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DE LA COMBINACION A LA INTERACCION
REPLANTEAMIENTOS EN LA TESIS DE LA COMBINACION DE TODAS LAS
FORMAS DE LUCHA EN EL PCC Y LAS FARC

FRANCISCO JAVIER TOLOZA FUENTES

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
MAESTRIA EN SOCIOLOGIA
BOGOTA
2008


 
 

DE LA COMBINACION A LA INTERACCION
REPLANTEAMIENTOS EN LA TESIS DE LA COMBINACION DE TODAS LAS
FORMAS DE LUCHA EN EL PCC Y LAS FARC

FRANCISCO JAVIER TOLOZA FUENTES

Trabajo de tesis para optar al título de Magister en Sociología

Director: Hésper Eduardo Pérez Rivera

Profesor Departamento de Sociología

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS
MAESTRIA EN SOCIOLOGIA
BOGOTA
2008


 
FORMATO UNICO PARA ENTREGA DE LOS TRABAJOS DE GRADO

TÍTULO EN ESPAÑOL:
De la combinación a la interacción. Replanteamientos de la tesis de la combinación de
todas las formas de lucha en el PCC y las FARC
TÍTULO EN INGLÉS:

From the combination to the interaction. Re-expositions of the


thesis of the combination of all the forms of fight in the PCC and
the FARC.

RESUMEN EN ESPAÑOL (MÁXIMO 250 PALABRAS):

La investigación busca analizar el surgimiento y desarrollo de la tesis de la combinación de


todas las formas de lucha desarrollada por el PCC y las FARC-EP, táctica
excepcionalmente perenne en América Latina-; este estudio interroga respecto a la
fundamentación de la tesis en la teoría marxista, las experiencias revolucionarias y el
análisis de la realidad colombiana, y explica los cambios en ésta a través de una lectura
desde la sociología política, para comprender la transformación de las FARC-EP de una
guerrilla de autodefensa subordinada a un partido legal, en un ejército guerrillero que
pretende constituirse como partido autónomo y se proyecta mas allá de sus filas militares a
través de un partido clandestino. La tesis parte de una tipología de las revoluciones sociales
en contraste con la situación colombiana, para llegar al análisis histórico de tres momentos
de la táctica de la combinación de las formas de lucha, buscando encontrar las variaciones y
continuidades en éstos, construyendo para ello una caracterización tanto del PCC y las
FARC-EP, como de su táctica política.

TRADUCCIÓN DEL RESUMEN AL INGLÉS:

The research seeks to analyze the emergence and development of the thesis of the
combination of all the forms of fight, developed by the PCC and the FARC-EP,
exceptionally everlasting tactics in Latin America. This study interrogates with regard to
the foundation of the thesis in the Marxist theory, the revolutionary experiences and the
analysis of the Colombian reality, and explains the changes in this one across a reading
from the political sociology, too understand the transformation of the FARC-EP of a
guerrilla warfare of self-defense subordinated to a legal party, in a guerrilla army who tries
to be constituted as autonomous party and to be projected there of his military rows across a
clandestine party. The thesis departs from a typology of the social revolutions in contrast
with the Colombian situation, to come to the historical analysis of three moments of the
tactics of the combination of the forms of fight, seeking to find the variations and
continuities in these, constructing for it a characterization so much of the PCC and the
FARC-EP, as of this political tactics.

DESCRIPTORES O PALABRAS CLAVE EN ESPAÑOL (MÁXIMO 5):

Guerrillas- Comunismo- Revoluciones- Sociología Política-


Historia Política (Colombia)

TRADUCCIÓN AL INGLÉS DE LOS DESCRIPTORES: Guerrillas –


Communism - Revolutions - Political Sociology - History Political
(Colombia).

FIRMA DEL DIRECTOR:_________________________


HÉSPER EDUARDO PÉREZ RIVERA

Nombre completo del autor y (Año de nacimiento):

FRANCISCO JAVIER TOLOZA FUENTES (1978)


_______________________________________________________________________________
 

CONTENIDO

Pág.

INTRODUCCION 8

1. HACIA UNA TIPOLOGIA DE LAS REVOLUCIONES SOCIALES 12


1.1. MARCO CONCEPTUAL 12
1.2. CARACTERISTICAS DE LOS PROCESOS
REVOLUCIONARIOS HISTORICOS 21
1.2.1. La particularidad propia de cada revolución 21
1.2.2. Sociedades agrarias en anacronismo 23
1.2.3. El derrumbamiento de débiles Estados o centros políticos 25
1.2.4. Crisis político-militar: Tensión Estado-clases dominantes 34
1.2.5. La inexistencia de tradición demoliberal 37
1.2.6. Formación y desarrollo de una clara vanguardia 39
1.2.7. Creación de una amplia alianza contra el antiguo régimen 43

2. COLOMBIA Y LA SITUACION REVOLUCIONARIA 46


2.1. ESTRUCTURA AGRARIA HÍBRIDA Y ADAPTADA 47
2.2. ESTADO AMBIVALENTE PERO CONSOLIDADO CON UN EJÉRCITO
MODERNIZADO 53
2.3. UNIDAD ÉLITE POLÍTICA-CLASES DOMINANTES 63
2.4. BIPARTIDISMO DE HONORATIORES, CIVILISTA Y PERENNE 65
2.5. INEXISTENCIA DE VANGUARDIA DEFINIDA Y DE FRENTE AMPLIO
DE APOYO 75

3. EL PCC Y LAS FARC: EXCEPCIONALIDADES HISTORICAS 82


3.1. EL PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO 82


 
 

3.1.1. Marco conceptual 82


3.1.2 Hacia una caracterización del PCC 97 
3.1.2.1 El PCC como partido marxista-leninista 97
3.1.2.2 Extracción mayoritariamente no-obrera de la militancia 100
3.1.2.3 Un partido pequeño pero de influencia social 104
3.1.2.4 La táctica de la combinación de todas las formas de lucha 109
3.1.2.5 Un partido pro-soviético pero heterodoxo 112
3.1.2.6 La recurrente consigna del Frente Popular 116
3.1.2.7 Dialéctica Unidad-pugnacidad de los comunistas 119 
3.2. LAS FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA 122
3.2.1 Más cerca de Schmitt que del “Che” Guevara 122
3.2.2 Las FARC como guerrilla atípica 127
3.2.3 Guerrilla Campesina 133
3.2.4 Guerrilla del “Partido”. Imagen y semejanza del PCC 138
3.2.5 ¿Un maoísmo pro-soviético? 141

4. LA TACTICA DE LA COMBINACION:UNA SINTESIS MAS


PRAGMATICA QUE TEORICA 147
4.1. ¿QUÉ ES LO PARTICULAR DE LA TÁCTICA DE LA COMBINACIÓN
DE TODAS LAS FORMAS DE LUCHA EN COLOMBIA? 147
4.2. LA FORMULACIÓN Y LA SUSTENTACIÓN DE LA TESIS 155
4.3. EL SUSTENTO TEÓRICO. ELEMENTOS PARA UNA
CONTRADICCIÓN 170
4.3.1 El análisis del Estado colombiano en el Partido Comunista 175
4.4. PERMANENCIA DE LA TESIS. VARIACIÓN DE SU PRAXIS.
ELEMENTOS DE ANÁLISIS 186

5. TRES MODELOS COMBINATORIOS MAS PRAGMATICOS QUE


TEORICOS 188
5.1. LA GUERRILLA DEFENSIVA DEL PARTIDO LEGAL 188


 
 

5.2. EL PLAN ESTRATÉGICO: PLENITUD DE LA COMBINACIÓN 207


5.3. EL EJÉRCITO QUE RECONSTRUYE AL PARTIDO 237
6. EPILOGO 258

BIBLIOGRAFIA 262


 
 

CUADROS Y GRAFICOS

CUADRO 1. Distribución de las fincas según superficie y uso agrícola según


tamaños. Colombia. 1995. Tomado de FAJARDO MONTAÑA, Darío. Para
sembrar la paz hay que aflojar la tierra. Instituto de Estudios Ambientales.
Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2002. 49

CUADRO 2. Tipos Ideales de Guerrilla. Tomado de PIZARRO LEONGOMEZ,


Eduardo. Insurgencia sin Revolución. Bogotá: Tercer Mundo-IEPRI .1996. 130

CUADRO 3. Tres modelos combinatorios. 257

GRAFICO 1. Tendencias de Izquierda en Colombia. Tomado ARCHILA NEIRA,


Mauricio. Idas y venidas vueltas y revueltas. Bogotá: Cinep- ICANH .2003. 81

GRAFICO 2. Analogía Estructura Partido leninista- Estructura FARC-EP. 140

GRAFICO 3. Organigrama PCCC. 249


 
 

INTRODUCCION

La comprensión del complejo conflicto armado que vive el país no es solo una
materia pertinente, sino prácticamente un deber de las ciencias sociales en
general y de la sociología en particular. Este trabajo de investigación pretende
aportar elementos al respecto desde una perspectiva poco explotada, que
relaciona a la guerrilla más grande y longeva del país con su pragmática
disposición táctica de la combinación de todas las formas de lucha, enmarcada por
su estrecha y determinante relación con el Partido Comunista Colombiano. No se
encontrará en la presente investigación un intento por hacer una recopilación
histórica absoluta del movimiento insurgente, sino sustancialmente un análisis
sociológico que incorpore referentes teóricos alrededor de las aristas
organizativas, políticas y militares de las FARC.

El estudio de la táctica de la combinación y sus incidencias en la configuración de


las FARC, es el estudio de la excepcionalidad histórica del proceso de esta
guerrilla. Se escogió como camino para la comprensión de dicha táctica,
escudriñar su sustento teórico con base en su fundamentación en la teoría
marxista, las experiencias revolucionarias y el análisis de la realidad colombiana,
al tiempo que se avanzaba en caracterizaciones históricas de sus sujetos: el
Partido Comunista y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

El punto de partida fue entonces construir un referente teórico que nos permitiera
analizar la combinación precisamente a través de un ejercicio de historia
comparada, con respecto a los procesos revolucionarios triunfantes, en medio de
un fluido diálogo con las elaboraciones sociológicas sobre el Estado, la revolución
y el sujeto. En el primer capítulo, encontraremos este ejercicio en la búsqueda de


 
 

construir una tipología sociológica de las revoluciones sociales, como punto de


partida para escudriñar el acervo conceptual de la táctica comunista colombiana.

En un segundo momento, una vez decantada una caracterización de las


revoluciones sociales, desarrollaremos una sucinta comparación entre ésta y la
realidad nacional, como ejercicio necesario no solamente para encontrar
explicaciones de nuestra insurgencia crónica sino buscando desnudar debilidades
y fortalezas de análisis de la táctica política de los comunistas. Este será el
desarrollo del Capítulo II.

Estos primeros capítulos serán sin duda un marco conceptual válido para poder
observar en su dimensión los desarrollos propios de la táctica de la combinación
de las formas de lucha y poder apreciar la originalidad de ésta. Como parte de
este proceso de caracterización, realizamos un ejercicio de análisis sociológico
sobre los principales actores de la táctica: el PCC y las FARC, acudiendo a los
referentes conceptuales pertinentes y logrando denotar su atípico carácter, como
una importante pista explicativa de la excepcional política combinatoria. Esta
construcción la encontraremos en el tercer capítulo.

El cuarto capítulo entra al análisis de la táctica como tal. Aborda entonces un


intento de concreción de su especificidad a través de un análisis histórico y
conceptual, estudia detenidamente su proceso de formulación en Colombia como
línea táctica del PCC y escudriña la argumentación teórica tras esta política. La
conclusión que queda evidenciada y busca ser corroborada en el desarrollo de la
tesis, será el carácter sustancialmente pragmático –antes que teórico- de la táctica
de la combinación de todas las formas de lucha, carácter que buscará ser
demostrado empíricamente desde unas constantes en su implementación.


 
 

En tal sentido el capítulo V entrará a ubicar desde un análisis histórico de fuentes


primarias y secundarias, las constantes y transformaciones de la combinación de
las formas de lucha. Aunque el punto en común seguirá siendo su asiento
pragmático, este último capítulo permite apreciar las importantes variaciones que
explican múltiples elementos del actual desarrollo del conflicto armado y la lucha
política. La investigación presenta tres cortes analíticos donde se aprecian
momentos distintos en la implementación de la táctica de la combinación de todas
las formas de lucha.

Una primera etapa se marcará con el proceso de fundación de las FARC, (I y II


Conferencia Guerrilleras) y el X Congreso del PCC (1966) donde se formula
oficialmente la tesis de la combinación de todas las formas de lucha; un segundo
período comprenderá el proceso vivido entre la VII Conferencia de las FARC y la
fundación de la UP ( 1982-1985) donde la organización insurgente crea su Plan
Estratégico, varía su modo de operar e introduce elementos novedosos en el
modelo combinatorio; finalmente se tomará para el análisis actual del fenómeno el
proceso vivido a partir del descalabro de la Unión Patriótica y concluido en el
Pleno del Estado Mayor Central de 2000, donde se observa una importante
variación, representada en el impulso desde las FARC de organizaciones políticas
clandestinas y distintas al PCC.

Finalmente, sería bueno anotar, que este ejercicio investigativo, para llegar a feliz
puerto, ha debido sortear innumerables dificultades metodológicas que es preciso
mencionar. En primer lugar y por anodino que pueda ser, el estudio de los actores
armados aun se encuentra en Colombia cargado de fuertes prejuicios desde las
diversas orillas ideológicas del debate político. En tal sentido el presente trabajo

10 
 
 

busca romper con este difundido enfoque y hacer un esfuerzo, antes que desde
los juicios de valor, desde el método de la sociología hacia una comprensión
académica del fenómeno, con resultados que serán inevitablemente polémicos. En
segunda instancia, la información al respecto del problema de investigación se
encuentra en gran medida inaccesible para la academia, por las restricciones
obvias de las fuentes primarias, pero también por la parcialidad y el tinte de
diatriba política o enjuiciamiento ético que inunda muchos estudios y la misma
documentación, salpicada de datos poco verificables. No obstante, el presente
estudio hace un importante esfuerzo por incorporar en su análisis el mayor número
de fuentes cognoscibles hasta el momento, intentando decantar la veracidad de
las mismas mediante su constante comparación.

Aspiro pues que esta investigación satisfaga las expectativas sociológicas


generadas y cumpla con los requerimientos académicos para acceder al grado de
Magister.

11 
 
 

1. HACIA UNA TIPOLOGIA DE LAS REVOLUCIONES SOCIALES

1.1 MARCO CONCEPTUAL

En la perspectiva de desarrollar un análisis mas certero del contexto colombiano


que sirve de caldo de cultivo para el surgimiento y desarrollo de la tesis de la
combinación de todas las formas de lucha, apostamos mediante un análisis socio-
histórico encontrar las categorías de mayor relevancia en el desarrollo de las
reconocidas como revoluciones sociales de orientación socialista durante el siglo
XX, para desde allí hacer una análisis comparado con la situación colombiana.

De manera inevitable al adentrarnos en esta búsqueda nos encontramos con


pioneros convertidos hoy en “clásicos” al respecto del análisis histórico
comparativo de los procesos revolucionarios de transformación social: Barrington
Moore Jr1 y Theda Skocpol2.

Además de los elementos que puedan extraerse, sobre los casos estudiados por
estos autores, Moore y Skocpol harán un aporte invaluable con el desarrollo de un
método de análisis para acercarnos a las revoluciones: Sociología Comparada o
Historia comparada. El método comparado buscará cerrar la brecha existente
entre el estudio histórico concreto de las revoluciones acaecidas y la teoría de la
revolución, en general poco sólida en las ciencias sociales contemporáneas, al no
haberse sometido a prueba en el análisis empírico.

                                                            
1
MOORE, Barrington. Los orígenes sociales de la dictadura y de la democracia. El señor y el
campesino en la formación del mundo moderno. Barcelona: Ediciones Península, 1976. 487 p.
2
SKOCPOL, Theda,. Los Estados y las revoluciones sociales. Fondo de Cultura Económica.
México. 1984. 500 p.

12 
 
 

El método histórico comparativo,- definido así por los autores- a través de


asociaciones lógicas de causas potenciales con fenómenos determinados en
estudio, busca romper la limitación de la investigación empírica, aprovechando la
producción basada en ella para adentrar el análisis sociológico en aristas más
profundas. Mediante un ejercicio modesto, se aspira aplicar este método para las
reflexiones propias de este capítulo:

“De manera inevitable, los proyectos de historia comparada concebidos


con amplitud obtienen sus testimonios casi exclusivamente de fuentes
secundarias; es decir de monografías y síntesis de investigación ya
publicadas en libros o artículos por los mas destacados especialistas del
campo en cuestión. La labor del investigador que hace estudios de
comparación –y su contribución potencial- no estriban en revelar nuevos
datos acerca de los aspectos particulares de los diversos períodos y
lugares analizados en el estudio comparativo sino, antes bien, en
establecer el interés y la validez prima facie de un argumento general
acerca de las regularidades causales a través de los diversos casos
históricos. El comparativista no tiene ni el tiempo ni –todas- las
capacidades apropiadas para efectuar la investigación básica que
necesariamente constituye, en gran medida, el fundamento sobre el cual
se edifican los estudios de historia comparada. En cambio, el
comparativista debe concentrarse en escudriñar y revisar
sistemáticamente las publicaciones de los especialistas que tratan los
asuntos definidos como importantes por las consideraciones teóricas y la
lógica del análisis comparativo.3”

Aunque B. Moore será pionero en el desarrollo del método y aportará importantes


elementos frente a casos específicos, su objeto de estudio comprenderá una
gama más amplia de transformaciones sociales dentro de las que las revoluciones
sociales sólo serán una forma específica. Skocpol en cambio delimitará mas su
análisis a esta categoría particular tomando una muestra más pequeña, acorde a

                                                            
3
SKOCPOL (1984). Pág. 13.

13 
 
 

su concepción misma de excepcionalidad de las revoluciones sociales. La


construcción de Skocpol del concepto de revolución social, será una herramienta
de gran utilidad para nuestra búsqueda decantando la categoría subsumida hasta
entonces en generalizaciones que tienden a lecturas a-históricas como la violencia
política o la acción social:

“Las revoluciones sociales son transformaciones rápidas y


fundamentales de la situación de una sociedad y de sus estructuras
de clase; van acompañadas, y en parte son llevadas por las revueltas,
basadas en las clases, iniciadas desde abajo. Las revoluciones
sociales se encuentran aparte de las otras clases de conflictos y
procesos transformativos, ante todo, por la combinación de las
coincidencias: la coincidencia del cambio estructural de la
sociedad con un levantamiento de clases, y la coincidencia de la
transformación política con la social… Lo que es exclusivo de la
revolución social es que los cambios básicos de la estructura social y
de la estructura política ocurren unidos, de manera tal que se
refuerzan unos a otros. Y estos cambios ocurren mediante intensos
conflictos socio-políticos, en que las luchas de clase desempeñan un
papel primordial.4”

La rigurosa delimitación conceptual del fenómeno de la revolución social para


Skocpol, permitirá distinguirla de otros procesos que se le pudiesen asemejar
como las rebeliones o las reformas políticas. Esta demarcación explicará la
excepcionalidad histórica de dichos procesos, pero al mismo tiempo aportará una
visión integrada que no unidimensionalice la comprensión de la categoría a uno u
otro aspecto político o económico contenido en ella. Skocpol hablará de entender
a las revoluciones como conjuntos complejos, como totalidades.

Reconociendo este valioso aporte, para nuestro caso, restringiremos aún más el
concepto de Skocpol a aquellas revoluciones sociales que durante el siglo XX han
                                                            
4
Ibíd. Pág. 21.

14 
 
 

llevado expresamente orientación de tipo socialista y que fueron punto de


referencia para la apuesta de revolución social en nuestro país impulsada por el
PCC y las FARC.

En segunda instancia, como desarrollo del método histórico Skocpol delinea


nuevas claves metodológicas para la comprensión causal de las revoluciones
sociales, en abierta ruptura con lo que a su juicio han sido las doctrinas
explicativas predominantes respecto a esta problemática5, pero retomando
elementos centrales de las teorías marxista y del conflicto político. Así pues
partiendo del reconocimiento de las contradicciones objetivas de clase y el papel
central de la acción colectiva y el conflicto entre grupos para el entendimiento de
los procesos revolucionarios, la autora busca ofrecer tres dimensiones analíticas a
su parecer ausentes o soslayadas en las otras escuelas: la visión estructural del
análisis no-voluntarista; el contexto internacional e histórico-universal; y la
autonomía potencial del Estado.

Frente a su primera línea de diferenciación metodológica, para Skocpol incluso las


teorías que posan de estructuralistas –como el marxismo- terminan naufragando
en explicaciones socio-psicológicas antes que socio-estructurales de las
revoluciones sociales, dado el peso otorgado al descontento – y en general al
papel- de los sectores subalternos como causa principal del proceso
revolucionario:

                                                            
5
Skocpol hablará de 4 escuelas que analizan las revoluciones: el marxismo en sus diversas
vertientes; las teorías del agregado psicológico representadas entre otros por T. Gurr; las teorías
del Consenso de los Sistemas de Valores, de estirpe parsoniana y representada por c. Johnson; y
las teorías del conflicto político expresadas en C. Tilly. Ver. Cap. 1. SKOCPOL. (1984)

15 
 
 

“En la historia ninguna revolución triunfante ha sido “hecha” por un


movimiento declaradamente revolucionario que movilizara las masas. Es
cierto que las organizaciones e ideologías revolucionaras han ayudado a
cimentar la solidaridad de las vanguardias revolucionarias antes o durante
las crisis revolucionarias. Y han facilitado mucho la consolidación de
nuevos regímenes. Pero en ningún sentido tales vanguardias han creado
nunca las crisis revolucionarias que luego hicieron estallar. En cambio
como lo veremos las crisis revolucionarias se han desarrollado por el
surgimiento de crisis político-militares de dominación de Estado y de clase.
Y sólo por las posibilidades así creadas han logrado los dirigentes
revolucionarios y las masas rebeldes contribuir a la realización de las
transformaciones revolucionarias.”6

La visión estructural de Skocpol se condensa en la comprensión condicionada de


la acción de todos los sujetos del proceso revolucionario a través del
aprovechamiento de circunstancias y no la simple fabricación de éstas. Este
importante llamado de atención no puede ser llevado al otro extremo, el de
eliminar la decisiva influencia de diversos factores subjetivos de las revoluciones
como el descontento creciente o el papel de las vanguardias revolucionarias,
desconociendo al Estado y demás estructuras sociales como criaturas humanas
en sí mismas. La cita de Hobsbawm hecha por la misma Skocpol sintetiza
magistralmente el debate: “La relevancia evidente de los actores en el drama, no
significa que sean el dramaturgo, el productor y el escenógrafo7”. Como veremos
posteriormente del mismo análisis comparativo realizado por Skocpol se podrá
extraer el papel angular aunque diferenciado que jugaron los bolcheviques y el PC
chino en sus respectivas revoluciones. Papel que obviamente estuvo mediado por
el marco de crisis estructural de los antiguos Estados y sólo fue posible gracias a
ésta.

                                                            
6
Ibíd. Pág. 41.
7
Ibíd. Pág. 42.

16 
 
 

En un segundo momento Skocpol pondrá sobre la mesa el contexto internacional y


de la historia universal como componente ineludible del análisis de las
revoluciones. Las relaciones internacionales estarían comprendidas en el conjunto
de relaciones sociales que son la base para la comprensión de estos complejos
procesos sociales. Para Skocpol existe un sistema internacional de Estados
relativamente autónomo, interdependiente en su estructura y dinámica con el
sistema económico transnacional del capitalismo pero no reductible a éste.8 Este
marco internacional es parte integrante del flujo de fuerzas que inciden en el
levantamiento o derrumbamiento de Estados, en triunfos o reveses
revolucionarios:

“A lo largo de la historia , las relaciones transnacionales desiguales o


competitivas han ayudado a moldear las estructuras de Estado y de clase
de cualquier país, influyendo así en el marco existente interno del que las
revoluciones surgen –o no surgen- ; además, las relaciones
transnacionales influyen sobre el curso de los acontecimientos durante las
verdaderas coyunturas revolucionarias. Sólo han ocurrido revoluciones
sociales modernas en países situados en posiciones desventajosas dentro
de la arena internacional. En particular, las realidades del atraso militar o
de la dependencia política han afectado de manera decisiva la ocurrencia y
el curso de las revoluciones sociales.9”

El tercer elemento expuesto por Skocpol, la autonomía potencial del Estado, si


bien se entiende como desarrollo de su argumentación anterior será herramienta
clave en la comprensión de las revoluciones sociales, en la medida en que aborda
a su principal escenario: el Estado. Skocpol dibujando un Estado arena y
protagonista de las revoluciones, aboga consecuentemente con esta lectura por
un enfoque más centrado en el Estado, es decir donde se comprenda a éste no
desde la subordinación a lo económico o lo social:

                                                            
8
Ibíd. Pág. 49.
9
Ibíd. Pág. 51.

17 
 
 

“… Las realidades históricas de las revoluciones sociales insistentemente


indican la necesidad de un enfoque mas centrado en el Estado…. Las crisis
políticas que han lanzado las revoluciones sociales no han sido todas ellas,
meros reflejos epifenoménicos de tensiones sociales o contradicciones de
clases. Antes bien, han sido expresiones directas de las contradicciones
centradas en las estructuras de los Estados del antiguo régimen. Los
grupos del conflicto político que han figurado en las luchas socio-
revolucionarias no sólo han representados intereses y fuerzas sociales. En
cambio, se han formado como grupos de intereses dentro de ellos, y han
luchado por las formas de las estructuras del Estado… Más aún: las
revoluciones sociales han cambiado las estructuras del Estado, tanto o más
de lo que han cambiado las relaciones de clase, los valores sociales y las
instituciones sociales. Y los efectos de las revoluciones sociales sobre el
consiguiente desarrollo económico y sociopolítico de las naciones que han
transformado se han debido no sólo a los cambios de la estructura de
clases, sino también a los cambios de las estructuras y funciones del
Estado logrados por las revoluciones. En suma, las modificaciones de clase
y las transformaciones socio-económicas que han caracterizado a las
revoluciones sociales se han entrelazado íntimamente con el desplome de
las organizaciones de Estado de los antiguos regímenes, y con la
consolidación y el funcionamiento de las organizaciones de Estado de los
nuevos regímenes10”.

Skocpol nos propone para comprender las revoluciones sociales- o en nuestro


caso su intento hasta ahora fallido- al Estado como macro estructura, es decir
como conjunto de instituciones de diversa índole articuladas, ejerciendo tanto
coacción como administración. La macro estructura del Estado no esta ajena al
conflicto social y de clase, pero tampoco es mero apéndice de éstos, posee una
vida propia basada en la fuerza –como lo plantease de antemano Maquiavelo- que
se encarna en las organizaciones burocráticas y militares, que conformarían el
cuerpo como tal del Estado.

                                                            
10
Ibíd. Pág. 60-61.

18 
 
 

Aunque el sentido y desarrollo del Estado estará marcado por relaciones sociales
exteriores a su cuerpo mismo, las organizaciones administrativas y de coacción
que lo conforman mantendrán una autonomía relativa en su funcionamiento,
respecto a las clases dominantes. Aunque habrá un marco de armonía entre
clases dominantes y Estado –que hace relativa la autonomía- , las tensiones entre
estos dos actores, desde la perspectiva de Skocpol serán una posibilidad bastante
corriente:

“Aunque tanto el Estado como la(s) clase(s) dominante(s) comparten un


interés general en mantener en su lugar a las clases subordinadas en la
sociedad, y funcionando de acuerdo con la economía existente, los
intereses fundamentales propios del Estado en el mantenimiento del
simple orden físico y de la paz política pueden llevarle –especialmente en
los períodos de crisis- a aplicar concesiones a las demandas de las clases
subordinadas. Estas concesiones pueden ser a expensas de intereses de
la clase dominante, pero no contrarios a los intereses del propio Estado,
de controlar la población, recabar impuestos y conseguir reclutas para el
ejército. Además, no debemos olvidar que los Estados también existen en
determinantes medios geopolíticos, en interacción con otros Estados,
reales o potenciales11.”

En los estudios de caso Skocpol retomará el análisis de estas tensiones entre


clases dominantes y Estado como un rasgo importante de las crisis político-
militares que posibilitarán triunfos revolucionarios. Este escenario de ruptura entre
las clases dominantes y sus representantes políticos en el Estado ya había sido
concebida por el mismo Marx en el Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte –a
propósito del derrumbe de la II República francesa- y por A. Gramsci bajo el
concepto de “crisis orgánica”, trazando un interesante puente con los clásicos del
marxismo, perdido por posteriores desarrollos de esta escuela, y que será de gran
ayuda para la tipificación de las revoluciones sociales que intentamos desarrollar
en el presente capítulo.
                                                            
11
Ibíd. Pág. 62-63.

19 
 
 

Skocpol denomina su perspectiva como “organizativa” y “realista”, en cuanto


comprende los Estados como organizaciones y realidades materiales
distanciándose de lecturas del marxismo heterodoxo que lo mesuran como mera
dimensión analítica o teórica, o lo difuminan en el todo social. Esta mirada se
distancia igualmente de las escuelas que abordan el Estado como simple
legitimidad soslayando su incuestionable componente organizativo y material, que
garantiza su existencia por encima de la aquiescencia de la totalidad de la
población.

La autonomía relativa de los Estados estará determinada históricamente y será


diferenciada acorde a su proceso de formación, teniendo en cuenta la forma
específica que tome el anclaje bifacético del Estado según Skocpol, en el
confluirán multitud de fuerzas, lejos de cualquier simplificación:

“El Estado es, en suma, fundamentalmente bifacético, como Jano, con un


arraigo intrínsecamente doble en las estructuras socioeconómicas
divididas por clase y en un sistema internacional de Estados. Si nuestro
objetivo es comprender el desplome y la edificación de las
organizaciones de Estado en las revoluciones, habremos de ver no sólo
las actividades de los grupos sociales sino que también habremos de
enfocar los puntos de intersección entre las condiciones y presiones
internacionales, por una parte, y las economías estructuradas en las
clases y en los intereses organizados políticamente por la otra.12”

La autonomía potencial de los Estados en Skocpol está comprendida en un criterio


metodológico más general que rompe con cualquier interpretación monocausal de
un hecho histórico complejo como el de las revoluciones y parte de una lógica
multivariada de variables independientes, pero encuadradas en un marco histórico

                                                            
12
Ibíd. Pág. 65.

20 
 
 

universal único, que lleva inevitablemente a la interrelación entre las diversas


unidades de análisis.13

El marco conceptual que nos ofrece Skocpol ampliado con los aportes del
marxismo y los estudios de caso de las revoluciones triunfantes en Vietnam y
América Latina comparados con el caso negativo de Colombia son la base de las
reflexiones a presentar como marco estructural para la comprensión y tipificación
del fenómeno de las revoluciones sociales

1.2 CARACTERISTICAS DE LOS PROCESOS REVOLUCIONARIOS


HISTORICOS

1.2.1 La particularidad propia de cada revolución. La primera conclusión lejos


de crear desaliento académico es un importante pertrecho para adentrarnos en el
análisis detallado de los casos históricos. Aunque como enumeraremos a
continuación, habrá rasgos y lógicas comunes en los diversos procesos el primer
gran paso de análisis es romper con los esquemas conceptuales explicativos de la
revolución en poco diálogo con los casos históricos. En los extremos de la
simplificación estuvieron vertientes del marxismo que entendían la revolución
como secuencia lógica a las penurias económicas o a la acción intrépida de
vanguardias bien organizadas. La India y Haití, para la primera explicación, e
Indonesia o El Salvador, para las dos premisas serán elocuentes casos negativos,
que quiebran esta posibilidad de generalización.14 De igual forma se derrumbarán
teorías desde la derecha que ubican la revolución como resultado de una artimaña
de un grupo desestabilizador o incluso aquellas que hacen hincapié en el

                                                            
13
Ibíd. Pág. 75-76.
14
RANGEL SUAREZ, Alfredo. Guerra Insurgente. Intermedio Editores. Bogotá. 2001. 456 p.

21 
 
 

problema de la legitimidad, entendiendo está como el aprecio al régimen


establecido.15

A la luz del análisis de casos históricos Skocpol nos previene contra cualquier
generalización que ignore las particularidades de los Estados en cuestión:

“En primer lugar las causas de las revoluciones (sean de casos


individuales o de conjuntos de casos similares) necesariamente varían, de
acuerdo con las circunstancias históricas e internacionales de los países
en cuestión… Y en segundo lugar, las pautas de causación y resultados
revolucionarios, necesariamente son afectados por los cambios de la
historia universal en las estructuras y bases de poder del Estado como
tal16.”

Así mismo, propósito del análisis comparado de las revoluciones latinoamericanas


Pizarro afirma: En contraste con enunciados de corte deterministas “Si A,
entonces B” ó incluso probabilísticos “Si A, lo mas a menudo B”, R. Boudon cree
que en estos casos la relación debe ser enunciada bajo una forma existencial “Si
A, algunas veces B”, o mejor “Si A, en ciertas ocasiones B”17.

La ruptura con cualquier explicación mecanicista no significa no poder encontrar


mediante el análisis comparado elementos comunes que nos dibujan ejes
cruciales para la comprensión de las revoluciones sociales.

                                                            
15
La misma Skocpol, cita como caso negativo a Sudáfrica donde a pesar de la ilegitimidad
generalizada del régimen de apartheid, esta crisis no devino en una revolución social dado los
diversos factores que garantizaban el mantenimiento del sistema político.
16
SKOCPOL. (1984).
17
PIZARRO LEONGOMEZ, Eduardo. Insurgencia sin revolución. Tercer Mundo-IEPRI. Bogotá.
1996. Pág. 7.

22 
 
 

1.2.2 Sociedades agrarias en anacronismo. Rusia, China, Vietnam, Cuba y


Nicaragua poseían en el momento del estallido revolucionario estructuras agrarias
atrasadas, poco adaptadas al capitalismo imperante a nivel mundial. Aunque en
general había una economía mercantilizada, no había relaciones sociales de
producción capitalistas en el campo, el régimen de propiedad de la tierra era
claramente pre-capitalista y la tecnificación de la agricultura era bastante precaria
en general, dando lánguidos réditos a los terratenientes. Sus poblaciones eran
mayoritariamente rurales y pese a la variada importancia de la industria en estos
países, en contravía de la profecía marxista ninguno se consideraba un país
industrialmente desarrollado, al inicio del proceso revolucionario.

B. Moore Jr nos ofrecerá interesantes reflexiones que hilan las revoluciones con las
sociedades agrarias que las gestaron. En un análisis comparativo de los diversos
modelos de transformación hacia sociedades modernas, serán Rusia y China los
países de mayor protagonismo del campesinado en estos procesos mediados en
sus respectivos casos por la revolución social; igualmente serán estos países
precisamente el arquetipo del fracaso de la clase alta en la adopción de la
agricultura comercial,18 coste que a la postre fue trasladado al campesinado.

Así mismo Moore vincula esta condición objetiva con otros aspectos que
erosionaron la cohesión social en estas naciones como la debilidad de los vínculos
entre el campesinado y su superior inmediato en la estructura de subordinación
política y económica:

                                                            
18
“La historia indica que un movimiento revolucionario halla muchas mas facilidades para avanzar
y llegar a ser una seria amenaza allí donde la aristocracia rural no ha desarrollado un impulso
comercial poderoso dentro de sus propias filas… es probable que a la vez, la aristocracia trate de
mantener su estilo de vida en un mundo cambiante sacando un excedente mayor del
campesinado. Así sucedió, a grandes líneas en la Francia del siglo XVIII y en Rusia y China.”
MOORE Jr. (1976). Pág. 372.

23 
 
 

“Hay bastantes hechos favorables a la tesis que allí donde los vínculos
derivados de dicha relación entre la comunidad campesina y su superior
son fuertes, la tendencia a la rebelión y mas tarde a la revolución
campesina es débil. Tanto en Rusia como en China, en cambio, los
vínculos fueron tenues y las convulsiones campesinas endémicas, pese a
que apenas si cabría concebir comunidades campesinas mas diversas.19”

Estas circunstancias tenderán a exacerbarse en los casos de Vietnam y Cuba


donde la posesión de la tierra e incluso la estructura estatal serán relacionadas por
las comunidades agrarias como instrumentos de dominación extra-nacionales
vinculados a potencias colonialistas, o en Nicaragua donde además de lo anterior
se asociará la estructura socio-política con la dominación de tipo patrimonial
ejercida por la familia Somoza.

Las sociedades agrarias que determinaban clases dominantes agrarias no


estaban adaptadas ni desarrolladas para el fortalecimiento de un verdadero
Estado moderno, como veremos posteriormente. A cambio de éste existirá una
hipertrofiada burocracia antimoderna que visibilizaba en el campesinado al Estado
como actor de tributo y represión, que será punto común de los casos estudiados
guardando las obvias diferenciaciones de las estructuras políticas a estudiar a
continuación:

“En suma, las causas mas importantes de revoluciones campesinas han


sido la ausencia de una revolución comercial agrícola dirigida por las
clases altas rurales y la concomitante supervivencia de las instituciones
campesinas en la era moderna, en que están sometidas a nuevas
presiones y tensiones…Las grandes burocracias agrarias anexas al
absolutismo real, han estado especialmente expuestas a dicha
combinación de factores favorables a la revolución campesina. Su misma
fuerza les permite inhibir el desarrollo de una clase comercial y
                                                            
19
Como contraejemplo Moore expondrá los casos de India y Japón como vínculos fuertes que
garantizaron el mantenimiento de sus respectivos regímenes. Ibíd. Pág. 379

24 
 
 

manufacturera… Además, una burocracia agraria, con sus onerosas


exigencias contributivas, corre el riesgo de empujar a los campesinos a
aliarse con las élites urbanas locales, hecho particularmente peligroso,
pues separa la máquina administrativa real de la masa de la población.20”

1.2.3 El derrumbamiento de débiles Estados o centros políticos. La


permanencia de estructuras agrarias inalteradas tenía como par en el terreno de lo
político la ausencia de maduración de un Estado moderno. En el caso de Rusia y
China se habían heredado Estados imperiales muy poco armonizados con el
proceso de construcción del Estado nacional en Europa Occidental21. En Vietnam
el proceso revolucionario se inicia sin que tan siquiera se haya constituido un
referente político distinto a la estructura colonial y en Cuba y Nicaragua sus
formaciones estatales correspondían más a centros políticos de corte patrimonial
que a Estados modernos.

Weber será incisivo en distinguir como rasgos del Estado moderno el ejercicio
legítimo del monopolio de la violencia, la codificación del derecho y el desarrollo
de una burocracia profesional como forma de racionalización, identificándolo
históricamente con las naciones de Europa Occidental, que no son escenario de
ninguna de las revoluciones sociales analizadas.22 El proceso de formación de
estos Estados nacionales se hizo mediante la concentración de la fuerza hasta su
monopolización en ejércitos nacionales y la derrota sucesiva a través de la
violencia, a quienes se opusieron al domino del monarca.

                                                            
20
Ibíd. Pág. 385-386.
21
Para un breve análisis frente a este tópico Ver: PEREZ RIVERA, Hésper Eduardo. Poder y
Nación en los orígenes del Estado nacional europeo. Cuadernos de Trabajo Nº 17. Facultad de
Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Colombia.1997.
22
Como antípoda a la burocracia moderna, Weber pondrá al funcionario letrado chino. WEBER,
Max. Economía y Sociedad. Tomo II. México. FCE. 1974. Pág. 1047 y ss.

25 
 
 

Hésper Eduardo Pérez23 identificará este proceso histórico de violenta formación


de los Estados nacionales europeos, que iniciado en los últimos siglos de la Edad
Media abordó en algunos casos hasta bien entrado el siglo XIX, como un
convulsionado pero inevitable paso de las sociedades preindustriales a la
modernidad, que tendrá un parangón similar en el recorrido de los países
latinoamericanos a partir de su independencia de España. Es en este clima de
inestabilidad política de larga duración –en tanto se encuentra inconcluso o
imperfecto el proceso de maduración de los Estados nacionales- se enmarcarán
los procesos revolucionarios latinoamericanos –en los que el autor incluye además
las revoluciones mexicana de 1910 y boliviana de 1952-. Esta reflexión aunque no
trasladable mecánicamente es mas que útil para un proceso estatal en ciernes
como lo era Vietnam del Sur, e incluso como lo demostrará T. Skocpol para los
inmaturos Estados de la Rusia zarista y la China pre-revolucionaria.

Skocpol hablará de una semi-burocracia china, al no poderse aplicar a cabalidad


la categoría weberiana ya citada, para los numerosos funcionarios del Imperio. Los
funcionarios eran una suerte de élite cultural que con sus familias no sumaban el
2% de la población; letrados en su mayoría de origen aristocrático en medio de
una población analfabeta, con la posibilidad de la compra-venta del título y
emparentados con la casta terrateniente, que gracias al modelo de administración
no centralizado recibían directamente pagos de los pobladores mucho mas
lucrativos en la mayoría de los casos que los réditos de la tierra.24 Aunque se
encontraban regidos por un riguroso sistema de calificación su administración no
correspondía a normas sistematizadas al estilo occidental, sino a la creencia en la
virtud del Emperador como lo señala Weber25.

                                                            
23
PEREZ RIVERA, Hesper Eduardo y Mary Luz ROBAYO. La insurgencia armada y el Estado en
América Latina. Fondo de Ediciones Sociológicas. Bogotá. 2001.
24
SKOCPOL. (1984). Pág. 121 y ss.
25
WEBER (1974). Pág. 1047

26 
 
 

El ejército imperial –y peor aún el del Kuomintang- acorde a la incipiencia de su


Estado, estaba lejos no sólo de una estructuración racional moderna, sino incluso
de cumplir el cometido del monopolio del ejercicio de la violencia en el vastísimo
territorio chino. El imperio chino como expresión de la vieja usanza expansionista
que divergía del colonialismo capitalista implementado ya en aquel entonces por
sus congéneres, cava su propia crisis con la excesiva ampliación territorial en el
auge de la dinastía Ching durante el siglo XVIII a costo del control político-militar.
Esta ampliación llevará rápidamente a debilitar el poder de Pekín, frente a las
provincias obligando a la corona a pactar con las élites regionales, cediendo
poderes e impuestos, atiborrando de cargas tributarias al campesinado local. De
esta crisis se derivan dos hechos que a su vez profundizarán la agonía del Estado
imperial chino: las sucesivas y prolongadas rebeliones campesinas durante el siglo
XIX26; y el debilitamiento financiero, por tanto burocrático y militar de Pekín. La
suma de hechos llevará a que sean las élites regionales y no el ejército imperial,
las que tengan que reprimir las rebeliones campesinas, construyendo para ellos
verdaderos ejércitos que terminaran por fragmentar el imperio dando origen a los
denominados Señores de la Guerra.

El contexto internacional, el denominado sistema de Estados será el crisol que


aunado a la crisis interna dará al traste con el imperio chino y después otorgará la
oportunidad a la insurgencia comunista para erigirse como nuevo Estado. Las
potencias europeas se apropiaron del comercio de los puertos chinos
desestabilizando aún más su régimen económico, entrando en guerra abierta con
el imperio como en las dos guerras del Opio y ocupando territorios, debilitando aun
más su ejército. Mientras tanto el surgimiento de Japón en el sistema internacional
de Estados, tendría como contradictor natural a su vecino decadente, impulsando
sucesivos conflictos e invasiones al territorio de éste, que redundarán en el

                                                            
26
Podríamos mencionar las rebeliones campesinas de Loto Blanco 1795-1804; la Rebelión del
Reino Celestial de los Taiping 1850-1864; y la Nien 1853-1868. SKOCPOL. (1984)

27 
 
 

derrumbamiento del poder militar tanto del Imperio como de la posterior república
del Kuomintang.

La caída del Imperio en 1911 antes que morigerar la atomización del uso de la
violencia la agudizará aún más. Los Señores de la Guerra, prácticamente
descuadernarán el Estado tomando control político-militar de importantes
regiones. La alianza inicial de comunistas y nacionalistas buscará precisamente
reunificar China, pero ante su ruptura en 1926 las guerrillas de Mao serán otro
actor en el juego por el control del monopolio de la violencia física. Solo tras la
expulsión de los japoneses y la toma del poder por los comunistas en 1949 se
podrá constituir el escenario apaciguado de uso exclusivo de la fuerza por el
nuevo Estado. No había pues Estado moderno en China, como lo demuestra una
superficial mirada a dos de sus principales componentes: la burocracia y el
ejército.

La Rusia de los Romanov, aunque mostrará ciertas características distintas,


tampoco puede catalogarse como un Estado nacional moderno en ejercicio.
Skocpol la definirá como una potencia subdesarrollada. La autocracia zarista
mostraba evidentemente mejores niveles de burocratización que la China imperial,
e incluso un ejército más poderoso y modernizado. Desde el reinado de Pedro II,
El grande (1682-1725) los sucesivos empeños de europeización de la Corona
habían dado sus frutos –aunque moderados- en estos dos importantes rasgos del
Estado ruso y en algunos aspectos económicos como la creciente
industrialización. Sin embargo había dos grandes cuellos de botella para el
proceso de modernización política en Rusia: en primer lugar el atraso económico
sustentado en su atrasada producción agrícola marcada además por las difíciles

28 
 
 

condiciones de las tierras del Imperio27; y en segunda instancia, el poco amable


puesto de la vasta Rusia en el entramado geopolítico europeo y mundial.

El primer rasgo hizo de la nobleza terrateniente rusa una clase “pobre” comparada
con sus congéneres europeas o asiáticas. Esta debilidad de los terratenientes
redundó en una afirmación del poder del Zar y de la autocracia, que devino en
tensiones. La corona rusa aprovechó las circunstancias a su favor limitando el
desarrollo de la nobleza, desarrollando reformas económicas en contra de esta
clase y manteniendo inamovible la estructura política de la monarquía, pero
socavando así la base económica tributaria sobre la que descansaba el mismo
armazón del Imperio. La nobleza rusa esquilmada por la subordinación a la corona
y por la atrasada agricultura debió vincularse a la burocracia imperial –que le
garantizaba mejores ingresos- aunque sin ningún tipo de beneficio venal.

Mientras tanto, el panorama dentro del sistema de Estados se tornaba bastante


tenso para Rusia, anclada aun al expansionismo imperial. En cada una de las
fronteras debía enfrentarse contra un Estado en ascenso –como Japón al Este o
Alemania unificada en el Oeste- o un imperio en decadencia- como con los
otomanos en el Mar Negro. Tales circunstancias llevan a Rusia a sucesivos
conflictos militares internacionales28 que desangran económicamente a la modesta
nobleza rusa, derivando en el debilitamiento y progresivo atraso técnico de su
ejército y la posterior crisis político-militar de 1917.

                                                            
27
“No sólo una parte del suelo no era fértil, el clima era invariablemente riguroso e impredecible, y
la organización y las técnicas de producción eran primitivas… Los bajos rendimientos y las
frecuentes cosechas fallidas eran los resultados no inesperados de muchas desventajas. En
realidad, los cálculos para la primera mitad del siglo XIX, muestran que los rendimientos eran los
mismos del siglo anterior y, en realidad, comparables a los del siglo XVI y probablemente a los de
antes.” SKOCPOL. (1984) Pág. 141.
28
Entre los conflictos perdidos todos por demás por las tropas de zar cabría mencionar: la Guerra
de Crimen 1854-1855, la guerra ruso-japonesa 1905 y la I Guerra Mundial 1914-1917.

29 
 
 

La aparente firmeza del Imperio zarista sólo se resquebraja con las sucesivas
derrotas militares internacionales. Se debilita la estructura estatal y se produce el
caos económico, social y burocrático. La I Guerra Mundial despedaza
definitivamente al ejército ruso y convierte buena parte de sus efectivos en punta
de lanza de los bolcheviques, que a la postre garantizan la insurrección de
Octubre. Así aunque en un momento de su construcción el Imperio Ruso lograse
el monopolio de la fuerza en su territorio, este se ilegitima por la crisis social y se
pierde por la descomposición de sus instrumentos básicos: la burocracia y el
ejército, desdibujando para el estallido de la revolución el proto-Estado moderno
existente.

Así pues, más allá de los relatos heroicos, las guerrillas de Mao, así como los
bolcheviques de Lenin no se enfrentaron a verdaderos ejércitos modernos
equipados y tecnificados, sino a restos de guardias imperiales decimonónicas
menguadas por las sucesivas guerras y conflictos en sus Estados en crisis.
Igualmente como lo veremos, los barbudos de Fidel Castro y los guerrilleros
sandinistas derrotaron a guardias pretorianas de fidelidad unipersonal distantes en
su moral, sentido, táctica y técnica a los ejércitos modernos de verdaderos
Estados nacionales29. La excepción en términos estrictamente técnico- militares
será Vietnam donde las tropas comunistas debieron derrotar sucesivamente a los
adelantados ejércitos francés y norteamericano pero en unas condiciones
determinadas por la lucha anticolonial, que le da connotaciones completamente
distintas al ejercicio técnico y político-militar.

                                                            
29
“Tal como lo declaró K. Chorley, en 1943: Ninguna revolución ganará contra un ejército interior
moderno, cuando tal ejército lance toda su fuerza contra la insurrección. Desde entonces la brecha
ya grande, entre la fuerza oficial controlada por un Estado y los medios de coacción que pueden
aplicar sin ayuda exterior los grupos extraoficiales y populares ha aumentado más aún.” SKOCPOL
(1984) Pág. 446-447.

30 
 
 

Cuba fue el último país de América en independizarse de la corona española,


junto a Puerto Rico en 1898. Para el triunfo de la revolución apenas contaba con
60 años de existencia como nación “independiente”. El mismo triunfo contra
España estuvo ya mediado por la intervención de los Estados Unidos, quienes a
continuación encuellaron el desarrollo político de la isla a la figura del
protectorado, garantizado por la Enmienda Platt de 1901, que impedía cualquier
cambio constitucional o de gobierno sin la autorización del gobierno
norteamericano.

El ejército cubano fue creado bajo la administración del gobernador


norteamericano Charles E. Magoon: “un ejército de arribistas, concusionarios y
policías típico de un protectorado”30. De este semillero surgirá Fulgencio Batista,
quien aprovechando la sostenida inestabilidad política, administrará la isla más a
merced de intereses personales, -aunque bajo la supervisión norteamericana-
antes que tras la búsqueda de la concreción de un Estado nacional, o tan siquiera
del gobierno de una clase dominante como tal. Las mismas clases poseedoras
enriquecidas con el comercio del azúcar estaban fuera del reparto de poder de los
dictadores y pugnaban por una apertura democrática.

El ejército hacía las veces de guardia personal y a lo sumo policía política, con un
equipamiento básico; el país estaba “protegido” en sus fronteras por el control
ejercido por los marines norteamericanos en todo el Caribe y el desarrollo mismo
de la institución militar fue supervisado cuidadosamente por los norteamericanos
previendo cualquier eventualidad31. El monopolio legítimo de la fuerza estaba

                                                            
30
RAMOS, J.A. El marxismo de Indias. Citado en PEREZ RIVERA, Hésper Eduardo. (2001)
31
“El ejército cubano carecía de armas modernas y del equipo más indispensable, que hubo de
importarse apresuradamente desde Estados Unidos ante el comienzo de la lucha armada.
Disponía de fusiles y ametralladoras de comienzos del siglo XX. Para completar sufría una fuerte
descomposición moral; según Ramos, el estado de ebriedad, la ineptitud técnica, los actos

31 
 
 

quebrantado no tanto por los pequeños grupos que desarrollaban acciones contra
el régimen –rasgo típico de las dictaduras caribeñas de aquella época- sino por el
creciente desprestigio de la fuerza armada que era asociada indisolublemente con
el dictador antes que con una autoridad pública.

Igualmente, la proto-burocracia –desacreditada entre la población- estaba


subsumida por la lógica del lucro personal y la adhesión al caudillo, antes que
integrada a un ordenamiento racional e impersonal, característicos del Estado
moderno, haciendo de la endeble estructura estatal cubana un verdadero régimen
patrimonial32 propio de sociedades pre-modernas como señala E. Pizarro L33.

En Nicaragua el panorama no sólo será similar al cubano sino los rasgos de


debilidad del centro político se exacerbaran casi hasta la caricatura. Durante el
siglo XIX, Nicaragua no sólo no superará las múltiples guerras civiles propias del
nacimiento de un Estado nacional, sino que incluso perderá su independencia
política a manos de la invasión de un filibustero norteamericano contempóraneo34,
que sólo podrá ser expulsado mediante la financiación de un empresario privado
también norteamericano. En salvaguardia de los crecientes intereses de las
multinacionales norteamericanas Estados Unidos intervendrá militarmente
Nicaragua, ya entrado el siglo XX entre 1912 y 1925, período que será

                                                                                                                                                                                     
criminales, las venganzas personales se distribuían las luces y las sombras de las fuerzas
armadas”. Ibíd. Pág. 14.
32
“Hablamos de una organización estatal-patrimonial cuando el soberano organiza en forma
análoga a su poder doméstico el poder político sobre los súbditos políticos… Los dos poderes
específicamente políticos a que nos referimos –el poder judicial y el militar- son ejercidos por el
señor ilimitadamente sobre las personas que le están patrimonialmente sometidas como parte
integrante del poder doméstico” WEBER ( 1974)
33
PIZARRO (1996) Pág. 12.
34
Podrá verse como un indicativo de la debilidad político-militar del Estado nicaragüense que el
mismo William Walker que toma el control del país centroamericano había fracasado en una
intentona similar en la California mexicana y sucumbirá después en su apuesta por invadir
Honduras.

32 
 
 

aprovechado para la formación de la Guardia Nacional, bajo el entrenamiento y


estructuración política y militar de los marines.

De esta Guardia Nacional saldrá el patriarca Anastasio Somoza quien tomará las
riendas del país, heredándolo a sus hijos hasta el triunfo del sandinismo en 1979.
Los reductos del antiguo ejército nicaragüense que se opondrán a la presencia
norteamericana o al manejo del dictador serán perseguidos y exterminados. La
familia Somoza tendrá no solo el control directo del poder político por 40 años,
sino se apropiarán de la mayor parte de las tierras fértiles y los negocios
productivos, al tiempo que manejarán la administración pública como bien
personal sin arreglo a ningún criterio lógico-racional.

El manejo plenamente patrimonialista del régimen de Somoza redundará en un


creciente desprestigio entre la inmensa mayoría de la población, que hará
imposible el monopolio legítimo de la violencia en el territorio nicaragüense
disputado durante todo el período de la dictadura por diversos grupos armados.

Los principales atributos del Estado moderno se encontraban así ausentes de las
naciones latinoamericanas escenario de revoluciones socialista; a manera de
conclusión podemos afirmar con Hésper Pérez que: “En Cuba y Nicaragua, no
puede decirse que existieran propiamente Estados nacionales sino centros
políticos controlados desde los comienzos por minorías y caudillos civiles y
militares, cuyos regímenes autoritarios suplantaron el Estado de Derecho, que no
llegó a ser una realidad.35”

                                                            
35
PEREZ RIVERA (2001)

33 
 
 

1.2.4 Crisis político-militar: Tensión Estado-clases dominantes. Skocpol


propondrá el concepto de crisis político-militar como condición estructural
determinante para el estallido revolucionario, escindiéndose de tradiciones que
privilegian el papel de la vanguardia –desde cualquier postura- o las condiciones
económicas.

Distanciarse de estas lecturas, presentando la crisis político-militar como una


detonante de la ruptura revolucionaria no significa simplificar a ésta las
condiciones del triunfo revolucionario, negando el papel de otros factores
señalados desde diferentes escuelas. Por el contrario, la perspectiva de la crisis
político-militar busca tener una mirada integrada de los procesos revolucionarios.
Las agudas crisis económicas generalmente están presentes en la generación de
la tensión entre Estado y clases dominantes, pero no pueden explicar
mecánicamente las revoluciones36; igualmente, la vanguardia jugará un papel
determinante en el triunfo revolucionario, pero desde este enfoque, ésta no actúa
a su libre voluntad, sino dependerá de la gestación de la crisis político-militar:

“Antes que pudieran ocurrir revoluciones sociales, había que


descomponer el poder administrativo y militar de estos Estados. Cuando
ello ocurrió en Francia en 1789, en Rusia en 1917 y en China en 1911, no
fue por las actividades deliberadas para tal fin, ni de parte de los
revolucionarios declarados ni de parte de poderosos grupos políticos
dentro de los antiguos regímenes. Antes bien las crisis políticas
revolucionarias que culminaron en la descomposición administrativa y
militar, surgieron porque los Estados imperiales quedaron atrapados en
presiones cruzadas entre una intensificada competición militar o
intrusiones del exterior y frenos impuestos por las existentes estructuras
de clase agraria o instituciones políticas…
                                                            
36
B. Moore siempre nos recuerda que el campesinado indio vivía en condiciones aún más
precarias que el chino, sin que esto llevase mecánicamente a ningún alzamiento revolucionario.
MOORE Jr (1974). Así mismo, Robert Dix desarrolla un estudio comparativo y no encuentra
relación causal entre los generalizadamente bajos indicadores socio-económicos latinoamericanos
y los excepcionales procesos de triunfo revolucionario en el subcontinente. PIZARRO (1996)

34 
 
 

…Las revoluciones sociales, también han ocurrido en México entre 1911 y


los años treinta, y desde la Segunda Guerra Mundial, en Yugoslavia,
Vietnam, Argelia, Cuba, Bolivia, Angola, Mozambique, Guinea-Bissau y
Etiopía. Todas ellas comparten ciertas semejanzas generales con las
revoluciones francesa, rusa y china. Ocurrieron en países
predominantemente agrarios, y sólo fueron posibles mediante la
descomposición administrativo-militar de los Estados preexistentes.37”

En las crisis político-militares la tensión entre el gobierno y las clases dominantes


resquebraja el consenso necesario alrededor del Estado, rompe el bloque
hegemónico de poder, haciendo que el ejército pierda su efectividad como
mecanismo de represión, presentándose una especie de derrumbamiento del
Estado. Esta visión de crisis político-militar es acorde al análisis estructural y de
autonomía relativa del Estado planteado por Skocpol, que se distancia de las
interpretaciones más mecanicistas del marxismo pero tiene precedentes en los
mismos análisis de Marx en el Dieciocho Brumario y de Gramsci, sobre la crisis de
representación en el Estado y los partidos.

El carácter ya descrito de los Estados incipientes en los que se producen las


revoluciones socialistas constituye una base explicativa de este tipo de crisis; su
débil estructura militar y burocrática, unida a manejos patrimoniales del Estado y a
la incapacidad de generar consensos entre las mismas clases dominantes,
facilitan ostensiblemente el colapso de la crisis político-militar, mas difícil de verse
en Estados madurados con burocracias y ejércitos modernizados38.

La empobrecida nobleza rusa –y con mayor razón la incipiente burguesía- no


sintieron propio el gobierno del Zar, que en medio de duras restricciones
                                                            
37
SKOCPOL (1984) Pág. 440-443.
38
“Los Estados del antiguo régimen tendían a tales crisis político-militares porque sus estructuras
existentes les imposibilitaban enfrentarse a las exigencias militares internacionales, en particular a
las que cada uno tuvo que enfrentarse en la era moderna”. Ibíd. Pág. 440.

35 
 
 

económicas y políticas hacia ellas, antes que paliar las dificultades materiales de
las clases dominantes acrecentó el caos en las sucesivas guerras internacionales
que desangraron el país, desvertebraron al ejército y permitieron la rápida
legitimación de los bolcheviques que se expresará en el ascenso de los soviets
como poder alterno al débil Gobierno Provisional, quien tampoco lograba recoger
consenso entre las clases altas. En China la ruptura entre el Estado central y las
cada vez más poderosas aristocracias terratenientes locales, se hizo aun más
grande con el gobierno del Kuomintang quien mantuvo inalteradas las relaciones
sociales de producción en el campo, dejando así mismo intacto el poder de esta
clase, que no se veía bien representada en el caudillismo militar de Chiang y en el
programa reformista de origen urbano de los nacionalistas. La débil resistencia del
gobierno nacionalista contra la invasión japonesa permitió a los comunistas
posicionarse dentro del gigantesco campesinado que representaba más del 80%
del total de la población.

En Cuba y Nicaragua el carácter patrimonialista de los regímenes produjo rupturas


con el conjunto de la burguesía, dado el manejo amañado del poder político-militar
a favor de los dictadores y sus familias. Las clases medias urbanas aunque no
muy importantes numéricamente sufrieron una veloz radicalización en contra de
estos regímenes y profundizaron la tensión con dichos Estados abriendo puertas a
una crisis político-militar en la que en su etapa final incluso Washington quien
fuera mentor de ambos gobiernos caribeños les retira su apoyo: “Se trata de
experiencias en las cuales se ha dado un distanciamiento, con respecto al
gobierno de turno, de importantes segmentos de las clases medias y de la propia
burguesía, cuyas posturas reformistas los han colocado al lado de los rebeldes39”

                                                            
39
PIZARRO (1996). Pág. 10.

36 
 
 

En Cuba por ejemplo Castro logra la firma de una acuerdo político de un amplio
frente antibatistiano, conocido como el Pacto de Caracas, en el participaba no sólo
el M 26 y el Directorio Revolucionario, sino el Partido Auténtico, el Partido
Socialista Popular, el Partido Demócrata, entre otros.40 En el Gobierno Provisional
de Nicaragua, previo a la insurrección sandinista, tenía participación hasta el
Episcopado católico y el Partido Conservador.41

1.2.5 La inexistencia de tradición demoliberal. En los diversos casos tenidos en


cuenta para la construcción de la presente tipología nos encontramos ante
Estados de gobierno unipersonal, de formas republicanas inexistentes o
meramente formales; desprovistos de desarrollos institucionales que como en
Europa Occidental, garantizaban la participación del conjunto de las clases altas
en el gobierno, y por esta vía la estabilidad política.

Skocpol explica en parte la tensión entre clases dominantes y gobierno en la


inexistencia de mecanismos de participación que -en sus casos estudiados-
superaran efectivamente la voluntad de la Corona:

“Ninguno de estos Estados era, en ningún sentido, un régimen


parlamentario que diera a los representantes de la clase dominante una
función rutinaria en la política del Estado… En ciertos aspectos, los
miembros de la clase dominante disfrutaban de un acceso privilegiado y
de un exclusivo empleo de los cargos del Estado. Tan sólo este hecho no
bastaba para asegurar el control de la clase dominante de las actividades
imperiales del Estado .Pero hasta el punto en que los miembros de la
clase dominante obtuvieran una capacidad de organización colectiva
consciente dentro de los niveles superiores de las estructuras existentes

                                                            
40
HARNECKER, Martha. Estudiantes, cristianos e indígenas en la revolución. Siglo XXI Editores.
México. 1987. pág. 243.
41
Ibíd. Pág. 247.

37 
 
 

del Estado imperial, podían estar en posición de obstruir las empresas


monárquicas que fueran en contra de sus intereses económicos42”.

En ninguno de los países estudiados hubo nunca elecciones libres con sufragio
universal previo a las revoluciones. Aunque con diferencias pasaron por breves
etapas de reformas liberales que buscaron implantar una democracia de este tipo,
en ninguno de ellos el ejercicio republicano se hizo una realidad perecedera.
Muestra de ello es la inexistencia -fuera de las vanguardias revolucionarias- de
verdaderos partidos políticos de corte moderno o -a contraluz para el caso
colombiano -de comunidades políticas de amplio y largo arraigo en la población,
con influencia sobre el manejo del Estado. Incluso formas de participación como
grupos de presión a nivel gremial o empresarial, eran bastante débiles en estos
regímenes, aumentando la fragilidad de la participación política de las clases
dominantes con respecto a los planes concretos de gobierno.

