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Weber se propone encontrar un principio general (poco concreto) sobre la relación entre las
formas de la economía y las de dominación. Para ello buscará una definición del concepto de
dominación que le permita realizar una completa casuística de todas las formas, condiciones y
contenidos del “dominar”. Presenta dos tipos radicalmente opuestos de dominación.
b) mediante la autoridad (poder de mando y deber de obediencia) su tipo más puro es el padre de
familia, el presidente, etc. Y se basa en el hecho de recurrir al deber de obediencia con absoluta
independencia de toda suerte de motivos e intereses. Al margen de esta distinción puede ocurrir
que toda forma típica de dominación en virtud de una constelación de intereses (en especial el
monopolio) puede transformarse en gradualmente en una dominación de autoridad. En definitiva
todo es variable y fluctuante, estas categorías nos permiten comprender un orden dentro de esa
variabilidad.
Luego de establecer esa distinción weber se quedará con el segundo tipo de dominación que
definirá como “un estado de cosas por el cual una voluntad manifiesta (mandato) del “dominador”
o de los “dominadores” influye sobre los actos de otros (“dominado/os”), de tal suerte que en un
grado socialmente relevante estos actos tienen lugar como si los dominados hubieran adoptado
por sí mismos y como máxima de su obrar el contenido del mandato (“obediencia”).
Toda dominación se manifiesta y funciona en forma de gobierno, puesto que todo régimen de
gobierno necesita de alguna forma de dominio. En el caso del gobierno “directamente
democrático” el poder de mando suele tener una modesta apariencia y el jefe puede considerarse
como un “servidor” de los dominados. Se lo llama democrático por 2 motivos: 1) se basa en la
suposición de que todo el mundo está en principio igualmente calificado para la dirección de los
asuntos comunes 2) reduce a lo minimo el alcance del poder de mando. No obstante por reducida
que sea la esfera de poder, deberán siempre confiarse a algún funcionario ciertas facutlades de
mando, con lo cual su situacion será la de una jefatura. Esta forma de gobierno se presenta en
asociaciones que presentan las siguientes características 1) limitación local 2) limitación en el
numero de participantes 3) poca diferenciación en la posición social de los participantes 4) tareas
simples y estables 5) una no escasa instrucción y practica en la determinación objetiva de los
medios y fines apropiados.
¿En que últimos principios puede apoyarse la validez, la legitimidad de una forma de dominio, es
decir, la exigencia de una obediencia por parte de los funcionarios frente al señor y por parte de
los dominados frente a ambos? Al formular esta pregunta se revelan los tipos fundamentales de Commented [ALT2]: Pregunta de inv.
dominación.
Hay 3 principios últimos de esta clase. La “autoridad” de un poder de mando puede expresarse en
un sistema de normas racionale estatuida, las cuales encuentran obediencia en tanto que normas
generalmente obligatorias cuando las invoca “quien puede hacerlo” en virtud de esas normas. Tal
sistema de normas racionales legitima al que dispone del mando, y su poder es legitimo en tanto
que es ejercido de acuerdo con las mismas. Se obedece a las normas y no a las personas
. Por otro lado la obediencia puede bassarse en la autoridad personal. Esta puede tener su
fundamento en la santidad de la tradición.
1) dominación legal (en virtud del estatuto). Su tipo más puro es la dominación burocrática. Su
idea básica es: que cualquier derecho puede crearse y modificarse por medio de un estatuto
sancionado correctamente en cuanto a la forma. La asociación dominante es elegida o nombrada y
ella y sus partes son servicios. El equipo administrativo consta de funcionarios nombrados por el
señor y los subordinados son “miembros” de la asociación (ciudadanos, camaradas, etc.). Se
obedece no a la persona en virtud de su derecho propio, sino a la regla estatuida. Tambien el que
ordena obedece a una regla (la ley, o reglamento) de una forma formalmente abstracta. El tipo del
que ordena es el “superior”, cuyo derecho al mando está legitimado por una regla estatuida, en el
marco de una “competencia” concreta. El tipo del funcionario es del funcionario de formación
profesional, cuyas condiciones de servicio se basan en un contrato graduado según el rango del
cargo y no según horas de trabajo. Su administración es trabajo profesional en virtud del deber
objetivo del cargo. Su fundamento es la disciplina al servicio. Bajo este tipo de dominación cae la
estructura moderna del Estado y el municipio, la relacón de dominio en una empresa capitalista
privada, en una asociación de finalidad utilitaria, etc. Las asociaciones políticas modernas solo
constituyen los representantes más conspicuos del tipo.
