Vous êtes sur la page 1sur 7

Configuración electrónica

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
En química, la configuración electrónica indica la manera en la cual los electrones se
estructuran, comunican u organizan en un átomo de acuerdo con el modelo de capas
electrónicas, en el cual las funciones de ondas del sistema se expresan como un producto de
orbitales antisimetrizado.12 La configuración electrónica es importante, ya que determina las
propiedades de combinación química de los átomos y por lo tanto su posición en la tabla
periódica de los elementos
Se utiliza en una notación estándar para describir las configuraciones electrónicas de átomos
y moléculas. Para los átomos, la notación contiene la definición de los orbitales atómicos (en
la forma n l, por ejemplo 1s, 2p, 3d, 4f) indicando el número de electrones asignado a cada
orbital (o al conjunto de orbitales de la misma subcapa ) como un superíndice . Por ejemplo,
el hidrógeno tiene un electrón en el orbital s de la primera capa, de ahí que su configuración
electrónica se escriba 1s1. El litio tiene dos electrones en la subcapa 1s y uno en la subcapa
2s (de mayor energía), de ahí que su configuración electrónica se escriba 1s2 2s1 . Para
el fósforo (número atómico 15), tenemos: 1s2 2s2 2p6 3s2 3p3.
Para átomos con muchos protones, esta notación puede ser muy larga por lo que se utiliza
una notación abreviada, que tiene en cuenta que las primeras subcapas son iguales a las de
algún gas noble. Por ejemplo, el fósforo, difiere del argón y neón (1s2 2s2 2p6) únicamente por
la presencia de la tercera capa. Así, la configuración electrónica del fósforo se puede escribir
respecto de la del neón como: [Ne] 3s2 3p3. Esta notación es útil si tenemos en cuenta que la
mayor parte de las propiedades químicas de los elementos vienen determinadas por las capas
más externas.
El orden en el que se escriben los orbitales viene dado por la estabilidad relativa de los
orbitales, escribiéndose primero aquellos que tienen menor energía orbital. Esto significa que,
aunque sigue unas pautas generales, se pueden producir excepciones. La mayor parte de los
átomos siguen el orden dado por la regla de Madelung. Así, de acuerdo con esta regla, la
configuración electrónica del hierro se escribe como: [Ar] 4s2 3d6. Otra posible notación agrupa
primero los orbitales con el mismo número cuántico n, de tal manera que la configuración del
hierro se expresa como [Ar] 3d6 4s2 (agrupando el orbital 3d con los 3s y 3p que están
implícitos en la configuración del argón).
El superíndice 1 de los orbitales ocupados por un único electrón no es obligatorio.4 Es
bastante común ver las letras de los orbitales escritas en letra itálica o cursiva. Sin embargo,
la Unión Internacional de Química Pura y Aplicada (IUPAC) recomienda utilizar letra normal,
tal y como se realiza aquí.

Niels Bohr fue el primero en proponer (1923) que


la periodicidad en las propiedades de los elementos se podía
explicar mediante la estructura electrónica del átomo.5 Su
propuesta se basó en el modelo atómico de Bohr para el
átomo, en el cual las capas electrónicas eran órbitas
electrónicas a distancias fijas al núcleo. Las configuraciones
originales de Bohr hoy parecen extrañas para el químico:
al azufre se le asignaba una configuración 2.4.4.6 en vez de
1s2 2s2 2p6 3s2 3p4.
Regla del octeto[editar]
Para que un átomo sea estable debe tener todos sus orbitales llenos (cada orbital con dos
electrones, uno de espín +½ y otro de espín -½) Por ejemplo, el oxígeno, que tiene
configuración electrónica 1s², 2s², 2p4, debe llegar a la configuración 1s², 2s², 2p6 con la cual
los niveles 1 y 2 estarían llenos. Recordemos que la Regla del octeto, justamente establece
que el nivel electrónico se completa con 8 electrones, excepto el hidrógeno, que se completa
con 2 electrones. Entonces el oxígeno tendrá la tendencia a ganar los 2 electrones que le
faltan, por esto se combina con 2 átomos de hidrógeno (en el caso del agua, por ejemplo), que
cada uno necesita 1 electrón (el cual recibe del oxígeno) y otorga a dicho átomo 1 electrón
cada uno. De este modo, cada hidrógeno completó el nivel 1 y el oxígeno completó el nivel 2.
En química se denomina orbital a la zona del espacio que rodea a un núcleo atómico donde la
probabilidad de encontrar un electrón es máxima, cercana al 91%. Ejemplo de ello: 10Ne: 1s2,
2s2, 2p6 regla del octeto: 11Na:(Ne)10, 1s2, 2s2, 2p6, 3s1

