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Universidad Simón Bolívar

Departamento de Ciencias Sociales


Política exterior de Venezuela (CSX-366)

María Fernanda Rojas (Carnet: 12-11280)

Ensayo 3

Una mirada al período de 1958-1999 permite comparar la política exterior de Venezuela.


Al mismo tiempo permite observar las situaciones diferentes en el sistema internacional.
Las lecturas de estas etapas contienen no sólo un número extenso de fechas, procesos,
hechos históricos y puntos en la agenda de la política exterior de Venezuela y en el
ámbito mundial, sino también un vocabulario, unas percepciones y una manera de ver las
cosas. Por otra parte, para identificar los estímulos de la política exterior de una nación
debemos, además de analizar los elementos fácticos del orden interno y externo, valorar
el peso de las anteriores variables en la vida del decisor, para así intentar comprender el
proceso que va desde las percepciones y necesidades personales hasta la toma de
decisiones y ejecución de políticas. Vemos así que los estímulos de la política exterior son
variables que condicionan lo individual y colectivo en la acción del decisor para impactar
en la toma de decisiones con el objetivo de alcanzar la satisfacción de intereses
nacionales.

Cuando se analiza el gobierno de Rómulo Betancourt con su correspondiente tendencia


política a la hora de implementar la agenda de política exterior, observamos que la
marcada priorización de lo político por el régimen se evidenciaba con claridad en los
principios de libertad y promoción de la democracia que aparecen con frecuencia en las
memorias que dan cuenta de las actividades del Ministerio de Relaciones Exteriores
(MRE), lo cual refleja una conducta reiterada en defensa de estos valores en los foros
internacionales. Por otra parte, la Doctrina de Betancourt expresó uno de los fundamentos
éticos, políticos y jurídicos que orientas la política exterior de los gobiernos venezolanos
durante diez años: de 1959 a 1969. Estuvo dirigida a promocionar y preservar los
sistemas constitucionales de representación y elección popular, así como a desalentar los
intentos de irrupción contra los regímenes democráticos, instaurando regímenes
dictatoriales.

Durante la administración Betancourt se buscaba construir un país democrático, pluralista,


con apego a la legalidad y respetuoso a los tratados internacionales y los derechos
humanos, para alcanzar este propósito, entre otros instrumentos, se empleó la política
exterior. Es decir, se fortaleció la defensa interna del país mediante la aplicación de una
política exterior adecuada a esos propósitos. No obstante, la aplicación de la misma
produjo la ruptura automática de relaciones con gobiernos de facto de la región; ello lejos
de impedir nuevos golpes, aisló a Venezuela de sus vecinos y dificultó el logro de otros
fines y objetivos del interés nacional, como lo fueron el desarrollo económico y la
integración. El éxito político del gobierno de Betancourt en materia exterior y su impacto e
influencia como democracia representativa en la región se puede ilustrar en dos casos
concretos: el cubano y el dominicano. El relación con el caso cubano, encontramos dos
hechos paralelos que van a colocar los gobiernos de Venezuela y Cuba en una posición
antagónica. El primero de ellos fue el 7 de diciembre de 1958, cuando Betancourt resultó
electo Presidente Constitucional, las primeras elecciones libres realizadas desde 1945,
expresión de la voluntad popular a través del voto secreto, directo y universal. Y el
segundo, fue el primero de enero de 1959, cuando es depuesto el gobierno militar de
Cuba, presidio, por Fulgencio Batista y es sustituido por Fidel Castro, quien comandaba el
movimiento guerrillero de la Sierra Maestra. Existían evidentes diferencias entre uno y
otro régimen.

