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Primero, un deslinde de responsabilidades.

Lo a continuación expresado es una perspectiva personal basada en extensa lectura de cómics,


obsesiva observación de filmes y análisis cuasi-estructuralista. Es decir, todo es opinión mía.

Me dejé convencer por una recomendación, por el tremendo hype que se generó en redes sociales
y porque genuinamente quería que me gustara. Pero no fue así. La película desde el principio, en
los cortos, carecía de dirección, no se le veía motivo claro. Debí confiar en mis instintos y no ir a ver
un filme del cuate que dirigió la trilogía de “Qué pasó ayer”. Pero el marketing fue tan bueno, que
hasta a mí me convenció.

El filme tiene una gran fotografía y el diseño de producción es bastante bueno, sin embargo el guión,
para mí, jamás cuajó. Nunca supe bien de qué se trataba y esto debido a la naturaleza del personaje,
del Joker, que nunca coincidió con los puntos clave del personaje que yo conozco. Vaya, el Joker de
las historietas, e incluso de filmes pasados, no se vio representado aquí.

Para comenzar pondré de ejemplo al Joker de Jack Nicholson, el cual cumple con cada uno de los
puntos caóticos y desquiciados del personaje. Mata a su antiguo jefe Boss Grissom bailando,
descuidadamente y sin piedad. Desfigura a su novia, porque el Joker no puede tener una novia
bonita, además, ella lo había traicionado así que se venga de ella desfigurándola. Un rasgo definitivo
es cuando Batman le roba sus globos y en un ataque de ira, le pide a Bob The Goon su pistola y con
ella lo mata. Sólo por desahogarse. Otros rasgos definitivos son la enorme pistola que trae en los
pantalones, el que se ponga anteojos diciéndole que si golpearía a alguien con ellos y que ríe justo
antes de caer y morir. Ese es el Joker.

El de Heath Ledger enfrenta a todos los mafiosos de Gotham matando a un tipo con un lápiz. Se
roba todo el dinero ¡para quemarlo! Y juega a la ruleta rusa con Harvey Dent. No teme morir, nunca.
Dispuesto a matar a docenas, cientos de personas. Para él todo eso es simplemente divertido. Le
dice a Batman que no desea matarlo, que es lo mejor que le ha pasado. Sin Batman, no hay Joker.
Incluso el Joker de Lego sabe bien que no es nadie sin Batman, y amorosamente le dice que lo odia,
requiere de ser odiado por Batman para sentirse bien.

En los cómics está dispuesto a matar a todo un set de televisión, como en Dark Knight Returns, mata
a Jason Todd con una palanca, despiadadamente porque además estaba indefenso, rapta a todos
los miembros de la Bat Family y les hace creer a todos que les ha arrancado el rostro (como él lo
hizo), sólo para quebrar a Batman. Le dispara a Barbara Gordon en la pelvis, la deja paralítica y abusa
de ella para luego raptar a Jim Gordon y mostrarle las fotos de lo que hizo, porque quería tornar
loco al único hombre bueno y decente de toda ciudad Gótica. Para el Joker todo es caos, violencia y
además lo encuentra divertido.

Pero el rasgo imperdonable del filme es darnos a entender que es como consecuencia del
movimiento ciudadano de todos somos payasos, que ni siquiera incitó él a propósito, matan a los
Wayne. Tampoco les perdono que hayan tratado tan mal a Thomas Wayne, al filántropo y máximo
benefactor de Ciudad Gótica. El Joker no es, nunca, el creador de Batman. Ese fue uno de los errores
del guión de Burton, que corrige magistralmente con el asalto a Axis Chemicals, donde es Batman
quien crea al Joker. Ese es el canon. Si jamás hubiera surgido Batman, jamás hubiera surgido el Joker.
Esto se ve reflejado en White Knight de Sean Murphy que maneja una historia del qué pasaría si el
Joker se volviera más bueno que Batman.
Este Joker resentido social no es el verdadero Joker. Un Joker que es violento pero que no lo hace
por diversión, que al principio lo hace por accidente y una vez que lo hace no le encuentra el gusto,
como para continuar con algo que ha encontrado placentero. Por eso el final es malísimo, porque
no planea algo terrible, planea algo ridículo que ni siquiera lleva a cabo. El filme de hecho muestra
varios tropos que encuentro fascinantes, uno de ellos, o al menos eso parece porque de verdad no
es clara la dirección del filme, es el Dies Irae, el día de furia. El mejor ejemplo fílmico para ello es
precisamente Falling Down (1993, Joel Schumacher) con Michael Douglas donde vemos al tipo
común llevado al punto máximo de ira por un día malo, en una vida llena de desilusiones. Pero es
sólo eso, el desatar la frustración absoluta sobre la sociedad. El Dies Irae se ve en filmes como John
Wick (2014 Chad Stahelski), Kill Bill (2003 Quentin Tarantino) pero tiene orígenes más profundos en
Mad Max (1979 George Miller), Mandy (2008 Panos Cosomatos) y la fantásticamente violenta Last
House On The Left (1972 Wes Craven), este último filme es mi parangón de violencia vengativa.
Escucho y leo los comentarios sobre la violencia del filme y no la vi a ese nivel. Lo mismo sucede con
Devil’s Rejects (2005 Rob Zombie) secuela de la hermosa House Of 1000 Corpses (2003 Rob Zombie),
filmes esenciales de violencia sin sentido y con verdaderos psicópatas.

En la escena del metro, se asomó otro tropo interesante y por un instante parecía que el Joker se
había convertido en un vigilante (una buena ironía, porque Batman es un vigilante), de hecho en los
periódicos que se leen en la película así lo manejaron. Pero ¡tampoco cuajó! Ahí pudo haberse
convertido en un Death Wish (1974 Michael Winner) donde un enojado Charles Bronson sale a las
calles de Nueva York a matar criminales, o más recientemente The Equalizer (2014 Antoine Fuqua)
donde Denzel Washington se convierte también en vigilante. Es más, un filme verdaderamente
dramático, cómico y violento, con esa mezcla de tropos del tipo que ha sufrido tanto que decide
tomar el asunto en sus manos, es Super (2010 James Gunn), que es mucho más recomendable que
Joker y también mucho más violenta.

Por supuesto que el argumento final es la actuación de Joaquin Phoenix. La cual no tiene mucho
rango, no vemos nunca otra cara u expresión que la del Joker en su rostro. No es un James McAvoy
en Split (2016 M. Night Shyamalan), ni un Leonardo DiCaprio en Once Upon A Time In Hollywood
(2019 Quentin Tarantino) el actor, siendo actor, actuando dentro de una película. Por eso Jack
Nicholson sigue siendo para mí un referente obligado, sus actuaciones en One Flew Over The
Cukcoos Nest (1975 Milos Forman) y en The Shining (1980 Stanley Kubrick) lo demuestran. Phoenix
es más un Joker en Gladiator (2000 Ridley Scott) donde además sí hay una progresión del personaje.

Es un filme poco interesante, con tropos a medias, sin un matiz claro que defina un personaje que
ya estaba definido, por autores y actores que lo han precedido. Es una lección personal de seguir
mis instintos, de no dejarme engañar por hermosísimas campañas de marketing que manejan un
tropo muy genial de hace siglos, el marketing del Traje Del Rey. Pero para al menos para mí; fui, lo
vi, y el Rey, estaba encuerado.

D. Mendoza

Oct 9, 2019.

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