Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Después de haber estudiado este capítulo, deberá estar usted capacitado para:
Es mejor, más seguro y más barato, evitar las intoxicaciones que curarlas. En su mayoría pueden
evitarse.
Todo el mundo - niños, padres, agricultores, maestros, obreros industriales y agentes de salud -
está en condiciones de mejorar la seguridad de las viviendas, los lugares de trabajo y la comunidad
en general.
Qué puede hacer usted paro mejorar la seguridad en las viviendas, los
lugares de trabajo y la comunidad en general
En primer lugar, identifique todos los casos de intoxicación que se hayan producido en la
comunidad durante los últimos años. Entérese de cómo se desarrollaron, dónde se
produjeron y cuáles fueron los tóxicos implicados. Reflexione sobre las posibles causas de
esas intoxicaciones.
Pregúntese cómo podrían haberse evitado las intoxicaciones registradas en la comunidad.
En este capítulo se sugieren numerosas medidas para prevenir las intoxicaciones. Consulte
con el centro de toxicología local acerca de los casos registrados en su comunidad. El
personal del centro puede estar en condiciones de sugerir posibles medidas preventivas.
Hable con la gente sobre los medios de evitar intoxicaciones. Comparta sus informaciones
con los demás y ayúdeles a comprender por qué se producen las intoxicaciones y qué puede
hacerse para evitar que se repitan.
Hable con las familias y los grupos de higiene maternoinfantil sobre la prevención de
intoxicaciones en el hogar. Hágales ver que hay que enseñar a los niños, desde sus primeros
años, a no tocar, comer o utilizar en sus juegos medicamentos o productos químicos de uso
doméstico.
Hable con los maestros acerca de la manera de informar a los niños sobre el riesgo de
intoxicaciones en el hogar y sobre los peligros de las plantas, serpientes y otros animales
venenosos. Por ejemplo, los maestros podrían pedir a los niños que se enteraran de los
accidentes ocurridos en la comunidad y sugirieran posibles medios para evitarlos.
Hable con los líderes o los miembros de comités comunitarios sobre los accidentes
registrados en la comunidad. Sugiérales a éstos y a los miembros de la comunidad posibles
medidas para mejorar la seguridad comunitaria.
Visite de vez en cuando los hogares y los lugares de trabajo, no para criticar sino para ayudar
a la gente a detectar los peligros y mejorar la seguridad.
En este capítulo se indica lo que hay que recomendar a la gente respecto de lo que debe hacer y lo
que no debe hacer para evitar las intoxicaciones.
Cuando lea usted este capítulo por primera vez, quizás piense: «Los miembros de mi comunidad
no pueden hacer esto. ¿Cómo voy a decirles que hay que llevar botas para evitar las mordeduras
de serpiente, cuando ni siquiera disponen de dinero para comprarse zapatos? ¿Cómo voy a
decirles que los medicamentos deben guardarse en un armario cerrado, cuando en nuestras casas
no tenemos armarios?»
La comunidad debe estar informada de las medidas más eficaces para evitar las intoxicaciones y
tratar de aplicarlas. Ahora bien, antes de explicar a la gente cómo evitar las intoxicaciones, tendrá
usted que reflexionar para que sus recomendaciones se adapten a la situación local. Puede haber
otras medidas que resulten igualmente eficaces. La gente puede decirle, por ejemplo, que en sus
casas tienen sitios tan seguros como un armario con cerradura. También es posible que, si la
comunidad lo desea, algún carpintero local construya armarios o gavetas que puedan cerrarse con
llave.
Proceda usted por etapas: por ejemplo, si la gente no está en condiciones de comprar botas,
empiece por sugerirle que calce sandalias u otro calzado sencillo de fabricación local.
Hay que manipular con precauciones todos los compuestos químicos, no solamente los que se
sepa que son tóxicos. Muchos compuestos que quizá no se consideren tóxicos pueden perturbar la
salud o producir quemaduras.
Es muy importante proteger a los niños, que no pueden protegerse por sí mismos y no
comprenden que ciertas cosas pueden ser tóxicas.