Mientras el cubano fue producto de una lucha armada que resultó triunfadora,
independientemente de la acción ejercida por las demás fuerzas que representaban a esa
sociedad civil, el régimen venezolano fue el resultado de la cohesión de los poderes
fácticos y se proyectó hacia el conjunto de la sociedad. Mientras que en Cuba crecían las
corrientes socialistas y comunistas que promovían una dictadura del proletariado, en
Venezuela los sectores que promovían el pluralismo democrático, la participación
ciudadana y la defensa de la libertad eran cada vez más numerosos, diferencia con el
régimen caribeño que se acentuó con la pronta institucionalización de la nueva relación
civil-militar. Castro, marchó por el camino del partido único, en tanto que Betancourt se
dirigió hacia la consolidación de un régimen de partidos, alternativo, libre y democrático.
En el contexto existía un panorama de diferencias ideológicas y políticas, por ello, podían
vislumbrarse los conflictos que se aproximaban en materia de política exterior. En octubre
de 1959 aconteció el primer enfrentamiento entre el gobierno cubano y el régimen
venezolano, provocado por la invitación que realizó el Partido Comunista de Venezuela
(PCV), al Che Guevara y a Raúl Castro para que visitaran nuestro país. Betancourt
mantuvo una postura drástica frente a Cuba, en virtud de dos circunstancias específicas.
La primera, como gobernante estaba siendo encarado por una conspiración influenciada
por Cuba y alentada por el gobierno dominicano; y la segunda, como dirigente de Acción
Democrática, sentía amenazado al partido con una infiltración marxista.

El gobierno venezolano no aceptó la intervención extranjera en la actividad política


nacional, y en este sentido prohibió la entrada al país de los líderes revolucionarios
invitados por el PCV. La acción llegó más allá cuando el gobierno decidió romper
relaciones diplomáticas y consulares con el gobierno de Cuba, debido a la evidente
intervención del país caribeño en los asuntos internos del nuestro. En el texto del
comunicado de ruptura de relaciones, el presidente Betancourt ratificó la postura de su
gobierno, el cual mantenía una firme conducta de defensa de las democracias
latinoamericanas. Como se ha observado, los acontecimientos externos creaban un difícil
control político; como consecuencia de ello, el presidente Betancourt, su partido y aliados,
comprendieron la necesidad de aplicar medidas muy concretas que contribuyeran al
fortalecimiento del sistema democrático.

El 12 de julio de 1959, el gobierno de Venezuela suspende relaciones diplomáticas y


consulares con República Dominicana. El régimen venezolano mantuvo su rígida posición
de rechazo frente a las dictaduras latinoamericanas al solicitar a la Organización de
Estados Americanos (OEA), la aplicación al gobierno dominicano del Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca, el cual en su contenido disponía que los estados
de la región romperían relaciones diplomáticas y comerciales con las naciones agresoras
y se solidarizarían moral y materialmente con el Estado agredido. En julio del año 1960, el
Consejo de la OEA aprobó la convocatoria para escuchar la queja de Venezuela contra la
República Dominicana. En atención a la solicitud de Venezuela, la OEA decidió aplicar el
tratado, el 1 de julio de 1960, al haber sido comprobada la participación del dictador
dominicano, Rafael Leonidas Trujillo, en el frustrado atentado contra la vida del presidente
Betancourt. El régimen dominicano fue condenado al aislamiento interamericano,
mediante la ruptura colectiva de relaciones diplomáticas y la aplicación de sanciones
económicas. El régimen de Betancourt, actuó abiertamente contra los regímenes políticos
nacidos de un acto de fuerza, ejercido contra un gobierno democráticamente constituido y
como consecuencia rompió relaciones diplomáticas con todos estos gobiernos
antidemocráticos. Esta posición se expresó, inmediatamente después del golpe de Estado
en Argentina que depuso al presidente Constitucional Arturo Frondizi, así como también,
frente a las rupturas constitucionales derivadas de golpes similares en el Perú y
Guatemala.

El régimen de Betancourt, enfrentado y asediado, utilizó el instrumento de política exterior