La burocracia constituye el tipo técnicamente más puro de la dominación legal. Sin embargo
ninguna dominación es exclusivamente burocrática. Los cargos más altos en asociaciones políticas
o bien son “monarcas” (soberanos carismáticos heredados) o bien “presidentes” elegidos por el
pueblo (señores carismáticos plebiscitados) o elegidos por una corporación parlamentaria en la
cual los jefes más o menos carismáticos, mas o menos honoratiores, de los partidos mayoritarios
son los verdaderos señores. Sin embargo lo predominante es que el trabajo normal corra a cargo
del elemento burocrático. Por otro lado, la burocracia no es el solo tipo de dominación legal. Los
funcionarios designados por turno, por suerte o por elecciones, la adminsitracion por los
parlamentos, asi como todas las clases de cuerpos colegiados de gobierno y administración, caen
bajo dicho concepto siempre que su competencia esté fundada en reglas estatuidas y que el
ejercicio del derecho del dominio corresponda al tipo de la administración legal.
3) dominación carismática (en virtud de devoción afectiva a la persona del señor y a sus dotes
sobrenaturales –carisma-): lo siempre nuevo, lo nunca visto y la entrega emotiva que provocan
constituyen aquí la fuente de devoción personal. Sus tipos más puros son el dominio del profeta,
del héro guerrero y del gran demagogo. La asociación de dominio es la comunizacióon en la
comunidad o en el séquito. El tipo del que manda es el caudillo. El tipo del que obedece es el
apostol. Se obedece exclusivamente al caudillo personalmente a causa de sus cualidades
excepcionales, y no en virtud de su posición estatuida o de su dignidad tradicional. El cuerpo
administrativo es escogido según carisma y devoción personal y no por razón de su calificación
profesional (como el funcionario), de su clase (como el cuerpo administrativo de clase) o de su
dependencia domestica (como el caso del adminsitrativo patriarcal). Falta el concepto racional
tanto de la competencia como el de privilegio de clase. La administración carece de toda
orientación por reglas estatuidas o tradicionales. La forma genuina de la jurisdicción es la
proclamación de la sentencia por el señor.
Tanto la estructura burocrática como la patriarcal son organizaciones entre cuyos rasgos más
importantes figura la estabilidad. Son en ese sentido “organizaciones corrientes”. El patriarca es el
caudillo natural de lo cotidiano. La estructura burocratica es solo su contrafigura traspuesta a la
esfera racional. También ella es una organización permanente y tiene por finalidad la satisfacción
mediante procedimientos normales de las necesidades corrientes susceptibles de cálculo. La
satisfacción de las necesidades situadas mas alla de las exigencias planteadas por la cotidianeidad
económica es enteramente heterogenea, es decir, está fundada carismáticamente. Esto significa
que los jefes “naturales” en caso de dificultades de cualquier índole (físicas, económicas, etc.) no
eran personas que ocupaban un cargo ni gentes que desempañaban una profesi+on. Por esa razón
el concepto de carisma es empleado “sin significado axiológico”.
La estructura carismática de dominio, con esta forma de determinar el sucesor y siempre que haya
prevalecido el principio de la mayoría, ha abierto el camino a un autentico sistema electoral. No
toda forma moderna ni toda forma democrática de la designación de soberano son ajenas al
carisma. En cualquier caso, el sistema democrático llamado gobierno plebiscitario, implica rsagos
esencialmente carismáticos. El plebiscita no es ninguna elección, sino el reconocimiento primero
renovado de un pretendiente como soberano carismático personalmente cualificado. La
aclamación de los dominados puede transformarse en un “procedimiento electoral” regular con
un “derecho electoral” sometido a normas y con “elecciones” directas o indereactas, la ruta que
conduce a tal situación es larga, el desarrollo que conduce de la aclamación carismática hasta la
elección se ha desarrollado en las diferentes fases de la civilización y todo progreso en la
consideración racional y exenta de creencia emocional acerca de este proceso debía ayudar a
provocar este tránsito. Solo en occidente se ha desarrollado gradualmnete la elección de jefe
hasta llegar al sistema representativo.
El hecho de que la impresión emocional sobre las masas ofrezca ciertos rasgos carismáticos hace
también que la creciente burocratización de los partidos y del negocio electoral, se tenga que
poner al servicio de la adoración carismática de los héroes.
El dominio carismático no es exclusivo de las primitivas fases de la evolución, así como los tres
tipos fundamentales de la estructura de dominación no quedan simplemente insertados de un
modo sucesivo dentro de una línea evolutiva, sino que puede surgir simultáneamente en multiples
combinaciones. Lo cierto es que el destino del carisma queda pospuesto a medida que se
desarrollan las organizaciones institucionales permanentes.
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