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Introducción a la Psicología. Libro de Texto para Psicología I UNAM CCH Naucalpan. 2011-2012
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Introducción a la Psicología. Libro de Texto para Psicología I UNAM CCH Naucalpan. 2011-2012
ÍNDICE GENERAL
Psicólogo Felipe de Jesús Gutiérrez Barajas
Psicólogo. Felipe de Jesús Gutiérrez Barajas.
Psicólogo Marco Antonio González Villa
Psicólogo Eduardo Miguel Garza de la Huerta
Psicóloga Araceli Miranda Sánchez Página 129
Psicóloga Alicia Arriola Rodríguez
Psicóloga Teresa Alvarado Ríos Página 170
Psicólogo Marco Antonio González Villa
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Página 31
Página 61
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Introducción a la Psicología. Libro de Texto para Psicología I UNAM CCH Naucalpan. 2011-2012 PRESENTACIÓN
En la definición anterior aparece el ser cognoscente, es decir, el sujeto que lleva a cabo
el conocimiento, y el objeto, es decir, lo que se encuentra fuera del ser cognoscente y
que es susceptible de ser conocido. Aunque hay muchas maneras de interpretar la
relación entre sujeto y objeto, que han derivado en diversas posiciones filosóficas y en
especial epistemológicas, ya dijimos que no es propósito de este texto el discutirlas,
sino más bien el dejar asentado que la epistemología es una herramienta fundamental
para acometer la interpretación del mundo y que es la única que nos puede dar certeza
de que estamos llegando a la verdad de una manera más firme, que si lo hiciéramos
con otros sistemas de pensamiento. La ciencia y la epistemología se nutren
mutuamente y acercan más sólidamente al ser humano a la verdad.
Sin embargo, somos los seres humanos los que hasta el momento hemos demostrado
fehacientemente que podemos conocer el mundo de una manera simbólicamente
elevada. Conocer el mundo nos permite también elaborar complejos sistemas de
pensamiento que, dicho sea de paso, en muchas ocasiones nos vuelve arrogantes
frente a la naturaleza y confundimos el saber con el creer, es decir, podemos difuminar
las certezas con las creencias. No son lo mismo. Creer y saber son categorías en las
cuales los filósofos encuentran extrañamente acuerdos casi sin dificultades, de esta
manera, como lo explica Villoro:
... “creer” es opuesto a “saber”. Si digo “creo que hay otra vida” doy a entender que no lo sé. A la inversa,
si sé algo, suelo a veces oponer mi saber a una simple creencia; este sentido tiene “creer” cuando
afirmamos: “no creo tal cosa, la sé” (no creo que Pablo sea inocente, lo sé”); queremos decir que no
tenemos una mera suposición insegura, sino mucho más que eso. “Creer” tiene entonces un sentido
4 SAGAN, C. (1984) Los dragones del edén. Especulaciones sobre la evolución de la inteligencia
humana. México. Editorial Grijalbo. Capítulo 5. Las abstracciones de los brutos. Página 147.
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Introducción a la Psicología. Libro de Texto para Psicología I UNAM CCH Naucalpan. 2011-2012
restringido: quiere decir tener algo por verdadero pero sin estar seguro de ello, ni contar con pruebas
suficientes. Equivale a “suponer”, “presumir”, conjeturar”, pero no a “estar cierto”. En este sentido
restringido puede hablarse de una creencia “vacilante” o “insegura”, adjetivos que no podrían aplicarse a
un saber.5
Aclarado lo anterior, creer y saber son dos campos distintos del conocimiento que
establecen una línea de separación que no deja lugar a dudas. Por un lado, el ser
humano ha construido creencias a partir de sus experiencias cotidianas:
Desde el alba de la razón, el hombre se afana en arrancar a la naturaleza sus secretos.
Observa los hechos del mundo que lo rodea, nota las coincidencias y establece conclusiones. Cuando
existe un claro acuerdo sobre las conclusiones, éstas se mantienen; “la verdad” ha sido descubierta.
Tales verdades sobre la naturaleza, agrupadas ordenadamente, forman el cuerpo de hechos y principios
que llamamos ciencia. La ciencia moderna, entonces, nos da una perspectiva consistente, armónica y
esencialmente “correcta” de la naturaleza en sus múltiples operaciones.
(...) Hay creencias muy antiguas acerca de la naturaleza y de la conducta humana. El hombre siempre se
ha visto en la necesidad de entenderse con sus semejantes o de luchar contra ellos. En ambos casos, ha
tenido que “saber lo que se puede esperar,” ha formulado algunas reglas prácticas acerca de la conducta
humana. Algunas de estas reglas, que le parecieron válidas y útiles, las preservó y transmitió a sus
descendientes, con lo que se constituyó la sabiduría popular y el folklore. Todos tropezamos con tales
creencias; generalmente en nuestras primeras experiencias, actuamos guiándonos por ellas y las
convertimos en parte del equipo con que nos enfrentamos al mundo y nos desenvolvemos en él. Tienen
el atractivo del “sentido común.”
5 VILLORO, L. (1991) Creer, saber, conocer. Introducción. Del problema y del método. México. Editorial
Siglo XXI. Página 15. 6 Ídem. Página 12.
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Introducción a la Psicología. Libro de Texto para Psicología I UNAM CCH Naucalpan. 2011-2012
Pero al ser analizado el sentido común, no resulta ser tan “común” siempre para todas las personas
juiciosas ni tiene siempre tanto “sentido”. Las generalidades fáciles del que constituyen el sentido común,
muy a menudo resultan ser simples traducciones literales de presentimientos, conjeturas o convicciones
precipitadas, en tanto que sus orígenes están frecuentemente envueltos en supersticiones.7
En este sentido, los sistemas de pensamiento que el ser humano ha elaborado también
están basados en creencias y encierran peligros que no siempre todos quieren
reconocer, dado que la creencia por sí misma nubla la razón y el entendimiento:
Por tanto, la pseudociencia como la religión organizada, encierran muchos engaños y peligros. Aunque
los practicantes de tales doctrinas suelen desear que no existan críticas que precisen de una réplica por
su parte, tanto en ciencia como en religión el único medio de separar las intuiciones más fructíferas de
los más profundos sinsentidos es el recurso del examen escéptico9.