Un enlace químico es el proceso químico responsable de las interacciones atractivas


entre átomos y moléculas,1y que confiere estabilidad a los compuestos químicos diatómicos y
poliatómicos. La explicación de tales fuerzas atractivas es un área compleja que está descrita
por las leyes de la química cuántica.
Una definición más sencilla es que un enlace químico es la fuerza existente entre los átomos
una vez que se ha formado un sistema estable.2
Las moléculas, cristales, metales y gases diatómicos (que forman la mayor parte del ambiente
físico que nos rodea) están unidos por enlaces químicos, que determinan las
propiedades físicas y químicas de la materia.
Las cargas opuestas se atraen porque al estar unidas adquieren una situación más estable
que cuando estaban separadas. Esta situación de mayor estabilidad suele darse cuando el
número de electrones que poseen los átomos en su último nivel es igual a ocho, estructura
que coincide con la de los gases nobles ya que los electrones que orbitan el núcleo están
cargados negativamente, y que los protones en el núcleo lo están positivamente, la
configuración más estable del núcleo y los electrones es una en la que los electrones pasan la
mayor parte del tiempo "entre" los núcleos, que en otro lugar del espacio. Estos electrones
hacen que los núcleos se atraigan mutuamente.
Teoría del enlace químico[editar]

En la visión simplificada del denominado enlace covalente, uno o más electrones


(frecuentemente un par de electrones) son llevados al espacio entre los dos núcleos atómicos.
Ahí, los electrones negativamente cargados son atraídos a las cargas positivas
de ambos núcleos, en vez de sólo su propio núcleo. Esto vence a la repulsión entre los dos
núcleos positivamente cargados de los dos átomos, y esta atracción tan grande mantiene a los
dos núcleos en una configuración de equilibrio relativamente fija, aunque aún vibrarán en la
posición de equilibrio. En resumen, el enlace covalente involucra la compartición de electrones
1. Enlace iónico
El iónico es uno de los tipos de enlace químico más conocidos, siendo el que
se forma cuando se unen un metal y un no metal (es decir, un componente
con poca electronegatividad con uno con mucha).

El electrón más externo del elemento metálico se verá atraído por el núcleo
del elemento no metálico, cediendo el segundo el electrón al primero. Se
forman compuestos estables, cuya unión es electroquímica. En esta unión el
elemento no metálico pasa a ser anión al quedar finalmente con carga
negativa (tras recibir el electrón), mientras que los metales se vuelven
cationes de carga positiva.

Un ejemplo típico de enlace iónico lo encontramos en la sal, o en compuestos


cristalizados. Los materiales formados por este tipo de unión tienden a
necesitar una gran cantidad de energía para fundirlos y suelen ser duros, si
bien pueden comprimirse y quebrarse con facilidad. En general tienden a ser
solubles y pueden disolverse con facilidad.
2. Enlaces covalentes
El enlace covalente es un tipo de enlace caracterizado porque los dos átomos
a unirse poseen propiedades electronegativas semejantes o incluso
idénticas. El enlace covalente supone que ambos átomos (o más, si la
molécula la forman más de dos átomos) comparten entre sí los electrones,
sin perder ni ganar en cantidad.

Este tipo de enlaces es el que suele formar parte de la materia orgánica,


como por ejemplo la que configura nuestro organismo, y son más estables
que los iónicos. Su punto de fusión es más bajo, hasta el punto que muchos
compuestos se encuentran en estado líquido, y no son por lo general
conductores de la electricidad. Dentro de los enlaces covalentes podemos
encontrar varios subtipos.

Enlace covalente no polar o puro

Se refiere a un tipo de enlace covalente en que se unen dos elementos con el


mismo nivel de electronegatividad y cuya unión no provoca que una de las
partes pierda o gane electrones, siendo los átomos del mismo elemento. Por
ejemplo el hidrógeno, el oxígeno o el carbono son algunos elementos que
pueden unirse a átomos de su mismo elemento para formar estructuras. No
son solubles.