Las distintas agrupaciones políticas -pese en algunos casos a desarrollar fuertes


expresiones militares como el Kuomintang chino- eran todas de reciente creación
que en el mejor de los casos superaban el par de décadas, y que producto de los
gobiernos autocráticos, dictaduras patrimoniales y estado de guerra permanente
era muy poco el ejercicio que como partidos habían desarrollado. No había en
ninguna de estas revoluciones triunfantes partidos de fuertes adscripciones,
circunscritos al juego parlamentario y electoral como en Europa Occidental, ó
como en Colombia, tradición política de pertenencia a organizaciones políticas que
superaran una generación.

                                                            
42
SKOCPOL (1984) Pág. 89.

38 
 
 

La ausencia de una institucionalidad democrática liberal y de un fuerte sistema de


partidos era expresión del esquema excluyente de los regímenes pre-
revolucionarios, que además se convertía en combustible para la crisis de
representación incluso de las clases dominantes, allanando el camino para la
legitimación de las vanguardias revolucionarias.

Por el contrario un esquema republicano y representativo ha contribuido a


cohesionar a las clases dominantes con las estructuras de gobierno, evitando una
crisis político-militar, al tiempo que canalizaba la posible oposición política aún si
esta viniere de grupos de gran radicalismo político. Regímenes políticos que
lograron consolidarse como Estados nacionales bajo la forma de la democracia
liberal como el francés o el italiano después de la II Guerra Mundial, pudieron lidiar
con la existencia de fuertes partidos comunistas en ambos países, que superaban
en número y organización a algunos movimientos revolucionarios triunfantes en el
Tercer Mundo, sin que en ningún momento colapsaran sus Estados.

Igualmente, la existencia de partidos perdurados gracias a la estabilidad


institucional, máxime cuando estos asumen la forma de partidos de masas,
dificultaba la labor de los grupos revolucionarios para la cooptación de la población
que ya se encontraba encuadrada dentro de estos mecanismos de participación
política.

1.26 Formación y desarrollo de una clara vanguardia. Asumiendo el enfoque


estructural planteado por Skocpol, éste es freno del determinismo voluntarista que
pesaba en muchos análisis de las revoluciones sociales, pero no elimina el papel
protagónico de las vanguardias revolucionarias. La crisis político-militar crea la

39 
 
 

condición para que la vanguardia aseste el golpe certeramente, pero si ésta es


inexistente o incapaz el proceso revolucionario no es llevado a cabo43.

La literatura marxista en sus diversas vertientes ha sido incisiva en la identificación


del papel de la vanguardia en el proceso revolucionario, y aunque el esquema
tendrá importantes variantes la construcción de un grupo decidido y radical, pero
con arraigo en sectores estratégicos de la población, con capacidad de capitalizar
la crisis político-militar hacía la construcción de un poder dual, será clave para el
desenlace revolucionario. La consolidación de los procesos revolucionarios
dependerá igualmente de la capacidad de estas vanguardias para construir
nuevos Estados que reemplacen a los pre-revolucionarios.

Rusia y China serán desde realidades distintas arquetipos de revoluciones de


orientación comunista, desde partidos de corte leninista que se reivindican
expresamente como vanguardia revolucionaria. La ideología marxista-leninista de
la que eran portadores los bolcheviques y maoístas servía para la cohesión
política en países tan vastos y diversos como Rusia y China; era una doctrina
aunque apropiada por élites, dirigida a la inmensa mayoría de la población, que se
endilgaban representar; y los partidos comunistas con gran convicción y
efectividad políticas se convirtieron junto a los nuevos Estados -construidos a su
semejanza-, en punto de referencia y construcción nacional ante la eliminación de
los Imperios. En los casos latinoamericanos será el patriotismo propio de una
gesta de construcción de Estado nacional, el que servirá de cohesión a las
guerrillas de Cuba y Nicaragua, aunque en este último país habrá también una
influencia nítida del marxismo y de la teología de la liberación.

                                                            
43
Desde ciertas lecturas del marxismo, la situación revolucionaria que no es manejada por la
vanguardia puede ser capitalizada por un coup de main de tipo bonapartista o cesarista, analizados
por Marx en el Dieciocho Brumario y Gramsci.

40 
 
 

En Rusia y China, en medio del desplome de los viejos regímenes, los


comunistas logran construir un nuevo poder, base de su nuevo Estado, que
configurará en términos de C. Tilly una soberanía múltiple44. En Rusia serán los
soviets, sustancialmente de obreros y soldados, y en China las llamadas zonas
rojas o Gobiernos de Nueva Democracia, áreas rurales de control del ejército
guerrillero. En ambos casos la legitimidad creciente de estas formas organizativas
se basaba en la participación de amplios sectores excluidos históricamente de las
autarquías imperiales y de los intentos reformistas45, y a su vez en el descrédito
generalizado de los espacios de participación de los viejos Estados y la consabida
incapacidad de éstos en medio de su crisis político-militar de garantizar su
monopolio de la fuerza. La vertiginosidad del proceso cubano no permite apreciar
este proceso de soberanía múltiple y en Nicaragua aunque con menor claridad se
verá expresado en el surgimiento de fuertes organizaciones sociales a fines a la
guerrilla sandinista, como en el poder efectivo de la misma organización armada.

Estos gérmenes de nuevo Estado, impulsados desde las vanguardias


revolucionarias, antes del desenlace final, requerirán para su desarrollo, al igual
que todo Estado la consolidación de burocracia y ejército que respalden este
proceso. Los soviets y los gobiernos de Nueva Democracia, hacen las veces de
burocracia naciente para los nuevos estados en China y Rusia. Aunque sin cumplir
directamente esta labor administrativa, los amplios frentes de apoyo social al

                                                            
44
Tilly desarrolla el concepto de Trotsky de “doble poder” existente en el poder alterno al Estado,
en el que se convirtieron los soviet durante el Gobierno Provisional. Citado por PIZARRO (1996)
45
Skocpol hará hincapié para el caso ruso del carácter estratégico en términos cualitativos y
geopolíticos de los sectores influidos por los bolcheviques antes que a lo masivo de su adhesión.
Mientras los mencheviques y liberales tenían mayor presencia en el campesinado mayoritario,
Lenin logra organizar los obreros de las principales capitales –incluidos los del ferrocarril- y los
soldados de sus guarniciones aledañas, que a la postre garantizaron operativamente el asalto al
Palacio de Invierno y sobretodo impidieron la reacción y cualquier retoma del Gobierno Provisional.

41 
 
 

FSLN y al bloque antibatistiano cumplirán una importante labor de descrédito de


las dictaduras y legitimación de los procesos revolucionarios.

De otra parte, en todos los casos estudiados la existencia de un ejército guerrillero


o en su lugar de una fuerza militar garante del doble poder será clara. En Rusia
los soviets de soldados que recogieron guarniciones completas y estratégicas –
como las de Petrogrado, los Urales y Moscú- garantizaran el fortalecimiento del
poder soviético y el derribamiento de lo que quedaba del gobierno provisional. En
los otros casos será más nítido el papel del componente militar de la vanguardia
revolucionaria en la etapa de desenlace revolucionario. No obstante, no sobra
aclarar, el desarrollo exitoso de esta fuerza militar sólo es posible gracias a un
profundo desarrollo de la labor política de la vanguardia, o a la existencia de
maduros procesos de organización y acción social que faciliten la ruptura de la
población con los ancient regimen. Así como en Rusia, China, Cuba y Nicaragua
el triunfo revolucionario pasó inexorablemente por el uso de las armas, así mismo
estas tuvieron que acudir de manera ineludible a un apoyo en la acción y
organización política de sectores sociales claves. En los dos primeros casos, bajo
la orientación marxista-leninista, los partidos ruso y chino cumplieron este papel;
en Nicaragua el FSLN contó con una extensa red de apoyo basada en
organizaciones sociales especialmente de campesinos y estudiantes, y en Cuba,
donde la espectacularidad de la fugaz guerrilla del M-26 parece eclipsar los
desarrollos políticos, Castro partía de un denso entramado social especialmente
urbano, así como de un generalizado sentimiento antiimperialista y antibatistiano,
que confluirá finalmente en la primera etapa de su proyecto revolucionario.

Finalmente, como se desarrollará a continuación las vanguardias triunfantes


debieron acompañar su solidez interna, su fuerza militar y su aceptación en

42 
 
 

sectores sociales claves con una astuta política de acercamiento a otros sectores
igualmente excluidos por los viejos regímenes.

1.2.7 Creación de una amplia alianza contra el antiguo régimen. Pizarro


desarrollando un “estado del arte” sobre la causa de las dos revoluciones
latinoamericanas ubicará como punto en común la pérdida de consenso de las
clases dominantes frente al tipo de gobierno y de Estado desarrollados:

“Ahora bien, y esto es extremadamente importante, mientras que en


Guatemala y El Salvador, a pesar de múltiples tensiones internas, se logró
mantener la unidad y la cohesión del bloque dominante, este se resquebrajó
en Nicaragua debido a la naturaleza excluyente, y al aislamiento creciente
de la dictadura somocista, lo cual permitió en este último caso ampliar la
coalición opositora hasta abarcar sectores de la propia burguesía y de las
capas medias, en nombre de la lucha antidictatorial y democrática. La
amplitud de la alianza fue decisiva para transformar una situación favorable
para un proceso insurgente, común a las tres naciones, en un triunfo
revolucionario en una de ellas.46”

Esta condición objetiva abrió la posibilidad a las vanguardias a jugar astutamente


en la conformación de un amplio bloque en contra del régimen, que facilitará su
triunfo revolucionario. Nos encontramos una vez mas ante un fenómeno
intersubjetivo, donde las condiciones estructurantes de los antiguos regímenes
determinan sectores potencialmente revolucionarios o potencialmente aliados,
pero que igualmente pasa por una comprensión política y estratégica de la
vanguardia para tender puentes hacia éstos.

                                                            
46
PIZARRO (1996) Pág. 12.

43 
 
 

B. Moore Jr llevará este análisis histórico concreto a un nivel estructural;


reflexionando a propósito de las revoluciones campesinas –que bien podrían
enmarcar los aspectos gruesos de los casos estudiados- plantea la necesidad de
la alianza entre clases para garantizar la resonancia política:

“Que el potencial revolucionario del campesinado llegue a ser efectivo


políticamente depende de que los agravios campesinos vengan o no a
fusionarse con los de los otros estratos. Los campesinos nunca han podido
consumar una revolución por sí solos. En ese punto los marxistas aciertan
plenamente, si bien van fuera de trastes en otros aspectos trascendentales.
Los campesinos han de tener líderes de otras clases, pero el liderazgo sólo
no basta….
Por supuesto el movimiento campesino no hallará sus aliados entre la élite.
Puede, sin embargo arrastrar un sector de la misma, especialmente en la era
moderna, a un puñado de intelectuales descontentos y hallar en él sus
líderes. Los intelectuales, de suyo, pueden hacer poco en el terreno político
al menos que se vinculen a una forma masiva de protesta…Negar que una
revolución dimana del malestar campesino, porque sus lideres se acierten a
ser intelectuales o personas de profesiones liberales es una superchería
engañosa.47”

A través de un análisis histórico Moore explica como los obreros rusos –junto a
sus “intelectuales orgánicos”, se convirtieron en el aliado natural de la masa
campesina en la primera etapa de la revolución, gracias a unas condiciones
objetivas que determinaban al proletariado como única clase sin ataduras frente la
tierra y por tanto sin contradicción inmediata con los intereses del campesinado.
En China serán los intelectuales, quienes fusionados con el campesinado
formaran la vanguardia revolucionaria.

En las revoluciones de América Latina como ya lo mencionamos la alianza será


mucha más amplia y se sustentará en la fundación de un Estado nacional
                                                            
47
MOORE Jr, Barrington. Op. Cit.

44 
 
 

moderno, consigna que hará confluir no sólo al campesinado sino a las capas
medias y la burguesía nacional de los respectivos países.

45 
 
 

2. COLOMBIA Y LA SITUACION REVOLUCIONARIA

Durante décadas sectores de la izquierda han intentado sustentar su apuesta


revolucionaria en una identificación de la sociedad colombiana con alguna de las
tipologías presentadas por las revoluciones triunfantes y sus principales actores.
No obstante, pese a las diversas similitudes que pudiesen establecerse la realidad
de nuestro país difiere en puntos cardinales con el panorama expuesto por Rusia,
China, Cuba y Nicaragua pre-revolucionarias. Si bien nuestra pretensión no es
imponer un axioma académico que vaticine la inviabilidad de un proceso de
transformación revolucionaria como reemplazo a la profecía de la “situación
revolucionaria” aplicada por algunos marxistas, si se buscará abordar las
disonancias objetivas de las condiciones colombianas, que explicarían lo poca
solidez de algunas lecturas, lo infructuoso de ciertas tácticas y confirmarían la
particularidad de la que estaría revestida cualquier posibilidad de revolución social
en Colombia y la misma peculiaridad que debiesen tener en tal sentido sus
apuestas por conseguirla

Aunque en el análisis histórico concreto que se desarrolla en los siguientes


capítulos se profundizará en estos aspectos, dejaré esbozados algunos rasgos
sobresalientes de un análisis comparado de la realidad colombiana desde las seis
características de las revoluciones sociales, anteriormente mencionadas. Este
ejercicio comparativo es vital, en la medida en que estará poco presente en la
argumentación conceptual de la táctica comunista que estudia esta investigación,
a pesar de aportar elementos invaluables para la comprensión de su desarrollo y
concedernos incluso elementos explicativos para el peculiar desarrollo tanto del
PCC como de las FARC.

46 
 
 

2.1 ESTRUCTURA AGRARIA HÍBRIDA Y ADAPTADA.

Colombia representa una particular hibridación entre agricultura “tradicional” y


agroindustria moderna, que al tiempo que ha sido combustible permanente para
rebeliones campesinas, ha sido también un paliativo que ha evitado la bancarrota
de las aristocracias terratenientes , manteniéndolas como fuerzas vivas del juego
económico y político del país, insertadas en un claro desarrollo capitalista desde
el despunte del siglo XX: “En todo caso, se puede concluir que se tiende a
consolidar un tipo específico de desarrollo capitalista, basado en la gran propiedad
territorial, característica fundamental del desarrollo de la agricultura y ganadería
colombianas, en contra del campesinado parcelario y arrendatario48.”

La modernización de la agricultura se apreciará en la expansión progresiva de


relaciones sociales de producción capitalistas49, y en una ostensible mejoría en
sistemas de producción tecnificada en ciertos cultivos50; pero este proceso de
transformación no tocará el inequitativo régimen de propiedad de la tierra, que
como ya fue señalado, será distintivo del campo colombiano.

                                                            
48
KALMANOVITZ, Salomón. Evolución de la estructura agraria colombiana. En: OCAMPO, José
Antonio y Santiago PERRY RUBIO. Transformaciones en la estructura agraria. Tercer Mundo
Editores. Minagricultura. Bogotá. 1994. 380 p.
49
“Mientras hubo una notoria disminución de las formas atrasadas de la explotación del trabajo- no
se puede hablar de su extinción, pues incluso se vio el crecimiento del número de campesinos
parcelarios hasta 1964- se incrementó la utilización de la fuerza de trabajo asalariado.” Análisis de
censos rurales 1938-1973. Ibíd. Pág. 44.
50
La agricultura empresarial entre 1950 y 1980 pasa de ocupar el 19.2% al 41.4% del total de la
tierra cultivada y del 16.6% al 39.9% de la producción agropecuaria, acelerado impulso solo
opacado por la permanencia de mas del 60% de la tierra bajo formas de producción distintas a las
de la modernización capitalista. OCAMPO, José Antonio. Historia Económica de Colombia.
Fedesarrollo. Siglo XXI. 1987.

47 
 
 

Absalón Machado basado en A.García hablará de un sistema bimodal como


modelo explicativo del sector rural, definido por sus dos polos: latifundio y
minifundio51, donde en una relación dialéctica uno será consecuencia del otro:

“El latifundio aparece como una forma o categoría genérica que se


caracteriza por el control de una desproporcionada magnitud de tierra,
desequilibrada e ineficiente economía de uso de los recursos físicos,
tecnológicos e institucionales, una estratificación social cerrada, de baja
permeabilidad y de bajos coeficientes de productividad de mano de obra y
del anacrónico sistema de poder…El minifundio a su vez se define como
un subproducto económico y social del latifundio como sistema de
dominación social, donde la disponibilidad de tierra es insuficiente para el
logro de objetivos de empleo productivo del potencial del trabajo familiar,
para el suministro de recursos , para la posibilidad de constituir un sistema
familiar agrícola. Su problema no es sólo el tamaño sino su incapacidad
de acceder a otros recursos mas allá de la tierra como tecnología y
crédito, o a los mercados de una manera equitativa”52

Este sistema de concentración de la tierra se mantendrá durante todo el siglo


anterior –e incluso tenderá a agravarse en los primeros años del presente-
gracias a la sistemática frustración de la reforma agraria, reivindicación por
excelencia del heterogéneo campesinado colombiano. La postergación infinita de
la reforma será a su vez importante insumo para la movilización campesina y el
accionar de actores armados como nuestro objeto de estudio.

                                                            
51
“La bimodalidad surge en el momento en que la estructura agraria configura un sistema donde se
conforman dos polos de tenencia de la tierra: uno conformado por un gran número de propietarios
con muy poca tierra –mnifundio- y otro donde un porcentaje pequeño de propietarios monopolizan
un alto porcentaje de ella –latifundio-”MACHADO CARTAGENA, ABSALON. De la estructura
agraria al sistema agroindustrial. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2002. pág. 38.
52
GARCIA NOSSA, Antonio. Reforma agraria y Economía empresarial. Citado por MACHADO
(2002)

48 
 
 

CUADRO 1. Distribución de las fincas según superficie y uso agrícola según


tamaños. Colombia. 1995.53

TAMAÑO % de las % de la tierra % uso agrícola


fincas

Muy grande 2.8 39.9 2.5

(más de 200
has)

Grande 10.2 33.3 6.9

(50 a 200 has)

Mediano 12.8 13.8 12.7

(20 a 50 has)

Pequeño 27.5 9.9 22.9

(5 a 20 has)

Muy pequeño 46.8 3.2 38.6

( Menos de 5
has)

                                                            
53
FAJARDO MONTAÑA, Darío. Para sembrar la paz hay que aflojar la tierra. Instituto de Estudios
Ambientales. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2002. Pág. 22

49 
 
 

Aunque legalmente existieron dos importantes intentos de reforma agraria: Ley


200 de 1936 y Ley 135 de 1961, aupadas ambas por sectores modernizadores del
Partido Liberal, la virulenta oposición del latifundismo enquistado en ambos
partidos tradicionales, la presión directa de sus gremios y la recurrente asfixia
jurídica y/o burocrática al proceso de redistribución de la tierra dieron al traste en
54
la realidad con las diversas apuestas reformistas. La Ley 200 fue postergando
su aplicación hasta desvanecerse55, y el proceso de los 60s más que la
consolidación de unidades productivas familiares, mediante una desconcentración
de la propiedad de la tierra, presionó la conversión de los terratenientes en
capitalistas agrarios, reconfirmando su posesión de los predios.56 Aunque la aridez
de los intentos reformistas en su tentativa de redistribución de la tierra se ve
plasmada en el Cuadro 1, no obstante ambas políticas sirvieron de paliativo ante
una posible agudización de tensiones en el campo colombiano en sus respectivos
momentos.

Pese a la importancia política y económica del campo en nuestro país, Colombia


dejó de ser un país de población mayoritariamente rural hace casi medio siglo.
Como producto del modelo de acumulación desarrollado por los terratenientes que
empalmó con una guerra sistemática en el campo, nuestro país sufre una brusca

                                                            
54
Sobre la pertinencia y postergación de una reforma agraria en Colombia existe una abundante
bibliografía: MESA, Darío. El problema agrario en Colombia. Bogotá : Ediciones El Tigre de Papel,
1972. 114 p. GARCIA NOSSA, Antonio. Reforma Agraria y desarrollo capitalista en América
Latina. Centro de Investigaciones para el Desarrollo. Universidad Nacional de Colombia. 1986.
FAJARDO MONTAÑA, Darío.(2002)
55
“Los grandes propietarios de tierras reaccionaron de inmediato ante la Ley 200 del 36. No sólo
idearon una variada gama de maniobras para demorar la reversión de las tierras incultas; sino que
–asunto todavía mas importante- dedicaron mayormente sus tenencias a la ganadería, porque
según pensaban, cultivarlas sólo traía perturbaciones. De este modo las mejores tierras del país
continuaron firmemente dedicadas a la ganadería extensiva. Pero la inquietud social de los campos
se suavizó perceptiblemente al mismo tiempo que el reformismo de López cedía ante la pausa de
Santos…” MESA, Darío (1972) Pág. 93.
56
“La ley acogió la idea de conformar propiedades tipo familiar, pero no descartó la existencia de
grandes unidades empresariales; el desarrollo vía “junker” se fortaleció, pues la amenaza de la
expropiación hecha a los terratenientes era una manera de lanzarlos a que se convirtieran
rápidamente en empresarios”. MACHADO (1981) PÁG 80.

50 
 
 

“urbanización” entre las décadas del 50 y 60 del siglo pasado. En el censo de


1964, mismo año del ataque a Marquetalia, por primera vez la población urbana
sobrepasa a la rural, que no obstante ascendía a un importante 47.9%, pero que
significaba un cambio sustancial ante el 61.3% de 1951 y el 70% de 1938. Para
1973 la población urbana ascendía al 60% del total y los habitantes de las 4
grandes ciudades ya bordeaban el 25% de la población57, tendencia que se ha
pronunciado en los últimos años, producto del fenómeno del desplazamiento
forzado. No es pues Colombia un país rural – a diferencia de todas las
revoluciones triunfantes-, aunque su población de las ciudades tampoco se
encuentre insertada a la órbita de la producción industrial, ni sus prácticas
culturales hayan logrado distanciarse lo suficiente de la cultura campesina.

Sin embargo, el sector agrario sigue siendo en cambio piedra angular de la


economía y la política nacional. Aunque durante alguna parte del siglo XX se pudo
hablar de “hibridación económica” gracias a la implementación del modelo
cepalino de sustitución de importaciones58, la inserción de Colombia a la economía
globalizada ha reducido ostensiblemente la producción industrial nacional, y
potenciado ciertos productos agrícolas como renglones importantísimos dentro
del PIB y sobre todo en la generación de divisas para el país, fortaleciendo el
poder de los grandes poseedores de tierras articulados en el actual modelo59.

                                                            
57
Cuadro I-3. Población y concentración urbana 1951-1973. Fuente FLORES, Carmen Elisa;
ECHEVERRY, Rafael y MENDEZ, Regina. “Caracterización de la transición demográfica en
Colombia” Citado por MUNERA (1998)
58
MUNERA RUIZ, Leopoldo. (1998)
59
Aunque la agricultura en general mantiene una baja participación en el PIB, (13.4%) producto de
la crisis de ciertos cultivos, la producción agropecuaria junto a la economía extractiva sigue
generando la inmensa mayoría de las divisas de exportación. Ver LIBREROS CAICEDO, Daniel y
Libardo SARMIENTO ANZOLA. La hegemonía de la oligarquía financiero-terrateniente en
Colombia. Revista CEPA Nº 1. Julio- Diciembre de 2007.

51 
 
 

La particularidad colombiana consiste en que la aristocracia terrateniente se


encuentra armonizada con los modernos renglones económicos y lejos de estar en
tensión con el aparato estatal, se encuentra fuertemente representada en el
legislativo y los partidos políticos; esta aristocracia dispone pues de un poder
efectivo dentro del Estado colombiano, y repele efectivamente hasta ahora los
brotes de inconformismo del decreciente y pauperizado campesinado.

Aunque existen estrechos vínculos con la burocracia estatal, en especial con la


regional, es clara la subordinación de ésta al poder terrateniente. La articulación
entre terratenientes y políticas mediante el clientelismo y otras prácticas hacen de
los cargos públicos en muchas entidades territoriales patrimonio de los jefes
políticos locales, vinculados éstos a la posesión de la tierra60. A diferencia de las
sociedades agrarias en crisis en Rusia o China, el poder de los latifundistas sobre
la burocracia es la expresión de su poder sobre el conjunto de la vida económica,
social y política, y no un refugio ante la decadencia económica. El poder que se
cierne sobre la posesión de la tierra es tal, que no sólo los viejos propietarios
siguen posicionados políticamente, lejos de la decadencia, sino que nuevos
sectores económicos vinculados al negocio del riesgo legal o ilegal, la producción
industrial y la especulación financiera se han visto obligados a abrirse paso dentro
de la aristocracia latifundista, entrando a formar parte del reducido número de
propietarios.

En resumen, podemos plantear que la estructura agraria colombiana guarda


características específicas, difícilmente asimilables a las sociedades agrarias en
descomposición analizadas por Skocpol para los casos ruso y chino. Aunque
persisten formas atrasadas de producción en el campo y una perenne

                                                            
60
Para ver un análisis de caso, el estudio clásico de Leal y Dávila sobre don Tiberio Villareal,
gamonal de Rionegro, Santander. Ver LEAL BUITRAGO (1990)

52 
 
 

postergación de la reforma agraria, que azuza constantemente la rebeldía


campesina, ha tenido lugar una constante adaptación de las élites terratenientes al
desarrollo capitalista que les permite mantenerse en la coalición de clases
dominantes en lo económico y lo político, sin degenerar hasta ahora en una crisis
política del Estado. Elites menos visibles ante la “urbanización” de la población,
pero con potencia intacta por sus raíces en los partidos y el Estado y su asiento
sobre la propiedad de la tierra.

2.2 ESTADO AMBIVALENTE PERO CONSOLIDADO CON UN EJÉRCITO


MODERNIZADO.

El proceso de construcción de Estado nacional en Colombia como el de sus


demás congéneres latinoamericanos inicia tardíamente con respecto a la
experiencia histórica europeo occidental que servía de modelo a seguir. No
obstante, será un proceso que avanza en maduración en el cruce de los siglos XIX
y XX pese a sus múltiples imperfecciones, rompiendo con el panorama general de
la región, donde la mayoría de sus países difícilmente pasarán durante el siglo
pasado de constituir meros centros políticos.

En el trabajo del profesor Hésper Eduardo Pérez R. El transito hacia el Estado


nacional en América Latina en el siglo XIX: Argentina, México y Colombia61, se
fijan los logros de las élites en la conformación de los Estados nacionales en los
respectivos países, sin que ello eclipse las profundas deficiencias y limitantes del
proceso.

                                                            
61
PEREZ RIVERA, HÉSPER EDUARDO. El transito hacia el Estado nacional en América Latina en
el siglo XIX: Argentina, México y Colombia. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de
Ciencias Humanas. Colección CES. Tercer Mundo Editores Bogotá. 2007. 170 p.

53 
 
 

La conformación del Estado nacional colombiano estará signada por la


centralización de la fuerza garantizado por la figura de Núñez en el proceso de
Regeneración, la relativa homogeneidad cultural fraguada por el intenso mestizaje
y la fuerte tradición civilista heredada del mismísimo Santander. Importante para
resaltar de éste último elemento cuando muchos autores ponderan la tradición de
guerra interna como un fuerte componente de la lucha política en nuestro país,
soslayando el profuso calendario electoral que desde el siglo XIX goza la
“ciudadanía”, así como los recurrentes fracasos de las cientos de insurrecciones e
intentonas armadas, con la salvedad hecha del triunfo del general Tomás Cipriano
de Mosquera en 1861. El autor es claro en demostrar como la formalidad
republicana no riñe con la permanencia del manejo oligárquico político y
económico durante todo el siglo XIX, característica determinante para la
comprensión del Estado colombiano y la lucha política en su interior62. La
confluencia de estos factores nos permite hablar de Estado nacional en Colombia,
pese a sus notables deficiencias desde inicios del siglo XX, a diferencia de los
casos cubano y nicaragüense ya mencionados.

Como sombras que mellan el proceso de formación del Estado nacional aparecen
la fragmentación regional acentuada por la dura geografía; la mencionada
incipiencia del desarrollo capitalista y con esta tanto del mercado interno como de
la inserción a la economía mundial –situación aliviada progresivamente durante el
siglo XX-; como consecuencia el sujeto de esta transformación, la burguesía, será
alterado en nuestro país mediante la transfiguración e interpenetración entre
                                                            
62
“Cabe aclarar que si bien las instituciones liberales funcionaron, estas lo hicieron en el circuito de
un grupo reducido, las élites de los dos partidos, liberal y conservador, partidos de honoratiores (
Weber), que mantendrán su hegemonía a lo largo de la historia del país. En la primera mitad del
siglo XIX esas instituciones coexistieron con la esclavitud y el control del trabajo servil de los
campesinos. Y sobre todo, coexistieron con la concentración de la propiedad de la tierra en unas
pocas familias, dueñas del poder político…Los cargos del Estado se repartían entre los dirigentes y
sus clientelas”. Ibíd. Pág. 114.

54 
 
 

terratenientes y comerciantes con las consecuencias derivables63. Finalmente


aparece la poderosa figura del bipartidismo como fraccionador pero al mismo
tiempo vertebrante del Estado nacional; bipartidismo perenne como ninguno en
América Latina y clasificado como de honoratiores, será presentado como un
importante elemento en la configuración del Estado nacional.

Ante la reconfiguración de sus mismos elementos constitutivos, producida por la


maduración del capitalismo en el país, -como el bipartidismo por ejemplo64- el
Estado colombiano se potencia como instrumento de cohesión nacional y punto de
encuentro del conjunto de las clases dominantes superando su postración a mera
herramienta de adscripción partidista como funcionó hasta La Violencia. Tal
consenso alrededor del Estado, refrendado gracias a la importante dominación
legítima65 ejercida a través de los partidos tradicionales, abonó el camino para un
nuevo nivel de monopolización de la fuerza en manos del aparato estatal,
mediante un ejército modernizado como analizaremos a continuación.

El Estado colombiano acicalado con el Frente Nacional, no solo asumirá el


monopolio legítimo de la coacción física, sino que también se emergerá como
mediador inevitable para la administración de justicia, la obtención de garantías
sociales y de bienes públicos:

                                                            
63
“Lo que realiza en Europa Occidental la nueva clase ascendente, venida de abajo, la burguesía,
en Colombia lo hace la capa alta tradicional, que con el paso del tiempo se acondiciona a su
nuevo papel de burguesía moderna”. Ibíd. Pág.119.
64
PEREZ RIVERA, Hésper Eduardo. Proceso del Bipartidismo colombiano y el Frente Nacional.
Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 1989. 116 p.
65
Utilizamos el concepto weberiano de dominación legítima: “O sea la posibilidad de hallar
obediencia a un mandato determinado motivado por la creencia de los dominados en el carácter
legítimo de ésta”. WEBER, Max. Economía y Sociedad. Tomo II Fondo de Cultura Económico.
México. 1944. Pág. 704.

55 
 
 

“El Frente Nacional aportó al Estado la eliminación como estructura del


sectarismo partidista. A partir de ahí no solamente se amplió el aparato ya
establecido de los gobiernos central, departamental y municipal, sino que se
proyectó un inmenso bloque mal llamado descentralizado. Además se
centralizó la educación oficial y hubo ampliaciones en las ramas legislativa y
judicial del Estado”. 66

No obstante, esta potenciación del Estado colombiano, no opaca su tradicional


fragilidad en cuanto a escenario de canalización de las múltiples tensiones
sociales. Es decir si bien el Estado no dejó de ser el campo privilegiado de
articulación y contradicción de élites políticas y económicas, no logró recoger el
conjunto de las demandas políticas y sociales, que siguieron en buena proporción
circulando paralelamente al Estado.67 Tal debilidad dará origen a una supuesta
fragilidad o precariedad del Estado colombiano68, que será invocada como causal
explicativa de la mayoría de problemáticas contemporáneas, por algunos autores.

A esta extendida postura, creemos que la tesis de L. Múnera de la ambivalencia


del Estado puede dar luces para una comprensión más integral de la
aparentemente contradictoria caracterización del Estado colombiano:

“La debilidad o precariedad del Estado como institución democrática reflejó


su fortaleza como forma de dominación oligárquica y los intentos por
modernizarlo para fortalecerlo en la primera dirección, se encontraron con
el poder real de la segunda…En el Estado colombiano, la eficacia como
                                                            
66
Mientras que entre 1886 y 1939 se crearon tan sólo 35 entidades y empresas del Estado, solo en
la década de los sesenta la cifra superó la expansión estatal de los 50 años reseñados, con la
creación de más de 43 nuevas instituciones. LEAL y DAVILA. (1990). Pág.59.
67
“Muchas demandas políticas y sociales siguieron siendo expresadas por ese otro tipo de orden
societal reinante en el país, el del caos de la violencia, o por los dispersos canales no-
institucionales. Por eso a pesar de que el Estado amplió sus campos de acción en los planes militar
y económico, numeroso espacios, actores y conflictos quedaron en la práctica por fuera de su
esfera de poder” MUNERA (1998) Pág. 232
68
Aunque la tesis es recogida por diversos autores será apuntalada particularmente por Daniel
Pecáut en Orden y Violencia. Colombia 1930-1954. (1987)

56 
 
 

forma de dominación no se opone con la ineficacia como forma de


integración; por el contrario, una depende de la otra. El conjunto de
debilidades que se le pueden imputar, obedece a un conjunto similar de
fortalezas, desarrolladas después de la dictadura militar y pocas veces
reseñadas.”69

Desde tal perspectiva, es una opción de las élites que dirigen al Estado
colombiano, hacer a éste débil en ciertas aristas, como la infraestructura o las
garantías sociales, pero férreo en cuanto al ejercicio de la fuerza y a la dominación
de clase. Aunque inicialmente el consenso sobre el Estado estaba garantizado por
el inobjetable poder del bipartidismo, ante su constitución como partido único
durante el Frente Nacional y la mella del fervor popular hacia él70, la faceta
represiva del Estado se pronunciará, teniendo para ello una importante base en
las ya fogueadas para aquel entonces FFMM colombianas.

Las FFMM colombianas serán muy peculiares en medio de sus colegas


latinoamericanas; particularidad que sólo es explicable por el también singular
proceso y sistema político imperante en nuestro país durante buena parte del siglo
XX.

La particular forma de régimen democrático derivó en un papel sui generis de las


Fuerzas Militares en nuestro país, sin parangón en América Latina. Las FFMM
colombianas reflejarán durante todo el siglo XX, facetas aparentemente
contradictorias pero que expresan el complejo entramado de fuerzas que
influenciarán su accionar. En términos de Atehortúa y Vélez :

                                                            
69
MUNERA (1998) Pág. 233-234.
70
Ver PEREZ RIVERA (1989) y LEAL BUITRAGO (1990)

57 
 
 

“Las Fuerzas Armadas, pretendidas como organización profesional


formalizada, tuvieron un origen paralelo a la formación estatal nacional
en Colombia. El propósito impulsado por la Regeneración a finales del
siglo anterior tenía como pilar fundamental la creación de un Ejército
profesional al lado de una policía nacional…Distinto es que en la práctica
los propósitos no se cumplieran a cabalidad71.”

Si bien en la Regeneración y especialmente bajo el gobierno de R. Reyes se


avanzó en la profesionalización del ejército72 y se terminó con la fragmentación del
poder representada en los múltiples ejércitos regionales, la pugna bipartidista de
mediados del siglo XX rompió con las reglas del juego y se hizo necesario
reconstruir este monopolio legítimo de la coacción física. Será plenamente el
Frente Nacional el que logra romper con la instrumentalización de las FFMM como
herramienta de la lucha partidista, pero al mismo tiempo le da un claro tinte
ideológico. Refuerza su anticomunismo y aumenta su estrecha relación con el
ejército norteamericano, alineándose tempranamente con la Doctrina de
Seguridad Nacional. Será el gobierno de Alberto Lleras -promotor del TIAR –
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca73- gestor de la Conferencia de
Ejércitos Americanos de 1961, quien alindera nítidamente al ejército colombiano
en la Guerra Fría, mientras más de 5.300 militares colombianos pasarán por las
academias norteamericanas sólo entre 1950 y 1970. Así la FFMM salen de la
férula partidista buscando afirmarse como representante del conjunto de la nación,
                                                            
71
ATEHORTUA CRUZ, Adolfo León y Humberto VELEZ RAMIREZ. Estado y Fuerzas Armada en
Colombia. Tercer Mundo Editores. Universidad Javeriana. Cali. 1994. Pág. 197.
72
Serán distintivos de este proceso la unificación del pie de fuerza en el gobierno central, la
integración de generales liberales a las tareas de las FFMM nacionales, la contratación de la
Misión Chilena, seguidores del modelo marcial prusiano para la formación y seguimiento a las
FFAA colombianas, y la fundación de la Escuela de Cadetes, Naval y Superior de Guerra. Ver
ATEHORTUA (1994) y VALENCIA TOVAR, Alvaro. Historia militar contemporánea. En Nueva
Historia de Colombia. Tomo II. Editorial Planeta. 1989.
73
El TIAR será firmado en 1947, apenas concluida la II Guerra Mundial e iniciada la Guerra Fría.
Lleras Camargo quien asumirá como primer Presidente de la OEA el año siguiente, será junto con
el presidente norteamericano H.S. Truman gran impulsor del acuerdo primero en su género en la
post-guerra. Con su regreso a la presidencia de Colombia una década después, su política
internacional estaba ya marcada por este temprano alinderamiento. CEPEDA ULLOA, Fernando y
Rodrigo PARDO GARCIA-PEÑA. La política exterior colombiana 1946-1980 En Nueva Historia de
Colombia. Tomo III. Editorial Planeta. Bogotá. 1989.

58 
 
 

pero desde muy temprano ubicaran al contradictor ideológico desde el conflicto


Este-Oeste, como enemigo interno, enemigo de la nación, recibiendo una precoz
vacuna contra cualquier brote nacionalista de izquierda al estilo del malogrado
gobierno J.J. Arbenz en Guatemala (1951-1954) o los próximos levantamientos en
los cuarteles venezolanos de Carúpano y Puerto Cabello en 1962.

En segunda instancia, aunque conserva su bajo protagonismo político,


característico de la larga tradición civilista neogranadina74, logra obtener un gran
poder efectivo en su área de acción e inclusión en múltiples tareas
gubernamentales no directamente vinculadas a su competencia. No se puede
homologar el civilismo colombiano, con debilidad de las FFMM. Durante la década
de 1960 se desarrollan las denominadas campañas cívico-militares, como el
llamado “Plan Lazo”, en un ejercicio de legitimación de los militares, suplantando
las instancias estatales en ciernes responsables de estos servicios sociales, para
luego tener puesto en las juntas regionales y nacional de instituciones como el
INCORA e incluso llegar a instaurar un régimen judicial propio para el
procesamiento de civiles. Si bien a diferencia de otros países latinoamericanos no
hay gran presión militar sobre el poder civil, en igual sentido el control civil sobre
los asuntos castrenses -incluido la lucha contra el “enemigo interno”- es casi nulo,
permitiendo una gran discrecionalidad de los militares colombianos para el control
del orden público75 y sus caudalosos presupuestos. A. Lleras, artífice de la nueva
etapa de relación entre élites civiles y FFMM habla textualmente de un contrato
donde a cambio de la abstención deliberativa de éstas, se ofreció a los militares,
que “la política no va a entrar a los cuerpos de defensa nacional; ninguna presión
                                                            
74
“Colombia ha sido, sin duda, el país latinoamericano que ha vivido menos años bajo gobiernos
militares. Rafael Urdaneta y José María Melo en el siglo XIX, Gustavo Rojas Pinilla y la Junta
Militar de Gobierno en el siglo XX. Es decir, escasos siete años desde la Independencia”
ATEHORTUA y VELEZ (1994) Pág. 9.
75
Tal situación se gesta desde los mismos años 20s del siglo pasado y es visibilizada en la
Masacre de las Bananeras en 1928, presentada así por Atehortua: “Aunque los civiles
mantuvieron la orientación general sobre unas FFAA aún débiles técnica y formativamente, los
problemas de orden público empezaron, al menos en sus circunstancias operativas y específicas, a
ser patrimonio de los militares.”. Ibíd. Pág. 199.

59 
 
 

me obligaría a contrariar lo que yo entiendo como la salvaguardia de la paz y la


garantía de que la República esté bien defendida, es decir la imparcialidad, la
neutralidad política de las Fuerzas Armadas… No voy a pedirles nada que no esté
escrito en la constitución y las leyes. No me podrán pedir nada que no esté
obligado a darles.76”

Las típicas posiciones “militaristas” y anticomunistas no requerirán ser


enarboladas expresamente por los generales colombianos ya que contarán con
una elocuente y recalcitrante derecha, ligada especialmente a aristocracias
urbanas y latifundistas. Especialmente el sector laureanista del Partido
Conservador tomará la palabra para exigir salidas por la fuerza a los diversos
conflictos, descargando de este rol a las discretas FFMM colombianas.77

Finalmente, La guerra civil no declarada que significó La Violencia, además de ser


un importante fogueo para el ejercicio castrense, lleva al ejército colombiano a
reflexiones importantes frente a su incapacidad para el exterminio de los múltiples
grupos armados que emergían en los campos. Según Elsa Blair78, los militares
colombianos respondieron a su ineficacia de la década del cincuenta con un giro
operacional, saltando tempranamente de la clásica preparación para la guerra
convencional a una preparación para la guerra de guerrillas. Borrero señala que
serán los problemas internos los determinantes para el desarrollo de las FFAA y

                                                            
76
LLERAS CAMARGO, Alberto. “Las Fuerzas Armadas”, En Escritos Selectos. Instituto colombiano
de Cultura. Bogotá. 1976. Citado por BORRERO, Armando. Militares, Política y Sociedad. En
Revista Colombiana de Sociología. Nueva Serie- Vol. I: Nº 1- Enero-Junio de 1990. Pág. 77-87.
77
El giro hacia una salida represiva al problema de los remanentes de La Violencia, durante el
gobierno de Valencia (1962-1966) expresa, entre otras, la presión que venía ejerciendo el senador
A. Gómez Hurtado, contra las resistencias armadas campesinas y contra la política de indultos
desarrollada por Lleras Camargo. SILVA LUJAN, Gabriel. Op. Cit.
78
BLAIR TRUJILLO, Elsa. Las Fuerzas Armadas. Una mirada civil. Bogotá. CINEP. 1993.

60 
 
 

no la guerra convencional, máxime cuando la prolongación de la confrontación


armada se extiende desde mediados del siglo pasado.79

La participación en Corea entre 1951-1953, contribuiría en buena medida a este


replanteamineto, así como los innumerables intercambios con el ejército
norteamericano. El giro operacional, obviamente pasa por una adecuación técnico-
militar que dotara a las FFMM colombianas de los mejores elementos para el
desarrollo de la guerra interna, -con el consabido peso económico que esto
implica-, en medio del asentimiento del poder civil.

Así pues, pese a sus contradicciones las FFMM del Frente Nacional,
representaban un ejército profesional fortificado, subordinado políticamente al
ejercicio de las élites civiles, pero casi soberano en la órbita militar, que
ensamblaba a la perfección con la ambivalencia del Estado, armando un todo
sólido, que aunque enfrentado a una convulsionada realidad social que desnudaba
sus facetas mas frágiles, estaba lejos de la denominada crisis político-militar,
gracias a su alinderamiento ideológico anti-comunista.

Finalmente el otro componente distintivo de la construcción estatal: la burocracia


moderna, sufrirá en Colombia un peregrinar no menos tortuoso que el de las
FFMM, marcada por su adscripción partidista y su manejo clientelar, pero también
por su creciente aumento hasta la década de los años 90 del siglo pasado y las
sucesivas apuestas racionalizadoras desde los gobiernos reformistas80.

                                                            
79
BORRERO (1990) Op. Cit. Pág. 80-81.
80
Cabría señalar dentro de estas propuestas modernizadoras de la administración pública
colombiana, las propuestas de los gobiernos de la República Liberal, el Plebiscito de 1957 que crea
la carrera administrativa y todo el paquete de medidas impulsadas desde el gobierno de Lleras
Restrepo, asociadas con la Reforma Constitucional de 1968.

61 
 
 

Aunque al igual que en Rusia o China, la burocracia estatal en su cuadro de mayor


nivel será copado por miembros de las élites, esta situación en Colombia será una
extensión de su poderío político-económico vía partidos tradicionales y no, como
en estos antiguos imperios una salida ante el declive de sus clases. Así mismo la
creciente nómina estatal, engrosada especialmente durante el Frente Nacional
garantizó al mismo tiempo no sólo la adscripción partidista de una importante base
de la población81, sino constituyó a la burocracia estatal como un sector
poblacional amplio que aunque con privilegios con respecto al trabajador promedio
colombiano, no respondía a su largo y ancho a un sistema venal ni aristocrático,
como pasaba en los imperios mencionados. De cierta manera, gracias a este
esquema el Estado fortalece su legitimidad y se enraíza vía clientelismo en
importantes sectores de las clases populares.

Finalmente, pese a la obvia mediación del omnipresente bipartidismo, en especial


a partir de la instauración de un régimen de partido único durante el Frente
Nacional, se construye la idea de funcionario público-estatal, inexistente en las
dictaduras patrimoniales caribeñas que gestaron situaciones revolucionarias en
América Latina.

En resumen, Colombia era un Estado nacional constituido desde finales del siglo
XIX, con atributos como un ejército y una burocracia, aunque no plenamente
modernos, adaptados a la necesidad propia del monopolio de la fuerza y el
ejercicio de la dominación legítima. Sus debilidades –lugar común de los centros
políticos latinoamericanos- tenían como anverso y complemento la fortaleza de
estos mecanismos sustanciales para la labor de cualquier Estado.
                                                            
81
“La expansión de la nómina del Estado se apoyó en la obligatoria paridad burocrática de los
partidos tradicionales, y fue altamente funcional para integrar el excedente de mano de obra que
había brotado de las transformaciones sociales que consolidaron el capitalismo. Particularmente,
las nuevas clases medias encontraron en las instituciones del Estado un espacio de ubicación
social.” LEAL y DAVILA. (1990). Pág. 61.

62 
 
 

2.3 UNIDAD ÉLITE POLÍTICA-CLASES DOMINANTES

En Colombia a diferencia de otros países latinoamericanos la élite criolla que


asume las riendas del país una vez concluida la guerra de Independencia se
mantiene en el poder sin mayores sobresaltos, ni por parte de las FFMM ni de los
sectores subalternos, logrando una gran unidad entre las clases dominantes y las
élites políticas a lo largo de los casi dos siglos de vida republicana. Las capas
sociales que ascienden económicamente producto del comercio y posteriormente
de la industria, se integran rápidamente a la oligarquía gobernante amalgamados
con el latifundio y sus expresiones políticas.

Buena parte del mérito se sustenta en la ya expuesta subordinación política de las


FFMM a la élite civil, como contrapartida del poder discrecional de éstas en el
oficio castrense. Pero, será el sistema de partidos de ”Notables82”, el que nos
permitirá explicar esta unidad hasta hoy inquebrantable, que ha resuelto rápida e
incruentamente cualquier atisbo de tensión entre Estado y clases dominantes.

Hésper Eduardo Pérez utiliza el concepto weberiano para caracterizar la


conformación de los partidos tradicionales colombianos:

                                                            
82
Notables u honoratiores, definidos así por M. Weber: “Son vecinos de partidos de la nobleza, los
partidos de honoratiores, que se formaron por doquiera con el advenimiento del poder de la
burguesía … Sacerdotes, maestros, profesores, abogados, médicos, farmacéuticos, campesinos
acaudalados y fabricantes- en Inglaterra toda aquella capa que se cuenta entre los gentlemen-
formaron de momento asociaciones ocasionales y, a lo sumo, clubes políticos…La cohesión la
crean únicamente los parlamentarios; deciden acerca de la presentación de cantidades de
honoratiores. Los programas resultan, en parte, de las campañas de propaganda de los
candidatos, y, en parte, de los congresos de honoratiores o de los acuerdos de los partidos
parlamentarios.” WEBER, Max. Economía y Sociedad. Tomo II. Fondo de Cultura Económica. Pág.
1082.

63 
 
 

“El ingrediente principal que en el siglo XIX da vida a los partidos liberal y
conservador es el prestigio del reducido grupo de individuos que los
dirigen, verdaderos honoratiores en la acepción weberiana, ubicados en la
cúspide de la pirámide social. Pero su prestigio, valga subrayarlo, no
proviene sino en parte de la riqueza, pues no abundan en la Nueva
Granada las grandes fortunas, proviene, más bien, de la ascendencia
española, prolongada en la república como mérito aristocrático en la capa
social criolla….En el siglo pasado estos honoratiores, o notables, que darán
vida a los dos partidos provendrán en su gran mayoría de pequeñas aldeas
y pequeñas ciudades, sedes de la actividad económica básica del país, la
actividad agrícola, y en la que se desenvuelve el comercio, apoyado en
manufacturas rudimentarias83.”

El hermetismo de las élites gobernantes es tal que incluso se logra entretejer una
densa red de consanguinidad entre los principales dirigentes políticos de ambos
partidos, los caudillos militares y jerarquía eclesiástica.84 En términos generales
los nuevos sectores sociales madurados ya entrado el siglo XX -como la
burguesía industrial- emergerán con tan poca firmeza e independencia que
siempre estarán subordinadas políticamente a las capas oligárquicas tradicionales
–o maniatadas por estas-. Pero esta inveterada oligarquía no rayará en
anacronismo como en los imperios decadentes de Rusia o China, sino que como
apreciamos para el sector agropecuario, se remozará constantemente logrando
adaptarse a la modernización capitalista, no sin imprimir un carácter particular
desde sus límites de clase, a la transformación la socio-económica del país:

“Es el sector dominante de la sociedad el que se desdobla en capitalista


industrial en el siglo XX, luego de haber atravesado todo el siglo XIX en un
acoplamiento al comercio y a la industria, combinado con el control del
Estado que le permitirá mantenerse en la cima del poder económico y
político que le permitirá mantenerse en la cima del poder económico y
político. Lo que realiza en Europa Occidental la nueva clase ascendente,
venida de abajo, la burguesía, en Colombia lo hace la capa alta tradicional

                                                            
83
PEREZ RIVERA (1989) Op. Cit. Pág.13.
84
Al respecto Ver PÉREZ RIVERA (2007) Op. Cit.

64 
 
 

que con el paso del tiempo se acondiciona a su nuevo papel de burguesía


moderna.85”

Difícilmente algún gobernante colombiano, -independientemente de su extracción


de clase- ha puesto en vilo los intereses sustanciales de las clases dominantes de
los respectivos períodos. El acceso al poder del Estado ha pasado inevitablemente
en los últimos 150 años por el cedazo y la armazón del bipartidismo que decanta
con claridad los intereses de clase de los “Notables” y consecuentemente con
esto, ante el menor desentono se toman inmediatamente los correctivos
necesarios. El primer gobierno de López Pumarejo que mas que una política en
contravía del statu quo, expresaba un sector minoritario de las clases dominantes,
fue paralizado no sólo por la oposición parlamentaria de ambos partidos, sino por
la pausa impuesta por el liberalismo mismo. Las únicas intentonas de alternativas
al bipartidismo y a las clases dominantes se dieron en los gobiernos militares de
Melo y de Rojas y fueron sorteadas con gran facilidad por las élites con la
anuencia absoluta de las FFAA como cuerpo, sin que se presentase la crisis
político-militar propia de los procesos revolucionarios.

2.4 BIPARTIDISMO DE HONORATIORES, CIVILISTA Y PERENNE.

Buena parte de la realidad del sistema político colombiano puede explicarse desde
el régimen bipartidista, que ha jugado el papel de piedra angular, sobre la que se
construye el Estado nacional. Pero antes de analizar a rigor el bipartidismo
colombiano, -que de entrada traza una gran brecha con las realidades políticas de
las revoluciones triunfantes- debemos partir del civilismo, del que se ha valido
como marco necesario para perpetuar su accionar, y que así mismo ha
reproducido durante su predominio político.

                                                            
85
Ibíd. Pág. 118-119.

65 
 
 

Un sistema de partidos permanente requiere de la estabilidad propia del gobierno


civil y la reglamentación –así sea meramente formal- del Estado liberal86.
Colombia ostentará esta característica en contraste no sólo con los regímenes
decadentes que desembocaron en crisis político-militares en Rusia, China, Cuba y
Nicaragua, sino con el conjunto de América Latina, que una vez concluido el
proceso de independencia de España naufragó entre golpes, caudillos y gobiernos
militares. En nuestro país en cambio, serán las élites criollas privilegiadas desde la
colonia, quienes asuman directamente la conducción del Estado:

“Los criollos que llegan al poder se habían distinguido por ser


hombres de gabinete, abogados, y algunos de ellos serios
investigadores científicos en la Expedición Botánica. Aun más, no
sólo no eran hombres de armas sino que no ocultaban su
hostilidad hacia el ejército. Varios historiadores dan cuenta de esa
particularidad de los jóvenes neogranadinos, y por extensión, de
la singularidad del civilismo de la Nueva Granada en el contexto
hispanoamericano.87”

Esta tradición civilista de las élites neogranadinas, tendrá su antecedente en el


mismísimo Santander, convirtiéndose en pieza fundacional de la república, y
caldo de cultivo para el desarrollo y germinación de partidos políticos propios de
un Estado liberal:

                                                            
86
“Para Weber solo pueden existir partidos dentro de comunidades que poseen un ordenamiento
racional y un aparato personal dispuesto a realizarlo ( ed. Cit: 693) Estas condiciones se cumplen
en el caso colombiano: el Estado impone su vigencia mediante leyes con las cuales los partidos
pueden cumplir su función propia. Después de 1850 se observa el desarrollo de los partidos liberal
y conservador en consonancia con un orden legal que se mantiene estable.” PEREZ RIVERA.
(2007) Pág. 126.
87
PEREZ RIVERA, Hésper Eduardo. (2007) Op. Cit. Pág. 109.

66 
 
 

“Santander logró implantar las instituciones correspondientes a los


principios que definían la nueva república. A partir de sus
realizaciones cobraron entidad en Colombia las instituciones
políticas propias del Estado moderno: el imperio de la ley, el sistema
electoral, la alternabilidad en el gobierno, el derecho a la oposición,
el libre juego de los partidos y la libertad de expresión88.”

E. Pizarro resaltará como la continuidad civilista sólo es quebrantada durante siete


años durante toda la vida republicana (los gobiernos de Melo y Urdaneta en el
siglo XIX y el de Rojas Pinilla en el siglo XX89), mientras Leal Buitrago nos
recordará como tal circunstancia da inicio a una larga tradición electoral en nuestro
país –inédita para el contexto latinoamericano-, que es base para el surgimiento y
desarrollo de partidos políticos.90 Pese a que pululen las guerras civiles durante
todo el siglo XIX, circunstancia característica del período de formación de los
Estados nacionales, ningún bando rebelado contra el gobierno establecido
triunfará, salvo el alzamiento del General Tomás Cipriano de Mosquera. En el
mismo siglo XIX todos los gobernantes fueron elegidos acorde a las normas
legales y ejercieron los años establecidos con las breves excepciones ya
señaladas.91 Incluso los alzamientos militares de las guerras civiles, responderán
más en el caso colombiano a intereses partidarios, antes que al caudillismo
latinoamericano:

“Valga observar que estos caudillos militares, salidos todos de las


gestas de Independencia, actuaron dentro del marco del ideario liberal
                                                            
88
Ibíd. Pág. 114
89
Prólogo a ATEHORTUA y VELEZ. (1994) Op Cit.
90
El sufragio directo y universal se instaura por primera vez en la Constitución de 1853, cuando el
liberalismo político ni siquiera imperaba en el conjunto de Europa Occidental. La Constitución de
Rionegro dio paso a que el voto fuese reglamentado por cartas regionales, algunas de las cuales
ampliaban el ejercicio de este derecho, como la Constitución de El Socorro que autorizaba el voto
femenino. Aunque la Constitución de 1886 inicialmente elitizó el sufragio, vale resaltar durante sus
mas de 100 años de regencia la normal convocatoria a las urnas acorde a los períodos estipulados
por la carta magna. LEAL BUITRAGO, Francisco y Andrés DAVILA LADRÓN DE GUEVARA.
(1990). Pág. 52.
91
PEREZ RIVERA, Hésper Eduardo. (2007). Pág. 130.

67 
 
 

común a los dos partidos políticos que se definieron en la década de


1840, el liberal y el conservador, y sólo se diferenciaban de los lideres
civilistas por su condición de militares, ya que al igual que aquellos, su
participación en el las guerras civiles se originaba, por lo general, en
motivos ideológicos de partido… Ninguno de dichos caudillos
militares, buscó instaurar en Colombia un régimen autoritario como el
de Rosas en la Argentina o el de Santa Ana en México.92”

La temprana implantación del modelo de Estado liberal, el uso recurrente del


sufragio, y la existencia de partidos políticos como mediadores del conjunto de las
clases dominantes, significará una importante diferencia con los regímenes
políticos imperantes en las sociedades revolucionadas. Como en el caso de los
caudillos militares, la subordinación del conjunto del sistema político al férreo
bipartidismo, será en parte la clave para la comprensión del singular modelo
político colombiano y sus consecuencias.

No obstante, la comprensión del bipartidismo colombiano y su papel pasa por la


mera enunciación de la existencia de dos colectividades que se reparten el poder.
Los partidos tradicionales colombianos tendrán una estructura y armazón
particulares, así como un relacionamiento singular entre sí.

Los partidos tradicionales pueden ser considerados de honoratiores, con criterios


de militancia poco nítidos, bastante alejados de los llamados partidos de masas93.
Dentro de sus objetivos no aparecía el encuadramiento organizado de importantes
                                                            
92
Ibíd. Pág. 116.
93
“Se distinguen fuertemente de este estado de cosas idílico del dominio de los círculos de
honoratiores, y sobre todo de los parlamentarios, las formas modernas de la organización de los
partidos. Éstas son producto de la democracia, del derecho electoral de las masas, de la necesidad
de la propaganda y organización de masas, del desarrollo de la suprema unidad de dirección y de
la disciplina más estricta. Cesan el dominio de los honoratiores y la dirección por los
parlamentarios. Toman la empresa en sus manos los políticos profesionales de fuera del
parlamento.” WEBER, Max. Ibíd. Pág. 1083. Ver también DUVERGER, Maurice. Los Partidos
Políticos. FCE. Pág. 93 y ss.

68 
 
 

sectores de la población, sino la formación cuando mas de comités electorales94,


que circunscribían el ejercicio de la política a la participación en los comicios, -que
durante buena parte del siglo proscribieron a analfabetos, hombres sin renta o
mujeres, que conformaban la mayoría de la población-. Tal disposición de la
armazón del bipartidismo restringía ostensiblemente, por propia voluntad, el
ejercicio de la participación política, pese a la importante ascendencia de estas
colectividades en la población95.

La divergencia ideológica desde sus mismos orígenes, fue mínima, dada su


extracción social común e incluso emparentada como ya se mencionó, y estuvo
circunscrita esencialmente a la relación Iglesia-Estado; esta realidad impidió una
verdadera polarización ideológica del espectro político, llevando mas bien a una
pugnacidad de dos colectividades ubicadas alrededor de un mismo eje político: la
derecha económica y el Estado liberal:

“Los identifica un mismo fundamento filosófico liberal. Los distinguen matices


acerca del centralismo y el federalismo, el proteccionismo y el librecambio,
que desatan, es cierto, grandes enfrentamientos, pero que son transitorios y
que no alcanzan a separar nítidamente a los dos partidos en términos
ideológicos, por cuanto en ambos existen partidarios de las dos posiciones
antagónicas. La única división clara, profunda y perdurable es la que se
deriva de la estrecha relación entra la Iglesia Católica y el Partido
Conservador.96”

                                                            
94
El ejercicio predominante de los partidos tradicionales se asemeja con gran exactitud a la
descripción de los denominados partidos de cuadros, que Duverger identifica como la forma mas
atrasada e incluso extinta de partidos políticos, sino fuese por su supervivencia en Estados Unido:
Los partidos de cuadros corresponden a los partidos de comités electorales, descentralizados y
débilmente articulados. DUVERGER (1957)
95
“Ni financiera, ni políticamente, la derecha burguesa tenía necesidad de encuadrar a las masas:
poseía sus aportadores de fondos, sus notables, sus élites.” Ibíd. Pág. 97.
96
PEREZ RIVERA (2007) Op.Cit.Pág. 127.

69 
 
 

Sin embargo, esto no significó que los partidos fueran disciplinadas comunidades
ideológicas o políticas, sino más bien amplias franjas con poca cohesión
ideológica u organizativa, en las que interactuaban diversos grupos. Esta
tendencia se pronunciará durante y después del Frente Nacional con la pérdida de
cohesión partidista, otrora aportada por el conflicto sectario contra el opositor, y
gracias a la seguridad brindada por la milimetría electoral. Los comicios perdieron
su papel propio de un régimen democrático y servían en cambio para dirimir la
competencia entre facciones de un mismo partido que afloraban gracias a este
marco.

El bipartidismo vivirá una constante sucesión de polarización política y unificación


a través de toda la historia republicana que encontrará en el Frente Nacional una
muestra más, antes que un caso atípico. Múnera97 citando a Echeverri Uruburu
hablará de “dualidad contradictoria”, expresada no sólo este fenómeno de
pugnacidad-unidad, sino en el proceso simultaneo de fragmentación y articulación
nacional ejercido por el bipartidismo. Hésper Eduardo Pérez R. planteará un
antagonismo de “hermanos enemigos”98 y de proyección horizontal de los partidos,
que facilitará la alianza de las alas moderadas de ambos partidos en momentos de
crisis políticas99:

“En ambos partidos se definieron tempranamente, desde mediados del siglo


XIX, dos tendencias, una moderada y la otra extrema, que han operado
como un mecanismo de sobrevivencia, ya que en momentos de crisis los
moderados logran superarlas accediendo al poder mediante la coalición
                                                            
97
MUNERA RUIZ, Leopoldo. Rupturas y Continuidades. Poder y Movimiento Popular en Colombia.
IEPRI. CEREC. 1998.
98
PEREZ RIVERA (2007). Pág. 129.
99
“El bipartidismo se constituyó en el siglo pasado como la unidad de dos estructuras antagónicas
pero complementarias: una , la de partidos doctrinarios, proyección vertical de dos partidos
opuestos, diferenciados, y en apariencia ,irreconciliables; otra, la de la coalición republicana, forma
de compromiso horizontal, de liberales y conservadores, para el ejercicio del poder”. PÉREZ
RIVERA. (1989)Pág. 9

70 
 
 

liberal conservadora. Estas coaliciones han sido una constante hasta el


presente”.100

Gracias a la recurrencia desde los partidos a la coalición, (Regeneración, Unión


Republicana, Frente Nacional, entre otros) en medio de la fortaleza de las
colectividades y la debilidad del Estado nacional, se llega al punto tal de construir
la ficción que homologa unidad nacional con pacto bipartidista, imaginario que
logra impregnar a la amplia población, gracias al ascendencia de las dos
colectividades sobre ella.

A diferencia de otros países latinoamericanos, el cambio de siglo no logró romper


el monopolio bipartidista decimonónico. Aunque especialmente durante los años
30 y 40s florecieron muchos “terceros partidos”, prácticamente todos, desde la
UNIR de Gaitán hasta la Acción Nacional Popular de Alzate Avendaño y Londoño
Londoño, terminaron absorbidos por el bipartidismo tradicional101. No en vano, en
su historia oficial102 el PCC celebra que en 30 años de existencia haya sido el
único nuevo partido que perduraba, sin sucumbir en el asfixiante sistema
dominado por el bipartidismo colombiano. No obstante, esta historia oficial del PC
subestima en esta valoración la poca autonomía de los comunistas ante el P.
Liberal durante los gobiernos de López P. y Santos, condenada por el mismo
Partido en su Congreso de 1947.

                                                            
100
PEREZ RIVERA (2007). Pág. 129
101
“En el decenio comprendido entre 1930-1940 surgieron y actuaron con proyección de partido
político ocho organizaciones , que elaboraron sus programas, conquistaron adherentes, recibieron
y lograron en su mayoría representantes en algunas instancias en los cuerpos de elección popular.
Hacia 1942 de esas organizaciones políticas solo quedaba en pie el PCC.” MEDINA, Medófilo. El
PCC: experiencias y perspectivas. 1989
102
COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE COLOMBIA. 30 AÑOS de lucha del
Partido Comunista de Colombia.