Guarde los medicamentos, productos de limpieza y plaguicidas en sitios donde los niños no
puedan verlos ni cogerlos (fig. 5).
Fig. 5. Guarde los productos químicos tóxicos fuera del alcance
de los niños
Averigüe si es mejor enterrar o quemar los productos químicos de los que desee deshacerse.
Elija para esa operación un sitio en que sean mínimos los peligros para el vecindario o el
medio ambiente (fig. 7).
Fig. 7. Entierre o queme los recipientes vacíos y los residuos
químicos lejos de las viviendas, de las fuentes de
abastecimiento de agua y de los cultivos
En el resto de este capítulo se dan normas más detalladas sobre la manera de evitar los diferentes
tipos de intoxicaciones descritos en el capítulo 2.
Seguridad en el hogar
Guarde todos los productos químicos de uso doméstico en sitios donde los niños no los
puedan ver ni coger. Los medicamentos, insecticidas, herbicidas y raticidas deben guardarse
en un armario o gaveta con cerradura o en un armario alto.
Guarde los medicamentos, plaguicidas y productos de uso doméstico en sus propios
recipientes.
Mantenga los frascos y botellas bien cerrados con tapón (fig. 8). También las cajas deben
estar cerradas. Si un niño encuentra un recipiente abierto, es posible que se beba el
contenido antes de que sea posible evitarlo. Cierto es que también puede tratar de abrir un
recipiente cerrado, pero esto lleva cierto tiempo y para un niño pequeño suele ser difícil. Lo
más probable es que un adulto lo vea y le impida abrir el recipiente.
Fig. 8. Mantenga los frascos y botellas siempre cerrados
Medicamentos
Cerciórese de que toma o administra la dosis adecuada del medicamento. Infórmese de cuál
es la dosis adecuada leyendo la etiqueta o consultando a un agente de salud. Tenga mucho
cuidado de no tomar o administrar demasiado medicamento. Una dosis excesiva puede
producir trastornos graves. No hay que pensar jamás que tomando todo el medicamento de
una vez va a curarse uno antes.
Deje el medicamento en un lugar seguro en cuanto haya tomado o administrado la dosis
prescrita.
No tome medicamentos ni se los dé a otros sin que lo autorice el médico o el agente de
salud.
No dé a los niños ningún medicamento que no se les haya prescrito.
No diga a los niños que los medicamentos son golosinas. Los niños no advierten la diferencia
y quizá más tarde se intoxiquen tomando medicamentos como si fueran golosinas.
Productos de uso doméstico (artículos de limpieza o plaguicidas)
Lea la etiqueta. Cerciórese de que sabe cómo utilizar el producto y en qué cantidad, y solicite
información sobre la manera de utilizar el producto sin riesgos.
Tenga en la mano el producto mientras trabaja con él o, si es indispensable dejarlo en alguna
parte, escoja un sitio donde no lo pierda de vista. Un niño puede apoderarse en un instante
de una botella abierta y beber el líquido o salpicarse con él la piel o los ojos.
Limpie las zonas salpicadas por el producto químico y cerciórese de que el recipiente o
botella están bien limpios y secos por fuera.
Guarde inmediatamente los productos químicos después de usarlos. Si quedan fuera del
sitio donde se guardan habitualmente, los niños pueden apoderarse de ellos.
No pulverice plaguicidas domésticos sobre los alimentos o los juguetes de los niños.
No mezcle distintos productos de limpieza o productos de otro tipo.
Si se trata de un producto que hay que mezclar con agua antes de usarlo, no lo mezcle en
un recipiente que se utilice para alimentos o bebidas.
Mantenga tapados los cubos de la basura para evitar que los niños extraigan algo de ellos.
Utilice los sistemas locales para eliminar las basuras domésticas. No deje las basuras en las
inmediaciones de la vivienda, y no las descargue en algún otro sitio.
Absténgase de perforar, calentar o quemar recipientes presurizados. Si la comunidad
acostumbra incinerar la basura, no arroje recipientes presurizados al fuego. Tales recipientes
se deben enterrar.
