Y VISTOS: los autos caratulados "Incidente de Caducidad del Partido Demócrata Cristiano -art. 50, inc. “c” ley 23.298" (Expte. Nº 3540/02 CNE), venidos del juzgado federal electoral de la Provincia de Córdoba en virtud del recurso de apelación interpuesto a fs. 30 contra la resolución de fs. 23, obrando la expresión de agravios a fs. 31/46 vta., el dictamen del señor Fiscal actuante en esta instancia a fs. 51/53 vta., y CONSIDERANDO: 1º) Que en atención al informe de fs. 2, el Ministerio Público Fiscal solicita la caducidad del partido “Demócrata Cristiano” en los términos del art. 50 inc. "c" de la ley 23.298 (cfr. fs. 3).- A fs. 10/17 vta. el apoderado del partido contesta el traslado de la petición fiscal. Solicita su rechazo y plantea la inconstitucionalidad de la norma en que se funda.- A fs. 20/22 el representante del partido deduce recurso de reposición contra la resolución agregada a fs. 18, mediante la cual se rechaza la pretensión de producir las pruebas ofrecidas por el partido.- A fs. 23 y vta. el a quo desestima ese recurso, y a fs. 24/26 dicta sentencia sobre el fondo de la cuestión planteada. Explica que la agrupación política cuya caducidad se debate participó -en alianza con el partido “Acción Popular”- en las elecciones del 24 de octubre de 1999 y de modo independiente en las celebradas el 14 de octubre de 2001, habiendo obtenido en esas oportunidades el 0,3114% y el 1,4207% de los votos correspondientes al padrón del distrito, respectivamente. Con base en jurisprudencia de este Tribunal rechaza la inconstitucionalidad planteada y examina los demás argumentos introducidos por el demandado.- Desestima, con invocación de abundante jurisprudencia de este Tribunal y de la Corte Suprema, el razonamiento según el cual el cómputo del 2% al que alude el art. 50, inc. “c” de la ley 23.298 debe hacerse sobre el padrón de todo el país.- En relación a que en el cálculo de los sufragios obtenidos por el partido de autos, deben incluírse los logrados por todas las agrupaciones con las que éste convino sumar sus votos (cf. fs. 13 vta./14), destaca que si bien la Junta Electoral, mediante acta N° 8 -del 26 de setiembre de 2001- hizo lugar al reconocimiento del convenio de sumatoria de votos, “de modo expreso en el punto 2°) de la mencionada acta, rechaza la homologación del punto tercero del convenio referido, por el que se pretendía extender el resultado de la sumatoria a todos los efectos de los comicios incluyendo el mínimo requerido por ley” (cf. fs. 26 vta./27). Explica que en esa resolución la Junta “analizó el planteo que ahora se pretende reabrir y ... se encuentra firme, en tanto fue consentida por los once partidos que suscribieron el convenio de sumatoria referido, entre los que se encontró la Democracia Cristiana” (cf. cit.). Añade, por último, que la solución pretendida por el demandado es contraria a los criterios que la propia ley establece.- Declara, entonces, la caducidad de la personalidad política del partido “Demócrata Cristiano", por aplicación de los artículos 49 y 50 inc. "c" de la ley 23.298.- A fs. 31/46 vta., el recurrente expresa agravios.- Solicita que se declare la nulidad de los pronunciamientos apelados por no haberse seguido el procedimiento establecido en el artículo 65 de la ley 23.298, o alguno de los reglados por el Código Procesal; y porque se le rechazó la producción de las pruebas ofrecidas en su presentación de fs. 10/17 vta..- Se agravia, por otra parte, en atención a la interpretación conferida al inc. “c” del art. 50 de la ley 23.298.- En este sentido, afirma que a los fines de determinar el porcentual de votos correspondiente al partido que representa, deben computarse los sufragios obtenidos por todas las agrupaciones que en los últimos comicios llevaron sus mismos candidatos, toda vez que no cabe diferenciar las figuras de “alianza” y “sumatoria” (cf. fs. 38). Considera que esos modos de participación en el acto electoral son análogos, y que “la única diferencia es de carácter estratégico [...] para que, si algún elector tiene un prurito de cualquier tipo en votar a un partido determinado, pueda hacerlo, por los mismos candidatos y el mismo programa, introduciendo la boleta de otro. La finalidad es contener a estos votantes, disgustados con alguno de los partidos políticos integrantes de la sumatoria, bajo el mismo paraguas de una común filosofía política”. (cf. fs. 40 vta./41).