ENSAYO SOBRE LA IMPORTANCIA Y APORTES DE LOS MÉTODOS DE EVALUACIÓN
ECONÓMICA EN LOS PROYECTOS INDUSTRIALES Y LOS ASPECTOS RESALTANTES DE CADA MÉTODO EN LAS ALTERNATIVAS DE INVERSIÓN
ALUMNO: VITTORIA LUGARINI
EXP. III-163-00129 SECCIÓN: ED01D0V
Octubre del año 2019
Todo proyecto tiene como objetivo la producción de bienes o servicios para la satisfacción de las necesidades humanas bien sea el de las personas o sociedades que los promueven. En el siguiente ensayo, se pretende analizar la importancia y aportes de los métodos de evaluación económica en los proyectos industriales y los aspectos más relevantes de cada método en las alternativas de inversión, con el fin de afianzar los conocimientos sobre el tema en cuestión. La evaluación económica es un método de análisis útil para adoptar decisiones racionales ante diferentes alternativas. Busca identificar los impactos positivos y negativos de los proyectos sobre los recursos reales y asignarles un valor que refleje el aporte adjunto de cada recurso al bienestar nacional. Por ello, se puede decir que es una herramienta fundamental puesto que permite implementar iniciativas de inversión, donde esta técnica, debe ser tomada como una posibilidad de proporcionar más información a quien debe decidir, siendo posible rechazar un proyecto no rentable y aceptar uno rentable, debido a que en la practica, este tipo de instrumento es poco utilizado, y por ello, continuamente, se registran importantes perdidas en el sector público y privado debido a que las personas no escogen la mejor alternativa disponible para lograr determinada producción o por llevar adelante iniciativas que nunca debieron pasar de la fase de estudio. Por otro lado, existen cinco métodos distintos para realizar evaluaciones económicas, donde todos ellos buscan identificar, medir y comparar resultados y costes de distintas políticas. Si embargo, cada una se diferencia, en la forma de medir los resultados y, por tanto, también en el tipo de pregunta de evaluación al que pueden responder. En lo que respecta a los costes, todos ellos los miden en términos monetarios. Estos cinco métodos son el análisis coste-efectividad, el análisis coste- consecuencias, el análisis coste- minimización, el análisis coste-utilidad y el análisis coste- beneficio. En el análisis de coste- efectividad, este método, permite utilizar como unidad de medida de los resultados de una política, la unidad «natural» del resultado. Es decir, si el resultado de una intervención es, por ejemplo, la reducción del número de accidentes en una empresa, el resultado se computará utilizando como unidad de medida el «número de accidentes». Una vez que se ha determinado y medido el resultado, se calcula la ratio coste/resultado de las políticas a comparar y se elabora un ranking en función de estas ratios. La principal ventaja de este método procede precisamente del hecho de que las unidades de medida de los resultados son «naturales», ya que esta es la manera más fácil de computarlos. Sin embargo, este método presenta también una serie de inconvenientes, donde uno de ellos es que no permite comparar políticas si estas no persiguen resultados de naturaleza similar. Así, este análisis aportará a los decisores, la información para escoger entre, por ejemplo, dos programas destinados a aumentar la competencia de la flota de policías en una ciudad, pero no para decidir entre uno de estos programas y otro que busque la mejora de la rehabilitación de los delincuentes de la misma localidad, a pesar de que los dos programas pueden perseguir el mismo objetivo (disminuir la criminalidad). La otra situación de este tipo de análisis es que muchas veces una misma política persigue más de un objetivo, y el análisis coste-efectividad obliga a escoger uno de ellos para realizar la comparación. Por otro lado, en el análisis de coste-consecuencia se puede observar que presenta un listado de todos los resultados de una política junto con su coste. Con este método, no se intenta sintetizar o combinar los distintos resultados en uno solo, sino que se deja en manos de quien debe tomar las decisiones, la tarea de ponderar los resultados en función de su importancia. Es un método adecuado para evaluar políticas complejas, donde la multiplicidad de resultados es importante. Sin embargo, presenta como limitación principal el hecho de no permitir elaborar un ranking de políticas diferentes en función de su eficiencia, precisamente porque distintos tipos de resultados, vendrán expresados en unidades de medida diferentes. Su principal utilidad es ofrecer una idea clara y exhaustiva de todos los resultados de una política, y puede ser una herramienta muy útil para combinarla con un análisis coste-efectividad (cuya realización precisará de la elección por parte de los decisores del resultado que consideran más importante de entre todos los posibles). Por otra parte, el análisis coste- minimización, permite a la hora de comparar dos políticas alternativas, se tenga en cuenta solamente sus costes. Este es, de hecho, el método de análisis más sencillo que existe, ya que no comporta la identificación ni la cuantificación de los resultados de las políticas comparadas. Un análisis coste-minimización ayudará a decidir cuál de los