Mantenga limpios los suelos y las paredes. Rellene los agujeros y grietas que puedan servir
de refugio a los insectos o permitir la entrada de reptiles en la vivienda.
Mantenga en buen estado los calentadores, estufas y hornillos de gas o de combustible
líquido a fin de que no produzcan cantidades peligrosas de monóxido de carbono.
Mantenga limpias, sin hollín y permeables al aire exterior las chimeneas y salidas de humos
a fin de que no se acumule en la vivienda el monóxido de carbono producido por la cocina o
la estufa.
No utilice calentadores, estufas u hornillos en habitaciones que no tengan chimenea o salida
de humos o una simple ventana que pueda abrirse para que entre el aire fresco y salgan los
humos que contengan monóxido de carbono.
El uso de plaguicidas está muy extendido y en algunos países se registran muchos casos de
enfermedad o defunción causados por intoxicaciones con esos productos. Tales accidentes
pueden evitarse si los plaguicidas se utilizan en condiciones de seguridad y se toman las
precauciones adecuadas.
Las personas que trabajan en lugares en donde se utilizan o almacenan plaguicidas (plantaciones,
granjas, fábricas o establecimientos comerciales) deben saber cómo manejar y utilizar sin riesgo
esos productos. Todos los miembros de la comunidad deben estar informados de los peligros que
entraña su utilización y de la manera de evitarlos.
La mayor parte de estas normas son aplicables a los lugares donde se almacenan o utilizan
productos químicos de cualquier tipo. Si el lector desea recibir más información sobre seguridad en
el trabajo, deberá dirigirse a un experto en problemas de higiene laboral.
Todas las personas que utilizan plaguicidas deben haber recibido en primer lugar un
adiestramiento sobre los métodos de aplicación, el funcionamiento, la limpieza y el mantenimiento
del equipo y las precauciones de seguridad correspondientes.
Todo plaguicida, como cualquier otro producto químico, debe llevar una etiqueta en la que se
indique quién lo ha fabricado y cómo utilizarlo con eficacia y sin riesgos. También deben figurar
información sobre los posibles riesgos y las precauciones que hay que tomar, instrucciones para
los primeros auxilios y consejos al personal de salud. Si el recipiente es demasiado pequeño, esta
información puede figurar aparte en un prospecto. También pueden adjuntarse un prospecto de
información sobre el producto y una ficha de seguridad química.
Lea el texto de la etiqueta y cualquier otra información sobre el producto antes de utilizarlo.
Si no entiende alguna cosa, pida ayuda a una persona mejor informada (p. ej., su empleador
o el distribuidor del producto). No utilice nunca un producto hasta que haya leído la etiqueta
y haya asimilado bien su contenido. Si el producto carece de etiqueta, pida al distribuidor
que le dé un recipiente etiquetado. Cerciórese de que está bien informado de:
o lo que contiene el recipiente,
o qué cantidad de plaguicida hay que usar y cómo debe diluirse,
o cómo utilizar el producto sin riesgos y qué tipo de equipo y de ropa debe usar,
o los riesgos implicados, y los primeros auxilios que hay que prestar en caso de
accidente,
o cuándo debe utilizarse el plaguicida y con qué frecuencia.
Si esta información no figura en la etiqueta, trate de obtenerla por medio del distribuidor, de
otro usuario, de un dirigente comunitario o de un agente de extensión agrícola.
Qué pueden hacer los empleadores para evitar intoxicaciones en los lugares
de trabajo
Medidas generales
Los empleadores deben proteger a su personal de los peligros inherentes al empleo de productos
químicos. Con ese fin, pueden hacer varias cosas:
Asimismo deberán:
informar debidamente a los trabajadores en caso de que estén utilizando productos químicos
peligrosos;
informar a los trabajadores sobre los peligros y cerciorarse de que han asimilado bien esa
información;
enseñar e incitar a los trabajadores a utilizar el equipo de seguridad y la ropa protectora y a
utilizar los productos químicos con las debidas precauciones;
verificar de vez en cuando si los trabajadores utilizan el equipo de seguridad y la ropa
protectora y si emplean los productos químicos con las debidas precauciones. Informar a los
que no lo hagan de los peligros que corren.