para fortalecer sus defensas en el orden doméstico, para imposibilitar que las fuerzas de
la oposición comprometida con la lucha armada lograran asistencia internacional de
cualquier potencia o nación cuyo interés estuviera vinculado a desestabilizar el régimen
democrático. En torno a ello, se buscaba lograr la solidaridad internacional y obtener un
grado importante de credibilidad para la aplicación de sus políticas. La ejecución de la
citada doctrina produjo la ruptura de relaciones diplomáticas con muchos otros gobiernos
militares. Ahora bien, dadas las condiciones democráticas internas, opino que el régimen
de Betancourt logró el prestigio y el reconocimiento internacional, sobre todo de los
Estados Unidos, al propugnar la concepción democrática regional, como medio para
alcanzar los altos fines de libertad, justicia y seguridad internacional. De modo que
prevaleció la tendencia hacia lo político como prioridad asociada al tema de la democracia
como instrumento de la agenda de formación de la política exterior del gobierno de
Betancourt entre 1959 y 1964. Adicionalmente es un periodo de grandes Reformas
Políticas y Sociales de largo alcance. Se impulsó desde el ministerio de minas e
hidrocarburos bajo la dirección del Dr. Juan Pablo Pérez Alfonso la creación de la
organización de países exportadores de petróleo (OPEP) y se creó la corporación
venezolana de petróleo iniciándose en ese periodo la política de no concepciones. En
materia de fronteras, se inició la reclamación del territorio Esequibo.
Posteriormente, la democracia se fortaleció con Raúl Leoni, entregando el Poder a Rafael
Caldera. Fue la primera vez en la historia constitucional de Venezuela en el siglo XX que
un gobernante entregaba el poder pacíficamente a un opositor en ocasión de haber
resultado vencedor en comicios electorales. Durante el periodo del gobierno de Raúl
Leoni la política exterior se orientó a flexibilizar la rigidez de la Doctrina Betancourt, sin
abandonar su esencia de no reconocer gobiernos originados por actos de fuerza contra
democracias legítimamente constituidas. Esto se realizó con la necesidad de cooperar
con otras naciones en especial con los países latinoamericanos. También existía un calo
propósito de acercarse al Caribe mediante convenios de cooperación y participación en
organismos internacionales. Fue durante la gestión del Presidente Raúl Leoni que
Venezuela, conjuntamente con setenta y cuatro naciones y el patrocinio de las Naciones
Unidas, promovió y participó en la primera y segunda conferencias mundiales de la
Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo y el Comercio (UNCTAD), en procura
de una nueva relación económica entre los países pobres y los desarrollados. No
obstante la ruptura de los gobiernos de coalición, se evidenciaba el compromiso
institucional de los partidos Acción Democrática (AD) y el Comité Organizador Político
Electoral Independiente (COPEI). En materia de fronteras, dos cuestiones requirieron la
mayor atención en la agenda de política exterior: 1) La reclamación del territorio Esequibo
y 2) El inicio de las conversaciones sobre la delimitación de áreas marinas y submarinas
del Golfo de Venezuela. En 1966 Venezuela pasa a ser parte de ALALC, con el gobierno
de Raúl Leoni, donde se quiso avanzar en el programa de políticas económicas que venía
funcionando desde el gobierno anterior. La adhesión a la asociación por parte de
Venezuela fue parte del programa que impulsó el presidente Leoni durante su gobierno,
hacia la integración económica latinoamericana, como además la Reforma Tributaria. En
1967, se aprobó una nueva Ley de Impuestos sobre la Renta, aumentando la
participación del Estado en beneficios declarados por las empresas petroleras de hasta un
70%. Igualmente, se trató de aumentar los impuestos de los más ricos y del sector clase
media, para resolver los problemas de las mayorías con menos recursos. El periodo
presidencial del Dr. Raúl Leoni transcurrió entre 1964 y 1969, conocido por su
denominación de “Amplia Base”, incluyendo en su gabinete militancia de otros partidos e
independientes. Afianzó la política petrolera ya iniciada en el gobierno de Rómulo
Betancourt, apuntando hacia la defensa y conservación del petróleo.

Al final del gobierno de Raúl Leoni, las tendencias hacia la unificación nacional iban
perfilando las nuevas prioridades que debían regir la acción gubernamental del nuevo
gobierno. A pesar de ser la democracia un término político, veremos la democracia fue
concebida en su dimensión social y económica en la agenda de política exterior con la
intención de causar un impacto positivo en la política doméstica donde la finalidad estaba
orientada a elevar la calidad de vida de los ciudadanos durante el gobierno de Rafael
Caldera. El período presidencial de Rafael Caldera se caracterizó por el surgimiento y la
puesta en práctica de tres nuevos principios orientadores de la política exterior
venezolana: 1) el pluralismo ideológico; 2) la solidaridad pluralista; y 3) la justicia social
internacional. Esto hizo posible que la administración Caldera desarrollara una política
activa de apertura y ampliación del ámbito ideológico y geográfico de acción, encaminado
al fortalecimiento de los vínculos político-diplomáticos y económicos entre Venezuela y
otros países con regímenes políticos de distinta naturaleza, hecho que conducirá al
alejamiento casi definitivo del instrumento estratégico utilizado por las administraciones
gubernamentales precedentes en materia de relaciones internacionales, la Doctrina
Betancourt. Igualmente, este período se caracterizó por la proyección de Venezuela
destacando su condición de país en desarrollo en el ámbito internacional, con el propósito
de afianzar la cooperación y la defensa de la soberanía económica entre sus iguales,
tanto en el hemisferio como en el llamado “Tercer Mundo”. En el ámbito mundial, este
período presidencial coincide con ciertas tendencias globales hacia la búsqueda de un
mundo, la perspectiva Norte Sur, el tercermundismo y un nuevo orden económico
internacional, entre otros, hicieron posible que el mundo entrara en una etapa ventajosa
para los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, consiguiendo un mayor
fortalecimiento económico y un mayor grado de autonomía e independencia respecto a
los países más desarrollados.