71 
 
 

Esta permanencia del PC, incluyendo su rectificación en cabeza de Vieira, si bien


va a ser una circunstancia relevante para el surgimiento de las FARC, no mella en
nada, la casi omnipotencia del bipartidismo colombiano durante estos años. Ni el
PC ni ningún otro tercer partido hasta ese momento habían logrado desvertebrar
los arraigados mecanismos que garantizaban el absoluto dominio de liberales y
conservadores en la política nacional.

Las diversas transformaciones de la sociedad colombiana, lejos de refutar el


control político bipartidista, perfeccionará su entramado con la potenciación del
clientelismo como mecanismo certero de obtención de votos y mantenimiento del
poder político, ante las significativas modificaciones del asiento de ambos partidos.
Hésper Eduardo Pérez explicará este recambio en la transformación del modo de
producción: “El capitalismo penetra paulatinamente, y en períodos aceleradamente
en el país. Esta imposición del modo de producción capitalista deja sin piso a los
partidos doctrinarios, fundados en antagonismos cuya vigencia dependía de la
fuerza efectiva que tenía en la sociedad colombiana la ideología tradicional.103”

El régimen de partido único de facto, implantado por el Frente Nacional retira


cualquier carga ideológica de la acción política bipartidista y pone al primer plano
las praxis de las dos colectividades –y sus innumerables tendencias- para
mantenerse dentro del juego electoral. Dentro de ellas el clientelismo será punto
de referencia obligado, considerado por Leal Buitrago y Dávila104 como el principal
mecanismo articulador del sistema político, explicativo de la subsistencia de los
partidos tradicionales. El clientelismo moderno será definido por los autores, como
una relación de tipo mercantil alimentada por el Estado y basada en la estructura
jerárquica de las viejas lealtades sociales, que se apropia particularmente los
                                                            
103
PÉREZ RIVERA (1989) Op. Cit. Pág. 83.
104
LEAL BUITRAGO, Francisco y Andrés DAVILA. Clientelismo. El sistema político y su expresión
regional. Tercer Mundo Editores. IEPRI. 1990.

72 
 
 

recursos públicos. Este clientelismo transaccional reemplazará al clientelismo


señorial que abarcaba al conjunto de las relaciones105.

La inclusión perfectamente armonizada del clientelismo como práctica sustancial


de los partidos tradicionales durante este período, nos dibuja otro rasgo distintivo
del bipartidismo colombiano junto a su continuidad: su capacidad de adaptación,
cambia de forma y mantiene su esencia. La perennidad del bipartidismo se
acompaña e incluso se explica en buena parte en su carácter multiforme y
profundamente cambiante.

El nítido dominio bipartidista, no significó que el panorama político fuese un


ambiente ajeno a la conflictividad social y política, en parte heredada de los
irresueltos problemas como el de la tierra o el hermetismo del régimen, y en parte
aupada por el convulsionado panorama internacional; conflictividad expresada
como analizaremos posteriormente en la germinación de movimientos políticos y
armados de izquierda e importantes brotes de inconformismo social. No obstante,
ninguno de ellos logró ser un efectivo contradictor del bipartidismo que pusiese en
vilo su centenaria hegemonía.

Vale la pena hacer la salvedad que pese a su capacidad para mantener el control
del poder político, por los argumentos ya expuestos, el bipartidismo empezó a

                                                            
105
“El sistema jerárquico propio del caciquismo le fue cediendo su lugar a un sistema que reposa
sobre la acción de los políticos profesionales , al tiempo que la negociación del voto y de otras
formas de respaldo político por el favor de las decisiones y los recursos públicos, invadió el que
hacer de los partidos tradicionales. En muchos casos, dicho proceso de extensión del clientelismo
transaccional fue animado por los antiguos caciques, que así se adaptaron a la nueva situación
política después de los años de La Violencia. Este clientelismo político mercantil como lo designan
Leal y Dávila, arraigado en una amplia red vertical de lealtades comerciales, sirvió para articular
tanto el sistema oligárquico de poder como la relación entre el Estado y la sociedad civil
colombiana.” MUNERA RUIZ, Leopoldo. Op. Cit. Pág.141.

73 
 
 

vivir, especialmente a partir del Frente Nacional un resquebrajamiento del


consenso por ellos representado, expresado por ejemplo en el aumento de la
abstención electoral106,-principal indicador de medición de la participación política
en aquella democracia restringida-; y en la constante recurrencia al estado de
sitio, para dar tratamiento al conflicto social. No obstante, dada la morfología
misma de los partidos, estos fenómenos aún acompañados del crecimiento de la
apatía política e incluso de la oposición política, no interesaba a liberales ni a
conservadores, siempre y cuando no se afectara el circuito electoral o se pusiera
en riesgo las políticas estructurales de común acuerdo impulsadas.

Será hasta finales de los años ochentas del siglo pasado cuando el bipartidismo
colombiano se suma en una aparente crisis. Una serie de cambios en la política
interna desdibujará en apariencia el peso de los partidos tradicionales durante la
década de 1990 y el cambio de siglo. No obstante, lejos de adentrarnos al fin del
bipartidismo estamos nuevamente ante un juego de mimetismo y adaptación de
las dos colectividades. Continuidad al clientelismo y a las maquinarias, salpicada
de algunos elementos novedosos propios de la sociedad mediática, siguen siendo
la base del ejercicio político. Partidos de cuadros, y aun mas de notables, donde
todo su cuadro directivo proviene de la militancia en el bipartidismo tradicional.
Los tres últimos gobiernos presentados como “supra-partidistas” no son más que
una reedición de la vieja tradición de coalición republicana de los partidos
tradicionales, una nueva proyección horizontal de los dos partidos, expresados
ahora también en nuevas siglas.

En conclusión, a diferencia de China, Rusia, Cuba y Nicaragua, el sistema político


colombiano responderá desde antes de la consolidación del Estado nacional
                                                            
106
El porcentaje de votantes fue del 68% en el Plebiscito a favor del Frente Nacional; pasa a 47%
en la elección de Alberto Lleras, al 34% con la elección de Valencia y al 30% en la elección de
Carlos Lleras. MUNERA RUIZ, Leopoldo.(1998) Ibíd. Pág.143.

74 
 
 

mismo, a un ordenamiento jurídico de corte liberal, que marca fuertemente la


política colombiana, caracterizada desde entonces por la hegemonía de los dos
partidos tradicionales. Este bipartidismo imperecedero y multiforme será un
importante núcleo de contención de posibles crisis del Estado o de desarrollo de
vanguardias revolucionarias; su carácter de partido de notables, al tiempo que lo
hará un efectivo mecanismo de control de las élites sobre la política, será también
combustible de conflictividad social ante la importante porción poblacional no
encuadrada en sus filas ni en sus redes clientelares, que se sentirá efectivamente
excluida del ejercicio de la política.

2.5 INEXISTENCIA DE VANGUARDIA DEFINIDA Y DE FRENTE AMPLIO DE


APOYO

Finalmente, ante el magro desarrollo en nuestro país de una nítida vanguardia


revolucionaria y por consecuencia la inexistencia del amplio frente político, que
caracterizase a las diversas revoluciones triunfantes, agrupamos en este acápite
los aspectos referentes a ambas variables, para culminar nuestro estudio
comparativo del proceso colombiano.

A diferencia de Rusia y China, en Colombia la influencia del marxismo será


bastante limitada, ante el apabullante poder ejercido por el bipartidismo en las
amplias masas de nuestro país. Así mismo el patriotismo y el nacionalismo, que
fueron el principal sustento en el levantamiento de las vanguardias revolucionarias
en Cuba y Nicaragua, estará bastante difuminado en el caso colombiano,
tamizado siempre por el manejo de los dos partidos y la asfixia a cualquier
apuesta organizativa de este tipo.

75 
 
 

Los terceros partidos en Colombia fueron flor de un día con la notable excepción
del Partido Comunista. A diferencia de la mayoría de países latinoamericanos son
más bien escasos y efímeros los intentos populistas o de partidos de clases
medias en nuestro país, durante toda la primera mitad del siglo XX. Pese a que
detrás de muchos de estos experimentos se encontraban grandes pensadores
como Gerardo Molina o Antonio García N. la mella efectiva de estas agrupaciones
–incluyendo al PCC- en el dominio bipartidista fue más bien pequeña.

Con el inicio del Frente Nacional y los cambios en el contexto internacional,


emergen en el país múltiples tendencias de izquierda que reclaman para sí el
derecho de ser la vanguardia en el proceso revolucionario colombiano. Aunque tal
eclosión de grupos (Ver Cuadro 2) posibilitó canalizar políticamente parte de la
convulsión social, e incluso aguzar ésta, la ampliación del espectro político no tuvo
correspondencia en un aumento igualmente significativo en la base social, capaz
de disputarle la hegemonía al bipartidismo.

La gran fragmentación de la izquierda colombiana, no sólo no derivó en un


considerable aumento de fuerzas en su disputa con el bipartidismo, sino por el
contrario debilitó la posibilidad del perfilamiento de cualquiera de sus fuerzas como
una vanguardia inobjetable de un posible proceso revolucionario –como pasó de
hecho en China -, gracias a la pugnacidad que habitaba entre todas las
expresiones. Si bien es cierto que el Partido Comunista era el grupo más grande
dentro del infinito firmamento de la izquierda colombiana, también es cierto, que su
apuesta por ser vanguardia era socavada desde la misma izquierda por múltiples
expresiones, cuya articulación solo se da esporádicamente frente a acciones
puntuales. Allí podemos ubicar una importante distancia con la experiencia
nicaragüense, donde a pesar de la existencia de múltiples organizaciones políticas
revolucionarias, se logra la articulación organizativa y programática de todas éstas

76 
 
 

en el Frente Sandinista de Liberación Nacional, quien ejercerá a la postre como


vanguardia de este proceso.

El problema de la unidad cobrará un mayor valor en la frustración del proceso


revolucionario colombiano, por la distribución de fuerzas dentro de las múltiples
expresiones de izquierda, pero sobre todo por el común denominador de éstas: su
insuficiente ascendencia sobre los movimientos sociales. El caso de la Revolución
de Octubre, es ilustrativo en como un grupo revolucionario, los bolcheviques de
Lenin, en medio de media docena de éstos, logra erigirse en vanguardia efectiva
de un proceso revolucionario y llevarlo al triunfo, gracias a su control sobre
sectores estratégicos del movimiento insurreccional como los soviets de obreros y
soldados. En Colombia tal desarrollo no podrá ser llevado por el PCC ni por
ninguna otra expresión hasta hoy.

Como trataremos en extenso en el capítulo siguiente, el Partido Comunista será


una organización relativamente pequeña comparada no sólo con los partidos
tradicionales sino con sus mismos congéneres latinoamericanos de Chile o
Venezuela; una organización de base esencialmente rural en medio de un país
que se urbanizaba a pasos agigantados. Además se enfrentará a un ambiente
bastante difícil, de debilidad sistemática del movimiento social; éste había sido
duramente golpeado por La Violencia, era frágil organizativamente y permeado
desde siempre por el bipartidismo; un estudio comparativo entre los movimientos
sociales en América Latina podría darnos elocuentes resultados que desnuden en
su justa dimensión el atraso del movimiento social colombiano que era sustento de
las apuestas de vanguardia revolucionaria durante el siglo XX.107

                                                            
107
Sólo a manera de ejemplo, durante la primera mitad del siglo XX, obreros, estudiantes,
campesinos y/o indígenas inciden decisivamente en cambios de gobierno –cuando no se erigen en
gobierno mismo- en Argentina, México, Cuba, Chile, Bolivia y Venezuela. Aunque en nuestro país

77 
 
 

No obstante, aunque no logra constituirse con claridad una vanguardia política,


diversos grupos apostarán por construir una fuerza militar efectiva que sirviese de
garante de una hipotética soberanía múltiple. Aunque El PCC no valorará
igualmente la pertinencia del actor armado, se mantendrá en la lucha guerrillera
más por razones históricas. Como paradoja la mayoría de expresiones militares
que buscaban derribar por las armas el orden establecido sucumbirán mientras
que la guerrilla de orientación comunista, logrará convertirse con el paso de los
años en un experimento inédito de doble poder militar.

Las FARC logran convertirse en poder militar real en muchas zonas del país,
socavando la labor del Estado108, aplicando en la práctica las tácticas de Mao de
la guerra de guerrillas, aunque negándolo discursivamente. Incluso algunos
analistas llegan al extremo de hablar de colapso parcial del Estado para reconocer
el desarrollo de la insurgencia armada de las FARC-EP:

“Mi argumento central es que, en este contexto de colapso parcial del


Estado, las FARC disponían de una capacidad sin límites-gracias a sus
inagotables recursos financieros y a la solidez de su mando central- para
expandirse y entrar a controlar extensas regiones en estas zonas
inhóspitas convertidas en la retaguardia estratégica para amenazar el resto
del país. De ahí que, gracias a su fuerte presencia sobre la Cordillera
Oriental y a la existencia de corredores estratégicos hacia el resto del país,
las FARC hayan podido por primera vez en su ya larga historia amenazar la
estabilidad institucional109”

No obstante, el denominado colapso parcial del Estado no pasa de ser una mera
crisis de resultados militares, o un bache operacional del Ejército oficial, ya que no
                                                                                                                                                                                     
algunos autores ubiquen tal período como años dorados de la protesta social, su incidencia real
fue bastante menor.
108
La proclamación de las Leyes 002 y 003 por parte de las FARC-EP en su Pleno del Estado
Mayor Central de 2000, es una muestra de la apuesta de esta guerrilla por disputarle el monopolio
de la violencia y de la legalidad al Estado nacional en vastas zonas del territorio nacional.
109
PIZARRO LEONGOMEZ, Eduardo. Las FARC-EP: ¿Repliegue, debilitamiento estratégico o
punto de inflexión? En Nuestra guerra sin nombre. Bogotá .IEPRI. 2004.

78 
 
 

se presenta una verdadera crisis política militar como la definiera Skocpol por las
razones ya expuestas en este capítulo. No sólo se mantiene la unidad de las
clases dominantes y la estructura estatal, sino que incluso no se constituye la
legitimidad necesaria para que el ejercicio militar guerrillero se proyecte como
nuevo Estado. El ejercicio político-militar de las FARC-EP desplegado desde su
VII Conferencia no logra erigirse en verdadera soberanía múltiple ante el desnivel
del desarrollo político, explicado en buena parte durante una larga etapa, por la
debilidad de su partido, el PCC, y posteriormente por su ruptura con éste. El
desarrollo militar de las FARC que puede ser similar o incluso superior a ejércitos
triunfantes como el M 26 o el mismo FSLN, se frustra ante su inconexión con el
grueso de la población, parte esencial de cualquier proceso insurreccional.110

Finalmente, como consecuencia del hermetismo del movimiento revolucionario en


general, y de la cohesión de los sectores dominantes, no se presentará en
Colombia el desprendimiento hacia un Frente Amplio de sectores decisivos de la
burguesía, que pudiese producir una crisis de Estado. Como planteamos
anteriormente la persistencia del bipartidismo y la adaptación económica de las
castas aristocráticas, ha creado una sólida amalgama en el poder, que logra
recoger a las expresiones determinantes de la élite política y social colombiana.

El excluyente manejo del poder político y económico ha redundado en un discurso


radical de izquierda que poco ha podido negociar o dialogar con sectores de las
clases dominantes111, acentuado además por la dinámica de la guerra que ha

                                                            
110
“Vale la pena subrayar la particularidad de las guerrillas colombianas, que después de cuarenta
años de actividad, ni son parte activa de una guerra civil ni se han colocado a la cabeza de una
guerra revolucionaria” PEREZ RIVERA (2001) Pág. 24.
111
En términos de Ferro y Uribe, pareciese que el fanatismo y la exclusión van de la mano
alimentándose mutuamente en un círculo vicioso. FERRO MEDINA, Juan Guillermo y URIBE
RAMON, Graciela. El orden de la guerra. Las FARC-EP: Entre la organización y la política. Bogotá:
Centro Editorial Javeriano, 2002. Pág. 150.

79 
 
 

atacado intereses puntuales del conjunto de las clases poseedoras como los
denominados “impuestos revolucionarios” cobrados por los grupos insurgentes y
las consecuentes acciones armadas que presionan su pago. Así pues la férrea
alianza en el poder se ha fortalecido producto de la acción de las vanguardias
revolucionarias, y aunque recientemente se han presentado importantes tensiones
frente al manejo de ciertas aristas de la política, difícilmente estas diferencias
podrán ser canalizadas hacia una salida revolucionaria, ante la sintonía
estratégica que han demostrado hasta el momento las élites criollas.

80 
 
GRAFICO 1. Tendencias de la Izquierda en Colombia 112
112
Tomado de ARCHILA NEIRA, Mauricio.(2003) Gráfico 9. Pág. 276.
81
 

3. El PCC Y LAS FARC. Excepcionalidades históricas

3.1 EL PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO

3.1.1 Marco conceptual. Para poder comprender al Partido Comunista


Colombiano, si bien es cierto debemos remontarnos a la teoría del partido que
tendrá atisbos importantes en el mismo Marx, será el modelo de partido
implementado por Lenin en la Rusia zarista, el principal referente conceptual, en
cuanto fue seguido como arquetipo por los comunistas de todo el mundo113.

El estudio de las elaboraciones conceptuales sobre partido existentes en Lenin y


otros autores nos permite ubicar la referencia discursiva que hacen de si mismos
los partidos comunistas, su auto referenciación, que se convierte en norte para su
configuración, aunque en su desarrollo práctico tendrán obvias diferenciaciones
con éste. Desde una visión bastante sintetizada, podemos compartir con L. Magri
su caracterización del partido político marxista –en su modelo leninista- que se
piensa como partido de clase, partido de vanguardia, partido de lucha y por lo
tanto, partido disciplinado y unificado114.

Tal definición resume de alguna manera los postulados teóricos de Lenin y de


otros teóricos del partido comunista como Gramsci y Luckacs, que buscaron
saldar conceptualmente la brecha entre la clase obrera y su accionar político.

                                                            
113
Frente a la teoría leninista del partido ver entre otros textos: LENIN, V.I. ¿Qué hacer? 1902.
Cualquier edición; LENIN, V.I. Un paso adelante, dos atrás. 1906. Cualquier edición; MANDEL,
Ernest. La teoría leninista de organización. Ediciones Combate. Tomado de International Socialist
Review. New York. Diciembre 1970.
114
MAGRI, Lucio. Problemas de la teoría marxista del partido revolucionario. En CERRONI y
varios, TEORIA MARXISTA DEL PARTIDO POLITICO. Cuadernos de Pasado y Presente #7.
Primera Edición 1969. Buenos Aires.1973. Pág.93.

82 
 
 

En segunda instancia, la aproximación sociológica hecha por el francés Maurice


Duverger en su obra clásica Los Partidos Políticos115 donde dedicará un extenso
apartado a los partidos comunistas desde el análisis de su armazón y su
funcionamiento en la Europa de mitad del siglo XX, será un punto de referencia
necesario para el acercamiento a la lógica del PCC.

Duverger desarrollará un extenso inventario analítico de las diversas formas de


funcionamiento y estructuración de los partidos modernos. Los clasificará
inicialmente de acuerdo a su origen: electoral- parlamentario o extra-
parlamentario, clasificación que tendrá incidencia en la configuración propia de los
partidos.

Los partidos de origen parlamentario surgirán de asociación entre diversos


políticos y sus respectivos comités electorales ya existentes. Tenderán a una
mayor descentralización y a un gran poder de los parlamentarios por encima de la
burocracia de partido y al privilegio de la actividad electoral. Los partidos de origen
externo, pese a su disimilitud, tenderán a una mayor centralización, se
conformarán no desde la articulación de elementos de base, sino desde el
desdoblamiento de un centro, que mantendrá su poder por encima de los
parlamentarios, teniendo en cuenta su menor apego y dependencia por la
actividad electoral. Para Duverger el origen de los partidos responde a momentos
históricos distintos y a dos generaciones de partidos, siendo los partidos de origen
externo –incluido los comunistas-, los de creación más reciente.116
                                                            
115
DUVERGER, Maurice. Los partidos políticos. Fondo de Cultura Económica. México.
Decimonovena Reimpresión. 2004. 460 p.
116
“Sea cual sea su origen, los partidos de creación exterior presentan un conjunto de caracteres
que los opone bastante netamente a los partidos engendrados en el ciclo electoral y parlamentario.
En primer lugar aquellos son generalmente mas centralizados que éstos. Los primeros nacen en
efecto, partiendo de la cima, mientras que los segundos parten de la base. En unos, los comités y
las secciones surgen bajo el impulso de un centro ya existente, que puede reducir, pues, a su
gusto su libertad de acción; en los otros por el contrario, son los comités locales preexistentes los

83 
 
 

Posteriormente Duverger se adentrará al análisis de la estructura y armazón de


los partidos como rasgo distintivo de éstos, dejando claro como es evidente para
el caso de los partidos comunistas como su origen exterior dejará una huella
indeleble en su organización. La primera clasificación será entre partidos de
estructura directa y de estructura indirecta. Aunque la estructura indirecta fue
práctica de algunos partidos socialistas, es claro como producto del debate de
Lenin que los partidos comunistas desarrollarán afiliación directa. Será sin
embargo el análisis de los elementos de base como tamiz clasificatorio de los
partidos, donde las particularidades de los partidos comunistas tomarán relieve y
se constituirán en una categoría en sí misma.

Al igual que la clasificación de origen expresa cierta brecha generacional entre los
partidos, su conformación de base también muestra una evolución histórica.
Duverger clasifica los partidos en cuatro de acuerdo a sus elementos de base: los
constituidos por comités electorales, esencialmente de notables, solo activos
durante el período electoral, conformarán los viejos partidos decimonónicos como
los norteamericanos; los estructurados con base en la sección, de amplia
organización local, mas permanente y de cariz mas ideológico que el comité,
                                                                                                                                                                                     
que crean un organismo central para coordinar su actividad y limitan en consecuencia sus poderes,
a fin de conservar el máximo su autonomía…. A pesar de todo, la coincidencia general sigue
existiendo entre la creación externa y el carácter centralizado. Por motivos análogos los partidos de
creación exterior son generalmente más coherentes y más disciplinados que los partidos de
creación electoral y parlamentaria. Los primeros, disponen en efecto de una organización ya
existente que relaciona naturalmente a todas sus células de base; los segundos se ven obligados a
establecer sus vínculos totalmente, sin más punto de partida que la coexistencia de algunos
diputados en el seno de un mismo parlamento.
La influencia del grupo parlamentario es muy diferente en ambos tipos. Los de la primera categoría
la sufren profundamente: los diputados desempeñan en ellos un papel esencial, bien porque
constituyan colectivamente el organismo dirigente del partido, bien porque figuren individualmente
en gran número en un comité director distinto en teoría del grupo parlamentario. Esta
preponderancia de los elegidos se explica fácilmente por el mecanismo de nacimiento del partido
en el que los diputados han tenido un lugar preponderante. Los partidos de creación exterior, por el
contrario, se han constituido fuera de su intervención, se comprende pues que su influencia sea
siempre menor.” Ibíd. Pág. 26-27.

84 
 
 

como los partidos socialistas y algunos otros partidos europeos modernos; los
partidos comunistas organizados a través de células; y los partidos cuyo
organismo esencial es la milicia como en el caso de los partidos fascistas,
expresando cada uno de ellos un momento distinto de la evolución del sistema
político occidental y de los partidos dentro de éste.117.

El elemento de base no es para Duverger ni la única forma de organización de


determinado partido y ni siquiera la estructura que recoge mas militantes, pero sí
la principal y característica de cada tipo de partido. En tal sentido Duverger hará
una nutrida ejemplificación de cada elemento de base, pero sin desdibujar la
identificación de éste con un tipo específico de partido. Al parecer hay encuentro
de Duverger con Lenin al relacionar la ideología y la forma de organización.

La célula como elemento de base distintivo de los partidos comunistas difiere de


su antecesora la “sección socialista” por base de agrupación y número de
miembros. La célula busca agrupar trabajadores de la misma fábrica o sector
productivo y no militantes de una misma localidad, lo que la convierte en un
organismo mas pequeño al recoger menor número de afiliados. Así mismo la
célula avanza por su conformación en una mayor periodicidad y permanencia de
su dinámica, autónomamente de los calendarios electorales, así como en acercar
el ejercicio de la política a la cotidianidad de los trabajadores que busca
organizar118.

Según Duverger la composición de afinidad profesional de las células comunistas


abre en ella el peligro de la desviación “economicista”, pero también la posibilidad

                                                            
117
Ibíd. Pág. 47
118
Ibíd. Pág. 57-58.

85 
 
 

de la intensa actividad de formación política e ideológica de los trabajadores desde


el más cercano control.119

El Tercer Congreso de la Internacional Comunista en 1921 prácticamente impone


el sistema de células a todos sus partidos afiliados, teniendo en cuenta la reciente
ruptura con los socialistas y la permanencia del sistema de secciones en muchos
de ellos:

“11. Todo miembro de partido debe de manera general, ser


incorporado a un pequeño grupo de trabajo, en vista del trabajo
político cotidiano: un comité, una comisión, una oficina, un colegio o
una célula. Solo de ésta manera el trabajo de partido puede ser
repartido, dirigido y realizado regularmente…
12. Es preciso crear células comunistas para el trabajo cotidiano de
los diferentes dominios de la actividad política del partido, para la
agitación casa por casa, para los estudios del Partido, para el servicio
de presa, para la distribución de la literatura, para los contactos,
etcétera.
Las células comunistas son grupos destinados al trabajo comunista en
las empresas y en los talleres, en los sindicatos, en las asociaciones
proletarias, en las unidades militares, etc , en todas partes donde hay
al menos algunos miembros o simpatizantes del mismo Partido
Comunista.120”

                                                            
119
Para las masas en efecto, la política no es un lujo, a diferencia de una gran parte de la
burguesía especialmente de los países latinos, que aman las ideas por las ideas…. La sección es
poco favorable a la relación de principios con realidades cotidianas. La política general tiene pocos
lazos directos con los drenajes, los caminos vecinales o las querellas de personas. Tiene estrechos
lazos por el contrario, con el monto de salarios, la estabilidad de la ocupación, o la organización de
la empresa. Estos lazos son todavía más estrechos si se profesa la ideología marxista, para la cual
la política no es más que una superestructura de la economía. Si hace un esfuerzo por relacionar
cada reivindicación particular con un principio general, para relacionar cada problema especial con
la totalidad de la política, dará a sus miembros una formación de una solidez sin igual, tendrá sobre
ellos un dominio incomparable”. Ibíd. Pág. 59.
120
Tesis sobre la estructura, la acción y los métodos de los partidos comunistas. En LOS CUATRO
PIRMEROS CONGRESOS DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA. II PARTE. Cuadernos de
Pasado y Presente. No 47. Ediciones Siglo XXI. Buenos Aires. 1973. Pág. 70-71. Al respecto ver
también las 21 Condiciones de la Internacional Comunista. En CUNHAL, Alvaro. Un partido con
paredes de cristal. Editorial Anteo. Buenos Aires. 1986. Pág. 43

86 
 
 

Para Duverger la célula es una estructura acorde a la ideología marxista y


pensada para un partido obrero y extra-parlamentario, a tal punto que se amolda
perfectamente al accionar conspirativo y clandestino de un partido que busca
derrocar el orden existente, ya que proviene de dicha experiencia histórica:

“Observemos finalmente, que la célula conviene perfectamente a la acción


clandestina. Los miembros se encuentran todos los días en el lugar de
trabajo, es fácil establecer contacto con ellos en cualquier momento, no
siendo necesario casi nunca reunirlos a todos en grupo. Puede hacerse
circular fácilmente consignas, organizar conciliábulos a la entrada y a la
salida de las empresas: basta con multiplicar las células, dando a cada una
las más pequeñas dimensiones. Esta adaptación a la acción clandestina es
perfectamente natural, ya que la célula ha sido creada precisamente para
ello. Las células existían en las fábricas rusas antes de 1917, minúsculos
cenáculos acosados por la policía que hacían propaganda revolucionaria al
precio de los mayores peligros. Junto a los círculos intelectuales formaban
la base del POSDR. Cuando la facción mayoritaria de éste llegó al poder y
se transformó en Partido Comunista conservó esta organización que
ofrecía una base excelente para la educación y la organización del
proletariado.
Las secciones eran un invento socialista, las células son un invento
comunista. Más precisamente son un invento del Partido Comunista Ruso,
cuya III Internacional impuso su adopción a todos los partidos comunistas
del mundo en enero de 1924.”121

Es importante resaltar, que para Duverger la célula no es sencillamente una


“organización de partido”, mera asociación de base para la afiliación directa, sino
que es célula de empresa, compuesta por obreros de ésta. Tal circunstancia no
significa que no existan dentro del partido comunista elementos de base u
organizaciones anexas, como las células locales o de barrio, o las juventudes
comunistas. En el Partido Comunista Francés, PCF, donde el sistema de células
solo se implementó a raíz de su afiliación a la III Internacional, en la época
estudiada por Duverger todavía las células locales superaban a las de empresa,
                                                            
121
Ibíd. Pág. 60.

87 
 
 

sin que esto variara en opinión del autor la esencia del armazón del partido. Los
dirigentes comunistas conocedores de lo artificial que puede ser en determinados
casos el sistema de células mantienen la estructura porque juzgan a la célula
como una organización más permanente, regular, apretada y eficaz que la
sección.122

No obstante, existe una razón mas de fondo para que los partidos comunistas
impulsen su organización celular, asociada a su táctica extra-parlamentaria, que a
diferencia de los socialistas no circunscribe su accionar político al régimen
electoral existente:

“En la sección a pesar de todo, las preocupaciones electorales y


parlamentarias siguen siendo predominantes. En la célula, por lo contrario,
se hacen absolutamente secundarias. Por su marco y sus dimensiones la
célula no es un instrumento adaptado a la lucha electora: coincide con una
circunscripción ni con una división de ésta; está concebida para la acción en
el seno de una empresa y no para la participación en un escrutinio político.
Ciertamente la agitación llevada a cabo en las células puede servir a las
campañas electorales, pero de una manera indirecta y desviada…
La selección de la célula como base de organización comunista entraña,
pues, una evolución profunda de la noción misma de partido político. En
lugar de un órgano destinado a la conquista de sufragios, a relacionar a los
elegidos y a mantener el contacto entre éstos y los electores, se convierte en
un instrumento de agitación y propaganda , de organización, movilización y
eventualmente de organización clandestina, para quienes las elecciones y el
parlamento no son mas que un medio de acción entre otros, e incluso un
medio secundario. No podría subrayarse demasiado la importancia de esta
transformación; marca una ruptura entre el régimen político democrático y
los órganos que ha engendrado para asegurar su funcionamiento. El
advenimiento del sufragio universal y de la democracia parlamentaria
provocó el nacimiento de los partidos políticos; pero la evolución misma de

                                                            
122
Ibíd. Pág. 65

88 
 
 

los partidos ha dad o a algunos de ellos una estructura que los separa de las
elecciones del parlamento.”123

Para concluir este apartado Duverger abordará la milicia, identificándola como


elemento de base característico del fascismo lo que no niega la utilización de ésta
como estructura auxiliar por partidos como el comunista. Tendrá comunión con la
célula no solo por su carácter extra-parlamentario sino por su búsqueda de romper
con el sistema liberal.124 A través de un breve análisis histórico Duverger muestra
una posible complementariedad entre la milicia y la célula, teniendo en cuenta los
esfuerzos de partidos fascistas por estructurar células de empresa, pero sobre
todo el desarrollo exitoso de milicias dirigidas por partidos comunistas en Europa.
Como veremos posteriormente Carl Schmitt en su Teoría del Partisano, hará
énfasis en el carácter militar, -partisano para ser exacto- que reviste la táctica pero
también la estructura de los partidos leninistas. En Duverger la explicación se
encontrará en el distanciamiento común de la democracia liberal:

“Esta tendencia a utilizar simultáneamente la milicia y la célula podría


explicarse por su alejamiento común de los métodos electorales y
parlamentarios: un partido basado en la primera no tendría ningún
escrúpulo en utilizar la segunda, y viceversa. Más profundamente, quizás,
habría que comprobar un parentesco de estructura entre los dos sistemas:
pequeñez de los grupos de base, proximidad de sus miembros, frecuencia
de su acción ¿No asegura la célula una especie de movilización civil del
miembro, como la milicia una movilización militar? Sobre todo la
articulación general que reúne en un cuerpo a estos pequeños grupos –
escuadras y células- presenta el mismo trazado de conjunto”125

                                                            
123
Ibíd. Pág. 65-66.
124
“A pesar de todo los partidos-milicia no desdeñan las elecciones y los parlamentos en la fase de
conquista del poder, como los partidos-células…Uno y otro participan en los escrutinios, organizan
propaganda electoral intensa, traman complicadas intrigas parlamentarias. Pero esto no es mas
que un aspecto de su acción y no el esencial. Sobre todo emplean los mecanismos electorales y
parlamentarios para destruirlos y no para actuar en su marco. Los partidos-células hacen lo
mismo.” Ibíd. Pág. 69
125
Ibíd. Pág. 70

89 
 
 

Dentro de la siguiente tipología de Duverger hablará de la articulación de los


partidos. Las estructuras partidarias más complejas requerirán una fuerte
articulación, coincidiendo con los denominados partidos de masas, mientras los
llamados partidos de cuadros, tendrán una articulación débil. Los partidos
comunistas –por decisión leninista-, no solo tienen claramente delineada su
militancia sino también múltiples niveles jerárquicos en una estructura piramidal,
igual que socialistas, cristianos y fascistas son partidos de articulación muy fuerte.
Teniendo en cuenta que los partidos comunistas imitan el modelo ruso, de
acuerdo a los elementos esbozados por Duverger, factores como la cultura
nacional, la historia política, la necesidad de la clandestinidad podrían haber
influido decisivamente en la configuración de la articulación muy fuerte de este tipo
de partidos, sustentada en su sistema de células, radios y demás.

La siguiente dimensión de análisis de Duverger será el tipo de enlaces de


articulación de los partidos: Enlaces Verticales y Enlaces Horizontales126. “Un
sistema de enlaces verticales consiste en no admitir en un partido más que el
primer tipo, con exclusión del segundo. Se llega en esta forma a establecer
compartimentos rigurosos: los grupos de un mismo escalón no pueden
comunicarse entre sí, más que a través de la cima. Esto supone dos cosas: la
ausencia de todo enlace horizontal directa y el empleo de la delegación para
componer las instancias superiores127”. En esta perspectiva los partidos
comunistas expresan el perfeccionamiento último del sistema de enlaces
verticales:

“El Partido Comunista es el mejor ejemplo de un sistema riguroso y


coherente de enlaces verticales. Las células no se comunican entre
                                                            
126
“Se llama enlace vertical al que une a dos organismos subordinados uno a otro…Se considera
horizontal por el contrario, un enlace entre dos organismos colocados en el mismo nivel.” Ibíd. Pág.
78.
127
Ibíd. Pág. 78.

90 
 
 

sí, sino a través de la sección, que constituye el escalón superior. La


sección está compuesta por delegados de las células; estos
delegados eligen un comité, el cual nombra un buró. Las secciones
mismas no se comunican entre sí, sino a través del escalón superior,
la federación, constituida por delegados de las secciones, que se
reúnen cada seis meses en conferencia; la conferencia elige un
comité federal que nombra un buró. Finalmente las federaciones no
se comunican entre sí, sino a través de la “cima”, el Congreso
Nacional que reúne cada dos años a los delegados de las
federaciones; elige a un Comité Central, el cual designa un Buró
Político, a la Secretaría y a la Comisión de Control Político. Este
sistema impide todo desarrollo de cismas, fracciones o de
oposiciones dentro del partido. Una disidencia nacida en una célula
no puede contaminar directamente las células vecinas…”

Como es habitual en Duverger el armazón organizativo de los partidos responde a


unas funciones políticas. Los enlaces verticales son herramientas para la unidad
del partido, la articulación fuerte e incluso la acción secreta, características todas
de partidos como el comunista.128

La siguiente arista de análisis de Duverger será la distinción entre partidos


centralizados y descentralizados, diferenciando de entrada esta clasificación de la
anterior hecha con base en el tipo de enlaces.129 Los partidos comunistas serán
clasificados como centralizados, pero teniendo el cuenta la proclamación
ideológica con la que estos partidos mitigan el centralismo, apellidándolo
democrático; una vez mas Duverger se detendrá un instante en el estudio de esta
particularidad. Se podrían distinguir entonces dos formas de centralizar: una
autocrática, característica de los partidos fascistas; y una democrática que posee

                                                            
128
“El sistema se parece mucho al mecanismo de seguridad utilizado en los navíos, con su división
en compartimentos estancos, aislados herméticamente unos de otros. El mecanismo de los
enlaces verticales no es solo un admirable medio de mantener la unidad y homogeneidad del
partido: le permite pasar muy fácilmente a la acción secreta. Ya que los enlaces verticales y los
compartimentos estancos constituyen la regla fundamental de la clandestinidad: una intervención
policíaca está limitada así a un sector muy estrecho de la organización.” Ibíd. Pág. 79.
129
“Enlaces verticales y horizontales definen modos de coordinación de los elementos de base de
los partidos; centralización y descentralización se refieren a la repartición de poderes entre los
escalones de dirección.” Ibíd. Pág. 82.

91 
 
 

voluntad de conservar el contacto con la base.130 El centralismo democrático


inherente a los partidos comunistas será descrito con detalle por Duverger
reconociendo los matices propios de este mecanismo:

“Para ser mas eficaz, el centralismo democrático es mucho mas flexible


que el centralismo autocrático. El P. Comunista designa así un conjunto de
instituciones complejas, cuyos fines son los siguientes: 1. Dar a conocer al
centro, con la mayor exactitud posible, el punto de vista de la base, para
permitirle tomar una decisión válida. 2. Asegurar esta decisión del centro en
todos los escalones, de una manera rigurosa y precisa, pero comprensiva,
es decir con la adhesión de la base. Así el sistema es centralizado, puesto
que las decisiones se toman arriba; sigue siendo democrático, puesto que
se toman en función de las opiniones de la base y se busca siempre el
apoyo de ésta para su aplicación. Para llegar a ella, los dirigentes locales,
aunque elegidos por la base –con cierta intervención del centro- son
responsables ante los escalones superiores y no ante sus mandantes. Su
papel es traducir, pues, lo mas correctamente posible las reacciones y las
opiniones de la base a los escalones superiores, y explicar pacientemente
y con precisión a ésta, los motivos de las decisiones centrales. No son
diputados pasivos que registran el punto de vista de sus mandantes y
tratan de hacerlo prevalecer como en un sistema descentralizado; pero
tampoco son simples representantes del centro, encargados de imponer
ciegamente a la base la voluntad de éste, como en el centralismo
autocrático. Tienen un papel complejo de informadores y educadores, en
resumen, muy importante.

El centralismo democrático, supone, por otra parte que se producen


discusiones muy libres en la base antes de que sea tomada la decisión,
para aclarar al centro, pero que la disciplina mas rigurosa es observada por
todos después de que sobreviene la decisión. De hecho, los testimonios
parecen establecer que la discusión es real en las células: no obstante esta
discusión debe desenvolverse en el marco de los principios del marxismo-
leninismo, lo cual es natural. Pero las discusiones deben cesar después de
la decisión: todo debe ser puesto en práctica entonces para aplicarla. A
este respecto, el centralismo democrático prevé un control de la ejecución
muy preciso, asegurado por el centro: los dirigentes del partido, en todos
los escalones, deben verificar la aplicación de las decisiones por los
cuadros colocados bajo sus órdenes. Exige, al mismo tiempo, que los
ejecutantes hagan comprender siempre a la base los motivos de la decisión
ejecutada para no perder nunca el contacto fundamental con ella.

                                                            
130
Ibíd. Pág. 86.

92 
 
 

Se pueden pensar muchas cosas del Partido Comunista: debe reconocerse


que los mecanismos forjados por él son de una notable eficacia y que no
puede negárseles cierto carácter democrático, a causa de esta
preocupación constante de conservar el contacto con la base, de escuchar
a las masas.131”

Con estas reflexiones sobre centralismo concluye Duverger el análisis de lo que el


denomina la Armazón de los partidos e inicia una nueva veta de análisis, muy
importante en la tipificación de los partidos comunistas: los miembros.

La noción de miembro estará diferenciada en cada partido, de acuerdo a su


armazón y a su ideología. En los partidos comunistas esta noción expresa
militancia, superando de lejos las nociones de elector o simpatizante. Tal
definición la enmarca Duverger en medio de una nueva evolución de los partidos:
de partidos de cuadros a partidos de masas132.Los partidos de cuadros
corresponden a los viejos partidos de notables basados en comités electorales, de
militancia nebulosa, activación solo electoral, financiación de grandes donantes
capitalistas y de cooptación de grandes personalidades. A contrapartida los
partidos de masas centran su acción en la organización y educación de las
amplias masas, especialmente obreras, de militancia permanente y nítida a través
de la pertenencia a sus elementos de base, la adhesión formal y el pago de
cuotas, que pese a su baja cuantía se convierten en el sustento financiero del
partido. Los partidos socialistas y comunistas encuadrarían por obvias razones en
el segundo grupo, no sin precisiones posteriores:

“La concepción marxista de partido-clase tendía a esta estructura masiva:


si el partido es la expresión política de una clase, debe tender naturalmente
a encuadrarla enteramente, a formarla políticamente, a sacar de ella élites
de dirección y de administración… Así se explica que la distinción de
partidos de cuadros y partidos de masas corresponda igualmente, más o
                                                            
131
Ibíd. Pág. 87-88.
132
“La distinción de los partidos de cuadros y los partidos de masas no descansa en su dimensión,
en el número de sus miembros: no se trata de una diferencia de tamaño, sino de estructura.” Ibíd.
Pág. 93.

93 
 
 

menos, a la de derechas e izquierdas, partidos burgueses y partidos


obreros. Ni política ni financieramente la derecha burguesa tenía necesidad
de encuadrar a las masas: poseía sus aportadores de fondos, sus notables,
sus élites.”133

Duverger no considera antagónicos el partido de masas y la creación de “élites”.


Observa que los partidos de células y milicias aunque tengan carácter masivo no
son simples partidos de masas al estilo de los socialistas y tendrán un análisis
especial. En los partidos comunistas se desarrollan constantes depuraciones
buscando elevar la calidad de los militantes antes que inflar los censos.
Igualmente existen severos controles a la adhesión, que en otros partidos de
masas es bastante libre. Estas particularidades hacen insinuar a Duverger una
tercera categoría: partidos de fieles. Sin embargo termina por reconocer la
vaguedad de la nueva categoría y recordando a Lenin los concibe como partidos
de masas, de “élite”: “En la concepción de Lenin, el partido no debe englobar a
toda la clase obrera: es sólo su vanguardia, su avanzada, la parte más consciente.
No es ya la concepción de un partido de clase: es la concepción de un partido de
élite.134”

A pesar de su clasificación por el tipo de encuadramiento buscado, los partidos


englobaran diferentes tipos de membrecía. De manera bastante general clasifica
en grados de participación a los miembros de los partidos: electores,
simpatizantes y militantes.

Tal vez en ningún otro partido como el comunista se verá tan claramente
delimitada las categorías de Duverger. El elector es empíricamente mesurable a
través de los datos electorales y se ha convertido después de Duverger en la más
difundida forma de análisis de los partidos. Para los comunistas en general, dada
su esencia extra-parlamentaria, ésta no sería una arista de análisis fundamental,

                                                            
133
Ibíd. Pág. 96-97.
134
Ibíd. Pág. 100.

94 
 
 

aunque estará presente y será fácilmente palpable. Las nociones de simpatizante


y militante serían mas claves para la comprensión de los partidos de estirpe
leninista.

Aunque la definición del simpatizante es menos precisa en la mayoría de los


partidos, ya que es más comprometido que un simple elector135 pero no llega a la
categoría de militante, en los partidos comunistas es mucho más palpable aunque
no mesurable del todo.

Los partidos comunistas representarían la técnica de lo que Duverger denomina el


encuadramiento organizado de los simpatizantes, para maximizar los réditos que
éstos le puedan otorgar al partido:

“Pero todas estas tareas no pueden realizarse convenientemente, mas que


si los simpatizantes dejan de ser una masa amorfa, indiferenciada,
invisible, para quedar encuadrados en estructuras colectivas, como los
miembros. De ahí la idea de organismos anexos al partido, abiertos a los
simpatizantes. Bajo este término general de organismos anexos, se
designan grupos diversos creados por el partido y controlados por él, de
hecho o de derecho, que permiten ampliar o profundizar la participación:
ampliar, aglomerando alrededor del núcleo de miembros propiamente
dichos, asociaciones satélites formadas por simpatizantes; profundizar,
completando la organización política de los miembros, realizada por el
partido con una organización familiar, social, cultural, etc. “136

A través del análisis de los simpatizantes Duverger nos adentra a una dimensión
muy importante para la práctica de los partidos comunistas: su inserción al
movimiento social, “el trabajo de masas”, expresado para Duverger en los
denominados organismos anexos:
                                                            
135
“La declaración de una preferencia política, el reconocimiento de una simpatía por un partido,
pueden revestir muchas formas y grados…Todo es diferente si se considera ese voto como
habitual y normal. Se da un paso mas si la declaración de simpatía no es puramente pasiva, sino
que se acompaña de un esfuerzo positivo a favor del partido: lectura regular de su prensa,
asistencia a sus manifestaciones y reuniones públicas, donativos a sus suscripciones, actividades
de propaganda.” Ibíd. Pág.132.
136
Ibíd. Pág. 136.

95 
 
 

“Agrupaciones de juventudes, asociaciones femeninas, sociedades


deportivas, sociedades de antiguos combatientes, clubes intelectuales o
literarios, comunidades de distracción y recreo; sindicatos, sociedades
mutualistas y cooperativas,; asociaciones de amistad internacionales; ligas
de contribuyentes locatarios, amas de casa; frentes patrióticos o pacifistas,
etc; los organismos anexos pueden revestir las formas mas diversas,
intervenir en los campos mas variados, reunir a las gentes mas diferentes.
Su multiplicidad misma y su variedad constituyen un elemento de su éxito:
toda la técnica de los organismos anexos descansa, en el carácter especial y
limitado de los fines que persiguen.”

La base del análisis de la técnica de los organismos anexos en Duverger será el


Partido Comunista Francés, PCF. No obstante como veremos posteriormente
existe un amalgamamiento de diferentes dinámicas que si bien son influidas por
los comunistas no podrían entenderse como meros organismos anexos. En el
estudio del caso colombiano analizaremos algunas distinciones necesarias al
respecto.

En su análisis de los miembros de los partidos Duverger pasará finalmente a los


militantes. Aunque en términos generales la caracterización de éstos dependerá
de cada partido, una vez mas los partidos comunistas tendrán claramente
delineada su militancia, pero un análisis sistemático será muy difícil por lo
inaccesible de la información al respecto.

Como reflexión final frente a estas diversas formas de participación en el partido,


Duverger la asociará con la Ley de Hierro de la Oligarquía y con diferencias
cualitativas en la concepción de la política desarrollando una nueva clasificación
entre partidos totalitarios y partidos especializados.

Los partidos especializados se articulan en función de la participación en política,


específicamente a través de las elecciones. Su militancia por tanto tiene
compromisos de tipo electoral concretos, mientras su vida cotidiana transcurre sin

96 
 
 

mayor influencia del partido, otorgándole a su militancia un papel secundario,


similar a la participación en otro espacio. El partido totalitario no se define por la
democracia interna y ni siquiera por la propuesta programática del partido sino por
la forma de cohesión de la militancia. En este tipo de partidos, cuyo epónimo para
Duverger nuevamente es el PCF, hay una fusión entre la vida pública y la vida
privada ambas signadas por las directrices e ideología del partido. Para este
militante el partido es la prioridad.137

Según Duverger la totalidad es tanto material como espiritual y por ello se


complementan. Totalidad material en el sentido de la ocupación de su tiempo y
sus esfuerzos en actividades propias o de apoyo al partido, logrando gracias a la
diversidad de actividad mantener miembros poco fieles y reforzar la adhesión del
conjunto de militantes. Totalidad espiritual o ideológica en la medida en que la
doctrina profesada por el partido se convierte en un marco general para el
desempeño en las más disímiles esferas de la vida humana.138

3.1.2 Hacia una caracterización del PC Colombiano

3.1.2.1 El PCC como partido marxista-leninista. El desarrollo del Partido


Comunista de Colombia –hoy colombiano-, PCC, aunque pasará por diversas
etapas, guardará unas características generales. Superada su etapa
“browderiana” en la década de 1940, donde su alianza con el liberalismo lopista,

                                                            
137
“Para un verdadero comunista, la patria, la familia, el matrimonio, los amigos están
subordinados a los intereses del partido; para un liberal o un conservador, el partido está muy por
detrás de todo eso.” Ibíd. Pág. 149.
138
“El marxismo no es sólo una doctrina política, sino una filosofía completa, un método de
pensamiento, una cosmogonía espiritual. Todos los hechos aislados en todos los campos,
encuentran en él un lugar y una razón de ser. Explica tanto la evolución del estado como la
transformación de los seres vivos, la aparición del hombre, los sentimientos religiosos, los
comportamientos sexuales, el desarrollo de las artes y las ciencias.” Ibíd. Pág. 147-148.

97 
 
 

logra desfigurar su esencia misma como partido marxista.139, el PCC mantiene los
rasgos fundamentales esbozados por Lenin como deber ser, y descritos con
detalle por Duverger.

A partir de la denominada “reconstrucción leninista” iniciada en el V Congreso de


1947, expresada en el nombramiento de Gilberto Vieira White como Secretario
General, el PCC se proclamara invariablemente marxista-leninista y se mantendrá
alineado con los dictámenes de la Internacional Comunista y el Partido Comunista
de la URSS, PCUS. Como se puede apreciar en sus actuales estatutos además
de la referencia ideológica a Marx y Lenin, el PCC se reivindica como un partido
de clase, de lucha y de vanguardia, como lo caracteriza Magri140, y asume el
esquema organizativo tradicional de los partidos leninistas, es decir se proyecta
como partido unificado y disciplinado:

“Artículo 1º.- El Partido Comunista Colombiano es el partido de los


trabajadores y de todo el pueblo; es la unión voluntaria de
hombres y mujeres libres; es una forma consciente de organizarse y
parte de la vanguardia revolucionaria que impulsa los cambios
democráticos en el país, cuya línea política y programa son de
inspiración bolivariana y latinoamericana, y parten de la
interpretación creadora y aplicación a la realidad colombiana de los
principios científicos del marxismo-leninismo y del rico acervo de
formulaciones y experiencias democráticas y revolucionarias.141”

“Artículo 10º.- El Partido Comunista Colombiano se estructura de


acuerdo con la ubicación territorial o sector de trabajo, y en casos
especiales, sobre bases étnicas y lingüísticas. Sus instancias son:
Célula, Comité Local, Comité Zonal, Comité Departamental y/o
Comité Regional y Comité Central.

Artículo 11º.- La Célula es el organismo fundamental del Partido


Comunista Colombiano. Se íntegra en los sitios de trabajo, estudio o
                                                            
139
COMITÉ CENTRAL DEL PCC, Treinta Años de Lucha del Partido Comunista de Colombia.
Ediciones Los Comuneros. Bogotá. 168 p. Y MEDINA, Medófilo. Los terceros partidos en Colombia
1900-1967. En Nueva Historia de Colombia. Tomo II. Editorial Planeta. Bogotá. 1989.
140
Op. Cit.
141
Estatutos PCC. 19 Congreso. Página web www.pacocol.org..

98 
 
 

vivienda, con un mínimo de tres (3) militantes. La Célula tiene como


principio desarrollar la política del partido en su radio de acción.”142

Aunque prácticamente la estructura del PCC conserva el mismo esquema básico


de los demás partidos comunistas, los estatutos empiezan a mostrar
particularidades, que son necesario precisar para la caracterización del caso
colombiano.

En primer lugar como expresa el citado artículo 10, pese al mantenimiento de la


estructura celular y los sucesivos escalones propios del modelo de centralismo
democrático aplicado, la figura de célula de empresa, estará menos clara y no
jugará por tanto el papel esencial desarrollado en los partidos europeos filiados a
la Internacional Comunista durante buena parte del siglo XX.

La aceptación de entrada de aplicar la célula comunista no solo a los sitios de


trabajo sino a los de vivienda y estudio, expresa si bien una ampliación del modelo
celular un viraje frente a lo que Duverger caracterizó como esencia de los partidos
obreros. Tal viraje, es producto en buena medida de la formación socio-económica
colombiana, difícilmente enmarcable en los modelos de capitalismo desarrollado.
El sector industrial ha empleado desde siempre en nuestro país, un porcentaje
bajo de los trabajadores, mientras históricamente el PCC ha tenido un fuerte
desarrollo en sectores campesinos y artesanales. La célula de empresa se hubiera
convertido en una estrecha camisa de fuerza, para desarrollar un partido de los
trabajadores en Colombia.

                                                            
142
Ibíd

99 
 
 

3.1.2.2 Extracción mayoritariamente no-obrera de la militancia. La


ampliación de la organización por células a escenarios tan distintos de la fábrica
como la vereda, la universidad o el colegio, si bien no es una invención del PCC,
expresa un cambio cualitativo en su estructura, precisamente por el desarrollo
cuantitativo de éstos organismos “no-obreros”, correspondientes a otros sectores
sociales. Si bien no significará la ruptura con otras características constitutivas de
las células, como su perspectiva extra-parlamentaria, su eficacia organizativa, su
flexibilidad ante la represión, entre otras, de entrada nos ofrece una reflexión sobre
la extracción de clase –y sus incidencias- del partido comunista en Colombia.143
Elementos esbozados por Duverger como inherentes a la estructura celular
pertenecientes a la cultura obrera europea, estarán redimensionados en Colombia
e impregnados de lógicas provenientes de los sectores campesinos y las clases
medias, pese a los grandes esfuerzos del PCC por ganar adeptos en el incipiente
proletariado.

El clásico texto para el trabajo obrero del PCC, Historia de las luchas sindicales en
Colombia144, de Edgar Caicedo, nos puede dar una idea de la debilidad del
proletariado clásico en nuestro país. En plena implementación del modelo de
sustitución de importaciones y promoción de la producción fabril, ésta no llegó a

                                                            
143
Lastimosamente por el hermetismo que caracteriza los censos y demás información
organizativa de los partidos de izquierda en Colombia, es casi imposible hacer un análisis
cuantitativo de la composición social de la militancia del PCC, obligándonos a recurrir a alusiones
bastante generales al respecto. Dentro de los datos conocibles podemos citar la proporción de
delegados al VIII Congreso del PCC en 1958: 31% de zonas de colonización, 43% de zonas
campesinas y pequeños municipios y sólo el 26% de las cinco grandes capitales –sin que esto sea
sinónimo de su extracción obrera-. Citado por ARCHILA (2003) Pág. 278. Una variación importante
–que no obstante no altera la mayoría no obrera-podríamos apreciar en el XI Congreso, donde
según Documentos Políticos Nº 97 los obreros equivalían a un 37% de delegados, los campesinos
a un 24% y las capas medias a un 39%. Los indicadores para la determinación de las proporciones
no es explícito en ninguna de las fuentes.
144
CAICEDO, Edgar. Historia de las luchas sindicales en Colombia. Ediciones Suramericana Ltda.
2da Edición. Bogotá. 1974. 251 p.

100 
 
 

representar el 20% del PIB ni a ocupar mas del 10% de la fuerza de trabajo.145
Pese a la tendencia urbanizadora que vivirá el país desde La Violencia, seguirá
teniendo mayor peso para la economía nacional, el trabajador rural en sus
múltiples formas.

Sin negar la importancia que pudieron tener los comunistas en sectores como el
cementero o el de trabajadores del plástico, desde los mismos años de la
FEDENAL, el PCC, signado por la formación socio-económica colombiana,
enraizará su presencia dentro del movimiento sindical, en sectores de clases
medias o trabajadores del hoy denominado sector servicios. Artesanos en la
década de 1920, trabajadores del transporte en las décadas de 1930 y 1940,
maestros y empleados públicos en períodos mas recientes, serán la mayoría de
militantes del PCC en el seno del “proletariado”, acompañados durante todos los
períodos por trabajadores del campo. Aunque esta realidad es acorde a la
formación socio-económica del país y no socava el carácter de asalariados o
explotados de estas capas de trabajadores, si representan un esquema distinto al
del Partido Comunista de la industrial Francia descrito por Duverger.

El PCC buscará importantes bases entre los trabajadores del campo, ante su
imposibilidad de constituir una gran base obrera, como la que lograsen otros
congéneres suyos en Chile o Brasil:

“El Partido buscó la gente influyente para tener bases en la incipiente clase
obrera colombiana. Pero al mismo tiempo, empezó a desarrollar un intenso
                                                            
145
Según Caicedo, basado en estadísticas oficiales los obreros fabriles propiamente dichos, es
decir el proletariado industrial representaba cerca de 300.000 personas, que sumados a
trabajadores de sectores estratégicos como los hidrocarburos, la energía o el transporte podían
sumar 600.000, de los casi 5 millones de trabajadores de l964. Serán mas significativo el casi
millón de proletarios agroindustriales ligados a productos como el banano, la caña de azúcar, el
arroz o el café. Ibíd. Pág. 20-21.

101 
 
 

trabajo en regiones agrarias, con la característica, desde el nacimiento del


Partido en Colombia, de que el trabajo en las regiones agrarias fructificó mas
rápida y profundamente que en la clase obrera… Eso se debe, en mi
opinión, a que el conflicto social era mas agudo en el campo, contra el
latifundismo, que tenía métodos o estructuras todavía semifeudales, que
contra el capitalismo, igualmente incipiente en ese momento en
Colombia.146”

Tempranamente en la década de 1930 saldrá en busca de un naciente


proletariado agrícola en las haciendas cafeteras de Cundinamarca, en zonas que
como el Tequendama se convertirán en su fortín político; así mismo durante la
década de 1980 logrará desarrollar una importante presencia entre los
trabajadores de la agroindustria bananera que en la zona del Urabá. No obstante,
será esencialmente su trabajo con colonos, aparceros y pequeños campesinos – y
no precisamente con asalariados de la agroindustria- el que consolidará su
influencia en zonas sobre las que logró obtener importante control como Arauca,
Sumapaz, Tequendama, Magdalena Medio, Sur del Tolima, Sur del Huila,
Catatumbo, el Ariari o el Guaviare. El importante peso cuantitativo de la militancia
comunista de estas regiones campesinas le imprime un semblante particular a la
composición del PCC y lo lanzan programáticamente a la recuperación de la vieja
consigna de Lenin de la alianza obrero-campesina. En tal sentido el PCC, sin
virar un ápice en la ortodoxia de la teoría marxista, reconoce para la lucha práctica
al campesinado como un actor relevante, y no reproduce mecánicamente la tesis
de la vanguardia obrera.

Sin embargo, la mayoría no-obrera (campesinos y capas medias) dentro de las


filas del PCC, estará siempre matizada por la promoción de cuadros de extracción

                                                            
146
DELGADO, Alvaro. El horno de los 30. Entrevista a Gilberto Vieira. En VARIOS AUTORES.
Gilberto Vieira Su vida, su obra, sus aportes. Fundación Cátedra Gilberto Vieira White. 2008. Pág.
92.

102 
 
 

sindical a los cargos de dirección, y la persistencia del Partido en su ambición por


afincarse en el seno de los trabajadores. A todo lo largo de su existencia, el PCC
será insistente en todos sus planes y documentos públicos, de la prioridad
otorgada al trabajo en el seno de la clase obrera colombiana, a sus principales
concentraciones laborales y a la conducción de sus organizaciones, encontrando
para ello otra serie de dificultades mas allá de la misma composición objetiva del
proletariado colombiano.

Adicionalmente a su bajo número, el proletariado industrial o productivo en


general, pese a ser catalogado por los comunistas como la capa avanzada de la
clase obrera, no era dúctil a la conducción del PCC y estaba organizado
mayoritariamente por la central UTC de orientación conservadora y católica147. Si
bien al despuntar el movimiento sindical en Colombia, serán esencialmente el
PCC o su antecesor el PSR, sus principales gestores, su hegemonía será fugaz
ante el creciente interés de los liberales y la Iglesia por el control de las
organizaciones obreras.

Aún así durante la República Liberal, los comunistas conquistaron una respetable
presencia en el movimiento sindical de la época, que acrisolada con su pacto
político con el gobierno se revertía en un importante poder en la dirección de la

                                                            
147
La Unión de Trabajadores de Colombia, UTC, representaba al borde de su crisis en 1980 mas
del 30% de los sindicalizados del país, especialmente trabajadores pertenecientes a pequeños
sindicatos de base, de diversas fábricas, presa fácil del corporativismo; mientras tanto la Central
Sindical de Trabajadores de Colombia, CSTC, de orientación comunista sólo llegaba al 10%, pese
a desarrollar junto al radical “Sindicalismo Independiente” mas del 70% de las huelgas. LONDOÑO
BOTERO, Rocío. Crisis y recomposición del sindicalismo colombiano (1946-1980) En Nueva
Historia de Colombia. Tomo III. Editorial Planeta. Bogotá. 1989. Estudios hechos por la misma
CSTC y citados por Caicedo en su texto, estiman para 1971 más de 500.000 trabajadores afiliados
a la central conservadora de un total de 950.000 sindicalizados en el país, mostrando el gran
control de la derecha sobre los sectores organizados de la clase obrera en nuestro país.
CAICEDO, Edgar (1974)

103 
 
 

CTC y de fuertes organizaciones como la FEDENAL. La pugna interna que


concluye con la denominada reconstrucción leninista en 1947 y la expulsión del
grupo de Augusto Durán, secretario general y dirigente sindical por antonomasia
de aquel momento, contribuirá a la postre a menguar la presencia efectiva del
PCC en el seno del movimiento obrero148, situación que se pronunciará ante la
clandestinización de hecho que afrontaron los comunistas bajo los gobiernos
conservadores, legalizada en la dictadura de Rojas Pinilla.

Si bien con el retorno a la legalidad otorgado por el Frente Nacional, se logrará


reconstruir presencia de los comunistas en algunos sectores obreros, se
enfrentarán no sólo a la persecución del sindicalismo bipartidista sino al
sectarismo de los nuevos grupos de izquierda que irrumpen en el movimiento
obrero a contracorriente de la línea del PCC. Pero mas allá de estos debates, el
Partido se había ruralizado gracias a La Violencia, y eran sus destacamentos
campesinos quienes ganaban peso dentro de la composición interna y las
definiciones políticas. La concentración de militancia del PCC en el campesinado,
si bien contribuirá a la postre en redoblar su carácter marginal, ante la creciente
urbanización del país, será caldo de cultivo para la vinculación de un partido pro-
soviético a la lucha de autodefensa armada campesina y posteriormente a la
guerra de guerrillas, desarrollándose una especificidad única, que motiva
precisamente esta investigación

3.1.2.3 Un partido pequeño pero de influencia social. Aunque en


sucesivas oportunidades el PCC lanzó la consigna de constituirse como un partido
                                                            
148
Augusto Durán, defensor de las tesis browderistas de pacto entre clases, proveniente de la
poderosa FEDENAL –Federación de Trabajadores del Transporte- ante su derrota por Vieira en el
V Congreso, conformará un grupo efímero denominado comunismo obrero, que distanciado del
PCC contribuirá a una mayor división del movimiento sindical. Ver COMITÉ CENTRAL DEL PCC.
(1960)

104 
 
 

de masas –léase masivo-149 diversos factores objetivos y subjetivos impidieron su


crecimiento. En palabras de Jorge Castañeda los comunistas colombianos se
encuadrarían en la generalidad de sus pares latinoamericanos que no lograron
constituir ni una amplia base electoral ni una sólida influencia política como lo
harían sus camaradas europeos.150 Adicional a la debilidad de la clase obrera
colombiana, el PCC debió enfrentar un abigarrado bipartidismo profesado por los
sectores populares, y enraizado desde casi una centuria atrás.

