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ORIGEN TEORICO DEL LIDERAZGO

El estudio del liderazgo se ubica dentro de la corriente humanista preocupada por


encontrar explicaciones racionales del comportamiento del ser humano en los
distintos ámbitos de la vida. En el caso específico que nos ocupa, el hombre se
sitúa en el contexto laboral.

En su origen, aproximadamente de seis décadas atrás, tres prototipos humanos


protagonizan las relaciones interlaborales: los dueños empresariales que, en la
mayoría de los casos eran también los administradores; los jefes o supervisores y
los obreros. A los primeros les preocupaba, como es natural, el resultado
expresado en la utilidad financiera los segundos tenían la obligación de valor
porque los procesos de producción no se interrumpirán y los obreros que
aportaban su fuerza laboral a cambio de un salario.

Los primeros estudios, después de la era industrial en la que al trabajar se le


considera como una extensión natural de la maquina, concluyeron en
concepciones que habrían de evolucionar rápida mente impulsadas por las
investigaciones que han venido penetrando en el conocimiento del ser humano.

Las aportaciones teóricas iníciales determinaron las actitudes y el comportamiento


imperante en las relaciones interpresariales: ante las características naturales de
indolencia, pereza o resistencia al trabajo la fuerza de la autoridad, el castigo o el
premio para obligar el cumplimiento.

Douglas Megregor en su obra “El Lado Humano de la Empresa” menciona dos


teorías excluyentes entre sí que estuvieron vigentes hace más de medio siglo: la
Teoría “X” y la Teoría “Y”. En la percepción de rasgos naturales del ser humano
diferentes en cada una, radica la materialización de la teoría en formas de
comportamiento humano y su relación con las políticas operativas de la empresa.

La Teoría “X” identifica en el hombre promedio rasgos naturales negativos ante los
cuales hay que proceder con la fuerza, la presión, los premios o los castigos para
el trabajo se cumpla.

La teoría recalca el desagrado que el ser humano siente por el trabajo; la aversión
a él; la resistencia a todo lo que implica cambio; la probreza de ambiciones de
superación personal y el agrado porque ser dirija. Como lo prioritario son los
resultados y el afán de lucro de los dueños, se determina aplicar el poder, la
reflexión y las amenazas para que se cumpla con el trabajo y premiar o sancionar
de acuerdo a los aciertos o errores en los procesos y resultados.

La Teoría “Y” considera que el ser humano es susceptible de motivación y de que


mediante incentivos adecuados desarrolla esfuerzos mentales y físicos relativos al
trabajo. Se demuestra con esto que el control externo y las amenazas no son las
únicas formas de encauzar el esfuerzo humano hacia el cumplimiento de las
prácticas laborales y el cumplimiento de objetivos de la empresa.

Según la Teoría “Y”, el hombre es apto para dirigirse y controlarse a sí mismo en


busca de los resultados con los que se haya comprometido, a cambio de las
compensaciones estipuladas en el contrato de trabajo y de acuerdo al logro de
resultados. El se habitúa a cumplir responsabilidades y a desarrollar la
imaginación, el ingenio y la creatividad en el análisis y en la solución de problemas
de la organización, siempre y cuando, la dirección y el ejercicio del liderazgo haya
orientado la motivación en ese sentido.

Según esta teoría, la falta de ambición y la insistencia en la seguridad son


consecuencia de las formas de dirección y control y experimentadas en la
realidad laboral y no características humanas esenciales; por el contrario, el ser
humano es rico en potencialidades que sólo esperan el incentivo adecuado para
ser liberadas.

Uno de los factores del desarrollo industrial japonés que la Teoría “Z” debida a
William Ouchi conocida también como método japonés; la teoría indica que la
condiciones naturales del ser humano se relacionan con las del trabajo en donde
se humanizan las condiciones en que se opera, aumentando así la productividad y
a su vez, desarrollando la autoestima de los trabajadores. La teoría alienta la
participación sustentada en relaciones humanas armonicas en las que se atiende
al trabajo como un ser integral (cuerpo, mente y conciencia) que no puede desligar
su vida laboral de su vida personal.

Es natural que como consecuencia, surja la ____________

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