En este escenario, el ascenso de Rafael Caldera a la Presidencia en marzo de 1969 bajo


el Partido Social Cristiano COPEI, establece una marcada diferencia en los lineamientos
de política exterior respecto a los gobiernos predecesores de Acción Democrática.
Durante este período, además de sostener los principios tradicionales que orientaban las
directrices de política exterior de Venezuela desde 1961, tales como la autodeterminación,
y la no intervención, la promoción y defensa de la democracia, la cooperación
internacional y la solución pacífica de controversias, se propusieron tres nuevos
postulados basados en la aspiración de un nuevo orden internacional más equitativo y en
doctrinas internacionales de la iglesia católica: 1) el pluralismo ideológico; 2) la solidaridad
pluralista y 3) la justicia social internacional. Se considera necesario destacar, en primer
lugar, las relaciones con los Estados Unidos. De acuerdo a Romero (2009) la
administración gubernamental de Rafael Caldera tuvo entre finales de los años sesenta e
inicio de los años setenta mayores enfrentamientos con la nación norteamericana que los
dos gobiernos socialdemócratas que le precedieron. Uno de los más relevantes se dio a
raíz de la denuncia unilateral venezolana del Tratado de Reciprocidad Comercial,
marcando un paso muy importante en la búsqueda de nuevas fórmulas para adoptar una
política de desarrollo industrial y de intensificación del Comercio Exterior, más adecuada a
las necesidades y circunstancias que imperaban en aquel momento.

Por otra parte, La política exterior de Venezuela cambió de orientación en la Organización


de Estados Americanos (OEA), sustituyéndose la idea de lucha por la defensa y
consolidación democrática, por la visión de búsqueda de la justicia social internacional y
un nuevo orden económico internacional. Las críticas a la revolución cubana fueron
dejadas de lado, toleradas y sustituidas por la tesis del pluralismo ideológico, que sirvió de
base para consolidar una nueva concepción de seguridad interamericana, con un fuerte
tono económico y social, asegurándose que no habrá seguridad hemisférica, sin
desarrollo. Lo que contribuye a que en América Latina, fueran reconocidos los gobiernos
de facto, los cuales rodeaban el país, y con ello, se admitía la cooperación entre
regímenes políticos de distinta naturaleza e ideología, lo que se tradujo en el
establecimiento de relaciones diplomáticas, con todos los gobiernos latinoamericanos,
democráticos o no. Así pues, se restablecieron relaciones diplomáticas con: Perú,
Argentina, Panamá, Haití, Ecuador y Honduras. En 1973, se firma el ingreso de
Venezuela al Pacto Andino, mediante el Consenso de Lima. Asumiendo en 1974, la
presidencia de dicha plataforma, siendo un paso importante para la integración regional,
adquiriendo Venezuela, mayor protagonismo en la comunidad latinoamericana. Al mismo
tiempo, Venezuela participó activamente en la ALAC (Asociación Latinoamericana de
Libre Comercio), en sus procesos de ajuste y revisión

En cuanto a los problemas limítrofes, durante el primer gobierno de Rafael Caldera se


