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Características del Derecho del Trabajo en la Constitución

Política del Perú (1993)

La protección y fomento del empleo


Artículo 22º.- El trabajo es un deber y un derecho. Es base del bienestar social y un
medio de realización de la persona.
El derecho al trabajo es el derecho fundamental humano por el que toda persona tiene
derecho al trabajo, a la libre elección de este, a condiciones equitativas y satisfactorias de
trabajo, a la protección contra el desempleo, sin discriminación, con igualdad salarial,
remuneración digna, protección social y derecho de sindicación.
El trabajo también es un deber de obligatoriedad social porque con el salario obtenido
mediante él es con el cual vas a garantizar tu alimentación y satisfacción de necesidades
básicas al igual que la de las personas que están bajo tu tutela, así mismo la labor que
realizas ha de ser útil a la sociedad en algún sentido. En la mayoría de las sociedades
modernas el trabajo se ha configurado como el gran ordenador de la vida social, comunitaria
y familiar.
El contenido esencial de este derecho constitucional implica dos aspectos:
 El de acceder a un puesto de trabajo.
 El derecho a no ser despedido sino por causa justa.
Cabe precisar que, en el primer caso, el derecho al trabajo supone la adopción por parte
del Estado de una política orientada a que la población acceda a un puesto de trabajo; si
bien hay que precisar que la satisfacción de este aspecto de este derecho constitucional
implica un desarrollo progresivo y según las posibilidades del Estado. El segundo aspecto
se trata del derecho al trabajo entendido como proscripción de ser despedido salvo por
causa justa.
El Estado y el trabajo
Artículo 23º.- El trabajo, en sus diversas modalidades, es objeto de atención
prioritaria del Estado, el cual protege especialmente a la madre, al menor de edad y
al impedido que trabajan.
El Estado promueve condiciones para el progreso social y económico, en especial
mediante políticas de fomento del empleo productivo y de educación para el trabajo.
Ninguna relación laboral puede limitar el ejercicio de los derechos constitucionales,
ni desconocer o rebajar la dignidad del trabajador.
Nadie está obligado a prestar trabajo sin retribución o sin su libre consentimiento.
Todo lo antes citado supone que nos encontramos frente a un bien superior de nuestro
ordenamiento jurídico; lo que implica que el Estado debe contar con una política que
promueva el pleno ejercicio de este derecho fundamental y garantice su defensa. Entre las
medidas que el Estado se encuentra obligado a implementar, está la cobertura para el
acceso y la conservación del empleo, entre otras.

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Como complemento de ello, puede afirmarse que el deber estatal de brindar atención
prioritaria al trabajo en sus diversas modalidades no incluye la obligación de que el Estado
provea efectivamente de fuentes de trabajo a todas las personas, como tampoco la
obligación de mantener a los trabajadores en determinados cargos o puestos de trabajo por
tiempo indefinido. Por el contrario, el deber estatal sí conlleva la prohibición de que el
Estado establezca restricciones arbitrarias e irrazonables para obtener un medio de
sustento.

Derechos del trabajador


Artículo 24º.- El trabajador tiene derecho a una remuneración equitativa y suficiente,
que procure, para él y su familia, el bienestar material y espiritual.
El pago de la remuneración y de los beneficios sociales del trabajador tiene prioridad
sobre cualquiera otra obligación del empleador.
Las remuneraciones mínimas se regulan por el Estado con participación de las
organizaciones representativas de los trabajadores y de los empleadores.
En nuestro ordenamiento, todo trabajo que se realice debe ser compensado y, en esa línea
de ideas, nuestra Constitución señala que esta remuneración debe ser equitativa y
suficiente, de forma tal que procure, para la persona trabajadora y su familia, bienestar
material y espiritual.
La retribución al trabajador por el servicio realizado para un empleador es entendida como
un derecho fundamental que, además de su naturaleza alimentaría, tiene una estrecha
relación con el derecho a la vida, acorde con el principio-derecho a la igualdad y la dignidad,
amen que adquiere diversas consecuencias o efectos que serán de vital importancia para
el desarrollo integral de la persona humana.
Citando a la jurisprudencia pertinente, el Tribunal Constitucional señaló, en su sentencia
recaída en el Exp. N.º 0020-2012-AI, que este abarca: “el acceso a la remuneración (nadie
está obligado a trabajar gratis), la prohibición de ser privado arbitrariamente de esta (ningún
empleador puede dejar de otorgar la remuneración sin causa justificada), su carácter
prioritario (su pago es preferente frente a las demás obligaciones del empleador por su
naturaleza alimentaria y su relación con el derecho a la vida y el principio-derecho a la
igualdad), la equidad (no es posible discriminar en el pago de la remuneración) y la
suficiencia de la remuneración (debe, por sí sola, garantizar al trabajador y a su familia el
bienestar económico).”