tres programas es el más eficiente, ya que se da por hecho que el resultado de los tres programas será el mismo. En cuanto al análisis de coste-utilidad se puede considerar como una variante del análisis coste-efectividad, pero aplicable a una política con multiplicidad de resultados. Consiste en sintetizar los múltiples resultados en uno solo; de esta manera, pueden compararse costes y resultados de políticas con objetivos de naturaleza distinta, y ordenar las diversas políticas en función de su coste-resultado. Para conseguir condensar todos los resultados en uno, lo que se hace es medirlos en unidades de utilidad. Así, el principal reto del análisis coste-utilidad es traducir el conjunto de resultados de una política en un número que denote el nivel de utilidad que la política evaluada reporta a sus beneficiarios. Por ejemplo, si queremos analizar la eficiencia de un programa destinado a proporcionar tratamiento fisioterapéutico a un grupo de enfermos de artritis con la finalidad de que ganen autonomía, este método requiere definir las ganancias de utilidad para cada uno de los beneficiarios y compararlas con los costes. Con referencia al análisis coste-beneficio, este método consiste en traducir los resultados y los costes de una intervención en términos económicos y compararlos. Los resultados monetarizados suelen denominarse beneficios, pero es importante no confundirlos con los beneficios contables, que son el resultado de la resta entre ingresos y costes contables. Es un método que se ha utilizado sobre todo en la evaluación de políticas de transporte y de medio ambiente, mientras que en ámbitos como el de la salud es más habitual utilizar los métodos de coste-efectividad y coste-utilidad. Este método permite calcular la «rentabilidad» de la política evaluada: se restan los beneficios y los costes (ambos calculados en unidades monetarias) y si el resultado de la resta es positivo querrá decir que los beneficios superan los costes y que la intervención es rentable, y si el resultado es negativo querrá decir que no es aconsejable llevarla a cabo. También habrá casos en que, a pesar de no ser rentable, se decidirá llevarla a cabo porque socialmente la opción de «no hacer nada» no es aceptable o porque políticamente se ha decidido actuar en un ámbito concreto. Por ejemplo, la rentabilidad de los servicios de rescate de alpinistas de alto riesgo puede ser más que dudosa, y a pesar de ello son pocos los Gobiernos que deciden prescindir de los mismos. Cuando se trata de comparar múltiples intervenciones, el análisis coste-beneficio permite elaborar un ranking en función de la eficiencia de cada intervención. La inversión más eficiente será aquella que presente una mayor diferencia positiva entre costes y beneficios (obsérvese que normalmente deberemos calcular estos costes y beneficios comparando cada política alternativa con la opción de «no hacer nada». Al igual que en el análisis coste-utilidad, este método tiene la ventaja de que permite comparar cualquier tipo de intervención: podemos comparar, por ejemplo, si es mejor invertir el dinero público en un programa para la reinserción de delincuentes menores de edad o en un programa para reducir la contaminación acústica. Esta ventaja procede del hecho de medir resultados en términos monetarios. Ahora bien, esto es también su principal inconveniente: no suele ser nada fácil medir resultados en términos monetarios. Por ejemplo, ¿cuál es el valor monetario de una reducción de los niveles de emisión de gases de una fábrica? ¿Y el del aumento de la autoestima y la motivación para trabajar de los beneficiarios de un programa de alfabetización de adultos? Por otro lado, existen diversos métodos o modelos de valoración de inversiones. Se dividen básicamente entre métodos estáticos y métodos dinámicos, donde el método del Flujo neto de Caja (Cash-Flow estático), el método del Periodo de recuperación y el método de la Tasa de rendimiento contable, pertenecen a los métodos estáticos y no tienen en cuenta en los cálculos, el momento en que se produce la salida o la entrada de dinero ( y por lo tanto, su diferente valor). Y el Payback dinámico, el Valor Actual Neto (V.A.N.) y la Tasa de Rentabilidad Interna (T.I.R.), pertenecen a los métodos dinámicos y son complementarios, puesto que cada uno de ellos aclara o contempla un aspecto diferente del problema. Usados simultáneamente, pueden dar una visión más completa. Cuando se habla del flujo neto de caja, se entiende como la suma de todos los cobros menos todos los pagos efectuados durante la vida útil del proyecto de inversión. Está considerado como el método más simple de todos, y de poca utilidad práctica. Por otra parte, el plazo de recuperación, es el número de años que la empresa tarda en recuperar la inversión. Este método selecciona aquellos proyectos cuyos beneficios permiten recuperar más rápidamente la inversión, es decir, cuanto más corto sea el periodo de recuperación de la inversión mejor será el proyecto. Sin embargo, este método, presenta una serie de inconvenientes como lo es el defecto de los métodos estáticos; ignorar el hecho de que cualquier proyecto de inversión puede tener corrientes de beneficios o pérdidas después de superado el periodo de