venció el acuerdo de Ginebra firmado en 1966, con lo cual se planteaba de nuevo con
urgencia, en la agenda de la política exterior venezolana, la cuestión de la Guayana
Esequiba. El gobierno, decidió firmar con Guyana, el llamado protocolo de Puerto España
(1970), mediante el cual se congeló la discusión sobre dicha materia, durante 12 años. En
1972 se abstuvo de votar en la sesión del consejo permanente de la OEA, en relación a la
admisión de Guyana como observador permanente de la organización, por ser esta
decisión, coherente y consistente con el interés nacional. En 1971, el gobierno de
Caldera, denuncia unilateralmente el tratado de reciprocidad comercial con Estados
Unidos, en razón de que consideraba que las condiciones de negociación y beneficio,
eran desiguales. Venezuela sale de dicho acuerdo, el año siguiente, dando paso con esta
decisión, a las relaciones diplomáticas conflictiva. En mayo de 1972 se celebra la
Conferencia del Mar en República Dominicana, en el cual se excluye a Estados Unidos,
alegando que el mismo, no tenía costa sobre el Mar Caribe, propiamente dicho. Se puso
especial atención en la relación con Brasil, debido a las fronteras que ambos países
comparten y a la predilección de Caldera, por la zona sur del país, siendo este interés
particular, lo que motivo el impulso y creación, del plan conquista del sur, el cual se inicia
en 1970, evidenciándose su gran interés por desarrollar las fronteras nacionales. El 24 de
agosto de 1973, concluyeron satisfactoriamente, los trabajos de demarcación fronteriza
entre Venezuela y Brasil. Cabe destacar que la situación de Venezuela con Colombia, se
descuidó mucho durante la Política Exterior de Caldera, pues a pesar de los
pronunciamientos antes mencionados, se dio relevancia a otros temas de agenda y a la
realización de acuerdos con Brasil.

El proceso de amplitud que en materia de política exterior se inició con Rafael Caldera en
1969, será sometido a una mayor dinamización en el quinquenio siguiente como resultado
de las nuevas realidades nacionales e internacionales. Bajo la presidencia de Carlos
Andrés Pérez, el énfasis de la Cancillería venezolana se centrará en consolidar unas
relaciones más fructíferas con el mundo, sobre la base de una diplomacia económica.
Una característica de la política exterior en el gobierno de Carlos Andrés Pérez (1974-
1979) que resulta bastante particular es el rompimiento con la doctrina Betancourt. El
presidente socialdemócrata continuará los lineamientos de la política exterior del gobierno
anterior (Rafael Caldera) de ideología socialcristiana, sustentado bajo el pluralismo
ideológico y la justicia social internacional. El pluralismo ideológico “implica pues la
coexistencia de distinta forma de concebir la escala de valores, con arreglo a la cual una
sociedad se estructura y organiza”. Aplicándolo a la política exterior, contrariamente de lo
que ocurre con la doctrina Betancourt, en razón de este principio, se mantienen relaciones
diplomáticas con gobiernos cuya ideología sea distinta. Muestra de lo expuesto
anteriormente, lo constituye el establecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, la
República de China, Corea del Norte y Bulgaria, visitó la Unión Soviética, convirtiéndose
en el primer mandatario venezolano en pisar tierra soviética.

El socialdemócrata Carlos Andrés Pérez desde que asumió la presidencia de la República


en 1974 mostró especial interés por los procesos de integración regional, cada vez que
tenía la oportunidad en el escenario internacional resaltaba la importancia de los mismos
para el desarrollo y progreso de la región. Este interés en la integración regional lo
manifiesta en sus distintos discursos, dejando a su vez al descubierto la concepción
Bolivariana integracionista. Dentro de las iniciativas prointegracionistas realizadas por el
presidente Carlos Andrés Pérez se tiene la creación del Sistema Económico
Latinoamericano (SELA) en 1975, la firma del Tratado Amazónico en 1978, la cooperación
financiera mediante el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Centroamericano de
Integración, el Banco de Desarrollo del Caribe; aunado a ello, el Convenio entre el Fondo
de Inversiones de Venezuela y los Bancos de los países Centroamericanos (1974).
Igualmente se siguió con los programas que se tenía previsto ejecutar en el marco del
Acuerdo de Cartagena.

Por otra parte, El tercermundismo representa otra de las características de la política


exterior de Carlos Andrés Pérez que promovía la instauración de un nuevo orden
económico internacional. Para el presidente Carlos Andrés Pérez era imperiosa la
creación de un nuevo orden económico internacional que derrumbara por completo el ya
precario sistema económico reinante desde la segunda guerra mundial, y que había sido
impuesto por las grandes potencias; en el mundo se estaba produciendo una serie de
cambios en el sistema internacional. Opino que opinan que esa pretensión de querer
transformar el orden económico internacional imperante se tradujo en una sobre extensión
de la política exterior venezolana. Las aspiraciones excesivas, sobre extensión,
posiciones distorsionadas del verdadero rol que tenía Venezuela tanto a nivel regional
como mundial, llevaron al presidente asumir compromisos difíciles de cumplir.

