Comunicado de la Asamblea Interfacultades UAEM (Universidad Autónoma del
Estado de Morelos)
A la Asamblea Estudiantil de la UABJO 2018:
Para dar inicio, agradecemos el espacio que nos han brindado a fin de informarles la problemática actual en la que se ha visto sumida la casa de estudios a la que pertenecemos. Extendemos nuestra mano en amistad y esperamos lograr una sólida vinculación con ustedes de aquí en adelante, puesto que, consideramos, estamos cada vez más próximos a alcanzar un punto sin retorno. El panorama nacional es el siguiente: somos diez universidades en el país las que nos hemos visto afectadas a causa del rotundo fracaso en la gestión por parte de las autoridades correspondientes, cuya supuesta función es salvaguardar nuestro derecho a la educación. UAEMor es la primera que ha caído en huelga, tememos que las demás sigan el mismo camino y así, como en una suerte de efecto dominó, las universidades públicas del país sufran uno de sus mayores atentados. Pareciera que hemos llegado al tiempo prometido, aquel donde se nos asegura desde el nacimiento una lista de derechos inalienables. Cuando estas garantías individuales no son cumplidas, cuando la educación pública y gratuita se encuentra amenazada, se anuncia esta advertencia como una excepcionalidad dentro de todo el auge prometido por los Derechos Humanos y el Estado de Bienestar. Sin embargo, sabemos que la crisis de la Universidad en Morelos no es un caso único ni aislado, sino que en realidad responde a una situación nacional. La dificultad por la que atraviesa la educación en México no es una excepción, sino, más bien, la regla. Como estudiantes llegó el momento de organizarnos, hemos de actuar en condición de ciudadanos exigiendo el correcto cumplimiento de nuestros derechos. Seguir siendo testigos de semejantes irregularidades ha dejado de ser una opción. Por ende, nos congratula el que reconozcan a su Asamblea como la máxima autoridad. Nuestra generación es símbolo de permanencia de la lucha estudiantil. Ahora bien, es momento de traer a la mesa el tema de nuestra crisis financiera. La Autónoma de Morelos se ha quedado sin recursos para seguir operando, por lo que no ha pagado el salario que por derecho le corresponde a los trabajadores, tanto académicos como administrativos. En consecuencia, el SITAUAEM (Sindicato Independiente de Trabajadores Académicos de la Universidad Autónoma de Morelos) decidió estallar la huelga con el objetivo de presionar para que se dé una solución pronta y expedita. Parte de la raíz del problema radica, además del paupérrimo presupuesto destinado a la educación, en que la planilla laboral no ha sido reconocida por la Secretaría de Educación Pública (SEP) ni por la de Hacienda y Crédito Público (SHyCP), por lo que nuestra institución ha tenido que absorber con sus propios recursos la mitad de estos sueldos. De igual manera, el sistema de pensiones y jubilaciones ha llegado a su punto de quiebre, por lo que aquellos ciudadanos que dedicaron su vida laboral a la Universidad, hoy pertenecen a un sector desprotegido. Aunado a todo esto, la total negligencia de Gobierno del Estado. Desde hace un mes nos abandonaron a nuestra suerte, argumentando frente a medios de comunicación que el problema ahora les correspondía a las autoridades entrantes. Su cinismo ha sido tal, que a pesar del convenio de participación tripartita propuesto por la SEP para dar solución al problema y podamos terminar el semestre, donde el gobierno estatal está obligado a aportar 320 millones de pesos y el resto la federación, el primero optó por ignorarlo bajo el argumento de que se van en siete días, así que dicha acción no podrá concretarse. Estos y muchos otros factores han participado para alimentar las dificultades de nuestro ahora, como la insuficiencia del ingreso por matrícula, la construcción desmedida de planteles con pésima administración de personal, la deuda a proveedores, la vulnerabilidad de los profesores de tiempo parcial, etc. En mayor o menor medida las unidades académicas de UAEMor se han encontrado con diversas problemáticas respecto a la insuficiente infraestructura económica y administrativa, desde el impedimento para el desarrollo de investigaciones, hasta la transgresión de garantías individuales como el derecho a la educación que emana del artículo tercero de la Constitución Mexicana y el derecho salarial al obrero perteneciente a la Ley Federal del Trabajo. El problema no habita únicamente en cuestiones extramuros, los conflictos internos también han tenido un peso tremendo al momento de imposibilitar la organización del estudiantado. Nuestra participación se ha limitado a las votaciones para consejeros técnicos y universitarios, donde la politización se disipa al salir de las urnas. La FEUM (Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos), órgano al que le ha sido designada la tarea de representarnos y velar por los intereses de la comunidad, ha llevado a cabo su encomienda de una forma en la que no hemos percibido los resultados pertinentes. Debido a esto, optamos por cohesionar un movimiento estudiantil con una base horizontal, constituido entre distintas unidades académicas, lo cual ha permitido una valiosa interdisciplinariedad, en el que nuestra máxima autoridad fuese la Asamblea. ¿Nuestro logro? Al fin la voz individual es escuchada, mientras que la palabra colectiva es la que toma decisiones de forma democrática. Derivado de lo anteriormente dicho, la Asamblea Interfacultades UAEM nace con el afán de responder desde nosotros mismos a los ataques sistemáticos que hoy obstaculizan la educación media superior y superior. No podemos conformarnos con salvar un semestre cuando la privatización está a la vuelta. Nosotros, como estudiantes autónomos organizados, luchamos contra esa tendencia nacional, contra esa norma que nos está arrebatando poco a poco las universidades públicas. Somos un movimiento contestatario que dice radicalmente no a las políticas que de poco en poco pretenden disminuir el presupuesto federal a la universidad pública y entonces aumentar las cuotas por alumno dentro de éstas. Decimos no a las políticas del gobierno, a su omisión y negligencia, porque con fervor nos decimos sí a nosotros mismos y a la educación de libre acceso. Decimos no a la privatización, no a los privilegios de una diminuta élite, no al despojo de las clases de abajo; le decimos no al conocimiento en poder de unos pocos, porque sólo el saber libre en manos del pueblo puede ser un arma para la liberación. Al unirnos y organizarnos, ajenos a toda institución, pretendemos ejercer un contrapeso a esa política que ocurre en los edificios de gobierno, entre el papeleo burocrático, en las urnas cada seis años. Unidos y organizados podemos constituir una fuerza política que haga reventar el rumbo continuo de los acontecimientos dirigidos hacia la privatización de las universidades. Reconocemos y hacemos frente a la responsabilidad que tenemos con las generaciones pasadas, como si ahora se diera una cita entre aquellas y la nuestra. A todas las generaciones que nos anteceden les debemos un legado de resistencia: al estudiantado del 68 y el 71, a los jóvenes de la UNAM del 99, a los normalistas en pie de lucha de Ayotzinapa. A todos ellos que dieron su sudor, y en ocasiones su sangre, les debemos el espíritu de combate y rebeldía con que el que hoy respondemos a los ataques a la educación pública. Nuestro movimiento redime a los masacrados en Tlatelolco y el Halconazo, a los detenidos por la PFP durante el rompimiento de la huelga del 99, a los 43 desaparecidos en Iguala. Les debemos la voz y la organización. De la misma manera, tenemos también un compromiso con los que vienen. ¿Qué universidad les dejaremos a nuestros futuros hermanos? Aquellos que están por venir, ¿podrán escuchar nuestras voces como ahora nosotros escuchamos las de nuestros antecesores? Podemos decir que en este momento histórico convergen los de antes y los que vendrán, y que nosotros tenemos la responsabilidad de llevar a cabo esta cita.