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Ensayo 3
Mientras el cubano fue producto de una lucha armada que resultó triunfadora,
independientemente de la acción ejercida por las demás fuerzas que representaban a esa
sociedad civil, el régimen venezolano fue el resultado de la cohesión de los poderes
fácticos y se proyectó hacia el conjunto de la sociedad. Mientras que en Cuba crecían las
corrientes socialistas y comunistas que promovían una dictadura del proletariado, en
Venezuela los sectores que promovían el pluralismo democrático, la participación
ciudadana y la defensa de la libertad eran cada vez más numerosos, diferencia con el
régimen caribeño que se acentuó con la pronta institucionalización de la nueva relación
civil-militar. Castro, marchó por el camino del partido único, en tanto que Betancourt se
dirigió hacia la consolidación de un régimen de partidos, alternativo, libre y democrático.
En el contexto existía un panorama de diferencias ideológicas y políticas, por ello, podían
vislumbrarse los conflictos que se aproximaban en materia de política exterior. En octubre
de 1959 aconteció el primer enfrentamiento entre el gobierno cubano y el régimen
venezolano, provocado por la invitación que realizó el Partido Comunista de Venezuela
(PCV), al Che Guevara y a Raúl Castro para que visitaran nuestro país. Betancourt
mantuvo una postura drástica frente a Cuba, en virtud de dos circunstancias específicas.
La primera, como gobernante estaba siendo encarado por una conspiración influenciada
por Cuba y alentada por el gobierno dominicano; y la segunda, como dirigente de Acción
Democrática, sentía amenazado al partido con una infiltración marxista.
Al final del gobierno de Raúl Leoni, las tendencias hacia la unificación nacional iban
perfilando las nuevas prioridades que debían regir la acción gubernamental del nuevo
gobierno. A pesar de ser la democracia un término político, veremos la democracia fue
concebida en su dimensión social y económica en la agenda de política exterior con la
intención de causar un impacto positivo en la política doméstica donde la finalidad estaba
orientada a elevar la calidad de vida de los ciudadanos durante el gobierno de Rafael
Caldera. El período presidencial de Rafael Caldera se caracterizó por el surgimiento y la
puesta en práctica de tres nuevos principios orientadores de la política exterior
venezolana: 1) el pluralismo ideológico; 2) la solidaridad pluralista; y 3) la justicia social
internacional. Esto hizo posible que la administración Caldera desarrollara una política
activa de apertura y ampliación del ámbito ideológico y geográfico de acción, encaminado
al fortalecimiento de los vínculos político-diplomáticos y económicos entre Venezuela y
otros países con regímenes políticos de distinta naturaleza, hecho que conducirá al
alejamiento casi definitivo del instrumento estratégico utilizado por las administraciones
gubernamentales precedentes en materia de relaciones internacionales, la Doctrina
Betancourt. Igualmente, este período se caracterizó por la proyección de Venezuela
destacando su condición de país en desarrollo en el ámbito internacional, con el propósito
de afianzar la cooperación y la defensa de la soberanía económica entre sus iguales,
tanto en el hemisferio como en el llamado “Tercer Mundo”. En el ámbito mundial, este
período presidencial coincide con ciertas tendencias globales hacia la búsqueda de un
mundo, la perspectiva Norte Sur, el tercermundismo y un nuevo orden económico
internacional, entre otros, hicieron posible que el mundo entrara en una etapa ventajosa
para los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, consiguiendo un mayor
fortalecimiento económico y un mayor grado de autonomía e independencia respecto a
los países más desarrollados.
El proceso de amplitud que en materia de política exterior se inició con Rafael Caldera en
1969, será sometido a una mayor dinamización en el quinquenio siguiente como resultado
de las nuevas realidades nacionales e internacionales. Bajo la presidencia de Carlos
Andrés Pérez, el énfasis de la Cancillería venezolana se centrará en consolidar unas
relaciones más fructíferas con el mundo, sobre la base de una diplomacia económica.
Una característica de la política exterior en el gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-
1979) que resulta bastante particular es el rompimiento con la doctrina Betancourt. El
presidente socialdemócrata continuará los lineamientos de la política exterior del gobierno
anterior (Rafael Caldera) de ideología socialcristiana, sustentado bajo el pluralismo
ideológico y la justicia social internacional. El pluralismo ideológico “implica pues la
coexistencia de distinta forma de concebir la escala de valores, con arreglo a la cual una
sociedad se estructura y organiza”. Aplicándolo a la política exterior, contrariamente de lo
que ocurre con la doctrina Betancourt, en razón de este principio, se mantienen relaciones
diplomáticas con gobiernos cuya ideología sea distinta. Muestra de lo expuesto
anteriormente, lo constituye el establecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, la
República de China, Corea del Norte y Bulgaria, visitó la Unión Soviética, convirtiéndose
en el primer mandatario venezolano en pisar tierra soviética.