La jornada ordinaria de trabajo


Artículo 25º.- La jornada ordinaria de trabajo es de ocho horas diarias o cuarenta y
ocho horas semanales, como máximo. En caso de jornadas acumulativas o atípicas,
el promedio de horas trabajadas en el período correspondiente no puede superar
dicho máximo.
Los trabajadores tienen derecho a descanso semanal y anual remunerados. Su
disfrute y su compensación se regulan por ley o por convenio.

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La jornada de trabajo, por definición, es una unidad de tiempo. Se mide por lapsos en los
que el trabajador está a disposición del empleador para el desarrollo de una actividad
productiva, bien sea prestando un servicio, realizando actos o ejecutando obras.
Históricamente, la razón de ser de la jornada de trabajo ha variado con el transcurso del
tiempo. Inicialmente limitar la jornada de trabajo fue una forma de evitar los abusos del
empleador, luego de adecuar el tiempo al salario y viceversa; más adelante se convirtió en
un modo de mejorar la calidad de vida dentro y fuera del trabajo, y ahora se piensa en la
reducción de la jornada como una forma de luchar contra el desempleo.
Con relación al descanso vacacional, el Tribunal Constitucional ha señalado en su
sentencia recaída en el Exp. N.º 00027-2006-PI que, “(...) el ejercicio del derecho al
descanso y al disfrute del tiempo libre guarda estrecha relación con la implantación de una
jornada de trabajo razonable. (...), la jornada de trabajo no puede ser un impedimento para
el adecuado ejercicio del mencionado derecho o convertirlo en impracticable. (...),
las jornadas atípicas deberán ser razonables y proporcionadas según el tipo de actividad
laboral, a fin de que el derecho al descanso diario sea posible.”

Principios que regulan la relación laboral


Artículo 26º.- En la relación laboral se respetan los siguientes principios:
1. Igualdad de oportunidades sin discriminación.
2. Carácter irrenunciable de los derechos reconocidos por la Constitución y la
ley.
3. Interpretación favorable al trabajador en caso de duda insalvable sobre el
sentido de una norma.
La discriminación en el entorno laboral es un fenómeno social cotidiano y universal que
provoca desigualdades entre las personas y genera desventajas sociales y económicas que
debilitan la cohesión y la solidaridad sociales, para ello el principio constitucional de
igualdad de trato en el ámbito laboral hace referencia a la regla de no discriminación en
materia laboral, el cual específicamente hace referencia a la igualdad ante la ley. Esta regla
de igualdad asegura, en lo relativo a los derechos laborales, la igualdad de oportunidades
de acceso al empleo y de tratamiento durante el empleo, promoviendo la igualdad de
oportunidades a fin de que tanto hombres como mujeres disfruten de un trabajo decente,
sin perjuicio de su origen, sexo, raza, color, orientación sexual, religión, opinión, condición
económica, social, idioma, o de cualquier otra índole.
El carácter irrenunciable de los derechos laborales se fundamenta en el carácter
protector (tuitivo) del Derecho Laboral en la medida que presume la nulidad de todo acto
del trabajador que disponga de un derecho reconocido en una norma imperativa. Del mismo
modo, el principio de irrenunciabilidad de derechos es justamente el que prohíbe que los
actos de disposición del trabajador, como titular de un derecho, recaigan sobre normas
taxativas, y sanciona con la invalidez la transgresión de estos, todo esto en aras de
resguardar sus intereses en la relación laboral, dado que al trabajador se le considera la
"parte débil" de la relación laboral.
El principio indubio pro operario, de carácter trascendental para el inciso 3 de este
artículo de la Constitución, pues esta exige la obligación de adoptar como sentido normativo

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a aquél que ofrece mayores beneficios al trabajador, en caso de duda insalvable sobre el
sentido de una norma, vale decir que se acredite que a pesar de los aportes de las fuentes
de interpretación, la norma deviene indubitablemente en un contenido incierto e
indeterminado.