recuperación o reembolso. Puesto que el plazo de recuperación no mide ni refleja todas las dimensiones que son significativas para la toma de decisiones sobre inversiones, tampoco se considera un método completo para poder ser empleado con carácter general para medir el valor de las mismas. De igual forma, la tasa de rendimiento contable, es un método que se basa en el concepto de Cash-Flow, en vez de cobros y pagos. La principal ventaja, es que permite hacer cálculos más rápidamente al no tener que elaborar estados de cobros y pagos (método más engorroso) como en los casos anteriores. El principal inconveniente, además del defecto de los métodos estáticos, es que no tiene en cuenta la liquidez del proyecto, aspecto vital, ya que puede comprometer la viabilidad del mismo. Además, la tasa media de rendimiento tiene poco significado real, puesto que el rendimiento económico de una inversión no tiene porque ser lineal en el tiempo. Luego, el payback dinámico o descontado, es el periodo de tiempo o número de años que necesita una inversión para que el valor actualizado de los flujos netos de Caja, igualen al capital invertido. Supone un cierto perfeccionamiento respecto al método estático, pero se sigue considerando un método incompleto. No obstante, es innegable que aporta una cierta información adicional o complementaria para valorar el riesgo de las inversiones cuando es especialmente difícil predecir la tasa de depreciación de la inversión, cosa por otra parte, bastante frecuente. Por otra parte, el valor actual neto, es uno de los métodos más aceptados, y es la suma de los valores actualizados de todos los flujos netos de caja esperados del proyecto, deducido el valor de la inversión inicial. Si un proyecto de inversión tiene un VAN positivo, el proyecto es rentable. Entre dos o más proyectos, el más rentable es el que tenga un VAN más alto. Un VAN nulo significa que la rentabilidad del proyecto es la misma que colocar los fondos en él invertidos en el mercado con un interés equivalente a la tasa de descuento utilizada. La única dificultad para hallar el VAN consiste en fijar el valor para la tasa de interés, existiendo diferentes alternativas. La principal ventaja de este método es que al homogeneizar los flujos netos de Caja a un mismo momento de tiempo (t=0), reduce a una unidad de medida común cantidades de dinero generadas (o aportadas) en momentos de tiempo diferentes. Además, admite introducir en los cálculos flujos de signo positivos y negativos (entradas y salidas) en los diferentes momentos del horizonte temporal de la inversión, sin que por ello se distorsione el significado del resultado final, como puede suceder con la T.I.R. Dado que el V.A.N. depende muy directamente de la tasa de actualización, el punto débil de este método es la tasa utilizada para descontar el dinero (siempre discutible). Sin embargo, a efectos de “homogeneización”, la tasa de interés elegida hará su función indistintamente de cual haya sido el criterio para fijarla. Luego, se tiene la Tasa Interna de Rentabilidad, la cual es la tasa de descuento que hace que el Valor Actual Neto (V.A.N.) de una inversión sea igual a cero. (V.A.N. =0). Este método considera que una inversión es aconsejable si la T.I.R. resultante es igual o superior a la tasa exigida por el inversor, y entre varias alternativas, la más conveniente será aquella que ofrezca una T.I.R. mayor. Si embargo, este método posee inconsistencia matemática cuando en un proyecto de inversión hay que efectuar otros desembolsos, además de la inversión inicial, durante la vida útil del mismo, ya sea debido a pérdidas del proyecto, o a nuevas inversiones adicionales. Por último, se tiene el Cash-Flow actualizado, el cual se puede considerar como una variante de la Tasa de Rendimiento contable. Toma los beneficios brutos antes de amortizaciones para cada uno de los años de la vida útil del proyecto, y los actualiza o descuenta conforme a una tasa de interés. Permite unos cálculos más simples que los métodos que trabajan con previsiones de cobros y pagos. Sin embargo, al contrario que la tasa contable, este método si tiene en cuenta la liquidez del proyecto a nivel del cash flow generado en cada uno de los años del horizonte temporal de la inversión. Englobando todo lo establecido anteriormente, se puede concluir que la evaluación económica es la parte final del análisis de la factibilidad de un proyecto, donde se calcula la inversión necesaria para llevar a cabo dicho proyecto, de manera que se identifiquen los diferentes tipos de costes y beneficios asociados a los proyectos para la valoración de la rentabilidad económica en dicho estudio. Los proyectos tienen el riesgo de fracasar al implementarse si no se dan los escenarios y la tasa de descuento debe considerar un premio por asumir el riesgo al invertir. El método de valor presente neto (VPN) es la mejor herramienta para evaluar la viabilidad de un proyecto; si es positivo, el proyecto se debe implementar; en caso contrario, se debe rechazar. La metodología es específica para lograr conclusiones lógicas; donde el reto es analizar muy bien la información que se presenta, para la evaluación y las probabilidades de que los supuestos y escenarios asumidos se den en la realidad.