- En segundo lugar, manifiesta que, teniendo en cuenta que en toda elección vota aproximadamente un setenta por ciento (70%) del padrón electoral, y que de ese porcentaje el quince por ciento (15%) lo hace en blanco o anula su voto, “la representatividad requerida debe calcularse sobre aquellos ciudadanos que efectivamente delegaron su representatividad” (cf. fs. 42 vta./43).- Alega, en sustento de sus dichos, que todo padrón registra ciudadanos fallecidos, o que han mudado de domicilio, que no han podido ir a votar o que superan la edad hasta la cual es obligatorio hacerlo; y explica que ello “hubiera sido fácilmente corroborado si el tribunal [...] hubiese proveído [favorablemente] las pruebas ofrecidas” (cf. fs. 43).- Sostiene que la causal de caducidad invocada no es de aplicación a los partidos de distrito, sino que está destinada únicamente a los de carácter nacional, y expresa que si se entendiera lo contrario su interpretación debería desembocar en que los partidos distritales solo pueden incurrir en la causal cuando no alcancen “el dos por ciento en ninguno de los distritos o circunscripciones o circuitos en que [...][cada distrito] se divide” (cf. fs. 44 vta.).- Reitera la petición de que se declare inconstitucional el art. 50, inc. “c”, deducida al contestar el traslado a fs. 10/17 vta., remitiéndose a los conceptos allí expuestos; y solicita la producción de las pruebas ofrecidas en esa oportunidad.- A fs. 51/53 vta., el señor fiscal actuante ante esta instancia se pronuncia en favor de la confirmación de la sentencia apelada.- 2°) Que previo a toda consideración cabe señalar que, sin perjuicio de advertir que el recurso se ha interpuesto únicamente contra la sentencia de fs. 23 (cfr. fs. 30), este Tribunal habrá de examinar también -en atención a la materia debatida- los agravios expuestos contra la decisión pronunciada a fs. 24/27 atento a que el memorial que los contiene fue presentado en el plazo hábil para interponer el recurso contra esa resolución (cf. fs. 31/46 vta.).- 3º) Que, toda vez que el apelante nada dice respecto de la aplicación al caso de la invariable jurisprudencia de este Tribunal tenida en cuenta por el magistrado para desestimar la inconstitucionalidad planteada, por las razones que han sido objeto de examen -con relación al inciso “c” del art. 50 de la ley N° 23.298- sino que, por el contrario, se limita a remitirse a su anterior presentación, el recurso debe considerarse desierto en lo atinente a este punto, por imperio de los artículos 265 y 266 del Código Procesal, lo que así se declara.- Por lo demás, las consideraciones vertidas en aquella presentación no importan nuevos argumentos que puedan llevar a una modificación del criterio sentado en los precedentes a los cuales se ajusta el fallo recurrido.- 4°) Que idéntico tratamiento ha de merecer el argumento según el cual el art. 50 inc. “c” no se aplicaría al caso sub examine por tratarse de un partido de distrito integrante de un partido nacional, toda vez que las manifestaciones en que se funda aparecen claramente desvirtuadas en la sentencia recurrida -la cual no es objeto de una crítica concreta y razonada- y sólo exhiben, en rigor, la mera discrepancia con lo decidido por esta Cámara y su alzada en los precedentes que le sirven de antecedente.- Por otra parte, la inteligencia conferida por este Tribunal a la norma de mención -en este punto- fue invariablemente mantenida por la Corte Suprema de Justicia de la Nación a través de distintos pronunciamientos (cf. Fallos: 315:380; 315:428; 315:1399, entre muchos otros).- Sin perjuicio de ello, y sólo entonces a mayor abundamiento, es de interés señalar que no asiste razón al recurrente en cuanto afirma que “si todos los distritos de un partido nacional perdieran su personería” se caería en el absurdo de que “un partido es nacional pero no puede actuar en ningún distrito” (cf. 44). En efecto, ese partido nacional no subsistiría como tal, toda vez que -como resulta de lo establecido por este Tribunal- al caducar todos los partidos de distrito que le dan sustento desaparecería una condición sustancial para la subsistencia de la inscripción del partido nacional, pues éste quedó sin la necesaria representatividad para poder actuar (cf. arg. fallos Nº 1819/95 y sus citas).