La protección frente al despido arbitrario


Artículo 27º.- La ley otorga al trabajador adecuada protección contra el despido
arbitrario.
Ante el supuesto de despido arbitrario contra un trabajador, la ley prevé una compensación
económica o una indemnización por el accionar arbitrario del empleador.
El derecho a la protección contra el despido arbitrario puede ser abordado desde dos
perspectivas:
1. Un régimen de carácter sustantivo
2. Un régimen de carácter procesal.
El régimen de carácter sustantivo contra el despido arbitrario puede ser de carácter
preventivo, o de carácter reparador. Mientras que el régimen de protección procesal puede
ser de eficacia resarcitoria, o de eficacia restitutiva.
El régimen de protección sustantivo-preventivo contra el despido arbitrario tiene por
finalidad que el legislador prevenga, evite o impida que un trabajador pueda ser despedido
arbitrariamente, es decir, que busca que mediante una norma con rango de ley.
El régimen de protección sustantivo-reparador se materializa cuando una norma con
rango de ley no evita que se produzca el despido arbitrario, sino que se limita a reparar
patrimonialmente sus consecuencias.
El régimen procesal de eficacia restitutoria tiene por finalidad la reposición del trabajador
a su centro de trabajo, mientras que el régimen procesal de eficacia restitutiva es
medularmente la indemnización mas no la reposición del trabajador despedido
arbitrariamente.

Derechos colectivos del trabajador


Artículo 28º.- El Estado reconoce los derechos de sindicación, negociación
colectiva y huelga. Cautela su ejercicio democrático:
1. Garantiza la libertad sindical.
2. Fomenta la negociación colectiva y promueve formas de solución pacífica de
los conflictos laborales.
3. Regula el derecho de huelga para que se ejerza en armonía con el interés
social.
El derecho a la libertad sindical está definido como la capacidad autoderminativa para
participar en la constitución y desarrollo de la actividad sindical, se manifiesta en dos planos
que comprende, en su faceta positiva, el derecho de un trabajador a constituir
organizaciones sindicales y a afiliarse a los sindicatos ya constituidos y, en su faceta

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negativa, el derecho de un trabajador a no afiliarse o a desafiliarse de una organización
sindical.
En buena cuenta, mediante el ejercicio del derecho de negociación colectiva se busca
cumplir la finalidad de lograr el bienestar y la justicia social en las relaciones que surgen
entre empleadores y trabajadores, dentro de un espíritu de coordinación económica y
equilibrio social el derecho de negociación colectiva se hace efectivo a través de la
celebración de acuerdos, contratos o convenios colectivos. Asimismo, es menester recalcar
que los convenios de negociación colectiva tienen fuerza vinculante para todas las
partes que lo suscriben.
Asimismo, la huelga consiste en la suspensión colectiva de la actividad laboral, la misma
que debe ser previamente acordada por la mayoría de los trabajadores y debe efectuarse
en forma voluntaria y pacífica –sin violencia sobre las personas o bienes- y con abandono
del centro de trabajo, como un mecanismo destinado a obtener algún tipo de mejora, y que
se ejerce cuando se ha agotado previamente la negociación directa con el empleador.

Participación de los trabajadores en las utilidades


Artículo 29º.- El Estado reconoce el derecho de los trabajadores a participar en las
utilidades de la empresa y promueve otras formas de participación.
Tiene como premisa fundamental reconocer el esfuerzo conjunto de los trabajadores y los
empresarios en la productividad de la empresa, siendo estas una prestación que se otorga
a todos los empleados por haber contribuido a las ganancias que tuvo la empresa para la
que laboraron durante el último año.

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