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Narcotráfico en Colombia y México:

una relación de vieja data


CARLOS MEDINA GALLEGODOCENTE, CENTRO DE PENSAMIENTO Y SEGUIMIENTO AL DIÁLOGO DE
PAZ - UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
UNPERIODICO_BOG@UNAL.EDU.CO

El vínculo entre los dueños del negocio ilegal en ambos


países tiene raíces históricas. Sus orígenes, auge, fase de
crecimiento y políticas de guerra han sido muy parecidas.
Evolución de un fenómeno que se reproduce y se refunda
con el tiempo.
https://bit.ly/2kBg3si

En los planes Colombia (1999) y Mérida (2008) se fijaron los lineamientos de las
políticas antidrogas de Estados Unidos con los dos países. Crédito: Archivo particular.

Cada país ha contado con sus propias políticas y programas, que se expresan
de manera clara en los planes Colombia (1999) y Mérida (2008).
La confluencia de las historias del narcotráfico en Colombia y México no es de
ahora. En ambos países, su origen y evolución están atados a crisis
estructurales de los modelos de desarrollo económico –inscritos en economías
agrarias y extractivas– y a periodos de transición hacia sociedades modernas
con determinantes crecimientos urbanos.
Esto compromete a amplios sectores de la población marginada, e involucra a
élites sin escrúpulos, dispuestas a cualquier cosa por aumentar sus ingresos y
fortalecer sus patrimonios y sus empresas productivas dentro de las economías
convencionales, con dineros provenientes de la ilegalidad.
Al hacer un análisis comparado de la historia de la delincuencia organizada del
narcotráfico en los dos países se encuentran varios elementos comunes.
Negocio desde la segunda mitad del siglo XX
Tanto en México como en Colombia el origen del narcotráfico y la producción y
venta de narcóticos tiene sus antecedentes a finales del siglo XIX y comienzos
del XX. En este lapso, drogas como la marihuana, los opiáceos y la cocaína se
utilizaban en Colombia por razones médicas. Tanto los derivados del opio –
como la morfina y la heroína– como los elementos extraídos de la cocaína, los
vinos de coca y los cigarrillos de marihuana fueron prescritos por los médicos y
se obtenían fácilmente en las farmacias y los mercados populares.
Sin embargo el requisito fundamental para que el narcotráfico emergiera como
una economía creciente fue la declaración de ilegalidad del consumo de
narcóticos, en la época en que Estados Unidos promovía que los países
aceptaran el control del opio mediante leyes que castigaran a los infractores. Se
prestó especial atención a la producción de sustancias psicoactivas en el área
Andina, Chile, Argentina, Bolivia y Perú.
Con el fin del ciclo de la “marimba”, durante la década de los
setenta, se inició el de la coca. La nueva hegemonía se impulsó
mediante las migraciones de colombianos a los Estados Unidos, que
facilitaron la conquista del mercado de consumidores.
En este contexto se realizaron la Convención Internacional del Opio de
Shanghái (1909) y la Conferencia de La Haya (1912), punto de partida de la
lucha contra las drogas que se retomó hacia 1921, después de la Primera
Guerra Mundial, cuando uno de los objetivos fue su penalización. En Colombia,
esta tendencia se plasmó en la Ley 11 de 1920, cuando el gobierno de Alfonso
López Pumarejo (1934-1938) introdujo en el Código Penal la sanción al tráfico y
comercio de narcóticos.
Entre tanto en México se declaran ilegales dos cultivos que se producían de
manera generalizada: la marihuana y la dormidera, base para la elaboración del
opio y de la heroína, su derivado más conocido.
Crisis agrarias, marginalidad y pobreza
Tanto las crisis agrarias y la alta dependencia de la extracción intensiva de
recursos naturales destinada a su exportación (economía extractiva), como el
crecimiento de la marginalidad y la pobreza, incrementan la informalidad
económica y la ilegalidad. La imposibilidad institucional de ofrecer políticas de
empleo y bienestar a una población en crecimiento, hace que esta vea en la
migración ilegal a países desarrollados la posibilidad de construir sus proyectos
de vida. Esta situación obliga a algunos –en condición de migrantes ilegales y
en distintos niveles– a relacionarse con las redes del narcotráfico y la
delincuencia organizada.
Con el fin del ciclo de la “marimba”, durante la década de los setenta, se inició
el de la coca. La nueva hegemonía se impulsó mediante las migraciones de
colombianos a los Estados Unidos, que facilitaron la conquista del mercado de
consumidores.
A finales de la década, un conjunto de circunstancias económicas, sociales y
políticas permitió tanto el desarrollo de la industria del narcotráfico en Colombia
–durante el ciclo de la cocaína– como el aumento de la lucha contra la
insurgencia que duplicó el esfuerzo del Estado al tener que enfrentar dos
fenómenos simultáneos: el incremento vertiginoso del consumo y la demanda
de droga en los Estados Unidos y Europa, y una equivocada política antidrogas
que privilegió la lucha contra la producción y fue tolerante con el consumo.
A lo anterior se suman ciertos elementos estructurales que motivaron a
importantes sectores de la población a incursionar en el negocio del
narcotráfico, entre ellos:
 Precario crecimiento económico de la década de los setenta.
 Pauperización de las clases medias y pobres.
 Posibilidad de consolidar focos del narcotráfico en las ciudades con la
complicidad de importantes sectores sociales e institucionales.
 Existencia de servidores públicos y autoridades, cómplices en la
expansión del fenómeno.
 Surgimiento de una delincuencia común de clases medias bajas, que se
convirtió en una clase emergente por medio del narcotráfico.
 Rápido y abrumador enriquecimiento, que condujo a un importante
grupo de narcotraficantes a establecer relaciones con élites económicas
y políticas y a minar la institucionalidad mediante la introducción de
capitales del narcotráfico, a través de lo que se conoció como la
“ventanilla siniestra” del Banco de la República –donde se legalizaban
fortunas construidas de forma ilegal– y de la Amnistía Tributaria, que
posibilitó el ingreso de capital ilegal a la economía regular.
https://bit.ly/2k5yPI7
En los años setenta el crecimiento de la marginalidad y la pobreza incrementó la
informalidad económica y la posibilidad de que la gente encontrara en el fenómeno
ilegal una alternativa para cumplir sus proyectos. Crédito: Archivo particular.
Durante la década de los ochenta se incrementó significativamente el consumo
de cocaína en el mundo, lo que disparó el negocio del narcotráfico. Sin
embargo lo más relevante de este crecimiento y consolidación de los carteles
fue el desarrollo de un proceso mafioso, que comprometió la economía, la
sociedad y el Estado, que se movía en las lógicas de un modelo criminal de
acumulación capitalista.
Los carteles se consolidaron como organizaciones mafiosas e introdujeron
capitales a la economía nacional mediante actividades de finca raíz, comercio,
turismo, hotelería, transporte, salud, vivienda, educación y otros ámbitos de la
economía convencional.
Ausencia del Estado
Territorios y poblaciones abandonadas por el Estado se articulan al desarrollo
de cultivos de uso ilícito, que les proporcionan mayores recursos que las
incertidumbres productivas y de mercado de las economías agrarias
tradicionales, golpeadas por circunstancias climáticas, falta de asistencia técnica
y acompañamiento institucional, problemas de mercadeo y obligaciones
financieras e hipotecarias.
En el Valle del Cauca, por ejemplo, los carteles surgieron en el contexto de la
crisis regional de los dos principales productos de la región: la caña de azúcar y
el café. Las altas tasas de desempleo entre los jóvenes y las pocas
oportunidades de desarrollo económico para las clases medias fueron el campo
fértil para su florecimiento.
Uso de las rutas del contrabando
La existencia ancestral de las prácticas del contrabando y sus respectivas rutas
heredadas de los viejos procesos coloniales fueron el soporte inicial del tránsito
de narcóticos en ambos países. Después, la demanda comienza a vigorizar el
negocio y la persecución mejora los precios en el mercado de consumidores y
los dispara a niveles que solo la propia competencia entre carteles podrá
detener.
Por esas rutas se inició la comercialización de la marihuana (años sesenta y
setenta); luego el tráfico de la cocaína llegó a México en alianza con los
carteles colombianos, y finalmente, en el caso mexicano, la industria se
desarrolló con la expansión de la producción de drogas sintéticas,
principalmente metanfetaminas.
Para 1978, la marihuana en Colombia representaba casi el 39 % de
las exportaciones nacionales con ganancias exuberantes.
Los dos puntos fundamentales de despliegue del contrabando fueron Urabá y
La Guajira. El grupo antioqueño que dio origen al Cartel de Medellín (Colombia)
operó desde la costa Atlántica y el Cauca. El primer ciclo de contrabando
estuvo unido, especialmente, a la producción y comercialización de marihuana.
De esta manera, los traficantes encontraron apoyo en contrabandistas
establecidos en la región y se dio una especie de alianza, gracias a que
conocían las rutas.
Para 1978, la marihuana en Colombia representaba casi el 39 % de las
exportaciones nacionales con ganancias exuberantes, equivalía al 7,5 % del PIB
del país, el 3,2 % del producto interno agrícola y el 29 % del sector comercial
según la ANIF. Los dineros también eran lavados mediante la subfacturación de
importaciones.
La economía de la marihuana además estimuló y aumentó la corrupción
institucional y consiguió que el dinero dejara “ciega” a la Policía y a la Justicia.
Según la ANIF, en términos de sobornos se aportaron más de cuatro mil
millones de pesos a policías, militares y jueces durante este periodo.
En Colombia el fin de esta bonanza “marimbera” obedeció a medidas
legislativas contra la producción y comercialización de la hierba, sin mayores
avances, como el bloqueo de vías y canales por los que se transportaba.
También contribuyó la expansión de cultivos en California a comienzos de los
años ochenta, debido a la legalización de la producción en Estados Unidos para
el consumo personal.
De liderazgos familiares a carteles
La formación de grupos de narcotraficantes a partir de liderazgos familiares,
relaciones de parentesco y de amigos, en contextos de control territorial sobre
producción, rutas y mercados, sumados a la disputa entre distintas iniciativas,
se van consolidando mediante redes y alianzas hasta constituir el modelo de
carteles y de desarrollo de relaciones transnacionales, que articula empresarios,
productores, transportadores y mercaderes en la cadena productiva con alta
rentabilidad.
En Colombia se forman principalmente los carteles de Medellín (cuyo origen
está asociado con la unión de la delincuencia común y organizada dedicada al
contrabando, el tráfico de esmeraldas y la producción y el tráfico de marihuana
en los años cincuenta y sesenta), Cali (constituido por ciudadanos de clase
media, articulados a actividades económicas convencionales y con una
importante experiencia empresarial) y Norte del Valle (que cobró importancia
como consecuencia de la guerra de los carteles de Cali y Medellín) y de un gran
número de pequeños grupos desagregados de estos, originados en las disputas
internas, la muerte o captura de los grandes capos.
Por su parte, en México existen varias percepciones sobre la dimensión del
fenómeno. Una de ellas es la de la Procuraduría General de la República, según
la cual existen dos grandes células (la de Guzmán y la de Cárdenas) divididas
en los siguientes siete carteles:
 del Golfo,
 de Oaxaca o del Istmo,
 de Juárez,
 de Colima o de los Amezcua,
 de Tijuana o de los Arellano Félix,
 de Sinaloa,
 del Milenio o de los Valencia y
 de los Zetas.