Aunque difícilmente podrá establecerse con exactitud la militancia comunista en


algún período151, sus resultados electorales podrían ser elocuentes para
aproximarnos a su pequeño tamaño. El máximo resultado electoral se dará a
través de la Unión Patriótica, que no logra llegar al 5% del total de la votación, muy
por encima del tradicional 1% de las otras alianzas electorales del PC como la
Unión Nacional de Oposición o el Frente Democrático, pero todavía lejano de
guarismos como los del PC chileno, siempre superiores al 15%152.

No obstante, sería obtuso medir a un partido extra-parlamentario por su


desempeño en las urnas. Pese a su pequeña presencia el PCC tendrá una mayor
importancia para la política colombiana por su táctica de exacerbación de la lucha
de clases y promoción de organizaciones sociales bajo su influencia. Buena parte
                                                            
149
Al respecto ver todos los documentos organizativos del PCC y la JUCO durante la década de
1970.
150
Castañeda excluirá de esta generalidad a los partidos comunistas de Chile, Brasil, Uruguay e
incluso Cuba, todos de nítida composición obrera. El PCC por el contrario es poco tenido en cuenta
a lo largo de su estudio enciclopédico de la izquierda latinoamericana. CASTAÑEDA, Jorge G. La
utopía desarmada. Tercer Mundo Editores. México. 1993. Pág. 32.
151
M. Archila guiado por A. Delgado afirmará que en el único censo pleno desarrollado en 1984 –
un buen momento político para el partido- el PCC contaba con cerca de 50.000 militantes,
carnetizados y organizados en células.. ARCHILA (2003) Pág. 279. Cabe anotar que dentro del
censo se incluían las células del partido en las FARC, de crecimiento exponencial durante esos
años.
152
CASTAÑEDA (1993) Pág.31.

105 
 
 

de su dinámica se expresará en su extensión a través de los denominados


organismos anexos, pero también dentro de su denominado “trabajo de masas”
aparecerán una serie de expresiones organizativas que requerirán de una
caracterización en algo distinta.

La detallada descripción ya citada de Duverger, aunque encuadra las más de las


veces con la cotidianidad de estos organismos en Colombia, al introducir su
mirada desde el lente del “armazón de los partidos”, sesga múltiples y válidas
visiones que acercan estos espacios con dinámicas distintas a las meramente
organizativas o doctrinarias.

Aunque será claro el caso de organismos anexos para militantes y simpatizantes


del PCC como la Unión de Mujeres Demócratas, UMD o el singular caso de la
Juventud Comunista, JUCO153, espacios de férrea orientación comunista durante
determinados períodos, pero de carácter abierto y si se quiere masivo no encajan
fácilmente en el esquema de Duverger. Para citar sólo un par de ejemplos, aunque
la Central Nacional Pro-Vivienda, CENAPROV, o la Central Sindical de
Trabajadores de Colombia, CSTC, eran dirigidas por el partido, su calificación
como organismos anexos no sería exacta.

Faltaría en mi opinión una distinción más clara en Duverger entre los organismos
anexos como tal y otros grados de simpatía y organización representados por la

                                                            
153
En la mayoría de países del mundo las Juventudes Comunistas son organismos anexos y
“amplios” para el trabajo con las nuevas generaciones, pero no tienen la categoría de militantes, ni
sus derechos ni sus deberes. La JUCO de Colombia, aunque con algunas restricciones, son
militantes del PCC y participan en su estructura interna y espacios de decisión. Ver Estatutos del
PCC.

106 
 
 

influencia del partido en el movimiento social. Leopoldo Múnera154 plantea


críticamente la heteronomía de las organizaciones sociales con respecto a la
izquierda pero no les niega su carácter de organizaciones sociales. Esta reflexión
no sería válida únicamente para las organizaciones influenciadas por el PCC sino
para otras expresiones como la ANUC o algunos movimientos cívicos que pese a
la nítida influencia de las organizaciones de izquierda, no perdían su carácter
social. Los organismos anexos en cambio, tendrían una circunscripción más
limitada y dirigida hacia ciertos temas políticos y culturales.

Aunque las fronteras son porosas entre estas definiciones, es importante


diferenciar el mero organismo anexo de partido, a la acción de partido en el seno
de las organizaciones de masas, ya que ambas son tácticas esenciales del
accionar de los partidos comunistas en general que se convierten en un indicador
del desarrollo del partido como tal. El denominado trabajo de masas corresponde
a la organización amplia de sectores populares por sus intereses mas directos,
acorde a su nivel de conciencia que desde la perspectiva marxista no los erige en
clase para sí. En el seno de estas masas actúa y debe orientar el partido, bajo la
premisa leninista de elevar el nivel de conciencia de lo meramente reivindicativo a
lo político155, derivando este ejercicio las más de las veces convierte la
organización social respectiva en correa de transmisión de la organización política.

                                                            
154
MUNERA RUIZ, Leopoldo. Rupturas y Continuidades. Poder y Movimiento popular en Colombia
1968-1988. IEPRI. U. Nacional. CEREC. Bogotá. 1998
155
“La idea fundamental que debe guiar nuestra actividad es la de que el trabajo de masas del
partido es un trabajo político para contribuir a la lucha del pueblo por el poder y no simplemente
una labor gremial para mejorar las organizaciones populares a fin de que puedan defender mejor
sus derechos y reivindicaciones diarias. No concebimos ninguna lucha de masas sino partiendo de
las reivindicaciones básicas del trabajador. Pero entendemos que es tarea fundamental del partido
elevare esta lucha reivindicativa a nivel político.” OVIEDO, Álvaro. El movimiento de masas en
Colombia. Fondo Editorial Suramérica. Bogotá. 1985. Pág. 7.

107 
 
 

Desde esta perspectiva habría que incluir dentro de la dinámica del PCC no
únicamente su expresión electoral u orgánica, sino su influencia en los
movimientos sociales y populares durante su historia, aunque como será obvio
existirá una estrecha relación dialéctica entre las dos facetas del desarrollo del
partido. Las debilidades y/o fortalezas orgánicas del PCC tendrán un parangón en
su influencia de masas.

En tal sentido a la extendida presencia en el campo traducida en múltiples ligas u


organizaciones de labriegos de carácter mas local y regional que nacional156,
habría que valorar su insistente presencia en la organización obrera desde la
primera CTC en los años 30 del siglo pasado hasta la CUT de nuestros días,
presencia que sin ser mayoritaria representó a través de sus cuadros y acciones
un factor del poder real en el seno de movimiento sindical. A nivel urbano el mayor
dinamismo provino de la lucha por la vivienda y la política de invasión de tierras a
través de la promoción de organizaciones para tal fin, y del trabajo juvenil a través
de la JUCO, incluyendo en ésta no solo su accionar circunscrito al medio
estudiantil sino también a barrios, organizaciones culturales, etc157. Estas
experiencias de trabajo de masas del PCC, pese a sus limitantes, permitirán
diferenciarlo de otras expresiones de izquierda y extrema-izquierda con un marco
de acción mucho más estrecho, permitiéndonos comprender en mejor grado la
amalgama de sectores sociales de los que se nutre su discurso y accionar.

                                                            
156
Pese a su composición mayoritariamente campesina y a su gran tradición en las luchas agrarias
el PCC, privilegiará en la práctica el trabajo organizativo en sus zonas de influencia, o la
colonización política de otras y será poco proclive a participar en dinámicas más amplias en las que
deba compartir la conducción de masas con otras expresiones políticas. Su poco peso dentro de la
ANUC sería un síntoma claro del anterior fenómeno.
157
Una buena guía de aproximación a esta dimensión del PCC es el citado manual de Álvaro
Oviedo en cualquiera de sus dos ediciones. OVIEDO (1977) OVIEDO (1985)

108 
 
 

3.1.2.4 La táctica de la combinación de todas las formas de lucha. La


prioridad para el PCC de influir en las diversas organizaciones de masas,
especialmente las obreras no se limita pues al mecanismo ideológico y
organizativo de las organizaciones anexas, sino se sustenta en su táctica política,
señalada ya por Duverger como extra-parlamentaria. La organización y lucha de
masas –bajo la orientación del Partido- es una de las formas de lucha que deben
combinarse acertadamente desde la óptica del PCC para el triunfo de la revolución
colombiana. El carácter extra-parlamentario del PCC, ya marcado como en todos
los partidos comunistas por su origen, queda ratificado por su praxis de
organización y lucha de masas, enmarcada en su peculiar táctica de la
combinación acertada de todas las formas de lucha, sobre quien nos
detendremos en el próximo capítulo pero merece la mención como rasgo
sustancial del Partido Comunista Colombiano.

Pero, así como la organización y lucha de los sectores subalternos es parte


necesaria de la táctica de la revolución colombiana, no es suficiente para la
victoria de ésta. El PCC se esforzará siempre para que su influencia de masas
desemboque en la vinculación de éstas a la lucha política impulsada por el partido,
lucha política que tampoco se limitara a su mera expresión parlamentaria.

Pocas veces se encontrará en la historia del mundo un partido que con tanto
ahínco busque el acceso al parlamento y demás espacios de la democracia liberal
–aunque no necesariamente con los más óptimos resultados158- y que con igual
vehemencia los rechace y descalifique:

                                                            
158
La participación propiamente parlamentaria del PCC será históricamente pequeña como ya se
reseñó, matizando el accionar descrito por Duverger de un PCF de buen caudal electoral,
enmarcado en un fuerte sistema liberal.

109 
 
 

“Los comunistas colombianos nos esforzamos por combinar todas las


formas de lucha, porque si estamos por una parte en las luchas
guerrilleras y en la huelga obrera y en los movimientos estudiantiles
antiimperialistas, también participamos en las elecciones porque
consideramos que es un acto político en el cual no debe dejársele el
terreno libre a la clase dominante, hay que meterse en el terreno de la
oligarquía para perturbar sus planes, para precipitar la ruina del sistema
oligárquico y paritario.

Pero al participar en las elecciones los comunistas no podemos perder de


vista el enemigo que tenemos al frente: el imperialismo yanqui y la cruel
oligarquía colombiana. Sabemos que el enemigo no va a permitir que en
Colombia se haga lo que algunos llaman revolución por consentimiento o
revolución pacífica. Sabemos que la clase dominante y el imperialismo
defenderán con las armas y la violencia sus privilegios. Y que el camino
de la revolución colombiana no es el camino pacífico. Pero tenemos que
reunir las fuerzas de la clase obrera, del campesinado, de todo el pueblo,
a fin de integrar el poderoso ejército popular que sea capaz en día no
lejano de combatir también con las armas al ejército del imperialismo
yanqui que ocupa Colombia.159”

En esta intervención Vieira refuerza con claridad la visión de Duverger de los


partidos-células participando en el sistema liberal para destruirlo. El PCC lo
expone sin los ocultamientos de sus colegas europeos e incluso a disonancia de la
política internacional de la URSS de aquella época. En tal sentido la teoría de la
combinación se enmarca en el tronco común de los partidos marxistas, pero lo que
la hace tomar particularidad universal –como lo aspiramos demostrar en esta
investigación- serán sus formas específicas de aplicación:

“La política de sostener que la lucha armada es indispensable en Colombia


–ha sido la posición real y original del Partido Comunista Colombiano… Por
eso nuestra contribución a la famosa polémica es una contribución
creadora, derivada de la práctica. Hoy en día, el hecho real es que el
Partido Comunista participa en la lucha armada, tiene una organización, las

                                                            
159
VIEIRA WHITE, Gilberto. La táctica leninista del Partido Comunista de Colombia. En Política y
Revolución en Colombia. La táctica de los comunistas. Ediciones Armadillo. Bogotá. 1977. Pág. 20.

110 
 
 

FARC, y cree que este movimiento tiene perspectivas de crecimiento y


desarrollo.160”

Toda la táctica de la combinación se base en una separación entre formas de


lucha y vías para la revolución, donde se plantea ante una vía incierta pero
probablemente armada, la necesidad de la utilización de todos los métodos de
lucha. Aunque teóricamente el PCC, reconoce la posibilidad de una transición
pacífica de acuerdo a la tesis de Kruschev,161 la práctica y el discurso de los
comunistas colombianos se alejaban de ésta desarrollando un caso singular de
adaptación de la línea de Moscú:

“Yo tengo la completa convicción de que los compañeros del PCUS nunca
compartieron la línea política del Partido Comunista Colombiano, sobre
todo el apoyo a la legitimidad de la resistencia popular armada. Estaban
mucho mas concentrados en las relaciones comerciales y la conservación
de las relaciones diplomáticas que estuvieron cortadas durante casi dos
décadas…Entonces, es claro que en el plano nacional el PCC ha
elaborado una línea propia, que ha jugado su papel.162”

No obstante el apoyo a la lucha guerrillera y la aceptación de las tesis de la


combinación no precipitó al PCC a las tempestuosas aguas del maoísmo o del
foquismo pro-cubano que irrumpían en América Latina enarbolando la consigna de

                                                            
160
Entrevista a Gilberto Vieira. En VALVERDE, Umberto. Colombia. Tres vías para la revolución.
Círculo Rojo Editores. Bogotá. 1973. Pág. 57.
161
“ Durante varias décadas la Unión Soviética adoptó una visión esencialmente pragmática de sus
relaciones con los movimientos de liberación radicales y revolucionarios del Tercer Mundo, puesto
que ni se proponía ni esperaba ampliar la zona bajo gobiernos comunistas mas allá de los límites
de la ocupación soviética en Occidente y de la intervención China en Asia. Esto no cambió ni
siquiera durante el período de Kruschev (1956-1964)…Lo que esperaba Kruschev era que el
capitalismo sería enterrado por la superioridad económica del socialismo.” HOBSBAWM, Eric.
Historia del Siglo XX. Editorial Crítica. Cuarta Edición Castellana. Barcelona. 2003. Pág.434-435.
162
Entrevista a Jaime Caicedo T. Secretario General PCC. En HOLGUIN M, Alfredo. Ellos son
grises, nosotros el arco iris. Contacto Editores. Bogotá. 2007. Pág. 68.

111 
 
 

la lucha armada y la ruptura con la Unión Soviética163. En un caso que sólo tendrá
un parangón en algo similar en el proceso del PC salvadoreño, el PCC mantendrá
su alineación internacional con el PCUS y todas sus políticas, pero desarrollará
una práctica no fácilmente encuadrada en las recientes teorizaciones de los
soviéticos y laS necesidades diplomáticas de Moscú.

El estudio detallado e histórico de la particular táctica del PCC se hará en


próximos acápites, pero vale reseñarla como una característica propia de esta
agrupación, con trascendentes consecuencias para lo político, lo orgánico y lo
ideológico.

3.1.2.5 Un partido pro-soviético pero heterodoxo. De la permanencia de


su ímpetu extra-parlamentario, sintetizado en su táctica de la combinación de
todas las formas de lucha, surgirá una importante característica del PC
colombiano: su autonomía relativa frente a Moscú.

El nacimiento mismo del PCC, aunque tardíamente, se amoldó a las disposiciones


de la Internacional Comunista, ya en aquel momento bajo absoluto control
soviético, pero también respondió a una debate al interior del PSR164, partido que
por cierto también dependía desde su fundación a la III Internacional, mostrando

                                                            
163
“El triunfo de la revolución cubana en 1959 es central. Un frente de fuerzas populares muy
grande, animado por un pequeño ejército popular guerrillero derrota la dictadura, abriéndole paso
al desarrollo de un programa radicalmente distinto. Todo esto tienen una gravitación muy fuerte y
muchos sectores vuelven a la vieja idea de que no es sino desenterrar los viejos fusiles de la
Guerra de los Mil Días y lanzarse a la lucha revolucionaria. Una lectura que para el Partido
Comunista parecía apresurada, entendiendo las condiciones particulares de Cuba”. Ibíd. Pág. 64.
164
Al respecto ver la entrevista a los fundadores del PCC provenientes del socialismo
revolucionario Luis Vidales y Rafael Baquero: Medio siglo del PCC. No un partido conspirativo sino
enraizado en la lucha de masas. En Documentos Políticos Nº 142. Bogotá. Mayo-junio 1980. Pág.
11-30.

112 
 
 

tempranamente la tensión y diálogo presente en la historia del comunismo


colombiano, entre dinámicas nacionales y alineación internacional.

Aunque formalmente el PCC aprobara todos las elaboraciones teóricas del


Instituto de Ciencias de la URSS y vitoreara todas las acciones desarrolladas por
el bloque soviético en el campo internacional, incluida las controvertidas
intervenciones en Checoslovaquia y Afganistán, la elaboración de su táctica para
la política nacional se mantuvo incólume en medio de los ires y venires del PCUS,
aplicando una práctica heterodoxa, mas relacionada con los procesos
revolucionarios asiáticos que con la misma experiencia rusa, sin que esto fuese
óbice para abrazar la conducción china o cualquier otra que se distanciase del
Kremlim:

“Cuando se abre la gran polémica en el Movimiento comunista internacional, en


la década del 60, y los maoístas ponían a los partidos comunistas contra la
pared diciéndoles que se tenían que decidir por una de las vías: por la vía
pacífica o por la vía armada, no sabían que hacer con nosotros, porque yo les
respondía: No, nosotros estamos por las dos. Y es así en la práctica en la
realidad colombiana.”165

La dependencia hacia la URSS se dará esencialmente en la alineación


internacional y no en el seguimiento pleno de la táctica del PCUS. Una
dependencia aun mayor se dará en el terreno teórico. El marxismo desarrollado
por el PCC no contará con grandes creaciones mas allá del terreno de la táctica y
sus académicos se centrarán más en la preparación de textos de difusión de la
doctrina antes que a elaboraciones propias, al estilo de J. C. Mariátegui en el

                                                            
165
HARNECKER, Martha. Combinación de todas las formas de lucha. Entrevista con Gilberto
Vieira. Ediciones Suramericana. 1989. Pág. 78.

113 
 
 

Perú166. Esta asimilación del marxismo basada en los manuales no engendrará


grandes intelectuales dentro del PCC y por el contrario alejará cuando no
expulsará a diversos académicos que pugnaban por una mirada remozada del
marxismo. Curiosamente, todos aquellos esfuerzos políticos y organizativos
impulsados desde versiones heterodoxas del marxismo y de gran anuencia en el
mundo académico terminaron naufragando rápidamente mientras el PCC se
mantenía tan campante como siempre167.

No obstante, habrá un aspecto en el que el PCC desarrollará una interesante


recreación del marxismo para la realidad colombiana: la reivindicación de la
figura de Bolívar y de otros referentes de la tradición patriótica
latinoamericana, que a la postre terminará siendo retomada por los estudiosos
soviéticos de América Latina168.

En 1942 en plena Segunda Guerra Mundial, a propósito de ciertas erróneas


opiniones que Karl Marx había escrito sobre Bolívar en 1858, sectores de la
derecha venezolana denunciaban el artículo como arma anticomunista. Vieira es
destacado por la dirección del Partido, - aún en manos de Durán- para responder
a través de un texto. El resultado fue el folleto Sobre la estela del Libertador. El
criterio marxista acerca de Bolívar, convertido hoy en texto canónico de los

                                                            
166
MARIATEGUI, José Carlos. Siete Ensayos sobre la Realidad Peruana. No obstante, Jaime
Caicedo mencionará como trabajos importantes los análisis histórico-económicos de Colombia
realizados por Anteo Quimbaya y Teodosio Varela, entre otros. En HOLGUIN M, Alfredo. (2007)
167
Ejemplo de esta situación podría ser el desarrollo del grupo denominado ARCO (Alianza
Revolucionaria Colombiana) conformada entre otros por Estanislao Zuleta y Mario Arrubla,
dirección política del PCC en Medellín quienes se escinden del partido por debates ideológicos y
organizativos con la dirección central. Aunque se considera que su grupo da origen al trotskismo
colombiano su trasegar tuvo menores éxitos y trascendencia en la vida nacional que el mismo
PCC, pese a la mayor profundidad intelectual de su discurso. Ver DELGADO, Alvaro. Todo tiempo
pasado fue peor.
168
Al respecto ver SHULGOVSKI, Anatoli. Cátedra Bolivariana. El proyecto político de El
Libertador. Ediciones CEIS. Bogotá. 1983. 178 p.; Revista Cuestiones de Historia Nº 11. Moscú.
1956.

114 
 
 

comunistas colombianos y venezolanos, que tendrá como mérito el


distanciamiento con el texto original de Marx desde una reivindicación del método
marxista:

“Ningún marxista verdadero-de los que se yerguen y no se limitan a yacer


sobre el marxismo- acudirá nunca a una simple opinión de Marx para juzgar a
una personalidad histórica. Ni citará las palabras del maestro como el rabino
las del Talmud. Por el contrario, aplicará el método dialéctico de investigación
y de análisis. Situará al personaje en el medio, en la hora y en el marco de las
relaciones históricas en que actuó. Y analizará las fuerzas sociales de que fue
brazo y verbo. Y estudiará a su turno, la posible influencia de sus actuaciones
individuales sobre la marcha de los acontecimientos”169.

La diferenciación con la conclusión de Marx será sideral, a través de una


reivindicación crítica de Bolívar que posteriormente se enraizará en el accionar y la
táctica de los comunistas tanto del PCC como de las FARC:

“Bolívar nos pertenece. El nombre del Libertador no puede ser monopolio de


los enemigos de su obra, de los legatarios del espíritu colonial, sirvientes hoy
del fascismo a través de la Falange española. El Bolívar de los marxistas, a
la luz de la dialéctica, resulta más humano y más grande que el Bolívar de
los patrioteros reaccionarios170”.

Amén de este aporte específico, aunque no por ello de poca importancia, la


autonomía relativa frente a Moscú –nunca planteada como tal- se expresaba
entonces en la política nacional. Esta se sustentaba en últimas en una
particularidad propia de nuestro régimen político, que creaba igualmente
condiciones específicas irrepetibles y difíciles de encuadrar en líneas generales. El

                                                            
169
VIEIRA WHITE, Gilberto. Sobre la estela del libertador. En: Dos enfoques marxistas. Ediciones,
Izquierda Viva. Bogotá.
170
Ibíd.

115 
 
 

PCC sustentará sucesivamente la necesidad de la tesis de la combinación, en las


“formas de lucha” igualmente diversificadas del régimen político colombiano. La
mezcla de represión y reformismo que impide un situación revolucionaria, tiende a
ser un análisis certero del PCC frente a nuestro régimen político, enrarecido
además por dispositivos legales como el Frente Nacional o el estado de sitio:

“Todos los colombianos que salen a otros países tienen la experiencia de


cuán difícil es hacerle comprender a un ciudadano extranjero el extraño
sistema político que ha impuesto la oligarquía al pueblo colombiano. No es
una dictadura abierta pero tampoco una verdadera democracia burguesa.
Eso de que en Colombia exista un sistema mediante el cual solamente dos
partidos tienen derechos políticos y que se reparten por la mitad todas las
posiciones del gobierno y del estado; y se reparten también por mitad los
puestos pero por medio de comicios dizque de elección popular; y que
además establecieron que cada 4 años tiene que haber un presidente
perteneciente al partido político distinto al del presidente anterior, eso es un
rompecabezas verdaderamente incomprensible para cualquier ciudadano
extranjero.171”

La especificad de nuestro sistema político y la forma en que este moldea al PCC


será una variable esencial del trabajo de investigación. La fragilidad del Estado
nacional, pero la eficacia de los mecanismos de dominación de la clase política
serán claves para la comprensión del ambiguo desarrollo de una guerrilla que
hasta hoy ni ha podido vencer ni ha sido definitivamente vencida Baste en este
acápite resaltar como rasgo del PCC su adaptación táctica al complejo campo
político colombiano, permitiéndole la trascendencia histórica a través de sus
diversas expresiones.

3.1.2.6 La recurrente consigna del Frente Popular. La propuesta clásica de los


comunistas en todo el mundo, de aglutinar en un gran frente amigos y
                                                            
171
VIEIRA WHITE, Gilberto. Op.Cit. Pág. 18.

116 
 
 

simpatizantes del proceso revolucionario, será una insistencia del PC colombiano,


con un cariz especial. El llamado “Frente Popular”, un espacio amplio donde
confluyan las diversas fuerzas interesadas en una primera etapa de la revolución
se impulsará sin desmedro de la pretensión de vanguardia del Partido, quien se
endilga como abanderado no sólo de construir el escenario de encuentro sino de
dirigirlo.172

Aunque en su primera etapa en la década de 1930 dicha iniciativa estará marcada


por la política soviética de contención al fascismo, la propuesta encontrará un
terreno fértil en Colombia, no tanto por un firme compromiso de sectores de la
burguesía nacional, como por el asidero que programáticamente tendrá el
proyecto de reformas democráticas a impulsar. Aunque como lo afirmase A. Tirado
Mejía: “El Frente Popular era una criatura que, aunque institucionalmente nunca
existió al no ser reconocida ni por el gobierno ni por la dirigencia liberal, de hecho sí
tuvo vida en la medida en que fue la forma espontánea como las masas liberales
expresaron su respaldo a los proyectos de reforma del gobierno”173, el PCC quedará
gratamente impresionado por esta experiencia que ponderará de gran valía para
importantes conquistas de los trabajadores.174

                                                            
172
La propuesta del Frente Popular que se convertirá en línea mundial de la Internacional
Comunista ante el ascenso del nazi-fascismo tenía como base la experiencia concreta de los
comunistas búlgaros dirigidos por Jorge Dimitrov. Posteriormente Mao teorizará el papel del Frente
Popular, mas allá de la resistencia anti-fascista, ligándolo con el proceso de toma del poder,
incluyéndolo como uno de sus “tres instrumentos” para la revolución, junto al Partido y al ejército
guerrillero.
173
TIRADO MEJÍA, Alvaro. “López Pumarejo: la Revolución en Marcha”, en: Colcutura. Nueva
Historia de Colombia. Tomo I. Editorial Planeta. Bogotá. 1989. Citado En VARIOS AUTORES
(2008)
174
Hablando del “Frente Popular” previo al estallido de la II Guerra Mundial Jaime Caicedo dirá:
“No es un reflejo mecánico del frente antifascista propuesto por la Internacional Comunista, el que
toma cuerpo en la experiencia colombiana. Convergen allí para darle forma, además, los reclamos
sociopolíticos doblemente aplazados: el reclamos por las libertades públicas reales, derechos
democráticos para las fuerzas que insurgen en la vida política por fuera y en contra del
bipartidismo histórico, la urgencia de reformas democráticas modernizadoras, es decir, la
revolución democrática aplastada y bañada en sangre en la Guerra de los Mil días y la humillación
por la división del país con la separación de Panamá; y las nuevas luchas sociales, obreras,

117 
 
 

Después de la ruptura con el liberalismo, difícilmente el PCC logrará desarrollar en


concreto su propuesta del Frente amplio por las tensiones propias del campo de la
izquierda y los sectores populares de nuestro país, pero de manera persistente lo
convocó o más recientemente se vinculó a ellos, convirtiéndose en una constante
la actuación del Partido en medio de movimientos mas abiertos.

Valdrá la pena mencionar además del Frente Popular, acuerdo programático de


hecho con el lopismo que no tuvo una estructura organizativa como tal, la
participación de los comunistas dentro del Movimiento Revolucionario Liberal de
López Michelsen, para burlar la reglamentación del Frente Nacional; la creación de
la Unión Nacional de Oposición, UNO, en la que participaron el MOIR y sectores
de la ANAPO durante la década de 1970; el Frente Democrático, unido al
movimiento por las libertades civiles y los DDHH durante el gobierno de Turbay
Ayala; en los años ochenta del siglo pasado, crearán junto a las FARC, la Unión
Patriótica, que será sin duda el desarrollo mas exitoso de un frente amplio bajo la
orientación comunista; finalmente en tiempos mas recientes el PCC, aun sin ser su
principal gestor, se ha vinculado a escenarios unitarios de diversas fuerzas de
izquierda y de centro, donde la política de los comunistas se debate con muchas
otras orientaciones en abierta oposición a sus principios; es este el caso del Polo
Democrático Alternativo.

La recurrencia comunista al Frente Amplio, se basa en una lectura de la realidad


colombiana donde se valora una revolución democrática inconclusa, pero
necesaria para el salto al socialismo. Las transformaciones propias de esta
revolución democrática: reforma agraria, equidad social, apertura política, tendrán

                                                                                                                                                                                     
agrarias y estudiantiles”. CAICEDO, Jaime. Gilberto Vieira: Maestro y constructor. En VARIOS
AUTORES (2008) Pág. 25.

118 
 
 

en sectores progresistas de la burguesía y las capas medias aliados naturales,


con los que el Partido debe contar para la construcción de este Frente amplio. En
tal sentido el programa del PCC y si se quiere su lenguaje, guardará siempre
compostura en la perspectiva de atraer hacia sus propuestas a estos sectores. El
sectarismo y dogmatismo endilgado al PCC no se expresará en sus consignas o
declaraciones públicas y estará más bien reservado para la formación de sus
cuadros. Nada más equilibrado y moderado que el discurso político del PCC; en
pos de la construcción del frente amplio difícilmente este discurso estará salpicado
de la fraseología revolucionaria propia de otros sectores de la izquierda

3.1.2.7 Dialéctica Unidad-pugnacidad de los comunistas. Finalmente, es de


resaltar que la disciplina del partido-ejército de Lenin tendrá también en el PCC un
gran exponente, aunque precisamente su férrea aplicación será motivo de no
pocos marginamientos individuales. A diferencia de otros grupos en los que
debates bastante etéreos derivaron en múltiples rupturas, el PC colombiano solo
vivirá dos verdaderas y trascendentes escisiones; estas estarán apadrinadas por
movimientos guerrilleros: El PC de C (ML) en la década de 1960 que dará
surgimiento al EPL; y la construcción del Partido Comunista Clandestino
Colombiano, aupada por las FARC-EP desde finales de los 90s.175

                                                            
175
Además de éstas escisiones, valdría la pena señalar como en el proceso de ruptura con el
browderismo de A. Durán surgirán del PCC dos grupos de poca cohesión y perdurabilidad, en
buena medida reabsorbidos por el mismo partido a los pocos años: “Los principios del centralismo
democrático han triunfado definitivamente en el PCC, proclamó la conclusión esencial de este
Congreso (el VI en 1949), después de que sus labores culminaron con la disolución de los dos
grupos antipartido, constituido el uno a raíz del Congreso de Bucargamanga, y poco antes el otro.
El llamado Movimiento reorgánico del PC estaba formado por camaradas expulsados
arbitrariamente antes del V Congreso y tenía en general una posición extremo-izquierdista. Sus
integrantes aceptaban las conclusiones políticas del Congreso de Bucaramanga y al cabo de
algunas semanas de discusión con nuestro comité ejecutivo, decidieron disolver su agrupación y
reincorporarse a las filas del Partido, lo que fue refrendado por el VI Congreso.
El llamado comunismo obrero por el contrario, en los tres años siguientes al congreso de
Bucaramanga había adelantado una lucha encarnizada y venenosa contra el Partido, que en
algunas ocasiones abandonó la persuasión y replicó de manera colérica. Finalmente como fruto de
pacientes gestiones de partidos hermanos, los integrantes del comunismo obrero convinieron en
admitir públicamente lo que ellos llamaron su error sustancial, la violación de los principios del

119 
 
 

Otros grupos conformados como división del PCC tendrán una vida efímera y un
impacto bastante pequeño en la vida política. La mayoría de debates o bien fueron
conjurados por el centralismo democrático y la progresiva marginación de algunas
posiciones y los cuadros que la encabezaban, o sencillamente cohabitaron en
medio del mayor respeto a la estructura del Partido. Los distanciamientos con la
línea oficial del partido con la excepción del Congreso de Bucaramanga, nunca
derivaron en un abrupto cambio de políticas o directivos, sino se expresarían en el
marginamiento –o retiro- individual de personalidades que aunque expresaban
opiniones colectivas pocas veces se expresaron en un verdadero cisma de la
militancia. Saldrán del PCC sin conformar una verdadera escisión personajes tan
diversos como Diego Montaña Cuellar, Estanislao Zuleta, Darío Mesa, Jaime
Bateman Cayón, Luis Eduardo Garzón o Angelino Garzón176.

Existirá pues en el PCC, un doble cariz de unidad y pugnacidad expresada a lo


largo de su historia, explicable en parte por los mecanismos propios del centralismo
democrático, puesto en manos de la hábil pero incólume mano de Vieira en el
tratamiento de estas problemáticas, que durante sus 44 años de Secretaría General
le imprimió la mayor estabilidad a la política y dirección del partido. No obstante,
                                                                                                                                                                                     
centralismo democrático, aceptaron disolver su grupo y solicitar individualmente su reingreso al
Partido. El VI Congreso aceptó a la mayoría de ellos…”. COMITÉ CENTRAL (1960) Pág.87-88. Del
primer grupo hacía parte D. Montaña, mientras que de las filas del duranismo será reincorporado
Luis A. Morantes, el próximo Comandante Jacobo Arenas de las FARC.
176
En palabras de un ex -militante del PCC: “Todos los que salieron del partido para irse a crear
tolda aparte y todos los que decidieron salirse del partido, para presentarse a las elecciones con
nombre propio porque supuestamente no necesitaban del partido, fracasaron totalmente. En eso el
partido es diferente de otros partidos. Por eso es que yo nunca pierdo la admiración por el PC,
porque tiene las características de un partido moderno; no es todavía lo que uno espera, pero
tienen una característica muy importante: hay disciplina y que la disciplina es para cumplirla. Y que
la disciplina es para todos, sobre todo para los que están bajo la dirección. Entonces, si alguien no
cumple, que pena pero no nos sirve. Eso pasó con Vásquez Rendón, con Pedro León Arboleda,
con Mora Tora, con Manlio Lafont, con Carlos Romero, etcétera…Medio mundo político de
Colombia pasó por esa experiencia y esa ha sido la peor pérdida de mentes y voluntades que ha
tenido el proceso revolucionario del país. Las persecuciones y los asesinatos solo se llevaron a la
parte visible. Lo otro, lo de las disidencias fue marginal.” DELGADO, Alvaro. Todo tiempo pasado
fue peor. Editorial La Carreta Social. Bogotá. 2007. Pág. 178.

120 
 
 

también influirá mucho una concepción propia de los comunistas que cumple un
importante papel de cohesión, una fusión entre pragmatismo y respeto a la
estructura e ideologías partidarias. Hobsbawm lo expresa en los siguientes
términos:

“La fe y la lealtad al bastión de la revolución mundial de Moscú, daba a


los comunistas la posibilidad de considerarse –desde el punto de vista
sociológico- como parte de una Iglesia Universal, no de una secta. Los
particos comunistas orientados hacia Moscú, perdieron sus líderes
como consecuencia de purgas y escisiones, pero sólo se fragmentaron
después de 1956, -y bajo otro faro, el de Pekin- cuando el movimiento
había perdido su fuerza vital. Esta situación contrasta con la de los
grupos fragmentados de los marxistas disidentes que siguieron a
Trotsky y con la de los conventículos “marxista-leninistas” del
maoísmo, posteriores a 1960 y más dados aún a la escisión177”.

ncluso las rupturas, en reverencia a la historia y la estructura del PCC conservaron


su iconografía, tradiciones y hasta retomaron la secuencia de su historia. El PCML
por ejemplo no celebra nunca un primer congreso sino repite el X Congreso en el
mismo año del PCC (1966)178; y las FARC, reivindican la historia común
reconociendo hasta el XVI Congreso (1991) como escenario válido de orientación
política. Así lo deja claro Manuel Marulanda en su única entrevista disponible en la
página oficial de las FARC, Donde en las orientaciones para el desarrollo del PCCC,
hablará de dos direcciones, nunca de dos partidos, reconociéndose en últimas como
miembros de la misma agrupación política179.

                                                            
177
HOBSBAWM, Erick. (2003) Pág. 80.
178
Ver VILLARRAGA, Alvaro y Nelson PLAZAS. Para reconstruir los sueños. Una historia del EPL.
1994
179
“Nuestras relaciones con el Partido legal serán respetuosas y tendrán como fundamento: a) El
reconocimiento de la existencia de dos Direcciones: la Legal y la nuestra…Este debe ser un trabajo
permanente, prudente e inteligente, evitando caer en el anti-partido; por que nosotros somos ante
todo, Comunistas”. MARULANDA, Manuel. Entrevista. Publicada Página Web. http://
www.farcep.org

121 
 
 

3.2 LAS FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA

La comprensión de la caracterización propia del PC colombiano, es el principal


insumo para analizar a la guerrilla de las FARC, a la postre una expresión de éste
durante un largo trayecto histórico, y en todo caso su producto histórico. Sin
embargo, esta agrupación política armada descollará en el universo de la
izquierda latinoamericana por sus características excepcionales, que romperán
con la mayoría de tipificaciones existentes.

Las FARC son una guerrilla dinámica que ha mutado históricamente de


autodefensa campesina armada del PCC a su actual apuesta de ejército
guerrillero que orienta un partido clandestino, y desde tal perspectiva se ha
transformado sustancialmente en diversos momentos históricos, al mismo tiempo
que ha variado la táctica de la combinación de todas las formas de lucha; así
mismo su implantación regional ha sido disímil, con consecuencias muy diversas
acorde a la economía y costumbres de las zonas de implantación. El siguiente
capítulo estará dedicado precisamente a ver estos cambios y matices de la
organización guerrillera, en éste queremos desarrollar una caracterización general
de ella como punto de partida.

3.2.1 Más cerca de Schmitt que del “Che” Guevara.

Aunque el método de la guerra de guerrillas tendrá algunos antecedentes en las


guerras napoleónicas, e incluso Engels y Lenin, alcanzarán a teorizar sobre ella,
será a partir de la II Guerra Mundial y la subsiguiente ola revolucionaria mundial
que esta forma de acción armada, alcanzará su esplendor180. Sobre ella hará una

                                                            
180
“Los revolucionarios sociales del siglo XX descubrieron tardíamente la senda de la revolución a
través de la guerra de guerrillas. Tal vez eso se debe a que históricamente esa forma de actividad

122 
 
 

clara tipificación el teórico alemán Carl Schmitt en su libro Teoría del Partisano.
Una acotación al concepto de lo político.

Schmitt denominará partisano al combatiente irregular, precisamente por el


carácter partidario, de militancia política que tomará esta forma de guerra en el
mundo, acorde por demás con la nominación que de sí mismas daban estas
primeras guerrillas comunistas en Asia y Europa:

“Hay que mantener el carácter intensamente político del partisano para


no confundirlo con el vil ladrón y atracador que piensan exclusivamente
en provecho particular, sin tener otros motivos…el partisano lucha en
un frente político, y precisamente el carácter político de su actividad
revaloriza el sentido originario de la palabra partisano. La palabra se
deriva de partido e indica los vínculos con un partido o grupo que lucha
o hace la guerra o actúa políticamente de alguna forma…Partisano
quiere decir partidario, uno que va con el partido.181”

El surgimiento de la lucha partisana representará una ruptura con los patrones


clásicos de la guerra y la política, anclados a los Estados nacionales como únicos
protagonistas, y reglados por un marco normativo propio de las confrontaciones
regulares:

“La clásica noción de lo político, que se había cristalizado en los siglos


XVIII y XIX, se basaba en el Estado del Derecho Internacional europeo,
y había convertido la guerra del clásico Derecho internacional en una
mera guerra de Estados, acotada por éste Derecho. A partir del siglo XX,
                                                                                                                                                                                     
rural se asociaba con movimientos de ideologías arcaicas que los observadores urbanos
confundían fácilmente con el conservadurismo o incluso con la reacción y la contrarrevolución….De
hecho el término guerrilla no pasó a formar parte del vocabulario marxista hasta después de la
revolución cubana de 1959.” HOBSBAWM, Erick. Historia del Siglo XX. Pág. 85
181
SCHMITT. Carl. Teoría del Partisano. Acotación al concepto de lo político. Instituto de Estudio
Políticos. Madrid. 1966. Pág. 25-26.

123 
 
 

esta guerra de Estados con sus acotamientos, se liquida. La sustituye la


guerra revolucionaria de partidos.182”

Con base en esta experiencia histórica que tendrá a los partisanos de la


resistencia de la II Guerra Mundial y a las guerrillas de Mao y el Tercer Mundo
como principal muestra, Schmitt entrará a determinar lo que denominará como los
cuatro rasgos característicos del partisano: la irregularidad; la ferviente adhesión
política; la movilidad acentuada; y el carácter telúrico183.

La irregularidad del partisano estará marcada por sus técnicas de combate,


estructura y presentación184, pero también en la imposibilidad de su regulación por
cualquier patrón tradicional del derecho de guerra, en contraste abierto con el
ejército regular, estructurado en grandes grupos, para la defensa del territorio,
uniformado, con distintivos y acotado por diversas legislaciones.

La mayor intensidad del carácter político se dará en el partisano por su militancia


en un partido político, como ya se pudo apreciar. La movilidad es desarrollo del
mismo carácter irregular de la guerra185, y el carácter telúrico hace referencia a la
relación del partisano con un espacio: su población, su medio geográfico, entre

                                                            
182
Ibíd. Pág. 69
183
“Para una teoría del partisano, como la intentada aquí, no debemos perder de vista algunos
criterios, pues, de lo contrario, el tema se disolvería en una generalización abstracta. Tales criterios
son: irregularidad, movilidad acentuada de la lucha activa y mayor intensidad del engagement
político. Quisiera afirmar otro síntoma del auténtico partisano al que Jover Zamora llamó carácter
telúrico” Ibíd. Pág. 31-32
184
“Porque el partisano evita precisamente llevar sus armas a la vista; lucha en emboscadas, y
utiliza lo que sea para su camuflaje: el uniforme del enemigo, insignias fijas o sueltas y cualquier
clase de vestimenta civil. Disimulo y oscuridad son sus mejores armas. No puede prescindir de
ellas sin perder el espacio de la irregularidad; es decir, las necesita esencialmente para ser
partisano”. SCHMITT (1966) Pág. 54.
185
“Movilidad, rapidez y cambios bruscos de ataque y retirada, en una palabra, movilidad
acentuada sigue siendo, aún hoy, una característica del partisano. Tecnización y motorización
incluso intensifican la movilidad.” Ibíd. Pág. 27

124 
 
 

otras, que permite en términos de Schmitt delimitar espacialmente la enemistad y


reforzar el carácter político

De otra parte, desde una lectura menos académica el sociólogo francés Régis
Debray entrará a plantear una teoría de la guerra de guerrillas basada en el
análisis específicamente de la experiencia cubana, -y no del amplio universo
histórico estudiado por Schmitt-, con la pretensión adicional de querer ser un texto
rector del accionar político de los movimientos revolucionarios latinoamericanos.
Los textos de Debray186, junto a las memorias del Che Guevara, fueron difundidos
por el Partido Comunista de Cuba, dando forma a la denominada teoría del foco,
una forma particular de la comprensión de la guerra de guerrillas:

“En América Latina, serán sin embargo el “Ché” Guevara y Régis Debray,
quienes ejercerán inicialmente una ascendencia mas profunda. Su influjo
nacerá paradójicamente de una lectura equivocada que extrajeron de la
revolución cubana: el énfasis de Mao en la organización popular, fue
considerado superfluo, debido al clima revolucionario ya existente en el
continente, por lo cual sólo se requería de un pequeño motor –el foco
insurgente- para poner en marcha el gran motor de la revolución en toda el
área. Este discurso encontraría un caldo de cultivo en extremo favorable
debido a la impaciencia de los jóvenes radicales frente a la izquierda
tradicional, envuelto a sus ojos en un reformismo improductivo. Por ello, la
herejía de Régis Debray al afirmar que se debía impulsar la guerra de
guerrillas sin la construcción previa de un partido revolucionario- la fuerza
guerrillera es el embrión del partido- ganó adeptos por doquier187”.

El modelo de guerrilla foquista, que proliferaba en América Latina, nos servirá de


contraejemplo para la caracterización de las FARC, que nunca se acopló a tales
postulados; al responder las FARC a una experiencia histórica aunque no idéntica

                                                            
186
Revolución en la revolución. Cualquier edición.
187
PIZARRO LEONGOMEZ, Eduardo. Insurgencia sin revolución. La guerrilla en Colombia en una
perspectiva comparada. Tercer Mundo. IEPRI. Bogotá.1996. Pág.56.

125 
 
 

a las estudiadas por Schmitt, si guardaba más relación con esta caracterización ya
expuesta, que con la apuesta del foco de un Estado que se desplomaba ante una
inmensa población politizada sin necesidad de organización política y ante la
acción de un grupo decidido de combatientes188. El PCC nunca ocultó su
distanciamiento con la táctica impulsada por los cubanos, así como La Habana y
sus ideólogos tampoco dejaron de mostrar cierto desdén por el tipo de lucha
armada desarrollada por los comunistas colombianos, como bien lo narra Álvaro
Delgado:

“El académico Régis —así, familiarmente, nombraban todos en Cuba a esa


eminencia republicana, que tenía el aire de un Alain Delon con problemas de
peso— nos dio a los colombianos muestra fehaciente de sus concepciones.
Armamos en La Habana una exposición de fotografías relativas a La Violencia
y al renacimiento de la lucha guerrillera en 1964 posterior al ataque a
Marquetalia, y mucho cabildeo nos costó conseguir que el francés acudiera a
mirarla (con la esperanza de que hiciese alguna declaración pública que
difundiera la muestra). Se presentó con un amigo, entró a la sala velozmente y
velozmente la abandonó luego de dar un vistazo aburrido a los paneles.
Intenté vanamente llamar su atención, pero pude escuchar lo que susurraba a
su acompañante al salir de la sala: "¡Nette autodéfense!". Era lo peor que
pudiéramos haber oído. Nosotros sosteníamos que la autodefensa campesina
de los años cincuenta se había convertido en guerrilla en los sesenta, pero
nadie en Cuba ni en Praga creía ese cuento. "Guerrilleros andando con
mujeres, viejos y niños de rastra, ¿qué es eso? Eso no es guerrilla sino
desbandada" nos decían los cubanos en Moscú. Y pensar que ahora...189”

                                                            
188
“La victoria armada del pueblo cubano sobre la dictadura batistiana ha sido, además del triunfo
épico recogido por los noticieros del mundo entero, un modificador de viejos dogmas sobre la
conducta de las masas populares de la América Latina, demostrando palpablemente la capacidad
del pueblo para liberarse de un gobierno que lo atenaza, a través de la lucha guerrillera.
Consideramos que tres aportaciones fundamentales hizo la Revolución cubana a la mecánica de
los movimientos revolucionarios en América, son ellas: (1) Las fuerzas populares pueden ganar
una guerra contra el ejército. (2) No siempre hay que esperar a que se den todas las condiciones
para la revolución; el foco insurreccional puede crearlas. (3) En la América subdesarrollada el
terreno de la lucha armada debe ser fundamentalmente el campo.”. GUEVARA, Ernesto. LA
Guerra de Guerrillas. Edición digital. Pág.4.
189
DELGADO, Álvaro. Entrevista a Gilberto Vieira. En VARIOS AUTORES(2008) Pág. 121-122. Un
extenso y detallado relato al respecto, que por demás subraya la particularidad colombiana en
CASTAÑEDA, Jorge (1993) Capítulo III. El Crisol cubano.

126 
 
 

El foquismo inspirará dos generaciones de guerrillas. La primera de ellas se da en


la década de 1960 en todos los países latinoamericanos con la excepción de
Costa Rica. El foco insurreccional se ubica en el campo; son experimentos de muy
corta duración que prácticamente perecen contiguamente a los fracasos del Che
en África y Bolivia. La segunda generación germinará especialmente en el Cono
Sur, a través de la modalidad de guerrilla urbana, igualmente encuadrada en el
privilegio de la acción armada. Las dictaduras militares de la región extinguirán
también a esta segunda generación hacia mediados de la década de 1970. En
ninguna de estas generaciones puede comprenderse a las FARC, cuyo desarrollo
como organización armada se asemejaba más a la guerrilla partisana analizada y
descrita por Schmitt.

3.2.2 Las FARC como guerrilla atípica. Esta segunda característica nace
precisamente del no encuadramiento de las FARC en la teoría del foco y su
surgimiento histórico, que hunde sus raíces en un período previo a la revolución
cubana.

Aunque las FARC en sí, se conformaran como tal en el período 1964-1966, es


claro que su origen se remonta a la amplia y larga tradición de luchas armadas
influidas por los comunistas en nuestro país, que tendrá como antecedente directo
las zonas de resistencia campesina que funcionaban desde hacia 15 años antes
de los ataques del Plan LASO.

Si bien la fundación de las FARC coincidirá con el auge de la teoría del foco y el
surgimiento de los grupos maoístas, siendo un intento de respuesta a dichas
doctrinas, en estricto sentido la práctica de la lucha armada de los comunistas

127 
 
 

colombianos, antecede a estas teorizaciones, por causalidades históricas


concretas y decisiones políticas de gran pragmatismo.

El PCC autoriza la lucha armada una vez iniciada La Violencia en su pleno de


1949, cuando a nivel internacional el PCUS que había reemplazado a la
Internacional Comunista, promulgaba la distensión mundial y las guerrillas
partisanas que contribuyeron a la derrota de Alemania, eran desarmadas en toda
Europa por iniciativa de los comunistas. Una vez se había acumulado en el terreno
de la acción armada el PCC da paso a la fundación de las FARC, posterior al
ataque a Marquetalia, sin importar el llamado de Moscú a la coexistencia pacífica.

En tal sentido no se puede entender a las FARC como una guerrilla foquista y ni
siquiera parte de esta “primera generación” de la insurgencia latinoamericana.
Sobra decir que tampoco encajará en la segunda generación del foco, de guerrilla
urbana. Las FARC las precede en tiempo y se distancia táctica y estratégicamente
de ellas, aunque obviamente se verá afectada por los debates planteados desde el
foco a la dinámica de los partidos comunistas latinoamericanos.

Las FARC tampoco harán parte de la denominada “segunda ola” de guerrillas


latinoamericanas nacidas casi 20 años después, marcadas por el triunfo de la
revolución sandinista de 1979 y el renacer armado en Centroamérica, aunque
como pretendemos demostrar, asimiló mayores elementos de estos movimientos
revolucionarios. Esta segunda ola se caracterizará por el desarrollo de importantes
frentes políticos y de masas que acompañaron el fortalecimiento militar de la
guerrilla y la unificación de sus estructuras190

                                                            
190
En términos de Eduardo Pizarro esta segunda ola de guerrillas representó una ruptura con el
foquismo y la apuesta por una guerrilla de tipo partisano-societal, pero así mismo un
distanciamiento importantes con los referentes revolucionarios extra-latinoamericanos como Moscú
, Pekin o Tirana. PIZARRO (1996) Pág. 104. Para ver estudio detallado de los casos Ver
CASTAÑEDA (1994) Capítulo IV. La segunda ola.

128 
 
 

En términos históricos las FARC serán un caso excepcional de organización


armada revolucionaria de existencia previa al foquismo y al maoísmo, y de
longevidad extrema que le ha permitido un diálogo crítico con las distintas
experiencias latinoamericanas; la particularidad de las FARC responde
precisamente a la excepcionalidad de su origen y desarrollo, así como a su
capacidad de adaptación a las condiciones nacionales, antes que a los fenómenos
políticos internacionales191.

Pero las FARC, no se escaparán solamente de las clasificaciones históricas. En su


texto Insurgencia sin revolución, Eduardo Pizarro hará un esfuerzo por construir
una tipología que permita encuadrar las distintas guerrillas colombianas en lo que
el denomina unos tipos ideales empíricos, determinados por la predominancia de
lo militar, lo político o lo social:

Pese a que Pizarro será enfático en afirmar el carácter no excluyente de las


categorías e incluso la necesidad de una guerrilla de proyectarse en las tres
dimensiones, las FARC no podrán ser fácilmente encuadradas por esta tipología.

                                                            
191
Incluso su nominación como FARC significa una ruptura con los típicos nombres de las
guerrillas de la época y fue símbolo de su búsqueda por diferenciarse con las otras agrupaciones
armadas del momento. Así lo testimonia Jaime Guaracas, uno de sus fundadores en la entrevista a
Luis A. Matta. MATTA ALDANA, Luís Alberto. Colombia y las FARC-EP. Origen de la lucha
guerrillera. Testimonio del comandante Jaime Guaracas. España: Txalaparta, 1999.

129 
 
 

CUADRO 2. Tipos Ideales de Guerrilla192

Tipo A. Guerrilla Militar Tipo B. Guerrilla Tipo C. Guerrilla


de Partido Societal

Origen Expresión de una iniciativa Expresión de una Expresión de la


Histórico política. Débil conexión con las iniciativa política de lucha de un actor
tradiciones de lucha de los orden partidista social. Intima
agentes sociales. relación con la
experiencia de
estos agentes.

Proyecto Relación de Subordinación tanto Vinculación con las


político, dominación/subordinación de de lo militar como bases sociales
relación con lo las organizaciones de base al de lo social al estimulando la
social y papel liderazgo militar (vanguardia proyecto político organización
de lo militar iluminada) (vanguardia popular
partidista) (Vanguardia social)

Definición del Enemigo absoluto y objetivos Enemigo absoluto y Enemigo relativo y


enemigo y integrales (ausencia total de objetivos parciales objetivos parciales
objetivos espacios de negociación) (margen para la (apertura amplia
finales acción política y la para la
negociación) negociación)

Modalidades de Adhesión por intimidación Adhesión por Adhesión por


legitimación ideología intereses y/o
frente a sus valores
bases

Relación con el Movilidad total. La relación con Movilidad territorial Nomadismo


territorio: el territorio se reduce a la sola ampliada (creación limitado al ámbito
construcción movilidad. Precario grado de de territorios de la
de aparatos de institucionalización y allanados) Nivel representación
poder y diferenciación funcional medio de socio-cultural. Alto
legalidad (pretensión de ámbito nacional institucionalización grado de
exclusivo) y de diferenciación institucionalización
funcional. y diferenciación
funcional
(pretensión de
control de un
espacio local)

                                                            
192
Tomado de PIZARRO (1996). Pág. 59.

130 
 
 

Aunque para el autor las FARC, junto al EPL sería la clásica guerrilla partisana193,
la caracterización soslaya importantes aspectos constitutivos de la guerrilla
comunista. Aunque será innegable el papel del Partido Comunista para el
surgimiento y desarrollo de las FARC, como pretendemos demostrar en esta
investigación la fundación del grupo guerrillero correspondió mas a un
encrespamiento del conflicto agrario en unas zonas determinadas (Sur del Tolima,
Norte del Cauca) que a una decisión planeada de la estructura política. Tal
circunstancia es un puntal importante para el comportamiento de las FARC, casi
como una guerrilla societal194 en ciertas zonas de colonización, como lo reconoce
el mismo Pizarro195. El carácter “societal” de las FARC se refuerza por la
referencia que hace de sí misma la guerrilla comunista, a través del denominado
por algunos “mito fundacional de la agresión a Marquetalia”, desde el cual rige su
accionar196.

                                                            
193
Así mismo, el ELN en su primera etapa netamente foquista será el mejor representante de la
guerrilla militar y el grupo indigenista Quintín Lame el exponente epónimo de la guerrilla societal.
PIZARRO (1996) Pág. 60.
194
“Consideramos que la guerrilla societal es, ante todo, una guerrilla telúrica, que busca expresar
a un sector social determinado. Es decir una suerte de movimiento social armado, dado que busca
constituirse como un actor social organizado” Ibíd. Pág. 57. La extensión militar de las FARC a
través de las estructuras auxiliares de las Milicias Bolivarianas buscan retomar la experiencia de
autodefensa de masas con el apoyo de la guerrilla. Ver ESTATUTOS MILICIAS BOLIVARIANAS.
Archivo Histórico Documental. FARC-EP. Grupo de Actores Armados. Grupo de Seguridad y
Defensa. DIB. U. Nacional de Colombia. 2008.
195
Ibíd. Pág. 60-61.
196
“Según este mito, las FARC no surgieron por iniciativa propia, sino, como resultado de una
agresión externa. El movimiento guerrillero incipiente no habría sido quien le declaró la guerra al
Estado, sino, por el contrario, fue el Estado quien le declaró la guerra a las organizaciones agrarias
comunistas, las cuales se vieron obligadas a defender su vida mediante las armas. El discurso de
Manuel Marulanda en San Vicente de Caguán se inscribe en la lógica propia de esta lectura de la
historia. Mediante este mito histórico las FARC buscaron siempre desligarse del resto de grupos
guerrilleros de la época, las llamadas “guerrillas de primera generación” (EPL y ELN), las cuales
habrían surgido con base en la iniciativa política de sectores de clase media urbana radicalizadas.
Frente al voluntarismo y al foquismo guevarista, las FARC aparecían, por el contrario, como el
resultado de una agresión del Estado contra la población campesina. Mediante la construcción de
esta visión sobre sus orígenes remotos, las FARC han construido y recreado su justificación
histórica, con total autonomía de los cambios que se han producido tanto en el ámbito internacional
(el fin de la “guerra fría”), como internos (la Constitución de 1991 y la apertura democrática). 196
`PIZARRO LEONGOMEZ, Eduardo. Las FARC-.EP. ¿Repliegue, debilitamiento estratégico o
punto de inflexión? En VARIOS AUTORES. Nuestra guerra sin nombre. IEPRI. Universidad
Nacional de Colombia. 2004.

131 
 
 

No obstante, pese a las indelebles huellas de la autodefensa campesina dentro de


la dinámica fariana, desde su fundación la guerrilla comunista se plantea la toma
del poder y el derrocamiento del régimen, aunque a la vez sólo propone un
proyecto sectorial, un Programa Agrario y no una plataforma revolucionaria
general. Esta mixtura sólo es comprensible a través de la dirección del PCC, que
poseía éste sí, un programa general para la revolución colombiana y ubicaba una
enemistad absoluta con el Estado, que no se delinea con claridad en la guerrilla
societal.

De otra parte aunque Pizarro plantea que a la fecha (1996) ninguna guerrilla
colombiana hubiese logrado desplegarse en las tres dimensiones (político, militar y
social) para convertirse en un proto-Estado, otros pondrán hincapié en el
fortalecimiento militar y social de las FARC-EP en algunas zonas del sur del país
durante la década de 1990197, que como veremos coincidió paradójicamente con
su debilitamiento político debido a la ruptura con el PCC. El mismo Pizarro
reconocerá este desdoblamiento de las FARC como poderosa guerrilla militar en
un texto mas reciente, refiriéndose al final del siglo XX.198

Pese a su lenguaje político poco agresivo, muy a fin a la política frentista y


moderada del PCC, las FARC como ninguna otra guerrilla desarrolló un poderío
técnico-militar solo equiparable al FMLN salvadoreño, que de hecho la erige como

                                                            
197
“De continuar – (las FARC)- con los ritmos de crecimiento y expansión de la última década,
antes de ocho años podría tener cerca de treinta mil hombres en armas y alrededor de trescientos
frentes de combate irregular. De llegar a cifras cercanas a este crecimiento cuantitativo, serían muy
grandes las posibilidades de que la actual guerra de guerrillas dé el salto cualitativo hacia la
generalización de la guerra de movimientos y hacia la guerra de posiciones…” RANGEL SUAREZ,
Alfredo. Colombia: Guerra en el fin de siglo. Uniandes. Tercer Mundo. Bogotá. 1998. Pág. 1.
198
PIZARRO (2004)

132 
 
 

principal contradictor militar del Estado desde la década de 1990 hasta hoy, pese
a sus recientes reflujos199.

Aunque precisamente intentaremos hacer el ejercicio de caracterizar a las FARC,


pensamos que el simple encasillamiento a las categorías anteriores o en otras
más genéricas (guerrillas urbanas y rurales, maoístas y foquistas, revolucionarias
o reformistas) no es lo suficientemente elocuente para su estudio, teniendo cuenta
el desarrollo muy propio, y a la vez profundamente complejo, de la guerrilla
comunista colombiana, como su principal rasgo.

3.2.3 Guerrilla Campesina. En primera instancia las FARC son una guerrilla de
extracción y militancia esencialmente campesina, por su origen y posterior
desarrollo. Así mismo su escenario sustancial de desenvolvimiento ha sido hasta
ahora el campo y sus experiencias de accionar urbano armado han sido poco
estables. Consecuente con ello, su acervo programático se circunscribió
básicamente al problema agrario durante sus primeros 20 años de existencia. Este
elemento hoy de conocimiento público es importante en cuanto diferencia a las
FARC del universo de guerrillas colombianas, formadas y dirigidas en sus
orígenes por intelectuales de las clases medias.200

En su esencia agraria estará parte del éxito de la supervivencia de las FARC, ya


que la misma subsistencia de los grupos armados dependía de su arraigo en el
campesinado, al tiempo que la táctica de la guerra de guerrillas optaba por el

                                                            
199
Según cifras del Ministerio de Defensa las FARC-EP lograron agrupar cerca de 17.000
guerrilleros en el año 2001 y hoy día mantendrían cerca de 9.000 combatientes. Las guerrillas de
Castro nunca superaron los 300 hombres. PECAUT, Daniel. Las FARC: ¿Una guerrilla sin fin o sin
fines? Editorial Norma. Bogotá. 2008. Pág. 106.
200
“Salvo en el caso de las FARC, dados sus rasgos particulares ligados a su origen histórico, la
base fundamental de reclutamiento del ELN y del EPL eran estudiantes o profesionales de clase
media, y sólo de manera en extremo marginal sectores populares urbanos o sectores campesinos
e indígenas en las áreas de operaciones insurgentes.” PIZARRO (1996) Pág. 97.

133 
 
 

campo como principal teatro de operaciones201. Históricamente serán


precisamente las guerrillas rurales las que accederán al poder en los países del
Tercer Mundo, y por el contrario las experiencias de guerrilla urbana serán
efímeras y luctuosas para sus miembros, aunque mas llamativas para la opinión
pública por lo general.

Ahora, si bien en su surgimiento como movimiento campesino armado, su propia


composición expresaba en cierta medida la formación socio-económica
colombiana, -la misma que dificultaba la existencia de un PC de obreros
industriales-, la realidad demográfica y social del país viró decididamente hacia
una preeminencia de lo urbano, mientras las FARC conservaban su carácter rural,
situación que se convierte en problemática para este movimiento insurgente:
“Ahora el 70% de la población se encuentra en las ciudades y el 30% en el campo.
Esto hace que la problemática o las perspectivas que tenían las FARC tienen que
apuntar hacia allá, donde está la mayoría dela población, si lo miramos de una
manera lógica.202”

Aunque es una aproximación imprecisa, en palabras de voceros de las FARC, se


calcula que éstas estarían compuestas en un 90% por campesinos203. Sólo a partir
de la década de 1980 se observa un ingreso colectivo de jóvenes profesionales
y/o de origen urbano que por demás podrían estar “sobre-representados” en los

                                                            
201
“Durante los años cincuenta, el Partido Comunista de Colombia logró lo que innumerables
grupos en todo el hemisferio intentaron mas tarde sin conseguirlo: crear una base de masas
campesina. Su fuerza descansaba en dos pilares: la autodefensa campesina y la conformación de
un núcleo guerrillero…El PCC siguió participando en la lucha armada a través de las FARC
creadas en 1966.” CASTAÑEDA (1994). Pág. 90.
202
Entrevista a Julián Garcés. Miembro de las FARC-EP. Cárcel Modelo de Bogotá. 1999. Citado
en FERRO MEDINA, Juan Guillermo y Graciela URIBE RAMON. El orden de la guerra. Las FARC-
EP Entre la organización y la política. Centro Editorial Javeriano. Bogotá. 2002. Pág. 63.
203
Ibíd. Pág. 64. Entrevista al “Cura Camilo”.

134 
 
 

cargos de dirección de la guerrilla, proporcionalmente hablando204. Huelga decir


que un alto porcentaje de los ingresos urbanos provenían de la escuela del PCC y
la JUCO, y que su asimilación a la rutina de la guerrilla cumple un importante
papel de integración a la cultura rural imperante en las FARC205.

Así pues, antes que nada, las FARC –como el PCC- son una organización
fundamentalmente campesina. La denominada cultura campesina, le impone las
fortalezas y los limitantes propios: temporalidades, lógica, disciplina, entre otros.