Adicionalmente, Carlos Andrés Pérez concibió la OPEP (Organización de Países


Exportadores de Petróleo) como un instrumento de poder, que le permitiría promover un
nuevo orden económico internacional y que aunado a los elevados precios del petróleo le
permitieron llevar a cabo una política de cooperación hacia el tercer mundo, como
resultado de esto último se tiene la creación de un Fondo Internacional de Cooperación
Agrícola cuyo mayor contribuyente es la OPEP. Adicionalmente, durante su mandato, el
presidente Carlos Andrés Pérez (1974-1979) mantuvo relaciones diplomáticas con los
países Latinoamericanos sin importar la ideología de sus gobiernos; así como tampoco su
origen, es decir, que fueran democráticos o no. En el marco de las relaciones con
Latinoamérica, resaltan dos casos emblemáticos, uno marcado por coincidencias y
afinidades ideológicas, como lo fue su relación con el presidente Luis Echeverría, de
México, otros por el liderazgo, protagonismo y mediación como lo fueron el caso del canal
de Panamá. Cuando Carlos Andrés Pérez llega a la presidencia, encuentra un aliado en la
persona de Luis Echeverría, quien fuera presidente de México entre 1970-1976. El
mandatario azteca, al igual que Pérez, proponía la creación de un nuevo orden económico
internacional para el tercer mundo, sin dejar de un lado el carácter socialdemócrata.
Ambos mandatarios se convirtieron en los promotores del Sistema Económico
Latinoamericano (SELA) y de la empresa Naviera multinacional del Caribe (Namucar).
Uno de los objetivos de la reunión fue la discusión de un sistema de financiamiento para
as cosechas de café centroamericano de manera que los países cuya economía estaba
basada en disco producto, pudieran defenderlo en forma estable. Paralelamente ofrece
una cooperación en base a los ingresos excedentes de petróleo venezolano
estableciendo un sistema financiero de manera que los precios de esta materia prima no
afectaran las economías de los países del área que no disponían del producto. En cuanto
a Panamá, la intervención del presidente Carlos Andrés Pérez fue determinante para que
se lograra la firma de un nuevo Tratado del Canal de Panamá, primero intervino frente al
gobierno de Estados Unidos y luego lo hizo frente su homólogo de Colombia, el
presidente Alfonso López Michelsen. En conclusión la política exterior venezolana durante
la presidencia de Carlos Andrés Pérez fue amplia, en virtud de que no se concentró en el
desarrollo de una sola línea sectorial, de allí que se observe la amplitud y dinamismo que
imprimió a la política exterior en materia petrolera, integracionista, comercial, e inclusive
no se limitó geográficamente a la subregión andina o regional, sino que lo llevó a
estrechar lazos con naciones de otros continentes (repúblicas socialistas), sobre todo en
la búsqueda de la construcción de un nuevo orden internacional. A su vez, los ingresos
petroleros fue un factor determinante para el despliegue que tuvo la política exterior
durante este periodo, sobre todo lo concerniente en materia de integración, donde la
mayoría de los acuerdos de cooperación hacia los países caribeños y centroamericanos
implicaba el financiamiento de la importación petrolera. Por último, durante el mandato de
Carlos Andrés Pérez la democracia venezolana estaba consolidada, por lo tanto no existía
el temor de la expansión del comunismo o que se diera en el país alguna replica golpistas
como había ocurrido en el continente.

Luego entre 1979 y 1984 se produjo un viraje significativo en la economía del país, debido
a bajo ingreso de divisas al Estado venezolano. En 1982 se produjo el efecto transitorio
de la revolución iraní y la guerra entre Irán e Irak, por lo tanto, los precios del petróleo se
vieron afectados. Ya que no existía una adecuada inversión de los recursos petroleros
que activaran otras áreas productivas del Estado y no se contaba con un plan de
contingencia capaz de afrontar las fluctaciones del principal rubro exportador, Venezuela
se enfrenta a una grave crisis económica en el ámbito interno, que finalizaría con una
devaluación de la moneda nacional en 1983.