Legalización de dineros y seguridad armada


En el ámbito de las relaciones económicas, los capos de los distintos carteles
mexicanos y colombianos buscan legalizar los recursos provenientes del
narcotráfico a través del lavado de dinero. Para esto, desarrollan complejos
mecanismos de testa ferrato, cada vez más cualificados, e invierten en sectores
consolidados de la economía como el agrario, ganadero, minero, industrial,
comercial y de turismo, transporte, educación, salud, deportes y finanzas, entre
otras muchas actividades legales.
Las organizaciones de ambos países también cuentan con poderosos grupos
armados para su seguridad y prácticas de violencia selectiva, dirigida o
indiscriminada, criminal y genocida contra personas, territorios y poblaciones.
En México, por ejemplo, están los Zetas, que inicialmente se dedicaron a la
seguridad pero que después incursionaron en el negocio.
https://bit.ly/2k5yPI7

Pese a décadas de lucha contra el narcotráfico, en ninguno de los dos países se ha


podido erradicar. Crédito: Archivo particular.

La guerra entre los distintos grupos, e incluso en su interior, hace de la


violencia un factor determinante en la construcción de las relaciones de poder y
control territorial de centros de producción, rutas y mercados. Las prácticas de
terror y la creación de ambientes de miedo generalizado a partir de acciones
violentas, amplificadas por los medios, forman parte de sus estrategias de
comunicación y control de poblaciones y territorios y de intimidación de las
instituciones, utilizadas por el cartel de la droga en ambos países.
Lucha contra el narcotráfico
Cada país ha contado con sus propios programas y políticas que se expresan de
manera clara en los planes Colombia (1999) y Mérida (2008), en los cuales se
fijaron las líneas generales de la política antidrogas norteamericana en su
relación con los dos países y que ha contado con el acompañamiento de
agencias contra las drogas como la DEA y la CIA. No obstante, los resultados
están lejos de ser exitosos y en ambos países la industria de narcotráfico se
renueva y crece pese a los esfuerzos institucionales por combatirlo.
Hoy es absolutamente claro, para ambas naciones, que la política nacional de
drogas debe estar basada en la evidencia sustentada en la mejor información
disponible sobre la efectividad de las estrategias y los programas
implementados para confrontar las diferentes dimensiones asociadas tanto con
la producción, el tráfico y la distribución de drogas, como con las prácticas de
lavado de activos y sus impactos en la vida social, económica y política de las
dos naciones, pero que no es allí donde se resuelve el problema de la
producción en relación con la demanda, sino en una política de salud pública
coherente dirigida a tratar el consumo y disminuir la demanda.
Esto implica que tanto en México como en Colombia la política nacional de
drogas se diseñe con un enfoque de salud pública y sea respetuosa de los
derechos humanos. Debe contener programas y estrategias integrales, con
enfoques diferenciados por territorio, grupos poblacionales y necesidades de
intervención. Además debe considerar tanto sus posibles impactos sobre grupos
discriminados y en situación de vulnerabilidad –como mujeres, grupos étnicos o
personas en condiciones de pobreza– como la salud y seguridad de los
consumidores. Lo anterior debe estar unido a una política criminal que
confronte en fenómeno en la lucha directa y frontal contra los grandes
beneficiarios de la economía del narcotráfico.