El personal no debe estar expuesto a una cantidad de productos químicos que pueda provocar
enfermedades o deteriorar su salud. Habrá que determinar y registrar la cantidad de productos
químicos presentes en la atmósfera del lugar de trabajo. Habrá que organizar, si procede,
exámenes médicos periódicos del personal para descartar posibles efectos nocivos y determinar si
deben tomarse medidas especiales para evitar la exposición.
En todos los lugares de trabajo el personal debe tener la posibilidad de recibir primeros
auxilios.
El adiestramiento en primeros auxilios siempre debe formar parte de la formación
profesional.
En cada lugar de trabajo habrá que evaluar los posibles riesgos del empleo de sustancias tóxicas y
facilitar además a los trabajadores el adiestramiento, el equipo de primeros auxilios y el material
que precisen para hacer frente a esos riesgos, así como algunos medios de comunicación y
transporte para casos de accidente.
Adiestramiento
Los empleadores deben enseñar a todos los trabajadores lo que hay que hacer en cualquier caso
de accidente, emergencia o traumatismo. Asimismo deben enseñarles a aplicar en la práctica los
primeros auxilios. De vez en cuando deben cerciorarse de que el personal no ha olvidado esas
enseñanzas.
En todos los lugares de trabajo debe haber uno o varios trabajadores adiestrados en la prestación
de primeros auxilios a fin de que puedan encargarse de aplicar las medidas correspondientes en
caso de emergencia (intoxicación, traumatismo o malestar súbito). En muchos países la
reglamentación laboral nacional exige que en las empresas de cierto volumen haya siempre una
persona adiestrada en primeros auxilios, pero también en las empresas menos importantes a las
que no se aplica esa reglamentación hacen falta personas que posean esa formación. Incluso las
personas que trabajan solas deben estar informadas de la metodología de los primeros auxilios y
de los posibles peligros de su trabajo. El número de personas a las que habrá que adiestrar en
materia de primeros auxilios dependerá de la importancia del riesgo. Los candidatos a esa
formación pueden ser trabajadores o supervisores o, en el caso de las personas que trabajan a
domicilio, otros miembros adultos de la familia.
Equipo
El material de primeros auxilios debe estar siempre presente en los lugares de trabajo en que se
utilicen productos químicos peligrosos. Así, por ejemplo, cuando se empleen líquidos corrosivos
puede ser necesario prever un baño ocular o un simple frasco de plástico con una solución
antiséptica apropiada para lavar los ojos. Si el líquido corrosivo puede salpicar y entrar en contacto
con la piel, quizá sea necesario instalar una ducha. En los sitios donde se utilicen gases irritantes o
tóxicos (p. ej., cloro o dióxido de carbono) habrá que disponer de mascarillas respiratorias de
emergencia a fin de que los trabajadores puedan escapar o salvar a otros si se produce un escape
de gas. En algunos casos puede ser necesario un equipo especial para rescatar a las víctimas de
un accidente.
Suministros
Si en el lugar de trabajo se utilizan productos químicos tóxicos de acción muy rápida puede ser
necesario incluir antídotos en el botiquín de primeros auxilios. En los sitios donde se utiliza cianuro,
por ejemplo, conviene disponer de cápsulas de nitrito de amilo.
Los empleadores deben saber cómo actuar y a quién recurrir en los casos de accidente o
emergencia en que estén implicados productos químicos peligrosos.
Para hacer frente a estas situaciones, puede ser conveniente colocar carteles con instrucciones
claras sobre lo que hay que hacer y sobre las personas a las que hay que recurrir. En dichos
carteles deben figurar los números de teléfono de los servicios de urgencia, de asistencia médica
general o de tratamiento de las intoxicaciones más próximos, así como instrucciones sobre la
manera de ponerse en contacto con ellos. También deben figurar instrucciones escritas y gráficas
sobre la forma de prestar los primeros auxilios y de obtener seguidamente la asistencia médica
necesaria. Los empleadores deben verificar de vez en cuando que esas instrucciones sigan siendo
válidas, averiguando por ejemplo si los dispensadores de ayuda siguen siendo los mismos.