- 5°) Que, con relación al agravio referido a la supuesta violación al derecho de defensa en juicio formulado por el apelante, cabe recordar que no es el recurso de apelación la vía idónea para plantear las presuntas anomalías en que aquél se funda. Ello así, toda vez que el art. 253 del Código Procesal Civil excluye de su ámbito a las irregularidades que afecten a los actos procesales que precedieron el dictado de la resolución (conf. Colombo, "Manual de Derecho Procesal Civil", Abeledo-Perrot, 3a. Ed., p. 594, y CNCiv. Sala C, 11-7-69, LL 138-919 (23.523 S.); CNCiv. Sala D, 18-6-74, ED 57-293; CNCiv. Sala D, 9-8-68, LL 135-171; CNCiv. Sala B, 10-7-74, LL 156-492, 2049/95 CNE, entre muchos otros) los cuales deben ser atacados por vía del incidente de nulidad en la instancia en que se produjeron, aun cuando el interesado no hubiera estado en condiciones de conocer el acto irregular con anterioridad al pronunciamiento de la decisión (Fallo NE 2570/99 CNE).- De todos modos, como con acierto señala el señor fiscal actuante ante la instancia, no se advierte que haya sido vulnerado el derecho de defensa del apelante, desde que ha sido oído, y se le ha reconocido su facultad de ofrecer prueba conducente para la solución de la litis, en todas las instancias. Cabe destacar que no ha indicado en su memorial de modo concreto -según era menester- cómo la suerte del litigio habría de variar, de hacerse lugar a la nulidad pretendida.- En cuanto a la prueba cuya recepción como medida para mejor proveer se solicita en esta instancia, en los términos del art. 68 de la ley 23.298, no corresponde hacer lugar a tal solicitud toda vez que aquélla no resulta relevante para resolver el asunto sub examine, y solo podría dilatar la solución del caso.- 6°) Que el agravio sustentado en la analogía que presentarían la figura de las alianzas transitorias previstas por el art. 10° de la ley 23.298 y la modalidad que desemboca en la suma de los votos obtenidos por idénticas listas de candidatos presentadas por diversas agrupaciones políticas, no puede tampoco ser atendido. Ello así, en tanto el magistrado dejó sentado que el planteo mereció oportuno pronunciamiento -contrario a la pretensión del apelante- “que se encuentra firme” (cfr. fs. 27), lo cual no fue objeto de crítica alguna en el memorial obrante a fs. 31/46 vta.; de lo que se sigue que también en lo atinente a este punto el recurso debe considerarse desierto, por imperio de los artículos 265 y 266 del Código Procesal, lo que así se declara.- 7°) Que sin perjuicio de lo expuesto en el considerando anterior, los argumentos vertidos por el recurrente respecto de esta materia -ajenos al sustento de la decisión que cuestiona- tampoco son acertados. En efecto, tal como se ha establecido, solo cabe reputar “alianzas electorales” a aquellas reconocidas por el juez federal con competencia electoral, a petición de parte -“por lo menos dos meses antes de la elección” (art. 10, ley 23.298)- (cf. Fallo N° 2984/2001 CNE). Esta cuestión ya ha sido objeto de un pormenorizado examen en el pronunciamiento citado, al que cabe remitirse por razones de brevedad.- En particular, se estableció allí que no puede “receptarse lo argumentado en el sentido de que carece de importancia la forma que las fuerzas políticas eligieron para constituir la alianza y que sostener lo contrario cercenaría el derecho a la libre asociación política contenido en la cláusula XXII de la Declaración Americana de los Derechos del Hombre”.- “En primer lugar, porque lo establecido en dicho instrumento internacional son “derechos y deberes” correspondientes al “hombre”, y no es esa la cuestión planteada, que radica en las condiciones bajo las cuales puede tenerse por constituida una alianza electoral de “partidos políticos” (cf. arg. Fallos 315:1399, disidencia parcial del juez Petracchi)” y “en segundo lugar, porque es sabido que no hay derechos absolutos, toda vez que la Constitución Nacional garantiza su goce conforme a las leyes que reglamentan su ejercicio (Fallos 310:1045; 311:1132; 314:1202; 314:1376; 314:1531; 315:2804; 321:3542 y 322:2817, entre muchos otros)”. A lo cual cabe agregar que se ha considerado razonable, en particular, la reglamentación del derecho de asociarse con fines políticos (Fallos, 253:133 y 317:1195, voto del juez Fayt, entre otros). Finalmente, se añadió que el art. XXVIII del aludido tratado, por su parte, también reconoce la facultad de reglamentar el derecho de mención al establecer que “los derechos de cada hombre están limitados por [...] las justas exigencias del bienestar general y el desenvolvimiento democrático”.