Resumen:

La relación entre grupos criminales de Colombia y México es de larga data. Sin


embargo, los cambios en las dinámicas criminales en ambos países están
generando una transformación en estos lazos.
A pesar de que la fiscalía general de Colombia, señaló en enero de 2018 que
habían detectado la presencia de narcotraficantes de México en al menos 10
departamentos del país, sus operaciones parecen enfocarse en aspectos
prácticos de la compra y el transporte de drogas.
Los mexicanos no tienen un bando definido ni ejercen un control territorial en
Colombia.
Su presencia se limita a un rol de emisarios. Estos negociadores o emisarios no
tienen un mando dentro la estructura que representan. Ejecutan transacciones en
Colombia para la compra de cocaína o para supervisar el envío de esta,
reforzando la seguridad del cargamento.
Estos emisarios, como parte de los carteles, buscan maximizar las ganancias de la
organización, por eso realizan el viaje hasta el sur del continente.
Su poderío económico les permite tener un amplio margen de acción en el país, al
tiempo que negocian con el mejor postor sin necesidad de involucrarse
directamente en las disputas internas que puedan surgir entre grupos locales.
Esta presencia expone un cambio en su accionar: están lejos de los puntos de
salida, pero cerca de grandes extensiones de cultivos. Se están movilizándo hacia
los círculos de producción y transformación, cortando los intermediarios.
Allí estarían encargados de las mismas tareas: compra de droga y supervisión de
la pureza del producto, así como de las condiciones de transporte para llegar
hasta el Caribe colombiano.

Medina Gallego, Carlos (JULIO 24 DE 2018). Narcotráfico en Colombia y


México: una relación de vieja data [en línea]. Centro de Pensamiento y
Seguimiento al Diálogo de Paz,Julio 2018. Disponible en <https://bit.ly/2kywXYJ>
[06 de Septiembre 2019].
Narcotráfico en Colombia,
entre la riqueza del
negocio y la precariedad
del campesino
Se cumplen 25 años de la muerte de Pablo Escobar, uno de
los narcotraficantes más conocidos a nivel mundial. Marcó
la historia de Colombia de finales del siglo XX, exportando la
idea única de país productor de cocaína, a pesar de ser un
territorio rico en diversidad cultural y recursos naturales.

https://bit.ly/2koVCPw

"Pablo escobar transformó la historia de nuestro país",


declara Gustavo Duncan, experto en narcotráfico y poder
político. "Representó una figura que movilizó a jóvenes
urbanos, fue capaz de encauzar las frustraciones sociales
como justificación de lo puramente delincuencial y legitimó
el narcotráfico entre muchos sectores excluidos, desafiando
al Estado", matiza el también autor del libro Más que Plata o
Plomo.
Sin embargo, Escobar no fue ni promotor del negocio, ni con
su muerte desapareció. "Podría decirse que en Colombia ha
sido una actividad recurrente durante los últimos cincuenta
años", destaca Alberto Salcedo, periodista y cronista
colombiano. "La droga ha sido el combustible de nuestra
guerra interna porque les da fuerza económica a los grupos
armados, y eso luego se traduce en compra de armas y
ampliación de sus ejércitos".
Según el último informe de la Oficina de las Naciones
Unidas contra la droga y el delito (UNODC) Monitoreo de
territorios afectados por cultivos ilícitos, en 2017 la cantidad
de hoja de coca cultivada en el país ascendía a 171.000 ha,
un 17% más con respecto al año anterior. El mismo
documento recalca que la cantidad de cultivo ha crecido en
un promedio anual de un 45% desde 2013.
Una de las razones que explican este aumento recae en la
ocupación de los territorios controlados por la guerrilla
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del
Pueblo (FARC-EP), por parte de otros grupos criminales,
paramilitares y disidencias. "Lo ideal hubiera sido que el
Estado ocupara estas regiones", afirma Farid Benavides, ex
viceministro de Política Criminal y Justicia Restaurativa en
Colombia durante 2012-2013 y profesor de relaciones
internacionales en Barcelona.
Esta invisibilidad del Estado y de sus infraestructuras
conlleva que el campesinado continúe cultivando la coca,
puesto que este tipo de economía permite tener unos
ingresos en regiones donde los costos del transporte son
altos, no hay vías adecuadas ni instalaciones para el
almacenamiento, faltan cadenas de comercialización y el
acceso al crédito es difícil.
"Lo primero que hay que decir es que una cosa es el
negocio del narcotráfico y, otra muy diferente, los pequeños
cultivadores de la hoja de coca que lo hacen por pura
necesidad, entendida desde la visión del abandono estatal
hacia el campo colombiano que lleva a un desconocimiento
de la pobreza y una dejadez en materia de salud,
educación, vivienda y trabajo digno", manifiesta Olga
Quintero, lideresa campesina colombiana.
El informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) y la
UNODC ¿Quiénes son las familias que viven en las zonas
con cultivos de coca?, establece que "al contrario de la idea
de que participar en la economía de la coca es rentable
para las familias campesinas, la verdad es que tienen muy
baja calidad de vida y nivel de desarrollo". Y aclara que el
ingreso mensual neto por la coca equivale a un 56% del
salario mínimo.
El cuarto punto del acuerdo de paz firmado en noviembre
de 2016 entre las FARC-EP y el gobierno colombiano, hace
referencia a la solución al problema de las drogas ilícitas, a
través del Programa Nacional Integral de Sustitución de
Cultivos de Uso Ilícito (PNIS), que no solo establece una
sustitución con garantías, sino la mejora de infraestructuras
para poder cultivar otros productos y tener una economía
rentable.
"El campesinado ha tenido y tiene la voluntad de sustituir
los cultivos de uso ilícito y de eso pueden dar fe las 140.000
familias inscritas en el PNIS. Sin embargo, el Gobierno ha
insistido en no cumplir con este punto", constata Quintero.
Actualmente, el proceso está estancado y las familias
cocaleras han denunciado que "la Fuerza Pública está
interviniendo con erradicación forzada en zonas de
sustitución de cultivos de coca, en algunas de manera
obligatoria y sin previo aviso", publica FIP en su informe Los
primeros 100 días del presidente Iván Duque.
"Cuando una escucha en boca del Gobierno que hay que
erradicar, una palabra que ya de por sí es violenta, eso
indica fuerza e imposición, es decir, no escuchar al
campesinado para ver que necesita y tener en cuenta sus
propuestas", aclara la lideresa.
El punto cuatro también establece la solución al fenómeno
de producción y comercialización del narcotráfico. "Los
eslabones más bajos de la cadena son los raspachines —
quienes recogen la hoja— y los campesinos que tienen el
cultivo, capturarlos a ellos no tiene sentido porque es una
investigación sin ningún fundamento, ya que la mayor
cantidad de dinero no está ahí", afirma el ex viceministro.
Quintero habla de una persecución contra la población que
depende económicamente de estos cultivos: "a pesar que
se ha manifestado una voluntad de sustituir, se suceden
constantes detenciones en las comunidades. Es una
persecución intencionada".
Para velar por la ejecución de este punto, el movimiento
campesino creó en enero de 2017 la Coordinadora Nacional
de Cultivadores de Hoja de Coca, Amapola y
Marihuana (COCCAM) que promueve en las regiones la
sustitución voluntaria y el cumplimiento del PNIS. Las
amenazas y los asesinatos a quienes hacen parte de este
proceso, se ha convertido en el pan de cada día de las
regiones cocaleras. Hay poco interés en sustituir por parte
de las personas que se enriquecen de este negocio.

