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PONENCIA ALAS

1. Resumen (400 p)
2. Introducción: Hollywood-Importancia de la consistencia teórica (teoría-método)-Problemas
teóricos (reduccionismo y ambigüedad) y metodológicos (inoperatividad) concepto de ideología
y potencial crítico- importancia de la estructura socioeconómica- objetivos (2)
3. Fundamentación del problema:
a. Ideología general. Gráfico y pequeñas explicaciones de los tipos de definiciones y de las
limitaciones (2)
b. Thompson (2)
c. Teoría del cine recorrido hasta Casetti y Di Chio (2)
4. Cómo hice la relación.
a. Componente constitutivo: cultura-interpretación /significado-signos-simbolos (campo-
objeto) (1)
b. Componente sistemático: comunicación de masas (tres aspectos)- fases de la
interpretación / texto (concepción semiótico-pragmática) -formas simbólicas (1)
c. Componente inductivo: institución cinematográfica / análisis textual: estrategias y
modos de operación – representación, narración y comunicación /modelo
argumentativo e interpretación de las doxas (3)
5. Resultados generales concepto ideología: resultancia relación interno/externa. Centralidad de
la eficiencia práctica. (1)
6. Conclusiones o preguntas: (1)
a. Aclarar que en la ponencia muestro cosas generales de como me aproximo a la unión
peor no resuelvo lo de potencialidades y limitaciones, solo planteo algunas preguntas
b. Contexto
Introducción

Hollywood es un distrito de Los Ángeles, cuyo nombre es frecuénteme asociado con el cine de
gran consumo mundial, pues allí se produjeron y se producen muchas de las películas más
taquilleras en la historia del cine. Sin embargo, más allá de ser un espacio geográfico, debe
entenderse como una red de flujo de capitales. En este sentido, es posible hablar, gracias a esta
industria, del consumo de cine como un fenómeno global y masivo.

La producción de cine, como fenómeno cultural, no escapa del contexto económico y político
global, ya sea por ser en sí una industria mundial, por narrar en las producciones asuntos de interés
global o por relacionarse con fenómenos de carácter mundial a través de sus integrantes –por
ejemplo, reconocidos actores, directores y productores que manifiestan públicamente sus
opiniones políticas y/o hacen activismo-. Esto es muestra de que el proceso de globalización
capitalista tiene un carácter multidimensional, es a la vez económico, político y cultural.
Encontramos en este sentido: la consolidación de un mercado mundial derivado de redes de
intercambio transnacionales (Stiglitz, 2010); una red de relaciones entre gobiernos locales,
nacionales, supranacionales y otros actores políticos no gubernamentales (De Marinis, 2005); y la
interconexión de múltiples culturas a través del consumo y la comunicación, junto a prácticas,
ideas y productos culturales que se expanden dominantes por el mundo (J. B. Thompson, 1998).

Es importante resaltar que las formas de entender y hacer la economía y la política están
culturalmente condicionadas, hay un trasfondo de ideas tras estas prácticas sociales. De allí la
relevancia de la dimensión cultural de la globalización, donde encontramos el cine como un medio
de comunicación de masas. Concretamente, podríamos considerar que la industria de Hollywood
tiene un gran impacto social en tanto contribuye a la configuración de las formas de entender la
realidad; no se presupone por ello una recepción pasiva de los contenidos de las obras, pero si una
relación -relevante para ser estudiada- entre representación cinematográfica y sentido común,
entiendo este último como la estructura simbólica internalizada en la mayor parte de la sociedad.

A partir del estudio del cine, se pretende contribuir a la compresión de las formas de
legitimación de la estructura socioeconómica –de sus injusticias y las ideas que las sustentan-,
considerando que a través de la difusión global de productos culturales se reproducen los
elementos de esta estructura (B. Thompson, 1998; Bourdieu y Passeron, 1981). Esto corresponde
con los dos elementos señalados por Stuart Hall en 1998 en relación a la creciente visibilidad del
concepto de ideología:

Primero, los desarrollos recientes que han tenido lugar en los medios por los cuales la consciencia
de masas se forma y se transforma: el crecimiento enorme de las “industrias culturales”. Segundo,
los asuntos preocupantes del “consentimiento” masivo de la clase obrera respecto al sistema en
sociedades capitalistas avanzadas en Europa y, por consiguiente, su estabilización parcial, ambos
en contra de lo que se esperaba. (Hall, 2010; Pág. 2010)

El cine puede ser a la vez producto y medio de la sociedad capitalista, reproduce el capital y
también las ideas que legitiman el modo de producción. La relevancia académica de este trabajo
consiste en la exploración de elementos que permitan el análisis de la relación ideología-productos
culturales, específicamente el cine. Éste, que se plantea como un problema metodológico -la forma
de estudiar algo-, tiene profundas implicaciones teóricas, que parten tanto de la construcción del
concepto de ideología como de la concepción de una representación cinematográfica susceptible
de ser comprendida. Si entendemos el método como la parte práctica de una investigación, el
acercamiento al objeto o sujeto de estudio y la puesta en función de las categorías y conceptos
teóricos, podemos referir la circularidad teoría-praxis al hecho de que la realidad estudiada es
aprehendida siempre por la práctica, conocer implica un método, y este acercamiento produce
teoría que posibilita construir, interpretar y/o percibir esa realidad. Ésta, es una relación dialéctica
central en el presente trabajo que se presenta como una investigación teórico-metodológica.

Siguiendo lo anterior se postulan los siguientes objetivos de investigación, a partir del objetivo
general de comprender los límites y potencialidades del concepto de ideología de J.B Thompson
para interpretar la relación cultura-poder implícita en las representaciones cinematográficas de
la estructura socioeconómica:

 Reconocer los elementos transversales en las distintas conceptualizaciones de ideología y


la manera en que son abordados por el concepto de J.B. Thompson
 Identificar los vínculos entre el concepto de ideología y el de representación
cinematográfica relacionando dos obras, una de J.B. Thomson y otra de Casetti y Di Chio.
 Proponer un modelo que permitan la interpretación de carácter ideológico de la
representación cinematográfica de la estructura socioeconómica.
Tras los pasos de una palabra… o las huellas de mil conceptos

El concepto de ideología es, visto en perspectiva, múltiple y contradictorio -de entrada, más valdría
hablar de “los conceptos”, y de una palabra: ideología. Afirmar esto, es asumir siquiera la dificultad
de trazar un recorrido histórico y analítico completo, tarea que ya ha sido emprendida por diversos
autores (Larraín, Ariño, Lichteim, J. B. Thompson, Vincent, McLellan, Bell, Eagleton, Žižek y
otros). En la investigación, no pretendo realizar una revisión rigurosa de estos recorridos, ni
compararlos o ejecutar una síntesis. Me valgo principalmente de dos de ellos (Ariño, 1997; Larraín,
2007, 2008, 2009, 2010) para llegar a la que, con cierta arbitrariedad, es la perspectiva y el autor
escogido para desarrollar el presente trabajo.

Presentaré un gráfico que muestra el recorrido que he realizado, pero en esta ponencia no me
extenderé en este desarrollo, sólo presentaré antes algunos elementos que son básicos para
entender el gráfico. Como ejemplo me referiré al cuadro de Marx. Lo primero, es que el color del
cuadro corresponde a uno de los tres tipos de definiciones del concepto que agrupa Ariño (1997)
– él usa cuatro, pero esta cuatro he decidido no usarla-: la cognitiva crítica refiere a aquellas que
buscan encontrar una relación dominación-verdad, la crítica política a las que buscan una relación
dominación-cultura y la política neutra una relación intereses políticos-cultura. Los demás
elementos se organizan de forma ascendente en el cuadro, así tenemos:

 Conceptos relacionados -dimensión, nivel, o esfera d ellos social en la que se ubica le


concepto.
 Utilidad comprensiva, explicativa, y en general investigativa del concepto.
 Limitaciones del concepto, ya sean algún reduccionismo; falta de desarrollo teórico o
metodológico; ambigüedad teórica (en este caso me refiero a la definición predominante
en la obra) a; o un problema específico de contradicción teórica (como es el caso de las
definiciones cognitivo críticas, que tiene un concepto difuso de verdad).