Enlace covalente polar

En este tipo de enlace covalente, en realidad el más usual, los átomos que se
unen son de distintos elementos. Ambos poseen una electronegatividad
semejante aunque no idéntica, con lo que tienen diferentes cargas eléctricas.
Tampoco en este caso se pierden electrones en ninguno de los átomos, sino
que los comparten.
Dentro de este subgrupo también encontramos los enlaces covalentes
bipolares, en que existe un átomo dador que comparte los electrones y otro
u otros receptores que se benefician de dicha incorporación.

Cosas tan básicas e imprescindibles para nosotros como el agua o la glucosa


se forman a partir de este tipo de enlace.

3. Enlace metálico
En los enlaces metálicos se unen entre sí dos o más átomos de elementos
metálicos. Dicha unión se debe no a la atracción entre ambos átomos entre
sí, si no entre un catión y los electrones que han quedado libres y ajenos
haciendo que sea tal cosa. Los diferentes átomos configuran una red en
torno a estos electrones, con patrones que se van repitiendo. Estas
estructuras tienden a aparecer como elementos sólidos y consistentes,
deformables pero difíciles de romper.

Asimismo, este tipo de enlace se vincula a la conductividad eléctrica propia


de los metales, al ser sus electrones libres.
en los que los núcleos positivamente cargados de dos o más átomos atraen simultáneamente
a los electrones negativamente cargados que están siendo compartidos. En un enlace
covalente polar, uno o más electrones son compartidos inequitativamente entre dos núcleos.
En una visión simplificada de un enlace iónico, el electrón de enlace no es compartido, sino
que es transferido. En este tipo de enlace, el orbital atómico más externo de un átomo tiene un
lugar libre que permite la adición de uno o más electrones. Estos electrones recientemente
agregados ocupan potencialmente un estado de menor energía (más cerca al núcleo debido a
la alta carga nuclear efectiva) de lo que experimentan en un tipo diferente de átomo. En
consecuencia, un núcleo ofrece una posición de más fuerte unión a un electrón de lo que lo
hace el otro núcleo. Esta transferencia ocasiona que un átomo asuma una carga neta positiva,
y que el otro asuma una carga neta negativa. Entonces, el enlace resulta de la atracción
electrostática entre los átomos, y los átomos se constituyen en ((iones)) de carga positiva o
negativa.
Todos los enlaces pueden ser explicados por la teoría cuántica, pero, en la práctica, algunas
reglas de simplificación les permiten a los químicos predecir la fuerza de enlace,
direccionalidad y polaridad de los enlaces. La regla del octeto y la (TREPEV) teoría de
repulsión de pares de electrones de la capa de valencia son dos ejemplos.
Existen teorías más sofisticadas, como la teoría del enlace de valencia, que incluye
la hibridación de orbitales y la resonancia, y el método de combinación lineal de orbitales
atómicos dentro de la teoría de los orbitales moleculares, que incluye a la teoría del campo de
los ligantes. La electrostática es usada para describir polaridades de enlace y los efectos que
ejerce en las sustancias químicas.

