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Un ineficiente marco legal así como una incipiente cultura de la adopción ocasionan
que las casas de asistencia de México estén repletas de menores que por cada día
institucionalizados pierden capacidades cognitivas y la oportunidad de recibir amor,
mientras que afuera cientos de personas desean ser padres con todo el corazón.
Cuando a los niños y niñas se les pregunta qué quieren ser cuando crezcan
responden astronauta, policía, veterinaria, ingeniero o pintora, pero cuando le
hicieron la misma pregunta a un niño de cuatro años que vivía en una de las
tantas casas cuna del país respondió con firmeza: Hijo, quiero ser hijo.
Esa breve pero conmovedora historia marca el inicio de Adopción, una ventana
abierta, un libro presentado hace unos días con el objetivo de ofrecer “una visión
realista, desafortunada y preocupante que no parece cambiar“ de la adopción en
México.
Esperas interminables
Los padres adoptivos no esperan nueve meses, aguardan años. Luis Javier
Flores Flores tiene cuatro años y medio esperando que la ley le permita
cuidar y amar a un chico que tiene años institucionalizado. ¿Alguien puede
decir que esa paternidad no es deseada y responsable?
Bucio destacó que hace unas semanas se formó una Comisión de Protección
Especial, la cual alberga a un grupo que analizará el tema de la adopción para
definir qué cambios se deben hacer en los procesos de adopción. “El marco legal
que existe en cada entidad federativa sigue siendo desigual y discriminatorio
pues depende de lo establecido en el Código Civil de cada estado”.
“Todos son hijos, los biológicos y los adoptivos, así que no se deben hacer
diferencias. De algún modo todo el tiempo estamos adoptando, adoptamos a
nuestra ciudad, a una nuestra pareja, a los amigos. Los niños biológicos también
son desconocidos y hay que aprender a amarlos cada día. Dicen que la sangre
llama pero hay familias en donde todos se odian; hay que quitar etiquetas, ser
más abiertos, los niños adoptados llegan de otra manera pero son igualmente
esperados, a veces con más amor que los biológicos”.
Y es que hay tanto por hacer al respecto. La posibilidad de una Ley General de
Adopción se toparía con la renuencia de quienes creen que los niños no tienen
derechos, explica Ricardo Bucio.
El SIPINA es un gran logro para México pero llega tarde. “En Brasil ya tiene 25
años” cuenta Ricardo Bucio. Elva Leonor recordó que apenas en la década de los
80 en México los hijos biológicos tenían acta de nacimiento mientras que a
los adoptados les expedían acta de adopción, así que se les negaban ciertos
derechos con respecto a sus hermanos y además los estigmatizaban.
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https://selecciones.com.mx/la-ineficiente-forma-de-adoptar-en-mexico/