Por último, tenemos las conexiones entre conceptos, que expresan las relaciones de
contrariedad (ct), continuidad (cn) e influencia (i).

Estos elementos no darán cuenta de algunos problemas del concepto, cuyos vínculos con el
concepto seleccionado mencionaré de manera genera a continuación.
Más allá de la falacia del reduccionismo y la falacia del internalizo. El concepto de J. B.
Thompson

Este autor se encuentra muy cerca de contemporáneo como Giddens y Bourdieu. En su obra
Ideología y Cultura Moderna (1998), se posiciona directamente en una concepción crítico política,
pues considera de importancia rescatar el potencial crítico -que convierte a la ideología en algo
negativo- que el concepto ha perdido con su neutralización y generalización. No obstante, renuncia
a lo que considera el “peso epistemológico” y elimina por ello los criterios de negatividad relativos
a la veracidad mientras conserva los relativos a la utilidad sociopolítica de las ideas; para él,
contrario a Marx, el error o la ilusión son elementos contingentes y no necesarios para identificar
una ideología. Otro elemento también contingente es que las relaciones de clase sean la
originadoras de ideología, pues resalta que esta no es la única forma de dominación.

Este autor considera importante la definición de dos conceptos que son a su vez base del concepto
de ideología, se trata del significado y la dominación:

El significado que nos interesa es el significado de las formas simbólicas (…) con formas
simbólicas me refiero a una amplia gama de acciones y lenguajes, imágenes y textos, que son
producidos por los sujetos y reconocidos por ellos y por otros como constructos significativos (…)
Podemos hablar de dominación cuando las relaciones de poder establecidas son “sistemáticamente
arbitrarias” (J.B. Thompson, 1998; Pág. 89-90)

Entonces, define ideológica como “las maneras en que el significado activado por las formas
simbólicas sirve para establecer y sostener las relaciones de dominación” (J.B. Thompson, 1998;
Pág. XXXIII); implica no solo sostener relaciones de dominación sino establecerlas, pues las foras
simbólicas son constitutivas de la realdad social. En torno a la dominación, indica que la posición
de los individuos en contextos socialmente estructurado, allí retoma la teoría de campos de
Bourdieu para relacionar tres conceptos que denomina rasgos o características típicas de los
contextos sociohistóricos, estas son: los escenarios espacio-temporales, la estructura social, los
campos de interacción y las instituciones sociales. Para no externos sobre esta conceptualización
no centraremos en el concepto de estructura social entendido como:

las asimetrías y diferencias relativamente estables que caracterizan a los campos de interacción y a
las instituciones sociales. Afirmar que en este sentido, un campo de interacción o una institución
social está «estructurado», es afirmar que se caracteriza por asimetrías y diferenciales relativamente
estables en términos de la distribución de los recursos de diversos tipos, el poder, las oportunidades
y las posibilidades de vida, y el acceso a todo ello (J.B. Thompson, 1998; Pág. 223)

La comunicación de masas, entendida en sentido amplio como “la producción institucionalizada


y la difusión generalizada de bienes simbólicos por conducto de la transmisión y la acumulación
de información/comunicación” (J.B. Thompson, 1998; Pág. 319); es subrayada pro el autor como un
elemento de gran importancia para estudiar la ideología, pues es un elemento constitutivo de las sociedades
modernas y determinante en la comprensión de las formas simbólicas. La comunicación de masas nos indica
que ciertas formas simbólicas adquieren mayor relevancia en cuanto a movilización de significado se refiere
y vinculan este análisis con la comprensión de la apropiación cotidiana que los receptores de estos mensajes
denotan en sus prácticas.

Siguiendo lo anterior el autor busca distanciarse de diversos análisis de la ideología que caen en dos falacias.
Por un lado, la falacia del internalismo, entendida como “intento falaz de inferir las consecuencias de
los mensajes mediados a partir de la estructura y el contenido de los mensajes solos” (J.B.
Thompson, 1998; Pág. 464). Por otro, la falacia del reduccionismo que “suponer que las formas
simbólicas se pueden analizar exhaustivamente en términos de las condiciones sociohistóricas de
su producción y recepción” (J.B. Thompson, 1998; Pág. 422). La forma de superar estas falacias
la encuentra en el uso de la hermenéutica profunda como marco metodológico, que implica un
análisis de los contextos de producción-difusión y de recepción a la vez que un análisis del mensaje
como estructurado internamente. La ideología solo se hace efectiva cuando lo receptores sostiene
o establecen relaciones de dominación, por lo que es en este contexto de recepción donde
desemboca el análisis.