Los trabajadores deben ser informados de los peligros que entraña el empleo de productos
químicos en su trabajo, y se les debe enseñar a trabajar a cubierto de esos peligros.
Cuando una persona y una serpiente se encuentran, lo normal es que esta última trate de escapar
si se le da la posibilidad. Por lo general, las serpientes sólo muerden cuando se ven sorprendidas
por un movimiento repentino y no pueden huir.
No salga al campo sin zapatos. Para caminar por la hierba alta o en la maleza lo mejor es
llevar botas altas de cuero por debajo de los pantalones (fig. 12).
Entérese de cuáles son las plantas y los hongos venenosos existentes en la localidad y de
qué aspecto tienen. Cerciórese de que es capaz de reconocerlos. Hay plantas, hongos y
peces comestibles muy difíciles de distinguir de los venenosos.
Aprenda a preparar correctamente los alimentos. Algunas plantas (p. ej., la mandioca) son
venenosas si no se preparan o cocinan como es debido, mientras que otras, así como
algunos peces, tienen partes venenosas que no se deben comer.
Cuando cocine peces tropicales, separe la carne de la cabeza, la piel y los intestinos lo antes
posible, ya que pueden contener grandes cantidades de veneno.
No compre hongos a vendedores callejeros.
No coma pescado que no esté fresco. Algunos peces son comestibles cuando están frescos,
pero cuando llevan cierto tiempo muertos son venenosos.
Mantenga limpia la cocina. Mantenga limpios los utensilios de cocina, así como las mesas y
demás superficies en las que se preparen las comidas.
Proteja los alimentos manteniéndolos tapados o en cajas o armarios revestidos de tela
metálica (fig. 14).
Fig. 14. Proteja los alimentos de la contaminación
provocada por animales
Lávese bien las manos con jabón y agua limpia antes de tocar o preparar la comida.
Cualquier corte o ulceración en los dedos debe recubrirse con un apósito limpio.
Hierva los platos y cubiertos utilizados por personas enfermas antes de que los utilice
cualquier otra persona.
No guarde productos alimenticios durante largo tiempo en un sitio caluroso. No guarde las
sobras de alimentos cocinados si no puede mantenerlas a baja temperatura o en un
refrigerador.
No deje que moscas u otros insectos, gusanos, ratas u otros animales toquen los alimentos
o anden sobre ellos, pues pueden transportar gérmenes y propagar enfermedades.
No deje que se deposite polvo sobre los alimentos, ni que la gente los toque.
No deje abandonados restos de alimentos o platos sucios, ya que atraen las moscas y
favorecen la proliferación de gérmenes.
No deje en el suelo los utensilios limpios.
No coma carne cruda o poco hecha. Cuézala o ásela a fondo.
No coma alimentos que estén pasados de fecha o huelan mal.
No coma el contenido de latas de conserva que estén dilatadas o que suelten aire a presión
al abrirlas. En particular, tenga mucho cuidado con el pescado enlatado.
CAPÍTULO 4: QUÉ HACER EN LOS CASOS DE
EMERGENCIA
Objetivos
Después de haber estudiado este capítulo, deberá estar usted capacitado para:
No pierda la calma
Averigüe de qué lado sopla el viento y aléjese de los sitios en donde pudieran
alcanzarle el humo o las emanaciones de los derrames o fugas.
Aleje a la víctima del peligro si puede hacerlo sin riesgos para usted
Si en una habitación o en un edificio que pueda estar lleno de gas tóxico hay
una persona inconsciente:
Abra la puerta y abra o rompa las ventanas desde fuera, a fin de que
entre aire fresco. Antes de entrar, espere a que se haya renovado por
completo el aire del local.
No encienda ninguna luz eléctrica y no permita a nadie que entre en la
habitación con un cigarrillo encendido o una llama, a fin de evitar una
posible explosión.
Si alguien queda retenido en el interior de un edificio en llamas:
Aplique los primeros auxilios antes de mover a la víctima, a menos que sea
peligroso permanecer en el sitio (véase el capítulo 5).