configura la inactividad, pasividad o

desidia propia de la prescripción extintiva alegada, habida

cuenta que la misma demanda fue posteriormente válidamente

notificada, por lo que se han verificado las exigencias que

nuestro ordenamiento impone para que opere la interrupción

civil de la referida prescripción.”

Noveno: Que, por su parte la demandada ha sostenido

que la mera interposición de la demanda no puede producir

el efecto de interrumpir la prescripción.

Décimo: Que la prescripción constituye un principio

general del derecho destinado a garantizar la seguridad

jurídica, y como tal, adquiere presencia en todo el

espectro de los distintos ordenamientos jurídicos, salvo

que por ley o en atención a la naturaleza de la materia se

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determine lo contrario, esto es, la imprescriptibilidad de

las acciones. A ello cabe agregar que no existe norma

alguna en que se establezca la imprescriptibilidad genérica

de las acciones orientadas a obtener el reconocimiento de

la responsabilidad extracontractual del Estado o de sus

órganos institucionales; y, en ausencia de ellas,

corresponde remitirse a las reglas del derecho común

referidas específicamente a la materia.

Undécimo: Que el artículo 2497 del Código Civil

preceptúa que: “Las reglas relativas a la prescripción se

aplican igualmente a favor y en contra del Estado, de las

iglesias, de las municipalidades, de los establecimientos y

corporaciones nacionales y de los individuos particulares

que tienen la libre administración de lo suyo”.

Décimo segundo: Que el artículo 2332 del Código Civil

señala que las acciones establecidas para reclamar la

responsabilidad extracontractual prescriben en cuatro años,

contados desde la perpetración del acto.

Décimo tercero: Que citando la norma interpretativa

del artículo 19 del Código Civil y aplicándola al artículo

2332 del mismo cuerpo legal, se colige que el plazo de

prescripción de cuatro años se cuenta desde la perpetración

del acto, ello por cuanto “perpetrar” es “cometer, consumar

un delito o culpa grave”, conforme lo determina el

significado natural de la palabra.

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De esta forma, la perpetración se refiere al acto o

suceso infractor de la ley e imputable a una determinada

persona, y se entiende cometido desde que se incurre en él,

dependiendo ello de la precisa descripción jurídica del

evento que se trate, pues en algunos casos tal perpetración

supone una omisión en que se incurre desde que la conducta

omitida es exigible, otras una conducta activa que produce

alteraciones inmediatas en el suceder causal, y algunas

veces, de hechos cuyos efectos se manifiestan después,

momento desde el cual puede afirmarse su perpetración o

consumación; por ejemplo, de la caída de un edificio o de

la muerte de otro no se es responsable mientras el edificio

no muestre su ruina o ese otro no muera, aunque la ruina o

la muerte se produzcan tiempo después de haberse construido

negligentemente o de haber ejecutado la conducta

“matadora”. Lo anterior, siempre que se acredite la

existencia de una relación de causalidad entre la conducta

inicial y el resultado posterior.

La doctrina y la jurisprudencia, en algunos fallos,

así lo han señalado, como describe el profesor Hernán

Corral T. en su estudio sobre “Responsabilidad civil en la

construcción de viviendas. Reflexiones sobre los regímenes

legales aplicables a los daños provocados por el terremoto

del 27 de febrero de 2010” (Rev. Chilena de Derecho, 2010,

Vol.37, Nº3, p. 459-475): “La tendencia actual es

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interpretar el inicio del cómputo del plazo desde que se

produce el daño y no desde que se consuma la conducta

dolosa o negligente. Existen pronunciamientos judiciales

que acogen esta tesis para los daños en la construcción:

así en el juicio de responsabilidad por los daños sufridos

por el edificio Rey Sol II de Viña del Mar, como

consecuencia del terremoto del 3 de marzo de 1985, la Corte

Suprema estimó que, en atención a la regla del art. 2514

del Código Civil de que los plazos de prescripción

extintiva se cuentan desde que la obligación se hizo

exigible "tratándose de un ilícito como de autos, para que

nazca el derecho a pedir indemnización, es necesario que se

haya producido el daño. Antes no hay derecho para demandar

perjuicios" (C. Sup. 18 de diciembre de 1995, Gaceta

Jurídica Nº 186, p. 21). Por su parte, la Corte de

Apelaciones de Santiago en un juicio por daños de

filtraciones de un edificio, sentó la tesis de que el plazo

del art. 2332 debe computarse desde que se produce el

perjuicio: "La jurisprudencia y la doctrina, en un

principio, entendían que el plazo de prescripción de cuatro

años comenzaba en el instante de la acción u omisión

culpable o dolosa del autor del daño, aunque el daño se

ocasionare posteriormente. La Corte Suprema sentó la buena

doctrina, cambiando de opinión, y contó el plazo de

prescripción desde el momento en que se produjo el daño,

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evitando con esta interpretación el absurdo de que la

acción resulte prescrita antes de nacer, porque es

requisito de la indemnización la existencia del daño que

puede manifestarse con posterioridad al acto culposo o

doloso" (C. Santiago, 1º de septiembre de 2004, Gaceta

Jurídica Nº 291, p. 129).” Así también lo ha sostenido esta

Corte en otros fallos posteriores como por ejemplo el Rol

CS Nº 3140-2015.