Debido al contexto interno del país, el gobierno de Luis Herrara, conllevó a profundizar las
formulaciones de carácter internacional que produjeron un despliegue regional de la
política exterior. Por ello, las acciones hacia las zonas de interés geopolítico y
geoestratégico pasaran a ser primordiales para Venezuela en este período. La política
exterior de Luis Herrera, se basa en la idea de “diplomacia de proyección” en
contraposición a la “diplomacia reactiva” del gobierno de Pérez. Dicho viraje se corrobora
con la reactivación política del Pacto Andino y el apoyo a los procesos de democratización
en Centroamérica. De esta forma, el gobierno contribuyó en la pacificación de la región
gracias a la adecuada actividad diplomática desplegada. Por otro lado, los asuntos
petroleros y el diferendo con Colombia ocuparon un lugar privilegiado en la política
exterior de la época. Las cancillerías de ambos países iniciaron conversaciones para
solucionar el problema de la delimitación de áreas marinas y submarinas en el Golfo de
Venezuela planteándose entonces la llamada “Hipótesis de Caraballeda”. Igualmente, se
retomó la reclamación del territorio Esequibo y las relaciones con Estados Unidos. En
cada uno de los casos, hubo una notable continuidad estratégica, a pesar de que las
diferencias de situaciones, estilos y prioridades imperaban. Se podría señalar, que el
concepto organizador que resume la política exterior venezolana entre 1979 y 1984, es el
de la seguridad regional frente a un nuevo orden económico internacional, en el que se
destaca el interés de la diplomacia venezolana por mantener su presencia geopolítica en
los Estados que componen su zona de influencia y visualizar su seguridad y en el orden
político interno como una forma de resguardar la soberanía nacional. Pienso que este
período se caracterizó por un marcado respeto a la diplomacia institucional.

Como ya se había mencionado, la baja en los precios del petróleo conllevó a que la
economía doméstica de Venezuela se viese nuevamente afectada. Jaime Lusinchi, inicia
su período de gobierno en una Venezuela signada por un entorno político y económico
bastante deteriorado. Esto conllevó a que la agenda política exterior del Estado
venezolano respondiera a la vulnerabilidad interna y a la necesidad de transformación del
régimen del Estado paternalista. Es importante mencionar que este gobierno realizó
cambios en la instrumentación de acción política, al utilizar la diplomacia como
instrumento eje de la política exterior en lugar de instrumentos económicos persuasivos
que depende de disponibilidad de recursos económicos. Para fortalecer el área comercial,
se propuso en esa época diversificar la economía de productos y mercados con el
estímulo a las exportaciones no tradicionales y la reducción de las importaciones. En
relación con los proyectos regionales como ALADI y el Pacto Andino no hubo avances
importantes, salvo la firma del protocolo modificatorio del Acuerdo de Cartagena y el
posible ingreso de Venezuela al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT).
Por su parte, la deuda externa, aunque no es contemplada como un problema de política
exterior, fue la preocupación central del periodo. También se desplegó una intensa
actividad diplomática, cumplida en el seno del Grupo de Contadora, en coherencia con el
compromiso político-estratégico de Venezuela en Centroamérica y el Caribe. Igualmente
en política de concertación, el Estado intervino en la actuación del Grupo de Rió, que
propuso un marco común para la reducción de la deuda en el continente. Las relaciones
con Estados Unidos, estuvieron signadas por el problema de la deuda, así como, por la
tensión bilateral que generó el apoyo norteamericano a la contra nicaragüense aún sin la
autorización de su propio congreso. Finalmente, las relaciones con la vecina república de
Colombia giraron en torno a los problemas limítrofes que amenazaron con retardar los
visajes de cooperación y relaciones económicas con miras a la integración.
En el ámbito interno del país, la renta petrolera ya no era suficiente para mantener la
economía del país, aunado a ello, la deuda externa iba en aumento y la corrupción era
cada vez, más notoria en las diferencias instancias del poder público nacional. Se
necesitaba todo un conjunto de medidas urgentes para lograr en corto plazo el equilibrio
que el país reclamaba. Es por ello, que al asumir la presidencia de la República de
Venezuela el 2 de febrero de 1989, Carlos Andrés Pérez, anunció que la política
económica de su gestión tendría características, orientaciones y objetivos diferentes a las
que, hasta ese momento se habían aplicado en el país. El 16 de Febrero, el gobierno
anuncia una serie de medidas económicas de acuerdo con los objetivos que se había
planteado. A este grupo de medidas se le conoció como “el paquete económico” que entre
otros objetivos pretendía aumentar el peso de la iniciativa privada en la orientación del
Estado, a través del refuerzo del carácter capitalista de la economía y reducir
sustancialmente la acción del Estado en el campo económico. Razón por la cual se hace
énfasis en una agresiva política de privatización. La conducta de ese gobierno, se
caracterizó por fortalecer la intervención estatal a todos los niveles. Se crearon Bancos y
entidades financieras a la sombra del erario nacional, así mismo el gobierno patrocinó la
emergencia de grupos económicos, cuyo impulso provino de la asignación de contratos
para realizar obras públicas. Con las medidas señaladas y la privatización, el nuevo
gobierno emprende la transformación de Estado proteccionista-populista a otro eficiente y
liberal, que va a permitir el libre juego de las reglas del mercado y estimular las
condiciones para que el agente más importante de la economía capitalista, el sector
empresarial, pueda desarrollar, al máximo sus potencialidades sin obstáculos.