No obstante, sería ahistórico, caracterizar la estirpe campesina de las FARC,


como una realidad homogénea e inmutable. La dificultad de las fuentes nos impide
hacer un análisis profundo de la composición social de las FARC, detrás del rótulo
genérico de campesino. Dentro del denominado origen rural, cohabitan en las
FARC disímiles sectores sociales del campo, que van desde empleados de
poblaciones intermedias, hasta proletarios agroindustriales.

Como fue planteado anteriormente en el caso colombiano se dará una hibridación


entre agricultura tradicional e industrializada y una ágil adaptación de las élites
agrarias a los cambios productivos, que distará de la descomposición del conjunto
de la estructura productiva y de clase tipificada por Moore y Skocpol, pero serán

                                                            
204
Independientemente de la cantidad de campesinos dentro de las FARC –que son de lejos la
mayoría de combatientes- el Secretariado actual, por ejemplo tiene 6 miembros de origen urbano –
de un total de 7-, en su mayoría con estudios universitarios. Importante elemento a comparar en la
transformación histórica llevada a cabo por las FARC. En la primera comandancia de las FARC el
único miembro no-campesino era Jacobo Arenas; ya en la Octava Conferencia existía mayoría
urbana (4:3) y hoy sólo el Comandante Jorge Briceño, (Mono Jojoy) es de extracción claramente
agraria. Ver PECAUT (2008) Pág. 78 y ss.
205
“Sin embargo, el ingreso creciente de miembros de origen urbano a las FARC ha sido tardío y
tímido, y la identidad cultural en las FARC sigue siendo de corte campesino, lo cual constituye una
fortaleza organizativa en la medida en que existe una cierta homogeneidad en las prácticas y
visiones culturales.” FERRO y URIBE (2002) Pág. 65

135 
 
 

precisamente los sectores del campesinado más golpeados por el proceso de


modernización capitalista del campo, - el pequeño propietario convertido en
colono- los más proclives a nutrir el desarrollo de la guerrilla de las FARC. En tal
sentido los análisis de sociología comparada de estos dos autores tendrían una
validez plena, al explicar no sólo el no advenimiento de la crisis revolucionaria en
Colombia, sino también ser útil para comprender el proceso de rebeldía parcial del
campesinado colombiano, acentuada precisamente en aquellos sectores que
expresaban con más nitidez la ruptura con las viejas estructuras agrarias y la no
integración a la nuevas formas de producción agrícola.

Si bien en sus orígenes las FARC era en el sentido marxista una guerrilla
propiamente campesina –es decir de pequeños propietarios de tierra-, su
desarrollo la abalanzó hacia las zonas de colonización de la frontera agrícola,
donde consiguió la mayoría de sus ingresos a filas. Aunque las FARC lograron
erigirse en una fuerza político-militar de carácter nacional, su mayor desarrollo fue
precisamente en el suroriente del país, en las extensas llanuras de los antiguos
territorios nacionales, siendo los ingresos a filas provenientes de estas zonas, el
componente mayoritariamente cuantitativo del ejército guerrillero206. El
campesinado de esta región, que ha servido de apoyo y ha sido base de los
ingresos a filas de las FARC, está compuesto básicamente por colonos,
desterrados de sus regiones de origen, que entran a articularse en muchos casos
con los cultivos de uso ilícito; desarraigados y casi estacionales, con vínculos poco
fuertes de subordinación dentro de la estructura de poder del campo como lo
caracterizara B. Moore, y por el contrario en abierta rebeldía con el régimen de
propiedad de la tierra como lo diría A. Molano207; campesinos que emigran por

                                                            
206
En estas regiones de frontera agrícola actúan los Bloques Oriental y Sur de las FARC-EP, los
mas numerosos y con mayor número de frentes: 21 frentes del Oriental y 11 frentes del Bloque
Sur, más la Columna Móvil Estratégica Teófilo Forero y la Compañía Móvil Juan José Rondón. Ver
Cuadro Organización de Bloques y Frentes FARC-EP (2001) FERRO y URIBE (2002) Pág. 52.
207
MOLANO BRAVO, Alfredo. Violencia y colonización. En Revista Foro Nº6. Bogotá. 1988.

136 
 
 

oleadas y están altamente influenciados por fenómenos culturales que distan


mucho de la tradición campesina.208 Obviamente estos determinantes
sociológicos y económicos del campesinado base de apoyo de las FARC, tendrán
sus incidencias en el desarrollo organizativo y político de la guerrilla comunista.

Para el caso de las FARC, se cumpliría la teoría de Wikham-Crowley, quien


identifica dentro de los campesinos cultivadores a los campesinos transicionales o
colonos, quienes junto a otros sectores, tendrían un juego de suma cero con las
élites rurales frente a la propiedad de la tierra209. Valga subrayar que es este tipo
de campesinado, de zonas de colonización el que sirve de mejor caldo de cultivo
para las FARC en nuestro país y no otros sectores de la población rural laboriosa,
como por ejemplo el proletariado agroindustrial donde -a excepción del Urabá- fue
mas difícil la implantación del movimiento guerrillero, o dentro de la aparcería que
era prominente en zonas de gran latifundio, que como en el caso de las sabanas
del Sinú y el San Jorge habían sido base de intensos movimientos campesinos.

No obstante, no se puede caer en un llano determinismo económico como


explicación monocausal de la conformación de la guerrilla de las FARC; se deben
sopesar las diferentes fuerzas que intervienen en la politización del campesinado,
el poder y el comportamiento de las clases no-cultivadoras, la fragilidad del Estado
nacional colombiano, las tradiciones políticas y disputas de la izquierda, y una
vez mas el pragmatismo imperante en los comunistas, que terminó potenciando su
organización armada, allí donde los réditos organizativos eran precisamente
mayores. Contextualizando la influencia de la composición del campesinado con
                                                            
208
“Son habitantes rurales claramente urbanizados sociológica y culturalmente. Los raspachines –
recogedores de hoja de coca-, por ejemplo son el resultado de procesos de transformación
sociocultural bastante acelerados que poco tienen que ver con la realidad de la cultura campesina
tradicional.” FERRO y URIBE (2002) Pág. 65
209
WIKHAM CROWLEY, Thimothy. “Winners, losers and also-rans: Toward aComparative
Sociology of Latin American Guerrilla Movements.1989. Pág. 146-147. Cf PIZARRO (1996)

137 
 
 

su comportamiento político, Pizarro aportará elementos que complejizan en su


justa dimensión tal relación:

“El colono puede optar por acciones extra-institucionales, si y solo si, se dan
ciertas condiciones: un juego de suma cero por la propiedad, una ausencia de
títulos legales sobre la misma, una ausencia del Estado o una presencia pero
abiertamente comprometida a favor de sus adversarios, etcétera.”210

3.2.4 Guerrilla del “Partido”. Imagen y semejanza del PCC. Aunque pueda
parecer redundante las FARC son una guerrilla expresión del Partido Comunista
Colombiano, a quien hemos caracterizado anteriormente; prácticamente todos sus
atributos se reflejan con algunos matices en la guerrilla por él construida. De
hecho los aspectos ya reseñados: su distanciamiento con el foquismo, su
originalidad dentro del concierto latinoamericano y su esencia campesina, son en
buena parte heredadas del mismo PCC.

Los principales rasgos del PCC se replicarán igualmente en las FARC. Las FARC
siempre se reivindicaron como guerrilla comunista, siendo más restrictivos en su
conformación que otras experiencias armadas de orientación marxista como el
EPL de Mao, por ejemplo211. Para ello incorporaron en sus Estatutos la adopción
de la ideología marxista-leninista como requisito para todos sus combatientes,
desde la interpretación que de ella hacían los soviéticos y el PCC:

                                                            
210
PIZARRO (1996) Pág.167.
211
“Además, los guerrilleros de las FARC en ningún momento ocultan su filiación comunista. Es
mas, tienen esa característica aparentemente muy restrictiva, dicen que todos son comunistas”.
Entrevista a Gilberto Vieira. HARNECKER(1989) Pág. 28.

138 
 
 

“Artículo 2. Las FARC-EP aplican a la realidad colombiana los principios


fundamentales del marxismo-leninismo, se rigen por su Plan Estratégico y
Programa revolucionario, las conclusiones de las Conferencias Nacionales, los
Plenos del Estado Mayor Central y su reglamento interno…”.

El marxismo-leninismo de las FARC estará expresado en sus planteamientos


212
políticos , elaboraciones programáticas y con toda nitidez en su estructura
interna. No sólo sostienen la necesidad de la existencia de un partido
revolucionario –aunque haya variado ostensiblemente su relación con él- sino que
su misma estructura militar está dispuesta como reflejo del andamiaje de la
organización leninista, con iguales instancias Y similares principios organizativos.

El paralelo es inobjetable y nadie lo ha puesto en duda. (Gráfico 1) La Conferencia


Guerrillera hace las veces de Congreso Nacional y las Asambleas Guerrilleras de
Frentes reemplazan a las Conferencias Regionales de Partido. El Estado Mayor
Central es el Comité Central y el Secretariado el Comité Ejecutivo. La analogía se
torna más fuerte cuando cada instancia militar se desdobla en estructura política.
Cada escuadra es a la vez célula de Partido, con sus respectivas
responsabilidades políticas, de organización, de educación y de cultura.213

                                                            
212
“Nosotros tomamos el marxismo pero no de manera dogmática… Los postulados
fundamentales, las propuestas generales, la metodología del conocimiento de la sociedad y de
evolución histórica, las contradicciones de la sociedad que plantea el marxismo, para nosotros son
vigentes. La filosofía del marxismo, de la lucha de clases, la concepción de lo que es la misma
economía política marxista, lo que es el capitalismo, eso es lo fundamental… Para nosotros eso
está vigente.” Entrevista al Comandante Iván Ríos. FERRO y URIBE (2002). Pág. 122.
213
“La célula política funciona desde la unidad básica de la organización que es la escuadra,
compuesta por doce miembros. Todos los integrantes de las FARC, desde esta unidad hasta el
Estado Mayor Central, forman parte de una célula. Cada célula tiene un secretario político y uno de
propaganda. En su interior no hay rangos, allí se participa como combatiente. Es la instancia donde
se ejerce la democracia primaria. Se reúne cada 15 días y el secretario le propone al comandante
la fecha de reunión…” Entrevista al Comandante Fernando Caicedo. FERRO y URIBE (2002) Pág.
43.

139 
 
Gráfico 1. Analogía estructura Partido Leninista - Estructura FARC-EP 
 
  ESTRUCTURA PARTIDO LENINISTA                                                                                                                                                            ESTRUCTURA FARC‐EP 

  CONFERENCIA 
CONGRESO 
COMITÉ    
NACIONAL GUERRILERA
EJECUTIVO 
CENTRAL   SECRETARIADO 
COMITÉ CENTRAL ESTADO MAYOR 
  CENTRAL

 
REGIONAL  REGIONAL  REGIONAL  FRENTE  FRENTE  FRENTE 
 

 
COLUMNA COLUMNA
ZONAL  ZONAL  
COMPAÑÍA  COMPAÑÍA 
 

 
RADIO  RADIO  RADIO  RADIO RADIO GUERRILLA  GUERRILLA GUERRILLA GUERRILLA GUERRILLA 

 
E E E E E E E E E E
  S S S S S S S S S S
C C C C C C C C C C
C C C C C C C C C C C C C C C   R R R R R R R R R R
É É É É É É É É É É É É É É É U U U U U U U U U U
L L L L L L L L L L L L L L L A A A A A A A A A A
  D D D D D D D D D D
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L L L L L L L L L L L L L L L R R R R R R R R R R
A  A  A  A  A  A  A  A  A  A 
A  A  A  A  A  A  A  A  A  A A A A A A

RELACIÓN JERÁRQUICA  
DELEGA EN 
ENVÍA DELEGADOS A 
 

Otros rasgos marcados del PCC estarán también presentes en las FARC: su
aspiración a proyectarse e influir las luchas de masas214; el alineamiento
internacional con Moscú acompañada por una práctica nacional poco ceñida a sus
dictámenes, característica a la que dedicaremos el siguiente apartado; la
recurrente consigna del Frente Amplio seguida de una política y un lenguaje casi
conciliador –aunque no precisamente de una praxis militar de tal tono-215; y la
férrea unidad interna acorazada de la disciplina propia del centralismo democrático
salpicada de constantes fugas de militancia216.

3.2.5 ¿Un maoísmo pro-soviético? Las FARC heredarán la sincrética


característica del PCC de mantener, hasta el derrumbe del Muro de Berlín, su
alineación con la política internacional del PCUS, siendo ellas mismas expresión
de una variación importante en los desarrollos tácticos para Colombia, de los
planteados por Moscú.

                                                            
214
Después de la ruptura con el PCC, las FARC-EP han buscado extender su influencia a través
del PCCC y el MB, organizaciones clandestinas de carácter político, dispuestos esencialmente
para tal fin. No obstante, desde antes y aún hoy, las “Comisiones de Organización” de Frentes y
demás unidades militares han adelantado trabajo directamente entre los sectores sociales para
impulsar movilizaciones y organización comunitaria. Siguiendo una revisión de prensa de las
fuentes oficiales en momentos de movilización social, podríamos corroborar nuestra afirmación. Al
respecto se puede ver también la tesis de Maestría en Estudios Políticos: “El papel del corredor de
movilidad en la guerra irregular: El caso de las FARC-EP en la región del Guavio” de Santos
Alonso Beltrán (IEPRI, Universidad Nacional de Colombia. 2008.)
215
Descuella que la Plataforma política de las FARC-EP aprobada por su Octava Conferencia, sea
básicamente un programa socialdemócrata que incluya pocas medidas de expropiación o
colectivización, como sería propio de un comunismo ortodoxo. No es gratuito que conciban esta
Plataforma de 10 puntos como una propuesta de acuerdo con diversos sectores de la sociedad que
la compartan y por eso la llaman para “Un gobierno de Reconstrucción y Reconciliación Nacional”.
216
Pese a la creciente deserción según las cifras oficiales, aún éstas están lejos de constituir un
cisma dentro de las FARC. A la fecha, a diferencia del ELN o del EPL, las FARC-EP no reportan
una verdadera fractura con la excepción del Grupo Ricardo Franco, que funcionase en la década
de 1980. Las deserciones se asemejan más a las rupturas individuales que se dieron también en el
PCC por la aplicación del centralismo democrático. Aunque es mucho lo que se puede especular
sobre la actual cohesión del grupo insurgente aún no han habido escisiones significativas que
negocien con el gobierno o desconozcan abiertamente al Secretariado.

141 
 
 

Al igual que con el PCC el alineamiento internacional con la URSS pareciese ser
una suma de disciplina y pragmatismo, que formaron parte de la familia comunista
colombiana. Disciplina en cuanto no se consideraba pertinente poner en tela de
juicio la orientación de la Meca del movimiento comunista internacional, pero
pragmatismo en cuanto se veía en ella una estéril discusión, que a la postre los
empujaría a una ruptura innecesaria. Pero mayor pragmatismo aún, cuando sin la
requerida discusión se podía mantener sus políticas nacionales que creaban la
tensión.

No obstante, la “línea Moscú” en las FARC, siempre mediada por el PCC, tuvo
pocas implicaciones prácticas para el desarrollo de la guerrilla comunista, además
de la relación con su Partido. Sobra decir que nunca se recibió mayor apoyo para
su accionar armado por parte de la URSS, disonante por demás con la política de
los comunistas pro-soviéticos para la región. La formación y aportes llegaban
refractados a las FARC, a través de los cuadros del PCC, quienes directamente
mantenían la relación con el mundo socialista. Tal independencia, aunque relativa,
mantenida con mayores razones con La Habana217, permitió un buen grado de
autonomía de las FARC, con los diversos polos del movimiento revolucionario, y
dio paso a una táctica y desarrollo muy propios de la guerrilla comunista
colombiana, reivindicado como tal por sus propios comandantes:

                                                            
217
“Los comunistas cubanos no creían pues, en sus compañeros colombianos…Yo lo vi y lo viví en
mis visitas a Cuba: allá solo había el trato de comandante, comandante tal, comandante cual, y
solo había ojos para los elenos, los del M 19, los comandantes centroamericanos o los
venezolanos del grupo armado disidente del partido encabezado por Douglas Bravo…” DELGADO,
Alvaro. (2007) Pág. 179.

142 
 
 

“Pero la Unión Soviética nunca nos ayudó para nada, porque en las FARC, no se
a quien se le ocurrió, unos dicen que a Marulanda, que nosotros tenemos todo un
proceso con nuestro pueblo y con nosotros218”

Vieira planteará con énfasis en sucesivas oportunidades la independencia, el


carácter nacional si así se quiere llamar, de la peculiar táctica de la combinación
de todas las formas de lucha:

“Esa orientación, pues, no nos la dictó ninguna organización internacional ni fue


hecha por influencia de ningún Partido Comunista o revolucionario del mundo. Fue
una creación de los comunistas colombianos y de la realidad de nuestro país.219”

Esta autonomía, blindó en parte a las FARC de los estragos políticos del derrumbe
de la URSS en el conjunto de la izquierda latinoamericana, de la misma forma en
que su independencia no sólo política sino económica y material con Cuba, la llevó
a construirse una infraestructura propia que no se vio afectada sustancialmente
con la crisis del socialismo.

No obstante, la originalidad del camino emprendido por las FARC en Colombia, no


significó que éstas fuesen inmunes a influencias de otras experiencias
revolucionarias, en especial de aquellas que desde la lucha guerrillera comunista
lograron la toma del poder político o estuvieron a punto de lograrlo. En términos
históricos los procesos de China, Vietnam y El Salvador tendrán una importante
influencia en el desarrollo de las FARC como lo destaca su mismo Plan

                                                            
218
Entrevista al Comandante Iván Ríos. FERRO y URIBE (2002) Pág. 124.
219
RAMIREZ GARCÍA, Reinaldo. En VARIOS AUTORES (2008) Pág. 150.

143 
 
 

Estratégico, pero doctrinariamente será el pensamiento político-militar de Mao Tse


Tung, -enriquecido por la experiencia guerrillera de Jacobo Arenas y Manuel
Marulanda220- la guía real de su accionar.

Hablamos de un “maoísmo pro-soviético”, en cuanto en su agudo pragmatismo los


guerrilleros comunistas colombianos logran asimilar para la proyección de las
FARC la experiencia previa a la toma del poder de Mao, sin casarse con el
alineamiento internacional del dirigente chino. Esta empatía con el pensamiento
maoísta, evidente en todo el desarrollo de la guerrilla comunista como
demostraremos, se hará a hurtadillas evadiendo el debate ideológico, como será
lugar común y sin detrimento de las condenas oficiales a las políticas de Pekín y la
de sus escuderos en la izquierda colombiana.

El esqueleto del pensamiento político-militar de Mao, que sintetiza la Revolución


China, estará presente en el desarrollo de las FARC: el carácter político-militar de
la guerra revolucionaria; la forma prolongada de la llamada guerra popular
derivado de la fortaleza del enemigo y la insuficiencia cuantitativa y cualitativa de
la guerrilla revolucionaria221; la base campesina del ejército guerrillero y su
trasegar del campo a la ciudad; la movilidad acentuada movilidad y carácter
irregular de la táctica guerrillera en ruptura con la rigidez de la guerra regular; la
expansión de las guerrillas desde un centro, para dividir la fuerza del enemigo; el

                                                            
220
Los textos de los dos fundadores de las FARC, narran la implementación en Colombia de la
guerra de guerrillas bajo la orientación comunista. Entre ellos cabría mencionar Cuadernos de
Campaña de Manuel Marulanda, Diarios de la Resistencia de Jacobo Arenas y los manuales de
“Don de Mando” e “Instrucción para comandantes”, escritos respectivamente. Al respecto Ver
Archivo Histórico Documental. FARC-EP.
221
Desde la misma fundación de las FARC, el documento caracteriza el conflicto revolucionario
como una guerra revolucionaria de carácter prolongado, al no estar aún la situación revolucionaria.

144 
 
 

establecimiento de bases de apoyo y zonas de Nueva Democracia, llamadas en


Colombia de Nuevo Gobierno222

Aunque los principales antecedentes estarán en la cercanía del PCC con el


PCCH, previos a la ruptura Pekín-Moscú, expresados en las visitas de su
Secretario General Gilberto Vieira y la posterior instrucción política a varios
cuadros de su Comité Central223, obviamente las FARC difícilmente aceptarán
esta coincidencia y explicaran su desarrollo como propio y guiado por sus
estrategas M. Marulanda y J. Arenas, pese a las inobjetables similitudes con la
táctica de los chinos. En parte tendrán razón ya que la acidez del debate chino-
soviético, expresado por demás en la izquierda criolla con la pugna entre el PCC y
el sinfín de grupos ML, haría poco creíble, que la guerrilla comunista intentase
hacer un modelo de calco y copia de la experiencia de Mao.

Similitudes no menores se podrán hallar con el proceso de guerra de guerrillas


realizado en Vietnam dirigido por Ho Chi Minh y Vo Nguyen Giap, sintetizado por
este último en varios textos224.Nos encontraríamos entonces más bien, ante un
múltiple punto de encuentro de diversas experiencias guerrilleras comunistas que
respondiendo a condiciones particulares de sus respectivos países terminaron en
tácticas y estructuras muy semejantes en el terreno militar.

En tal sentido el “maoísmo” de las FARC-EP estará siempre entre comillas, no


sólo por el claro distanciamiento de la guerrilla comunista con la Revolución
                                                            
222
Para una importante guía de la doctrina político-militar de Mao VER MAO TSE TUNG. Seis
escritos militares del Presidente Mao. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pekín. 1972. 419 p.
223
DELGADO (2007) VARIOS AUTORES (2008) Entrevista con Gilberto Vieira
224
GIAP, Vo Nguyen. Guerra del Pueblo, Ejército del Pueblo. Cualquier edición; El Arte de la
Guerra Revolucionaria. Bogotá. Ediciones Futuro. 1976; y Guerra del Pueblo contra guerra de
Destrucción. Ediciones Políticas. La Habana. 1976.

145 
 
 

Cultural China y la política internacional de Pekín, sino por la ausencia de


apropiación expresa de la doctrina militar como tal, siempre vista a travésmediada
por el lente de la experiencia particular. Sin embargo, si es claro la mayor analogía
entre el desarrollo de la táctica político-militar de las FARC y el PCCH, que de las
primeras con referentes como el cubano o la misma experiencia soviética tan
reivindicada por el PCC.

146 
 
 

4. LA COMBINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE LUCHA:


Una síntesis más pragmática que teórica

4.1 ¿QUÉ ES LO PARTICULAR DE LA TÁCTICA DE LA COMBINACIÓN DE


TODAS LAS FORMAS DE LUCHA?

Tanto detractores como defensores de la táctica de la combinación de todas las


formas de lucha desarrollada por los comunistas colombianos, hacen hincapié en
el carácter excepcional de ésta. No obstante en estricto sentido como lo
argumentan ampliamente los mismos textos del PCC, la combinación en términos
genéricos ha estado presente en la táctica del movimiento revolucionario desde
sus mismos orígenes.

El surgimiento mismo del movimiento comunista, no sólo extraparlamentario, sino


incluso extra-legal, engendra como principio la no circunscripción de los nacientes
partidos comunistas a los límites ofrecidos por los sistemas políticos establecidos.
Tal desarrollo histórico tendrá resorte en la misma lectura que sobre el Estado
construía el marxismo, entendiéndolo como parte de la lucha de clases y no ajeno
a ésta. El Estado en el marxismo, dependiente de la sociedad civil, expresa de
manera organizada la violencia propia de la lucha de clases y las emanaciones de
éste en forma de normas jurídicas, llevan igualmente el sello indeleble de clase, y
por tanto de violencia dirigida. En tal sentido la legalidad propia de un Estado de
clase, deja de ser leída por el marxismo, como eticidad o como derecho natural, y
se comprende como instrumento de dominación de clase, que tarde o temprano

147 
 
 

deberá ser quebrantado por las clases subalternas que busquen el acceso al
poder225.

Sin embargo la rápida liberalización de la Europa Occidental pondrá a los


comunistas ante el interrogante de la participación en el juego electoral y
parlamentario, resuelto afirmativamente por los marxistas, mas no así por las
tendencias bakunianas:

“Durante los últimos años de su vida, Engels aprobó en sus elementos


esenciales la línea seguida por el Partido (SPD Alemán) y el nuevo
programa que éste adoptó… Expresó su orgullo por “nuestros éxitos
electorales” que en 1893 veía aproximarse al límite de los dos millones de
votos y con excesivo optimismo predijo que habría una mayoría electoral y
un gobierno socialista en el poder entre 1900 y 1910. En 1895, pocos
meses antes de su muerte, elaboró en su introducción a Las luchas de
clases en Francia de 1848 a1850 de Marx, la justificación teórica del
“método de lucha del proletariado totalmente nuevo”, que se había abierto
por el empleo “eficaz del sufragio universal, relegando al pasado la época
de los ataques por sorpresa de las revoluciones hechas por pequeñas
minorías conscientes a la cabeza de las masa inconscientes”.226”

Si tal entusiasmo por la lucha electoral y parlamentaria se observaba en el


“General” Engels227, era obvio que dicha orientación cundía entre los comunistas
de todo el mundo capitalista desarrollado, donde la democracia liberal permitió el
juego de partidos obreros. La participación parlamentaria, aunque eclipsó las
                                                            
225
“Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que
sus objetivo solo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente”.
MARX, Karl y Friederich ENGELS. El Manifiesto del Partido Comunista. Cualquier edición.
226
JOHNSTONE, Monty. Marx y Engels y el concepto de partido. En CERRONI y OTROS. (1973)
Pág. 128.
227
Dentro de los círculos marxistas de finales del siglo XIX, Engels recibió este sobrenombre por
su insistencia en el análisis militar y la justificación de la guerra y la violencia revolucionaria. Ver
entre otros ENGELS, Friederich. El papel de la violencia en la historia. (1888) En MARX, Karl y
Friederich ENGELS. Obras Escogidas. Tomo III Editorial Progreso. Moscú.. 1970

148 
 
 

huelgas y movilizaciones de trabajadores, así como las insurrecciones y guerras


de barricadas, se desarrolló sin la renuncia expresa ni real de ningún partido
socialista a tales métodos, por lo menos hasta la ruptura entre Kautsky y Lenin.

Otra era la situación del partido bolchevique encerrado en medio de la autocracia


zarista, que sin embargo participó repetidamente en las elecciones a la duma y
demás instancias de representación que de cuando en cuando admitía la
monarquía228. Producto de la pugna interna en el seno del movimiento comunista
internacional, propiciada por el estallido de la I Guerra Mundial, los partidarios de
Lenin, con una modesta experiencia en el juego parlamentario, terminaron siendo
el punto de referencia de los comunistas del mundo y no los fogueados
parlamentaristas socialistas alemanes y sus socios del resto de Europa
Occidental, que a la brevedad abjurarían del marxismo.

En Lenin existirá no sólo una teoría sino si se quiere una praxis de la violencia
revolucionaria a través de una guerra irregular de carácter partisano229. En esta
táctica se combinará la lucha abierta de masas a través de los sóviets de obreros
y campesinos, con la conspiración para la insurrección y el golpe militar. Logrando
sintetizar el acumulado del movimiento marxista, hasta el momento, Lenin
planteará una primigenia tesis de la combinación de las formas de lucha,
acondicionada a la realidad histórica concreta de cada proceso revolucionario:

“¿Cuáles son las exigencias fundamentales que todo marxista debe


presentar para el análisis de la cuestión de las formas de lucha? En primer
lugar, el marxismo se distingue de todas las formas primitivas del socialismo
pues no liga el movimiento a una sola forma determinada de lucha. El
                                                            
228
LENIN, V.I. ¿Debemos los comunistas participar en los parlamentos burgueses? En OBRAS
ESCOGIDAS. Editorial Progreso. Moscú. 1976.
229
Ver LENIN, V.I. La guerra de guerrillas y El programa militar de la Revolución Proletaria.

149 
 
 

marxismo admite las formas más diversas de lucha; además, no las


"inventa", sino que generaliza, organiza y hace conscientes las formas de
lucha de las clases revolucionarias que aparecen por sí mismas en el curso
del movimiento. El marxismo, totalmente hostil a todas las fórmulas
abstractas, a todas las recetas doctrinas, exige que se preste mucha
atención a la lucha de masas en curso que, con el desarrollo del movimiento,
el crecimiento de la conciencia de las masas y la agudización de las crisis
económicas y políticas, engendra constantemente nuevos y cada vez más
diversos métodos de defensa y ataque. Por esto, el marxismo no rechaza
categóricamente ninguna forma de lucha. El marxismo no se limita, en ningún
caso, a las formas de lucha posibles y existentes sólo en un momento dado,
admitiendo la aparición inevitable de formas de lucha nuevas, desconocidas
de los militantes de un período dado, al cambiar la coyuntura social. El
marxismo, en este sentido, aprende, si puede decirse así, de la práctica de
las masas, lejos de pretender enseñar a las masas formas de lucha
inventadas por "sistematizadores" de gabinete.

En segundo lugar, el marxismo exige que la cuestión de las formas de lucha


sea enfocada históricamente. Plantear esta cuestión fuera de la situación
histórica concreta significa no comprender el abecé del materialismo
dialéctico… Querer responder sí o no a propósito de un determinado
procedimiento de lucha, sin examinar en detalle la situación concreta de un
movimiento dado, la fase dada de su desenvolvimiento, significa abandonar
completamente la posición del marxismo.230”

Estas reflexiones de Lenin, serán invocadas por el PCC siempre que se le obliga a
dar respuesta por su desarrollo táctico. No obstante desde esta mirada de Lenin,
la combinación de las formas de lucha no sería un atributo especial de los
comunistas colombianos sino común denominador de la izquierda mundial, por no
decir también de la derecha. Históricamente, como lo demuestra Duverger, en un
sentido general todos los partidos comunistas combinan formas de lucha en la
medida que acompañan su acción parlamentaria institucional con la promoción de
huelgas, movilizaciones, e incluso la propaganda clandestina, cuando no con la
formación de milicias. Su origen extra-parlamentario y su armazón celular los
avocan a seguir este camino, además de su referente teórico en el marxismo.

                                                            
230230
LENIN, V.I. La guerra de guerrillas (1906) Edición digital. Pág. 1-2.

150 
 
 

¿Dónde esta pues, la particularidad de la táctica implementada por los comunistas


colombianos? Podemos repetirnos la pregunta con la que M. Harnecker increpa a
Gilberto Vieira: ¿Acaso éste –la combinación de las formas de lucha- no es un
principio general del leninismo y el problema real está en saber como coordinar,
ordenar y priorizar una forma de lucha sobre las demás?231

La excepcionalidad del proceso colombiano se dará en las modalidades de


implementación de la táctica de la combinación de todas las formas de lucha, en el
marco del contexto político nacional. Aunque, como demostraremos en el
siguiente capítulo, existe una importante variación de la implementación de dicha
línea políticas, todas sus modalidades han sido inéditas. El PCC, sin renunciar a
su carácter de partido abierto, construyó y orientó de forma sostenida un
movimiento armado guerrillero de grandes dimensiones, en un país independiente,
gobernado a través de una democracia limitada pero formal. La actual modalidad
de identidad política sin articulación orgánica puede tener tal vez antecedentes en
procesos vinculados con cuestiones nacionales (Ulster o Euskal Herría), pero no
en guerras revolucionarias. La apuesta de las FARC-EP por construir un partido
clandestino, si bien guardará más compostura con las experiencias de guerrillas
triunfantes dirigidas por comunistas (Vietnam o China), pierde cualquier
equivalencia con éstas, por el peso efectivo del ejército en la construcción –o
reconstrucción- del Partido, que se dará en el caso colombiano.

Apreciemos mejor, la particularidad de la “combinación” en Colombia,


comparándola precisamente con otras experiencias, implementadas por los
comunistas. Los partidos comunistas europeos acudieron a la guerra partisana,

                                                            
231
HARNECKER, Martha. Entrevista a Gilberto Vieira (1989) Pág. 77.

151 
 
 

que acompañaban de su accionar político y social, para la derrota de los fascistas


en la II Guerra Mundial. No obstante, era claro el carácter ilegal y clandestino de
los partidos que dirigían la resistencia, razón por la cual esta aparecía como
principal forma de lucha ante el recorte de libertades civiles. Se enfrentaban -con
la excepción del poderoso Partido Comunista Italiano-, a un ejército invasor y a
gobiernos con nítidos cordones umbilicales con Berlín, lo que le daba un tinte no
solo de clase, sino también nacional-patriótica a la lucha armada, en la que
confluían también sectores liberales.

En China, el PCCH de Mao, fue tempranamente ilegalizado después de su ruptura


con el Kuomintang, restringiendo buena parte de su accionar como “partido de
masas” a las denominadas zonas rojas donde el poder militar de la guerrilla así lo
permitía. Gran porcentaje de la expansión del Partido y de su Ejército Popular de
Liberación, EPL, se gestó en el proceso de guerra patriótica contra la ocupación
japonesa. En Vietnam era aún mas diáfana la relación entre la guerrilla dirigida por
los comunistas y el interés “nacional” de independencia frente a las sucesivas
potencias y la división artificial del país. De forma similar el Partido y el amplísimo
movimiento de masas se desarrollaron en la clandestinidad en las zonas
controladas por los enemigos, durante el extenso proceso de guerra
revolucionaria.

En América Latina, pocos partidos comunistas asintieron con la lucha armada en


su modalidad guerrillera, y menos aún prosperaron en ella232. Además de
                                                            
232
“Si bien en algunos casos se había presentado la utilización de la violencia por parte dela
izquierda continental, ésta no se había dado en términos de acción guerrillera. Eran intentos
insurreccionales calcados de la experiencia soviética ( Colombia 1928, El Salvador 1932, Bolivia
1952) o componendas con sectores militares para impulsar putsch de contenido revolucionario (
Brasil 1935, Guatemala 1944, Venezuela 1945) Paradójicamente las acciones de tipo guerrillero, -
antes de la Revolución Cubana- mas que una tradición de izquierda marxista habían sido un
patrimonio de sectores democráticos antidictatoriales o nacionalistas –liberales-. “PIZARRO (1991)
Pág. 19.

152 
 
 

Colombia, habrá experiencias sui generis en Venezuela, Chile y El Salvador233. En


Chile, tiempo después de la instauración de la dictadura de Pinochet, (1983),
cuando estaba postrado en la ilegalidad, el PCCH desarrolló tardíamente una
milicia anexa a su estructura, el Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que sólo un
lustro después de haber sido creada rompió con el Partido. Por el contrario los
comunistas chilenos siempre fueron enfáticos en rechazar las “aventuras
armadas” que postulaban otros grupos como el MIR o sectores del mismo Partido
Socialista, y con el fin de la dictadura militar el PCCH no volvió a plantearse el
problema de la lucha guerrillera.

En Venezuela en cambio, el PCV se lanzó abiertamente a la lucha armada hacia


1961, creando las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, FALN, con resultados
catastróficos, que conllevaron a la división y menguamiento del que era uno de los
principales partidos comunistas latinoamericanos. Coincidió el despunte de guerra
de guerrillas venezolanas con la consolidación del régimen democrático liberal
inexistente hasta el momento en el país vecino. El llamado a la lucha armada del
PCV fue respondido con su ilegalización y una fiera persecución. Las guerrillas de
los comunistas fueron derrotadas, obligadas a negociar en corto tiempo, no sin
dividirse previamente, y el Partido debió renunciar a la lucha armada en 1969 para
poder retornar a la legalidad e iniciar un difícil proceso de reconstrucción

En El Salvador, la vinculación con la lucha armada significó inicialmente una


importante fractura.234 Posteriormente en un clima de proliferación de las guerrillas
                                                            
233
Además de estos países el Partido Guatemalteco de los Trabajadores, PGT, en medio de las
dictaduras militares desarrolló una experiencia de lucha armada, con las primeras Fuerzas
Armadas Rebeldes, FAR, caracterizada por una rápida ruptura con esta guerrilla. No obstante, su
profusa división torna turbio un seguimiento a su trayectoria que tendrá posteriores puntos de
encuentros con estas formas de lucha. y altera su estilo propio de partido comunista pro soviético.
Ver HARNECKER, Martha. Pueblos en armas. Editorial Nueva Nicaragua. 1984.
234
“En 1969, Salvador Cayetano Carpio, dirigente del Partido Comunista Salvadoreño, rompió con
el Partido y fundó una organización político-militar donde acabaría muriendo, las Fuerzas

153 
 
 

el PCS decide vincularse a la lucha armada a través de las Fuerzas Armadas de


Liberación, FAL.235 El PCS estaba ilegalizado desde la fallida insurrección de
1932, aunque acorde con la tradicional política de los comunistas latinoamericanos
mantenía como principal iniciativa la influencia en el movimiento sindical a través
de múltiples organizaciones abiertas, sin renunciar nunca a la participación
electoral cuando ésta le era posible, acudiendo para ello a fachadas legales y
alianzas.236

Aunque el caso salvadoreño guardará más similitud con la excepcionalidad


colombiana y no gratuitamente será la experiencia guerrillera latinoamericana de
mayor influencia en las FARC, la distancia de las condiciones objetivas y
subjetivas de los países, en que ambos partidos aprueban la lucha armada, es
verdaderamente grande. El PCS es llevado a empellones a la formación de las
FAL, después de sucesivos fraudes electorales, en medio de una sostenida
ilegalidad en un país en el que ni siquiera existía un verdadero Estado de
Derecho237, y donde sus opositores desde la izquierda cosechaban importantes
éxitos en la lucha armada. Aunque su concepción fuese equivocada, la vinculación
                                                                                                                                                                                     
Populares de Liberación, FPL,… Su cisma fue el único realizado desde arriba en un Partido
Comunista.” CASTAÑEDA (1994) Pág. 113. Aunque las FPL-Farabundo Martí, no fueron
propiamente una guerrilla comunista, si estarán impregnadas de su lógica, con su estilo anti-
foquista, seguidor de la guerra popular prolongada y de arduo trabajo entre las masas populares.
La misma reivindicación de la figura de F. Martí, era una afirmación de su estirpe comunista. Ver
RANGEL SUAREZ, Alfredo. (2001). Pág. 73.
235
Aunque la decisión de conformar un brazo armado se toma en 1977, las FAL no se constituyen
como tal sino en 1980 coincidiendo con la conformación del FMLN. En palabras de su Secretario
General Shafick Jorge Handal: “Tomamos la decisión de unirnos a la lucha armada un poco tarde,
pero llegamos a tiempo” CASTAÑEDA (1994) Pág. 115. Todo un análisis sobre el proceso de
vinculación del PCS a la guerra de guerrillas podemos encontrar en la entrevista de Handal con
Martha Harnecker Un partido que supo ponerse a la altura de la historia En: Pueblos en Armas.
HARNECKER ( 1985)
236
La Unión Democrática Nacional, fue reconocido por todos como el “brazo legal” a través del cual
participó en coaliciones electorales, - como la Unión Nacional de Oposición UNO en 1977-, que las
más de las veces fueron víctimas de fraudes propiciados por la interminable sucesión de gobiernos
militares hasta 1984.
237
“Entre 1931 y 1976 han ocupado la jefatura del poder ejecutivo,… treinta y siete (37)
ciudadanos. Desde el golpe de Estado de 1931 a la fecha (1976) la Presidencia de la República ha
estado en manos de militares, salvo en dos ocasiones “. En ambas ocasiones fue por encargo del
titular.” Cf PEREZ RIVERA, Hésper Eduardo y Mary Luz SANDOVAL ROBAYO (2001). Pág. 15.

154 
 
 

del PCS a la lucha guerrillera salvadoreña, -ya iniciada una década antes-,
respondía a una lectura política que indicaba la existencia de una situación
revolucionara en su país, a la cual el recién creado FMLN, responde con su fallida
“Ofensiva Final” de enero de 1981. Por el contrario, el PCC era claro en afirmar
que la peculiaridad de nuestro país consistía en que la lucha armada existía sin
que hubiese aún situación revolucionaria, que la convirtiese en la principal forma
de lucha.

La peculiaridad de la táctica de la combinación de las formas de lucha, estará


pues en su forma específica de implementación dentro del esquema Partido legal-
guerrilla, inédito hasta el momento, en el marco del sincrético modelo de
democracia restringida que representaba el Frente Nacional, en medio de la
inexistencia de situación revolucionaria; estas particularidades como hemos visto,
guardan grandes distancias con las múltiples experiencias guerrilleras expuestas.

4.2 LA FORMULACIÓN Y SUSTENTACIÓN DE LA TESIS

Así como existirá una teoría genérica de la combinación, inherente al desarrollo de


movimientos revolucionarios, habrá una extensa práctica de la combinación de las
formas de lucha en el PCC, antes de su proclamación oficial en el X Congreso de
1966, bajo su forma particular de implementación Partido legal-guerrilla. La
caracterización de la “combinación acertada de todas las formas de lucha” como
táctica del PCC se dará cuando esta modalidad tome materializaciones algo
distintas a las experimentadas hasta aquel momento, en un contexto también
bastante disímil: el retorno a la democracia formal.

155 
 
 

El PCC desarrolló tempranamente autodefensas –la Guardia Roja, el Correo Rojo,


las Comisiones de Litigio, entre otras- en ciertas regiones de conflictos agrarios en
la misma década de 1930238, acompañando su accionar legal, con actividades
ilegales. Posteriormente, sin que estas primeras experiencias fuesen condenadas
o replanteadas, en medio de la ilegalización en la práctica del Partido, víctima de
una feroz persecución239 aparece el célebre documento del 22 de octubre de
1949, firmado por Gilberto Vieira, Secretario General, donde llama a todos los
comunistas a organizar autodefensas de los trabajadores del campo y la ciudad,
en todos los espacios amenazados por la violencia reaccionaria.240 Estas “tesis”,
que proponen la ampliación de la experiencia de la autodefensa para todo el país,
ratificadas por el XIII Pleno del Comité Central, realizado clandestinamente en
1950, será el antecedente directo de las contemporáneas organizaciones armadas
comunistas.

La convocatoria a la autodefensa, y su paso de acuerdo a las circunstancias


regionales a guerrillas móviles, no significó aun en medio de la ilegalización de
hecho del PCC, la renuncia a las diversas formas de lucha abiertas y ni siquiera su
proclamación como forma principal de lucha. En muestra temprana de su posterior
tradición, los comunistas condenan tanto a liberales como extremistas que en
desprecio de la lucha abierta promueven golpes militares o guerras civiles
abiertas.241

                                                            
238
LAS FORMAS SUPERIORES DE LUCHA. En: Estudios Marxista Nº 10. Bogotá. 1975. Pág. 3 y
ss.
239
“Ante la calumniosa acusación formulada desde diversos ángulos sobre la responsabilidad del
Partido Comunista en el magnicidio de Gaitán, se agudizó la represión que ya sufría. Las sedes del
Partido fueron ocupadas por la policía, se dictó auto de detención contra su dirección que debió
pasar a la clandestinidad, se prohibió la circulación de su prensa y, en fin, los miembros regionales
del Partido se vieron obligados a dispersarse ante la represión terrorista que vivía el país.”
PIZARRO (1991) . Pág. 43.
240
COMITÉ CENTRAL (1960) Pág. 93 y ss.
241
“En las filas del Partido y aún en su Comité Central se habían presentado brotes de una
tendencia extremo izquierdista , que sostenía que la forma principal y prácticamente única de lucha

156 
 
 

No obstante, el agravamiento de La Violencia favoreció el surgimiento en


determinadas regiones –como el Sur del Tolima- ya no de autodefensas, al estilo
de milicias de protección, sino de verdaderas guerrillas que desarrollaban
operaciones ofensivas, como las que campeaban en los Llanos Orientales bajo
orientación liberal. La autodefensa y en general el accionar armado de los
campesinos era entendido como un movimiento de masas por parte de los
comunistas, y en tal sentido se les concedía cierta autonomía, acrecentada por el
difícil funcionamiento del PCC durante aquellos años y el debilitamiento de la
dirección del Partido, expresada entre otras en el encarcelamiento y posterior
exilio de Vieira242.

Las condiciones concretas de la confrontación harán que el desarrollo del


movimiento armado de influencia comunista oscile sus primeros años entre la
autodefensa y la guerrilla, hasta su definitiva conversión en las FARC.243 La
orientación variaba acorde a la táctica del Partido, que especialmente después de
la caída de Rojas Pinilla y su vuelta a la legalidad, revaluaba su participación en la
lucha armada y proponía una posible revolución pacífica, como ya lo planteaba el
XX Congreso del PCUS.

En tal sentido su VIII Congreso, realizado en 1958 expresará con claridad esta
postura:

“En estas nuevas condiciones cuando nuestro Partido ha declarado en


varios plenos del C.C. que está decididamente por el camino pacífico,

                                                                                                                                                                                     
en las condiciones del país era la lucha armada…Exponentes de esa tendencia, ya en abierto
desacuerdo con la orientación del Partido, fueron cada vez mas lejos , sosteniendo que bajo la
dictadura reaccionaria no se podía hacer nada en las ciudades; que el CC no debía seguir
empeñado en el trabajo clandestino sino que sus miembros harían mejor dispersándose entre las
guerrillas; que era necesario solicitar armamento para los guerrilleros en la Unión Soviética y otras
peligrosas fantasías.” Ibíd. Pág. 95. Tal postura era expresada entre otros por los futuros maoístas
Pedro León Arboleda y Pedro Vásquez Rendon, ambos de la Juventud Comunista. PIZARRO
(1991) Pág. 47.
242
GOMEZ ROA, Alejandro. Vieira. Esbozo biográfico. Bogotá. Ediciones Suramérica. 1981. 35 p.
243
Al respecto Pizarro trazará una periodización. PIZARRO (1991) Pág. 44

157 
 
 

constitucional y legal de desarrollo de las luchas sociales y políticas,


sería inconsecuente sostener en el programa que nos proponemos
derrocar al gobierno por medio de la lucha armada revolucionaria. En
este sentido nuestro programa, tiene que recoger las enseñanzas que
nos ha dado nuestro pueblo, decidido a costa de grandes sacrificios, y
aplicar, a nuestras condiciones concretas la tesis del XX Congreso del
PCUS. Esto significa que debemos considerar a conveniencia de
plantear en el programa del Partido, en lugar de la consigna del
derrocamiento del gobierno, la de la lucha por el camino pacífico de la
revolución colombiana sobre la base de la progresiva democratización
del país, del fortalecimiento y unidad del movimiento obrero, de la alianza
obrero campesina y del desarrollo de un Frente Democrático
Nacional...244”
“Teniendo en cuenta los nuevos factores de la situación nacional e
internacional, siempre que se consolide la unidad de la clase obrera, se
afiance la mas estrecha alianza del proletariado con el movimiento
campesino y se logren avances decisivos del pueblo colombiano en el
camino de la democratización del país, podrán abrirse las perspectivas
para el desarrollo por la vía pacífica de las luchas por las transformaciones
fundamentales que exige la crisis de la estructura económica y política de
Colombia245”

No obstante, por razones que son motivo de debate y analizaremos en el siguiente


capítulo, la “desmovilización” de las guerrillas comunistas orientada por el PCC al
inicio del Frente Nacional, no implicaba su desarme, sino una vuelta a la forma
clásica de autodefensa practicada desde los años treinta.246

                                                            
244
Tribuna del VIII Congreso PCC. No 1958. Citado por PIZARRO LEONGOMEZ, Eduardo. La
Guerrilla en Colombia. En Entre la Guerra y la Paz. Puntos de Vista sobre la crisis colombiana de
los años 80. Controversia 141. CINEP. Bogotá. 1987. 131 p.
245
DECLARACION PROGRAMATICA. VIII Congreso Partido Comunista de Colombia. (1958)
Tercera Edición. Bogotá. 1961. Pág. 24-25.
246
El mismo VIII Congreso preveía la necesidad de esta forma de lucha: “El desarrollo pacífico del
proceso revolucionario no excluye la posibilidad de choques agudos con las fuerzas reaccionarias
si éstas recurren a la violencia, al terrorismo y al golpe de Estado, a los cuales será necesario
oponer la resistencia de masas, la política de autodefensa y la contra-ofensiva popular según las
condiciones concretas.” Ibíd. Pág. 25.

158 
 
 

Pese a su cambio táctico y apuesta por la “vía pacífica” los estertores de La


Violencia bipartidista dados al inicio del Frente Nacional, golpearan duramente al
PCC247, por lo cual los comunistas entrarán a revaluar su política de desmonte de
sus grupos armados, insistiendo en el fortalecimiento de las “autodefensas
activas” y a gestar la tesis de la combinación de las formas de lucha, tal cual la
conocemos. Para 1961 se realiza el IX Congreso: Organicemos la revolución
colombiana, donde se nota un importante giro frente al escenario anterior248 y se
hace mención explícita a la combinación de las formas de lucha:

“La revolución puede avanzar un trecho por la vía pacífica. Pero, si


las clases dominantes obligan a ello por medio de la violencia y la
persecución sistemática contra el pueblo, puede verse obligado a
tomar la vía de la lucha armada como forma principal, aunque nunca
única, en otro período. La vía revolucionaria en nuestro país también
puede llegar a ser una combinación de todas las formas de lucha:
elecciones y acción parlamentaria para agudizar la crisis del sistema
antidemocrático, huelgas y movilizaciones en ciudades y centros
proletarios; lucha campesina por la tierra y acciones guerrilleras
contra la violencia oficial249”

No obstante, no sería acertado identificar, como lo hacen algunos autores, el IX


Congreso como el escenario en el que se define la táctica de la combinación, o no
por lo menos en su implementación excepcional. En el IX Congreso el accionar
armado que se respalda sigue siendo el de la autodefensa de masas, no el de la
guerra de guerrillas revolucionarias. Será el X Congreso desarrollado en enero de
                                                            
247
En el Informe al IX Congreso, Vieira acusará al “ bandolerismo oficialista” por la muerte de cerca
de 55 militantes del PCC, mencionados con nombre propio; en su amplia mayoría eran dirigentes
campesinos, antiguos guerrilleros, entre los que se destaca el asesinato de Jacobo Prías Alape,
Charro Negro, único General de las guerrillas comunistas del Sur del Tolima, Secretario Político
Regional del Partido y miembro de su C.C. Como veremos posteriormente el asesinato de Prías
será clave en el nuevo “enguerrilleramiento” de viejos combatientes comunistas como Manuel
Marulanda V. VIEIRA, Gilberto. Organicemos la revolución colombiana. Informe Político al IX
Congreso del PCC. Bogotá. 1961. Pág. 73-74.
248
A la luz del IX Congreso el anterior congreso no cerró la discusión frente a la vía pacífica: “Obró
justamente el VIII Congreso al no adoptar ninguna tesis definitiva al respecto.” Ibíd. Pág. 84.
249
Ibíd. Pág. 89.

159 
 
 

1966 el que decante la táctica distintiva de los comunistas colombianos en su


primera y peculiar forma de Partido legal y guerrilla móvil en medio de una
democracia restringida pero formalizada.

Aunque el ataque a Marquetalia se presenta en 1964, quebrando definitivamente


la idea clásica de autodefensa campesina, su conformación como guerrilla de las
FARC deberá esperar al año de 1966, después del mencionado congreso del
PCC. La transformación de autodefensa en guerrilla, aunque es vista por los
comunistas como un desarrollo natural sustentado en la misma causalidad –la
violencia reaccionaria- tendrá importantes implicaciones para estos
destacamentos campesinos.

La autodefensa tenía un territorio bastante demarcado, sobre el cual precisamente


protegía a sus habitantes de posibles agresiones; su programa era mas societal,
por decirlo en términos de Pizarro, es decir buscaba reivindicaciones de un sector
social determinado antes que una propuesta general de tipo revolucionario y su
accionar estaba orientado en tal sentido; sus “combatientes” eran ante todo
miembros de la comunidad envueltos en la cotidianidad de ésta; será
precisamente por esta característica que los comunistas la consideran un
escenario de masas, pese a la fuerte militancia existente en ella. Finalmente por
su anclaje social y territorial la autodefensa tenderá a estructuras organizativas
más regulares y menos móviles.250 Aunque su mejor ejemplo en Colombia serán
las experiencias rurales, el PCC proponía la autodefensa y la resistencia de masas
como una línea a desarrollar en todos los espacios de lucha de los trabajadores.

                                                            
250
Para observar la teorización que sobre el respecto desarrolla el PCC Ver LOPEZ, Ramón. La
autodefensa de masas. Folleto PCC. 38 p. Sin fecha

160 
 
 

La guerrilla en cambio, corresponderá a una estructura militar por esencia móvil e


irregular, que no se circunscribe a una zona determinada sino que por el contrario
busca expandirse. Sus combatientes pese su carácter irregular son considerados
revolucionarios profesionales y no simples miembros de la comunidad. La guerrilla
aunque cumpla episódicamente labores de protección tiene por el contrario un
sentido ofensivo hacia la estructura político-militar que combate. Su programa es
más político y general, y por tanto sus objetivos se trazan en la sustitución del
régimen establecido.

Como veremos posteriormente la transformación de las FARC de autodefensa en


guerrilla, aunque se defina como tal en 1966 en la II Conferencia Guerrillera,
bendecida por el X Congreso del PCC, será un proceso más bien largo, que
aunque ya se implementaba desde el mismo ataque a Marquetalia, no se
completará sino en tiempo muy posterior, atravesado por diversas dificultades
políticas y organizativas. No obstante, lo importante a resaltar, es la decisión y la
práctica del salto de autodefensa a guerrilla, en el momento de la formulación de
la táctica de la combinación.

Con esta transformación producida en la resistencia campesina comunista entre


1964 y 1966, la táctica de la combinación toma plenamente su cariz de
excepcionalidad, ya contrastado con las otras experiencias latinoamericanas:

“En Colombia se abre una vía revolucionaria original, basada en la


utilización de todos los métodos y formas de lucha de masas,
combinadas según las condiciones concretas regionales y generales.
La guerra campesina de guerrillas es una de las formas mas elevadas
de la lucha de masas y solo se consolida y avanza donde tiene
carácter masivo…

161 
 
 

La combinación adecuada de todas las formas de lucha de masas es


y será seguramente la esencia misma de toda nuestra táctica… Es
una interpretación fiel de la ideología marxista-leninista y una
consecuente aplicación de ella al proceso social de nuestra patria.251”

El reconocimiento y aval del PCC por la lucha guerrillera no significara como en


otros partidos comunistas del continente el abandono de la lucha legal y su
participación en la lucha reivindicativa.252 La apuesta por esta forma de lucha se
hará a sabiendas de la inexistencia de situación revolucionaria, lo que subordinará
al movimiento guerrillero por un tiempo indefinido a no ser el principal accionar del
movimiento revolucionario orientado por el PCC. La opción por la lucha guerrillera
es presentada como una contingencia para evitar el exterminio del movimiento
campesino, no como una herramienta presta para el triunfo revolucionario. De allí
que la táctica de la combinación engendre una visión de lucha armada de carácter
prolongado en los comunistas colombianos:

“La lucha armada se desarrolla en Colombia, en su modalidad


campesina guerrillera, aun antes de que se pueda definir una
situación revolucionara en el país, porque el movimiento campesino
revolucionario no puede permitir pasivamente la destrucción violenta
de sus organizaciones.253
Las luchas guerrilleras podrán irse extendiendo, a medida que las
suscite la propia política de violencia oficial. Esta es una lucha de
carácter prolongado, cuyo triunfo final dependerá de su coordinación

                                                            
251
Combinar todas las formas de lucha de masas para hacer la revolución. Resolución Política.
Décimo Congreso PCC. En: Por el Frente Patriótico de Liberación Nacional. Documentos del
Décimo Congreso. PCC. Bogotá. 1966 Pág. 65-66.
252
“La práctica revolucionaria colombiana ha demostrado que se puede tomar resueltamente el
camino de la resistencia armada guerrillera en respuesta a la represión terrorista del régimen, sin
renunciar por ello a ninguna de las formas de lucha abiertas y legales, y antes bien, combinándolas
todas de la manera mas adecuada posible.” VIEIRA, Gilberto. Informe al Décimo Congreso Ibíd..
Pág. 36.
253
Combinar todas las formas de lucha de masas para hacer la revolución. Pág. 65

162 
 
 

con todas las formas de lucha de masas, de la acción combinada de


todos los sectores oprimidos de la sociedad colombiana254”

Acorde a su formulación clásica, en que las masas de por sí combinaban las


formas de lucha, la labor del Partido tendía más a hacerlas confluir bajo su
“adecuada conducción” hacia un proceso revolucionario. Habrá una táctica de la
combinación pero no necesariamente una estrategia revolucionaria delineada, que
se deja por lo general abierta bajo el argumento del análisis de las condiciones
concretas,255aunque queda clara una cierta tendencia a la insurrección urbana,
siguiendo el modelo bolchevique, dado el énfasis que el Partido buscará en sus
líneas de trabajo.

Lo que si habrá será una disposición orgánica del Partido para poder atender
todas las formas de lucha, en consonancia con la importancia asignada. La
prioridad para el PCC será siempre la clase obrera y la denominada lucha de
masas, deducible de su apuesta insurreccional. Será demostrativo que el X
Congreso no sólo consagre la táctica de la combinación, sino que además lance la
consigna de la construcción de un partido comunista de masas256.

                                                            
254
Ibíd. Pág. 38. Al respecto también pueden verse las “Tesis sobre el movimiento guerrillero”
aprobadas por el XXXI Pleno del Comité Central, realizado en 1965, que será la base de la tesis de
la combinación a aprobar en el próximo congreso.
255
“La escogencia anticipada de una vía no significa una adopción irreversible, porque tal cosa
sería de un conservadorismo intolerable ante el camino constante de condiciones que la vida y el
desarrollo de los pueblos imponen. La adopción de una determinada vía hay que considerarla
siempre como una especulación teórica sobre lo que es más probable dentro de estos o aquellos
antecedentes y circunstancias.” HOYOS, José C. Sobre la táctica leninista del Partido Comunista
de Colombia. En VIEIRA Y OTROS. (1977) Pág. 39.
256
Se comprenderá por partido de masas, no la caracterización de Duverger, sino la afiliación
masiva al PCC, en especial en los sectores estratégicos –clase obrera básicamente, al tiempo que
el Partido gana en capacidad de movilización de estos sectores de masas. Al respecto ver
VASQUEZ DEL REAL, Alvaro. Hacia la construcción del Partido Comunista de masas. En
Documentos Décimo Congreso. 1966.

163 
 
 

En la estructuración organizativa consonante con la táctica del Partido, se tendrá


igualmente supremo cuidado, por lo menos en teoría, en que el apoyo a la lucha
guerrillera no derive en una militarización del Partido. La dinámica organizacional
variará poco respecto a la experiencia vivida: el PCC destacará cuadros de
dirección como Luis Morantes (Jacobo Arenas) o Hernando González Acosta, para
la atención del trabajo armado, y así mismo integrará a su Comité Central a los
más destacados líderes guerrilleros comunistas como Manuel Marulanda y Ciro
Trujillo, pero en ningún momento endosará tareas político-militares al conjunto de
sus estructuras celulares. “Combinamos, no revolvemos” fue la tradicional
explicación de Vieira para justificar tal división de tareas dentro del mismo Partido.
De esta forma, las FARC eran un destacamento del Partido orientado hacia la
lucha armada, así como había estructuras dedicadas al trabajo sindical o de
propaganda. Sobra decir que en cuanto células comunistas las escuadras de las
FARC estaban enmarcadas dentro del centralismo democrático que culminaba en
el Secretariado Nacional del PCC.

La adopción de la lucha armada a través de un destacamento no implicó entonces


para el PCC, su clandestinización, como ocurriese en todas las experiencias
históricas similares; soportado en su amarga experiencia el Partido consideró la
represión gubernamental como una constante con o sin lucha armada, pero de
manera algo contradictoria buscó paliarla con los métodos de la
compartimentación y la reserva, flexibilizados por el objetivo del PCC de
constituirse en un partido comunista de masas.

Para los comunistas colombianos el peso de la experiencia histórica propia prima


sobre cualquier elaboración teórica y se plantea la táctica de la combinación, como
una “síntesis” de las luchas campesinas desarrolladas hasta entonces, antes que

164 
 
 

una “tesis” como tal. Desde esta lógica, el Partido no diseña la táctica sino que es
obligado a tomarla de la dinámica política y social de la lucha de clases:

“Esta combinación de todas las formas de lucha no es un capricho, ni


representa una curiosa invención. Ella tiene sus bases en la realidad
material del país.257”
“Debemos aplicar la observación leninista de que las formas de lucha no
son inventadas por el partido proletario sino que son de la iniciativa de las
masas y el partido las sistematiza y las encauza258”
“…Los comunistas han cubierto un trecho cercano a las tres décadas, al
lado de quienes la practican. Aprendiendo, mas que en el papel de
maestro, pero difundiendo la teoría científica del marxismo-leninismo para
que el pueblo colombiano sepa interponer en el mismo momento en que
ello llegue a ser necesario, lo que Lenin llamó la dialéctica de las
armas.259”

Junto a la justificación histórica, pesarán también como veremos argumentos de


tipo pragmático que justificaban la lucha armada para el mantenimiento y
fortalecimiento organizativo del Partido y del movimiento de masas:

“Tal lucha -la armada- no solo es posible sino absolutamente necesaria


en los medios agrarios donde las bandas reaccionarias, la policía y el
ejército siembran el terror. Efectivamente, sería harto absurdo que la
dirección revolucionaria aceptara semejante pasividad criminal. Tal
conducta significaría también la aceptación de que se asesinen los
campesinos y se destruya su organización gremial y política. Y el
resultado mas funesto sería la pérdida de la autoridad de los
comunistas para plantear a los trabajadores rurales, ahora o en
cualquier época, nuevas tareas260”

                                                            
257
LAFONT, Manlio. LA POLÍTICA Y LA TÁCTICA DEL PARTIDO COMUNISTA. Editorial
Colombia Nueva Ltda. Bogotá. 1967. Pág. 167.
258
VASQUEZ, Alvaro. El leninismo y la vía revolucionaria colombiana. En VIEIRA y OTROS.
(1976) Pág. 29.
259
LAS FORMAS SUPERIORES DE LUCHA. En Estudios Marxistas Nº 10. Pág. 12.
260
HOYOS, José C. Sobre la táctica del Partido Comunista de Colombia. En VIEIRA Y
OTROS(1976

165 
 
 

La ausencia de un sustrato más conceptual para su táctica no será visto en ningún


momento como un defecto, sino que por el contrario se hará gala de él, mostrando
cierto desdén por la teoría, poco fértil en el campo revolucionario colombiano:

“Frente al problema de la lucha armada y de las famosas tesis del foco y la


autodefensa, ustedes van a encontrar si repasan los documentos de nuestro
Partido, que no nos dedicamos a emborronar cuartillas en esta interminable
polémica sino a desarrollar nuestra política: la lucha armada y la autodefensa
combinadas, a la vez que la acción política por todos los medios, en los
distintos sectores del país donde podíamos actuar…Por eso nuestra
contribución a la famosa polémica, es una contribución creadora, derivada de
la práctica261”

“El Partido nunca se deslizó por el fangoso campo de la creación de


teorías novedosas sobre las formas mas elevadas de lucha.
Sencillamente, modestamente, los militantes y dirigentes comunistas
supieron captar y recoger, contribuyendo a su sistematización, las mejores
experiencias de los campesinos en una ya larga y cruenta acción diaria
por la transformación revolucionaria de la sociedad colombiana.
Sabiendo apartarse de las recetas que prolíficamente se difundían por los
eternos “guerrilleros de cabaret”, sin contagiarse del pesimismo de otros
que le restan toda significación y efectividad a esta especificidad nuestra
en el comportamiento de la lucha armada revolucionaria.262”

“Con frecuencia se pretende resolver el problema de la forma principal de


lucha con un criterio abstracto, como si no se tratara de un elemento
esencialmente práctico de nuestra orientación263”.