Décimo cuarto: Que, desde la óptica descrita en el

motivo precedente y atendido el claro tenor de la demanda,

el hecho fundante de la acción entablada es la muerte o

fallecimiento del Sr. Pardo Saavedra (Q.E.P.D.) y no la

intervención quirúrgica, como lo sostuvieron los

sentenciadores del grado, pues la aludida demanda se erige

para hacer efectiva la responsabilidad del Servicio de

Salud demandado por sus actos u omisiones en la atención

del paciente y que ocasionaron su deceso, de modo que lo

que se persigue es la indemnización del daño moral

ocasionado por su muerte, a los actores. Siendo así, cabe

tener presente a efectos de la resolución del arbitrio, que

la muerte del señor Pardo Saavedra acaeció el día 8 de

noviembre del año 2010.

Décimo quinto: Que, en consecuencia, sólo cabe

concluir que el primer vicio denunciado, carece de

influencia al haberse determinado que el día a quo del

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plazo de la prescripción es la fecha de fallecimiento de

don Juan Pardo Saavedra. En este orden de ideas, lo cierto

es que aún en el caso que esta Corte estimara que el plazo

de prescripción del artículo 2332 del Código Civil se

interrumpe con la notificación válida de la demanda, hecho

éste que tuvo lugar –después de una serie de incidentes de

nulidad- el 18 de agosto de 2014, lo cierto es que entre

esta fecha y el fallecimiento del paciente, no había

transcurrido el plazo de prescripción de cuatro años.

Luego, se arriba a la misma solución del fallo, esto es, al

rechazo de la excepción de prescripción extintiva de la

acción entablada.

Décimo sexto: Que, en estas condiciones, el primer

capítulo de infracciones no podrá prosperar.

Décimo séptimo: Que, en un segundo acápite, el

arbitrio de nulidad sustancial esgrime la infracción a los

artículos 4 y 42 de la Ley Nº 18.575 y 38 de la Ley Nº

19.966 afirmando que la falta de servicio de la demandada

no resultó probada en el juicio, pues existían antecedentes

médicos que, en concepto del recurrente, permitían

desvirtuar dicha responsabilidad al no dar suficiente

certeza al nexo causal.

Décimo octavo: Que, previo a entrar al análisis de

este segundo capítulo de infracciones, es importante tener

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presente que constituyen hechos establecidos por los

sentenciadores del fondo, los siguientes:

a) El 18 de marzo de 2010 el cónyuge y padre de las

demandantes- de 63 años- ingresó en el Hospital Clínico

Regional Guillermo Grant Benavente para realizarse una

cirugía consistente en una septoplastia, para corregir en

forma quirúrgica un problema que tenía en su tabique nasal.

b) Al ingresar a dicho centro hospitalario, se le

efectuó una evaluación previa por la unidad de medicina

interna del referido centro hospitalario, mediante examen

preoperatorio, en el que se le constató una diabetes con

control metabólico adecuado.

c) Al día siguiente, esto es el 19 de marzo de 2010, a

las 12:15 horas, se le indujo anestesia general

convencional, iniciándose el proceso de la cirugía, para lo

cual se le entubó sin incidentes y se mantuvo con

anestesia.

d) Transcurridos 45 minutos de iniciada la cirugía se

produce un cambio de anestesiólogo, y el segundo

profesional a cargo la completa, y finalmente ex tuba al

paciente.

e) El paciente es trasladado a la sala de recuperación

de anestesia, donde es recibido por un técnico de

enfermería, Nancy Mella, quien constata que el paciente

presenta una bradicardia severa tratada por atropina, y al

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no revertirla adecuadamente, llama a la anestesióloga a

cargo, la que no concurre inmediatamente.

f) Los médicos, una vez que asumen el tratamiento del

paciente, indican la aplicación de 2 dosis de atropina y de

epinefrina IV, se le efectúa un masaje cardiaco externo, se

ventila y re intuba, y al revertir la arritmia el paciente

es trasladado a la unidad de cuidados intensivos.

g) Trasladado el paciente a la unidad de cuidados

intensivos se le dejó en coma inducido para prevenir daño

neurológico, lo que se extendió hasta el 20 de marzo de

2010, no presentándose resultado positivo, pues el paciente

no reaccionó, quedando varios meses en estado vegetativo,

falleciendo finalmente el 8 de noviembre de 2010 a las

16:30 horas.

h) La intervención se inició con una anestesióloga –

doña Carmen Zambrano Gaete- y luego fue asumida por otra –

doña Oriana Maldonado- quien continuó con el proceso, pero

mientras paralelamente asistía a otro paciente, dejando

finalmente a don Juan Pardo Saavedra en la etapa post

operado a cargo de una técnico en enfermería.