En este nuevo contexto histórico, la política exterior se vio orientada hacia objetivos
económicos externos del Estado como la integración económica, el cambio tecnológico, la
inversión extranjera y la revisión del proteccionismo que el Estado había generado en el
sector empresarial y sustituirlo por la privatización. Esta agenda de política exterior,
involucró una ofensiva diplomática de promoción del gobierno venezolano, como parte de
un proyecto de reestructuración económica nacional. A pesar de las expectativas de los
diversos sectores del país y del entorno internacional el impacto social que generaron las
medidas del programa económico conllevó a una explosión social caracterizada por
protestas y saqueos a lo largo de todo el territorio nacional el 27 y el 28 de febrero de
1989. Allí se inició un clima de desconfianza social que aumentaría hasta culminar en dos
intentonas golpistas en 1992, una militar el 4 de febrero y una cívico-militar el 27 de
noviembre. Todo esto tuvo un efecto internacional negativo para el país. La que parecía
ser la democracia más sólida del continente había sido amenazada.

Para este gobierno, su política internacional pasó a ser una importante herramienta tanto
política como económica del país. El gobierno, estaba consciente de la necesidad de
introducir al Estado en el contexto internacional imperante, disminuyendo así su papel
proteccionista. A consecuencia de la salida del presidente Pérez, asumió el poder el Dr.
Octavio Lepage, presidente del Congreso Nacional para la época, días después, el
Congreso Nacional designó al Dr. Ramón J. Velásquez para concluir este periodo
presidencial, que finalizó en 1994, cuando le entrega al candidato presidencial electo el 3
de diciembre de 1993, Dr. Rafael Caldera, la conducción del Estado venezolano. La
política exterior de este periodo de escasos 9 meses, intentó mantener los niveles de
pluralidad y necesidad de crecimiento que había mantenido el gobierno de Pérez. Por ello,
la suscripción de acuerdo con países europeos y americanos en el área de cooperación
política, económica, cultural y ambiental fue objetivo de este gobierno. Por todo lo
anteriormente descrito, se puede señalar que la política exterior tanto de Pérez como de
Velásquez, tuvo como plataforma el programa de ajuste y reestructuración político-
económico del “Gran Viraje”, destacándose como lineamientos específicos de su política
internacional el reforzamiento de la solidaridad y la democratización internacional,
principalmente a través de la activa defensa y promoción de la democracia en la política
externa de Venezuela en este período, donde también jugó un papel preponderante el
liderazgo del Presidente Pérez.

Sin embargo, pienso que el obstáculo mayor de la privatización dentro del programa de
aplicación de las medidas de corte neoliberal que tienen como objetivos la inserción de
Venezuela en el libre comercio, es de orden ético, ya que no pueden transferir los activos
y actividades estratégicas de la nación a “los empresarios informales”. Para 1989 el 45%
de los venezolanos estaba vinculado con trabajos informales. Pienso que el mayor error
que cometió Carlos Andrés Pérez, fue no informar ampliamente al pueblo sobre las
medidas que iba a aplicar durante su gestión. Fue una gran equivocación, olvidarse del
pueblo no es propio de un gobierno democrático. No obstante, el paquete de medidas,
tuvo su aspecto positivo: Se profundizó el proceso de descentralización de la
administración pública. Se inició una política que eliminó los subsidios indirectos que
beneficiaban, por lo general, a quienes menos los necesitaban y entre otras cosas, se
hicieron esfuerzos para la integración de América Latina.

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