De país exportador a país consumidor


Otra de las razones que explicaría el incremento de los
cultivos de hoja de coca es el aumento del consumo dentro
del país. "Esto es consecuencia del cambio del mercado",
explica Benavides. "Desde la desaparición de los carteles de
Medellín y Cali, los mejicanos entraron en el territorio para
controlar las rutas del narcotráfico, lo que supuso un
encarecimiento de los gastos y, por lo tanto, la ganancia es
mayor si el consumo es interno".
En los acuerdos de paz, también se proponen programas de
prevención del consumo para tratar el tema desde la salud
pública —apoyo psicosocial, sensibilización a la comunidad
para prevenir la estigmatización de los consumidores—. Sin
embargo, el decreto que acaba de firmar el presidente Iván
Duque para sancionar a los portadores de sustancias
psicoactivas conlleva una fuerte polémica, pues penaliza
indirectamente el consumo que desde la Constitución de
1991 es legal, ya que favorece el principio de desarrollo de
la personalidad, que es un derecho fundamental.

La evolución del narcotráfico en Colombia


Cómo Colombia se convirtió en uno de los principales países
narcotraficantes tiene muchas respuestas. Una de ellas fue
la guerra contra las drogas declarada por el ex presidente
estadounidense Richard Nixon en los años 70 que, mediante
un paquete de medidas para luchar contra las drogas
psicoactivas, proporcionó ayuda militar a los países
productores y exportadores.
"La guerra contra las drogas desencadenó una serie de
eventos que, a la vuelta de algunos años, llevaron a la
consolidación de Colombia como el principal exportador de
cocaína a Estados Unidos. En 1971 comenzó a escribirse la
historia contemporánea de Colombia. O, mejor, a torcerse,
de manera lenta, pero definitiva, el destino de nuestro
país", escriben Alejandro Gaviria y Daniel Mejía en el libro
Políticas Antidroga en Colombia: éxitos, fracasos y
extravíos.
Más adelante, el poder del narcotráfico recaería en los
grandes carteles. Con la muerte de Pablo Escobar el cartel
de Medellín cayó y, aunque se esperaba que el de Cali se
incorporara silenciosamente a la sociedad, la financiación
que hizo a la campaña del ex presidente Samper —Proceso
8000, primer caso fuerte contra corrupción y narcotráfico
que hubo en Colombia— llevó a la presión por parte de
Estados Unidos a detener a sus cabecillas. La captura del
cartel de Cali produjo la fragmentación del movimiento en
'baby carteles' que además de ser liderados por los hijos de
los narcotraficantes, eran más pequeños. Esta
fragmentación produjo más violencia en las ciudades, ya
que había más grupos que se disputaban el poder del
territorio: paramilitares, criminales y guerrillas.
La negociación con los paramilitares de las Autodefensas
Unidas de Colombia (AUC), que acabó en 2006, hizo que un
actor regulador saliera del territorio y fuera remplazado por
las nuevas bandas paramilitares o criminales (Bacrim) y la
entrada de carteles mejicanos como Los Zetas. "Estos
nuevos grupos se caracterizan por competir con el Estado, o
a compartir con él, la gobernabilidad de la zona", destaca el
profesor.
En cuanto al papel de la participación de las guerrillas en el
negocio de la coca, "ha estado más vinculado al cobro de
impuestos por el cuidado de cultivos, no era un cartel en el
sentido de que no tenía un mercado —aunque no se
descarta que tengan sus propios laboratorios—", destaca
Benavides. En el caso concreto de las FARC-EP, "aunque sí
hubo una conexión entre la guerrilla y el narcotráfico, tras la
firma del acuerdo de paz el problema sigue vigente. De
hecho, ahora hay más grupos armados".
La tendencia sigue siendo hacia la fragmentación y la
creación de nuevos grupos criminales. Y quienes quedan en
medio de esta dualidad entre delito e impunidad, riqueza y
pobreza, son las comunidades cocaleras, que sufren no solo
una guerra provocada por el abandono estatal, sino una
persecución de sus líderes y lideresas que defienden el
derecho a sustituir la "mata que mata"

Resumen:

Buscando comprender la trascendencia económica del narcotráfico sobre la


concentración del ingreso en Colombia, se estima la magnitud de la repatriación
de riqueza del narcotráfico desde la mitad de la década de los setenta,
considerando las Utilidades Repatriables y su absorción mediante Flujos de
Capitales Encubiertos, a través del contrabando, la sobre/subfacturación del
comercio y la inversión extranjera originada en paraísos fiscales. Las UR se
calculan contablemente utilizando la información disponible de producción, precios
y decomisos y supuestos documentados, mientras que los FCE contrastan cifras
oficiales con registros del resto del mundo y estimativos según fundamentales
teóricos. Así, la explicaría el repunte en la desigualdad del ingreso, controlado por
el crecimiento de la economía, y daría alcance a otras manifestaciones del
deterioro de la equidad que han sido atribuidas al narcotráfico. Un nexo de calado
regional, considerando que allí la desigualdad se encuentra asociada al
crecimiento económico y a las incautaciones de bienes al narcotráfico. Un reto
para las políticas públicas, a juzgar por su inadecuado diseño y ambiguos
resultados, tras el propósito de contener la riqueza de origen criminal y promover
la economía legal.

La dinámica, magnitud y repercusiones de la repatriación de la riqueza del


narcotráfico ha sido en Colombia una preocupación central en el debate de
políticas públicas.

Para el período comprendido entre 1976 y el 2012 se procedió a estimar y analizar


la consistencia de las utilidades repatriables y la repatriación de riqueza del
narcotráfico con la dinámica de la desigualdad, y se dio alcance a la evidencia
disponible, pero sin pretender realizar un análisis de sus determinantes
microeconómicos.