Luego entre 1979 y 1984 se produjo un viraje significativo en la economía del país, debido
a bajo ingreso de divisas al Estado venezolano. En 1982 se produjo el efecto transitorio
de la revolución iraní y la guerra entre Irán e Irak, por lo tanto, los precios del petróleo se
vieron afectados. Ya que no existía una adecuada inversión de los recursos petroleros
que activaran otras áreas productivas del Estado y no se contaba con un plan de
contingencia capaz de afrontar las fluctaciones del principal rubro exportador, Venezuela
se enfrenta a una grave crisis económica en el ámbito interno, que finalizaría con una
devaluación de la moneda nacional en 1983.
Debido al contexto interno del país, el gobierno de Luis Herrara, conllevó a profundizar las
formulaciones de carácter internacional que produjeron un despliegue regional de la
política exterior. Por ello, las acciones hacia las zonas de interés geopolítico y
geoestratégico pasaran a ser primordiales para Venezuela en este período. La política
exterior de Luis Herrera, se basa en la idea de “diplomacia de proyección” en
contraposición a la “diplomacia reactiva” del gobierno de Pérez. Dicho viraje se corrobora
con la reactivación política del Pacto Andino y el apoyo a los procesos de democratización
en Centroamérica. De esta forma, el gobierno contribuyó en la pacificación de la región
gracias a la adecuada actividad diplomática desplegada. Por otro lado, los asuntos
petroleros y el diferendo con Colombia ocuparon un lugar privilegiado en la política
exterior de la época. Las cancillerías de ambos países iniciaron conversaciones para
solucionar el problema de la delimitación de áreas marinas y submarinas en el Golfo de
Venezuela planteándose entonces la llamada “Hipótesis de Caraballeda”. Igualmente, se
retomó la reclamación del territorio Esequibo y las relaciones con Estados Unidos. En
cada uno de los casos, hubo una notable continuidad estratégica, a pesar de que las
diferencias de situaciones, estilos y prioridades imperaban. Se podría señalar, que el
concepto organizador que resume la política exterior venezolana entre 1979 y 1984, es el
de la seguridad regional frente a un nuevo orden económico internacional, en el que se
destaca el interés de la diplomacia venezolana por mantener su presencia geopolítica en
los Estados que componen su zona de influencia y visualizar su seguridad y en el orden
político interno como una forma de resguardar la soberanía nacional. Pienso que este
período se caracterizó por un marcado respeto a la diplomacia institucional.
Como ya se había mencionado, la baja en los precios del petróleo conllevó a que la
economía doméstica de Venezuela se viese nuevamente afectada. Jaime Lusinchi, inicia
su período de gobierno en una Venezuela signada por un entorno político y económico
bastante deteriorado. Esto conllevó a que la agenda política exterior del Estado
venezolano respondiera a la vulnerabilidad interna y a la necesidad de transformación del
régimen del Estado paternalista. Es importante mencionar que este gobierno realizó
cambios en la instrumentación de acción política, al utilizar la diplomacia como
instrumento eje de la política exterior en lugar de instrumentos económicos persuasivos
que depende de disponibilidad de recursos económicos. Para fortalecer el área comercial,
se propuso en esa época diversificar la economía de productos y mercados con el
estímulo a las exportaciones no tradicionales y la reducción de las importaciones. En
relación con los proyectos regionales como ALADI y el Pacto Andino no hubo avances
importantes, salvo la firma del protocolo modificatorio del Acuerdo de Cartagena y el
posible ingreso de Venezuela al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT).
Por su parte, la deuda externa, aunque no es contemplada como un problema de política
exterior, fue la preocupación central del periodo. También se desplegó una intensa
actividad diplomática, cumplida en el seno del Grupo de Contadora, en coherencia con el
compromiso político-estratégico de Venezuela en Centroamérica y el Caribe. Igualmente
en política de concertación, el Estado intervino en la actuación del Grupo de Rió, que
propuso un marco común para la reducción de la deuda en el continente. Las relaciones
con Estados Unidos, estuvieron signadas por el problema de la deuda, así como, por la
tensión bilateral que generó el apoyo norteamericano a la contra nicaragüense aún sin la
autorización de su propio congreso. Finalmente, las relaciones con la vecina república de
Colombia giraron en torno a los problemas limítrofes que amenazaron con retardar los
visajes de cooperación y relaciones económicas con miras a la integración.