Al ser el terreno de la práctica el escenario de argumentación y debate el PCC y


las FARC se remontarán siempre a las causas históricas que al tiempo que
                                                            
261
VALVERDE, Umberto. Colombia: Tres vías a la Revolución. Entrevista a Gilberto Vieira. Círculo
Rojo Editores. Bogotá. 1973. Pág. 55 y ss.
262
LAS FORMAS SUPERIORES DE LUCHA. Pág. 12.
263
HOYOS, José C. Sobre la táctica del Partido Comunista de Colombia. En VIEIRA Y
OTROS(1976) Pág. 49.

166 
 
 

explican el fenómeno de la combinación, desde su lectura lo justifican. El PCC


explica el surgimiento de las FARC como una guerra patriótica producida por la
agresión ordenada por el Pentágono en medio del Plan LASO contra las zonas de
Resistencia Campesina, específicamente Marquetalia. Estas nuevas guerrillas son
para el PCC cualitativamente distintas a las guerrillas de La Violencia -
básicamente de orientación liberal-, dada la dirección que tendrán los comunistas
dentro de sus filas. La labor del Partido es vista como una mera reacción
necesaria a la agresión y no como una verdadera planeación para el estallido de la
lucha armada:

“La vida misma nos ha enseñado que si la lucha armada se sostiene es


porque ha surgido como una necesidad de las masas y que un partido
revolucionario, si quiere ser consecuente, no puede decretar la muerte de
una determinada forma de lucha a menos que quiera condenarse
irremisiblemente ante la historia264”

“Hasta cierto punto, se puede decir que las tradiciones colombianas


favorecen la combinación de formas de lucha en la actividad revolucionaria.
Tenemos una larga historia guerrillera que se inicia desde antes de la
Independencia, y que ha sido muy amplia y fecunda. Pero tenemos también
una tradición civilista, no menos amplia y trascendental. La lucha por el
derecho ha sido norma de nuestro pueblo y por eso resulta relativamente
fácil movilizarlo en apoyo de las libertades democráticas”265.

Habrá en esta argumentación un cierto juego retórico del PCC que da gran valía a
las prácticas de las masas, cuando éstas están acordes a su táctica política, pero
que no dejará de tachar de espontaneísmo o desviación de clase, cuando se
consideran ajenas a su proyecto o definiciones.

                                                            
264
VASQUEZ (1976).
265
HOYOS (1976)

167 
 
 

De otra parte creo que entre líneas, se pueden apreciar otra serie de causas
reales –pragmáticas todas- que sustentaron la táctica de la combinación en el
PCC, ligadas al desarrollo organizativo y el debate político del Partido. El PCC se
planteaba como Partido comunista de masas, es decir con masiva presencia en
los sectores estratégicos y la guerrilla campesina era uno de ellos que no podía
perder:

“En estas condiciones, si nos amarraramos a una solo forma de lucha,


estaríamos incapacitados para abarcar el amplio radio de acción de las
luchas de nuestro pueblo e incapacitados para responder a la nueva
metodología represiva y reformista de que se vale el imperialismo
norteamericano.266”
“Si no hay un partido que sepa analizar a tiempo los planes del enemigo,
organizar la Autodefensa y ponerla actuar cuando es necesario, los
trabajadores agrarios toman el camino de huir hacia pueblos y ciudades, o de
lanzarse a luchas anárquicas guiados por la revancha que terminan
indefectiblemente en la derrota, o pasan a lucha bajo al dirección de otras
fuerzas políticas267”.

De igual forma, la ciudadanía urbana, en la que el PCC ambicionaba mayor


presencia, era por tradición asidua sufragante en los continuos comicios
electorales, y rechazar de plano estos escenarios era cerrar la puerta para cumplir
su meta de “Partido de masas”

“Consideramos que renunciar a la lucha armada porque no hay una situación


revolucionaria es renunciar a las masas que necesitan y quieren pelear así.
Pero pensamos también que imponer la lucha armada como única forma es
renunciar a las masas que no pueden ni quieren pelear así, pero puede y
quieren hacerlo por otros medios si encuentran una dirección acertada268”

                                                            
266
VASQUEZ (1976)
267
VASQUEZ (1966)
268
HOYOS (1976)

168 
 
 

Finalmente la proclamación de la táctica de la combinación, servirá de para-rayos


al PCC en su debate con los emergentes grupos de extrema-izquierda que
propugnaban por la vía armada, pero al tiempo se convertirá en una obligación
para evitar que sus bases le sean arrebatadas por los nuevos actores:

“Contra lo que predican los extremistas, quienes afirman que estamos


poco menos que casados en matrimonio indisoluble con la tesis de la vía
pacífica, debo decir que nuestro Partido considera como la mas probable
vía del desarrollo revolucionario en Colombia la vía armada. Pero desde
luego tampoco nos hemos comprometido a perpetuidad con ella, como no
se comprometió Lenin con ninguna hasta cuando el problema hubo de ser
decidido no como factor teórico sino como una práctica ya inaplazable.269”

“Si no somos nosotros quienes estemos al frente de tales luchas –


armadas-, no faltarán quienes se lancen por ese camino sin medir las
consecuencias, sin conciencia del momento y sin atenerse a lo
fundamental, ya que no estaría bajo el control de nuestro partido.270”

Daniel Pecaút será más incisivo y planteara que la decisión del Partido Comunista
de asumir su particular relación con la lucha guerrillera estará presionada por el
debate político de la izquierda emergente y la radicalización juvenil:

“De hecho, el PCC no da realmente el paso hacia la lucha armada hasta que
toma conciencia de encontrarse en peligro de perder el interés de una
juventud urbana súbitamente radicalizada y, mas aun, hasta haber
constatado que corre el riesgo de perder su monopolio sobre la resistencia

                                                            
269
Ibíd.
270
MONTAÑEZ, Leandro. La combinación de todas las formas de lucha. En VIEIRA Y OTROS
(1976).

169 
 
 

armada debido a la aparición de guerrilla revolucionarias de otra


orientación271”.

En tal sentido no debemos olvidar que el X Congreso no sólo consagra la táctica


de la combinación y la propuesta del Partido de masas, sino que tales políticas se
erigen contra los “divisionistas anti-partido”, -el grupo pro-maoísta acaudillado por
Vásquez Rendón- a quienes dedican amplios apartados y quienes realizaban su X
Congreso paralelo para lanzar la “real lucha armada”.272

4.3 EL SUSTENTO TEÓRICO. ELEMENTOS PARA UNA CONTRADICCIÓN

Como podemos ver el énfasis de la argumentación comunista de su táctica estará


en los elementos históricos de la realidad nacional y de los procesos
revolucionarios. Ahora bien, éstos explicarían la táctica de la combinación en
general, la que en últimas es común denominador de los comunistas en el mundo,
antes que su implementación específica en Colombia, a través de sus diversos
esquemas.

Nos vemos entonces abocados a escudriñar en el sustrato teórico de la táctica


política de los comunistas colombianos, para observar su solidez conceptual. Será
en la “teoría del Estado colombiano”, existente en el PCC donde debiésemos
encontrar respuestas que nos permitieran explicar el desarrollo particular de la
tesis de la combinación de las formas de lucha, en nuestro país.

                                                            
271
PECAUT, Daniel. Las FARC ¿Una guerrilla sin fin o sin fines? Editorial Norma. Bogotá. 2008.
Pág. 36.
272
Será muy significativo que todos los fundadores del PCML hubiesen pasado por las filas de la
Juventud Comunista, y que la fracción más grande “fugada” del PCC, haya sido el regional Valle
de la JUCO dirigido por Francisco Garnica. Ver VILLARRAGA y PLAZAS. (1994)

170 
 
 

Aunque el desarrollo teórico del PCC, y de los partidos comunistas en general, no


tuvo como característica la esmerada elaboración conceptual ante el problema del
Estado, es indudable que su acción política estuvo guiada por las concepciones,
confusiones o vacíos que entrañaban al respecto del fenómeno.

De entrada habría que presentar como las caracterizaciones del PCC frente al
Estado colombiano confluyen en una serie de puntos comunes con el marxismo
académico y en cierta medida guardan compostura para el estudio del fenómeno.

En primera medida las interpretaciones del PCC hacen esfuerzos por seguir la
línea de ruptura esbozada por Marx y Lenin, contra la teoría liberal del Estado. En
este sentido la comprensión del Estado como expresión de lo social, instrumento
de dominación de clase, asociado indisolublemente con el ejercicio de la fuerza,
son aciertos conceptuales presentes en las elaboraciones del PCC, aunque en
determinados momentos éstos tomen ribetes no muy fieles al análisis de los
clásicos. En igual sentido la estrecha relación entre la economía y la política es un
aporte de validez, aunque como veremos posteriormente derivó en cierta
deformación.

La incipiencia del capitalismo colombiano, emparentado con latifundismo y


formaciones pre-capitalistas, y la frustrada revolución política burguesa, son
aspectos mencionados por el discurso del PCC, que son acuerdo casi
generalizado para quienes analizan nuestra historia nacional desde la teoría
crítica. Así mismo la lectura reposada del PCC ante el Estado colombiano, que

171 
 
 

valora sus debilidades en cuanto Estado moderno273, pero no se engaña en su


fortaleza y tradición, en términos conceptuales construyen una mirada más
cercana a la realidad que enfoques desde cierto marxismo radical que
menospreciaron la capacidad de mantenerse del Estado colombiano naufragando
en la práctica del foquismo.

Ahora bien, si es cierto que la estrecha relación trazada por los marxistas entre
sociología y economía representa una virtud metodológica muy acorde a los
clásicos, esconde otra constante de esta escuela en Colombia: la ausencia de una
profunda sociología del Estado y mas allá, un profundo análisis del sistema
político. En términos generales, existiría una excesiva derivación de lo político de
lo económico, que condujo a soslayar los elementos de la especificidad de la
política propiamente dicha en cuanto al análisis del Estado.

Al tiempo que se es cuidadoso, acudiendo incluso a indicadores cuantitativos para


diseccionar el carácter de clase del Estado o la facción dominante, factores
propios de la política y constitutivos del sistema político colombiano como el
bipartidismo, las instituciones políticas, el ordenamiento territorial, el ejército o la
burocracia entre otros, son elementos estudiados con poca profundidad. La
estructura teórica del marxismo es asumida con una rigidez tal que análisis de
coyuntura histórica y particularidades propias de la dinámica concreta de la lucha
de clases, como las analizadas por Marx en el Dieciocho Brumario de Luis
Bonaparte, no son contempladas como una veta de reflexión desde el PCC.
Desde estos análisis, no existirán posibilidades de bonapartismo para el caso

                                                            
273
La caracterización del Estado colombiano como débil frente al monopolio de la fuerza y como
garante de los servicios sociales al conjunto de sus ciudadanos será invocada comúnmente por los
denominados “violentólogos” en especial por Daniel Pecáut como causa facilitadora del desarrollo
del movimiento insurgente en Colombia. Aunque en PCC no existe una definición igual de nítida, su
constante crítica al Estado, confluye en muchos puntos con esta escuela.

172 
 
 

colombiano, como tampoco una morfología mas detallada de las clases


dominantes y su relación con los partidos políticos.

Para Pizarro, este déficit de elaboración es compartido por el PCC con el conjunto
de los estudios marxistas colombianos. Citando a Lechner dirá: “Esta tendencia
reduccionista se halla íntimamente ligada con la herencia deformante en el
pensamiento marxista de la teoría que considera el estado como un epifenómeno
o simple superestructura del modo de producción…En la noche oscura del
capitalismo todos los estados son pardos274”

En segunda instancia, existe una comprensión del Estado bastante


circunscrita al aparato de Estado, soslayando que éste sería solo su
representación material, homologando fenómeno y esencia. H. Pérez, siguiendo a
Weber plantea la doble representación del Estado:

“Por una parte, la existencia del Estado tienen una manifestación real,
constatable, por ejemplo en el aparato administrativo y militar, pero, por la
otra, es igualmente real su representación en la mente de los individuos que
comparten un determinado territorio…
En segundo lugar, la legitimidad del Estado se basa en la creencia en esa
legitimidad: el rango de que modernamente disfrutan las asociaciones
políticas-dice Weber- se debe al prestigio que impone en el ánimo de sus
componentes la creencia específica, muy extendida, en un especial carácter
sagrado- la legitimidad de la acción por ellas establecida-, inclusive y
justamente cuando incluye en su seno la coacción física y el poder disponer

                                                            
274
PIZARRO LEONGOMEZ, Eduardo. El marxismo y la ciencia política en Colombia. Balance
Provisional. En: El Marxismo en Colombia. U. Nacional.1983.

173 
 
 

sobre la vida y la muerte. Esto constituye el consenso específico entre sus


miembros acerca de su legitimidad…275”

En tal sentido, de la teoría del Estado del PCC -y de otros actores de izquierda-,
no sólo estaría excluido el importante aporte de Weber alrededor de la legitimidad
como sustento de la dominación del Estado, sino una serie de miradas que
redimensionan el papel del Estado incluyendo la esfera de la ideología, incluso
desde el marxismo mismo, como por ejemplo la visión gramsciana. Aunque en el
discurso del PCC se encontrarán algunas alusiones a “los aparatos ideológicos del
Estado”, no habrá un detallado estudio de la creencia del Estado en Colombia, del
sustento de la hegemonía en términos gramscianos, sino un mero análisis de la
coerción y como ya planteamos anteriormente en términos bastante genéricos.

Tal situación derivaría en una halagüeña –y casi ingenua- esperanza en un fácil


derrumbamiento del Estado, ceñido a meras instituciones, desconociendo los
complejos cimientos de su dominación.

Finalmente en la teoría del Estado del PCC no existe un acercamiento a la


nación e incluso está prácticamente ausente el concepto de Estado nacional.
Aunque existen alusiones al patriotismo y se reivindican experiencias de lucha
contra el imperialismo –como la China por ejemplo- existe un temor de aceptar la
formación de un Estado nacional en Colombia, por prejuicios políticos que poco
tendrían que ver con el análisis sociológico.

                                                            
275
PEREZ RIVERA, Hésper Eduardo y Mary Luz SANDOVAL ROBAYO. La insurgencia y el
Estado en América Latina. Intervención y paz en El Salvador. Fondo de Ediciones Sociológicas.
Fondo Editorial Tropykos. Bogotá. 2001. Pág. 18-19.

174 
 
 

Para la tradición marxista la incipiencia y deformación del capitalismo y la


burguesía en Colombia es tal, que no aceptan como un desarrollo de éstos la
conformación ni de un Estado moderno ni de un espíritu nacional. Reconocer tal
logro sería otorgar un mérito a las clases dominantes y además reconocer bases
de identidad nacional en referentes impulsados desde la denominada oligarquía,
rompiendo la difundida visión izquierda colombiana donde se amalgaman lo
nacional con lo patriótico, con lo antiimperialista, y en últimas con los proyectos
revolucionarios. No obstante, este prejuicio político nunca desnudado
diáfanamente, no se sustenta en un detallado análisis histórico del trasegar del
Estado nacional colombiano, sino a referencias particulares.

Una perspectiva que denotaría con claridad esta insuficiencia es el análisis


realizado por el profesor Hésper Eduardo Pérez Rivera El transito hacia el Estado
nacional en América Latina en el siglo XIX: Argentina, México y Colombia276,
donde se puede apreciar en cambio, un importante acercamiento a la problemática
del Estado nacional colombiano desde un estudio comparado, teniendo en cuenta
precisamente los principales elementos del método de análisis marxista. Desde
una sociología histórica y desprovista de prejuicios, se fijan los logros de las élites
en la conformación de los Estados nacionales sin que ello eclipse sus profundas
deficiencias y limitantes, dimensiones insospechadas o por lo menos inexistentes
en la elaboración del marxismo del PCC.

4.3.1 La teoría del Estado colombiano en el Partido Comunista. Como se ha


caracterizado en el capítulo anterior, el PCC tendrá más bien un modesto
desarrollo intelectual, producto no sólo de su dependencia teórica hacia Moscú

                                                            
276
PEREZ RIVERA, Hésper Eduardo. El transito hacia el Estado nacional en América Latina en el
siglo XIX: Argentina, México y Colombia. Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias
Humanas. Colección CES. Tercer Mundo Editores Bogotá. 2007. 170 p.

175 
 
 

sino también marcado por el mismo medio cultural en el que tempranamente


buscaba germinar el socialismo. Rubén Jaramillo nos dibuja el débil panorama
intelectual colombiano en el que se desarrolla el marxismo en nuestro país, hasta
por lo menos finales de la década de los 70s en su texto Recepción e Incidencias
del Marxismo en Colombia277, presentándolo como una limitante real para el
desarrollo de análisis propios de la realidad nacional sustentados en el acervo del
conjunto de la teoría social marxista278.

El caso del Estado no será la excepción a esta constante y para intentar


compactar el análisis del estado colombiano, base sobre la que el PCC lanzará su
peculiar táctica de la “combinación acertada de todas las formas de lucha”,
debemos acudir a pequeños documentos de “educación política”, donde el PCC
instruye a sus militantes en su versión de la teoría marxista aplicada a nuestra
realidad nacional o a textos de orientación política, que aunque elaborados por
algunos de sus intelectuales se enmarcan en los planteamientos ideológicos del
partido.

                                                            
277
JARAMILLO VÉLEZ, Rubén. Recepción e incidencias del marxismo en Colombia. En: Colombia
La modernidad postergada. Selene Impresores. II Edición. Bogotá. 1998
278
Solo hasta 1947 se funda el Instituto de Filosofía de la UN –anexo a la facultad de Derecho- que
por mucho tiempo será la única institución laica para el cultivo de la filosofía, hasta entonces
monopolio clerical. A nivel académico las traducciones al español de las obras de Marx eran
escasas. Solo hasta 1946 el Fondo de Cultura Económica edita El Capital en la traducción de W.
Roces y bajo un tiraje ridículo para América Latina (3.000 ejemplares). Su primera reimpresión
será hasta 1963. La Teoría crítica de la Plusvalía se publica en español en 1946 y sólo se
reimprime en 1981; y los Grundrisse solo se traducirán hasta mediados de los 70s. Aunque los 70s
serán la gran irrupción del marxismo en las universidades, éste se sustentará en gran medida en
manuales o comentaristas como M. Harnecker, Althusser o Politzer. Será diciente del atraso
intelectual del marxismo colombiano, que obras angulares del marxismo del siglo XX como las de
Gramsci, Luckacs o la Escuela de Frankfurt, solo llegaran al país a finales de los 70s. JARAMILLO
VÉLEZ, Rubén. (1998).

176 
 
 

En uno de estos escritos: Treinta Años de nuestra historia (1925-1955). Para una
posición del pueblo279, elaborado por el profesor Darío Mesa en los estertores de
la dictadura de Rojas Pinilla cuando estaba vinculado orgánicamente al PCC,
expresa lo que posteriormente serán tesis distintivas del análisis marxista de la
realidad colombiana. La esencia del análisis sociológico se derivará del estudio de
la transformación económica sufrida por el país en esos años. Partiendo de
reconocer la incipiencia y precariedad del capitalismo de principios del siglo XX,
expondrá un proceso de fortalecimiento de éste que llegará a cierta maduración en
la República Liberal de los años 30.

Mesa comparará el proceso económico de posicionamiento de una burguesía


moderna como tal, -demostrada empíricamente en muchos indicadores
cuantitativos-, con la subordinación política ante los sectores más tradicionales del
latifundismo enquistado en ambos partidos tradicionales. Transformación
económica sin revolución política burguesa, será la principal conclusión de su
estudio. La república liberal y el primer gobierno de López P. en particular serán el
mejor laboratorio para observar las múltiples tensiones entre los diferentes
sectores de las clases en pugna por el poder: el latifundismo, la naciente
burguesía industrial, la importante burguesía comercial y bancaria. Los sectores
subalternos también irrumpirán políticamente, pero al igual que las otras clases sin
poder romper la férula del bipartidismo que será un constante refractor de la
confrontación de esta lucha de clases. La UNIR de Gaitán, volverá pronto a las
toldas del Partido Liberal. Ni siquiera la ortodoxia del PCC se salvará de esta
dinámica, que será durante un largo período vagón de cola del lopismo.

                                                            
279
MESA, Darío. Treinta años de nuestra historia (1925-1955) Para una posición del pueblo.
Bogotá. Editorial Tigre de Papel.

177 
 
 

Revolución burguesa inconclusa, vigoroso y multifacético bipartidismo como


realidades objetivas, convertirán en constante de los análisis marxistas de la
estructura social colombiana la empatía de éstos por una propuesta de revolución
democrática radical, como etapa previa o necesaria para la gesta de la clase
obrera.280 Será una coincidencia entre el marxismo académico y el PCC matizada
por la fraseología y el estilo de presentación. No obstante, en el análisis de Mesa,
como es distinción entre los comunistas pro-soviéticos habrá una alta y positiva
valoración de la burguesía industrial (¿burguesía nacional?) como un sector de
clase diferenciado dentro del bloque hegemónico de poder y potencial aliado en la
primera etapa de transformación revolucionaria. Este elemento será de gran
debate posterior en el marxismo latinoamericano y debería tener profundas
implicaciones para el ejercicio político.

No obstante, pese al acuerdo teórico, en distanciamiento crítico con la política


frentista del PCC en la época del lopismo y acorde al giro introducido por la
Secretaría General de Vieira, Mesa planteará la necesidad de la independencia de
clase como un criterio esencial para esta verdadera transformación (“Dos objetivos
y un solo frente”281), ante la ambivalente y pusilánime posición de la burguesía, en
coyunturas como las que gestó el Frente Nacional.

                                                            
280
“Consideramos, por eso, que la posición del pueblo en esta crisis ha de ser la de apoyar
ardientemente la lucha dirigida por la burguesía industrial; y, al mismo tiempo, luchar contra todas
las deformaciones que ésta trate de introducir en el frente de oposición con el fin de evitar la
democracia real entre nosotros. El pueblo debe unirse con la burguesía, pero no debe confundirse
con ella. El pueblo debe combatir por la finalidad estratégica de la burguesía, pero ha de pensar
siempre que aquella, para el, es solo un fin táctico en que va a apoyarse para seguir hacia su
propio objetivo estratégico.” Pág. 170.
281
“La clase trabajadora colombiana, a estas horas de su vida y a esta densidad no podrá hacerse
ilusiones sobre el reino de la paz y de la justicia que según le dicen, vendrá con los nuevos
salvadores. Si ha de mejorar su situación actual deberá prepararse para las grandes batallas de
clase que se avecinan; pero habrá de entender que no va a poder pelear en ellas eficazmente y
con todo su vigor sino a condición de que sume a la oposición presente toda su fuerzas combativa
para alcanzar el fin táctico de la democracia política”. Pág. 168.

178 
 
 

Aunque Mesa inicia su exposición presentando las diversas fuerzas del poder real,
que se mantendrán esencialmente incólumes en la salida burguesa a la dictadura
de Rojas, el grueso de su análisis sociológico se sustenta en examinar la
formación socio-económica del país. En este estudio Mesa desenmascara los
posibles mitos del desarrollo capitalista con innumerables demostraciones
empíricas282, manteniéndose fiel la tradición marxista.

Habrá una permanente referencia al pálido papel de la clase obrera en estos 30


años de historia, -con la excepción hecha del lustro inicial-283, en contraste con la
agudeza de las posturas reaccionarias en el seno de ambos partidos tradicionales
frente a puntos básicos de la modernización como la reforma agraria; no obstante
el estudio no profundizará en la comprensión del sistema político. El análisis del
sistema político debería contener entre otras un análisis no mecánico del
bipartidismo, piedra angular del régimen, y una reflexión del ejército colombiano
como institución. Estos dos elementos estarán soslayados no solo en Mesa sino
en la tradición marxista colombiana

                                                            
282
¿Cuál era en realidad, la gente próspera? Rafael Baquero ha escrito el estudio tal vez mas
penetrante y franco acerca del enriquecimiento y de la pauperización en esos años. Mientras el
costo de vida subía 80% en Bogotá y 89% en Medellín, el valor real de los salarios disminuía
permanentemente. Los salarios nominales solo aumentaron 38.9% para los trabajadores de
Medellín que ganaban mas de $120 y disminuyeron 13.1% para los que devengaban menos. En
Bogotá el aumento fue de 25.4% y 3.8% respectivamente.” Pág. 148.
283
“ La represión política y social, el papel corruptor de la aristocracia obrera, el esfuerzo de la
burguesía por mantener a la clase trabajadora encuadrada por partidos sin orientación clasista, la
debilidad del aparato sindical, la incapacidad de las vanguardias proletarias: he aquí unos pocos de
los muchos elementos que condicionaron el embotamiento de la conciencia de clase en vastos
sectores de las masas e impidieron que otros llegaran a ella…El Partido Comunista, por su parte,
no había logrado, por motivos muy complejos pero principalmente por la ineficacia ideológica de su
dirección y por su desconocimiento del país, penetrar en las grandes masas; y era solamente una
vanguardia abnegada y a veces heroica, consecuente y fiel con el pueblo , pero demasiado delante
de éste un día, y al otro, por debajo de sus impulsos. El pueblo combatía solo, orgánicamente
deshecho e ideológicamente desarmado. Ibíd. Pág. 146-147.

179 
 
 

De otra parte, La Política y la Táctica del Partido Comunista284, es un manual de


difusión de la línea política del PCC publicado en 1967, cuando recientemente el X
Congreso (1966) había elevado al nivel de táctica del PCC, su práctica de por lo
menos tres lustros atrás, de la “combinación acertada de todas las formas de
lucha”. Aunque no dedica un acápite especial al tema del Estado colombiano,
existen marcadas tendencias en la visión de éste, así como silencios e
inconsistencias en varios apartes de sus alusiones.

En primera instancia, como será una característica en los estudios marxistas, se


parte de un análisis de la problemática económica, para hacer derivar de ésta la
caracterización del Estado. Esencialmente, se cataloga a Colombia de país
capitalista dominado por el imperialismo norteamericano, con preeminencia del
sector gran burgués y de la producción agropecuaria. Se plantea la existencia para
aquella época de una “situación pre-revolucionaria” sustentada en el agravamiento
de la crisis económica, que no devenía en situación revolucionaria ante la
inexistencia de un partido comunista de masas.

Ubican con claridad el cerrojo del bipartidismo pero no lo referencian como


componente vertebral del sistema político sino como mera tradición política. No
obstante, es apreciable una enmendadura a la caracterización mecánica de los
partidos tradicionales en que éstos eran asociados a determinado sector de clase,
logrando cuando menos señalar el pluriclasismo y la compleja gama de intereses
amalgamados en éstos. Incluso menciona la para entonces novedosa tesis del
partido único del Frente Nacional, aunque sin mayor argumentación.

                                                            
284
LAFONT, Manlio. La política y la táctica del Partido Comunista. Editorial Colombia Nueva Ltda.
Bogotá. 1967. 190 p.

180 
 
 

En general no encontramos en estas elaboraciones del PCC un estudio sesudo y


dedicado ni de la formación socio-económica colombiana ni mucho menos del
Estado-nación en el país. Varios conceptos aunque pueden ser fácilmente
aceptados por la tradición académica no eran revestidos de la suficiente
profundidad y sobretodo no eran asumidos con las connotaciones prácticas que
éstos implicaban, como veremos posteriormente.

Al parecer la teoría del PCC estuvo siempre impregnada de un exceso de


pragmatismo que derivó en caracterizaciones bastante genéricas y no lo
suficientemente sustentadas, que sorteaban los principales debates teóricos del
marxismo latinoamericano y mundial, sin necesidad de ser abordados a
profundidad.285 Habría un mayor afán del PCC por adentrarse en la solución de los
problemas prácticos antes que delinear con claridad categorías teóricas que
pudiesen aguzar polémicas académicas y políticas.

Sin embargo, habrá dos ejes de reflexión y propuesta política del PCC en este
texto que merecen ser reseñadas por contener importantes elementos de la
concepción del estado colombiano. En primera instancia la política de lucha por
libertades democráticas y la apertura del régimen, donde se plantea a la
democracia como camino al socialismo:

“ El Partido levanta la lucha por las libertades democráticas, partiendo de la


base de que ésta es parte integrante del combate por el socialismo, pues el
desarrollo de la democracia y el aseguramiento del progreso económico,
                                                            
285
Un ejemplo de esta situación podrá ser la posición bastante difusa del PC colombiano frente a
debates centrales en la caracterización del modo de producción predominante en América Latina y
sus consecuencias para el carácter de la revolución social. Al respecto ver el detallado análisis de
la discusión en LACLAU, Ernesto. Feudalismo y Capitalismo en América Latina. En Modos de
Producción en América Latina. Cuadernos de Pasado y Presente No 40. Cuarta Edición. Bogotá.
1976. 245 p.

181 
 
 

político, social y cultural de la nación, se tendrá que llegar a una situación en


que la clase obrera y sus aliados se planteen el problema de continuar
adelante ese progreso y de acabar con todo lo que entraba, lo que
necesariamente conduce a una solución socialista, como única vía para
continuar adelante”286

“Lenin vio como nadie el carácter limitado y convencional de la democracia


burguesa y supo poner al desnudo implacablemente sus lacras y vicios. Mas
el filo de su crítica iba dirigida contra la democracia burguesa y no contra la
democracia en abstracto. Combatía las ilusiones pequeño burguesas de que
es posible conseguir dentro del capitalismo el verdadero poder soberano del
pueblo. Pero al criticar las ilusiones en la democracia burguesa, Lenin señala
que no se podía caer en el otro extremo, echando a un lado y
menospreciando las libertades democráticas… La lucha por la democracia ha
estado siempre ligada a la batalla por el socialismo. Entre ellas no existe una
muralla infranqueable”.287

El PCC expone el hermetismo del régimen político imperante en el Frente


Nacional y la ausencia de garantías plenas para el ejercicio incluso de una
verdadera democracia liberal, para justificar su línea de acción, característica de
su política desde su fundación hasta la actualidad: la lucha por la denominada
apertura democrática. No obstante, a renglón seguido hace “aclaraciones”
pertinentes que en buena medida podrían tornar mas turbia la caracterización del
PCC del Estado colombiano.

El PCC no ve en el fortalecimiento de la democracia liberal, necesariamente, una


transformación del Estado que posibilite el proceso revolucionario sino por el
contrario una estratagema táctica para facilitar su principal línea de acción: la
extra-parlamentaria.Sin embargo, tal situación no lo lleva ni a despotricar de las
consignas de la apertura democrática ni mucho menos a desdeñar sus métodos,
especialmente las elecciones:
                                                            
286
LAFONT (1966). Op. Cit. Pág. 112.
287
Ibíd. Pág. 128-129.

182 
 
 

“Tácticamente las elecciones pueden ser utilizadas para entrabar este


sistema, para crearle obstáculos que lo hagan inoperante, o que contribuyan
a quitarle la careta democrática…También ha expresado el PCC que en
Colombia la vía revolucionaria no pasa por las elecciones y que ellas no
pueden ser el medio a través del cual el pueblo conquiste el poder. Pero si
sirven para realizar un intenso trabajo de agitación y esclarecimiento entre
las masas populares y para lograr posiciones para los movimientos populares
y democráticos… El PCC ha sostenido también que la revolución tampoco
pasa por la abstención y que es equivocado fundamentar el capital político en
la masa que se abstiene. A ella hay que ganarla pero partiendo de la realidad
de su atraso.”288

La consigna de las reformas y libertades democráticas refuerza su tradicional


táctica del “Frente popular”, para entonces llamado de “Liberación Nacional”. Una
alianza de obreros, campesinos y capas medias será el instrumento de lucha por
la democracia y las libertades democráticas; fiel a la teoría clásica marxista, el
frente recogería los intereses objetivos de estas clases subalternas en las que
habría unidad en esta primera etapa de la revolución. Existe sin exteriorizar una
nítida asimilación en el discurso del PCC no solo de la Revolución Rusa, sino
también de importantes episodios de la Revolución China, en lo que a alianzas
respecta.

Una segunda dimensión, es las reflexiones del momento sobre las FFAA, aspecto
muy interesante ya que las alusiones a éstas se irán desdibujando en el posterior
discurso y reduciendo a análisis bastante genéricos donde simplemente son
asimiladas como monolítico instrumento de dominación. El punto de partida es la
diferenciación entre las FFAA y el militarismo, este último si revestido de toda la
carga negativa que le atribuye el discurso de izquierda a los aparatos de represión

                                                            
288
Ibíd. Pág. 149-151.

183 
 
 

del Estado. El militarismo expresa la naciente Doctrina de Seguridad Nacional,


regida por la idea del enemigo interno y patrocinada por el Pentágono289.

Para el PCC es evidente la predominancia del militarismo en la dirección de las


FFAA, sin embargo el análisis frente al grueso de éstas es mucho menos agresivo:

“Las Fuerzas Armadas surgieron en Colombia bajo un clima de


nacionalismo. Siendo el instrumento que liberó a la patria de la dominación
española, su principal rasgo fue el patriotismo. Este se ha ido perdiendo
lentamente en sus altos mandos…
Pero es conveniente de cuidarse del error dogmático de considerar al
ejército como un todo único, reaccionario. Hay que hacer una distinción entre
la tendencia golpista de los altos mandos subordinados a la misión militar
yanqui, y las capas de oficiales, suboficiales y soldados que tienen un
sentido patriótico, el que puede ser de carácter romántico. Nuestro deber es
hacerlo consciente, mediante un acercamiento a tales sectores y un trabajo
paciente de esclarecimiento.
La base del ejército es de extracción genuinamente popular. Si ella cumple
misiones contra sus propios hermanos de clase es porque ha sido engañada
e imbuida de ideas anticomunistas. El comunismo se le presenta como
enemigo de la patria y mediante métodos psicológicos se le presiona e
influye para que crea que el patriotismo actual reside en la lucha contra él.
Tarde o temprano las FFAA se descompondrán. Lenin decía que no se ha
producido ni puede producirse ninguna revolución sin que exista una
desorganización del ejército, pues este es el instrumento mas fosilizado en
que se apoya la dominación de clase. Esa desorganización, o
descomposición, en la medida en que se profundicen los conflictos de clase y
se haga evidente que el verdadero patriotismo está en la lucha de liberación
nacional contra el imperialismo yanqui, permitirá que una parte del ejército se
ponga al lado de las luchas populares. Entonces se habrá producido una

                                                            
289
“El militarismo es el principal instrumento de la opresión imperialista yanqui sobre nuestro país y
el brazo armado de las oligarquías contra el movimiento popular. Por eso nuestro partido ha estado
y está contra los golpes militares regresivos y pone en guardia contra toda la solución militarista de
la crisis política. Pero, al mismo tiempo, nuestro PC establece una diferenciación.” Declaración
Política X Congreso. PCC. 1966. Pág. 67.

184 
 
 

insurgencia patriótica, la que hará parte de la lucha general por la revolución


colombiana290”

Esta reflexión sobre las FFMM alejaba conceptualmente al PCC de


comprensiones mecanicistas y descontextualizadas para el caso colombiano de lo
que pudiesen ser los militares. La táctica de la cooptación ideológica del ejército
más que un mero llamamiento de Lenin era una asimilación de la experiencia de la
revolución bolchevique, donde este fenómeno fue garante del triunfo comunista.
Aunque no existía un detenido análisis morfológico de las fuerzas militares, su
estructuración y funcionamiento, relacionándolas sobre todo con el tipo de Estado,
se estaba lejos de la caricaturesca caracterización del esbirro, propia de las
dictaduras patrimoniales caribeñas, y había claridad frente al nivel de
profesionalización y desarrollo técnico-militar al que las FFMM habían llegado, así
como la relación entre crisis político-militar y revolución, mencionada por Skocpol.

Si a esto sumamos su recurrente reconocimiento de la burguesía nacional como


clase para sí, deslindada del latifundismo y del imperialismo (expresada primero
en López P y después en López M.), y su consecuente política de alianzas con
ésta para la revolución democrática, podríamos decir -en el mejor sentido de la
palabra- que teóricamente el PC colombiano estaba vacunado contra la epidemia
foquista en boga en aquellos días en América Latina

Como puede apreciarse dentro de este marco teórico no se encuentra un firme


argumento desde la sociología del Estado que sustente la táctica de la
combinación de las formas de lucha, como vía hacia la revolución. No existe una
proyección científica, si se quiere sobre esta táctica, armonizada por demás con el
conjunto del cuerpo teórico del marxismo pro-soviético profesado por el PCC. La
                                                            
290
Ibíd. Pág. 114-117.

185 
 
 

sustentación de la combinación aparecerá como superpuesta, ya no desde la


teorización sino mas bien desde la experiencia histórica colombiana y sin mucho
diálogo con la implementación que esta táctica tuvo en las distintas revoluciones
triunfantes.

4.4 PERMANENCIA DE LA TESIS, VARIACIÓN DE SU PRAXIS. ELEMENTOS


DE ANÁLISIS

Hemos demostrado la poca conexidad entre la teoría política profesada por el


PCC, su táctica de la combinación y su implementación específica en la relación
Partido-FARC. Además de estos vacios y silencios conceptuales, en el terreno de
la praxis, el carácter esencialmente pragmático e histórico antes que teórico,
quedará plasmado en unas constantes de la aplicación de la tesis de la
combinación.

a) Advenimiento de la combinación con ausencia de una situación


revolucionaria
b) Táctica combinatoria particular como respuesta a debates políticos dentro y
fuera del Partido.
c) Innovación organizativa: Relaciones Partido-guerrilla sin parangón histórico.
d) Replanteamiento práctico del mediano plazo

Al residir en causalidades pragmáticas la práctica de la táctica comunista, con


el cambio de estos contextos inmediatos y ante la imposibilidad de proyección
analítica, las formas concretas en que se da la combinación cambiaran
sustancialmente desde su proclamación hasta hoy, tanto como han cambiado
el contexto que permitió su gestación. En el próximo capítulo veremos como se

186 
 
 

dan estas transformaciones en la implementación de la táctica comunista, sin


que en ningún momento se pierda su estirpe más pragmática que teórica.

187 
 
 

5. TRES MODELOS COMBINATORIOS MÁS PRAGMÁTICOS QUE TEÓRICOS

Para concluir esta investigación que ha venido mostrando la excepcionalidad de la


táctica de la combinación de todas las formas de lucha desarrollada por los
comunistas colombianos, quiero exponer mediante el análisis de tres momentos
históricos de su desarrollo, el profundo sentido pragmático y empírico que esta
tesis ha tenido hasta el momento. Aunque la misma transformación constante de
la implementación de la tesis, denota su desarrollo sustancialmente empírico,
identificaremos las cuatro constantes, ya mencionadas al cierre del anterior
capítulo, para cada una de los modelos de combinación, donde se denote su
causalidad más pragmática que teórica:

5.1 PRIMER MODELO: LA GUERRILLA DEFENSIVA DEL PARTIDO LEGAL

Las autodefensas campesinas impulsadas por el PCC durante La Violencia


bipartidista, serán el antecedente directo de las FARC. Aunque esta organización
feche su fundación el 27 de mayo de 1964, día del ataque a la resistencia
campesina de Marquetalia, la conformación como tal de la guerrilla comunista, se
dará en la Primera Conferencia Guerrillera del Bloque Sur desarrollada a
continuación del ataque, y la nominación como FARC, deberá esperar a la II
Conferencia Guerrillera de 1966.

Hemos explicado como existe una importante brecha conceptual entre


autodefensa y guerrilla, sin embargo estas dos categorías se entremezclan e
imbrican en la primera etapa de las FARC, en parte por la constante dialéctica
entre teoría y práctica que desarrollaban los comunistas colombianos en la lucha
armada. Aunque la autodefensa campesina se proclame movimiento guerrillero en

188 
 
 

1964, su origen marcará el desarrollo de esta guerrilla sui generis, que durante
una larga etapa conservará características heredadas del período de resistencias
armadas campesinas.

Las autodefensas campesinas, eran para los comunistas el mejor desarrollo de su


política de “Autodefensa de Masas”, que no significaba solamente un ejercicio
militar para repeler ataques de enemigos, sino que se enmarcaba en todo un
desarrollo político de masas, que buscaba desarrollar una organización social, en
verdad alternativa al Estado colombiano. Aunque el PCC nunca aceptó la
catalogación de las zonas de resistencia campesina como “Repúblicas
Independientes”, era evidente que el ejercicio de poder en aquellas regiones
buscaba escapar al orden legal establecido, obviamente sin que éste fuese puesto
en peligro.

La dinámica de las zonas de resistencia campesina que darán origen a las FARC,
se asemejaba en muchos aspectos a la experiencia de las “zonas rojas” dirigidas
por los comunistas chinos en su guerra prolongada. Las autodefensas campesinas
tenían como uno de sus componentes, pero no el único, la denominada
Autodefensa Regular, es decir los combatientes como tal, que con el apoyo de la
comunidad cumplían las tareas militares. Junto a ella, estaba toda una
organización de tareas sociales propias de la comunidad como la producción, la
educación o la salud, que eran cumplidas por otros “destacamentos” de la
autodefensa de masas, distinto a los “regulares”, a la que los manuales
291
comunistas le asignaban igual importancia que a la estructuración militar.
Pizarro nos permite darnos una idea del funcionamiento de una de éstas
“repúblicas independientes”:

                                                            
291
Al respecto podemos ver el manual del PCC editado en la época para la organización de las
resistencias campesinas: LOPEZ, Ramón. Autodefensa de masa. 38 p. Sin fecha.

189 
 
 

“Un caso típico, que permite describir la estructura de una organización de


autodefensa, es el de la región de El Pato. En ella se daban poderes
ejecutivos a un dirigente de la comunidad, a otro se le asignaba el cargo de
parcelador de tierras (quien debía además dirimir los conflictos de linderos), y
a un tercero el papel de secretario, con funciones de publicidad e
información, que ejercía a través de un boletín titulado El mural informativo.
Existía además un consejo de representantes veredales en el cual se le daba
una cuota de participación al Partido, a través de las organizaciones de
jóvenes y de mujeres. Estas últimas debían además animar las
organizaciones cooperativas, las escuelas y adquirir máquinas de coser.
Otras formas de acción comunitaria se desarrollaban en torno a una
biblioteca pública, cursos de educación política obligatoria, cursos de
alfabetización y finalmente, una maquinaria para procesar la caña de
azúcar.292”

A diferencia de otros impulsores de la lucha armada en el continente los


comunistas colombianos no veían contradicción entre Autodefensa y guerrilla,
sino, sustentados en su propia experiencia una intensa relación de ida y vuelta293,
condicionada por las circunstancias concretas. Para el PCC tanto la autodefensa
como la guerrilla poseían una misma sustancia política: eran respuestas,
reacciones más que propuestas, del campesinado ante la agresión violenta de sus
enemigos de clase, y por ello el paso de una forma a otra era natural, no alteraba
su esencia de “violencia revolucionaria en oposición a violencia reaccionaria”.
Algún tiempo más tarde y ante el desplome de las experiencias foquistas en toda
América Latina el PCC será más categórico en afirmar que la verdadera guerrilla
solo puede ser hija de la autodefensa de masas:

                                                            
292
PIZARRO (1991)
293
En su recopilación histórica de la lucha armada comunista previa a las FARC, Pizarro hablará
de cuatro etapas: 1949-1953 Autodefensa y guerrilla móvil; 1953-1955 Autodefensa; 1955-1958
Guerrilla Móvil; 1958-1964 Autodefensa; en ellas se intercalan e incluso combinan estas
formaciones militares. PIZARRO (1991) y PIZARRO (2004).

190 
 
 

“La historia comprueba el hecho de que de la autodefensa ha surgido el


movimiento guerrillero al transformarse SOBRE LA MARCHA, ante las
circunstancias. Es la antesala de la guerrilla y la inmensa selva donde
puede esfumarse un movimiento guerrillero en condiciones políticas
nacionales adversas para proseguir como tal…
Así que la autodefensa y la guerrilla son dos manifestaciones de un
mismo fenómeno. Dos niveles distintos de la lucha de clases desde las
barricadas del pueblo.”294

Como veremos a continuación, buena parte de la caracterización de estas


primeras FARC, estará empapada de la extensa experiencia de autodefensa que
la da a luz. No obstante, la aceptación definitiva de la forma de guerrilla móvil,
representa una profunda transformación en la práctica del modelo de
autodefensas utilizado hasta entonces por el PCC.

La guerra declarada por el gobierno de Valencia a las zonas de resistencia


campesina de influencia comunista es presentada por las mismas FARC como el
principal causal de su surgimiento. Otros autores desdeñaran esta explicación y le
otorgarán mayor peso a una supuesta opción preconcebida del PCC por la lucha
armada a través de su tesis de la combinación de todas las formas de lucha.
Consecuentemente con lo desarrollado a lo largo de la investigación considero
que el Partido Comunista, sujeto clave en la formación y desarrollo de las FARC,
no poseía una decisión claramente decantada por la vía armada, sino que se
encuentra con ésta en su forma específicamente guerrillera, como una
contingencia producida por las circunstancias.

                                                            
294
LAS FORMAS SUPERIORES DE LUCHA EN COLOMBIA. (1976) Pág. 6 y ss. El resaltado
proviene del texto original, denotando la importancia asignada a la experiencia como criterio de
orientación política.

191 
 
 

El IX Congreso del PCC en 1961 previo a los dos cercos sobre Marquetalia,295
seguía pregonando el esquema de autodefensa de masas como muralla de
contención ante el bandolerismo anticomunista que contaba con el guiño de varias
administraciones locales. El salto de autodefensa a una verdadera guerrilla móvil
no era previsto ni planeado como tal por el PCC, o no por lo menos en términos
estratégicos. De hecho, se promovía de acuerdo a las circunstancias regionales
desmovilizaciones de las mismas autodefensas como se implementó en la práctica
en el Sumapaz con los hombres dirigidos por Juan de la Cruz Varela o incluso
como se intentó al inicio del gobierno de Lleras Camargo con las guerrillas del Sur
del Tolima.296

El bandolerismo anticomunista, ejercido por antiguos guerrilleros liberales como


“Mariachi” o el mismo Dumar Aljure, presionó un nuevo fortalecimiento de las
autodefensas campesinas y la vuelta a las armas de combatientes desmovilizados
como el mismísimo Marulanda quien ejercía entonces como inspector de
carreteras y se reincorporó a la resistencia de Marquetalia tras el asesinato de
“Charro Negro”. El PCC sumergido en su apuesta por recuperar presencia urbana
tuvo poco direccionamiento en esta realidad de hecho, que fue decidida así por
sus pragmáticos militantes campesinos. Con posterioridad el Partido avalará estas
decisiones, explicándolas como una reacción obvia de legítima defensa.

El bombardeo a Marquetalia, significó un agotamiento de hecho de la táctica de la


autodefensa, que había sido la salida inmediata ofrecida por el Partido al
movimiento campesino. La autodefensa podía resistir embates de grupos
                                                            
295
A finales del gobierno de Lleras Camargo hubo una intentona de ataque militar sobre las
“Repúblicas Independientes” que fue conjurado por la presión de la opinión pública, con el apoyo
del aliado electoral de los comunistas, el MRL.
296
Será muy significativa la carta enviada al presidente Lleras Camargo, firmadas por los Ex-
Mayores de Guerrillas Manuel Marulanda y Ciro Trujillo, fechada el 2 de septiembre de 1958,
donde proponen su desmovilización. PIZARRO (1991)

192 
 
 

irregulares o acciones de bandidos, pero no podía defender su territorio a la


manera de la guerra clásica, contra un ejército convencional fuertemente equipado
e infinitamente superior en número. La política de exterminio de las zonas de
resistencia campesina, dejó sin piso la política de autodefensa del PCC hasta
aquel momento practicada y significó un escenario hasta cierto punto inusitado
para los comunistas como lo relata el mismo Jacobo Arenas: “Nunca pensamos
que este enfrentamiento se fuera a prolongar por tantos años. Creíamos que
íbamos a influir en la sociedad colombiana con nuestras denuncias y que la gente
se movilizaría en solidaridad, y que el gobierno suspendería la operación”297.

Los ataques donde se hicieron obligaron a la transformación de autodefensa en


guerrilla, situación que no se dio en otros enclaves comunistas, que como
Sumapaz, siendo reseñados como “Repúblicas Independientes” no fueron
hostigados. No es pues muy certera la visión que identifica el bombardeo a
Marquetalia con una especie de “Florero de Llorente” de los comunistas para
desplegar su táctica de la combinación de todas las formas de lucha, ya definida
de antemano. Efectivamente el copamiento militar de las zonas de resistencia
campesina liquidó la autodefensa en su sentido original y lanzó estos
destacamentos campesinos a una lucha guerrillera –léase móvil- que no estaba
concebida claramente ni por ellos ni por el Partido. Un síntoma de la tribulación
vivida en aquellos momentos por un PCC, que apenas salía de la legalidad es
narrado por Alvaro Delgado en sus memorias:

“Lo que me quedó claro era que ellos, los de Riochiquito, le temían mas a un
desplazamiento de la guerrilla hacia esa parte del territorio, todavía en paz,
que a la misma amenaza de la agresión del ejército oficial… Y ese que digo
fue el mensaje encubierto que recibí allá para transmitirlo a la dirección
nacional: que no había cosa que más atemorizara ahí que el posible

                                                            
297
Olga Behar, Las guerras de la paz, Bogotá, Editorial Planeta, 1985, p. 71

193 
 
 

desplazamiento de los compañeros de Marquetalia, porque Riochiquito


estaba en paz y no querían que ese territorio fuera perturbado por la guerra.
Ese mismo sentimiento lo corroboré después cuando Juan de la Cruz Varela,
jefe político del Sumapaz, en los plenos del Comité Central del Partido
reclamaba, que por favor, se nos colabore con los camaradas –de
Marquetalia.- para que no se nos vengan para el Sumapaz, que no vengan a
formarnos líos porque tenemos un tratado de paz y estamos trabajando,
estamos formando partido, estamos organizando las masas; si se nos viene
la guerra se nos despiporra todo el trabajo. Ese era en palabras que trato de
repetir el clamor de Juan de la Cruz, para que esa zona no fuera invadida por
la guerrilla, y que a cambio de eso el Sumapaz estaba dispuesto a prestarles
solidaridad material y política.298”

El testimonio de estos dos legendarios dirigentes guerrilleros, nos dará para


pensar que esta definitiva transformación de autodefensa en guerrilla, en un clima
político completamente distinto al de La Violencia, tendrá mucho de ensayo y
error, de contingencia no querida, si se quiere de improvisación que será
sistematizada como experiencia posteriormente en los textos de Jacobo Arenas y
Manuel Marulanda.

Las primeras FARC, son ya una ruptura con la lógica de la autodefensa, en cuanto
no están circunscritas a la defensa de un territorio, pero son a su vez una
continuidad de ésta, en cuanto incorporan a la comunidad protegida en su
movilidad: “La dispersión, la huida, dislocan este primer esquema organizativo,
reafirman la movilidad, en busca de una nueva retaguardia. Tras abandonar sus
campamentos iniciales, la guerrilla rodada, para decirlo en sus palabra, predomina
sobre el componente autogestionario adscrito a un territorio muy reducido299”.

                                                            
298
DELGADO, Álvaro. (2007) Pág. 175.
299
CUBIDES, Fernando. Burocracias armadas. Grupo Editorial Norma. Bogotá. 2004. Pág. 36.

194 
 
 

Esta experiencia de movilidad se conocerá como la “guerrilla rodada” y se


convertirá en un dispositivo de colonización armada, donde guerrilla y comunidad
aún no separados nítidamente expandan la frontera agrícola y se asienten en
nuevas zonas como el Caquetá, el Meta o ciertas regiones del Magdalena
Medio300.

Inicialmente la guerrilla se estructurará con base en “destacamentos” y sólo con


posteridad se decanta la idea del frente guerrillero, tal como lo conocemos hoy.
Los destacamentos provenían de los viejos comandos de autodefensas que fueron
atacadas: El Pato, Guayabero, Riochiquito, Marquetalia, y el Movimiento 26 de
septiembre, nacido en el Sur del Tolima, como respuesta a una masacre de
campesinos en dicha fecha del año 1963.

La estructura militar había sido traslapada de la autodefensa: “Mientras la


autodefensa está dirigida por sus CONSEJOS de ciudad, región o zona, el
movimiento guerrillero está dirigido por COMANDOS.301”

“Al surgir la lucha guerrillera, este aparato de dirección puede ser


transformado respectivamente así: lo que era comando de grupo de
autodefensa, pasa a ser Comando descentralizado de una, dos o mas
guerrillas rodadas en acción; lo que antes era Consejo de Zona, se
constituye en Comando de Destacamento Guerrillero, y el Consejo Regional
de Autodefensa, se transforma en el Comando de la Agrupación Guerrillera
de la región.302”

                                                            
300
Marulanda explica con su sencillez característica esta contingencia que le restaba movilidad a la
guerrilla: “No se sentían seguros aislándose de los combatientes armados, esa era la primera
complicación con que los guerrilleros tropezaban al tratar de desprenderse del personal que se
nucleaba en torno suyo ante las represalias del enemigo.” MARULANDA, Manuel. Cuadernos de
Campaña. Ediciones El Abejón Mono. 1973. Pág. 31.
301
LOPEZ, Ramón. Op. Cit. Pág. 14.
302
Ibíd. Pág. 25.

195 
 
 

Todo el proceso de construcción del modelo de guerrilla fariana será


profundamente empírico, y aunque sin desdeñar experiencias internacionales,
sustentado fundamentalmente en la propia experiencia de los comunistas
colombianos, como siempre harán gala las FARC:

“Los peligros de una actitud del todo empírica no son reconocidos como tales,
y aunque el texto de Marulanda tiene algunos ecos de la discusión marxista de
la época, campea a todo lo largo del testimonio el propósito de generalizar
(mediante la retrospección) una experiencia concreta, producir un texto de
valor pedagógico pero no pedante, sencillo, sin arandelas, y que pueda ser
utilizado en la escuela de cuadros.303”

Tal vez el más importante viraje tendrá que ver con el tipo de reivindicaciones y
proyección del naciente movimiento guerrillero, con respecto a las planteadas por
la Autodefensa. Las FARC surgen con un Programa Agrario, que se presenta
como una propuesta de reforma agraria moderna y democrática de carácter
nacional. El Programa Agrario firmado en 1964 tendrá ese doble cariz de significar
una elevación política de la autodefensa que circunscribía sus demandas a
problemáticas locales, pero al mismo tiempo estas exigencias se harán al gobierno
nacional, conservando aún la lógica de movimiento social en armas.304.

                                                            
303
CUBIDES(2004) Pág. 36. Cabe destacar que la misma teorizaciones de las FARC tendrán un
sentido inmediatamente práctico. Los principales textos que sintetizan la experiencia guerrillera
histórica y operacional, tiene la intención de explicar sencillamente a sus combatientes
campesinos, el ABC del surgimiento y funcionamiento de las FARC. En este sentido ver Cuadernos
de Campaña de Manuel Marulanda, Diarios de la Resistencia de Jacobo Arenas y el Manual para
Mandos, donde se compilan textos de ambos dirigentes. Ver Archivo Histórico Documental. FARC-
EP. Subgrupo Actores Armados. Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa. Universidad
Nacional. Colciencias.
304
Precisamente la Octava Conferencia en 1993 modificará este último aspecto del Programa
Agrario y lo convertirá en al Ley 001, despojándolo de su carácter reivindicativo inicial e
identificándolo nítidamente con el proyecto político partidista y estratégico de las FARC

196 
 
 

Igual dualidad tendrá la mayoría de propuestas de la naciente guerrilla, que


aunque proclamaba su interés por el poder y la necesidad del cambio de gobierno,
adolecía de la ausencia de un programa propio y general para la sociedad
colombiana, labor que hasta aquel momento estaba endosada al Partido. Como lo
demuestran actuales investigaciones, aunque las FARC se proclamen como
guerrilla revolucionaria desde los años sesentas del siglo pasado, durante más de
20 años sus reivindicaciones y elaboraciones estarán bastante circunscritas a la
dimensión local y a la problemática rural.305

En segunda instancia, pese a su comportamiento militar bastante cauteloso para


ser una guerrilla, se reivindicará la toma del poder como un objetivo político. Para
esta proclamación, no obstante se debió aguardar a la II Conferencia Guerrillera
del Bloque Sur, realizada entre abril y mayo de 1966 –posterior al X Congreso del
PCC-. En esta II Conferencia, donde se constituyen las FARC como tal, toman
esta denominación, ratifican su estrategia de guerra de guerrillas móviles y
adoptan los estatutos, el reglamento interno, el régimen disciplinario y las normas
de comando; además se aprobó un plan militar nacional.306 Sin embargo, al igual
que el Programa Agrario su proclamación como fuerza en disputa por el poder a
nivel nacional, no tendrá una repercusión real, ya que por presencia, número y
dinámica, la guerrilla comunista seguía asociada más como un proceso sectorial y
local, en todo sentido subordinado a una táctica más general: “Allí mismo – en
Cuadernos de Campaña, Marulanda- reafirma su versión de una táctica y una

                                                            
305
Al respecto ver la periodización desarrollada por el Subgrupo de Actores Armados del Grupo de
Investigación en Seguridad y Defensa del Departamento de Ciencia Política de la Universidad
Nacional. Se hablará de tres grandes etapas en la elaboración política de las FARC: Una larga
etapa inicial ceñida estrictamente a la problemática rural que va hasta los acuerdos de paz de La
Uribe, donde se puede leer el inicio de una segunda etapa que incorpora la agenda social y política
nacional. Una tercera etapa incluirá temas relacionados con la problemática global que tocan con el
accionar de esta guerrilla. MEDINA GALLEGO, Carlos. (Compilador) FARC-EP. Temas y
Problemas nacionales. Bogotá: Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales. Universidad
Nacional de Colombia, 2008. 295 p.
306
PIZARRO (1991)

197 
 
 

estrategia gradualista, subordinadas a las necesidades de la acción política; de un


proceso insurreccional cuyo escenario principal, se supone, serán, más tarde y
hacia su final las ciudades.307”

Posterior a esta II Conferencia y como producto de sus orientaciones


organizativas, se logra decantar una estructura guerrillera como tal, diferenciada
de las comunidades rurales pertenecientes a las viejas autodefensas de masas o
a las guerrillas rodadas. Tal diferenciación que se hace no sin el llamado a
mantener el vínculo político con las masas campesinas, busca acentuar la
movilidad propia de la guerra de guerrillas y la necesidad de expandir la presencia
del grupo armado a nuevas zonas del país. No obstante, tal tentativa se frustra
con el descalabro de Ciro Trujillo, a la postre segundo comandante de las FARC,
quien concentra todos los destacamentos con la excepción de las unidades de
Marulanda y Joselo Lozada, en la región del Quindío y pierde la mayoría de
hombres y armas: “Perdimos muchos hombres y el 70% de las armas. Se
recuerda que hasta la Quinta Conferencia pudo decir Manuel Marulanda: Por fin
nos hemos repuesto del mal que casi nos liquida”19.

El largo proceso de deslinde entre autodefensa y guerrilla se tornará algo más


lento en cuanto el aniquilamiento de los contingentes reunidos por Ciro Trujillo,
obligará a las FARC a reiniciar su proceso de construcción como organización
militar y a reafirmar la cautela operacional que será su característica más
relevante durante esta primera etapa. Será difícil dilucidar sí de no haberse
presentado tal golpe, el desarrollo operacional de las FARC hubiese sido distinto,
lo cierto es que esta contingencia coincidió con la inexistencia de un accionar
ofensivo de las FARC en el campo de batalla hasta los albores de su VII

                                                            
307
CUBIDES, Fernando (2004). Pág. 33.
19
ARENAS, Jacobo.

198 
 
 

Conferencia de 1982, muy afín por cierto con el carácter subsidiario y auxiliar que
le daba el PCC a la lucha armada.

El Partido privilegiaba con claridad la denominada lucha abierta de masas, que se


debía dar fundamentalmente en las ciudades. Aunque adolecía como hemos visto
de una proyección conceptual mas delineada, concebía la revolución colombiana
como una combinación de las formas de lucha, donde la guerrilla serviría como
una especie de reserva para aquel momento, en el que el triunfo estaría definido
por la adhesión masiva de trabajadores que paralizasen la producción308. Así
mismo el Partido conservaba esta guerrilla pese a sus inconvenientes por su gran
temor a un golpe militar reaccionario:

“Durante este período, sin embargo, las FARC eran concebidas por el
Partido Comunista como una simple reserva estratégica, para el caso de
eventual que se produjera en Colombia un golpe militar y se cerraran
todas las vías para la acción política legal. Por ello, esta organización se
limita a un crecimiento puramente vegetativo, reflejado en un lentísimo
reclutamiento de nuevos miembros y una escasa expansión geográfica.
Los recursos económicos con los cuales cuentan las FARC en esta
época son muy limitados y su poder de fuego se basa ante todo en las
armas que pueden recuperar en el campo de batalla.309”

                                                            
308
En palabras de unos de sus más virulentos críticos: “El partido, que evidentemente conserva en
sus manos la definición de sus orientaciones políticas, rinde homenaje ritual a la lucha armada.
Pero siempre procura mencionar que ésta no podría obtener resultados decisivos mientras no se
reúnan todas las condiciones objetivas de la revolución y mantiene la mirada fija en las ciudades,
que son el lugar donde dichas condiciones pueden aparecer”. PECAUT (2008).
309
PIZARRO (2004) Esta postura puede evidenciarse en la entrevista de Vieira en 1971: “Y si la
situación política colombiana conduce –como algunos o muchos lo creen- a una dictadura
militarista de carácter reaccionario, los comunistas estamos seguros de que estas agrupaciones
guerrilleras can a jugar un papel muy grande y van a convertirse en foco de atracción para grandes
sectores del pueblo colombiano y en la forma principal de lucha para nuestro pueblo.” VALVERDE (
1973) Pág. 57.

199 
 
 

La ausencia de una proyección teórica detallada por parte del PCC, si bien lo
exime de las teorías subjetivistas del conflicto armado, que parecieran endosar a
su mera voluntad política la existencia de la guerrilla, no significa negar su papel
cardinal en la construcción de las FARC, reconocido por el mismo Marulanda,
miembro del Comité Central:

“Nunca fuimos y nunca seremos un puñado de infatuados que trate de dictar


la línea a los demás, o defensores de la absurda tesis que la guerrilla crea al
partido. Nos venimos guiando por las orientaciones del único partido que ha
estado siempre con nosotros: El Partido Comunista, y lo seguiremos
haciendo, invariablemente.”310

Las estructuras internas tanto de la autodefensa como de las FARC eran calcadas
de la organización leninista y de las organizaciones de masas. El Comité Central
desarrollaba una orientación especial para el destacamento armado del Partido y
la relación jerárquica entre Partido y guerrilla era reconocida por parte y parte sin
ambages.311 No obstante, por razones operativas apenas lógicas, las FARC tenían
su propia dirección subordinada obviamente a la conducción política del PCC.

La característica más singular de este proceso será sin duda la no renuncia del
PCC a la exigua legalidad en la que se movía entre las restricciones del Frente
Nacional y el perenne estado de sitio. Por principios312 y por táctica, el PCC creía
                                                            
310
MARULANDA VELEZ, Manuel (1973) Pág. 84.
311
“Hoy en día, el hecho real es que el Partido Comunista participa en la lucha armada, tiene una
organización, las FARC, y cree que este movimiento tiene perspectivas de crecimiento y
desarrollo.”. Entrevista a G. Vieira VALVERDE (1973) Pág. 57. Así mismo: “Los guerrilleros de las
FARC, en ningún momento ocultan su filiación comunista. Es mas, tienen esa característica,
aparentemente muy restrictiva, dicen que todos son comunistas.” Entrevista a G. Vieira.
HARNECKER (1989) Pág. 28.
312
Incluso en su manual de trabajo clandestino “Preparación para tiempos difíciles”, de quien A.
Delgado se atribuye su autoría, sintetizando sus cursillos en China, el PCC plantea su vocación por
aprovechar cualquier resquicio de acción legal por pequeño que sea: “Las luchas legales son lo
mejor para nosotros. A través de ellas las masas comprenden mas fácilmente los propósitos del

200 
 
 

que debía mantenerse en la lucha abierta, ya que a través de ella se ampliaba el


eco de su discurso hacia las amplias masas que debía organizar para llegar a su
objetivo. Lo verdaderamente atípico en el caso colombiano, será también el poco
ímpetu del establecimiento por ilegalizar al Partido Comunista. La mezcla entre
tradición civilista de las élites, reavivada con el derrocamiento de Rojas y el
escaso peligro que para sus intereses representaba el PCC y las mismas FARC
en aquel momento, se conjuraron entre otros elementos para sostener la
permisividad del régimen con la peculiar implementación de la combinación de
todas las formas de lucha.