SAIZ, MARTA.(2018).Narcotráfico en Colombia, entre la riqueza del negocio y la


precariedad del campesino [en línea]. Pablo escobar transformó la historia de
nuestro país,02 de Diciembre. Disponible en <https://bit.ly/2koVCPwl> [06 de
Septiembre 2019].
Cuál es el poder de los narcos mexicanos en
Colombia: "Actúan como empresarios que
invierten en una franquicia"

"Son sujetos foráneos con un acento raro, como el de las novelas".

Así describieron algunos pobladores de áreas de cultivo de coca a


los emisarios de los carteles de droga mexicanos llegados a
Colombia, según un informe reciente de la Defensoría del Pueblo.
 "Son mafiosos que no parecen mafiosos": los narcos "invisibles"
que controlan el tráfico de cocaína de Colombia

La presencia de narcos de México en el país no es nueva, pero por


diferentes razones su influencia ha crecido en los últimos años.

Ellos no necesitan traer sus ejércitos ni instalarse en grandes


extensiones de terreno.
Llegan a Colombia, identifican a las organizaciones que les pueden
ofrecer lo que buscan (cocaína, logística de traslado de la
mercancía o seguridad), las contratan, pagan y se van.

Actúan como empresarios y aprovechan que, desde que en


Colombia se terminó la era de los grandes carteles, el negocio se
ha atomizado.

https://bit.ly/2lFpoQ6

Otro factor determinante y más reciente es que ya no está la


exguerrilla de las FARC como regulador en varios territorios que
ahora se han convertido en zonas de disputa entre bandas
criminales, paramilitares y el Ejército de Liberación Nacional
(ELN).
Su inmensa capacidad económica les da la ventaja decisiva
para contratar a las organizaciones colombianas, exigirles un
producto de calidad e imponerles plazos de entrega.

La Defensoría del Pueblo no es la única entidad que ha advertido


del incremento de la influencia de los narcos provenientes de
México, la Fiscalía y el gobierno también lo han hecho y señalan
que su presencia está en al menos 10 de los 32 departamentos de
Colombia.

La transición

Para los carteles de Cali y Medellín, los mexicanos eran sobre todo
sinónimo de mano de obra en los 80.
 El poco conocido mundo de la "venta" de información de
narcotraficantes de Colombia a la justicia de EE.UU.

México ni siquiera era la plaza más importante para ingresar


cocaína a Estados Unidos, como sí lo eran las rutas por Las
Bahamas y sus alrededores.

A mediados de los 90, esa situación comienza a cambiar en medio


de la caída de los dos grandes carteles y la guerra entre las
organizaciones de narcotraficantes colombianas que luchaban
entre ellas para remplazarlas.
https://bit.ly/2kbhe1G

"En los años 80, habían estructuras como la de Pablo Escobar o la


de los hermanos Rodríguez Orejuela que eran capaces de
controlar desde el cultivo, la producción, la transformación de la
hoja en cocaína, el traslado de la mercancía en lanchas o aviones
y la distribución en las calles de Estados Unidos, pero eso cambió
mucho", explica a BBC Mundo el investigador Daniel Rico.
El profesor universitario y consultor internacional en la materia
explica que en Colombia, desde el fin de los dos grandes carteles,
las organizaciones que quedaron solo pueden controlar alguno de
los eslabones de la cadena y desde entonces los mexicanos
tomaron protagonismo.
"El ingreso promedio de los narcotraficantes colombianos se
redujo a un tercio porque las principales organizaciones
mexicanas comenzaron a comprar de manera directa acá. La
ganancia, por ejemplo, por un kilo de cocaína pasó de US$20.000 a
US$7.000", indica el experto.
 Por qué los capos narcos como Pablo Escobar y "El Chapo" Guzmán
son "una especie en extinción"

Rico añade que, desde entonces, los carteles de México


aprovechan que los grupos criminales de Colombia necesitan de
sus recursos para financiar sus disputas territoriales y con ello se
garantizan la cocaína que necesitan.

https://bit.ly/2k6fqH3
De acuerdo a estimaciones de la Administración para el Control de
Drogas estadounidense (DEA por su sigla en inglés), el 82% de la
cocaína salida de Colombia rumbo a Estados Unidos pasa por
Centroamérica o México.

El factor FARC

La salida de las FARC, que tenían presencia fuerte en la mayoría


de las zonas de cultivo de coca, supuso nuevos enfrentamientos
entre organizaciones como el Clan del Golfo, los Rastrojos y el
ELN, entre otras, en departamentos como Cauca, Chocó, Córdoba,
Nariño y Valle del Cauca.
 "A Buenaventura hay que expulsarle sus males": la ciudad de
Colombia "exorcizada" ante la ola de violencia que atraviesa

La desmovilización del grupo armado no solo supuso el incremento


de la violencia entre bandas criminales, también un aumento de
las plantaciones de coca que alcanzó cifras récord.
Según el Sistema de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de la
Organización de Naciones Unidas, en la última medición hecha
(2017) se estableció que en Colombia existen más de 171.000
hectáreas de coca cultivada, algo nunca antes visto desde que la
ONU realiza estas estimaciones.

El reporte correspondiente a 2018 será presentado en los


siguientes meses.
https://bit.ly/2k5zSrx

Este incremento en las plantaciones, indican los expertos, también


supone un aumento lógico en la oferta de clorhidrato de cocaína,
pues en Colombia el uso tradicional de la hoja de coca es muy
pequeño (a diferencia de países como Bolivia y Perú).

Esta situación fue advertida por Estados Unidos, pero también por
los carteles mexicanos.
Es por ello que, de acuerdo al portal de investigación Verdad
Abierta, estas organizaciones comenzaron a relacionarse con
grupos colombianos dedicados desde los cultivos y la producción
de pasta base, hasta la exportación y distribución local para el
narcomenudeo.
El jefe de operaciones de la policía antinarcóticos colombiana,
Carlos Bueno, sostiene que los emisarios mexicanos quieren
eliminar a los intermediarios y por eso desembarcaron en
Colombia.

"Entendemos que han venido a hacer parte de la cadena. Han


venido a contactar las organizaciones ellos mismos y para
verificar el producto, la cocaína que están comprando, y,
posteriormente, enviando a México", dijo el coronel.
En abril de este año, Bueno dirigió el operativo que terminó en la
captura en Bogotá de alias Rafa, emisario de Ismael "Mayo"
Zambada y el Cartel de Sinaloa en Colombia.

https://bit.ly/2k5zSrx
El excomandante de las FARC y ahora prófugo de la justicia Jesús
Santrich es acusado por la Fiscalía de Colombia y por Estados
Unidos de conspirar para entregar cocaína a la organización
criminal sinaloense.

Empresarios

No solo existen emisarios en Colombia llegados desde Sinaloa,


reportes policiales también advierten de la presencia de miembros
del Cartel de Jalisco Nueva Generación e incluso de Los Zetas.
 Qué son los préstamos "gota a gota" que grupos criminales de
Colombia exportan al resto de América Latina

A los carteles de México no les interesa fomentar la guerra entre


las organizaciones criminales colombianas ni tomar partido por
una de ellas, tampoco tener el control de un territorio, como sí lo
hacen en su país.