Thompson nos presenta una formulación teórica mucha más específica y refinada, que por estas
mismas razones puede derivar en una metodología de análisis precisa, que él mismo explicita. No
obstante, cuando se incluye el sentido del receptor como un elemento determinante para que algo
sea o no ideología surgen preguntas en torno a la posibilidad de un público con un sentido
homogéneo con respecto a un producto cultural específico, o cuestionamientos más generales
sobre la relación sujeto-significado-estructura social, donde el producto realmente nunca se
objetiva y la interpretación de su significado puede caer en el relativismo.
Más adelante, retomaré algunos puntos a desarrollar y mencionaré otro, principalmente en torno a
su operativización del concepto y las bases epistemológicas que lo sustentan. Por el momento, me
limite a mostrar un panorama de lo que representa esta conceptualización respecto a las demás que
abordé en el recorrido.

El film desde la concepción pragmática del texto. La propuesta de manual de análisis de


Casetti y Di Chio

Cuando se habla de teoría cinematográfica, como menciona Robert Stam (2000), se puede entender
como el desarrollo histórico de un corpus de conceptos que abordan el cine en sus múltiples
dimensiones (estética, social y psicológica), donde en realidad existen variadas teorías que se
desarrollan casi desde el inicio mismo de este arte, a finales del siglo XIX; y, sin embargo, estas
no se sobreponen en un sentido evolutivo sino que se transforman y se retoman en un desarrollo
que no es lineal. Para Casetti (1994), hay una clasificación posible de las teorías del cine en tres
paradigmas que, aunque se pueden observar desde cierto punto de vista cronológico tienen más
relación con el componente o nivel teórico el objeto, la operación, el saber y el criterio de validez
que envuelve a los intereses investigativos y cognoscitivos de las mismas, estas son las teorías:
ontológicas, metodológicas y de campo.

La de teoría del film que Casetti desarrolla junto a Di Chio se puede ubicar dentro de el tercer
paradigma teórico, aunque con importantes elementos relativos al segundo. Explicando lo anterior,
“la pregunta que lo sostiene es más o menos ésta: ¿qué problemas suscita el cine y cómo
iluminarlos y ser iluminado por ellos? Este interrogante evidencia una especie de diálogo entre
el estudioso y el objeto de su estudio” (Casetti, 1994; Pág. 24). En el caso especifico de estos
autores podemos interpretar que la pregunta por el texto como sistema significante es un tema que
se puede abordar desde el cine y, como veremos más adelante, el asunto de la ideología también
es un tema que se puede estudiar a través de un film como campo interpretativo.

El concepto de texto en la teoría del cine, siguiendo de nuevo a Stam (2000), nos remite sus inicios
y a la cuestión del lenguaje cinematográfico. Encontramos, en el primer paradigma, a los teóricos
del montaje y los formalistas rusos; los primeros interesados en las estructuras de montaje como
aquella que da sentido a los planos; y los segundos provenientes de la literatura explorando la
analogía entre cine y lenguaje, donde señalaban la construcción de un mundo a partir de diversos
signos semánticos. Ambas corrientes estaban muy influidas por el estructuralismo proveniente de
la teoría del lingüista Ferdinand de Saussure, donde la estructura del lenguaje es el sistema de
relaciones entre significantes, por lo que es significado se establece por relaciones de diferencia.
De allí derivaría la semiótica, en el segundo paradigma, como el estudio de los signos, y esta sería
reivindicada de manera más sistemática por Metz, que se interesaría por explorar la existencia de
una lengua propia del cine y terminaría por descartar esta idea en pro de el cine como un lenguaje,
no un sistema con signos propios sino un sistema que hace uso expresivo de signos de otras fuentes.

Texto Metz Casetti

Texto pragmático Stam

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