- 8°) Que en el precedente de esta Cámara citado, se aclaró que “no escapa al entendimiento del tribunal que el sistema constitucional vigente posibilita la suma de votos obtenidos por listas de candidatos idénticas en el supuesto de los propuestos para ser diputados nacionales [...] y no lo permite en el caso de los senadores. Lo que distingue el disímil tratamiento de esos dos supuestos no exige mayor esfuerzo interpretativo. Para el caso de diputados nacionales la ley estableció un sistema en el que las listas de candidatos prevalecen sobre las agrupaciones políticas [...] Ello es así, toda vez que el Código Electoral Nacional adoptó el sistema denominado D'Hont, "dando exclusiva prevalencia a las listas de candidatos oficializadas, sin mencionar para nada a los partidos [...][y por ello] el escrutinio se practica por lista" [...] Para los senadores nacionales, en cambio -y como ya se dijo- el artículo 54 de la Constitución Nacional y su reglamentario (art. 157 Código Electoral Nacional) establecen que resultarán electos los dos titulares correspondientes a la lista del partido o alianza electoral que obtuviere la mayoría de los votos emitidos y el primero de la lista siguiente en cantidad de votos, se trata pues, de un sistema de lista incompleta por partido”.- Todo lo expuesto pone de relieve que el método de “sumatoria” al que hace referencia el recurrente no puede ser subsumido -en ningún supuesto- en el concepto de “alianza electoral”.- Por lo demás, y solo a título ilustrativo, cabe señalar que atender a lo expuesto a fs. 40 vta./41, en el sentido de que lo único que distingue a ambos modos de participación es el “carácter estratégico [...] para que, si algún elector tiene un prurito de cualquier tipo en votar a un partido determinado, pueda hacerlo, por los mismos candidatos y el mismo programa, introduciendo la boleta de otro” contrariaría, evidentemente, el objetivo tenido en miras por el legislador al dictar el art. 50 de la ley 23.298, pues “el sistema [por ella establecido] está fundado en la representatividad de los partidos políticos como condición de su existencia legal" (conf. Fallos CNE 548/88, 615/88, 649/88, 807/89, 1400/92, 1403/92 y 1448/92 y 2189/96, entre muchos otros).- 9°) Que tampoco pueden ser pacíficamente aceptados los dichos del recurrente según los cuales el porcentaje debería ser calculado únicamente sobre los votos positivos válidamente emitidos, pues la ley es clara al establecer que a ese fin se utilizará “el padrón electoral”, lo que basta para desecharlo.- 10°) Que, por otra parte, corresponde destacar que el cuestionamiento a la exactitud de los padrones definitivos utilizados en las elecciones del 24 de octubre de 1999 y del 14 de octubre de 2001 en el distrito de Córdoba es manifiestamente improcedente, por extemporáneo. Ello así por cuanto el Código Electoral Nacional establece determinados plazos para formular cuestionamientos al padrón (arts. 27, 28, 33, 37 y 38) por parte de los particulares y de los partidos políticos, fuera de los cuales no pueden ser admitidos (cf. Fallo CNE Nº 244/85, 2699/99 y 2972/2001).- De otro modo se podría poner en duda indefinidamente la base misma de la elección -el padrón-, lo cual ha sido voluntad del legislador evitar al establecer un régimen cronológico y preclusivo en materia electoral.- 11°) Que, en otro orden de ideas, este Tribunal tiene dicho que, toda vez que a los fines electorales la Capital Federal y cada una de las provincias que forman la Nación constituyen un "distrito" (conf. art. 39 inc. 1º del Código Electoral Nacional), el empleo de ese vocablo en el art. 50 inc. "c", en concordancia con el mínimo de votos que deben ser obtenidos por los partidos para mantener su personalidad jurídico política, “descarta absolutamente que dicho porcentaje pueda computarse por separado en las subdivisiones de los distritos, como lo son las secciones electorales (conf. art. cit., inc. 2º)” (cf. CNE Fallos Nº 918/90, entre otros). Por lo tanto, la interpretación que ensaya el recurrente, según la cual sólo incurriría en causal de caducidad un partido con personalidad distrital cuando “no alcance el dos por ciento [de votos] en ninguno de los distritos o circunscripciones o circuitos en que el mismo (el distrito) se divide” carece de fundamento de orden normativo alguno.- 12°) Que, a la luz de las consideraciones efectuadas, el partido de autos se encuentra incurso en las previsiones del art. 50, inc."c" de la ley 23.298 toda vez que no obtuvo sucesivamente en el distrito de Córdoba el 2% de votos calculados sobre el padrón correspondiente, en las elecciones del 24 de octubre de 1999 y del 14 de octubre de 2001.- En mérito de lo expuesto, oído el señor Fiscal actuante en la instancia, la Cámara Nacional Electoral RESUELVE: confirmar la resolución apelada.- Regístrese, notifíquese y, oportunamente, vuelvan los autos al juzgado de origen. RODOLFO E. MUNNE - ALBERTO R. DALLA VIA - SANTIAGO H. CORCUERA - FELIPE GONZALEZ ROURA (Secretario).-