Lo que buscan, en esencia, es abaratar costos.


"Actúan como empresarios que invierten en una franquicia. Ya
no se quedan en México esperando a que les vendan la cocaína en
US$12.000 o US$15.000, sino que vienen para acá y compran a los
laboratorios directamente. Incluso invierten en los laboratorios y
consiguen el kilo en US$2.000 o menos", señala Daniel Rico.
https://bit.ly/2m7kjAx

El experto añade que esta estrategia no solo elimina a los


intermediarios, sino que les garantiza obtener un producto de
calidad.

"Durante muchos años a los mexicanos les vendían cocaína


mezclada con otras sustancias y eso ha venido cambiando",
concluye.
Los predecesores de Joaquín Guzmán Loera fueron los primeros
en aproximarse a Colombia, después el Chapo supo aprovechar
ese mercado abierto para convertirse en multimillonario.
Y los que le siguen, han demostrado que son capaces de
adaptarse a las nuevas condiciones que se viven en el país.

Resumen:
Los narcotraficantes mexicanos Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”,
Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” y el máximo líder de la mafia de Colombia,
Pablo Escobar Gaviria “El Patrón del Mal”, unieron fuerzas de hermandad a nivel
Latinoamérica, mismos que para transportar toneladas y toneladas de cocaína
hacia Estados Unidos, Europa, Asia y África, compraron a autoridades
municipales, estatales, federales y de las agencias antidrogas de ambos países.
Estos máximos líderes del narcotráfico extendieron una red de complicidades de
los gobiernos que les permitió convertirse en multimillonarios, además de contar
con empresas transnacionales para el lavado de dinero.

Fue tanta su fortuna y poder de filtración en los gobiernos federal que, para el
trasiego de drogas, lo hacían por tierra, aire y por agua, a través de pequeñas y
grandes embarcaciones, así como por submarinos.

En el caso de Don Pablo Escobar, como le decían en Colombia, su poder fue tal,
que logró filtrarse al sistema político de su país, al grado de convertirse en
candidato y buscó un cargo de elección popular. Fue entonces cuando inició la
guerra entre el sistema de gobierno y su grupo criminal, lo que trajo como
consecuencia que desatara una matazón en la que salían a relucir los carros-
bomba, para eliminar a sus principales enemigos, mandos policiacos y políticos.

BORIS, MIRANDA. (2019). Cuál es el poder de los narcos mexicanos en


Colombia: "Actúan como empresarios que invierten en una franquicia"[en línea].
Corresponsal de BBC News Mundo en Colombia, 18 julio 2019. Disponible en
<https://bbc.in/2JHOAxC > [06 DE Septiembre de 2019].
"El Chapo" Guzmán: cómo pasó de ser un niño
pobre al capo de la drogas más poderoso del
mundo
Alberto NájarBBC News Mundo, México

 17 julio 2019 Compartir


https://bit.ly/2lCwu8b

En una foto se ve a una joven adolescente, de pelo negro y rizado con un


vestido de princesa beige. Es Emma Coronel Aispuro, un año antes de
casarse con Joaquín Guzmán Loera, "El Chapo".

Las crónicas de aquella boda, publicadas en algunos medios mexicanos, hablan de


una fiesta espectacular con cientos de invitados, comida y bebida en abundancia.

Fue el 6 de enero de 2008 en la comunidad de Canelas, en la región montañosa de


Durango en el norte de México.

Fue un día feliz para "El Chapo", quien en ese momento se encaminaba a convertir
al Cartel de Sinaloa en una de las organizaciones de narcotráfico más poderosas
del mundo.
A solo unos metros de distancia, Joaquín Guzmán y su esposa
escucharon cómo el juez Brian Cogan Lo condenaba a cadena
perpetua después de que hace unos meses fuera declarado
culpable de diez cargos de narcotráfico.
 Declaran culpable a "El Chapo" Guzmán en el mayor juicio por
narcotráfico en la historia de EE.UU.
 3 pruebas y testimonios cruciales para que "El Chapo" Guzmán
fuera declarado culpable en su colosal juicio en Nueva York
Esta condena puso fin a uno de los juicios más espectaculares en
Estados Unidos, pues Guzmán Loera es el capo de narcotráfico de
mayor relevancia encontrado culpable en ese país.
https://bit.ly/2lBsO6t

"Era muy pobre"

El gobierno de Estados Unidos considera a Guzmán Loera "el


criminal más notorio de los tiempos modernos".
De hecho el capo fue enjuiciado como el líder principal del Cartel
de Sinaloa, considerado por varios años como el de mayor tráfico
de drogas en todo el continente americano.

La Fiscalía de Nueva York dice que "El Chapo" posee actualmente


una fortuna superior a US$14.000 millones.
Pero según testigos que declararon en el juicio e investigaciones
de autoridades mexicanas y estadounidenses, lo cierto es que
Joaquín Guzmán tuvo una infancia muy pobre.
Quién es “el Chapo” Guzmán y cómo se convirtió en el narco más poderoso del mundo.

Nació el 4 de abril de 1957 en la ranchería de La Tuna,


Badiraguato, un municipio en las montañas de Sinaloa de donde
son originarios varios de los jefes de narcotráfico más importantes
de México.

Expedientes de la entonces Procuraduría (fiscalía) General de la


República (hoy Fiscalía General), revelan que los padres del capo
eran campesinos.
Desde niño, Guzmán Loera ayudó a su familia y no llegó a terminar
la educación primaria. Pero pronto su vida cambió radicalmente.

La Tuna, y en general el municipio de Badiraguato es desde hace


seis décadas uno de los principales centros de producción de
marihuana y amapola.

Según el testigo Miguel Ángel Martínez, "El Chapo" empezó a


cultivar desde muy joven pequeñas cantidades de estas plantas
cerca de su casa en las montañas.
https://bit.ly/2lL48ID

"Era una persona muy pobre, y por eso entró en el mundo del
narcotráfico", contó en el juicio.

A mediados de los años 80, Guzmán Loera formó su propia banda


junto con su compadre Héctor Luis "El Güero" Palma. Era un grupo
pequeño, de unas 25 personas según Martínez.
Por aquel entonces, "El Chapo" era uno más de los colaboradores
del Cartel de Guadalajara fundado por quien entonces se
consideraba el mayor traficante de drogas de México: Miguel
Ángel Félix Gallardo, conocido como "El Jefe de Jefes" o "El
Padrino".
"Soy muy rápido" para mover droga

Según este testigo, "El Chapo" se dedicaba a comprar algunos


embarques de cocaína desde Colombia para la organización.

En 1989, "El Jefe de Jefes" fue detenido por la muerte del agente
de la DEA Enrique Camarena Salazar, "El Kiki".