Se configura así el primer modelo de la combinación: Un partido legal


orientando una autodefensa devenida en guerrilla que no se desenvuelve
ofensivamente en el campo militar, enfrentando a una democracia liberal
recién restaurada pero profundamente restringida. Sobre este esquema
abordaremos los elementos que denotaran el carácter pragmático de la táctica de
la combinación en sus diferentes modelos implementados.

En primera instancia, estará claro y así lo reconocen los mismos comunistas que
el advenimiento de la lucha armada en Colombia se desarrolla sin que se halla
desencadenado una situación revolucionaria. El impulso de la lucha guerrillera no
responderá como en Rusia o El Salvador a una lectura que identificaba una
inminente crisis del régimen político, sino básicamente a una contingencia
defensiva en ciertas zonas campesinas:

“La lucha armada surge y se desarrolla en Colombia, en su modalidad


guerrillera, aún cuando no exista en el país una situación revolucionaria.
                                                                                                                                                                                     
Partido y aceptan mas fácilmente nuestras consignas y todo el trabajo puede realizarse
directamente y con mayor envergadura”. Pág. 6.

201 
 
 

Sería negativo y fatal para el movimiento revolucionario colombiano permitir


pasivamente el aniquilamiento de de las organizaciones campesinas, con el
argumento de que hay que esperar la completa madurez de una situación
revolucionaria para desplegar la lucha armada. A la agresión armada del
enemigo hay que oponer en el campo la resistencia guerrillera y la lucha
armada.313”

Además de los elementos expuestos ya en el segundo capítulo, donde se explica


en términos históricos y estructurales la inexistencia de una situación
revolucionaria en nuestro país, la década de 1960, en medio de la que se
conforma el primer modelo combinatorio excepcional de los comunistas
colombianos, comprende fenómenos que acentúan tal circunstancia.

Aunque la transformación socio-económica del país será un importante caldo de


cultivo para la conflictividad social, en el que germinaran no sólo los comunistas
sino otras expresiones de oposición, el bloque hegemónico del poder,
representado en el bipartidismo de honoratiores y su control del poder económico,
tiene una sólida unidad recientemente renovada en los acuerdos que llevaron al
Plebiscito de 1957 y al retorno de la formalidad de la democracia liberal. Antes que
una crisis político-militar, existe durante aquellos años una potenciación del control
militar del Estado, en medio del cierre de filas de las FFMM con el Frente
Nacional. Los ataques a las autodefensas campesinas, así como el exterminio de
la mayoría de grupos de bandoleros provenientes de La Violencia, no son sino una
ejemplo. A contravía del proceso de radicalización de la resistencia armada
comunista, el grueso de agrupaciones políticas armadas provenientes de la
década anterior –incluidos algunos grupos del PCC como los del Sumapaz-
deponen sus armas ante los gobiernos del Frente Nacional. Como un temprano

                                                            
313
TESIS SOBRE EL MOVIMIENTO GUERRILLERO. En Informe Político al X Congreso del PCC.
1966. Pág. 41. Sobre la negación del PVV de la existencia de una situación revolucionaria ver
también el folleto que sustenta la expulsión de Diego Montaña Cuellar. PROBLEMAS
IDEOLOGICOS DE ACTUALIDAD. Editorial Colombia Nueva. 1967. 60 p.

202 
 
 

síntoma de su atipicidad y su blindaje a influencias del contexto, las guerrillas


comunistas serán la única agrupación campesina que insiste en la lucha armada,
sin ser permeada por la desmovilización masiva de sus pares. En términos
estrictos, había pocas condiciones dentro de la situación interna para atisbar un
momento revolucionario, distintas a las generadas por el espejismo del foquismo
cubano.

El único elemento interno a favor de la opción armada era el surgimiento reciente


de grupos foquistas de distinto calado: MOEC, FUAR, FALN, FAL-FUL, ELN entre
otros, que llegaban a hablar de situación revolucionaria latinoamericana. El
accionar de estas expresiones, así como la aparición del maoísmo en Colombia,
puso sobre la mesa el debate de la lucha armada dentro y fuera del PCC. En otros
términos la inexistencia de factores objetivos de situación revolucionaria,
contrastaba con unas concepciones subjetivas en el seno de la izquierda que la
favorecían. De esta forma el PCC se ve avocado a abordar teórica y
prácticamente este debate sobre la táctica.

Como ya se mencionó en el capítulo anterior el X Congreso que consagra el


excepcional modelo de combinación de las formas de lucha, es también el
congreso de ruptura con los grupos de izquierda del Partido que propugnaban por
la opción armada, como vía única o principal. Pedro Vásquez y sus seguidores
son expulsados oficialmente, y el foquismo, -que ya había atraído algunos cuadros
especialmente de la Juventud Comunista como Medina Morón-, es igualmente
condenado. La aceptación del PCC de fundar una guerrilla comunista, significaba
si bien una concesión también un golpe para sus detractores de izquierda, que
tenían cierto eco dentro del mismo Partido:

203 
 
 

“…La emergencia de movimientos guerrilleros que, como el ELN y el EPL,


buscaban disputarle al Partido su hegemonía política en el campo de la
izquierda y, en particular, en el terreno militar. El Partido, que reivindicaba con
orgullo su pasado y que mantenía aparatos armados de autodefensa en
actitud expectante, no aceptaba que se desconocieran sus títulos antiguos en
este terreno. El Partido se negaría entonces a dejarles copar el espacio
armado, sobre el cual afirmaba tener títulos más legítimos en su haber
histórico. En alguna medida, las FARC nacen como reacción a la creación del
ELN y del EPL. A pesar de que la dirección comunista poseía una mejor
comprensión de la situación colombiana, en comparación con las visiones
absolutizadas y esquemáticas que dominaban en América Latina (Regis
Debray, Ernesto Guevara), el Partido no podía estar ausente de una forma de
lucha probada en Cuba y que se expandía como una mancha de aceite por
todo el continente, despertando las energías revolucionarias de múltiples
secretores y ganando adeptos incluso en el interior de su filas.314”

Pero el debate sobre la pertinencia de la lucha armada, al que el PCC dice


responder de manera práctica y no retórica, tenía especial importancia por el
acumulado ya ganado por los comunistas en este terreno. No se trataba sólo de la
influencia sobre sectores radicalizados de la juventud urbana sino del control de
un contingente importante del movimiento campesino que enrumbado por las
circunstancias en la lucha armada, era pretendido por los nuevos grupos de
izquierda315. Impregnado por su característico pragmatismo, si el PCC no estaba
dispuesto a rezagarse en términos generales en su disputa con los nuevos
sectores de izquierda –engendrados muchos de sus dirigentes en el seno mismo
del Partido-, mucho menos iba a “abandonar” a estas influencias el movimiento
armado campesino construido por él, máxime cuando a pesar de todo consideraba

                                                            
314
PIZARRO (1991)
315
Específicamente los fundadores del PCML, intentaron aprovechar su vieja relación como
comisarios políticos del PCC con las guerrillas del Tolima, para ganarlas para su proyecto, pero
éstas ya habían cerrado filas con el centralismo democrático y el X Congreso: “Mucha gente siguió
haciéndole el juego a las propuestas de los maoístas y el X Congreso del Partido discutió en
profundidad ese caso y llegó a la conclusión de expulsar toda esa gente de allí. Yo recuerdo entre
ellos a un hombre llamado Garnica, que luego entró a Marquetalia, pero en Marquetalia no tuvo
ninguna acogida. Allí ninguno lo aceptamos con su orientación ni división del movimiento
campesino”. Entrevista a Jaime Guaracas. MATTA ALDANA, Luis Alberto. Colombia y las FARC-
EP. Nafarroa. 1999.Editorial Txalaparta. Pág. 193.

204 
 
 

este contingente como decisivo –aunque no el principal- para su peculiar visión de


la revolución colombiana.

Las diferentes tensiones dentro del Partido: su acumulado en el movimiento


armado campesino, su alineación internacional con la URSS, su disputa nacional
con los nuevos sectores de izquierda, su irrevocable vocación electoral, hizo al
PCC probar una especie de síntesis que podrá ser tildada de sincrética,
integrando en su acervo, tradición y accionar todas estas lógicas que tenderían a
excluirse. El PCC hace una verdadera filigrana organizativa para equilibrar las
diversas dinámicas que convivían en el Partido desde los parlamentarios
infiltrados en el MRL hasta los guerrilleros de las FARC, pasando por toda la
variedad posible de acciones de masas. Para ello flexibiliza la teoría y antepone su
experiencia práctica como criterio de verdad, mientras en el campo organizativo
realmente innova al introducir una peculiar forma de combinación de todas las
formas de lucha.

El carácter empírico de la táctica de la combinación del PCC en esta primera


etapa está resaltado precisamente por la relación organizativa sin modelo previo,
ni teórico ni histórico y la misma maleabilidad de éste acorde a las circunstancias
específicas. Como hemos visto, aunque será característica de las revoluciones
triunfantes la coexistencia de un aparato político y un aparato armado, ésta
significó en todo caso la obvia clandestinización del primero, que no obstante,
hacía importante presencia en los diversos movimientos amplios. En Colombia en
cambio, a contracorriente de las diversas experiencias revolucionarias, incluso las
latinoamericanas que no contaban con un partido como tal, el PCC se mantuvo en
la legalidad y con la pretensión de ser un partido de masas, mientras mantenía
una guerrilla que no se proyectaba efectivamente como una fuerza armada en pos
del derrocamiento del Estado. La teoría que sustentaba tal praxis, no era otra

205 
 
 

distinta a la correspondencia con las condiciones particulares de Colombia, que


obligaba a los comunistas a una vía revolucionaria “original” (Conclusiones X
Congreso).

El rasgo de originalidad de este primer modelo combinatorio no será sólo la


legalidad del Partido, sino el carácter no ofensivo de la guerrilla de las FARC,
definida por la ausencia de grandes acciones militares contra las Fuerzas
Armadas oficiales durante todo el período. ¿Autodefensa móvil o guerrilla
defensiva? Muchos podrían ser los eufemismos para caracterizar esta dinámica de
los combatientes comunistas de esta primera etapa, lo cierto es que su práctica
aunque en tensión con su discurso respondía a sus capacidades reales. La
contradicción entre la toma del poder y esta cautelosa guerrilla, se resolvía por el
carácter “prolongado” que se le endilgaba al proceso revolucionario colombiano y
la visión más compleja de revolución que yacía en la táctica comunista como
distintivo ante el foquismo.

No obstante, como veremos a continuación, las prácticas determinadas por


condiciones concretas serán redimensionadas precisamente al cambiar éstas:

“Nos interesa destacar que uno de los rasgos de la mas antigua de las
organizaciones guerrilleras es la flexibilidad de su dispositivo, los cambios que
introduce en su esquema según las alternativas de los enfrentamientos en los
que participa y en respuesta a los de su enemigo. Una capacidad para
improvisar, un pragmatismo a despecho de disquisiciones ideológicas o de
formulaciones doctrinarias.316”

                                                            
316
CUBIDES, Fernando. (2004) Pág. 34.

206 
 
 

La falta de agresividad operativa de las FARC en sus primeros años, no significó


que no hubiese crecimiento ni fortalecimiento. En acciones “no-ofensivas”,
básicamente a través de pequeñas emboscadas, las FARC acopiaron armamento
durante casi 20 años y para su V Conferencia en 1974 ya se habían repuesto
numéricamente del descalabro de Ciro Trujillo. “Prolongado” no era sinónimo de
infinito, especialmente para los guerrilleros inmersos en esta dinámica, máxime
cuando todo el contexto cambiaba y con él la pragmática línea de los comunistas.
Aunque este esquema de Partido legal y guerrilla defensiva será el más duradero,
mantenido por casi dos décadas, su revaluación a principios de los años 1980,
significa una comprobación de mediano plazo del peso profundamente empírico
en el que se cimentaba esta primera implementación de la táctica de la
combinación de las formas de lucha.

5.2 EL PLAN ESTRATÉGICO: PLENITUD DE LA COMBINACIÓN

Después de la fundación de las FARC, -y su duro revés en el Quindío- las


sucesivas conferencias decantaran su estructura político-militar en progresivo
deslinde con el pasado de autodefensa y evaluaran su crecimiento –prácticamente
inercial-, que hacia la VI Conferencia (1978) se acerca apenas a los mil
hombres317. Balance modesto pero que empezaba a relucir ante descalabros
mayores de sus congéneres de la primera generación de guerrillas, bastante
reducidas en aquel momento.

No obstante, en la VI Conferencia hay un primer atisbo contundente de cambio en


el modelo combinatorio. La guerrilla defensiva después de 10 años de
                                                            
317
VELEZ, María Alejandra. FARC-ELN. Evolución y expansión territorial, Tesis de Pregrado en
Economía. Universidad de Los Andes. Bogotá. 2000. Cabe decir que desde la V Conferencia
existió en las FARC un pequeño plan de expansión territorial que le permitió avanzar en presencia
en regiones como el Magdaleno Medio y Urabá.

207 
 
 

reconstrucción y en medio de una halagüeña lectura de las recientes


movilizaciones sociales- en especial el Paro Cívico Nacional de 1977- considera
que es el momento de dar un salto en medio de su lucha prolongada por la toma
del poder. La VI Conferencia se plantea por primera vez la necesidad de construir
un “Ejército del Pueblo”, cualitativamente superior a una “guerrilla”, como
herramienta necesaria para la conquista de sus objetivos:

“En la Sexta Conferencia se dijo que para crear un ejército era indispensable
capacitar mandos, crecer en hombres, armas, finanzas, crear escuelas
regionales a nivel de frentes, incluso una escuela superior a nivel de Estado
Mayor, a nivel de Secretariado. Un mando de hombres que comprendiera la
tarea que significaba crear un pequeño ejército. Se empieza a comienza a
estructurar la concepción de un ejército guerrillero.318”

El Partido por su parte parecía inmóvil en su táctica clásica que privilegiaba la


lucha de masas urbana, en especial el movimiento obrero, que en aquellos años
cosechaba importantes logros. En su XIII Congreso de 1980, se mantiene en su
tradicional consigna de “apertura democrática”, que ganaba audiencia y
pertinencia en la coyuntura del país, ante la ostensible restricción de libertades
civiles desarrollada bajo el gobierno de Turbay Ayala319.

No obstante, dos hechos importantes, relacionados entre sí, externos a la


dinámica de la familia comunista, potenciaran y darán mayor aliento a las
perspectivas tenuemente esbozadas en la VI Conferencia. En primer lugar,
aparece un nuevo tipo de guerrilla, el Movimiento 19 de Abril, M 19, fundada entre
otros por viejos guerrilleros de las FARC y viejos militantes de la JUCO. La
                                                            
318
Palabras de Jacobo Arenas. En ALAPE, Arturo. Tirofijo. Los sueños y las montañas, Bogotá,
Editorial Planeta. 1994.
319
APERTURA DEMOCRATICA PARA COLOMBIA. Documentos del XIII Congreso del PCC.
Bogotá. 1980. El documento le dedica un lacónico aparte a ratificar la pertinencia de la táctica de la
combinación como síntesis histórica de las luchas del pueblo colombiano.

208 
 
 

caracterización del fenómeno político del “EME” será tanto o más complejo que el
análisis de las FARC, y de entrada tal pretensión escapa a este trabajo. Lo
inobjetable es que su accionar urbano, su discurso amplio y poco ortodoxo y sus
acciones militares de cierto tinte intrépido, catapultan al grupo al primer plano del
debate nacional, obligando a varias reflexiones políticas y tácticas a las
sobrevivientes guerrillas de primera generación.

La respuesta por parte del régimen político, será inicialmente arreciar el cierre de
libertades civiles, acompañando el tradicional Estado de Sitio con un Estatuto de
Seguridad y la cesión de mayores poderes a las Fuerzas Militares para el control
del orden público y los delitos políticos, condensadas estas medidas en el
gobierno de Julio Cesar Turbay Ayala320. Paradójicamente el gobierno Turbay será
un verdadero combustible para el movimiento insurgente, especialmente para las
FARC, que crecen exponencialmente durante este período. De 8 frentes
existentes en la VI Conferencia de 1978 se pasa a 24 frentes en 1982.321

El despunte de la década de 1980 será un nuevo despertar de la lucha guerrillera


en Colombia, ya que el crecimiento de las FARC, estará acompañado por las
recomposiciones de las casi liquidadas guerrillas del ELN y el EPL, el ya
mencionado “boom” del M19 y el surgimiento de nuevos grupos (ADO, MIR-PL,
Quintín Lame). Este nuevo aire coincidirá con las guerrillas de segunda
generación,- denominadas así por Pizarro- expresadas o inspiradas

                                                            
320
No obstante, es importante resaltar que pese a la restricción a las libertades civiles el régimen
será profundamente cuidadoso en mantener su forma republicana, manteniéndose fiel a su
tradición civilista sin precipitarse por la salida del golpe militar como ocurriese en el Cono Sur.
321
PIZARRO (1996) Pág. 103. PECAÚT (2008) Pág. 49.

209 
 
 

fundamentalmente en los procesos armados centroamericanos, que mostraban


importantes avances como la Revolución Sandinista de 1979.322

El giro en la política de orden público dado por el entrante gobierno de Belisario


Betancourt, la obtención de la amnistía solicitada por los sectores de izquierda y el
inicio del proceso de paz, fueron un último ingrediente para una variación
importante de un contexto que obligó a las FARC a replantear el modelo
combinatorio.

En 1982, se convoca entonces la VII Conferencia por parte del Secretariado de las
FARC. Aunque recientemente se había desarrollado el XIII Congreso del Partido,
no existe la analogía entre éste y la Conferencia, como si fue nítida la relación del
X Congreso y la II Conferencia constitutiva de las FARC en 1966. El XIII Congreso
–realizado ya dos años antes- había sido poco elocuente en proyectar las
perspectivas de la lucha armada, que fue el tema principal de la VII Conferencia
desarrollada en el mes de mayo. No obstante, era obvio que el Partido asistía a la
Conferencia y de alguna forma supervisaba ese proceso de discusión. No
obstante, es diciente en el proceso de autonomización de las FARC, que sea la
organización guerrillera, quien convoque el escenario, y que sea éste el que trace
la estrategia principal, así como el que tome la iniciativa al respecto.

La VII Conferencia aprobará un Plan Estratégico para la toma del poder y


agregará a la tradicional sigla, FARC, su caracterización como “Ejército del
Pueblo”, EP, al tiempo que aprobará un nuevo concepto operacional: el NMO,
Nuevo Modo de Operar. Nos encontramos ante una verdadera “inflexión

                                                            
322
Frente al desarrollo de las guerrillas centroamericanas Ver HARNECKER, Martha. Pueblos en
Armas. Editorial Nueva Nicaragua. Managua. 1985. 281 p.

210 
 
 

estratégica” –en términos del profesor Cubides- en el desarrollo de la guerrilla


comunista y de su modelo de combinación de las formas de lucha.

El Plan Estratégico para la toma del poder, partía de la percepción de existencia


de “asomos de una situación revolucionaria”, ante la cual se planeaba un
desarrollo paralelo de tres instrumentos organizativos para el triunfo, partiendo de
sintetizar las experiencias de las revoluciones victoriosas e incluso de procesos
revolucionarios en curso –como el de El Salvador, citado literalmente en el Plan-.
Los tres instrumentos eran: el “Ejército Guerrillero”, en el que las FARC-EP debían
convertirse, distinto cualitativamente hablando a la simple guerrilla, con
requerimientos cuantitativos y cualitativos, tácticos, estratégicos y operacionales;
la “organización política” cuya referencia torna hacerse algo críptica pero que a
todas luces estaba representada por el PCC, quien debía proyectarse como
partido de masas; el Frente amplio, que recogiese las mas variadas tendencias
democráticas, es decir interesadas en unos primeros cambios políticos asociados
fundamentalmente con la ruptura del bipartidismo, frente que se plasmará en el
corto plazo con la fundación de la Unión Patriótica, UP.

La analogía de la proyección del Plan Estratégico con la experiencia china y con


los pregones del maoísmo sobre las “tres varitas mágicas” es inevitable. Sin
embargo el Plan mantenía su alineamiento con el bloque soviético, en el que por
demás se cifraban algunas aspiraciones de apoyo político internacional en la fase
de consolidación del gobierno revolucionario. Como veremos la influencia de
Vietnam y de El Salvador era también nítida y éstas sí, mas expresamente
aceptadas por los comunistas.

211 
 
 

La primera tarea de la VII Conferencia será la constitución como tal del ejército
guerrillero. Por paradójico que parezca se trataba de desarrollar una masiva y
estructura casi regular de la agrupación guerrillera habilitándola así para mas
diversos tipos de acciones militares. Influía pues la experiencia vietnamita donde
los guerrilleros comunistas constituyeron fuerzas regulares como tal,
acompañadas por fuerzas irregulares de carácter miliciano.323 El más cercano
ejemplo salvadoreño, demostraba la importancia de un potencial militar
desarrollado para poder enfrentar a un Estado que no pasase por crisis político-
militar,324 reflexión que tuvo importante eco en las FARC. Como se reconoce en su
misma historia oficial, la inclusión de la sigla EP a su nombre significará grandes
cambios y esfuerzos: “Por primera vez desde que surgió en Marquetalia la
guerrilla revolucionaria, la Séptima Conferencia le dio al movimiento una clara
concepción operacional y estratégica para un ejercito revolucionario, lo que
marcó un reajuste de todos sus mecanismos de dirección y mando”325

La elevación de la guerrilla de las FARC a “Ejército del Pueblo” requería del


cumplimiento de una serie de indicadores: duplicación del número de frentes (a
48), presencia nacional, creación de unidades militares especializadas (artillería,
fuerzas especiales, aviación, enfermería de guerra,entre otras), creación y
fortalecimiento de la “Escuela de Cadetes Hernando González Acosta” para la
formación de los mandos necesarios, mejoramiento y diversificación del
armamento y los equipamientos, entre otros. No obstante, lo sustancial de la
inflexión estratégica estará en la articulación de estos desarrollos con los cambios
                                                            
323
GIAP (1976) Op.Cit..
324
Frente a esta inflexión estratégica de la guerrilla salvadoreña Castañeda afirmará: “Este giro
militarista fue tanto la causa como la consecuencia de la característica mas distintiva del FMLN en
el firmamento de la izquierda latinoamericana: la auténtica formación de un ejército duradero y
viable en la pugna con las fuerzas armadas del gobierno en el poder. Ni los cubanos en la Sierra
Maestra ni los sandinistas en 1979 libraron más que guerras de guerrillas relativamente breves y a
pequeña escala, con sólo unos cuantos miles de combatientes mal armados. CASTAÑEDA (1994)
Pág. 120.
325
Página de internet de las FARC burn.ucsd.edu /~farc-ep
/Nuestra_historia/30_annos_de_lucha_por_la_paz_.htm

212 
 
 

operacionales y su organización dentro de un Plan, que seguía regido por los


principios de la guerra irregular326.

La ampliación y especialización del pie de fuerza fariano, toma verdadera


importancia en cuanto rompe con su accionar profundamente defensivo, que
caracterizó a la guerrilla comunista hasta entrada la década de 1980. Surge así el
denominado Nuevo Modo de Operar, NMO:

“Concepción que consiste en no esperar a que el enemigo ataque, sino que


hay que atacarlo; la concepción de que al golpear un frente, deben
golpear todos al mismo tiempo......unir la fuerza de uno, dos, tres
frentes para golpear unidades enemigas más o menos grandes ;
desplegarse, volver a golpear, unir 4 o 5 frentes, para tomar un objetivo;
donde se encuentren 30, 40, 50 policías, golpearlos, volver a desplegarse,
volver a unirse, desdoblarse en cada uno de los frentes para buscar su
crecimiento, porque ya vamos a crear un pequeño ejercito327”

Este significativo paso a guerrilla en ofensiva táctica, tenía como antecedente la


328
propia experiencia empírica de las FARC con la Operación Cisne III . A través
de este NMO las FARC ampliará su repertorio de acciones militares, hasta el
momento circunscritas a las emboscadas y a la defensa; aparecerán el asedio y el
copamiento de unidades enemigas, con la necesaria inteligencia de combate para

                                                            
326
“Las FARC siguen siendo una fuerza militar eminentemente irregular. Elplanteamiento
estratégico aprobado por la VII Conferencia esa para un ejército irregular. Por eso la ubicación de
nuestros frentes puede coincidir con la ubicación de las divisiones, batallones, guarniciones del
ejército oficial, pero no ara una confrontación de ejércitos regulares sino para la de un ejército
revolucionario irregular con el ejército regular oficial” Líneas del Plan Militar a 8 años. FARC-EP.
Pleno del EMC. 1989. Archivo Histórico Documental.
327
Entrevista a Jacobo Arenas. ALAPE (1994).
328
“El llamado “Plan Cisne 3” que combinando inteligencia, planificación, asedio, asalto y
copamiento había permitido capturar a 22 militares y recuperar todo su armamento en unos
combates desarrollados durante el año 1980 en la región de Guayabero (Meta).” PIZARRO (2004)

213 
 
 

ello, como prácticas corrientes y características de este NMO.329 El carácter


ofensivo del NMO será sustancialmente táctico, ya que en términos estratégicos
las FARC no se precipitan hacia “ofensivas generales”, sino mantiene su visión
gradualista del proceso de guerra prolongada, pero ahora con temporalizaciones
claras, identificadas con fases de su Plan.

En consonancia con lo anterior, el Plan Estratégico dispone un despliegue de la


fuerza a construir. Proceso gradual de escalonamiento de la guerra prolongada del
campo a la ciudad, crecimiento y mejoramiento de la fuerza militar guerrillera,
disposición ofensiva táctica de todas las unidades, explican y refuerzan el proceso
de expansión ordenado por la VII Conferencia. Se ubicará la Cordillera Oriental,
con Bogotá en su seno, como centro del despliegue estratégico de sus frentes y
centros de despliegue a nivel regional, donde se concentraban el poder y la
conflictividad social –básicamente las ciudades-,múltiples “corredores
estratégicos” que comuniquen las diferentes zonas de interés, así como se define
una amplia retaguardia estratégica hacia los llanos y selvas del sur del país. El
despliegue se hará con base en el denominado desdoblamiento de frentes desde
un fuerte centro330,- que en aquel entonces resguardaba al Secretariado y la
Escuela de Cuadros-, buscando no la simple presencia militar sino el control
                                                            
329
“Ya no esperamos al enemigo en emboscadas como antes, sino que como él vamos a campo
traviesa, en áreas que conocemos como nuestras propias manos para determinar sus
emplazamientos o campamentos y antes que logre ejecutar obras de ingeniería y atrincheramiento,
asediarlo, asaltarlo y coparlo… En esencial este cambio se concentra en la acumulación de
inteligencia de combate, su evaluación, su compartimentación, el dominio del terreno, la
disposición combativa de nuestra fuerza, la ubicación exacta del enemigo, el asedio, el asalto y el
copamiento.” ARENAS, Jacobo. Cese el fuego. Una historia política de las FARC. En Archivo
Histórico Documental. FARC-EP. GISDE. Universidad Nacional. 2008.
330
El centralismo democrático servirá de doctrina organizativa para guiar y ordenar el proceso de
desdoblamiento de frentes: “ La construcción de las FARC como organización, su crecimiento y
expansión se ha dado por penetración territorial, por cuanto hay un centro que controla, estimula y
dirige el desarrollo de la periferia. Este tipo de desarrollo difiere de aquel por difusión territorial,
producido por generación espontánea, es decir, cuando son las élites las que constituyen en
agrupaciones políticas locales que después se integran a nivel nacional –caso AUC- ….Se podría
afirmar que las FARC, por tener un desarrollo organizativo por penetración territorial, no son una
organización de líderes regionales con estructuras descentralizadas o semiautónomas, y por esto
mismo no presenta serios conflictos de liderazgo o de división.” FERRO y URIBE (2001) Pág. 29.

214 
 
 

político-militar de ciertos territorios, partiendo de reconocer el frente dentro de la


lógica de las FARC como una unidad político-administrativa que busca asemejarse
al municipio:

“El desdoblamiento de los frentes implicaba una estrategia militar mas amplia que
la simple presencia de las FARC-EP en todo el territorio. En primer lugar es una
lógica de guerra que busca copar territorios importantes en lo militar y en lo
político, pero también en lo económico.331”

El desdoblamiento cumplirá a la par con el despliegue de la fuerza, con las metas


de crecimiento para la construcción del “ejército del pueblo” y facilitará el ejercicio
del NMO:

“Se deberían crear muchos frentes en todo el país con el fin de dispersar al
ejército y mantenerlo amarrado al territorio, evitando así su concentración en
contra del Secretariado.332”

“Las FARC-EP ha aplicado este principio de la guerra irregular de manera


muy hábil mediante una doble estrategia de expansión territorial. Una
estrategia centrífuga, que busca extender la confrontación hasta los lugares
mas apartados del país y cuyo propósito es dispersar la acción de las fuerzas
militares, y otra estrategia centrípeta, que concentra su actividad en zonas de
muy alto potencial desde el punto de vista económico y de mucho valor e
importancia desde una óptica política y estratégico-militar. Aún cuando estas
tendencias sean aparentemente contradictorias, son en realidad muy
complementarias y estimarlas así ayuda a explicar lo que una mirada

                                                            
331
BELTRAN, Santos Alonso. Las FARC-EP: Una reflexión sobre su organización política y militar.
En MEDINA GALLEGO, Carlos y OTROS. FARC-EP. Temas y Problemas Nacionales. Universidad
Nacional de Colombia. 2008.
332
RANGEL SUAREZ, Alfredo. Las FARC-EP. Una mirada actual. Programa de Estudios sobre
Seguridad, Justicia y Violencia. Universidad de Los Andes. 1997. Pág.3.

215 
 
 

desprevenida podría apreciar como una expansión caótica y azarosa de la


guerrilla por todo el territorio nacional.333”

El Plan Estratégico será precisado en el Pleno del Estado Mayor Central, EMC, de
1985- en medio del proceso de paz con Belisario Betancourt-. Allí se definen tres
fases, según Alfredo Rangel, que deben concluir con la ofensiva general y la
insurrección armada sobre la capital. En la primera fase, a realizarse entre 1985 y
1990, se deberían cumplir los desdoblamientos de frentes hasta ascender al
número de 48, con una fuerza de 15 mil guerrilleros y 5 mil milicianos,
garantizando el control sobre la Cordillera Oriental y el cerco a Bogotá. Hacia la
fase final del Plan se debería contar con cerca de 600 compañías de combate,334
un “Comando General” de la revolución –en el que inicialmente se insinuaba la
coordinación con las otras fuerzas insurgentes acorde a su aporte- y un “gobierno
provisional” con estatus de beligerancia. El Comando general dirigiría las
sucesivas ofensivas, conservando el sur del país como retaguardia – de forma en
algo similar a lo sucedido en las extensas guerras populares del Vietnam.335

Aunque se intentarán hacer seguimientos desde diversas ópticas buscando


explicar el patrón de expansión guerrillera, en el caso de las FARC responde a su
pragmatismo expresado en dos aspectos. En primer lugar, al esmero y efectividad
por cumplir el Plan; las FARC se nutren no sólo del pragmatismo del PCC sino de
la concreción y disciplina propia del campesinado que forma su base. Los
comandantes de frente de la década de 1980, en su inmensa mayoría de origen
campesino, formados en la guardia personal del Secretariado, reciben la compleja
                                                            
333
Ibíd. Pág. 8.
334
Dentro del organigrama de las FARC-EP una Compañía es una unidad político militar
compuesto por 4 escuadras de 12 hombres mas sus dos comandantes, convirtiéndose en la
estructura por excelencia del Plan estratégico, propia para la movilidad pero también para el cerco
y aniquilamiento de las fuerzas enemigas. ESTATUTOS FARC-EP. En Archivo Histórico
Documental FARC-EP. 2008
335
RANGEL (1997). Ver también documentos militares en Archivo Histórico Documental. FARC-EP
.U. Nacional de Colombia. 2008.

216 
 
 

orden del desdoblamiento de Frentes y la comprenden e intentan cumplirla como


si se tratase de una orden propia de la cotidianidad guerrillera. El pragmatismo
fariano da poca cabida a disquisiciones de fondo o de forma, ante la urgencia y el
deber de cumplir la tarea.

En segunda instancia, la flexibilidad y capacidad de adaptación y aprovechamiento


al máximo las condiciones concretas de cada región, han sido siempre pilar del
pragmatismo de los comunistas. Sobra decir que ciertas regiones de precaria
presencia estatal y/o jugosas fuentes de financiación, prestaban mejores
condiciones para el fortalecimiento de la guerrilla de las FARC en todas sus
dimensiones y que en tal sentido allí fue más próspero el desarrollo insurgente y
por tanto mayor concentración y atención recibieron por parte de la guerrilla
comunista.

No obstante, la hipertrofia político-militar de las FARC-EP en el sur del país,


respondía a las disposiciones del Plan Estratégico y nunca significó revaluar la
orientación de construir por lo menos un frente por departamento –salvo en San
Andrés y Providencia336-. El Plan proyectaba el desarrollo de frentes de las FARC
en muchas zonas que consideraba “estratégicas” por disímiles motivos: políticos,
económicos, militares y/o geográficos, haciendo blanco del crecimiento guerrillero
a un amplísimo abanico de regiones. Algunas eran corredores, otras retaguardias,
otras avanzadas; en fin, aunque evidentemente las FARC usufructuaron las
ventajas que le otorgaban ciertas zonas y éstas dejaron marcaron el crecimiento y
composición del pie de fuerza fariano, esto es mas una consecuencia del

                                                            
336
“Se determinó entonces que cada frente sería ampliado a dos hasta conseguir la creación de un
frente por departamento y para ello se prioriza la diversificación de las finanzas”. ECHANDÍA
CASTILLA, Camilo. El conflicto armado y la manifestación de la violencia en las regiones de
Colombia. Cf. BELTRAN (2008).

217 
 
 

pragmatismo político, antes que una denodada proyección con base en el cálculo
mercantil337.

Incluso aquellos que buscan explicar la expansión de frentes desde la


econometría aceptan el patrón más bien complejo, que impuso el plan estratégico
al despliegue de fuerza de las FARC: “El modelo construido para las FARC,
evidencia la complejidad de sus estrategias, que no pueden ser simplificadas
en una sola dimensión, pues factores financieros, políticos y sociales, se
complementan.338”

Sin embargo, no es vano el acento puesto en el tema de la financiación de la


guerrilla por parte de muchos analistas del conflicto. La proyección de las FARC
en ejército guerrillero la compele dentro de las tareas del Plan a garantizarse para
sí una financiación acorde a sus onerosas metas. El EP no puede depender de la
“solidaridad” de las ciudades gestada por el PCC y la economía de pan coger de
las comunidades campesinas. En esta segunda etapa, las finanzas se convertirán
en otro rasgo distintivo de la peculiaridad de las FARC con respecto a sus
congéneres latinoamericanas.

                                                            
337
“Recientemente se ha buscado mostrar una conexión entre la necesidad rentas extorsivas por
parte de la guerrilla y su presencia territorial. Esta línea de investigación del conflicto armado busca
en buena medida poner en entredicho el carácter político de la confrontación y reducirlo solamente
a un enfrentamiento entre grandes mafias por el control de economías ilegales o muy poco
controladas por el Estado. Esta línea ha hecho carrera entre los analistas del conflicto en
Colombia, que han adoptado un instrumental economicista para desvirtuar el carácter social y
político del conflicto… De cualquier forma la expansión geográfica del conflicto no es reducible a
una cuestión económica, es decir de índole financiero del actor armado; si bien esto tiene
importancia crucial, también consideraciones geopolíticas y geoestratégicas lo asisten.” BELTRAN
(2008) Ibíd.
338
VÉLEZ, María Alejandra (2000). FARC-ELN. Evolución y expansión territorial, Tesis de
Pregrado en Economía, Universidad de los Andes, Bogotá, 2000.

218 
 
 

La inmensa mayoría de grupos guerrilleros del mundo recibieron un claro apoyo


material internacional y mucho más aquellos que como el FLN de Vietnam o el
FMLN salvadoreño lograron erigirse en verdaderos ejércitos. Las FARC en cambio
nunca fueron financiadas directamente por aportes de Cuba, la URSS u otro
Estado socialista, si bien la solidaridad era posible, era mas en términos políticos
que en recursos financieros, armas o cualquier ayuda logística. Esta circunstancia,
que inicialmente no catapultó a la guerrilla comunista, termino siendo a la larga
una ventaja organizacional, que le otorgó autonomía presupuestal y política a las
FARC:

“Sin lugar a dudas, buena parte del éxito de las FARC-EP en su crecimiento y
expansión reciente está vinculado a la forma extraordinariamente eficiente
como ha logrado organizar un flujo constante de recursos económicos
cuidando, si, al mismo tiempo de que dicha sustracción no llegue hasta agotar
esas fuentes de ingresos sino, mas bien, permitiendo que sea incorporada
como parte de los costos fijos de los negocios de los distintos sectores
empresariales.
Las FARC-EP han logrado estructurar una política financiera que ella misma
define como un conjunto de normas y comportamientos para la consecución, el
control, el gasto y la inversión con el fin de que todo contribuya al cumplimiento
del plan general. Es un sistema de recolección de recursos basado en la
planificación y el manejo centralizado desde el Secretariado que impone metas
mínimas anuales por cada frente y, simultáneamente, premia el esfuerzo que
excede esas metas básicas. El Secretariado recibe anualmente unas cuotas
predeterminadas a cada frente y fiscaliza de manera rigurosa el manejo que
estos le dan a los recursos. Este control estricto le ha permitido al Secretariado
en particular, consolidar su gran poder político, que es indiscutido en la
organización, y neutralizar eventuales divisiones al interior del grupo guerrillero,
y a las FARC-EP, en general, por primera vez en su historia desarrollar con
éxito sus estrategias políticas y militares. 339”

“-La guerrilla colombiana- ha logrado en este aspecto –el financiero- una gran
autonomía y un fortalecimiento autosostenido, no dependiente de factores
externos ni de terceros. En este punto también existe una gran diferencia con
                                                            
339
RANGEL SUAREZ (1997) Pág. 18.

219 
 
 

relación a otros movimientos guerrilleros, como el de la insurgencia


salvadoreña. El FMLN fue prácticamente armado desde el exterior durante
todo el transcurso de la guerra, lo cual constituía para esa guerrilla un punto
fuerte, pero también una situación que la hacía muy vulnerable340”.

Los juicios éticos de la hasta hace poco efectiva política de finanzas de las FARC,
es un apartado que escapa a esta investigación. Incluso desglosar
porcentualmente los componentes de sus ingresos o calcular la totalidad de éstos,
es un ejercicio poco preciso, debido a la dificultad de las fuentes341. La acotación
frente al tema financiero es pertinente para nuestra reflexión en cuanto es una
muestra fehaciente del pragmatismo y si se quiere de la “eficiencia” en la
aplicación de ciertos aspectos del Plan. Las finanzas de las FARC, son un
producto del Plan Estratégico, y no viceversa; y en tal sentido su desarrollo está
impregnado de las características de las FARC, su centralismo democrático y su
disciplina campesina, tanto como de las lógicas de los renglones productivos a los
que se encuentran insertados342.

La consecución de recursos será entendida de manera tan pragmática como el


resto de implicaciones del Plan. Con igual diligencia y pocos prejuicios con que se
desdoblaron frentes, se reclutaba, o se cumplían con los quehaceres diarios de los
campamentos guerrilleros, las FARC se insertaba en nuevos medios de obtención
de recursos. El Plan ordenaba diversas tareas y todas ellas intentaban cumplirse
de manera mecánica; y habría que reconocer que en el terreno militar estas metas
prácticamente se cumplieron. Incluso la concreción de un modesto proceso de
                                                            
340
RANGEL SUAREZ (2001) Pág. 370.
341
Según Jesús Antonio Bejarano: “La realidad es que tenemos una idea muy ambigua de finanzas
de la guerrilla y sus reales magnitudes. Todo el mundo especula sobre cuánto entra por secuestro,
cuanto por narcotráfico, o por extorsión. Pero eso son solo estimativos.” Cf en URIBE y RAMON
(2001). Pág.93.
342
Aunque, como es por todos conocido, la relación de las FARC con el narcotráfico ha afectado
ostensiblemente la cultura guerrillera, la estructura centralizada de una dirección altamente
ideologizada ha sido un paliativo para una descomposición total de la organización, como hubiese
podido ocurrir en otros casos.

220 
 
 

unidad guerrillera, plasmado en la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, CGSB,


en el año 1986, estaba en función del Plan Estratégico.

No obstante, el Plan no era meramente militar sino que se enmarcaba en la táctica


de la combinación, aplicada con mayor intensidad. El desarrollo del “Ejército del
Pueblo”, era una tarea que recaía sobre la estructura de las FARC y su
Secretariado, recientemente fortalecido por nuevas promociones del Partido y la
Juventud Comunista.343 Pero junto a ella figuraban el fortalecimiento del PCC
hasta convertirse en partido de masas y la construcción de un Frente Amplio, que
en últimas eran el sustento para muchos componentes militares y operacionales
del Plan, como el “Gobierno Provisional” o la insurrección de masas en las
grandes capitales:

“-La VII Conferencia-hizo mucho énfasis en trabajar políticamente al interior de


organizaciones populares de todo tipo, bajo la dirección de la organización
política, es decir el Partido Comunista. Igualmente, convinieron la creación de
núcleos de solidaridad de carácter clandestino, previa autorización del PCC,
en las áreas de operación de la guerrilla, así como la asignación de cuadros
políticos a cada uno de los frentes guerrilleros344”

Indefectiblemente el componente político del Plan recaía sobre el PCC y más


específicamente sobre su Secretariado. Inevitablemente el aspecto político tenía
en su diseño unas metas igual de detalladas que la dimensión militar. El carácter
de masas del Partido que ordenaba el Plan, tenía que ver con su crecimiento

                                                            
343
“Es significativo que esta evolución, -la transformación en EP-, coincide con la incorporación de
cuadros de clase media, que cambia la composición de la vanguardia, hasta entonces casi
totalmente campesina” PEREZ RIVERA y SANDOVAL ROBAYO (2001) Pág. 18. Específicamente,
la VII Conferencia incorpora al Secretariado –compuesto hasta entonces sólo por “marquetalianos”-
a Raúl Reyes y Alfonso Cano, provenientes del PCC y de la JUCO respectivamente, del
movimiento sindical y cívico el primero, y del movimiento estudiantil el segundo.
344
RANGEL SUAREZ (1997) Pág. 4.

221 
 
 

numérico, pero también con su avance en la construcción y dirección de


organizaciones gremiales nacionales, verdadero dolor de cabeza de los
comunistas y del movimiento social colombiano durante décadas. En el análisis de
contexto, descollaba el aumento efectivo de la movilización de los sectores
populares en el lustro anterior a la VII Conferencia, en franco contraste con su
fragmentación y dispersión organizativa345, en medio de la cual, en muchos casos
el PCC no era precisamente quien conservaba el predominio del sector social.

Sin embargo, ya empiezan a apreciarse giros importantes en la relación Partido-


FARC. Aunque se mantendrá la subordinación de la guerrilla al partido, será
sintomático que sea una conferencia guerrillera y no un congreso del Partido el
que defina este plan, que en últimas comprometió al cuerpo de militancia legal en
la conquista de una serie de metas políticas que hicieran posible el desarrollo del
Plan Estratégico. Tal anomalía organizativa se da atravesada por la obvia
compartimentación que requería un proyecto del calibre del gestado en la VII
Conferencia, que aunque tenía el inexorable guiño del Partido, no podía ser de
público conocimiento a su militancia abierta, sino de manejo bastante restringido
de las altas jerarquías comunistas.

Expresando una contradicción, este Plan secreto –que por demás cayó
rápidamente en manos del Ejército y fueron publicado apartes en el diario El
Tiempo, recién en 1983346-, debía ser cumplido por un amplio contingente de
comunistas legales, que desconocían su existencia y no habían participado en su
elaboración. Esta contingencia tendió a desbalancear sin necesidad de una gran
                                                            
345
No sobra recordar que hacia 1982, sólo a nivel sindical, donde la institucionalización siempre ha
sido mas fuerte, existían cuatro centrales nacionales: UTC, CTC, CSTC y CGT, múltiples
federaciones regionales y un creciente sindicalismo independiente. El campo era disputado por
sectores políticos que iban desde el Partido Conservador hasta la extrema izquierda que se
expresaba en un sinnúmero de facciones.
346
ALAPE (1994) Pág. 107.

222 
 
 

discusión, los escenarios de definición a favor del ejército en detrimento del


Partido.

Aunque esta VII Conferencia dibuja por primera vez la estructuración de


organismos políticos clandestinos, bajo la circunscripción directa de las FARC –los
denominados Núcleos de solidaridad o Uniones solidarias- mantendrá su apuesta
por combinar la lucha armada de una guerrilla ofensiva con el accionar abierto y
legal de un Partido Comunista, que debía dirigir la revolución. Lejos de renunciar a
la legalidad, las FARC se sumaran al movimiento de apertura democrática, que
exigía la amnistía y la ampliación de espacios de participación democrática legal
como la elección popular de alcaldes, fieles a la consigna comunista clásica de
explotar cualquier resquicio de legalidad.

La tregua, las elecciones o cualquier otra instancia política eran válidas – o


inválidas- para los comunistas, acordes a su lógica pragmática, no por principio
ideológico como pasaba con otras expresiones de la izquierda, sino en cuanto
pudieran contribuir en la obtención de sus metas, en una aplicación de
racionalidad con arreglo a fines. En tal sentido teniendo en cuenta la importancia
que otorgaban desde siempre los comunistas a la lucha de masas como un
requerimiento insalvable de cualquier proceso revolucionario, se usufructuaría al
máximo cualquier espacio legal que facilitase el libre accionar de su actividad, que
debía llegar a amplios sectores, sin que por esto perdiera su carácter a todas
luces conspirativo, ahora acentuado, al formar parte como tal de un Plan para el
derrocamiento militar del Estado colombiano.

No obstante, esta apuesta tenía antecedentes directos en efímeras pero


impactantes experiencias de las guerrillas centroamericanas. Aunque las FARC no

223 
 
 

puede comprenderse como una guerrilla de “segunda generación”347, la


construcción de su Plan Estratégico se encuentra indeleblemente marcado por la
sustancia de este nuevo tipo de guerrillas:

“Dos lecciones centrales dejaron las experiencias nicaragüense y


salvadoreña a los grupos revolucionarios latinoamericanos: en primer
término, la necesidad de integrar a los diversos movimientos insurgentes en
un frente único; y, en segundo término, la necesidad de acompañarlo de un
aparato político de masas”348

Los grupos centroamericanos jugaron con estructuras abiertas y de masas


simpatizantes de la lucha armada, y cuando el momento lo permitía crearon un
brazo legal que servía además para la construcción de unas “relaciones
diplomáticas” paralelas a las del Estado que se combatía. En el caso específico
del FMLN se constituyó el Frente Democrático Revolucionario, que irrumpía en la
legalidad mientras era posible y se concebía como unidad organizativa con la
guerrilla para efectos de reconocimiento internacional.349 Estos elementos hicieron
mella en las FARC y fueron tenidos en cuenta dentro de su Plan Estratégico.

                                                            
347
Ver PIZARRO (1996) Pág. 104 y ss.
348
Ibíd. Pág. 104. Dentro de los otros elementos mencionados por Pizarro como característicos de
la segunda generación de guerrillas, las FARC aplicarán con beneficio de inventario la
“latinoamericanización” ideológica, logrando apropiarse de una peculiar reivindicación de Bolívar,
sin tener que renunciar para ello al marxismo ortodoxo de línea pro-soviética. La construcción de
redes “diplomáticas” propias, será trazada por la VII Conferencia, así como la caracterización de su
táctica como de guerra popular prolongada, y el acento de masas que desde tiempo atrás
invocaban los comunistas, rasgos todos de esta nueva ola guerrillera.
349
Junto al FDR que participaba legalmente en el debate político mientras se le permitía, existía
una Coordinadora Revolucionaria de Masas, compuestas por un sin fin de organizaciones sociales
a fines todas a la guerrilla, lo que fortalecía su poder real sobre El Salvador. De hecho la
Declaración Franco-Mexicana, expresa el reconocimiento político a la organización FMLN-FDR
como un solo cuerpo. Los nicaragüenses en un juego institucional mas cerrado, aunque con un
importante acumulado organizativo de masas, acuden directamente al reconocimiento internacional
de un Gobierno Provisional, que se residenciará en Costa Rica y en el que logran vincular sectores
de la Iglesia y del mismo Partido Conservador.

224 
 
 

La misma búsqueda de la unidad guerrillera a través de la CGSB se gestó


buscando integrar a las demás organizaciones insurgentes en el desarrollo
político-militar del Plan. Sin embargo el proceso se truncó rápidamente por los
heterogéneos planteamientos estratégicos que representaban las distintas
guerrillas, así como por el suelo movedizo que era en aquellos años el contexto
nacional e internacional. Aunque a diferencia de Centroamérica, donde se obtuvo
prácticamente unidad orgánica de las fuerzas guerrilleras en un solo Comando
General, la CGSB no significó mas que algunas tareas militares y declaraciones
políticas conjuntas, las FARC pusieron buena parte de su iniciativa política e
infraestructura para el desarrollo de esta propuesta.

Como es por todos conocidos las FARC siempre subordinaron la CGSB a su Plan
Estratégico y no viceversa, buscando para ello mantener una clara hegemonía
dentro de la Coordinadora, basada en la representatividad y composición del
movimiento armado del momento. En su lógica pragmática la CGSB –como las
elecciones o cualquier otro espacio político- era útil si contribuía a cumplir sus
metas. En términos de Fernando Cubides:

“En su desarrollo- de la CGSB- se hizo patente la supremacía de las FARC. Por


último como en toda alianza entre desiguales, quien más estaba en
posibilidades de aportar de entrada, mas beneficios terminaba recibiendo…La
integración de la Comisión Ejecutiva de Trabajo, que asumiría la orientación de
la Coordinadora, es un ejemplo de milimetría: el número de integrantes por
cada una de las organizaciones guerrilleras participantes corresponde a su
peso específico a saber 5 por las FARC, 4 por el ELN, 3 por el M19, 3 por el
EPL, 2 por el PRT Y 1 por el Quintín Lame.350”

                                                            
350
CUBIDES (2004) Pág. 131. En la experiencia salvadoreña en cambio, pese al mayor poder real
residente en las FPL y el ERP, formalmente la dirección del FMLN garantizaba igual participación
de los grupos integrantes, posibilitada por demás por la intervención expresa de Managua y La
Habana, y una menor desproporción cuantitativa entre las guerrillas a la existente en Colombia
para aquel momento. Ver RANGEL SUAREZ (2001). Las FARC no sólo eran mayoría sino que

225 
 
 

Pese a su fugaz y poca contundente existencia, en términos del momento


estudiado, la CGSB, expresaba un desarrollo político-militar del Plan Estratégico,
influido profundamente por esta segunda ola guerrillera latinoamericana. La unidad
y coordinación de las fuerzas revolucionarias, especialmente armadas fue un
puntal en los procesos centroamericanos, que el Plan de las FARC, busco aplicar
en Colombia, no sólo con la CGSB sino también en otras dimensiones donde
llegaban los ecos de las agrupaciones armadas; la CGSB tenía pares en otros
procesos unitarios en lo político y lo de masas, como la Tri-partita (UP- Frente
Popular- A Luchar) y la misma CUT.

Finalmente en una síntesis entre la clásica experiencia de las guerrillas asiáticas


triunfantes y el reciente desarrollo centroamericano351, las FARC, ubicó dentro de
este nuevo modelo de combinación de las formas de lucha, la construcción de un
frente político, amplio y de masas, más allá del PCC. El proceso de paz del
gobierno Betancourt en el que las FARC participaba en busca de los réditos
organizativos y políticos cosechables, brindó el espacio propicio para el
lanzamiento de este frente: la Unión Patriótica352.

En términos estrictos los desarrollos militares del Plan, solo terminarían


cumpliéndose una década más tarde, mientras que la tarea del frente amplio,
expresado en la UP, prácticamente absorbió la atención política de las FARC y del
                                                                                                                                                                                     
hábilmente “jugaban de local”, ya que por condiciones logísticas Casa Verde en La Uribe, Meta,
sede del Secretariado, terminó siendo el espacio de reunión y deliberación de la CGSB.
351
“Yo pienso que no se puede separar lo nacional de lo internacional…Indudablemente que
también la experiencia de los compañeros salvadoreños, y particularmente su experiencia unitaria
ha sido observada con simpatía…El mas cercano, en el caso de la UP, ha sido el salvadoreño,
porque allí todavía se está desarrollando el combate y porque allí se da un amplio frente a nivel de
la acción armada, el FMLN, y a nivel de la acción política, el Frente Democrático Revolucionario,
FDR.” Entrevista a Bernardo Jaramillo HARNECKER (1989) Pág. 57.
352
La Unión Patriótica surgió oficialmente el 11 de mayo de 1985 y tuvo su primer congreso en
noviembre del mismo año. El llamamiento para la conformación de dicha organización fue hecho
por el Secretariado de las FARC-EP desde La Uribe, Meta, en medio del proceso de paz con el
gobierno de Belisario Betancourt.

226 
 
 

PCC, en esta primera etapa de creación de las condiciones subjetivas para la


revolución.

La Unión Patriótica significó un salto cualitativo a la vieja tradición del “frente


popular” de los comunistas, que hasta el momento o no había existido
orgánicamente como tal, -durante la alianza con López Pumarejo, por ejemplo-, o
se había reducido a las alianzas electorales del PCC, como la UNO o el Frente
Democrático. La UP era distinta por cuanto los comunistas armados y legales
supieron hacer confluir en esta propuesta una serie de reivindicaciones
verdaderamente amplias ligadas al proceso de democratización del sistema
político, cuidadosos de no anclar de entrada a la nueva organización con
compromisos más allá de los programáticos, y siendo lanzado en un momento
propicio marcado por el proceso de paz. La dinámica que logra tener la UP es tal,
que consigue integrar diversas expresiones políticas distintas a los comunistas353,
rebasa los alcances históricos de la influencia de izquierda, e incluso logra
cuestionar su mera funcionalización dentro del Plan Estratégico.

La misma primacía que tuvo la UP, dentro de las tareas de las FARC, por encima
de las mismas metas militares, deja pensar que dentro del pragmatismo
comunista, no se cerraba la puerta que el desarrollo de la UP pudiese introducir
una importante variable al Plan Estratégico, garantizando la pregonada vía

                                                            
353
“La convocatoria de las FARC fue recogida por diversos sectores: por el Movimiento
Autodefensa Obrera, el Frente Amplio del Magdalena Medio, FAMM y también ingresaron algunos
sectores relativamente pequeños que se desprendieron del Partido Liberal, como la Nueva Fuerza
Liberal y algunos partidos que tienen un carácter regional como lo son el Movimiento Democrático
Popular y el Movimiento Causa Común”. Entrevista a Bernardo Jaramillo. HARNECKER, Martha.
Entrevista con la Nueva Izquierda. Centro de Documentación y ediciones latinoamericanas.
Managua. 1989. Pág. 13.

227 
 
 

pacífica a través de un amplio movimiento democrático que resquebrajara el


bipartidismo.354

Un síntoma de lo anterior y expresión del mayor protagonismo que tomaba el


destacamento armado del Partido, era precisamente que fuesen las FARC las que
convocasen a la conformación de este movimiento político y no el PCC. Las FARC
destacarán comandantes de primera línea como Braulio Herrera e Iván Márquez,
miembros del EMC, para el trabajo de la Unión Patriótica, y dará importante juego
a las denominadas “personalidades democráticas” de fuera del Partido como
Vásquez Carrizosa, Diego Montaña o el general Matallana355, aunque el esqueleto
de la estructura fuese direccionado por el PCC. Al parecer tal medida, en medio
de la tregua, contribuyó a una mayor audiencia al proyecto de la UP, que llevó a la
izquierda a inusitados triunfos electorales.356

Se conformaba así un segundo modelo combinatorio más agudo y más inestable


que el anterior: una guerrilla ofensiva en transición a ejército, bajo la tutela política
de un partido legal, y la confluencia conjunta en un amplio movimiento político en
el que participaban diversas expresiones no-comunistas, armonizadas dentro de
un Plan Estratégico político-militar que exigía intensa actividades militares y de
masas.
                                                            
354
De hecho Vieira niega que la UP sea una simple reedición de la propuesta del frente popular y
le otorga un carácter más amplio impreso por decisión de las FARC. HARNECKER (1989) Pág. 90-
91. Los sucesivos congresos del PCC de 1984 y 1988 (XIV y XV) en medio del auge de la UP, se
centraron en el llamado a la solución política y la apertura democrática
355
Incluso para la dirección de la UP el PCC destacó a cuadros no vinculados a la jerarquía
tradicional e histórica del Partido como Pardo Leal, Jaramillo Ossa y el mismo José Antequera.
356
En las elecciones de 1986 la UP obtuvo 6 senadores, 9 representantes a la Cámara, 23
diputados a las asambleas departamentales y 351 concejales. Igualmente la importante cifra de
328.000 votos, -4.5% del total-, para la candidatura de Jaime Pardo Leal en los comicios
presidenciales del mismo año, que triplicaba el máximo histórico de cualquier coalición de
izquierda. En la primera elección popular de alcaldes –medida que impulsó desde su fundación- la
nueva agrupación política obtendrá 23 alcaldías y 400 concejales. PECAUT (2008) Pág. 50-51.
ORTIZ PALACIOS, Iván. Vida y Muerte del Sujeto histórico. Genocidio Político contra la UP. En
MARX VIVE II. Bogotá. Universidad Nacional de Colombia. 2003.

228 
 
 

Las constantes del sustancial pragmatismo de este modelo, podrán evidenciarse


fácilmente. En primer lugar, se insiste en la precipitación ya no de la mera lucha
armada sin situación revolucionaria, sino de un Plan político-militar para la toma
del poder político, correspondiente en últimas a una etapa terminal de un proceso
de guerra popular. Aunque se hicieron caracterizaciones acertadas frente a la
transformación social del país, que privilegiaban el nuevo peso del mundo urbano,
el poroso concepto de “asomos” de una situación revolucionaria dio cabida para la
proyección de un desarrollo militar que conjuntamente con la acción política
auguraba un derrumbe del Estado colombiano. Aunque era evidente que existía
un debilitamiento y despuntaba una crisis política que desembocará en la nueva
carta constitucional de 1991, los pilares en lo que el Estado sostenía su
dominación, aún se mantenían sólidos.

De una parte, aunque el bipartidismo había sido mellado en su legitimidad por la


lógica del Frente Nacional, conservaba el grueso de su poder de convocatoria
electoral, que solo será mellado tangencial y episódicamente durante este período
por la propuesta de la UP. El ascenso y la tensión por su integración de nuevos
sectores de las clases dominantes, en especial los vinculados con el narcotráfico,
si bien llevaba a cierta conflictividad política y crisis de ciertas instituciones no
derivó nunca en una crisis político-militar, debido a los mecanismos internos y
externos que permitieron conjurarla. Finalmente las fuerzas armadas oficiales
seguían fortaleciéndose técnica y presupuestalmente, y aunque con tensiones con
el poder civil, en ningún momento se produjo una ruptura insalvable entre éstas y
los gobernantes. Mas que precipitar una crisis política, las FFMM colombianas
contribuyeron a unificar hacia la derecha a los sectores dominantes, incapaces de
prescindir del servicio de la oficialidad en momentos de resurgir de la movilización
social.

229 
 
 

En segunda instancia, el nuevo modelo combinatorio de Plan político-militar para


la toma del poder, expresaba más que un detallado análisis de la situación
colombiana, una presión desde el interior del Partido –desde las FARC
específicamente- por revisar su papel cumplido en casi 20 años de lucha armada,
y de paso responder a las llamativas nuevas experiencias guerrilleras en Colombia
y América Latina.

El surgimiento del M19,- encabezado por excombatientes de las FARC-, y su éxito


inicial, en medio del repunte de la movilización social, significó un reto para los
comunistas, que perdían cualquier protagonismo político a expensas de la vistosa
guerrilla socialdemócrata357. El lánguido papel de los comunistas nicaragüenses
en la Revolución Sandinista y con mayor razón, la beligerancia armada del PCS,
pero también de las FPL en El Salvador, contribuyeron de la misma manera a que
las FARC reconsideran su papel y modo de operar con vistas en un análisis
comparado, que no obstante subvaloró las particularidades del proceso
colombiano.

Estas circunstancias que significaban un nuevo cuestionamiento desde la


izquierda a la táctica hasta ahora desarrollada por los comunistas, encontraron un
terreno abonado en el progresivo avance de las FARC, pero también en la
insostenibilidad de la idea de una guerrilla defensiva. Pese a la proverbial
paciencia campesina, después de 20 años de resistencia armada los combatientes
de las FARC –en los que cada vez más se incorporaban militantes urbanos del

                                                            
357
En términos de Pizarro: “Este hecho-el proceso del M19- condujo a una revolución en la
revolución; la guerrilla estaba haciendo tránsito de la marginalidad, como actor exclusivamente
militar, a su emergencia como un polo político, cuyas propuestas sobre el Estado y el manejo de la
guerra y la paz lo colocaban en un lugar privilegiado en el escenario nacional.” PIZARRO (1996)
Pág. 106.

230 
 
 

Partido y la JUCO- consideraban necesario pasar a una nueva etapa del proceso
revolucionario para avanzar en el desenlace de la guerra prolongada358.

El Partido quien en aquellos momentos parecía poco enrumbado hacia una salida
insurreccional, y más comprometido con una ampliación democrática, asintió el
Plan Estratégico, sabiendo que era una forma de dar cauce al debate planteado
desde su destacamento armado, que tenía en un cuadro como Jacobo Arenas a
su principal vocero. Como en los años 1960, la desmovilización no era una
posibilidad aceptable para los comunistas, que ahora arriesgaban un contingente
armado más numeroso y calificado, que consideraban útil en el incierto proceso
revolucionario colombiano. Por el contrario aceptar la iniciativa de la guerrilla
significaba prolongar el maridaje, manteniendo la unidad del Partido, y de paso
darle una respuesta desde la acción a las nuevas propuestas revolucionarias que
le competían la hegemonía del movimiento de masas.

El Plan conjunto de FARC y PCC, fue en últimas una astuta salida propia de la
habilidad de los comunistas para abordar discusiones orgánicas y críticas dentro
de la izquierda, buscando enmendar la insostenibilidad de la primera fórmula de la
combinación. No obstante, su coyuntural acierto organizativo no poseía un
sustento teórico e histórico firme que le permitiera proyectarse en el mediano
plazo, dentro de la nueva formulación táctica establecida.

                                                            
358
En palabras de un observador directo del proceso: “Considere: en los años cincuenta ellos se
lanzaron a la lucha armada porque se convencieron que se habían agotado las vías políticas de
cambio, las vías legales. Y para ellos ha sido muy penoso aguantar cuarenta años sin que esa
fuerza legal que es el Partido dé muestras de que puede encabezar el cambio revolucionario en las
ciudades por las vías legales. Yo diría que han sido muy pacientes y que ahora no están
dispuestos a hacerlo por más tiempo.” DELGADO, Alvaro (2007) Pág. 281-282.