Décimo noveno: Que sobre la base de los hechos ya

enunciados precedentemente, los sentenciadores tuvieron por

configurada la falta de servicio de la demandada por una

falla en la organización, la que de acuerdo a la doctrina

que cita, se daba por las siguientes razones: a) la falta

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de cuidado del personal médico auxiliar, b) mal disposición

de los turnos de los especialistas, c) demoras en la

atención producidas por una errónea organización de las

medidas de contención. Consideraron los jueces de la

instancia, que todas estas circunstancias se estimaron

concurrentes en la especie.

Vigésimo: Que, los sentenciadores reflexionaron en

torno a que el hecho complejo como el cambio del médico

anestesista durante el desarrollo de la operación y el

haber sido recibido el paciente en la sala del

postoperatorio por un técnico de enfermería, en

circunstancias que las normas mundiales y nacionales

aceptadas aconsejan que debía estar a cargo de un médico o

enfermero, sumado a la dificultad para ubicar a la

anestesista al momento de presentarse las complicaciones,

constituyeron la falta de servicio de la demandada.

Vigésimo primero: Que las circunstancias fácticas en

que los sentenciadores de la instancia asientan la

responsabilidad de la demandada, han quedado fijadas en

forma inamovible para esta Corte desde que la recurrente no

alegó infracción a las normas reguladoras de la prueba,

omisión que impide a este tribunal alterar los hechos que

el fallo de segunda instancia da por acreditados y a partir

de los cuales se ha afirmado la responsabilidad de la

demandada, hechos constitutivos de falta de servicio.

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Vigésimo segundo: Que, los errores denunciados en este

capítulo, en cuanto se encuentran referidos única y

exclusivamente a las normas que establecen la

responsabilidad del Estado y de los Servicios de Salud por

falta de servicio, no tienen trascendencia, desde que la

impugnante no ha pretendido variar los hechos sobre los

cuales se construye tal responsabilidad en el fallo en

revisión.

Vigésimo tercero: Que, de todo lo razonado, aparece

que el arbitrio de nulidad sustancial en análisis, no podrá

prosperar.

Por estas consideraciones y lo dispuesto en los

artículos 764, 765, 767 y 768 del Código de Procedimiento

Civil, se rechazan los recursos de casación en la forma y en

el fondo interpuestos en lo principal y primer otrosí de

fojas 505, por el abogado Francisco Javier Silva Soto, en

representación de la parte demandada, Servicio de Salud

Concepción, en contra de la sentencia de veintinueve de

junio de dos mil dieciocho, escrita a fojas 499 y

siguientes.

Se previene que el Ministro Sr. Muñoz no comparte los

fundamentos décimo a décimo quinto, por cuanto la

prescripción, como sanción nunca podría considerarse un

principio general del derecho y si así fuera no podría dar

pie al acogimiento de un error de derecho por infracción de

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ley; de la misma forma las disposiciones del Código Civil

han sido establecidas para relaciones horizontales, jamás

respecto de aquellas sustentadas y regidas por el Derecho

Público, dado que al establecerse del artículo 2497 del

Código citado, lo fue en aquel tipo de vinculaciones y

negocios jurídicos, cuando la autoridad actúa como

particular, no en el ejercicio de funciones de servicio

público; en iguales términos no comparte que se exprese que

la norma que resuelve el tema sea el artículo 2332 de la

aludida codificación, puesto que la llamada a resolver el

caso es el artículo 40 de la Ley N°19.966; y, por último,

el día a quo en la prescripción no está dado por la fecha

en que se manifiesta el perjuicio, sino que en los hechos

complejos, no es posible aislar el suceso que los origina

de aquel en que se producen sus efectos, dado que en esos

casos es todo el período el que debe considerarse para

fijar tal efecto. En tales condiciones el error de derecho

procede sea descartado.

Regístrese y devuélvase con sus agregados.

Redacción a cargo de la Ministra Sra. Vivanco y de la

prevención su autor.

Rol Nº 18.743-2018.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema


integrada por los Ministros (a) Sr. Sergio Muñoz G., Sra.
María Eugenia Sandoval G., Sr. Arturo Prado P. y Sra. Ángela

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Vivanco M. y el Abogado Integrante Sr. Pedro Pierry A. No


firma, no obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo
de la causa, la Ministra señora Sandoval por estar con
permiso. Santiago, 26 de septiembre de 2019.

SERGIO MANUEL MUÑOZ GAJARDO ARTURO JOSE PRADO PUGA


MINISTRO MINISTRO
Fecha: 26/09/2019 10:45:19 Fecha: 26/09/2019 12:13:13

ANGELA FRANCISCA VIVANCO PEDRO PIERRY ARRAU


MARTINEZ ABOGADO INTEGRANTE
MINISTRA Fecha: 26/09/2019 10:47:27
Fecha: 26/09/2019 10:47:26

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Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema

JORGE EDUARDO SAEZ MARTIN


MINISTRO DE FE
Fecha: 26/09/2019 12:21:15

En Santiago, a veintiséis de septiembre de dos mil diecinueve, notifiqué en


Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

JORGE EDUARDO SAEZ MARTIN


MINISTRO DE FE
Fecha: 26/09/2019 12:21:15

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la causa.
En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. XZQNMPXFRX

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