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PC1: Pregunta de desarrollo:

¿Cree usted que la práctica de valores éticos son compatibles con el desarrollo de una
exitosa carrera empresarial?
Responda esta pregunta (afirmativa o negativamente) a través de un texto argumentativo.
Su redacción debe constar de un párrafo de introducción con anécdota, tres párrafos
argumentativos y un párrafo de conclusión. Se tomará en cuenta la ortografía (2
puntos), coherencia textual (2 puntos) y conocimiento del tema (6 puntos).

Los Valores Éticos y el Desarrollo Empresarial


Cuando hablamos de ética empresarial se me viene a la mente el personaje de
“Harry Wormwood”, interpretado por el actor Danny DeVito en la conocida película que
él mismo dirigió en 1996: Matilda. En dicha historia, este peculiar personaje se presenta
como un padre tacaño que se gana la vida estafando a sus clientes en su negocio de autos
usados y nunca llega a ser capturado o juzgado por su falta de valores morales y estafas.
Lo curioso de esto, es que a pesar de que esta historia es algo antigua, el personaje que
interpreta DeVito aún se puede ver reflejado en la sociedad actual, como aquel empresario
que solo busca cerrar el contrato, el que se basa en engaños para convencer a su cliente
sin considerar si este último tiene la capacidad de pago o los medios necesarios para
cumplir con el contrato, en simples palabras, los emprendedores que solo buscan un
beneficio personal. Es aquí donde nos preguntamos si realmente debemos poner en
práctica nuestros valores éticos si la sociedad en la que vivimos nunca los tomará en
cuenta ni sancionará a las que no las practican. Por este motivo, considero que la práctica
de valores éticos no es compatible con el desarrollo de una exitosa carrera empresarial. A
continuación, mostraré los argumentos que refuerzan esta idea.

En primer lugar, partamos por el punto de vista biológico mostrado en un artículo


de el diario Gestión (2017), que afirma que el cerebro humano tiene una inclinación a ser
antiético, puesto que la evolución a hecho que el hombre escoja beneficiarse a sí mismo
frente al bien colectivo, y si bien es cierto que muchas personas discrepan con esta idea,
lo cierto es que por más que se refuerce la formación de valores en la familia o la
universidad, las cosas cambian completamente cuanto el individuo se enfrente a la vida
en la calle.. Asimismo, esto conlleva a que muchos jóvenes empresarios duden entre
aplicar los principios morales o no al observar a su competencia actuar de forma ilegal y
obtener ganancias de igual manera. Y es esta ambigüedad la que genera una serie de
conflictos éticos que, dentro de una empresa, va entre hacer lo correcto, lo malo o cumplir
con la ley. En resumen, lo que se trata de explicar es que no podemos enfocarnos en
nuestro desarrollo ético puesto que al no haber un mercado que valore dicho esfuerzo, la
empresa no tendrá el incentivo como para realizar actos moralmente correctos puesto que
no obtendrá mayor beneficio que su competencia.

Por otro lado, personas como Salomón Lerner, rector de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, alegan a que una empresa que lucrativamente avanza, pero muestra
acciones antiéticas, no durará mucho tiempo. Y esto es una afirmación correcta, pero se
esta dejando de lado todo el tiempo que dicha empresa logró permanecer activa y a
cuantas otras empresas superó durante ese tiempo. Tomemos como referencia al caso
Lava Jato en el Perú, en dicho problema se vieron implicados una gran numero de
concesionarias brasileñas como es el caso de la multinacional empresa Odebrecht,
acusados de la obtención de licitaciones para innumerables proyectos en nuestro territorio
por medio del pago de sobornos a altos funcionarios del estado. Si bien este caso salió a
la luz y dichas empresas fueron penalizadas por sus acciones, los investigadores tardaron
años en resolver el caso y por más de tres gobiernos peruanos, las concesionarias lograron
seguir lucrando de manera ilegal. A lo que quiero llegar con esto, es que, en vez de ser un
ejemplo de concientización, este caso provocó que aquellas pequeñas empresas que
perdieron frente a dichas concesionarias se dieran cuenta que todo el esfuerzo invertido
en actuar de manera ética no les sirvió de nada e incluso alguna que otra pudo llegar a
pensar que siguiendo el ejemplo de este caso y siendo más precavidos en sus acciones,
también podrían gozar de los beneficios de actuar de manera antiética.

Finalmente, existen muchos casos de emprendedores exitosos que no


necesariamente se enfocaron en poner en práctica los valores morales durante su
desarrollo. Ejemplo de esto tenemos al actual presidente de los Estados Unidos Donald
Trump, que a pesar de ser criticado por la opinión pública, su forma de ser y sus acciones
lo han llevado a convertirse en un magnate hombre de negocios, y como todo buen
empresario, se basa en engaños o verdades a medias para lograr convencer a sus
potenciales clientes de comprar las propiedades que el ofrece, característica muy común
en vendedores que en muchas ocasiones trae resultados positivos pero no necesariamente
éticos. Por otro lado, tenemos a la popular empresa de comida rápida McDonald´s, cuya
historia de cómo se creo se muestra en la película El Fundador, presentando a Raymond
Kroc como el empresario ambicioso y obsesionado con alcanzar el éxito que logra
convertir a esta franquicia en el imperio que es actualmente a base de engaños que logran
superar al trabajo duro de los verdaderos fundadores de la marca a quienes le arrebato
todo lo que habían logrado. En ambos casos, vemos como grandes figuras de los negocios
no necesariamente recurrieron a acciones moralmente correctas para lograr sus objetivos
y consiguieron lucrar con el esfuerzo ajeno, sin recibir crítica alguna.

En conclusión, la idea no es obviar por completo la practica de valores éticos en


el desarrollo de nuestra carrera empresarial, lo que sucede es que la realidad de nuestra
sociedad es que esta no sabrá apreciar dichos esfuerzos y terminar siendo un limitando
para alcanzar nuestras metas. Esto se debe a que el propio sistema tolera la practica de
acciones antiéticas por parte de las empresas y no ofrece beneficio alguno para quienes
actúan moralmente correcto. Es decir, más que enfocarnos en la práctica de valores en
los nuevos empresarios, lo fundamental sería empezar por cambiar el sistema en el que
estos se desenvuelven y penalizar a quienes no cumplen con las normas. A partir de
esto, por fin lograríamos que la ética vuelva a tener relevancia en nuestra búsqueda del
éxito empresarial.

Araindia Martinez Luis Alexander

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