En el ámbito interno del país, la renta petrolera ya no era suficiente para mantener la
economía del país, aunado a ello, la deuda externa iba en aumento y la corrupción era
cada vez, más notoria en las diferencias instancias del poder público nacional. Se
necesitaba todo un conjunto de medidas urgentes para lograr en corto plazo el equilibrio
que el país reclamaba. Es por ello, que al asumir la presidencia de la República de
Venezuela el 2 de febrero de 1989, Carlos Andrés Pérez, anunció que la política
económica de su gestión tendría características, orientaciones y objetivos diferentes a las
que, hasta ese momento se habían aplicado en el país. El 16 de Febrero, el gobierno
anuncia una serie de medidas económicas de acuerdo con los objetivos que se había
planteado. A este grupo de medidas se le conoció como “el paquete económico” que entre
otros objetivos pretendía aumentar el peso de la iniciativa privada en la orientación del
Estado, a través del refuerzo del carácter capitalista de la economía y reducir
sustancialmente la acción del Estado en el campo económico. Razón por la cual se hace
énfasis en una agresiva política de privatización. La conducta de ese gobierno, se
caracterizó por fortalecer la intervención estatal a todos los niveles. Se crearon Bancos y
entidades financieras a la sombra del erario nacional, así mismo el gobierno patrocinó la
emergencia de grupos económicos, cuyo impulso provino de la asignación de contratos
para realizar obras públicas. Con las medidas señaladas y la privatización, el nuevo
gobierno emprende la transformación de Estado proteccionista-populista a otro eficiente y
liberal, que va a permitir el libre juego de las reglas del mercado y estimular las
condiciones para que el agente más importante de la economía capitalista, el sector
empresarial, pueda desarrollar, al máximo sus potencialidades sin obstáculos.
En este nuevo contexto histórico, la política exterior se vio orientada hacia objetivos
económicos externos del Estado como la integración económica, el cambio tecnológico, la
inversión extranjera y la revisión del proteccionismo que el Estado había generado en el
sector empresarial y sustituirlo por la privatización. Esta agenda de política exterior,
involucró una ofensiva diplomática de promoción del gobierno venezolano, como parte de
un proyecto de reestructuración económica nacional. A pesar de las expectativas de los
diversos sectores del país y del entorno internacional el impacto social que generaron las
medidas del programa económico conllevó a una explosión social caracterizada por
protestas y saqueos a lo largo de todo el territorio nacional el 27 y el 28 de febrero de
1989. Allí se inició un clima de desconfianza social que aumentaría hasta culminar en dos
intentonas golpistas en 1992, una militar el 4 de febrero y una cívico-militar el 27 de
noviembre. Todo esto tuvo un efecto internacional negativo para el país. La que parecía
ser la democracia más sólida del continente había sido amenazada.
Para este gobierno, su política internacional pasó a ser una importante herramienta tanto
política como económica del país. El gobierno, estaba consciente de la necesidad de
introducir al Estado en el contexto internacional imperante, disminuyendo así su papel
proteccionista. A consecuencia de la salida del presidente Pérez, asumió el poder el Dr.
Octavio Lepage, presidente del Congreso Nacional para la época, días después, el
Congreso Nacional designó al Dr. Ramón J. Velásquez para concluir este periodo
presidencial, que finalizó en 1994, cuando le entrega al candidato presidencial electo el 3
de diciembre de 1993, Dr. Rafael Caldera, la conducción del Estado venezolano. La
política exterior de este periodo de escasos 9 meses, intentó mantener los niveles de
pluralidad y necesidad de crecimiento que había mantenido el gobierno de Pérez. Por ello,
la suscripción de acuerdo con países europeos y americanos en el área de cooperación
política, económica, cultural y ambiental fue objetivo de este gobierno. Por todo lo
anteriormente descrito, se puede señalar que la política exterior tanto de Pérez como de
Velásquez, tuvo como plataforma el programa de ajuste y reestructuración político-
económico del “Gran Viraje”, destacándose como lineamientos específicos de su política
internacional el reforzamiento de la solidaridad y la democratización internacional,
principalmente a través de la activa defensa y promoción de la democracia en la política
externa de Venezuela en este período, donde también jugó un papel preponderante el
liderazgo del Presidente Pérez.
Sin embargo, pienso que el obstáculo mayor de la privatización dentro del programa de
aplicación de las medidas de corte neoliberal que tienen como objetivos la inserción de
Venezuela en el libre comercio, es de orden ético, ya que no pueden transferir los activos
y actividades estratégicas de la nación a “los empresarios informales”. Para 1989 el 45%
de los venezolanos estaba vinculado con trabajos informales. Pienso que el mayor error
que cometió Carlos Andrés Pérez, fue no informar ampliamente al pueblo sobre las
medidas que iba a aplicar durante su gestión. Fue una gran equivocación, olvidarse del
pueblo no es propio de un gobierno democrático. No obstante, el paquete de medidas,
tuvo su aspecto positivo: Se profundizó el proceso de descentralización de la
administración pública. Se inició una política que eliminó los subsidios indirectos que
beneficiaban, por lo general, a quienes menos los necesitaban y entre otras cosas, se
hicieron esfuerzos para la integración de América Latina.