Su imperio quedó entonces dividido. "El Chapo" y su compadre se


quedaron con algunas regiones del noroeste del país.

https://bit.ly/2lDkTWo

Así nació el Cartel de Sinaloa, que en poco tiempo empezó una


cruenta disputa con otros de los exsocios de "El Padrino": los
hermanos Arellano Félix, jefes del Cartel de Tijuana.
"El Chapo" fue detenido por primera vez en 1993 y permaneció en
prisión hasta 2001, cuando huyó de una cárcel mexicana de
máxima seguridad escondido en un carrito de lavandería.

Pero, al parecer, la prisión no impidió que siguiera traficando con


drogas.
https://bit.ly/2m7wkWz

Según reveló en el juicio el testigo Juan Carlos Ramírez Abadía,


alias "Chupeta", el capo mexicano ganó más de US$640 millones
por la venta de cocaína en Estados Unidos entre 1990 y 1996.

"Chupeta" fue uno de los primeros socios de Guzmán Loera, a


quien conoció en un hotel de Ciudad de México.
 “Chupeta”, el colombiano testigo del gobierno de EE.UU. que
eclipsó a “El Chapo” Guzmán con el relato de sus propios crímenes
En aquel entonces era un traficante menor, pero lo convenció de
proveerle cocaína con un argumento: "Soy muy rápido" para mover
droga, contó el testigo.
Su secreto: tenía una red de túneles en la frontera con Estados
Unidos que le permitían cruzar sin problemas la mercancía.

El auge del Cartel de Sinaloa

El momento en que Guzmán Loera escapó de prisión por primera


vez el 19 de enero de 2001 significó el repunte del Cartel de
Sinaloa.

El capo emprendió una guerra contra organizaciones para


apoderarse de los principales lugares de cruce fronterizos de
droga.

La grabación de la negociación entre "El Chapo" Guzmán y un narco de las FARC

Además, testigos como Jesús Zambada García, "El Rey”, revelaron


que el Cartel de Sinaloa amplió la estrategia de narcotráfico.
 Así mata el cartel de Sinaloa: las macabras revelaciones del exjefe
narco Jesús "El Rey" Zambada en el juicio a "El Chapo" Guzmán
Con apoyo de socios como el Cartel del Valle del Norte o las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), trasladó
cientos de toneladas de cocaína en barcos, lanchas con motor
fuera de borda y submarinos.

También creó decenas de empresas fantasma que no solo eran


utilizadas para lavar dinero, sino también como parte de las
operaciones para enviar droga a Estados Unidos.

El testigo Tirso Martínez Cifuentes dijo en el juicio que el cartel


creó compañías que exportaban productos legales como aceite de
cocina a través de trenes cisterna que cruzaban la frontera.
Durante varios meses las operaciones fueron legales para
convencer a las autoridades estadounidenses que las empresas
eran legítimas. Pero después, en los vagones cisterna se
añadieron cargamentos de droga.
https://bit.ly/2lFBPLX

"El Chapo" también amplió su red de túneles en la frontera


estadounidense e intensificó los ataques a sus rivales.
Al mismo tiempo, aplicó una de sus estrategias más efectivas
según los testimonios: comprar la colaboración de policías,
políticos y militares.

Eso le permitió crear un sólido escudo de protección oficial que se


mezcló con el respaldo de vecinos en las comunidades donde
residía. Hasta que el escenario cambió.
El declive de "El Chapo"

En marzo de 2009, fue capturado Vicente Zambada Niebla, "El


Vicentillo", una de las claves del gobierno estadounidense para la
posterior detención de Guzmán Loera.

"El Vicentillo" es hijo de Ismael Zambada García, "El Mayo", líder


del Cartel de Sinaloa.

En el juicio se reveló que Zambada García ofreció información a la


DEA que permitió atrapar por segunda vez a "El Chapo" en febrero
de 2014.

https://bit.ly/2lL4dfp
Todo fue una parte de la estrategia. Tres años antes del segundo
arresto, en 2011, el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus
siglas en inglés) reclutó a Cristian Rodríguez.

Se trata de un especialista en informática que diseñó un sistema


encriptado de comunicación para el capo.
 El técnico colombiano que instaló las comunicaciones secretas e
íntimas de "El Chapo" Guzmán y luego las entregó a EE.UU.

Rodríguez entregó las claves que permitieron grabar más de 1.500


conversaciones de Guzmán Loera y en algunos momentos
permitieron ubicar el lugar desde donde realizaba la llamada.
En 2015, "El Chapo" volvió a escapar de un presidio mexicano a
través de un túnel de kilómetro y medio, contribuyendo a su
fama de narco todopoderoso.
 Cómo planificó "El Chapo" Guzmán su fuga de una cárcel de México
a través de un túnel con ayuda de su esposa

El declive definitivo en su espectacular carrera llegaría tras


aquella última huída, cuando se reunió con los actores Kate del
Castillo y Sean Penn.

Según funcionarios estadounidenses, el monitoreo permanente a


las comunicaciones del capo permitieron identificar el lugar donde
ocurrió el encuentro.

Esta reunión, coinciden especialistas, fue un descuido de "El


Chapo", quien en 2016 fue capturado por tercera vez en Los
Mochis, Sinaloa.
https://bit.ly/2m3QNLL

Desde el momento de su extradición a EE.UU. el 19 de enero de


2017, muchos vieron el fin de su carrera.

Pero en realidad, su vida criminal terminó este 17 de julio con su


condena a cadena perpetua.

Resumen:

"El Chapo" empezó a cultivar marihuana cerca de su casa. Después de eso, el


joven tuvo que dejar su natal Badiraguato para ir al estado en donde operaba el
cártel al que se unió: el Cártel de Guadalajara, que en ese entonces era liderado
por Miguel Ángel Félix Gallardo, el "Jefe de Jefes".

"Era una persona muy pobre, y por eso entró en el mundo del narcotráfico"

Con el Cártel de Guadalajara, el Chapo se dedicó a establecer alianzas con el


narcotraficante colombiano Pablo Escobar, con la finalidad de ingresarla a Estados
Unidos.
En 1977, el capo mexicano se casó con María Alejandrina Salazar con
quien procreó cuatro hijos: Archivaldo Iván, Jesús Alfredo, Alejandrina Giselle y
César. Años se divorciaría.

Durante esos años Guzmán Loera fue pionero en utilizar los "narcotúneles" para
pasar la droga a Estados Unidos, construidos por su cercano colaborador Jesús
Corona Verbera, "El Arquitecto, quien en 2003 fue condenado a prisión en Estados
Unidos. El primero de los túneles que se detectó fue en 1990, en la zona fronteriza
de Arizona.

En 1993, los Arellano Félix armaron una balacera en el aeropuerto de


Guadalajara, Jalisco, con la finalidad de asesinar a Guzmán Loera, saliendo ileso
el capo. Sin embargo en el fuego cruzado, falleció el cardenal Juan Jesús
Posadas Ocampo. Desde ese día, el gobierno mexicano, entonces encabezado
por Carlos Salinas de Gortari, comenzó la caza del sinaloense.