231 
 
 

La relación Ejército del Pueblo-Partido legal, es aún más exótica en términos


históricos que la de Partido legal-guerrilla defensiva. Las experiencias de lucha
guerrillera mas desarrollada en términos militares ( China, Vietnam, El Salvador),
aunque tendían puentes con la legalidad a través de organizaciones de masas,
frentes políticos amplios o fachadas legales, mantenían a los partidos comunistas
como tal en la clandestinidad mediante un sistema organizativo de máxima
compartimentación y bastante restringido, que impedía por ejemplo, que los
mismos combatientes guerrilleros accediesen a la estructura partidista. Los
grandes partidos comunistas de masas de regímenes capitalistas, como el italiano
o el chileno–a los que el PCC de alguna manera buscaba emular- se mantuvieron
salvo excepcionalidades históricas episódicas fuera de la lucha armada y por el
contrario, inmersos en la lucha abierta de masas y electoral.

De otra parte salvo pequeños pasajes excepcionales en El Salvador, donde la


presión internacional jugó un papel importante, los regímenes contra los que
combatieron las guerrillas comunistas no dieron espacio a la ambigüedad como en
Colombia, e ilegalizaron a los respectivos partidos o brazos políticos, resolviendo
ipso facto la discusión. En tal sentido la excepcionalidad de la guerrilla colombiana
tiene en parte su raíz en la peculiaridad de nuestro sistema político,
profundamente hermético pero sumamente cuidadoso de mantener una apariencia
republicana.

Este segundo modelo combinatorio era aun más insostenible que el primero.
Aunque buena parte de los saltos militares proyectados por el Plan Estratégico,
prácticamente debieron esperar hasta la siguiente década, la tregua entre
gobierno y FARC hace aguas y con ella, el proyecto de Unión Patriótica y por
conexidad el Partido Comunista. No obstante, el proceso que obliga el
replanteamiento del segundo modelo combinatorio es mucho mas complejo que la

232 
 
 

mera relación mecánica entre táctica de la combinación de las formas de lucha y


genocidio contra la UP.

Muchos analistas enjuician a la táctica de los comunistas de ser responsable del


exterminio de la UP, y del marchitamiento a finales del siglo pasado del proyecto
de izquierda en Colombia. Entremezclan las inconsistencias conceptuales de la
táctica comunista, los juicios éticos propios y los resultados políticos de
circunstancias complejas, llegando a una valoración desproporcionada del
fenómeno. En tal sentido es muy valiosa la reflexión de Leopoldo Múnera:

“La izquierda colombiana no tropezó en primer lugar con su proyecto


antidemocrático o con su propia intolerancia, como parecen creerlo Fabio
López y Eduardo Pizarro, sino con una subvaloración de la importancia
geoestratégica del país y de la fuerza de los partidos tradicionales y del
Estado colombiano… En los análisis sobre la izquierda colombiano realizados
en los últimos años hay una fuerte tendencia a hacer balances morales o
ideológicos y a imputarle la crisis que ella vive en los años ochenta y noventa
a las deficiencias en uno u otro campo. Este tipo de enfoque parte del
supuesto de que una correcta línea política lleva necesariamente a los
resultados buscados con una determinada praxis y que una línea incorrecta
conduce al fracaso… En Colombia, los partidos liberal y conservador, a pesar
de ser tanto o mas intolerantes y antidemocráticos que la izquierda, han
logrado mantener la hegemonía política, gracias a la utilización de medios y
mecanismos apropiados a los fines que persiguen.359”

Si bien podríamos decir que la persistencia de la táctica de la combinación facilitó


y sirvió de argumento discursivo para el aniquilamiento militar de una organización
política no-armada, ubicar tal relación como causalidad principal sería equivocado.
No se puede proyectar mecánicamente que el abandono de la lucha armada
hubiese sido garantía para la preservación de la organización política y la apertura

                                                            
359
MUNERA (1998) Pág. 167.

233 
 
 

de condiciones para su funcionamiento. Son muchos las relaciones que pueden


trazarse en el análisis de este fenómeno pero no desde el axioma ético, sino
desde la relación medios-fines y teoría-praxis, que será la arista que buscamos
analizar en esta investigación.

De hecho esta última postura, que busca condenar la táctica de la combinación de


las formas de lucha, no es veraz para analizar el turbio pasaje de nuestra historia
reciente, en que no sólo se aniquila a la UP, sino se dirigen ataques contra
sectores que habían abjurado de la lucha armada como el recién desmovilizado
M19, o que simplemente nunca tuvieron que ver con ella como algunas
expresiones del liberalismo360. La denominada guerra sucia era un proceso
histórico bastante complejo, que aunque encontró combustible en las condiciones
particulares de la UP, poseía raíces y motores de mayor calado. Curiosamente
este mismo análisis tiene un eco en la argumentación de las FARC que desde la
otra orilla, identifica el riesgo militar como sinónimo de la acción legal en la UP, de
la que se retirará prontamente361 para retomar el desarrollo militar de su Plan.

En términos marxistas la elevación a enemigo del Estado- aquí sí en su acepción


de Schmit-, está dada por la reivindicación de unos intereses de clase opuestos a
los por él representados, y sobre todo por la factibilidad de concretarlos
                                                            
360
En palabras de Alvaro Delgado: “Pero lo que lo llevó a que asesinaran a Pardo, no fueron los
señalamientos como amigo de la guerrilla ni nada de eso, sino la proyección que adquirió como
dirigente de izquierda, y por el mismo motivo fueron eliminados Bernardo Jaramillo, José
Antequera y Carlos Pizarro: porque representaban el futuro del movimiento socialista, la salida
democrática de la lucha de izquierda.” DELGADO (2007) Pág. 301.
361
El retiro de las FARC de la UP se da tras la muerte del representante Leonardo Posada a
finales de 1986 y se oficializa en el V Plenum de la Junta Nacional en abril de 1987. Los delegados
nacionales y regionales de la organización guerrillera en la UP son recogidos, para dar inicio
nuevamente a operaciones militares. Posterior a las acciones de los frentes 15 y 16 de las FARC-
EP sobre el Batallón Cazadores en el Caquetá, el gobierno nacional da por terminada la tregua y el
cese al fuego; mientras tanto, el PCC mantiene inmóviles sus cuadros en cabeza de Jaime Pardo
L. Ver. GIRALDO, Fernando. Democracia y discurso político en la Unión Patriótica. Centro Editorial
Javeriano, CEJA. Bogotá. 2001. 178 p.

234 
 
 

próximamente. Aunque determinadas circunstancias potencian el peligro de


oposición al régimen, será la acción abierta de masas, -aunque fuese dirigida por
organizaciones clandestinas- la que más exponga a sus dirigentes. La
contradicción está planteada entre preservación y revolución, ya que esta última
será imposible de acaecer con el mero sustento de una vanguardia política, sin
eco en los sectores sociales estratégicos. Desde la perspectiva marxista, el
ascenso de un movimiento revolucionario, -meta elemental de los comunistas-,
será contestado inevitablemente con violencia de clase contra él. Como veremos
este dilema estará presente en la reciente forma de la combinación de todas las
formas de lucha.

La paradoja irresuelta en este segundo modelo combinatorio, será esencialmente


organizativa, entendiendo lo organizativo enmarcado en lo político. Las FARC
lanzan un Plan Estratégico, preñado de una contradicción a resolver: era un plan
para ser cumplido con gran disciplina, cautela y precisión, propia de una estructura
draconiana, pero al mismo tiempo a ser cumplido por un innumerable número de
expresiones diversas que ni siquiera se enmarcaban en la lógica de los
comunistas. Las transformaciones internacionales abiertas con la implantación de
la Perestroika en la URSS, que expresaban la crisis del modelo soviético,-cimiento
teórico de los comunistas colombianos-, aunado al caudal inusitado de
simpatizantes y disímiles intereses que rondaron la Unión Patriótica, envisten la
tradicional estructura de pensamiento comunista y sumerge al Partido y a la
misma UP en profundos debates, que socavan la diligencia proyectada para el
cumplimiento político del Plan Estratégico. Los dirigentes abiertos que
desarrollaban Partido y Frente, no eran inmunes, como parecía serlo las FARC por
sus condiciones particulares, a los múltiples debates nacionales e internacionales

235 
 
 

y empiezan a poner en tela de juicio no la mera subordinación al Plan sino la


misma pertinencia de la lucha armada y del programa comunista362.

Adicionalmente la brutalidad en la reacción del establecimiento contra el proyecto


de la UP y el PCC, -previsible en términos del marxismo-, sirvió de acervo a las
FARC para polarizar aún más la discusión interna, poniendo prontamente en crisis
este segundo esquema de la combinación. Todo en medio de la imposibilidad de
dirimir la discusión en un escenario político propio y unificado.

Las FARC le dieron rápidamente una pragmática salida, que estudiaremos a


continuación. El Partido y la UP, en cambio, no sobrevivieron inmunes esta recia
crisis, que llevó a un duro retroceso del primero y a la liquidación de la segunda.

                                                            
362
Como muestra de esta aguda tensión entre los comunistas presento apartes de la última carta
de Bernardo Jaramillo Ossa, Presidente de la UP y candidato presidencial asesinado en 1990.
Jaramillo dirigió un connato de división en el seno del PCC, que se plasmó posteriormente en una
tendencia plenamente socialdemocráta salida de la UP que confluirá en la AD-M19: “Cuatro días
antes de su muerte Jaramillo dirige una carta a uno de sus amigos en Europa: “La UP va a lanzar
mañana un importante llamamiento a la generación de un nuevo movimiento político; eso nos va a
agudizar la contradicción con el PCC. Quiero decirte que hoy más que nunca estoy dispuesto a
avanzar en un proyecto de socialismo democrático. Esa es la decisión tomada. Lo que he decidido
es jalonar a este proyecto a otros compañeros del PCC como Angelino Garzón, Banguero, que ha
dado la vuelta definitivamente hacia nosotros, Buenaventura, Arizala, Mondragon, Silva y otros
interesados en el proyecto, así como los dirigentes del Regional Bogotá, sindicalistas, cívicos y
comunales. Vengo trabajando activamente: no podemos dejarles la UP a los ortodoxos aun cuando
algunos de ellos ya hablan de sacar al PCC de allí porque dicen que la UP es otro partido.

…Yo pienso que hay que luchar por el congreso extraordinario, pero para comprometer a la base
en la discusión. Sería sobre cuatro temas: táctica y estrategia, carácter del Partido (contra el
centralismo democrático), el socialismo que queremos y defendemos, y un nuevo partido de
masas. Los ortodoxos aceptarían el congreso solo para discutir el programa. Si el Pleno no acepta
el Congreso o si sólo lo acepta para el programa, voy a proponerles a nuestros compañeros que
salgamos públicamente del PCC, permaneciendo en la UP, y a través de ella propongamos un
congreso de constitución del socialismo democrático, como nuevo partido.

…Mi senaduría va a ponerse a la causa del socialismo democrático y vamos a profundizar en la


búsqueda de otros dirigentes, incluso liberales, dispuestos a avanzar por el camino del socialismo
democrático. La situación internacional y el mismo ambiente interno, favorable a la paz y contra la
acción armada, nos favorece en nuestros propósitos.” Citada en GIRALDO, (2001). Pág. 128-129.

236 
 
 

5.3 EL EJÉRCITO QUE RECONSTRUYE AL PARTIDO

Rápidamente el modelo combinatorio original comprendido por el Plan Estratégico


es puesto en revisión. La construcción del frente amplio: la Unión Patriótica, se
sale del cauce proyectado y recibe importantes golpes militares363, que obligan al
retiro de las FARC. Aunque inicialmente se pensara que este retiro respondía a
una estratagema de desestigmatización de la UP364, la expansión del genocidio en
medio de la negativa del PCC a abandonar el proyecto de la UP aunado a los
cuestionamientos que desde estos empezaban a hacerse a la teoría y táctica de
los comunistas, así como a las acciones guerrilleras365, devino claramente en
ruptura a finales de la década de 1980.

La resolución de la “cuadratura del círculo”, -en términos de F. Cubides- fue


esquivada por las FARC en aquellos difíciles años con un enclaustramiento
político en sus campamentos, mientras el proyecto de la UP, dirigido por el PCC,
sucumbía ante el aniquilamiento militar366. Al parecer tal diferencia táctica,
                                                            
363
“El precio pagado por mantenerse en la civilidad fue muy elevado, ya que entre 1986 y 1988,
entre las dos elecciones, la UP pierde, debido a asesinatos, masacres, atentados y desapariciones,
mas de 550: su principal dirigente –Jaime Pardo- dos senadores, dos representantes, cinco
diputados y 45 concejales y alcaldes.” GIRALDO (2001) Pág. 25.
364
“En el V Plenun de la Junta Nacional en abril de 1987, cuando la dirección de la UP rompe
relaciones en buena y debida forma con la dirección de las FARC. Aparentemente este
comportamiento correspondía más bien a la necesidad de subsistir, puesto que la UP estaba en la
mira de los movimiento político-militares adversarios, quienes la acusaban de ser fachada de las
FARC.” GIRALDO (2001) Pág. 24
365
“También hay otras acciones que no es el presidente de la UP el que las critica, es la opinión
pública misma, que considera estas acciones han perdido ya una validez de tipo revolucionario,
secuestros, por ejemplo contra ciudadanos comunes y corrientes…En Urabá se realizaron todas
las acciones de sabotajes con la creencia de que las masas iban a levantarse en respaldo a todo
tipo de acción. Y ocurrió lo contrario” Entrevista a Bernardo Jaramillo. HARNECKER (1989).
366
Pizarro identificará este repliegue político de las FARC como militarización. Aunque el término
no sería exacto en mi opinión, su caracterización logra describir los limitantes y posibilidades de tal
opción: “Esta militarización de las FARC tiene una doble faz: por un lado, lo cual es muy
paradójico, va a proteger mejor a este movimiento guerrillero de la política de la tierra arrasada de
los grupos paramilitares, en comparación con la enorme vulnerabilidad que debieron soportar el
ELN y sus bases de apoyo social. La estructura militar de las FARC va a sufrir poca mella. Pero por
otro lado, la precariedad del trabajo social y político va a agudizar su vulnerabilidad a largo plazo
dado el debilitamiento de sus bases de apoyo local y la perplejidad de la opinión pública nacional.”
PIZARRO (2004)

237 
 
 

incubada en la crisis internacional del socialismo real, socavó la hasta entonces


inquebrantable unidad entre Partido y guerrilla que empezó a plantear fuertes
tensiones:

“ Una discusión que se venía dando tras bambalinas en la dirección del


partido, se sincera más y es sobre la combinación de las formas de
lucha, que aunque había sido un línea del partido, dentro de él habría
una gente que no estaba de acuerdo con ella. No era la mayoría…por
tanto seguía siendo la línea del Partido: pero si había algunos sectores
en su interior que no estaban muy convencidos de la viabilidad de la
combinación de las formas de lucha, es decir negaban la lucha
armada.367”

Las tensiones expresaban un nuevo momento organizativo de ambas estructuras,


que tenderá a pronunciarse en la década de 1990. De una parte, aunque el
proyecto UP, había sido una propuesta de las FARC, su rápido deslinde con éste
le permite a la guerrilla comunista, no ser afectada en su fuerza, sino al contrario
nutrirse de un importante sector disidente de la Unión Patriótica, que renegaba de
la lucha legal con base en su trágica experiencia368. El cambio de década servirá a
las FARC para adelantarse en el cumplimiento de sus planes militares y
fortalecerse financieramente, ganando mayor poder real en el debate “interno” de
los comunistas. Mayor mella hizo en la guerrilla comunista el relajamiento de su
disciplina durante la tregua, situación que será asumida como tarea prioritaria en
el Pleno de 1989, donde se sancionan y reconvienen a muchos comandantes,

                                                            
367
Entrevista al Comandante Fernando Caicedo. FARC-EP. En FERRO y URIBE (2001) Pág. 144-
145.
368
Este parece ser el caso de muchos actuales comandantes de las FARC, que se vincularon a la
guerrilla en medio de la llamada “Guerra sucia” y después de ocupar cargos de representación
popular como Simón Trinidad o Gabriel Ángel, miembros del comité temático en el fallido proceso
de paz del Caguan. “Muchos de los ingresos recientes a las FARC son de personas que se
encuentran imposibilitadas para hacer trabajo político abierto, y entonces se ven obligadas a
enguerrillerarse para salvar su vida. En este sentido la derecha militarista colombiana ha tenido
éxito en la reducción de los espacios políticos de las personas afines a la propuesta
revolucionaria.” FERRRO y URIBE (2001). Pág. 149.

238 
 
 

afianzando la autoridad y control del Secretariado, algo difuminada por la


expansión y desdoblamiento de frentes369.

El PCC en cambio debió sufrir en carne propia el aniquilamiento de la UP. Del


Comité Ejecutivo Central (11 personas) elegido en el XV Congreso en 1988 son
asesinados 3 dirigentes y 3 más abandonan las filas, antes de llegar al
extraordinario XVI Congreso de 1991. Muchos de sus cuadros regionales y del CC
serán también eliminados, en medio de la incólume línea del Partido de
mantenerse en la lucha abierta370, -que cada vez satisfacía menos a la militancia-
y la igualmente irrevocable vocación armada de las FARC. Adicionalmente el
debate propiciado por el advenimiento del terremoto político de la Perestroika
soviética, significó pronunciar el fraccionamiento del Partido. Quedaba el PCC
jalonado desde dos extremos: de una parte un sector, aupado por las FARC y
sustentado en la creciente guerra sucia, que llamaba a radicalizarse e incluso
clandestinizarse; y de otra parte un grupo importante de cuadros que basados en
las transformaciones internacionales del mundo socialista, la critica a los errores
propios, pero también en la importante experiencia de la UP, llamaba a la apertura
política del Partido y a renunciar a la lucha armada.

Este importante debate político era acicateado por las formas orgánicas en que se
plasmaba. Aunque había fundamentos ideológicos, por el mecanismo mismo del

                                                            
369
“El punto es que en un determinado momento del crecimiento y la expansión territorial la línea
jerárquica se atenúa, el control se hace mas difícil.” CUBIDES (2004) Pág. 39. Sobre las
correcciones del Pleno de 1989. Ver. Conclusiones Pleno del EMC. 1989. Archivo Histórico
Documental. FARC-EP. Al parecer el fenómeno que hoy día es un punto de crisis en las FARC,
tuvo importantes antecedentes en la década de 1980, facilitado por la distensión militar que generó
la tregua con el gobierno Betancourt.
370
“Aunque la Unión Patriótica ha sufrido un rudo golpe con el asesinato de su presidente, no va a
cesar ni un momento en su tarea por la paz y las reformas democráticas. Sino por el contrario
acrecentará todavía más su actividad estimulada por la inmensa solidaridad nacional e
internacional”. VIEIRA W, Gilberto. El mejor homenaje impulsar una gran convergencia. En Acción
Parlamentaria de la Unión Patriótica. Congreso de la República. Bogotá.1995. Pág. 27

239 
 
 

centralismo democrático la discusión conduciría siempre a la composición de la


dirección y como se representaban en ellas los dirigentes que expresaban uno u
otra tendencia371. De manera peculiar, el debate no se salda a favor de ningún
bando, sino que el Partido busca integrarlos a ambos en su tradicional línea,
permitiendo de esta manera una especie de depuración a la izquierda y a la
derecha de sus filas. En todo sentido, el debate debilita grandemente al PCC,
duramente golpeado además por el cataclismo del socialismo real, principal
referente político internacional, fuente de formación y orientación ideológica e
incluso de apoyos materiales.

Este cambio de papeles, marcará el nuevo relacionamiento entre PCC y FARC:


una guerrilla multiplicada numéricamente y fortalecida en los aspectos militar y
financiero con una muy poca dependencia con el Partido, de la que ya no son
solamente un destacamento, sino tal vez su contingente más grande; un partido
menguado en su militancia por la guerra sucia, el debate ideológico y la pugna
interna, sin su referente internacional tradicional y sin el control efectivo de su
guerrilla. Ambas estructuras insertas en la más grande crisis político-ideológica de
la izquierda mundial, y rodeadas por la bancarrota, liquidación o refundación de
quienes fuesen sus compañeros de ruta hasta hacia unos pocos meses.372

                                                            
371
En este sentido la desventaja de las FARC era evidente como lo testimonia A. Delgado: “Había
inequidad en los derechos: los miembros del Comité Central que estaban en la guerrilla no podían
asistir a las sesiones del organismo, porque se exponían a ser muertos o detenidos, y el CC no
podía ir a ellos porque se exponía y de napa exponía a la guerrilla. Manuel Marulanda, por ejemplo,
ingresó al CC en 1962 junto con este servidor, pero nunca pudo asistir a una reunión del Comité.
En los años setenta los combatientes activos miembros del comité llegaron a ser más de
diez…Representaban una parte muy notable del partido, porque todo el que entraba a la guerrilla
automáticamente se convertía en miembro del Partido. En el CC, pues se decidía sobre asuntos
que afectaban a la guerrilla y ésta no tenia voz ni voto allí. Es posible que este detalle fuera
socavando silenciosamente su identificación con la política partidaria.” DELGADO (2007) Pág. 283.
372
Entre 1989 y 1991 se desmovilizan el M19, la inmensa mayoría del EPL, el Quintín Lame y el
PRT, desarticulando en la práctica el proyecto de la CGSB. Incluso un importante sector del ELN
se unirá a esta ola de entrega de armas en 1994. La reconversión de estos grupos en muchos
casos no fue meramente táctica en términos de revaluar la lucha armada, sino también estratégica
y programática en términos de renunciar al proyecto socialista y a la izquierda misma, de manera
algo similar a como pasaba con muchos partidos “obreros” en Europa Oriental. Como agravante de

240 
 
 

Las FARC logran brindarse en su hermetismo y pragmatismo. Buen síntoma de su


impermeabilidad a estas situaciones externas será su propia experiencia de
construcción guerrillera a contracorriente del sentido general del momento373.
Figuras como la de Marulanda, no parecían dejarse impresionar fácilmente por
fenómenos políticos, luego que los duros años de combate contra las guerrillas
liberales, y la desmovilización masiva de estas fuerzas, que representaban de
lejos la mayor parte del movimiento insurgente de la época, no fueron óbice en la
vocación armada de los comunistas. Rota la tregua y llamados al orden sus
combatientes se reactiva el cumplimiento del Plan, que se expresará
fundamentalmente en el aumento de la capacidad de combate de la guerrilla. La
política dará una pausa.

El desarrollo militar de las FARC-EP, expresión del desarrollo de su Plan


Estratégico, se plasmará en la intensa campaña militar con énfasis en el sur del
país durante el período 1996-1998, donde se logran copar y aniquilar importantes
unidades del Ejército Nacional, obteniendo la captura de más de 500 prisioneros
de guerra:

“En 1996, toma de la base de Las Delicias, 27 muertos y mas de sesenta


secuestrados. En 1997, toma de la base de Patascoy ( Nariño ), alrededor de
20 muertos y varios secuestrados. En 1998, destrucción de la unidad militar
de El Billar, sobre el río Caguán, 65 militares muertos y 43 secuestrados… Es
así como en poco tiempo, las FARC capturan a más de 500 militares y
policías… Las fuerzas armadas, por su parte, parecen incapaces de
reaccionar374.”
“En octubre de 1997, la organización enfrenta el Operativo del Ejército
llamando Destructor Dos, a partir de allí, y durante 14 meses la
                                                                                                                                                                                     
la crisis, pese al importante pero efímero caudal electoral inicialmente recogido por el M19, estas
organizaciones fueron incapaces de consolidarse como serias alternativas al bipartidismo y
terminaron prácticamente disueltas al cabo de pocos años.
373
“Caída del muro de Berlín , desmoronamiento de la Unión Soviética, fracaso de la ofensiva final
del FMLN sobre San Salvador, desplome de las demás guerrillas centroamericanas:
acontecimientos importantes que deberían llevar a las guerrillas colombianas y a un Partido
Comunista debilitado a reconsiderar la pertinencia de la lucha armada.” PECAUT (2008). Pág. 55.
374
PECAUT (2008) Pág. 114.

241 
 
 

organización va emprender una serie de acciones sin precedentes, entre


las cuales son de conocimiento por sus repercusiones : la toma la base de
comunicaciones del ejército en Patascoy –Nariño, el 22 de Diciembre, de
ese mismo año, en donde, además de producir un numero significativo
de bajas al ejercito, “captura” a 18 soldados como prisioneros de guerra; en
el marco de la Campaña electoral para la presidencia desarrolla
combates con el Batallón de contraguerrilla No 52 de la Brigada Móvil
No 3, integrado por 228 unidades, de las cuales 83 murieron en
combate, 32 resultaron heridos y 43 fueron hechos prisioneros de guerra, en
marzo de 1998; Las tomas de las Bases militares y de policía de
antinarcóticos en Miraflores-Guaviare y la base militar de la Uribe-Meta, el 3 y
4 de Agosto, suman a los detenidos por las FARC-EP, 133 prisioneros de
guerra más; los combates de Pavarandó, el 8 de Agosto, toma de Mitú,
capital del Departamento del Vaupés, el 1 de Noviembre, y el Asalto al fortín
paramilitar en el Nudo de Paramillo el 28 de Diciembre de 1998 cierran la
campaña militar de 1997-1998 que despidió a Samper y recibió el nuevo
gobierno de Andrés Pastrana Arango375”

Esta importante fortaleza militar, nunca antes mostrada por ninguna fuerza
insurgente, llevará a muchos analistas a discutir sobre el salto estratégico de
guerra de guerrillas a guerra de movimientos e incluso, guerra de posiciones.
Aunque oficialmente las FARC hayan sido precavidas y negado tal avance militar,
enmarcando todas sus acciones en la genérica lógica de “guerra de guerrillas
móviles” 376, es indiscutible que buena parte de su desarrollo político que marcará

                                                            
375
MEDINA GALLEGO, Carlos. FARC-EP. Notas para una historia política. 1958-2006. Tesis de
Doctorado. Universidad Nacional de Colombia.2008. Pág. 180
376
En medio de su habitual pragmatismo y recelo ante cualquier filigrana teórica, las FARC
prácticamente ignora la fluida producción de analistas de la guerra que catalogan el conflicto
colombiano en el cambio de siglo, como una guerra de movimientos o incluso de posiciones,
conceptos tomados de la conceptualización maoísta. De alguna manera esto dispensa a las FARC
-hacia su interior claro está- de las actuales discusiones sobre inflexión estratégica, dada su
amplísima comprensión de todas las acciones militares desarrolladas como parte de un mismo
repertorio: la guerra de guerrillas. “Una muestra nítida de tales incertidumbres se puede hallar en
la discusión acerca de guerra de guerrillas, guerra de movimientos o guerra de posiciones.,
Mientras varios de los analistas independientes, con referencia más o menos tácitas a la conocida
gradación que establece Mao en términos estratégicos en guerra de guerrillas, guerra de
movimientos y guerra de posiciones e impresionados por las cifras y por las derrotas que le
propinaron las FARC al ejército en 1998, juzgaban que el paso de la primera a la segunda
modalidad de combate era inminente, tras algunas vacilaciones, por boca de Alfonso Cano las
FARC reafirman la orientación tradicional, aquella con la que adoctrinaba Jacobo Arenas: hasta
que no hayan crecido a tal punto que posean un total control de la retaguardia y un número de
efectivos y de recursos que iguale o supere al ejército regular, optarán por la movilidad, persistirán

242 
 
 

esta nueva etapa estará influido por una creencia en su posicionamiento dentro el
conflicto interno. Las FARC pretenderán erigirse en sus zonas de influencia como
un nuevo Estado, con institucionalidad, legislación, políticas y administración
pública y demás características propias. Esta lógica impregnará todas sus
propuestas políticas, incluyendo el desarrollo del próximo proceso de paz con el
gobierno Pastrana, y les pondrá nuevamente al orden del día la urgencia de contar
con organizaciones políticas y de masas a fines a su Plan.

Mientras tanto, el debate político y organizativo, cursaba mellado por estas nuevas
circunstancias. Paralela a la convocatoria del XVI Congreso para 1991,
extraordinario por el vendaval de acontecimientos políticos nacionales e
internacionales, corría el llamado de las FARC-EP a su VIII Conferencia. La
muerte de Jacobo Arenas y el posterior ataque a Casa Vede (1990) obliga a que la
Conferencia guerrillera se posponga y permite que las FARC tenga una
participación más bien tímida en el mencionado Congreso del PCC a la espera de
su Conferencia, que se realizará finalmente en 1993377.

Sin embargo el distanciamiento entre partido y guerrilla se tornaba más grande,


ya no solo por la diferencia frente a la UP, sino por el debate en torno a la
Asamblea Nacional Constituyente. Las FARC a diferencia de las otras guerrillas
rechazó de plano su participación en la ANC y la insistencia del PCC en tal táctica
quedó grabada casi como una afrenta en la memoria de Marulanda. El gobierno
Gaviria utilizó al PCC para convencer a las FARC de participar en la

                                                                                                                                                                                     
en las tácticas probadas de la guerra de guerrillas clásica, ocasionalmente seguida por acciones
de guerra de movimientos, y descarta sine die la guerra de posiciones. Se afirma y reafirma por
ende, la lógica gradual de acumulación, y se hace notoria la habilidad de sus estrategas de hoy
para adoptar, sin detrimento de sus orientaciones estratégicas tradicionales, nuevas pautas
organizativas.” CUBIDES (2004) 133-134. Para ver una postura que expone el salto estratégico de
guerra de guerrillas a guerra de movimientos ver PIZARRO (2004) y RANGEL (1998). Sobre la
caracterización clásica de Mao ver Seis Escritos Militares del Presidenta Mao. Ediciones en
Lenguas Extranjeras. Pekín. 1970. 420 p.
377
No obstante, será polémico el video de saludo de Manuel Marulanda enviado al XVI Congreso
del PCC donde se ratifica en la intención de la toma del poder por las armas. Ver. LA
COMBINACION DE TODAS LAS FORMAS DE LUCHA SE LLAMA HOY NEGOCIACION
POLITICA. Reportaje al XVI Congreso del PCC. En Colombia Hoy Informa. Nº 94. Santafé de
Bogotá. Septiembre de 1991. Pág. 6-10.

243 
 
 

Constituyente: “A cuatro meses de posesionado, el ex Presidente Gaviria nos dio


un ultimátum a través de Álvaro Vásquez, el Senador Motta y Carlos Romero, para
que nos desmovilizáramos y nos incorporáramos a la vida civil, a cambio de una
curul en la Asamblea Nacional Constituyente.”378

Los reveses políticos del Partido, eran para las FARC la consecuencia de una
inadecuada concepción política379, contrastada con una postura “acertada”
representada en su Plan Estratégico y los importantes desarrollos que obtenían a
cambio la guerrilla comunista. Sobre esta base la VIII Conferencia Guerrillera por
primera vez, entrará a orientar sobre cuestiones propias del trabajo del Partido. En
términos de Pecaut: “El fenómeno que realmente marca la ruptura con el pasado
es ante todo la inversión de la relación entre partido y organización armada. El
Partido está demasiado debilitado para imponer su línea.380”

La VIII Conferencia en 1993, revisa cuidadosamente el desempeño del Plan –que


parece cumplirse en términos militares- y adecua nuevos elementos operacionales
para su potenciación como la creación de los bloques de frentes, las compañías y
columnas móviles estratégicas, las redes urbanas, diversas estructuras
especializadas y la generalización de las Milicias Bolivarianas. Dichos cambios
posibilitan la escalada militar de las FARC-EP descrita anteriormente,

                                                            
378
Discurso de Manuel Marulanda Vélez. Diálogos de paz. Enero 7 de 1999. Archivo Histórico
Documental. FARC-EP. Las tres personas nombradas eran miembros del Comité Ejecutivo del
PCC de aquel momento. Sobra decir que dicho ultimátum precede el ataque a Casa Verde,
precisamente el día de las elecciones a la ANC, 9 de diciembre de 1990.
379
“El Partido cometió un gran error y es que dejó de lado el trabajo de masas y sobredimensionó
las elecciones. Llegaba una época electoral y le metían durísimo al trabajo para ver cuantos votos
y curules sacaban de allí, y por ahí no era el asunto. Si nosotros miramos después de la votación
por Pardo Leal, el PCC se planteaba como una tercera fuerza, pero ha venido en un descenso
enorme Inclusive mucha gente que ha sido por generación del Partido ya no se identifica, y mucho
menos con la contienda electoral.” Entrevista a Julián Garcés. Combatiente FARC-EP. En FERRO
y URIBE. (2001) Pág. 145.
380
PECAUT (2008) Pág. 57.

244 
 
 

perfeccionando el planteamiento militar de la VII Conferencia, al punto que se


pueda hablar del salto de guerrilla a ejército a partir de 1993381.

En lo político se construye la Plataforma de los 10 puntos que representa un salto


programático de las FARC, circunscrita formalmente hasta aquel momento a la
mera reivindicación agraria, logrando condensar las elementos políticos
desarrollados durante toda la década anterior alrededor del proceso de paz. La
proclamación de los 10 puntos es un síntoma de mayor autonomía de la guerrilla
comunista, de independencia orgánica y política casi plena con respecto al PCC.
Así mismo, se modifica el Programa Agrario, como ya se mencionó, dejando de
ser planteado como una reivindicación y presentándose como un plan de gobierno
futuro, instituyéndolo sin proclamarlo abiertamente como Ley 001.

La VIII Conferencia evaluará igualmente las metas políticas – a cargo en buena


parte del PCC-, y ante el saldo negativo, las FARC planteará la tesis de la
reconstrucción del “Partido”, ya que éste ha sido prácticamente liquidado por la
“guerra sucia”. Su reconstrucción debe hacerse de manera clandestina, según los
dictámenes de la Conferencia Guerrillera. No sobra decir que tal decisión se da sin
la consulta previa a la estructura del PCC que sobrevivía en la legalidad, quien a
diferencia de las demás conferencias ya no parece tener la misma incidencia en el
debate fariano.

Aunque la información sea poco nítida, el proceso de ruptura, iniciado en la


diferencia táctica sobre la UP en 1987, termina por decantarse solo hasta 1997 y
más claramente en el 2000382. Después de la VIII Conferencia al parecer hubo un

                                                            
381
PIZARRO (2004) Sera sintomático del avance guerrillero la optimista consigna de la VIII
Conferencia: “Comandante Jacobo Arenas: Estamos cumpliendo”.
382
Aunque como venimos exponiendo serán factores de lectura política los que alejen
sustancialmente a los dos destacamentos comunistas, existirán también una serie de causales
incidentales, que no obstante, contribuyeron en el distanciamiento. La crisis de relaciones políticas
FARC-PCC se arrecia no solo en el momento más álgido del debate sobre vigencia del socialismo,
sino en medio del primer relevo en la Secretaria General del PCC en 40 años. Vieira expresaba
una figura de autoridad inobjetable en el conjunto de los comunistas. El retiro de Vieira por su
avanzada edad en 1991, del timón del PCC, coincidirá además con la muerte de Jacobo Arenas,
representante por excelencia del Partido en las FARC y con el ataque a Casa Verde que derivará

245 
 
 

intento de un congreso unificado de los comunistas383 que finalmente no se lleva a


cabo, lo que propicia la existencia en la práctica de dos direcciones de Partido,
que aunque no se descalificaban en el debate público ni en la opinión política
frente a la situación nacional, competían por la orientación de la militancia como lo
atestigua el mismo Marulanda, en medio del gobierno de Samper:

“Nuestras relaciones con el Partido legal serán respetuosas y


tendrán como fundamento: a) El reconocimiento de la existencia de
dos Direcciones: la Legal y la nuestra.
b) De lo anterior se desprende, que ninguna de estas dos
Direcciones podrá darles órdenes a la otra.

El trabajo inmediato nuestro es atraer a los militantes más


consecuentes del partido legal y explicarles lo equivocado, de la
línea política seguida por ellos. Hay que esclarecerles el problema,
a los que todavía están confundidos; con el objetivo de ganarlos y
ponerlos a actuar de acorde con nuestro Plan Estratégico. Este
debe ser un trabajo permanente, prudente e inteligente, evitando
caer en el anti-partido; por que nosotros somos ante todo,
Comunistas”.384

En medio de esta dualidad orgánica, el PCC convoca primero una Conferencia


Nacional en 1996 y después su XVII Congreso para 1998, con más de cuatro
años de retraso, eventos que no son reconocidos como tal por las FARC ante su
imposibilidad de participar. Mientras tanto la guerrilla comunista con base en lo
mandatado por la VIII Conferencia, empieza a desarrollar estructuras políticas
clandestinas en sus zonas de influencia y convoca para 1997 el Pleno del EMC:
“Abriendo caminos hacia la Nueva Colombia”, donde se deslinda oficialmente del
PCC y crea el Partido Comunista Clandestino Colombiano, PCCC, así como un

                                                                                                                                                                                     
en la dispersión del Secretariado por todo el país y dificultará las comunicaciones y discusiones
con la organización armada.
383
Así lo afirma por ejemplo Pecáut: “Las FARC exigen que el Congreso del Partido se celebre en
el monte y ante la negativa del PCC, renuncian a tener representación en él.” PECAUT. Pág. 57.
384
MARULANDA, Manuel. Entrevista. Publicada Página Web. http:// www.farcep.org. Sin fecha.

246 
 
 

nuevo frente amplio: el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, también de


carácter clandestino.385

En el año 2000 en medio del proceso de paz con el gobierno nacional, las FARC-
EP realizan un nuevo Pleno del EMC: “Con Bolívar, por la paz y la soberanía
nacional”, donde delinean con mayor elaboración los “nuevos” instrumentos del
Plan Estratégico. Se construyen los Estatutos del PCCC y la Carta de Reunión y el
Llamamiento del Movimiento Bolivariano, e incluso se hace un lanzamiento público
de esta organización clandestina (29 de abril de 2000).

Los estatutos aprobados en el Pleno definen al PCCC así:

“Artículo 1º: El Partido Comunista Clandestino Colombiano (PCCC) es la


expresión más elevada de la unidad ideológica, política y organizativa de
la clase obrera y de todos los trabajadores colombianos; es la forma
superior de organización y hace parte de la vanguardia de la lucha
revolucionaria e insurreccional por el poder político para el pueblo y la
construcción del socialismo. Aplica a la realidad colombiana los principios
filosóficos y metodológicos del marxismo-leninismo. Se inspira en el
pensamiento revolucionario de El Libertador Simón Bolívar, del
antiimperialismo, la unidad latinoamericana, la igualdad y el bienestar del
pueblo.
Surge enraizado y es continuador de las luchas de nuestro pueblo contra
la explotación y opresión, por la liberación nacional y por un amplio frente
antiimperialista latinoamericano y mundial. Es solidario con los pueblos
que luchan por emanciparse del yugo del capital y con los que construyen
el socialismo.”386

Valga resaltar como por definición el PCCC sigue en la tradición de la izquierda de


considerarse parte de la vanguardia de la revolución, al tiempo que no e concibe
estrictamente como un nuevo partido sino un continuador de sus luchas. Casi que

                                                            
385
PIZARRO (2004)
386
Estatutos. Partido Comunista Clandestino Colombiano. 2000. Archivo Histórico Documental.
FARC-EP. (2008)

247 
 
 

en la misma lógica del PCML, el PCCC se reivindica en la historia y tradición


comunistas hasta la reciente ruptura.

Su disposición orgánica será pues reflejo de su semejanza política con el PCC, al


replicar la estructura leninista, no obstante a incorporar una importante innovación.
El Artículo 3 de los Estatutos del PCC busca sintetizar de alguna manera
sincrética la estructura leninista clásica de los partidos comunistas, con el
hermetismo propio de la guerra y los estrictos cumplimientos de planes:

“Artículo 3º. El PCCC desarrolla su actividad bajo los principios organizativos


leninistas acordes a las condiciones de la confrontación.”387

Con base en estos principios que subordinan el leninismo y la democracia interna


a la clandestinidad y a “las condiciones de la confrontación” en el Capítulo IV de
los estatutos se dibuja una estructura elemental, que no obstante es acorde con la
tradición leninista de la izquierda colombiana. Los militantes deben pertenecer a
células. Por seguridad estas oscilan entre los 3 y los 5 militantes. Las células se
agrupan en Radios; los radios pueden articulara entre 3 y 5 células. A su vez entre
3 y 5 radios conformaban un zonal y entre 3 y 5 de estos conforman un regional de
partido. Nótese como se utiliza la misma terminología clásica de la armazón
comunista.

La gran subversión del PCCC respecto al clásico esquema leninista será


incorporar como máxima instancia del Partido la correspondiente estructura de las
FARC-EP. Por encima de una Dirección Regional, no hay un Comité Central ni un
Comité Ejecutivo como es de rigor en los partidos comunistas, sino el Estado
Mayor de Frente y los Estados Mayores de Bloque, siendo su última instancia la
Conferencia Guerrillera y el Secretariado de las FARC-EP388. Desde esta medida
                                                            
387
Ibíd.
388
Artículo 9: Estructura Orgánica…. La máxima instancia de conducción y dirección política del
PCCC, será el Estado Mayor Central de las FARC EP y su Secretariado. Serán igualmente
instancias de dirección intermedia los Estados Mayores de Frente y de Bloque en cada una de sus
áreas, apoyados en los Grupos Ejecutivos de Radio, Grupos Ejecutivos de Zona, y en las
Direcciones Regionales del PCCC. Ibíd.

248 
 
 

las FARC, blindan orgánicamente el nuevo partido, frente a cualquier giro que
contrariase el Plan Estratégico y la política de la guerrilla.

GRAFICO 2. ORGANIGRAMA DEL PCCC.389

Conferencia Nacional 
Guerrillera 

Secretariado Nacional
FARC‐EP 
Estado Mayor Central 

Contactos 
Estado Mayor Bloque 

Estado Mayor Frente 

C d d U id d

Dirección Regional 

Grupo Ejecutivo de Zona  Grupo Ejecutivo de Zona  Grupo Ejecutivo de Zona 

Grupo Ejecutivo de Radio  Grupo Ejecutivo de Radio  Grupo Ejecutivo de Radio 

Célula  Célula  Célula Célula Célula Célula Célula  Célula Célula

                                                            
389
Tomado de MEDINA GALLEGO, Carlos. (2008) Estatutos del PCCC. Archivo Histórico
Documental FARC-EP.

249 
 
 

La subordinación orgánica del PCCC, responde a una subordinación política


expresada nítidamente en los Estatutos:

“Artículo 2º. Se rige por el programa de las FARC EP, por el Plan Estratégico, por
las resoluciones de su dirección, las conclusiones de las Conferencias
Guerrilleras y por el presente Estatuto.”390

Aunque todos veamos en esta nueva disposición una inversión de la experiencia


histórica donde el Partido dirige al ejército, valga decir que para las FARC no hay
tal contradicción ya que entienden sus estructuras como mandos político-militares,
convirtiéndose sus comandantes ante todo en miembros y cuadros de partido, que
conducen al conjunto de la estructura, tanto a la armada como a aquella destinada
al trabajo político de masas. Las FARC se reivindican como Partido Comunista y
apuestan por su “re-construcción” de manera clandestina. Desde la perspectiva de
las FARC el actual proceso no podría ser reducido, a la mirada de algunos
autores, que describen a una guerrilla que improvisa un brazo político o establece
una red de estafetas en la civilidad, sino para ellos un destacamento mayoritario
del Partido –el ejército- asume la reconstrucción de la plenitud del Partido,
adecuándolo a sus planes y requerimientos, ante incapacidad o incumplimiento de
la estructura legal.391

Pese a los impases de su primer modelo de implementación, la táctica de la


combinación de las formas de lucha planteada por el Plan Estratégico no se
revalúa, se adecúa, dicen las FARC. En tal sentido el papel no cumplido por el

                                                            
390
Estatutos PCCC. AHD- FARC-EP.
391
En palabras de A. Delgado: “Ese planteamiento –la combinación- nunca fue rechazado por el
comando de las FARC, que yo sepa. Lo que las FARC puso en duda, en conceptos emitidos de
reserva, es que el Partido Comunista sea capaz de adelantar la fórmula y por eso han impulsado
combinaciones como el Movimiento Bolivariano, el Partido Comunista Clandestino, la propia Unión
Patriótica. Están convencidos de que el factor armado es el adecuado para crear la fuerza política
que lo acompañe en la tarea de organizar la toma del poder por la revolución. Las FARC son una
organización tan capaz y seria como el partido, y no creo que se pongan a jugar con las palabras.
Al final de cuentas, ellos no creen sino en ellos mismos.” DELGADO (2007) Pág. 288-289.

250 
 
 

PCC aspira ser cubierto por el PCCC, bajo el control directo y estricto de las
FARC. Así mismo el Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, MB, en su
calidad de frente amplio pretende reemplazar a la extinta Unión Patriótica en su
papel aglutinante. Ya con anterioridad Jacobo Arenas había probado ciertas
experiencias al respecto, que terminan decantándose en la propuesta del MB a
mediados de la década de 1990:

“Es un amplio movimiento popular, donde tienen cabida personas de


distintos matices políticos y religiosos, que se identifican en dos aspectos:

a) Repudio hacia la clase dirigente y su forma corrupta y excluyente de


gobernar.

b) Simpatía hacia las FARC.

El Movimiento Bolivariano es un movimiento parecido a la Unión Patriótica,


con la diferencia de que éste es clandestino, para que no lo asesinen como
a la U.P. Este Movimiento será dirigido directamente por la FARC”392

No obstante como es evidente el MB difiere en elementos importantes con la UP.


El más notorio es su carácter clandestino. En segunda instancia su relación con la
democracia es menos clara. En este sentido es bueno señalar que si bien las
FARC han desarrollado en algunos momentos y regiones una campaña contra los
cargos de representación popular, la propuesta del MB busca integrar incluso a
senadores, representantes, concejales o alcaldes.

También hay otras novedades. Su carácter clandestino y de apoyo a las FARC no


socava en teoría su carácter amplio, amplitud que se basa en la unidad alrededor
de la denominada Plataforma de 10 puntos para un Gobierno de Reconstrucción y
Reconciliación Nacional. Dicha plataforma es de corte socialdemócrata y en
ningún momento plantea medidas propias de programas comunistas radicales,
relacionadas con la dictadura del partido, la eliminación de la propiedad privada,
etc.

                                                            
392
Entrevista a Manuel Marulanda Vélez. Gobierno Samper Pizano. Página web FARC-EP.

251 
 
 

Organizativamente el MB, por decirlo de alguna manera busca integrar una serie
de expresiones que ni la UP ni mucho menos la izquierda tradicional ha podido
articular. Dicha articulación es fundamentalmente programática:

1. El Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia reúne a todos los


patriotas que anhelen los objetivos libertarios y de unidad latinoamericana por
los que combatió Simón Bolívar. En él caben y se integran quienes deseen
aportar su grano de arena a la reconstrucción y la reconciliación nacional.
2. Expone su ideario en el Manifiesto Bolivariano y en la Plataforma para un
Gobierno de Reconciliación y Reconstrucción Nacional.
3. Es un Movimiento amplio, sin estatutos, reglamentos, ni discriminaciones
con excepción de los enemigos declarados del pueblo. No tiene oficinas y su
sede es cualquier lugar de Colombia donde haya inconformes. Su base la
constituyen millones de colombianos vinculados a los núcleos clandestinos,
de múltiples y variadas formas como círculos, juntas, talleres, malokas,
familias, uniones, combos, hermandades, lanzas, grupos, clubes,
asociaciones, consejos, galladas, parches, barras, mesas de trabajo, mingas,
cofradías, comités y todas las formas que a bien tengan sus integrantes
adoptar y que, a su juicio, les garantice el secreto de pertenencia y la
compartimentación.393

Aunque es inevitable enmarcar la idea del Movimiento Bolivariano en la clásica


táctica del frente unido, se expresa en esta propuesta una serie de
replanteamiento para romper el aislamiento de la guerrilla e integrar sectores y
formas organizativas que no eran valoradas desde la izquierda tradicional. No
obstante a renglón seguido se ve claramente el nivel de influencia de las FARC
sobre el nuevo movimiento que si bien contará con una dirección de 100
colombianos ilustres, su jefatura estará en cabeza de Alfonso Cano, miembro del
Secretariado de las FARC-EP y que tendrá como sustento la infraestructura y
apoyo de la guerrilla comunista.394

Finalmente, en aras de culminar la caracterización exacta de esta nueva


disposición de la táctica de la combinación, es importante aclarar que la

                                                            
393
Carta de Reunión. Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia. 2000. Archivo Histórico
Documental FARC-EP.
394
Carta de Reunión. Op Cit.

252 
 
 

subordinación política y orgánica a las FARC-EP, tanto del PCCC como del MB,
no significa la asimilación de éstos como estructuras militares. Los nuevos
organismos cumplen el mismo papel que estaba dispuesto para el PCC y la UP,
sólo que ahora desde la clandestinidad, y mas allá de los obvios lazos conectores
con el desarrollo de la guerra ( formación militar, carácter conspirativo, acción
extraparlamentaria) han sido dispuestos para centrar su labor en la agitación
política y de masas:“La limitación del guerrero pretende ser suplida por las nuevas
organizaciones políticas – PCCC y Movimiento Bolivariano-, cuya principal
responsabilidad estaría en la conformación de organizaciones sociales395.”

“Así que todos y cada uno de los integrantes del nuevo movimiento, tendrá
una actividad dentro del sector social donde viva, trabaje o estudie, sin que
sea de público conocimiento su pertenencia política. Como todos los
bolivarianos, deberá hacer esfuerzos por colocarse al frente de las luchas por
las reivindicaciones del pueblo y solo compartirá su secreto con los pocos
compañeros que le sean asignados para trabajar…Le estamos proponiendo al
país, la construcción del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia, como
instrumento civil, alternativa a los partidos tradicionales.396”

El panorama de la aplicación de la tesis de la combinación, -nunca revaluada


oficialmente ni por el PCC ni por las FARC-, se presentaba al despunte del siglo
bastante distante de los modelos anteriores. Un ejército guerrillero reclamándose
partido político, que se extiende mas allá de sus filas a través de un partido y un
movimiento amplio igualmente clandestinos; un partido legal que reivindica
históricamente la combinación pero sin incidencia orgánica en la lucha armada.

Las FARC-EP seguirán reivindicándose dentro de la táctica de la combinación,


aunque en la práctica hayan desistido de la acción política legal; de igual forma el
PCC aunque hablará en su XVII Congreso de “interacción” de las formas de

                                                            
395
FERRO y URIBE. (2001) Pág. 150.
396
Discurso de lanzamiento Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia. Alfonso Cano. 29 de
abril de 2000. Archivo Histórico Documental. FARC-EP.

253 
 
 

lucha397, expresando de manera más certera la nueva realidad, mantendrá la


justificación política de la combinación, a pesar de no tener ya responsabilidad
organizativa y política sobre ésta.

El actual modelo de la combinación de las formas de lucha responde como ningún


otro a causalidades pragmáticas, concernientes al desarrollo histórico particular de
los comunistas colombianos. El presente esquema deja entrever la opción por una
línea propia sin parangón histórico en los procesos revolucionarios, opción que
mas que buscada y pretendida se lee, desde ambas orillas PCC y FARC como
una contingencia impuesta por las circunstancias. Las constantes del pragmatismo
y la incipiente teoría siguen haciéndose presentes.

En esta ocasión los asomos de una situación revolucionaria, no serán el motivo de


la lucha armada, sino a la inversa, la crisis operacional de las Fuerzas Armadas y
el importante avance del Plan militar, obligará a retomar la lucha política, a través
de un Partido que no ponga en tela de juicio las metas estratégicas de la
estructura militar. Paradójicamente el proceso de paz con el gobierno Andrés
Pastrana, será utilizado por las FARC para intentar recomponer su que hacer
político, con el lanzamiento del PCCC y el MB, al tiempo que será aprovechado
por el Estado colombiano para una necesaria reingeniería de las Fuerzas Militares.
La forma en que esta dura crisis del Ejército es conjurada, nos puede mostrar la
brecha entre crisis operacional, -donde elementos técnico-militares y
operacionales se hacen caducos, fenómeno vivido en aquel momento-, y crisis
político-militar, donde se derrumba el aparato represivo del Estado, no sólo por
elementos técnicos sino por la ausencia de consenso alrededor de las clases
dominantes, y entre éstas el gobierno y la oficialidad, para manejar los conflictos
políticos. Esta última crisis ha sido históricamente el verdadero asomo de una
                                                            
397
Interacción, en el sentido que confluyen diversas formas de lucha en el campo político, pero
éstas responden a centros y fuerzas distintas. Interacción que el PCC explicará como una
consecuencia histórica de la lucha de clases de nuestro país. Ver TESIS XVII CONGRESO PCC.
1998.

254 
 
 

situación revolucionaria, como lo comprueba Skocpol para el caso ruso y chino, y


tal cual lo intentamos aplicar en el primer capítulo. Tal circunstancia no ocurría en
Colombia y por tal motivo, la “tregua” del Caguán fue tanto o más benéfica para el
ejército colombiano que para las mismas FARC.398

En segunda instancia, este nuevo modelo combinatorio de Ejército-Partido


Clandestino- Frente amplio clandestino, está marcado como ningún otro por el
debate interno de los comunistas. La construcción en la práctica de otro Partido,
más allá de las divagaciones simbólicas o afectivas que se hagan de parte y parte,
es un hecho contundente para resolver la discusión, no sólo entre direcciones sino
hacia las bases harto confundidas en medio de la recia tribulación política que
implicaba cambios como el derrumbe del mundo socialista, el aniquilamiento de la
UP, la nueva constitución, la desmovilización generalizada de grupos guerrilleros,
el ascenso del paramiltarismo y la bancarrota electoral del PCC. El pragmatismo
endilgado durante toda esta investigación a la dirección del PCC era mucho mayor
entre sus bases, sustancialmente de extracción campesina y muy ligadas afectiva
y prácticamente con el movimiento insurgente. Estos elementos son balanceados
tal cual por la dirección de las FARC, en medio de sus prósperos años noventas,
para lanzar este nuevo modelo combinatorio, que le permitía tener gran acogida
entre la militancia comunista y de paso no romper con la premisa leninista de la
existencia del Partido, como condición sine quanon del proceso revolucionario.
Formalmente hablando la creación del PCCC y del MB blinda a las FARC – y así
lo plantea en su justificación- de cualquier acusación de “desviación militarista”
que pudiese provenir de algún sector de la izquierda legal.

                                                            
398
Los autores que hablaran de una reciente “inflexión estratégica” señalan como esta reingeniería
significó un verdadero salto cualitativo del Ejército Nacional en su lucha contra-insurgente, que
explica buena parte de las recientes victorias militares contra las FARC-EP.

255 
 
 

El nuevo modelo no obstante, en la medida en que circunscribe a una obvia


clandestinidad a un partido que a través de su guerrilla desarrolla una enconada
lucha armada podría buscar múltiples semejanzas organizacionales con
esquemas aplicados en Vietnam, China o el mismo El Salvador. No obstante, la
excepcionalidad colombiana será gigante dado el peso del ejército dentro de la
composición y dirección del Partido. Aunque las FARC no se cansará de
argumentar que ellas son “partido en armas”, -y en un sentido estricto así es- los
tiempos y dinámicas propias de la guerra si bien no impedirán el direccionamiento
de las organizaciones políticas y de masas, si marcarán inevitablemente esta
labor, dándole una cariz cualitativamente distinto al modelo colombiano. No es lo
mismo un Partido dirigiendo un ejército, a un ejército dirigiendo un partido. La
explicación parece estar una vez más en las causalidades pragmáticas: la
responsabilidad de la dirección del Partido solo puede recaer en las FARC, porque
no existen los cuadros con el perfil y la capacidad para realizar esta labor desde
fuera, y en segunda instancia esta parece ser la única prenda de garantía que
asegure que no se volverá a presentar un alejamiento similar al ya sufrido con el
PCC.

Finalmente, no están puestos al alcance del investigador los elementos empíricos


para poder hablar de recambios en esta modalidad combinatoria399. Solo se puede
atestiguar mediante un seguimiento de prensa, que al parecer la propuesta del
PCCC y el MB ha tenido relativo éxito, al lograr permear ciertos sectores de la
política y el movimiento social, claro, sólo en caso de ser ciertas las múltiples
acusaciones gubernamentales y periodísticas al respecto. No obstante, también se
puede seguir que estas nuevas propuestas han sido golpeadas política y
militarmente. Mas allá de esto, parece ser evidente que el desarrollo político de
estas estructuras aun dista mucho de garantizar una contra-hegemonía política

                                                            
399
En su IX Conferencia realizada en 2007 “Por la Nueva Colombia, la Patria Grande y el
Socialismo”, las FARC-EP ratifican su llamado a construir y desarrollar el MB y el PCCC.

256 
 
 

que posibilite a las FARC-EP desarrollar plenamente su Plan Estratégico. Los


recientes reveses militares de las FARC (2007-2008), parecieran contrastar con un
nuevo aire del PCC vinculado ahora al proyecto del Polo Democrático Alternativo,
que teniendo en cuenta el peso pragmático de los planteamientos y
replanteamientos de la tesis de la combinación, podrían poner en el orden del día
nuevas variables a la constante pero móvil táctica de los comunistas colombianos.

CUADRO 3. TRES MODELOS COMBINATORIOS.

ORGANIZACIÓN  INSTANCIA DE 
   TIPO DE GUERRILLA  FRENTE AMPLIO  PERÍODO 
POLÍTICA  DIRECCIÓN 

Frente de Liberación 
PRIMER  Nacional  PCC 
Guerrilla Defensiva  PCC  1964‐1980 
MODELO  (Inexistente  Comité Central 
orgánicamente) 

Plan Estratégico
Secretariado 
SEGUNDO 
Guerrilla Ofensiva   PCC  Unión Patriótica  PCC‐ 1982‐1987 
MODELO 
Secretariado 
FARC‐EP 
Plan 
Movimiento 
TERCER  Estratégico‐ 
“Ejército del Pueblo”  PCCC‐FARC‐EP  Bolivariano por la  1997‐ 
MODELO  Secretariado 
Nueva Colombia 
FARC‐EP 

257 
 
 

EPILOGO

A pesar de su complejidad y especificidad histórica, los procesos revolucionarios


tendrán unos elementos característicos comunes, tanto socio-estructurales como
en términos de desarrollos subjetivos. La sociología comparada es un instrumento
invaluable para acercarnos a tal realidad. Así pues, desde un estudio comparativo
histórico podemos determinar una serie de rasgos constantes en las revoluciones
sociales, que poseen importante valor explicativo dentro de ellas: la
descomposición de la estructura agraria tradicional con sus consecuencias
sociales para dominantes y dominados; el derrumbe de frágiles Estados de débil
estructura militar y burocrática; la crisis político-militar entendida como tensión
irresuelta entre clases dominantes y elites gobernantes, como propiciadora de éste
derrumbe; la inexistencia de tradición y mecanismos propios de la democracia
liberal como dispositivos para conjurar las tensiones sociales y políticas; el
ascenso de una definida vanguardia política con asiento armado, rodeada inicial
de una amplísima alianza.

Esta caracterización debería ser referente obligado de las tácticas revolucionarias


que reivindiquen el método marxista. Sin convertirse en un imperativo, las
configuraciones socio-estructurales y subjetivas allí expresadas son sin duda una
guía importante para explicar éxitos y baches de los procesos revolucionarios
triunfantes o inacabados. Someter a la realidad colombiana a tal modelo nos
permite obtener elocuentes conclusiones que al tiempo que ratifican importantes
rasgos excepcionales de la configuración socio-política de nuestro país que han
posibilitado la existencia y persistencia de la insurgencia armada, también han
truncado hasta el momento su posibilidad de victoria. En tal sentido desde un
análisis marxista podemos afirmar la inexistencia de la pregonada situación

258 
 
 

revolucionaria en Colombia, sin que esto signifique el asentimiento ni la


perennidad del actual régimen político.

Sólo con base en este análisis podemos explicar las dificultades socio-
estructurales con las que han debido lidiar las apuestas revolucionarias, obligadas
a desarrollar un proyecto político en medio de unas circunstancias
sustancialmente adversas a él, poco previstas por la teoría y poco teorizadas con
rigor por ellos mismos. Es este el contexto en el cual emerge la familia comunista
colombiana: el PCC y las FARC, como figuras realmente atípicas de la izquierda
latinoamericana. Su excepcionalidad, su carácter tan propio, se debe en buena
medida a la forma pragmática, casi coyuntural en que han buscado darle
respuesta a los retos impuestos por el régimen político.

Tal fijación por la respuesta puntual ha derivado en cierto desdén por la teoría, que
los pudiese enmarcar en horizontes más amplios, aunque no por ello más
efectivos políticamente. El foquismo, la socialdemocracia, el alinderamiento con
Pekin, son vistos por los comunistas como modelos lejanos y poco aplicables a la
realidad colombiana, a diferencia de sus probados experimentos tácticos.

Este pragmatismo, que privilegia el resultado y valora la experiencia, a desprecio


de la pausa y disertación que requiere la teoría, se torna en un importante eje
explicativo para la comprensión del PCC, las FARC y su táctica de la combinación
de las formas de lucha, que plasma como nada esta lógica política. La táctica de la
combinación no responde a una esmerada elaboración teórica de los comunistas
al respecto –que efectivamente será desarrollada con posteridad-, sino
básicamente a una respuesta política ante una situación concreta.

259 
 
 

El pragmatismo que cosecha el éxito inmediato, es embestido constantemente por


los tiempos que transforman las circunstancias puntuales sobre las que se actuó.
El caso de las transformaciones en la táctica de la combinación de todas las
formas de lucha, es una muestra de lo anterior. En respuesta a nuevas
circunstancias surgen nuevos modelos tácticos, que no obstante no se revelan
como tales, ya que significaría reconocer rectificaciones a la línea y ahondar las
discusiones. Así pues el pragmatismo obliga a los cambios, pero el mismo
pragmatismo los envuelve y casi los invisibiliza.

Siguiendo este método podemos apreciar a plenitud la disímil fisionomía de la


invariante combinación. A diferencia de las recurrentes referencias de algunos
autores, los cambios de modelo de combinación de las formas de lucha, no
equivalen en la historia de las FARC a puntos sobre una misma línea, sino pese a
la innegable continuidad de la organización, a verdaderos tipos distintos de
guerrilla y de partido. La guerrilla defensiva subordinada al partido legal de la
década de 1960 y 1970, es cualitativamente distinta a la guerrilla ofensiva en
transición a ejército que coordina un Plan Estratégico con su partido en los años
ochentas, y al Ejército reconstruyendo partido clandestino en el presente siglo.

Guiado por esta lógica explicativa el presente trabajo aporta elementos


importantes en la comprensión de las FARC-EP y el Partido Comunista. Ratifica
puntos en común de los múltiples estudios: la esencia campesina de las
organizaciones, la fuerte dinámica organizacional de la guerrilla, la precariedad del
desarrollo teórico y la tardía potenciación militar de las FARC. Pero al mismo
tiempo, entra en abierta contradicción con muchos conceptos extendidos frente al
tema. El estudio de la tesis de la combinación de todas las formas de lucha, logra
desnudar sus inconsistencias conceptuales, pero su causalidad pragmática, nos
aleja de las interpretaciones subjetivistas del conflicto que endosan a los

260 
 
 

comunistas y su táctica esta responsabilidad histórica. El trabajo también es


enfático en establecer importantes cambios en el desarrollo histórico de la guerrilla
comunista, diferencias tan sensibles que marcan etapas sustancialmente distintas,
elemento poco tenido en cuenta en el análisis de la organización guerrillera.
Finalmente, la exposición de la fluida relación Partido-FARC a lo largo de su
historia muestra con nitidez la substancia política de la guerrilla comunista,
claramente refractada por los determinantes concretos de su excepcional
desarrollo, especialmente los provocados por su reciente expansión

La investigación más que un punto culminado, ordena y presenta nuevas


discusiones hacia el futuro. Los estudios sobre la dimensión política de las FARC-
EP, que ahora debe incluir las nuevas estructuras dispuestas para tal fin, es un
campo aún inexplorado, pero básico para una verdadera comprensión del conflicto
armado y la lucha política en nuestro país. Las mismas políticas públicas de paz o
de seguridad nacional deben partir de un estudio profundo de la lógica y dinámicas
de las FARC, antes que de los prejuicios políticos, para que en la academia o el
Estado no termine también pesando más el pragmatismo que la teoría.

261 
 
 

BIBLIOGRAFIA

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