La estructura de Lewis, también llamada diagrama de punto y raya


diagonal, modelo de Lewis, representación de Lewis o fórmula de Lewis, es
una representación gráfica que muestra los pares de electrones de enlaces entre
los átomos de una molécula y los pares de electrones solitarios que puedan existir.1 Son
representaciones adecuadas y sencillas de iones y compuestos, que facilitan el recuento
exacto de electrones y constituyen una base importante, estable y relativa. En esta fórmula se
muestran enlaces químicos dentro de la molécula, ya sea explícitamente o implícitamente
indicando la ordenación de los átomos en el espacio. Esta representación se usa para saber la
cantidad de electrones de valencia de un elemento que interactúan con otros o entre su misma
especie, formando enlaces ya sea simples, dobles, o triples y después de cada uno de estos
se encuentran en cada enlace covalente.
Las estructuras de Lewis muestran los diferentes átomos de una determinada causa usando
su símbolo químico y líneas que se trazan entre los átomos que se unen entre sí. Representan
también si entre los átomos existen enlaces simples, dobles o triples. En ocasiones, para
representar cada enlace, se usan pares de puntos en vez de líneas. Los electrones apartados
(los que no participan en los enlaces) se representan mediante una línea o con un par de
puntos, y se colocan alrededor de los átomos a los que pertenece.
Este modelo fue propuesto por Gilbert Newton Lewis quién lo introdujo por primera vez en
1916 en su artículo La molécula y el átomo.
La regla del octeto, establece que los átomos se enlazan unos a otros en el intento de
completar su capa de valencia (última capa de la electrosfera). La denominación “regla del
octeto” surgió en razón de la cantidad establecida de electrones para la estabilidad de un
elemento, es decir, el átomo queda estable cuando presenta en su capa de valencia 8
electrones. Para alcanzar tal estabilidad sugerida por la regla del octeto, cada elemento
precisa ganar o perder (compartir) electrones en los enlaces químicos, de esa forma ellos
adquieren ocho electrones en la capa de valencia. Veamos que los átomos de oxígeno se
enlazan para alcanzar la estabilidad sugerida por la regla del octeto. La justificativa para esta
regla es que las moléculas o iones, tienden a ser más estables cuando la capa de electrones
externa de cada uno de sus átomos está llena con ocho electrones (configuración de un gas
noble). Es por ello que los elementos tienden siempre a formar enlaces en la búsqueda de tal
estabilidad.
Los átomos son más estables cuando consiguen ocho electrones en la capa de su estado de
óxido, sean pares solitarios o compartidos mediante enlaces covalentes. Considerando que
cada enlace covalente simple aporta dos electrones a cada átomo de la unión, al dibujar un
diagrama o estructura de Lewis, hay que evitar asignar más de ocho electrones a cada átomo.

Excepciones a la regla del Octeto[editar]


El hidrógeno tiene un solo orbital en su capa de valencia la cual puede aceptar como máximo
dos electrones.
Algunas veces se piensa que los átomos que forman cationes no siempre completan su
octeto, y se utilizan como ejemplos de "excepciones" a dicha regla. Sin embargo, puesto
que pierden los electrones de la capa externa, el nivel interno es el que queda "completo".
Estos átomos, en vez de quedar con la configuración electrónica del siguiente gas noble,
quedan con la configuración del gas noble anterior.
Por ejemplo, la configuración del sodio es 1s2 2s2 2p6 3s1, es decir [Ne] 3s1. Al perder su
último electrón de valencia, queda con la configuración del Neón. Otro ejemplo es el Berilio,
cuya configuración es [Ne] 3s2 3p1 Al quedar como Be2+, su configuración electrónica queda
nuevamente como el gas noble anterior, el neón. Como puede verse, en ambos caso se
cumple la regla del octeto, solo que en vez de aceptar electrones para completarlo, los átomos
los perdieron. En este aspecto, entonces, los únicos átomos que "no cumplen" la regla del
octeto son los que al perder o ganar electrones quedan con su último nivel con 2 electrones:
hidrógeno y litio.
Por otra parte, los átomos no metálicos a partir del tercer período (Fósforo y Azufre)
pueden formar "octetos expandidos" es decir, pueden contener más que ocho electrones en
su capa de valencia, por lo general colocando los electrones extra en subniveles.

La geometría molecular o estructura molecular se refiere a la


disposición tridimensional de los átomos que constituyen una molécula. Determina muchas de
las propiedades de las moléculas, reactividad, polaridad, fase, color, magnetismo, actividad
biológica, etc. Actualmente, el principal modelo es la teoría de repulsión de pares de
electrones de valencia (TRPEV), empleada internacionalmente por su gran predictibilidad.

Determinación de la geometría molecular[editar]


Las geometrías moleculares se determinan mejor cuando las muestras están próximas al cero
absoluto porque a temperaturas más altas las moléculas presentarán un movimiento rotacional
considerable. En el estado sólido la geometría molecular puede ser medida por difracción de
rayos X. Las geometrías se pueden calcular por procedimientos mecánico cuánticos ab initio o
por métodos semiempíricos de modelamiento molecular.
La posición de cada átomo se determina por la naturaleza de los enlaces químicos con los que
se conecta a sus átomos vecinos. La geometría molecular puede describirse por las
posiciones de estos átomos en el espacio, mencionando la longitud de enlace de dos átomos
unidos, ángulo de enlace de tres átomos conectados y ángulo de torsión de tres enlaces
consecutivos

Vous aimerez peut-être aussi