NAJAR,ALBERTO.(2019). "El Chapo" Guzmán: cómo pasó de ser un niño pobre


al capo de la drogas más poderoso del mundo [en línea]. BBC News Mundo,
México, 17 julio 2019. Disponible en < https://bbc.in/2kyAmGZ> [06 de Septiembre
de 2019].
Cuál es la relación actual
entre México y Colombia en
materia de droga
Los focos rojos se han encendido por el reciente aumento de arrestos de
mexicanos en Colombia
2 de mayo de 2019

https://bit.ly/2m1VaXG

Los arrestos de mexicanos han alertado a las autoridades


colombianas (Foto: Archivo)
La estrecha relación que mantienen México y Colombia, particularmente
en asuntos de tráfico de droga, no es una noticia nueva.
Entre financiamiento de guerrillas y estrategias de negocio siempre
se hablado de la influencia que tiene el narco mexicano en el país
sudamericano.

Sin embargo, los focos rojos se han encendido por el reciente aumento
de arrestos de mexicanos en Colombia. El peor escenario que algunos
han empezado a imaginar es el control -sin precedentes históricos- de los
mexicanos en una tierra ajena a la suya.

El 12 de Abril, las autoridades de Bogotá detuvieron a el "Rafa", un


mexicano que ya había echado raíces con la adquisición de varios
inmuebles de lujo en Medellín, Cali y Cartagena. La policía lo acusó de
ser un presunto emisario de Ismael Zambada García, alias "El
Mayo," líder del Cartel de Sinaloa.

https://bit.ly/2kyB477
“El Rafa” era uno de los principales enlaces entre cárteles
mexicanos y colombianos (Foto: Captura de pantalla Caracol)

Su detención se sumó a la de 24 capos mexicanos en 2019, frente a 45


realizadas el año pasado.

Una semana después, fue capturado Martín Beltrán Delgadillo, alias


"Richard," y extraditado a Panamá tras ser descubierto como el enlace
entre el Cartel de Sinaloa y la disidencia del Frente 30 de las extintas
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ubicados en los
departamentos de Cauca y Valle del Cauca.

Por nombrar un ejemplo más, está el caso de Bernabé Millán Rascón,


miembro del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) detenido en
octubre de 2018 en Bogotá. La Policía Antinarcóticos dijo que estaba
negociando con narcotraficantes de los departamentos de Cauca y
Nariño.
https://bit.ly/2kaRz9k

Cocaína, un gran valuarte para Norteamérica (Foto: Archivo)

Hablando en términos generales, las autoridades en Colombia han


reportado la presencia de narcotraficantes mexicanos en, al menos, 10
departamentos.

Un análisis de la organización InSight Crime señaló que a pesar de todos


estos datos, es probable que los mexicanos solo estén concentrados
en aspectos prácticos de la compra y el transporte de drogas.

Todos estos arrestos serían únicamente de "emisarios", personas


encargadas de supervisar las transacciones en Colombia para la compra
de cocaína o para supervisar el envío de esta, reforzando la seguridad
del cargamento. Pero nada de control territorial.

Como negociadores, prefieren comprar un kilo de cocaína en las costas


colombianas y garantizar el transporte y la seguridad concertando
directamente con los grupos criminales en Colombia, para aumentar las
posibilidades de que el producto llegue sano y salvo hasta México.

https://bit.ly/2k6hkrb

Mexicanos estarían en Colombia para mejorar flujo de coca (Foto


referencia)
Hacen negocios con el mejor postor sin necesidad de involucrarse
directamente en las disputas internas que puedan surgir entre grupos
locales.

Esta participación más directa del narco mexicano en Colombia data del
año 2012, una época en que la producción de cocaína se había
desplomado y la cadena de suministro enfrentaba problemas por
conflictos entre las mafias.

Los mexicanos intervinieron para no perder la fuerza del negocio que


históricamente les ha dado mayor cantidad de riqueza: la venta de droga
-específicamente de coca- en su país vecino del norte.

En el caso concreto de EEUU, el narcotráfico mexicano ha aprovechado


la alta demanda que tiene el país liderado por Donald Trump, que cuenta
con una de las tasas más altas en abuso de droga del mundo.

Un kilo de cocaína en Colombia tiene un valor de unos USD 1.000, pero


mientras vaya avanzando más hacia el norte los precios se van
multiplicando hasta alcanzar un valor hasta 25 veces mayor en ciudades
como Nueva York.

México no quiere meterse en los asuntos de Colombia, sólo quiere


cuidar a su cliente favorito.

Resumen:

México y Colombia tienen una larga tradición de socios en este criminal negocio y
en los últimos años. La privilegiada situación geográfica de los dos países ha
permitido el crecimiento del mismo, generando tensiones regionales y globales por
el impacto violento de las actividades de los carteles que operan el tráfico
clandestino y que utilizan el territorio como plataforma para actividades agrícolas,
industriales y de servicios que complementan lo que podríamos denominar la
industria más productiva en los nuevos tiempos. Una investigación convertida en
exitoso libro, muestra esta vieja relación y presenta a los principales actores, entre
los que destacan dos colombianos descendientes de familias pertenecientes a la
clase política corrupta que, por décadas, ha estado incrustada en el poder.

El Océano Pacífico ha sido y es actualmente el escenario del tráfico de drogas


desde Colombia hacia México sin que las autoridades de los dos países hayan
llevado a cabo medidas efectivas que lo impidan definitivamente. A tal grado de
perfección ha llegado ese proceso, que en Colombia, en los últimos años, se han
incautado unos veinte semi sumergibles listos para el transporte de cocaína hacia
México. Las evidencias muestran claramente que la tecnología empleada para su
construcción en plena selva del Pacífico es proveniente de Rusia y algunos de los
antiguos países pertenecientes a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Desde las costas colombianas del Pacífico, estos aparatos han navegado y
navegan hacia el norte rumbo a las playas mexicanas, evadiendo los controles de
radar y otros equipos utilizados en estos menesteres. Los estados de Guerrero,
Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Colima y Guadalajara son generalmente el destino
preferido de la droga. A través de Centroamérica y como ruta alterna, en algunos
casos, los narcotraficantes logran llevar la droga y desde allí a Estados Unidos. En
los últimos años Honduras ha sido el país de la región más mencionado por las
agencias de inteligencia y antinarcóticos como destino de cargamentos
transportados por vía aérea desde Colombia y Venezuela. Uno de los argumentos
para el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya en 2009, fue
precisamente el temor de convertir al país en epicentro de la mafia encargada de
comercializar cocaína y heroína; cientos de vuelos clandestinos dejaron trazas en
los radares que monitorean el Caribe y el Pacífico en Centroamérica.

GARCIA, ALEJANDRO (2019). Cuál es la relación actual entre México y Colombia en

materia de droga [en línea]. Los focos rojos se han encendido por el reciente

aumento de arrestos de mexicanos en Colombia, 2 de mayo de 2019. Disponible

en <https://bit.ly/2kBF6M3 > [06 DE Septiembre de 2019].

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